\"DOS ESCULTURAS DEL NAPOLITANO JACOBO BONAVITA EN LA REAL COLEGIATA DEL SANTO SEPULCRO DE CALATAYUD (ZARAGOZA)\", en VII Jornadas Internacionales de Estudio La Orden del Santo Sepulcro, Zaragoza, Centro de Estudios de la Orden del Santo Sepulcro, 2016, pp. 141-159.

May 24, 2017 | Autor: R. Carretero Calvo | Categoría: Art History, Art, XVIII century, Sculpture, Naples, Nápoles, ESCULTURA, Historia del Arte, The Kingdom of Naples, Scultura, Cultural History of Naples and Campania, Napoli, Regno Di Napoli, ARTES PLÁSTICAS, ESCULTURA, Santo Sepulcro, Coleccionismo, Coleccionismo De Objetos Artísticos E Históricos, Siglos XVI-XVIII, Art and Art History, Scultura Barocca, Storia del Regno di Napoli, Art and Architecture in Spanish Naples, Escultura Barroca, Napoli Aragonese, XVII Century Naples, spanish élite in the Kingdom of Naplesl, Scultura Lignea, XVIII Century Naples, Scultura Napoletana, Coleccionistas Y Coleccionismo, Escultura napolitana, Escultura barroca italiana, Coleccionismo de arte, Scultura napoletana del '700, Scultura napoletana del Settecento, Orden de Caballeros del Santo Sepulcro, Orden de Caballeria del Santo Sepulcro de Jerusalem, Nápoles, ESCULTURA, Historia del Arte, The Kingdom of Naples, Scultura, Cultural History of Naples and Campania, Napoli, Regno Di Napoli, ARTES PLÁSTICAS, ESCULTURA, Santo Sepulcro, Coleccionismo, Coleccionismo De Objetos Artísticos E Históricos, Siglos XVI-XVIII, Art and Art History, Scultura Barocca, Storia del Regno di Napoli, Art and Architecture in Spanish Naples, Escultura Barroca, Napoli Aragonese, XVII Century Naples, spanish élite in the Kingdom of Naplesl, Scultura Lignea, XVIII Century Naples, Scultura Napoletana, Coleccionistas Y Coleccionismo, Escultura napolitana, Escultura barroca italiana, Coleccionismo de arte, Scultura napoletana del '700, Scultura napoletana del Settecento, Orden de Caballeros del Santo Sepulcro, Orden de Caballeria del Santo Sepulcro de Jerusalem
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Descripción

Centro de Estudios de la Orden del Santo Sepulcro VII Jornadas Internacionales de Estudio LA ORDEN DEL SANTO SEPULCRO Zaragoza-Calatayud, 23-25 de octubre de 2014 ACTAS, Zaragoza, 2016

DOS ESCULTURAS DEL NAPOLITANO JACOBO BONAVITA EN LA REAL COLEGIATA DEL SANTO SEPULCRO DE CALATAYUD (ZARAGOZA) REBECA CARRETERO CALVO1 Universidad de Zaragoza

En la capilla de San Blas de la colegiata del Santo Sepulcro de Calatayud se custodian cuatro magníficas esculturas lígneas que representan a la Inmaculada Concepción, San José con el Niño, San Miguel venciendo al mal y San Jorge y el dragón acomodadas en cuatro urnas acristaladas de madera2 dispuestas en alto (Fig. 1)3. Siguiendo un documento de 18454, Gonzalo M. Borrás y Germán López indicaron que estas cuatro imágenes habrían llegado a la capital del Jalón desde Roma y añadieron que procedían de la desaparecida iglesia bilbilitana de Santiago5. Sin embargo, a lo largo de este texto y a la luz de los datos documentales que 1 Este estudio se ha llevado a cabo dentro del Grupo de Investigación Consolidado del Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza “Patrimonio Artístico en Aragón” (Grupo H03-248126/1, cofinanciado por el Gobierno de Aragón y el Fondo Social Europeo. Programa Operativo 2014-2016), cuya investigadora principal es la Dra. Mª Isabel Álvaro Zamora. 2 CARRETERO CALVO, Rebeca, “Algunas esculturas napolitanas en la diócesis de Tarazona (Zaragoza)”, De Arte, Universidad de León, nº 13, León, 2014, pp. 119-131, esp. pp. 123-125. 3 Deseamos mostrar nuestro más sincero agradecimiento a don Miguel González, párroco-prior de la colegiata del Santo Sepulcro de Calatayud, por las facilidades prestadas para el estudio de estas piezas. 4 Se refiere a un informe sobre el patrimonio artístico en Calatayud redactado por Felipe Eyaralar, Dionisio López, Mariano del Cos e Íñigo Martínez a solicitud del Ayuntamiento bilbilitano para remitirlo a la recién creada Comisión Provincial de Monumentos Históricos y Artísticos, tal y como explica el propio Germán López Sampedro en el texto “En torno a una puntualización de Eduardo Larrea. Aclaraciones a la «Guía de la Ciudad Monumental de Calatayud»”, publicado en la Hoja del Lunes del 1 de octubre de 1979. Debemos esta valiosa información a la gran amabilidad de Jacobo López García a quien se la agradecemos encarecidamente. 5 BORRÁS GUALIS, Gonzalo M. y LÓPEZ SAMPEDRO, Germán, Guía Monumental y Artística de Calatayud, Dirección General del Patrimonio Artístico y Cultural, Madrid, 1975, p. 115. Sendas afirmaciones se siguen en QUINTA-

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Figura 1. Capilla de San Blas. Colegiata del Santo Sepulcro de Calatayud. Foto Vicmael.

hemos podido localizar aclararemos a quién pertenecieron realmente estas cuatro tallas y expondremos cómo, cuándo y por qué fueron trasladadas al Santo Sepulcro. No obstante, antes de ello queremos advertir que recientemente tuvimos la fortuna de descubrir la firma y la data de dos de estas cuatro magníficas esculturas. Se trata del San Miguel

MARTÍNEZ, Emilio y RINCÓN GARCÍA, Wifredo, “36. Inmaculada Concepción”, en W. Rincón y E. Quintanilla (coords.), Mater Purissima. La Inmaculada Concepción en el arte de la diócesis de Tarazona, Diócesis de Tarazona, Zaragoza, 2005, pp. 180-181; y en QUINTANILLA MARTÍNEZ, Emilio y RINCÓN GARCÍA, Wifredo, La Real Colegiata del Santo Sepulcro de Calatayud, Centro de Estudios de la Orden del Santo Sepulcro, Zaragoza, 2008, pp. 88-89. No obstante, es preciso apuntar que en la Hoja del Lunes de 3 de septiembre de 1979 el periodista bilbilitano Eduardo Larrea publicó el texto “Una puntualización a la «Guía de la ciudad Monumental de Calatayud» de los señores Gonzalo M. Borrás Gualis y Germán López Sampedro»” en el que aseguraba que Carlos Domínguez, director del Museo Sacro de Calatayud, le había prometido mostrarle unos documentos en los que constaba que estas imágenes arribaron a la colegiata del Santo Sepulcro directamente desde Roma, sin pasar por otras manos. El fallecimiento prematuro de Domínguez impidió que dicha documentación fuera cotejada por Larrea, circunstancia que López Sampedro ponía en duda en el texto “En torno a una puntualización de Eduardo Larrea. Aclaraciones a la «Guía de la Ciudad Monumental de Calatayud»”, publicado en la Hoja del Lunes del 1 de octubre de 1979. Agradecemos a Jacobo López el conocimiento de estos datos. NILLA

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Figuras 2 y 3. San Miguel venciendo al mal, y San Jorge y el dragón. Jacobo Bonavita, 1694. Colegiata del Santo Sepulcro de Calatayud. Fotos Rafael Lapuente.

Figura 4. Detalle de la firma de Jacobo Bonavita. San Miguel venciendo al mal. Jacobo Bonavita, 1694. Colegiata del Santo Sepulcro de Calatayud. Foto de la autora.

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venciendo al mal (Fig. 2) y del San Jorge y el dragón (Fig. 3); ambas aparecen rubricadas por el escultor de Nápoles Jacobo Bonavita y fechadas en 1694 (Fig. 4)6. Bonavita, a quien cita Bernardo de Dominici en sus Vite de’ pittori, scultori ed architetti napoletani publicadas entre 1742 y 1744, podría haber sido hijo de un artista homónimo fallecido en 16567. Según este mismo autor, sería discípulo de Pietro Ceraso cuya maniera seguiría8. Este artífice fue uno de los mejores del virreinato, aunque de él se conocen escasos datos. No obstante, en nuestro país cuenta con otra soberbia obra firmada y fechada: el Cristo de la Agonía de Urbasa (1703), en la actualidad en el Museo de Navarra, encargado por los Ramírez de Baquedano, marqueses de Andía, tal y como ha estudiado el profesor Fernández Gracia9. De esta manera, las esculturas del Santo Sepulcro permiten engrosar sobremanera el, hasta el momento, breve catálogo artístico del escultor de Nápoles Jacobo Bonavita en España. Aproximación a la iconografía de las tallas Pese a que la rúbrica de las esculturas bilbilitanas no nos ofrece ninguna duda, queremos advertir que ambas piezas siguen la iconografía que Lorenzo Vaccaro (1655-1706) empleó pocos años antes en su producción artística para la representación de sendos santos. Vaccaro fue un magnífico escultor, arquitecto y pintor italiano activo principalmente en Nápoles en las dos últimas décadas del siglo XVII y en los primeros años de la centuria siguiente. Como advierte Dominici, fue discípulo de Cósimo Fanzago (1591-1678) que dirigía un vasto taller y que se encargaría de iniciarle tanto en arquitectura como en el arte de la escultura10. Sin embargo, a diferencia de Fanzago, Vaccaro no fundía sus propias esculturas, sino que realizaba sus modelos para que alguno de los plateros activos en Nápoles las llevara a término. Incluso, en 6

Iacobus Bonavita F. 1694, junto a la cabeza del demonio en la escultura del arcángel y bajo la pata trasera derecha del caballo en el caso de San Jorge. 7 Tanto el Cristo de Pamplona como el San Jorge y San Miguel de Calatayud, las tres firmadas y fechadas, imposibilitan que este escultor sea identificado con el Jacobo Bonavita fallecido en 1656. Véase DOMINICI, Bernardo de, Vite de’ pittori, scultori ed architetti napoletani, vol. III, edición anotada a cargo de F. Sricchia e A. Zezza, Paparo Editore, Nápoles, 2008, p. 729, nota nº 10. 8 Ídem, p. 729. También en BONI, Filippo de, Emporeo biografico metodico, ovvero biografia universale, Tipi del Gondoliere, Venecia, 1840, p. 121. 9 FERNÁNDEZ GRACIA, Ricardo, “Algunas esculturas napolitanas en Navarra”, en R. Fernández (coord.), Pvlchrvm. Scripta varia in honorem Mª Concepción García Gainza, Gobierno de Navarra y Universidad de Navarra, Pamplona, 2011, pp. 304-307. 10 DOMINICI, Bernardo de, Vite de’ pittori, scultori ed architetti napoletani, tomo IV, Tipografía Trani, Nápoles, 1846, pp. 237-279, esp. p. 238. Fanzago realizó importantes obras para nuestro país. Sobre la producción artística de este artífice en España véase, entre otros, MADRUGA REAL, Ángela, “Cosimo Fanzago en las Agustinas de Salamanca”, en Goya, Museo Lázaro Galdiano, nº 125, Madrid, 1975, pp. 291-297; DOMBROWSKI, Damián, “Nápoles en España. Cósimo Fanzago, Giuliano Finelli, las esculturas del Altar Mayor en las Agustinas Descalzas de Salamanca y un monumento funerario desaparecido”, en Anuario del Departamento de Historia y Teoría del Arte, Universidad Autónoma de Madrid, vol. VII-VIII, Madrid, 1995-1996, pp. 87-94; BOZZI CORSO, Marina, “Riflessi di Cosimo Fanzago a Salamanca”, De Arte, Universidad de León, nº 6, León, 2007, pp. 151-166; y SIMAL LÓPEZ, Mercedes, “Antes y después de Nápoles. Iniciativas artísticas del VI conde de Monterrey durante el virreinato partenopeo, y fortuna de sus colecciones a su regreso a España”, en A. E. Denunzio, L. di Mauro, G. Muto, S. Schütze y A. Zezza (coords.), Dimore signorili a Napoli. Palazzo Zevallos Stigliano e il mecenatismo aristocratico dal XVI al XX secolo, Arte’m, Nápoles, 2013, pp. 345-365.

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Figura 5. San Miguel venciendo al mal. Lorenzo Vaccaro, 1691. Museo del Tesoro de San Genaro de Nápoles.

varias ocasiones, Vaccaro seguía las composiciones de grandes pintores del momento, como sucedió en el San Miguel arcángel, de tamaño prácticamente natural, del Museo del Tesoro de San Genaro de Nápoles (1691) (Fig. 5). Para su creación se sirvió de un modelo de Luca Giordano (1632-1705) que ejecutó en plata y bronce dorado el platero Giovan Domenico Vinaccia (1625-1695)11. Además de por este motivo, esta extraordinaria pieza nos interesa también aquí porque fue inmediatamente imitada en distintos tamaños12 y con diferentes materiales13. Buena prueba de ello es justamente el San Miguel de Jacobo Bonavita del Santo Sepulcro. 11 CATELLO, Elio, “Lorenzo Vaccaro scultore argentiere”, Napoli Nobilissima, L’arte tipografica, nº 21, Nápoles, 1982, pp. 8-16, esp. pp. 13-14; GONZÁLEZ-PALACIOS, Alvar, “Un capolavoro della plastica napoletana barocca”, Antologia di Belle Arti, Allemandi, nº 21-22, Nápoles, 1984, pp. 111-126, esp. pp. 122 y 125; y d’AGOSTINO, Paola, “Neapolitan Metalwork in New York: Viceregal Patronage and the Theme of Virgin of the Immaculate Conception”, Metropolitan Museum Journal, nº 43, Metropolitan Museum de Nueva York, Nueva York, 2008, p. 123. 12 Ibídem; y RIZZO, Vincenzo, Lorenzo e Domenico Antonio Vaccaro. Apoteosi di un binomio, Altrastampa Edizioni, Nápoles, 2001, p. 31. 13 Su proliferación, ya en el siglo XVIII, también se debe a la producción artística de su hijo Domenico Antonio Vaccaro en la que siguió los modelos creados por su padre. Véase BOLOGNA, Ferdinando, “A silver sculpture ascribed to Domenico Antonio Vaccaro”, The Burlington Magazine, The Burlington Magazine Publications, nº 912, Londres, 1979, pp. 220-225. Igualmente, Domenico Antonio plasmó esta misma iconografía en pintura como puede comprobarse, por ejemplo, en el San Miguel arcángel de la Fundación Giorgio Cini de Venecia, atribuido a Vaccaro por Federico Zeri. Disponible en: http://fe.fondazionezeri.unibo.it/catalogo/scheda.jsp?decorator=layout_

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Figuras 6 y 7. San Jorge y el dragón. Lorenzo Vaccaro, hacia 1700. National Gallery de Canadá. Foto Brian Hillegas y Colección particular de Londres, finales del siglo XVII.

En ambos casos el arcángel, de pie y en marcado contraposto, pisa al mal representado en forma de dragón a la vez que levanta su brazo derecho para asestarle el golpe mortal con su espada llameante. Con la mano izquierda porta la cadena con la que inmoviliza al demonio que, en el caso de la escultura bilbilitana, no ha llegado a nuestros días. Además, también con la mano siniestra, el caudillo de los ejércitos celestiales de Vaccaro sostiene un pequeño escudo con la inscripción QVIS VT DEVS que tampoco se conserva en la talla del Santo Sepulcro. San Miguel va ataviado como un miles celeste a la manera de un centurión romano, aunque con la coraza de escamas ricamente decorada con cabujones, ceñidores, guardamalletas y un lazo. Sobre el hombro izquierdo luce un artificioso y plegado manto que se recoge con una amplia revuelta en su brazo y cae dinámicamente por su espalda, entre sus grandes alas. Un casco con penacho de plumas, más vistoso en el caso de la pieza de plata, que permite ver su ondulada melena y unas caligae romanas ultiman el atuendo del soldado de Dios. Sendos rostros, de suave modelado aunque faltos de expresividad teniendo en cuenta el tema representado, muestran una belleza femínea y una delicadeza extrema. Los ojos de pasta vítrea y la boca entreabierta dejando a la vista sus dientes en el caso del arcángel de Calatayud, unido a su deliciosa policromía, consiguen que la diferencia en sus materiales no menoscabe su calidad artística14. Por su parte, San Jorge, a lomos de un caballo en corbeta, prepara su lanza para asestar el golpe mortal al dragón, símbolo del mal. El santo presenta los mismos rasgos fisonómicos que los del arcángel y también va ataviado al modo de un centurión romano igual que San Miguel. S2&apply=true&tipo_scheda=F&id=118601&titolo=Fondazione+Giorgio+Cini+%2c+Vaccaro+Domenico+Anto nio+-+(%3f)+-+sec.+XVIII+-+San+Michele+Arcangelo+-+insieme) [Consulta: 05/10/2014]. De hecho, hay autores que aseguran que Domenico Antonio se limitó a copiar la obra de su padre, como SANTIAGO PÁEZ, Elena, “Algunas esculturas napolitanas del siglo XVII en España”, en Archivo Español de Arte, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, nº XL, Madrid, 1967, p. 130. 14 Además, la urna que alberga la escultura de San Miguel es la única de las cuatro que conserva y/o recibió decoración pictórica en el panel del fondo con la representación de un paisaje que otorga mayor prestancia al conjunto.

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Figura 8. San Jorge y el dragón. Rafael, hacia 1506. National Gallery of Art de Washington.

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Figura 9. San Jorge y el dragón. Francesco Fanelli, hacia 1640. Victoria & Albert Museum de Londres.

El jinete fija su mirada en el ser maligno que, en el suelo, se gira con agresividad hacia el guerrero abriendo sus fauces para intentar amedrentarlo aunque sin conseguirlo. El modelo iconográfico que Bonavita siguió para el San Jorge y el dragón bilbilitano, pese a que no aparece representada la princesa, es el mismo que exhibe la pieza de plata y bronce dorado de idéntico tema custodiada en la National Gallery de Canadá (nº de inventario 28970) atribuida a Lorenzo Vaccaro y fechada hacia 1700 (Fig. 6). Igualmente, en una colección particular londinense se conserva una obra idéntica que ha sido datada a finales del siglo XVII (Fig. 7)15. No obstante, a la luz de las relaciones artísticas que proponemos en este momento, ambas cronologías podrían adelantarse, al menos, en torno a una década. Esta iconografía presenta innegables deudas con la representación del santo creada por Rafael hacia 1506 en la pequeña tabla custodiada hoy en la National Gallery of Art de Washington (nº de acceso 1937.1.26) (Fig. 8). Un siglo más tarde, el escultor florentino que trabajó en Inglaterra entre al menos 1632 y 1641 Francesco Fanelli (1572-1664) la imitó en sus distintas versiones en bronce16 sobre San Jorge y el dragón conservadas en The Holburne Museum 15 BRASAS EGIDO, José Carlos, “Un ‘San Jorge’ de plata napolitano en el Museo de Artes Decorativas de Barcelona”, en Boletín del Seminario de Estudios de Arte y Arqueología, Universidad de Valladolid, nº 51, Valladolid, 1985, pp. 511-514, esp. p. 514. 16 POPE-HENNESSY, James, “Some Bronze Statuettes by Francesco Fanelli”, Essays on Italian Sculpture, Phaidon, Londres y Nueva York, 1968, pp. 166-171; STOCK, Simon, “Fanelli, Francesco (b. 1577)”, en Oxford Dictionary of National Biography, Oxford University Press, Oxford, 2004. Disponible en: http://www.oxforddnb.com [Consulta: 09/10/2014]; y VAN BENEDEN, Ben y POORTER, Nora de, Royalist Refugees. William and Margaret Cavendish in the Rubens House 1648-1660, catálogo de la exposición, Rubenshuis & Rubenianum, Amberes, 2006, pp. 198-199, nº 59.

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Figura 10. San Miguel venciendo al mal. Nicola Fumo, hacia 1717. Iglesia de Santa María Egipciaca a Pizzofalcone de Nápoles.

en Bath (h. 1635) (nº de inventario C 900), en el Victoria & Albert Museum de Londres (h. 1640) (nº de acceso 5-1953) (Fig. 9) o, entre otras, en la pieza que se vendió en el lote 73 de Sotheby’s en el verano de 200617. Además, como sucedió en el caso de la iconografía de San Miguel, Domenico Antonio Vaccaro (1678-1745), hijo de Lorenzo, continuó con los tipos creados por su padre, como podemos apreciar en el San Jorge y la princesa de plata del Museo de Artes Decorativas de Barcelona (h. 1730) (nº de inventario 710.701), dado a conocer por José Carlos Brasas Egido en 198518. Antes de concluir con esta cuestión, queremos advertir que entre la producción escultórica del también napolitano Nicola Fumo (1647-1725) encontramos el uso de la iconografía de San Miguel arcángel difundida por la obra de Lorenzo Vaccaro, concretamente en el ejemplar de tamaño mayor que el natural de la iglesia de Santa María Egipciaca a Pizzofalcone de Nápo17 Disponible en: http://www.invaluable.com/auction-lot/francesco-fanelli-1577-after-1641-anglo-italian-73-cdmnuyx9wpy [Consulta: 09/10/2014]. 18 BRASAS EGIDO, José Carlos, “Un ‘San Jorge’ de plata…”, ob. cit., pp. 511-514.

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les (h. 1717), aunque de composición invertida (Fig. 10)19. Tanto Vaccaro como Fumo fueron discípulos de Cósimo Fanzago20 y, salvo por el fallecimiento del primero repentina y prematuramente por asesinato, prácticamente coetáneos. Don Alejandro de la Cerda y Granada, propietario de las esculturas Gracias al Memorial del destino de los bienes y cumplimiento de la ultima voluntad del Sr. D. Alexandro Lacerda i Granada. Presentado a su mui ilustre cabildo del Santo Sepulcro, redactado por el canónigo del Santo Sepulcro de Calatayud Miguel Monterde21 en 1763 y custodiado en el Archivo Diocesano de Tarazona22, pudimos averiguar que las cuatro urnas con las esculturas napolitanas que se conservan en la capilla de San Blas habían pertenecido a Alejandro de la Cerda y Granada. 19

MAGGIO, Patrizia di, “56. San Michele Arcangelo”, en R. Casciaro y A. Cassiano (eds.), Sculture di età barocca tra Terra d’Otranto, Napoli e Spagna, catálogo de la exposición, De Luca Editori d’Arte, Roma, 2007, pp. 276-279; CASCIARO, Raffaele, “Seriazione e variazione: Sculture di Nicola Fumo tra Napoli, la Puglia e la Spagna”, en L. Gaeta (a cura di), La Scultura meridionale in Etá Moderna ne suoi rapporti con la circolazione mediterránea, Mario Congedo Editore, Lecce, 2007, vol. II, pp. 245-263, esp. pp. 249-251; y LIDDO, Isabella di, La circulazione della scultura lignea barocca nel Mediterraneo. Napoli, la Puglia e la Spagna. Una indagine comparata sul ruolo delle botteghe: Nicola Salzillo, De Luca Editori d’Arte, Roma, 2008, pp. 56-61. Acerca de otros ejemplares de esta misma temática atribuidos igualmente a Fumo localizados en España, véase ESTELLA MARCOS, Margarita, “La escultura napolitana en España: comitentes, artistas y dispersión”, en L. Gaeta (a cura di), La Scultura meridionale…, vol. II, pp. 100-104; sobre todo, ESTELLA MARCOS, Margarita, “Caracteres del envío de esculturas lígneas napolitanas a España”, en M. Cabañas, A. López-Yarto y W. Rincón (coords.), El arte y el viaje, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Madrid, 2011, pp. 559-567; y ALONSO MORAL, Roberto, “La scultura lignea napoletana in Spagna nell’età del barocco: presenza e influsso”, en R. Casciaro y A. Cassiano (eds.), Sculture di età barocca…, pp. 80-84. 20 DOMINICI, Bernardo de, Vite de’ pittori, scultori…, ob. cit., t. IV, 1846, pp. 188-189. 21 Acerca de este erudito y prior del Santo Sepulcro de Calatayud entre 1786 y 1791 puede consultarse LATASSA, Félix, Biblioteca nueva de los escritores aragoneses, Oficina de Joaquín Domingo, Pamplona, 1801, pp. 505-509; ORERA ORERA, Luisa, “Miguel Monterde, historiador del Santo Sepulcro de Calatayud”, Estudios del Departamento de Historia Moderna, Universidad de Zaragoza, Zaragoza, 1978, pp. 323-356; GONZÁLEZ AYALA, José, Canónigos del Santo Sepulcro en Jerusalén y Calatayud, Pontificia Universitas Comillensis, Madrid, 1999, pp. 198-199; SÁNCHEZ MOLLEDO, José Mª, Miguel Monterde y López de Ansó. Ensayo para la descripción geográfica, física y civil del Corregimiento de Calatayud, Centro de Estudios Bilbilitanos, Calatayud, 1999; QUINTANILLA MARTÍNEZ, Emilio y RINCÓN GARCÍA, Wifredo, “Noticias históricas y artísticas sobre la Colegiata del Santo Sepulcro de Calatayud entre 1780 y 1807”, en III Jornadas de Estudio “La Orden del Santo Sepulcro”, Centro de Estudios de la Orden del Santo Sepulcro, Zaragoza, 2000, pp. 129-131; SÁNCHEZ MOLLEDO, José Mª, “La Comunidad de Calatayud en la época de la Ilustración: el manuscrito de D. Miguel de Monterde”, en Actas del V Encuentro de Estudios Bilbilitanos: Calatayud y su Comarca, Centro de Estudios Bilbilitanos, Calatayud, 2000, pp. 325-333; MAESTRE MAESTRE, José Mª, “La crítica de Ignacio Jordán Asso del Río a Francisco Javier Llampillas en el prólogo a su edición de la Charina siue Amores de Juan de Verzosa (Ámsterdam, 1781): un curioso caso de autocensura”, en J. Mª Maestre, J. Pascual, y L. Charlo (eds.), Humanismo y pervivencia del Mundo clásico. Homenaje al profesor Antonio Fontán, vol. III.5, Ayuntamiento de Alcañiz, Alcañiz, 2002, pp. 2196-2199; y SÁNCHEZ MOLLEDO, José Mª, “Don Miguel de Monterde (1730-1791), prior del Santo Sepulcro de Calatayud”, en IV Jornadas de Estudio “La Orden del Santo Sepulcro”, Centro de Estudios de la Orden del Santo Sepulcro, Zaragoza, 2004, pp. 169-177. 22 Archivo Diocesano de Tarazona [A.D.T.], Santo Sepulcro de Calatayud, Caja 10, 4-1. Este documento se dio a conocer en QUINTANILLA MARTÍNEZ, Emilio, “Nuevos datos para la historia de la construcción de la Santa Capilla de Ntra. Sra. del Pilar de Zaragoza”, Aragonia Sacra, Comisión Regional del Patrimonio Cultural de la Iglesia en Aragón, nº XIII, Zaragoza, 1998, pp. 225-230; y fue citado en SÁNCHEZ MOLLEDO, José Mª, “Don Miguel de Monterde…”, ob. cit., p. 170.

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Alejandro de la Cerda Granada y Pujadas fue un caballero e hijodalgo domiciliado en la ciudad de Zaragoza. Casó en primeras nupcias con Teresa Bruna de Pueyo y Latorre, viuda a su vez de José Alberto Tudela de Lanuza, marqués de San Martín23, que falleció sin descendencia24 habiendo dictado sus últimas voluntades en Zaragoza el 11 de noviembre de 169625. Doña Teresa expiró sin hijos el 29 de enero de 1709 otorgando testamento, según refiere Miguel Monterde, en Zaragoza el 8 de octubre de 1706 ante el notario José Manuel Sánchez del Castellar; no obstante, en el protocolo de ese año no localizamos la escritura26. A la muerte de su esposa, Alejandro de la Cerda contrajo matrimonio de nuevo con Josefa Antonia Mateo Díez de Aux y Pamplona que, en palabras de Miguel Monterde, era una “dama moza que residia en el Real Monasterio de Trasobares”27. Para ello, el 11 de agosto de 1712 firmaron una carta dotal en Zaragoza que tampoco hemos logrado encontrar28. No obstante, la gestión y liquidación de la herencia de doña Teresa Bruna resultó harto complicada, generó numerosos pleitos29 y se prolongó demasiado en el tiempo, como queda reflejado a lo largo del Memorial redactado por Monterde. Sin embargo, y pese a tantos gastos, don Alejandro nunca olvidó sus obligaciones sociales como regidor del Hospital de Nuestra Señora de Gracia y su devoción a la Virgen del Pilar 23 La capitulación matrimonial de doña Teresa con el marqués de San Martín fue firmada el 1 de octubre de 1673. Véase BRUÑÉN IBÁÑEZ, Ana Isabel; CALVO COMÍN, Mª Luisa y SENAC RUBIO, Mª Begoña, Las artes en Zaragoza en el tercer cuarto del siglo XVII (1655-1675). Estudio documental, Institución «Fernando el Católico», Zaragoza, 1987, pp. 67, 283 y 329. 24 Para el 21 de octubre de 1697 el marqués de San Martín ya había fallecido, como se desprende del documento de capitulación, transacción, concordia, convenio, partición y división de sus bienes firmado ese día en Zaragoza y conservado en Archivo Histórico de Protocolos Notariales de Zaragoza [A.H.P.Z.], Martín Ostabad, nº 3.354, 1697, ff. 752-906, (Zaragoza, 21-X-1697). Entre sus bienes destacan “una tapizeria de paños de razes finos que se componia de ocho paños de la Historia del emperador Decio, otra tapiceria de mediana estofa que se componia de ocho paños, una madeja de aljofares gruesos que pesaban quince onzas y un quarto y tenian mil seiscientos sessenta y tres granos, una gargantilla, perendengues y adrezo de oro que tenia mil quinientos y ochenta y dos diamantes y dos maçetas de oro, un cintillo de oro que tenia quatrocientos y siete diamantes fondos y la capilla del glorioso señor San Antonio de Padua sitia en la yglesia parrochial del señor San Lorenzo de esta ciudad” (ídem, f. 761). Tanto las dos tapicerías como las joyas y la capilla fueron aportadas por el marqués en sus capítulos matrimoniales, como se expresa en la “regesta” del documento recogida por VILLAR PÉREZ, Javier Jesús, Documentación artística de los años 1673, 1674 y 1675, según el Archivo de Protocolos Notariales de Zaragoza, tesis de licenciatura inédita, Universidad de Zaragoza, Zaragoza, 1982, doc. nº 7.094, p. 105; y en BRUÑÉN IBÁÑEZ, Ana Isabel; CALVO COMÍN, Mª Luisa y SENAC RUBIO, Mª Begoña, Las artes en Zaragoza…, ob. cit., pp. 67 y 329. La documentación se encuentra en A.H.P.Z., Domingo Antonio Montaner, nº 3.852, 1673, cuadernillo 9, s. f., (Zaragoza, 1-X-1673); y A.H.P.Z., Diego Jerónimo Montaner, nº 1.616, 1673, ff. 1.091 v.-1.135 v., (Zaragoza, 1-X-1673). La cita de los bienes, las joyas y la capilla se anota en ídem, ff. 1.102 v.-1.103. 25 A.H.P.Z., Martín Ostabad, nº 3.353, 1696, ff. 840 v.-860, (Zaragoza, 11-XI-1696). 26 A.H.P.Z., José Manuel Sánchez del Castellar, nº 4.255, 1706-1707. 27 A.D.T., Santo Sepulcro de Calatayud, Caja 10, 4-1, Memorial del destino…, p. 11. 28 El protocolo de José Manuel Sánchez del Castellar de 1712, donde debía hallarse, ha llegado incompleto hasta nuestros días y en un deficiente estado de conservación (A.H.P.Z., José Manuel Sánchez del Castellar, nº 4.258, 1710-1718). 29 Fue tan así que incluso alguno de estos pleitos llegó a ser impreso, como sucedió con el interpuesto “Por el señor don Francisco Miguel de Pueyo Herrera, Ruiz de Azagra, del Consejo de su Magestad, et cetera, con don Alexandro la Cerda y Granada sobre la succession en la herencia universal de doña Teresa Bruna Pueyo y la Torre,” Zaragoza, 22 de julio de 1709. Disponible en: http://books.google.es/books?id=zWEc20AzpUIC&printsec=frontc over&hl=es#v=onepage&q&f=false [Consulta: 09/10/2014].

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y del Portillo proporcionando a sus templos zaragozanos “crecidas sumas con que adelanto sus fabricas”30. Asimismo, este caballero era propietario de la capilla de Santa Úrsula, San Juan Ferrer y San Vicente Ferrer de la iglesia parroquial de San Juan el Viejo31 de Zaragoza32, que renovó “haciendo nuevo altar dedicado a Nuestra Señora del Pilar y los santos martires Alexandro, Felix y Phelipe”33. El 3 de septiembre de 1742, tan gravemente enfermo que no podía firmar, dictó sus últimas voluntades34. En primer lugar, dispuso que fuera su hermano Francisco quien decidiera el lugar de su enterramiento y cedió a su esposa “un collar de perlas mui rico, el mexor de mi cassa, un cintillo muy rico de diamantes, que es tambien el mexor de mi cassa, y unos broches de diamantes”. Finalmente, nombró como su heredero fideicomisario a su hermano Francisco José de la Cerda35, canónigo del Santo Sepulcro de Calatayud36. Apenas un mes después de su muerte, acaecida el 8 de septiembre de 1742, su hermano y heredero y su viuda, como usufructuaria de todos los bienes del difunto hasta su propio óbito37, acudieron el día 2 de octubre a la botiga del notario zaragozano José Domingo Andrés con “una memoria e inventario” de todo lo que perteneció a Alejandro de la Cerda para que otorgara acto público de ello (doc. nº 1)38. El documento, bastante completo, recoge todos los objetos que se encontraban en la vivienda de don Alejandro en el momento de su fallecimiento habitación por habitación. Aunque el texto no especifica dónde se ubicaba su casa, parece ser

30 A.D.T., Santo Sepulcro de Calatayud, Caja 10, 4-1, Memorial del destino…, p. 22. Sus limosnas para la construcción de la Santa Capilla del Pilar de Zaragoza se estudian en QUINTANILLA MARTÍNEZ, Emilio, “Nuevos datos para…”, ob. cit., pp. 225-230. 31 Esta iglesia mudéjar, construida en el siglo XIV y demolida en 1966, se encontraba muy cerca de la actual plaza de San Pedro Nolasco. Véase LOP OTÍN, Pilar, “La desaparición de dos iglesias mudéjares zaragozanas: San Lorenzo y San Juan el Viejo”, en Actas del XI Simposio Internacional de Mudejarismo, Centro de Estudios Mudéjares, Teruel, 2009, pp. 563-577. 32 El 13 de octubre de 1742, poco más tarde de un mes del fallecimiento de Alejandro de la Cerda, su hermano y heredero Francisco entregó a esta iglesia 630 libras para la dotación y celebración perpetua del aniversario de su muerte cada 8 de octubre. En A.H.P.Z., José Domingo Andrés, nº 4.872, 1742, ff. 488-488 v., (Zaragoza, 13-X1742). 33 A.D.T., Santo Sepulcro de Calatayud, Caja 10, 4-1, Memorial del destino…, p. 22. 34 En efecto, otorgó testamento el 3 de septiembre de 1742, no el 3 de noviembre como señala Monterde en la página 23 del Memorial, ante José Domingo Andrés conservado en A.H.P.Z., José Domingo Andrés, nº 4.872, 1742, ff. 432 v.-433 v., (Zaragoza, 3-IX-1742). 35 A los pocos días, Francisco José de la Cerda, como heredero de su hermano, designa a José Forcada, procurador de la Real Audiencia de Aragón, como su representante a pleitos (ídem, f. 455) (Zaragoza, 20-IX-1742). 36 Francisco José de la Cerda fue elegido canónigo del Santo Sepulcro el 16 de julio de 1718, donde profesó el 24 de diciembre del año siguiente, como él mismo dejó anotado en el Liber de gestis ecclesiae sancti Sepulcro Calatayubi (f. 261 v.) custodiado en el Archivo Histórico Nacional de Madrid (CODICES, L. 810) que ha sido estudiado por los profesores Wifredo Rincón y Emilio Quintanilla. Véase la publicación de la comunicación de estos investigadores presentada a estas mismas Jornadas. 37 Ambos nombraron al licenciado Joaquín García, presbítero beneficiado de la parroquial de San Juan el Viejo de Zaragoza, y a José Mateo y Fuentes, residente en Zaragoza, como sus procuradores para que recibieran y/o cancelaran en su nombre y en adelante cualquier deuda relacionada con el legado de Alejandro de la Cerda (A.H.P.Z., José Domingo Andrés, nº 4.872, 1742, ff. 460 v.-461 v.) (Zaragoza, 24-IX-1742). 38 Ídem, ff. 470-481 v., (Zaragoza, 2-X-1742).

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que estaba situaba en la calle del Coso, en la parroquia de San Miguel de los Navarros39, pese a que era propietario de otros inmuebles cerca de la iglesia de San Juan el Viejo. Entre sus bienes nos interesan especialmente aquí las menciones a las obras de arte que poseía y que eran numerosas. Sin embargo, hemos de lamentar que el inventario no es tan completo como desearíamos pues, pese a indicar en casi todas las ocasiones los temas representados tanto en las pinturas como en las esculturas y si, por ejemplo, se trata de “pintura fina” u “ordinaria”, no siempre refleja sus medidas ni, en ningún caso, su autor. Así, sabemos que la casa contaba con dos plantas y que en la primera sala del piso bajo se disponían ocho “países”, tres grandes, otros tres medianos y dos pequeños. La segunda habitación estaba decorada “por seis paises grandes con algunas figuras finas y cinco paises medianos finos”. En la tercera pieza de la misma planta se encontraban “dos urnas grandes, la una de Nuestra Señora de la Concepcion, cuerpo enttero, con trono de siete angeles, todo hechura de Napoles, un christal delante y quattro a los lados y marcos de ebano con remate y mesitta de nogal”, y la “otra urna, conforme en todo y uniforme a la de arriba, del señor San Joseph con el Niño en los brazos, cuerpo entero, cristales, marcos y messa como la de Nuestra Señora, en todo igual, rica y uniforme”. En esta habitación también se hallaban dos “cuadritos sobre dos messitas de destrado, uno del señor San Xavier y el otro de Nuestra Señora, del señor San Joseph y Niño, pintura fina, y ocho frutericos pequeños con marcos dorados”. Por último, la galería de este piso bajo se engalanaba con catorce “países”, cuatro “floreros” y una pintura de Nuestra Señora de Monserrat. La segunda planta se componía de cinco estancias y un oratorio, además de la galería. La primera sala albergaba seis “paises, tres quadros grandes de pintura basta de diferentes figuras ordinarias, y un cuadritto de Nuestra Señora, el Niño y otros santtos, pintura buena, marco dorado”. La segunda pieza sólo contaba con mobiliario de calidad pues se citan, entre otros muebles, “dos escritorios buenos de concha y ebano”. No sucedía lo mismo con la galería de este piso alto que rebosaba objetos artísticos. Allí se encontraban treinta y tres pinturas de temática religiosa y casi todas ellas tildadas de “finas”. Los temas representados eran la Adoración de los Reyes, el Martirio de San Bartolomé, Santa María Magdalena, la Negación de San Pedro, San Jerónimo, San Francisco “espirando”, Nuestra Señora, el Ecce Homo, la Venida de la Virgen del Pilar, Santa Engracia, la cabeza de San Pedro, la de San Pablo y nueve cuadros con temas de la Pasión de Cristo, además de los episodios del Nacimiento y de la Visitación. Aparte de todo ello, en esta misma sala se disponían “dos urnas ricas, la una de el señor San Miguel, cuerpo enttero, hechura de Napoles, con piedras vastas con adorno, un christal delante, quattro a los lados, marcos de concha fina a las esquinas, rematte dorado a modo de concha, messa negra y dorada, al pie un aguila dorada, sobre ella un angelote dorado, y la otra urna del señor San Jorge en todo uniforme a la sobredicha, de cuerpo enttero, piedras, rematte, marco y messa con aguila y angelote”. 39

Es allí donde fallece Josefa Antonia Mateo y Pamplona el 24 de marzo de 1759. La fe de muerte de doña Josefa se atestigua en A.H.P.Z., José Domingo Andrés, nº 4.889, 1759, f. 151, (Zaragoza, 24-III-1759); y la apertura de su testamento en ídem, f. 151 v., (Zaragoza, 24-III-1759). Véase asimismo QUINTANILLA MARTÍNEZ, Emilio, “Nuevos datos para…”, ob. cit., nota nº 2, p. 225. El 19 de diciembre de ese mismo año de 1759 Joaquín Mateo y Pamplona, hermano y heredero de Josefa Antonia, vecino de Calatayud, fundaba una serie de aniversarios por el alma de la difunta en la parroquial de San Juan el Viejo de Zaragoza (A.H.P.Z., José Domingo Andrés, nº 4.889, 1759, ff. 438 v.-439) (Zaragoza, 19-XII-1759).

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La tercera estancia destacaba por la presencia de dos escaparates repletos de piezas de plata muy variadas entre las que queremos mencionar “una capillita con puertezillas en medio [de] Nuestra Señora de Copacavana” con columnas doradas, una lámina “del Nacimiento de filigrana” o un objeto tan exótico como “un huebo de buytre guarnezido en platta”. Por su parte, la cuarta sala también presentaba un gran número de muebles de madera, todos ellos de nogal, además de dos “laminitas” con cristales, una con una carta de San Carlos Borromeo y la otra con un escrito de San Francisco de Sales. El oratorio privado de don Alejandro estaba presidido por “un retablo de tres piezas que se puede cerrar a modo de caxa y en el medio la pintura de Nuestro Señor para ponerle en el sepulcro, Nuestra Señora, las Marias, Joseph Nicodemus y a los lados dos pinturas, todo muy fino”, así como por distintas láminas con la representación del Nacimiento, San Antonio, el Santo Cristo de Burgos, Jesús y María. El inventario no ubica con exactitud la cocina y los repostes en la casa, pero nos llama poderosamente que es en estas habitaciones donde se localizaban cinco tapicerías, de las que una estaba compuesta por ocho paños “finos de Flandes [con la] historia de San Pablo”, otra también de Flandes “fina de cinco paños [con] las virtudes, justicia, et cetera”, otra francesa de seis paños y de formato horizontal, otra más de Flandes asimismo apaisada, y la última igualmente apaisada de felpa de Mesina. Además, don Alejandro poseía numerosas y ricas joyas de oro, diamantes y esmeraldas, y “dos firmas de Santa Theressa guarnezidas de oro con piedras ordinarias”. Como hemos podido comprobar, las cuatro urnas que albergaban las esculturas napolitanas y que ahora se conservan en la capilla de San Blas de la colegiata del Santo Sepulcro de Calatayud formaban parte del mobiliario de la vivienda de Alejandro de la Cerda y Granada. Sin embargo, hasta el momento no hemos logrado averiguar cómo este caballero se hizo con ellas. Si bien es cierto que entre 1696 y 1702 el virrey de Nápoles era Luis Francisco de la Cerda y Aragón (1660-1711), IX duque de Medinaceli, miembro, por tanto, de la familia de la Cerda, personaje además muy aficionado al arte40, no hemos conseguido emparentar a Alejandro de la Cerda y Granada con esta rama. No obstante, sí que podemos explicar cómo llegaron las cuatro urnas a la ciudad del Jalón. La llegada de las esculturas napolitanas al Santo Sepulcro de Calatayud Según refiere Miguel Monterde en el Memorial de 1763, Francisco José de la Cerda y Josefa Antonia Mateo41 decidieron “vender los muebles y alhaxas, de las que se hizo almoneda en los años de 1746, 47 y 1748”42. No se conservó “razón general de lo vendido ni de los precios”, aunque la viuda sin duda habría recibido el “aderezo de diamantes del Cupido, valuado

40 Véase, por ejemplo, LLEÓ CAÑAL, Vicente, “The Art Collection of the Ninth Duke of Medinaceli”, The Burlington Magazine, The Burlington Magazine Publications, nº 131, Londres, 1989, pp. 108-116. 41 El 13 de octubre de 1742 la viuda nombró como sus procuradores a Francisco José de la Cerda y Granada, su cuñado y canónigo del Santo Sepulcro de Calatayud, y al licenciado Juan Sanz, racionero de la misma iglesia. En A.H.P.Z., José Domingo Andrés, nº 4.872, 1742, ff. 489-489 v., (Zaragoza, 13-X-1742). 42 A.D.T., Santo Sepulcro de Calatayud, Caja 10, 4-1, Memorial del destino…, pp. 37-38.

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en 766 ducados de plata doble, el collar de perlas y el cintillo de diamantes con los broches”, valorados en 2.200 libras, que su esposo le legó en su testamento43. El canónigo Francisco José de la Cerda falleció el 19 de agosto de 175144, mientras que Josefa Antonia Mateo lo hizo el 21 de marzo de 175945. Para entonces se habían vendido casi todos los bienes de valor de Alejandro de la Cerda, con excepción de la mayor parte de la ropa de casa y de cama, los tapices, algunos muebles y unos pocos cuadros que se liquidaron tras el fallecimiento de doña Josefa por valor de 1.078 libras 1 sueldo 9 dineros46. El 15 de julio de 175947, ante la imposibilidad por fallecimiento de que el canónigo Francisco de la Cerda se encargara del reparto de la herencia de su hermano tras la desaparición de su viuda, el cabildo del Santo Sepulcro de Calatayud quedó encomendado de ello. En ese momento el cabildo estaba compuesto por el prior Tomás Arizcun y Beaumont, el subprior José Pujadas y los canónigos Miguel Cubero, Vicente Miguel Domínguez y Miguel Monterde, que actuaba como procurador del Santo Sepulcro48 y que, como venimos comentando, redactó el Memorial con la intención de desentramar la herencia de Alejandro de la Cerda49. Justamente es Monterde quien explica en este libro que la venta de los últimos enseres del difunto y el portear hasta Calatayud los que habían quedado sin rematar había supuesto un gasto de 43 libras 14 dineros. Entre estos se encontraban las cuatro urnas con las esculturas napolitanas. Desconocemos cuál es la razón por la que éstas no fueron vendidas, pero sabemos que el propio Miguel Monterde pagó por la realización de “quatro cajones de pino para traer las quatro urnas que quedaron sin vender, por el trabajo de colocarlas en los cajones, y costo de cortadizos de papel para llenar los huecos”, 12 libras 18 sueldos 12 dineros; por el “porte de dichas urnas y demas muebles que se han traido a Calatayud”, 17 libras 11 sueldos; y por el “costo de dos veintenos y trabajo de hacer un banco para colocar en el archivo las quatro urnas”, 1 libra 11 sueldos. Seguidamente, Monterde volvió a anotar la descripción de las cuatro urnas de ébano con las tallas50, que son las que hoy se encuentran en la capilla de San Blas de la colegiata del Santo Sepulcro de Calatayud, aunque sin las ricas mesas sobre las que descansaban, que sí debieron ser vendidas. 43

Ídem, p. 38. Ídem, p. 46. Había otorgado su último testamento en Calatayud y ante el notario José de Algora el 11 de agosto de 1749. Se conserva una copia en A.D.T., Documentación antigua, Caja 992, documento nº 8, Sobre el testamento de la Cerda, Santo Sepulcro. 45 A.D.T., Santo Sepulcro de Calatayud, Caja 10, 4-1, Memorial del destino…, p. 55. 46 Ídem, pp. 71-75. 47 El 15 de julio de 1759 Miguel Monterde, canónigo del Santo Sepulcro, como procurador del cabildo de su iglesia, y Joaquín Mateo y Pamplona, vecino de Calatayud y heredero universal de la difunta Josefa Antonia, su hermana, firman un acuerdo sobre la herencia de la fallecida. En A.H.P.Z., José Domingo Andrés, nº 4.889, 1759, ff. 298-300 v., (Zaragoza, 15-VII-1759); y QUINTANILLA MARTÍNEZ, Emilio, “Nuevos datos para…”, ob. cit., nota nº 3, p. 225. 48 Designado el 24 de abril de 1759 ante el notario de Calatayud José de Algora y que se inserta en el documento de aceptación de la herencia de Alejandro de la Cerda por parte del Santo Sepulcro en A.H.P.Z., José Domingo Andrés, nº 4.889, 1759, ff. 335 v.-337, (Zaragoza, 20-VIII-1759). 49 En el Archivo Diocesano de Tarazona se conserva otro libro, aunque con varias páginas arrancadas entre las que se encuentra la del título, que también trata de la herencia de don Alejandro: A.D.T., Santo Sepulcro de Calatayud, Caja 57, 1-1, en las pp. 9-10 se citan asimismo las urnas con las esculturas que quedaron sin vender en la almoneda. 50 A.D.T., Santo Sepulcro de Calatayud, Caja 10, 4-1, Memorial del destino…, pp. 76-77. 44

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Apéndice documental DOC. Nº 1 1742, octubre, 2. Zaragoza Josefa Antonia Mateo Díez de Aux y Pamplona, viuda de Alejandro de la Cerda y Granada, y Francisco José de la Cerda y Granada, canónigo del Santo Sepulcro de Calatayud, hermano y heredero fideicomisario del finado, entregan al notario un inventario de todos los bienes que pertenecieron al difunto. A.H.P.Z., José Domingo Andrés, nº 4.872, 1742, ff. 470-481 v. /f. 470/ [Al margen: “Imbentario”]. Die secundo octobris. Anno Domini MDCCXXXXII. Cesaraugusta. Eisdem die et loco. Que ante mi, Joseph Domingo Andres, notario del numero de la ciudad de Zaragoza, y testigos abaxo nombrados, parecieron doña Josepha Antonia Matheo Diez de Aux y Pamplona, viuda de don Alexandro de la Cerda y Granada, cavallero, hijodalgo, vecino de esta ciudad, y, como tal viuda, usufructuaria de todos los bienes muebles y sitios, creditos, drechos, instancias y acciones que fueron y perttenezieron al dicho don Alexandro de la Cerda, y don Francisco Joseph de la Cerda y Granada, canonigo de la insigne iglesia colegial del Santo Sepulcro Jerosolimitano de la ciudad de Calataiud, como heredero fideicomisario y disponedor que para despues de la viudedad de la dicha doña Josepha Antonia Matheo es de todos los bienes de el dicho don Alexandro, su hermano, instituido por su ultimo testamento que otorgo en esta ciudad a tres de septiembre del corriente año de mil setecientos quarenta y dos y por mi, dicho notario, testificado, en cuios nombres dixeron que para que en todo tiempo constare de los bienes muebles per /f. 470 v./ tenecientes a la herencia unibersal del dicho don Alexandro tenian hecha una memoria e inventario de todos ellos, la que entregaron a mi, dicho notario, requiriendome hiziese de ella acto publico y es la siguiente: Primeramente en la primera pieza de el cuartto vaxo tres paises grandes con marcos negros, tres paises medianos con filettes de oro, dos paises pequeños sin marcos, y un quadro quadrado con marco dorado, un arcon grande de nogal para tener tapicerias, dos escritorios ordinarios con sus messas y una messa de nogal con dos caxones. Ittem en la segunda pieza de dicho cuartto vaxo seis paises grandes con algunas figuras finas, marcos negros y un filette de oro ancho por el centro, dos varas y media de altos, cinco paises medianos finos con filette de oro, dos escritorios buenos de ebano y vidrio, seis navetas cada uno con remattes de varandilla de bronze con sus messas de nogal y yerros. Ittem en la terzera pieza de el dicho cuartto vaxo diez espexos grandes de armar, los ocho con marcos de ebano, los dos de nogal con cordones de seda carmesi y borlas, todos uniformes. Ittem dos urnas grandes, la una de Nuestra Señora de la Concepcion, cuerpo enttero, con trono de siete angeles, todo hechura de Napoles, un christal delante y quattro a los lados y marcos de ebano con remate y mesitta de nogal. Otra urna, conforme en todo y unifor /f. 471/ me a la de arriba, del señor San Joseph con el Niño en los brazos, cuerpo entero, cristales, marcos y messa como la de Nuestra Señora, en todo igual, rica y uniforme. Dos cuadritos sobre dos messitas de destrado, uno del señor San Xavier y el otro de Nuestra Señora, del señor San Joseph y Niño, pintura fina, marcos negros, ocho frutericos pequeños con marcos dorados, tres gotteras doradas para cortinas de ventanas o puerttas, dos arcones para tener paños de Raz. Ittem en la galeria de dicho cuartto vaxo cinco paises grandes finos uniformes e iguales a los cinco dichos en la segunda pieza con filettes de oro al centro, otros seis paisitos pequeños largos como una vara con marcos dorados, otros tres paisitos casi quadrados, quattro floreros uniformes altos como vara y media con filettes de oro y marco negro, una Nuestra Señora de Monserratte

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con un cristal delante y marco de concha de medias cañas, como dos tercias en quadro, una messa de piedra jaspe y otras piedras de diferentes colores embutida a marco de bronze que le circunda, pies torneados de nogal con tornillos de yerro y seis sillas de Moscobia a medio servir. Ittem en la primera pieza del quartto alto seis paises medianos finos con filetes de oro, marcos negros conforme a los de la segunda pieza de el cuartto vaxo, a los medianos, tres quadros /f. 471 v./ grandes de pintura basta de diferentes figuras ordinarias, dos papeleras de nogal con sus messas, otra messa grande forrada en Moscobia negra con dos caxones, un arcon largo para ropas de criados, diez sillas de Moscobia a medio servir, y un cuadritto de Nuestra Señora, el Niño y otros santtos, pintura buena, marco dorado. Mas adentro de dicha pieza en un quartico una arca grande buena de nogal. Ittem en la segunda pieza de dicho quarto alto, dos escritorios buenos de concha y ebano con seis navettas cada uno a los lados y una puertecilla en el medio que cierra, otros rematte de varandilla de bronze y guarnezido de planchitas trepadas de bronze con cerraxas y llabes y messas iguales de nogal cantoneras de yerros, una messa grande de nogal, nuebe sillas de terciopelo carmessi, clavazon de bronze dorado, franja de seda carmesi. Ittem en la galeria del quartto alto tres sillas de terciopelo carmesi del juego de las nuebe antezedentes y todas doze iguales con sus cubiertas de badana, dos quadros, el uno (de) la Adoracion de los Reies, el otro (de) el Martirio de San Bartholome, marcos dorados uniformes, pintura fina, altos como vara y media, dos quadros ambos de Santa Maria Madalena, pintura fina, marcos dorados de talla y como apaisado, otro de la Negacion de San Pedro, igual a los dos de arriba, marco dorado apaisado, pintura rica, otro de San Geronimo en quadro, pintura fina, apaisado, marco de talla dorado. Otro de San Francisco espirando, marco dorado, pintura fina, casi igual al de San Bartholome, dos quadros iguales, el uno de Nuestra Señora, el otro un Ecce Homo de medio cuerpo, ambos marcos lissos dorados. Otro de /f. 472/ la Venida de nuestra patrona de el Pilar con marco de talla dorado, un cuadro de Santa Engracia (de) medio cuerpo, marco obalado y dorado, dos quadros pequeños pintados en el uno la caveza de San Pedro, el otro la de San Pablo, fina pintura, marcos dorados, onze quadritos de la Pasion, pintura fina, y unos panecillos de oro en los marcos y en dichos quadrittos ay en ellos la Visitacion, Nacimientto, de todos iguales y uniformes. Ittem dos urnas ricas, la una de el señor San Miguel, cuerpo enttero, hechura de Napoles, con piedras vastas con adorno, un christal delante, quattro a los lados, marcos de concha fina a las esquinas, rematte dorado a modo de concha, messa negra y dorada, al pie un aguila dorada, sobre ella un angelote dorado, la otra urna del señor San Jorge en todo uniforme a la sobredicha, de cuerpo enttero, piedras, rematte, marco y messa con aguila y angelote, una messa forrada en lienzo varetiado, doze taburetes o sitiales de destrado y seys tavuretes de anea. Ittem en la terzera pieza del dicho cuartto alto doze sillas de terciopelo azul rizado, clavazon de bronze dorado, frangilla de seda y sus cubiertas de badana. Ittem dos tinaxas de bucaro con sus cubiertas puestas sobre un triangulo de tres pies de madera con escultura dorada, campo negro. Ittem dos escaparattes con christales, marco de ebano adornados de planchittas de bronze dorado y dentro del uno las alaxas siguientes de platta: quattro bucarados guarnezidos de filigrana, una castaña de lo mismo, dos /f. 472 v./ pilitas, una maior que otra, una caxa de platta grande, un platillo, una escupidera, un arafestillo, dos xarritas, dos xarrittos, todo lo sobredicho de filigrana de plata, quattro platicos de platta como un real de a quattro cada uno, una braserita de filigrana, dos rosarios de ambares engarzados de filigrana, un vaulito huarnecido de filigrana, un paxarado llamado mochuelo de platta gravada, un Ecce Homo y una pasta con marquitos de platta. Un basso de christal grande con el pie y cubierta y aro de filigrana, un copon como caliz, pie y cubierta de

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platta dorado, diez a doze alaxitas menudas de filigrana, una reliquia de San Fausto guarnezida en platta, una taza al parecer de coral con el pie de platta. Ittem en el segundo escaparatte uniforme al de arriba y en el las alaxas de platta y filigrana de platta, dos xarras de filigrana, dos cesticas de filigrana, otras dos cestillas con cubiertas de lo mismo, tres baulitos todos de filigrana, una torrecilla de dos cuerpos de filigrana, dos xarritos con tornillos en las bocas de plata dorada gravados con aguilas, quattro candeleritos de platta, los dos triangulares, dos flasqueras de filigrana y piedras, un braserito de filigrana, dos palmas de lo mismo, cinco caxittas de lo mismo, una caxa de concha clavetiada en poco oro, una capillita con puertezillas en medio (de) Nuestra Señora de Copacavana a modo de alfaritto con columnas doradas, todo de platta, una lamina del Nacimiento de filigrana, un navio de filigrana con toda su maquina, dos reloxes de plata, otro relox a modo de baulito quadrado con sus pies, cerraxitta, todo de platta dorada gravados los apostoles en las quattro caras de dicho baulitto, dos pira /f. 473/ mides, dos caras grandes llamadas patacas grandes con cubiertas y assas arriba, un huebo de buytre guarnezido en platta, una cruz de christal, una caxa de venturina con aro de platta, un negrillo de plata, un relicario de San Ramon, diez y nuebe botones grandes de filigrana y treinta y tres pequeños de lo mismo, tres dozenas de botones pequeños de platta, la mitad vollados, y otras alaxas menudas de poca montta y dichos escaparates con sus messas de piedra fingida con flores, dos mesittas pequeñas de pino. Ittem en la quartta pieza del quartto alto una arquimessa con su pie, todo de nogal, las navettas con filettes dorados guarnezidas con yerro, unas laminitas con christales y dentro de la una una carta de San Carlos Borromeo, la otra de San Francisco de Sales, marcos dorados con sus pies, dos escribanias, la una de ebano, una mesitta labrada de marfil, una messa grande de nogal, una cama de pilares escala de granadillo, otra cama de pilares de nogal, un espadin empuñadura de platta, dos messitas muy ordinarias, una arca de nogal. Ittem en la alcoba de fuego vajando al caracol, dos sillas de Moscobia a medio ussar, una messita de pino y sobre ella un escritorio forrado en cañamo a forma de adonario, otra mesica de pino. Ittem en la pieza del oratorio entran /f. 473 v./ do por la primera pieza del cuartto alto, ocho sillas de Moscobia a medio ussar, un Santto Christo de marfil, una messa con un caxon para ornamentos del oratorio, un quadrico sin marco y en el quartto vaxo del criado diez sillas de Moscobia algo ussadas y un escrittorio mediano. Ittem en el orattorio un retablo de tres piezas que se puede cerrar a modo de caxa y en el medio la pintura de Nuestro Señor para ponerle en el sepulcro, Nuestra Señora, las Marias, Joseph Nicodemus y a los lados dos pinturas, todo muy fino, una lista dorada, una lamina del Nazimiento, otra de San Antonio, otra del Santo Christo de Burgos, finas, otra de Jesus, otra de Maria medianas, marcos negros, dos frontales de tela rica, unos manteles, el uno blanco postizo y otro algo usado, unas sacras, Evangelio y lavabo de ebano guarnezido de planchittas de plata, dos missales, el uno forrado en terciopelo y canttoneras de platta, una casulla de tela blanca, flores de oro, otra paxiza con fres de platta, otra de damasco blanco y colorado, otra alistada, una blanca de tela viexa, otra de brocatto caidas azules, otra de tafetan morado, dos albas de olanda con encaxes, unos manteles, un cobrecaliz de rasso lisso blanco y bordado de sedas con puntilla de oro al cantto, un marco dorado de fronttal. Ittem en un huarttico sobre el orattorio seis baules y el uno tres pedazos de tafetan alistado doble que dichos tres pedazos tiran setenta y quattro baras, cinco varas de felpa azul y blanca rizada, una lamina de Nuestra Señora en circulo, el aro /f. 474/ de bronze dorado, otra lamina de un Christo, marco negro, veinte y cuattro cubiertos, doze de terciopelo carmesi con fres de oro, los otros doze de damasco carmesi y fres de oro, dos tapetes de damasco carmesi, los cinco restantes en baules sin cosa particular.

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REBECA CARRETERO CALVO

Ittem en el reposte quattro arcas de nogal buenas y una mas mediana, un baul mediano, otro baul bueno, dos toallas grandes de tafetan con mattizes de seda, una dozena de toballas que se ussan, (entre líneas: otras nuebas), cortinas de damasco carmessi, ocho, las dos de cinco ternas, las seis de a quattro ternas, cortinas de damasco azul, cinco de a quattro ternas, un cortinaxe de cama de damasco carmin y cobertor y franja de seda, otro cobertor de damasco carmesi, otro cobertor viejo, un cortinaxe de cama de damasco azul bordado de matices de seda y su cobertor sin bordar, siette colchones, medios colchones diez, una cama con escalerillas a la cavezera y pies y toda ella de azero colado, varras de yerro correspondientes a las cortinas, montas nuebas cinco, una de marca maior, siette medianas usadas, la una marca maior. Ittem en la cozina y otro quartico a modo de reposte, siette sillas de Moscobia medianas, un brasero, su copa muy grande, estambres, dos garapiñeras, dos refriadores y una cantara de massar de arambre, dos cazos, unas extruides, /f. 474 v./ dos recoxedores de yerro, un belon y tres candelaeros de azeyte de bronze, dos calentadores, dos almirez, el uno rotto, un caldero, dos perolas, una tapizeria de ocho paños finos de Flandes (con la) historia de San Pablo, otra tapizeria de Flandes fina de cinco paños (con) las virtudes, justicia, et cetera, otra tapizeria francessa de seis paños apaisada, otra tapizeria como de Flandes de seis paños, monteria, otra tapizeria de seis paños y una alfombra, todo de felpa de Mezina, diez tapizes sueltos viejos, una alfombra grande turquesa fina, un coche grande dorado forrado en terciopelo azul y blanco y otros dos medianos, el uno forrado en terciopelo carmesi y franja, el otro en Moscobia, un par de mulas con sus guarniciones y silla. Ittem en los baules de el reposte, la ropa blanca siguiente: dos banobas, la una pequeña, treze dozenas de servilletas buenas, medianas y malas, otras tres dozenas alemaniscas, quattro tablas de manteles alemaniscos, diez y siete tablas de manteles medianos y otros usados, diez y ocho savanas de olanda buenas y usadas, catorze sabanas de cañamo de dos ternas, siette juegos de almuadas de olanda, veinte y ocho savanas de lino medianas y buenas, siette cortinas, tela de San Juan, lino para savanas como quarenta baras, otra pieza como nobenta varas para sabanas y almuadas. Mas dos piezas y en ellas ciento y viente y ocho varas, otra pieza de cañamo para sabanas de sessenta y seis varas, telas delgadas de true, algunos peda /f. 475/ zos para sabanas y almoadas. Ittem en el quartto del enttresuelo doze gotteras doradas, una messa de nogal con su caxon, cerrajas y llabe, dos retruetos grandes con marcos negros y dorados, tres paises grandes algo maltrattados, un biombo grande que se pliega con unos paneles de oropel y pintado. En los quarttos principales de arriba diferentes vidrieras. Ittem una joya de oro con ochenta y zinco diamantes esmaltados con una Nuestra Señora en medio y dos pendientes correspondientes a dicha joya con treinta y ocho diamantes, que dicha joia y pendientes pesan ocho onzas, doze arienzos. Ittem otra joia de oro con su par de pendientes correspondientes y diamantes, estimado todo en dos mil y quinientas libras, que su pesso es seis onzas y un quartto. Ittem una cruz con diez diamantes y tres perlas, que su pesso es doze arienzos. Ittem tres pares de botones de oro, su pesso nuebe arienzos, valor diez pessos. Ittem un recuerdo o sortija de oro con tres diamantes, que pessa tres arienzos, su valor ocho pessos. Ittem una sortija de oro con siette diamantes, el de medio en rosa muy gruesso. Ittem unas oritas de Nuestra Señora con cubiertas de oro esmaltado con esmeraldas, que todo el pessa dos onzas seis arienzos. Ittem dos firmas de Santa Theressa guarnezidas de oro con piedras ordinarias que pessan dos onzas seis arienzos con vidrios y piedras, /f. 475 v./ tres pares de bottones de oro con diez diamantes

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cada par, dos negrillas con quattro diamantes, tres esmeraldas cada una, un pedazo de pendiente de oro con quarenta y seis diamantes. Ittem un xarro grande nuevo labrado, su pesso settenta onzas quattro arienzos. Ittem seis candeleros uniformes con barritas de yerro denttro doscientas ochenta y nuebe onzas. Ittem veinte y quattro plattos uniformes, trescienttas settenta y quattro onzas. Ittem dos plattos grandes de polla, sesenta y quattro onzas y seis arienzos. Ittem un atril de missal nuevo labrado, nobenta y nuebe onzas ocho arienzos. Ittem ocho buxias iguales, ciento veinte y cinco onzas. Ittem un candelero o belon de azeyte y espaviladeras, quarenta y una onza quattro arienzos, un caliz, pattena, platillo y vinageras, todo dorado, sesenta y nuebe onzas ocho arienzos. Ittem una concha grande con armas en medio, sesentta y quattro onzas. Ittem una fuente grande con armas en medio y frisso y centtro dorado, sesentta y nuebe onzas y ocho arienzos. Ittem un azafatte grande con assas labrado, ochenta y tres onzas y tres arienzos. Una fuente nueba lebantada de medio reliebe, ciente diez y nuebe onzas. Ittem una salbilla grande, ochenta y ocho onzas ocho arienzos. Ittem otra salbilla cassi igual, ochenta y ocho onzas. Ittem dos salbillas medianas cassi iguales, quarenta y quatro onzas quattro arrienzos. Tres escudillas, cucharas, tenedores y cucharon, quarenta y ocho onzas. Ittem una escupidera, palmatoria, tinteros, dos campanas, una vazinilla y otras piezezuelas crebadas, todo ochen(ta) /f. 476/ y dos onzas. Ittem otro caliz con dos pattenas, la una dorada, veintte y nuebe onzas ocho arienzos. Ittem diez cuchillos con sus clavos de platta que pesaran dichos clavos todos como diez onzas doze arienzos. A continuación y hasta el final del documento, se recogen los censos firmados por el difunto, la compra de unas casas en la calle de las Señales de Zaragoza, la adquisición de una cochera en la misma calle de las Señales y la escritura de loación de la capilla de Santa Úrsula con su derecho de enterramiento otorgada por la parroquia de San Juan el Viejo de la capital aragonesa a favor de don Alejandro el 20 de enero de 1738. Cláusulas de escatocolo y suscripción autógrafa de dos testigos: Juan José Sanz, presbítero racionero de la Colegiata del Santo Sepulcro de Calatayud, al presente hallado en Zaragoza, y Martín Pérez Huesca, residente en Zaragoza.

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