David Carvajal de la Vega Imanol Vítores Casado Javier Añíbarro Rodríguez (Editores)
Poder, Fisco y Mercado en las ciudades de la Península Ibérica (siglos xiv-xvi)
Colección de Historia Directores de la Colección: Antonio José Rodríguez Hernández (UNED) David Carvajal de la Vega (Universidad de Valladolid) Comité Científico: Carlos Álvarez Nogal (Universidad Carlos III); Juan Antonio Bonachía Hernando (Universidad de Valladolid); Enrique Cantera Montenegro (UNED); Hilario Casado Alonso (Universidad de Valladolid); Alicia Esteban Estringana (Universidad de Alcalá); Ángel Galán Sánchez (Universidad de Málaga); Ernesto García Fernández (Universidad del País Vasco); Giuseppe de Luca (Università degli Studi di Milano); Davide Maffi (Università degli Studi di Pavia); Luis Ribot (UNED); Rafael Torres Sánchez (Universidad de Navarra); María Isabel del Val Valdivieso (Universidad de Valladolid); Pere Verdés Pijuan (Institució Milà i Fontanals - CSIC)
La edición de este libro está financiada por los Proyectos de Investigación “Poder, sociedad y fiscalidad en el entorno geográfico de la Cornisa Cantábrica en el tránsito del Medievo a la Modernidad”, HAR2011-27016-C02-01 y “Poder, sociedad y fiscalidad en la Meseta Norte castellana en el tránsito del Medievo a la Modernidad”, HAR2011-27016-C02-02, que forman parte del Proyecto Coordinado “Poder, sociedad y fiscalidad en la Corona de Castilla: un estudio comparado de la Meseta Norte y de la Cornisa Cantábrica en el tránsito del Medievo a la Modernidad”, HAR2011-27016-C02-00. Ministerio de Ciencia e Innovación del Gobierno de España, integrados en la Red Arca Comunis.
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Índice Poder, Fisco y Mercado en las ciudades de la Península Ibérica (siglos xiv-xvi)
INTRODUCCIÓN.......................................................................................................................
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1. SUJETO, REDES Y JERARQUÍAS......................................................................................... Michael Marder y Luis Garagalza
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I. FUENTES PARA EL ESTUDIO DEL PODER Y DEL MUNDO URBANO 2. FUENTES DOCUMENTALES IMPRESAS PARA EL ESTUDIO DE LAS REDES DE PODER EN LA BAJA EDAD MEDIA: EL CASO VASCO COMO EJEMPLO DE APLICACIÓN............................................................................................................................. 23 José Ángel Lema Pueyo 3. FUENTES DE ARCHIVO LOCALES Y TIPOLOGÍA DOCUMENTAL PARA EL ESTUDIO DE LA FISCALIDAD Y LAS REDES URBANAS EN LA BAJA EDAD MEDIA: EL EJEMPLO DE ASTURIAS............................................................................................................................. 39 María Álvarez Fernández
II. ECONOMÍA Y MUNDO URBANO 4. EL MERCADO PORTUARIO DE LAREDO DURANTE LA BAJA EDAD MEDIA: ESTRATEGIAS PARA SU DEFENSA.................................................................................................. 71 Javier Añíbarro Rodríguez 5. LAS CUENTAS DE LAS FINANZAS PÚBLICAS DE LA CIUDAD DE VITORIA DE 1493, 1494, 1524 Y 1529........................................................................................................................ 87 Ernesto García Fernández 6. FISCO, PODER Y DISTINCIÓN SOCIAL EN SEVILLA Y SU TIERRA EN EL SIGLO XV: UNA PROPUESTA DE TRABAJO............................................................................................ 107 Julieta Rodríguez Sarria 7. UN HOMBRE DE NEGOCIOS A FINES DEL SIGLO XV: EL NOTARIO SANTIAGUÉS LOPE GÓMEZ DE MARZOA................................................................................................... 127 Amparo Rubio Martínez
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Índice
8. LA EMISIÓN DE DEUDA MUNICIPAL EN LA CATALUÑA BAJOMEDIEVAL: LOS SÍNDICOS DE LA CIUDAD DE GERONA (1350-1440)....................................................... 143 Albert Reixach Sala 9. EL CONTROL ECONÓMICO DE LA VILLA: MERCADERES Y FIANCIEROS EN VALLADOLID (ca. 1500).......................................................................................................... 171 David Carvajal de la Vega
III. REINO, CORTE Y CIUDAD 10. ENTRE CASTILLA Y ARAGÓN. LOS CONTINOS EN EL REINADO DE FERNANDO EL CATÓLICO............................................................................................................................ 193 Germán Gamero Igea 11. LA CASA DE LA REINA Y LA OLIGARQUÍA URBANA CASTELLANA. CONEXIONES Y POSIBILIDADES PARA SU ESTUDIO (1420-496)............................................................. 209 Diana Peláz Flores 12. OFICIALES DEL REY, CONSEJEROS MUNICIPALES Y COMPAÑIAS MERCANTILES: FISCALIDAD Y DEUDA EN CAGLIARI (1327-1355)........................................................... 225 Fabrizio Alias 13. CIUDADES, VILLAS Y TERRITORIOS. LA REPRESENTACIÓN DE LAS TRES PROVINCIAS VASCAS EN LA CORTE EN TIEMPO DE LOS AUSTRIAS .................... 241 Alberto Angulo Morales 14. VALLADOLID: UN SEÑORÍO COLECTIVO A FINES DE LA EDAD MEDIA. ESTRATEGIAS DE CONTROL Y CONFLICTIVIDAD..................................................................... 259 Beatriz Majo Tomé
IV. IGLESIA Y MUNDO URBANO 15. LAS REDES SOCIALES EN LOS PLEITOS DE LA CATEDRAL DE ASTORGA ANTE LA CHANCILLERÍA DE VALLADOLID A FINALES DEL SIGLO XV Y COMIENZOS DEL XVI........................................................................................................................................ 279 Noemí Gacimartín Muñoz 16. TENSIONES Y CONFLICTOS ENTRE EL CABILDO CATEDRALICIO Y EL CONCEJO CALAGURRITANO EN LA BAJA EDAD MEDIA............................................................... 295 Paula Martínez Hernández 17. FISCALIDAD Y RENTAS DE LA IGLESIA EN GIPUZKOA DURANTE LA BAJA EDAD MEDIA.......................................................................................................................................... 313 Iosu Etxezarraga Ortuondo
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9. EL CONTROL ECONÓMICO DE LA VILLA: MERCADERES Y FINANCIEROS EN VALLADOLID (ca. 1500)1 David Carvajal de la Vega
(Universidad de Valladolid)
1. El contexto: Valladolid en el cambio del siglo
E
n su obra sobre Valladolid en el Siglo de Oro, Bartolomé Bennassar afirmaba que, durante el siglo XVI, los mercaderes vallisoletanos “dominan la actividad económica de su ciudad”, poniendo de manifiesto el control ejercido por un limitado grupo de personas sobre diversos aspectos y negocios propios de la economía de la villa. La situación no resulta extraña en el contexto castellano, donde es relativamente fácil encontrar ejemplos de ciudades y villas dominadas, desde el punto de vista económico, por importantes grupos mercantiles como el burgalés o el toledano2. No obstante, la cita posee un interés especial ya expone un hecho: a pesar de que Valladolid destacó por ser un importante centro de poder y un destino interesante para progresar en diversos negocios, los mercaderes y cambiadores locales fueron capaces de afianzar y mantener el control de la economía urbana y, en particular, de la fiscalidad, del comercio y de las finanzas. 1. Este trabajo ha sido elaborado en el desarrollo de los proyectos de investigación: Poder, sociedad y fiscalidad en las merindades de Palencia, Burgos y Valladolid en la época Trastámara (HAR200805841-C02-01 y Poder, sociedad y fiscalidad en la Meseta norte castellana en el tránsito del Medievo a la Modernidad (HAR2011-27016-C02-02), financiados en el marco del Plan Nacional de I+D+i, MICINN – MINECO y enmarcados en la red Arca Coumunis. 2. BENNASSAR, B., Valladolid en el Siglo de Oro, Valladolid, Ámbito, 1989, p. 318; GUERRERO NAVARRETE, Y., Organización y gobierno en Burgos durante el reinado de Enrique IV de Castilla (14531476), Madrid, Univ. Autónoma de Madrid, 1986; ARANDA PÉREZ, F. J., “Los mercaderes de Toledo en el Seiscientos: bases económicas y status sociopolítico”, Investigaciones históricas: Época moderna y contemporánea, 12, 1992, pp. 71-96. PODER, FISCO Y MERCADO EN LAS CIUDADES DE LA PENÍNSULA IBÉRICA (SIGLOS XIV-XVI)
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A lo largo del siglo XV se observa el auge de un nutrido grupo de mercaderes y financieros interesados en dominar la actividad económica, siguiendo un proceso de ascenso social similar al protagonizado por hombres de negocios en otras ciudades y villas3. En este contexto, el presente trabajo propone observar algunos de los mecanismos utilizados por mercaderes y cambiadores para progresar en una dinámica que, por lo general, culminaba con su acceso a la oligarquía urbana haciendo “valer la propia riqueza”4. Ya en los albores del siglo XVI, Valladolid destacaba por ser uno de los centros urbanos más activos de la Corona de Castilla. La asidua presencia de la Corte y de otras instituciones o la instalación en la década de los ochenta de la Real Chancillería eran elementos que fomentaron la dinámica de una villa donde el poderoso gobierno urbano se había convertido en el campo de batalla de los linajes, del común y de otros agentes5. Tras una compleja vida social y política, la eclosión de la economía urbana terminó por convertir a Valladolid en el hogar y el destino predilecto de cortesanos, procuradores y, en el caso que nos ocupa, de mercaderes, cambiadores y todo tipo de hombres de negocios deseosos de progresar en lo social y en lo económico6. Son numerosos los factores económicos que hicieron de la villa del Esgueva un centro atractivo para castellanos y extranjeros. El desarrollo de una potente economía urbana estuvo ligado a fenómenos exógenos como los ya citados, pero también a otros endógenos como el impulso de la demanda local –sustentada en el crecimiento demográfico e institucional– convenientemente cubierta gracias a la 3. VAL VALDIVIESO, Mª. I. del, “Ascenso social y lucha por el poder en las ciudades castellanas del siglo XV”, En la España Medieval, 17, 1994, pp. 157-184, en particular p. 169. 4. Ibíd.; RUCQUOI, A., “Las oligarquías urbanas y las primeras burguesías en Castilla”, RIBOT GARCÍA, L. A., CARRASCO MARTÍNEZ, A. y ADAO DA FONSECA, L. (Coords.), El Tratado de Tordesillas y su época, Salamanca, Junta de Castilla y León, 1995, vol. I, pp. 345-369, véanse pp. 362 y ss. 5. Sobre los mecanismos de actuación y las bases del poder de la oligarquía urbana, véase el capítulo I de MARTIN ROMERA, Mª. A., Las redes sociales de la oligarquía de la villa de Valladolid (1450-1520), Tesis doctoral inédita. Universidad Complutense de Madrid, 2012. La actuación del común vallisoletano y sus relaciones con el poder ha sido analizada en varios trabajos entre los que cabe reseñar MAJO TOMÉ, B., “La violencia como expresión de un conflicto no resuelto: Tensiones y reyertas en Valladolid a fines de la Edad Media”, Roda da Fortuna. Revista Eletrônica sobre Antiguidade e Medievo, vol. 2, 1-1, 2013, pp. 432454, en especial pp. 442 y ss., y la tesis doctoral inédita de la misma autora, MAJO TOMÉ, B., Sociedad y conflictos en Valladolid en el tránsito de la Edad Media a la Moderna. Contexto y desarrollo de la revolución comunera, Tesis doctoral inédita. Universidad de Valladolid, 2015. 6. Conocemos casos como el de los López de Calatayud, probablemente llegados de la localidad homónima en la Corona de Aragón, MARTIN ROMERA, Las redes sociales de la oligarquía..., p. 249; o de sujetos de menor importancia dedicados al arrendamiento como Juan Abarca de Carrión, procedente de Carrión de los Condes (Palencia), CARVAJAL DE LA VEGA, D. y BONACHÍA HERNANDO, J. A., “Financieros locales en los primeros encabezamientos castellanos: Valladolid, 1496”, BORRERO FERNÁNDEZ, M., CARRASCO PÉREZ, J. y PEINADO SANTAELLA, R. (eds.), Agentes de los sistemas fiscales en Andalucía y los reinos hispánicos (siglos XIII-XVII): un modelo comparativo, Madrid, Arca Comunis – Instituto de Estudios Fiscales, 2014, pp. 169-192. Otro ejemplo de la llegada de nuevos mercaderes que llegaron a ocupar puestos de responsabilidad política se puede observar a través de la familia Paredes, procedentes del norte de Burgos, CARVAJAL DE LA VEGA, D., “Del cambio al regimiento. El auge de la familia Paredes en Valladolid durante la primera mitad del siglo XVI” (en prensa).
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9. EL CONTROL ECONÓMICO DE LA VILLA: MERCADERES Y FINANACIEROS EN VALLADOLID (ca. 1500)
mejora del abastecimiento urbano, de la producción artesanal local y de la venta al por menor7. Además, el hecho de que Valladolid se convirtiera en paso obligado y hogar de nobles, cortesanos, oficiales, letrados, etc. procuró un nuevo impulso a actividades como el consumo, en particular de bienes de calidad como los géneros textiles importados por mercaderes u otros bienes producidos en la villa, como era el caso de la joyería y la platería, elaborados por artesanos de especial relevancia como tendremos ocasión de comentar. Además, hay que tener en cuenta otros aspectos ligados a la proyección de la economía vallisoletana como la celebración de sus ferias –aunque de forma irregular– y su privilegiada situación geográfica, a medio camino entre importantes núcleos mercantiles y productores –Burgos y Segovia– y cercana a los grandes centros feriales de la meseta norte (Media del Campo, Medina de Rioseco y Villalón). A pesar de los conocidos conflictos mantenidos con algunos de estos centros, el auge y la progresiva consolidación del circuito ferial supuso un aliciente para que muchos hombres de negocios, tanto castellanos como extranjeros, hicieran de Valladolid su hogar8. Los aspectos ligados a la organización interna de la villa también influyeron en los cambios detectados en su economía: la organización y el afianzamiento de grandes espacios de comercio o la gestión de los recursos fiscales por parte del concejo, al igual que ocurría en otras urbes9, son algunos ejemplos de ello. La creciente capacidad fiscal y financiera del concejo vallisoletano, así como su capacidad normativa y reguladora, hicieron de éste un agente clave al que no podemos obviar a la hora de analizar los mecanismos de control de la economía local10. La labor del concejo y, sobre todo, la de los regidores en la gestión de los recursos financieros de la villa ponen de manifiesto la existencia de sólidos vínculos entre quienes ejercían el gobierno municipal y los que ejercieron el control de la economía urbana. Por ello, no era extraño que el regimiento se convirtiera en un importante objetivo para aquellos hombres de negocios que aspiraban a consolidar su dominio. Así pues, fueron muchos los regidores que, vinculados al mundo mercantil y financiero, lograron extender su capacidad de actuación sobre sectores como el comercio, las finanzas o la fiscalidad. Todo ello, sin olvidar a otros oficiales y agentes, también 7. Cabe citar aquí el importante número de tiendas arrendadas por el Concejo a todo tipo de vendedores al por menor, Archivo Municipal de Valladolid (en adelante AMV), Cuentas de propios, ff. 57v y ss. 8. IGUAL LUIS, D., “Valladolid y sus círculos económicos de relación (1475-1520)”, Edad Media. Revista de Historia, 15, 2014, pp. 97-114. 9. COLLANTES DE TERÁN SÁNCHEZ, A. y MENJOT, D., “Hacienda y fiscalidad concejiles en la Corona de Castilla”, Historia. Instituciones. Documentos, 23, 1996, pp. 213-254. 10. BONACHIA HERNANDO, J. A., “El encabezamiento de alcabalas de Valladolid (1496-1501). Los sistemas de recaudación”, BONACHÍA HERNANDO, J. A. y CARVAJAL DE LA VEGA, D. (eds.), Los negocios del hombre. Comercio y rentas en Castilla. Siglos XV y XVI, Valladolid, Castilla Ediciones, 2012, pp. 287-321; BONACHIA HERNADO, J. A. y VAL VALDIVIESO, Mª. I. del, “El sistema fiscal y financiero del concejo de Valladolid a fines del siglo XV”, GARCIA FERNÁNDEZ, E. y BONACHIA HERNANDO, J. A. (Eds.). Hacienda, mercado y poder al norte de la Corona de Castilla en el tránsito del medievo a la modernidad, Valladolid, Castilla Ediciones, pp. 379-436.
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relacionados con los regidores y sus familias, que participaron del control económico de la villa a través de mecanismos como la gestión de la hacienda municipal –los mayordomos–, el arrendamiento de rentas o la obligación de cambio público. El desempeño de estas labores, con el apoyo del concejo, permitió que un grupo de mercaderes, cambiadores, financieros y otros agentes menores controlasen aspectos cada vez más vitales de la economía local. ¿Quiénes eran estos hombres? ¿Sobre qué actividades económicas asentaron su dominio? ¿Desarrollaron algún tipo de estrategia para conseguir sus objetivos y reforzar su posición? Junto a los mecanismos de control de la economía urbana, a lo largo de este trabajo pretendemos esbozar el perfil de alguno de los agentes más representativos, siguiendo la línea de recientes trabajos que han puesto de manifiesto la diversidad de sus perfiles sociales y económicos: desde pequeños mercaderes a grandes agentes que lograron dominar durante años ámbitos como el de la banca o el de la fiscalidad a partir del control de los impuestos municipales y de la administración de las alcabalas a través del encabezamiento de 149611.
2. Las bases del control de la economía urbana
Ejercer el control económico en la villa requería tomar parte en alguna de las actividades señaladas. En base a su condición social y política, algunos agentes e instituciones partían de una situación inmejorable para intervenir en la vida económica, en el mercado… Entre ellos, los vinculados al concejo destacaron de forma especial en la organización y la gestión de los tributos municipales y reales –sobre todo desde que la villa aceptó encabezarse– o de los recursos propios y de los comunales, en el abastecimiento urbano, en el desarrollo de las actividades artesanales y profesionales, en la organización del mercado o en el control de los cambios, por citar algunos ejemplos12. Estas dos últimas actividades nos interesan de manera especial, ya que su control y regulación afectaban de forma directa a los negocios de los sujetos más activos a nivel económico: mercaderes y financieros. En cuanto a la organización del mercado, y en especial de las tiendas y de los suelos públicos donde se procedía a la comercialización de diversos géneros, sabemos que el concejo se implicó en su ordenación por ejemplo a través del arrendamiento de los espacios públicos13 situados 11. BONACHIA, “El encabezamiento de alcabalas...”, pp. 305-311 y 315-316. CARVAJAL y BONACHIA, “Financieros locales en los primeros encabezamientos...”. 12. Sobre el control de la economía por parte de los concejos ASENJO GONZÁLEZ, M., Segovia. La ciudad y su tierra a fines del medievo, Segovia, Ayto. Segovia – Excma. Dip. de Segovia, 1986; GARCÍA FERNÁNDEZ, E., “La vida política y financiera de Vitoria a partir de las cuentas municipales de fines de la Edad Media”, Studia Histórica. Historia Medieval, 30, 2012, pp. 99-127. 13. Los arrendamientos se hacían, en teoría, por períodos de tres años (1499-1501) aunque existía la posibilidad de que el arrendatario traspasase su derecho a un tercero. AMV, Cuentas de propios, ff. 57v. y sobre traspasos valgan como ejemplo los de Francisco de Valladolid a Sancho de Valladolid, de García de Salcedo a Pedro de Valladolid o de Sancho de Laredo a Toribio de Villegas (ff. 58r-59v).
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9. EL CONTROL ECONÓMICO DE LA VILLA: MERCADERES Y FINANACIEROS EN VALLADOLID (ca. 1500)
en los entornos destinados de forma preferente al comercio dentro de la villa, la plaza del Mercado –actual plaza Mayor– y la cercana plaza del Corrillo14. De este modo, el gobierno urbano mantenía el control sobre la actividad comercial ejercida por los arrendatarios, además de obtener importantes ingresos gestionados por mayordomos como Rodrigo de Portillo. Por lo general, la nómina de arrendatarios la formaban mercaderes de géneros de todo tipo y cambiadores con interés por ejercer su profesión en la villa, junto a otros profesionales ligados a importantes actividades locales como la platería o la sastrería, y a otras menores como la zapatería, la confitería o la frutería. Entre la larga lista de arrendatarios, la presencia de los cambiadores resulta especialmente interesante15. Estos agentes, que ejercían como intermediarios en las principales plazas financieras y comerciales de la época16, podían llevar a cabo su actividad con cierto grado de libertad según disponían las leyes del reino17. No obstante, una de sus mayores aspiraciones estaba ligada a obtener una mesa de cambio pública –tras presentar la pertinente obligación– en los lugares destinados a tal efecto por concejos como el vallisoletano. En la villa, el gobierno urbano destinó a la actividad financiera el mismo emplazamiento que había reservado al comercio. La concentración de ambas actividades en un espacio común facilitaba la labor de control ejercida por los oficiales del concejo –veedores– que, además de velar por el correcto desarrollo del mercado, también recibían encargos vinculados al control de los instrumentos utilizados por los cambiadores: las pesas y medidas, que servían como referencia en el mercado urbano18. Podemos asumir, visto el caso anterior, que el concejo fue una de las principales estructuras desde las que se ejercía una notable influencia sobre la economía urbana. Por ello, merece la pena destacar la participación y el interés de ciertos regidores, cuya vinculación con el mundo del comercio y de las finanzas era a todas luces conocida, por tomar parte en los acuerdos del concejo e, incluso, en la administración y gestión de los mismos. Durante los últimos años del siglo XV, entre la nómina de regidores comenzaron a destacar nombres como los de Juan López de Calatayud y Rodrigo de Verdesoto, miembros de importantes familias de mercaderes y cambiadores que ejercieron con frecuencia labores de gestión e inspección. Además de ser asiduos a las reuniones del concejo, sobre todo en aquellas que trataron temas concernientes a la economía de la villa, estos regidores fueron designados como representantes del concejo para desempeñar tareas como la del arrendamiento de los citados suelos y 14. AMV, Cuentas de propios, ff. 57v y ss. 15. AMV, Cuentas de propios, ff. 128r-133v. 16. COLLANTES DE TERÁN SÁNCHEZ, A: Sevilla en la baja Edad Media. La ciudad y sus hombres. Sevilla, 1977, pp. 376-377; OTTE, E., Sevilla y sus mercaderes a fines de la Edad Media, Sevilla, Universidad de Sevilla, 1996. 17. Cortes de los antiguos reinos de León y Castilla, Madrid, Real Academia de la Historia, 1861, Cortes de Toledo, 1436, disposición 8, pp. 265-267, vol. 3. 18. El concejo nombró como veedores a los cambiadores Antonio de Paredes y a Alonso Román para que realizasen el examen de unos pesos y un marco fabricados por el platero Francisco Andino. AMV, Libros de Actas, 1, f. 309r.-310v (1500/10/12).
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tiendas municipales19; labor que desarrollaron sin dejar escapar otras oportunidades de negocio, como la gestión de tributos, vinculadas a la actividad de sus cargos. Si la pertenencia al regimiento fue una de las vías utilizadas por determinados sujetos para ejercer el control sobre la economía urbana, otros caminos también ofrecían una capacidad de control notable. Nos referimos a la pertenencia a las agrupaciones profesionales como la Cofradía de la Misericordia. A diferencia de otros núcleos como Segovia, Cuenca o Palencia, donde existió una estructura gremial de cierto calado, y sin llegar al nivel de reconocidas agrupaciones de mercaderes (universidades y consulados) como las de Burgos o Bilbao, conocemos la existencia de esta cofradía vallisoletana, una institución de la que aún sabemos poco pero que aglutinaba a los hombres de negocios más notables20. Una de las mejores muestras de su capacidad de actuación y de los beneficios que suponía pertenecer a ella se encuentra en las atribuciones judiciales reconocidas a la cofradía. Sabemos que financieros como Ochoa Pérez de Salinas y Gonzalo de Verdesoto –miembro de la cofradía– intentaron resolver sus problemas ante los denominados “jueces, amigos, árbitro y arbitradores entre compañeros”; representantes de la cofradía encargados de mediar y juzgar en primera instancia los pleitos entre sus miembros o, al menos, si el demandado formaba parte de ella21. El citado pleito, que pasó ante los alcaldes, a la sazón, Pedro López Paldón y Pedro Rodríguez de Monzón, fue sentenciado en 1503 en favor del vallisoletano Gonzalo de Verdesoto. Este hecho permitiría pensar, en un primer momento, que esta institución se posicionó junto a sus miembros, no obstante, lo cierto es que los juicios emitidos por los alcaldes, llamados como testigos en la ante la Real Chancillería, debieron gozar de credibilidad, ya que los oidores confirmaron sin mayores discusiones la sentencia dada en primera instancia22. Aunque no trataremos aquí sobre la parcialidad o no de dicha cofradía, cuestión que se nos escapa ante la escasez de información, gracias a estas referencias sabemos que cofradía estaba formada por los mercaderes y cambiadores de la villa, aglutinando a dos grupos que mantenían su representación entre los oficiales anteriormente mencionados (el alcalde Pedro López Paldón estaba relacionado con los mercaderes, mientras que Pedro Rodríguez de Monzón lo estaba con los cambiadores). Es posible que, además de estas cuestiones, buena parte de los asuntos económicos de la villa, 19. Por ejemplo, los regidores Rodrigo de Verdesoto y Francisco de León se encargaron del arrendamiento de varias tiendas y suelos del concejo en 1497. AMV, Cuentas de propios, f. 134r. 20. El origen de esta cofradía parece remontarse a 1253 al ser fundada como “cofradía de la Misericordia y niños de San Blas”. Existen noticias sobre la cofradía en torno a 1440, cuando era una institución de carácter caritativo muy ligada a los mercaderes de la ciudad (RUCQUOI, A., Valladolid en la Edad Media. El mundo abreviado, Valladolid, Junta de Castilla y León, 1997, vol. II, p. 437). 21. Archivo de la Real Chancillería de Valladolid (en adelante ARChV), Pleitos Civiles, Masas (F), c. 3174-3. 22. En las probanzas insertas en el pleito, Ochoa Pérez de Salinas requirió el testimonio del mercader, del cambiador y de otro mercader, Diego de Valladolid. Los dos primeros confirmaron que Antonio de Paredes, cambiador vallisoletano que actuaba en nombre de Ochoa Pérez de Salinas, acudió a los alcaldes de la cofradía para que éstos reconocieran la deuda de Gonzalo de Verdesoto con su antiguo compañero.
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9. EL CONTROL ECONÓMICO DE LA VILLA: MERCADERES Y FINANACIEROS EN VALLADOLID (ca. 1500)
sobre todo los mercantiles y financieros, fuesen tratados en el seno de esta institución de la que poco más conocemos. Lejos de las instituciones de gobierno y de las corporaciones profesionales, otra de las bases sobre las que se sustentó el dominio económico de la villa por parte de un nutrido grupo de mercaderes, cambiadores y financieros se hallaba en el impulso de estrategias de colaboración profesional y en el desarrollo de uniones familiares. Ambas vías de cooperación presentaban objetivos diversos: lograr la integración en la sociedad vallisoletana y en determinados grupos, obtener apoyo económico y social a través de la incorporación de nuevos socios a compañías o impulsar la acción conjunta de diversos agentes ante las nuevas oportunidades de negocio, entre otros. La colaboración entre hombres de negocio a través de la creación de compañías comerciales o financieras fue un recurso común entre los vallisoletanos. Basta apreciar los nexos establecidos entre importantes grupos familiares vallisoletanos, como ocurre en el caso de la compañía establecida entre Juan Daza y los hermanos López de Calatayud –entre los cuales se encontraba el regidor Juan López de Calatayud23; la ya citada compañía de cambios establecida entre el cambiador de corte Ochoa Pérez de Salinas y el cambiador vallisoletano Gonzalo de Verdesoto24 o las diversas sociedades fundadas entre financieros vinculados al mundo fiscal con el objeto de hacerse con el control de buena parte del primer encabezamiento de alcabalas de Valladolid de 149625. La mayor parte de los casos demuestra que la cooperación, aunando esfuerzos y capital, era crucial a la hora de mejorar la capacidad de acción y negociación de mercaderes y financieros. Los ejemplos citados evidencian el nivel y la cuantía del negocio alcanzado por muchas compañías a través de la compraventa de paños, del desarrollo de actividades financieras y de su implicación en la gestión de tributos, así como su capacidad de control sobre el comercio, la fiscalidad y las finanzas. Además de la renovación de algunas compañías, otro indicador que evidencia el nivel de compromiso existente entre los hombres de negocios vallisoletanos es la fianza. Contar con apoyo suficiente a la hora de asentar las bases de importantes negocios, sobre todo el cambiario, era fundamental para aprovechar los beneficios derivados de la privilegiada posición de la villa a fines del medievo. La fianza se convirtió en el hilo que tejía una tupida red de vínculos de apoyo mutuo capaces de dotar de estabilidad a los cambios públicos y de consolidar las compañías nacidas al calor de la nueva banca. En Valladolid, eran numerosos los cambiadores que actuaban como fiadores de sus propios compañeros a la hora de obligarse en el cambio o en otros negocios paralelos, como las pujas realizadas por diversas rentas encabezadas 23. CARVAJAL DE LA VEGA, D., “Flujos financieros norte-sur en Castilla a fines de la Edad Media”, AÑÍBARRO RODRÍGUEZ, J., VÍTORES CASADO, I. y CARVAJAL DE LA VEGA, D. (eds.), Relaciones Norte-Sur en la Europa medieval, Santander, AMEA, 2015, pp. 81 y ss. 24. ARChV, Pleitos Civiles, Masas (F), c. 3174-3. 25. CARVAJAL y BONACHIA, “Financieros locales en los primeros encabezamientos...”, p. 188.
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a fines de 1495. Este último caso muestra la importancia y el reconocimiento de la diversificación de los negocios; una estrategia que se edificaba sobre una red contactos entre un nutrido grupo de financieros que no dudaron en prestar su apoyo a compañeros como Álvaro de Ocaña, quien hasta entonces había destacado como un pequeño financiero local vinculado a las rentas concejiles26, y que, como contrapartida, también prestó su apoyo otorgando fianzas a otros cambiadores como Juan de Villalón o Pedro de Valladolid27. Otra de las estrategias que hemos citado se refería a la unión familiar a través del vínculo matrimonial. Esta práctica, muy extendida entre la sociedad de su tiempo28, y especialmente documentada en importantes centros mercantiles castellanos como Burgos, ocupó un lugar destacado entre las relaciones de los mercaderes y financieros vallisoletanos29. La estrategia de muchos hombres de negocios deseosos de lograr la mejora de su situación económica y social pasó por establecer vínculos matrimoniales con familias locales de mercaderes y cambiadores que ya gozaban de cierta relevancia en la villa. Una alianza con estos grupos podía suponer un progreso importante en la consideración de su apellido y en el tamaño de su fortuna. Entre los casos más notables encontramos los matrimonios establecidos entre miembros de las familias Paredes y Villalón, o los vínculos entre los Portillo con los San Pedro y con los García de Aranda. Al igual que ocurría con las relaciones profesionales, estos lazos conformaron una tupida red que reforzó la posición y la capacidad económica de las familias implicadas. A estas prácticas encaminadas al ascenso social y a la participación de control económico de la villa hay que sumar otras muy comunes en el seno de estas familias como el traspaso del oficio de padre a hijo, perpetuando su actividad y su capacidad de control. La formación de los jóvenes mercaderes a través de la transmisión de conocimientos era una práctica común30, el padre aleccionaba a su hijo y le instruía en los conocimientos y materias básicas para el desarrollo del cambio o la negociación mercantil con un fin: que éste pudiera establecerse por su cuenta o que lograse continuar con el negocio familiar. Algunos padres, como los 26. Ibíd., pp. 174-176. 27. Hasta 1499, prestó apoyo al primero en 1498 y 1499, y al segundo en 1499. PINO REBOLLEDO, F., Libro de Actas del Ayuntamiento de Valladolid. Año 1498, Valladolid, Ayuntamiento de Valladolid, 1992, asiento 283, p. 109; PINO REBOLLEDO, F., Libro de Actas del Ayuntamiento de Valladolid. Año 1499, Valladolid, Ayuntamiento de Valladolid, 1993, asiento 53, p. 31. 28. TRIVELLATO, F., “Marriage, Commercial Capital, and Business Agency: Transregional Sephardic (and Armenian) Families in the Seventeenth- and Eighteenth-Century Mediterranean”, JOHNSON, Ch. H., WARREN SABEAN, D., TEUSCHER. S. y TRIVELLATO, F. (eds.), Transregional and Transnational Families in Europe and Beyond. Experiences Since the Middle Ages, Berghahn Books, 2011, pp. 107-130. 29. Basta citar como ejemplo las uniones matrimoniales de familias como los Lerma, Maluenda y Pardo con la floreciente familia Soria, CAUNEDO DEL POTRO, B., “La disgregación de una rica hacienda: el ocaso mercantil de los descendientes de Diego de Soria. ¿Un problema político?”, Espacio, Tiempo y Forma. Serie III. Historia Medieval, 19, 2007, pp. 77-97. 30. CAUNEDO DEL POTRO, B., “La formación y educación del mercader”, IGLESIA DUARTE, J. I. (coord.), El comercio en la Edad Media. XVI Semana de Estudios Medievales, Nájera y Tricio, 2005, Logroño, Instituto de Estudios Riojanos, 2006, pp. 417-454.
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cambiadores Pedro de Valladolid, Pedro de Monzón o Alvar González de Villalón, ejercieron esta labor con sus hijos, Pedro de Rojas, Cristóbal de Monzón y Juan de Villalón, a los que apoyaron a través de fianzas en sus primeros años con el fin de asegurar sus primeros pasos en el negocio financiero31. 3. Los mercaderes y el regimiento Son numerosos los autores que han dejado constancia de la vinculación de los mercaderes castellanos a la política municipal a través de su participación en el regimiento32. Esta idea también es aplicable a Valladolid donde, a pesar de no existir un grupo mercantil comparable al de otros centros como Burgos, varios mercaderes lograron acceder y mantener puestos de relevancia en el regimiento. Aprovechando los conocimientos adquiridos por algunos a través del desarrollo de su actividad profesional, las labores encomendadas a estos regidores estaban ligadas al control del mercado y a la gestión de otras parcelas de la economía de la villa como la fiscalidad, los cambios públicos o el ya citado arrendamiento de los suelos y tiendas del concejo. Como tuvimos ocasión de ver, en 1497 el regidor Juan López de Calatayud ejerció labores de supervisión llegando a intervenir en sectores económicos clave en la villa como el comercio al por menor 33. El regidor vallisoletano era miembro de una importante familia de mercaderes, entre los que cabe destacar a sus hermanos Fernán López de Calatayud y Gastón de San Juan34. Sus actividades mercantiles son bien conocidas35, y gracias a ellas sabemos que disfrutó de una notable capacidad económica. Muestra de ella y de su valía como intermediario financiero, el regidor se distinguió por ser un reconocido depositario de los bienes y del capital de otros 31. Pedro de Valladolid se obligó conjuntamente con su hijo, Pedro de Rojas, por uno de los cambios públicos en 1497, PINO REBOLLEDO, F., El primer Libro de Actas del Ayuntamiento de Valladolid. Año 1497, Valladolid, Ayuntamiento de Valladolid, 1990, asiento 88, p. 50. Cristóbal de Monzón salió como fiador de su padre el 24 de enero de 1498, mientras que el padre salió como fiador del hijo el día 7 de febrero del mismo año. PINO REBOLLEDO, Libro de Actas… 1498, asientos 51, pp.26 y 58, p. 29. Por último, Alvar González de Villalón aparece fiando a su hijo, Juan de Villalón, en 1498 y 1499, PINO REBOLLEDO, Libro de Actas…1498, asiento 283, p. 109 y Libro de Actas…1499, asiento 66, p. 36. 32. Vid notas 2 y 3, además de trabajos como los de GUERRERO NAVARRETE, Y., “Elites urbanas en el siglo XV: Burgos y Cuenca”, Revista d’historia medieval, 9, 1998, pp. 81-104; JARA FUENTE, J. A., “Hombres de negocios y poder. Las relaciones entre las élites comerciales y las élites políticas en la Castilla del siglo XV: el ejemplo de Cuenca”, TANZINI, L. y TOGNETI, S. (a cura di), Il governo dell’economia. Italia e Peninsola Iberica nel basso Medioevo, Roma, Viella, 2014, pp. 33-57, p. 36. 33. PINO REBOLLEDO, El primer Libro de Actas…1497, asiento 159, p. 73. Rodrigo de Verdesoto, comisionado por el Concejo, continuó controlando otros alquileres como el de las tiendas de las fruteras en 1498, PINO REBOLLEDO, Libro de Actas…1498, asientos 127 y 130, pp. 52-53. 34. Los miembros de la familia mantenían y compartían intereses comerciales y financieros como se aprecia en la compañía establecida con Juan Daza (ARChV, Pleitos Civiles, Pérez Alonso (F), c. 191-5) y otros negocios también vinculados a la comercialización de textil (ARChV, Pleitos Civiles, Pérez Alonso (F), c. 679-6). 35. CARVAJAL, “Flujos financieros norte-sur...”, pp. 96 y ss.
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mercaderes con un importante cometido: hacer frente en nombre de sus depositantes al pago de las cédulas de cambio giradas desde centros europeos como Florencia o Brujas hacia Valladolid36. La posición de Juan López de Calatayud como regidor le permitió intervenir en algunas de las decisiones económicas de mayor trascendencia en la villa a fines del siglo XV. En 1495, Valladolid aceptó la propuesta de los monarcas para negociar las condiciones por las que se sumaba al sistema de encabezamiento de alcabalas. Con motivo de la negociación que las ciudades llevaron a cabo con los contadores, el concejo envió a Juan López de Calatayud y Antonio Franco como sus representantes, siendo éstos los encargados de defender las condiciones que Valladolid exigía para aceptar el encabezamiento37. Este encargo le confería una capacidad de acción y un conocimiento privilegiado del proceso de encabezamiento, situación que más tarde aprovechó tomando la renta del vino a su cargo. Juan López de Calatayud, junto al también regidor Rodrigo de Verdesoto y a otros hombres de negocios, como Francisco de la Serna, se obligaron por la renta del vino por el período del primer encabezamiento, 1496-150138. Acciones como estas ponen de manifiesto la confluencia de intereses políticos y económicos de estos sujetos, que veían en la concesión de la renta una oportunidad de negocio gracias al traspaso de gestión del impuesto al concejo. Además de estos asuntos, los regidores y socios Juan López de Calatayud y Rodrigo de Verdesoto también se hicieron cargo del control de numerosas rentas. Una labor por la que llegaron a ser comisionados por el concejo en 1498 para entender sobre las diferencias que mantenían con las autoridades los mercaderes de la villa obligados a la renta de paños y joyas. Desde el inicio del encabezamiento, la administración de esta alcabala generó recelos en el seno concejo, siendo el origen de numerosos conflictos (con el concejo y entre los mercaderes Juan de Rojas y Francisco de Aranda) que no cesaron durante su gestión39. Además del comercio y de la fiscalidad, el regidor López de Calatayud también se hizo cargo de velar por el desarrollo del negocio bancario en la villa. En el primer libro de actas conservado hay numerosas referencias sobre su tarea y la del regidor Pero Niño. Ambos personajes eran los responsables de recibir las obligaciones y fianzas de los cambiadores públicos asentados en Valladolid a principios de 1497, aunque su labor no se limitó únicamente a la recepción de fianzas. Los regidores también ejercieron el control, sopesando los riesgos que conllevaba la posible quiebra de los cambiadores públicos y las nefastas consecuencias que una cadena de impagos podía tener sobre la economía urbana. Posiblemente movidos por la cautela, los dos regidores aumentaron los requerimientos de capital a los cambiadores públicos ya 36. Desde allí, el mercader Sancho de Toledo le requirió el envío del dinero que depositó en él para llevar a cabo ciertas compras en la ciudad italiana. Archivo General de Simancas (en adelante AGS), Registro General del Sello (en adelante RGS), leg.1489-01, 192. 37. AMV, Cuentas de propios, f. 4. 38. AMV, Cuentas de propios, f. 30. 39. PINO REBOLLEDO, Libro de Actas…1498, asiento 89, p. 38.
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obligados a través de la presentación nuevas fianzas durante el mes de marzo de 1497. Más adelante comentaremos alguna de las repercusiones de esta decisión entre los cambiadores, pero es posible que tras esta decisión se encontrara la debilidad financiera de algunos agentes observada por los regidores40. La capacidad de actuación de Juan López de Calatayud también le llevó a cometer ciertos excesos, o al menos de eso le acusaron algunos vecinos que, agraviados por el regidor, le denunciaron por cobrar el arrendamiento de varios tableros situados en unas casas del concejo, arrendadas a censo, en las que estaba prohibido desarrollar dicha actividad. El cobro indebido por los tableros rentaba al mercader cerca de 50.000 mrs., lo que suponía un delito manifiesto que iba en detrimento de los ingresos de propios del concejo41, poniendo en tela de juicio la actuación del mismo, su honor como representante del gobierno local y su honra como hombre de negocios. 3.1. Los mercaderes, el concejo y la alcabala de los paños y joyas Una de las mejores muestras del dominio de un sector de la economía vallisoletana a través de la cooperación entre mercaderes lo encontramos en el ámbito de la fiscalidad42. De nuevo, debemos remontarnos a la concesión del encabezamiento de alcabalas de 1496 y, en esta ocasión, a los problemas vinculados a la renta de paños y joyas43. Entre las condiciones que negoció el ya citado Juan López de Calatayud con los contadores reales se encontraba la petición del concejo vallisoletano para no incluir esta alcabala en el cuerpo de las rentas encabezadas44. Los contadores desoyeron la petición y obligaron al concejo a tomar la renta valorada en 575.672 mrs. –la segunda de mayor cuantía–, lo que provocó temores y recelos por el miedo a que las quiebras pasadas en la citada renta se repitiesen, esta vez con los nuevos obligados, y, sobre todo, ante la necesidad y la dificultad de encontrar a un número suficiente de sujetos dispuestos a hacerse cargo de su gestión y de otorgar las fianzas necesarias. El sistema de obligados utilizado para gestionar la mayor parte de las rentas encabezadas necesitó, en el caso de la alcabala de los paños y joyas, de un proceso largo y complejo para afianzarla. Tan solo la colaboración entre mercaderes y el entendimiento de éstos con el concejo hicieron posible lograr un respaldo suficiente para llevar a cabo su gestión. Numerosos mercaderes, joyeros y otros agentes se vieron inmersos en el proceso de afianzamiento de la renta; muchos de ellos acudieron de forma conjunta a ofrecer su obligación, prestando su colaboración no sin cierto 40. PINO REBOLLEDO, El primer Libro de Actas…1497, asiento 124, p. 61. 41. AGS, RGS, leg. 1499-01, 87. 42. CARVAJAL y BONACHIA, “Financieros locales en los primeros encabezamientos...”, y para la Edad Moderna, BENNASSAR, Valladolid en el Siglo de Oro, pp. 321 y ss. 43. El proceso de “obligados” por esta renta en 1496 ha sido analizado por BONACHIA, “El encabezamiento de alcabalas...”, pp. 306-310. 44. AMV, Cuentas de propios, ff. 6-7.
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recelo. Desde el 23 de diciembre de 1495 los mercaderes Ruy González de Cieza y Diego de Aguilar aparecieron como obligados en nombre de otros 17 mercaderes. Entre éstos estaban algunos de los más importantes y reconocidos de la villa: García Cocón, Antonio de Valladolid, Alonso de Medina, Pedro González Cocón, Pedro de Portillo, Pedro López Paldón (alcalde en la cofradía de la Misericordia), Cristóbal de Valladolid, Juan de Rojas, Juan de Valladolid, Juan de Portillo, Marcos de Castronuño, Francisco Ortega, Francisco de Aranda, Pedro de Salcedo, Juan Lobos, Francisco Alonso, Juan de Vertavillo, todos ellos vecinos de Valladolid, además de los joyeros Fernán Sánchez, Diego Cocón, Diego de Aranda y Pedro de Valladolid45. De esta nómina cabe destacar nombres como el de Pedro de Portillo, mercader enriquecido gracias al comercio de textil y que acabó ocupando el cargo de procurador mayor en la villa46. A este elenco se incorporaron progresivamente nuevos mercaderes, pelaires, joyeros, sederos y otros artesanos vecinos de la villa y especialmente interesados, ya que la renta también gravaba actividades diversas como la trapería o la desarrollada por aquellos que, como Catalina Sánchez Monje, se obligaron por la parte de la renta que afectaba a la venta de picotes y sayales. De este modo, durante el mes de enero el número de obligados continuó aumentando. El proceso concluyó cuando los mercaderes Ruy González de Cieza y Diego de Aguilar presentaron las pertinentes obligaciones y recibieron la carta de recudimiento47. El hecho de gestionar una alcabala que gravaba la actividad ejercida por los obligados pone de manifiesto un aspecto relevante que refuerza la idea que venimos desarrollando en ese trabajo: los mercaderes vallisoletanos tenían interés por controlar diversos aspectos de la economía urbana y, en particular, aquellos negocios que les afectaban de manera directa. Pero, en esta ocasión, los problemas y diferencias por el pago de la renta surgieron al poco tiempo y la colaboración se tornó en conflicto. En 1497, Diego de Madrid, socio de Diego de Aguilar, uno de los representantes de los mercaderes encabezados, declaró su intención de no participar en las obligaciones de 1498. Es posible que, atento al desarrollo de los acontecimientos, el mercader no quisiera asumir mayores riesgos obligándose por una renta sobrevalorada, por lo que decidió partir su compañía y tienda de paños con Diego de Aguilar, con cerca de 45. AMV, Cuentas de propios, f. 13r-v. 46. Su negocio estaba ligado a la venta de telas de calidad: Venta de cinco varas y dos tercias de brocado de pelo morado al conde de Melgar, AGS, RGS, leg. 1496-04,16. Testigo de su capacidad son, entre otros, algunos pleitos sentenciados en 1503 vinculados a deudas comerciales: el primero de ellos contra Martín de Gante, contador del duque de Nájera, a quien exigía 20.215 mrs. por la venta de mercaderías –posiblemente textil– (ARChV, Registro de Ejecutorias, c. 177-5); el segundo pleito contra Alonso de Villagarcía, vecino de Valladolid, por el impago de 10.125 mrs. (ARChV, Registro de Ejecutorias, c. 177-7) y el tercer proceso contra Andrés de la Torre, vecino de Plasencia, por una deuda comercial que ascendía a 57.300 mrs. (ARChV, Registro de Ejecutorias, c. 184-36). Vinculado a su actuación como procurador mayor, en tiempo de Comunidades el citado Pedro de Portillo sufrió ataques contra su patrimonio. Unos ataques que precisamente dan cuenta del nivel de riqueza alcanzado por este mercader. BENNASSAR, Valladolid en el Siglo de Oro, p. 322. 47. AMV, Cuentas de propios, ff. 35-36.
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290.000 mrs. en derechos por cobrar y declarando unas pérdidas de aproximadamente 300.000 mrs.48. Las cautelas que mostraban algunos mercaderes tienen mucho que ver con la situación económica de la villa a fines del siglo XV. Durante estos años el comercio de paños no debió atravesar su mejor momento, posiblemente debido a la competencia creciente de otros centros feriales cercanos que estaba relegando a la villa y a sus ferias a una posición secundaria. Esta coyuntura puso de manifiesto que la cooperación también conllevaba riesgos y que, ante situaciones desfavorables, podía dar lugar a conflictos, como se aprecia durante los cuatro días siguientes al finiquito de la citada compañía. Los problemas de los representantes con el cuerpo de obligados comenzaron a hacerse evidentes, sobre todo con mercaderes como Ruy González de Cieza, Alonso de Medina, Juan de Rojas y otros por razón del pago de la cantidad obligada –4.000 mrs. al año. En 1498 los receptores de la renta exigieron a los representantes y a sus compañeros, un cuantioso número de hombres de negocio (entre los que se encontraban algunos ya citados como Pedro de Portillo, Diego de Valladolid, Pedro López Paldón, Sebastián de Sahagún, Francisco de Torquemada, Gómez de Portillo y Diego de Córdoba), el pago de las cantidades debidas los años 1496 y 1497. Este último año había sido especialmente complicado para muchos de estos mercaderes que declararon haber sufrido pérdidas en sus tiendas, impidiéndoles cumplir con sus obligaciones49. La situación no mejoró con el paso de los años y la renta siguió generando conflictos. En 1503, los encargados de recaudar la renta durante el segundo encabezamiento pidieron ayuda al concejo para aliviar la presión que sobre ellos recaía, mientras que éste se negaba a pagar los privilegios de los juros asentados sobre la renta admitiendo que “la villa se fue engañada en la contratación que hizo con los mercaderes”50. El concejo había logrado el compromiso de los mercaderes y financieros de la villa para hacerse cargo de una renta incierta que, cuando llegó a suponer problemas importantes para muchos de los obligados, fue objeto de disputas y de pleitos ante la propia Chancillería de Valladolid51. Los mecanismos de cooperación y de control no siempre generaron beneficio para todas las partes y los mercaderes acabaron siendo conscientes de ello. La desconfianza y el recelo entre concejo y mercaderes también se hizo patente a pesar de los vínculos que mantenían y del interés común que compartieron en determinadas esferas.
48. PINO REBOLLEDO, Libro de Actas… 1498, asiento 97 de 23 de febrero de 98, pp. 39-40. 49. PINO REBOLLEDO, Libro de Actas… 1498¸ asientos 99-105, pp. 40-43. 50. AMV, Libros de Actas, 2, ff. 132r-v (25/10/1503). 51. AMV, Libros de Actas, 2, ff. 131v-132r (20/10/1503).
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4. Los cambiadores y el control de las finanzas vallisoletanas Si los mercaderes eran un claro ejemplo de grupo capaz de controlar aspectos de la vida económica a través de la cercanía al regimiento, del dominio del mercado y de la implicación en la fiscalidad urbana, los cambiadores conformaron el otro grupo cuyos miembros compartieron intereses y objetivos apoyados en el control del mundo financiero vallisoletano. Antes de profundizar en el entorno de los cambiadores, cabe señalar de entrada un dato revelador sobre el nivel de interacción entre éstos y el concejo. Para entender el carácter de esta relación basta atender a la intensa actividad desplegada por el regidor Rodrigo de Verdesoto, a quien vimos implicado en el control y gestión de los asuntos económicos de la villa, y los cambiadores Alonso de Verdesoto, de quien era sobrino, García de Verdesoto y Gonzalo de Verdesoto, sus primos. Todos ellos eran miembros de una importante familia de cambiadores y mercaderes con amplia presencia e influencia en Valladolid y en su entorno más cercano, en especial en Medina del Campo y sus ferias52. Alonso de Verdesoto ejerció su actividad financiera durante varias décadas, dejando el negocio cambio en manos de sus dos vástagos, a los que se encargó de introducir en el negocio progresivamente53. Esta forma de actuar –similar a la citada en páginas anteriores al tratar las bases del control– era común entre las principales familias de cambiadores vallisoletanos, como podemos apreciar entre los 34 cambiadores públicos y otros tantos documentados en la villa entre los que resulta fácil reconocer la presencia de padres e hijos. El resultado de este proceso no fue otro que la consolidación de familias como los Dueñas, Aranda, García de Aranda o San Pedro, que lograron copar buena parte de los cambios públicos durante esta etapa. Mientras tanto, con el ánimo de mejorar su posición, otros cambiadores menores o miembros de familias con presencia más reciente en la villa trataron de progresar a través de su integración en estas familias54. Del mismo modo que ocurría entre los mercaderes, los cambiadores vallisoletanos vieron en el desarrollo de negocios conjuntos una vía idónea para acrecentar su negocio y su capacidad de acción en la villa. Aunque los cambiadores eran agentes que, por lo general, actuaban de forma individual o con respaldo familiar, algunos como Ochoa Pérez de Salinas y Gonzalo de Verdesoto vieron oportuno establecer una compañía de cambios. No obstante, los vínculos de colaboración contemplaban un abanico diverso en torno a figuras como la del factor o el representante (a través de la entrega de un poder). Por ejemplo, el citado Ochoa Pérez de Salinas contaba en Valladolid con la inestimable ayuda de su representante, el cambiador Antonio de Paredes, quien se preocupó por mantener el contacto con un financiero tan
52. MARTIN ROMERA, Las redes sociales de la oligarquía...pp.234-248. 53. CARVAJAL, “Del cambio al regimiento...” (en prensa). 54. Ibíd.
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influyente, bien posicionado en otros ámbitos de negocio como la corte55. Pero las relaciones más conocidas y sólidas establecidas entre los cambiadores vallisoletanos –y de éstos con mercaderes– eran las relaciones familiares, cimientos desde los que surgieron otros tantos vínculos de cooperación económica (obligaciones de cambio público conjuntas56, trabajo de padres e hijos en un mismo cambio57, fianzas mutuas entre cambiadores58, representación a través de poderes, etc.). Entre todas estas relaciones económicas de cooperación, la fianza destaca de nuevo por su capacidad de plasmar la importancia de contar con un apoyo económico sólido y fiable. Las fianzas otorgadas por mercaderes, cambiadores, lenceros, plateros y otros muchos para afianzar las obligaciones de cambio público en Valladolid demuestran hasta qué punto fue necesario generar una red de apoyos con la que dotar de seguridad negocios de tanto calado. En el caso de los años 14971499, el concejo vallisoletano se encargó de valorar esa seguridad. Al inicio del trienio, las autoridades únicamente requerían fiadores sin llegar a precisar la cifra por la que debían afianzar sus cambios hasta que, en marzo de 1497, a juicio de los regidores encargados del control del cambio, Juan López de Calayatud y Pero Niño, el concejo estimó necesario exigir a los cambiadores ya obligados una fianza de 1000 doblas de oro –365.000 mrs. Es posible que la coyuntura económica que atravesaba la villa impusiera un aumento de la fianza en 1498, pues Pero Niño y Álvaro de San Pedro, los regidores comisionados por el concejo, impusieron la entrega de 2.000 ducados –750.000 mrs.–, una cifra muy superior al año anterior y que, finalmente, fue reducida a 1.000 ducados –375.000 mrs.– en 149959. La necesidad de encontrar fiadores dispuestos a responder con su hacienda en caso de quiebra o de incumplimiento de la obligación del cambiador supuso acudir a personas cercanas, en muchos casos familiares y socios, con una capacidad económica reconocida procedente del comercio y de otras actividades. Pero el aumento de las fianzas en 1497 y 1498 provocó que esta necesidad de compañeros capaces de afianzar los cientos de miles de maravedís requeridos fuese mayor. La relación entre la cantidad de la fianza y el número de fiadores era directa. Como ya señalamos, durante 1497 las dificultades económicas en la villa eran conocidas –basta recordar los problemas en torno a la rentas de paños y joyas, y de otras poco afianzadas. Esta situación se hizo patente a través de numerosas quiebras que, en definitiva, provocaron un incremento de los requerimientos financieros a la 55. Libro mayor del “banquero de corte” Ochoa de Salinas (1498-1500), Bilbao, 1980 (estudio y edición A. REPRESA RODRÍGUEZ). 56. Por ejemplo la obligación conjunta al cambio realizada por Juan de la Haya y Bartolomé de Valladolid, PINO REBOLLEDO, El primer Libro de Actas…1497, asiento 313, p. 123. 57. CARVAJAL, “Del cambio al regimiento...” (en prensa). 58. Son numerosas las fianzas entre cambiadores en Valladolid. Entre 1497 y 1499 se contabilizan, al menos, quince casos. PINO REBOLLEDO, El primer Libro de Actas…1497; Libro de Actas… 1498 y Libro de Actas… 1499. 59. PINO REBOLLEDO, Libro de Actas… 1499, asiento 47, p. 29.
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hora de asegurar la viabilidad del cambio público. La exigencia de los regidores para presentar nuevas fianzas provocó un notable aumento del número de fiadores, pasando de uno o dos fiadores por cambiador a cuatro e incluso cinco, como se aprecia en los casos de los cambiadores Diego de Villafranca (degollado en 1499)60, Diego de Rojas y Bernardino de Portillo. Contar con mayor apoyo suponía vincular a numerosos cambiadores y fiadores que terminaron por dar forma a una red financiera que dotaba de cierta estabilidad al sistema, al menos en teoría. En 1498, el aumento de la fianza hasta los 2.000 ducados impulsó la renovación o la creación de nuevas relaciones, siempre sobre la base del año anterior. En este contexto, cabe destacar el rol de algunas familias capaces de aglutinar apoyos diversos. La familia Aranda, por ejemplo, logró posicionar a varios de sus miembros entre los 35 cambiadores que ocuparon mesa entre 1497 y 1499. Uno de los objetivos de este proceso de integración y cohesión era lograr una mayor resistencia ante posibles quiebras aunque, como se aprecia en algunos casos, estas relaciones también suponían un peligro ya que una sola quiebra podía comprometer el futuro de algunos compañeros. En particular, los agentes con mayor grado de integración (como se observa en el gráfico 1) vienen a representar esta doble vertiente de apoyo financiero y de incremento del riesgo asumido, pues hay que tener en cuenta que la fianza también suponía un problema para aquellos que ofrecían su apoyo y podían perderlo todo ante la ruina de un fiado generando problemas a terceros61. La disminución de las fianzas en 1499 implicó una menor necesidad de cooperación que se observa a partir de la disgregación de los grupos consolidados y de un menor número de fiadores por cambiador. A la hora de analizar las fianzas hay que destacar la relevancia de las relaciones familiares y de las alianzas puntuales establecidas entre familias como los Monzón y los Roa en 1497, o la importante red tejida en torno al ya citado apellido Aranda. Este tipo de nexos económicos eran comunes y no solo entre los cambiadores públicos. Sabemos que financieros como Pedro Sánchez o su hijo, Álvaro de Valladolid, fiaban en otros negocios a personajes como Isabel Gutiérrez, mujer del cambiador Alvar González de Villalón, a la sazón madre del cambiador Gómez de Villalón y suegra del también cambiador Antonio de Paredes62. Las relaciones entre aquellos que dominaban las finanzas vallisoletanas eran numerosas, intensas y de diversa índole, dotando a este grupo y a una serie de familias en particular de una presencia omnímoda y de una gran capacidad de control sobre la banca local; una presencia que acabaron por afianzar haciéndose visibles en otros negocios y en importantes cargos públicos (receptores de rentas, veedores, etc.).
60. PINO REBOLLEDO, Libro de Actas…1499, asiento 166 de 20 de marzo, p. 77. 61. En esta situación tan comprometida se vieron los fiadores del cambiador Alonso Román. La falta de cumplimiento del cambiador, que ejercía como arrendador de alcabalas, provocó que el concejo requiriese a los fiadores el pago de las rentas debidas. AGS, RGS, leg. 1504-03, 399 y leg. 1504-05, 68/69. 62. AHPV, Protocolos notariales, leg. 1, ff. 386r-380v (1500).
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9. EL CONTROL ECONÓMICO DE LA VILLA: MERCADERES Y FINANACIEROS EN VALLADOLID (ca. 1500)
La reciprocidad que demostraron algunos cambiadores con sus fiadores fue otro elemento más de cohesión que respondía al interés de algunos financieros por negocios como el de las rentas. Álvaro de Ocaña, uno de los arrendatarios más relevantes del encabezamiento de 1496 fue protagonista y testigo de ello63. Aunque en lo referente a la fiscalidad los cambiadores permanecieron en un segundo plano, las dificultades que surgieron en el cobro de algunas rentas como la de la paja, leña, fruta y madera –mal afianzadas como se encargaron de indicar desde el concejo–64, propició su aparición en escena. En este caso, varios cambiadores asumieron los riesgos de esta ruinosa renta que, ya en el segundo encabezamiento, pasó a estar en manos del cambiador Alonso Román65, fiado a su vez por el también cambiador Gonzalo de Verdesoto. A pesar del relevo y al igual que sus predecesores, el financiero asumió el control de una empresa complicada por la que tuvo que escapar de Valladolid tras su quiebra. Las consecuencias del mal negocio repercutieron directamente sobre su fiador, que respondió con sus propiedades y con su libertad a pesar de ser primo del poderoso regidor Rodrigo de Verdesoto. En resumidas cuentas, la capacidad y el buen hacer de muchos cambiadores vallisoletanos se hizo patente con el paso de los años. Las primeras décadas del siglo XVI propiciaron el auge del negocio al calor del crecimiento de la economía castellana y de la presencia de extranjeros en Valladolid. Además, el meteórico ascenso social de algunas familias da buena muestra de su capacidad de arraigo. Durante las décadas siguientes, los cambiadores vallisoletanos no olvidaron dónde se asentaban las bases de su poder: en su negocio financiero ligado a Valladolid y a los principales centros feriales castellanos66 y a las estrategias de cooperación entre familias y hombres de negocios. 5. Conclusiones Durante las últimas décadas del siglo XV la economía vallisoletana vivió un momento de bonanza no exento de problemas en determinados sectores como el textil. En este contexto, determinados actores como el concejo vallisoletano o los 63. Le fiaron Alvar González de Villalón, Bernal de San Román, Antonio de Paredes, Pedro de Monzón, Alonso Román (sigue en el negocio más tarde), Álvaro de Valladolid (hijo de Pedro González, cambiador), CARVAJAL y BONACHIA, “Financieros locales en los primeros encabezamientos...”, p. 175. 64. PINO, Libro de Actas…1497, p. 56, asiento 109 en el que indican que el dinero que rentaba dicha alcabala fuese puesto en secuestro y depositado en Fernando (de Valladolid), cambiador, notificándoselo a los recaudadores de la renta. Precisamente, uno de los recaudadores, Diego de Castronuño, había salido como fiador en 1497 del cambiador en quien debía hacerse el depósito, y éste vuelve a salir como su fiador después de la orden dada por los regidores. Ibíd., p. 64, asiento 133. 65. A quien había fiado como cambiador público en 1498 otro de los recaudadores, Marcos de Castronuño. PINO REBOLLEDO, Libro de Actas… 1498, asiento 39, p. 22. 66. CARVAJAL DE LA VEGA, D., “En los precedentes de la banca castellana moderna: cambiadores al norte del Tajo a inicios del siglo XVI”, GARCIA y BONACHIA (eds.), Hacienda, mercado y poder, pp. 17-38.
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grupos más pudientes comenzaron a hacer efectivo su control sobre la gestión de determinadas parcelas de la economía urbana (fiscalidad, finanzas, comercio, abastecimiento…) y el negocio vinculado a ellas. Las aspiraciones de algunas familias de mercaderes y financieros se vieron colmadas al lograr participar en el gobierno urbano y al ascender rápidamente entre la tradicional oligarquía local. Pero, lo que realmente nos parece novedoso es que, más allá del regimiento, un nutrido grupo de hombres de negocio, entre los que encontramos mercaderes, financieros, cambiadores, plateros, lenceros… se benefició del crecimiento de la villa participando del dominio de diversos y prósperos sectores económicos. En este contexto, los mecanismos para participar y lograr el control de actividades como el comercio de paños, la joyería o el cambio eran diversos, aunque cabe destacar algunos como la integración en cofradías o el desarrollo de vínculos cooperativos a partir de la creación de compañías o de las uniones matrimoniales. En definitiva, los hombres de negocio llegaron a actuar como grupo interesado en el dominio de la economía urbana a partir de la producción y reproducción de su sistema de poder en la villa67. Muestra de ello, y a diferencia de lo que ocurre en otros lugares como Cuenca, donde se habla de una “redistribución de las rentas urbanas entre el conjunto de escalones de la clase dominante”68, en Valladolid se aprecia una amplia participación de sectores medios, integrados por oriundos y foráneos, directamente beneficiados por el creciente peso del mercado y de las finanzas. Aunque ciertos nombres y apellidos parecen situarse al frente del dominio de la economía vallisoletana, es fácil constatar la existencia de un nutrido grupo de pequeños financieros que, sin pertenecer al regimiento ni a las elites mercantiles de la villa, lograron participar del control de parcelas importantes, por ejemplo a través de la gestión de varias rentas municipales a fines del siglo XV. Un grupo que, además, encontró en el primer encabezamiento de alcabalas de 1496 una nueva oportunidad para consolidar su negocio y su posición. De hecho, en Valladolid no parece que exista un excesivo interés por la fiscalidad regia entre los miembros del regimiento y los grandes mercaderes y financieros más allá de su labor, primero como supervisores y desde 1496 como gestores del encabezamiento69. Solo dos casos que merecen ser destacados: Juan López de Calatayud y Rodrigo de Verdesoto, regidores omnipresentes en la villa. Tampoco es evidente la relación de regidores con posibles testaferros, como ocurre en otros lugares, ni que aquellos más implicados en el arrendamiento, como se ha podido observar a través de la renta de paños y joyas, perteneciesen o tuviesen vínculos con los grandes linajes del regimiento. 67. GUERRERO, “Elites urbanas en el siglo XV...”, p. 84. 68. JARA, “Hombres de negocios y poder...”, p. 45. 69. Como defiende en Segovia ASENJO GONZÁLEZ, Segovia. La ciudad y su tierra, pp. 512-513. Algo similar se aprecia en Burgos durante la segunda mitad del siglo XV, cuando los miembros del gobierno municipal fueron apartados de la gestión de los tributos que acabará por recaer entre los miembros de la oligarquía económica, GUERRERO NAVARRETE, Y., “Fiscalidad regia y poder municipal en Burgos (14531476)”, En la España Medieval, 8, 1986, pp. 481-500, en particular pp. 498-499.
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De especial interés resulta la actividad desarrollada por los cambiadores, tanto los públicos como aquéllos que se dedicaron a las finanzas privadas. Su contribución al impulso financiero y a la estabilidad económica de la villa fue notoria, pero ellos sufrieron de forma especial las dificultades económicas por las que atravesó Valladolid, como ocurrió en 1497 y 1498. No obstante, su capacidad de recabar apoyos entre sus compañeros, familiares, socios y otros hombres de negocios fue suficiente para superar los escollos derivados de la coyuntura y proseguir con un negocio que, años después, lograron vincular al circuito financiero italiano y a los flujos comerciales generados desde ferias como las de Medina del Campo. En definitiva, en torno a 1500, la pujante economía de la villa permanecía bajo el control de una serie de hombres de negocio que, bajo una red de relaciones corporativas, familiares y financieras, lograron aprovechar la oportunidad que la coyuntura del reino les ofreció para prosperar en sus negocios, consolidar las bases de su poder económico y ascender en la sociedad de su tiempo.
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Gráfico 1. Red de fianzas de los cambiadores públicos vallisoletanos, 1497-1499 (Cambiadores públicos –negro–, cambiadores –blanco– y fiadores –gris)70
70. PINO REBOLLEDO, El primer Libro de Actas…1497; Libro de Actas… 1498 y Libro de Actas… 1499. Los agentes aparecen destacados según su “índice de intermediación2 en la estructura relacional referida.
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