El empleo en la economía del conocimiento en España: características socio-profesionales y patrones de distribución territorial

June 7, 2017 | Autor: Simón Sánchez-Moral | Categoría: Knowledge Economy, Creative Work
Share Embed


Descripción

Menú principal

Índice de S

Scripta Nova

REVISTA ELECTRÓNICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES Universidad de Barcelona. ISSN: 1138-9788. Depósito Legal: B. 21.741-98 Vol. XVI, núm. 399, 20 de abril de 2012

[Nueva serie de Geo Crítica. Cuadernos Críticos de Geografía Humana]

EL EMPLEO EN LA ECONOMÍA DEL CONOCIMIENTO EN ESPAÑA: CARACTERÍSTICAS SOCIO-PROFESIONALES Y PATRONES DE DISTRIBUCIÓN TERRITORIAL Simón Sánchez Moral Dpto. de Análisis Geográfico Regional y Geografía Física – Universidad Complutense de Madrid Investigador del Subprograma Ramón y Cajal – Ministerio de Ciencia e Innovación [email protected]

Alfonso Arellano Dpto. de Fundamentos del Análisis Económico I – Universidad Complutense de Madrid Fundación de Estudios de Economía Aplicada-FEDEA [email protected] Recibido: 22 de noviembre de 2010. Devuelto para revisión: 19 de diciembre de 2011. Aceptado: 2 de febrero de 2012.

El empleo en la economía del conocimiento en España: características socio-profesionales y patrones de distribución territorial (Resumen) La economía del conocimiento recibe actualmente la máxima atención, comenzando por la nueva Estrategia Europa 2020. Desde el punto de vista del desarrollo territorial se alude concretamente a la importancia de la construcción de ciudades del conocimiento que, entre otras características, se fundamentan en la concentración de capital humano (talento). A través de una fuente estadística novedosa como es la Muestra Continua de Vidas Laborales de la Seguridad Social, este trabajo persigue profundizar en las características del empleo más cualificado en tres clusters estratégicos (industrias de alta intensidad tecnológica, servicios intensivos en conocimiento e industrias culturales) y analizar la geografía económica que definen las llamadas “clases creativas” a escala provincial y del sistema urbano español. Palabras clave: ciudades del conocimiento, clases creativas, España. The employment in the knowledge-based economy in Spain: socio-professional characteristics and territorial distribution patterns (Abstract) The knowledge economy is now receiving the most attention, beginning for example with the new Strategy Europe 2020. From the point of view of territorial development, it is referred specifically to the importance of building knowledge cities that, among other features, are based on the concentration of human capital (talent). Through a new statistical source, such as the “Muestra Continua de Vidas Laborales” of the Social Security, this paper seeks to delve into the characteristics of the most qualified employment in three key clusters (high-technology industries, knowledge-intensive services and cultural industries), as well as to analyze the economic geography defined by the so-called “creative classes” at provincial level and the Spanish urban system. Key words: knowledge-based cities, creative class, Spain.

Tal como se ha señalado recientemente[1], la interrelación entre creatividad, cultura, economía y tecnología, entendida como la capacidad de crear y hacer circular el capital intelectual, presenta un potencial de generación de riqueza y trabajo, además de favorecer la cohesión social, la diversidad cultural y el desarrollo humano[2]. Estos planteamientos coinciden con el triple objetivo colectivo planteado por la nueva Estrategia Europa 2020, para alcanzar un crecimiento inteligente, sostenible e integrador, siendo las regiones y las ciudades de la Unión piezas clave para su consecución[3]. Todo ello explicaría la proliferación a lo largo de la última década de trabajos científicos que, primero desde la óptica de la llamada economía del conocimiento[4] y más recientemente desde el concepto algo más restrictivo de la economía creativa, han ahondado en el papel de liderazgo de este componente económico del desarrollo[5]. En ambas perspectivas, el debate académico alcanza el campo de las políticas de desarrollo regional y urbano, donde se constata la atención prestada a los factores y mecanismo de inserción de las ciudades en la economía del conocimiento, como factor fundamental de su competitividad y desarrollo en el actual contexto globalizado[6]. Más allá de la proliferación reciente de metáforas como “ciudades inteligentes”, “ciudades creativas” o “ciudades del conocimiento”, que en algunos casos aportan puntos de vista específicos o con frecuencia matices complementarios de un fenómeno sin duda complejo, existe cierto acuerdo en cuanto a las “bases” o fundamentos de estas nuevas formas de desarrollo urbano; desde la formación de clusters innovadores, la concentración de capital humano, el esfuerzo innovador de las empresas o la conexión a redes de todo tipo[7]. Haciendo referencia específicamente al segundo de esos fundamentos, no cabe duda del éxito de algunas formulaciones recientes sobre la concentración en las ciudades del capital humano (talento) y de las llamadas “clases creativas”[8], como recurso especifico para el desarrollo urbano. Se dirige así la atención hacia algunos colectivos de profesionales, científicos o artistas que, como parte de una “élite móvil del conocimiento”, configuran un flujo migratorio internacional de carácter estratégico[9]. La aproximación al talento como flujo y no como stock, otorga la máxima importancia al estudio de la movilidad del capital humano[10]. A partir de aquí, los teóricos del desarrollo urbano reflexionan hoy acerca de la capacidad de las principales regiones urbanas para atraer y retener el talento. Dicha capacidad parece en primer lugar guardar relación con la trayectoria específica de cada ciudad, lo que de alguna forma condicionaría sus posibilidades futuras. El principio de path-dependency sería especialmente visible en el plano sectorial, ante la necesidad de las regiones urbanas de desarrollar nuevos perfiles económicos que aseguren su competitividad, frente a la reestructuración económica global. Todo apunta a que las posibilidades de especialización sectorial son diferentes además según el tamaño y el papel de las ciudades dentro de sus respectivos sistemas urbanos[11]. Junto con ello, se apunta a la importancia de factores “hard”, más vinculados a las estrategias de localización de los sectores intensivos en conocimiento, su capacidad para formar clusters empresariales y generar empleo de calidad. Por último, existirían factores “soft” relacionados con la oferta de servicios y equipamientos urbanos, con la calidad y el estilo de vida de las ciudades, aludiendo así a algunos atributos como la “tolerancia”, el “ambiente bohemio” o la “diversidad cultural”[12]. Hoy por hoy el balance en el papel que juegan las distintas fuerzas que parecen guiar el fenómeno es posiblemente lo que suscita las mayores controversias[13]. El objetivo de este trabajo es ahondar en el estudio del empleo en la economía del conocimiento en España, sirviéndonos de la referencia teórica de las “clases creativas” de R. Florida, explotando las posibilidades que para ello ofrece una fuente estadística como la Muestra Continua de Vidas Laborales (en adelante MCVL). Dicha fuente ofrece información sobre la historia laboral de los trabajadores y sus características, lo que permite realizar una panorámica de conjunto previa y complementaria a la aproximación cualitativa mediante entrevistas o encuestas, frecuente en este tipo de estudios. El esfuerzo de modelización de este conjunto de datos iría en la línea de lo planteado por A. Scott en cuanto a la necesidad creciente de microdatos y fuentes estadísticas alternativas que permitan dar respuesta a los interrogantes surgidos en torno a la temática[14]. En la primera parte del trabajo se discuten las bases teóricas del trabajo, haciendo hincapié en los límites de la economía del conocimiento y creativa, en su aplicación al ámbito específico del desarrollo urbano y, en relación con ello, la propuesta de las “clases creativas”. Al hilo de la cuestión, se profundiza en las tendencias recientes en los mercados de trabajo asociados a la nueva economía, considerados extremadamente fluidos y competitivos y con fuerte tendencia a la segmentación[15]. De este marco teórico surge un conjunto de hipótesis de trabajo que guían la explotación del ingente volumen de datos manejados.

La sección segunda aclara los aspectos metodológicos más relevantes, algo necesario dado el déficit de estudios previos que hayan utilizado la MCVL para estas cuestiones. A continuación se aborda una caracterización socio-profesional en términos por ejemplo de la calidad del empleo o de las condiciones de contratación, de los trabajadores ocupados con elevada cualificación y que desempeñan tareas directivas y de apoyo dentro de los sectores de la economía del conocimiento y creativa. Al respecto, puede ser oportuno precisar que con el único fin de simplificar la denominación del objeto de análisis de nuestra investigación, a este colectivo de trabajadores se le designa de forma genérica como clases creativas, diferenciándolo a lo largo del texto de la categoría original de las “clases creativas” de R. Florida, compartiendo los autores muchas de las críticas suscitadas por su planteamiento de partida. La sección cuarta plantea el estudio de una “geografía del talento” a partir del análisis de la distribución de esos trabajadores a escala provincial y del sistema urbano, combinando la imagen desdoblada de los contratos según los centros de trabajo y según los lugares de residencia. El trabajo termina con unas conclusiones que pretenden extraer algunas lecciones útiles para el debate, así como posibles líneas de avance en la investigación.

Empleo en la economía del conocimiento y desarrollo urbano Como se ha repetido, las dinámicas económicas asociadas a cada fase de desarrollo del capitalismo, en términos de tecnologías, sectores líderes, relaciones laborales, formas de competencia y de regulación de la actividad, están íntimamente ligadas a formas de desarrollo urbano específicas[16]. La transformación actual de las estructuras económicas, donde los límites del crecimiento y la innovación en la economía contemporánea y en el contexto del cambio en las rutinas de producción, corresponden a la llamada “nueva economía” (industria de alta tecnología, servicios a las empresas y financieros, industrias culturales…), estaría impactando directamente sobre las áreas urbanas[17]. Dentro de la amalgama de conceptos y metáforas que tratan de describir las nuevas formas de desarrollo urbano en la actual fase del Capitalismo Global, no siempre con el mismo éxito[18], es posible identificar un conjunto de líneas de trabajo que sitúan el conocimiento en el centro de su argumentación, entendido no tanto como el análisis de los componentes socio-económicos (infraestructuras, sectores, estrategias de gestión…), como del sistema de valores urbanos basados en la creación, intercambio y aplicación del conocimiento[19]. Desde esta perspectiva, el reto para la investigación se traduce precisamente en identificar aquellas ciudades que han mostrado mayor capacidad para generar o incorporar conocimientos y traducirlos en diferentes formas de innovación, tanto en el plano económico-empresarial, como de la sociedad y las instituciones locales en términos de la mejora de la gestión pública y la calidad de vida[20]. Es en este contexto donde se inscribe la propuesta de las ciudades del conocimiento (“knowledge-based cities”)[21]. De forma breve, el grado de inserción de las ciudades en la sociedad del conocimiento se establecería a partir de cuatro componentes fundamentales del desarrollo urbano, en torno a los cuáles parece existir un amplio consenso[22]: (i) un stock de recursos específicos para la generación y aplicación del conocimiento, siendo el más importante de dichos recursos el capital humano; (ii) una estructura económica en la que los sectores intensivos en conocimiento y sus compañías desempeñan un papel destacado; (iii) un sistema de innovación basado en el establecimento de redes entre actores locales y regionales, además de una infraestructura digital que sirve de soporte para el intercambio de información y conocimiento; (iv) el esfuerzo innovador de las empresas que se traduce en resultados tangibles en forma de innovación social y económica. En nuestro trabajo nos fijamos en los dos primeros componentes, que evidentemente están estrechamente interrelacionados. De hecho, un vistazo a los estudios sobre la economía del conocimiento revela la existencia de dos aproximaciones complementarias basadas en el estudio de las empresas o clusters en sectores específicos y una segunda vía en la que el objeto de la investigación son los trabajadores del propio sector. En el fondo de la cuestión se reconoce un debate, que por ejemplo Storper y Scott enuncian en los términos de “si son los trabajos los que siguen a las personas o las personas a los trabajos”. Para estos autores existe una geografía económica de la producción y el trabajo, que sitúa el foco de atención en la capacidad de los territorios para generar actividad intensiva en conocimiento y en las características de los propios puestos de trabajo creados. Pero junto con ello estaría la cuestión de las características de los trabajadores en estos sectores, lo que trasciende lo laboral (cualificación, habilidades,…), para adentrarse en el terreno de los estilos de vida, patrones residenciales, etc. Para algunos autores el atractivo de las ciudades en relación con la calidad de vida, los equipamientos y servicios urbanos (“urban amenities”) se convierte en un factor explicativo de primer orden. De hecho, Florida asume que los nuevos trabajos en estos sectores se crean allí donde la clase creativa se localiza, en otras palabras, “los trabajos siguen a las personas” [23].. Comenzado por la tendencia generalizada al reforzamiento en las ciudades de cuatro tipos básicos de clusters innovadores, esto es, industrias de alta intensidad tecnológica, servicios avanzados a las empresas, otros servicios basados en conocimiento e industrias creativas[24], cabe recordar que dicha perspectiva se fundamenta en dos herencias. En primer lugar, se sitúa la identificación de Machlup de sectores estratégicos relacionados con las tecnologías y los servicios de información, educación, I+D, la creación artística o los medios de comunicación[25]. A ello se suma la propuesta complementaria de Pavitt de clasificación de actividades según intensidad tecnológica[26], que retoma la OCDE desde mediados de los ochenta, clasificando aquellas actividades con un gasto en I+D por encima del 4% de su facturación como sectores “hightechnology”. A partir de aquí, Eurostat plantea su tipología de actividades basadas en conocimiento, en función de sus relaciones con las industrias de alta intensidad tecnológica definidas por la OCDE. Además de cierta ambigüedad en la denominación de sectores intensivos en tecnología/conocimiento, la popular clasificación de la OCDE ha sido cuestionada, entre otras cosas, por fijarse únicamente en la creación de conocimiento (sólo por el gasto directo en I+D), sin tener en cuenta la gran cantidad de empresas en otros sectores industriales que son consumidoras del mismo[27]. Mayor novedad supone la inclusión de los llamados “sectores creativos”, considerados clave en el actual desarrollo regional y urbano, al experimentar un rápido crecimiento, aportar valor al conjunto de la economía y organizarse en redes interconectadas con fuerte tendencia a la concentración espacial. No obstante, su definición es en gran medida inconsistente, especialmente en relación con el concepto paralelo de “industrias culturales”, considerado por algunos autores como intercambiable. Al respecto, tomando como punto de partida la naturaleza de los bienes y servicios producidos Hartley considera las industrias creativas como una categoría más amplia, definida por la naturaleza de sus recursos laborales, es decir, la creatividad individual, y que engloba cuatro categorías: las industrias culturales, de propiedad intelectual, de contenidos y digitales[28]. Si bien esta propuesta resulta de interés por imponer un orden jerárquico entre las categorías sectoriales, debe tenerse en cuenta la presencia de algunas actividades como publicidad o arquitectura, clasificadas habitualmente entre los servicios avanzados intensivos en conocimiento. En la práctica, la exclusión de aquéllas aproxima la definición de industrias culturales a la de autores como Howkings: actividades productoras de bienes o servicios que deben estar protegidos por leyes de propiedad intelectual, ya se trate de bienes culturales tradicionales (edición de libros, prensa y revistas, producción musical y audiovisual, medios de comunicación, diseño, archivos, museos y bibliotecas...), o relacionados con las nuevas tecnologías digitales (productos multimedia e infográficos, videojuegos,…)[29]. Con todo, parece oportuno mantener la denominación amplia de “sectores creativos”, que incluyen a las “industrias culturales”, siendo conscientes que las últimas definiciones de la economía creativa incorpora esos otros servicios intensivos en conocimiento (publicidad, diseño, arquitectura…)[30]. Por lo que respecta al segundo componente, el interés por el capital humano, en tanto que recurso territorial específico para el desarrollo urbano, arranca con los trabajos pioneros que asociaron el crecimiento económico a la existencia de recursos humanos cualificados, considerados como un stock de capital que puede aumentarse mediante inversiones en educación y movilizarse para elevar la productividad del trabajo[31]. De esta manera, Jacobs [32] ya destacó la secular función de las ciudades como focos de atracción y movilización del talento y las personas creativas, elemento esencial para justificar su creciente protagonismo. Posteriormente, teóricos del crecimiento endógeno como Romer[33], trataron de relacionar altas tasas de crecimiento económico del territorio con su stock de capital físico, humano y tecnológico. De forma más reciente y retomando en cierta medida la tesis de la sociedad post-industrial que, entre otras cosas, aludía al poder de ciertas clases profesionales y técnicas caracterizadas ya entonces como knowledge class[34], R. Florida plantea su famoso concepto de “clases creativas”. A través de una “geografía económica del talento” este autor relaciona espacialmente el crecimiento urbano con la presencia relativa de un “núcleo súper creativo” de trabajadores, formado por científicos e ingenieros, profesores de universidad, poetas, novelistas, artistas, actores, diseñadores, arquitectos, editores, hombres de la cultura, analistas o investigadores, así como de “profesionales creativos” que trabajan en un amplio rango de actividades intensivas en conocimiento, como sectores intensivos en tecnología, servicios financieros, servicios a las empresas, profesionales de la salud o abogados[35]. Pese ocupar un lugar central en el debate (o precisamente por ello) esta última propuesta ha recibido no pocas críticas, comenzando por el propio cuestionamiento del carácter novedoso dentro de la teoría del crecimiento urbano y el capital humano[36]; en cuanto al uso de una definición quizás demasiado amplia de clase creativa[37]; la obtención de resultados no siempre concluyentes fuera del caso americano; o cierto déficit en la explicación última sobre cómo interactúan los factores de tolerancia, talento y tecnología en el crecimiento urbano[38]. Completarían el panorama, la acusación de un posible carácter elitista de algunos de sus planteamientos y las dudas

acerca de cómo articular políticas de atracción del talento sobre la base de un vago grupo de factores explicativos tales como la tolerancia, la diversidad cultural o el ambiente bohemio[39]. Como resultado de estas perspectivas sobre capital humano y desarrollo, los estudios aplicados se plantean la superposición de tres dimensiones. En primer lugar, la consideración del nivel de cualificación de los trabajadores, con especial atención a los titulados universitarios. Junto con ello se plantea la necesidad de abordar el estudio de las ocupaciones de los trabajadores en las empresas en general, tratando de evaluar la presencia relativa de profesionales y técnicos superiores o de apoyo, así como de directivos y personal dedicado a la gestión. De forma transversal a ambas dimensiones, estaría la aproximación estrictamente sectorial, en los términos definidos anteriormente, y cuya aplicación exige enfrentarse a las limitaciones en las clasificaciones de actividad tradicionales. En ese sentido, cobran interés algunos modelos explicativos en los que se cruza la perspectiva sectorial, con frecuencia criticada por la fuerte heterogeneidad interna entre los sectores identificados, con la ocupacional, tratando de capturar así el contenido realmente creativo del trabajo[40]. Este esquema, que comienza a popularizarse como “creative trident model” y que ya ha sido aplicado en el caso específico de los sectores creativos de Australia[41], es una referencia significativa para la doble aproximación planteada aquí para el conjunto de la economía del conocimiento y creativa. Aclarados estos aspectos, cerramos el repaso teórico precisando una serie de cuestiones por resolver acerca de la naturaleza del empleo en la economía del conocimiento y su geografía. Algunas de ellas comienzan a tomar la forma de hipótesis de investigación en la literatura más reciente, necesitada aún de un mayor esfuerzo empírico[42]. De acuerdo con el desarrollo teórico presentado, las grandes ciudades y las áreas metropolitanas más densamente pobladas se habrían convertido en los lugares más interesantes para el crecimiento de actividades creativas y para atraer en mayor medida más trabajadores creativos. Para el caso español en su conjunto, sigue pendiente la validación, al menos a escala local, de la asociación espacial existente entre el crecimiento económico y la presencia de estas clases creativas en las áreas urbanas. Recordando que esa concentración del talento tiene interés como indicador relevante para describir las nuevas formas de desigualdad y la jerarquización interurbana, algunos autores añaden la necesidad de estudiar el efecto de las nuevas formas metropolitanas difusas sobre la distribución espacial de los trabajadores del conocimiento y creativos, sobre todo en lo que concierne al policentrismo y la multifuncionalidad del espacio urbano[43]. Por otro lado, muchas ciudades intermedias también apuestan hoy por una estrategia de desarrollo basada en el conocimiento, a partir de oportunidades surgidas de la nueva división espacial del trabajo en la economía segmentada, unido a la mejora de equipamientos y servicios, del nivel educativo general, la calidad del medio ambiente urbano o la generalización de formas de gobierno más participativas[44]. Todo ello hace que en la práctica tenga interés dilucidar hasta qué punto el dinamismo urbano se relaciona con trayectorias de especialización en la economía del conocimiento, más allá del tamaño de la economía y de los mercados de trabajo. Otro tanto puede decirse del desigual atractivo de los distintos tipos de ciudades, en tanto que lugares de trabajo o de residencia. Las explicaciones sobre el desarrollo de la economía del conocimiento en las ciudades no deben perder de vista la existencia de “barreras a la entrada” para determinadas profesiones del conocimiento, relacionadas con las condiciones personales de los individuos (edad, sexo, nacionalidad, formación…), lo que puede generar una “asignación ineficiente del talento” y en general imperfecciones en el proceso formativo del capital humano[45]. Por otro lado, parece existir una cierta tendencia a considerar que los trabajos en la economía del conocimiento presentan una mayor estabilidad y calidad en el empleo, además de unas mejores condiciones de trabajo (incluida a cuestión del premio salarial), en consonancia con un mayor nivel formativo de los trabajadores. Algunos estudios recientes comienzan a analizar las diferencias salariales existentes según esas condiciones personales y contenido tecnológico de las empresas en la nueva economía[46]. Tal como se ha repetido la activación plena de los recursos humanos sólo será posible si la base económica de la ciudad permite la generación de empleos de calidad para esos grupos mejor formados. De ahí que lograr una buena integración entre la oferta generada por el sistema educativo y la demanda empresarial se convierte en objetivo esencial para toda ciudad, evitando en todo momento dos riesgos como son su emigración o la sobrecualificación. En este sentido, las diversas condiciones de inserción profesional constituyen un importante factor de desigualdad a escala local y de ventajas competitivas entre ciudades[47]. Pese a lo aparentemente simple del argumento que relaciona cualificación con calidad del empleo y condiciones de contratación, la trayectoria reciente de los mercados de trabajo metropolitanos apuntaría no tanto a una mejora generaliza de las condiciones laborales, como a nuevas formas de segmentación[48]. Al respecto, A. Scott acierta a señalar dos tendencias complementarias: Primero, ante la incertidumbre de los mercados, causada en parte por las estrategias de diferenciación del producto así como por la tendencia a la diversificación e individualización de las demandas de los consumidores, las empresas de las grandes ciudades aparecen involucradas en una constante división social del trabajo que conlleva la desintegración vertical y la reintegración dentro de redes extendidas de empresas. Las empresas de muchos sectores creativos (microelectrónica, biotecnología, servicios a las empresas,…), quedarían así ligadas por relaciones muy flexibles de especialización y complementariedad, que se actualizan al ritmo impuesto por los cambios de procesos y productos. En segundo lugar, las formas de producción y trabajo asociadas a la nueva economía tienden a provocar lo que el mismo autor llama “bifurcaciones sociales”, especialmente acusadas dentro de las grandes ciudades. Por un lado, estarían las “hordas” de trabajadores de bajos salarios y sin cualificación, demandados en tareas de ensamblaje de manufacturas de alta tecnología, trabajo manual en manufacturas artesanales (confección, mueble, joyería,…) o en general en servicios de bajo nivel. En el lado contrario, se sitúan los trabajadores altamente cualificados, profesionales, gerentes y trabajadores técnicos, que se ven progresivamente implicados en nuevos esquemas de organización del trabajo orientados a proyectos, formando parte de equipos temporales y reajustables, concebidos como “instrumentos para aumentar la habilidad creativa individual del trabajador por medio de una interacción colaborativa con terceros, en un ambiente de trabajo estructurado”[49]. En consonancia con ambas tendencias, puede que los trabajadores creativos contemplen como parte fundamental y enriquecedora de su carrera el paso por diferentes empresas y experiencias de trabajo, lo que les permitiría adquirir conocimientos de tipo tácito, la construcción de una reputación personal y la adquisición de múltiples contactos[50]. Como resultado, formas de contratación temporal, a tiempo parcial o en modalidad freelance, llegan a ser hoy más frecuentes en grupos de trabajadores de ingresos elevados, con lo que ello supone desde el punto de vista de los análisis sobre la calidad del empleo y condiciones de contratación.

El estudio de la economía del conocimiento a través de la Muestra Continua de Vidas Laborales (MCVL) Las particularidades de la fuente empleada, así como lo novedoso de su uso para esta temática de investigación, hace necesario un breve comentario metodológico. Al respecto, cabe mencionar un trabajo previo dedicado de forma específica a los aspectos metodológicos de la modelización de la MCVL, incluida la selección y análisis de otros grupos objetivos de trabajadores en la economía del conocimiento, como son trabajadores autónomos e inmigrantes cualificados, fuera del alcance de este trabajo[51]. Características generales de la MCVL La MCVL es un conjunto de microdatos anónimos obtenidos a través de un muestreo aleatorio simple sin ningún tipo de estratificación. La población de referencia está formada por todas aquellas personas que han estado de alta en los ficheros de afiliación de la Seguridad Social o están recibiendo algún tipo de pensión contributiva durante el año de referencia de la muestra, con independencia del tiempo que hayan permanecido en esa situación. La muestra de cada año está formada por cuatro de cada cien personas de la población de referencia (en consecuencia, el factor de elevación es 25). Dado su tamaño, la MCVL se divide en distintos ficheros, distinguiendo afiliaciones y prestaciones, ambos con la información de los historiales laborales de los trabajadores, además del fichero de datos personales construido a partir del Padrón Municipal Continuo, así como el de datos fiscales, que remite la Agencia Tributaria a partir del Impuesto de la Renta de la Personas Físicas (IRPF). Si nos centramos en los ficheros de afiliación, las observaciones hacen referencia a cada una de las “relaciones laborales” (en la terminología de la Seguridad Social) que ha tenido el trabajador hasta el momento de recogida de los datos. Dentro de la definición de relación laboral se encuentran: (i) Contratos que tienen los trabajadores por cuenta ajena (asalariados).

(ii) Relaciones laborales de trabajadores por cuenta propia (autónomos). (iii) Relaciones laborales de trabajadores desempleados que tienen derecho a prestación por desempleo y aquéllos que reciben un subsidio por desempleo. (iv) Relaciones laborales de trabajadores con régimen de cotización vinculado a un convenio especial. Esta estructura de la información tiene una primera implicación, al no poderse establecer una asociación única y bidireccional entre trabajador y la actividad económica. Por otro lado, debido a que los individuos parados y con convenio especial no forman parte de ninguna actividad económica (esta variable alude a la cuenta de cotización de la empresa o trabajo por cuenta propia) nuestro estudio en la práctica se centra en los trabajadores ocupados, ya sean asalariados o autónomos. Ello no impide que en el histórico de sus relaciones laborales aparezcan otras, como las que se corresponden a una prestación de desempleo. Selección de casos: relaciones laborales vs. trabajadores Tomando como fuente principal la MCVL del año 2008, en una primera fase de depuración se logró la correcta asignación de las características personales, fiscales y laborales de los individuos. Para esta primera aproximación a la fuente se buscó intencionadamente el componer un conjunto de datos lo más homogéneo y coherente posible, en el que todos los individuos debían aportar el mismo tipo de información, eliminándose en consecuencia aquéllos sin información en alguno de esos ámbitos concretos[52]. Ese criterio elimina de facto a la mayoría de trabajadores de País Vasco y Navarra, regiones cuyo IRPF está transferido (pero no así a trabajadores con domicilio fiscal en otras regiones). Una alternativa de análisis posible hubiera sido prescindir de la información fiscal asociada. Sin embargo, hecha la valoración desde el punto de vista de la oportunidad de hacer una primera presentación de la fuente y su enorme potencial, se decidió mantener en la muestra sólo a los trabajadores con información fiscal, evitando aplicar criterios arbitrarios de exclusión que pudiesen alterar la representatibidad de la fuente. En consecuencia, todos los resultados de nuestro análisis relativos a esas regiones aparecen subdhstimados, cuestión que debe tenerse en cuenta en los distintos comentarios a lo largo del texto. Otra de las dificultades metodológicos más complejas surge ante la aparición de varias relaciones laborales para un mismo individuo, según lo explicado más arriba. El principal problema es que mientras algunas características personales, como nacionalidad o educación, son comunes para las observaciones de un mismo individuo (al menos en un periodo relativamente amplio), otras variables están condicionadas por la relación laboral considerada (como por ejemplo el sector de actividad), lo que a la postre puede significar introducir un factor de heterogeneidad temporal en el análisis[53]. Además, tal como habrá ocasión de precisar, cualquier intento de aproximación que combine más de un criterio, como los sectores y las ocupaciones laborales, puede enfrentarse a la dificultad de clasificar a los mismos trabajadores en distintas categorías según la relación laboral escogida. En estas condiciones se hace necesario diseñar un método multicriterio por etapas que arranca con la extracción de todas las relaciones laborales que estuvieron vigentes al menos un día en 2008, pudiendo aparecer relaciones que empiecen y acaben durante el año de referencia, pero también que empiecen antes y/o que terminen después[54]. Gracias a ello se consigue limitar la heterogeneidad temporal de las observaciones al año de la muestra, sin recurrir a la elección de una fecha de referencia de forma arbitraria. En una segunda fase, de todas las relaciones vigentes se selecciona la más reciente que corresponda a un trabajador ocupado y, en caso de que haya varias, se selecciona la de mayor duración, como criterios adicionales que tratan de aproximar la actividad principal del trabajador.

Cuadro 1. Tipos de relaciones laborales por observaciones e individuos Relaciones laborales Asalariados 1.290.290 Autónomos 95.265 TOTAL 1.385.555 Fuente: MCVL 2008, elaboración propia.

Individuos 659.136 84.679 743.815

De esta manera, para nuestro estudio contamos con la información de 1.385.555 relaciones que estuvieron vigentes al menos un día en 2008 y de 743.815 trabajadores ocupados, asalariados o autónomos (Cuadro 1). En el caso de los trabajadores asalariados, la información sobre sus relaciones laborales se refiere a los contratos laborales. Selección de variables criterio Algunas de las variables temáticas contenidas en los distintos ficheros de la MCVL relativas al sector de actividad y la estructura por ocupaciones, actúan como variables criterio en la doble aproximación planteada a las clases creativas. Sectores de actividad La selección de trabajadores ocupados viene determinada por la actividad principal declarada por la empresa (o por el trabajador autónomo) según la CNAE-93, que todavía era la clasificación de referencia para la MCVL-2008. Esta información permite construir tres escenarios de acuerdo a una definición amplia, intermedia y restrictiva de la economía del conocimiento. El Escenario I parte de la clasificación de la OCDE, que desciende a tres dígitos de la CNAE, y de Eurostat a dos dígitos (Cuadro 2), contabilizándose un total de 517.487 relaciones laborales pertenecientes a 222.944 trabajadores en el conjunto de sectores seleccionados. En el Escenario II se individualiza y selecciona las telecomunicaciones, identificadas como uno de los motores de la economía del conocimiento. De la misma forma, dentro de las actividades empresariales se excluyen los servicios banales a la producción (seguridad, limpieza, mantenimiento) por el nivel de especialización de los procesos y la calidad de los recursos tecnológicos y humanos empleados. Siguiendo la pauta de otros estudios, dentro de la enseñanza, que acumula un volumen muy importante de empleo público y que al igual que la sanidad cabría considerar en su totalidad, se seleccionan aquellas actividades con mayor vinculación con la investigación, es decir, la enseñanza superior.

Cuadro 2. Actividades seleccionadas según código de la CNAE-93 según escenarios sectoriales I

II

244 244 Fabricación de productos farmacéuticos 30 300 Fabricación de máquinas de oficina y equipos informáticos 321 Fabr. de válvulas, tubos y otros componentes electrónicos 32 322 Fabricación de transmisores de radiodifusión y televisión (…) Sectores 323 Fabr. aparatos de recepción, grabación y reproducción (…) industriales de alta 331 Fabricación equipo e instrumentos médico quirúrgicos (…) intensidad 332 Fabricación de instrumentos y aparatos de medida (…) tecnológica 33 333 Fabricación de equipo de control de procesos industriales 334 Fabricación de instrumentos de óptica y de equipo fotográfico 335 Fabricación de relojes 353 353 Construcción aeronáutica y espacial 64 642 Telecomunicaciones 651 Intermediación monetaria

III Igual que II “ “ “ “ “ “ “ “ “ “ “ “

651 Intermediación monetaria 652 Otros tipos de intermediación financiera 66 660 Seguros y planes de pensiones, excepto SS obligatoria 671 Act. aux. de intermediación financiera, excepto seguros (…) 67 672 Actividades auxiliares de seguros y planes de pensiones 721 Consulta de equipo informático 722 Consulta de aplicaciones informáticas (…) 723 Proceso de datos 72 724 Actividades relacionadas con bases de datos Sectores de 725 Mantenimiento y reparación de máquinas de oficina (…) servicios 726 Otras actividades relacionadas con la informática intensivos en 731 Investigación y desarrollo sobre ciencias naturales y técnicas 73 conocimiento 732 I+D sobre ciencias sociales y humanidades 741 Act. jurídicas, contabilidad, teneduría de libros, auditoría (…) 742 Servicios técnicos de arquitectura e ingeniería (…) 743 Ensayos y análisis técnicos 74 744 Publicidad 745 Selección y colocación de personal 746 Servicios de investigación y seguridad 748 Actividades empresariales diversas 80 803 Enseñanza superior 85 851 Actividades sanitarias 221 Edición 22 223 Reproducción de soportes grabados 921 Actividades cinematográficas y de vídeo Sectores 922 Actividades de radio y televisión creativos 92 923 Otras actividades artísticas y de espectáculos 924 Actividades de agencias de noticias 925 Actividades de bibliotecas, archivos, museos (…) (*) Eliminados los contratos firmados a través de Empresas de Trabajo Temporal (ETT). 65

“ “ “ “ “ “ “ “ “ “ “ “ “ “ “ “ “ Tratado (*) Igual que II Eliminado Igual que II Eliminado Igual que II “ “ “ “ “ “

Fuente: Elaboración propia.

Para los sectores creativos surge el problema de actividades como arquitectura o publicidad, ya consideradas como intensivas en conocimiento. En cambio, es posible incorporar a ese conglomerado de actividades en torno a los contenidos multimedia, la televisión o el cine entre otras, al sector de edición, tradicionalmente vinculado a la rama industrial de las artes gráficas. También se han considerado las actividades artísticas y culturales (bibliotecas, museos,…), excluyéndose las deportivas y las recreativas (loterías, casinos,…). Pese a estas restricciones, en el Escenario II siguen apareciendo algunas actividades con un volumen de relaciones laborales muy superior al resto (Figura 1): actividades sanitarias, selección y colocación de personal, actividades empresariales diversas y, en menor medida, otras actividades artísticas y de espectáculos, o actividades jurídicas y de contabilidad. El tratamiento posterior de estas actividades da lugar al Escenario III. En cuanto a las actividades sanitarias, aunque el interés se centra en profesionales de la medicina con carreras académicas y científicas en ocasiones tanto o más importantes que la propia actividad clínica, la CNAE a tres dígitos agrupa a todo el personal adscrito, por ejemplo, a los grandes centros hospitalarios del país. De nuevo siguiendo el ejemplo de trabajos anteriores, se decide excluir al conjunto de los profesionales de la salud para no banalizar el concepto de creatividad en el análisis[55]. Respecto a la selección y colocación de personal, aparecen dos grupos diferenciados; personas que efectivamente trabajan en la selección de personal, entre otros los llamados “caza talentos” (headhunters) que reciben una creciente atención en la literatura especializada[56], y trabajadores contratados a través de empresas de trabajo temporal (ETT), en cuya vida laboral aparece este código de actividad y no el de la empresa para la que en realidad trabajan. Verificada la naturaleza del empleador, se decidió eliminar un total de 82.332 relaciones laborales, pertenecientes a 10.794 trabajadores (21,76% de las relaciones y 7,05% de los trabajadores del Escenario II). Dada la naturaleza del grupo de actividades empresariales diversas, algunas pueden tener interés para nuestros objetivos, como estudios fotográficos, actividades de traducción u organización de ferias y congresos; mientras la relación de otras con la economía del conocimiento puede ser más discutible (por ejemplo, actividades de envasado y empaquetado). De forma coherente con las decisiones anteriores, todas ellas quedan excluidas del estudio. Una última consideración necesaria tiene que ver con el desigual comportamiento de la ratio relación laboral por trabajador. Tomando como referencia el Escenario III, el promedio de relaciones por trabajador en el conjunto de sectores seleccionados estaría en torno a 1,8, señalando lo frecuente que un trabajador tenga más de una relación, ya sea de forma simultanea o sucesiva, a lo largo del año de referencia. Al respecto, debe hacerse una precisión metodológica importante. Los cocientes expresan la razón entre relaciones laborales y personas, satisfaciendo esas relaciones la sola condición de estar vigentes en 2008, pero pudiendo haber empezado en cualquier momento (hay fechas de alta cercanas a 1961). Por este motivo, en esta primera aproximación que planteamos no podemos descartar que el volumen total de relaciones (contratos) y por extensión la ratio por trabajador, pueda ser mayor como consecuencia de la mayor antigüedad de las actividades consideradas. Dicho esto, entre las actividades con una ratio más alta se sitúan varias industrias culturales, con un régimen de contratación posiblemente diferente al resto: otras actividades artísticas y de espectáculos, como salas de baile, discotecas, espectáculos taurinos, etc. (hasta 6,4 relaciones vigentes en 2008 por trabajador), así como actividades cinematográficas y de video (5,4). El caso de selección y colocación de personal (4,1) podría sugerir la necesidad de refinar el filtro diseñado para las ETT, sin descartar condiciones particulares del sector que exigirían un estudio aparte. A continuación se sitúan otras actividades también relacionadas con las industrias culturales, como la reproducción de soportes grabados (2,7), radio y televisión (2,4), publicidad (2,3), o bibliotecas, archivos y museos (2,1).

Figura 1. Escenarios sectoriales de análisis. Fuente: MCVL 2008, elaboración propia.

De forma igualmente significativa, en el extremo contrario se sitúa el grueso de las industrias intensivas en tecnología, con valores entre 1,1 y 1,2 relaciones por trabajador; como la industria farmacéutica, de material eléctrico y electrónico, la fabricación de equipos e instrumentos de precisión o la aeronáutica. Junto a este grupo hay que mencionar algunas ramas concretas de los servicios intensivos en conocimiento, del tipo de intermediación monetaria o auxiliares de seguros y planes de pensiones, si bien la mayoría se sitúa en una posición intermedia por debajo siempre de la media. Nivel educativo vs. grupo de cotización (ocupaciones) La aproximación al nivel educativo de los trabajadores resulta más compleja dado que la información proviene del Padrón Municipal Continuo del INE y su actualización no depende de un cambio en la variable en cuestión. Por tanto, este indicador puede estar ofreciendo una información que no responde al nivel actual de educación del individuo y ser éste superior en realidad. De acuerdo con las limitaciones de la variable, se considera inicialmente a las personas de alta cualificación en un sentido amplio, es decir, trabajadores con Bachiller, formación profesional de segundo grado o títulos equivalentes o superiores. Esas limitaciones pueden compensarse en parte con la información sobre el grupo de cotización, como indicador de la categoría profesional reconocida por el empleador, que concierne sólo a trabajadores por cuenta ajena y que sí se actualiza en función del contrato[57]. Nuestro trabajo se centra en dos colectivos de trabajadores titulados:

“Ingenieros, licenciados, y alta dirección”, así como “Ingeniero técnicos, ayudantes titulados”[58]. De esta forma, de los 281.139 trabajadores que como mínimo tienen estudios secundarios (37,79% del total), la cuarta parte pertenece a esos grupos de cotización superiores. De forma inversa, de los 81.212 trabajadores con esas ocupaciones, resulta que el 87,60% tiene como mínimo el título de Bachiller. A partir de estas evidencias, nuestra aproximación a las clases creativas planteada a través de la MCVL combina el nivel educativo y los dos grupos de cotización superiores. El análisis exploratorio previo reveló que una composición tal del grupo objetivo presenta el mayor potencial para el análisis en sus distintas dimensiones.

Características socio-profesionales de los trabajadores en la economía del conocimiento y creativa Comenzamos el análisis evaluando el tamaño de la muestra disponible de trabajadores tanto desde la perspectiva estrictamente sectorial como ocupacional que, según lo explicado, contempla a su vez el criterio del nivel de cualificación. Las 158.468 relaciones laborales del personal ocupado, vigentes al menos un día en 2008 y en sectores intensivos en tecnología (en el Cuadro 3: “IT”), conocimiento (“IC”) y creativos (“C”), a los que globalmente denominaremos como sectores intensivos en tecnología, en conocimiento o creativos (“SITCC”), suponen un 11,44% del total de la economía. El número de trabajadores ocupados en ellos asciende a 88.236, que representarían 2.205.900 trabajadores en la realidad. El aumento del peso relativo de los trabajadores respecto de las relaciones laborales en SITCC, así como de la distancia respecto del conjunto de la economía, se explicaría ante el menor volumen de contratos por trabajador. Por sectores, los intensivos en tecnología aumentan significativamente su peso, crecen también los intensivos en conocimiento y desciende en cambio la participación del empleo en los sectores creativos, que vimos presentan algunas de las ratios de relaciones laborales por empleado más elevadas. Comenzando por la aproximación estrictamente sectorial, se confirma que pese a haber tomado el escenario más restrictivo, existe una descompensación a favor de las actividades de servicios intensivas en conocimiento (107.815 relaciones laborales), por encima de los sectores creativos (44.971) y la industrias intensivas en tecnología (5.682). Los resultados a nivel de trabajador no alteran este patrón. A falta de valorar la estabilidad en el tiempo de las relaciones laborales, con carácter inicial cabe concluir una cierta debilidad relativa de la industria de alta intensidad tecnológica como forma de inserción en la economía del conocimiento, frente al resto de sectores considerados. Como consideraciones adicionales cabe señalar ahora que algunas clasificaciones sectoriales de referencia, como la de Eurostat, contemplan un segundo tipo de sectores de “Media-Alta intensidad tecnológica”, fuera de nuestra selección, que incluye actividades ciertamente innovadoras con fuerte protagonismo en distintas economías regionales (industria química, fabricación de maquinaría y equipos, industria del automóvil…). Por otro lado, tampoco podemos descartar que la subrepresentación del País Vasco y Navarra afecte de forma más intensa a los sectores industriales, de fuerte implantación en ambas regiones.

Cuadro 3. Tamaño del grupo objetivo de trabajadores, 2008 IT IC C SITCC Resto Total economía 5.682 107.815 44.971 158.468 1.227.087 1.385.555 0,41 7,78 3,25 11,44 88,56 100 Rel. laborales Alta cualificación(1) y grupos de cotización superiores(2) 1.043 18.998 2.251 22.292 101.127 123.419 % total economía 0,85 15,39 1,82 18,06 81,94 100 % total sector 18,36 17,62 5,01 14,07 8,24 8,91 Total 4.846 72.762 10.628 88.236 655.579 743.815 % total economía 0,65 9,78 1,43 11,86 88,14 100 Trabajadores Alta cualificación(1) y grupos de cotización superiores(2) 931 14.511 1.281 16.723 54.416 71.139 % total economía 1,31 20,40 1,80 23,51 76,49 100 % total sector 19,21 19,94 12,05 18,95 8,30 9,56 SITCC: sectores intensivos en tecnología (IT), intensivos en conocimiento (IC) y sectores creativos (C). (1) Bachiller, formación profesional de segundo grado o títulos equivalentes o superiores. (2) Grupos 01: Ingenieros, licenciados, y alta dirección y 02: Ingeniero técnicos, ayudantes titulados. Total % total economía

Fuente: MCVL 2008, elaboración propia.

Las 22.292 relaciones laborales de trabajadores cualificados que desempeñan funciones de dirección y apoyo en los SITCC representan el 18,06%. Aunque el reparto sectorial prima a los sectores intensivos en conocimiento (15,39%), donde el nivel de cualificación de la mano de obra es un aspecto habitualmente mencionado, la concentración relativa respecto del conjunto de relaciones del sector resulta ser algo superior en las intensivas en tecnología (18,36% frente a 17,62%). En el caso de los sectores creativos dicho peso quedaría por debajo de la media del conjunto de la economía (5,01%). Al observar la información a nivel de trabajador, se producen algunos cambios interesantes, aumentando la distancia entre el tamaño de estos trabajadores dentro de los sectores SITCC (18,95%), respecto de ese peso en el conjunto de la economía (9,56%). Con independencia de los cambios en el reparto de efectivos entre subsectores, dentro de ellos se observa un incremento relativo del porcentaje de este tipo de trabajadores; hasta el 19,94% en los servicios intensivos en conocimiento y el 19,21% en sectores industriales intensivos en tecnología, donde cabría esperar mayor peso de las ocupaciones asociadas a funciones de producción y no de gestión o dirección. El resultado confirmaría la intensidad de los procesos de terciarización industrial y el cambio en los perfiles socio-profesionales ya identificado en estudios anteriores[59]. La situación afecta incluso a los sectores creativos, donde las diferencias respecto del peso alcanzado por las relaciones laborales dentro del sector (12,05% frente a 5,01%) podría estar indicando cierta dualización en las condiciones del empleo del sector, con una parte diferenciada de trabajadores cualificados en puestos de responsabilidad y con mayor estabilidad en el empleo, sin descartar una mayor presencia relativa de empleo por cuenta propia que podría reforzar esta tendencia. Una de las bazas más importantes de la investigación propuesta a partir de la MCVL resulta de la posibilidad de caracterizar socio-profesionalmente a los trabajadores en la economía del conocimiento (de ahí lo restrictivo de los distintos criterios de selección impuestos). Este esfuerzo de caracterización persigue dar respuesta a varios de los interrogantes teóricos planteados, sin que ello signifique que se considere que son estos aspectos y no los relativos a la distribución de los puestos de trabajo, los que guían la distribución de los trabajadores dentro del sistema urbano. El Cuadro 4 recoge las características personales básicas de los trabajadores ocupados, tanto asalariados como autónomos, con estudios mínimos de secundaria y en los grupos de cotización superiores. El análisis se amplía con los aspectos relativos a la contratación, disponibles únicamente para el grupo de trabajadores asalariados (Cuadro 5). Al respecto, resulta importante recordar que la información derivada del contrato vigente seleccionado viene condicionada por el sistema de extracción de los casos descrito más arriba.

Cuadro 4. Características de los trabajadores ocupados con alta cualificación y que desempeñan tareas directivas y de apoyo, 2008 (*)

Edad media de los trabajadores (años en 2008) Porcentaje de mujeres trabajadoras Porcentaje de trabajadores nacidos en el extranjero Porcentaje trabajadores con alta cualificación

IT 39,05 (39,04) 35,55 (38,32) 5,48 (6,03)

IC 37,87 (37,53) 39,03 (45,69) 7,32 (7,87)

C 40,08 (36,33) 45,98 (43,23) 5,46 (10,13)

SITCC 38,11 (37,47) 39,36 (44,99) 7,07 (8,04)

Resto 40,65 (38,86) 55,84 (43,24) 5,05 (13,54)

100

100

100

100

100

(61,41) (70,02) 17,61 21,12 (13,00) (15,99) 0 0 Porcentaje de trabajadores autónomos (3,24) (11,60) 55.266,6 48.172,4 Percepción dineraria en concepto de salario (!) (34.701,3) (29.571,5) 469,0 2.573,2 Percepción dineraria por cursos, conferencias, obras artísticas (!) (1.057,2) (2.366,2) 7.445,3 17.284,8 Percepción dineraria por rendi-mientos activ. económicas (!) (8.383,9) (30.914,9) 50.932,8 15.603,1 Percepción dineraria por rentas exenta y dietas (!) (30.227,3) (9.985,5) 114.933,0 84.433,9 Total percepciones dinerarias y en especie (!) (74.676,3) (73.299,3) 6,81 5,32 Duración media de la relación laboral (años) (6,62) (5,65) 1,19 1,34 Nº medio de contratos vigentes en 2008 (1,24) (1,40) SITCC: sectores intensivos en tecnología (IT), intensivos en conocimiento (IC) y sectores creativos (C). (*) Entre paréntesis se indica el valor correspondiente a los trabajadores en general. Distinta provincia de residencia y primera afiliación (%)

(58,52) 24,74 (17,94) 0 (15,22) 44.797,7 (20.519,6) 1.318,1 (1.892,9) 6.613,7 (16.580,3) 57.275,8 (13.906,1) 110.094,5 (52.985,6) 5,23 (4,24) 1,53 (3,26)

(68,16) 21,21 (16,06) 0 (11,58) 48.360,4 (28.883,1) 2.426,1 (2.250,6) 15.618,9 (28.205,0) 21.310,8 (11.752,8) 88.466,9 (71.501,7) 5,40 (5,53) 1,35 (1,62)

(33,71) 22,49 (14,35) 0 (11,36) 39.728,8 (17.961,3) 1.736,1 (1.750,8) 13.274,2 (16.934,5) 17.454,5 (5.945,9) 72.375,1 (42.687,8) 5,45 (5,02) 1,87 (1,75)

Fuente: MCVL 2008, elaboración propia.

El cálculo del número medio de relaciones laborales por trabajador sirve como instrumento de control de la información presentada. El cálculo de esta ratio necesita la delimitación temporal, considerándose todos los contratos que han estado vigentes en el año 2008 al menos durante un día. Además, la incorporación de otra dimensión, como es el sector económico, complica el cálculo debido a que no existe una relación biunívoca entre los términos trabajador, relación laboral y sector. Con todo, la solución adoptada fija el sector al trabajador a través de su última relación vigente. De esta forma, se determina el número de relaciones que los trabajadores de un mismo sector han tenido en el periodo de estudio y se calcula la media dividiendo la cuantía de relaciones entre el número de trabajadores en ese sector.

Cuadro 5. Características de los trabajadores asalariados con alta cualificación y que desempeñan tareas directivas y de apoyo, 2008 (*) IT IC 2.067,86 726,09 (1.123,18) (645,86) 100,00 100,00 Porcentaje de trabajadores con categoría profesional alta (21,63) (25,24) 0,00 19,53 Porcentaje cuando empleador es una entidad pública (0,51) (8,47) 79,91 38,58 Porcentaje cuando empleador es Sociedad Anónima (70,63) (37,43) 91,51 73,70 Porcentaje de trabajadores con contrato indefinido (84,26) (71,96) 8,16 21,63 Porcentaje de trabajadores con contrato temporal (15,57) (25,54) 98,28 87,95 Porcentaje de trabajadores con contrato a tiempo completo (95,61) (84,62) 1,40 7,31 Porcentaje de trabajadores con contrato a tiempo parcial (4,05) (12,56) 6,81 5,32 Duración media del contrato laboral (en años) (6,52) (5,39) 88,08 85,92 Igual provincia de domicilio y de actividad económica (%) (89,38) (88,03) 22,34 43,70 Igual municipio de domicilio y de actividad económica (%) (25,21) (41,01) SITCC: sectores intensivos en tecnología (IT), intensivos en conocimiento (IC) y sectores creativos (C). (*) Entre paréntesis se indica el valor correspondiente a los trabajadores en general. Trabajadores en la cuenta principal

C 354,17 (146,39) 100,00 (16,50) 10,93 (5,59) 55,19 (34,76) 79,63 (51,80) 18,81 (46,78) 93,68 (78,21) 4,53 (18,50) 5,23 (3,46) 87,12 (83,72) 43,09 (38,67)

SITCC 772,30 (616,86) 100,00 (24,01) 17,78 (7,66) 42,15 (39,12) 75,14 (70,37) 20,67 (27,40) 88,96 (84,54) 6,77 (12,74) 5,40 (5,23) 86,13 (87,62) 42,46 (39,79)

Resto 1.422,30 (524,27) 100,00 (10,75) 47,00 (13,60) 19,54 (26,93) 47,60 (50,90) 29,52 (38,30) 66,23 (70,92) 10,46 (16,24) 5,45 (4,49) 87,97 (87,51) 39,79 (29,92)

Fuente: MCVL 2008, elaboración propia.

Si tomamos a los trabajadores cualificados y en ocupaciones superiores con una relación laboral en alguno de los SITCC, el número medio de sus relaciones vigentes a lo largo de 2008 en o fuera de la economía del conocimiento fue de 1,35, fluctuando desde las 1,53 en los creativos hasta los 1,19 en los intensivos en tecnología. En otras palabras, aunque dentro del mismo año los trabajadores más cualificados en la economía del conocimiento desarrollaron en media más de un trabajo, esto les sitúa por debajo de la tendencia general, tanto en otros sectores como con otra cualificación. Al respecto, merece la pena subrayar esa media de 3,26 relaciones para el conjunto de trabajadores de los sectores creativos, que aporta una primera imagen de la segmentación laboral. Características personales de los trabajadores La edad media de los trabajadores más cualificados en la economía del conocimiento se sitúa en torno a los 38 años, ligeramente por debajo de la media en otro tipo de sectores (algo más de 40 años). No obstante, existen diferencias apreciables de casi tres años entre las tres subramas, siendo los sectores creativos los que emplean a trabajadores cualificados de mayor edad (40 años), al contrario que lo observado para el conjunto de trabajadores (con 36 años presenta la edad media más baja), fruto posiblemente de una estructura por edades no homogénea dentro del sector. En otras palabras, en este caso la ocupación parece relacionarse con la edad del trabajador, siendo más frecuente que los trabajadores de más edad desempeñen puestos directivos y de apoyo. Por género, la presencia de mujeres en los SITCC está claramente por debajo de la media del resto de la economía (39,36% frente a 55,8%), donde sí resulta mayoritario el desempeño de mujeres tituladas, frente a los hombres, en actividades directivas y de apoyo. Al respecto, tanto un mayor nivel formativo en general de las trabajadoras, junto con la inclusión aquí de grandes sectores del sector público (sanidad y educación) que presentan mayor peso de empleo femenino, podrían estar detrás de estas cifras. En todo caso, la distancia a la media aumenta en las ramas intensivas en tecnología (35,55%) o conocimiento (39,03%) y se reduce en cambio en las ramas creativas (45,98%), donde el peso relativo de las mujeres más cualificadas es superior al del conjunto de mujeres del sector, como en el resto de la economía. Considerando que los trabajadores de las clases creativas debe tener como mínimo estudios secundarios (variable criterio), el porcentaje para el conjunto de trabajadores de los SITCC estaría en el 68,16%, es decir, casi 35 puntos por encima de lo observado en el resto de la economía y más de 37 puntos en el caso específico de los servicios intensivos en conocimiento. Si nos fijamos en la categoría profesional (variable criterio) sólo disponible para los trabajadores asalariados (de ahí las diferencia respecto del Cuadro 3), el porcentaje de trabajadores en las categorías superiores se sitúa para los SITCC en el 24%, más del doble de lo observado en el resto de sectores. Las cifras confirman que en una aproximación estrictamente sectorial, tres cuartas partes del empleo en la economía del conocimiento serían consideradas como clases creativas,

cuando en principio parecen desempeñar tareas rutinarias, alejadas de los principios de innovación o creatividad. Un aspecto fundamental de la investigación es conocer el origen de este capital humano. Un 7% de los trabajadores más cualificados en SITCC nacieron fuera del país, si bien su peso relativo se reduce dos puntos en el resto de la economía, evidenciando la orientación sectorial de este personal extranjero muy cualificado. De esta forma, en el conjunto de trabajadores los nacidos fuera alcanzan un 13,54% en el resto de la economía y un 8% en los SITCC, aumentando significativamente su peso entre los sectores creativos, lo que posiblemente refuerza algunas de las tendencias de dualización del mercado laboral ya apuntadas. Por origen geográfico de las clases creativas, la Unión Europea concentra más del 60%, destacando Italia (15,20%) y Francia (11,18%) por delante del resto, mientras que América Central y del Sur suman casi otron 32%, con Argentina a la cabeza (7,45%). Para el conjunto de trabajadores se observa un aumento del peso relativo de los orígenes de la Europa no comunitaria, Norteamérica y Africa. La baja presencia de ciudadanos de otros países en la economía del conocimiento no significa que no existan movimientos migratorios internos hasta alcanzar los actuales lugares de trabajo. Aunque se necesitaría un análisis en profundidad de la cuestión, se observa que un 21,21% de los trabajadores en SITCC residen en provincias distintas a la que fue su provincia de primera afiliación. Es decir, la movilidad del “talento” dentro de España es bastante superior al resto de trabajadores del sector (16,06%) y desde luego a la del resto de la economía (14,35%). Se sumaría así a la imagen proyectada por la edad media y el género, el hecho de que en los subsectores industriales intensivos en tecnología ese porcentaje desciende hasta el 17,61%, al tiempo que en sectores creativos alcanza el 24,74%. En el caso de los trabajadores asalariados podemos aproximarnos a otras formas de movilidad laboral. El porcentaje de trabajadores más cualificados en SITCC que trabaja en la misma provincia de residencia se sitúa en el 86,13%, creciendo ligeramente en los sectores intensivos en tecnología y los creativos. De todas formas, las diferencias con otros sectores u otras ocupaciones no son demasiado acusadas, salvo en ese último caso. El mismo análisis a escala municipal pone de manifiesto que el 42,46% de los trabajadores asalariados en SITCC trabaja y reside en la misma localidad, un porcentaje sensiblemente superior al de los trabajadores de otros sectores (39,79%). En un contexto donde se afirma la fuerte polarización del capital humano hacia las grandes ciudades, el detalle por subramas de actividad vendría a confirmar algunas pautas en las estrategias residenciales de estas clases creativas y la localización de los centros de trabajo. En la industria, el porcentaje donde ambos ámbitos coinciden roza el 22,34%, muy por debajo del promedio general, como resultado de los procesos de deslocalización de la industrias hacia las periferias de las principales metrópolis del país. Por el contrario, la coexistencia de servicios avanzados y actividades creativas con los usos residenciales, incluso en ámbitos urbanos centrales, podría estar detrás de la elevación de dicho porcentaje por encima del 43%. Características de los lugares de trabajo Las características de los lugares de trabajo y las modalidades de contratación anteceden a la cuestión de la calidad del empleo. Un primer aspecto a considerar es el porcentaje de trabajadores por cuenta ajena en los SITCC, que se sitúa en el 100% dado que la variable criterio del grupo de cotización sólo está disponible para este tipo de trabajadores. No obstante, para el conjunto de trabajadores el peso se sitúa en el 88,42%, oscilando entre el 96,76% en los sectores intensivos en tecnología y el 84,78% en los creativos. Sin perder de vista que los trabajadores autónomos están infrarrepresentados en la submuestra extraída[60], su peso queda por encima del resto de la economía (11,58% frente a 11,36%), sobre todo en los sectores creativos. Haciendo referencia a los trabajadores por cuenta ajena, más del 42% de los que desempeñan su trabajo en SITCC están contratados por Sociedades Anónimas, 22 puntos por encima del resto de la economía y disparándose por encima de los 60 en el caso de la industria de alta intensidad tecnológica. En los sectores creativos un tercio del conjunto de trabajadores trabaja en una Sociedad Anónima, mientras que ese peso en las clases creativas crece por encima del 55%. Entre otros empleadores posibles de interés para el estudio, el peso de las entidades públicas se sitúa en el 17,78% entre los trabajadores de los SITCC, muy por debajo del resto de la economía (47%) y con una presencia mínima entre las industrias intensivas en tecnología. Al respecto, la elección del escenario sectorial más restrictivo deja de hecho fuera del análisis a sectores con un peso en lo público muy importante, como educación o sanidad. En todo caso, los datos apuntan a que son los empleados más cualificados y en ocupaciones superiores los que trabajarían en mayor medida para el sector público. El número de trabajadores en la cuenta de cotización permite una primera aproximación al tamaño medio de las empresas o instituciones contratantes[61]. En media, los trabajadores en la economía del conocimiento se vinculan a cuentas de cotización de un tamaño por debajo del promedio (772 trabajadores), con un máximo en el caso de la industria intensiva en tecnología (2.067 trabajadores) y un mínimo en los sectores creativos (354 trabajadores). El cruce de ésta y la anterior variable permite confirmar la fuerte atomización empresarial del sector creativo, lo que refuerza las conclusiones acerca de las nuevas formas de organización del trabajo. Calidad del empleo Las relaciones laborales de los trabajadores ocupados en SITCC presentan una duración por debajo de la media del resto de la economía (5,40 años frente a 5,45), fluctuando entre los sectores industriales (6,81 años) y las actividades creativas (5,23). Aunque en principio la información parece apuntar a que el ritmo en la contratación de las clases creativas puede ser superior al resto (otra forma de movilidad), hay que recordar que no se incluye a los autónomos (de ahí que el indicador sea el mismo en los Cuadros 4 y 5). En ese sentido, los valores de duración media para el conjunto de trabajadores, independientemente de su nivel de cualificación y ocupación, reflejan una mayor estabilidad de los autónomos, al no disponer de formas de contratación temporal y presentar un ritmo inferior de actualización de las relaciones laborales en la MCVL. Esto explicaría el aumento de la diferencia entre los dos subconjuntos de trabajadores dentro de las actividades creativas, donde la presencia de autónomos era mayor. Por otro lado, junto con el impacto de esos esquemas más flexibles y dinámicos de trabajo por cuenta propia, frecuentes por ejemplo entre profesionales del cine, la televisión o la cultura, no podemos olvidar el crecimiento en los últimos años de los llamados “falsos autónomos”. En un intento de las empresas por abaratar costes en la contratación, evitar la acumulación de antigüedad y el pago de indemnizaciones por despido, algunos trabajadores pueden verse obligados a darse de alta en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos, pese a mantener una dependencia con la empresa equiparable con el trabajador por cuenta ajena (lugar de trabajo, pertenencia a la organización, retribuciones estables,…). Aunque en el caso específico de los trabajadores asalariados es posible indagar a cerca del tipo de contrato, la fuente presenta algunas particularidades en la forma de clasificación de los mismos. Aparte de la distinción habitual entre contratos indefinidos y temporales (o de forma equivalente entre tiempo completo y parcial), aparece un tercer grupo no incluido en el resto, bien porque la definición que da la Seguridad Social de los mismos no permite su asignación a una de las dos categorías, bien porque durante cierto tiempo parte de la clasificación no se ajustó a criterios de duración (se observa la superposición de tipos de contratos derivados de la distinta legislación laboral existente desde la década de los sesenta). El porcentaje de trabajadores asalariados con contrato indefinido en los SITCC se situaría en el 75,14% (frente al 47,60% del promedio general), destacando el 91,51% de los trabajadores de la industria de alta intensidad tecnológica y el 79,63% de los sectores creativos (con más de 17 puntos de diferencia respecto del conjunto de trabajadores del sector). Aunque inicialmente estas cifras de contratación indefinida puedan parecer altas, hay que considerar que no hablamos de nuevos contratos de 2008 sino de contratos ya firmados que se mantienen vigentes en 2008 (entre los cuales se incluyen además los pertenecientes a funcionarios públicos); pese a ello, la tasa de temporalidad obtenida (20,67% en SITCC y 29,52% en el resto de la economía) estaría en torno a lo esperado[62]. Las modalidades que define el denominado coeficiente de tiempo parcial refuerza estas conclusiones; el 88,96% de los trabajadores en SITCC tiene contratos a tiempo completo (frente al 66,23% del resto de la economía), alcanzándose de nuevo el máximo en las ramas industriales (98,28%). A modo de valoración de las formas de contratación y la calidad del empleo, cabe señalar que la imagen resultante ofrece distintas caras. Con carácter general se confirma la mayor calidad en el empleo en la economía del conocimiento respecto del resto de sectores y tipos de trabajadores (mayor peso de los contratos indefinidos y a tiempo completo). Sin embargo, esto no impide que exista una fuerte heterogeneidad interna, en la línea de las mencionadas tesis sobre las nuevas formas flexibles de organización del trabajo en sectores creativos, con un volumen creciente de autónomos y contratados a tiempo parcial, sin olvidar las tendencias a la segmentación de sus mercados laborales visibles desde diferentes perspectivas.

Condiciones de contratación Uno de los aspectos menos tratados hasta el momento en la bibliografía especializada es el relativo a las condiciones de contratación y que aquí hemos querido introducir a través del nivel de ingresos brutos de los trabajadores, información que en la MCVL aparece desglosada entre “percepción integra dineraria” y “percepción en especie”, según conceptos de percepción. El promedio de la percepción integra anual de los trabajadores por cuenta ajena en SITCC (antes de impuestos), lo que equivaldría al salario medio, se sitúa en los 48.360,4 !, es decir, más de 8.500 ! de diferencia respecto de resto de la economía y casi 20.000 ! en relación con los ingresos del conjunto de trabajadores. Ese patrón se repite en todos y cada uno de los sectores, aumentando en la industria intensiva en tecnología (55.266,6 !). Aunque con diferencias menores a las esperadas (quizás por la exclusión de la mayoría de los trabajadores pertenecientes a la sanidad o la educación, que computan dentro del resto de la economía), las percepciones obtenidas de la impartición de cursos, conferencias, seminarios o de la elaboración de obras literarias, artísticas o científicas también estaría por encima de la media en los SITCC (2.426,1 !) y sobre todo en el caso de los servicios intensivos en conocimiento (2.573,2 !). En el extremo contrario, los trabajadores en las ramas industriales presentan un nivel de ingresos en esta partida muy por debajo de la media (469 !), incluso del conjunto de trabajadores, lo que exigiría un estudio en mayor profundidad del comportamiento de este indicador. En cuanto a los rendimientos de las actividades económicas, entre los que se incluyen contraprestaciones por actividades profesionales o las procedentes de la propiedad intelectual, los ingresos medios en los SITCC se sitúan en 15.618,9 !, más de 2.000 ! por encima de la media del resto de sectores, mientras que caen por debajo del nivel del resto de ocupaciones, penalizados por la ausencia de autónomos en la definición estadística de las clases creativas. En cualquier caso, la distancia aumenta considerablemente en los servicios intensivos en conocimiento, en los que desempeñan su actividad un gran número de profesionales, como abogados o arquitectos, hasta el punto que en el conjunto de trabajadores esta partida de ingreso resulta superior a los rendimientos del trabajo. Finalmente, las denominadas “rentas exenta y dietas exceptuadas de gravamen” también presentan un saldo a favor de los SITCC respecto del resto de la economía (21.310,8 ! frente a 17.454,5 !), destacando su importancia entre los sectores intensivos en tecnología y creativos. La suma de todas estas percepciones (incluidas aquéllas en especie), nos permite aproximar el nivel de ingresos brutos de los trabajadores de mayor rango en la economía del conocimiento, que recibirían en media unos 88.466,8 !, esto es, un 22% más que los ingresos medios en el resto de los sectores; 58% en el caso de la industria intensiva en tecnología, 16% en servicios intensivos en conocimiento y 52% en los sectores creativos. En resumen, fuera y dentro de la economía del conocimiento los ingresos del personal cualificado en tareas directivas y de apoyo son muy superiores al resto de trabajadores, llegando a duplicarse en el caso de los sectores creativos, y evidenciando además la existencia de diferencias internas importantes en cuanto a la estructura de las retribuciones. Aunque el peso de la parte correspondiente al salario dentro de las clases creativas es similar al resto de la economía (54,66% y 54,89% respectivamente), éste se sitúa a casi 14 puntos del observado en el conjunto de trabajadores de los SITCC (40,39%). Al respecto, en todos los subsectores esta partida de ingresos es ligeramente mayor que en el conjunto trabajadores, salvo en los sectores intensivos en conocimiento donde la diferencia crece sustancialmente, algo que en parte podemos atribuir al menor peso de las rentas y dietas exentas, cuestión que también exigiría de un análisis en detalle. Por otro lado, en las actividades creativas el salario ocupa una proporción significativamente menor, lo que se traduce en una mayor diversificación de las fuentes de ingresos.

Aproximación a la distribución espacial de las clases creativas por provincias y dentro del sistema urbano Parece oportuno iniciar el análisis espacial verificando si efectivamente la presencia de este tipo de trabajadores se relaciona con mayor dinamismo de los territorios, a la manera en que R. Florida plantea su “geografía del talento”. En la línea de su “talent index”[63] y asumiendo el déficit de estadísticas sobre crecimiento económico a nivel municipal para el conjunto del país, en la Figura 2 se relaciona a nivel provincial el PIB a precios de mercado en 2007 y su evolución en el periodo 2000-2007, con la densidad por cada 10.000 habitantes de los trabajadores residentes cualificados y en los grupos de cotización superiores, que en 2008 tuvieron algún contrato en la economía del conocimiento. Aunque en términos absolutos la correlación con el PIB resulta positiva (r= 0,537), la asociación con el crecimiento económico se revela en principio débil (r= 0,028). En este sentido, siendo prácticamente idéntico el primer resultado al caso de Estados Unidos, la correlación desde la perspectiva dinámica queda por debajo, entre otras cosas porque en nuestro caso el análisis se realizó para la última fecha de referencia (2007) y no la primera (2000), para la que la información de la MCVL no está disponible. En cualquier caso, que la densidad de las clases creativas se incrementa en las provincias más ricas del país es algo que queda confirmado, de la misma forma que su presencia es un factor que influye positivamente en el crecimiento. Sin embargo, se advierte la influencia de otros vectores del crecimiento, empezando por el dinamismo sectorial y más concretamente del sector inmobiliario, lo que por otro lado se refleja en el comportamiento positivo de las provincias del litoral mediterráneo o en torno a Madrid, la principal aglomeración urbana del país.

Figura 2. Dinamismo económico y presencia en el territorio de los trabajadores asalariados con alta cualificación y en grupos de cotización superiores, 2008. Fuente: MCVL 2008, elaboración propia.

El análisis de las relaciones laborales permite establecer la comparación entre la distribución espacial de los contratos por lugar de trabajo y por residencia del trabajador, aportando luz a la enunciada discusión sobre la desigual capacidad de los territorios para generar puestos de trabajo en la economía del conocimiento por un lado y el desigual atractivo como lugares de residencia para los trabajadores por otro. Teniendo en cuenta la subrepresentación de partida de algunas provincias, la aproximación tanto a escala provincial como del sistema urbano se basa en el estudio de las diferencias relativas encontradas entre el nivel de representación de las observaciones en los SITCC y el peso en el conjunto de la economía, derivado del muestreo aleatorio inicial (en los Cuadros 6 y 7 las celdas sombreadas señalan un porcentaje por encima del promedio del país). Si en algunos casos se observan patrones espaciales subyacentes, en otros las diferencias aluden a porcentajes demasiado pequeños como para descartar cierta aleatoriedad en las distribuciones espaciales observadas. El conjunto de las relaciones laborales de trabajadores residentes que como mínimo cuentan con estudios secundarios y que desempeñan tareas de los grupos de cotización superiores se eleva hasta las 123.419, representando el 8,91% del total, cuando dentro de la economía superan el 14%. El mayor volumen de contratos en el conjunto de la economía corresponde a Madrid (20,13%) y Barcelona (15,71%), seguido por Valencia (6,01%) y Sevilla (3,56%), confirmando su fuerte polarización hacia las principales metrópolis. Al respecto, contribuiría a la baja participación de Vizcaya la desigual disponibilidad estadística de los datos. Los contratos en SITCC ascienden a 22.292, repartidos de forma muy desequilibrada, destacando Madrid (37,53%), Barcelona (16,10%), Valencia (5,62%), Sevilla

(3,58%). Sólo seis provincias presentan sobrerrepresentación en el conjunto de los SITCC: Madrid, que es el único caso en que ésta afecta a las tres subramas; además de Barcelona en industria intensiva en tecnología y sectores creativos; Navarra en los sectores intensivos en conocimiento y creativos; Gerona en los sectores intensivos en tecnología y en conocimiento; Álava y Sevilla en la industria creativa. Junto con ello, aparecen otros patrones de especialización en sectores concretos; desde los industriales (Guadalajara y Zaragoza), de servicios (Valladolid) y, sobre todo, sectores creativos (Cáceres, La Coruña, Guipuzcoa, La Rioja). La información sobre la localización de los centros de trabajo confirma las diferencias en la importancia que alcanzan los colectivos de trabajadores seleccionados en las provincias. En ocasiones esto es resultado del volumen absoluto acumulado, lo que de alguna forma refleja el propio tamaño del mercado laboral, y/o del protagonismo que alcanzan las clases creativas dentro de los respectivos sectores. La Figura 3 confirma que ambas circunstancias concurren en un grupo reducido de cinco provincias (la segunda imagen es una ampliación de la primera): Madrid, Barcelona, Valencia, Sevilla y Girona. Más numeroso es el grupo de provincias que presentan valores relativos por encima de la media (12,21%), pero en cambio un volumen final por debajo del promedio (1,92%), como Segovia, Cáceres, Asturias o La Rioja. De forma inversa, en el caso de La Coruña se observa un peso en el conjunto nacional por encima de la media, pero en cambio un protagonismo relativo inferior a ésta. Aunque globalmente se mantiene el patrón de especialización en SITCC ya detectado en los casos de Madrid, Barcelona, Sevilla y Girona, internamente se observan algunas diferencias. En el caso de la industria de alta intensidad tecnológica se confirma la importancia relativa de Madrid, Barcelona y Zaragoza, a partir de una representación de actividades de este tipo más diversificada. Se suman a la lista Girona y Huesca, en relación con la presencia de industrias farmacéuticas y/o material medico-quirúrgico. Al mismo tiempo, Guadalajara deja de estar sobrerrepresentada en la muestra[64]. En los servicios intensivos en conocimiento la sobrerrepresentación se mantiene en Madrid, donde de forma preferente se localiza un amplio abanico de actividades intensivas en conocimiento (telecomunicaciones, intermediación financiera, servicios a las empresas, I+D,…), pero también en Girona (sobre todo de servicios a las empresas). Pierde esa condición Valladolid y Navarra[65] y se alcanzan en cambio en Sevilla[66], que se perfila como centro de trabajo importante en servicios avanzados para trabajadores residentes fuera de la provincia.

Figura 3. Peso de los trabajadores asalariados con alta cualificación y en grupos de cotización superiores en la economía del conocimiento, 2008. Fuente: MCVL-2008, elaboración propia.

En cuanto a los sectores creativos, la nueva información por lugar de trabajo confirma la existencia de sobrerrepresentación en las diversificadas economías metropolitanas de Barcelona, Madrid y Sevilla, donde cabe esperar una importancia creciente de las llamadas industrias culturales. Pero a ellas se suman provincias más periféricas como Cáceres, Cuenca, La Coruña o Guipuzcoa, donde se comprueba el peso de las actividades artísticas (centros de arte contemporáneo, museos…), combinadas con las cinematográficas en el caso particular de la provincia vasca. Al respecto, las provincias que caen por debajo del promedio son en esta ocasión Álava, Navarra, Cuenca y La Rioja[67]. El Cuadro 7 toma como referencia la localización municipal que sólo está disponible para los municipios de más de 40.000 habitantes, lo que exige reajustar los intervalos que describen los tamaños urbanos. Se observa que el peso de contratos del personal cualificado que trabaja en tareas directivas y de apoyo en la economía del conocimiento y que reside en una gran ciudad se sitúa en el 46%, siendo éste el único estrato en los que los SITCC aparecen sobrerrepresentados (33,96% en el conjunto de la economía), decreciendo a partir del mismo la representación según el tamaño urbano. La comparación con la información sobre los centros de trabajo confirma un peso todavía mayor de las grandes ciudades, como nodos principales de generación de puestos de trabajo en la economía del conocimiento (59,57%). Como veremos, este patrón, válido para el conjunto de los SITCC, no es generalizable a los tres clusters. En el extremo opuesto del sistema urbano, los núcleos más pequeños, por debajo de los 40.000 habitantes, son el lugar de residencia elegido por más de la cuarta parte de estas clases creativas, cuando tan sólo un 11,21% de ellas trabaja dentro de esos ámbitos espaciales. La cartografía de detalle de la Figura 4 sobre la distribución espacial de los contratos de las clases creativas y el nivel de especialización alcanzado en relación con la distribución promedio (valores por encima de la unidad), permite afinar las trayectorias territoriales más destacadas. Se confirma ese patrón decreciente con Madrid (6.910 contratos), Barcelona (2.696), Valencia (856) y Sevilla (756) liderando las concentraciones de los SITCC en las principales áreas urbanas del país, y que en el caso de la madrileña se refuerza ante el peso de dos ciudades intermedias como Alcobendas (542) o Pozuelo de Alarcón (518). Más allá del tamaño absoluto, la imagen que proyectan los cocientes de localización confirma algunos diagnósticos anteriores en cuanto a la existencia de patrones de especialización dentro del sistema urbano que se traducen en distintas formas de inserción de las ciudades españolas en la economía del conocimiento. Al respecto, conviene recordar que nuestro trabajo deja fuera a los sectores de sanidad y educación (salvo la superior) lo que puede causar cierta infravaloración del peso y la especialización relativa en servicios basados en conocimiento de las ciudades intermedias, entre ellas las capitales provinciales, que en estudios anteriores ya fueron destacadas por ese motivo[68].

Cuadro 6. Distribución de contratos del personal cualificado y en ocupaciones superiores, 2008 (*)

Álava Albacete Alicante Almería Ávila Badajoz I. Baleares Barcelona Burgos Cáceres Cádiz Castellón Ciudad Real

IT (total: 1.043) %PT %PR 0,19 0,00 0,38 0,29 0,19 0,19 0,38 0,38 0,10 0,00 0,00 0,00 0,00 0,10 22,24 20,71 0,19 0,38 0,00 0,10 0,48 0,58 0,10 0,19 0,00 0,00

IC C (total: 18.998) (total: 2.251) %PT %PR %PT %PR 0,16 0,19 0,22 0,67 0,34 0,39 0,04 0,09 1,74 1,91 0,71 0,76 0,50 0,56 0,22 0,18 0,13 0,21 0,09 0,18 0,56 0,58 0,93 0,76 0,79 1,13 1,42 1,69 15,75 14,86 25,28 24,39 0,45 0,64 0,18 0,36 0,35 0,47 1,87 1,91 0,87 1,21 0,84 0,80 0,67 0,79 0,31 0,36 0,43 0,44 0,27 0,22

SITCC (total: 22.292) %PT %PR 0,17 0,23 0,31 0,36 1,56 1,71 0,47 0,51 0,12 0,19 0,57 0,57 0,82 1,13 17,02 16,10 0,41 0,60 0,48 0,60 0,85 1,14 0,61 0,72 0,39 0,40

Total economía (total: 123.393 y 123.419) PT PR 312 251 1.026 1.074 2.923 2.961 1.138 1.115 379 420 1.392 1.366 2.414 2.720 20.771 19.383 906 962 906 1.007 2.429 2.724 1.348 1.324 1.224 1.112

Ciudad Real Córdoba La Coruña Cuenca Girona Granada Guadalajara Guipúzcoa

0,00 0,10 1,05 0,00 1,63 0,00 0,38 0,00

0,00 0,38 0,86 0,19 1,92 0,19 1,05 0,00

0,43 0,61 2,31 0,10 2,14 1,25 0,12 0,22

0,44 0,81 2,38 0,11 2,24 1,31 0,54 0,28

0,27 0,40 5,46 0,62 0,80 0,58 0,22 0,89

0,22 0,36 5,64 0,18 0,98 0,71 0,40 0,84

0,39 0,57 2,57 0,15 1,98 1,12 0,14 0,27

0,40 0,74 2,64 0,12 2,09 1,19 0,55 0,32

Huelva 0,00 0,19 0,36 0,51 0,36 0,31 0,35 0,47 Huesca 0,48 0,38 0,14 0,25 0,09 0,13 0,15 0,25 Jaén 0,38 0,29 0,46 0,67 0,49 0,53 0,46 0,64 León 0,67 0,96 0,43 0,57 0,31 0,31 0,43 0,57 Lleida 0,29 0,48 0,47 0,64 0,31 0,44 0,45 0,61 La Rioja 0,00 0,10 0,41 0,44 0,49 0,76 0,39 0,46 Lugo 0,29 0,58 0,21 0,31 0,27 0,49 0,22 0,34 Madrid 54,94 50,72 42,47 37,34 34,83 33,10 42,28 37,53 Málaga 1,53 1,63 1,77 1,75 1,20 1,24 1,70 1,69 Murcia 0,29 0,38 1,76 1,87 1,02 0,84 1,62 1,70 Navarra 0,19 0,29 0,31 0,51 0,18 0,49 0,29 0,50 Orense 0,00 0,19 0,31 0,43 0,18 0,18 0,28 0,39 Asturias 0,77 1,25 1,78 2,16 1,02 0,98 1,66 2,00 Palencia 0,10 0,19 0,15 0,28 0,04 0,13 0,14 0,26 Las Palmas 0,10 0,10 0,69 0,88 0,67 0,93 0,66 0,85 Pontevedra 0,67 0,58 1,18 1,34 1,33 1,11 1,18 1,28 Salamanca 0,48 0,19 0,69 0,83 0,40 0,49 0,65 0,77 S.C. Tenerife 0,00 0,00 0,77 0,97 1,20 1,20 0,78 0,95 Cantabria 0,10 0,38 0,78 1,08 0,53 0,62 0,72 1,00 Segovia 0,00 0,29 0,19 0,33 0,27 0,36 0,19 0,33 Sevilla 3,07 2,78 4,01 3,48 4,93 4,75 4,06 3,58 Soria 0,10 0,19 0,06 0,07 0,09 0,09 0,07 0,08 Tarragona 0,48 0,77 0,99 1,11 0,53 0,53 0,92 1,03 Teruel 0,00 0,10 0,05 0,11 0,04 0,00 0,04 0,10 Toledo 0,38 0,77 0,35 0,68 0,84 0,71 0,40 0,69 Valencia 4,12 4,51 5,63 5,76 3,91 4,93 5,38 5,62 Valladolid 0,29 1,34 1,48 1,61 1,33 0,89 1,41 1,53 Vizcaya 0,19 0,29 0,62 0,91 0,84 0,89 0,62 0,88 Zamora 0,00 0,00 0,07 0,13 0,27 0,18 0,09 0,13 Zaragoza 2,59 2,59 1,85 1,83 0,67 0,80 1,76 1,76 Ceuta 0,00 0,00 0,02 0,03 0,00 0,04 0,01 0,03 Melilla 0,00 0,00 0,05 0,09 0,00 0,09 0,04 0,09 SITCC: sectores intensivos en tecnología (IT), intensivos en conocimiento (IC) y sectores creativos (C). PT: provincia de trabajo del trabajador. PR: provincia de residencia del trabajador. (*) Se sombrean valores por encima del promedio del país.

1.224 1.412 3.671 532 1.598 1.844 620 469

1.112 1.626 3.449 394 1.878 2.044 689 502

974 567 1.179 1.047 1.160 719 1.338 26.991 2.789 3.086 511 768 2.761 429 2.050 2.487 1.011 2.169 1.260 493 4.499 219 1.798 290 1.816 7.043 1.842 1.174 480 2.803 153 173

1.004 643 1.357 1.228 1.294 738 1.459 24.847 2.632 3.005 595 830 3.036 515 2.150 2.675 1.207 2.312 1.356 565 4.392 221 1.809 535 1.755 7.419 1.926 1.321 422 2.762 196 212

Fuente: MCVL 2008, elaboración propia.

Cuadro 7. Distribución de contratos del personal cualificado y en ocupaciones superiores según tamaño urbano, 2008 (*) IT IC C SITCC Total economía (total: 1.043) (total: 18.998) (total: 2.251) (total: 22.292) (total: 123.419) %MT %MR %MT %MR %MT %MR %MT %MR MT(*) MR >250.000 31,38 48,51 62,04 45,51 51,71 48,87 59,57 46,05 59.681 41.919 100.000 a 250.000 34,74 12,94 16,01 15,91 11,77 13,11 16,46 15,44 27.032 20.807 40.000 a 100.000 9,50 13,33 12,16 12,96 19,37 12,72 12,77 13,12 17.966 18.167
Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.