El arquetipo de la mujer fatal en un género musical hispano-americano

August 9, 2017 | Autor: M. Gómez-Ullate G... | Categoría: Musicology, Gender Studies, Ethnomusicology, Mexican Studies, Sirens, Sirènes, Sirenas, Mermaids, Petenera, Mermaids, Petenera
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Descripción

El arquetipo de la mujer fatal en un género musical hispano-americano Martín Gómez-Ullate García de León Área de Historia y Antropología, Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo Ficha de autor: Martín Gómez-Ullate García de León Dirección postal: Area Académica de Historia y Antropologia Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo Carr. Pachuca-Actopan km. 4 42084 Pachuca, Hidalgo México Telf. + + 771 71 72 000 ext. 5227, 5226

Correo electrónico: [email protected] Doctor en Antropología Social por la Universidad Complutense de Madrid Adscripción institucional actual: Profesor/Investigador a tiempo completo en el Área de Historia y Antropología del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma del Estado de HIdalgo Líneas de investigación: Etnomusicología, Antropología Urbana, Museología y patrimonio cultural, estudios de migración

Resumen En este trabajo nos planteamos los modelos ortodoxos y heterodoxos de relación entre género y los arquetipos nacidos de los mismos. Nos centramos en el arquetipo de la mujer fatal, y de su amplio tratamiento mitológco-artístico-literario seleccionamos un fascinante tema para su estudio: el de la petenera, un género musical transfronterizo que a partir de sus transformaciones y adaptaciones al entorno del Viejo al Nuevo Mundo , muestra cómo el tema de la mujer-perdición de los hombres toma un cariz bastante diferente. La petenera nos introduce en el estudio del mito de la sirena y su fascinante historia. A partir de este estudio podemos aprender que los símbolos y los temas mitológicos se resignifican en los nuevos contextos culturales, y si el estudio de su genealogía es importante para el historiador, es el complejo significativo en que se inserta y gana y pierde acepciones lo que interesa al antropólogo. ***

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Mujer fatal y mitología En trabajos anteriores (Gómez-Ullate García de León, 2008:13) hemos tratado algunos arquetipos de mujeres heterodoxas –algunas, de ellas, fatales- y su relación con la naturaleza y los mitos. En la teodicea cristiana se ha resaltado la “famosa dicotomía entre Eva y María, entre la mujer que arrastra al hombre a la perdición iconoclasta de lo moreno, de lo oscuro, de lo demoníaco, en oposición a la luz, al cabello rubio de las damas frágiles.” ( García de Celis, 1998:43). Ruben Darío, en sus prosas profanas, hace un recuento de seductoras letales que han llevado a la perdición a hombres célebres. (…) Los ojos de las reinas fabulosas, de las reinas magníficas y fuertes, tenían las pupilas tenebrosas que daban los amores y las muertes. Pentesilea, reina de amazonas, Judith, espada y fuerza de Betulia, Cleopatra, encantadora de coronas, La luz tuvieron de tus ojos, Julia. (…) La mitología griega contiene otros modelos de relación mujer/hombre y otros arquetipos femeninos como la Esfinge. Monstruo con cabeza y pechos de mujer, cuerpo de león y alas de ave, representaba la sabiduría y, según la leyenda se agazapó en lo alto de una roca a la entrada de la ciudad griega de Tebas. A cualquiera que intentaba entrar o salir le proponía un acertijo y al que no lo resolvía lo devoraba. Sólo Edipo logró responder el enigma, provocando tal furia en la esfinge que se suicidó.

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Esfinges griegas.

En la escultura de la imagen de la izquierda es palmaria la feminidad de la criatura, aunque no siempre –como vemos en la imagen contigua- se representa con esos rasgos femeninos. Uno de los primeros filósofos de la mitología, Schelling, advierte de la complejidad subyacente a las relaciones entre estos elementos: "En el proceso mitológico el hombre no tiene que ver con las cosas, sino con potencias que surgen en el seno de su conciencia y lo conmueven... En el proceso mitológico no intervienen los objetos naturales sino las potencias creadoras puras, cuyo producto prístino es la conciencia misma." (Schelling, citado en Westheim, Paul, citado en Morales Damián, A., 2006:12) Para nuestro análisis no nos interesan las complicadas e inciertas relaciones simbólicas que el origen de estas figuras, su filiación y genealogía, su posición en el conjunto de la mitología griega. Esto es, sin duda, importante y forma parte de la historia del fenómeno o tema cultural 1. No obstante, los signos y los complejos simbólicos de significantes y significados se transforman y se actualizan perdiendo y ganando acepciones según el contexto temporal y espacial. Por eso, si las sirenas son hijas de Aqueloo y nacieron de

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. Cuestiones que son abordadas exhaustivamente en tratados sirenológicos como el de Meri Lao (1995) o Félix Báez -Jorge (1992).

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la sangre derramada cuando Heracles le arrancó el cuerno no nos concierne en nuestro tratamiento. El análisis de estas posibilidades nos ayuda a entender las lógicas mitológicas y la cosmovisión y el ethos de los griegos y otras culturas afines de la antigüedad clásica, lo cuál es muy importante, pero nos dice muy poco del significado actual de la sirena, de su poder de condensación simbólico entre nuestros contemporáneos, quienes seleccionan ciertas dimensiones y relaciones de significado del mito, pero otras no. Como las culturas, los mitos, los temas, los arquetipos evolucionan al paso de la transformación de su contexto.

Ulises y las sirenas. Vaso corintio. Siglo VI a.C.

La sirenas homéricas son aladas y emplumadas, el secreto de su seducción está en su canto y en la promesa de sabiduría que ofrecen al navegante –siempre hombre, siempre marino-. Están ligadas y relacionadas con el mar, pero no con la belleza. La evolución del arquetipo a lo largo de los siglos le ha hecho perder las alas, ha cambado sus garras de ave rapaz por largas colas de pez y hasta ha generado nuevas alternativas al siniestro final. Las constantes mantenidas son la capacidad de seducción de la sirena y su potencialidad de apartar al hombre, al marino de su terreno, siendo imposible, no obstante, su unión. El tema de la sirena y su relación con la mujer fatal está expresada en la historia y la etnomusicología de un género musical, la petenera, interpretada en la actualidad como un palo flamenco en España y un son en México. Las idas y las vueltas transoceánicas de la petenera a lo largo de la historia, sus reconfiguraciones y recontextualizaciones, la convierten en objeto privilegiado para el análisis diacrónico t cross-cultural del tema la mujer fatal. 4

La petenera La historia de la petenera es fascinante, y ha producido numerosas hipótesis y versiones, entre las que no hay un acuerdo. Como género musical, la versión más verosímil de su origen es la que lo emparenta con una danza barroca, una zarabanda, o más probablemente, una folía (Gómez-Ullate, 2007:3). El dilema historiográfico es que si tal género o tal tema existía antes de la conquista de México, y hay investigaciones que apuntan a viejos cánticos sefardíes con estructuras melódicas muy semejantes 2, la etimología del término no nos lleva más allá. En todos los diccionarios, actuales y antiguos, consultados, Petenera sólo tiene tres acepciones:

Página 73 del Diccionario de la Real Academia de 1899

Las dos que en la actualidad incorpora la Real Academia Española: 1. f. Aire popular parecido a la malagueña, con que se cantan coplas de cuatro versos octosílabos. 2. salir, o salirse, por ~s. 1. locs. verbs. coloqs. Desviar el discurso para no pronunciarse en una cuestión comprometida 3. El diccionario de la RAE además considera el término de etimología desconocida. A éstas se suele añadir una tercera: 2

. Según Irma Césped Benítez (2007), por ejemplo, los musulmanes hispanos inventan y propagan la canción con estribillo, en romance vulgar que se llama zéjel, de donde nacieron las formas petenera y jota. 3 . Esta acepción se ha modificado ligeramente, en 1927 se incorporó con el significado: “Hacer o decir alguna cosa fuera de propósito”, acepción que se ha mantenido hasta la reciente vigésimotercera actualización.

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3. Gentilicio de Petén, actual región de Guatemala, hasta 1888 parte del territorio mexicano. La referencia gráfica más antigua encontrada hasta la fecha sobre la petenera, según Romualdo Molina, está en un programa de una Zarzuela estrenada en la Ciudad de México en 1803-1804, en la que por Peteneras se hacía referencia a un baile del Petén, pero no sabemos nada del tema de la zarzuela y si había alguna conexión entre el baile y el tema de la mujer fatal. (Hurtado Torres, 2007)

La petenera, sirena y mujer fatal La petenera es uno de los sones del repertorio mexicano y español de tema fijo. Entre los sones huastecos, Rosa Virginia Sánchez García (2002:64), lo clasifica junto con “El Huerfanito” y “La Presumida” como “sones monotemáticos de tema exclusivo” componiendo la mayoría del repertorio huasteco los sones politemáticos. En España ocurre lo mismo en el repertorio flamenco, hay muy pocos palos monotemáticos y la Petenera es uno de ellos. Ramas del mismo árbol, la petenera en España y en México comparten también la estructura rítmica y melódica y alguna copla, pero lo que aquí nos interesa analizar es el tema de la petenera como perdición de los hombres y sus variaciones culturales. Comencemos con la petenera española. La copla más auténtica y propia del género es la única que se canta también en México.

Quien te puso petenera no te supo poner nombre, que tú te habías de llamar la perdición de los hombres.

De las 28 coplas analizadas que se cantan en la petenera española, nos encontramos con lo siguiente:

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Sobre el personaje de la Petenera hay algunas coplas más: 1) Por las calles de Judea Pasa una mujer llorando Dicen que es la petenera Que la muerte va buscando

2) Dicen que la petenera Ay, Pasó dolores de muerte Más grandes los paso yo Madre mi corazón, Cuando yo a ti no te veo Petenera, de mi amor

3) El cuerpo como los mimbres tenía La Petenera los colores de su cara mare de mi corazón del color de la canela y sus ojos el reflejo de la amargura y la pena

Lo que resaltan estas coplas es la propia desgracia de esta mujer que ocasiona desgracia, lo autodestructivo de su condición letal. Están relacionadas con la leyenda de Dolores la Petenera, cantada también en coplas de autor por Concha Piquer o Antonio Molina:

4) Mi Petenera Letra: García Padilla Música: Gordillo Antonio Molina Eres lirio abandonado Ya no tienes quien te quiera Sola va por esos mundos Niña, mía, Petenera

5) Dolores, la Petenera, Conchita Piquer, Letra: Xandro Valerio Siempre de negro vestía A un mal fario encadená la Petenera vivía como una rosa enlutá los puertos y los colmaos la guitarra y el mal vino sabían de su pecao de su tormento callao y de su maldito sino Y en coplas de madrugá Ella lloraba su pena Con una voz desgarrá: “No llamadme Petenera Que ese mote es mi castigo Ese nombre es la bandera Que está acabando conmigo

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Madre de mi corazón, Que es la cruz y la ceguera De mis tormentos mayores No llamarme Petenera Que yo me llamo Dolores, Ella subió a su calvario Y la copla la siguió Como un eco de mal fario Pregonando su dolor Y no hubo un hombre siquiera Que llevara su camino Y la mano le tendiera Y así de la Petenera Tuvo de cumplirse el sino Y después de que murió Todavía se sigue cantando La copla que la mató: “No llamadme Petenera,

Otro grupo de coplas tienen en común el tema del amor imposible, inmoral o doloroso:

6) Llorando y en penitencia Y a buscarte um día me fui Por ver si con mi presencia Te adolecías de mí Y no tuviste clemencia

7) Ni aún durmiendo puedo tener Tranquilos mi pensamientos Porque yo tengo un continuo paecer Que está pasando mi cuerpo Por culpa de tu querer

8) escucha lo que te digo de tu amor yo soy cautivo y ésto es una enfermedad que está acabando conmigo yo no la puedo evitar

9) Yo soy como aquel fiel

10) Si las duquelas que paso

11) Por una loca pasión

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pelegrino Que de penitencia andaré Hasta encontrar el asesino, Que me roba tu querer, ay Como un ladrón de caminos

Tu las tuvieras en cuenta Llorarías sin consuelo Lo mismo que lloro yo Porque no encuentro en el mundo Solución pa nuestro amor

12) Si a media noche te llaman Y a ti te despierta un sudor frío Por Dios no te de jindama Que son los suspiros míos Que a media noche te llaman.

13) Te he dicho que no te quiero Pa no hacerte sufrir más Que este querer tuyo y mío Lo tenemos que acabar Ayuda por Dios te pido

Somos dos cuerpos fundíos Por una loca pasión, Nuestro amor no tie(ne) sentido Madre de mi corazón Solo buscamos la carne Sin poner el corazón 14) Me acuerdo de ti más veces que hojitas tiene un manzano Que peras tiene un peral Alma mía y de los dos Que avellanas un avellano

El amor, en caso de consumarse, no es el amor marital que preserva el hogar, es el amor prohibido, destructor o descompuesto él mismo. -

Otro grupo de coplas lo componen las que expresan de una manera especialmente dramática el desengaño y la desesperanza: 15) Sólo creo en mi madre Aunque a mi hablen la gente Que todo en este mundo es mentira No hay más verdad que la muerte, ay Y que nadie lo contradiga 18) Soy como el peregrino que vive su vía errante, voy cruzando caminos en un sinvivir constante a cuestas con mí destino

16) y reniega de su suerte porque se muere de sed soy como el que va a la fuente y se encuentra que está seca y al no poderla beber muy tristemente se aleja 19) al pie de un árbol sin fruto me puse a considerar qué pocos amigos tiene el que no tiene qué dar

17) Quisiera yo renegar de este mundo por entero volver de nuevo a habitar por ver si en el mundo nuevo hubiera menos maldad

20) Niño que en cuero y descalzo Vas llorando por la tierra vente tú y llora conmigo Que tampoco tengo madre Que la perdí cuando niño

Leyendo estas coplas, vemos cómo a lo largo de los años, de los siglos, la petenera ha sido vehículo para expresar dolor, desgracia, desencanto, pero sobre todo el del amor frustrado, el amor imposible. La petenera, se presenta como un personaje legendario, pero también como el arquetipo de la mujer fatal cuya liminalidad se vuelve contra ella para consumirla. Sirena, adúltera o transexual, tras su letalidad, el liminal soporta su terrible soledad. La adúltera en España, seductora letal, mujer de carne y hueso, ruina y

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desgracia de los hombres, es desgraciada ella misma, porque al final está destinada a la misma soledad en la que deja a sus víctimas. En México, la Petenera se expandió a la largo y ancho de la república. Vicente T. Mendoza recogió ejemplos de Petenera en lugares tan distantes como Ciudad de México, Oaxaca, Jalisco y Yucatán (Echevarría Román, 2000:58). Veamos una versión del Istmo de Tehuantepec: 21) Vi a mi madre llorar un día, Cuando supo que yo amaba. Quién sabe quién le diría Que eras tú a quien yo adoraba Después que lo supo todo, La vi llorar de alegría Petenera, Petenera. Petenera, desde mi cuna, Mi madre me dijo a solas Que amara nomás a una.

Petenera, Petenera. Petenera, que haré sin tí, Recuerdo de tus caricias Y del beso que te dí.

Petenera, Petenera. Petenera, desde mi cuna; Por qué no sales a verme En esta noche de luna.

Una vela se consume A fuerza de tanto arder, Así se consume mi alma Por una ingrata mujer.

Ay, soledad, soledad Qué soledad y qué pena: Aquí termino cantando Versos de la Petenera.

Dos besos traigo en el alma Que no se apartan de mi El último de mi madre Y el primero que te dí

He aquí otra vez, al otro lado del océano, pero ya en versos y estilo transformado la ingratitud del amor no correspondido, del hombre no correspondido, despechado por la mujer ingrata. A pesar de la primera copla redentora, el resto del son no da lugar a la esperanza. En esta otra versión, los términos del discurso cambian: 22) Dicen que la petenera Es una mujer bonita Que se va a lavar de tarde Y viene a la mañanita Ay soledad Soledad de aquél que fue A dar agua a su caballo Que se le moría de sed Dicen que la petenera Es una mujer honrada Que se va a lavar de tarde Y viene a la madrugada

Ay soledad Soledad, de cerro en cerro Todos tienen sus amores Y a mí que me muerda un perro Dicen que la petenera Es una santa mujer Que se va a lavar de tarde Y viene al amanecer

A orillas de un campo santo Yo vide una calavera Con un cigarro en la boca Cantando la petenera Ay soledad, Soledad del otro lado Vale más torear a un toro Y no a un viejo alborotado

Ay soledad Soledad, que así decía Regálame un vaso de agua Que me muero de sequía

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Aquí de forma alburera y sarcástica se denuncia la inmoralidad, el engaño de la “perdida”, de la mujer que no vuelve a sus horas, que trasnocha en otra casa. La Petenera luce siempre su personaje masculino –el despechado-, que suele venir en primera persona. En México, la Petenera se ha desarrollado más en la huasteca, ahí es donde realmente ha crecido en repertorio y riqueza musical. Curiosamente, en tierras de interior, los temas centrales de la petenera son la sirena y los marineros. 23) La sirena está encantada porque desobedeció; no más por una bañada que en Jueves Santo se dio y a la Semana Sagrada. 26) La petenera señores No hay quien la sepa cantar Sólo los marineritos, Que navegan en la mar Han oído a la sirena La petenera cantar 29) Andando yo navegando en una lancha pesquera, miren lo que fui encontrando debajo de una palmera: dos sirenitas cantando el son de “La petenera”.

24) La sirena de la mar me dicen que es muy bonita, yo la quisiera encontrar pa’ besarle la boquita pero como es animal no se puede naditita. 27) Dicen que el agua salada Tiene varias erupciones La cosa está comprobada, Que mantiene a tiburones Y a la sirena encantada 30) Estando yo recostado en lo fresco de la arena oí la voz de un pescado que le dijo a la sirena: “¡Qué trabajos he pasado por ama a una morena!”

25) La sirena se embarcó en un buque de madera Como el viento le faltó no pudo salir a tierra a media mar se quedó cantando la petenera 28) Cuando la sirena hallaron En las costas extranjeras Embarcaciones echaron Adornadas con banderas Solamente la alcanzaron Cuatro fragatas veleras 31) Tiró el anzuelo Cupido, Pa’ pescar a la sirena Pero ahí le salió filo se le revolvió en la arena Sólo pescó un cocodrilo que era tío de la ballena

A lo largo de estas 31 coplas podemos ver la evolución transatlántica de la Petenera –al menos en su momento actual- y advertir las transformaciones del talante y el tratamiento del tema. En la Huasteca, la sirena se recupera como símbolo de amor imposible, pero no muestra rasgos de mujer fatal. Muy pocas coplas como la nº 30 hablan del amor desgraciado. Imposible, sí, tan imposible que ni Cupido –otro habitual personaje del folclore mexicano- puede “pescarla”. Canto de marinos y pescadores, contiene lo insondable y misterioso del ancho mar desconocido. Como la sirena: “La sirena también es la belleza y la seducción de lo desconocido, el imán del conocimiento prohibido, la revelación. (…) Para Strassburg, en su Tristán e Isolda, la persecución del

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amor imposible es a la vez triste y gozosa y nos pone en riesgo mortal, pero al mismo tiempo la vida no significa nada sin el anhelo de un ideal.” (Echeverría Román, 2000:75). Tabla 1. Evolución de los elementos formativos del tema de la Sirena Sirena Siglo IX a.C.-Siglo XVI d.C.

Sirena en la Petenera Huasteca

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Mar • Mar Marineros (hombres) • Marineros Son tres • Es una o son dos Mujer/Ave • Mujer/pez Alas y garras de ave, cara de • Está Encantada doncella virgen • Imposible de alcanzar • Seductora letal • Canto irresistible • Ofrece el don la sabiduría • Inmortal • Suicida, autodestructiva –si es vencidaLa petenera huasteca es en el repertorio mexicano el son de la inversión, del disparate. La sirena misma, ambigua e invertida, parece trastocarlo todo. Una vez yo me embarqué y en una barquita inglés, al pasar por Alemania, me dijo un sabio francés: en la costa americana alumbra el sol al revés.

Nos muestra como el tema de la mujer fatal, tan trágico y dramático, en la música y en la lírica de la petenera española, se vuelve tras este espejo invertido, un tema ligero, rápido y desbordante por el virtuosismo del violín huasteco, alburero y malicioso, pero en todo caso conserva ciertas cualidades, su escurridiza pero atractiva presencia, se hace irresistible para el hombre, lo suficiente para desviarle de su camino. La sirena representa, en certera analogía, también otra gran inversión. Un ejemplo reciente de autor –no popular por lo tanto- nos lo ofrece el poeta Luis Felipe Fabre. En su composición “Petenera”, Fabre, muestra la perfecta analogía, las sirenas de carne y hueso que habitan entre nosotros, los travestidos, seres de dos mitades, como la sirena,

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mujer sin vagina, el Otro, habitante del lugar prohibido, del limen, a la vez, deseado y aborrecido. Barco de piedra, buque de plomo: canta la Petenera: sirena de cabaret: perdición de los marineros travestida de escamas finas: lentejuelas brillando en la noche, pero ella, ella es la noche que la luz revela al deslumbrar: faro que enceguece. Y desde la oscuridad llega al caracol de la oreja la cumbia de los náufragos que dice: Petenera, Petenera: entre las piernas le cuelga un pez: ¡ay, mamá!: entre las piernas le cuelga un camarón: ¡ay, papá!: no se apene: pa’ hundirse da igual el mar o la mar. 4 Podemos extender el arco etnográfico para encontrar la asociación entre la petenera y el homosexual desde otros puntos de vista: Lo mismo ocurre en la obra de Rafael de León, otro de nuestros insignes homosexuales [españoles]. Algunos autores han señalado cómo los personajes de sus coplas suelen ser mujeres que aman, historias de amor supuestamente heterosexuales descritas desde el punto de vista de la mujer, y frecuentemente historias de amor trágico o ilícito. La Otra, Candelaria la del Puerto, la Parrala, la Madrina o Dolores la Petenera son mujeres que sufren de amor; en la copla, ellas son las protagonistas y los hombres son los objetos de su amor o su deseo. Rafael de León no se atrevía, como tampoco se atrevía Lorca —posiblemente ambos con razón— a describir su propio amor a otros hombres, y así solían poner sus emociones, sus ideas, sus versos, en boca de mujeres. (Casado, 1999)

En la Catedral de Módena (Italia), construida en el siglo XII, coinciden ambas figuras, la sirena y la que llaman “la prostituta”, una persona con senos de mujer y genitales de hombre.

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. Poema: Luis Felipe Fabre . Música: Javier Álvarez . Voz: Mariana Gaber [en línea]: Rocha Iturbide, Manuel. Arte Sonoro.net < http://www.artesonoro.net/index.html>. (Consultado 27 abr 2007).

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Sirena y “la Potta”, obra del anónimo Maestro de la Metopas. Catedral de Módena, M. Lao (1985)

Esta ultima posibilidad simbólica de la sirena, contemplada no tanto por la cultura popular sino por autores singulares, cierra este recorrido histórico cross-cultural sobre el arquetipo de la mujer fatal y su simbolismo, desde la perspectiva de letales destructoras del hombre y del amor marital, el único amor hacedor de familia y de sociedad. *** Referencias Bibliográficas BÁEZ-JORGE, Félix (1992): Las voces del agua. El simbolismo de las sirenas y las mitologías americanas. Veracruz: Biblioteca Universidad Veracruzana. CASADO, Jesús (1999): “Lorca: Homosexual y Poeta” [en línea]: [Sevilla]: Hombres Por La Igualdad. Excmo. Ayuntamiento De Jerez Delegacion De Salud Y Genero. < http://www.hombresigualdad.com/ponencias.htm > [Consulta: 28 abr.2007]. ECHEVARRÍA ROMÁN, Jesús. A (2000): La petenera: son huasteco, México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes / Programa de Desarrollo Cultural de la Huasteca. GARCÍA DE CELIS, Eva M. (1998): “Figuras de mujer en la poesía hispánica fin de siglo” En Cuadernos Canela, nº 84. http://www.canela.org.es/cuadernoscanela/ GÓMEZ-ULLATE GARCÍA DE LEÓN (2008): “La mujer fatal. Un arquetipo antropológico universal” en Memoria del 4º Encuentro Nacional sobre Empoderamiento Femenino. Universidad Autínoma del Estado de Hidalgo. Pachuca de Soto, México. - (2007) “Antropología e historia de la petenera” en Actas del III Foro Internacional de Música Tradicional y Procesos de Globalización”. Instituto Nacional de Antropología e Historia. Coordinaciòn Nacional de Difusión. Dirección de Divulgación. Fonoteca del INAH. (En Imprenta)

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HURTADO TORRES, Antonio y David. (2007) “Estudio Estilístico de los cantes de Pastora”, Museo Virtual de la Niña de los Peines. [En Línea]: http://caf.cica.es/ninadelospeines/newBase.html [Consulta: 28 abr.2007] LAO, Meri, (1995[1985]): Las Sirenas. México, Ediciones Era. MORALES DAMIÄN, Alberto (2006): Historia del Arte II. Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo. SÁNCHEZ GARCÍA, Rosa Virginia (2002): “Los sones y sus coplas: el son huasteco” en Regiones de México, Año 1, Nº 2. México D.F., CONACULTA.

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