EL AYMARA DE EL ALTO: ACTITUDES LINGÜÍSTICAS EN LA ENSEÑANZA DE ESTA LENGUA EN COLEGIOS DE NIVEL SECUNDARIO

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EL AYMARA DE EL ALTO: ACTITUDES LINGÜÍSTICAS EN LA ENSEÑANZA DE ESTA LENGUA EN COLEGIOS DE NIVEL SECUNDARIO (NELSON GONZALO ESPINOZA MATIAS)1

RESUMEN El proceso de enseñanza-aprendizaje de la lengua aymara en los colegios de la ciudad de El Alto se inicia con la aplicación de una Educación Intra e Intercultural Bilingüe planteada como una política lingüística de Estado para la recuperación, mantenimiento y estandarización de los idiomas originarios. Muchos establecimientos educativos en la urbe alteña comenzaron a aplicar este proceso educativo de „manera informal‟ con resultados adversos y satisfactorios presentándose una variedad importante e interesante de actitudes lingüísticas hacia la lengua aymara. Es en ese sentido que en la urbe alteña, considerada el corazón de la cultura aymara, encontramos un paisaje lingüístico con una cantidad importante de nombres de zonas, avenidas, calles, carreteras, anuncios, letreros, edificios, nombres de ferias, centros culturales, restaurantes y señales viales, entre otros, escritos en aymara que identifican a la ciudad de El Alto como una metrópoli andina y que se consideran un valioso aporte lingüístico-educativo para la revalorización, mantenimiento y estandarización de dicha lengua que es una excelente contribución de la lingüística aplicada.

Palabras Clave: actitudes lingüísticas, EIB, EIIB, paisaje lingüístico.

INTRODUCCIÓN Recordemos… Es necesario contar la historia de la ciudad de El Alto para entender la dinámica aymara de su crecimiento desde un principio. Narrar la historia de la ciudad de El Alto sería inadmisible sin tomar en cuenta a la urbe paceña; lo mismo ocurre si trataríamos de 1

Es investigador, egresado de la Carrera de Lingüística e Idiomas de la Universidad Pública de El Alto. Actualmente es docente de la materia de Aymara en el colegio “Juan José Torres” y también es columnista del Periódico Institucional “Comunidad Universitaria” de la UPEA.

contar la historia de la ciudad de La Paz sin contemplar a la urbe alteña. Orígenes remotos nos remontan a cercos comandados por Túpak Katari en el año 1781 tras dos cercos consecutivos “Las fuerzas del jefe aymara se apostaban en La Ceja demostrando su fortaleza a los habitantes paceños, mientras que en la actuales zonas de Villa Dolores y 12 de Octubre se encontraban sus abastecimientos y puntos de descanso.” (El Extra, 2012: 5) a comienzos de marzo de 1781 la insurrección india era patente: de Larikaja, de Umasuyu, de Pakasa, de los mismos pueblos circundantes de La Paz llegaban noticias alarmantes para la clase colona. El 14 de aquel mes empezaba el cerco a la ciudad, que se prolongaría hasta el 1° de julio y, reiniciando a comienzos de agosto, no iba a acabar hasta el 16 de octubre. (Barnadas, 1978:21)

Es así que desde tiempos inmemoriales la ciudad de El Alto tiene sus orígenes en las raíces aymaras y migratorias; la última, según Página Siete (2012) tuvo tres flujos demográficos importantes: en 1935 (en la postguerra de Chaco), en 1952 (durante la Revolución de abril) y en 1985 (luego de la relocalización minera). Los primeros pobladores la bautizaron como ‟chusa marka”, un tiempo después se le denominó «Alax Pacha», también se la nombró “Cruz Pata” y finalmente “Altu Pata Marka” (El Alteño, 2012); en la actualidad varios de los pobladores conocen a la urbe alteña como «Jach‟a Marka». De esta forma en 1942 las cinco primeras urbanizaciones que se crearon fueron: Villa Tejada, Villa Bolívar, 16 de Julio, Villa Ballivián y Alto Lima; posteriormente, en 1947 se fundaron Villa Dolores y la zona 12 de Octubre donde reposa Ceja de El Alto. (La Razón, 2012) El Alto pasó de ser zona rural a zona suburbana en un proceso de varios siglos, para dar salto de zona suburbana a ciudad en pocas décadas. A principios del siglo XX, la mayor parte de la tierra estaba en propiedad de terratenientes de la élite paceña: Adrian Castillo Nava, Raúl Jordán Velasco, Francisco Loza, Jorge Rodríguez Balanza, Vicente Tejada, Julio Téllez Reyes, y la familia Zalles. Bajo el sistema de hacienda vigente, alternaban con las extensas propiedades algunos ayllus y tierras comunales como Charapaqui, Qullpani, Yunguyo, Ingenio, Kupilupaqa, San Felipe de Seque y Jicchu Sirka, además de algunas instituciones estatales y privadas. (PAREL ALTO, 2005:13-14)

Los hechos históricos más recientes de la ciudad tiene que ver después de los hechos acaecidos le la Revolución del 52‟ “cuando nació la propuesta de crear la cuarta sección (…) con la presencia masiva de los vecinos en la Multifucional de la Ceja.” (La Razón, 2008) Antiguamente, al vasto territorio alteño se lo conocía con el nombre de Altos del Pueblo Nuevo o Altos de Huayna Potosí. Luego, en el año 1970, los habitantes (entre obreros, artesanos, agricultores, fabriles y ferroviarios) tomaron la Base Aérea en apoyo al Gral. Juan José Torres. Durante la época dictatorial varios alteños lucharon en contra de los gobiernos de facto como la de Hugo Banzer Suárez (1971-1978), Alberto Natusch Busch (1979) y Luis García Meza Tejada (1980-1981). Oficialmente, su historia se cuenta desde la creación de la cuarta sección de la Provincia Murillo2; la misma costa de una extensión territorial de 4.705 km2. Su capital es Palca y la estimación demográfica para el año 2010 por el INE era de 2.900.000 habitantes, aproximadamente. Consta de cuatro secciones3: Primera Sección Palca, Segunda Sección Mecapaca, Tercera Sección Achocalla, y Cuarta Sección El Alto. La última sección fue creada mediante la Ley N° 728 del 6 de marzo del año 1985. Luego de tres años, el 6 marzo de 1988, se eleva a El Alto a rango de ciudad. «La presión migratoria (…) en la segunda mitad del siglo XX, se trasladó en los últimos años hacia la ciudad de El Alto, limítrofe de La Paz, que crece al 5.5%.» (GMLP, 2004: 11). Esta excesiva migración campo-ciudad puede denominarse como una «explosión demográfica». Para el año 2010 una importante fuente de migración vegetativa es la de procedencia peruana, alrededor de 10.000, que habita en la urbe alteña (Espinoza a, 2010: 86); que tienen como principal vía de ingreso el pueblo fronterizo del Desaguadero (Espinoza a, ib.) a su vez el autor menciona que a este tipo de peregrinación se la puede denominar «migrantes climáticos» desplazamiento no sólo de extranjeros, sino de las provincias rurales cercanas en exceso que desestabiliza el crecimiento normal de una ciudad y sociedad. (Espinoza a, ibid.) Las agrupaciones organizacionales en la urbe tienen un gran poder de decisión (FEJUVE, COR, FES) las mismas fueron partícipes, junto con toda la población alteña en general, de la Guerra del Gas la misma que ocurrió el año 2003, con alrededor de 60 muertos; esto, en la presidencia de Gonzalo Sánchez de Lozada del MNR y en las labores de burgomaestre se encontraba José Luis Paredes del PP. Esto determinó la 2 3

Esta provincia fue creada bajo Ley de 17 de octubre de 1912, en la presidencia de Eliodoro Villazón. Administrativamente tiene 5 secciones con su Sección Capital La Paz.

renuncia del Presidente de la entonces República de Bolivia, la quema de la Alcaldía alteña, el saqueo y quema de varias instituciones gubernamentales como la Aduana. Actualmente, El Alto consta de de 14 distritos y alrededor de 650 urbanizaciones con alrededor de 870 juntas vecinales, de las cuales 562 ya existían hace una década (La Razón, op. cit.); todas distribuidas en una extensión 384. 584. km2 (El Alteño, 2011). Su población, para el año 2011, sobrepasaba el millón de habitantes y en la actualidad las estimaciones del INE indican que la urbe alteña contaría con 1.184.942 habitantes. (El Alteño, 2012) El Alto y su paisaje lingüístico Los estudios sobre el paisaje lingüístico de la urbe alteña son inimios. Es en este sentido que consideramos que esta característica lingüística en el ámbito educativo se constituye en un valioso recurso educativo para la fijación del léxico, la revalorización cultural y la contextualización lingüístico-cultural del estudiante. Chinahuanca (2012) indica que el paisaje lingüístico tuvo sus raíces en el campo de la planificación lingüística, tras la premura de “marcar los límites lingüísticos de determinados territorios por medio de la regulación del uso del lenguaje a través de combinación de la lengua utilizada en anuncios, rótulos comerciales, nombre de calles, de carreteras, de edificios públicos, restaurantes, señales viales y otros textos escritos.”

Imagen 1 (paisaje lingüístico en el autotransporte)

Si partimos del principio de que la ciudad de El Alto, antiguamente, era conocida con varios nombres aymaras entre las que se destacan: Ch‟usa Marka, «Alax Pacha», “Cruz Pata”, «Jach‟a Marka» y “Altu Pata Marka” consideramos que el paisaje lingüístico alteño está plasmado en gran manera por una cantidad importante de léxico aymara que se debate con idiomas paralelos a éste como el castellano, quechua y el inglés. Aunque una gran cantidad de los nombres de las avenidas y calles son en castellano, consideramos que no sufrieron el proceso de “modernización civilizadora” como la que vivió la ciudad de La Paz en los años postcoloniales en la que se cambiaron varios nombres de las calles, avenidas y zonas que estaban inicialmente en aymara por otros en castellano. De esta forma en una gran cantidad de los ejes lingüísticos contextuales en el paisaje lingüístico que son utilizados por los ciudadanos de El Alto se destacan los nombres de: centros culturales, lugares sagrados, medios de transporte, ferias o actividades culturales, grupos sociales organizacionales, zonas, calles, avenidas, graffitis, letras de canciones. El paisaje lingüístico alteño Forma de uso

Ejemplos

Medios de transporte (buses, microbuses, taxis,

Aymarita veloz, Paka andino, el warmirara, quiero

minibuses, carros y otros)

tu wawita, etc.

Nombres de zonas, calles o avenidas

Junt‟u uma, Alto ch‟ijini, Charapaki, Illampu, Jichusirka, Waña jawira, Janq‟u marka, etc.

Ferias o actividades culturales

Saxra qhatu, thantha qhatu, lunes qhatu, etc.

Centros culturales

Wara wara, Panqarita, Ukhamau y qué, etc.

Centros de servicios gastronómicos

Pacha (sum manq‟ant‟asiñataki), El wist‟u vida, Kututu, Mallku, Wari, etc.

Lugares sagrados

Wak‟a, Apacheta, Achachila

Graffitis y grupos organizacionales

Bolivianonakan ignorancipax anchapuniwa, Los Satucos, Los Jilatas, Waras, etc.

El Alto educativo

Las experiencias en Educación Intra e Intercultural Bilingüe se desarrollan mediante un proceso de enseñanza-aprendizaje de las lenguas originarias propias de cada región y es planteada como una conexión interna, entre un determinado grupo social que comparte rasgos culturales y lingüísticos similares con las demás comunidades lingüísticoculturales. En otras palabras, es la modalidad de Educación en la que se aplica el modelo de mantenimiento y preservación entre la adquisición de una L2 (castellano o lengua indígena) y el mantenimiento de la L1 (castellano o lengua indígena) sin desmedro de ninguna creando así a bilingües coordinados o Bilingües biculturales; que desde su propia cultura y lengua (intracultural) puedan transmitir conocimientos a otras culturas en otro idioma (Intercultural) creando así un bilingüismo y biculturalismo balanceado. Es en este sentido que las políticas lingüísticas de Estado que se están proponiendo actualmente, entre las que se destacan el artículo 5 de la Nueva Constitución Política del Estado en la que se reconoce oficialmente todos los idiomas originarios existentes en Bolivia y el reciente Estatuto Autonómico de La Paz elaborado por la Asamblea Legislativa Departamental de La Paz que en su artículo 2 indica que los idiomas oficiales del departamento son el castellano, aymara y quechua y se dará protección especial a los idiomas tacana, leco, chimán, ese ejja, mosetén, puquina, araona, toromona, uru y machajuyai-kallawaya que se hablan en menor proporción en el departamento. Es el caso del colegio Juan José Torres Gonzales que se presenta como una oportunidad de cambio en la diversidad. El mencionado establecimiento se encuentra ubicado en la zona Alto Lima 2° sección, entre la av. Huayna Potosí y la c/ Alto de la Alianza. Está dirigida por el Prof. Pedro Apaza Q. (para el ciclo secundario). El centro educativo, actualmente, consta desde 1° al 6° básico en su etapa inicial y en el nivel segundario se constata los cursos 1° al 6° de secundaria, ambos en el turno mañana y tarde con un número de 663 estudiantes. Para el ciclo secundario se estima entre varones y mujeres la suma de 40 docentes y 5 administrativos. El departamento de lingüística del establecimiento consta de dos profesoras de inglés y un docente de aymara. El idioma extranjero se imparte a todos los cursos en general desde la fundación del mencionado colegio; en el mismo ritmo Layme (2000: 7) indica que las lenguas extranjeras se enseñan los colegios regulares logrando resultados

adversos por causas lingüísticas “las lenguas desprestigiadas y subestimadas son el aimara y quechua” estas lenguas sólo se las enseñan como instrumentos auxiliares por obligación. El año pasado se presentó la propuesta de impartir el idioma aymara como L2; la propuesta fue tomada con agrado por parte de la dirección y por la dirigencia de la Junta Escolar. Es así que se hizo la experimentación de impartir la materia a los cursos iniciales de secundaria; es decir, al 1°, 2° y 3° (antiguamente 7°, 8° intermedio y 1° medio). Todos los cursos suman un total de 11 cursos con un estimado de 26 estudiantes por paralelo, dando un total de 286 alumnos. Para tal efecto, un año antes, se elaboró el texto „Aprendamos el idioma aymara‟ (“Aymar arux yatintañäni”) (Ver imagen 2) desde un enfoque comunicativo con bases eclécticas (audio-visual-interactivo), específicamente, elaborado para la enseñanza del idioma aymara como segunda lengua en colegios.

Este enfoque tiene entre sus

principales características abrir una perspectiva más amplia sobre la lengua. “En concreto nos hace considerar la lengua no sólo en función de sus estructuras (gramática y vocabulario), sino también a partir de las funciones comunicativas que cumple.” (Littlewood, 1998: X) Es decir, ya no se consideran sólo las características lingüísticas de una determinada lengua, sino también enfoca los que las personas hacen cuando quieren comunicarse. El texto preparado consta de diez unidades metodológicas con las siguientes temáticas: Primera parte, características de la cultura y lengua aymara, cuadro signográfico del idioma aymara, saludos (ver imagen 1), los números, los colores, los animales, los alimentos, la familia, las ocupaciones y el cuerpo humano; segunda parte, ejercicios de complementación. Fue elaborado con la ayuda de universitarios de la Carrera de Lingüística e Idiomas de la UPEA y de otras carreras. Por el requerimiento del método, también se preparó un cd de audio que contiene conversaciones, ejercicios, canciones y cuentos. Se trató de cuidar que este texto responda a los usos de una lengua aymara; pues Anguita y cols. (2004) mencionan que los usos de la lengua deben ser ampliados para el conocimiento de la realidad lingüística en contextos específicos donde se mueven tanto los

adolecentes como los niños. El texto, a su vez, fue

cohesionado con actividades recreativas que según Jemio (1993:31) “son también espacios de transmisión de las diferentes expresiones culturales y artísticas como la música, la danza, la literatura oral, etc.”

Kamisaki jilata, Carlos.

Waliki, Julio, jumasti.

imagen 2 (aruntasiña, jikthaptasiña del libro de N. Gonzalo Espinoza M.)

Actitudes lingüísticas. En el primer trimestre (marzo, abril, mayo) se pudo detectar que a una gran cantidad de estudiantes les daba vergüenza hablar en aymara, denominando a los de procedencia rural con términos peyorativos como „campesino‟, “llama”, «indio» o „cholo‟ entre las más usuales, convirtiéndolos, inclusive, en apodos. Estas actitudes lingüísticas son consideradas como violencia psicológica e influyen a una gran cantidad de estudiantes que para no ser discriminados niegan su procedencia. Este tipo de racismo es interesante, psicológica y antropológicamente, pues el colegio Juan José Torres se encuentra en el extremo norte de la urbe alteña y una gran mayoría de los estudiantes es de procedencia rural y de escasos recursos; a pesar de que tanto ellos y una gran mayoría de sus padres nacieron en el campo niegan su origen. En este sentido Peragón (2008:12) define al racismo como “la más acabada y desarrollada ideología de dominación” determinado dos tipos de racismo: uno científico y otro popular. Es tanta la dominación ideológica que algunos de los alumnos, entre varones y mujeres, de cursos superiores forman parte de alguna pandilla de la zona (Vatos locos, D2+K2) se visten al estilo de los „roqueros‟, copian la moda de los “emos” y de los «hiphoperos» escuchando música rock, reguetón, hip hop, tecno lo que les lleva a consumir bebidas espirituosas en discotecas, «pubs» y bares de la zona 16 de julio y de la Ceja de El Alto. No está por demás mencionar lo que escribió Yapu (op. cit.: 39) en base a una entrevista:

Hay un fenómeno en El Alto, muchos emigrantes van ocultando y olvidando el idioma nativo, porque tenemos una gran presión social de hace años. (…) Por eso la gente va escondiendo su idioma nativo. Con el profesor de música queríamos enseñar el himno nacional en aymara, pero los chicos tienen vergüenza de expresarse en ese idioma

A su vez, como era de esperarse, se percibió una gran deslealtad lingüística hacia la lengua aymara y su preferencia por el inglés. En este aspecto la tecnología cumple un rol fundamental; pues una gran mayoría de los estudiantes asiste día por medio, si es que no diariamente, a los internets, juegos en red para jugar con programas computacionales (war craft, counter strike, half life, transformers, doom, entre otros) o tilines (metal slug, mortal combat, teken, capcom vs marvel, etc.) a pesar de estar configuradas, en su mayoría, en castellano, una gran variedad del léxico continúa en inglés. No estaría por demás soñar que algún día contáramos con programas computacionales y juegos en aymara en base a nuestra realidad y cosmovisión. Es común escuchar hablar a los estudiantes sobre los capítulos de las novelas mexicanas, colombianas, argentinas o venezolanas y como Patzi (2003:158) lo mencionó imitan sus actitudes, vestimenta y copian las malas costumbres, en especial las mujeres. Es así que las películas se consideran en un recurso importante de dominación e inclusión de ideología consumista del imperio, filmes como spider man, x-men, transformers, batman, star wars, super man, resident evil, terminator, sólo por mencionar a los más citados por los estudiantes, se constituyen en instrumento de sometimiento ideológico, cultural, político y lingüístico. El caso más peculiar y llamativo es el de la película americano-mexicana “Sangre por sangre” (Blood in blood out) dirigida por Taylor Hackford en 1992; pues todos los que forman parte de alguna pandilla, aseguran haberla visto por lo menos una vez y que cuando grafitean las paredes del colegio o de algún domicilio particular mencionan que están marcando su territorio y que protegen al barrio. Varias actitudes diglósicas son inculcadas por los propios padres de familia, que consideran al idioma extranjero de mucho mayor prestigio y prefieren que sus hijos aprendan inglés y no “sufran” en la ciudad como ellos lo hicieron al llegar del área rural; ayudando a una desigual lucha glotofágica a favor del inglés en desmedro de la lengua castellana y en especial de las lenguas indígenas. En un primer examen

exploratorio, realizado a los estudiantes, se les preguntó si hablaban aymara, alrededor del 95 % respondió que no; la segunda pregunta fue si entendían el mencionado idioma, el 78 % respondió que no, contrastando con un 22 % que respondió, afirmativamente. La tercera pregunta era que si su padre o madre hablaban aymara un 30% respondió, afirmativamente; contrastando con un 70 % que decían que no hablaban aymara. Viendo estos resultados se concientizó a los estudiantes con la lectura de la nueva Constitución Política del Estado y se explicó una gran variedad de léxico como: interculturalidad (como propuesta de un respeto y reconocimiento igual de las diferentes

naciones

y

culturas),

naciones

indígena-originarios

(en

base

al

reconocimiento pleno de los 36 pueblos indígena-originarios), suma qamaña (propuesta como práctica de respeto a la Pachamama con armonía, equilibrio y reciprocidad), idiomas oficiales (conocimiento de los idiomas y dialectos de todas las culturas existentes en Bolivia), pluralidad (conocimiento pluricultural), cultura (reconocimiento de nuestros propios rasgos culturales y lingüísticos), entre otros. Los inicios del primer semestre fueron de reconocimiento y en general se avanzó con los estudiantes sobre algunas características básicas de la cultura y la lengua aymara como su historia, lugar de vivencia, economía, su gente, el idioma aymara, su cuadro signográfico oficial. Para tal efecto se introdujo una cantidad aceptable de léxico aymara que iban acompañados e introducidos explícitamente por la temática que se tocaba. Terminado esto se pasó a la descripción del “abecedario” aymara con ejercicios de complementación por parte del estudiante en colaboración de su diccionario de aymara. Dado que en los colegios el idioma se imparte una vez a la semana se trató de aprovechar al máximo los 2 periodos semanales por curso y las cuatro clases por mes que son los horarios ideados por el Ministerio de educación para cualquier lengua (tanto extranjera como originaria). A su vez se aplicó la técnica de textuar el aula (ver imagen 2), para tal cometido los estudiantes elaboraron dibujos por ejes temáticos (partes del cuerpo, los animales, las frutas, los alimentos, los colores) en grupos; una vez realizado tal actividad se procedió a pegar los trabajos en las paredes del aula.

imagen 3 ( la expresividad de los estudiantes)

Al término del segundo trimestre (agosto) se realizó un campeonato relámpago de fútsal con todos los cursos con los que se pasaba la materia. En hecho es que el fútbol se constituye en un juego tradicionalmente cultural; al respecto Jiménez (1997: 60-61) indica: “La pelota por su magia, hecha con hojas o paja en el pasado, o cuero y plástico en el presente; siempre ha sido utilizada por el hombre no sólo para jugar, en el sentido estricto sino para ciertas ceremonias religiosas debido a su relación con la tierra y el movimiento de esta.” El único requisito, para participar, era que cada equipo tuviera un nombre en aymara. Los resultados fueron alegremente positivos, pues tanto los equipos de varones y mujeres se inscribieron con nombres en aymara; en el caso de los varones hubo nombres como: “Takintamaw”, „Ch‟usa marka‟, «Suma wayna», “Wayna wila”, entre otros; en el caso de las mujeres se inscribieron los equipos de “Kurmi”, „Wara‟, «Quri panqaritas», “Phaxsi”, sólo por nombrar los más destacados. Esta técnica se convierte en un valioso recurso para una mayor adquisición y fijación de léxico. Dos semanas antes de finalizar el tercer trimestre se realizó una actividad de recreación con todos los estudiantes de la asignatura y en conjunción con el departamento de lingüística del colegio se visitó el parque recreacional “El K‟usillo” en donde se pudo concientizar aún más a todos los estudiantes sobre diversidad, interculturalidad e

identidad; también fue un importante aporte léxico, pues en el jugar se puede encontrar una gran variedad de terminología aymara.

CONCLUSIONES

Los primeros pasos firmes para una EIIB están comenzando a consolidarse, tanto en la ciudad de El Alto como en el Estado Plurinacional. La enseñanza de los idiomas originarios en las unidades educativas, según la región, comienzan a ser conocidas y no será raro que de aquí a algunos años tropezaremos con problemas como el de la unificación de la signografía, la elisión vocálica, la creación de textos que puedan ser utilizados por todos los colegios en donde se enseñará el aymara. Aún así es importante que los profesionales lingüistas, cientistas de la educación, docentes normalistas, profesionales, instituciones públicas y privadas tomen conciencia que si no se unifica ciertos criterios lingüísticos del idioma aymara corremos el peligro de correr la misma suerte de la Reforma Educativa, creando dialectos propios que

ni uno ni otros

entenderán plenamente. Así el proyecto educativo que plantea el paisaje lingüístico como un aporte didáctico en el ámbito de la educación se constituye en un recurso importante en la enseñanza del idioma aymara.

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