DESCRIPCION Y SIMBOLOGIA DE LOS BILLETES VENEZOLANOS

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Descripción

Descripción y simbología de los billetes venezolanos Por: José Gregorio PARADA RAMIREZ. Universidad de Los Andes, Mérida, Venezuela.

En los últimos años hemos producido una variada gama de artículos relacionados a la simbología. En nuestra tesis de doctorado focalizamos nuestra atención en el estudio de la simbología masónica presente en la obra de Jules Verne. Desde 2008 fuimos tentados a dar nuestra opinión sobre la simbología presente en los billetes venezolanos. Es ahora que, con un poco de tiempo disponible, cumplimos con nuestro objetivo. En este somero análisis intentamos amalgamar opiniones y exponer con criterios académicos algunas consideraciones sobre las relaciones que puedan establecerse entre los dibujos-símbolos que aparecen en los billetes venezolanos y lo que universalmente es aceptado como susceptible de interpretación. Evitamos así las suposiciones que de manera ligera suelen aparecer cuando la pasión, en lugar de la razón, avanza para alimentar las explicaciones en materia de simbología. La reconversión monetaria El 1 de enero de 2008 tuvo lugar en Venezuela una reconversión monetaria. Muchas razones comenzaron a darse cita para obligar a este rápido cambio. En primer término, la inflación había desmejorado a tal grado el valor de la moneda y en consecuencia el poder adquisitivo del venezolano que hablar de ―millones‖ era, de algún modo, admitir la debilidad de la moneda frente a otras más estables y fuertes. La sensación permanente de tener mucho y no tener nada a la vez puede hacer mella de manera inconsciente en el portador de un billete cuyo valor no le permite adquirir gran cosa especialmente en el supermercado. La idea era, pues, no sólo intentar ofrecer la sensación de una moneda ―fuerte‖, como de hecho pasó a llamarse el nuevo bolívar, sino de recuperar la sensación del poder adquisitivo que se tenía en los años de la llamada Cuarta República. ―Volverá la ‗locha‘, el medio, el real, el bolívar, incluso con un céntimo se podrá comprar nuevamente caramelos‖. Más o menos en esos términos se expresó el mandatario de entonces en una de sus acostumbradas y maratónicas alocuciones. Al eliminar tres ceros del valor nominal de los billetes y reconvertirlos se pretendía en la teoría fortificar una moneda que necesitaba obligatoriamente el respaldo económico que lamentablemente el país comenzaba a perder. La misma enfermedad de la inflación seguiría carcomiendo a la débil criatura que nacía. El gobierno nacional ordenaba la creación de una serie de billetes que borraban las huellas dejadas en el papel moneda por la Cuarta República. Se despedía, entre otros

billetes, al emblemático ―orquídea‖ que ya no resistía los embates de la inflación. La nueva equivalencia era fácil de entender y el bolívar regresaba a su sitial de honor equivaliendo inicialmente a 2,15 bs por dólar. Luego, por un efímero tiempo, el bolívar mostró la tasa que, en los tiempos de la Cuarta República, tuvo frente al dólar americano, la moneda del ―enemigo‖, 4,30 bs/dólar (¿Nostalgia por tiempos pasados?). Cuando se consultaba las páginas del Banco Central u otro organismo financiero en lo tocante al cambio monetario veíamos al flameante bolívar representado por una línea incólume como si eso diera muestra de una economía, capaz de resistir todo embate. Pero sería imposible mantener un valor fijo, el nuevo bolívar siguió su camino hacia la devaluación, tal desvalorización seguiría arruinando a la nueva moneda. Pero no nos desviemos del tema.

Los nuevos billetes Los billetes creados tienen las siguientes denominaciones: dos, cinco, diez, veinte, cincuenta y cien bolívares ―fuertes‖ como así se insistió para diferenciar la nueva moneda del tradicional bolívar.

Su composición, concepción e incluso su disposición difieren enormemente de los precedentes. En grandes rasgos, puede señalarse que los nuevos billetes promueven una preocupación por el medio ambiente, especialmente por ciertas especies en vías de extinción. En todos los casos el anverso es vertical y está encabezado con el nombre del país en altorrelieve República Bolivariana de Venezuela, las dos primeras palabras en la primera línea y las dos últimas al

margen izquierdo de la segunda línea. Más abajo, hacia la izquierda, aparece el valor en número del billete y luego, en letras, la misma cantidad seguida de la palabra ―bolívares‖. Más abajo, la fecha de emisión del billete. En otra línea la inscripción ―Pagaderos al portador en las oficinas del banco‖. Acto seguido las firmas del presidente y del primer vicepresidente del Banco Central de Venezuela. Hacia el margen derecho una letra mayúscula y ocho dígitos componen el serial del billete, que se repite como reflejo en la parte inferior izquierda. En la parte inferior de la primera mitad se encuentra una banda de alta seguridad común para los billetes de diez bolívares y siguientes. Los de dos y cinco bolívares ofrecen otro tipo de banda de seguridad. La parte inferior del anverso rinde homenaje a algún héroe de la Patria cuya efigie domina casi íntegramente esta mitad del billete, apoyada sobre una figura romboidal en la que aparece el valor del billete en número en la parte superior derecha y en la inferior izquierda y en leve contraste de colores y según la incidencia de luz al centro, según se aprecia en la imagen adjunta.

También en la figura romboidal pueden aparecer imágenes, como la de un libro en el billete de cincuenta:

En algunos casos, parte de la efigie aparece dibujada en altorrelieve. Como ya hemos señalado, hacia la izquierda se encuentra el mismo serial observado en la parte superior. Otro de los sistemas de seguridad tiene que ver con hilillos dispersos que hay en el billete y que son visibles por lo general bajo la luz ultravioleta1.

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Imagen tomada de : monedasdevenezuela.net

En cuanto al reverso, cada billete tiene su individualidad en lo que respecta a los colores y temática abordada.

Descripción de cada billete

Billete de dos (2) bolívares2. Presenta en el anverso la imagen del Generalísimo Francisco de Miranda, es decir a don Sebastián Francisco de Miranda y Rodríguez (Caracas, 28-031750 y Cádiz, 14-07-1816), político, militar, diplomático, escritor, humanista e ideólogo venezolano, considerado ―El Precursor de la Emancipación Americana‖. Conocido como ―El Primer Venezolano Universal‖ y ―El Americano más Universal‖, que participó en la Independencia de los Estados Unidos, en la Revolución Francesa y en la Independencia de Venezuela. Fue el gobernante de la Primera República de Venezuela en calidad de Dictador Plenipotenciario y Jefe Supremo de los Estados de Venezuela.

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Las imágenes de los billetes en entero por su anverso y reverso fueron tomadas del folleto explicativo del Banco Central de Venezuela titulado “Nueva familia de billetes y monedas de Venezuela”.

En el reverso se encuentran una tonina (Inia geoffrensis), un Gusano Flor (Bispira Brunea) y el Parque Nacional Médanos de Coro del estado Falcón.

Billete de cinco (5) bolívares: En su anverso el billete de cinco bolívares muestra a Pedro Camejo, mejor conocido como ―Negro Primero‖. Si bien es cierto que en todos los demás billetes se escribe el nombre del héroe homenajeado, en este caso se omite el de Pedro Camejo y se señala en su lugar el mote con el que era conocido. Pedro Camejo nació en San Juan de Payara (estado Apure) en 1790 y murió el 24 de Junio de 1821 durante la Batalla de Carabobo. En sus primeros años de vida había sido esclavo. Al iniciarse en el ejército combatió junto al bando realista y luego decidió luchar por la causa independentista desde 1816. En el ejército venezolano

alcanzó el grado de Teniente. Tuvo destacada figuración en la Batalla de Las Queseras del Medio en la que recibió la Orden de los Libertadores. Su admiración y respeto por el General José Antonio Páez son de todos conocidos. Su bravura le valió el mote de ―El negro primero‖. Siempre en primera fila arengaba a los hombres a su mando para luchar hasta el final. Distinguíase muy especialmente porque del Ejército Libertador era el único oficial de color negro. Durante la batalla de Carabobo integraba uno de los regimientos de caballería de la Primera División al mando del General Páez. La tradición cuenta, y así quedó inmortalizado en el libro de Eduardo Blanco, que al recibir un golpe mortal de un enemigo Pedro Camejo buscaría a su General para exclamarle: «Mi general, vengo a decirle adiós porque estoy muerto».

Por su reverso, el billete de cinco bolívares presenta un cuspón o cachicamo gigante (Priodontes maximus) y un paisaje de los Llanos venezolanos.

Billete de diez (10) bolívares: En su anverso, el billete de diez bolívares nos presenta al gran cacique Guaicaipuro y una serie de estatuillas prehispánicas, no señaladas en la descripción oficial. Guicaipuro habría vivido entre los años 1530 y 1568 y fue jefe de varias tribus Caribes. Era originario del grupo Teques. En los documentos de la época se hace referencia a él con el nombre de ―Guacaipuro II‖. Formó y dirigió una coalición contra los españoles. En el lugar de los Teques, los españoles descubren oro por lo que instalan minas y comienzan a poblar el sitio. Guaicaipuro va a forzar a los invasores a partir. Juan Rodríguez Juárez es llamado, en 1561, a pacificar el área. Repele a Guaicaipuro y reinicia los trabajos de las minas, deja allí a tres de sus hijos y sigue hacia las tierras de los Caracas. El jefe indígena asalta las minas, da muerte a todos los mineros y a los hijos de Rodríguez. Éste en su camino a Valencia va a encontrar la muerte en manos de Guaicaipuro y Terepaima. Diego de Losada va a vencer la confederación indígena y fundar la ciudad de Santiago de León Caracas. Se organiza rápidamente la captura de Guaicaipuro. A finales de 1567 o inicios de 1568, el alcalde Francisco de Infante y sus hombres dan con el paradero de la choza del Cacique. La leyenda dice que Guaicaipuro prendió fuego a su choza y se suicidó antes que entregarse a los invasores. La versión de Oviedo y Baños en su obra Historia de la conquista y población de la Provincia de Venezuela dice que Guaicaipuro se defendió en dura batalla contra los españoles quienes al verse imposibilitados de entrar a la choza decidieron lanzarle una bomba de fuego sobre el techo de paja, obligándolo a salir y defenderse con la espada que le había ganado a Rodríguez Juárez. De manera simbólica, los restos del Cacique Guaicaipuro entraron al Panteón Nacional el 8 de diciembre de 2001, honrando así a la gallardía de los pobladores primigenios de las tierras venezolanas para darles un sitial de honor al lado de los héroes de la Patria.

La imagen que representa al indio Guaicaipuro en este billete fue tomada de la obra ―Mapas y Alegorías Venezolanas‖ del venezolano Pedro Centeno Vallenilla, artista a quien le fuera encargado en 1965 el diseño y creación de una colección de medallas para honrar a los caciques de Venezuela. El nombre de Guaicaipuro no aparece en tal obra sólo en las medallas que el artista creó. La polémica habría de comenzar cuando hubo señalamientos según los cuales la imagen de Guaicaipuro sería más parecida a la que el artista había realizado del cacique Paramacay. El asunto podría zanjarse al entenderse que se trata de una mera referencia puesto que no hay testimonios escritos sobre el aspecto físico ni de un cacique ni del otro. Baste con entender que es una mera propuesta del artista y de quienes trabajaron en la imagen alegórica de este billete.

En el reverso, por su parte, se luce un Águila Arpía (Harpia Harpyja), el Salto Ucaima, los tepuyes Venado y Kurún del Parque Nacional Canaima en el estado Bolívar.

Billete de veinte (20) bolívares: En el anverso del billete de veinte bolívares aparece el retrato de Luisa Cáceres de Arismendi. Luisa Cáceres Díaz de Arismendi (Caracas, 25-09-1799 – Caracas, 02-06-1866). Insigne heroína venezolana esposa del General Juan Bautista Arismendi. Su padre muere en 1814 durante el asalto a la guarnición de Ocumare. Juan Bautista Arismendi organiza una expedición para auxiliar a los sitiados de esa ciudad. Entre los soldados participantes se encuentra Félix Cáceres, hermano de Luisa, quien es hecho prisionero por los realistas y ejecutado el 16 de marzo. Durante la llamada Emigración a Oriente (1814) mueren cuatro familiares de Luisa que sobrevive con su madre y su hermano menor. En diciembre de ese año contrae Matrimonio con el Coronel Arismendi quien ejercerá como Gobernador provisional de Margarita en 1815. Ordenado el arresto de Arismendi, éste huye y Luisa, embarazada, es tomada como rehén y llevada al Castillo de Santa Rosa donde comienza un largo suplicio. El maltrato que sufre es mucho. Una refriega se produce para liberarla. Los prisioneros del Castillo se han alzado para ayudarla pero todos serán fusilados. Luisa es llevada a caminar sobre los cadáveres y a tomar agua del aljibe del castillo donde ha ido a parar la sangre de los alzados. Luisa es

trasladada varias veces hasta que termina prisionera en el convento de la Inmaculada Concepción en Caracas, siempre incomunicada con su familia. Los avances de Páez y Arismendi obligan a los realistas a trasladarla a Cádiz, por lo que es llevada prisionera a La Guaira y embarcada el 3 de diciembre de 1816. Pero el barco es atacado por corsarios quienes abandonan a los pasajeros en las Azores. Finalmente llega a Cádiz donde permanece hasta 1818 en mejores condiciones de las que suponía. Manos providenciales la ayudan a fugarse. Desde Filadelfia planea el regreso a Venezuela. Fijará residencia en Caracas hasta su muerte. Sus restos reposan en el Panteón Nacional desde el 24 de agosto de 1876. Fue la primera mujer en ser llevada al Panteón. En su reverso se encuentra una Tortuga Carey (Eretmochelys imbricata) y las montañas de Macanao, ubicadas en el estado Nueva Esparta.

El retrato original en el que aparece la heroína fue realizado en 1889 por Emilio Mauri, pintor nacido en la Guaira el 9 de marzo de 1855 de padres españoles de origen francés. Estando en Francia, a su temprana edad, Mauri va a recibir una mención de honor en el Salón de París. En 1874, regresa a Venezuela obedeciendo a la invitación de Guzmán Blanco. La obra ―Doña Luisa Cáceres de Arismendi‖ le fue encargada para el Salón Elíptico del Palacio Federal de Caracas en conmemoración del cercano centenario del nacimiento de la heroína. En 1887 Guzmán Blanco inaugura la Academia Nacional de Bellas Artes y nombra a Mauri como director, cargo que ejercerá hasta su muerte.

Billete de cincuenta (50) bolívares: El anverso del billete de cincuenta bolívares muestra a don Simón Rodríguez. Don Simón Narciso de Jesús Carreño Rodríguez, mejor conocido como don Simón Rodríguez, nació en Caracas en 1769 y murió en Amotape, Paita, Perú en 1854. Fue educador, escritor, ensayista y filósofo. Se le recuerda por haber sido tutor y mentor del Libertador. Fue un gran defensor de la educación pública. Rodríguez, influenciado por Rousseau, reflexiona sobre un nuevo modelo educativo para las naciones americanas. Rodríguez se ve obligado a abandonar el territorio venezolano por su participación en la conspiración de Gual y España. En Kingston, Jamaica, decide cambiar su nombre por el de Samuel Robinson. En Europa se reencuentra con Simón Bolívar de quien oye el juramento sobre el Monte Sacro. Regresa a América en 1823 y se dedica a la enseñanza y la escritura. Entre muchos otros lugares vivió en Guayaquil donde por causa de un voraz incendio buena parte de su obra desapareció para siempre. Fue un incansable viajero. Sus días terminaron en Perú. Sus restos reposan en el Panteón Nacional desde 1954.

En el reverso aparecen: un oso frontino (Tremarctos ornatos) y Laguna del Santo Cristo, en el Parque Nacional Sierra Nevada del estado Mérida.

Billete de cien (100) bolívares: La imagen de Simón Bolívar se muestra en el anverso. Por ser el billete de más alta denominación dedicamos a él mayor atención. Insertamos aquí algunas ideas que han sido extraídas del blog monedasdevenezuela.net. Como marca de agua tiene la Efigie de Libertador y el número 100 que permiten verse en contraste con la luz.

(Algunas marcas de agua)

Al igual que el billete de cincuenta, una estrella de cinco puntas se muestra por ambos lados y coinciden perfectamente. De ponerse contra la luz, la parte no coloreada toma una tonalidad amarilloverdoso. Es el llamado registro perfecto.

En este billete, las bandas de seguridad están representadas por dos tipos de hilo: uno en forma de ventanilla, es decir que el hilo entra y sale del papel. Esto sólo se ve por el anverso. En realidad es una franja continua de tres milímetros de ancho que muestra la siguiente leyenda: ―BCV100‖ repetida al menos cinco veces. Al contraste con la luz puede verse el holograma de BCV y los cuarteles del Escudo Nacional. Hay un segundo hilo que es continuo y magnético y se encuentra separando la imagen de Bolívar de la banda inferior. No es exterior al billete y se aprecia sólo a contraluz. El primer tipo de banda aparece también en los billetes de diez, veinte y cincuenta bolívares. El segundo tipo de hilo está presente en los billetes de dos y cinco bolívares.

(Banda de seguridad, billete de 50 bs.) Uno de los elementos de seguridad más interesantes se puede encontrar en el anverso. El número cien presentado en letras muda de color cuando cambiamos la posición del billete.

El reverso es ocupado por un cardenalito (Carduelis cucullata). El fondo muestra al Guaraira Repano (Parque Nacional El Ávila), en los estados Vargas y Miranda y en el Distrito Capital.

Simbología presente en los billetes venezolanos Victor Torrealba en su blog monedasdevenezuela.net hace el siguiente comentario que nos parece muy acertado en cuando al sin fin de imágenes que adornan a nuestros billetes: ―según el Banco Central de Venezuela la mayoría de los Símbolos, sólo son elementos Decorativos o Elementos de Seguridad (sic.) para impedir la falsificación de los Billetes, no les niego que algunas explicaciones dadas por el BCV no sean muy convincentes, pero en estos tiempos de Revolución, ya es demasiado normal que los entes del Gobierno no expliquen bien las cosas‖3. En tal sentido, intentaremos, en las líneas que siguen, abordar la simbología presente en los billetes venezolanos. Para esto prosigamos con la descripción del billete de cien bolívares.

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Víctor Torrealba: monedasdevenezuela.net Consultada el 1-10-2015.

En su reverso se reproduce en fondo continuo la empuñadura de la espada del Libertador Simón Bolívar. En otras palabras, si se juntan ambos extremos del reverso, como seguidamente aquí mostramos, se formará pues la imagen completa de la empuñadura. Esta propuesta es similar para todos los billetes.

Esta espada es conocida como la Espada del Libertador. No se trata de la espada que el presidente Pétion le cediera en 1806 a Miranda o en 1816 a Bolívar para que liberaran a América del yugo español. La espada representada en el billete de cien es la llamada ―espada del Perú‖, una espada simbólica no apta para la lucha. Esta espada está compuesta por mil trescientas setenta y cuatro piedras preciosas entre diamantes, rubíes y esmeraldas ―con broches y mango de oro puro, incrustadas con toda maestría por orfebres y artistas del metal‖. Su vaina es de oro de 18 quilates, el pomo de oro, brillantes y diamantes. El símbolo representa pero no es el objeto que él representa. La espada del Libertador no es el Libertador. Apoderarse del símbolo es acercarse a él pero hay quienes han creído que a través de ese acto se lleva a cabo un connubio o

unión con lo que él representa. Recordarán los lectores las creencias ligadas a Santo Grial, a Excálibur, y a otros grandes símbolos portadores de poderes. El 4 de febrero del 2010, el mandatario venezolano hizo sacar la espada de las bóvedas del Banco Central ―porque no resistí la tentación de tenerla conmigo‖, aseveró el primer mandatario. Dos días después la levantó para ―tomarles juramento a 2.400 jóvenes adeptos a sus políticas de izquierda y para condenar las crecientes marchas estudiantiles en protesta contra su régimen de más de diez años: “Si nos buscan por el camino de las armas, aquí estamos con la espada de Bolívar dispuestos a batirnos por la revolución”4. ¿Acercamiento a Bolívar? ¿Imitación del héroe de la Patria? ¿Suplantación de roles? ¿Recepción del poder que representa la espada? Concédale usted mismo, amigo lector, la significación que pueda tener este gesto. La idea de fondo continuo en un billete nos lleva a interrogarnos sobre su objeto. Al cerrar el billete de esta forma se crea un bucle, un círculo, siguiendo las elementales nociones de geometría. En todo caso, se (en)cierra una figura. En términos concretos, el paisaje del reverso rodea, aprisiona, ―posee‖, domina o protege —como quiera verse— a la figura del héroe del anverso.

En otro orden de ideas, uno de los símbolos presentes en los billetes venezolanos que ha causado gran curiosidad es la presencia de una estrella de cinco puntas, que a decir verdad está fuera de lugar al menos en el contexto venezolano, a no ser las estrellas de la Bandera nacional. Las estrellas, así como la luna, están asociadas al reino de la noche. Pertenecemos a una cultura solar y no lunar, de hecho nuestro calendario como el de la mayor parte de los países occidentales es solar. Si hay un astro significativo en plena región

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https://tedejo2.wordpress.com/las-espadas-de-bolivar/ consultada el 17-10-2015

ecuatorial es el Sol. En fin, nos preguntamos ¿Qué hacen las estrellas de cinco puntas en los billetes venezolanos? ¿Están ellas dispuestas de manera aleatoria? Antes de responder a estas preguntas, hablemos un poco de este símbolo al que desde antaño se le ha dedicado mucha atención y que ha hecho correr bastante tinta.

(Estrellas de cinco puntas en los billetes de 20 y 50 Bs.) Muchas son las sociedades secretas que han sabido conferirle importancia a la estrella de cinco puntas y al conjunto que varias de ellas pueda generar en la llamada ―bóveda estrellada‖ que adorna los templos masónicos o gnósticos. Una estrella es luz —como la del Sol— y se le asocia a la noche dado que su luminosidad aparente es inferior a la de la luna, aunque les sea propia y no reflejada como la del astro de la noche. A las estrellas de los billetes venezolanos, que sepamos, no se les ha asociado con ninguna estrella conocida como la Polar o las dos Osas. Son simplemente estrellas, pero… de cinco puntas y es aquí donde se marca la diferencia. Se les ha asociado con el bien y con el mal según la posición con que se muestren. Si una de sus puntas señala hacia arriba, hacia el cénit, sería un símbolo del bien. Por el contrario, si una de sus puntas señala hacia abajo, hacia el inframundo o mundo subterráneo de los hombres, sería asociada al mal. A ésta última se ha asociado la figura del Bafometo que en mala hora fue inventado para justificar un juicio horrible contra los Templarios. De manera esquemática una estrella de cinco puntas conforma un pentagrama que reproduce el número perfecto, el 10, resumen de los astros y de las direcciones siguientes: 1: El Nadir 2: Los dos trópicos (de Cáncer y de Capricornio) 3: La estrella Polar y las Osas circumpolares

4: Los cuatro puntos cardinales: el este, el sur, el oeste y el norte5. Si observamos bien por ejemplo a la estrella de cinco puntas en la que una de éstas señale hacia arriba, podemos asociarla al microcosmos-hombre con sus brazos extendidos hacia el cielo y sus piernas abiertas. Esta sería la natural disposición que encontramos en todos los billetes por su anverso. ¡Pero resulta que nadie o casi nadie lleva sus billetes de manera vertical en sus bolsillos! Si fuera el caso, de todas maneras en el reverso la imagen de la estrella de cinco puntas aparecería invertida. Entiéndase aquí que la lectura hay que hacerla horizontal y no verticalmente dado que el reverso tiene disposición horizontal. En otros términos, aunque con una leve inclinación, una de las puntas señala hacia el inframundo. De cualquier manera siempre llevaremos los billetes con las estrellas dispuestas de las dos formas. Asóciese, si se quiere esta doble asociación, a la unidad del bien y el mal de los maniqueístas o al matrimonio permanente de ambos conceptos en la religión yoruba. Creemos que la presencia de este símbolo, un tanto tirado de los pelos y poco representativo de la ―venezolanidad‖, ha resultado ser muy polémico. Muchos asocian el pentagrama invertido con el propio Satanás, con un macho cabrío cuyos cuernos apuntan hacia arriba. En los billetes venezolanos la rareza es que la estrella de cinco puntas no es completa. Para que el símbolo se forme en su totalidad hay que unir los billetes, hay que concatenarlos, unirlos, pegarlos. Es decir formar un bucle, cerrarlos. Dejamos al lector darle el significado que quiera a este procedimiento, pero le pedimos no olvide el término ―cierre‖ que suele usarse mucho en esoterismo. El procedimiento de cierre puede hacerse por el anverso o por el reverso con lo cual bien los héroes de la Patria o los personajes representados en las billetes quedan ―cerrados‖ o ―protegidos‖ —si se quiere— si el cierre se hace desde el reverso, o bien los paisajes y las riquezas (animal y vegetal) del país quedan ―cerradas‖ o ―protegidas‖ si el cierre se hace desde el anverso. ¿Mera coincidencia? 5

P. Négrier, Les symboles maçonniques d’après leurs sources, Paris, Édit. Télètes, 1990, p. 42. 1+2+3+4 = 10. El número cinco forma parte evidente de los símbolos ligados al pentagrama. Simboliza los cinco días de la Creación y los cinco panes del milagro que Jesús distribuyó a sus apóstoles.

(Los billetes venezolanos se concatenan para que puedan formarse las estrellas de cinco puntas)

La estrella de cinco puntas es abiertamente, junto con la hoz y el martillo, el símbolo del comunismo. Suele ser una estrella roja sobre fondo blanco, o una blanca sobre fondo rojo. La mayor parte de los partidos asociados al extinto presidente Chávez eran de tendencia comunista. Las relaciones de la República Bolivariana de Venezuela con países comunista, especialmente con Cuba, fueron más que explícitas. No podemos negar la necesidad que se tenía de vendernos tal idea que nos ha sido ajena en amplia medida a los venezolanos. Los términos comunismo y socialismo han cabalgado en los últimos quince años con una insistencia enfermiza que ya produce cansancio ¿Recuerda usted, amigo lector, parte de las imágenes de la propaganda chavista en la que la estrella de cinco puntas era ingrediente seguro?

Esta estrella aparece matizada con los tres colores de la bandera nacional. Detengámonos un momento. Observémosla. ¡Los colores no están en el orden! El rojo está en el centro y no representa los vértices convencionales de la estrella. Dentro de la ―franja roja‖ hay otra estrella. Lectura: Hay que entender el rojo y la estrella, el rojo comunista, la estrella comunista. Para los venezolanos, en nuestra bandera nos importan las siete o las ocho estrellas, no una sola. Recordemos también el slogan ―corazón de la Patria‖. Pues la estrella de esta imagen puede representar claramente al microcosmos hombre con sus brazos y piernas extendidas con su ―corazónestrella‖ hacia el lado izquierdo. Quien dice izquierdo, dice izquierda. ¿No tiene acaso todo esto un doble significado? Tener el corazón inclinado hacia la izquierda, sin que aquí estemos hablando de la ubicación sino de la postura política… El corazón sería suplantado por la idea de la Patria. Por cierto, desde hace cierto tiempo se nos repite por radio, prensa y televisión que ―tenemos Patria‖. Todo parece encajar bastante bien. Mucha tela que cortar… Poderosamente nos ha llamado la atención una marca con símbolos variados que hay al margen izquierdo del anverso de cualquier billete. Es una marca en altorrelieve para invidentes que en principio les permitiría reconocer el valor. He aquí la lista: Billete de dos: un triángulo equilátero con uno de los vértices hacia arriba. Billete de cinco: dos triángulos equiláteros apuntando hacia arriba. Billete de diez: un cuadrado. Billete de veinte: dos líneas discontinuas horizontales y paralelas. Billete de cincuenta: un círculo. Billete de cien: dos círculos.

No tan descabelladas resultarían las relaciones que pudiéramos establecer entre tales formas geométricas y las representaciones de los cuatro elementos de la naturaleza que se suele dar en la alquimia sagrada. Aunque aquí quede momentáneamente sin explicar el significado del símbolo que aparece en el billete de veinte. Una vez dejada esta pista al lector, queremos avanzar hacia temas de mayor interés ligados particularmente al culto marialioncero.

Imágenes de la Santería venezolana Innombrables son los comentarios que se suele oír en la calle a propósito de la relación que ha establecido el actual gobierno con la santería. No creemos que sea tan descabellada la idea después de ver, comparar y estudiar ciertos eventos que merecerían mejor atención pero que suelen verse como aislados y sin mucho asidero. Creemos, por ejemplo, que la elección de ciertos héroes honrados en los billetes no sea tan casual. La figura del General Páez, tan denigrada bajo el gobierno del Presidente Chávez y al que se le honraba con el billete de 20 bolívares fue borrada por entero para darle paso a su subalterno el aquí controversial Pedro Camejo que también merece, a nuestro juicio, un sitial de honor. Tanto se quiso reivindicar la figura de Camejo que en conmemoración de un aniversario más de la Batalla de Carabobo y fecha de su muerte, el 24 de junio de 2015 sus restos ―simbólicos‖ fueron llevados al Panteón Nacional al ritmo de tambores. Hemos escrito la palabra ‗simbólicos‘ entre comillas pues no se trata evidentemente de su osamenta lo que conlleva inmediatamente a preguntarnos por el contenido real de su féretro. Oficialmente se dice que contiene tierra de su lar natal San Juan de Payara y del Campo de Carabobo, así como el cuchillo con que defendió la causa patriota. A este respecto habría que abrir un largo paréntesis relacionado con el desenfreno por ―llevar‖ un número importante de héroes al Panteón Nacional representados casi siempre por el elemento ―tierra‖. Recuérdese aquí la traída de tierra ecuatoriana representando a Manuelita Sáenz en los días del muy polémico ―desentierro‖ del máximo prócer de la Patria, Don Simón Bolívar.

Un billete es una suerte de reliquia que llevamos siempre con nosotros aunque él mude de dueño. Tiene un valor que puede ser intercambiable mas no así los símbolos y lo que él representa. En otros términos, al llevar con nosotros un billete estaremos llevando también lo que él representa. Si nos deshacemos de él tarde que temprano ése será sustituido por otro casi inmediatamente. Hay tal circulación (¡y circularidad simbólica!) que podríamos afirmar que cada venezolano porta consigo al menos un billete en su bolsillo, muchos más de los que llevan los escapularios, la estampita de la Virgen, de José Gregorio Hernández, de una tarjeta de crédito o de la licencia de conducir. En términos concretos y reales, un grupo minúsculo de personas decidió que ―imágenes‖ llevaríamos los venezolanos en nuestros bolsillos y carteras. No sabemos muy bien qué hay detrás de todo esto pero casi todo el mundo comenta de la existencia de un culto marialioncero bien orquestado. En estas líneas no hacemos sino repetir lo que sabe cualquier venezolano sobre las imágenes objetos de culto en la santería en nuestro país. Tres son las cortes que forman parte de la Santería venezolana. Cada una tiene a la cabeza un

representante que en el caso venezolano simboliza el origen racial de la nación. María Lionza es la reina blanca a pesar de su mil veces repetido origen indígena, Guaicaipuro el cacique o jefe máximo de los indios y en consecuencia representante de la corte india y el negro Felipe, muchas veces sustituido por el negro Primero, encarna el ingrediente negro venido de África. Es él la cabeza de la corte negra, aunque sea menester señalar que el Negro Primero forma parte de la llamada Corte de los Libertadores. María Lionza preside el altar y a cada lado se encuentran Guaicaipuro y el jefe negro. Cada uno por separado es poderoso pero si se les une, sus fuerzas se multiplican exponencialmente. Juntos conforman las llamadas TRES POTENCIAS. ―Juntos representan la gloria del espiritismo venezolano‖, dice puntualmente un blog amateur. La unión de estos tres ingredientes de orígenes diversos es celebrada con justa razón cada 12 de octubre en el centro de peregrinación más importante del culto marialioncero, la montaña de Sorte, en el estado Yaracuy. A esta fecha se le ha venido llamando últimamente ―día de la resistencia indígena‖. Ese día se llevan a cabo varias actividades como el tradicional Baile en Candela, suerte de danza ritual sobre brasas ardientes. Una característica no señalada en la descripción oficial de este billete es la presencia de adornos en el anverso correspondientes a estatuillas precolombinas alrededor del cacique Guicaipuro. Llama sobre todo la atención una suerte cabezas que se encuentran alrededor y muy especialmente a la derecha del jefe indígena. La opinión generalizada es que se trata de calaveras que dócilmente estaríamos portando los venezolanos en nuestros bolsillos. Si se quería rendir homenaje a las creaciones de los indígenas venezolanos ¿por qué en el lugar de un repetidísimo número de estatuillas antropomórficas no se representó una selección de otras obras como artesanía, instrumentos musicales, churuatas, cestería, etc.? ¿Calavera prehispánica?

Como ya hemos dicho el Negro Primero y el negro Felipe suelen ser confundidos pero se trata de dos figuras históricas diferentes separadas al menos por dos siglos. El negro Felipe llegó a Venezuela proveniente de África. Pronto se hizo cimarrón dado su espíritu libertario. Anduvo por los lados del río Buria (lo que corresponde a los actuales estados de Yaracuy y Lara) en la primera mitad del siglo XVI. Estuvo al mando del negro Miguel, muy conocido también en la Santería. El negro Miguel encabezaba luchas contra los opresores españoles y tras su muerte fue el negro Felipe quien lo sucedió. Su sufrimiento y sus virtudes lo han elevado a la cabeza de la Corte Negra del espiritismo venezolano. María Lionza está íntimamente ligada a las aguas, fuente de fertilidad. De hecho sus fieles se purifican en ríos y quebradas de Sorte antes de ir a rendirle tributo. En el billete de veinte, el mismo donde se admite haya una representación suya, aparece el mar con profusión de conchas, caracoles y tortugas. Tal insistencia nos pone de manifiesto la presencia innegable de este elemento vital. Cuenta la leyenda que la princesa Maria Lionza logra sobrevivir al ser sacrificada al dios de las aguas. Se convierte así en diosa protectora de la naturaleza. El símbolo para invidentes que aparece en el billete puede se asemeja al símbolo usado en cartografía para señalar los cursos de agua. ¿Casualidad? En el retrato de Mauri, hacia la derecha la ventana tiene una esplendorosa vista al mar… Agua por doquier.

Por añadidura se describe a Maria Lionza como una hermosa mujer de bella cabellera que arregla con un peine de oro en su Palacio de Sorte. ¿No es acaso aplicable la comparación con doña Luisa Cáceres que con su sobresaliente peineta ha arreglado su hermosa cabellera allí donde se encuentra en el retrato en el Palacio Federal?

El anverso también muestra las majestuosas montañas de Macanao. Otra analogía puede hacerse por cuanto el espacio natural de María Lionza es la montaña. El Cerro que lleva su nombre fue declarado monumento natural el 18 de marzo de 1960. Las similitudes con la santería cubana son grandes. En el caso cubano, María Lionza no es, a nuestro juicio representada por Changó —dueño del fuego y del rayo— cuyo correspondiente cristiano es santa Bárbara sino Yemayá, Virgen de Regla o diosa del mar. Estas equivalencias resultan ser un sincretismo perfecto para solapar creencias mal vistas en los cultos cristianos. Una semejanza posible entre María Lionza y Changó es que la primera es generalmente representada montad en una danta o tapir mientras que Changó suele ser representada montada a caballo pero sin duda el elemento vital que identifica a María Lionza es el agua, de allí su puente con Yemayá.

La primera de las imágenes anteriores representa las Tres Potencias reunidas. Del lado izquierdo se encuentra el negro Felipe comúnmente confundido o sustituido por el negro Primero, con uniforme militar y un turbante usado en santería. Al centro, y en primer plano, la reina María Lionza con sus atributos. Sobresale especialmente la corona de oro, un collar, un banderín con la inscripción ―Protectora de las aguas y diosa de las cosechas‖ y una rosa que adorna su vestido. De sus orejas penden zarcillos. Se observa además su abundante cabellera. Es ella la diosa del espiritismo venezolano. A la derecha, el indio Guaicapuro, jefe de los Caracas, con un penacho. Pasemos de inmediato a analizar posibles similitudes con los billetes venezolanos, en la segunda imagen. En las denominaciones de cinco, diez y veinte bolívares aparecen las figuras del negro Primero, Guaicaipuro y Luisa Cáceres. Aquí es necesaria una acotación importantísima: Si bien en todos los billetes aparece en la base de la figura el nombre real de cada héroe (Francisco de Miranda, Guiacaipuro, Luisa Cáceres de Arismendi, Simón Rodríguez y Simón Bolívar) en el billete de cinco bolívares es el único caso en el que se omite el nombre real del personaje homenajeado (Pedro Camejo) sustituyéndosele por el de su mote, tal cual como lo conoce el vulgo y muy especialmente la Santería. En la base aparece escrito: Negro Primero. ¿Intencional? De emplear la misma lógica se hubiera escrito ―El Generalísimo‖ en lugar de Francisco de Miranda, ―El Libertador‖ en lugar de Simón Bolívar, Samuel Robinson en vez de Simón Rodríguez y así sucesivamente. El negro Primero aparece con su uniforme militar y con un turbante. Más que coincidencia es una constatación: El negro Primero de la Santería es el mismo negro Primero de los billetes de cinco bolívares. En el billete de diez, llegamos a la misma conclusión: El Guaicaipuro representante de la corte india está orgullosamente personificado en tal billete con la figura de indio indómito con sus flechas a un costado y adornado con un bello penacho. La precisión está hecha en la base. Es Guaicapuro y no Tamanaco o cualquier otro cacique. El billete de veinte, el único en honrar una mujer, presenta a la heroína Luisa Cáceres de Arismendi. Aparece la heroína ornada con un collar y una peineta que sobresale de su cabeza. Su abundante cabellera está exquisitamente recogida en un moño que sobresale como una corona. Penden de sus orejas unos zarcillos. Las tonalidades rosadas y violetas del billete no permiten apreciar el verdadero color de la pintura. Pero en el original del Mauri, la peineta es de color amarillo, ergo, el material que representa es el oro como la corona de María Lionza.

La lectura de los billetes es vertical pues como se ha dicho respecto al anverso las imágenes y las leyendas están dispuestas para ser leídas de ese modo. Las figuras aparecen tal cual como serían dispuestas en un altar o en un álbum. He aquí nuevamente la fotografía de los tres billetes:

Al centro hemos emplazado el billete de veinte no para emular la imagen de las tres potencias sino para hacer sobresalir la cabeza de la primera corte, como se ha dicho, la más importante de todas. ¡No por casualidad es este el billete de más alta denominación de los tres! Así como están dispuestos representan la Tríada Espírita venezolana, la Trinidad compuesta por tres sangres, tres orígenes distintos que mezclados son la génesis del pueblo de Venezuela. La relación es además muy particular porque los tres billetes están unidos en un orden ascendente. Deliberadamente creemos se le han asignado esos valores y no otros (múltiplos de dos cada vez). El Negro Primero es el primero de los bravos lanceros, de esos ciento cincuenta que participaron en Las Queseras del

Medio. A sus costados aparecen en el fondo unos dieciséis lanceros con su gran atributo en las manos y cabalgando hacia la batalla. Lancero(María)lioncero, casi homófonos. ¡Bonita insistencia! María Lionza, adornada con una flor, es la diosa de la naturaleza, de la

frugalidad y de todo cuanto puede venir de la madre Tierra. A través de la representación de la heroína, ella simplemente es suplantada tal como se hacía en los primeros tiempos de la santería: una deidad es sustituida por su equivalente cristiano, en este caso por un equivalente de connotado valor histórico para los venezolanos. ¿Regresamos a las coincidencias? ¡La Heroína de nuestro billete de veinte está rodeada de flores! ¿Por qué no pusieron estas flores en otros billetes? Es el único anverso dedicado a las plantas y a las flores… Interesante es señalar, para concluir esta referencia a la santería, que además del Negro Primero y Guaicaipuro, también pertenecen a las cortes espirituales de Venezuela los nombres de Francisco de Miranda y Simón Bolívar, alfa y omega de la gran gesta independentista, quienes junto a Don Simón Rodríguez forman parte de la Corte de Los Libertadores (algunos clasifican a este último dentro de la Corte de Los Escritores). Quiérase o no, nuestros héroes han venido a formar parte en Venezuela de un culto a los muertos que resulta ser un extraño y complejo sincretismo. Ellos son los íconos de nuestros billetes. Algo de Francmasonería A Miranda se le quiso asociar a la Francmasonería pero se sabe que nunca fue iniciado. En cuanto a Simón Rodríguez nada ha probado su pertenencia a la Orden pero se insiste con harta frecuencia que en Europa estuvo ligado a ella. También se afirma que en Chuquisaca y Cochabamba hay registros suficientes en las logias de esas ciudades de las actividades masónicas del emblemático maestro. En cuanto a Bolívar, su pertenencia sí está bien documentada. En líneas generales puede decirse que su primer gran contacto con la Francmasonería ocurre durante su segunda marcha a Europa, viaje que hace para llevar a su suegro, Don Bernardo, las prendas de su recién fallecida esposa. Hay quienes creen que la iniciación tuvo lugar en Cádiz. Sin embargo algunos creen esto poco probable debido a la aflicción por la reciente muerte de su esposa por lo que se lanzó a buscar a su maestro Simón Rodríguez quien a la sazón trabajaba en Viena. En una reunión en París en casa de

los Duvillard, Bolívar conoció al sabio Alexander von Humboldt quien le regalaría al joven un libro sobre ―Los Altos Grados de la Masonería‖. A decir del historiador Jorge Mier Hoffman ―Bolívar hizo intensa vida masónica en París, donde participó activamente en la Logia San Alejandro de Escocia, seguramente llevado de la mano de su maestro Simón Rodríguez luego que ambos hicieron un recorrido a pie desde París hasta Milán, donde vio la coronación de otro ilustre masón: Napoleón Bonaparte. Y como se sabe… de acuerdo al rito francés, para entrar a la Logia debía ser de la mano de un 6 ascenso de Bolívar al masón‖ . El grado de ―Compañero de la Orden en segundo grado‖ tiene lugar el 7 enero de 1806 en la Logia Saint Alexandre d‘Écosse de París. La estima de Bolívar por la Masonería fue grande especialmente al saber de la clara influencia que ella había tenido en la revolución e independencia de los Estados Unidos. Baste mirar el billete de un dólar para darse cuenta de los innombrables símbolos masónicos que allí hay. Igual había ocurrido en la Revolución francesa en la que numerosos masones habían participado. La lucha emancipadora bolivariana estaría también pigmentada por las enseñanzas y los altos valores de la francmasonería así como la de muchos libertadores del Nuevo Continente. El citado historiador Mier Hoffman agrega que el historiador masónico venezolano, Celestino B. Romero, con fehaciente documentación, comprobó que en 1823, por intermedio del Gran Comisionado Joseph Gernau, el Soberano Gran Consistorio de Jefes de la Alta Masonería de Estados Unidos otorgó el Grado 33º de Simón Bolívar7. Las intrigas acecharán a tal punto que el propio Bolívar será víctima de un atentado orquestado por logias masónicas. Sus propios hermanos lo han traicionado. El atentado tiene lugar el 28 de septiembre de 1828. Bolívar, indemne de tal confabulación, emite un decreto el 8 de noviembre del mismo año en el que prohíbe la masonería en Colombia. A su muerte, Bolívar no recibió los santos sacramentos que mandaba la iglesia católica. En los tres días en que fue expuesto en capilla ardiente, se constató la ausencia del obispo de Santa

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https://tedejo2.wordpress.com/bolivar-mason-2/ No obstante la afirmación del connotado historiador, nunca se ha probado la pertenencia de Napoleón Bonaparte a la Francmasonería. Dada la importancia del personaje creemos que de ser cierto, la logia de filiación habría ya revelado tan importante información. A este respecto puede consultarse la obra de Jean-Pierre Bayard. La spiritualité de la Franc-Maçonnerie. Ed. Dangles, 1993. p. 107. 7

Ibid.

Marta. Al parecer estaba fuera de la ciudad o enfermo… ―Ni siquiera el cura de la aldea de Mamatoco, quien visitó al Libertador para oír su confesión, hizo acto de presencia en la aduana de Santa Marta…”8. Para finalizar esta somera referencia a la simbología presente en los billetes de Venezuela, debemos agregar que nunca quisimos abordar el tema de la numerología. Baste como dato curioso que la suma de los dígitos que componen los seis billetes arrojaría un resultado cuya interpretación pudiera entenderse como nefasta.

Se impone aquí, antes de un punto final, que sólo hemos expuesto lo que a nuestro criterio resulta congruente con la realidad. Nos interrogamos repetidas veces al respecto y nuestra conclusión fue siempre la misma: Nuestra única certidumbre es que no aseguramos que nuestro punto de vista tenga que prevalecer como verdad absoluta.

Bibliografía: -P. Négrier, Les symboles maçonniques d’après leurs sources, Paris, Édit. Télètes, 1990. -Jean-Pierre Bayard. La spiritualité de la Franc-Maçonnerie. Ed. Dangles, 1993. Sitología: -http://www.monedasdevenezuela.net/articulos/extranos-simbolos-en-losbilletes-venezolanos/ -http://leoposada.blogspot.com -http://www.noticias24.com -http://patrimoniodevargas.blogspot.com/2011/09/emilio-jacinto-mauri.html -https://tedejo2.wordpress.com/bolivar-mason-2/

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Ibid.

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