El castillo de A Rocha Branca de Padrón (A Coruña).

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Descripción

Férvedes

Vilalba (Lugo)

Número 8

Año 2015

Pp.: 411 - 419

ISSN 1134-6787

EL CASTILLO DE A ROCHA BRANCA DE PADRÓN (A CORUÑA). THE ROCHA BRANCA CASTLE IN PADRÓN (A CORUÑA). David FERNÁNDEZ ABELLA Univ. de Santiago de Compostela [email protected]

RESUMEN Se pretende con este artículo dar a conocer el yacimiento arqueológico de A rocha Branca, un castillo arzobispal compostelano de época bajomedieval, ubicado en la parroquia de Santa María de Iria Flavia en Padrón (A Coruña). Para ello se hará una revisión de su contexto histórico/arqueológico, características formales y documentación histórica. ABSTRACT With this article we try to present the archaeological site of A Rocha Branca, archbishop´s late Middle Age castle, located in the parish of Santa Maria de Iria Flavia Padron (A Coruña). For this will be a review of its historical / archaeological context, formal characteristics and historical documentation. Palabras Clave: Keywords:

1.-

Fortificación, Medievo, Iria, Santiago de Compostela, Irmandiños. Fortification, Medieval times, Iria, Santiago of Compostela, Irmandiños.

INTRODUCCIÓN.

El yacimiento objeto de estudio se sitúa en la provincia de La Coruña, Ayuntamiento de Padrón, parroquia de Iria Flavia, a poco más de un kilómetro del centro municipal.  Descripción. La zona en la que se sitúa cuenta con una orografía de valle, al estar caracterizada por ser la cuenca sedimentaria y llanura aluvial del rio Sar, que discurre en sentido N-S, y de sus afluentes. Su poco pendiente y llano valle contrasta con los escarpados conjuntos que lo delimitan y rodean a Este y Oeste, formando un verdadero corredor natural que prolonga la depresión meridiana en dirección Norte, hasta el valle de A Mahía. En el lado Oriental, sobre una superficie de rocas graníticas hercínicas (Granitoides migmatíticos con zonas graníticas homogéneas) de color blanquecino, dominando la cuenca fluvial, se asienta el yacimiento, motivo por el cual se ha sugerido el origen de su apelativo de blanca. El elemento arqueológico es denominado Castro de Retén/A Rocha/A Barronca/O Castro, y está recogido en el PXOM de Padrón (año 1994) y en el inventario de yacimientos arqueológicos de La Xunta de Galicia, con la clave GA150650021. Se recoge localizado en la aldea de Horta/Arretén, como yacimiento de la Edad del Hierro, Romano y Medieval. Sus coordenadas UTM

(ED50) son: X528510; Y4732800. Se encuentra situado a 37 m sobre el nivel del mar, dominando la Colegiata de Santa María y el actual camino portugués de Santiago y la antigua vía XIX a su paso por Iria. Según consta en la descripción de la Ficha de inventario oficial: “El yacimiento conocido como A Barronca o A Rocha son los vestigios de lo que fue la fortaleza residencial de la mitra compostelana y residencia ocasional de nobles y arzobispos. La documentación consultada describe A Rocha Blanca como una “casa fuerte y de placer y la más hermosa e deleitosa que había en todo el Reino”. El núcleo central estaba formado por una edificación suntuosa con salas pintadas y doradas, corredores enladrillados de vistosos colores rodeado por otros edificios, huertas, naranjales, bosque, fuentes y estanques. Estaba a su vez delimitado por una muralla almenada, con torres, cubos y baluartes. A este conjunto se tenía acceso por un puente levadizo. Tras su total destrucción por parte de los Irmandiños hoy en día se observan una serie de estructuras cuya configuración es de difícil comprensión. El conjunto de las estructuras visibles ocupa una superficie de 240 m en su eje N-S y de 140 m en sentido E-W. En el extremo sur se observa un recinto circular de 61 m de diámetro aproximado, delimitado por una muralla de sillares de granito que conserva una altura de 3 m. A continuación

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hay un foso de anchura variable entre los 8,5 m y 18 m. Al norte de este recinto circular y más allá del foso aparece otro recinto rectangular de 35 m en sentido E-W por 56 m en sentido N-S. De este segundo recinto existe una segunda estructura de difícil definición dado su grado de alteración. En los cortes efectuados por los derrumbes se observan se observan muros otros derrumbes de estructuras.”.  El segundo recinto. Según vemos, el yacimiento tan solo incorpora en su descripción los datos del primer recinto o recinto principal y su patio anexo al Norte, definir con claridad el segundo recinto mencionado por los testigos en el Pleito Tabera Fonseca (Rodríguez González 1984), del que ya existe una propuesta de delimitación publicada por parte del equipo de la intervención del año 1981 (Portela Silva y Pallares Méndez 1993: 42, 46. Ver Fig. 4). Este recinto de forma trapezoidal ha sido definido por los autores en base a la disposición actual del parcelario, fosilizado siguiendo las alineaciones del recinto conservado, y a la aparición de una de las torres de flanqueo, de la que no tenemos más datos. Hasta que se compruebe arqueológicamente la definición espacial de este segundo recinto debe quedar como hipótesis de trabajo. Se haría necesaria la realización de intervenciones arqueológicas que permitan definir sin margen de error el área de implantación del castillo, fundamental para entender todo el complejo fortificado, pues no debemos olvidar que la zona de esta del primer recinto corresponde más o menos a un sexto de la superficie total que hipotéticamente debía ocupar en el espacio (3,6 Ha). En el recinto principal estarían las estancias residenciales palaciales del arzobispo, y los espacios más monumentales y simbólicos, pero es tanto o más importante comprender el resto de espacios del castillo, tanto los elementos defensivos externos como los funcionales anexos, referidos en el Pleito Tabera Fonseca (caballerizas, huerta, bosque…) y aún no localizados ni definidos correctamente.  El castro. Asimismo debería diferenciarse del yacimiento de A Rocha el yacimiento del Castro, tal y como propuso Puentes Míguez y Ruibal del Castillo (1976) al identificar dos yacimientos (Fig.: 1), El castro de Retén (Castillo) y el castro de Iria (Castro). Aunque espacialmente están a poco más de 50 m uno del otro, y tengan y tamaño similar (0,6 Ha), morfológica y cronológicamente no debieran tener nada que ver. El castro de Iria, llamado O Castro o Monte do Castro se implanta en el terreno aprovechando una penillanura, con un potente parapeto en su zona más alta, al Este, que alcanza los 5 m de altura. Su localización y definición cronológica alcanza especial relevancia en tanto en cuanto se cree

que el yacimiento romano de Iria es un yacimiento ex novo, alejado de cualquier realidad ocupacional precedente (Pérez Losada, 2002: 87-109). Su identificación como un asentamiento de la Edad del Hierro (o su descarte, atribuyéndole otra función y cronología) serían fundamentales para entender el proceso de implantación de Roma en el entorno y sus relaciones con los asentamientos indígenas2.  Historia de una fortificación arzobispal. Para la Baja Edad Media gallega y la historia del Arzobispado de Santiago, en especial en su relación con Padrón, tendrá gran importancia El Castillo de A Rocha Blanca, uno de los tres grandes núcleos fortificados de los señores eclesiásticos (pero feudales) de la tierra de Santiago, junto con A Rocha Forte de Santiago y Torres do Oeste de Catoira (Portela Silva, Pallares Méndez, 1993: 44). El inicio de la creación de A Rocha parece tener lugar, al igual de A Rocha Forte de Santiago3, con Juan Arias. Este arzobispo dona “Domum et Turrim” situada en la tierra de Padrón (López Ferreiro. 1902: 103-107). La Rocha Blanca jugará un papel crucial en la venida de Fray Berenguel de Ladoira a tomar posesión de arzobispado de Santiago. Se refugiará en ella a la espera de que Alfonso Suarez de Deza y

Fig.: 1. Primera planimetría arqueológica conocida (Puente Míguez y Ruibal del Castillo 1976) en la que se diferencian claramente los dos elementos: (Izda.) castro de Retén (Rocha Branca/A Barronca) y (dcha.) Castro de Iria (O castro/Monte do Castro).

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los compostelanos acepten su señorío. En la Rocha Blanca también aceptará recibir al infante D. Felipe y a Alfonso Suarez de Deza el 6 de enero de 1319 y acuerdan la entrega de la ciudad, que a las puertas, se negará a recibirlo y darle paso franco (Díaz y Díaz, et al., 1983). El arzobispo que dejará más huella en el castillo será el hispalense Lope de Mendoza (13991445), que mandará restaurarlo, y lo convertirá en un verdadero castillo-palacio, al gusto de la época y de los modelos andalusíes de la época. Será él quien mande realizar jardines y fuentes y quien encargue la decoración de los pavimentos y zócalos de habitaciones y patio a talleres azulejeros valencianos para mostrar la importancia de su estatus social y la simbología relacionada con su cargo. (Yzquierdo Perrín, 2006: 125-129). El arzobispo Rodrigo de Luna también tiene su historia vinculada en gran medida a la Rocha. En 1451 será nombrado arzobispo de Santiago, con la oposición de la Casa de Altamira. Esto obligará a arzobispo y cabildo a refugiarse en el castillo durante dos años. Preparando la reconquista de ciudad arzobispal y su señorío muere el arzobispo en A Rocha Branca, probablemente envenenado, en 1460. Es enterrado en la Iglesia de Iria (López Ferreiro 1884: 56-57). Como ya sabemos la revuelta Irmandiña estalla en 1467, y atacan y derrocan todas las fortalezas, como elemento simbólico del poder abusivo de la nobleza gallega. La hermandad de Santiago, en unión con los de Padrón, también en hermandad, destruyen La Rocha Forte de Santiago, la torre del Puente en Padrón, La Fortaleza de Oeste y La Rocha Blanca en Iria, ayudados por “pedreros” que “alugaron” (Couselo Bouzas, 1926: 33). En el Pleito que el arzobispo Tabera le impone al antiguo Arzobispo Fonseca II, reclamándole diez millones de maravedís por no haber reconstruido las fortalezas derrocadas, describen someramente A Rocha Branca: Una casa alta e almenada que parescía estando echa una ciudad (Rodríguez González, 1984: 207) Una bara de casa de omenaje grande y alta aguirnaldada de cantería, que tenía un palacio abaxo con una sala y cámaras donde bibian y moravan y un çirco alderredor de piedra labrada y con sus almenas encima de la dicha cerca, e que en la entrada de la barbacana abia un puente llevadiza e que en la dicha entrada abia un baluarte e balcón dentro sobre el muro. (Rodríguez González 1984: 47,115,240). … que la quiso estar llebantada e hecha e el testigo entro dentro della algunas vezes seyendo mochacho de hasta diez años e que la biso que tenía una bara de casa alta no se recuerda los sobrados que tenia. E que tenia torres no se acuerda quantas e que hera çercada alderredor de piedra

de grano torres e bara de casa. E que hera casa fermosa e que tenia alderredor dentro un corredor muy ancho e grande pintado alderredor todo e por el suelo ladrillado de ladrillos de colores e de fuera tenía sus caballerizas donde agora bibe Juan Maiño. E que tenia por cabo del dicho corredor mas de veite o treinta naranjos e que tenia agoa por canales dentro de la dicha fortaleza fasta el dicho corredor e que tenia por alderredor dela dicha cerca una barbacana hacia la bara de casa e todo alderredor e que quando entraban tenia una puente llebadiça e que no se acuerda de los otros hedefiçios que dentro ubiese… e oio decir que la derrocaran las hermandades. Testigo Rodrigo de Senín (Rodríguez González 1984: 239-240). En contra de lo que podría parecer, la historia de la Rocha Branca postirmandiña no acaba al no reconstruirse A Rocha Branca, debido a lo costoso del asunto y a las pocas rentas que generaba acaba. Diversos autores, como Villaamil y Castro (1907: 29) y Rodríguez Carbia (2002: 140) mencionan: “hallandose este edificio casi arruinado se demolió completamente por diposicion de la Real Audiencia de Galicia, en el año 1600, para evitar el abrigo de personas sospechosas, sin quedar más vestigios que alguno fosos y varios azulejos del pavimento que se encontraron entre los escombros”, o bien: “ a causa de que entre sus derruídas paredes se guarnecían de noche gentes de mal vivir”, “… Xitanos e outras personas danosas do común”. Pero ni siquiera esta demolición debió ser tan rotunda4, porque unos años después el cardenal Hoyo describe de la villa de Padrón y dice que de las dos iglesias que había una está: “extramuros, como la dézima parte de una legua acia el Norte; es su advocación Santa María de Iria… Junto a ella acia Lebante, hay las ruinas de los palacios del obispo. No tienen sino los fundamentos, aunque en partes paresce la pared de altura de una braça de piedra de canto labrada. Dentro del circuito desta casa se sembra pan. Alrededor della hay una muy buena barbacana y paresce se entraba por puente lebadiça”.  Los azulejos de A Rocha Branca. El elemento más llamativo del castillo, y verdadero tesoro de los exploradores de antaño son los azulejos, de diversos colores: Verdes, blancos, morados… de todos ellos destacan los de Lope de Mendoza, ubicados en el recinto principal del castillo. Hoy en día se conservan algunos en el museo catedralicio, en el Museo de Pontevedra (donados en 1929 y 1944), en el Instituto Valencia de Don Juan, Madrid, en el Museo de Cáceres (Franco Polo, 2013)5 o incluso en manos privadas. De este tipo de azulejos, Couselo Bouzas (1926b: 44), menciona la realización en 1912 de excavaciones por un juez de Padrón, a la búsqueda de los famosos azulejos de Lope de Mendoza, de los que ya había

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ejemplares en el Museo de la Económica. Se trata de rajoles o rajoletes fabricados en los alfares valencianos de Manises6, cuyas principales características eran la bicromía en azul y blanco, la flor de cuatro pétalos y trifolio con un tallo espiral punteado y la leyenda de caracteres góticos. Los dos motivos iconográficos utilizados en estas piezas son unos con el sombrero de peregrino con veneras, cordones y borlas terminales con la palabra “senthiago” arriba y abajo, y los otros con el bordón de peregrino del que cuelga escarcela con venera en la tapa, enmarcada por el nombre “donlope/mendoça” (Casamar. 1979: 334-335).  Intervención de 1981. Ya hemos visto como A Rocha Branca fue “visitada” en varias exploraciones a lo largo del siglo XX de las que tenemos poca o ningún constancia. Conocemos algo mejor la última intervención realizada en ella, hace 34 años. El 24 de Abril del 1981 el profesor agregado de Historia Medieval Universal y de España, Ermelindo Portela Silva, La profesora Adjunta interina de Historia Medieval Universal y de España, María del Carmen Pallares Méndez y el profesor adjunto de Arqueología, Epigrafía y Numismática, Fernando Acuña Castroviejo solicitan, dentro del plan de actividades arqueológicas a realizar en 1981 por los Departamentos de Historia Medieval y de Arqueología y Prehistoria de la USC una prospección arqueológica del castillo Medieval de la Rocha Blanca. Los trabajos se ejecutaron consistentes en la limpieza de la zona de A Barronca, fotografía aérea con película normal e infrarroja, estudio topográfico y toponímico y excavación, durante los días 15 de Junio a 15 de Julio, de 325 metros cuadrados que pusieron al descubierto la cimentación de la construcción principal de la fortificación, el foso y el muro perimetral7. Asimismo sabemos de la realización de algunos trabajos inéditos sobre el material cerámico hecho por J. Rey (Suárez Otero 1993: 80 nota 22) y la publicación esporádica de alguna imagen de los materiales arqueológicos o fotos de la intervención8. De esa intervención del año 81 se verificaron una serie de características del recinto principal: El muro perimetral o cerca de este primer recinto es de mampostería de gran tamaño. Sobre ella se eleva un cerca de cantería de un espesor de 1,9 m. En la parte central del recinto se implanta una torre de forma cuadrangular de 10,2m de lado. Sus muros están forrados de cantería con un núcleo de piedra y mortero de cal, con 1,26m de espesor. Las características de la torre cuadrangular principal no deja de recordarnos a su gemela de Rocha Forte. Efectivamente, como ya se ha recordado en otras publicaciones (Casal García, et al.,

2006: 431) las torres centrales no eran elementos característicos de las fortificaciones de tipo gótico, y si de momentos anteriores, o de transición al modelo bajomedieval. Aquí, tras las intervenciones del año 1981 parece quedar claro el primer núcleo del castillo en una gran torre central, al que se le adosan diversas estancias y elementos de habitación y servicio. Esta torre central también está presente en Rocha Forte, donde ya dejamos abierta la posibilidad de existencia previa de dicha torre al resto del recinto (Fernández Abella 2013: 236, nota 36). Finalmente a este torre central se le adosan muros de peor calidad. Estos restos llevaron a identificar los dos grandes momentos constructivos: el primigenio de Juan Arias, basado en la torre central y dependencias anexas, de mediados del S. XIII, y otro de principios del S. XV, correspondiente a la gran obra de modificación realizada por el arzobispo Lope de Mendoza.  Estado actual del yacimiento. La zona principal o primer recinto o principal, ocupa entorno a unas 0,6 Ha.. En este espacio está incluido un espacio de plataforma superior, de unos 0,3 Ha. en los que se implantarían las edificaciones principales, residenciales o de uso que ha tenido el yacimiento, que es el que ha sido objeto de una intervención arqueológica reciente (La Voz de Galicia, 21/09/20149). Como ya dijimos el recinto principal del yacimiento consta de dos partes: el potente foso excavado para aportar un fuerte elemento defensivo al recinto habitacional y la plataforma superior (Ver Fig. 4). La parte superior consta fundamentalmente de dos grandes parcelas. La finca Sur ha sido rebajada con maquinaria hace tiempo y actualmente se encuentra inculta, a prado, La presencia de la viña en el entorno ya no provoca más daños que los trabajos de adecuación del terreno para su implantación en el interior del yacimiento. La finca Norte ha sido rebajada en su parte Oeste, probablemente con el objetivo de regularizar el terreno y ganar superficie útil de cultivo. El resto de la parcela se hallaba sin tocar desde la intervención del año 1981, con lo cual presentaba una importante estado de abandono hasta la última intervención de limpieza, efectuada por nosotros en octubre del 2014. La retirada de la vegetación provocó, como ya mencionamos, la perfecta observación de las zanjas lineales que se realizaron en el año 1981 a la búsqueda de estructuras constructivas en el subsuelo. Sabemos por uno de los trabajadores de entonces, vecino del lugar, que no se excavó más de 50 cm. De profundidad, siguiendo los paramentos hallados y localizando numeroso material arqueológico y también un pozo, excavado parcialmente. Hoy día en el entorno se pueden ver perfectamente la disposición de las catas arqueológicas y sus terreras, que

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ofrecen algún material descartado, de poca importancia, que se ha recogido. Aunque las catas después de 35 años se encuentran parcial y naturalmente tapadas, aún puede observarse en ellas estructuras, como el paramento externo de un muro de sillares escuadrados y bien trabajados y un macizado de piedras irregulares argamasadas, que podría corresponder con la torre principal o del homenaje de la fortificación. El foso también ha sido desbrozado y retirado las basuras que estaban depositadas en él. Perimetralmente está delimitado por un muro que parece recorrer todo su perímetro. El foso en su zona norte se aprecia claramente como ha sido rellenado, seguramente para labores de cultivo, e incluso en su parte Este como ha sido anulado, ganando la finca de al lado espacio útil de cultivo. Pese a ello, en toda su configuración y sobretodo en su parte Oeste, donde mantiene mejor sus características “naturales” se puede apreciar su gran anchura, que en puntos llega a los 15-20 m, y profundidad, que llega a alcanzar los 10 m de desnivel, además de la posible existencia en su cara externa de un parapeto de mampostería. El foso aparece claramente diferenciado en un punto, con la existencia de un muro que separa claramente esa zona rellenada del resto del foso que continúa por la zona Oeste hasta ser interrumpido y anulado por los trabajos de explanación y creación de la viña anteriormente referida de la parcela Sur. El muro perimetral que delimita los espacios de foso y plataforma superior, y que funciona a modo de contenedor de tierras se pudo observar y definir su continuidad en toda la parte Oeste y Norte del foso. Constructivamente parece asentarse sobre la roca base con grandes piezas de sillarejo y sobre estas montado aparejo de mampostería a seco. No obstante se aprecian cambios en la tipología constructiva que pueden deberse a reconstrucciones o remontajes de partes perdidas, suponiendo una diferencia cronológica relativa para ellas, y sin poder asegurar actualmente que todas las partes pertenezcan a la etapa medieval del castillo (Fig.: 2). También se ha localizado un punto dentro del muro perimetral, utilizado antiguamente como acceso al recinto, donde la orientación regular se rompe, hipotetizando con la posibilidad de que tanto este como el pequeño bancal que se forma en sus cercanías sea algún tipo de paso secundario a la fortificación, poterna o algún otro elemento aun por confirmar (Fig.: 3). Es evidente que el yacimiento estaba situado en un punto elevado de control de la vega del Sar y del puerto de Padrón en el Ulla, señoreando la villa y controlando el camino portugués que se dirigía a Santiago de Compostela (Anido Rodríguez, 2008). Su ubicación a una escasa altitud relativa no le resta preeminencia sobre el paisaje, y el cualquier caso no sería descartable, como en el caso de a Rocha

Fig.: 2. Paramento exterior del recinto principal. Primera cerca. Lado Sur.

Forte, que existiera algún sistema de vigilancia a mayor distancia que la alcanzable directamente desde el castillo, y que quizás pudiera corresponder con alguno de los yacimientos arqueológicos cercanos ya catalogados. Aunque en cuanto a la cronología creemos y aceptamos como válida la de funcionamiento, desde el punto de vista documental, del castillo (1/2s XIII- 1/2s. XV) faltará aclarar el porqué de la configuración atípica que presenta. Ya Moralejo Álvarez (2000: 57-58) y Villaamil y Castro (1907: 26) pusieron de manifiesto el texto de M. Castellá Ferrer en el que identifica el Castro de Illio con el castro de Iria: “En el castillo Illion, no ha perecido del todo y parecen oy dia rastros y cimientos dél á la parte Oriental de la Iglesia Iriense, y se echa de ver auer sido fortísimo para en aquellos tiempos: llámase aora la Rocha. Estaua en medio de la ciudad cerca de adonde está la misma Iglesia”. A primera vista lo primero a lo que remite el yacimiento es al origen o adaptación de un asentamiento de la edad del Hierro, de ahí la identificación reflejada por algunos investigadores, que en otros casos llevan a época romana, tildándolo de “Acrópolis de Iria”. Sobre este hipotético castro previo, se reforzarían sus características “naturales”, reforzando fosos y regularizando la plataforma superior, adaptándolo a la configuración deseada e implantando sobre ésta el primer castillo (torre) de Juan Arias. Sin afirmar o descartar esta hipótesis, que solo podrá ser confirmada con futuras intervenciones arqueológicas en el lugar10, llama la atención el pequeño tamaño del recinto, y su similitud en tamaño con el de O Castro11. Tampoco sería raro un origen medieval para todo el conjunto, pero eso sí, nos remitiría a una tradición y estilo que quizás habría que remontar a una etapa previa a la documentalmente localizada, pensando en su similitud con las “Shell Keep” o torres Patio plenomedievales, con lo que esto implicaría de existencia previa. Esta hipótesis de un asentamiento medieval previo ya lo puso de manifiesto Villaamil y Castro (1907: 25-27) que con una recopilación bibliográfica de otros autores identifica la tradicional ubica-

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Fig.: 3. Reconstrucción hipotética de las estructuras de A Rocha Branca (según Portela Silva, Pallares Méndez, 1993: 46, modificado).

ción de los palacios episcopales de Iria en el castro de la Rocha, al menos hasta la época de Gelmírez, cuando los traslada al núcleo de Padrón.  Estado de conservación. A nivel de estado de conservación el crecimiento especies arbustivas de gran formato entre los paramentos ha dañado gravemente esta estructura, localizándose numerosos espacios de rotura o falta de piedra que amenazan la conservación de las estructuras y ponen en riesgo, por tensión inherente entre el conjunto, el desplome de parte de los lienzos. En la parte Norte también se ha observado como el arbolado que crecen en el límite de la plataforma superior con sus raíces han afectado gravemente la unidad estructural del muro perimetral con roturas y daños serios a su morfología. A nivel macroespacial, el abandono que ha sufrido el yacimiento de Rocha Branca desde su uso primigenio ha desfigurado totalmente el entorno original en el que se enmarcaba el yacimiento, dejando tan solo clara la definición del recinto principal y el exterior fosilizado en el parcelario, como ya hemos mencionado. El hecho de que los terrenos en los que se instalaba fueron ocupados por estructuras habitacionales y parcelas privadas de uso agropecuario, han modificado el importante espacio exterior, crucial para comprender su morfología primitiva. Junto con ello debemos destacar la

constante reutilización de los materiales que, a modo de cantera, han sido objeto de reaprovechamiento en diversas construcciones tradicionales del entorno, como se puede observar en una visita a la cercana aldea de Retén. La posterior reorganización del área para crear espacios de explotación agraria, dañó más si cabe la configuración original del terreno, daño que con la aparición de la maquinaria agrícola se ha acelerado. La mayor agresión que ha sufrido el yacimiento sobrevino cuando se explanó con excavadora la finca Sur del recinto principal, arrastrando la tierra hacia el talud y cegando el foso en la mitad de su parte Oeste, además de reconfigurar todo el espacio del talud con una viña delimitada con piedra reutilizada de las estructuras destruidas en dicha labor (Fig.: 4). En la otra parcela de la parte Oeste se ha rebajado también parte del recinto principal para regularizar y ganar espacio útil cultivable. El foso en su parte Sur ha sido retocado para la implantación de una vid al igual que en la parte superior Sur de la plataforma principal, y cegado parcialmente en su parte Este y Norte. La creación de dos accesos independientes a las parcelas principales del primer recinto ha roto la continuidad de la delimitación de la plataforma. Como elemento delimitador existen actualmente unos sillares de gran formato y bien labrados de los que no conocemos su origen, pero está claro que son reutilizados de algunas de las estructuras del castillo. No sabemos cuántos y cuáles han sido los daños que han sufrido las estructuras exteriores o del segundo recinto, por los problemas de indefinición espacial antes mencionados. No obstante sabemos por testimonios orales que en las casas hoy edificadas de la zona Sur se han destruido con su creación lo que los vecinos interpretaron como unos hornos. También mencionan la aparición de piedras muy bien trabajadas cuando se instaló el regadío que recorre longitudinalmente la zona Oeste del yacimiento. A nivel microespacial, las diversas actuaciones que se han realizado en la plataforma superior, a la búsqueda de los famosos azulejos de Lope de Mendoza hacen suponer una importante alteración de los estratos arqueológicos en zonas puntuales. algunas alteraciones se observan hoy día en la superficie del yacimiento relacionable con la intervención del año 1981, que, como dijimos, intervino en la plataforma superior tratando de definir su configuración arquitectónica. Aunque en esta intervención la profundidad alcanzada no superó los 50 cm. hoy día son perfectamente visibles las zanjas realizadas en varios puntos de la parcela Norte, buscando muros, y que fueron abandonadas si realizar el preceptivo tapado. En las escombreras de

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Fig.:4. Levantamiento topográfico del recinto principal del Castillo de A Rocha Blanca.

estas zanjas es donde se han recuperado los restos arqueológicos de esta intervención: fragmentos de tejas de cubrición de los edificios habitacionales y ladrillos probablemente de pavimento de estancias residenciales, que serán estudiados y depositados en la entidad museística correspondiente. 2.-

CONCLUSIONES.

El castillo de A Rocha Branca de Padrón, se ubica entre las aldeas de Horta y Retén, parroquia de Santa María de Iria Flavia (Concello de Padrón, A Coruña). Pese a que el elemento catalogado en la zona es el yacimiento arqueológico denominado O Castro/ A Rocha/ A Barronca/ A Reina Lupa (GA 15065002), debemos diferenciar al menos dos yacimientos muy próximos, a priori de orígenes diversos. En el momento actual, las normas de planeamiento urbanístico del ayuntamiento de Padrón no lo catalogan como B.I.C., pero si lo inventarían y establecen un área de cautela alrededor del límite exterior del bien catalogado debería ampliarse, a tenor de los datos recabados a día de hoy. El elemento ha sufrido daños irreparables en su recinto principal, e ignoramos cuales han sido los

daños que ha podido recibir en el recinto secundario) que han alterado irremediablemente su configuración. Aunque no es descartable, en O Castro no parece existir un elemento patrimonial que pueda remitir a una fortificación militar de época medieval. O Castro se sitúa cartográficamente más al Norte, en la zona N de la aldea de Horta. La información recopilada parece demostrar que el yacimiento tiene otra entidad y origen, y A Rocha Branca otra ubicación, por lo que debe considerarse dos yacimientos independientes. El elemento estudiado (GA15065002) tiene un gran interés como yacimiento arqueológico ya que la fortificación medieval tiene al menos una vida y uso que van del siglo XIII al XV, con una ocupación residual hasta inicios del S. XVII, quedando abierta la posibilidad de su derivación de un elemento arqueológico previo en el entorno. Por el momento no podemos llevar más atrás la cronología del yacimiento, ni sabemos qué relación puede tener con el sitio arqueológico de época romana, más allá de ocupar un espacio adyacente y dominante al núcleo principal del aglomerado secundario romano de Iria Flavia, que sería muy interesante comprender, a tenor de su importancia histórica para la Historia de Galicia.

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BIBLIOGRAFÍA.

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NOTAS.

1. Redactada en el año1994 por T. Rodríguez Fernández y A. Filgueiras Rey. 2. Mencionar a modo de apunte, que en las inmediaciones del yacimiento de O Castro se ha localizado varios fragmentos de tégula romana, que podrían proceder del mismo, aunque Pérez Losada (2002: 99) a priori lo descarta, apuntando a que dicha estructura debería tener un origen medieval. 3. Cosa que llama la atención es que suponiéndosele iniciativa del mismo arzobispo Juan Arias las dos Rochas, las soluciones en cuanto a la planta de cada una sean tan divergentes: cuadrangular el primer recinto de la Rocha Forte(Casal García, et al., 2009). Y circular Rocha Branca. Es posible que este sea un indicio indirecto más que apunte a la incorporación/asimilación de la morfología de una estructura precedente para el caso de Rocha Branca. 4. Sabemos de la aparición entre el material arqueológico de la intervención de 1981 de piezas cerámicas de importación propias de la Edad Moderna, de las que puede hallarse fácil explicación en este episodio de “reocupación marginal” del castillo. Agradecemos en este punto la identificación de las mismas a Francisco Alonso Toucido. 5. La ficha de la pieza del mes es de consulta pública en http://museodecaceres.blogspot.com.es/2013_07_ 01 _archive.html. Acceso 14/06/2014. 6. Villaamil y Castro los supone de origen sevillano (1907: 29-41) sin duda influenciado por el origen del arobispo Mendoza. Aunque sabemos que desde Sevilla se exporta cerámica de lujo por estas fechas (un Recibido: Aceptado:

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8. 9.

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ejemplo ilustrativo es el pecio de Rúa publicado por Castro Lorenzo 2013) hoy día no cabe duda que éstos proceden de Valencia, gran exportadora de este tipo de producciones. Suponemos que aquí llegaría por vía marítima. Un ejemplo de este comercio por encargo de azulejería con escudos señoriales lo tenemos en el Pecio de Cavoli (Martín Bueno, 1993). Agradecemos profundamente al profesor doctor Fernando Acuña Castroviejo a la profesora doctora Raquel Casal García la facilitación de información sobre la intervención arqueológica en la que ellos participaron. Por ejemplo en VV.AA. 1998. Consultable on line: http: //www.lavozdegalicia.es/ noticia/santiago/2014/09/21/intervencion-yacimientorocha-branca-iria-empieza-manana/0003_201409S 21C8 99 2.htm. Acceso 15/06/2015. La última intervención realizada en el año 1981 no parece confirmar, a tenor de la cultura material mueble localizada un asentamiento previo, al menos provisionalmente. Los materiales a los que hemos podido tener acceso pertenecen claramente a época bajomedieval o moderna, con cierta relevancia de cerámica de lujo, tanto de origen mediterráneo como de origen norteeuropeo, común a otros castillos de la Mitra (Caramés Moreira et al. 2006.) Lo cual ha dado pie a Pérez Losada (2002: 99), como ya hemos comentado, a pensar en un origen medieval para los dos recintos.

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