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May 29, 2017 | Autor: Andrés Armengol | Categoría: Mental Health, Jacques Lacan, Michel Foucault, Biopolitics, Lacanian psychoanalysis
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TÍTULO: Del cuidado de sí a la gestión de sí mismo: cuerpo y salud en los dispositivos neoliberales AUTOR: Andrés Armengol Sans. E-MAIL: [email protected] DATOS BIOGRÁFICOS: Licenciado en Filosofía y Máster en Filosofía Contemporánea por la Universitat Autònoma de Barcelona, realizado mi tesis doctoral en cotutela con la Université de Toulouse 2-Jean Jaurès acerca de la noción de vulnerabilidad desarrollada por Judith Butler y Adriana Cavarero. La hipótesis que vertebra mi investigación sostiene que dicha noción opera en la esfera social como síntoma del discurso capitalista contemporáneo. Analizo el marco que estas autoras desarrollan a la luz del goce femenino o no-todo fálico introducido por el psicoanalista francés Jacques Lacan para salir de los impasses nominalistas. TEXTO:

1. Introducción: dos metodologías en juego Desde que Michel Foucault introdujera en el primer volumen de su Histoire de la sexualité el concepto de “biopolítica” (Foucault, 1976), mucho se ha escrito acerca de este nuevo paradigma discursivo y sus formas de subjetivación . Es por ello que, para abordar los nexos de unión entre ésta y la salud, especialmente la “salud mental”, no me dedicaré a adentrarme en su naturaleza genérica, sino a rastrear, en primera instancia y de manera introductoria, su impacto en la dimensión subjetiva. Para ello recurriré a su vez a lo que nos enseña el psicoanálisis, especialmente aquél orientado por la enseñanza de Jacques Lacan. De este modo, articular un diálogo entre la arqueología foucaultiana 1 y el corpus lacaniano conlleva, sin lugar a dudas, determinadas tensiones que, en según qué situaciones, se tornan en metodologías contrapuestas. Especialmente por lo que atañe a nociones como discurso 2 , el sujeto 3 y lo que, desde un prisma psicoanalítico, supone un                                                              1

 En reiteradas ocasiones Michel Foucault rechazó el apelativo de filósofo, nombrándose a sí mismo como arqueólogo de los artífices y aparatos discursivos de la Modernidad respecto a los procesos de subjetivación y su impacto en la dimensión sociopolítica.   2  En referencia a la noción de discurso, desde L’ordre du discours (Foucault, 1971), el filósofo francés la articula en el sentido de la red de elementos propios del saber y del poder en sus articulaciones por configurar los diversos juegos de verdad que dan lugar de la existencia histórica de la subjetividad, cernida por dispositivos que la orquestran como efecto, realizando así un giro respecto a la metafísica fundacional originada con el cogito cartesiano. En cambio, desde una óptica lacaniana, el discurso no se reduce a relaciones de discurso de saber y poder, sino que, tal y como señaló Lacan en L’envers de la psychanalyse (Lacan, 1991b), se trata de las diversas formas en virtud de las cuales se forja el lazo social, cuestión indicada por Lacan desde sus matemas o elementos lógicos, habiendo un total de cuatro de discursos: discurso del amo, universitario, discurso de la histérica y discurso del analista. Más allá del saber y del poder, cada discurso regula y produce una noción fundamental en la teoría y clínica psicoanalíticas: el goce, dimensión que remite al cuerpo pulsional.   3   Mientras que Foucault ofrece un enfoque genealógico, siguiendo el proyecto nietzscheano, de los procesos que alumbran al sujeto en virtud de las sucesivas identificaciones y de su vínculo con el Otro

reduccionismo epistemológico: el nominalismo y su circunscripción del objeto y del sujeto a una articulación historicista, donde los avatares de configuración de la realidad de la época quedan encorsetados en el binomio saber-poder. Es precisamente este par, denominado por Lacan discurso universitario – mutación del discurso del amo que instituye al saber como significante-amo ordenador del lazo social 4 – el que da cuenta de la noción de biopolítica, inseparable de las trabazones del discurso de la ciencia junto al desarrollo del discurso capitalista 5 . Es en este sentido que se puede sostener la articulación que Foucault hace de la biopolítica al analizar las mutaciones, los giros y los cambios que situaron en el centro de la técnica y la gestión políticas una administración de la vida acorde con un procedimiento economicista. Dicho en otros términos: la noción de biopolítica nos permite vislumbrar – si bien de un modo quizás hiperbolizado – cómo se tejieron y anudaron relaciones de poder y formas de saber que, tomando al sujeto como una máquina biológica productora 6 , permitirían extraer unas constantes y leyes para encauzarlo hacia un circuito de producción incesante. Semejante proceso culminaría, a medida que fue consolidándose la oleada neoliberal y su hegemonía discursiva, en la encapsulación – o, al menos, en el empeño de ello – de lo subjetivo en el circuito de consumo-producción, alumbrando de este modo la ficción reguladora del “empresario de sí mismo” (Foucault, 2004b). Con esta                                                                                                                                                                                social y del saber, el sujeto del psicoanálisis es, como es sabido, el sujeto del inconsciente, siendo éste desde Freud un punto de interrupción y de discontinuidad por la escisión estructural que el lenguaje, en tanto que aparato simbólico, ejerce sobre la dimensión de la conciencia, propia del ámbito yoico. En este sentido, pues, los sujetos foucaultiano y lacaniano, si bien en ambos casos son sujetos anclados en un discurso, orbitan en paradigmas diferentes. En cuanto a la subjetivación foucaultiana, me remito a Foucault, M. (1975): Surveiller et punir. Naissance de la prison. París, Gallimard, y en lo que atañe al sujeto del inconsciente, a Lacan, J. (1973): Le séminaire de Jacques Lacan. Livre XI: Les quatre concepts fondamentaux de la psychanalyse 1964. París, Le Seuil.   4   Los cuatro discursos se caracterizan por hallarse estructurados por cuatro elementos: un significanteamo que opera como punto de apoyo que permite el emparejamiento de, al menos, dos sujetos; la dimensión subjetiva como lugar de la emergencia de la verdad de cada discurso; el registro del saber ignoto del inconsciente, y la producción de un plus de goce como resto derivado del efecto del significante sobre el sujeto y su cuerpo pulsional. Me remito a Lacan, J. (1991b): Le séminaire de Jacques Lacan. Livre XVII : L’envers de la psychanalyse 1969-1970. París, Le Seuil.   5  No obstante, cabe decir que el discurso capitalista, respecto a los demás cuatro discursos, no sería con exactitud una forma discursiva en tanto que no genera un lazo social, sino que lo diluye. Siguiendo el análisis propuesto por Lacan respecto al discurso capitalista como mutación del discurso del amo, el capitalismo se constituye como unión del sujeto con los gadgets producidos por el mercado, forcluyendo así el lazo social con otros sujetos, tornándose el goce en imperativo al generar el circuito de consumo y producción el espejismo de una satisfacción sin límites al alcance del sujeto. Me remito a Lacan, J. (1978): « Discours de Jacques Lacan à l’Université de Milan le 12 mai 1972 » en En Italie Lacan/Lacan in Italia. Milán, La Salamandra, páginas 32-55.   6  A decir verdad, el cuerpo biopolítico, entendido como cuerpo-especie, no se ajustaría con propiedad a la noción de cuerpo que Foucault rastrea en los orígenes de la clínica moderna, cuyo paradigma es el cuerpo enfermo y, más especialmente, el cuerpo cadáver. El cuerpo de la clínica, siguiendo a Foucault, consistiría en pura carne abierta al ojo del experto, cuyo afán consistiría en desentrañar su mecanismo, siguiendo así con la metáfora cartesiana del cuerpo-reloj. En cambio, del cuerpo biopolítico el interés radica en su funcionamiento vital según una concepción organicista a tenor de la cual lo corporal deviene una bio-máquina productora de energía económica. Véase, entre otros, Foucault, M. (1963): Naissance de la clinique. Une archéologie du regard médical. París, Presses Universitaires de France ; Foucault, M. (2004b): Naissance de la biopolitique. Cours au Collège de France 1978-1979. París, Gallimard, y Rose, N. (2007): The Politics of Life Itself : Biomedicine, Power, and Subjectivity in the Ttwenty-First Century. Londres, PUP.  

expresión, Foucault señaló el hecho de que la progresiva desertización de lo social ejercida por el capitalismo transformaba a los sujetos en mónadas para las cuales la vida se reduciría a un patrón de estimulación y crecimiento continuos 7 , convertidos, por ende, en gestores de todas las facetas de semejante empresa. Dicho marco ontológico, político y epistémico tuvo y tiene, sin lugar a dudas, una repercusión crucial en el ámbito de la salud, tanto en su vertiente somático como psíquico, a pesar del pavor que este adjetivo generaba en el filósofo francés.

2. Biopolítica y salud: población y riesgo Tal y como puede verse, la noción de biopolítica o poder regulador sobre la vida conlleva una noción de sujeto entendido como especie biológica con unas constantes vitales susceptibles de ser atrapadas por el saber y el poder, que atraviesa al primero en sus diversas formas de institucionalización y compartimentación. Es más: el sujeto biopolítico ya no sería el individuo burgués, sino una masa organizada según un mecanismo organicista en base a factores y técnicas normalizadores 8 , los cuales no pueden ser considerados al margen de su reverso patologizador, apoyándose asimismo en la cuantificación estadística. Esto es, una población: “Une multiplication d’individus qui sont et qui n’existent que profondément, essentiellement, biologiquement liés à la matérialité à l’intérieur de laquelle ils existent” (Foucault, 2004a: 23). En lo concerniente al ámbito de la salud, el cuerpo pasaría a ser una máquina viva explotada por lo que con Lacan llamaríamos los imperativos súper-yoicos propios del capitalismo, inscritos en el seno del circuito consumo-producción de los objetos plusde-goce, término que alude a la plusvalía marxista. Cuerpo que, como máquina viva, debe ser regulada para no entorpecer el engranaje capitalista, lo cual puede constatarse en las paulatinas derivaciones de las bajas médicas a instituciones sanitarias privadas. Estrategia que, por otra parte, remite a la máxima del empresario de sí mismo: estar sano o enfermo es un asunto individual que depende de los estilos de vida de cada sujeto poblacional, doxa que supone la conversión de las atenciones y los cuidados sanitarios en servicios costeados por usuarios. Lo fundamental según esta lógica de obtención de beneficios de todo lo concerniente al cuerpo vivo es la progresiva empresalización de lo que antes eran derechos,                                                              7

  Y de ahí la nueva pastoral neoliberal: el coaching y los manuales de autoayuda, con sus nuevos imperativos súper-yoicos para constreñir a los sujetos a gozar sin fin, produciendo así un nuevo imperativo social donde la vertiente mortífera del goce, en su anudamiento con la pulsión de muerte, se muestra de forma adictiva y como agotamiento generalizado.   8   En efecto, la noción de norma y su naturaleza difusa, a la par que disciplinaria sobre el cuerpoindividuo, es un concepto central en el corpus biopolítico, cuyo antecedente se halla en el trabajo de Georges Canguilhem acerca de las nociones de lo normal y lo patológico en el desarrollo médico, impregnado luego esferas propias de lo social. Véase Canguilhem, Georges (1943): Essai sur quelques problèmes concernant le normal et le pathologique. París, Presses Universitaires de France, y Foucault, M. (1975), así como, en el seno del discurso más actual, Butler, J. (2004b): Undoing Gender. Nueva York, Routledge.  

desarrollando asimismo argucias cuantitativas para calcular el riesgo de morbilidad en poblaciones que cada vez se hallan más envejecidas.

3. Síntoma y sujeto: la subversión psicoanalítica Respecto a la salud mental, si el diagnóstico biopolítico fuera del todo cierto, el sujeto habría desaparecido 9 , así como el cuerpo, considerado meramente en su vertiente orgánica 10 por el mismo Foucault en tanto que cuerpo tomado por el saber. Si tan sólo hubiese una población administrable en base a técnicas de eficiencia y eficacia, los malestares subjetivos podrían borrarse cuales imperfecciones de un aparato sistemático. En cambio, lo que evidencia el psicoanálisis en su práctica clínica es la persistencia de un imposible de borrar que se articula sintomáticamente, es decir, como indicador de aquello que no va, mostrando el fracaso de un hipotético imperio discursivo. Es por ello que, en la orientación psicoanalítica, no hay sujeto sin síntoma: Il n’y a pas de sujet sans symptôme, ce qui implique que le symptôme, loin d’être simplement un désordre, une perturbation, est aussi une solution. Disons, sans paradoxe, que chacun est adapté par son symptôme. Adapté à quoi ? Pas aux normes du discours, car, par rapport à elles, il apparaît en effet plutôt comme un désordre objecteur individuel des régulations du discours (···) (Soler, 2011: 41-42). No obstante, dicha perspectiva puede ser sostenida por el psicoanálisis por la consideración que hace del síntoma, excediendo el marco del saber y señalando una                                                              9

 Cabe preguntarse qué forma de subjetividad es aquella que se produce como puro efecto discursivo, sin más matiz, reducida a una lógica histórica marcada por la relación agonística e inmanentista entre relaciones de poder y resistencia, sin más espacio que dar lugar a rearticulaciones de lo yo dado, clausurando entonces la posibilidad de irrupción de lo nuevo, es decir, del acto. Al respecto véase Lacan, J. (1973), y Zizek, S. (1999): The Ticklish Subject. Londres, Verso, así como Butler, J., Zizek, S., y Laclau, E. (2000): Hegemony, Contingency, Universality. Contemporary Dialogues in the Left. Londres/Nueva York, Verso.   10   Lacan, en su articulación ontogenética y filogenética del sujeto, da cuenta de éste conforme al par trinitario Real, Simbólico e Imaginario, los cuales, en las estructuras clínicas de la neurosis y la perversión, se anudan conforme a un nudo borromeo, forman una figura topológica que da cuenta del psiquismo. En lo concerniente al cuerpo, distinguido en psicoanálisis del organismo, éste se define también trinitariamente: el cuerpo imaginario se entiende como la imagen especular que genera la ilusión de totalidad significante; el cuerpo simbólico, aquél socializado discursivamente a partir del impacto del significante y de la Ley que éste impone, y el cuerpo real o pulsional, más allá del sentido, configurado en base a su vertiente sexuado y el recorte de zonas erógenas. Por ende, se trata siempre de un cuerpo vivo en tanto que atravesado por el lenguaje, lo cual lo diferencia del organismo característico del discurso científico, silenciado por el saber y articulado conforme a un funcionalismo mecánico. Lo que se echa en falta en Foucault es un tratamiento del cuerpo que no lo reduzca insistentemente a los discursos del saber, obteniendo por ello una naturaleza textual que lo esteriliza, viéndose vaciado de toda sexualidad. En referencia a estos tres estatutos y las configuraciones del cuerpo que de ellos se derivan, véase Lacan, J. (1975a): Le séminaire de Jacques Lacan. Livre I: Les écrits techniques de Freud 1953-1954. París, Le Seuil, donde Lacan configura la tópica de lo Imaginario como imagen fascinante; Lacan, J. (1991b), donde se da cuenta de la trabazón entre cuerpo y discurso fruto del impacto del significante sobre el cuerpo vivo y la socialización que de él hace lo Simbólico como cadena/serie significante, y Lacan, J. (1975b): Le séminaire de Jacques Lacan. Livre XX: Encore 1972-1973. París, Le Seuil, donde Lacan se adentra específicamente en la dimensión sexuada del cuerpo a partir de lo Real del goce, entendido éste como exceso derivado de la producción significante, y de las denominadas fórmulas de la sexuación.  

cuestión ética en su clínica del caso por caso 11 . De ahí su carácter subversivo: si para el engranaje biopolítico los malestares subjetivos son desórdenes respecto a un marco epistémico del ámbito del “para-todos” 12 , el psicoanálisis da un lugar al síntoma como respuesta subjetiva a un malestar estructural 13 . En otras palabras: el síntoma y su disidencia en cuanto al discurso del amo de cada época es acogido en el lazo social entre analista y analizante como respuesta radicalmente singular ante aquello que excede a las configuraciones imaginarias y simbólicas orquestradas a partir del discurso y del significante. No se trata, pues, de un sujeto reducido y asimilado al discurso, sino de un sujeto que se ve conminado a responder ante un Real fuera de sentido, ese exceso que introduce una falla estructural en la cadena significante, sustrayéndose a cualquier tipo de lógica cernida exclusivamente por lo calculable.

4. Conclusión: del sujeto del deseo y de lo imposible de cifrar En consecuencia, la biopolítica y el psicoanálisis nos introducen y nos articulan dos sujetos, inseparables de dos metodologías con sus afinidades, aunque estructuradas según dos discursos distintos. Si para la biopolítica ya no quedaría más sujeto que en los aparatos reguladores de una masa homogeneizada según imperativos neoliberales, el psicoanálisis trasciende una visión del sujeto sólo concernida por los discursos del amo y universitario. Apunta a un más allá que, de nuevo, vuelve a cobrar cierto protagonismo ante el retorno de ese real que la psiquiatría neurobiologicista y la psicología cognitivo-conductual habían forcluido: cada vez son más los informes                                                              11

  No en vano Freud no dejó de señalar que, para acoger el inconsciente de cada analizante en su dimensión singularmente sintomática, la tarea del analista no consiste en juzgar ni en comprender, sino en recibir el malestar subjetivo suspendiendo el juicio durante cada sesión, sin presuponer una identidad en cada paciente. Siguiendo con esta indicación, Lacan dedicó, a principios de los años sesenta, todo un seminario consagrado a la ética del psicoanálisis, entendida ésta no como una cuestión normativa o un universal para todos los sujetos, sino en la singular relación que cada sujeto tiene con el goce y el objeto causante del deseo, siempre perdido, sin un referente epistémico para trazar una distinción entre normal y patológico. Semejante posicionamiento supuso un enfrentamiento con los post-freudianos, más preocupados en convertir la enseñanza freudiana en una ortopedia normalizadora prometedora de una “felicidad armónica”, lo cual término con la expulsión de Lacan de la IPA (International Psychoanalytic Association por sus siglas en inglés). Para más detalle véase Lacan, J. (1986): Le séminaire de Jacques Lacan. Livre VII : L’éthique de la psychanalyse 1959-1960. París, Le Seuil, y Soler, C. (2009) : Lacan, l’inconscient réinventé. París, Presses Universitaires de France.   12  Ésta es la cuestión fundamental subrayada por Éric Laurent respecto al psicoanálisis como reverso de la biopolítica, lo cual entronca con la indicación lacaniana del psicoanálisis como reverso del discurso del amo. Véase Laurent, Éric (2016): L’envers de la biopolitique. Une écriture pour la jouissance. NavarinLe Champ Freudien, París.   13  Malestar relacionado con el impacto del lenguaje como estructura simbólica en el cuerpo vivo, lo cual conlleva la pérdida del instinto y la ubicación del sujeto en una falta-en-ser cuyo índice es el deseo en su devenir insatisfecho, sin objeto que lo colme. Semejante malestar, congénito al vínculo del sujeto con su medio cultural, ya fue abordado por Freud respecto a los avatares pulsionales en cuanto a la represión y pérdida de significante unívoco para lo sexual, cuestión que requiere de una invención subjetiva en cada caso que se expresa sintomáticamente bajo las formas de la neurosis, la psicosis y la perversión. Véase Freud, S. (1930): El malestar en la cultura. Buenos Aires/Madrid, Amorrortu. Traducción de José Luis Etcheverry, y Zafiropoulos, M. (2010): Dicen que dijeron de lo social... Freud y Lacan. Cinco ensayos de antropología psicoanalítica. Barcelona, Ediciones S&P. Traducción y edición a cargo de Rithée Cevasco y Jorge Chapuis, así como Lacan, J. (2013): Le séminaire de Jacques Lacan. Livre VI: Le désir et son interprétation 1958-1959. París, La Martinière-Le Champ Freudien.  

psiquiátricos y psicológicos que muestran los límites de tratar a los sujetos como arquitecturas yoico-orgánicas, rechazando la dimensión de lo imposible de cifrar. Un imposible que nos recuerda que el sujeto, en tanto que ser hablante, este ante todo faltaen-ser deseante, movida por un ímpetu que, mal que le pese al discurso capitalista, no se reduce a los gadgets del mercado, a pesar de las extraviaciones en las que incurre el sujeto contemporáneo al ignorar el deseo y su circuito alrededor de ese objeto enigmático. En conclusión, pues, el psicoanálisis no promete panacea alguna, aunque, en su diálogo liminar con otras disciplinas, nos ofrece la posibilidad de trascender edificios de saber para poder dar lugar a giros subjetivos que muestren la contingencia discursiva, tan ideológicamente ocultada por el Gran Otro capitalista.

Bibliografía: Butler, J.; Laclau, E., y Zizek, S- (2000): Hegemony, Contingency, Universality. Contemporary Dialogues in the Left. Nueva York/Londres, Verso. Butler, J. (2004b): Undoing Gender. Nueva York, Routledge. Canguilhem, G. (1943): Essai concernant quelques problèmes sur le normal et le pathologique. París, Presses Universitaires de France. Foucault, M. (1963): Naissance de la clinique. Archéologie du regard médical. París, Presses Universitaires de France. Foucault, M. (1971): L’ordre du discours. París, Gallimard. Foucault, M. (1975): Surveiller et punir. Naissance de la prison. París, Gallimard. Foucault, M. (1976): Histoire de la sexualité I : La volonté de savoir. París, Gallimard. Foucault, M. (2004a): Sécurité, territoire, population. Cours au Collège de France 1977-1978. París, Gallimard. Foucault, M. (2004b): Naissance de la biopolitique. Cours au Collège de France 19781979. París, Gallimard. Freud, S. (1930): El malestar en la cultura. Buenos Aires/Madrid, Amorrortu. Traducción de José Luis Etcheverry. Lacan, J. (1975a): Le séminaire de Jacques Lacan. Livre I : Les écrits techniques de Freud 1953-1954. París, Le Seuil. Lacan, J. (2013): Le séminaire de Jacques Lacan. Livre VI : Le désir et son interprétation 1958-1959. París, La Martinière-Le Champ Freudien. Lacan, J. (1986): Le séminaire de Jacques Lacan. Livre VII : L’éthique de la psychanalyse 1959-1960. París, Le Seuil.

Lacan, J. (1973): Le séminaire de Jacques Lacan. Livre IX : Les quatre concepts fondamentaux de la psychanalyse 1964. París, Le Seuil. Lacan, J. (1991b): Le séminaire de Jacques Lacan. Livre XVII : L’envers de la psychanalyse 1969-1970. París, Le Seuil. Lacan, J. (1975b): Le séminaire de Jacques Lacan. Livre XX : Encore 1972-1973. París, Le Seuil. Lacan, J. (1978): Lacan in Italia/Lacan en Italie. Milán, La Salamandra. Laurent, É. (2016): L’envers de la biopolitique. Pour une écriture de la jouissance. Navarin-Le Champ Freudien, París. Rose, N. (2007): The Politics of Life Itself: Biomedicine, Power, and Subjectivity in the Twenty-First Century. Londres, PUP. Soler, C. (2009): Lacan, l’inconscient réinventé. París, Presses Universitaires de France. Soler, C. (2011): Les affects lacaniens. París, Presses Universitaires de France. Zafiropoulos, M. (2010): Dicen que dijeron de lo social… Freud y Lacan. Cinco ensayos de antropología psicoanalítica. Barcelona, Ediciones S&P. Traducción y edición a cargo de Rithée Cevasco y Jorge Chapuis. Zizek, S. (1999): The Ticklish Subject. Londres, Verso.

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