El complejo defensivo de Pintia (Padilla de Duero/Peñafiel, Valladolid)

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Descripción

Capítulo 15

vII Simposio sobre los celtíberos

Nuevos Hallazgos, Nuevas Interpretaciones Teruel 2014, I.S.B.N.: 978-84-616-2453-9, pp. 129-137

El complejo defensivo de Pintia (Padilla de Duero/Peñafiel, Valladolid)* Carlos Sanz Mínguez**; Fernando Romero Carnicero**; Cristina Górriz Gañán** y Roberto De Pablo Martínez**

RESUMEN Aunque las defensas de la ciudad vacceoromana de Pintia habían sido detectadas a partir de la fotografía aérea, recientes intervenciones arqueológicas han permitido identificar una potente muralla de grandes adobes forrada de piedra al exterior y un gran foso con tres senos que, en algún caso, debieron de cobijar estacadas.

ABSTRACT While it is true that the defenses of the VacceanRoman town of Pintia had been detected by aerial photography, recent archaeological digs have identified an impressive wall of large mudbricks covered with limestone, and a big moat with three ditches, some of which may have contained palisades.

PALABRAS CLAvE Pintia, vacceos, segunda Edad del Hierro, valle medio del Duero, muralla, foso.

KEy WORDS Pintia, Vaccean, second Iron Age, Middle Duero Valley, wall, moat.

* Este trabajo se ha llevado a cabo en el marco del Proyecto de Investigación Cosmovisión y simbología vacceas. Nuevas perspectivas de análisis (HAR2010-21745-C03-01), de la Dirección General de Investigación del Ministerio de Ciencia e Innovación. ** Departamento de Prehistoria, Arqueología, Antropología Social y CC. y TT. Historiográficas. Facultad de Filosofía y Letras. Universidad de Valladolid. Plaza del Campus Universitario s/n., 47011 Valladolid. [email protected][email protected][email protected][email protected].

Como es sobradamente conocido uno de los rasgos que caracteriza a los yacimientos arqueológicos de la cuenca sedimentaria del Duero, y muy particularmente a los de la Edad del Hierro, es su baja visibilidad, de ahí que el reciente descubrimiento de las defensas del oppidum de Pintia constituya motivo más que suficiente, por su interés y significado, para acercarnos una vez más a un Simposio sobre Celtíberos, máxime cuando, como siempre, está abierto a cuanto ocurre entre los grupos étnicos vecinos y, en esta su VII convocatoria, nos reúne bajo el lema Nuevos descubrimientos, nuevas interpretaciones. Es igualmente sabido que en Pintia, una ciudad del extremo oriental del territorio vacceo –una síntesis reciente sobre los vacceos en: Romero, Sanz y Álvarez-Sanchís, 2008, 681-703; además, ahora: Romero y Sanz, 2010–, situada entre los términos de Padilla de Duero/Peñafiel y Pesquera de Duero, en Valladolid, han podido identificarse una serie de ambientes o áreas funcionales: el poblado de Las Quintanas, la necrópolis de Las Ruedas con su ustrinum y el barrio alfarero de Carralaceña, amén de un posible santuario; espacios todos ellos que, dispersos por ciento veinticinco hectáreas de superficie, configuran la Zona Arqueológica Pintia (Sanz y Velasco, 2003; Sanz y Romero, 2005 y 2007). La ciudad, estrictamente dicha, se extiende por una superficie de veinticinco hectáreas, que quedan delimitadas por el curso del río Duero y el sistema defensivo al que habremos de dedicar las páginas que siguen. Aunque recientemente descubiertas, como queda dicho, las defensas de Pintia, de las que hemos ofrecido ya algunas noticias preliminares (Sanz et alii, 2010; 2011, 12-14; y e.p.), habían sido detectadas a partir de la fotografía aérea; fue así como, a través de la fotointerpretación, obtuvimos una primera aproximación a las mismas: una línea defensiva artificial, que consistiría en una doble muralla entre la que discurriría un foso, en la cual se apreciaban tres interrupciones interpretadas como accesos al interior de la ciudad –dos al sur y una tercera, posiblemente la principal, al este– (Olmo y San Miguel, 1993, 524-525, fig. 5, láms. XVII-XX; Olmo, 1999, 416-420, fig. 13, láms. X-XII; y 2006, 316-318, fig. 1, láms. I y II; Sanz et alii, 2003, 53, fig. 4). Tampoco podemos olvidar que ya en 1999, y a raíz de unas canalizaciones practicadas por la

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Confederación Hidrográfica del Duero, hubo de llevarse a cabo una primera intervención de urgencia; fue así cómo, al refrescar los perfiles de tales obras al objeto de dibujar los correspondientes cortes estratigráficos, pudo intuirse la existencia de una muralla y un gran foso, y cómo en uno de los sondeos, abierto a unos 150 m por delante de la supuesta muralla, apareció un estructura, que se interpreta como correspondiente a otra muralla, y que, cimentada sobre un zócalo de grandes bloques de piedra sin labrar, se alzaba hasta los 1,2 m a base de piedras de menor tamaño y asimismo sin trabajar, alcanzando su anchura los 4,5 m (Crespo y Mayoral, 1999). Las excavaciones que han permitido conocer el alcance de las construcciones defensivas de Pintia se han llevado a cabo entre los años 2009 y 2011 y se vieron motivadas, en principio, por la realización de nuevas canalizaciones en Padilla de Duero para proveer el regadío mediante la puesta en servicio del pantano de Valdemudarra. De entre esas intervenciones iniciales de urgencia interesa aquí la llevada a cabo, al objeto de minimizar su impacto sobre el yacimiento, aprovechando el trazado de una canalización previamente realiza en 2000.

cia del foso detectado por la fotografía aérea y con el fin de salvaguardar la posible berma, su prolongación se llevó a cabo a partir de nueve metros del paramento externo de la muralla y, dado el carácter de la intervención, con medios mecánicos; fue así como se desveló una estructura, cuya compleja ordenación solo se apreció al finalizar la campaña de 2010. En el verano de dicho año, tras decapar delante de la muralla, mecánicamente una vez más, una superficie de 180 m2, se excavaron dos trincheras –I y II, de 3 x 12 m cada una de ellas–, perpendiculares a C3a. La primera de ellas, ubicada frente al posible torreón ya citado, permitió confirmar como, efectivamente, desde el paramento externo de la muralla y por un espacio de seis metros de anchura, se abría la berma; seguidamente, se extiende el foso, cuya excavación interesó a los niveles geológicos.

Las primeras unidades de excavación –C3a: 2,5 x 8 m; C3a’: 1,5 x 3,5 m; y C3a’’: 4 x 30 m– pusieron al descubierto el paramento exterior de la muralla, pudiendo advertirse que se había construido en seco con piedra caliza y alcanzaba 60 cm de anchura; y apreciarse, además, que, en el 1,30 m de altura conservada, presentaba dos fábricas distintas: mampostería en la parte inferior y grandes piedras careadas al exterior en la hilada superior. Pudo comprobarse, por otro lado, cómo su interior se había levantado a base de grandes adobes, o adobas, dispuestos a soga, salvo en el límite interno en el que se colocaron a tizón, así como que su anchura total alcanzaba casi 7 m. A la vista de ello puede decirse que se trata de una obra de adobes forrada en piedra en su cara externa. La aparición al pie de la muralla de cinco hileras de adobas, dispuestas en semicírculo, junto a algunas piedras calizas sin orden aparente, llevó a pensar en la existencia de un torreón adosado, cuya cimentación, de en torno a 4 m de diámetro, sería de adobe y el alzado de piedra.

Es así cómo, a día de hoy y teniendo en cuenta la información proporcionada por las campañas comentadas, podemos afirmar que el foso se extiende por un espacio de treinta metros y se estructura en tres fosas o trincheras sucesivas separadas por resaltes. La más externa de ellas –fosa 1–, de unos 6 metros de anchura y 2 de profundidad, ofrece una contraescarpa tendida. Le sigue un primer relieve, de superficie inclinada y 1 m de altura y 2,5 de anchura, que da paso a la segunda de las fosas; cuya profundidad y anchura alcanzan casi los 3 m. Tras un nuevo resalte, amesetado y de en torno a 3 m de anchura, sigue la tercera y última fosa, la de mayor envergadura, pues presenta una anchura de 15,5 m y supera ligeramente los 3,5 profundidad; en su unión con la berma presenta una abrupta escarpa del 60 por 100 de desnivel. En las cotas inferiores de las fosas 2 y 3 se detectó un lecho cenagoso que ha permitido la perfecta conservación de gran cantidad de material orgánico; merced a ello pudieron rescatarse, en ambas, sendos troncos enhiestos de Pinus pinaster, de 0,3 m de diámetro y 1 m de altura, localizados junto a los frentes de las plataformas que miran a la muralla, que vendrían a evidenciar la existencia de, al menos, dos estacadas. A destacar, finalmente, que las superficies de dichas plataformas debieron estar recubiertas con piedras calizas.

Nuevas zanjas, paralelas ahora al camino de Las Quintanas –C3b: 4 x 25 m; y C3c: 2,5 x 30 m–, permitieron confirmar, en primer lugar y al documentarse otro tramo de muralla, lo anteriormente dicho. Con vistas a comprobar la existen-

Por último, la intervención de este mismo verano de 2011 se orientó a completar el reconocimiento de las dimensiones de la última fosa, es decir la inmediata a la muralla, partiendo del sondeo inicial llevado a cabo en la Trinchera I. Con tal fin

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se ampliaron sus dimensiones, a uno y otro lado de la misma, hasta alcanzar los 8 m de anchura y, longitudinalmente, hasta los 40 m; además, por razones prácticas operativas y a sabiendas de que ello no afectaría a los elementos estructurales conocidos, se procedió a rebajar el nivel del suelo en toda esa superficie, empleando de nuevo medios mecánicos, hasta alcanzar la cota obtenida en la campaña anterior. La excavación, que finalmente se centró en una zanja de 2 x 20 m, hubo de detenerse cuando, alcanzada una profundidad de casi cuatro metros, el afloramiento de agua impidió el desarrollo normal de los trabajos. Paralelamente se procedió a excavar en la zona del presunto torreón y a limpiar la escarpa del foso. Como se ha indicado la disposición en curva, tanto de los grandes adobes que suponemos le servían de cimentación, como de las piedras calizas careadas que sospechamos conservaban su posición original, permitían presumir que el primero era una estructura semicircular. La ampliación de la intervención primera ha permitido confirmar que, en efecto, así era, pues, pese a que los adobes de base desaparecían, no ocurría lo mismo con las grandes piedras que, a idéntica cota y aunque de forma discontinua, al haber sido arrasadas en algún punto, permitían seguir el trazado semicircular, que ahora sabemos es de 14 m de diámetro. En lo que a la escarpa se refiere, los trabajos de limpieza no vinieron sino a incidir en lo ya sabido acerca de su articulación con la berma –una plataforma horizontal, de tierra muy compacta, que alcanza los 6 m de anchura desde el paramento externo de la muralla–, acusada pendiente e incidencia sobre los niveles infrayacentes: un nivel muy compacto de aproximadamente 0,8 m de potencia, constituido por componentes calizos y arcillosos así como de pequeñas trazas de yeso, al que sigue un estrato de gravas y arenas estériles de escasa consistencia. En definitiva, el estado actual de los trabajos en Pintia permite señalar que la ciudad habría quedado cercada contra el Duero por un complejo sistema defensivo integrado por una muralla y un foso. La primera, de adobe y piedra, presenta siete metros de anchura y bien pudo haber alcanzado, cuanto menos, los cuatro de altura; además contaba con un refuerzo de bastiones semicirculares adosados al exterior. En la misma, como se ha señalado en un principio, se abrirían tres puertas. Por delante, y por espacio de seis metros, se extiende la berma a la que seguiría un foso con tres senos separados por resaltes o, si

se prefiere, un triple foso de treinta metros de anchura; su profundidad varía entre los dos metros del seno externo y los cerca de cuatro en el inmediato a la muralla. Unos ciento cincuenta metros por delante de esta se ha documentado otra línea defensiva, de cuatro metros y medio de potencia por uno veinte de altura, cuya posible relación con el sistema que comentamos es difícil de establecer por ahora; con todo, el hecho de que su construcción se llevase a cabo en este caso exclusivamente de mampostería, permitiría pensar que fue erigida con posterioridad a aquella. El interés de cuanto queda dicho, que forzosamente ha de tenerse por provisional habida cuenta lo reducido de la intervención, radica en que nos encontramos ante las primeras excavaciones sistemáticas llevadas a cabo en las defensas de un oppidum en el territorio vacceo. De cuanto acabamos de decir se desprende la práctica imposibilidad de contrastar los datos descritos con los de cualquier otro yacimiento vacceo, con todo haremos un breve repaso a los datos con que contamos acerca de sus defensas. En principio, la propia geografía y la tradición heredada hacían presumible que las defensas se erigieran con adobes, tal y como ha podido apreciarse a lo largo de la primera Edad del Hierro en varios poblados de la cultura del Soto –El Soto de Medinilla (Valladolid), Sacaojos (Santiago de la Valduerna, León) o La Corona/El Pesadero (Manganeses de la Polvorosa, Zamora)–, sin que falte algún ejemplo, en territorio montañoso, en el que la construcción se hizo de piedra –Los Baraones (Valdegama, Palencia)– (Romero, Sanz y Álvarez-Sanchís, 2008, 657-680; Delibes y Romero, 2011, 70-73). Mucho más interesante resulta, a la vista del foso pintiano, que los trabajos de restauración llevados a cabo en el castillo de La Mota (Medina del Campo, Valladolid) hayan permitido exhumar parte del foso del poblado soteño allí asentado, por cuanto se trata de un foso de dos senos entre los que se sitúa una plataforma o doble foso (Blanco y Retuerce, 2010, 77-78). Si nos atenemos ya a la segunda Edad del Hierro y nos centramos en un espacio que en líneas generales viene a coincidir con el vacceo, nos consta que, en cincuenta y dos yacimientos que corresponderían a la fase que se denomina “celtiberismo pleno”, las prospecciones arqueológicas han permitido entrever que quince contaron con algún tipo de defensa: siete con muralla y foso, aunque este último es dudoso en dos ca-

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sos, media docena con muralla y, por último, dos tendrían simplemente un foso (Sacristán et alii, 1995, 344, tabs. 1 y 2). Además, la fotografía aérea ha suministrado información relevante en idéntico sentido (Olmo y San Miguel, 1993; Olmo, 1999 y 2006). Así, en las ciudades palentinas de Pallantia (Palenzuela) y Viminatium (Calzadilla de la Cueza) se ha revelado la existencia de amplios sistemas defensivos constituidos por muralla y foso –dos en el caso de Viminatium–, y en Las Quintanas de Valoria la Buena (Valladolid) de una muralla y un foso perimetral de hasta cuarenta metros de anchura al que se suma en el lado sur, delante del acceso en esviaje, un segundo foso (Olmo, 2006, 327-333). El teso de Cuestacastro (Mota del Marqués, Valladolid) ha ofrecido evidencias de una muralla y un foso perimetral (Mañanes, 1983, 22), si bien algunos autores entienden que este último sería el resultado de la extracción de piedra en época reciente (Olmo y San Miguel, 1993, 511). En Pinilla Trasmonte (Burgos) la muralla de piedra que cerraba el espigón del páramo donde se asentaba la ciudad se completaba con un foso (Sacristán, 2010, 138). Por su parte, las prospecciones geomagnética que vienen realizándose en La Ciudad (Paredes de Nava, Palencia) han permitido corroborar algunos de los datos ya sugeridos por la arqueología aérea; en este sentido, se ha observado la existencia de un complejo sistema defensivo integrado por una muralla, fosos, terraplenes y quizá empalizadas, con una envergadura total de mas de 40 m, y, a unos 70 m por el exterior, un refuerzo con, al menos, dos fosos; asimismo se han localizado cuatro puertas, algunas de la cuales contarían con torreones, y dos portillos (Pérez y Abarquero, 2011, 86). Finalmente, en La Morterona (Saldaña, Palencia), a partir de la excavación de una necrópolis tardoantigua, se pudo documentar la existencia de un sistema defensivo protohistórico compuesto por una muralla y un foso de cuatro metros de profundidad (Abásolo et alii, 1984, 117). Habida cuenta el estado inicial de los trabajos es difícil precisar el momento en que debieron de construirse las defensas pintianas, de la misma manera que no podemos aventurar si muralla y foso se realizaron al tiempo. Nos inclinamos por pensar, pese a todo, que tales obras fueron emprendidas por los indígenas, previamente a la presencia romana en el territorio, aunque en un

momento impreciso que no nos atrevemos a retrotraer a la fundación misma de la ciudad, cuyas excavaciones sólo han alcanzando hasta la fecha el nivel sertoriano (Sanz, Romero y Górriz, 2009), pero que creemos, de atenernos a la cronología que proporciona la inmediata necrópolis de Las Ruedas, que hubiera tenido lugar a comienzos del IV a.C. (Sanz, 1997, 468-471). Abundaría en ello el hecho de que en la intervención de 1999 citada se apreciara, delante del paramento interno de la muralla que ahora comentamos, un posible foso, previo a su erección y fosilizado por hasta cuatro niveles de ocupación vaccea (Crespo y Mayoral, 1999), pues como permitió advertir la excavación de un pozo excavado en la ciudad en el siglo II d.C., que llegó a interesar su base geológica, por debajo del nivel sertoriano al que nos acabamos de referir se extienden aún otros cinco niveles de ocupación (Sanz y Romero, 2007, 67). De ahí que podamos asumir que las obras defensivas que aquí nos ocupan pudieran haberse construido a partir de finales del siglo III o inicios del II a.C., momento en el que el territorio asiste a un período convulso que, iniciado con las incursiones anibálicas, se verá seguido de diferentes conflictos con Roma. No habremos de concluir sin referirnos, siquiera sea someramente, pues los datos con que contamos al respecto no permiten otra cosa por ahora, al momento en que debió de tener lugar la amortización de las obras que nos ocupan y, más concretamente la colmatación del foso. En principio, todo induce a pensar que tal empresa fue dilatada en el tiempo, pues la disposición oblicua de los vertidos no se compadece con la apresurada intencionalidad de rellenar y allanar el espacio correspondiente con vista a hacerlo habitable, algo que, de hecho, no debió de llegar a ocurrir pues no se han encontrado restos de viviendas sobre el lugar, mientras que sí se han documentado más al exterior. En efecto, habitaciones altoimperiales, análogas a las de esa cronología exhumadas en Las Quintanas (Centeno et alii, 2003, 84-94), fueron exhumadas tanto en el sondeo, ya mencionado, de 1999 (Crespo y Mayoral, 1999), como en los llevados a cabo al inicio de los trabajos que aquí comentamos en 2009. De ahí que nos inclinemos a pensar que la paulatina colmatación del foso, hasta su definitiva amortización, fue resultado, al menos en el sector hasta ahora intervenido, de su empleo como vertedero. De fijarnos, finalmente, en qué momento se habría iniciado dicho proceso, y ateniéndonos a

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los materiales proporcionados por la excavación de la Trinchera I –cerámicas finas anaranjadas y vasos toscos de tipo vacceo, algún pequeño fragmento de cerámica campaniense, pesas de telar, afiladeras y gran cantidad de restos faunísticos–, habríamos de pensar en una fecha avanzada del siglo I a.C., momento en el que los vertidos tendrían lugar en la zona más inmediata a la muralla.

Por su parte, los restos de terra sigillata y de ciertos materiales constructivos –pinturas murales, ímbrices y tégulas o una suerte de ladrillos macizos, que sabemos fueron empleados en ocasiones en las construcciones termales y que se han visto reutilizados en otras como pavimentos, caso de la villa alicantina de l’Almadrava (Gisbert, 1999, 78, figs. 3 y 10)–, nos indican que la fosilización se prolongó, cuando menos, hasta muy avanzado el siglo II d.C.

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Fig. 1. A. Vista aérea de la Zona Arqueológica Pintia con sus distintas áreas funcionales 1. Ciudad de Las Quintanas, 2. Necrópolis de Las Ruedas, 3. Los Cenizales, 4. Barrio alfarero de Carralaceña, 5. Arrabales extramuros, 6. Posible santuario, con indicación de la línea defensiva y las zonas en la que se ha intervenido: muralla externa (1999) y muralla y foso perimetrales (2009-2011). B. Plano general de las intervenciones de 2009-2011 en el sistema defensivo de Pintia.

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Fig. 2. A. Planta de la muralla y del torreón adosado. B. Área de excavación del sistema defensivo con los restos del torreón y la muralla (izquierda) y las trincheras III y IIIa durante el proceso de excavación. C. Detalle de la muralla vista de frente. D. Sección A-A’ del sistema defensivo.

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VII SIMPOSIO SOBRE CELTÍBEROS NUEVOS HALLAZGOS, NUEVAS INTERPRETACIONES

Francisco Burillo Mozota y Marta Chordá Pérez (Eds.)

Fundación Segeda - Centro de Estudios Celtibéricos

Instituto de Investigación y Desarrollo Rural. Serranía Celtibérica

Publicación n.º 7 de los Estudios Celtibéricos Publicación número 50 del Centro de Estudios Celtibéricos de Segeda C/ Mayor (Puerta Baja) - 50360 DAROCA (Zaragoza) Teléfono: 976 800 540 - e-mail: [email protected]

Publicación número 3.350 de la Institución “Fernando el Católico” (Organismo autónomo de la Excma. Diputación de Zaragoza Plaza de España, 2 - 50071 Zaragoza (España) Teléfono: [+34] 976 288 878 / 9 - Fax [+34] 976 288 869 e-mail: [email protected]

El VII Simposio sobre Celtíberos: Nuevos Hallazgos, Nuevas Interpretaciones (Daroca, 20-22 de marzo de 2012) ha sido posible gracias al apoyo de las siguientes instituciones: Proyecto HAR2011-15116 y HAR2012-36549 financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad y los Fondos FEDER, Universidad de Zaragoza, Grupo de Excelencia Hiberus, Centro de Estudios Darocenses, Comarca Campo de Daroca y Museo de Molina de Aragón. FICHA CATALOGRÁFICA BURILLO MOZOTA, Francisco y CHORDÁ PÉREZ, Marta (Eds.) VII Simposio sobre Celtíberos: Nuevos Hallazgos, Nuevas Interpretaciones pp. 560. ilustraciones: 140; 21x29,7cm I.S.B.N.: 978-84-616-2453-9 1. Historia antigua 1. Civilización Celtibérica. 2. Congresos y asambleas. Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares de copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático. © de los autores © de la presente edición Centro de Estudios Celtibéricos de Segeda I.S.B.N.: 978-84-616-2453-9 Depósito Legal: TE-197-2014 Portada: Santuario del Sol del la ciudad celtibérica de Segeda Diseño y maquetación de textos: Raúl Clavijo Hernández Edita: Centro de Estudios Celtibéricos de Segeda Imprime: COMETA, S.A. - Ctra. Castellón, km. 3,4 - ZARAGOZA

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ÍNDICE

pág. PRESENTACIÓN............................................................................................................................................................... 5 Sesión I. Proceso formativo. Moderador: Gonzalo Ruiz Zapatero.......................................................................11 1. Relaciones continentales durante la génesis del mundo celtibérico: nuevas evidencias en el período Protoceltibérico. M.ª Luisa Cerdeño, Teresa Sagardoy....................................................................................... 13 2. Los umbos bivalvos de scuta en Iberia y la cuestión céltica. Gustavo García Jiménez, Fernando Quesada Sanz..................................................................................................................................... 21 3. Sesión I. Debate: Proceso formativo. Moderador: Gonzalo Ruiz Zapatero.......................................................... 29 Sesión II. Poblamiento. Moderadora: Maria Luisa Cerdeño..................................................................................... 31 4. E  l análisis del poblamiento del territorio en la Comarca del Aranda. Gloria Pérez García................................ 33 5. Las fortificaciones ciclópeas en el Alto Jalón. Luís Alberto Gonzalo Monge...................................................... 41 6. Nuevos aportes al estudio de la Celtiberia Occidental en la provincia de Guadalajara. Ricardo L. Barbas Nieto..................................................................................................................................... 49 7. Castil de Griegos y Puente de la Sierra: Un Modelo de poblamiento celtibérico en el Alto Tajo. Juan Pablo Martínez Naranjo, José Ignacio De la Torre Echávarri.................................................................... 57 8. La construcción de espacios domésticos en un ámbito urbano. El yacimiento de “Las Eras” en Ciadueña (Soria). Carlos Tabernero Galán, Juan Pedro Benito Batanero, Alberto Sanz Aragonés............. 65 9. Oppidum y territorio en el valle del Linares soriano. Los Casares de San Pedro Manrique. Eduardo Alfaro Peña, Iván Aguilera Díez, Juan Pedro Benito Batanero, Alberto Sanz Aragonés, Carlos Tabernero Galán..................................................................................................................................... 73 10. E  l yacimiento de los canónigos, Arcas del Villar (Cuenca): un nuevo asentamiento en la supuesta frontera meridional de la Celtiberia. Miguel Ángel Valero Tévar...................................................... 83 11. Tiermes y el proceso de urbanización del área arévaca suroccidental (ss. IV-I a. C.). La Protohistoria como modelo de frontera. Santiago Martínez Caballero, Fernando López Ambite, José Ignacio Gallego Revilla............................................................................................................................ 93 12. “Segontia, la que ahora llaman comúnmente Medinaceli” (Rodrigo Ximenez de Rada, 1170-1247). Jose Manuel Pastor Eixarch.......................................................................................................................... 103 13. L  os castros de la serranía burgalesa. El inicio de una jerarquización territorial de gran perduración. Alberto Bengoechea Molinero.........................................................................................................................113 14. L  a Carpetania, ¿territorio étnico o región geográfica? Ángel Marchante Ortega, José Antonio Pérez Perona............................................................................................................................ 123 15. E  l complejo defensivo de Pintia (Padilla de Duero/Peñafiel, Valladolid). Carlos Sanz Mínguez, Fernando Romero Carnicero, Cristina Górriz Gañán, Roberto de Pablo Martínez......................................... 129 16. Construcción del territorio y estructuras políticas. El modelo del oppidum de Monte Bernorio y otras formas de construcción territorial. Jesús F. Torres Martínez (Kechu), Susana de Luis Mariño............... 139 17. Sesión II. Debate: Poblamiento. Moderadora: Maria Luisa Cerdeño................................................................. 149 Sesión III. Sociedad y economía. Moderador: Alberto Lorrio............................................................................ 159 18. C  oaliciones en el mundo celtibérico. Alberto Pérez Rubio............................................................................ 161 19. Interacción institucional en Celtiberia: una aproximación al estudio de los instrumentos y mecanismos diplomáticos. Laura Per Gimeno............................................................................................. 177 20. Tipología de las leyendas monetales célticas. La Península Ibérica y las demás áreas de la Céltica antigua. Patrizia de–Bernardo–Stempel.................................................................................... 185 21. Un nuevo tipo de casco celtibérico. Jose Manuel Pastor Eixarch.................................................................. 203 22. Los cascos protohistóricos de Aranda de Moncayo: Una necesidad científica y patrimonial. Raimon Graells i Fabregat, Alberto J. Lorrio Alvarado, Fernando Quesada Sanz.......................................... 213 23. Las fíbulas navarro-aquitanas y su contextualización a ambos lados de los Pirineos. Constantin Thibaud, Marta Chordá................................................................................................................. 223 24. Fíbulas zoomorfas meseteñas. Lugar de elaboración, lugar de hallazgo. Magdalena Barril Vicente........... 231 25. Caballos y carros en el mundo vettón: elementos para cabalgar. Isabel Baquedano, Daniel de Cruz............ 241 26. U  na nueva fusayola segedense con inscripción. Aránzazu López Fernández................................................. 249 27. M  olde singular de fíbula anular, hallado en la ciudad celtibérica de Numancia. Raquel Liceras, Ángel Santos, Sergio Quintero, Antonio Chaín, José Ignacio de la Torre, Gianluca Catanzariti, Christian Diezt, Silvia Viana, Alfredo Jimeno.................................................................................................. 257 28. Estudio de las síntaxis compositivas simétricas en cerámicas con decoración “a peine” vacceas procedentes del yacimiento arqueológico de Pintia (Padilla de Duero/Peñafiel, Valladolid). A. Carmelo Prieto, Selma Neto, Alejandro del Valle, Fernando Romero, Carlos Sanz, Roberto De Pablo, Cristina Górriz............................................................................................................................................... 265

29. Centros productores de muelas del norte de la Península Ibérica. Pilar Pascual Mayoral, Pedro García Ruiz, Javier Castro Montoya.................................................................................................... 275 30. Sesión III. Debate: Sociedad y economía. Moderador: Alberto Lorrio.............................................................. 285 Sesión IV. Cosmología y Ritual. Moderador: Magdalena Barril........................................................................ 293 31. El rito celta de las cabezas cortadas en Iberia: revisión de un tópico historiográfico. Tomás Aguilera Durán....... 295 32. C  oelum aqueum, aproximación al Cosmos celtibérico a partir del análisis de la cerámica n.º 2308 del Museo Numantino. M.ª Pilar Burillo-Cuadrado....................................................................................... 303 33. “ La cuarta dimensión”: un nuevo paradigma en el estudio de la iconografía celtibérica. Su aplicación a la tésera de hospitalidad poliédrica k.0.10. Carlos Foradada-Baldellou, Francisco Burillo-Mozota, M.ª Pilar Burillo-Cuadrado, José Javier Luis-Tello..............................................311 34. Iconografía funeraria indígena. Reflejos, lecturas y pautas en estelas de Tierras Altas, Soria. Eduardo Alfaro Peña...................................................................................................................................... 321 35. Nueva iconografía en una vasija de Numancia. Raquel Liceras, Ángel Santos, Sergio Quintero, Antonio Chaín, José Ignacio de la Torre, Alfredo Jimeno................................................................................ 331 36. Un insólito santuario celtibérico en la serranía de Cuenca: el heroon de Los Casares (Valdemoro Sierra). F.J. Fernández Nieto, C. Alfaro Giner............................................................................ 339 37. El Santuario de la ciudad celtibérica de Segeda I. Propuesta para su declaración como Patrimonio de la Humanidad. Francisco Burillo-Mozota, M.ª Pilar Burillo-Cuadrado, Diego Franganillo, Elena Gallego, Gloria Pérez, Manuel Pérez;Teresa Mostaza; Jonathan Terán, Julio Zancajo y Tamara Folgueiro................. 353 38. U  na propuesta para el origen celtibérico de la hoguera del “paso del fuego” de San Pedro Manrique. Francisco Burillo-Mozota, M.ª Pilar Burillo-Cuadrado, Eduardo Alfaro-Peña............................................. 361 39. Análisis de las poblaciones del ámbito céltico peninsular a partir de sus necrópolis de incineración. M.ª del Rosario García Huerta....................................................................................................................... 371 40. La necrópolis de El Inchidero, Aguilar de Montuenga, Soria. Marian Arlegui Sánchez.................................. 379 41. L  a necrópolis celtibérica de Las Horazas (El Atance, Guadalajara) y su nueva interpretación a la luz de la documentación. Magdalena Barril Vicente............................................................................... 387 42. Nuevas interpretaciones en la necrópolis celtibérica de “El Cuarto” de Griegos (Teruel). Marta Chordá Pérez....................................................................................................................................... 397 43. Las supuestas “diademas femeninas” un ejemplo para revisión. Marta Chordá Pérez, Patricia Pérez Dios........ 405 44. E  nterramiento tardoantiguo en la ciudad celtibérica de Segeda I: Una reflexión sobre las inhumaciones en contextos celtibéricos. Leyre Alconchel Navarro, Gloria Fernández García...................... 413 45. S  esión IV. Debate: Cosmología y Ritual. Moderadora: Magdalena Barril........................................................ 421 Sesión V. Celtíberos y Romanos. Moderador: Ángel Morillo Cerdán.............................................................. 433 46. ¿  Del mercado al tratado? El papel del comercio itálico en las relaciones celtíbero-romanas anteriores a la provincialización. Enrique García Riaza, Eduardo Sánchez Moreno....................................... 435 47. La evolución del concepto celtíberos y Celtibería en época tardía. Enrique Gozalbes Cravioto................... 445 48. L  a I Guerra Celtibérica en el contexto del expansionismo romano. Una valoración comparativa. José Antonio Martínez Morcillo..................................................................................................................... 453 49. La ciudad de Segobriga durante la República Tardía. Luis Amela Valverde................................................... 459 50. El Alto Chacón y su relación con el área ibérica de Levante en época sertoriana. Miguel F. Pérez Blasco......... 467 51. Avance de las excavaciones arqueológicas de 2010 en Arce-Mirapérez/Deobriga: el fin del mundo indígena. F. Rafael Varón Hernández.................................................................................. 475 52. Una ocultación de denarios en Bujalaro (Guadalajara): Contexto. Emilio Gamo Pazos.................................. 485 53. Inscripciones celtibéricas en alfabeto latino. Ignacio Simón Cornago............................................................. 493 54. S  esión V. Debate: Celtíberos y Romanos. Moderador: Ángel Morillo Cerdán................................................ 501 Sesión VI. Gestión y Desarrollo. Moderador: Alfredo Jimeno......................................................................... 509 55. S  erranía Celtibérica: un proyecto de desarrollo sostenible. Francisco Burillo-Mozota, M.ª Pilar BurilloCuadrado, Pascual Rubio-Terrado, Enrique Ruiz-Budría, José Guillén-Gracia, Carlos Lacaba-Burriel..........511 56. Los laboratorios de restauración de campo: el ejemplo de Segeda (Mara, Zaragoza). Ana Palacio Estévez, Andrea VillarDe Miguel................................................................................................ 519 57. Tiermes Laboratorio Cultural. Novedades arqueológicas de las intervenciones del 2007 al 2011. Cesáreo Pérez González, Emilio Illarregui Gómez, Pablo Arribas Lobo......................................................... 523 58. El Museo de Agricultura Tradicional de Oseja como modelo de la sociedad campesina en la Celtiberia. Gloria Pérez García............................................................................................................. 531 59. Una propuesta sobre el baño de metales en la etapa celtibérica. Emilio Guadalajara Guadalajara.............. 537 60. S  esión VI. Debate: Gestión y Desarrollo. Moderador: Alfredo Jimeno........................................................... 543 Sesión VII. Mesa Redonda: Rutas Celtibéricas........................................................................................... 551 Listado de participantes al simposio............................................................................................................ 557

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