EL DILEMA DE LA CACERÍA

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EL DILEMA DE LA

CACERÍA POR FERNANDO CONTRERAS-MORENO Y MIRCEA HIDALGO MIHART

Aunque a nivel mundial esta práctica suele asociarse con la matanza injustificada de especies, en ciertas regiones del país ha demostrado ser una estrategia eficaz para la conservación del venado cola blanca. El éxito se basa en la capacitación de los involucrados y de los fondos destinados a este fin.

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UN CAZADOR INVIERTE HASTA 2 000 DÓLARES.

FOTO: Dobak.

esde épocas prehispánicas, los mayas del sureste de México han dependido de la cacería de subsistencia para complementar su dieta básica. De hecho, aún hoy en las comunidades del trópico donde es difícil acceder a carne roja, la carne de monte juega un papel relevante, y el venado cola blanca (Odocoileus virginianus) es la presa favorita. La preferencia por esta especie ha causado su explotación desmedida, y en ciertos lugares del sur del país (Tabasco y Campeche) la ha puesto en riesgo. Sin embargo, irónicamente, la cacería, en especial la deportiva, ha sido un eje fundamental en la conservación del venado cola blanca en el norte de México, donde ha pasa9

do de ser una mera tradición a convertirse en toda una empresa productiva capaz de generar recursos y, de forma simultánea, preservar la riqueza natural de los ecosistemas. Ambas formas de aprovechamiento se cruzan en el sureste nacional; en esa región existe una arraigada tradición de cacería de subsistencia y, al mismo tiempo, un emergente movimiento de cacería deportiva que busca posicionarse como modelo productivo rentable.

Experiencias opuestas La cacería deportiva hasta ahora ha sido una actividad estigmatizada en México por un sector amplio de la población que no cuenta con información suficiente y critica dicha práctica cinegética, catalogándola como “desleal”, ya que fomenta la muerte de animales para entretener a unos cuantos. Lo cierto es que la cacería es tan antigua como el hombre, y en años recientes la variante deportiva ha promovido la regeneración de hábitats —que se dedicaban a la ganadería— y la reproducción de especies, como el puma y el lince. En el caso del venado cola blanca, la cacería deportiva se realiza de forma legal a través de Unidades de Manejo y Conservación de la Vida Silvestre (uma), que al año reportan importantes ganancias en el norte del país. No obstante, en el sureste existen casos que carecen de las condiciones para el desarrollo de este modelo, impactando negativamente la vida silvestre, y mermando el crecimiento rural de las áreas donde opera. Los factores para el fracaso de las uma en la región son de diversa índole. En primer lugar, sobresale la poca experiencia productiva de las comunidades, limitada a actividades de agricultura, ganadería y acciones extractivas (madera,

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semillas, animales), por lo que la administración de recursos naturales a largo plazo es poco conocida e implementada. Se presenta también el nulo valor otorgado a los técnicos especializados en la materia, quienes no son considerados entre los gastos de operación, y los recursos destinados a asesoría técnica son pocos; así, el manejo de dichas unidades se encarga a personas que no tienen experiencia, lo que resulta en decisiones erróneas que afectan la sustentabilidad de la misma. Asimismo, mientras que en el norte las uma pertenecen a ranchos privados de grandes dimensiones, donde un solo propietario dispone sobre una extensión amplia, en el sureste casi todas se establecen en ejidos y tierras comunales sujetas a las opiniones de varios involucrados, lo que hace más compleja la toma de decisiones, y las ganancias generadas deben repartirse entre más socios.

En busca del éxito Si bien los modelos de uma no han funcionado en su totalidad en el sureste del país, recientemente se han creado nuevas expectativas para el aprovechamiento del venado, ya que a partir de 2013 se

incluyeron las subespecies tropicales de cola blanca en el libro mundial de récords, en la categoría de caza deportiva del Safari Club International. La relevancia de este hecho radica en que por primera vez los venados del sureste están cotizados en el mercado internacional de la caza deportiva y el turismo cinegético. Aunado a esto, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) publicó en 2014 la lista de especies prioritarias para la conservación en México, dentro de las cuales por primera vez en varios años se incluye al venado cola blanca. El futuro de las uma en aquella región está en manos de sus dueños, por lo que es necesario que antes de que se generen nuevas unidades se trabaje en la capacitación de los responsables (en disciplinas vinculadas con administración, monitoreo y legislación ambien-

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La caza deportiva de venado cola blanca se realiza en: Tamaulipas Nuevo León Coahuila Sonora En la temporada 2014 - 2015 esta actividad dejó ganancias por más de seis millones de dólares.

tal reciente); además, debe garantizarse la existencia de fondos para la operación (sobre todo en asesoría técnica e infraestructura), optimizarse los mecanismos de vigilancia (tasas de extracción, métodos de monitoreo de tendencias poblacionales) y definirse con precisión los indicadores de éxito, tanto ambientales como económicos.

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El dilema de la cacería

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