El héroe que fue al infierno y escuchó que cantaban allí su epopeya. Cantos épicos del pueblo djerma de Níger

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Descripción

Javier Cardeña Contreras (Madrid, es especialista en proliteSafiatou Amadou es doctora en1981) Filología Hispánica, ratura oral ydetraductora Escocia yde deespañol Irlanda.enEnParís. 2009 viajó a Escocia, fesora donde investigó la cultura oral de los hojalateros escoceses y José Manuel Literatura Comparada registró cuentosPedrosa y leyendasesaprofesor algunos de de sus narradores. en la Universidad de Alcalá. ISBN 978 -84 -8359 -349-3

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El héroe que fue al infierno y escuchó que cantaban allí su epopeya Cantos épicos del pueblo djerma de Níger Traducción, edición y estudio de Safiatou

Amadou y José Manuel Pedrosa

54. La sirena de Alamares y otros cuentos populares portugueses. Traducción y edición de José Luis Garrosa Gude

C A L A M B U R N A R R AT I V A

38. José María García López: El pájaro negro 37. Josep M. Quintana: Los Nikolaidis 36. Miquel Mas Ferrà: La Rosa de Invierno 35. Baltasar Porcel: Los días inmortales 34. Pedro A. González Moreno: Los puentes rotos 33. Antoni Serra: La avenida de las sombras 32. Iury Lech: La fabulación del plectro 3i. Antònia Vicens: 39º a la sombra 30. Antoni Vidal Ferrando: Las lunas y los sapos 29. Alfonso Ruiz de Aguirre: El difamador 28. Mercedes Chozas: Las horas náufragas 27. Daniel Ruiz: Chatarra 26. Ambrose Bierce: El monje y la hija del verdugo. Ed. bilingüe 25. Francisco Romero: Papel carbón 24. Gonzalo Hidalgo Bayal: El cerco oblicuo 23. Félix Grande: Lugar siniestro este mundo, caballeros 22. Margarita García: El camino del agua 21. Santiago Miralles: Dos mil Madrid Cincuenta y Cuatro 20. Ilia Galán: Todo 19. Iury Lech: Las hélices del hipocampo 18. Ana M.ª Navales: Cuentos de Bloomsbury. 2ª ed. ampliada 17. Juan Pedro Aparicio, Luis Mateo Díez y José María Merino: Las cenizas del Fénix, de Sabino Ordás 16. Javier Martín: Paraguay no tiene mar 15. Carlos Lencero: Retablo de Morales escrito por él mismo 14. Daniel Pelegrín: Estragos 13. Daniel Valdés: Báilame el agua 12. Todo son cuentos. Diez años del Concurso Teruel de Relatos 10. Jorge Cela Trulock: Sale el sol y ocho cuentos más 9. Raúl Carlos Maícas: Días sin huella 8. Alfonso López-Gradolí: Diccionario otro de lugares comunes 7. Mário de Sá-Carneiro: La confesión de Lúcio 6. Antonio Fernández Molina: Perro mundo 5. Kalikatres: De cómo las bestias hacen el amor a lo humano y de cómo los humanos hacen el amor a lo bestia 4. Max Aub: Crímenes ejemplares. (Agotado, ver nº 52) 3. Jorge Cela Trulock: Blanquito, peón de brega. 2. José López Pinillos, «Parmeno»: Las águilas (De la vida del torero) 1. Padres e hijos. Jonathan Swift: Una humilde propuesta / Ambrose Bierce: El club de los parricidas y un crimen más

La oralcanta de los hojalateros escoceses llega, ypor Estecultura libro no (porque las letras son mudas los primera lectores vez, a los pero lectores en español por medio los dieciséis relatos sordos), sí cuenta, algunas de las de hazañas de cuatro de que componen este volumen. Solo a mediados del siglo xx, follos notables más recordados por la memoria oral del pueblo cloristas y poetas Escocia y de diferentes partes mundo djerma del sur dede Níger: el tirano Da Monzón, quedelposeía un empezaron a mostrar un vivo interés por esta tradición oral, amuleto hechoofrecen con unauna cabeza de perro que sembraba la muerte cuyos cuentos riquísima variedad de motivos y de por donde pasaba; losdecolosales y desdichados guerreros Bákari personajes. Al desfile princesas, sirenas y diablos se suma la Dia (quien persiguió a un ejército de genios hasta las profundipresencia de otros seres sobrenaturales, propios del folklore escocés, como (silkies) los broonies. relatos dades de son un los río hombres-foca y nunca regresó) y yGorba DikkoLos (muerto de corte días, picaresco, en sobre los que héroe se imponemuerto, gracias en a su durante erguido unelcaballo también la ingenio, se alternan con cuentos de animales y con leyendas de inmensidad de la sabana, puesto que el infierno no fue capaz de silkies, caracterizados un el comprometido equilibrio aecológico derrotarlo); y Sambapor Soga, músico que hechizaba los muy entre el hombre y su entorno. Pero este universo mágico está pocos que tenían la al fortuna y que robó su joven íntimamente ligado estilo de de escucharlo, vida nómada de los hojalateros esposa a un viejo rey piel deque cocodrilo. escoceses o tinkers, dede manera también encontraremos aquí Quiere trasvasar este volumen, a lasuletra impresa y a una una muestra de su cultura material y de historia. lengua muy distinta de la suya, el arte inmemorial de los jasarey, Esta edición se centra en el repertorio oral de Duncan Williamla casta de siervos músicos que, mientras tañían sus mooley de son (1928-2007), hojalatero escocés, gran narrador y recopilador tres cuerdas, cantaban las hazañas, las alabanzas y las genealode Juntoala mundo su esposaelLinda, varios gíascuentos de sus tradicionales. señores. Legando tesoro publicó de una literalibros en los que dio a conocer esta literatura oral. Asimismo, tura oral y degrandes un mundo tradicional que se apagan, puesto grabó a otros narradores, rescatándolos así del olvido. quepasión solo por sigue cantando hoy el último jasare que Su recuperar la preciada tradiciónanciano de sus antepasados la memoria de estas asombrosas grandiosas yguarda su prodigiosa memoria, capaz de retener epopeyas, cientos de cuentos, lo convierten en uno dentro de los mejores embajadores de su cultura. Ilíadas injertadas de coloreadas Odiseas.

Cantos épicos del pueblo djerma de Níger

N A R R A T I V A

CALAMBUR NARRATIVA, 5 6

C A L A M B U R

El héroe que fue al infierno y escuchó que cantaban allí su epopeya

Cub_Djerma_Narrativa 26/10/14 12:53 Página 1

C A L A M B U R

53. Duncan Williamson: La bruja del mar y otros cuentos de los hojalateros escoceses. Traducción y edición de Javier Cardeña Contreras N A R R A T I V A

Otros títulos

55. Mercecedes Chozas: Los abecedarios 52. Max Aub: Crímenes ejemplares. 3ª ed. ampliada. Prólogo de Eduardo Haro Tecglen. Epílogo de Fernando Valls 51. Guillem Frontera: Viejo corazón 50. Javier Villán: Los toros furtivos. Relatos de la clandestinidad taurina. Prólogo de Pere Gimferrer. Ilustraciones a color de Gonzalo Torné 49. El cuento en las Baleares. Antología 48. Elías Moro: El juego de la taba 47. Xavier B. Fernández: Un trabajo nocturno 46. Jaume Pomar: Un día u otro acabaré de legionario y otros relatos 45. Francisco Balbuena: El jardín de ajenjo 44. Mercedes Chozas: Sus labores 43. Daniel Ruiz García: La canción donde ella vive 42. Elías Moro: Me acuerdo 41. Juan Tomás Ávila Laurel: Arde el monte de noche 40. Miquel Ferrà Martorell: El misterio del Cant Z-506 39. María José Codes: Control Remoto

El héroe que fue al infierno y escuchó que cantaban allí su epopeya Cantos épicos del pueblo djerma de Níger t r a du cc ió n, edic ió n y est u d io d e

s a f i atou am adou y j osé m anue l pe d ro sa pr ó lo g o de

sandr a b or nan d

C A L A M B U R N A R R A T I V A , 56 m adr i d, 2014

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ín dic e Presentación por safiatou amadou y josé manuel pedrosa . . . .

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Los guardianes de nuestra memoria por safiatou amadou . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17

El arte verbal del jasare: tradición y modernidad por sandra bornand . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 27

* m o olo d e da monzón el rey tirano que hizo un pacto mágico y sometió el reino de segu . . . . . . . . .

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m o olo d e bák ari di a el héroe que venció al monstruo bilissi y persiguió a un ejército hasta el fondo de un río . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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m o olo d e g orba di k ko el héroe que hizo un pacto mágico y fue al infierno y escuchó que cantaban allí su epopeya . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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m o olo d e sa mba sog a el músico que le robó l a esposa al rey viejo . . . . . . . . . . . . . . . . . .

* Epílogo

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PR ESEN TA C I Ó N por

Safiatou Amadou y José Manuel Pedrosa

Este libro no canta (porque las letras son mudas y los lectores sordos), pero sí cuenta, algunas de las hazañas de cuatro de los notables más recordados por la memoria oral del pueblo djerma1 del sur de Níger (aunque algunos de ellos fueran, en realidad, héroes de los bambara del reino de Segu, en la vecina Malí): el tirano Da Monzón, que poseía un amuleto hecho con una cabeza de perro que sembraba la muerte por donde pasaba; los colosales y desdichados guerreros Bákari Dia (quien persiguió a un ejército de genios hasta las profundidades de un río y nunca regresó) y Gorba Dikko (muerto durante días, erguido sobre un caballo también muerto, en la inmensidad de la sabana, puesto que el infierno no fue capaz de derrotarlo); y Samba Soga, el músico que hechizaba a los muy pocos que tenían la fortuna de escucharlo, y que robó su joven esposa a un viejo rey de piel de cocodrilo. Quiere trasvasar este volumen, a la letra impresa y a una lengua muy distinta de la suya, el arte inmemorial de los jasarey, la casta de siervos músicos que, mientras tañían sus mooley de tres cuerdas, cantaban las hazañas, las alabanzas y las genealogías de sus señores. Legando al mundo el tesoro de una literatura oral y

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En este libro hemos optado por utilizar la denominación y la grafía djerma, que suena algo más arcaica que la denominación zarma, más innovadora, que otros usan. A veces se emplea también la denominación djerma-songhay o zarma-songay, que equivale funcionalmente, en la actualidad, a las anteriores. Hoy, el pueblo djerma se halla esencialmente establecido en el suroeste de Níger, el sureste de Malí y el norte de Benín. En Níger, en cuatro zonas principalemente: Zarmaganda, Zarmatarey, Songay y Dendi. En la República de Níger, la población está formada por aproximadamente un 54% de personas de la etnia hausa, un 22% de población djerma, un 8,5% de peul o fulani, un 8% de tuaregs y un 4% de bereberes.

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10 de un mundo tradicional que se apagan, puesto que solo sigue cantando hoy el último anciano jasare que guarda la memoria de las viejas epopeyas: Djibo Badje, alias Djeliba Badje, o simplemente Djeliba, el intérprete de nuestros dos primeros mooley. Los demás maestros de este arte venerable (incluidos Koulba Baba y Djado Sekou, cantores de los otros dos mooley incluidos en este libro) hace tiempo que partieron para reunirse con los héroes a los que dedicaron sus alabanzas. El lector sordo, mudo e inmóvil que se ponga frente a lo que aquí queda reducido a mero texto escrito difícilmente podrá hacerse una idea de lo que es el arte del jasare y de lo que es la poética del moolo. Un arte y una poética esencialmente musicales, sonoros, rítmicos, gestuales, parateatrales, abiertos a las variantes y a la improvisación, a los excursos, a las exclamaciones e interjecciones, a la intercalación de otras voces, a las preguntas y respuestas, a la participación eventual de más músicos, a los arrobos y angustias que el jasare siente que provoca en su auditorio y que merecerán de él tal quiebro inesperado o tal énfasis añadido o tal chiste en el instante siguiente. Un torrente de expresividad fulgurante, ingobernable, que nunca se repite igual que la vez anterior, y que la página impresa reduce a simples blanco y negro y es incapaz de recoger y domesticar sin graves pérdidas. Por más que al lector convencional pueda dejarle satisfecho (incluso maravillado) el sucedáneo escrito y traducido. Hay en Internet algunos registros sonoros y visuales del arte de algunos jasarey djerma y de algunos griots de otros pueblos de África. Asomarse a ellos no será dar un paso muy grande, pero sí uno apreciable, hacia una comprensión mejor de este arte. El lector occidental sabrá mucho más acerca de Ulises, o del Cid, o de Indiana Jones, que acerca de los héroes que exaltan las epopeyas del pueblo djerma. El pueblo djerma, y África en general, no están en las cartas de navegación literaria del común de los lectores, de los espectadores ni de los críticos, como no sea para servir de fondo pintoresco (a veces rudo y hasta amedrentador) de las gestas protagonizadas, por supuesto, por héroes blancos (por Livingstone, Tarzán o el Humphrey Bogart de The African Queen).

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11 Por eso, tener nuevas de las proezas de Bákari Dia, o de Gorba Dikko, o de Samba Soga, héroes negros de pueblos negros, será una auténtica revelación para muchos: ¿de África salen epopeyas tan extensas y complejas como estas, de finura y tensión tan acabadas? ¿Y héroes tan profundos, torturados, psicológicamente matizados como los que transitan por estas páginas, que dan la impresión (sobre todo en sus momentos de soledad y angustia) de que los tenemos ahí al lado? De África salen, y por los misterios de las sabanas africanas, pobladas de leones, demonios y espíritus, nos conducen. Sentimos, de hecho, a medida que les seguimos los pasos, que nos llevan, esos guerreros cuyos nombres eran hasta hoy desconocidos para nosotros, por territorios en que marciales Ilíadas se injertan dentro de coloreadas Odiseas, sobre un fondo de vacas y de baobabs, en tanto que a los lados se avistan y se sienten fantasmas y ecos de mil y una mitologías más. Sorprende, muy en especial, encontrar en estas epopeyas la figura recurrente del héroe desdichado, insatisfecho, deprimido, que busca su propio fin después de haber salvado épicamente a su pueblo. Con un temblor comparable al que nos trasladan los versos homéricos que cantaban al infeliz Aquiles abandonado por los suyos, y con una psicología tan contrastada como la de las epopeyas de hoy acerca del incomprendido Batman, siempre ninguneado por sus vecinos de Gotham. Los críticos literarios de Occidente nos han hablado, con cierto aire de suficiencia, del trastorno genial que supuso la irrupción de Hamlet sobre las tablas del canon literario mundial. Alguno, con más arrogancia aún que suficiencia, ha puesto en relación a Hamlet, y a Shakespeare en general, con la invención de lo humano. Nada menos. Otros nos han hablado de la originalidad de Fausto, en quien muchos han visto la chispa precursora de lo que ha sido etiquetado como el individualismo moderno. Pues bien, el Hamlet que, mientras moría, pedía a su amigo Horacio, en dos versos atravesados de agonía, que contase las circunstancias de su muerte, se queda muy pálido ante la escena larguísima y majestuosa en que el paladín Gorba Dikko cabalga hacia su final acompañado por un jasare, un alfaquí, un tejedor y un herrero cuya

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12 función será comunicar a la eternidad cómo fue aquella muerte. Mientras que el pacto mágico de Fausto, el gran sabio que se quedó completamente solo y condenado por su afán irreprimible de saber más, palidece no menos ante los pactos diabólicos apabullantes de Da Monzón, con sacrificio de toro y decapitación de perro incluidos, y sobre todo, de Gorba Dikko, quien hizo escribir su conjuro sobre el lomo de una gigantesca cobra viva. Nada que ver con los rutinarios y previsibles papel, pluma y sangre de Fausto. El caso es que los dos desconocidos —en Occidente— héroes djerma ambicionaron tener más poder, cayeron en las redes de la magia negra y se quedaron al final tan solos, desencantados y vacíos como el mucho más famoso que ellos —aunque no superior en carisma literario— Fausto. El leit-motiv que más suena y más se reconoce en estas páginas es, sin duda, ese: el de la ilicitud de la magia. El héroe al que le parece poco su carisma natural y busca el refuerzo de la magia negra, se ve condenado a quedarse solo sobre su pedestal, a no poder recuperar nunca la amistad ni la confianza de los suyos, a desear la muerte. Excepto cuando la magia la utiliza no para lograr más poder, sino para conquistar el amor, según nos muestra el único héroe feliz de este libro, Samba Soga, quien solo utilizó el poder encantatorio de su música —lo que le disculpaba— para alcanzar a la mujer que amaba. La condena de la magia que atraviesa como tema esencial estos mooley es una cuestión de alcances mayores, porque toca también, aunque desde otra orilla, al rápido proceso de extinción en que está inmersa la tradición épica de los djerma, asfixiada por ciertas corrientes cada vez más extendidas de un islam rigorista que repudia la veneración de la memoria de los antiguos héroes y la práctica —o la evocación de la práctica— de los ritos de la religión tradicional; y que hasta prohíbe la música e incluso la poesía que no sean de signo religioso. La otra gran amenaza que pende sobre la conservación de la cultura ancestral de los djerma, la de la globalización occidentalizante que vuelve a arrasar sobre el terreno previamente arrasado por la colonización, es también otra enemiga declarada de la magia, de sus prácticas y de sus metáforas.

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13 Los grandes héroes-magos de nuestros mooley, que nos hablan de tiempos anteriores a la colonización, a la globalización, a la re-islamización fundamentalista de hoy, no sabemos si alguna vez intuirían, mientras se enfrentaban a amuletos diabólicos, a cobras inmensas y a hordas de demonios, que el tiempo de la magia, y en consecuencia su tiempo, acabaría escapándose por muchas heridas: no solo por las que sufrían ellos, épicamente, sobre sus cuerpos, sino también por otras que estaban aún por abrirse en el cuerpo torturado de África. NUESTRA EDICIÓN Trasladar una amalgama de músicas, palabras, gestos y complicidades e interacciones con un auditorio que está presente a la superficie plana del papel y a la comprensión diferida de un lector silencioso y foráneo es labor que solo se puede cumplir a medias, o menos que a medias. Si hay, además, que pasar de una lengua, de una cultura, de un mundo de conceptos y de metáforas a otro que es completamente diferente, las dificultades de la empresa obviamente se agudizan. Nuestra traducción-edición solo pretende acercar lo más posible, con los limitados medios que tenemos a nuestro alcance (el infiel libro escrito), la trama puramente verbal (desprovista de músicas y de gestos, que tan relevantes son) de las epopeyas del pueblo djerma a la lengua española. Una primera transliteración en la lengua djerma fue la base para la traducción en verso libre al español. El verso djerma original no tiene rima silábica equiparable a la del español, ni se ajusta a ninguna medida fija ni a ningún molde estrófico convencional. Se solapa, más bien, con la línea musical (mejor dicho, con las dos líneas musicales) de la voz del jasare y de la melodía de su moolo. De modo que la palabra, la voz y el acompañamiento se funden en un continuum poético-musical que está regido más por las reglas inestables del énfasis que el jasare quiera poner en cada verso y en cada escena que por ningún corsé métrico al uso. Hemos marcado cada pausa al final de cada verso intentando que refleje cada pausa verbal-musical de las que hace el jasare en la versión

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14 concreta que hemos transcrito. Porque en otras versiones introduce todas las variantes y cambia todas las pausas que quiere, según la inspiración o el calor del momento. No hemos marcado, porque eran muchos y no teníamos forma de concretar su duración ni de dar información acerca de su melodía, los lugares en que el jasare interrumpe la narración oral e introduce interludios instrumentales. El lector en español ha de saber, en todo caso, que las que aquí presentamos como epopeyas articuladas en una sola tirada de versos están llenas, en sus versiones oral-musicales, de pausas y de interpolaciones instrumentales, más o menos largas o enfáticas. La lengua djerma convencional, y también la lengua djerma de estos mooley, contiene abundantes extranjerismos (palabras e incluso frases enteras importadas, a veces deformadas, desde las lengua árabe, bambara, peul, etc.). Tras dar muchas vueltas a la cuestión, hemos decidido traducir la gran mayoría de ellas al español, proponiendo las equivalencias más concretas y afinadas que hemos sido capaces de encontrar. Marcar, anotar correctamente y dar cuenta de las raíces de todos los extranjerismos hubiese requerido conocimientos muy profundos, que no tenemos, de varias de las lenguas de la sabana. Hemos marcado en cursiva algunos de los proverbios que con cierta frecuencia aparecen intercalados en la trama de los textos. Y hemos explicado, en notas a pie de página, las palabras, conceptos o escenas que hemos creído que podían presentar más resistencias a la comprensión de los lectores españoles no especializados. Tenemos contraída una deuda inmensa con José Luis Garrosa y con Óscar Abenójar, quienes leyeron con gran cuidado y perspicacia varios borradores de nuestro trabajo, hicieron correcciones y dieron indicaciones fundamentales. También con Sandra Bornand, que tuvo la gentileza de escribir su iluminador prefacio. Con Gustave Deghilage, quien nos hizo el regalo de sus hermosas fotografías. Y con Bushara Ahmed y Mohamed Abdelkefi, quienes nos iluminaron acerca de unos cuantos arabismos, con Pepe Rey, quien nos orientó sobre algunos términos relacionados con la música, y con Chet van Duzer, quien nos proporcionó ayuda documental.

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15 Pero con quienes tenemos contraída una deuda inmensa es con los insignes jasarey Koulba Baba, Djado Sekou y Djibo Badje (Djeliba), artistas irrepetibles, maestros últimos de uno de los artes de cantar y de contar más refinados y emotivos que ha conocido la humanidad. A ellos y a los trabajadores del IRSH (Institut de Recherches en Sciences Humaines) de Niamey y de la ORTN (Office de Radiodiffusion Télévision du Niger), quienes se empeñaron en inmortalizar aquellos maravillosos mooley, gracias infinitas.

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moolo de da monzón el rey tirano que hizo un pacto mágico y sometió el reino de segu

Este moolo de Da Monzón fue grabado al gran jasare Djibo Badje, alias Djeliba Badje, o Djeliba, en el año 1978, en la ortn (Office de Radiodiffusion Télévision du Niger).

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El dueño de este moolo se llama Da Monzón. Se le murió el padre cuando era niño. Y su padre era el rey de Segu. Cuando se murió su padre, tenía solo siete años. Cuando se murió su padre, el hermano pequeño de su padre se apoderó del trono. Su tío se convirtió en el rey, y no quería ver para nada a Da Monzón. Le odiaba tanto que les dijo a todos los habitantes del reino que, quien se atreviese a hablar con Da Monzón, no podría quedarse en aquellas tierras. Aquel decreto llegó a todo el mundo. Y, ¿sabéis?, en aquel entonces un rey era todopoderoso, por lo cual, en todo el reino, nadie le hablaba a Da Monzón; ni siquiera cuando hacía el saludo a algún muchacho de su edad aquel le contestaba, ni menos aún podía intercambiar palabras con personas que no fueran de su edad. Nadie le tenía ninguna consideración. Nadie le tenía el menor respeto dentro del reino. Hasta por las noches, cuando las muchachas se reunían en la plaza grande del pueblo para cantar y bailar y veían venir a Da Monzón,

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se dispersaban al instante y cada una se iba a su casa. Da Monzón no podía ya más con aquella humillación. Sufría enormemente. Un día decidió marcharse de su pueblo. Se adentró en la sabana. Anduvo días y días por la espesura. Encontró por allí a un gran alfaquí 5 que vivía solo; en aquella sabana había pasado quince años de su vida. Durante aquellos quince años que había pasado en la sabana su único empeño había sido el de adquirir poderes sobrenaturales. No tenía ni mujer ni hijos: lo único que hacía era vivir solo en la sabana. Cuando se encontró con el alfaquí, se saludaron tal y como es obligado hacer. Le preguntó el alfaquí: —Muchacho, ¿adónde te diriges? Da Monzón le contestó: —Ni yo mismo sé adónde voy. Le contó que se había marchado del reino de los suyos obligado por alguien; que había decidido marcharse de su patria; pero que, para su desgracia, ni siquiera sabía en qué lugar se encontraba el confín del reino. El alfaquí le preguntó: 5

Alfaquí, alfaga en lengua djerma, especialista y conocedor del Corán y de la religión islámica; no tiene el rango de especialista religioso institucional que tiene el imán, pero desarrolla un papel social y cultural relevante en el seno de las comunidades musulmanas del norte de África. Se diferencia del adivino, astrólogo o mago (zima, en lengua djerma), en que este utiliza los recursos de la magia negra, que la religión islámica condena. Aunque nuestro moolo denomina alfaquí (alfaga) a este personaje con el que se tropezó Da Monzón en la sabana, lo cierto es que actúa como un adivino o mago (zima), y que sus operaciones místicas le adscriben más bien al mundo de la magia negra.

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—¿Y quién [es el que te ha obligado a irte]? Él le contestó: —Dios, pues ha sido Dios el que ha mostrado por mí menos consideración que la que ha mostrado hacia ningún otro ser humano de este mundo. Le contó que él era el hijo del rey de Segu, el cual se había muerto; y que desde el momento de su muerte el hermano pequeño de su padre se había convertido en el nuevo rey; y que, como Dios no sentía ningún aprecio por él, había dispuesto que en todo el reino no le hablara nadie; si saludaba, incluso, a un muchacho de su edad, no habría de recibir contestación por medio de la palabra, ni de un simple gesto de la cabeza siquiera; y lo peor era que, cuando las muchachas del pueblo andaban juntas y le veían venir, se dispersaban todas para no tener que hablar con él. Y que él se había hartado de aquella humillación; y que lo cierto era que, si Dios quería a una persona, no permitía que sufriera humillaciones como las que sufría él; esas eran las razones que le habían llenado de ira, y por eso había decidido marcharse de sus tierras; y, como no sabía dónde estaba el confín de su reino, no sabía hasta qué lugar habría de caminar; por esa razón había contestado al alfaquí que no sabía adónde iba; si le había contestado de esa manera era porque de verdad no sabía adónde iba, no porque quisiera dirigirse a él de manera poco respetuosa. Y le dijo también que le perdonara porque le tenía

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que dejar y seguir su largo camino, para no perder más tiempo. El alfaquí le pidió que se esperase para hablar un poco, y que, después de que hablasen, acaso él no tendría ya tantas razones para seguir adelante, y hasta podría darse el caso de que pudiera volver a su casa. El alfaquí le dijo: —Da Monzón. El le contestó: —Sí. El alfaquí le dijo: —Da Monzón, si fabrico para ti amuletos mágicos que permitan que vuelvas a vivir en tu reino con tu familia, ¿estarías dispuesto a asumir las consecuencias del pecado que supone utilizar una magia tan poderosa? Él le contestó al alfaquí que, si le daba aquellos amuletos mágicos, cargaría sobre sí no solo con los pecados de todos los miembros de su propia familia, sino también con los del alfaquí; y que sería capaz de sobrellevar el peso de todos aquellos pecados, igual que el de los suyos propios. El alfaquí dijo que, en ese caso, se los fabricaría. Le pidió a Da Monzón que fuera a buscar algún tallador de esos que se dedicaban a hacer morteros. Da Monzón buscó a los talladores; ellos abatieron el tronco de un gran baobab, y en él tallaron un mortero. Le pidió luego que le trajera un toro negro. Se lo trajo. Cuando le trajo el toro, el alfaquí, durante siete días,

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no hizo sino dar de beber al toro un irkoye-koirey 6. Y el toro estuvo encerrado todo el tiempo dentro de una casa. Al séptimo día pidió el alfaquí que fuera sacado el toro. El toro fue sacado fuera y lo mataron. El alfaquí pidió que se guisara toda la carne del toro dentro de una olla nada más. Dijo después que pusieran toda la carne en el mortero. Pusieron toda la carne del toro negro en el mortero. Pidió que le fuera traído un perro negro. Le trajeron un perro macho negro. Pidió que fuera puesto el perro negro en el mortero en el que estaba ya la carne del toro negro. Cuando pusieron el perro negro en el mortero, pidió que fuera cubierto el mortero con la piel del toro negro. Contando desde aquel momento en adelante, solo se abrió el mortero cuando llegó el octavo día. En aquel día octavo, cuando abrieron el mortero, vieron que el perro se había comido toda la carne, y que andaba lamiendo incluso el mortero. El perro ni se había muerto, ni había cagado ni había orinado. Le dijo el alfaquí: —Da Monzón. 6

Irkoye-koirey, literalmente, «ruego a Dios», en lengua djerma. Oración que se pone por escrito (entre los djerma, si se pronuncia de viva voz se denomina fatiya), y que combina la recitación de versículos del Corán con ruegos particulares. En ocasiones, se escribe la oración, con los versículos coránicos, sobre una tablilla que después se lava en agua. La persona que pide el favor mágico bebe tal agua. Este tipo de rituales combina elementos de la religión islámica y de la magia tradicional.

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Él le contestó: —Sí. Le dijo: —Algo ha pasado; vente conmigo. Cogieron al perro y se lo llevaron a las profundidades de la sabana. El alfaquí se llevó consigo una piel muy dura; envolvió la cabeza del perro vivo dentro de aquella piel y la cosió fuertemente. Pidió después que fuera separada la cabeza del perro vivo del resto de su cuerpo. A continuación terminó el alfaquí de cerrar el amuleto, cosiendo el resto de la cabeza7 del perro vivo dentro de la piel, y cerró la parte de la piel abierta que aún quedaba. Cuando terminó de coser la cabeza del perro dentro de la piel, cuando el alfaquí terminó de coser la cabeza del perro, la depositó un momento encima del suelo. Cuando volvió a coger la cabeza del perro, pesaba más de tres kilos, y la cabeza del perro ladraba dentro de la piel curtida, entre el crepitar del fuego: ¡tcharr, tcharr, tcharr! Volvió a ponerlo todo encima del suelo. Le dijo: —Da Monzón. Él le contestó: —Sí. Le dijo: —¿Ves esto que te he hecho? —Sí que lo veo. 7

Los amuletos y talismanes son muchas veces fabricados cosiendo papeles con inscripciones coránicas que se meten dentro de trozos de piel curtida, los cuales quedan pendientes de collares.

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Esta obra ha recibido una ayuda a la edición del Ministerior de Educación, Cultura y Deporte

Primera edición: 2014 © 2014 Safiatou Amadou y José Manuel Pedrosa © Del prólogo: Sandra Bornand Fotografías: El jasare Dj el iba . © G u stave D e ghil age Diseño gráfico: & © De la presente edición: c a l a m bu r ed ito rial, s l. c / m a r ía t eresa , 17, 1 º d . 28028 m ad rid Tel . : +34 917 259 249. Fa x : +34 912 981 194 [email protected] • www.calambureditorial.com calambureditorial.blogspot.com • facebook.com/CalamburEditorial • @EdCalambur i s b n: 978-84-8359-349-3. d e p. l eg a l: m -28154-2014 Preimpresión: c a l a m bu r. Impresión: pu lm e n I m preso en E spa ña - Printed in Spain

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Javier Cardeña Contreras (Madrid, es especialista en proliteSafiatou Amadou es doctora en1981) Filología Hispánica, ratura oral ydetraductora Escocia yde deespañol Irlanda.enEnParís. 2009 viajó a Escocia, fesora donde investigó la cultura oral de los hojalateros escoceses y José Manuel Literatura Comparada registró cuentosPedrosa y leyendasesaprofesor algunos de de sus narradores. en la Universidad de Alcalá. ISBN 978 -84 -8359 -349-3

9 788483 593493

El héroe que fue al infierno y escuchó que cantaban allí su epopeya Cantos épicos del pueblo djerma de Níger Traducción, edición y estudio de Safiatou

Amadou y José Manuel Pedrosa

54. La sirena de Alamares y otros cuentos populares portugueses. Traducción y edición de José Luis Garrosa Gude

C A L A M B U R N A R R AT I V A

38. José María García López: El pájaro negro 37. Josep M. Quintana: Los Nikolaidis 36. Miquel Mas Ferrà: La Rosa de Invierno 35. Baltasar Porcel: Los días inmortales 34. Pedro A. González Moreno: Los puentes rotos 33. Antoni Serra: La avenida de las sombras 32. Iury Lech: La fabulación del plectro 3i. Antònia Vicens: 39º a la sombra 30. Antoni Vidal Ferrando: Las lunas y los sapos 29. Alfonso Ruiz de Aguirre: El difamador 28. Mercedes Chozas: Las horas náufragas 27. Daniel Ruiz: Chatarra 26. Ambrose Bierce: El monje y la hija del verdugo. Ed. bilingüe 25. Francisco Romero: Papel carbón 24. Gonzalo Hidalgo Bayal: El cerco oblicuo 23. Félix Grande: Lugar siniestro este mundo, caballeros 22. Margarita García: El camino del agua 21. Santiago Miralles: Dos mil Madrid Cincuenta y Cuatro 20. Ilia Galán: Todo 19. Iury Lech: Las hélices del hipocampo 18. Ana M.ª Navales: Cuentos de Bloomsbury. 2ª ed. ampliada 17. Juan Pedro Aparicio, Luis Mateo Díez y José María Merino: Las cenizas del Fénix, de Sabino Ordás 16. Javier Martín: Paraguay no tiene mar 15. Carlos Lencero: Retablo de Morales escrito por él mismo 14. Daniel Pelegrín: Estragos 13. Daniel Valdés: Báilame el agua 12. Todo son cuentos. Diez años del Concurso Teruel de Relatos 10. Jorge Cela Trulock: Sale el sol y ocho cuentos más 9. Raúl Carlos Maícas: Días sin huella 8. Alfonso López-Gradolí: Diccionario otro de lugares comunes 7. Mário de Sá-Carneiro: La confesión de Lúcio 6. Antonio Fernández Molina: Perro mundo 5. Kalikatres: De cómo las bestias hacen el amor a lo humano y de cómo los humanos hacen el amor a lo bestia 4. Max Aub: Crímenes ejemplares. (Agotado, ver nº 52) 3. Jorge Cela Trulock: Blanquito, peón de brega. 2. José López Pinillos, «Parmeno»: Las águilas (De la vida del torero) 1. Padres e hijos. Jonathan Swift: Una humilde propuesta / Ambrose Bierce: El club de los parricidas y un crimen más

La oralcanta de los hojalateros escoceses llega, ypor Estecultura libro no (porque las letras son mudas los primera lectores vez, a los pero lectores en español por medio los dieciséis relatos sordos), sí cuenta, algunas de las de hazañas de cuatro de que componen este volumen. Solo a mediados del siglo xx, follos notables más recordados por la memoria oral del pueblo cloristas y poetas Escocia y de diferentes partes mundo djerma del sur dede Níger: el tirano Da Monzón, quedelposeía un empezaron a mostrar un vivo interés por esta tradición oral, amuleto hechoofrecen con unauna cabeza de perro que sembraba la muerte cuyos cuentos riquísima variedad de motivos y de por donde pasaba; losdecolosales y desdichados guerreros Bákari personajes. Al desfile princesas, sirenas y diablos se suma la Dia (quien persiguió a un ejército de genios hasta las profundipresencia de otros seres sobrenaturales, propios del folklore escocés, como (silkies) los broonies. relatos dades de son un los río hombres-foca y nunca regresó) y yGorba DikkoLos (muerto de corte días, picaresco, en sobre los que héroe se imponemuerto, gracias en a su durante erguido unelcaballo también la ingenio, se alternan con cuentos de animales y con leyendas de inmensidad de la sabana, puesto que el infierno no fue capaz de silkies, caracterizados un el comprometido equilibrio aecológico derrotarlo); y Sambapor Soga, músico que hechizaba los muy entre el hombre y su entorno. Pero este universo mágico está pocos que tenían la al fortuna y que robó su joven íntimamente ligado estilo de de escucharlo, vida nómada de los hojalateros esposa a un viejo rey piel deque cocodrilo. escoceses o tinkers, dede manera también encontraremos aquí Quiere trasvasar este volumen, a lasuletra impresa y a una una muestra de su cultura material y de historia. lengua muy distinta de la suya, el arte inmemorial de los jasarey, Esta edición se centra en el repertorio oral de Duncan Williamla casta de siervos músicos que, mientras tañían sus mooley de son (1928-2007), hojalatero escocés, gran narrador y recopilador tres cuerdas, cantaban las hazañas, las alabanzas y las genealode Juntoala mundo su esposaelLinda, varios gíascuentos de sus tradicionales. señores. Legando tesoro publicó de una literalibros en los que dio a conocer esta literatura oral. Asimismo, tura oral y degrandes un mundo tradicional que se apagan, puesto grabó a otros narradores, rescatándolos así del olvido. quepasión solo por sigue cantando hoy el último jasare que Su recuperar la preciada tradiciónanciano de sus antepasados la memoria de estas asombrosas grandiosas yguarda su prodigiosa memoria, capaz de retener epopeyas, cientos de cuentos, lo convierten en uno dentro de los mejores embajadores de su cultura. Ilíadas injertadas de coloreadas Odiseas.

Cantos épicos del pueblo djerma de Níger

N A R R A T I V A

CALAMBUR NARRATIVA, 5 6

C A L A M B U R

El héroe que fue al infierno y escuchó que cantaban allí su epopeya

Cub_Djerma_Narrativa 26/10/14 12:53 Página 1

C A L A M B U R

53. Duncan Williamson: La bruja del mar y otros cuentos de los hojalateros escoceses. Traducción y edición de Javier Cardeña Contreras N A R R A T I V A

Otros títulos

55. Mercecedes Chozas: Los abecedarios 52. Max Aub: Crímenes ejemplares. 3ª ed. ampliada. Prólogo de Eduardo Haro Tecglen. Epílogo de Fernando Valls 51. Guillem Frontera: Viejo corazón 50. Javier Villán: Los toros furtivos. Relatos de la clandestinidad taurina. Prólogo de Pere Gimferrer. Ilustraciones a color de Gonzalo Torné 49. El cuento en las Baleares. Antología 48. Elías Moro: El juego de la taba 47. Xavier B. Fernández: Un trabajo nocturno 46. Jaume Pomar: Un día u otro acabaré de legionario y otros relatos 45. Francisco Balbuena: El jardín de ajenjo 44. Mercedes Chozas: Sus labores 43. Daniel Ruiz García: La canción donde ella vive 42. Elías Moro: Me acuerdo 41. Juan Tomás Ávila Laurel: Arde el monte de noche 40. Miquel Ferrà Martorell: El misterio del Cant Z-506 39. María José Codes: Control Remoto

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