EDUCACION Y GESTION SOCIAL

July 8, 2017 | Autor: C. a la Gestión S... | Categoría: Educacion
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Descripción

EDUCACIÓN Y GESTIÓN SOCIAL 1 Mauricio Alberto Torres Delgado2 Elija cooperativo –Elija equidad Al escuchar el lema del día del cooperativismo propuesto por la ACI3 Américas, no se puede dejar de dibujar en el imaginario, la posibilidad de un mundo feliz al mejor estilo de Aldous Houxley, pareciera que la libertad con la que soñó Martín Luther King, por fin llegó. Sueño que un día esta nación se levantará y vivirá el verdadero significado de su credo: "Afirmamos que estas verdades son evidentes: que todos los hombres son creados iguales"… "De cada costado de la montaña, que repique la libertad". Decía Luther King en su discurso en New York en 1963. La equidad supone justicia, la justicia supone amor, el amor supone respeto, el respeto supone reconocimiento, piedad, caridad… ¡Libertad! y al abrir los ojos una pregunta de fuera alcanza los oídos: ¿solidarios o solitarios? Fundiéndose en la carcajada burlesca de quien solo ve los toros desde la barrera. Pareciera que la asociatividad genera soledad. ¿Una verdad? Y el recuerdo grato de la organización se pierde en la desazón y la amargura de la apatía de la base social… cuanto esfuerzo gastado, cuanta ilusión trillada en la espera del día que los asociados respondan con los valores que con orgullo se enarbolan: Solidaridad, Ayuda Mutua, Cooperación. Sin embargo el ser solidario no desfallece, se levanta, se repone, encuentra en cualquier excusa la posibilidad de un nuevo comenzar, es ahí cuando la solidaridad cobra sentido, en el sueño compartido de las múltiples soledades que esperan en el encuentro mutuo, no dejar que el hilo del sueño se pierda como la cometa que se lleva el viento, por el contrario, lo que se busca es que la cometa vuele alto, que ondee en el cielo como una insignia, como un escudo protector contra la indolencia y la prepotencia de quienes solo creen en la cotidianidad del llanto del hambriento. Es en ese llanto donde la solidaridad se crece, no solo para calmar el hambre, sino para propiciar en la unión, en la cooperación, el estímulo necesario para que el individuo desolado recobre su ser, su esencia, la ternura infantil que propicia risas en medio del dolor, donde la palabra gastada recupera su significado y su sentido, y nuevamente el credo, de la unidad hace la fuerza. La organización se une y se fortalece en la acción colectiva, en la gestión social, que se fija como meta superar su necesidad. Pero mantener ese espíritu requiere de acciones concretas que permitan a la llamada base social, reflexionar sus prácticas, aprehender de los errores, superar obstáculos en un crecimiento paulatino que renueve día a día el compromiso solidario, que consolide lo que podría y debería ser una CULTURA DE LA SOLIDARIDAD. Se aprende o tal vez se comprende, que el activismo por sí solo no es suficiente para mantener la cohesión social. El maestro Orlando Fals Borda hablaba del pegante social, ese que se genera en la comunión, en la camaradería, en la cooperación, en el caminar a pie juntos y construir con derrotas y 1

Ponencia presentada el 10 de julio-2015 en la Universidad Cooperativa de Colombia, para la celebración del día del cooperativismo. Cali – Valle del Cauca – Colombia. 2 Médico Veterinario y Zootecnista. Experto en Economía Solidaria. Gerente de la Corporación de Estudios Administrativos, Políticos y solidarios – CRESER ETDH. – Empresa del Grupo corporativo CREEMOS. 3 Asociación Cooperativa internacional, fundada en 1895

fracasos la fraternidad del que se reconoce en el cansancio y la lucha social; esa misma que ha generado múltiples conquistas. Hoy después de 15 años de foro social mundial, se habla de otra economía es posible, y esa otra economía se construye en el barrio, en la vereda, en la organización social, en la cooperativa, en las expresiones solidarias del trabajo colaborativo, hoy sin saberlo la lucha social ha alcanzado una conquista, globalizar la economía solidaria. Una conquista que supone un primer reto, la formación, la educación permanente, séptimo principio de la economía solidaria y quinto principio del cooperativismo. No se trata de creer que el reconocimiento parte de la diferencia, se trata de cobijar con la diferencia a la población mayoritaria que sufre el flagelo de una economía absurda, que solo encuentra en el menosprecio del necesitado su razón de ser, Hay una gran guerra de clases, dice Warren Buffet4, pero es mi clase, la de los ricos, la que está haciendo la guerra, y la estamos ganando. Tras 200 años de formación capitalista tradicional, se debe educar para la solidaridad, es necesario reformar la cultura tradicional depredadora con la que se educa e instruye, y volcarla a una educación para la vida, aquella en la que cabe todo el mundo, la misma que evoca la justicia social, sí esa, con la que desde distintas orillas y vertientes se sueña, pero que aún no se sabe cómo transmitir, cómo enseñar. Cambiar una cultura fundada en el poder y la riqueza, es un ejercicio lento, que requiere de seres convencidos a tal punto, que con el ejemplo son capaces de enseñar. ¿Cómo formar en cultura solidaria si se piensa solamente en el bienestar particular?, sí, se quiere lo mejor para la organización, para la base social que se representa o dirige, pero se actúa de una manera egoísta, insolidaria, se desconocen los esfuerzos de los otros, se irrespeta al otro en una negociación simple, se subvalora, se desvalora su saber, su conocimiento, y se vuelve, quizá sin darse cuenta, a la ley del capital, sacar el máximo provecho de la necesidad del otro. En una cooperativa y en cualquier organización social y solidaria el principio rector que debería mover los diferentes tipos de relación, es el principio de la dignidad, lo enarbola el primer principio de la economía solidaria: El ser humano, su trabajo y mecanismos de cooperación tienen primacía sobre los medios de producción. Si se reconoce que la economía solidaria tiene una base fundamental y conceptual en el humanismo, si se está de acuerdo con la premisa de Maxneff de que la economía es para el hombre y no el hombre para la economía, es necesario entonces que la economía solidaria, en sus conceptos, principios y valores, también se aplique hacia afuera, en las relaciones sociales, comerciales, y particulares. Hay que llevar la cultura de la solidaridad en cada una de las acciones que emprenda el ser que se dice solidario, el dirigente, el funcionario, el asociado. No se puede concebir un individuo que defiende, que práctica, que vive de la economía solidaria, cohonestando con la corrupción, en prácticas comerciales ventajosas, en acciones que subvierten los valores éticos y morales. Formar en cultura solidaria, implica forjar relaciones armoniosas, fraternas, lo que no significa informales, pues en la práctica empresarial se requiere la formalidad y la ética del trabajo. El objetivo social de una organización solidaria o social, no debe ni puede apartarse de los fines de la economía solidaria y el primer fin es: promover el desarrollo integral del ser humano. El alcance de los fines de la economía solidaria, inician en la organización, pero no son exclusivos de la organización, la misma ley indica hasta donde debería llegar la aplicación de esa otra economía que se dice, se construye desde la organización, segundo fin de la economía solidaria: Generar prácticas que consoliden una corriente

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Tercer hombre más rico del mundo según la revista Forbes

vivencial de pensamiento solidario, crítico, creativo y emprendedor como medio para alcanzar el desarrollo y la paz de los pueblos. El objeto social de una organización social con prácticas solidarias de desarrollo, o de una organización solidaria con fundamentos sociales de gestión para su desarrollo, tienen una implicación de largo alcance y es promover la cultura solidaria en la población. Nuevamente, la formación empieza en el ejemplo, y se continúa y fortalece en la educación. Es imperiosamente necesario, no solo porque la ley obligue, o porque los principios lo infundan, sino porque es el deber ético de cualquier organización educar para la transformación social, lo que implica necesariamente un cambio de cultura, la emancipación encuentra su base en la educación. No hay excusas, no es válida la baja participación, no es válida la falta de recursos, es válida la forma ingeniosa y creativa de educar. Debe ser un propósito de cada organización social y solidaria, alcanzar la autonomía que se exige desde el cuarto principio del cooperativismo y octavo de la economía solidaria. La autonomía se construye en la educación y se refleja en la práctica. No es dable una organización social y solidaria, que funda su accionar en la dependencia limosnera, en la heteronomía, en el juego politiquero en que muchos supuestos dirigentes quieren envolver a la organización. La cultura de la solidaridad debe llevarnos a prácticas democráticas reales. He aquí el segundo reto, La democracia. El tercer fin de la economía solidaria: Contribuir al ejercicio y perfeccionamiento de la democracia participativa. La educación debe promover la participación democrática, como ejercicio de la organización; cómo entender un ejercicio democrático de una organización social y solidaria, cuando ni siquiera se piensa en el relevo generacional, cuando se observan prácticas antidemocráticas como la reelección indefinida de sus dirigentes, o cuando se permite que la organización, fundada en la asociatividad y que por lo mismo obliga participación, se enajene a la voluntad de un individuo o un grupo de personas. La participación no es el sueño utópico de quien no cree en la voluntad del pueblo, la participación se construye desde abajo, para que el poder popular se exprese en dinámicas organizativas que propendan por el desarrollo integral. Son los dirigentes de la organización social y solidaria, los responsables de propiciar la dependencia del asociado; cuando no lo involucra en los problemas, sino que solamente quiere brindarle soluciones como si se tratara de mecenas o caudillos, como si en el prurito de la ignorancia se fundamentara la capacidad intelectual del ser humano; y se cercena la participación. Se replican los esquemas del sistema en prácticas politiqueras de participación, se concentra el poder, se trata de mantener a toda costa, con privilegios y sin ellos. El dirigente social y solidario, que en numerosos casos se formó en la práctica y que en el ejercicio colectivo logró llevar la organización a niveles de desarrollo y reconocimiento, debe sacarse de la cabeza que es el único capaz, que los demás no saben, que no hay con quién, que los otros no quieren… en fin, debe abrir su mente a la acción participativa que promueve la democracia, y para ello es necesario que se eduque al asociado, educarlo políticamente. Si el dirigente social y solidario reconoce que la organización no es de su propiedad, que no es el único dueño, no solo debe estar preparado para el cambio, sino que debe propiciarlo, debe tener la capacidad de fijarle límites a su accionar directivo, para darle paso a otros, quizá no estén de acuerdo en los métodos, pero seguramente si en el propósito. Se debe preparar el relevo generacional, decir que los asociados le pertenecen, es un despropósito democrático y solidario, no puede un dirigente social y solidario comprometer los intereses de la base

social, por el solo hecho de ser dirigente, por el hecho de haber ganado la confianza para hacer lo correcto y lo debido en torno a los interese comunes. Esto también es cultura solidaria, respetar las opiniones de los demás, reconocer la autonomía en la individualidad y en lo colectivo, propiciar la reflexión para llegar a acuerdos comunes y participar con conocimiento de causa en las decisiones que afectan la organización. Ejercicio que conlleva la formación en cultura solidaria, formación que se propicia en la práctica pero que se debe complementar en la educación política para hacer ciudadanos activos, capaces de pensar en los beneficios de ciudad5, al mejor estilo de la polis griega. Hoy también el ciudadano debe ejercer su derecho a ser ciudadano y es en la práctica de la cultura solidaria, donde se encuentra la clave de la participación ciudadana, es en la organización social y solidaria que se aprende, y se replica hacia afuera. El relevo generacional asegura la vida de la organización, a la vez que propicia asociados comprometidos, y forma ciudadanos con sentido de ciudad, y hoy, en este país se requiere de muchos ciudadanos con sentido de ciudad, se requiere de seres humanos reconocidos en el espacio común que son las ciudades, donde forjamos sueños, donde los concretamos, donde vivenciamos los esfuerzos y las dificultades por alcanzarlos, es la ciudad el espacio común donde nos movemos con alegría, donde a pesar del conflicto aún creemos que es posible. ¿Por qué hoy?, porque se está escribiendo una parte de la historia que influye en el desarrollo armónico y social, hoy hay un sentir colectivo, un sentir de ciudad, un sentir de país, y es acabar el conflicto armado, hay cansancio de los fúsiles, y hoy se quieren callar; los fúsiles que acabaron con la vida de miles de dirigentes sociales y solidarios, los fúsiles que cegaron la vida de monseñor Cancino y tantos otros seres humanos en desacuerdo con la guerra. Es cierto que silenciar los fúsiles por sí solo no trae la paz, ni el fin del conflicto que se funda en la profunda crisis social que ha generado el sistema, y no es que se esté en contra del sistema, es que el sistema está en contra de la gran mayoría de la población y por lo mismo, corresponde a esa inmensa mayoría debatir en forma colectiva, reflexiva, propositiva, cómo superar la crisis y generar unas condiciones dignas, donde todos tengan cabida, parecido al sistema social solidario, que inicio con el cooperativismo y hoy alcanza su desarrollo en las múltiples formas organizativas, asociativas y solidarias. El gobierno le propuso al sistema social solidario, acompañarlo en la construcción del posconflicto, ¿qué está pensando, que está construyendo, que se está proponiendo desde el sistema social solidario para atender el llamado del gobierno? No por el llamado, sino por la oportunidad valiosa que se tiene de permear, de alguna manera, la construcción social en medio de un conflicto social. Globalizar la economía solidaria, y participar desde la práctica, desde lo que se cree y se defiende, desde ese accionar diario por el cual se transita, acompañándolo de reflexión, discusión teórica y construcción de una nueva ciudadanía. Es una oportunidad de consolidar o intentar promover una cultura de la solidaridad en el conjunto de la población. Es en la aplicación del séptimo principio del cooperativismo y décimo de la economía solidaria, de propiciar la integración de las múltiples formas asociativas y solidarias de propiedad, para promover una sociedad fundada, como dice la constitución, en el principio de la solidaridad.

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Debemos entender ciudad, como el territorio que comprende lo urbano y lo rural.

Es posible que cooperativas, mutuales, fundaciones, corporaciones, asociaciones, fondos de empleados, se unan en torno a la gestión social por una nueva ciudadanía, cada uno desde su quehacer, sus experticias, contribuyendo unos y otros en una amalgama social de construcción solidaria. Hoy es necesario reconocer la fuerza de la organización social solidaria, y hacerla visible en un país que requiere refundar la esperanza, y reconstruir los sueños, hoy más que nunca se necesita fortalecer la cadena de afectos. Las cooperativas como empresas que lideran la propiedad asociativa y solidaria de los medios de producción, tienen el deber social de contribuir a la gestión, dinamizando las diferentes formas de finanzas solidarias, en unión con organizaciones sociales. Es un imperativo social que demanda el ciclo evolutivo de la sociedad, articularse en redes de trabajo colaborativo, hay que desprenderse de los orgullos insulsos, que dividen y separan la acción colectiva de quienes más lo requieren, el 80% de la población pobre y desposeída del país. Es cierto que en ocasiones la ley coloca obstáculos que parecen insalvables, pero no se puede olvidar que la política depende de los hombres, y de las mujeres. Con tu puedo y con mi quiero, vamos juntos compañera, invitaba Benedetti. Vamos juntos para qué, pues para construir esa política que se requiere para hacer realidad la otra política que demanda, que instiga permanente la acción solidaria, de las organizaciones que dicen saber y practicar la economía solidaria. Esa que se ha querido vender como lejana, la que practica solamente el tercio6 de la población del país, hablando solamente de cooperativas, pero que en la práctica millones de colombianos, hombres, mujeres, niños, jóvenes, ancianos, la practican y se benefician de ella. Entonces aparece el tercer reto. Participar en la formulación de la política pública. La construcción del poder popular, se construye en la participación, no hay otra manera; y participar se aprende participando, es en la participación como se le encuentra el gusto a la acción asociativa, la participación va generando ese pegante social, las ganas de aprender, de formarse para llegar a ser dirigente, líder, promotor, en fin, la participación despierta el apetito y las ganas de sentirse ciudadano, y en las organizaciones de sentirse asociado. La norma que rige a las cooperativas, la ley 79 de 1988, tiene 27 años, tiempo en el cual han acaecido múltiples situaciones que la hacen obsoleta, es cierto, aún siguen vivos y tienen validez muchos artículos, pero en su conjunto necesita una reforma, CONFECOOP7 empezó hace dos o tres años. La ley 454 de 1998, es más joven, pero igual se han propiciado cambios en la infraestructura económica del país, en la política interna y externa, que merece su revisión y acondicionamiento. Así mismo en estos 15 años de foro social mundial, se ha ganado en conceptualización, se han discutido y se siguen discutiendo proyectos de ley en todo el mundo para que se normalice la economía solidaria, en estos momentos se discute en Uruguay una legislación sobre el tema; Brasil construyo una política nacional de economía solidaria con la participación ciudadana, interesante ver el caso de Bolivia, Venezuela, Ecuador, México, en lo que respecta a la forma como desde la política se ha promovido el desarrollo de la economía solidaria.

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A diciembre del 2012 según CONFECOOP había 6 millones de asociados a cooperativas, si se multiplica por 3 integrantes por familia, suma 18 millones de personas beneficiándose del cooperativismo. ¿Cuántos más suman el resto de organizaciones? 7 Confederación de Cooperativas de Colombia. Organismo gremial del sector cooperativo en el país.

No se puede dejar que sean otros los que escriban la ley, son los asociados y dirigentes de las organizaciones, quienes deben sentarse a reflexionar sobre los alcances del sistema social solidario, y las estrategias para universalizarlo. Hoy se empieza a construir los lineamientos de política pública de la economía solidaria para el municipio de Cali, es un imperativo, el querer participar y contribuir en su construcción. Con los que están aquí es suficiente para empezar, son muchos más los que debemos convocar, pero es necesario empezar, quizás algún día, estén todos. Breth increpaba a quienes no participaban de la política, tildándolos de analfabetas y decía que el peor analfabeta, es el analfabeta político, pues la decisión de no participar, de desentenderse de la participación en política, propicia los peores males de la humanidad y cohonesta con los vicios de la politiquería. La no participación en las decisiones políticas, ha permitido que se definan leyes que afectan a las organizaciones sociales solidarias, leyes que desdibujan su naturaleza social8 y que las van haciendo parecer cada vez más, una empresa similar a cualquier empresa con ánimo de lucro. Se promueven normas internacionales que el país acoge en su afán por parecer un país emergente, y el deseo que lo llamen industrializado. Salirnos del subdesarrollo. Es desde la ley, como la organización se puede defender de los ataques furtivos y la lucha a muerte 9 que algunas personas, en forma silenciosa quieren librar contra las organizaciones del sistema social solidario. La invitación que queda es a construir conjuntamente, como solo las organizaciones sociales solidarias, saben hacerlo, nunca se ha sido inferior al reto, que en esta ocasión el reto no los amilane, el reto más grande es no ser inferiores al reto. En pleno siglo XVIII, en medio de la industrialización, con sus desmanes y abusos contra la sociedad, un puñado de hombres se atrevió a hacer los sueños realidad, muchos intentos, muchos fracasos, muchos volver a comenzar, hoy son más de mil millones de cooperativistas en el mundo. Que no se desfallezca entonces, en el empeño de forjar los sueños. Que sea la utopía, la que abra la puerta y en su compañía allanar el camino hacia la felicidad. Por qué negarse a soñar con la Acuarimantima de Barbajacob. Fulgía en mi ilusión Acuarimántima. Ciudad del bien, fastuosa, legendaria, ciudad de amor y esfuerzo y ufanía y de meditación y de plegaria; una ciudad azúlea, egregia, fuerte, una Jerusalén de poesía.

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Basta con citar la ley de libranzas, la obligación de acoger las Normas internacionales de información financiera NIIF, etc. He llamado en múltiples ocasiones, perversidad del estado, la manera como se promueve la creación de cooperativas y otras formas asociativas y solidarias de propiedad, para después caerles con todo el peso de la ley y de la estigmatización social, y con una ley acabar con las empresas solidarias creadas, ejemplo CTA – Empresas solidarias de salud- EPS (Saludcoop el caso más representativo) 9

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