El Niño del Dolor atribuido a Alonso Cano

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Director del Plan de Restauración del Patrimonio Histórico de Olmedo

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El Niño del Dolor de San Fermín

de los Navarros, escultura que se atribuye a Alonso Cano', es una de las piezas que se exponen en la muestra nAlonso Cano. Arte e iconografía, celebrada en la Curia de Granada. Previa a su exhibición fue necesario someterla a un proceso de restauración, que se centró en el restablecimiento de la unidad estética, sin borrar el paso del tiempo.

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Texto: GLoRIA lr,lnnilx¡z tHvl, historiadora del Arte, y tUlS CRISTógll restaurador y profesor de la E.S.C.R.B.C.M.

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EL

NIÑO APARECE CON LA CRUZ A

CUESTAS Y

OFRECE 5U SACRIIICIO PARA REDIMIR AL MUNDO, REPRESENTADO POR UN ORBE

1Niño del Dolor o Niño de la Pasión es una escultura de bulto, realizada en madera de castaño policromada que representa la figura,

de cuerpo entero, de un Niño Jesús. Está vestido con una larga túnica creada en lienzo, de color violáceo, ricamente policromada, ceñida a la cintura y adaptada suavemente a su pequeña anatomía'. El Niño descansa levemente los pies desnudos sobre cabezas de querubines llorosos, entre nubes,

y un orbe. Apoya el pie izquierdo sobre el globo terráqueo, con intención de avanzar el derecho, que se separa ligeramente de Ia cabeza de uno de los querubines. Sobre su hombro izquierdo se apoya una cruz de madera sin desbastar, que es sostenida por sus manos regordetas, finamente modeladas. Su cabeza, algo caída, se encuentra enmarcada por una larga

Vista frontal del Niño del Dolor, en su estado inicial.

melena de bellos bucles castaños.

lconografía La figura representa un Niño jesús de la Pasión: Jesús niño aparece con la cruz a cuestas y ofrece su sacrificio para redimir al mundo, representado por el orbe situado a sus pies. El tema de Ia infancia de fesús en escenas de la pasión preludia el sacrificio de éste y fue frecuentemente representado durante el siglo XVII, incentivado sobre todo por la Contrarreforma, que buscó provocar la piedad y emoción del fiel por medio del sentimiento de lo

humano, tal como preconizaba el Concilio de Trento. El carácter premonitorio de la escultura se acentúa con el policromado de la túnica, en la que dieciséis primorosos medallones llevan, miniadas, a punta de pincel, escenas del Antiguo Testamento que prefiguran la Pasión o sacrificio de Cristo. Las imágenes del Niño Pasionario derivan del modelo, del siglo XVI, del Niño Rey de Reyes que en la Epifanía recibe a los Magos y que lleva, algunas veces, representados en su vestimenta los estigmas y atributos de la Pasión. Esta tipología de Niño Rey, también llamada

lzDtl. Rostro de los angelotes donde se aprecia la limpieza llevada a cabo, así como el borde de la túnica de la escultura, que ha sido asentada, aparejada y reintegráda, usando, en todo momento, materiales reversibles como acuarelas y témperas. Abajo, imagen en que se aprecia el modelado de los cabellos del Niño y el orificio para una de las potencias de plata que ornaban la escultura. PÁG.

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LAs MANOS TENÍAN UNAS REINTECRACIONES DESAFORTUNADAS,

CON UN MODELADO INSUFICIENTE Y LOS DEDOS TORCIDOS

Detalle del orillo de la túnica en proceso de reintegración.

Niño de la Bola, por el orbe que sostiene con su mano izquierda, se representa muy frecuentemente desnudo, para permitir vestirlo con ropajes acordes a los diferentes periodos litúrgicos. La Piedad barroca gustó de forma especial de esta representación de1 Niño Doloroso, con la carita llorosa y, frecuentemente, vestido con la túnica de Nazareno.

experimentaba una serie de daños, como pequeños levantamientos, que amenazaban con desprenderse, y pérdidas de policromía en el aparejo: bocamangas

y orillo; el aparejo, por su parte, presentaba un debilitamiento del apresto de cola de retazos ó «giscola» en el enlenzado; daños que habían sido causados por una manipulación inadecuada. Asimismo ia escultura sufría una serie de pérdidas y

Reintegraciones desafoÍtunadas

antiguas reconstrucciones. Un mechón del pelo del

La obra presentaba suciedad superficial repartida de forma muy generalizada, aunque especialmente en la parte inferior de la pieza: pies del Niño, cabezas de querubines..., debida, sobre todo, a la acumulación

Niño aparecía perdido por rotura, y se apreciaban varias de las actuaciones realizadas por A. Gil Monte-

de polvo, hollín y grasa de humo y manos. La policromía

jano en 1889, que intervino, principalmente, en la mano izquierda del Niño, reconstruyendo las dos últimas falanges del dedo meñique y encolando los dedos

TASADA EN 1.200 REALES Las primeras referencias documentales que existen del

Niño

del Dolor 1o sitúan en la colección artística de la reina viuda doña Mariana de Neoburgo, segunda esposa del rey Carlos II. Al morir ésta en 7740 se procedió a la realización del inventario de todos sus bienes y posesiones. Entre éstos había un conjunto de pertenencias que la reina viuda había dejado en Toledo, (lugar de su primer exilio tras 1a muerte de su esposo), cuando fue llevada apresuradamente a Bayona (Francia). La reina viuda se había mostrado partidaria de1 archiduque Carlos durante 1a Guerra de Sucesión y por este motivo decidierc»r alejarla de España, una vez que los Borbones se perfilaron como ganadores de 1a contienda sucesoria. Los bienes que Mariana dejó en Toledo en 1706 fueron depositados en 1729 en e1 convento de 1as Bernardas

de la villa de Vallecas, para su custodia y conservación. Entre estas pertenencias se hallaba la imagen del Niño del Dolor que aparecía así citada en e1 inventario: "Ur-r Nirlo Jesus de ia1la, de tres alllartas c'le alto con la cruz a cuestas, y un pie sobre e1 glovo del mur-rdo, y e1 otro sobre cavezas de angeles, con peana dorada, que 1a falta una de las seis bo1as, y tiene potencias de plata, en tres dibisiones, y los dos tornillos para la cruz, y quebrados unos dedosrt. La obra, como el resto de las pertener-rcias de Mariana de Neoburgo que no figuraban expresamente donadas por la reina en su testamento a una institución religiosa o persona, en concreto, pasó a pertenecer a 1a reina Isabel de Farnesio, sobrina de Ma¡iana y su heredera universal'.

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En 7767 e1 llamado Niño del Dolor o de 1a Pasión, fue donado por Isabel de Farnesio a la Real Congregación de San Fermín de los Navarros, gracias a la mediación de su tesorero, don Francisco Miguel de Goyeneche, conde de Saceda, y de su secretario, don Francisco de Indaburu, ambos miemb¡os de 1a Real Congregación. En el lib¡o de Acuerdos de la

Congregación se hacía constar la donación de: "...doce

blandones dorados maltratados, un Niño Dios, con 1a cruz a cuestas, San Francisco de Paula, Santa Bárbara y un esqueleto de 1a muerte, que fueron de la testamentaría de Ia Srma. Señora Di Mariana de Neuburg, como parecía de la copia de la libranza, en la que se expresa ser un sufragio de su alma. . "u. La escultura fue tasada ese mismo año en 1.200 reales y, como agradecimiento a tan valioso donativo, se celebró un funeral en memoria del alma de doña Mariana, el cual tuvo lugar el 24 de mayo de 7677. Desde ese momento y hasia la actualidad, la escultura ha permanecido en poder de la Real Congregación de San Fermín de los Navarros. En un principio se situó en e1 Altar Mayor de la iglesia, seguramente ocupando una hornacina, y en ciertas ocasiones fue sacada en procesión". Debido al deterioro de la obra, causado por e1 paso del tiempo, fue restaurada en 1889 por A. Gil Montejano. Ya en el siglo XX la talla fue llevada aI Salón de Juntas de la Real Congregación para su mayor seguridad. Es por ello que ésta sobrevivió a la quema de obras que sufrió la iglesia durante la Guerra Civil españo1a. Desde entonces la escultura ha abandonado la Real Congregación en muy raras ocasiones. .

En algunas pequeñas zonas de la túnica los repintes se encontraban sobre un burdo emplastecido, que cubría faltas en el aparejo de yeso. Asimismo, al emplastecerse y encolarse el lienzo del orillo de la tunica, durante la anterior restauración, se utilizó cola fuerte, quedando restos de ésta en la vuelta de la tunica, 1o que provocó graves desprendimientos de policromía al secarse dicha

pulgar e índice, y en la mano derecha, restaurando las dos últimas falanges del dedo corazón y reconstruyendo,

por completo, el dedo pulgar; estas réintegraciones resultaban desafortunadas, ya que el modelado era deficiente y los dedos se mostraban torcidos. Además de estos daños, se apreciaban una serie de repintes, efectuados seguramente durante la restauración de 1889, de tipo oleoso y localizados puntualmente, que presentaban un asPecto sucio al haberse oscurecido por

cola. Con estos repintes se habían pretendido disimular los daños que presentaba la obra, sin paliarlos. En cuanto a la peana, Ia conservada no es la original sobre la que se asentaba la obra. Es de forma hexagonal

la oúdación del aceite aglutinante; habían sido aplicados directamente sobre las lagunas de color, sobre las policromías barridas o cubriendo el enlenzado subyacente.

y está tallada en madera de pino, características que

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Arriba, rostro del Niño después de la restauración; se aprecia la huella de las lágrimas de cristal que figuraban primitivamente en la escultura y los

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toques de coquina de oro que aclaran sus cabellos castaños, Y a la dcha, durante la fase de limpieza.

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Arriba, detalle de la perfecta reintegración de la última falange. A la dch+ la mano derecha del

Niño antes de la restauración.

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remiten al barroco del siglo XVIIL La peana fue seccionada a la mitad, al igual que el madero largo

de la cruz, para poder colocar la imagen en el interior de una hornacina. En fecha posterior (siglo XIX) se reconstruyó su volumen de forma tosca, con madera de roble, al igual que la parte inferior del madero de la cruz, para poder utilizar Ia imagen en procesiones por el interior del templo. En toda la peana se apreciaba un redorado estridente aplicado para ocultar los roces en el dorado original y daños de la carcoma.

Frenar el deterioro El tratamiento se ha encaminado, prioritariamente, a frenar el proceso de deterioro de los materiales

constituyentes de Ia obra. Ha sido, por tanto, preferente Ia labor de conservación, limitándose la restauración al restablecimiento de la unidad estética, sin borrar el paso del tiempo. La intervención ha supuesto Ia sustitución de los materiales degradados y las reconstrucciones que se

incorporaron en la restauración del siglo XIX, a excepción de la prolongación inferior de la cruz, Se han utilizado productos y procedimientos inocuos para la obra, siendo los materiales incorporados localizables y reversibles.

por ser adecuada.

Los pasos seguidos en la restauración han sido:

- Asentamiento del aparejo levantado, recuperación del apresto del enlenzado y eliminación de los restos de cola fuerte en el reverso de la túnica. Para la fijación del aparejo se ha utilizado cola de conejo, semejante al adhesivo original. Durante el proceso de regeneración del apresto en el lienzo del orillo de

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FRE['{AR EL DETERIOR.O DE LOS MATERIALES COI'ISTITUYINTIS

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La imagen superior izquierda muestra una de las caras de los ángeles, sobre los que se apoya el Niño, durante el proceso de limpieza. A,laizda, el orillo de la túnica, los ángeles y el orbe situados en la parte inferior de la imagen, antes de la restauración, y arriba, una vez concluida.

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la túnica, se eliminaron los restos de masilla de yeso aplicados en la anterior restauración, así como los restos de cola fuerte que dañaban la policromía. - Limpieza de Ia suciedad generalizada. Se ha respe-

tado la pátina original, optándose por una limpieza suave que únicamente ha retirado la suciedad superficial, producto del humo y la grasa. A tal efecto se han

utilizado disolventes de baja retención y emulsión acuosa de tensoactivos aniónicos en baja concentración. - Reintegración volumétrica de las últimas falanges

perdidas en los dedos de ambas manos, sustituyendo las desacertadas reconstrucciones hechas en el siglo XIX. Se han tallado las falanges en abedul madera de adecuada resistencia, que contrasta con la de la esculfura.

El modelado de las reconstrucciones sigue fielmente las características del original y los nuevos elementos se han adherido con resina epoxídica Araldit Madera. - Aparejado de las lagunas en la policromía y de los elementos de volumen reintegrados. Se ha aplicado en

las lagunas un fino aparejo semejante al original, confeccionado con sulfato cálcico matizado y cola de conejo, enrasándolo con Ia policromía original. - Desinfección de la escultura. No se ha observado ataque alguno de xilófagos, debido a Ia gran proporción

de taninos que contiene la madera de castaño. No obstante, como preventivo, se ha aplicado Xilamón Matacarcoma en la base.

- Tratamiento de la peana. Se ha efectuado una consolidación de los ingletes de las molduras/ que estaban mal ensamblados, sustituyendo los añadidos a

contraveta por molduras a inglete. Además se ha eliminado el nuevo redorado, recuperando el dorado original al agua y respetando su desgaste, y se ha tratado adecuadamente el ataque de carcoma que Presenta la madera a través de inyecciones de Xilamón Matacarcoma. Z

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Arriba, fragmento donde se aprecia el movimiento de los plegados de la túnica, y abajo, la escultura en su ubicación actual en la exposición «Alonso Cano. Arte e iconografía». rÁc DCHA: El Niño del Dolor tras la restauración efectuada.

- Entonación cromática de las lagunas. Para

este

cometido se han utilizado témperas y acuarelas, técnicas diferentes a las originales, perfectamente reversibles y

sin daños para la policromía original. Asimismo, en todo momento, se ha procurado un acabado al trattegio, con una trama que sirve para distinguir de cerca las reintegraciones, diferenciando lo añadido de 1o original;

y en Ia túnica ha sido preciso aplicar unos toques con coquilla de oro fino para completar el acabado de la policromía en las lagunas. - Barnizado protector final. En último lugar se ha aplicado un bamtzpara fijar las reintegraciones cromáticas y proteger la superficie de Ia policromía original. El acabado superficial se ha adecuado a la superficie satinada

original de la escultura, huyendo de brillos desagradables. Para este cometido se ha utilizado resina acrílica de paraloid B 72 en baja concentración, agregando cera microcristalina, productos que no amarillean y que son fácilmente reversibles sin daños para el original. Itr

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de una obra de Manuel Pereira. tr)ara más detalles sobre las di*:re¡rtes autorfas que se maneian, cnnsultan MARTfl.ü JJ .: Egrulturu furrw eru Esryña (lffillwq), Ntad¡id, l99l; URRE {. FERNAWOUZ, ¡.: .Alonso Cano,

GO¡'¡ZÁLEZ

escultor su catálogo», Frganes r iwdgana del furcow. Estadi* wbre el furrwo tspñol v ml¡w ls ohra de t{lausa Cnna, Madrid, lW, pp.'23V-249; WtrfftEY- H. fi .:,Alawso Csna: ¡tintar,exultw g orqulüocfo, Madrid, 19E3. 2) las medidas de la esculura s.on: Figula: alto,705 ün§; fiondo: 37 cms. Cruz: laryo, 63§ cnrs; er*'ergadura, 25,2

rrrs;

diámetro,5 cms. Pmna hexagonal: alto, 23,V c¡ns; diámetro base, 59 crns; diámetm supuior: 38 cms" 3) ll.G.P. Sre(,.c. Reinados, Felipe \[, lr8.- 269, CÍrATERIDO, A,.: ew¡ws Nonso earc, Madrid, 2ffi2. 4) la rcina viuda habla redactado dr¡s tesüamentm. En el

PONEN SU NEGÍISII

sec,ción

primenr" Sechado en 1730, delrha por herede:o al rey Felipe, y en el se.gundo, con fueha de 1737, en el que nor¡rbraba m:no herede*a a la ruina Isabe.l de Farnesia" Amkos testamentos



eLA.*J.f{., S€c.. Estado, L€9.2631 Secc. Casa Reaf Leg. 3. §xp- 9)8. Para conocer detalladamente lG dcls testamenta§ y un análisis prrmenorizado de amhx, ctrn"sultar: 84"R3flru0 CARF,il{C§t(), l.: «lfesüanrenltos de Nflariana de nñeotrurgo», Armles deJ l¡¡sfif.¡¡tr¡ de 8slutlios Mndrilúi
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