Discurso y prácticas socioeducativas. Estudio de caso del Colegio Republicano de Santa Librada

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Descripción

Discurso y prácticas socioeducativas. Estudio de caso del Colegio Republicano de Santa Librada James Cuenca

Número 12 | Septiembre 2015

ISSN-e 2357-3945

SERIE DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES ISSN-e 2357-3945 Número 12 | Septiembre 2015 Rector: Francisco Piedrahita Plata Secretaria general: María Cristina Navia Klemperer Director académico: José Hernando Bahamón Lozano Decano de la Facultad de Derecho y Ciencias sociales: Adolfo Jerónimo Botero Marino Director del Centro de Investigaciones CIES: Vladimir Rouvinski Universidad Icesi Centro de Estudios Interdisciplinarios Jurídicos, Sociales y Humanistas (CIES) Facultad de Derecho y Ciencias Sociales Calle 18 No. 122-135 Pance, Cali - Colombia Teléfono: +57 (2) 555 2334 Fax: +57 (2) 555 1441 [email protected] www.icesi.edu.co/cies Comité Editorial Mario Alberto Cajas Sarria Enrique Rodríguez Caporalli Juan José Fernández Dusso Margarita Leonor Cuéllar Barona Adolfo Jerónimo Botero Marino

Jorge Ordóñez Valverde Yecid Echeverry Enciso Natalia Rodríguez Uribe Vladimir Rouvinski

Edición Centro de Investigaciones CIES Coordinación editorial Adolfo A. Abadía | [email protected] Diseño editorial y Diseño Portada Johanna Trochez LaDeLasVioletas | [email protected]

El Centro de Estudios Interdisciplinarios Jurídicos, Sociales y Humanistas (CIES) no se hace responsable de las ideas expuestas bajo su nombre, las ideas publicadas, los modelos teóricos expuestos o los nombres aludidos por el(los) autor(es) de los artículos. El contenido es responsabilidad exclusiva del(los) autor(es), y no reflejan la opinión de las directivas de la Universidad Icesi, del Centro de Investigaciones CIES, de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, o de los editores de la SERIE DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES.

Contenido

Septiembre 2015 Número 12

Introducción4 Breve  historia del Colegio Republicano de Santa Librada

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El estudiante libraduno El estudiante ideal El estudiante indisciplinado

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Familia y colegio ¿Qué hacer? Entre la expulsión y el maternaje

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Reflexiones finales

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Bibliografía27

La serie de DOCUMENTOS DE TRABAJO DEL CIES son informes o avances que documenta la actividad realizada por los investigadores adscritos al Centro de Investigaciones CIES con el propósito de consolidar un trabajo investigativo de carácter interdisciplinario, sobre cuestiones jurídicas, sociales y humanistas para contribuir a la comprensión y la solución de problemas de interés regional y nacional que se adelantan en la universidad, por medio de un lenguaje sencillo y accesible.

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Discurso y prácticas socioeducativas Estudio de caso del Colegio Republicano de Santa Librada James Cuenca

Correo electrónico: [email protected] Introducción

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l presente documento surge de la investigación titulada Discurso y prácticas socioeducativas: Estudio de caso del Colegio Republicano de Santa Librada1 y tiene como propósito dar a conocer a la comunidad educativa del colegio algunos de los resultados encontrados. La investigación tuvo como objetivo explorar en un grupo de profesores y directivos del colegio los discursos y prácticas socioeducativas que sirven de soporte al trabajo docente. La idea que sustenta este planteamiento es que toda práctica humana responde a razones y motivos que los distintos actores son capaces de referir y que finalmente fundamentan y justifican sus acciones (Giddens, 2003). Esto permite considerar que la acción humana puede ser interrogada con el propósito de entender los aspectos subjetivos que sustentan su inteligibilidad. Interrogar la práctica docente, en tal sentido, nos aboca al conocimiento del quehacer educativo desde las experiencias y vivencias de los sujetos directamente involucrados en ella. Para el presente caso, los profesores y directivos entrevistados ofrecen una perspectiva única sobre lo que viene ocurriendo en una de las instituciones más importantes de socialización de la modernidad. Aunque la institución escolar sigue siendo una de las instituciones centrales para la formación de las nuevas generaciones, cada vez son más las voces que señalan que está en crisis, como lo corroboran distintos tipos de informes, provenientes tanto de organismos gubernamentales como no gubernamentales. Por ejemplo, un indicador que se utiliza para señalar que algo está pasando con esta institución, son los resultados que obtienen los estudiantes en las pruebas aplicadas por el Estado. Sin embargo, este recurso es muy limitado si se quiere saber qué está pasando y cuáles son las posibles razones que explican esta situación.

1 La investigación fue financiada por la Universidad Icesi y realizada durante el periodo 2012-2013, junto con las profesoras Ximena Castro, Jackeline Cantor y María Fernanda González, del Departamento de Estudios Psicológicos, Facultad de Derecho y Ciencias Sociales.

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Uno de los intereses que justificó esta investigación fue conocer, de primera mano, lo que viene ocurriendo en la institución educativa en la ciudad, para ir más allá de los lugares comunes tan fácilmente utilizados como explicación. La importancia de este tipo de acercamiento es que permite conocer, con cierto nivel de profundidad, algunas de las dinámicas que están haciendo presencia en la institución educativa. Esto se hace posible porque ofrece un repertorio de voces y experiencias que interpretan, desde distintos lugares institucionales, lo que viene ocurriendo. La historia e importancia que tiene el colegio Santa Librada, en el contexto educativo de la ciudad, fue el principal motivo para decidir hacer la investigación ahí. Tener una institución educativa con casi 200 años de historia, favorece distinto tipos de lecturas sobre las prácticas socioeducativas, que difícilmente puede tener otra institución. Y aunque esta investigación no se hizo desde un enfoque histórico, es innegable que esta larga historia está presente en el día a día de ella, como claramente quedó demostrado en los resultados de esta investigación. El trabajo de campo que se hizo finalmente y que sustenta la información recogida, fueron 19 entrevistas abiertas a diferentes profesores de la jornada de la mañana y de la tarde, a uno de los psicólogos y al rector. Todas las entrevistas se realizaron en las instalaciones del colegio, utilizando distintos tipos de lugares que fueron facilitados por la institución. La información recogida se analizó utilizando el programa para análisis de datos cualitativos Atlas Ti. Este trabajo se hizo durante el año de 2012 y 2013. El presente documento se elaboró con el propósito de entregarle al colegio los resultados más importantes encontrados en la investigación, esperando que sirvan para abrir un debate sobre los discursos y las prácticas socioeducativas del Colegio Republicano de Santa Librada. Esto responde a la convicción que tenemos como investigadores de que el saber que se produce desde la investigación debe tener una función y un uso social, principalmente cuando ella está articulada al estudio de problemáticas sociales concretas. Esperamos que así sea. También es una manera de retribuir, en parte, el tiempo y la dedicación que profesores y directivos nos ofrecieron de manera desinteresada.

La historia e importancia que tiene el colegio Santa Librada, en el contexto educativo de la ciudad, fue el principal motivo para decidir hacer la investigación ahí. Tener una institución educativa con casi 200 años de historia, favorece distinto tipos de lecturas sobre las prácticas socioeducativas, que difícilmente puede tener otra institución.

Aunque este documento tiene un solo autor, es innegable que en estas páginas están también las voces del equipo de investigación, conformado por profesoras del Departamento de Estudios Psicológicos, y con una larga trayectoria como asesoras y psicólogas de distintas instituciones educativas de la ciudad. Es importante aclarar que las afirmaciones que se hacen aquí no pretenden ser conclusivas sobre los complejos temas abordados. No podría ser de otra manera, cuando son resultado de las distintas voces de quienes compartieron sus experiencias como profesores y directivos, en esta investigación. Sin embargo, esto no demerita ni le resta validez a lo aquí se está presentado. Uno de los criterios que confirma tal aseveración es la coincidencia que hay en los temas abordados por parte de los distintos entrevistados. Esta triangulación permite confirmar el grado de validez que tienen los temas y experiencias narradas. 5

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Finalmente, y como se dijo atrás, esperamos que la lectura del presente documento le permita a los distintos miembros del colegio Santa Librada volver sobre sus prácticas socioeducativas asumiendo la perspectiva que hace un observador externo, como lo es en este caso el equipo de investigación de la Universidad Icesi. Igualmente, explicitamos nuestra disposición e interés de seguir avanzando en el estudio y el análisis de los interesantes temas que aquí se tratan, acompañados de los actores directos del devenir de la vida escolar, como los son los estudiantes, profesores, directivos y padres de familia.

La escuela se va a entender como una institución cuya Breve  historia del Colegio Republicano de Santa Librada2 función es la creación de ntes de presentar los resultados es importante hacer mención, de manera identidades, tradiciones e breve, a la historia de esta importante institución educativa. La razón para imágenes “nacionales”. Su hacer esto es que una buena parte de los planteamientos que hicieron los docentes y directivos sobre las prácticas socioeducativas están sustentadas en propósito se enfoca en la esta larga historia. creación de una identidad nacional homogénea, Recio (2010), cuenta que después de la independencia de Colombia sucedida en 1819, aparece la necesidad de construir un Estado-nación para que habilite al Estado república y por tanto, un ciudadano nuevo, diferente a la figura como protector de dicha laquenaciente existía en la época colonial. Para el logro de tal propósito, la instrucción comunidad. pública se convirtió en el camino que ayudaba a consolidar una idea común

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de nación, patria y ciudadano.

La  escuela, de acuerdo con Pérez Vejo (mencionado por Recio, 2010), se va a entender como una institución cuya función es la creación de identidades, tradiciones e imágenes “nacionales”. Su propósito se enfoca en la creación de una identidad nacional homogénea, que habilite al Estado como protector de dicha comunidad. Según Recio (2010), para la sociedad del siglo XIX la pregunta por la formación de los hombres libres que llegaran a ser ciudadanos de la república se intentó responder por medio de una educación atravesada por un discurso racional dirigido por el derecho. Para esto se retomó el sistema Lancasteriano, que fue traído, en 1822, por Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander, a pesar de que ambos personajes tuvieran ideas de ciudadano disímiles para la naciente república. Así, Bolívar defendía el poder soberano individual, la ley moral, mientras que Santander promulgaba la soberanía del Estado y las leyes humanas (Quiceno, mencionado por Recio, 2010). Por este lapso fueron apareciendo leyes para fundamentar el proyecto de instrucción pública, definido por Santander como el medio por el cual los ciudadanos alcanzan el conocimiento de sus derechos y obligaciones. Dentro de las leyes que surgen aparece una en particular que dicta la supresión de 2 Este apartado se apoyó en el trabajo realizado por la estudiante de noveno semestre de Psicología Yamileth Bolaños en el marco de esta investigación.

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conventos menores para su destinación como colegios y casas de educación. Esta ley buscaba, además de la laicización de la educación, solucionar la falta de espacios que impedía la realización del proyecto educativo (Recio, 2010). En 1822 el cabildo de Cali expresó la necesidad de tener un colegio republicano para instruir a sus habitantes y encaminarlos al progreso, con el amparo en la ley de supresión de conventos menores, argumentando la importancia geoestratégica de la que gozaba la ciudad como lugar de fácil acceso al Pacífico. De acuerdo con el historiador y rector del colegio Santa Librada Ramón Atheortúa3, el Vicepresidente General Francisco de Paula Santander se encontraba encargado del poder ejecutivo y respondiendo a esa carta, ordena la fundación del colegio en uno de los conventos confiscados. De esta forma, en enero de 1823 se expide el decreto 29, en el cual se establece la fundación en Cali de un colegio llamado Santa Librada, en homenaje al día en que la nueva Granada hizo su independencia. Recio (2010) especifica que bajo la ley de confiscación de los bienes de la Iglesia, en Cali se confisca el Convento de los padres Agustinianos, ubicado en la carrera 4 con calle 13, lugar que llegó a funcionar como hospital, cuartel, cárcel y finalmente servirá de sede del Colegio Santa Librada. Trece años después, el cabildo de la provincia manifiesta la necesidad de crear una escuela para la enseñanza de las niñas, a cargo del Colegio Santa Librada, por lo cual se confisca el convento de La Merced para tal propósito. ¿Qué fin educativo se propuso para el colegio Santa Librada? De acuerdo con Recio (2010), quien cita las palabras del primer rector del Colegio, el Doctor Mariano del Campo Larrahondo, se buscaba educar a jóvenes ilustrados, no ignorantes, virtuosos y no fanáticos, con amor a la patria y no egoístas. De allí que el colegio consiguiera materializar una biblioteca y que para el año de 1836 el  presidente de la cámara provincial expresara el deseo de poseer una imprenta y cederla al colegio Santa Librada como muestra de progreso y materialización del proyecto de instrucción pública.

En 1822 el cabildo de Cali expresó la necesidad de tener un colegio republicano para instruir a sus habitantes y encaminarlos al progreso, con el amparo en la ley de supresión de conventos menores, argumentando la importancia geoestratégica de la que gozaba la ciudad como lugar de fácil acceso al Pacífico.

El Colegio de Santa Librada fue la punta de lanza de todo lo que ocurrió en Cali y en la región a lo largo del siglo XIX y primera mitad del siglo XX. Recio (2010) recalca que la importancia del Santa Librada no solo está en haber sido el primer colegio de la ciudad después de la independencia, sino en su papel histórico y trascendente para la región, encargado de educar, en su época de esplendor, a sus dirigentes. Atheortúa señala que cuando se revisa el archivo histórico del colegio se encuentra que fue el centro activo para la fundación del departamento del Valle del Cauca, para la conmemoración de la lucha de independencia y para la organización del centenario de la independencia.  Lo anterior lo corrobora Recio (2010) cuando apunta que desde la fundación del Santa Librada hasta 1948, se 3

Entrevista realizada al historiador y rector del Colegio Santa Librada en octubre de 2011.

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celebraron sus fiestas patronales en la fecha en que se gestó la revolución de la independencia, celebraciones que gozaban de prestigio e importancia y a las que acudían personajes ilustres de la ciudad.

Como ninguna otra institución educativa, Santa Librada ha hecho parte sustancial de la vida política, social y cultural de la ciudad y del país. Desde su fundación el colegio llegó a ser el centro educativo de referencia en la construcción de un modelo de ciudadano que fue clave en la consolidación de un Estado-nación que comenzaba a surgir desde las cenizas de las guerras independentistas.

El colegio, según Atheortúa, llegó a tener facultades de derecho, de jurisprudencia, de medicina, de teología y de comercio. Todos los personajes que manejaron la región, durante estos años, fueron egresados del colegio y tenían relación con él: Evaristo García, Eustaquio Palacios; ex presidentes de la república: Carlos Holguín, Jorge Holguín, Eliseo Payan; así como diferentes artistas, científicos y deportistas.  Entre 1940 y 1950, cuando la ciudad empieza a crecer y surgen otros colegios, nace entonces la universidad industrial en el seno y edificación del colegio de Santa Librada, cuna de la Universidad del Valle. En la década de 1940 se dejó la primera sede y se trasladó al barrio San Bosco, donde queda actualmente. Lo que es importante resaltar de esta breve historia del colegio es la trascendencia que tuvo en el contexto de la ciudad de Cali. Como ninguna otra institución educativa, Santa Librada ha hecho parte sustancial de la vida política, social y cultural de la ciudad y del país. Desde su fundación el colegio llegó a ser el centro educativo de referencia en la construcción de un modelo de ciudadano que fue clave en la consolidación de un Estado-nación que comenzaba a surgir desde las cenizas de las guerras independentistas. Sin embargo, esos tiempos y acontecimientos ya no son los que rigen el devenir de la vida del colegio. Y como ha ocurrido con otras instituciones educativas públicas en la ciudad, éste también ha sentido el impacto del abandono paulatino que diferentes gobiernos han hecho de la educación pública, principalmente en el recorte presupuestal y en la formulación de políticas educativas erráticas que poco han servido para remediar los sustantivos problemas de la educación en el país.4 A pesar de esto, es interesante constatar cómo pesa todavía en el imaginario de profesores y directivos esta historia de esplendor del Colegio Santa Librada y, principalmente, el efecto que tiene en la realidad cotidiana de la institución. Como veremos más adelante, aquí hay un recurso simbólico que algunos miembros de la institución utilizan en ciertas circunstancias, principalmente para contrarrestar imágenes negativas hechas sobre el colegio. En otros casos, a manera de queja, se hace referencia a esta historia para señalar lo que éste ya no es. En las siguientes sesiones presentaremos las distintas situaciones que están definiendo, en buena medida, las dinámicas socioeducativas del colegio en estos momentos, de acuerdo a la información suministrada por los profesores y directivos del colegio. Esto lo haremos considerando distintas categorías que se construyeron a partir de las entrevistas realizadas. Optamos por esta forma de organización porque facilita la lectura y el análisis de los hallazgos.

4 Los resultados recientes de las pruebas PISA 2013 son un ejemplo palpable de la aguda crisis en la que se encuentra la educación del país.

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El estudiante libraduno

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l alumnado que tiene una institución educativa define en buena medida lo que ella puede llegar a ser, no sólo en términos de sus logros académicos, sino en la definición de sus prácticas sociales cotidianas. Si nos detenemos a pensar por un momento en los estudiantes que bañaron de gloria al Colegio Santa Librada, décadas atrás, es claro que vamos a encontrar a lo más granado de la juventud de la ciudad. Y esto fue así, en parte, porque esta institución representaba a la mejor educación que tenía Cali en ese momento. Como quedó dicho en el apartado anterior, Santa Librada fue fundada como la institución insignia para formar a las nuevas generaciones en los valores republicanos que demandaba la nueva nación. Y a este propósito confluyeron intereses políticos y recursos económicos que lograron hacer de esta institución, desde su fundación, la primera de su género en la ciudad y la región. Por consiguiente, los años de gloria que tuvo el colegio respondieron a estos factores que hicieron que esto fuera posible, sin embargo esto ya no es así. De un Estado que hizo de la educación pública su punta de lanza para forjar un nuevo país y una sociedad progresista, dedicando importantes recursos económicos y humanos, pasamos a un Estado que desatendió la educación y permitió que fuera tratada como una mercancía sometida a las leyes del mercado. La falta de recursos económicos suficientes para atender la alta demanda de estudiantes, la falta de dotación necesaria y suficiente de laboratorios y bibliotecas, los bajos salarios de profesores y directivos fue incidiendo en el deterioro de las instituciones educativas públicas, favoreciendo a su vez el surgimiento de la educación privada. Con el paso del tiempo, algunas de estas instituciones educativas terminarán asumiendo el liderazgo que otrora poseían los colegios públicos.

La falta de recursos económicos suficientes para atender la alta demanda de estudiantes, la falta de dotación necesaria y suficiente de laboratorios y bibliotecas, los bajos salarios de profesores y directivos fue incidiendo en el deterioro de las instituciones educativas públicas, favoreciendo a su vez el surgimiento de la educación privada.

Es importante no perder de vista estos referentes históricos porque ellos son los que nos permiten entender los cambios que se han sucedido, no solo en el colegio Santa Librada, sino en la educación pública en general, algunos de los cuales son referidos por los profesores y directivos en las entrevistas realizadas. ¿Cuál es el tipo de estudiante que según los profesores, hace presencia en estos momentos en el Colegio Santa Librada? ¿Cómo podemos caracterizarlo? ¿Qué impacto está teniendo este tipo de estudiante en las prácticas socioeducativas de la institución? En lo que sigue, pretendemos dar respuesta a estas preguntas. Es importante iniciar señalando que a partir de las entrevistas no se encuentra un solo tipo de estudiante. De hecho, se confirma la existencia de varios tipos agrupados a partir del comportamiento que manifiestan dentro y fuera de la institución educativa. Esta clasificación, igualmente, no se ciñe estrictamente al comportamiento del estudiante asociado a su desempeño académico. Las tipologías que se presentan a continuación van más allá de este aspecto de la vida del estudiante.

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El estudiante ideal

Es importante resaltar los siguientes adjetivos que definen a este estudiante según el rector: solidario, demócrata, respetuoso de los derechos humanos, justo, puesto que claramente indican el perfil de un miembro civilizado de las sociedades modernas y que, lamentablemente, sigue siendo un ideal a alcanzar en nuestro país.

Quisiéramos comenzar por nombrar aquellas características que para los profesores y directivos definen al tipo de estudiante que quisieran tener en el colegio, y principalmente en sus clases. A pesar de las diferencias que pueda haber entre las opiniones expuestas, es interesante constatar cierto acuerdo centrado en un estudiante que exprese interés y deseo por el conocimiento, por aprender, por formarse como ciudadano y persona responsable de su vida y de la de los demás. En la perspectiva que tiene el rector del colegio se expresa explícitamente este perfil del estudiante libraduno, en el que se recogen aspectos que efectivamente van más allá del rol tradicional del estudiante atado al aprendizaje. Pues el estudiante aquí debe ser un estudiante dispuesto, no tanto a aprender, sino a prepararse para aprender, tiene que ser un estudiante solidario, tiene que ser un estudiante demócrata, tiene que ser un estudiante respetuoso de los derechos humanos, que haga el ejercicio de los derechos humanos, tiene que ser un estudiante solidario con sus compañeros, tiene que ser un estudiante justo y toda nuestra visión, misión, nuestros valores, nuestras creencias apuntan a que ese es el estudiante que debemos tener, es el perfil del estudiante que debemos tener. Todas nuestras acciones, el manual de convivencia, el Sistema Institucional de Evaluación (SIE), todos nuestros proyectos, apuntan a la construcción de este ciudadano (Entrevista realizada al rector del Colegio, en marzo de 2012).

Es importante resaltar los siguientes adjetivos que definen a este estudiante según el rector: solidario, demócrata, respetuoso de los derechos humanos, justo, puesto que claramente indican el perfil de un miembro civilizado de las sociedades modernas y que, lamentablemente, sigue siendo un ideal a alcanzar en nuestro país. Por esta razón tiene todo sentido que una institución educativa se proponga tal propósito que, como señalábamos inicialmente, era el ideal que definía a la educación republicana en sus comienzos. Obviamente, este perfil puede ser igualmente el que defina al directivo y al profesor libraduno. Ahora bien, como señalábamos más atrás, este perfil no se centra en el aprendizaje ni en el conocimiento como ejes principales del estudiante. Y, como veremos a continuación, tampoco lo es para algunos profesores entrevistados para quienes el estudiante deseado transita de manera muy cercana al lado del estudiante contestatario y revolucionario de las décadas del sesenta y setenta, del siglo pasado. - Y ¿qué tipo de estudiante quisiera tener en tu clase? - Revolucionario, ¿sí?, un estudiante rebelde, critico. Lógicamente con argumento, ¿no? (Entrevista realizada a profesor del colegio en marzo de 2012). Pero sí un sujeto, como decíamos, un sujeto crítico de su realidad y propositivo. Ese es el sujeto con el que yo sueño y bajo el que enfoco mi pedagogía; si tiene algún nombre, debe tenerlo en algún lado, pero lo que enfoco lo hago es bajo un sujeto crítico, constructor de país (Entrevista realizada a profesor del colegio en marzo de 2012).

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Para mí el estudiante que quiero tener en mi clase… pues es un estudiante que sea contestatario, que sea inquieto, un estudiante que me lance preguntas comprometedoras, preguntas que me pongan a mí a pensar para poder responder, ya, como era en el 79 [1979], que eso se leían tantas cosas que le salían a uno con unas preguntas… (Entrevista realizada a profesor del colegio en abril de 2012).

Resulta interesante esta demanda centrada en un estudiante con palabra, con criterio, con quien se pueda dialogar, pero que además asuma una posición política comprometida con el cambio social. La referencia a los estudiantes de los años setenta ejemplifica muy bien lo que se quiere decir, en la medida en que llama la atención sobre una época en la que el movimiento estudiantil tuvo una participación importante en la dinámica política y social de la ciudad y del país, con una presencia clave del Colegio Santa Librada. Sin embargo, habría que preguntar si el estudiante que encarna este ideal es posible encontrarlo hoy en día a la entrada de la institución escolar, o más bien, sería el resultado esperado después de haber transitado por esta institución. En otras palabras, este sería el perfil de entrada de los estudiantes al colegio o, más bien, sería el perfil de salida, cuando terminen el grado 11. Al parecer, para estos profesores, este es el perfil con el que deberían llegar los estudiantes a la institución educativa; el problema es que la realidad dista mucho de esto, como veremos más adelante.

Resulta interesante esta demanda centrada en un estudiante con palabra, con criterio, con quien se pueda dialogar, pero que además asuma una posición política comprometida con el cambio social.

Pero si estas son las características que se desean que tengan los estudiantes que llegan al Colegio Santa Librada, cuáles son las que realmente tienen y que los profesores valoran igualmente. En las entrevistas se hace referencia a algunas de ellas. El pelado del Santa Librada es un pelado muy respetuoso, sí el pelado es muy respetuoso... aquí uno anda con una tranquilidad, una confianza, aquí el pelado lo valora a uno como maestro, eso se los digo con toda la seguridad del caso, el pelado del Santa Librada te respeta, te valora como docente, te valora el conocimiento, te valora, lo valora, valora el conocimiento, así no entiendan, así vayan perdiendo, respetan a los maestros, independiente de sus problemáticas (Entrevista realizada a profesor del colegio en mayo de 2012) Inquieto, inquieto, por saber, por demostrarse ellos mismos que en santa librada hay gente buena. Por demostrarse ellos mismos que…; ellos quieren refutar la teoría de que allá se tira piedra, que allá se recoge, entre comillas como dice la gente “lo que no sirve”... El estudiante del Santa Librada quiere demostrar que es un muchacho piloso, quiere demostrar a él mismo y a los demás que puede avanzar, se puede llegar lejos, aun mas, en la Universidad del Valle hay mucho muchacho del Santa Librada que son buenos (Entrevista realizada a profesora del colegio en abril de 2012).

El respeto al profesor y la búsqueda del reconocimiento social son los dos aspectos que se resaltan aquí como características de los estudiantes del colegio. En el primer caso, es un respeto que se valora en cuanto permite que el profesor sienta confianza en el trabajo que realiza con los estudiantes. Confianza que resulta clave como condición básica de la interacción humana, cualquiera que ella sea (Giddens, 2003). La falta de confianza, por el contrario, mina todo vínculo social, mucho más en la práctica docente.

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La búsqueda de reconocimiento social, de otro lado, resulta clave como condición fundamental para afirmar las identidades frente a los otros, mucho más cuando esas son sentidas como inferiores. En estas circunstancias la necesidad de mostrar a los demás aquellas cualidades que permiten afirmar positivamente la identidad se vuelve necesaria (Gimenez, 2005; Cyrulnik, 2004).

El barrio, la familia, las drogas, las pandillas, son referentes que aparecen en las entrevistas como parte del mundo de los estudiantes y que terminan incidiendo en su desempeño académico y en la convivencia escolar. El colegio se ha convertido en un escenario más al que los estudiantes llevan los problemas que viven por fuera de él.

Estos procesos son claves en la educación secundaria puesto que se corresponden con las edades en que los muchachos están abandonando su niñez y se adentran en la juventud. No hay que olvidar que esto involucra cambios sustanciales a nivel fisiológico, físico, psicológico y social, tanto para los hombres como para las mujeres. De hecho, una de las principales manifestaciones que tienen estos cambios es la de afirmar una identidad a nivel individual y social, tarea nada fácil por el sinfín de situaciones que están viviendo los muchachos. Algunos autores proponen la metáfora del camaleón (Doltó, 1990) para significar esa gran capacidad de adaptación que demuestran los jóvenes a estas edades y que se corresponde con el deseo de ser aceptados por el grupo de pares. Así que no es extraño que algunos estudiantes se propongan afirmar positivamente su identidad como estudiantes del Colegio Santa Librada, apersonándose de aquellas cualidades que los diferencie del estereotipo de estudiante revoltoso y tira piedra, como la de ser piloso, buen estudiante, con futuro y buen prospecto para universidades como Univalle. Este estudiante ideal, que se desea y que se valora por las características positivas que se identifican en él, contrasta con otro estudiante que los profesores identifican por los comportamientos problemáticos que tienen al interior del colegio.

El estudiante indisciplinado Esta categoría define a un estudiante que a juicio de los profesores entrevistados presenta problemas disciplinarios que afectan a la institución educativa. Así, los profesores están sumamente preocupados por lo que está sucediendo con estos estudiantes. Algunas veces lo que refieren es una queja por su mal desempeño académico. En otras, hacen es una reflexión sobre lo que está sucediendo entre los jóvenes y su escolarización, principalmente interrogando el sentido que tiene el colegio y la educación para estas generaciones. Sin embargo, lo que es llamativo en ambos casos, es una realidad compleja que está haciendo presencia en el colegio, pero que se extiende más allá de los límites físicos del mismo. Veamos por qué. El barrio, la familia, las drogas, las pandillas, son referentes que aparecen en las entrevistas como parte del mundo de los estudiantes y que terminan incidiendo en su desempeño académico y en la convivencia escolar. El colegio se ha convertido en un escenario más al que los estudiantes llevan los problemas que viven por fuera de él. Así, algunas veces el colegio se asume como un refugio que protege al estudiante de esas otras realidades, al ofrecerle un espacio

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relativamente seguro, con sus propias normas, reglas y ofertas distintas a las que tiene por fuera. En otras, es un lugar más en el que reproducen lo que se está viviendo fuera del colegio, como el consumo y venta de drogas. Hay que aclarar que esta situación no sólo se da en nuestras instituciones educativas. Al contrario, son varios los autores que han referido casos parecidos en otros países. En Argentina, por ejemplo, los trabajos de Duschatzky (1999, 2001, 2010) y Redondo (2004), hacen referencia a situaciones en las que igualmente la institución educativa es avasallada por los problemas sociales que viven los estudiantes en sus barrios y familias, al punto de llevarla a replantear, en algunos casos, los roles tradicionales y la función social que esta institución tiene. Obviamente, todo esto ocurre en medio de la incertidumbre que viven profesores y directivos al constatar que las nuevas demandas que traen los estudiantes y sus familias, nada tienen que ver con lo que se supone es la tarea de la escuela. Así, lo que se presenta a continuación son casos que a manera de ejemplo muestran realidades sociales más profundas y que de ninguna manera pueden ser entendidas como exclusivas del Colegio Santa Librada. Sí, por ahí un alumno un día me dijo eso [le ofreció marihuana], como en charla y yo dije “no, olvídate, respetame que ese no es el camino”; y por ahí un día vino el papá y dijo que lo habían matado (Entrevista realizada a profesor del colegio en abril de 2012). Yo veo que la cuestión es de drogadicción, como problema, está muy difundido a nivel de los muchachos (Entrevista realizada a profesor del colegio en abril de 2012). Aquí tuvimos un estudiante que uno, pues uno sabía que era un muchacho difícil pero un día le dijo a un compañero, “profesor hasta hoy estoy aquí porque ya mañana me encierran”; un pelado que había estado aquí desde sexto y averiguando, averiguando uno se dio cuenta de que el pelado tenía unos antecedentes pero gravísimos, la cuestión era que como tenía 18 años, ya le tocaba irse para Villanueva, como con tres crímenes encima (Entrevista realizada a profesor del colegio en marzo de 2012).

La institución educativa es avasallada por los problemas sociales que viven los estudiantes en sus barrios y familias, al punto de llevarla a replantear, en algunos casos, los roles tradicionales y la función social que esta institución tiene. Obviamente, todo esto ocurre en medio de la incertidumbre que viven profesores y directivos al constatar que las nuevas demandas que traen los estudiantes y sus familias, nada tienen que ver con lo que se supone es la tarea de la escuela.

Los casos que refieren los profesores en estas citas llaman la atención de problemáticas que tienen su origen por fuera del colegio, pero que están incidiendo en él. Igualmente, hay que tener cuidado en interpretar tales comportamientos como expresiones de jóvenes desadaptados. Individualizar estas acciones y reducirlas a problemas de comportamiento de malos muchachos no permite entender las dinámicas sociales y culturales que están haciendo presencia entre los jóvenes en estos momentos. El problema del consumo de drogas o la presencia de jóvenes homicidas, lamentablemente, no es algo nuevo ni excepcional en el contexto de nuestra ciudad o del país. Hace ya varios años que estos comportamientos vienen haciendo parte de su mundo de vida con presencia tanto en los barrios como en los colegios, como consecuencia del incremento del microtráfico y de los ajustes de cuentas entre bandas delincuenciales por el control de territorios. También hay que considerar las altas tasas de desempleo y de pauperización del mercado laboral que ha llevado a miles de familias a vivir de la informalidad, o 13

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en algunos casos, de las ofertas que la misma delincuencia ofrece, como lo es el narcomenudeo. No tener en cuenta estos referentes limita la posibilidad de entender las realidades a las que están enfrentados muchos de los estudiantes que asisten a las instituciones educativas.

Muchos de los comportamientos y prácticas sociales que traen los jóvenes a las instituciones educativas son resultado de largos periodos de socialización en contextos en que al parecer la delincuencia y la violencia se han naturalizado.

En la literatura sobre el tema encontramos varios trabajos que ayudan a entender esta situación. Por un lado, el trabajo pionero de Alonso Salazar (1991) No nacimos pa´semilla, en el que presenta, a manera de reseña periodística, distintos casos de jóvenes involucrados en situaciones de violencia asociada al narcotráfico, a las milicias populares o a las bandas delincuenciales presentes en la ciudad de Medellín a finales de la década de los ochenta del siglo pasado. Por otro lado, se puede encontrar el trabajo de Gildardo Vanegas (1998) Cali, tras el rostro oculto de las violencias, que reconstruye el poblamiento y la violencia social presente en dos grandes zonas de la ciudad de Cali, el Distrito de Aguablanca en el nororiente de la ciudad (comunas 13, 14 y 15) y lo que genéricamente se denomina Siloé (comuna 20), en la zona de ladera, al occidente. Lo que ofrecen estos trabajos son marcos descriptivos de lo que ha venido ocurriendo en los barrios y comunas populares en nuestro país, y ayudan a entender que muchos de los comportamientos y prácticas sociales que traen los jóvenes a las instituciones educativas son resultado de largos periodos de socialización en contextos en que al parecer la delincuencia y la violencia se han naturalizado, como ha venido ocurriendo en nuestro país desde mediados del siglo pasado. Sin embargo, lo preocupante de estas situaciones es la manera como afectan la vida escolar, porque aunque las causas se sitúan por fuera de la institución, sus consecuencias sí se adentran en la cotidianidad del colegio; una de ellas es el aspecto de la seguridad del docente, el temor de ser agredido, de recibir alguna amenaza, o de ser objeto de retaliación por parte de algún estudiante aparece en las entrevistas realizadas. ...entonces, los docentes también nos da miedo, nos da miedo, porque cuántos casos no se han visto de estudiantes que agreden a los profesores, que los matan, que los apuñalaron; por aquí yo no he oído esa historia pero hay unos que a cada rato, que en Bogotá, que mire que el compañero chuzó al otro allá adentro (Entrevista realizada a profesora del colegio en mayo de 2012). Porque ellos me respetan, porque ellos todavía me ven a mi como un objeto allá que no se puede lastimar y que uno sabe que uno les puede hablar, moviéndose con cuidado, sin ir a lastimar, sin que ellos vayan de pronto a contarle a alguien afuera, todo eso hay que manejarlo, hasta donde uno pueda; allí se le pueden ir las luces a uno, uno no sabe, que uno pisó cayos y fueron y le dijeron a alguien allá fuera y le pasó algo a uno (Entrevista realizada a profesor del colegio en marzo de 2012).

Quiero retomar el concepto de frontera que propone Duschatzky (1999) para explicar las complejas relaciones que se presentan entre el colegio y la realidad social en el que está inmerso. Como hemos visto, la institución educativa no puede aislarse de la realidad social de sus estudiantes ni de los

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contextos en el que ella trabaja. La frontera física que se enmarca a partir de los muros y puertas del colegio no sirve más que como barrera de contención que ayuda a controlar el paso de los que pertenecen a la institución y los que acuden a ella como visitantes; sin embargo, estos mismos muros son completamente inocuos cuando intentan contener o controlar el ingreso a la institución de los problemas, preocupaciones, líos delictivos, comportamientos de consumo o de venta de drogas por parte de los estudiantes. Todo esto entra con los estudiantes, adherido a su cuerpo, a su biografía, a su historia de vida, sin que haya manera de quitárselo o dejarlo por fuera de la institución. ¿Qué hacer frente a esta realidad? Considerando que la educación es un derecho constitucional, es claro que el colegio no puede cerrar sus puertas a los estudiantes y sus familias. Además, si tenemos en cuenta la responsabilidad social que atañe a toda institución educativa es claro que es preferible tener a cualquier joven en un colegio que vagando las calles de su barrio o de la ciudad. Ahora bien, si consideramos que las fronteras no son rígidas; por el contrario, son porosas, abiertas, y sus contenidos circulan a lado y lado de ella, tendremos que considerar que así como la realidad social permea y entra a la institución escolar, es de espera que lo mismo ocurra con lo que sucede en esta última. Así, las prácticas socioeducativas que el colegio ofrece a los estudiantes, las vivencias que el estudiante tiene en el colegio, los apoyos que los profesores ofrecen a los estudiantes produce efectos que terminan incidiendo en la vida extraescolar del estudiante. En su casa, en su barrio, con sus amigos, el colegio sigue impactando a través de sus estudiantes. Sería interesante saber cuáles son esos efectos que deja la institución educativa en la vida familiar y social del estudiante libraduno. Un aspecto que encuentra Redondo (2004) sobre los efectos que la escolarización tiene entre los jóvenes que ella aborda es el reconocimiento familiar y social que obtienen ellos por el hecho de estar en la escuela. La escolarización valoriza las identidades de los muchachos, mucho más en aquellas familias en las que los progenitores y los demás familiares tienen pocos años o ninguno de escolarización. Otra ganancia obtenida hace mención a los mundos posibles que la escuela le abre al estudiante a partir del conocimiento de diferentes tipos de contenidos, como los que se reúnen en las diferentes áreas en la que está organizada la malla curricular. Los contenidos agrupados en las ciencias básicas, las ciencias sociales y humanas son saberes que ninguna otra institución les ofrece a los jóvenes por fuera. Y los jóvenes que aborda Redondo valoran altamente esta posibilidad.

La frontera física que se enmarca a partir de los muros y puertas del colegio no sirve más que como barrera de contención que ayuda a controlar el paso de los que pertenecen a la institución y los que acuden a ella como visitantes; sin embargo, estos mismos muros son completamente inocuos cuando intentan contener o controlar el ingreso a la institución de los problemas, preocupaciones, líos delictivos, comportamientos de consumo o de venta de drogas por parte de los estudiantes.

Por último, y no por ello menos importante, la institución educativa brinda un tipo de organización y de planeación del tiempo que rompe la monotonía del tiempo uniforme que vive el joven en su casa y barrio. Las jornadas académicas con tiempos asignados a materias, labores y descansos ofrecen una lógica organizativa que le ayuda al joven en su vida personal y su desempeño laboral, más si tenemos en cuenta que nuestras sociedades altamente complejas tiene en la organización y planeación del tiempo, uno de los requisitos básicos de su funcionamiento (Berger y Luckmann, 2006). No poder adaptarse a este tipo de organización equivale a no poder ser funcional socialmente.

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Tenemos, entonces, que efectivamente hay un impacto del colegio en la vida del estudiante que es importante no obviar, aunque no sea el que se espera relacionado con notas altas, comportamiento ejemplar y proyecto de vida universitaria. Estas ganancias que refiere Redondo están remitiendo a otros efectos de la institución educativa, quizá no los esperados, pero que no por eso se deben desdeñar. ¿Estos efectos también se están teniendo con el estudiante libraduno? Posiblemente sí, o quizá otros; con certeza no lo sabemos, pero es un buen tema para indagar por parte de la institución.

Como ya es un lugar común afirmar que la familia está en crisis, es mejor detenernos a especificar, aunque sea brevemente, qué es lo que está en crisis para poder entrar a analizar sus implicaciones en los procesos educativos.

Es importante no perder de vista tales efectos si consideramos las condiciones de vida de muchas de las familias de los estudiantes que asisten al colegio y su impacto en el proceso de escolarización. Este es uno de los aspectos que más preocupan entre los profesores entrevistados porque atañe directamente a las condiciones de apoyo y ayuda que ellos esperan tener de la familia para enfrentar las distintas situaciones problemáticas de los estudiantes. En el siguiente apartado profundizaremos en esta situación porque es innegable que ahí se encuentra uno de los talones de Aquiles de la institución educativa en el presente momento.

Familia y colegio

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omo ya es un lugar común afirmar que la familia está en crisis, es mejor detenernos a especificar, aunque sea brevemente, qué es lo que está en crisis para poder entrar a analizar sus implicaciones en los procesos educativos. Como lo señala Castells (1999) lo que realmente está en crisis no es la familia como institución social creada para la reproducción social de la especie humana. La crisis se presenta es en el modelo de familia nuclear patriarcal que por cientos de años se constituyó como la familia por excelencia. Así, la familia conformada por el padre, la madre y los hijos, en la que el padre de familia era el único proveedor y la madre estaba encargada de la crianza de sus hijos y la atención marital de su conyugue es la que está en declive. Una de las características que define las interacciones sociales en este modelo de familia es el poder absoluto que el padre cabeza de familia tiene sobre la mujer y su descendencia. Ese poder no es discutido y se deriva, en una buena parte, de su capacidad de mantener económicamente al núcleo familiar. ¿Cuáles son los indicadores del declive de este modelo? Castells identifica varios, pero quizá el más importante es la imposibilidad del hombre cabeza de familia de seguir sosteniendo económicamente a su núcleo familiar, principalmente, por el deterioro en el mercado de trabajo, la pauperización de los salarios, la imposibilidad de encontrar empleos que ofrezcan las garantías económicas y de seguridad social como ocurría antes y la globalización de la economía. Esta situación obligó a la incorporación de la mujer al mercado de trabajo, algunas veces con más suerte que la de su conyugue. Sin embargo, esta nueva realidad lo que también hizo fue sumar una tarea más a las que ella ya tenía, haciendo más notoria la situación de inequidad frente al hombre dentro del hogar.

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A esto habría que sumar la aceptación social, cultural y jurídica que ha tenido el divorcio como herramienta que tienen las mujeres y los hombres para ponerle fin a matrimonios en los que ya no encuentran respuesta a sus expectativas. Para el caso de la mujer, es claro que la vinculación al mercado de trabajo la empoderó respecto a su par masculino llevando a proponer otras reglas de juego con participación equitativa en las distintas tareas familiares. El divorcio, por lo tanto, se convirtió para la mujer en una forma de dar por terminadas relaciones en las que estas nuevas reglas de juego no lograban ser aceptadas por la contraparte. Estos cambios también se vieron favorecidos por un discurso feminista que cuestionaba el poder de los hombres respecto de las mujeres y propendía por relaciones igualitarias entre hombres y mujeres en todos los ámbitos, pero principalmente al interior de la familia, cuna y sostén, según Castells, de la familia nuclear patriarcal. Poco a poco estas nuevas ideas fueron calando socialmente, principalmente entre las mujeres, favoreciendo un imaginario que rompe con la ideología patriarcal y su modelo de familia. Si a la crisis que presenta este modelo de familia, se suma la compleja situación socioeconómica que viven millones de familias pobres del país, la situación se torna difícil. Las consecuencias más notorias de estos cambios en el ámbito de la familia, obviamente la viven los niños y jóvenes. Crecer en un hogar con uno solo de los progenitores implica enfrentar diferentes tipos de retos y dificultades que en la mayoría de los casos enrarece la vida familiar. Si asumimos la familia como una unidad económica, es claro que el poder adquisitivo que ofrecen dos salarios permite satisfacer más necesidades y brinda más seguridad que cuando sólo se tiene una entrada económica. Esto sin tener en cuenta la vulnerabilidad de la familia cuando el único miembro que trabaja queda sin empleo. De la misma manera, si concebimos la familia como una unidad emocional, el apoyo que ofrece la presencia del padre y la madre a los hijos, por lo menos cuando los dos progenitores están comprometidos en la crianza de estos, significa una ganancia fundamental para el desarrollo psicológico y social del niño y del joven; ganancias que se ven disminuidas cuando uno de los dos progenitores abandona el hogar (González de la Rocha, 2004, 2001, 1986).

Si concebimos la familia como una unidad emocional, el apoyo que ofrece la presencia del padre y la madre a los hijos, por lo menos cuando los dos progenitores están comprometidos en la crianza de estos, significa una ganancia fundamental para el desarrollo psicológico y social del niño y del joven; ganancias que se ven disminuidas cuando uno de los dos progenitores abandona el hogar.

Así, los hogares uniparentales obligan a hacer reajustes a hijos y padres; por ejemplo, apoyarse en la familia extensa para el cuidado de los hijos más pequeños mientras el padre o la madre trabajan; o, dejar los niños pequeños al cuidado de los más grandes; o, pedir ayuda a extraños para que velen por la seguridad de ellos, con todo el riesgo que esto pueda tener. Cuando pensamos procesos de escolarización la situación que viven estos hogares también resulta difícil, tanto para los acudientes como para los estudiantes. Y esto es así porque el proceso educativo compromete labores y actividades que implican la participación de la familia. Los complejos procesos que demanda la educación de niños y adolescentes no se resuelven únicamente con lo que ocurre en la escuela. Para que estos procesos sean posibles se requiere de niños y jóvenes con una estructuración subjetiva lo suficientemente saludable que les 17

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permita responder a las demandas cognitivas y emocionales que el proceso de escolarización exige. Un niño que haya sufrido o tenga algún tipo de privación emocional severa, como puede ser la muerte de uno de sus progenitores o el rechazo emocional de su madre, tendrá dificultades para poder adaptarse, con cierto nivel de éxito, a una institución como la escuela. Al respecto Dolto afirma que “la seguridad afectiva que el niño encuentra en su familia es sin duda una de las mejores garantías contra los riesgos del fracaso escolar” (1990:146).

Hacer acompañamiento a la escolarización de los niños y jóvenes es otra de las actividades que es importante que haga la familia. Esto incluye el apoyo en las tareas; asistir a las reuniones citadas por el colegio; coordinar, junto con las autoridades escolares, los correctivos a las situaciones anómalas que presente el estudiante en la institución educativa, entre otras.

Hacer acompañamiento a la escolarización de los niños y jóvenes es otra de las actividades que es importante que haga la familia. Esto incluye el apoyo en las tareas; asistir a las reuniones citadas por el colegio; coordinar, junto con las autoridades escolares, los correctivos a las situaciones anómalas que presente el estudiante en la institución educativa, entre otras. No responder a estas demandas por parte de ningún miembro de la familia puede afectar el desempeño escolar del estudiante y hacer más difícil la labor de la institución educativa. Esto es lo que viene sucediendo en el colegio Santa Librada, según relatan los profesores y directivos en las entrevistas. De hecho, una de sus principales preocupaciones es el poco o nulo acompañamiento que hacen los padres de familia, principalmente, en los casos de estudiantes con dificultades en su rendimiento académico o que tienen problemas de convivencia. Así, uno de los malestares que identifican los profesores es el abandono que hacen algunas familias respecto a sus hijos. La no asistencia a las reuniones de padres de familia, no presentarse cuando son citados por problemas de sus hijos, no revisar ni firmar las notas que dejan los profesores o responder de mala forma o con enojo cuando los profesores comunican los problemas de sus hijos, son algunas de las preocupaciones que emergen a través de las entrevistas. ...los padres de familia se han descuidado también y han dejado sola a la escuela; llevan las tareas, no las traen, no hacen las tareas y bien frescos van llegando; le coloco “la firma, no hizo la tarea”, firma de recibido, y no firman, o sea que no los revisan, entonces eso si no, a uno, a uno le va como dando ese... ya los papás no se preocupan como antes que se preocupaban y estaban pendientes de los niños (Entrevista realizada a profesora del colegio en abril de 2012). Uno se da cuenta cuando llega a una reunión de grupo que la mamá nunca viene o que manda a la hermana, o porque no responde nadie, entonces son muchachos muy solos y son muchachos llenos de necesidades, y a veces esas necesidades y ese afán como por salir, por ser alguien, como por mostrarse o por constituirse conlleva a, por ejemplo, la indisciplina o la agresividad. Entonces, tienen cosas en común y también cosas diferentes, pero la problemática como tal a mí me parece que es, y a mí me parece que está, en la familia (Entrevista realizada a profesor del colegio en marzo de 2012). El estudiante más difícil es el que no tiene papá y no tiene mamá, para mí es ese. Ese es el estudiante más difícil. El que, digamos, el que, es que no sé cómo decirlo, ¿sí?, o sea, el que no es capaz de convivir con el otro; no le echo la culpa a él, pues de mi experiencia que llevo en la escuela, porque no tiene el acompañamiento del papá. Si la autoridad y las normas no vienen de afuera uno es un pobre señor parado ahí que qué me va a venir a hablar duro, qué me va a venir a decir a mí que haga algo. Entonces, para mí ese estudiante es muy complicado, el que no tiene seguimiento de la casa (Entrevista realizada a profesor del colegio en mayo de 2012).

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Winnicott (2005) señala que una de las consecuencias que tiene el abandono que hacen los padres de familia respecto a los niños y adolescentes es la manifiesta agresividad y en algunos casos violencia por parte de estos últimos. Esto también lo corroboran los profesores entrevistados. Son los estudiantes que tienen dificultades en sus entornos familiares los que presentan problemas de convivencia y de desempeño académico; sin embargo, esta situación antes que preocupar y llamar la atención de sus padres de familia, lo que produce es desinterés y en algunos casos molestia con el colegio, lo que termina evidenciando mucho más la falta de compromiso respecto a la educación de sus hijos. Pero a veces le queda a uno muy difícil detectar esta problemática en todos; solamente ayer detecté otra, la saque a exposición, ella es súper grosera pero ha tocado bajarle, se le llama la mamá y resulta que a veces sale peor el remedio, porque uno llama a la mamá para dialogar y concertar a ver qué podemos… no, es peor, entonces uno dice: por qué llamé a la mamá (Entrevista realizada a profesora del colegio en marzo de 2012). E: ¿Y cuáles son las problemáticas que se presentan con mayor frecuencia en la escuela? P: Eh, yo diría que son variadas. Uno, nuestros chicos proceden de hogares donde papá y mamá trabajan.Y son de estratos uno o dos, estratos bajos. Entonces, usualmente el chico en su jornada contraria está solo, con unos padres que llegan cansados de su jornada laboral, si es que llegan y si es que comparten con sus hijos y no cuentan con la habilidad académica para ayudarles a sus hijos en las tareas, entonces los niños no tienen ese apoyo en casa. Por otro lado, muchos de estos chicos se tornan irresponsables por la falta de control en casa (Entrevista realizada a profesor del colegio en mayo de 2012).

Situación contraria es referida por los profesores y profesoras en los casos de estudiantes en los que existe una familia constituida que vela por el cuidado de sus hijos. Estas historias son de estudiantes exitosas, que cumplen con sus tareas y que logran sobresalir en el grupo por sus resultados académicos.

Son los estudiantes que tienen dificultades en sus entornos familiares los que presentan problemas de convivencia y de desempeño académico; sin embargo, esta situación antes que preocupar y llamar la atención de sus padres de familia, lo que produce es desinterés y en algunos casos molestia con el colegio, lo que termina evidenciando mucho más la falta de compromiso respecto a la educación de sus hijos.

...uno también ve que los muchachos que tienen su papá y su mamá o que tienen alguien que los apoye, son los buenos estudiantes, son los que menos problemas tienen, pero los otros que son una gran mayoría, el 30%, hay unos que presentan problemas de todo tipo, de continuidad, de agresividad, de bajo rendimiento académico (Entrevista realizada a profesora del colegio en marzo de 2012). ...pero uno sabe, por ejemplo, una alumna, la mejor alumna que tiene este colegio, por ejemplo, y cuando uno ve la familia es un núcleo, es un núcleo familiar bien conformado, no es una familia atípica, sino que es un núcleo familiar bien conformado y uno conversa con la señora y sabe quién es y sabe lo que se le ha inculcado en casa (Entrevista realizada a profesor del colegio en abril de 2012).

Lamentablemente, como lo dice la profesora, esta situación no es la que se presenta de manera mayoritaria entre los estudiantes del colegio. Lo que sobresale, y no sólo en Santa Librada, sino también en el contexto de los colegios públicos de la ciudad, son familias con serias dificultades para sostener tanto económica como emocionalmente a su descendencia. Así, la compleja realidad que viven miles de familias pobres de los barrios populares de la ciudad dificulta la escolarización de sus hijos. El empleo informal 19

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o en muchos casos el rebusque se impone como condición de sobrevivencia para ellas, afectando de manera prioritaria a los niños y jóvenes. Permanecer en la escuela cuando no se tienen garantizadas las mínimas condiciones materiales de vida, hace difícil la situación de los estudiantes y de sus familias, y plantea nuevos retos a la institución escolar. Si a esto se suma la presencia de una delincuencia callejera y organizada que ha hecho de los barrios populares y principalmente de los niños y jóvenes que ahí habitan su nicho de reproducción, tenemos que los problemas y retos que hay que enfrentar son mayores.

Permanecer en la escuela Considerando el caso argentino Duschatzky y Birgin dibujan una situación muy cuando no se tienen parecida: “En los últimos tiempos se observa que los pibes están muy desprotegidos. percibe mucha fragilidad en los vínculos familiares. Crece el número de garantizadas las mínimas Se parejas separadas, padres que se borran afectiva y económicamente, madres muy condiciones materiales de sobrecargadas y con un monto nada despreciable de angustia. Todo esto no puede vida, hace difícil la situación pasar inadvertido en los chicos. Hay un clima de escepticismo generalizado. ¿Cómo de los estudiantes y de sus hacer para construir sobre este piso un proyecto personal, un horizonte de futuro? Los chicos están viviendo un mal momento” (2001:30). familias, y plantea nuevos retos a la institución escolar. ¿Qué hacer? Entre la expulsión y el maternaje Si a esto se suma la presencia Una de las respuestas que la institución educativa ha dado a los casos de de una delincuencia callejera estudiantes que presentan serias dificultades en adaptarse y responder a las y organizada que ha hecho demandas escolares ha sido la expulsión; se cree que esto resuelve el problema de los barrios populares y al eliminar al agente que provoca disturbios y molestias a la normatividad principalmente de los niños y normalidad escolar. Sin embargo, con la expulsión es muy poco lo que se Desescolarizar y devolver a un estudiante que presenta problemas a y jóvenes que ahí habitan soluciona. una familia que igualmente tiene dificultades, es condenar al niño o joven a las su nicho de reproducción, opciones, algunas de tipo delincuencial, que ofrece la calle y el barrio. tenemos que los problemas y Como decíamos atrás, el colegio ofrece unas ganancias que no brinda retos que hay que enfrentar ninguna otra institución en la vida del joven. La sola permanencia física de él son mayores. en las instalaciones de la institución educativa lo expone a experiencias que son únicas y enriquecedoras respecto a las que le brinda su familia y su barrio. Los profesores hicieron mención de esto en las entrevistas, llamando la atención sobre el impacto positivo que tiene la escolarización entre los estudiantes: El colegio, para algunos es lo primero. Porque la casa, no hay casa, no está papa, no está mama, si mucho hay un hermanito chiquitico. Al joven que tiene problemas de droga en mi grupo, le pregunté al papá con quién estaba el niño cuando llegaba a la casa, y me dijo que con su nieto.Y eso no es compañía, porque entra él a cuidar un niño, y es un niño cuidando a otro niño. ¿Y dónde está papá y mamá?, trabajando ¿y a qué hora llegan?, siete u ocho de la noche. Hace muchos años, un niño recién salido de once, se suicidó; al tiempo vinieron los compañero de él a contarme que porque el niño era muy solo. Llegaba a la casa, y un apartamento solo, tenia de todo, y los muchachos le decían, veni salí y no, él decía me voy para mi casa, y él se encerró y se encerró y al final se suicidó. Entonces, uno ve que para los muchachos a veces el colegio es el primer hogar, y ellos salen temprano y no se quieren ir, qué pereza irme para la casa, allá no hay nadie. Para otros será el segundo hogar, está entre el primero y el segundo, porque aquí pasan un buen tiempo. Hay algunos que se quedan volteando, y les digo que se vayan para la casa y me responden “uy no, allá a hacer oficio no” (Entrevista realizada a profesor del colegio en mayo de 2012).

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“Ay, profe yo no veía la hora de venirme para el colegio”, ¿por qué? porque los muchachos no tienen nada, algunos no tienen nada en su casa, entonces para ellos es mejor con su parche acá, con su grupito, para ellos el colegio es muy importante, no le digo que aquí hay que echarlos (Entrevista realizada a profesora del colegio en marzo de 2012). Porque infortunadamente hoy nos encontramos con niños demasiados solos, niños que tienen, entre comillas, una familia, pero que no es la familia que nosotros estamos enseñados a ver, sino que ahora encontramos hogares disfuncionales donde los muchachos, como ejemplo, yo me los encuentro aquí, y yo soy muy praxis con los estudiantes, y yo les digo ustedes por qué no se van para sus casas, “¿cuál casa profe?”, “ay qué pereza llegar allá y quién le da a uno ni siquiera un vaso de agua”, “ah, qué pereza llegar a calentar o peor tener que llegar a preparar” o en última instancia decir “ah, es que allá no hay nada que hacer”, entonces se quedan por ahí deambulando porque su grupo, en comillas, familiar es su parche, sus amigos, ¿cierto? (Entrevista realizada a profesora del colegio en mayo de 2012).

La vida social que ofrece el colegio puede resultar más enriquecedora que la que ofrece la familia o el barrio. Los temas y conversaciones que puede tener un estudiante con sus compañeros, pero también con sus profesores, pueden llegar a ser más ricos y entretenedores. Por consiguiente, la continuidad del estudiante en el colegio ofrece más ganancias, que la que jamás llegará a tener por fuera de éste. Esto lo encontró Redondo (2004) en las entrevistas que hizo a los estudiantes. Uno de los participantes le mencionaba que la escuela le había facilitado la adquisición de un lenguaje que le daba otras opciones de comunicación que eran distintas a las que tenían sus amigos desescolarizados. ¿Qué alternativas distintas hay a la expulsión del estudiante? Para algunos profesores el colegio se ha convertido en el sucedáneo de la familia; y, aunque no es posible afirmar que la institución escolar ha reemplazado literalmente a la familia, sí se puede decir que una buena parte del apoyo emocional y el control que debería hacer la familia sobre la vida del niño y el joven, lo están haciendo los profesores y directivos. De hecho, algunos autores han acuñado el término de escuela guardería (Obiols y Di Segni, 1997), para designar esta nueva labor que está asumiendo la institución educativa. Y a pesar de las preocupaciones que esto produce y las dudas que genera en profesores que reconocen que no tienen la preparación para resolver este tipo de demandas, lo que está ocurriendo es que ellos han asumido esta ardua tarea, con las herramientas que tienen a su alcance.

La vida social que ofrece el colegio puede resultar más enriquecedora que la que ofrece la familia o el barrio. Los temas y conversaciones que puede tener un estudiante con sus compañeros, pero también con sus profesores, pueden llegar a ser más ricos y entretenedores. Por consiguiente, la continuidad del estudiante en el colegio ofrece más ganancias, que la que jamás llegará a tener por fuera de éste.

Hoy en día el estudiante se le acerca a uno para hablarle de su problema familiar, eh, de pronto si uno lo llama,“ve y qué es lo que te pasa, por qué no has venido”“ah profesor, porque es que tengo un problema muy grave en la casa” (Entrevista realizada a profesor del colegio en abril de 2012). ...yo creo que el distanciamiento que tomó la familia de la escuela llevó que los maestros tuvieran que asumir el cierto grado de autoridad y digamos, tocaba asumir roles que no estaban contemplados en ningún momento. Como te digo, hay muchos papás que piensan que la escuela es como que, vaya que lo críen también (Entrevista realizada a profesor del colegio en mayo de 2012).

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Durante mi transcurso aquí yo he conocido niñitos que vienen con una bolsita de chontaduro a desayunar aquí; nosotros aquí más que docentes somos hasta padres de familia. Profe yo no desayuné hoy -camine vamos a la cafetería para que desayunes- ellos vienen a decirle a uno, y uno va adquiriendo; esto es otra familia. Aquí todos lo conocen a uno y vienen a ponerle quejas, o uno los ve por allá achicopalados o tristes: -¿venga y a usted qué le paso?- no profe si le contara… -venga cuénteme a ver si se desahoga- pero todos son un problema (Entrevista realizada a profesor del colegio en marzo de 2012).

Los diferentes conflictos de tipo afectivo y emocional de los estudiantes, además de las carencias materiales evidentes, implica dimensiones fundamentales de sus vidas que inevitablemente interfiere con sus resultados académicos. No podría ser de otra forma, cuando lo que está en juego es el sentido subjetivo que tiene la vida de cada uno de estos estudiantes.

¿Qué implicaciones tiene esta actitud paternal que asumen estos profesores con sus estudiantes? ¿Qué se pretende resolver con ella? ¿Cómo se concilia esta actitud paternal con la del profesional responsable del aprendizaje de un conjunto de saberes específicos? Estas nuevas demandas y retos que está enfrentando la institución educativa realmente están exigiendo otras competencias y habilidades que muy posiblemente, como lo dicen los mismos profesores, ellos no tienen. Los diferentes conflictos de tipo afectivo y emocional de los estudiantes, además de las carencias materiales evidentes, implica dimensiones fundamentales de sus vidas que inevitablemente interfiere con sus resultados académicos. No podría ser de otra forma, cuando lo que está en juego es el sentido subjetivo que tiene la vida de cada uno de estos estudiantes. Ser amado o no; ser reconocido o no; contar con el apoyo incondicional de sus figuras parentales o no; tener dinero para comer o no, constituyen asuntos claves presentes en la vida de niños y adolescentes. Por consiguiente, cualquier situación de la vida, cualquier evento o circunstancia que no permita la atención de estas necesidades, va a producir en los jóvenes subjetividades frágiles, temerosas y rencorosas. Esto lo demuestran muy bien quienes han atendido casos de niños y adolescentes víctimas de diferentes tipos de conflictos y violencias (Cyrulnik, 2004; Winnicott, 2005). Las respuestas que han dado algunos de los profesores a las demandas planteadas por los muchachos, difícilmente logrará impactar más allá del momento y de la circunstancia dada. La dimensión de la problemática a enfrentar es tan compleja que no se puede resolver con acciones puntuales, aisladas y voluntariosas. Al contrario, una de las consecuencias que puede tener esta manera de proceder es el cansancio o la frustración en el docente al no tener los resultados esperados. Esto es lo que claramente expone el siguiente profesor: Yo siento que nosotros hacemos lo humanamente posible, sí, por darles a los muchachos un espacio donde tengan una normatividad de índole disciplinario y académico, pero así mismo tenemos una población tan diversa y conflictiva que no somos capaces y uno al final se rinde, sí, se rinde; usted, mire, usted puede ser muy bueno, inventarse lo que usted quiera, pero un grupo tan diverso, con tanta problemática, a usted lo desgasta, tanto lo desgasta que al final uno se rinde y se acomoda, y por ejemplo hay grupos tan tenaces que uno dice no, voy a cogerla más suave (Entrevista realizada a profesor del colegio en abril de 2012).

Esta situación narrada por el profesor muestra la compleja realidad que enfrentan los docentes en su salón de clase; de hecho, sería ingenuo esperar que la imaginación y creatividad del profesor, sean suficientes para dar cuenta de esta problemática.

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Ahora bien, lo que sí está presente de manera reiterativa entre los profesores, es el interés por hacer algo que intente menguar lo que viene aconteciendo. Y esto se centra en dar respuesta a por lo menos dos situaciones que están presentes en el día a día del colegio. Por un lado, la necesidad de formar académicamente a los estudiantes en una serie de saberes y competencias que son necesarias para el buen rendimiento en las pruebas del estado y en la posible vinculación a la vida universitaria del estudiante. Esta preocupación no sólo responde al interés del profesor, sino también a las demandas que hacen las secretarías de educación y algunos padres de familia. Hay que recordar que la calidad educativa de una institución se mide por los resultados que los estudiantes logren en estas pruebas estandarizadas. Lo otro son las distintas problemáticas de orden emocional, afectiva, familiar y social que viven los estudiantes y que hacen presencia en la institución educativa. Como ya se ha dicho aquí, estas situaciones dificultan el logro de los objetivos académicos entre los estudiantes, convirtiéndose en el dolor de cabeza del profesor y del colegio. En una buena parte de las entrevistas encontramos que los profesores y directivos ofrecen distintas salidas para resolver las tensiones que se derivan de estas dos preocupaciones.

Lo que sí está presente de manera reiterativa entre los profesores, es el interés por hacer algo que intente menguar lo que viene aconteciendo.Y esto se centra en dar respuesta a por lo menos dos situaciones que están presentes en el día a día del colegio.

Así, para algunos profesores el colegio debería atender a las necesidades emocionales y sociales de sus estudiantes, aunque al hacer esto tenga que dejar de lado el logro de los objetivos académicos propuestos por la institución. Esto no significa que las actividades escolares se dejen de lado o se anulen a favor de una atención psicosocial a los estudiantes. Más bien, lo que se plantea es que tales actividades no sean la prioridad del quehacer educativo, pudiendo pasar a un segundo plano respecto a las demandas emocionales y afectivas que hacen los estudiantes. Es que yo siento que en la escuela, en la actualidad, es la excusa, permítame las palabras no tan adecuadas, la excusa es enseñar pero realmente el objetivo de la escuela es generar, crear un ambiente donde desarrollar todas las habilidades, todas la habilidades sociales de un muchacho, y permitirle ser, permitirle hacer, permitirle experimentar, permitirle aprender (Entrevista realizada a profesor del colegio en abril de 2012). Yo creo que para los pelados el colegio como tal es un escape, porque en la casa viven unas problemáticas bravas, de relaciones, en fin, de plata, y cuando vienen aquí es otro cuento. A veces nosotros como profesores tampoco les podemos dañar ese paraíso; obviamente, como les decía ahora, hay límites, hay que ir en el término medio. Si en la casa los molestan y vienen acá y uno como profesor también molesta, pues ahí sí es cierto que no estamos haciendo nada, entonces no sé, los pelados ven esto como un escape, como otra cosa (Entrevista realizada a profesor del colegio en marzo de 2012).

O, de una manera explícita esta otra profesora propone que la escuela supla las carencias afectivas que el hogar no le ofrece al estudiante: Para mí el objetivo central es que el muchacho entienda que este es su segundo hogar, pero que lo reconozca como su segundo hogar, que la escuela no sea su camisa de fuerza sino que sea

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su lugar placentero donde él debe estar, que él reconozca que la escuela es el sitio donde él va a encontrar de pronto ese afecto que falta en su casa (Entrevista realizada a profesora del colegio en abril de 2012).

Una manera de sortear esta disyuntiva es dejar de ver lo académico como un obstáculo más que tiene que enfrentar el estudiante. Asumir que los profesores solo tienen como opción poner a los estudiantes a estudiar o procurar comprenderlos y hacerlos felices es una falsa disyuntiva que ha hecho más confusa la tarea de los profesores.

La escuela como un lugar placentero para el estudiante, en el que encuentre el afecto no dado por sus padres, constituye una interesante posibilidad que se podría explorar. Sin embargo, ¿qué significa hacer de la escuela un lugar placentero? ¿Quién o quiénes son los que le darán al estudiante el afecto no dado en su casa? ¿Cómo se va a hacer eso? ¿Las acciones puntuales de apoyo que hacen los profesores son suficientes? Estas preguntas necesariamente tienen que ser abordadas por la institución educativa para lograr desarrollar una estrategia que atienda a las demandas afectivas y emocionales de los estudiantes. De otra manera, las respuestas seguirán siendo las buenas acciones, bien intencionadas, que cada profesor decida realizar. Lo otro que se tiene que considerar es el aprendizaje de una serie de saberes y conocimientos por parte de los estudiantes, eje central y razón de ser de la institución educativa. Como ya hemos visto, para los profesores entrevistados esta tarea es una de sus preocupaciones centrales y la que más incertidumbre produce. Sin embargo, habría que preguntar si las otras problemáticas que presentan los estudiantes es razón suficiente para considerar que lo académico ya no es el eje más importante de la vida escolar. Responder afirmativamente a tal interrogante es poner al colegio en una situación sin salida. Una manera de sortear esta disyuntiva es dejar de ver lo académico como un obstáculo más que tiene que enfrentar el estudiante. Asumir que los profesores solo tienen como opción poner a los estudiantes a estudiar o procurar comprenderlos y hacerlos felices es una falsa disyuntiva que ha hecho más confusa la tarea de los profesores. Los estudiantes tienen que estudiar y hay que ofrecerles la mejor educación que el colegio tenga, pero esto no significa que sean abandonados a su suerte y que sus otras problemáticas sean dejadas de lado. Este debería ser uno de los retos del colegio en las actuales circunstancias. Como se dijo más atrás, es cierto que algunos profesores, quizá la mayoría, quisiera tener en sus aulas a los mejores estudiantes desde el momento en que inician su proceso educativo. Es comprensible que los profesores deseen que el perfil de entrada de los estudiantes volviera a repetir lo que ocurría antes en el colegio, cuando existía examen de admisión y se escogía a los mejores estudiantes. Sin embargo, como muy bien lo señala el rector del colegio Santa Librada, esto ya no es posible porque en estos momentos cualquier estudiante tiene derecho a estudiar, aunque arrastre una vida académica poco exitosa, y unas condiciones sociales y familiares conflictivas. La solución de los profesores es muy fácil -que lo echen- entonces para el profesor esa situación es el principal problema que tiene y ¿por qué razón?, son profesores tradicionales, son profesores de aquella institución que recibía 400 estudiantes en sexto y de esos 400 estudiantes.  ¿Y los recibía cómo? con examen de admisión; a mí me dicen: es que usted

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no revisa los papeles, usted no mira de dónde vienen, usted no averigua si lo echaron o no. No, sí estamos reconociendo el derecho a la educación es todo el que llegue, porque todos tienen derecho a ingresar y por eso se acabó el examen de admisión. Aquí era muy sabrosa esa época en que se hacía un examen de admisión y se presentaban 2000 estudiantes y se sacaban 400; ya había una preselección, ya yo voy a trabajar con 400 que tienen cierto nivel y de esos 400 ganaban 340 el examen ¿qué paso con los otros 60? se fueron por qué no aguantaron el ritmo y de esos 340, al llegar a grados sexto de bachillerato, llegaban 32 ¿qué pasó con los 300 y pico?, los molió el sistema, no fueron capaces de resistir el ritmo y entonces a uno le dicen:  es que mire, por ejemplo la promoción de 1964, de 32 que se graduaron, 26 son médicos, los otro son abogados o ingenieros; y entonces, cuando me reúno con la promoción de 1964 me dicen: dónde está la calidad educativa del colegio, mire nosotros somos 32  y 26 somos médicos, todos de la Universidad del Valle (Entrevista realizada a rector del colegio en marzo de 2012).

Este es el reto que tiene que enfrentar Santa Librada en este momento de su historia, y para hacerlo necesariamente se tiene que empezar a escribir una nueva historia del colegio y dejar de seguir añorando la que ya fue, porque es posible que esta historia gloriosa esté convirtiéndose en un pesado lastre para algunos profesores, por lo menos cuando se vuelve a ella para quejarse y lamentar el estudiante que ya no se tiene, como muy bien lo afirma el siguiente profesor: Yo les decía en estos días a unos compañeros “bueno, Santa Librada ya fue eso, la realidad del Santa Librada es la de ahora y en eso es que tenemos que pensar, un colegio que tuvo su grandeza pero hoy en día tenemos este estudiante” (Entrevista realizada a profesor del colegio en mayo de 2012).

Quizá un importante propósito del colegio Santa Librada, en estos momentos, es poder demostrarle a las familias y a la sociedad que las nuevas generaciones, con todos sus problemas y dificultades, son educables y que ellas pueden seguir encarnando la misión que desde sus comienzos le fue asignada al colegio, la de hacer de los niños y jóvenes los ciudadanos que la ciudad, el país y el mundo necesita.

Se tiene que empezar a escribir una nueva historia del colegio y dejar de seguir añorando la que ya fue, porque es posible que esta historia gloriosa esté convirtiéndose en un pesado lastre para algunos profesores, por lo menos cuando se vuelve a ella para quejarse y lamentar el estudiante que ya no se tiene.

Reflexiones finales

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a labor de la escuela hoy no es fácil, porque son múltiples las circunstancias que se atraviesan en su camino. En algunos casos, pareciera que todo está en contra de ella: familias fracturadas, padres ausentes, adultos desempleados o viviendo del rebusque, políticas educativas erráticas, profesores desmotivados y desinteresados. Pero al lado de esto, también encontramos que como nunca antes, la educación sigue siendo el recurso más importante para que una sociedad y un país logren superar, en buena medida, la desigualdad social y la injusticia. Ya es de sentido común afirmar que el analfabetismo y la ignorancia son los peores lastres de toda sociedad, mucho más en la era de la información (Castells, 1999). Esto permite afirmar la importancia que sigue teniendo la institución educativa. Su labor es fundamental y, al parecer, lo seguirá siendo por muchos años.

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¿Qué alternativas tiene la escuela para poder hacer frente y sobreponerse a las distintas problemáticas que la asaltan e impiden su labor?

¿Qué alternativas tiene la escuela para poder hacer frente y sobreponerse a las distintas problemáticas que la asaltan e impiden su labor?

No es fácil responder a esta pregunta, y es posible que se requiera hacer más investigación para seguir entendiendo y explicando lo que está aconteciendo. Como ha quedado claro a lo largo de estas páginas, son muchas las situaciones que es necesario seguir observando y analizando para tener una comprensión más precisa sobre lo que ocurre. Una de ellas tiene que ver con la situación que presentan las familias de los estudiantes. Las quejas que hacen los profesores invitan a hacer un acercamiento de primera mano con ella para saber en concreto lo que está ocurriendo. Esta información, más allá del dato sociodemográfico, permitiría entender las condiciones reales en que transcurre la vida familiar del estudiante, así como identificar los soportes afectivos y emocionales que tiene en ella. Lo otro que hay que ahondar es sobre los distintos efectos que la escolarización está teniendo entre los estudiantes del colegio. Por lo relatado en las entrevistas, se puede suponer que hay efectos de orden emocional y social que el estudiante valora en alto grado, y que es importante conocer y analizar porque pueden ser un recurso que el colegio podría potenciar y utilizar en sus estrategias de trabajo con los estudiantes. Tradicionalmente, se valora y avalúa el rendimiento escolar, y si se incluye el componente social, se hace pensando en el buen comportamiento y su impacto en la convivencia. Sin embargo, se podría pensar en otros indicadores que permita saber qué otros beneficios está teniendo el estudiante en el colegio. Por ejemplo, el surgimiento de nuevas redes sociales con sus compañeros de estudio; el apoyo extraacadémico de profesores y directivos. A nivel docente sería importante proponer la reflexión y el debate sobre la función que tiene el colegio Santa Librada actualmente. Por la información obtenida en las entrevistas realizadas, los profesores están enfrentando un alto grado de incertidumbre sobre su quehacer educativo, que puede ser un importante detonante si se utiliza para canalizar y orientar varios debates sobre lo que debe ser la función y el quehacer del colegio en situaciones de crisis, como la que está enfrentando en estos momentos la educación pública en la ciudad y el país. Estos debates podrían abordar varios ejes que son claves actualmente. A continuación se proponen algunos de ellos: 1. Aprendizaje – familia – práctica docente. 2. Convivencia escolar – familia – barrio. 3. Práctica docente – aprendizaje – convivencia escolar. 4. Pobreza – familia – aprendizaje.

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Un aspecto que es clave en el caso del colegio Santa Librada, es su larga historia y su impacto en el aprendizaje. Una institución educativa que encarna en su historia parte de la historia de la ciudad, la región y el país, no puede obviar el impacto que esto está teniendo en los procesos socioeducativos que se llevan a cabo en ella. Y, en las entrevistas se pudo constatar eso. Esto ameritaría una profunda reflexión entre los distintos miembros de la comunidad educativa libraduna, y que podría darse en el marco de la celebración de los 200 años de la presencia del colegio en la ciudad.

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Un aspecto que es clave en el caso del colegio Santa Librada, es su larga historia y su impacto en el aprendizaje. Una institución educativa que encarna en su historia parte de la historia de la ciudad, la región y el país, no puede obviar el impacto que esto está teniendo en los procesos socioeducativos que se llevan a cabo en ella.

Duschatzky, Silvia, y Cristina Corea (2005) Chicos en Banda. Los caminos de la subjetividad en el declive de las instituciones. Buenos Aires: Paidós. Duschatzky, Silvia, Gabriela Farrán y Elina Aguirre (2010) Escuelas en escena. Una experiencia de pensamiento colectivo. Buenos Aires: Paidós. González de la Rocha, Mercedes (2004) “De los “recursos de la pobreza” a la “pobreza de los recursos” y a las “desventajas acumuladas” en A Larr Research Forum from the marginality of the 1960s to the “new poverty” of today. Latin American Research Review, Vol. 39, No. 1, February 2004. —— (2001) “From the Resources of Poverty to the Poverty of Resources? The Erosion of a Survival Model” en Latin American perspectives, Issue 119, Vol. 28 No. 4, July 2001. —— (1986) Los recursos de la pobreza. Familias de bajos ingresos de Guadalajara. Guadalajara: El colegio de Jalisco, ciesas, spp. Giddens, Anthony (2003) La constitución de la sociedad. Bases para la teoría de la estructuración. Buenos Aires: Amorrortu/Editores. 27

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