ECONOMIA EN MANEJO ECOLOGICO

ECONOMIA EN MANEJO ECOLOGICO
Los seres humanos cambiaron bienestar ambiental por dinero y poder sin darse cuenta. Muy tarde, ahora, sentimos esa consecuencia, prácticamente irreversible. El medio ambiente, la biodiversidad y el ecosistema no pueden ser alterados, pero siempre se ha estado interrumpiendo el proceso. Las economías de sustento, desarrollo, riqueza, poder, recreación, entre otras ambiciones humanas, están dependiendo de alguna manera de los recursos naturales que se posee; a ellos se les explota, se transforma o simplemente se destruye sin ninguna contemplación. Debe existir empatía entre la actividad humana para el vivir bien en sociedad y la simple evolución del medio ambiente, nuestro competir por la pertenecía de medios, productos y dinero nos olvida del medio que nos rodea.
Las organizaciones deben buscar el revertir al medio ambiente parte de los logros económicos, recuperando en buena parte lo que se ha destruido en el entorno. Las políticas ambientales a través de instituciones de control deben salir de lo politiquero a lo eficaz, con más investigación, con acertadas normas y leyes de control, con suficiente inversión de reactivación y conservación y nula corrupción.
Los mercados y uso de bienes de servicio deben contemplar los límites del uso de los recursos naturales en el agro, en la actividad pecuaria o la explotación mineral superficial o subterránea, incluyendo el agua como recurso básico de subsistencia. El uso de los recursos debe estar limitado al abastecimiento de nuestras necesidades siempre y cuando se revierta en la conservación y manejo adecuado del ecosistema.
El uso de elementos químicos para la optimización de la producción agrícola y pecuaria viene afectando los suelos, porque impide la actuación de actores de conservación y transformación natural. Tal es el caso de que los fungicidas actúan de manera directa, envenenando los suelos y por consiguiente eliminando los seres que actúan en la conservación y transformación de la materia. De esta forma la actividad económica del ser humano está generando la destrucción de su propio medio de producción, el medio ambiente, el ecosistema y biodiversidad.
Las economías, dentro del valor de producción y explotación y valores comerciales de sus productos, deben incluir costos de conservación y recuperación de los recursos naturales utilizados. Las leyes de regulación y control deben limitar el uso de los recursos a la medida de su recuperación o mejoramiento.
La cultura del ser humano debe estar conectada al respeto del equilibrio ecológico en los recursos naturales, como parte de un instinto de convivencia entre seres vivos racionales e irracionales. Las herramientas de explotación y producción inventadas por el hombre (la mujer) que superan las utilizadas por los seres vivos animales y vegetales para su conservación. Los hacen invulnerables e indefensos ante la ambición humana por el logro económico de su supervivencia ambiciosa.
Las comunidades deben ser organizadas en el contexto del uso de los recursos de una forma equilibrada en el bienestar común de seres animales, vegetales, minerales, acuíferos, geomorfológicos y del espacio.
El uso de los medios naturales debe limitarse a la conservación de espacios para los cuerpos de agua, zonas boscosas naturales, medio de vida para animales silvestres, reservas naturales, protección de cuencas y micro cuencas, protección de páramos, limitación de rondas de cauces de aguas y explotación racional y delimitada de minerales a cielo o por excavación.
El mundo de hoy se rige por las riquezas provenientes de minerales y con ellos y su transformación para la industria de productos procesados. En segunda estancia surgen la producción agrícola y pecuaria y la actividad turística y de esta economía la construcción las urbanizaciones y los medios de transporte. En toda esta actividad económica tiene participación el medio ambiente y los recursos naturales, por consiguiente los efectos alteran el ecosistema y la biodiversidad. Nuestra tarea será entonces la conservación del medio por solo hecho de sostener nuestra materia prima para nuestra actividad económica.
Nuestra inteligencia debe propender en orientar nuestras políticas hacia el racionamiento de nuestros recursos y el uso limitado de materias, elementos y procedimientos perturbadores del equilibrio ecológico que nos rodea y nos sostiene.