EL FAVORITISMO DE LOS PADRES CON UN HIJO

July 28, 2017 | Autor: Andrew Lau | Categoría: Psychology, Spanish
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Descripción

EL FAVORITISMO DE LOS PADRES CON UN HIJO Lo importante es comprender que el ‘favoritismo' no tiene nada que ver con el amor. "Es simplemente la cruda verdad puesto que existirá gente en este mundo, ya sean parientes o no, con las que nos comunicamos más fácilmente. Algunas veces, estas personas con las que nos comunicamos mejor o peor pudieran ser nuestros propios hijos", señalan los especialistas de Professor's House, profesionales dedicados a los temas de relaciones familiares. Sorprendentemente, favorecer a los hijos no solo afecta a quien se siente excluido sino también a quienes son favorecidos. Una investigación hecha por la Asociación Americana de Psicología, indica que los niños se crían mejor en aquellas familias en donde el favoritismo no es evidente. Según la investigadora social Hill Suitor, el favoritismo es evidente en dos tercios de todas las familias. En algunos casos es algo que viene de raíz, lo cual por definición le garantiza al hijo favorito a pasar más tiempo con sus padres, recibir más afecto, más privilegios, menos disciplina e incluso, en las familias disfuncionales, a sufrir menos abuso, pero también trae graves consecuencias al resto de hermanos. "Sin embargo, en muchas situaciones, el favoritismo es necesario, por ejemplo, las familias que tienen un recién nacido obviamente favorecerán al bebé. Los padres que tienen hijos discapacitados lógicamente envían señales de mayor favoritismo hacia ellos. Esta misma clase de favoritismo ‘necesario' pudiera ocurrir y en verdad ocurre cuando un niño está enfermo. La diferencia es que en estas situaciones, los padres pueden fácilmente explicarlo a los otros niños, basándose en tales necesidades", señala Suitor. Adicionalmente, es común que los padres favorezcan a los hijos de su mismo género. Por lo regular, los niños pueden considerar esto como aceptable porque padre e hijo o madre e hija obviamente comparten más intereses en común. Quizás al papá y al hijo les guste pescar mientras que mamá y la hija prefieren ir de compras, son estereotipos que ayudan a la comprensión. "Luego de un tiempo, la relación entre el padre y el hijo con el que pasan más tiempo juntos pudiera florecer con lo cual se pudiera llevar al extremo del favoritismo. ¿Es esto normal? ¡Claro que sí! Es interesante, si bien las madres y sus hijas a menudo se sienten inclinadas a tener desacuerdos serios entre ellas, el favoritismo puede todavía mantenerse en la forma de una igualdad de disciplina. Quizás mamá siente que papá está siendo demasiado duro con su hija y ella interviene para disminuir la presión porque es mujer y, por lo tanto, puede comprender cómo su hija se está sintiendo. Lo mismo sucede si una madre intenta disciplinar a su hijo y papá aparece y dice: ‘¡Hay que dejar que los niños sean niños!". Esta forma de favoritismo está siempre presente en las familias y a menudo se la mira como aceptable", dice la autora. En especial en hogares con hijos mayores, el favoritismo se vuelve un problema en relación a las mesadas y a la disciplina. Esto ocurre cuando el favoritismo se da por preferencias de comportamientos. No existen dos niños que actúan exactamente de la misma manera y a menudo los padres son más duros con el hijo que tiene problemas de comportamiento que con el que se mantiene alejado de eso. Esto pudiera ser necesario, pero si el ‘niño malo' ve que mamá y papá no disciplinan al ‘niño bueno' por un comportamiento negativo, esto lograría que la situación en casa se torne peor. Según Suitor, las repercusiones del favoritismo son muy malas pues no solo lograrán abonar a la rivalidad entre hermanos, sino que pueden también causar daño al matrimonio, especialmente si los padres pelean a menudo por ello. Los psicólogos dicen que incluso va más allá. No solo que el hijo menos favorecido se hará rebelde, emocionalmente afectado, furioso y resentido sino que también se inclinará más a la depresión, a las enfermedades mentales y al abuso de las drogas con el paso de los años. El hijo favorito en cambio sentirá una culpa tremenda y se volverá incapaz de tener relaciones fuertes con sus hermanos. Tristemente estos problemas se extenderán por el resto de la

vida. "Dentro de la familia es fácil sentirse feliz y ser justo cuando todo va bien, pero con la llegada de cada hijo emerge su personalidad propia. Seguramente aman a cada hijo sin importar nada más, pero uno de ellos pudiera ser más difícil de manejar. El favoritismo comienza inocentemente, pero eventualmente puede convertirse en un veneno que ataca las paredes de toda la estructura familiar", dice. Los niños dependen de que sus padres les ofrezcan un ambiente estable en el que sabrán qué esperar de ellos en cada caso. Si ellos usan su cercanía con un hijo en forma de barómetro para saber cómo manejar sus deberes paternales, harán que los hijos sientan los efectos del favoritismo.

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