El educador y el saber tecnológico

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El educador y el saber tecnológico ARTÍCULO PUBLICADO EN EL LIBRO PRÁCTICAS EDUCATIVAS Y SOCIALES DESDE LA PERSPECTIVA IBEROAMERICANA, MÉXICO: UMBRAL_CONACYT, 2013

Tatiana N. Sorókina B. Resumen En la actualidad, la educación debe ser vista desde el horizonte de la complejidad, la que reside en la aceptación de los postulados teóricos que pueden ser vistos como los laberintos sin una única salida. Así, para poder educar hoy se requiere el conocimiento de las tecnologías en general y educativas particularmente. Asimismo, desde la complejidad, que adoptamos en este trabajo, los problemas educativos conducen necesariamente a una cultura pedagógica bajo la luz tecnológica. Es un enfoque que pone énfasis en los elementos de creación y producción más que en los objetos de enseñanza-aprendizaje como tales. Cualquier tecnología es más que una herramienta de apoyo porque representa un hecho cultural y, en nuestros días, globalizado. Sin embargo, surgen preguntas: ¿de qué manera influye cada propuesta tecnológica? o ¿en qué sentido una tecnología educativa puede ser considerada innovadora? Las indagaciones de esta índole es lo que configura el tema de este trabajo que se refiere a los problemas relacionados con la tecnología cibernética puesta al servicio de la escuela superior. Su propósito es exponer algunas prácticas pedagógicas basadas en el uso de plataformas educativas virtuales mostrando que las ventajas y desventajas dependen: primero, del conocimiento, sobre todo teórico, de la herramienta tecnológica y, segundo, del uso que el educador le da en la enseñanza-aprendizaje.

Palabras clave: tecnología, plataformas virtuales, retos de educación _____________________________________________________________ Introducción Últimamente, la inclusión de la herramienta tecnológica en el proceso educativo se hizo prácticamente obligatoria. Parece que es un efecto que se produce hoy en el mundo globalizado, donde a la vanguardia se encuentran países con un potencial bastante desarrollado con una inmersión en las tecnologías digitales impresionante. Sin embargo, no es tan homogénea la adaptación y la asimilación de los productos tecnológicos de punta. El problema, desde mi punto de vista, no es exclusivamente económico, más bien, creo yo, es de índole cultural, asimismo de las tradiciones, principios y hábitos rutinarios. Aquí, la es1

cuela, en todos sus niveles, desempeña un papel determinante reflejando el ambiente general. Si en las sociedades vanguardistas, el sistema educativo dio un paso enorme hacia el uso de la tecnología computacional, en los países tradicionalistas, el encuentro entre la docencia (o su gran mayoría) y la tecnología está aún por realizarse. El objetivo de este texto es exponer algunas indagaciones y respuestas sobre el tema de la tecnología cibernética en el ambiente educativo precisamente en el contexto donde todavía surgen muchas interrogantes y resistencia respecto a la necesidad del uso de computadoras y de internet. Se trata de reflexiones de índole conceptual, pero al mismo tiempo de los comentarios que surgieron durante mi propia práctica en el ambiente educativo tecnológico. Es obvio que la tecnología sigue progresando e irrumpiendo en las esferas bastante lejanas a la materialidad de ésta. Nos encontramos frente a un proceso de cambios constantes, cuando unos artefactos se modifican o desaparecen, otros se inventan y entran en función. Lo mismo sucede en la escuela, donde las herramientas materiales también sustituyen las anteriores y, adelantando un poco, influyen en ésta en un proceso recíproco. Lo preocupante es que muchos educadores ni se dan cuenta de ello. Sin embargo, la tecnología ocupa un lugar importante en la educación. En la Antigüedad y la Edad Media se recurría a las tablas de distintos materiales, a los papeles y tintas. La Modernidad introdujo pizarrones y gises que todavía están en uso y, posteriormente, algunos medios electrónicos (proyectores, aparatos de grabación y reproducción, etcétera). La Postmodernidad inventó un dispositivo incomparablemente más complejo que los anteriores: el medio cibernético. La cara tecnológica de la educación contemporánea Hasta hace relativamente poco tiempo, la así llamada tecnología inteligente (la denominaría intelectual por su función) fue rechazada por muchos do2

centes. La costumbre y la orientación tradicional hacia el libro obstaculizaban la entrada de otros medios. Hoy, la situación ha cambiado, sin embargo, no de manera equitativa en diferentes sociedades. Como consecuencia, aún en nuestros días, la exploración y el uso del ciberespacio en la escuela (inclusive a nivel superior) es bastante pobre.1 Esta situación puede ser atribuida en parte a dos grandes grupos de causas. Uno se relaciona con la creencia de que la técnica siempre se vincula más con el progreso material que con el desarrollo intelectual, afectivo, moral o estético. Por otro lado, los instrumentos educativos anteriores fueron empleados primordialmente como auxiliares de la escritura2 casi exclusivamente. Es muy importante considerar este punto, porque a partir de la escritura –y, sobre todo, alfabética– se formó una cultura que sigue dominando el mundo. La cultura libresca, a su vez, impulsó una educación, cuya herramienta o tecnología básica representó el medio impreso, en otras palabras, el libro impreso. Su formato determinó los métodos de lectura y escritura, que están vinculados íntimamente con el desarrollo intelectual. Leer los textos impresos y escribir para el medio impreso es lo que se enseña en la escuela moderna. En cambio, hoy tenemos un medio estructuralmente más complejo. Los artilugios electrónicos junto con el internet muestran gran variedad de aplicaciones, puesto que, por su origen, la tecnología cibernética tiene una estructura polifuncional e incluyente. El medio cibernético reúne diferentes herramientas (incluido el libro) que comprenden los formatos semióticamente distintos: la palabra, el sonido y la imagen. Pienso que estas dos causas ocupan el primer lugar entre las demás –tal vez, más frecuentemente vistas, como económicas, de hábitos, de bajos niveles de preparación profesional, etcétera–, que tuvieron mayor impacto, desde mi punto de vista, en los principios educativos que todavía mantenemos vigentes. En primer lugar, me refiero a la práctica docente en México y en la mayoría de los países latinoamericanos. 2 Con la escritura no me refiero sólo a la manifestación lingüística, también a los códigos matemático, físico, químico, musical, entre otros 1

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Asimismo, la expansión de la tecnología digital condujo a un estado de rivalidad con la condición humana del hombre.3 En el ambiente educativo, ello se reflejó en el rechazo de la herramienta cibernética. Muchos maestros sintieron que la maquinaria, una cosa que no tiene alma ni emociones, los estaba desafiando. La “invasión” completa de la herramienta computacional creó un sentimiento natural de competencia negativa hacia los artilugios cibernéticos. De hecho, es comprensible este sentir del docente. La educación auxiliada por los soportes anteriores, cumplía sus tareas. A grandes rasgos, se puede decir que la educación y el conocimiento en todos sus niveles avanzaban y, junto con éstos, las ciencias y la técnica. Para la escuela, entonces, fue normal la interrogante: ¿qué tan necesario es un cambio – inminentemente drástico–, al cual conduciría la introducción de herramientas computarizadas? Mientras para algunos la respuesta fue definitivamente sí, otros expresaban muchas dudas de distinta índole. Entiendo bien el resentimiento de los profesores tradicionalistas, quienes aún desaprueban la tecnología y la oponen al ser humano (al maestro). Sin embargo, estoy del lado de los profesores que la aprovechan en su práctica: el mundo cambiante también requiere transformaciones importantes en la educación. Huelga recordar que en nuestros días ya no se toma en serio el rechazo de la tecnología, ni se niega la influencia (diría, la imposición) que tiene la tecnología sobre la educación. Más aún, me parece que el mundo tecnológicamente avanzado exige tareas y metas educativas, si no totalmente nuevas, por lo menos reformadas y actualizadas. Quiero subrayar que el uso de la tecnología en la educación sigue bajo suspicacias y con problemas. El ya pasado conflicto existencial (¿quién o qué gana?) debe ser transfigurado hoy en un móvil para concebir y proponer nuevas conceptualizaciones, formas y métodos del empleo de la A finales del siglo pasado y principios de éste surgieron muchas discusiones filosóficas acerca de la relación entre la tecnología y la humanidad. Una tendencia se denominó tecnocrática y la otra, pesimista o catastrofista. Creo que hoy en día ya no se puede negar el papel que tiene la tecnología. 3

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tecnología cibernética en la escuela contemporánea. En este sentido, una reflexión profunda permitirá abrir el horizonte conceptual nuevo para que la tecnología obtenga dimensiones y funcionamientos reales, es decir, acordes a las necesidades actuales. Así, un concepto diferente de tecnología permite reconocerla, junto con los demás factores, como una formación cultural. Tal vez, este significado genérico amplíe la percepción y el empleo de la tecnología cibernética en la práctica docente. Una deliberación más profunda dejaría ver que las culturas se transforman y revolucionan influidos frecuentemente por los saltos tecnológicos. La educación no se vería como una empresa independiente de este proceso. El hombre contemporáneo está inmerso en el mundo material que inventó y construyó con sus propias manos. Recordemos a Vernadski, quien basó su teoría de noosfera (la esfera de la razón creada por el pensamiento científico) en la idea de que la tecnología, mediante el conocimiento, cambia la vida biológica y, por supuesto, intelectual del ser humano. A su vez, McLuhan, quien no fuera positivista como Vernadski, mostró el estado actual del hombre en el que las extensiones tecnológicas remplazan los órganos biológicos y dilatan el cuerpo humano “natural”. En las condiciones de esta verdadera omnipresencia tecnológica es imposible no ver que el proceso educativo no está sumergido en ella. Al asumir la necesidad del uso de la tecnología, la educación misma debe repensarse y replantearse. El punto central de tal replanteamiento serían los actores involucrados en el proceso educativo: en vez de dos tradicionales, maestro y alumno, surge uno no humano. Se le asigna la tarea de crear ciertas condiciones para que el proceso educativo sea “ajustado” a las exigencias de la postmodernidad. Por una parte, funge como un agente de socialización de los participantes, una injerencia, creo, muy importante, puesto que la educación no puede ser pensada sin diálogos o comunicatividad. Por otra parte, representa soporte material específico del ambiente

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educativo. Estas dos funciones parecen ser las principales: mediador comunicativo y organizador del espacio. En la educación se utilizan diferentes dispositivos tecnológicos. Los docentes, por ejemplo, se ponen en contacto con sus alumnos por medio de correos o sugieren acudir a las páginas virtuales, existe wiki (en mi opinión, un recurso didáctico inapreciable, aunque aún no muy explorado), blogs, entre otros. Las plataformas o las aulas virtuales representan uno de los recursos que fueron elaborados especialmente para la educación. Me parece que se puede dividir las plataformas virtuales en dos grandes categorías. El parámetro de la comparación es su mayor o menor similitud con la educación tradicional. Un tipo de plataformas virtuales, el más antiguo, construye su espacio a semejanza con las aulas físicas y maneja los espacios educativos de la misma manera que los salones de clases tradicionales. En el espacio virtual se crea un ambiente de grupo, colectivo, gremio, asociación; es decir, un ambiente donde se encuentra una cantidad limitada de gente en cierto sentido unificada que se asocia entre sí y se subordina a las mismas metas y actividades. Aquí, la ideología grupal –también diría democrática– se manifiesta a partir de la realización de los comandos programados que el profesor sugiere. En los menús de estas plataformas, por lo regular se encuentra la lista del grupo, el calendario, foros, un lugar para todo tipo de documentos de trabajo y la opción de compartir los sitios de internet de interés común. Desde mi punto de vista, el uso de estos comandos (actividades) crea la posibilidad de desarrollar el sentido colaborativo, por supuesto, si el maestro los explota con estos fines. Las plataformas de esta categoría, además de ser soporte material de la enseñanza y favorecer al aprendizaje, lo hacen, reitero, muy al estilo de las clases presenciales. La segunda categoría de las plataformas virtuales está más orientada hacia la enseñanza individualizada y el aprendizaje autodidacta. Sin embargo, también en este caso, los orientadores o asesores están implicados en el proceso educativo. Las plataformas individualizadas están cons6

truidas para que el alumno tenga acceso rápido al material necesario. Además, se fija el orden, la cantidad del material y los demás elementos de aprendizaje. El alumno tiene todo frente a sus ojos para aprender y estudiar o investigar de manera independiente. Al mismo tiempo en estas plataformas, el maestro no se contempla como un agente activo. El alumno está conectado directamente con la tecnología y no con el profesor. Este último sólo auxilia a la tecnología educativa y no al revés, como en la clase presencial o en las plataformas colaborativas, donde la tecnología se emplea como una herramienta de apoyo. En los casos de las plataformas individualizadas se puede nombrar soporte al ser humano y no a la herramienta tecnológica. Ahora es importante mencionar que ambos tipos de plataformas tienen un rasgo compartido fundamental y lo tienen debido a un medio común específico. Como se puede observar, la educación virtual se basa primordialmente en la escritura. Toda la documentación, el contacto, la interacción y actividades de aprendizaje se realizan en forma escrita. En algunas plataformas se combinan los ejercicios escritos y orales. A pesar de su atractivo, la vinculación telefónica o video-telefónica, o la comunicación oral tecnológicamente mediada por internet aún no ha mostrado los resultados esperados. En este sentido, las clases presenciales tienen más ventajas que la comunicación en el espacio cibernético. Hablando del papel que tiene la escritura en la educación virtual, es obvio que éste fue heredado de la escuela tradicional, moderna (en términos de las épocas históricas) y ya antigua (en términos de la sucesión del tiempo). Reitero que la escuela moderna se formó alrededor de la tecnología y del conocimiento libresco. El medio posmoderno –cibernéticocomputacional– también es apto para el formato discursivo escrito, sin embargo, éste tiene mayores posibilidades semióticas, se ejecuta en un medio muy diferente al medio impreso, por lo que en el ciberespacio cam-

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bia, por lo menos en parte, su presentación y estructura.4 En este sentido, la lectura y escritura siguen siendo dos habilidades sustanciales para la educación contemporánea, pero realizadas de maneras diferentes. La práctica docente y plataformas educativas virtuales Quisiera compartir algunas reflexiones sobre mi experiencia docente en el ambiente virtual. Quiero precisar que imparto clases en forma mixta, es decir, complemento las clases presenciales (obligatorias en la universidad donde laboro) con las sesiones virtuales. Utilizo la plataforma Nicenet, aunque había practicado otras, como Blackboard, Moodle, Envía. Tengo una opinión muy positiva sobre éstas, sin embargo, encontré algunas ventajas en Nicenet, por lo que aún no la he sustituido. En la mayoría de las plataformas se persigue la idea de satisfacer cualquier necesidad educativa, aunque muy específica. Esta característica las hace útiles para una gran cantidad de usuarios, pero también más lentas (pesadas), complejas (muchas opciones a elegir) y, sobre todo, satura más la visión y dispersa la mente. En cambio, Nicenet –una de las plataformas pioneras– mantiene una estructura y un diseño sencillos. Salta a la vista el orden del portal con un estilo austero. Es un gran mérito, porque desde un principio predispone a un trabajo organizado y sin saturaciones visuales. Otra particularidad se observa en una aparente desventaja: no introduce la posibilidad de escribir con cursivas, colores o subrayar directamente en la página. Sin embargo, ello hace de Nicenet una plataforma rápida,5 asimismo permite utilizarlo como un recurso pedagógico. Para publicar un texto con diseño gráfico (negritas, subrayados, etc.) en Nicenet se debe redactarlo primero en un procesador de texto externo, convertirlo al código html, copiarlo y finalmenSobre las transformaciones escriturales vea, por ejemplo, Vandendorpe (2003), Sorókina y Alvarado (2009). 5 Desde enero 1998 hasta el 5 de octubre de 2012, Nicenet utilizaron 2,499,774 de usuarios. 4

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te pegarlo en la plataforma. El procedimiento de traspaso de un espacio a otro permite estar solo frente al texto. En la barra del menú de Nicenet se integra los mismos botones de comando que conforman la mayoría de las plataformas. Estos son: foros, vínculos, materiales de trabajo y tareas en línea, agenda de tareas, lista de grupo, correos personales, asuntos administrativos y cambios de perfil de usuario. No voy a describir Nicenet,6 sólo me limito a detallar algunos elementos relevantes. La estructura de la plataforma está desarrollada como un minihipertexto educativo es decir, como un conjunto de nodos autónomos, pero vinculados mediante diversas rutas de acceso. En otras palabras, las actividades –sobre todo, relacionadas con los foros y agenda de tareas– se conectan entre sí. A su vez, los apartados contienen varias opciones (los nodos) que funcionan independientemente. Esto permite mantener cada pantalla con un mínimo de información como en la matrioshka rusa: es visible sólo una parte, pero se sabe que dentro hay más. La gran ventaja de esta distribución de contenido es una organización clara y una presentación ordenada de todos los documentos escritos. Me detengo en el diseño de la agenda de tareas. Ésta consiste en una lista de actividades y no una tabla tradicional. El formato de lista desplegada linealmente y el desplazamiento vertical le imponen al docente presentar sus instrucciones de manera muy concisa, casi esquemática y, por supuesto, clara. Durante un trimestre (o más) la agenda acumula gran cantidad de actividades, y si las instrucciones son largas, se pierde la sencillez, el orden y el tiempo desde la presentación misma de las actividades. A su vez, el formato de rollo (ahora cibernético con su barra de desplazamiento vertical) en Nicenet se revela otro atributo importante: las tareas se visualizan en su conjunto y no de manera aislada, lo que ocurre en el calendario tabular con su distribución nodal o de tipo codex. Como con-

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Su dirección es: www.nicenet.org. 9

secuencia, la forma de lista es muy funcional y eficiente para las verificaciones y los repasos de tareas en tiempos cortos. En otras palabras, el diseño de la agenda de tareas es un recurso de sistematización de incalculable valor para los pedagogos. Al mismo tiempo quiero resaltar que la práctica educativa, basada en el uso de las aulas virtuales, incita la necesidad de revisión conceptual de algunos aspectos. Antes que nada, me refiero a los cánones de valoración y evaluación de la escritura. Se sabe bien que es el profesor quien establece estos criterios, los que sigue a partir de una u otra teoría. Además, se sabe que estos preceptos fueron elaborados en vista del medio impreso. Sin embargo, actualmente se usa un medio educativo distinto al medio libresco; entonces, la materia escrita también se somete a los cambios. Ésta es la razón por la que la carga conceptual recae sobre los docentes que manejan la tecnología computacional. Menciono algunos criterios de escritura generados en el entorno cibernético. El primer factor que influye en la producción escrita es el espacio virtual. Los maestros, acostumbrados al modelo libresco exigen precisamente este formato. Los géneros discursivos que se enseñan en la escuela (resúmenes, artículos, tesis, etcétera) tienen denominadores comunes: la linealidad y la coherencia. El espacio cibernético no es lineal ni coherente, ni tiene características similares al espacio de libro. Así, la página de la pantalla no es igual a la página de libro.7 A su vez, la estructura del hipertexto está conformada por multiplicidad de nodos-fragmentos independientes. Como resultado, los textos electrónicos8 que se encuentran en internet, no deben ser considerados como textos (libros) tradicionales, por lo que no se les debe aplicar los mismos criterios de valoración. Me refiero tanto a la lectura como a la escritura, que cambian en diferentes ambientes tecnológicos, por lo que la enseñanza de ésAquí me refiero a las plataformas educativas y no a los libros electrónicos. Pienso que no se puede emplear el término libro cuando nos referimos a los textos de internet; pero sí, cuando los textos tienen un soporte electrónico especial (tabletas o lectores electrónicos). 7 8

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tas también debe ser diferente. Es importante comprender que cada medio exige no sólo actividades, sino también habilidades diferentes. El segundo factor conceptual es el tiempo. La tecnología cibernética fue creada con el objetivo de obtener información en tiempos vertiginosos. La forma y el tamaño de texto favorecen o dificultan este objetivo. De ahí que insistir en los modelos tradicionales de escritura (al igual que de la lectura) es absurdo. De esta manera, la práctica de escritura y lectura en los medios diferentes debe llevarse a cabo a partir de los conceptos de cada uno de estos medios. Sintetizando, la escritura cambia según el propósito establecido (de ahí, la división en géneros). A su vez, la tecnología (libresca o computacional) delimita estos propósitos (leer una novela en internet no es apropiado). Lo que opera en un medio escritural, en otro puede obstaculizar (búsqueda de información, pensamiento reflexivo). De esta manera, es necesario partir del propio medio para escribir de manera adecuada. Si de los escritos en línea se trata, en éstos se acentúa su carácter fragmentado, la presentación sintética y precisa de contenido, la extensión reducida y con mayor carga de significación, la combinación de diferentes unidades semióticas (palabra, imagen o sonido), entre otros recursos. La enseñanza y los criterios de evaluación de la escritura electrónica deben reflejar estas características. La tecnología in se no puede ser definida como un hecho taxativo o limitado a una sola cultura. A pesar de que la maquinaria y los instrumentos se inventan y se producen en un lugar determinado (culturalmente), su circulación y el abastecimiento tiene carácter globalizado. De hecho, la finalidad de las industrias es expandirlos hasta los territorios más alejados. Al mismo tiempo, está claro que la necesidad de una clase u otra de artilugios depende de las zonas geográficas y que el suministro no se hace uniformemente. Sin embargo, este determinismo no excluye la posibilidad de hablar de la tecnología en términos generales. Aquí, esta última se configura como un incidente global tanto a nivel teórico como pragmático. Ello 11

significa que en la educación contemporánea es indispensable el uso de las aulas virtuales. Es fundamental tener en cuenta que lo que en un determinado ambiente cultural obtiene resultados significativos, en otro, no produce efecto alguno; inclusive puede presentar obstáculos para la educación. Por ejemplo, en un principio, como docente no había considerado que la mayoría de los alumnos estaban formados bajo una custodia permanente por parte de los maestros. Sin embargo, tal cuidado es prudente hasta cierto punto: para una orquesta se necesita un director. Los alumnos en la escuela básica están tan acostumbrados a un “director” omnipresente que no logran imaginarse a sí mismos como actores independientes. Si el maestro (la autoridad) no se encuentra cerca, los alumnos se sienten inseguros, se desconcentran, niegan realizar ejercicios y, como consecuencia, no logran conocer sus capacidades ni su potencial intelectual. El paternalismo repercute en su relación con la tecnología educativa. El propósito de esta herramienta es facilitar el proceso de aprendizaje, pero cuando el alumno acostumbrado a la vigilancia del maestro se encuentra solo, tête à tête frente a la computadora, se siente angustiado y no tiene deseo ni voluntad para aprovecharla en su estudio.9 Otro elemento cultural se refiere a una socialización permanente, es decir, el alumno siempre está inmerso en las relaciones sociales de la escuela o de la casa. Esta situación, cuando no hay silencio sino que prevalecen los diálogos, conduce, a mi manera de ver, al descenso de la disposición y de las facultades de reflexionar y tomar decisiones por su propia cuenta. Sin duda, priorizar la comunicabilidad y el aprendizaje colectivo en voz alta crea una sensación de pertenencia al coro sin la aspiración de ser solista. (Curiosamente, a pesar de la costumbre de estar inmerso en la socialización permanente, el trabajo colectivo tampoco se desarrolla. Más Por supuesto, la mayoría de los alumnos usa la computadora ampliamente, pero no como parte del aprendizaje escolarizado. 9

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aún, las actividades en equipo por lo regular son negadas y aborrecidas por los alumnos, puesto que frecuentemente no intentan encontrar puntos en común: cognoscitivos o psicológicos o solidarios.) He observado que avanzan más y utilizan con mayor eficiencia las plataformas virtuales los alumnos que tienen el hábito de trabajar solos. Al buscar las formas de hacer la enseñanza más efectiva, me di cuenta de estos dos momentos: la vigilancia cognitiva y la socialización de los educandos. Me pareció que dichos momentos obstaculizaban mucho el uso de la plataforma virtual. Tuve que modificar mis credos didácticos y, con éstos, algunas actividades de enseñanza-aprendizaje. Desde aquel entonces, empecé a orientar mi enseñanza hacia el desarrollo y fortalecimiento principalmente de dos tipos de habilidades.10 Con el primer tipo me refiero a tales habilidades como analíticas, de comparación y de síntesis. Para lograrlo, refuerzo la selección de bibliografía respecto a su dificultad y amplitud temática. Establezco como regla la lectura anticipada, es decir, los alumnos deben entrar a clase con una lectura previamente realizada, debido a que casi excluyo las explicaciones e interpretaciones propias de los textos aún no leídos. Ello, para que el alumno se responsabilice de su lectura desde el primer acercamiento al texto. En la clase presencial analizamos e interpretamos de manera conjunta los textos ya leídos y no necesariamente muy bien comprendidos en las primeras etapas. Es todo un proceso de acostumbrarse al hábito de lectura anticipada y es aquí cuando la plataforma virtual cobra valor. En la agenda de actividades de Nicenet, los alumnos siempre tienen varios ejercicios (también de escritura) que los orientan y les ayudan a comprender lo que leen. En la clase presencial, el texto se examina, se analiza y se discute. (Se parte de una serie de ejercicios: trabajo previo con el título y la estructura de texto, la identificación de las tesis centrales, la elaboración de preguntas, la opinión argumentada, entre otros). También

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El periodo que dura un trimestre es demasiado breve para mayores ambiciones. 13

utilizo Nicenet para el repaso de las clases presenciales: ayuda a quienes asistieron (la escritura sintética) y a quienes faltaron (no se sienten aislados). El segundo tipo de habilidades, al que presto especial atención, se relaciona con el trabajo colectivo.11 En mi opinión, es fundamental tener en cuenta que precisamente una combinación de las responsabilidades individuales con las responsabilidades grupales permite producir buenos resultados. Detallo brevemente algunos elementos. Los alumnos deben darse cuenta de la necesidad de la forma colaborativa de investigación. Considero que para lograrlo es conveniente agendar tareas

múltiples o

con un grado alto de dificultad que, además, deben cumplirse puntualmente. Como observo durante casi toda mi práctica docente, estos dos factores: la cantidad y el tiempo, crean condiciones reales para una investigación grupal. De hecho prácticamente todas las actividades están articuladas por estos factores. Entre algunas menciono la selección del tema –a partir de la lectura de cada uno de los miembros del grupo–, su justificación, el problema, la hipótesis, el marco teórico-conceptual, los antecedentes, etcétera. Se revisan y se evalúan los reportes individuales de manera perpetua; además, lo hacen todos los miembros del grupo, porque el aula virtual (Nicenet) opera como el depósito de los reportes (los textos breves) que siempre está abierto. Una de las formas didácticas que practico constantemente consiste en la lectura de los trabajos de investigación terminados. Cada equipo, además de subir su texto final, debe prepararse para escuchar la presentación de otros. Los textos publicados en Nicenet se leen, se someten a la crítica y a los comentarios (en primer lugar, positivos12) con anticipación. En la UAM Xochimilco, donde actualmente imparto las clases, se utiliza el sistema modular, que prioriza el aprendizaje mediante investigaciones grupales. 12 A lo largo de mi docencia en la UAM observé que los alumnos en general se prestan más para ver algo negativo en el trabajo ajeno que elementos positivos; tal vez, proviene de una costumbre que se había formado en los estudios anteriores. 11

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Algunos equipos suben sus sugerencias antes de las presentaciones. Como resultado, en la mayoría de los casos, al final de los cursos los alumnos se sienten satisfechos con una experiencia de investigación colectiva bastante distinta. Frecuentemente no hay posibilidad utilizar sólo un modo virtual de impartición de clases. De hecho, la agenda universitaria comprende únicamente sesiones presenciales. La posibilidad de utilizar la nueva tecnología educativa (las plataformas como Blackboard o Nicenet) me incitó buscar formas diferentes de dar cátedra. Sin un objetivo claro fue difícil de buscarlas. En un principio, éste consistió precisamente en encontrar algún sentido práctico a las aulas virtuales en el ambiente totalmente presencial. Es cuando me di por tarea experimentar con las plataformas virtuales mencionadas. Al mismo tiempo surgieron varias excusas para no hacerlo. La carga docente de tres a cinco sesiones semanales parece ser más que suficiente para entablar una comunicación constante y directa con los alumnos sin acudir a una herramienta adicional. Además, me parecía mucho más rápido y fácil explicar el material y resolver todo tipo de dudas en forma oral. Después de haber analizado las características de las plataformas virtuales, me di cuenta que la cantidad de sesiones presenciales no impide el uso –paralelo y fuera del horario asignado– de las aulas virtuales. El factor que realmente determinó el modo virtual de enseñanza fue la apertura hacia las formas didáctica nuevas. Cabe mencionar que en general las clases de tipo conferencia son más frecuentes. Comprenden exposición de uno frente a los demás. En otras palabras, el catedrático –porque es él quien actúa con mayor frecuencia como expositor– presenta un material seleccionado y preparado para el grupo. La segunda forma es el seminario con la participación más o menos equitativa de todos. Paralelamente a las clases tipo conferencia, también se imparten los seminarios. Por lo regular, los seminarios tienen la manera de enseñar mucho más individualizada. La razón, por la que personalmente los prefie15

ro utilizar en mi práctica docente, se debe a un objetivo de involucrar a gran mayoría de alumnos en las sesiones presenciales. No obstante en los grupos de 20 - 30 alumnos, inclusive más, es imposible prestar la debida atención a cada uno; sobre todo, si nos referimos a las materias que implican el desarrollo de habilidades discursivas académicas, tanto orales como escritas. Es pertinente agregar aquí que en la enseñanza, la comunicación primordialmente hablada también puede obstaculizar el aprendizaje, por ejemplo, la memoria larga se desarrolla por medio de la vista y no tanto del oído. Resumiendo, precisamente la didáctica relacionada con la forma individualizada me permitió encontrar motivos y justificación para el uso de la herramienta cibernética. Sin embargo, recurrir a las aulas virtuales dentro del modelo tradicional es una hazaña en varios sentidos. En primer lugar, se trata de inversión de tiempo. Por un lado, se ocupa bastante tiempo para las exploraciones teóricas y prácticas dentro del medio cibernético. En mi caso, primero tuve que actualizarme teóricamente. Por otro lado, empecé a buscar cómo se podía y adoptarlo al campo educativo y aplicar la información teórica a las metas pedagógico-didácticas específicas. Independientemente de los conocimientos teóricos previos sobre el ciberespacio y el hipertexto que tenía, el empleo de éstas implicó una preparación especial. Los dos momentos, reitero, exigen experimentación y tiempo adicional. Afortunadamente, hoy en día la oferta de cursos de actualización es mucho mayor que antes; entonces, los docentes debemos aprender administrar nuestro tiempo. En segundo lugar, la introducción de una herramienta inteligente conlleva varios cambios a la propia didáctica de la enseñanza. Me parece que una tecnología nueva no es sino un reto para la inspiración y el deseo de investigar e inventar. En esta situación, la albañilería docente necesariamente debe transformarse en arquitectura creativa y motivadora para el propio maestro. A pesar de la estructura de las plataformas virtuales ya

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dada, organizar los estudios en línea significa reconfigurar la didáctica casi por completo. El tercer lugar, en mi opinión, la hazaña de introducir la tecnología a la escuela se debe a las resistencias de todo tipo. Todavía muchos alumnos, sin hablar de los profesores, no entran fácilmente en los ambientes educativos ajenos y rechazan el esfuerzo de aprender o enseñar de maneras distintas, no tradicionales. Sin embargo, como lo muestran los intentos, la operatividad de las plataformas y, en general, del nuevo tipo de educación habla por sí misma, y cada vez es menor la oposición o la resistencia al uso de las aulas virtuales. Presento algunas sugerencias de índole didáctica que considero esenciales para la enseñanza virtual sin pretender abarcar todo. Lo básico, desde mi punto de vista es: − prestar especial atención al desarrollo de las habilidades verbales – oral y escrita–, así como a la enseñanza de discursos académicos en sus dos formas paralelas: escrita y oral. La diferenciación funcional de ambas se puede mostrar precisamente en la combinación de las clases presenciales y virtuales; − priorizar las habilidades de comprensión, interpretación y análisis crítico de cualquier texto frente a los hábitos mnemotécnicos; − utilizar las plataformas virtuales como un instrumento pedagógico de organización, compromiso e interés por parte de todos los agentes de enseñanza y aprendizaje; − explotar la comunicación mediada por la computadora para los alumnos que se muestran “tímidos” en las clases presenciales (orales);13 − utilizar los registros en línea de actividades para hacer transparente la evaluación del desempeño de los alumnos;

Con frecuencia, los alumnos empiezan a ser muy participativos en las plataformas virtuales, es decir, se comunican con más soltura por escrito que oralmente (en las clases presenciales). 13

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− finalmente, pensar la preparación de los foros virtuales que, en mi caso, dieron pocos resultados significativos (un debate o una discusión normalmente se limita a dos-tres réplicas). Conclusión El tema de las relaciones entre la educación y la tecnología dejó de ser desconocido o inexplorado ya desde hace tiempo. Lo mismo podemos decir sobre la práctica docente: el corpus de profesorado que aplica las formas virtuales de enseñanza crece bastante rápido. En la actualidad, la vida académica se incorpora a la tecnología tanto como la tecnología, a la vida académica. Basta decir que últimamente crece el número de las conferencias, coloquios y congresos en línea. Un ejemplo reciente (a finales de enero 2013) es el segundo Congreso Sobre Tecnología, Educación y Sociedad, organizado por el Centro de Estudios e investigaciones para el Desarrollo Docente de Guadalajara (México). En otras palabras, la educación contemporánea exterioriza su vinculación con la tecnología y la técnica posmodernas. Pese a ello, el tema –a niveles teórico y pragmáticofuncional– todavía no ha perdido su actualidad, puesto que aún existen incertidumbres pedagógicas y entorpecimientos de didáctica, antes que nada en las culturas educativas predominantemente tradicionales. Al mismo tiempo, surgen dilemas y dificultades nuevas. Si anteriormente la tecnología desafiaba a los profesores, ahora el sentido relacional es contrario: los profesores deben mostrar sus habilidades y competencias profesionales frente a la tecnología. Resulta que ésta no sólo lleva beneficios a la educación, también origina situaciones inoportunas para el código educativo establecido. Así, por ejemplo, la escuela de hoy empezó la batalla con una copia mecánica de ideas de otros bajo el nombre propio, es decir, con el plagio. Como se sabe el problema de plagio aumentó con la apertura informacional de internet, por lo que los educadores deben buscar los mecanismos de identificación de plagio o demostrar estos casos. 18

Al mismo tiempo, el uso de artefactos “inteligentes” y vertiginosamente operativos revela otro problema, que se refiere al lenguaje de los alumnos. La tecnología hipertextual cibernética intensifica los cambios de la escritura. Sigue siendo escritura, pero, puesta en el ambiente del libro impreso, parece ir en contra del sistema normativo tradicional. Hoy, el alumno no sigue fielmente los patrones de escritura establecidos sino que aprovecha la libertad –como él la entiende– que le da la tecnología plurisemiótica. Por consiguiente, los propios maestros deben encontrar y ingeniar una manera eficiente de preservar el lenguaje normativo o, inclusive pensar en cierto tipo de reformas de escritura. Aquí mencioné dos ejemplos de problemas que surgieron en el medio computacional educativo. Definitivamente hay más y su número crece y probablemente están vinculados con la propia conceptualización de la educación. Ello, a su vez, conduce a cambios teóricos respecto al medio que no pertenece particularmente al campo educativo, pero sí puede y es utilizado

con

metas

educativas.

Tales

replanteamientos

teórico–

conceptuales en primer lugar, permiten reconocer la actual condición educativa que es altamente tecnologizada. Ello, a su vez, también exige, desde mi punto de vista, una revisión seria de las formas y las metas de educación contemporánea y el desempeño de los educadores. Al finalizar reitero que la tecnología puede ser provechosa siempre y cuando los educadores la dominen conceptualmente y la utilicen acorde a las características del propio medio tecnológico. A su vez, esta herramienta cumple su función de incitar una búsqueda didáctica y metodológica y un experimento permanente que requiere interés y creatividad, antes que nada por parte de los educadores.

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