EL ACONDICIONAMIENTO DEL ESPACIO. LAS ESTRUCTURAS DE COMBUSTIÓN DE LA PEÑA DE ESTEBANVELA (SEGOVIA) / THE FIREPLACES OF LA PEÑA DE ESTEBANVELA (SEGOVIA)

July 29, 2017 | Autor: F. Muñoz Ibáñez | Categoría: Upper Paleolithic, Magdalenian, Paleolithic Archaeology, Fireplaces
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EL ACONDICIONAMIENTO DEL ESPACIO. LAS ESTRUCTURAS DE COMBUSTIÓN DE LA PEÑA DE ESTEBANVELA (SEGOVIA) Francisco Javier Muñoz Ibáñez Dpto. de Prehistoria y Arqueología. Facultad de Geografía e Historia. Universidad Nacional de Educación a Distancia. C/ Senda del Rey, 7. E-28040 Madrid. [email protected] 225

RESUMEN

ABSTRACT

En el nivel II del yacimiento de La Peña de Estebanvela (Segovia), atribuido al Magdaleniense Final, han aparecido varias estructuras de combustión. Son tres hogares en cubeta, de morfología ovalada y delimitados por bloques. Sus dimensiones son de las más grandes que se conocen en el Paleolítico peninsular. En su interior se han encontrado un gran número de bloques, pero apenas hay materiales líticos ni óseos. Estas características, entre otras, nos llevan a pensar que estos hogares podrían haber sido utilizados como calentadores o acumuladores de calor. Palabras Clave: Magdaleniense Final. Estructura de combustión. Meseta Norte española.

In the level II of the site of La Peña de Estebanvela (Segovia), attributed to the Final Magdalenian, several fireplaces have appeared. They are three fireplaces in basin, of morphology oval and delimited by blocks. Your dimensions are of bigger than know in the peninsular Palaeolithic. In your interior they have found a great number of blocks, but scarcely there are materials lithics not osseous. These characteristics, between others, lead us to thinking that these fireplaces might have be used they were acting as heaters or heat accumulators. Key Words: Late Magdalenian. Fireplaces. Spanish Northern Meseta.

1. INTRODUCCIÓN En la mayoría de los yacimientos paleolíticos las únicas estructuras de habitación que se conservan, parcial o totalmente, son los hogares. Los restos relacionados con el uso, control y gestión del fuego aportan una valiosa información sobre la organización social y económica de los grupos de cazadoresrecolectores: sistemas de producción, actividades asociadas, estructuración del espacio en áreas especializadas, ... Por lo tanto, juegan un papel importante en los asentamientos. Aunque la diversidad de los vestigios asociados a los hogares sugiere una cierta polivalencia, las diferencias constatadas en el modo de funcionamiento permiten suponer una relativa especialización y, en algunos casos, ha sido posible identificar su funcionalidad como lugar de preparación culinaria, de consumo de alimentos, de actividades necesitadas de una fuente de calor o de luz, de reunión o de defensa. Los hogares presentan un aspecto diferente entre sí, lo que ha llevado a clasificarlos dentro de unos tipos determinados. Esta clasificación se basa fundamentalmente en su aspecto externo al ser excavados. El estudio de la morfología y función de las estructuras de combustión es uno de los elementos esenciales en la reconstrucción de los hábitats paleolíticos. Como centro de las actividades domésticas, habitualmente constituyen un polo de atracción de restos materiales. Es sobre todo en este aspecto, el análisis de las zonas de actividad circundantes al hogar, donde se ha hecho más hincapié, en un intento de asociar determinadas tipologías de hogares con funciones especí-

ficas a partir de las evidencias líticas y óseas asociados con ellos, (Leroi-Gourhan, 1973 y 1988). Esta información, junto con otros elementos, ha servido en muchos casos para argumentar el grado de temporalidad de las ocupaciones. No obstante, en las últimas décadas se han desarrollado metodologías encaminadas a establecer las diferentes fases de producción, mantenimiento, reavivado y abandono de las estructuras de combustión, incluyendo las posibles alteraciones post-sedimentarias. Los estudios de la micromorfología de los sedimentos, de las alteraciones de las rocas afectadas por el calentamiento y la ignición, de los combustibles empleados y de los restos orgánicos están en la base de estas experiencias, que generalmente se complementan con protocolos experimentales, (Julien 1984; Olive, 1988 y 1997; Valentin y Bodu, 1991; Wattez, 1992; Soler, 2003; Roussel, 2005). Una de las características comunes a los trabajos sobre este tipo de evidencias, es la gran diversidad de nomenclaturas, tipos y definiciones que encontramos. Así, aunque las denominaciones de hogar o estructura de combustión son las más comunes, aparecen otras como área de combustión, campo de combustión, concentraciones carbonosas, restos de combustión no estructurados, etc. El contenido de estas denominaciones, en líneas generales, no ha sufrido modificaciones importantes desde el “Séminaire sur les structures d’habitat: Témoins de combustión” organizado por A. Leroi-Gourhan

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en 1973, quien define las estructuras de combustión como “cualquier conjunto de restos que comportan elementos que han sufrido la acción del fuego”. Asimismo, se establecen diferencias entre las estructuras de combustión estructurales y desestructuradas. Wünsch en 1991 introduce explícitamente el matiz de la intencionalidad antrópica de estas evidencias para llevar a cabo actividades de subsistencia o técnicas. Sin embargo, deja de lado otras utilidades muy importantes que tiene el uso del fuego como fuente de luz y calor. Una de las

últimas propuestas metodológicas corresponde a Soler (2003), quien define el área de combustión como “no sólo el espacio físico concreto en el que se desarrolla la combustión, sino también aquél en el que se documentan restos asociados a la misma”. En definitiva, las distintas definiciones hacen referencia a como enfrentarse al estudio de un espacio más o menos delimitado donde se ha hecho fuego y que constituye una de las evidencias más tangibles de ocupación humana en un momento y un lugar concretos.

2. LAS ESTRUCTURAS DE COMBUSTIÓN

Figura 1. Vista general del yacimiento con la señalización de la zona donde han aparecido las estructuras de combustión. Como se puede observar parte del suelo de habitación colindante a los hogares ha sido desmantelado por los procesos erosivos debido al retroceso de la visera del abrigo y el resto permanece cubierto por un gran bloque que se apoya en el nivel I. Foto S. Ripoll.

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Ver estudio geoarqueológico en esta monografía.

Hasta el momento, los trabajos de excavación en La Peña de Estebanvela han puesto al descubierto tres estructuras de combustión, claramente delimitadas, pertenecientes al nivel II (Magdaleniense Final). Al tratarse de estructuras bien individualizadas, la identificación de los bloques pétreos que formaban parte de los hogares no planteó muchos problemas, al contrario de las estructuras de combustión parcial o totalmente desmanteladas, donde los criterios de identificación de estas rocas pueden ser más subjetivos: elementos con coloración roja o negra, con fracturas, con fisuras, etc. El magnífico estado de conservación de estos hogares, prácticamente intactos salvo algunas piedras que se han desplazado ligeramente de su ubicación original, permite suponer que los procesos postdeposicionales que afectan al nivel II son apenas imperceptibles en esta parte del abrigo. También hay que tener presente que una parte importante del suelo de habitación de estos hogares, la más oriental (cuadrículas A-12 a B-12, A-13 a B-13, A-14 y B-14) ha sido desmantelado por los procesos erosivos, consecuencia del retroceso de la visera del abrigo, (Figura 1). Mientras que la zona oriental coincide con el final de la superficie actual de excavación, estando todos los niveles cubiertos por grandes bloques desprendidos de la visera del abrigo (Figura 1). Por lo tanto, contamos con una información muy escasa de la zona inmediatamente próxima a los hogares. Asimismo, en el nivel VI se identificó una mancha carbonosa situada en el denominado “sondeo”1 (cuadrículas C7 y D7), que se corresponde con restos de combustión no estructura-

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Figura 2. Proceso de excavación de EC1. Fotos S. Ripoll.

dos. Debido a la poca superficie excavada y a la espera de poder delimitarla en extensión, el estudio de la misma se plasmará en futuras publicaciones. El primer hogar (EC1) apareció al final de la campaña del año 2001. Se trataba de una serie de bloques dispuestos de forma ovalada, que se introducían ligeramente bajo una roca que limita con la zona más oriental de la superficie de excavación actual. La posible existencia de una estructura de combustión se confirmó durante los trabajos de campo de ese año, (Figura

2). En un primer momento creímos que se trataba de un hogar de doble cubeta, (Muñoz et al., 2001). En la actualidad, una vez que se ha excavado completamente esta estructura, pensamos que es un único hogar en cubeta de fondo plano, de morfología ovalada, delimitado por bloques, algunos de los cuales están ligeramente desplazados de su posición original, sin ningún tipo de pavimentación o cobertura, (Figura 3). Sus dimensiones máximas, tal como aparecía en superficie antes de su excavación, son de 109,4 cm de longitud por 84,4 cm de

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Figura 3. Final del proceso de excavación del EC1. Foto S. Ripoll.

anchura (Figura 4). Las medidas que alcanza esta estructura de combustión y la siguiente, las convierten en unas las mayores que se conocen en el Paleolítico peninsular. El hogar está delimitado por bloques de conglomerado, desprendidos de la visera original del abrigo, y que presumiblemente se aprovecharon para este fin. Hay un total de 30 elementos de este material, algunos de los cuales se sitúan en el interior, pero siempre cerca

del perímetro, por lo que apenas han sufrido desplazamientos de su posición original (Figura 4). En superficie aparecieron un gran número de cantos de cuarcita (31), probablemente procedentes también del conglomerado de la visera y en menor medida del cauce del cercano río Aguisejo. Además, se documentaron dos placas de esquisto sin ninguna decoración. El hogar estaba colmatado de cenizas y la potencia de este relleno

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Figura 4. Planta de inicio de excavación de EC1.

oscilaba entre 10 y 15 cm. Tanto en el interior de la cubeta como en la superficie que rodeaba la misma se documentaron 18 bloques más de cuarcita y 7 de conglomerado. En la campaña del 2003, tras terminar de excavar los retazos de cenizas que quedaban de EC1, a tan solo 5 cms de profundidad, apareció una mancha carbonosa de grandes dimensiones pegada al perfil oeste y en el lado contrario (perfil este)

otra de pequeñas dimensiones. La primera resultó ser otra gran estructura de combustión (EC2), que se terminó de excavar en la campaña del 2004, (Figura 5). Tenía una morfología ovalada y mayor que la anterior, de 126 cm de longitud por 87 cm de anchura. Se trata también de un hogar en cubeta, pero de paredes más abruptas, ya que la base forma un óvalo de tan sólo 10 cm de diámetro máximo. Por lo tanto, aunque tiene

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Figura 5. Proceso de excavación de EC2 durante la campaña de 2003. Fotos S. Ripoll.

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Figura 6. Planta de inicio de excavación de EC2.

un fondo plano, su morfología general tiende a ser cónica. La cubeta, colmatada de cenizas y carbones, presentaba una profundidad de entre 15 y 25 cm. En superficie aparecieron un gran número de cantos tanto en el interior como en el perímetro, aunque en este caso no se puede apreciar una delimitación tan clara del área de combustión como EC1 (Figura 6). En este caso, es probable que las alteraciones postsedimentarias hayan afectado de forma más intensa a la zona superior del hogar. En la parte sur, justo en el

límite de la mancha de carbones, había un bloque de conglomerado totalmente plano, de 36 cm de longitud y 25 cm de anchura. Aunque no forma parte de la estructura de combustión, no presenta ningún tipo de fisuras o fracturas térmicas ni restos de cenizas o carbones, pudo ser utilizado para alguna actividad asociada al hogar (Figura 6). No sólo la superficie, sino también la cubeta estaba rellena de cantos. Éstos eran fundamentalmente de cuarcita (218) y en menor medida conglomerados (68), esquistos (24), cuarzos (7) y calizas (5). Muchos

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Figura 7. Secuencia de realización de los moldes de los hogares. Fotos S. Ripoll.

de ellos, tanto en el interior como en la superficie, estaban fracturados “in situ” por la temperatura que alcanzó el hogar, por lo que los remontajes no presentaban ningún problema. Ante la importancia de estas dos estructuras de combustión y su buen estado de conservación, optamos por preservarlas mediante la realización de un molde. Una vez que todos los bloques que circunscribían la parte superficial de los hogares estuvieron perfectamente descubiertos y delimitados, y en el

caso de EC1 se llegó a la base de la cubeta, empezamos a aplicar sobre la superficie sucesivas capas de látex (Figura 7). Entre cada una de ellas se intercaló una capa de gasa que se adhería con el propio látex. Se dieron un total de ocho, dejando un tiempo de secado entre una y otra para conseguir un cierto espesor y evitar así que el molde se desgarrara en el momento de levantarlo (Figura 7). Después de aplicar el látex, toda la superficie fue recubierta con papel de plata para facili-

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Figura 8. Proceso de exacción de EC3, donde se observa su posición con especto a EC2.

tar su extracción de la carcasa con la que se recubriría todo el molde para impedir que se deformara en el momento de su levantamiento. Esta carcasa o armazón fue realizada con espuma expandida, hasta conseguir un espesor de unos 40 cm, (Figura 7). Posteriormente, de estos moldes en negativo, se obtuvieron dos positivos en resina de poliéster a los que se dio la misma coloración que los originales a partir de la documentación fotográfica.

En la campaña del 2004, mientras terminábamos de excavar EC2, empezamos a individualizar la mancha carbonosa que habíamos localizado el año anterior. Ésta se fue extendiendo en superficie hasta configurar otra estructura de combustión (EC3), de dimensiones más reducidas que las anteriores (Figura 8). No la pudimos excavar en su totalidad ya que el extremo sureste se introducía en el perfil. Se trata de un hogar en cubeta de fondo más o menos plano y colmatado de cenizas, con una

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Figura 9. Proceso de excavación de EC3, donde se observan los bloques del interior de la cubeta.

longitud máxima de 75 cm, una anchura, excavada hasta ahora, de 55 cm y una profundidad de 15 cm, (Figura 9). Posiblemente, esta estructura de combustión tenga una morfología más circular que ovalada. Aunque hasta que no se retiren los sedimentos que cubren parte del hogar no se podrá

saber con certeza. Al igual que en las anteriores, hay un gran número de cantos en el interior, pero que no parecen delimitar esta estructura, (Figura 10). En total, se contabilizaron 38 bloques de cuarcita, 14 de conglomerado, 5 de caliza y 3 de cuarzo.

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Figura 10. Planta de inicio de excavación de EC3.

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3. INTERPRETACIÓN DE LAS ESTRUCTURAS DE COMBUSTIÓN Como hemos comentado anteriormente, las estructuras de combustión se caracterizan por ser un centro de atracción de vestigios que delimitan zonas de intensa actividad antrópica. Podríamos citar innumerables ejemplos en todo el Paleolítico Superior europeo. Así, en la Cueva de Ambrosio (Vélez Blanco, Almería) en un nivel correspondiente al Solutrense Superior Evolucionado aparecieron dos estructuras de combustión contiguas, circulares y delimitadas por piedras. La de mayor tamaño, de 79 cm de diámetro, se ha relacionado con actividades de talla, mientras que la mas pequeña, de 58 cm de diámetro, tuvo una función culinaria, (Ripoll López, et al, 1997). Más próximo desde el punto de vista cronológico se sitúa el hogar de doble cubeta y planta ovalada con tendencia circular del yacimiento de Can Garriga (Bigues, Barcelona). Esta estructura, perteneciente al Magdaleniense Final, estaba colmatada por cenizas y en su interior se encontraron algunos restos líticos, (Lorencio José y Rovira Port, 1982). En Francia, el yacimiento magdaleniense de Pincevent (Seine et Marne) fue uno de los primeros en contar con estudios de este tipo. Aquí, se constata la coexistencia de hogares “domésticos” y hogares “satélites” cuyas formas y contextos difieren sensiblemente, (Leroi-Gourhan y Brézillon, 1972 y 1983). Por último, en la cercana estación, también magdaleniense, de MarollesSur-Seine (Seine et Marne) se documentan hogares con grandes acumulaciones de piedras, que pueden alcanzar hasta los 77 Kg, junto con otros más pequeños situados en la periferia de la zona de actividad. Estas estructuras de combustión se han interpretado como elementos polivalentes, que testimonian múltiples actividades asociadas con el procesado y cocinado de más de 400 caballos y con actividades técnicas relacionadas con la talla, (Julien y Rieu, 1999). A diferencia de las estructuras de combustión mencionadas anteriormente, en el interior de los hogares de la Peña de Estebanvela no se ha encontrado, prácticamente, ningún vestigio de actividad humana. En la primera estructura de combustión sólo han aparecido en la superficie inmediatamente próxima al hogar, pero no en su interior, 7 restos óseos no identificables y 49 piezas líticas de las que sólo 3 (2 hojitas de dorso y un raspador en abanico) estaban retocadas. Hay que destacar que tan sólo cuatro restos de talla tenían alteraciones térmicas. En la segunda estructura de combustión, se recuperaron del

interior de la cubeta 12 restos de talla, un raspador sobre extremo de hoja y una hojita de dorso. En el hogar más pequeño han aparecido 25 restos de talla y una hojita de dorso, no encontrándose ningún fragmento óseo. En la superficie circundante a estos dos hogares y que se correspondería con el suelo de habitación conservado y, por lo tanto, asociado a estas estructuras, además de 15 fragmentos óseos de pequeños tamaño, se documentaron un total de 565 restos de talla, de las que sólo 92 piezas tenían alteraciones térmicas. El utillaje encontrado en esta zona asciende a 28 útiles, destacando las hojitas de dorso y los raspadores3. Estas cifras están muy por debajo de la riqueza de hallazgos de este nivel. Por lo tanto, no podemos considerar que su uso esté relacionado con actividades domésticas cotidianas, como por ejemplo culinarias o de transformación y procesado de materias primas, debido a la casi total ausencia de cualquier tipo de vestigio en el interior de los hogares. La asociación de un gran número de cantos o bloques a restos de combustión se documenta fundamentalmente en el Paleolítico Superior (Bombail, 1989). Es posible que los cantos de estas tres estructuras recibieran el calor del fuego durante toda la combustión, quizás en más de una ocasión e incluso pudieron ser removidas dentro del hogar. Creemos que las rocas se calentaron en el interior de los hogares de forma sistemática y reiterativa con una finalidad concreta. Por lo tanto, las hipótesis mas plausibles sobre la presencia de estos cantos deben estar relacionadas con el aprovechamiento del calor acumulado en los mismos. Así, podrían haber servido para calentar agua destinada a tareas culinarias y/o, en menor medida, subsistenciales. En este caso, los conglomerados sólo hubieran servido para delimitar el hogar, ya que estos materiales en contacto con el agua pierden por disolución su matriz más fina. Los conglomerados que aparecen en el interior de la cubeta habrían sido aportados al conjunto por caídas gravitacionales de la visera del abrigo También es posible que su posición en la parte inferior de la cubeta se deba a la acción humana, al remover o extraer los cantos, o por alteraciones postdeposicionales. Así, sólo se habrían utilizado cuarcitas y cuarzos. Este patrón de uso conllevaría la existencia de una cantidad significativa de cantos o

3 Al final de la campaña del 2004 en la zona más cercana al perfil este y junto a EC2 apareció una superficie carbonatada, cuya potencia supera los 10 cm, que podría corresponderse con la cementación de las cenizas procedentes del vaciado parcial de este hogar. En este sedimento compacto se documentaron varios núcleos de sílex poco explotados y dos lascas con levantamientos térmicos que remontaban entre sí.

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pequeños bloques en las inmediaciones del hogar. Sin embargo, como hemos comentado más arriba, una parte de esta zona del yacimiento no se ha conservado y el resto todavía no se ha excavado. Otra opción sería su uso para cocinar alimentos sobre estos cantos. Esta hipótesis sería más factible para la estructura de combustión más pequeña, ya que las dimensiones de EC1 y EC2 las hacen excesivamente grandes. Sin embargo, en ninguno de los hogares se han encontrado restos óseos cuantitativamente significativos como para asociarlos con actividades culinarias. Otra posible interpretación sería que estos cantos, muchos de los cuales presentan fracturas térmicas, actuaran como calentadores o acumuladores de calor, bien en el mismo hogar despidiendo calor durante varias horas una vez apagado el fuego, o bien siendo transportados parcial o totalmente a otra zona

del yacimiento. Esta última alternativa sólo podrá comprobarse cuando la dimensión de la superficie excavada sea suficientemente amplia como para hacer una interpretación microespacial de este nivel. Por lo tanto, posiblemente nos encontramos ante un espacio cuya función más plausible sería la de reunión o pernocta, bien por una parte o bien por la totalidad del grupo. No obstante, estas conclusiones preliminares deben ser corroboradas por análisis más exhaustivos que actualmente están en curso de realización. Por último, habrá que esperar a futuras campañas de excavación que permitan obtener más información sobre la distribución espacial de restos alrededor del hogar y que en la actualidad está cubierta por los niveles I y II4.

4 Durante la edición de este volumen, en el verano del 2006, tuvo lugar una nueva campaña de excavación en el yacimiento, que ha proporcionado nuevos datos sobre las estructuras de combustión. En cuanto a su posición estratigráfica, EC1 se sitúa en la base de nivel II, aunque la cubeta está en parte excavada en el techo del nivel III. El segundo hogar (EC2) no pertenece, como creíamos a un principio, al nivel II sino al nivel III. Asimismo, la mancha carbonatada asociada a esta estructura de combustión se amplia en extensión y profundidad, ocupando todo el ángulo NE de la superficie. Además, han aparecido más núcleos de sílex poco explotados y algunas lascas que remontan con ello.

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