Dilemas éticos de la robótica. Los coches sin conductor –driverless car- que ya están circulando como prototipos Según

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Dilemas éticos de la robótica. Los coches sin conductor –driverless carque ya están circulando como prototipos

Según el periódico inglés “The New York Time”, Google está experimentando con una flota de 100 coches eléctricos que están diseñados para conducirse a sí mismos con total autonomía, con exclusivo control de los mecanismos de propulsión y dirección de los automóviles. El usuario viaja como pasajero, ni siquiera puede ser tenido como un copiloto pues lo único que puede controlar es el botón de encendido “START” y un botón rojo llamado E_STOP, para detenerlo en casos extremos, sin ningún otro dispositivo más, o sea, sin volante, pedal de freno ni acelerador.* El coche está dirigido por medio de una aplicación smart pone que, a la manera de un SMS, el usuario, envía los datos del destino elegido para que el coche se ponga en marcha, es esta la única intervención humana del proceso. Otras marcas de automóviles están desarrollando proyecto análogos, la innovación de Google es que no prevé que el pasajero pueda intervenir de ninguna manera en la conducción del coche, salvo el botón rojo referido que lo detiene. Los analistas de la factibilidad del coche son unánimes en cuanto a las ventajas que podrían derivar del uso de estos coches especialmente para discapacitados. Sin embargo, el autor afirma que la idea de los coches autodirgidos, como una realidad cotidiana de nuestra sociedad, está lejos de concretarse, pero que el objeto de su artículo es tratar un asunto aun no resuelto: “estos coches autodirgidos deberán tener un código ético que presenta algunos interesantes dilemas”. Interesantes dilemas éticos Como ejemplo del dilema ético que presentan estos prototipos, como nos referimos arriba, ya en fase de prueba, el autor cita un artículo de la revista WIRED , en el que Jason Millar escribe sobre algunos de los problemas éticos que presentan los coches autodirigidos , dado que estos coches-robot parecen ser los coches del futuro, por sus característica ecológicas, algunos señalan también que serían más seguros porque evitarían accidentes debidos a la imprudencia o fallos humanos, llegando incluso a cuantificar la cantidad de vidas que se podrían salvar si se lograra imponer este tipo de vehículos. Millar presenta un ejemplo, siguiendo el método del caso, que lo llama “El problema del Túnel” que explica así, “el coche autodirigido venía por una carretera de montaña de una sola mano y se acerca a un túnel estrecho. Justo antes de entrar en el túnel, un niño aparece en el

medio del camino, bloqueando enteramente la entrada del túnel y el coche es incapaz de frenar a tiempo para evitar atropellarlo. Se presentan dos opciones: atropellar y matar al niño o desviarse y estrellarse contra la pared de túnel, lo que significaría una muerte probable de los pasajeros. Ante esta coyuntura, ¿quién sería el responsable si el coche continúa recto o se desvía para salvar al niño?, ¿los fabricantes que programaron el coche?; ¿Los usuarios que aceptaron los riesgos de viajar en un vehículo que tiene sus propios criterios?; ¿Los legisladores que autorizaron la circulación del vehículo?” Millar da su opinión afirmando, que en un coche estándar la decisión moral de una persona determinarían la opción a seguir, sin embargo en este tipo de vehículo todo va a depender de la programación de éste, pues el/los pasajeros, en casos extremos como el referido, no pueden intervenir. Es fácil ver cómo el usuario, el fabricante y el legislador deberían prever una situación como esta y programar la “conducta” más ética que deberá determinar que el coche tome una u otra opción, basándose en un código ético predeterminado. Autodeterminación del pasajero de un driverless car Quedaría aún por resolver la autodeterminación de los pasajeros y Millar sugiere una solución al problema. Dice que se podría adoptar el mismo enfoque de los profesionales de la medicina; el consentimiento informado. Afirma Millar, “En salud, cuando se deben tomar decisiones que tienen un contenido bioético o moral, es una práctica estándar para las enfermeras y los médicos informar a los pacientes de las opciones de tratamiento, efectos secundarios y otros riesgos asociados y que los pacientes tomen su propia decisión. Este mismo enfoque del consentimiento informado se puede aplicar a la ingeniería de los coches sin conductor.” La idea es que los diseñadores e ingenieros deberían informar a los usuarios de cómo ha sido programado el coche y estos por su vez deberían dar un consentimiento informado para que en una situación extrema siempre acepten el código ético del vehículo. En nuestra opinión, este dilema que aquí se presenta, es extensivo a muchos avances tecnológicos en torno a la robótica y a la inteligencia artificial, que pueden presentar objetivos problemas éticos aún difíciles de prever. 

Solo en California (EE.UU.) se permiten circular este tipo de coches pero la ley establece que tengan los mandos reglamentarios.

Manuel Zunin Observatorio de Bioética - UCV

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