El contra exodo peruano

21/03/2013 EL CONTRA ÉXODO PERUANO

Treinta y cinco mil. Este es el número promedio de los retornados al año desde el 2009. Se trata de personas que vivieron en el extranjero por un tiempo mínimo de dos años y que por distintas razones han elegido regresar a su País de origen. Desde siempre, Perú ha sido un País de migrantes. Desde los veinte años de violencia política se han dado desplazamientos de las provincias hasta la capital, de la misma forma se han registrado importantes flujos a nivel intrarregional y nunca ha parado de existir el sueño americano y el mito de Europa. Desde siempre la migración peruana se ha caracterizado por ser una migración laboral donde, quien viaja hacia otros Países lo hace en búsqueda de una mejora económica, porque tiene un contrato de trabajo o está en condición de desempleo. Se trata de población activa con edades comprendidas entre 15 y 64 años, con una predominancia de porcentaje femenino. Los principales Países de destino se identifican en: EEUU, España, Argentina e Italia. Con la crisis mundial, generada por un exceso de gasto sobre el ahorro tanto en el sector público como en el privado, las condiciones han cambiado. Sus efectos han sido inmediatos y han generado una subida en la inestabilidad laboral, tanto como en las tasas de desempleo. En específico los trabajadores migrantes, entre los cuales están los peruanos, se han visto más afectados que el conjunto de la fuerza laboral, justo porque la crisis ha tocado las áreas donde más se concentra su desempeño: construcción, servicios financieros, manufactura, servicios de transporte y turismo. Otra consecuencia generada por la crisis y que hay que tomar en cuenta ha sido el endurecimiento de las políticas migratorias en algunos Países, la aprobación de políticas represivas y restrictivas y la cotidiana referencia a las llamadas “leyes de retorno”. En Perú, desde el 2004 existe una “Ley de Incentivos Migratorios” (Ley N 28182) que tiene entre sus objetivos los de contribuir a generar empleo productivo y permitir una mayor recaudación tributaria. Por las condiciones puestas no se dirige al perfil de los retornantes de la crisis, más que todo favorece a emprendedores, cuando no cónsules, de desagravios fiscales. Todavía el 13 de marzo del 2013 ha sido promulgada en el Congreso la “Ley de Reinserción Económica y Social para el Migrante Retornado” (Ley 1540/2012) donde se proponen modificaciones casi revolucionarias en respecto a la anterior ley, dándole una visión más integral y considerando también condiciones de personas más vulnerables. La nueva Ley de Retorno, ya presentada en el curso del 2012, recién ha sido aprobada con 67 votos a favor y 5 abstenciones, en una coyuntura que se proclamaba favorable ya desde tiempo. Hay que reconocer los esfuerzos para esta nueva mirada que incluye una dimensión no solo económica, como la anterior, sino también social, psicológica y familiar. En el texto de la Ley se prevén facilitaciones y beneficios para las personas vulnerables socio y económicamente, además de financiamientos excepcionales donde estas medidas no satisfacen los casos a presentar.

El problema real es que no obstante el número de los retornados haya llegado a cifras más que consistentes, esta Ley recién se aprueba, creando problemas en los “beneficiarios”. Los migrantes que ya regresaron no se beneficiarán de esta Ley, siendo la peruana una legislación no retroactiva, es decir que no se aplica a hechos anteriores a su entrada en vigor. Además, no obstante sean varias las facilitaciones a proponer, a ninguna le corresponde una medida efectiva vigente, se trata todavía de propuestas. Por lo tanto, así ha sido aprobada, los futuros retornados no se encontrarán con estos servicios activos, sino simplemente con su idea. Por ejemplo, las informaciones que deberían ser brindadas por parte de los consulados, de páginas webs creadas ad hoc o la ventanilla única de promoción de empleo no son activas. Al momento, el tan prometido reconocimiento de la experiencia laboral al extranjero no se puede dar no existiendo una medida de valoración correspondiente: el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo todavía no está listo a emitir certificados, ni se ha previsto un modulo para esto. No obstante se hable de un acompañamiento a la reinserción económica, no hay un efectivo acceso al crédito: no existe un fondo para los retornantes, ni una propuesta va en esta dirección. Es más, no hay un presupuesto establecido para una su eventual creación en el futuro. En las escuelas todavía no hay una adecuación de los programas curriculares ni una capacitación de los docentes. Se trata de un proceso que recién empieza frente a la apremiante ola de retornantes que ya han vuelto y siguen volviendo. El Estado todavía no está listo para una acogida digna. No tiene servicios o programas específicos. Además, los programas mencionados en la Ley, son los ya existentes (pero no adecuados para el perfil de los retornados) que el Estado les deriva. Así, se crea un conflicto con la población que nunca expatrió y que ve reducida su posibilidad de acceso a los mismos programas. No se considera a los retornados, mas allá de palabras, como una categoría vulnerable que hay que proteger y a la cual hay que garantizar sus derechos. Un aspecto positivo en esta amargura es que, a la ausencia del Estado, están supliendo organizaciones de la sociedad civil, asociaciones de familiares de retornados que intentan cumplir con su papel social poniendo parches a la falta de reacción estatal. De hecho sus recursos son escasos, cuando no nulos en cuanto la mayoría vive de la cooperación internacional, otro de los sectores afectado por la crisis. Frente a este escenario, es necesario proponer una formula sencilla y eficaz de Reglamento, que no destroce el contenido general de la Ley ni su intento primario. Hay que promover una campaña de sensibilización al tema, no solo hacia los “probables” retornantes para informarles de las reales condiciones que les esperan a su regreso, sino también a la población peruana residente en Perú para que adopte una visión positiva del retornado. Muchas veces se escucha hablar del retornado como de un fracasado al cual se acabó su sueño por otras tierras, pero no se valora su valentía y su esfuerzo, la colaboración permanente que ha dado a su País a través del envío de las remesas, las nuevas visiones y metodologías que ha aprendido y podrían ser fuente de cambio y aporte para su País. Hay que despertar las conciencias de los Estados tanto de origen como de destino en relación a la corresponsabilidad que tienen hacia estos retornados. El acompañamiento, el asesoramiento, el apoyo abarcan distintas etapas y quien está en ellas necesita la colaboración permanente de los Estados implicados.