Definiendo los límites: Sección Femenina y ciudadanía colonial

August 26, 2017 | Autor: Enrique Bengochea | Categoría: Colonialismo, Franquismo, Género, Sección Femenina
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Descripción

Definiendo los límites: Sección Femenina y ciudadanía colonial Enrique Bengochea Tirado

Publicado en: Bengochea Tirado, Enrique: Definiendo los límites: Sección Femenina y ciudadanía colonial en Aguado Higón, Ana y Sanfeliu, Luz (ed.): Caminos de democracia. Ciudadanías y culturas democráticas en el siglo XX. Comares, Granada, 2014. pp. 263-275

Julio Caro Baroja explica en el prólogo de Estudios Saharianos 1 su inseguridad en el momento en que el que era Director General de Marruecos y Colonias, José Díaz de Villegas, le propuso escribir una monografía sobre la sociedad saharaui. Para entonces, 1952, este antropólogo se encontraba en Oxford y, según nos cuenta, nada sabía sobre los saharauis, ni sobre su historia, ni sobre su lengua. De hecho, casi nada se había publicado sobre los mismos más allá de algunos trabajos elaborados por militares desplegados en el territorio. La penetración colonial en el Sáhara español era todavía tenue, se trataba de una región por catalogar cuya población claramente remitía a una alteridad exótica de nómadas, camellos y arena. Entre finales de los años cincuenta y principios de los sesenta esta situación fue cambiando. El renovado interés por las minas de fosfatos, las consecuencias de la guerra de Ifni-Sáhara de 1957 y los juegos diplomáticos españoles en las Naciones Unidas fueron factores que precipitaron la conversión de estos territorios en provincia. En esta época se multiplican los estudios sobre la región, tanto mapas como censos2. Los primeros reflejan el renovado interés por las riquezas minerales del suelo mientras que los segundos el del estado por controlar a sus habitantes. La provincialización implicaba que, en principio, sus habitantes eran considerados “ciudadanos” al mismo nivel de los del resto de España. Es esta situación la que motiva el siguiente análisis ya que, en ese momento, se produce una tensión entre la naturaleza colonial de la administración del territorio y la retórica en parte “asimilacionista”. De este modo, en este texto voy a analizar la 1 2

Baroja, Caro, Estudios Saharianos (Madrid: IDEA, 1953). Estevez, Pablo, “Censos, identidad y colonialismo en el Sáhara Español (1950-1974): la imaginación numérica de la nación española” Papeles del CEIC, nº 89 (2012), http://identidadcolectiva.es/pdf/89.pdf [visitado por última vez 3/12/2013].

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adaptación que se hace desde Sección Femenina al modelo de mujer para su actuación en la provincia de Sáhara. Más allá de generar un relato integrador de las múltiples voces necesarias para abarcar las problemáticas que presentan este tema, me centraré, únicamente, en las políticas metropolitanas. Antes de empezar el análisis debemos reflexionar sobre el uso del concepto “ciudadanía” para analizar este contexto ya que, si resulta problemático hacerlo para referirse a la dictadura franquista, más lo es en un contexto colonial. Si tomamos la definición de Pietro Costas, la ciudadanía se definiría como: “la relación de pertenencia a una comunidad política, que determina la identidad política de sus miembros, les atribuye deberes y derechos, establece las formas de la obediencia y la participación y dicta las reglas de la inclusión y exclusión” 3. En este caso, la dictadura franquista desafía esta definición de ciudadanía ya que las formas de participación en la comunidad eran muy limitadas. No obstante estas formas de participación existían a través de estructuras verticales. Una de estas estructuras fue la Sección Femenina, organización cuyo objetivo era encuadrar a las mujeres españolas en el régimen. De este modo, cuando me refiero a ciudadanía en el contexto franquista lo hago en relación a un encuadramiento en una comunidad política jerárquica y altamente excluyente. En este contexto el papel de esta institución tuvo una doble vertiente ya que su búsqueda de actuar sobre las mujeres saharauis servía, por una parte, para delimitar las formas de inclusión en la “ciudadanía franquista” y, por otra, como un dispositivo para demarcar los puntos de exclusión de los sujetos coloniales. Para este análisis utilizaré, sobre todo, la documentación de la organización falangista depositada en el Archivo General de la Administración. Se trata de fuentes de un carácter principalmente burocrático entre la que podemos encontrar inventarios, facturas e informes, una información que en un principio puede parecer anecdótica. Sin embargo, debemos ser conscientes de que estos documentos constituían el puente entre lo que ocurría en la colonia y las élites políticas a través de la institución franquista autorizada para hablar sobre las mujeres. Este corpus ayudaba a definir la textualidad del imperio, ese conjunto de reglas de representación que impregnan la forma de imaginar y administrar las colonias.

Un proyecto colonial Para poder entender qué tipo de proyecto significó esta segunda colonización de Sáhara debemos, 3

Traducción de Costas, Pietro, Civitas. Storia della cittadinanza in Europa, tomo 2, l'età delle rivoluzioni, (RomaBari: Laterza, 2000), p. VII en “La invención de la ciudadanía moderna” en Pérez Ledesma, Manuel (dir.), De súbditos a ciudadanos: Una historia de la ciudadanía en España. (Madrid: CEPC, 2012), p. 21.

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en primer lugar, definir qué queremos decir con colonialismo. En este caso me acojo a la definición que hace Amia Loomba: “So far, we have defined colonialism as the forcible takeover of land and economy, and, in the case of European colonialism, a restructuring of non-capitalist economies in order to fuel European capitalism” 4. Considero que el capitalismo es uno de los rasgos definitorios de los que debemos partir para entender el colonialismo contemporáneo, de este modo conseguiremos diferenciarlo del de otros periodos históricos. Por su parte acepto las premisas de Lorenzo Veracini en el artículo introductor del primer número de la revista Settler Colonial Studies5 en el que remarca las diferencias entre el colonialismo y el colonialismo de colonización. Argumenta que hay dos factores que caracterizan todas las situaciones coloniales: desplazamineto de un grupo de población y relaciones desiguales entre este grupo y los ya existentes en el lugar. A partir de ahí los proyectos que se establezcan serán diferentes, no es lo mismo uno cuyo fin sea la explotación de la sociedad colonizada que otro que pretenda eliminarla (física o culturalmente). Cada forma de colonialismo tendría asociada una lógica diferente, así, mientras que el primer tipo tiende a diferenciar escrupulosamente colonizador de colonizado y a mantener tal diferencia, el colonialismo de colonos 6 trata de eliminar esa distinción buscando la futura supresión de su carácter colonial. El colonialismo liga íntimamente lo cultural y lo político para buscar “hacer productiva” una sociedad y un territorio. De este modo, la construcción cultural de la diferencia colonial implica la invisibilización y la deslegitimación de las formas económicas y sociales de los pueblos colonizados. En mi opinión, el proyecto de provincialización se mueve entre los dos parámetros descritos. Por una parte encontramos un sector que buscaba la explotación del territorio y que consideraba que la población saharaui debía ser, en algún momento, descolonizada. Por otra parte encontramos un sector que pretende permanecer en la provincia lo máximo posible, buscando atraer a esta población al seno de la comunidad nacional. Es en este contexto en el que analizaremos la aparición de la Sección Femenina.

La segunda colonización Las reivindicaciones que España hiciera sobre la costa occidental del África sahariana en la conferencia de Berlín fueron consumadas en el tratado de París de 1900. Con este se decidió la administración de un extenso territorio desértico y de su población, la cual era mayoritariamente nómada. Del mismo solo se ocuparon algunos enclaves siempre pendientes de la costa, prestando 4 5 6

Loomba, Amia, Colonialism-postcolonialism, (Londres: Routledge, 1998), p. 39. He decidido dejar la cita en inglés porque resulta difícil traducir algunos términos como “to fuel” que en el inglés original original es muy gráfico. Veracini, Lorenzo, “Introducing, Settler Colonial Studies”, Settler Colonial Studies, nº 1 (2011), pp. 1-12. A partir de este momento me referiré al concept Settler Colonialism de este modo.

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poca atención al hinterland saharaui7. No obstante, desde el estallido de la Segunda Guerra Mundial las tropas desplegadas en el territorio fueron aumentando y una serie de acontecimientos dieron pie a la transformación de este territorio en una provincia, lo que se ha venido a llamar “segunda colonización” de Sáhara. En este sentido, la inestable posición de España ante la presión de las Naciones Unidas por la autodeterminación del territorio; la influencia del estado en las transformaciones de la economía y las formas de vida de los saharauis y, finalmente, los intereses económicos que suscitó el territorio tan tardíamente marcaron el ritmo de las transformaciones institucionales y sociales que caracterizaron la provincialización del territorio. La entrada de España en las Naciones Unidas, en 1956, puso a colación la problemática colonial ya que, conforme al capítulo XI de la Carta de las Naciones Unidas, los miembros de la organización internacional debían informar sobre los territorios no autónomos que administraban. Una vez reconocida la independencia del protectorado sobre la parte norte de Marruecos, buscando mantener por más tiempo el resto de territorios, se tomó una estrategia “a la portuguesa”, convirtiendo en provincias los restantes territorios coloniales (Ifni, Sáhara, Fernando Poo y Rio Muni) entre 1958 y 1959. El tira y afloja entre las posiciones de presidencia y del ministerio de exteriores respecto a la naturaleza del territorio y la consiguiente inconsistencia de la política española respecto a la descolonización queda reflejada sus votaciones ante las Naciones Unidas. La primera postura era representada por ciertos sectores de militares y africanistas unidos alrededor de la figura de Carrero Blanco; mientras que la segunda estaba más asentada alrededor del ministerio de asuntos exteriores. Así, En 1966 España votó en contra de la resolución 2229 (XXI) sobre el Sáhara, por la que se pedía la realización de un referéndum de autoderterminación en el territorio. Pese a esta inicial negativa, en 1967 y 1968 este estado votó a favor de las resoluciones 2354 (XXII) y 2428 (XXIII), de idéntico contenido8. El periodo se vio marcado por la tensión entre la resistencia a abandonar la colonia y la necesidad de preparar la descolonización del territorio. La forma en la que se provincializó Sáhara viene determinada por la Guerra de Ifni-Sáhara de 1957-58. Este conflicto, al que tradicionalmente se ha prestado poca atención, tuvo unas muy importantes consecuencias en la sociedad saharaui. Las reivindicaciones del Ejercito de Liberación 7 8

Martinez Millán, Jesús María, “España en el Sáhara Occidental: de una colonización tardía a una descolonización inconclusa, 1885-1975”, Anales de Historia Contemporánea, nº 23 (2007), p. 374. Sobre esta posición y sus consecuencias respecto al estatuto jurídico de las poblaciones coloniales resulta interesante Argudo Périz, José Luis y Pérez Milla, “Vinculación nacional y nacionalidad de los habitantes de los territorios descolonizados del África española”, Acciones e investigaciones sociales nº 1 (1991), pp. 151-204

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Marroquí fueron secundadas por jóvenes de las qabilas del Sáhara produciendo un levantamiento armado en Ifni y en Sáhara. Esta insurrección, que significó la perdida de control de todo el territorio de Sáhara, fue reprimida por una acción conjunta de los ejércitos español y francés. En febrero de 1958 las tropas de ambos países retomaron el control del territorio, apoyados por intensos bombardeos de la aviación. Debemos ser conscientes de las implicaciones socioeconómicas de este hecho a medio plazo. La entrega de Tarfaya, zona de nomadeo de los pastores del norte de Sáhara9 y el posterior endurecimiento del control de las fronteras entre la colonia española y el reino Alauí supusieron la destrucción de las formas de vida tradicionales. A estos hechos hay que añadir una intensa sequía que mermó de forma importante la cabaña camellar. En este contexto, como una forma de apaciguamiento y control de la población saharaui, se empezaron a repartir, a finales de 1959, una serie de ayudas económicas 10. En un principio se repartieron en forma de indemnizaciones por los bombardeos, aunque más tarde se sistematizaron en forma de las “Ayudas Sociales”, una especie de subsidio que se prolongó hasta 1975. Esto favoreció una progresiva sedentarización alrededor de puestos militares y ciudades españolas que significaron la inclusión de nuevas lógicas económicas. De este modo, junto a las formas de vida tradicionales fue ganando fuerza el trabajo asalariado como forma de subsistencia. Hay otra situación que influyó en el interés sobre este territorio y sobre su posterior gestión, el aumento progresivo del interés por sus riquezas minerales. Hasta los años 40 el mayor interés económico de España en el territorio era su banco pesquero, no obstante, esto irá cambiando a raíz de las sospechas sobre posibles yacimientos de hidrocarburos y fosfatos. Ya desde 1948 la empresa CEPSA se interesa por explorar la posibilidad de yacimientos petrolíferos en la colonia 11, no obstante, no fue hasta la aprobación de la ley de hidrocarburos de 1959 que se pudo proceder a roconocer el territorio. No se encontró petroleo, lo que no significa que el terreno fuera carente de riqueza, en 1963 se descubrió el yacimiento de Bu Craa, con una capacidad importante de fosfato de gran calidad12 A partir de los primeros 60 las inversiones para extraer su riqueza mineral se multiplican. En 1962 se constituye ENMINSA para explotar este yacimiento de fosfatos, levantando en 1964 unas 9 Morillas, Javier, Sahara Occidental, desarrollo y subdesarrollo, (Madrid: El Dorado, 1988), p. 238. 10 Correale, Francesco, “Levantar los camellos para aplastar el espacio: la invención de las ayudas sociales (19591975)”, 8º Congreso Ibérico en Estudios Africanos, Madrid, 12-14 junio 2012. Consultado en http://www.ciea8.org/ocs/index.php?conference=CIEA2012&schedConf=pan33&page=paper&op=view&path%5B %5D=364 [última visita 10/01/2013] 11 Morillas, op. cit, p. 214. 12 Trasosmontes, Violeta, Moreno, Elisa, Hassani, Violeta “Recursos, ciudadanía y colonialismo en el Sáhara” 8º Congreso Ibérico en Estudios Africanos, Madrid, 12-14 junio 2012, p. 4. Consultado en http://www.ciea8.org/ocs/index.php?conference=CIEA2012&schedConf=pan33&page=paper&op=view&path%5B %5D=364 [última visita 10/01/2013]

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instalaciones fijas y desplazando gran cantidad de personal13. No fue hasta 1969 que el yacimiento, situado a casi 100 Kilometros de la costa fue operativo, se construyó una cinta transportadora del mismo hasta el mar, donde se construyó un embarcadero para permitir a los cargueros dar salida a la materia prima. Para explotar este yacimiento se constituyó Fos Bucraa, una compañía que sirvió de locomotora a la economía de Sáhara14.

El proyecto de hispanización Aunque el Decreto por el que Sáhara pasó a ser considerado provincia fue el de 10 de enero de 1958, no fue hasta 1961, que se determinó la forma en la que se iba a organizar la provincia de Sáhara. En el decreto de 14 de diciembre, que desarrollaba la ley del 19 de abril, que decía que el régimen jurídico tendría en cuenta las características y peculiaridades del territorio, inspirándose en las Leyes Fundamentales del Estado. Básicamente, lo que se propuso fue una organización dual, por una parte con instituciones controladas por saharauis, como la Yemáa o la justicia coránica y por otra con servicios organizados desde Presidencia del Gobierno. Las primeras instituciones estarían en todo momento subordinadas a las disposiciones de las segundas. Así, la Yemáa (o Asamblea General del Sáhara) era un órgano consultivo encargado, principalmente de servir de correa de trasmisión del gobierno español a través de notables saharauis. Por otra parte, la justicia coránica y consetuodinaria regiría las cuestiones de derecho privado entre saharauis, sin embargo, “en todo momento la última palabra en materia judicial recaía sobre el gobierno provincial.”15 Por otra parte se estableció un Cabildo Provincial y un Gobernador General como órganos superiores a nivel provincial, coordinados en la Dirección General de Plazas y Provincias Africanas, dependiente de Presidencia del Gobierno. Estas instituciones se dedicaron a desarrollar una serie de servicios paralelos a los que ya existían en el resto de España, especialmente a nivel sanitario y de educación. Es en este contexto en el que encontramos la Sección Femenina. La decisión de implantar la organización falangista en el territorio se tomó en 1963. En un principio, según detalla Pilar Primo de Rivera en sus memorias 16, es a causa de una petición de Federico Ngomo, presidente de la diputación provincial de Rio Muni y José Díaz de Villegas que se estudia la implantación de la Sección Femenina en las Provincias Africanas. Desde 1961 y hasta ese momento las asignaturas que en el resto de España dependían de esta institución las daban en la 13 Morillas, op. cit, p. 225 14 García, Alejandro, Historias del Sáhara: lo mejor y lo peor de los mundos, (Madrid: La catarata, 2001), p. 88 15 Barona, Claudia, Los hijos de las nubes, estructura y visicitudes del Sáhara Español desde 1958 hasta la debacle, (Madrid: Langre, 2009), p. 112 16 Primo de Rivera, Pilar, Recuerdos de una vida, (Madrid: Drysa, 1983)

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provincia profesoras nombradas por la Delegación Provincial de Las Palmas. A raíz de esta reunión se organizó un estudio previo de las posibilidades que ofrecía el territorio cara a organizar una delegación provincial. En el Archivo General de la Administración podemos encontrar una transcripción del guión utilizado para esa primera inspección 17. Se preocupa sobre todo de tres aspectos: En primer lugar de si la profesora que han designado para el instituto del Aaiún puede desarrollar satisfactoriamente todas las clases; en segundo lugar de conocer a tres mujeres que son susceptibles de poder desarrollar labores educativas en el territorio y, finalmente, enterarse de las gestiones sobre la posibilidad de capacitar mujeres saharauis como futuras profesoras. De este modo, en marzo, María Dolores Bermudez Cañete, regidora central del SEU, aterriza en el Aaiún para realizar el informe previo18, resulta interesante analizarlo para comprender el papel reservado a las mujeres saharauis en el proyecto falangista para el territorio. Ya al principio del mismo se advierte que: “Al ser declarada provincia española por Franco toda la población nativa pasa a ser considerada española con todos sus derechos y deberes. Para entenderse allí, se habla de nativos o moros y europeos” 19 Aunque se entienda que todos los habitantes del territorio son españoles, se caracterizan dos colectivos: colonizadores y colonizados. A lo largo de su visita, la inspectora consultó a una serie de autoridades su opinión sobre el asentamiento de la organización en el territorio. Resulta interesante constatar como todos los cargos resaltaban su idoneidad, excepto el único representante saharaui a quien se le consultó, el cual “una vez se le explicó lo que se pretendía hacer, agradeció nuestro interés y dijo le parecía bueno se capacitara a sus niñas y mujeres. Y que no podía aportar ninguna idea pues se desconocía lo que se podía hacer por ellas”20. Vemos como el punto de partida era la diferencia, mientras para las mujeres “europeas” el Servicio Social era obligatorio, no lo era así para las “nativas”. Era hacia estas últimas a quienes iba dirigido el grueso de las actividades de la organización falangista, a quienes hacía falta capacitar “en todo lo referente a la preparación de la mujer como: ama de casa, madre y ayuda al hogar -artesanía e industria rural-”21 La Sección Femenina, que durante casi treinta años había tenido un papel importante en el proceso de formular e imponer modelos hegemónicos de feminidad en la metrópolis, se encontraba ante uno 17 Archivo General de la Administración (en adelante AGA), Fondo Sección Femenina del Sáhara, caja 236, Guión para la inspección a la Provincia del Sáhara 18 AGA, Fondo Sección Femenina del Sáhara, caja 236, Informe general de mi visita como inspectora nacional a la provincia del Sahara, a su capital Aaiun, a la ciudad de Villa Cisneros y al puesto interior de Daora 19 Informe general de mi visita..., op. cit, h. 4 20 Informe general de mi visita..., op. cit, h. 4 21 AGA, Fondo Sección Femenina del Sáhara, caja 236, Breve informe de mi visita realizada a la ciudad del Aaiún

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de sus mayores retos desde la implantación del Nuevo Estado. En este proyecto, que posteriormente fue llamado hispanización22, podemos ver una tensión entre los modelos de mujer formulados desde la metrópolis y la diferencia sobre la que se basa la relación colonial.

Diferencias esenciales En un principio la implantación del franquismo supuso una respuesta ante los cambios sociales y políticos acaecidos en la República y la Guerra Civil 23. En lo que respecta al papel de las mujeres en la sociedad se procedió a abolir las leyes republicanas igualitarias y a poner freno al trabajo fuera del hogar. Pero no se trataba simplemente de tirar hacia atrás los cambios acaecidos hasta el momento, sino que esta política tenía su propio proyecto. Siguiendo la argumentación de Isabel Blasco nos encontramos ante un modelo similar al del “ángel del hogar”, aunque diferente. En primer lugar porque agresivamente se buscaba implantar unos valores católicos profundamente integristas y supuestamente olvidados: maternidad, matrimonio, cuidado de la familia, trasmisión de los valores cristianos... En segundo porque se llamaba a construir el estado franquista desde la domesticidad, habilitando ciertas formas de movilización, como Sección Femenina. Según el discurso clásico de justificación del imperialismo español, al que Gustau Nerín llama hispanotropicalismo24, los españoles serían mejores colonizadores que las otras potencias europeas debido a su contacto histórico con las poblaciones magrebíes y a que parten del cristianismo y la posibilidad de cualquier persona, sea de la raza que sea, de convertirse. Por su parte, Uno de los referentes del falangismo en lo referente a la labor de colonización es el Imperio Hispánico en América. En este sentido podemos encontrar la apelación al mestizaje, a través del matrimonio cristiano como estrategia de integración25. De este modo, la existencia de una provincia dentro del Estado cuya población era mayoritariamente musulmana podía suponer un reto. El Estado franquista se denominaba cristiano, 22 Así podemos encontrarlo descrito en Suárez Fernández, Luis y Asociación Nueva Andadura, Crónica de la Sección Femenina y su tiempo: vieja andadura de un proyecto ilusionado, (Madrid: Asociación Nueva Andadura, 1993), p. 371 23 Al respecto es muy interesante la reflexión de Inmaculada Blasco desarrollada en Blasco, Inmaculada, “Sección Femenina” y “Acción Católica”: la movilización de las mujeres durante el franquismo”, Jerónimo de Uztariz, nº 21 (2005), pp. 55-66. 24 El términos es acuñado por Gustau Nerín a “imitación” del términio Luso-tropicalismo, acuñado por Gilberto Freyre, a su vez es ampliado por Susan Martín-Marquez. Para más referencias resulta interesante leer Nerín, Gustau, Guinea Ecuatorial, historia en blanco y negro (Barcelona: Península, 1998) y Martín-Marquez, Susan, Desorientaciones. El colonialismo español en África y la performance de la identidad, (Barcelona: Bellaterra, 2011) 25 En este sentido, podemos encontrar una disquisición sobre los matrimonios interraciales de Mercedes Formica publicada en el periódico ABC, en la que defiende la posibilidad de los mismos “Este problema, mi desconocido lector, capaz de conmover los cimientos del imperio más poderoso de nuestro tiempo, lo resolvió España crsitianamente hace cuatrocientos años. En el siglo XVI, reciente el descubrimiento de América, los hombres de las expediciones volvieron ya con sus mujeres de color y sus hijos mestizos”.

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sin embargo en la provincia de Sáhara se permitió el culto musulmán. A la religión se la pone como el punto de arranque de toda una serie de diferencias, en la ley de 19 de abril de 1961, a la que ya he hecho referencia, en ella se dice de la religión (islámica) que es la “causa y consecuencia a la vez de unas peculiares costumbres y formas de vida (…) que imprimen a esta Provincia y a sus hombres un especial modo de vivir. A él pretende adaptarse una administración que no puede perder de vista ninguno de estos factores y que ha de tener como objetivo principal una singularidad de trato de los problemas específicos que la Provincia plantea.”26 Las diferencias religiosas eran respetadas, aunque vistas como un factor de “atraso”, como argumentó Teresa Loring en una charla sobre la labor de la Sección Femenina en las provincias Africanas “No ignoramos que despertar a una comunidad e incorporarla al ritmo del tiempo que nos ha tocado vivir, tiene que hacerse gradualmente, que es obra lenta, y que es obra de todos, que es difícil... pero tenemos fe y estamos seguras de que con nuestro empeño contribuimos a la obra de España. Aunque a todo el panorama de dificultades se sume el de la diferencia de religión que al ser mahometana, se les respeta totalmente; ésto hace aún más difícil inculcarles una formación humana que no puede estar basada en los mismos principios religiosos que los nuestros.”27 Se define la religión como un rasgo esencial, al que va unido otros ámbitos como la justicia y la organización familiar. Como se ha recalcado, la justicia coránica fue reconocida. En este sentido, se reconoce la autoridad coránica sobre los principios de organización familiar. En la documentación podemos encontrar varios ejemplos de cómo, en disputas familiares, la Sección Femenina podía tomar partido, pero no interferir en la justicia coránica, por ejemplo: “Salca está pasando unos días fatales, pues además de los dolores físicos, que van en aumento, hace unos días volvió su exmarido para llevarse a Aomar y ese mismo día por la tarde le dio un ataque de nervios, ella está dispuesta a ir a Juicio cheránico (según el Corán) si fuera necesario antes de que le quiten a su hijo, lo peor es que nosotras hemos consultado este caso y tiene las de perder, porque su exmarido está casado con la verdadera madre de Aomar que esta a su vez es hermana solo de madre de Salca (como puedes ver todo un laberinto) veremos en qué termina todo.”28 En numerosos informes podemos ver como se describe la “anómala” organización familiar saharaui, en la que se hace especial atención a la práctica de la poligamia diacrónica, por la cual, cada hombre y cada mujer tiene la posibilidad de establecerse con diferentes parejas a lo largo de su 26 Ley 19 abril 1961. Núm. 8/1961 (Jefatura del Estado) Sahara, Organización del Régimen Jurídico. BOE núm. 95, de 21 de abril de 1961 27 AGA, Fondo Sección Femenina de Sáhara, Caja 242, Charla sobre la labor de la Sección Femenina en las provincias Africanas, p.9 28 AGA, Fondo de Cultura, caja S2802, Carta de la asistente social del Aaiún al departamento de promoción humanosocial de las Palmas

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vida. En el informe previo ya citado se incide en que los hombres “Son monógamos aunque cambian de mujer muy frecuentemente, aunque no siempre repudian ellos a la mujer, en muchas ocasiones son las mujeres las que se separan de sus maridos por propia iniciativa” y de las mujeres que “Se casan a los 12 o 13 años y este primer matrimonio lo conciertan los padres a cambio de pedir al marido un camello, cabras, etc... Después la mujer puede buscarse otro marido una vez pedido una especie de divorcio”. Sección Femenina no podía actuar directamente sobre estos temas, lo que no significa que no cambiasen a lo largo del tiempo. Un caso paradigmático es el del divorcio (que en la sociedad saharaui partía del concepto de repudio coránico). Podemos encontrar en un informe de 1974 en el que un grupo de ex-alumnas saharauis de Sección Femenina se quejan ante su antigua instructora de la orden de la Yemáa del 4 de abril de 1974 que establecía que “Toda mujer casada que repudia a su esposo está obligada a escoger, en volver a convivir con el esposo en su domicilio, o entregarle la cantidad de 50000 duros en moneda española, siendo el esposo obligado a divorciarles una vez obtenga la citada cantidad.”29

Trabajo reproductivo y más allá Si bien elementos centrales en el modelo falangista de mujer como la religión y la familia se consideraban fuera de las posibilidades de actuación de la Sección Femenina, no pasaba lo mismo con aquellos elementos ligados a la empleabilidad. Bermudez Cañete se quejaba en su informe de que los que trabajan como servicio doméstico eran o bien hombres saharauis o bien legionarios. Una de las mayores preocupaciones de la organización fue educar a las mujeres en labores del hogar, cocina y empleos “adecuados”. A partir de los años 60 cambia la retórica de Sección Femenina respecto al trabajo extradoméstico de las mujeres. Se acepta la participación de mujeres solteras y tolera el de casadas sin hijos en el mercado laboral30. La misión principal de las mujeres sigue siendo el trabajo reproductivo, tanto en la casa como fuera de ella. Dentro se las pretende formar en labores del hogar, economía doméstica y cuidado de los hijos; fuera se acota una serie de trabajos que las mujeres pueden desarrollar siempre relacionados con una posición de subalternidad y con la reproducción social. Cuando estos trabajos son retribuidos el salario se consideraba un complemento al principal, el ganado por el marido. 29 AGA, Fondo Sección Femenina de Sáhara, Caja 235, Informe sobre la actitud política de la mujer saharaui. 30 Marías, Sescún, “'Nosotras que sembramos la semilla de la inquietud en la mujer trabajadora...' La Sección Femenina del movimiento y el control de las mujeres trabajadoras (Zaragoza, 1958-1975)” en Romero, Carmelo y Sabio, Alberto (Coords.), Universo de micromundos. Actas del VI congreso de historia local de Aragón (Zaragoza: Instituto Fernando el Católico, 2009). Recurso electrónico http://ifc.dpz.es/recursos/publicaciones/28/93/09marias.pdf [visitado por última vez el 18/01/2014]

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Además de estas preocupaciones no debemos olvidar que Sección Femenina también debía formar cuadros. En este sentido, en las revistas editadas desde la organización se da visibilidad a mujeres que desempeñan trabajos de responsabilidad. También se puede apreciar como las propias falangistas no siempre actuaban como las deseadas amas de casa, sino que desempeñaban cargos de cierta responsabilidad31. A esto se le ha venido a llamar la disyuntiva entre modelo falangista de mujer y modelo falangista de mujer. Al respecto vemos como se desarrollan una serie de actividades para las mujeres saharauis, aunque también se trata de atraer a algunas para poder formar futuros cuadros. El trabajo reproductivo en la sociedad saharaui se había establecido en ese momento respecto a parámetros extraños para las falangistas. Una de ellas declaraba en el semanario Sáhara sobre las necesidades que atendían “aprenden a coser, a planchar, a cuidar a sus hijos, a lavarlos, a alimentarlos de manera eficaz. Estas mujeres no conocían la aguja. Su misma cocina es elementalísima: no más de tres o cuatro platos distintos y un postre de miel y mantequilla” 32. En múltiples informes podemos encontrar las mismas apreciaciones respecto a las supuestas carencias de los saberes saharauis. Gran parte de las actividades de la institución falangista se dirigieron al desarrollo de las “ciencias domésticas”. A ello se dedicaron los esfuerzos de los cursos impartidos desde la escuela del hogar del Aaiún y Villa Cisneros. También se dedicaron a ello los esfuerzos de las cátedras ambulantes enviadas a Smara, La Güera, Argur y Daora. En estos centros se daban cursos de cocina, puericultura y costura con un éxito relativo. Solo en Aaiún y, en menor medida, en Villa Cisneros, se contaba con material y espacio suficiente para desarrollar estas clases mientras que las cátedras ambulantes eran mucho más precarias. Por otra parte se buscó crear actividades productivas que se adecuasen a lo que se esperaba de las mujeres saharauis. En un primer momento se pensó en crear una industria alrededor del turismo “aquí lo ideal sería montar una granja-escuela, y otra cosa que se podría hacer es enseñarle a moldear la arcilla, resulta que hay maravillosa pero no la aprovechan. Pensar que cada mes vienen alrededor de 1000 turistas, se podría crear una pequeña artesanía de alfarería” 33. Aunque finalmente el proyecto estrella de la organización fue una fábrica de textiles llamada “Confecciones Sáhara”, finalmente creada en 1970 y que en 1975 se convirtió en cooperativa.

31 Al respecto sigo las argumentaciones de Inbal Ofer en Ofer, Inbal, “A “New” Woman for a ‘New’ Spain: The Sección Femenina de la Falange and the Image of the National Syndicalist Woman”, European History Quarterly Vol. 39(4) (2009), pp. 583-605 32 Mostaza, Bartolomé, “La abnegada acción de la mujer española en el Sahara”, Sahara, 20 abril 1969. 33 AGA, Fondo Sección Femenina de Sáhara, Caja 235, Carta a Secretaria Técnica

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Se creyó que el taller de confección sería lo óptimo: “estas alfombras que aquí se hacen son para uso doméstico, es decir no hay mujeres que se dediquen a ello con regularidad. Las hacen a imitación del Norte de Marruecos, por lo que no es una artesanía original de aquí, pero sí es el único trabajo femenino que tiene tradición. Y las saben hacer morenas y no morenas” 34. Sin embargo, esta integración vendría marcada por la diferencia, hasta en 1974 las mujeres se quejaban de la diferencia de sueldos entre los saharauis y los españoles con el mismo nivel de cualificación35. El hecho es que a mediados de los 70 la Sección Femenina se vanagloriaba de haber conseguido introducir a las mujeres en esta lógica “Todo ello ha cambiado los presupuestos mentales reales de la mujer saharaui. Si antes era conseguir una alfombra, ahora es tener una casa con camas, tener una habitación con bancos forrados de telas vistosas alrededor de la sala de visitas, y también solicita un trabajo de 'limpiadora' o en el taller de confección”36. Por último nos encontramos con un gran esfuerzo por crear una capa de población femenina afín a la metrópolis. En este sentido se puede ver el esfuerzo por enviar niñas saharauis a campamentos en la metrópolis. Estos campamentos tenían una doble finalidad, por una parte dar publicidad en la prensa a la actuación del régimen en las colonias; por otra atraer a estas niñas. Sobre los resultados podemos leer “El que las niñas asistieran al Albergue ha sido una cosa muy buena y que yo nunca imaginé. Algunas algunas de sus casas las encuentro decoradas al estilo del albergue, y las niñas van limpias y visten más a la europea. De ellas una ha empezado bachiller...”37 También encontramos gran cantidad de esfuerzos dedicados al colegio menor del Aaiún donde, además del recorrido de EGB se daban clases de de árabe y de Corán, estudios dirigidos, teatro, literatura y artes plásticas, deportes y danzas. Al cabo de los años Sección Femenina contó con una generación de jóvenes educadas en sus propios centros, entre quienes buscaron colaboradoras. En este sentido podemos encontrar un documento38 en el que algunas fueron propuestas, en vistas a una próxima descolonización, para formar los cuadros de una futura Sección Femenina del Sáhara. La idea fue finalmente rechazada por el Gobierno General en vistas al poco control que podían ejercer sobre las mismas.

Conclusiones Partiendo de que, en su restrictiva medida, podamos considerar que la Sección Femenina podía 34 AGA, Fondo Sección Femenina de Sáhara, Caja 237, Informe de la labor realizada en la escuela del hogar para mujeres nativas en Aaiún. 35 Informe sobre la actitud política de la mujer saharaui, op. cit. p. 13 36 Informe sobre la actitud política de la mujer saharaui, op. cit. p. 4 37 AGA, Fondo Sección Femenina de Sáhara, Caja 239, Informe mayo-junio 38 AGA, Fondo Sección Femenina de Sáhara, Caja 237, Carta a Secretaria Técnica

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servir para incluir a las mujeres en la ciudadanía franquista. Entendiendo que esta era una ciudadanía altamente jerarquizada y exclusivista, por lo que cada sujeto, por causa de género, raza, ideología, clase... tenía asignado un lugar en la comunidad política. En este texto me he interrogado sobre las formas de las que dispuso esta organización para incluir a las mujeres de Sáhara. Para ello he tenido en cuenta el proyecto falangista para ellas en su doble vertiente, en tanto que mujeres y en tanto que colonizadas. Se ha podido ver como este sujeto se construía siguiendo una doble lógica de integración/exclusión. Por la que mientras se pretendía asimilar estos sujetos al de “mujer española”, se reconocía que se partía de ciertas diferencias esenciales. La religión y la forma de organización de la familia fueron factores considerados fuera de la posible esfera de influencia de la administración. No fue así con todo aquello relacionado con la organización social y los saberes de los saharauis. A propósito del proyecto sobre el territorio se ha introducido la dicotomía entre colonialismo y “colonialismo de colonos”. En mi opinión, pese a que pudieron haber sectores que apoyasen la segunda empresa, que implicaba el establecimiento indefinidamente en el territorio y su inclusión en el “territorio nacional”, esto no podría haber ocurrido. Un argumento en este sentido lo podemos encontrar en que los esfuerzos dedicados a la hispanización fueron escasos y los resultados tardíos. Debemos enmarcar estas operaciones en un contexto histórico en el que la figura del imperio deja de ser una forma válida de organizar el territorio por lo que el Otro colonizado debe ser redefinido. En este sentido, la estrategia de la provincialización sería una forma de buscar cierta legitimidad en la administración del territorio. No obstante, esta estrategia se estaba produciendo a contrapelo, a finales de los años 50 todavía había muchos países colonizados, sin embargo, para mediados de los 70 estos constituían una minoría. La política iniciada por España no era aprobada internacionalmente y difícilmente se podía continuar. Pese a ello, en los poco más de 15 años que duró esta etapa, nunca llegó a considerarse iguales a los saharauis y a los habitantes de la metrópolis. Los discursos de las instituciones del régimen (entre las que se incluye Sección Femenina) efectuaban lo que Bhabha, en su ensayo “el mimetismo y el hombre” ha llamado deslizamientos. En ese texto el autor remarca como, con la colonización, se construye al Otro desde la ambivalencia, “el deseo de un Otro reformado, reconocible, como un sujeto de una diferencia que es casi lo mismo, pero no exactamente.” 39 Para mantener esta ambivalencia, nos recuerda Bhabha, se produce desde el discurso constantes deslizamientos y 39 Bhabha, Homni, “El mimetismo y el hombre. La ambivalencia del discurso colonial” en Bhabha, Homni, El lugar de la cultura, (Buenos Aires: Manantial, 2002), p. 112

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excesos, que marcan continuamente la diferencia. De este modo nos encontramos con que, pese a que la Sección Femenina desarrolló, a grandes rasgos, el mismo proyecto en Sáhara que en la península (capacitación de las mujeres para el trabajo reproductivo y selección de élites para su propia dirección). Pero no exactamente el mismo proyecto, las mujeres saharauis partían de unas diferencias de base ante las que poco se podía hacer, incluso, cuando se superan y se propone a un grupo de ellas para cargos, esto se retira. Si que encontramos, por otra parte, un campo en el que se intenta integrar por todos los medios a las mujeres saharauis, el de la producción. Una de las principales preocupaciones de las falangistas parece ser el crear un ambiente apto para la producción según el modo capitalista. Debemos recordar que esto no solo es capacitarlas para el (restringido) mercado de trabajo, sino también para realizar el trabajo reproductivo siguiendo ciertos parámetros de consumo40. En este sentido, reconocemos en toda la actuación de la Sección Femenina el patrón de la colonización, buscando transformar las sociedades locales para integrarlas en el capitalismo europeo.

40 Resulta interesante introducir las reflexiones realizadas por Silvia Federici a raíz de la campaña “salarios contra el trabajo doméstico”, al respecto: Federici, Silvia, Revolución en punto cero. Trabajo doméstico, reproducción y luchas feministas, (Madrid: Traficantes de sueños, 2013)

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