Definición y análisis experimental de los compresores y los retocadores durante el Paleolítico superior cantábrico. Un estado de la cuestión

June 16, 2017 | Autor: D. Garrido Pimentel | Categoría: Cantabrian Palaeolithic, Bone tools and Use-wear Analisys
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Descripción

OrJIA (coord.)

II JORNADAS DE JÓVENES EN INVESTIGACIÓN ARQUEOLÓGICA (Madrid, 6, 7 y 8 de mayo de 2009)

TOMO I LIBROS PÓRTICO

EDITORES CIENTÍFICOS OrJIA: Pedro R. Moya Maleno, Cristina Charro Lobato, Núria Gallego Lletjós, David González Álvarez, Iván González García, Fernando Gutiérrez Martín, Sandra Lozano Rubio, Beatriz Marín Aguilera, Lucía Moragón Martínez, Paloma de la Peña Alonso, Manuel Sánchez-Elipe Lorente, José María Señorán Martín.

FICHA CATALOGRÁFICA OrJIA (eds.) Actas de las II Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica (Madrid, 6, 7 y 8 de mayo de 2009). JIA 2009, Tomo I. pp. 404; il. escala de grises. 902/904(063), 903/904(460)(063) I.S.B.N. 978-84-7956-093-5 (vol. 1) D.L.: NA-2918/2011 ©

Textos e imágenes de los/as autores/ras

EDITAN: Libros Pórtico Organización de Jóvenes en Investigación Arqueológica (OrJIA) Departamento de Prehistoria, Facultad de Geografía e Historia, Universidad Complutense de Madrid c/ Prof. Aranguren s/n (Ciudad Universitaria), ES-28040. Madrid (España) [email protected]

DISTRIBUYE: Pórtico Librerías, S. A. Muñoz Seca, 6 · 50005 Zaragoza (España) [email protected] www.porticolibrerias.es

COLABORAN:

Facultad de Geografía e Historia Universidad Complutense de Madrid

Departamento de Prehistoria Facultad de Geografía e Historia Universidad Complutense de Madrid

COMPOSICIÓN DE LOS TEXTOS Y MAQUETACIÓN: OrJIA I.S.B.N. 978-84-7956-092-8 (de la obra completa) I.S.B.N. 978-84-7956-093-5 (del Tomo I) I.S.B.N. 978-84-7956-094-2 (del Tomo II)

Deposito legal: NA-2918/2011

IMPRIME Ulzama Digital 31194.- Arre. Navarra [email protected] Impreso en España-Printed in Spain

IMAGEN CUBIERTA: Geografía lítica, de Paloma de la Peña. Foto ganadora II Concurso de Fotografía Arqueológica JIA’09.

Actas de las II Jornadas de Jóvenes en Investigación Arqueológica. Tomo I

ÍNDICE 7 PRESENTACIÓN 9 sesión 1: ¿HAY ALGUIEN AHÍ? BUSCANDO A LAS PERSONAS TRAS LA CERÁMICA ARQUEOLÓGICA 11 Introducción: “¿Hay alguien ahí? Buscando a las personas tras la cerámica arqueológica” AIXA VIDAL, JAIME GARCÍA ROSSELLÓ y DANIEL ALBERO SANTACREU 13 DAVIDE DELFINO “En busca del artesano y su sociedad a través de las marcas: propuesta de un método de documentación e interpretación de las fases operativas en la cerámica de la Edad del Bronce” 19 MARÍA VICTORIA PEINADO ESPINOSA y PABLO RUIZ MONTES “Cerámicas comunes romanas y tipología: una reflexión en torno al método” 25 AIXA VIDAL y M. SOLEDAD MALLÍA “No es bueno que el hombre esté solo. Relaciones entre artesanos en sociedades pretéritas” 33 JAUME GARCÍA ROSELLÓ “Lo que nos dicen las manos. Propuestas metodológica para el estudio de las macrotrazas de modelado” 41 DANIEL ALBERO SANTACREU y LUCÍA LAPUERTA GONZÁLEZ “Tradición, funcionalidad y materia prima: el núcleo alfarero de Pórtol (Mallorca)” 49 VERÓNICA ESTACA “Decoración a través de la imagen en la cerámica numantina” 55 ELENA MOLINA MUÑOZ “La dimensión social de la cerámica: una propuesta metodológica para la investigación de la procedencia cerámica” 63 ROCÍO MARTÍN MORENO “Aspectos sociales de la cultura ibérica a través de la iconografía vascular: el caso de Edeta” 69 HERBER CORTÉS SANTIAGO “El papel de los elementos cerámicos en los procesos metalúrgicos. El caso de Peñalosa, Grupo Estructural VI” 77 JUDIT LÓPEZ DE HEREDIA “El estudio de la cerámica en el País Vasco” 83 SANDRA ROMERO FERNÁNDEZ “La cerámica como elemento alegórico en los grandes maestros de la pintura española” 89 DANIEL ALBERO SANTACREU y JAUME DEYÁ MIRÓ “Individuo y cerámica en los rituales de enterramiento colectivo de Mallorca (2000-1400 a.C.)” 95 JUAN CARLOS LÓPEZ MÁRQUEZ “La cerámica como elemento de estudio en el desarrollo de las sociedades complejas de la cuenca mediterránea peninsular” 99 LOURDES GIRÓN ANGUIOZAR “Marcas ante cocturam en la cerámica del alfar romano de Puente Melchor (Puerto Real, Cádiz) ¿Simples marcas o indicadores de una cultura pretérita? Una propuesta atrevida” 105 JESSICA O’KELLY SENDRÓS y SALVADOR DELGADO AGUILAR “La casa de la columna de Arucci/ Turobriga (Aroche, Huelva) a través de su cerámica” 113 BEATRICE DE ROSSA “El poblado Nuragico de Sant’Imbenia, Alghero, Sassari: el estudio arqueométrico de la cerámica para la reconstrucción del hábitat del Nuraghe”

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sesión 2: ARQUEOLOGÍA EN ÁREAS DE MONTAÑA

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Introducción: “Arqueología en áreas de montaña. Ganadería, movimientos pastoriles y cultura material” DAVID GONZÁLEZ ÁLVAREZ Y JESÚS RODRÍGUEZ HERNÁNDEZ

123

JOSÉ MARÍA SEÑORÁN MARTÍN “Megalitismo y grupos ganaderos en el noroeste de Cáceres, los casos de Hernán Pérez y Montehermoso”

131

ROSSEND ROVIRA MORGADO “Arqueología y etnohistoria en la periferia del “Imperio Azteca”: la Sierra Alta de Metzititlan (México)”

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CARLOS MARÍN SUÁREZ “Las montañas del centro-occidente cantábrico en el II y comienzos del I milenio a.C.: un espacio de encuentro entre los grupos cantábricos y meseteños”

147

DAVID GONZÁLEZ ÁLVAREZ “Movilidad ganadera entre las comunidades castreñas cantábricas: el valle del Pigüeña (Asturias) como caso de estudio”

157

VALENTÍN ÁLVAREZ MARTÍNEZ, ANDRÉS MENÉNDEZ BLANCO y JESÚS IGNACIO JIMÉNEZ CHAPARRO “Percepciones míticas y pautas de comportamiento en torno a los espacios megalíticos de montaña. Un caso de estudio: La Carreiriega de los Gallegos (Ayande, Asturias)”

167

sesión 3: ARQUEOLOGÍA DEL CONFLICTO

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Introducción: “Arqueología del conflicto” XAVIER RUBIO CAMPILLO y MANUEL SÁNCHEZ-ELIPE LORENTE

171

XAVIER RUBIO CAMPILLO “Análisis espacial y arqueología del conflicto”

179

EMILIO GAMO PAZOS “El conflicto sertoriano en la actual provincia de Guadalajara. La arqueología y las fuentes”

187

ALBERT PRATSDESABA “La xarxa defensiva medieval del comtat d’Osona, Evolució i anàlisi territorial dels Castells d’Osona nord (segles VIII-XIII)”

195

RICARDO TORRES MARZO “Guerra y conflicto en las tierras bajas mayas del Clásico. Una aproximación a las fuentes arqueológicas, iconográficas y epigráficas”

201

XAVIER RUBIO CAMPILLO, FRANCESC CECILIA CONESA y MARÍA YUBERO GÓMEZ “Aplicación de nuevas técnicas de investigación en la arqueología del conflicto: la Batalla de Talamanca (1714)”

211

LAIA COMA QUINTANA y MARÍA DEL CARMEN ROJO ARIZA “Arqueología, museografía y didáctica: el caso de la guerra aérea en Cataluña (1936-1939)”

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MANUEL SÁNCHEZ-ELIPE LORENTE, SANTIAGO LORENTE MUÑOZ, PEDRO FERMÍN MAGUIRE, ALICIA QUINTERO MAQUA y CARLOS MARÍN SUÁREZ “Campus de Batalla: estudio de una trinchera republicana en la Ciudad Universitaria de Madrid”

227

sesión 4: MEMORIA Y ARQUEOLOGÍA

229

Introducción: “Memoria y Arqueología” DAVID GARCÍA y JAIME ALMANSA

231

IVÁN GONZÁLEZ BALLESTEROS “Evidencias arqueológicas en las respuestas de las poblaciones al cuestionario de Felipe II. El caso de la provincia de Cuenca”

239

SERGIO ALEXANDRE GOMES “Corpo, memoria e utopia: a idea de raça durante o Estado Novo”

245

JUAN MONTERO GUTIÉRREZ “La Arqueología al servicio de la gestión de la memoria histórica: la exhumación de las fosas comunes de la guerra civil española en la provincia de Burgos”

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253

LAURA MUÑOZ ENCINAR y FRANCISCO JAVIER GARCÍA VADILLO “La fosa común del Arroyo de Romanzal (Llerena, Badajoz): nuevos datos para el registro arqueológico de la represión”

261

ALBA ARAN HERRERA, DAVID GARCÍA CASAS e IVÁN SÁNCHEZ MARCOS “La contribución de la Arqueologia Forense a la lucha contra el olvido”

269

PASCUAL JIMÉNEZ DE CASTILLO y VERÓNICA GARCÍA COCA “Cárcel de Carabanchel: memoria, lucha y olvido”

277

JUAN FRANCISCO M. CORBÍ “Prehistoria e Historia Antigua en el franquismo: algunas reflexiones”

283

sesión 5: ARQUEOZOOLOGÍA, ALGO MÁS QUE FAUNA

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Introducción: “Arqueozoología, algo más que fauna” EDGARD CAMARÓS y MARIAN CUETO RAPADO

287

JOHANNA SIGL “More than just fish and fowl. The animal bones from ancient Syene/Aswan, Egypt”

295

EDUARDO GONZÁLEZ GÓMEZ DE AGÜERO y VÍCTOR BEJEGA GARCÍA “Pesca y marisqueo en la ría de Arousa (Galicia) durante la cultura castreña”

303

LAURA LLORENTE y CRISTINA MONTERO “Cova Fosca (Castellón): el tejón como paradigma de Palimpsesto bioestratinómico.”

309

CLAUDIA COSTA “A Gestão do fogo em castanheiro do vento: a possível utilização do osso de animal como combustível”

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DANIEL GARRIDO PIMENTEL “Definición y análisis experimental de lo compresores y los retocadores durante el Paleolítico Superior cantábrico. Un estado de la cuestión”

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MARIANA JOANA GABUCIOVILARRASA y PATRICIA MARTÍN RODRÍGUEZ “Estadística y tafonomía: hacia una mejor interpretación de la representación esquelética en conjuntos zooarqueológicos”

335

PATRICIA MARTÍN RODRÍGUEZ y MARÍA JOANA GABUCIO VALARRASA “Nuevos datos sobre el modelo de ocupación neolítica, la Cueva del Mirador (Sierra de Atapuerca, Burgos) a través del estudio zooarqueológico y taxonómico”

341

MARCOS GARCÍA GARCÍA “Estudio Arqueozoológico en contextos andalusíes (ss. VIII-XV) Posibilidades y necesidades”

347

MARÍA EUGENIA OREJUELA MESA “La explotación del cerdo (Sus domesticus) en Son Fornés: estudio de las fracturas como evidencia del proceso de carnicería”

351

ANA PAJUELO PANDO y PEDRO MANUEL LÓPEZ ALDANA “La fauna: un multiusos histórico”

357

EDGARD CAMARÓS “Etnoarqueozoología de sociedades cazadoras-recolectoras en Tierra de Fuego (Argentina): breve estado de la cuestión y futuras investigaciones”

363

MARIAN CUETO RAPADO “La contribución de una muestra osteológica reducida a la interpretación global de un yacimiento. El ejemplo de la Cueva de Linatzeta (Lastur, Deba, Gupuzkoa)”

369

RUTH BLASCO “La prelación múltiple como estrategia de caza entre los homínidos del nivel XII de la cova de Bolmor (Tavernes de Valldigna, Valencia)”

375

ARANTXA DAZA PEREA “Los principales depósitos de carnes del yacimiento el Camino de las Yeseras (San Fernando de Henares, Madrid): una aproximación al estudio del perro en el Calcolítico peninsular”

381

MARIANA NABAIS “The neanderthal occupation of Gruta da Oliveira (Almonda karstic system, Torres Novas, Portugal) Analysis of the burnt bones”

387

LAURA ROMERO TORRES “Estudio arqueozoológico de los niveles gravetienses de la Cueva del Reclau Viver (Serinya, Girona)”

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393 BORIS DAVID SANTANDER PIZARRO “Los huesos como herramientas para un mundo en cambio. El conjunto artefactual óseo del sitio TU-54, región de Antofagasta, Norte de Chile” 399 DANIEL ABRIL LÓPEZ “Patrón de consumo alimenticio en el barrio metalúrgico de Valencina de la Concepción, (Sevilla): III milenio a.n.e”

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Definición y análisis experimental de los compresores y los retocadores durante el Paleolítico superior cantábrico. Un estado de la cuestión DANIEL GARRIDO PIMENTEL* [email protected] Departamento de Prehistoria, Hª Antigua y Arqueología. Facultad de Geografía e Historia. Universidad de Salamanca

Resumen Los denominados retocadores y compresores surgen como una respuesta tecnológica en la manufactura del instrumental lítico. En la mayoría de los casos, ambos útiles carecen de una transformación previa planificada, por lo que se les ha denominado útiles “de fortuna” o “poco elaborados”. En general, compresores y retocadores son fragmentos de asta o hueso obtenidos mediante fractura intencional. La identificación de ambos útiles se establece a través del estudio macroscópico de las características morfológicas y la ubicación de las huellas de uso, producidas en la superficie durante su vida funcional. En ocasiones, estas huellas de uso pueden interpretarse como alteraciones producidas por agentes post-deposicionales, zooarqueológicos o antrópicos. La identificación y la diferenciación entre las huellas de uso y los agentes externos permiten establecer y definir nuevos criterios de catalogación tipológica basados en la finalidad funcional del útil y no en las características morfológicas del mismo. Palabras Clave: Paleolítico superior cantábrico, útiles de hueso poco elaborados, huellas de uso, retocador, compresor. Abstract The objects identified as retouchers or compressors (flakers) represent a technological aspect of the production of lithic tools. The majority of these tools lack formal planning in their manufacture and can thus be classified as “de fortuna” (opportunistic) or “poco elaborados” (minimally worked). In general, retouchers or flakers are bone or antler fragments generated by intentional breakage and can be identified by macroscopic analysis looking the morphological characteristics in tandem with the position of usewear accumulated over the tool´s uselife. Occasionally, macroscopic usewear may be confused with taphonomic alterations produced by post-depositional, faunal, or anthropic agents. The identification and differentiation between usewear and taphonomic alterations allows the definition of new criteria that facilitate the typological classification of these artifacts based on their function, rather than on morphological features. Keywords: Cantabrian Upper Paleolithic, bone tools no manufactured, use wear, retoucher, flaker.

1. INTRODUCCIÓN

La presencia de marcas de corte o la fractura intencional del hueso en estado fresco, sugieren una actividad humana relacionada con el descarnado y la extracción del tuétano por motivos nutricionales, pero no indican el uso del hueso para determinadas actividades técnicas (d’Errico, 1993: 308). Los fragmentos de hueso o asta pueden utilizarse como parte integrante de la tecnología material en un determinado grupo poblacional, dentro de su contexto crono-cultural, al presentar huellas de uso sobre la superficie. La ubicación y las características morfológicas de las huellas de uso indican la finalidad funcional de las esquirlas óseas. En estos casos los fragmentos óseos con huellas de uso, a diferencia de la tipología ósea elaborada (azagayas, arpones, rodetes o contornos recortados, entre otros) se denominan “útiles de fortuna” (Barandiarán Maestu, 1967) o “poco elaborados” (Cabrera y Bernaldo de Quirós, 1978) al carecer de una configuración antrópica previa. La industria ósea poco elaborada ha sido fruto de controversia entre los investigadores, al interpretarse como huellas de uso las huellas post-deposicionles producidas en la superficie tras su abandono (Morel, 1986; Leroy-Prost, 1996; Martínez-Moreno, 2005, entre otros). En 1910 Adrien y Gabriel de Mortillet definen como compresor un artefacto lítico u óseo, utilizado con gran profusión durante el Solutrense para la configuración de artefactos líticos mediante el retoque plano. La atribución funcional que el matrimonio Mortillet hace sobre los compresores, produjo en publicaciones posteriores que los retocadores fuesen definidos como compresores (Henri-Martin, 1934: 11), llegándose a acuñar el término compresor-retocador. Ignacio Barandiarán (1967: 314) se refiere a los retocadores-compresores “como instrumentos empleados para el trabajo del ajuar lítico” y los define como un útil que carece de transformación antrópica alguna. “La única indicación de su carácter de útiles” son “las marcas de uso que aparecen concentradas en algunas zonas de su estructura” (sin especificar dónde). Barandiarán (1967) en su clasificación tipológica del instrumental óseo, no tiene en cuenta en el apartado de los compresores-retocadores, el tipo de retoque efectuado con las esquirlas óseas, ni las características morfológicas de las huellas de uso; sólo considera la forma del soporte, diferenciando tres tipos: el “retocador-compresor sobre pieza cilíndrica gruesa”, típico del Musteriense; el “retocador-compresor sobre esquirla ancha”, los más antiguos proceden del Musteriense tipo Quina y se mantienen hasta el Auriñaciense; y por último, el “retocador-compresor sobre varilla alargada” también denominado “retocador-punzón”. Este arquetipo puede interpretarse como compresor (Barandiarán Maestu, 1967: 315-316).

JIA 2009, pp. 317-325 ISBN: 978-84-7956-093-5

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Los primeros retocadores proceden del Musteriense, en donde se constata un empleo generalizado de esquirlas de hueso obtenidas mediante la fractura del mismo en estado fresco por percusión pasiva directa o indirecta (Siret, 1925; Beaune, 1989; Schwab, 2002). Uno de los primeros investigadores en constatar el uso de los retocadores durante el Musteriense es Leon Henri-Martin (1906) al estudiar los materiales del Paleolítico medio de La Quina (Gardes-le-Pontaroux, Charente), publicando varios retocadores sobre soporte óseo, que interpreta como elementos de percusión activa o pasiva. L. G. Freeman, tras analizar el registro óseo de la ocupación Musteriense (nivel 17) de cueva Morín, señala que la fractura de los huesos frescos no solo está relacionada con la extracción de la médula, al observar que las extremidades superiores del nivel 17 apenas habían sido fracturadas, siendo las extremidades inferiores las que aparecían rotas casi en su totalidad, empleándose los fragmentos como compresores o retocadores (citado en Straus, 1976: 279). En cambio, L. G. Straus (1976: 279) señala que los huesos pertenecientes a las extremidades superiores no son fracturados al contener una mayor cantidad de masa cárnica con respecto a las extremidades inferiores, por lo que las extremidades superiores de los animales cazados eran empleados para el transporte de tejidos blandos y las inferiores para el consumo del tuétano.

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El número de retocadores se mantiene durante el Paleolítico superior antiguo (PSA), en relación al Musteriense (Leroy-Prost, 1975). En cambio el número de compresores continúa siendo menor. La diferencia entre el número de retocadores y compresores reside en el tipo de retoque utilizado en la configuración del utillaje lítico musteriense y auriñaciense. El retoque simple, escamoso (Musteriense) o abrupto (Auriñaciense), entre otros, se produce a partir del golpeo continuo de los extremos longitudinales de la cara dorsal del retocador, en los laterales de una lasca o lámina de sílex. Durante el PSA, las esquirlas en hueso o asta son utilizadas como retocadores o compresores y carecen, al igual que en el Musteriense, de una configuración previa del soporte por lo que únicamente se les reconoce por las huellas de uso. En 1909 A. Favrud publica en las memorias de excavación de la ocupación Auriñaciense de Pont-Neuf (La Couronne, Charente) la existencia de un canino de felino “portant des traces manifestes de travail” (Favrud, 1909: 480, Fig. 183). En cambio es D. Peyrony (1934a: 50, Fig. 49) el primero en asociar estas “marcas de trabajo” al uso del canino como compresor, durante el Auriñaciense típico, al encontrar en el nivel F (Auriñaciense I) de La Ferrassie (Les Eyzies-de-Tayac, Dordogne) un canino de Ursus spelaea que “présente, sur la partie non émaillée, une quantité importante d’incisions transversales identiques à celles observées sur les compresseurs moustériens. A la différence de ces dernières, elles ne sont pas localisées sur un pont mais disséminées sur la surface”. A su vez, en el nivel B (Auriñaciense típico) de Rois (Mouthiers, Charente) se ha constatado la presencia de cuatro caninos de úrsido o león utilizados como compresores (Mouton y Joffroy, 1958: 71; Barandiarán Maestu, 1967: 316; Leroy-Prost, 1975: 145). Christiane Leroy-Prost (1996: 49) tras revisar la colección auriñaciense (nivel B) de Peyrony (1909) en el Abri Ruth Pagès (Dordogne), encuentra un nuevo canino de Felis spelaeus cuya raíz muestra en tres de sus cuatro caras, marcas muy similares a la de los compresores1. Sin embargo, Leroy-Prost (1996: 52) llega a la conclusión de que las incisiones ubicadas a la altura de la raíz y perpendiculares al eje morfológico del canino, son de escasa profundidad y de corto recorrido y por tanto, no se corresponden a la marcas producidas durante el retoque de los artefactos líticos, asociando estas “huellas de uso” a la frotación del diente con alguna superficie dura. Para nosotros, y a pesar de no haber revisado el material sino basándonos en los dibujos y las descripciones publicadas de las huellas de uso en el caso de que estos caninos fuesen utilizados para elaborar instrumental lítico, sería retocador en vez de compresor. En el Paleolítico superior medio (PSM) se constata un incremento en el número de compresores respecto a los retocadores. Este hecho coincide con un cambio en la manufactura del instrumental lítico solutrense, al configurarse puntas de cara plana, de laurel o de sauce mediante retoque plano. Compresores y retocadores mantienen los tipos heredados de las etapas precedentes, sin que se pueda hablar de novedades en un sentido estricto (Barandiarán Maestu, 1967: 248-249). Los compresores son fragmentos de hueso, obtenidos por percusión directa o indirecta en los que a veces, el extremo distal del retocador se afila de manera intencional, con la finalidad de incrementar la productividad del útil. Una salvedad es el empleo de soportes alargadas en asta, configurados previamente como se ha comprobado en la ocupación Solutrense de Las Caldas (San Juan de Priorio, Asturias; Corchón et alii., 2007e.p.). El estudio realizado por C. Schwab (2002) en 370 retocadores del Musteriense al Magdaleniense superior de Isturitz (Basses-Pyrénées) indica que los huesos de équido y bóvido son los soportes más utilizados durante el musteriense y el PSA, notándose un cambio en la elección de la materia prima durante el Paleolítico superior final (PSF), siendo los más numerosos los retocadores en hueso de ciervo. Este cambio en la elección de la materia prima reside en la economía de grupo, al producirse un cambio en la preferencia de las especies consumidas. En la mayoría de los casos, los soportes se obtienen de huesos largos, siendo los más utilizados las tibias (41%), seguidas de los metacarpianos (16%), los fémures (14%) y los húmeros (12%). El sistema de fractura utilizado es la aplicación de una fuerza dinámica (percusión) en los huesos frescos. El empleo de esquirlas de asta de ciervo o reno es poco frecuente. Estos fragmentos de asta utilizados como retocadores se obtienen, en la mayoría de los casos, mediante percusión pasiva directa o indirecta como en los huesos.

2. PROGRAMA EXPERIMENTAL

L. Siret (1925) es uno de los primeros investigadores en aplicar la experimentación arqueológica, con el objetivo de reproducir la talla del instrumental lítico del Musteriense. Siret utiliza esquirlas de hueso, llegando a la conclusión de que los huesos con improntas de percusión fueron utilizados en el Musteriense como retocadores (Fig. 1.A). En nuestro caso se han utilizado fragmentos de diáfisis obtenidos tras la fractura de seis metápodos de bos Taurus y una ulna de Equus caballus. Todos los huesos han sido fracturados en estado fresco mediante percusión pasiva directa. El programa experimental se

ha dividido en dos fases diferentes. Ambas fases corresponden a las dos últimas etapas de la cadena operativa que intervienen en la manufactura de los compresores y los retocadores, excluyendo las dos primeras fases, es decir, la captación de la materia prima y el descarnado o extracción de los tejidos blandos adheridos al hueso. La primera etapa de la experimentación ha consistido en la identificación de los planos y las líneas de fractura, producidos en los huesos frescos mediante percusión pasiva directa e indirecta (Garrido, 2005: 64-71). La segunda fase de la experimentación tiene el objetivo de reproducir y analizar las huellas de uso originadas en el soporte óseo, tomando como variable la utilización de láminas y lascas de sílex, o de cuarcita, aplicando el retoque directo con los retocadores y el retoque por presión con los compresores.

Figura 1. A. Uso experimental de los retocadores según Luis Siret (1925: 208, Fig. 1); B. Uso experimental de un compresor. C. Uso experimental de un retocador.

2.1 La fractura del hueso en estado fresco

Los huesos en estado fresco retienen en su estructura fibrilar grasa y nutrientes que dotan al hueso de cierta flexibilidad, lo que permite repeler con menor dificultad la situación de estrés producida al golpear la superficie del hueso (Blasco, 1992). Cuando la energía invertida en el proceso de fractura es superior a los límites de la resistencia del hueso, aparecen fisuras que se propagan por la superficie. Al golpear la superficie ósea se producen ondulaciones que recorren las líneas de debilidad a lo largo del hueso. Las ondas dejan de propagarse cuando se encuentran con cambios estructurales importantes. En los huesos largos la médula ósea situada en el interior de la diáfisis es sustituida por tejido reticular a la altura de sendas epífisis. Aunque aparentemente el tejido compacto es más resistente que el tejido reticular, las cavidades que conforman a éste último se disponen en “líneas de fuerza” que aumentan la resistencia del hueso en ambas articulaciones. Este factor contribuye a que los huesos no se fracturen por las epífisis sino por la diáfisis tras efectuar varios golpes de percusión (Johnson, 1985; Mateos, 1999):

- La línea de fractura que presentan las esquirlas óseas producidas tras la rotura de los seis metápodos experimentales es Figura 2. Retocadores líticos con representaciones grabadas pertenecientes al helicoidal o en espiral con una trayectoria longitudinal al eje morfoPaleolítico superior cantábrico: A. Bolinkoba; B. Ermittia; C. El Castillo; y D. lógico del hueso. El ángulo de fractura suele ser oblicuo y presenta Santimamiñe. superficies suaves (Villa; Mahieu, 1991; Figs. 3B, 3C y 4A). - Los conos de percusión se producen cuando el golpe provocado en la superficie ósea es lo suficientemente fuerte como para extraer una lasca del hueso. Los conos de percusión se desprenden habitualmente de los laterales de la cara cortical del hueso, tienen forma concoidal y se producen en la zona adyacente del punto de impacto (Martínez-Moreno, 2005: 356; Fig. 6). En general, los conos de percusión presentan las mismas características que las extracciones líticas, observándose un talón sobre la plataforma de percusión que, se sitúa siempre en la cara dorsal del hueso; a veces conserva los estigmas de percusión. En la cara dorsal puede observarse una área cortical y negativos de lascado, y en la cara ventral se localizan ondulaciones que indican el desplazamiento de las ondas de percusión desde el talón hasta el filo natural de la lasca. Los conos de percusión se producen en los huesos frescos pero también pueden constatarse en los huesos quemados con cierto grado de humedad (Villa; Mahieu, 1991; Cáceres et alii, 2002; Mateos, 2005). - Los contragolpes se localizan en la cara anterior al punto de impacto lo que es un indicativo irrefutable de que el hueso ha sido fracturado sobre yunque. Estas huellas son estrías de pequeño grosor y recorrido que se producen en la superficie ósea al recibir el hueso un golpe de percusión y desplazarse, rozando la cara contraria con el yunque o la plataforma en donde se apoya (Mateos, 2005). - Las esquirlas parásitas son pequeños fragmentos corticales, adheridos al hueso y localizados en las zonas donde éste ha sido golpeado de forma continua. Estas esquirlas poseen una sección inferior a un tercio de la circunferencia del hueso, con longitudes menores a la mitad de la forma inicial del hueso. Los huesos frescos, al ser más compactos que los huesos secos o quemados, ostentan una mayor concentración de esquirlas parásitas.

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Figura 3. A. Compresor en asta. Porta la sigla: Ait.IV-2M-110.12; B. Posible retocador apuntado intencionalmente mediante percusión directa del lateral izquierdo. Porta la sigla: Ait.IV-14N-160; C. Retocador. Porta la sigla: Ait. IV-12M.120.

Figura 4. A. Retocador. Porta la sigla: Ait.IV-14N.145; B. Retocador sin atribución estratigráfica, perteneciente a las excavaciones del Conde de Lerchundi (1892). Carece de sigla.

2.2 Identificación de las huellas de uso en los retocadores y compresores

Compresores y retocadores poseen la misma finalidad tecnológica: la configuración del instrumental lítico. En cambio la diferencia entre ambos útiles estriba en el gesto técnico que se realiza durante la vida funcional del útil, lo que produce huellas de uso completamente diferentes. En los compresores las huellas de uso se localizan en uno o sendos extremos longitudinales, siendo habitual el uso de uno de él. Es en este área donde se presiona el borde de una lámina o lasca de sílex hasta originar la extracción de un resto de talla con forma laminar (retoque invasor; Fig. 1.B). Las huellas de uso producidas son surcos de corto recorrido, paralelos entre sí y oblicuos o perpendiculares al eje morfológico del útil. En el fondo de los surcos pueden apreciarse series lineales o micro-estructuras internas, denominadas por C. Fritz (1997) “códigos de barra”. Estas huellas de uso son muy similares a las huellas de raspado causadas en los soportes óseos cuando se utiliza como abrasivo una lámina o lasca de sílex. En los casos en que los compresores han sido aguazados por su extremo distal mediante raspado longitudinal parcial, es difícil diferenciar entre las huellas de uso y de manufactura del soporte. La similitud entre las huellas de uso de los compresores y las marcas de raspado puede originar interpretaciones erróneas en los análisis tecno-funcionales del instrumental óseo, interpretando las marcas de configuración producidas por raspado como huellas de uso o viceversa. Este es el caso de los punzones confeccionados en fragmentos de hueso, útiles poco elaborados cuya única modificación es el aguzado de uno de sus extremos longitudinales mediante raspado longitudinal parcial. La diferencia entre ambas marcas reside en la dirección del surco. El movimiento manual en el aguzado de los punzones se produce en al área mesio-distal del útil, mientras que en los compresores el inicio de surco se origina en el extremo distal y se desplaza hacia el área mesial del soporte. En este caso se debe analizar la profundidad del surco a lo largo de su recorrido, al constatarse un cambio en la presión ejercida entre el inicio y el final del surco, por producirse una mayor presión sobre la superficie ósea en el tramo inicial del raspado con respecto al tramo final, en donde se reconoce un paulatino levantamiento del artefacto lítico con la superficie, constatándose una disminución progresiva de la anchura y la profundidad de los surcos. Por esta razón, el tramo inicial del surco es, por lo general, más ancho y profundo que en el tramo final. En el PSM de Las Caldas (San Juan de Priorio) se han constatado puntas de cara plana, de muesca y de base cóncava realizadas en cuarcita (Corchón, 1999: 49, Fig. 3). La talla por presión de láminas o lascas de cuarcita origina surcos con una orientación y un recorrido similar a las huellas de uso producidas por el sílex, pero en esta ocasión los surcos muestran una sección en “U” y carecen de códigos de

barra en el fondo. Estos surcos pueden ser interpretados como marcas de “trampling” o pisoteo que se producen al friccionar la superficie ósea con el sedimento del yacimiento, ligado al tránsito de animales y homínidos. Las marcas por abrasión producidas por pisoteo suelen ser surcos superficiales, de sección en “U”, los cuales se distribuyen por toda la superficie ósea de forma homogénea o aleatoria; resulta extraña la concentración de estas marcas en una misma zona. El grosor de los surcos depende de la granulometría del sedimento y sus extremos pueden aparecer interrumpidos de forma brusca, careciendo de estrechamiento o índice de direccionalidad, típico de los surcos antrópicos (Andrews; Cook, 1985; Gifford-Gonzalez et alii, 1985; Behrensmeyer et alii, 1986; Bunn; Kroll, 1986; Olsen; Shipman, 1988). La formación y la acumulación de estas estrías se produce en la mayoría de los casos cuando el hueso conserva su frescura, al ser más flexible el tejido de los huesos frescos que en estado seco o quemado (Olsen y Shipman, 1988). La diferencia entre los útiles poco elaborados y estos artefactos “accidentales” es la distribución de las huellas de uso respecto a las marcas por pisoteo. Éstas son de carácter caótico, mientras que los compresores presentan un tipo de fricción mecánica, longitudinal al eje morfológico del útil, produciendo el aguzado de al menos uno de sus extremos. Existe la posibilidad de que los surcos producidos por pisoteo presenten códigos de barra en el interior del surco, al rozar la superficie ósea con restos de talla lítica depositados entre el sedimento. En ocasiones, los compresores presentan en su área distal o proximal huellas de uso similares a las de los retocadores. Esta característica se debe a la acción combinada del retoque plano y el retoque por percusión. Este último se efectúa con la finalidad de embotar los laterales del soporte lítico para crear una pequeña cornisa con la que posicionar la punta activa del compresor. Las huellas de uso en los retocadores se producen al golpear la superficie ósea en el borde de una lámina o lasca de sílex, lo que origina una melladura o desconchado en el lateral pétreo (Fig. 1.C). En los retocadores las huellas de uso son pequeñas depresiones que se concentran, por lo general, en uno o ambos extremos de la cara cortical del hueso, extendiéndose de forma más tenue por el resto de la superficie (Múgica, 1983: 519). En general, estas depresiones son profundas y muestran una morfología lineal, de escaso recorrido (Martínez-Moreno, 2005: 363). La sección en “U” o en “V” de las depresiones está directamente relacionada con la forma del filo lítico que se golpea. De esta forma las aristas vivas producen secciones triangulares, mientras que los filos embotados o poco afilados originan secciones ovales. El número de depresiones localizadas en la superficie del retocador, constituye el número de golpes producidos en la superficie lítica. En cambio el golpeo continuo en una misma área del hueso puede producir el desconchado de la superficie ósea, eliminando parte de las depresiones producidas. En otros casos, el uso de retocadores en hueso con restos de periostio produce depresiones menos profundas y pueden llegar a desaparecer cuando el periostio se desvanece. Las depresiones identificadas en los retocadores pueden ser malinterpretadas como marcas dentarias por su similitud. Las marcas dentarias están relacionadas con el consumo de los tejidos blandos adheridos al hueso y con la fractura del hueso para el consumo del tuétano. Existen marcas dentarias asociadas a los herbívoros y los roedores, al consumir el hueso y el asta como complemento de su dieta, por contener calcio y fósforo en su estructura fibrilar (Fish, 1950; Sutcliffe, 1973; 1977; Barner et alii. 1990). En este caso, nos interesan las marcas dentarias producidas con la intención de fracturar el hueso, al asemejarse a las huellas de uso producidas en los compresores. La fractura del hueso suele originarse en animales carroñeros como las hienas, al acceder de forma secundaria a la carcasa animal por lo que es necesario fracturar el hueso para adquirir aquellos nutrientes que no han sido consumidos por los carnívoros. En este caso, las marcas dentarias se localizan cerca de las líneas de fractura y se encuentran agrupadas o dispersas entre sí, formando pequeñas depresiones ovales, producidas al presionar el hueso con las coronas de los molares y los premolares. La ubicación y distancia entre las marcas coronarias pueden indicar la especie animal que fracturó el hueso. Las marcas dentarias, a diferencia de las depresiones de los retocadores, presentan múltiples surcos, paralelos entre sí y oblicuos o transversales al eje morfológico del hueso, denominados arrastres dentarios. Estos arrastres dentarios se producen al presionar la diáfisis de los huesos largos, de forma puntual, a lo largo de toda la sección, haciéndoles rodar dentro de la boca del animal. Esta acción rotatoria pretende buscar las áreas más débiles del hueso, con el objetivo de conseguir la formación de pequeñas fisuras que terminen ocasionando la fractura del hueso (Johnson, 1985; Selvaggio, 1994; d’Errico y Villa, 1997).

3. LOS “COMPRESORES” LÍTICOS

Existen retocadores en soporte lítico (Beaune, 1989) denominados erróneamente “compresores”. Beaune (1989: 38) señala la utilización de los “compresores” como yunques para el retoque de soportes líticos, produciéndose las huellas de uso, al rebotar los soportes líticos en la plataforma aplanada del “compresor”, durante el retoque de sus extremos. Los “compresores” líticos utilizados como retocadores suelen tener forma alargada y sección aplanada. Las huellas de impacto se muestran en una o ambas caras aplanadas, en áreas bien delimitadas y agrupadas entre sí, en uno o ambos extremos longitudinales de la pieza. En el Paleolítico superior cantábrico, a diferencia de los retocadores óseos, existen casos en donde se han grabado representaciones figurativas por una o ambas caras de los retocadores líticos. Entre los distintos ejemplos existentes destacamos cuatro: la más antigua procede de la ocupación Gravetiense de El Castillo (Puente Viesgo, Cantabria; Fig. 2.C) realizada en esquisto, aplanado y con “señales

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en un polo de haberse usado como compresor. Posee líneas grabadas muy finas por ambas caras; en una de ellas parece leerse un contorno animal ¿un felino?” (Barandiarán Maestu, 1973: 106, Lam 35.2) o bisonte (García; Eguizábal, 2007/2008); en Bolinkoba C (Magdaleniense inferior; Abadiano, Vizcaya; Fig. 2.A) se halla un “canto aplanado de piedra, usado como compresor (posee marcas de empleo en ambos extremos), con un grabado muy fino en una de sus caras representando dos cabras en fila” (Barandiarán Maestu, 1973: 97, Lam 36.4; Capra pirenaica según Apellániz, 1986: 41). En 1984 I. Barandiarán (pág. 121) denomina la misma pieza “compresor-retocador”; en la ocupación magdaleniense de Ermittia (Deva, Guipúzcoa; Fig. 2.B) se encuentra un “fragmento de pequeño compresor de pizarra (…), sobre canto aplanado. Conserva en un extremo, por ambas caras, las marcas de su utilización (…). Tiene en una de las caras una figura de caballo (…). En la otra cara del compresor hay varias líneas, (…), en las que no se puede leer con claridad figura alguna (se sugiere con muchas dudas, un cuarto trasero de otro caballo que se orientaría hacia la izquierda)” (Barandiarán Maestu, 1973: 129, Lam 36.2); asociado al Magdaleniense final de Santimamiñe (Basando, Cortézubi, Vizcaya) se encuentra un “canto rodado pizarroso, (…), usado como compresor, pues posee huellas de utilización en sus polos. Ambas figuras opuestas deberán interpretarse como zorros.” (Barandiarán Maestu, 1973: 214, Lam 36.1; Fig. 2.D). En estos casos, sería necesario analizar la secuencia operativa entre los grabados que representan motivos figurativos y las huellas de uso, con el objetivo de reconocer la reutilización de las placas decoradas como artefactos líticos, como artefactos líticos decorados o como artefactos cuya plataforma aplanada fue reutilizada para la plasmación de motivos figurativos.

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4. ANÁLISIS FUNCIONAL DE LOS COMPRESORES Y RETOCADORES DE AITZBITARTE IV

Las muestras analizadas en este trabajo pertenecen al nivel IV de Aitzbitarte IV (Rentería, Guipúzcoa). Las piezas fueron identificadas al analizar con una lupa binocular todo el registro óseo perteneciente a los niveles III (Magdaleniense inferior-medio), IV (¿Badeguliense?) y V (Auriñaciense) de las excavaciones desarrolladas entre los años 1960 y 1964 por José Miguel de Barandiarán (1961: 1963a; 1963b; 1964a; 1964b; 1964c; 1965). Además, se ha analizado el registro óseo perteneciente a la campaña de 1892, bajo la dirección de Modesto del Valle Inzaga, Conde de Lerchundi (Valle, 1892). Todo el material se ha estudiado en la Sede de Ciencias Naturales Aranzadi (San Sebastián), lugar en el que se encuentra actualmente el material arqueológico recuperado. La observación macroscópica del material se ha realizado con una lupa binocular Nikon Z 1550 (hasta 40 aumentos), propiedad de la Sede Aranzadi, dotada de una fuente independiente de luz fría que permite la focalización de luz rasante sobre la superficie de las muestras, con un haz de fibra óptica semi-rígida doble que permite la combinación de sombras a través de la superposición de dos focos de luz, resaltando las irregularidades de cada una de las superficie. La lupa carece de cámara digital y, ante la imposibilidad de trasladar el material e incorporar una cámara digital a la lupa, la toma de imágenes se realizó con una cámara digital (Fujifilm, modelo Finepix S700) en el estudio fotográfico de la Sede Aranzadi, a súper macro y a la máxima resolución posible (6Xoptical y 3.2 digital, total 19.2X), al ampliar el tamaño de la imagen con la finalidad de identificar visualmente de forma clara y precisa las huellas tecno-funcionales que muestra cada una de las muestras analizadas. Entre todo el material analizado (un volumen de 180 piezas) se ha identificado un compresor y tres retocadores, todos ellos pertenecientes al nivel IV de Aitzbitarte IV. El compresor fue exhumado en la campaña de 1963. J. M. de Barandiarán (1964a: 22, Fig. 12.3) lo describe como “pitón de cuerno partido por la mitad, con muesca”. J. A. Múgica (1983: 467) lo define como “colgante”. La pieza corresponde al nivel IV y tiene unas dimensiones máximas de 58x15x8mm. El estado de conservación de la superficie ósea es bueno, aunque se encuentra ligeramente patinado por procesos post-deposicional, lo que impide realizar una correcta lectura tecnológica de la muesca situada en el lateral izquierdo de su área proximal. El pitón carece de marcas de extracción, al haberse utilizado una cuerna de ciervo joven de dos años de edad. En este momento las astas carecen de ramificación y están constituidas por una pequeña cuerna en forma de “daga” (Billamoz, 1979: 103-106). La cara dorsal presenta en el área mesio-distal las únicas marcas de raspado producidas al pasar el útil por la arista de una lámina o lasca de sílex, atribuyéndose el uso del pitón como compresor. Los surcos producidos muestran en su interior, pequeñas micro-estructuras (códigos de barra) que se distribuyen a lo largo del surco. También se puede observar en el área mesio-distal, desconchados y pequeñas depresiones, producidas al apoyar y presionar con el compresor el borde de la lámina o lasca de sílex retocada (Fig. 3.A). Es posible que la muestra se fracturara por su eje longitudinal durante su uso. El primer retocador corresponde a un “fragmento óseo de metápodo de gran bóvido” (Múgica 1983: 469). Múgica define la muestra como compresor-retocador, a pesar de tratarse de puntos de impacto. El fragmento óseo tiene unas dimensiones máximas de 111x43x28mm. de grosor. En el área distal de la cara dorsal se localizan los golpes de percusión. Estas depresiones de origen antrópico son poco numerosas, por tanto, se pueden asociar a los golpes de percusión realizados durante la fractura del hueso o durante su uso como retocador. Las reducidas dimensiones de las depresiones, su distribución y su morfología hacen que nos inclinemos, al igual que Múgica (1983: 469), por la utilización del útil como retocador pero no como compresor. El fragmento óseo se obtuvo mediante percusión pasiva cuando el hueso aún estaba fresco. A su vez, la pieza muestra en el lateral derecho de su área distal, conos de percusión, ocasiona-

dos por percusión pasiva directa, con la intención de ser aguzada. Este aguzado intencional de la esquirla ósea por retoque ha hecho que J. A. Múgica (1983) interprete la pieza como punzón (Fig. 3.B). El segundo retocador corresponde a un fragmento de “tibia de ciervo” (Múgica, 1983: 469). Las dimensiones máximas del útil son 146x42x25mm. El soporte se obtuvo mediante la fractura por percusión directa o indirecta del hueso en estado fresco, al presentar conos de percusión, ángulos de fractura oblicuos y una sinuosa línea de fractura en ambos laterales. A pesar de observarse un alto porcentaje de manchas de manganeso sobre la superficie ósea, el estado de conservación de las huellas de uso permite una adecuada lectura funcional. El útil carece de transformación alguna, siendo la fractura del hueso y las huellas de uso las únicas acciones antrópicas. Los golpes de percusión se localizan en el extremo distal del útil, habiendo una elevada concentración de los mismos que se extiende a lo largo de la cara dorsal. Destaca la sección en “V” de las depresiones y su morfología lineal. Ambas características indican la percusión del retocador en un borde afilado (Fig. 3.C). El tercer y último retocador asociado al nivel IV de Aitzbitarte IV corresponde a una diáfisis de gran bóvido, con unas dimensiones máximas de 128x38x17mm. La superficie ósea presenta manchas de manganeso y micro-fisuras, asociadas a la meteorización superficial del hueso. El fragmento óseo carece de transformación previa, siendo la fractura intencional del hueso y las huellas de uso las únicas marcas de actividad antrópica reflejadas. Las características de la línea de fractura (en espiral) y el plano de percusión (en oblicuo), indican que la rotura de la diáfisis se produjo en estado fresco. Una vez seleccionado el soporte, éste se utilizó como retocador en su área distal, en donde se concentran numerosos puntos de impacto, constituido por pequeñas depresiones lineales, de corto recorrido en la cara dorsal. La cara ventral carece de huellas de uso (Fig. 4.A). Entre el registro óseo procedente de la excavación del Conde de Lerchundi se encuentra un solo retocador sin atribución cronoestratigráfica. El soporte utilizado para este fin es una espesa esquirla de diáfisis perteneciente a un animal de talla media, con unas dimensiones máximas de 71mm de longitud por 16mm de anchura y 8mm grosor. La superficie del artefacto óseo, a pesar de ostentar manchas de manganeso presenta un óptimo estado de conservación, lo que ha permitido su análisis funcional. En el margen derecho de su área proximal se han identificado dos series lineales diferentes a trazo simple. El primer grupo de grabados posee un recorrido longitudinal al eje morfológico del hueso y es de mayor profundidad, recorrido y espesor que el segundo grupo que es oblicuo al eje morfológico del útil y posterior al primero. Es muy posible que estos surcos estén relacionados con el descarnado del hueso. La delineación y la angulosidad de los laterales indican que la fractura del hueso se produjo por percusión cuando aún conservaba su frescura. El útil carece de marcas de transformación después de su fractura. Las huellas de uso se concentran en un extremo de la cara cortical, al haber sido utilizado esté área como parte activa en el golpeo de los soportes líticos (Fig. 4.B).

5. CONCLUSIONES

En el Paleolítico superior la fractura del hueso en estado fresco puede asociarse a la extracción de la médula por motivos nutricionales (consumo) o tecnológicos (como combustible de lámparas, entre otros), pero también puede relacionarse con la obtención de soportes óseos utilizados como compresores y retocadores, al manifestar una mayor dureza del soporte respecto de los huesos secos y quemados. En el caso de los retocadores, los soportes suelen ser gruesas esquirlas de hueso o asta, en donde las huellas de uso se localizan únicamente en la cara dorsal del útil. La elección de los fragmentos óseos utilizados como compresores y retocadores se establece a partir de su grosor, y está estrechamente ligada a la dureza del mismo y por tanto, a la resistencia que éste proporciona ante los golpes de percusión perpetrados en su superficie y su longitud, al ser fragmentos alargados con forma rectangular que permite una fácil aprehensión del soporte durante su uso. En ningún momento se han identificado marcas de percusión en la cara ventral de los retocadores. Este factor se asocia a razones de carácter tecnológico, innatas en la forma natural del soporte. En los huesos largos, la cara dorsal de la diáfisis presenta una superficie más homogénea que la cara ventral, proporcionando una mayor superficie con la que golpear los soportes líticos. El uso de los retocadores, a diferencia de los compresores, tiene un carácter eventual, al estar realizados sobre una materia prima abundante y de fácil acceso por obtenerse de las carcasas de animales de talla media o grande consumida. La presencia de numerosas marcas de percusión sobre un retocador, puede ser indicativo de la confección de varios artefactos líticos en uno o varios espacios temporales. Si tenemos en cuenta el número de artefactos líticos retocados existentes entre el registro arqueológico de los niveles analizados de Aitzbitarte IV y el número de retocadores y compresores encontrados, el porcentaje es completamente diferente, siendo mayores los primeros que los segundos, lo que indica la posibilidad de que el retoque del instrumental lítico se efectuase con otros materiales perecederos como la madera o con los propios percutores líticos con los que se extraen los soportes líticos, existiendo la posibilidad de que los artefactos líticos fuesen tallados en una zona externa al área de ocupación.

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6.AGRADECIMIENTOS

Quiero agradecer a Jesús Altuna, Koro Matiezcurrena y Suso los consejos, la amabilidad y la disponibilidad brindada durante mi estancia en la Sede de Ciencias Naturales Aranzadi, así como su atención y gratitud en el suministro de los medios necesarios para el estudio de la industria ósea de Aitzbitarte IV. También quiero agradecer la traducción del resumen a Elisabeth Stone, de la Universidad de Nuevo México (EEUU), y las lecturas y opiniones ofrecidas por Ana Sierra Martínez del texto, sin olvidar el excelente tratamiento fotográfico de las imágenes publicadas en este artículo.

7. NOTAS AL PIE

* Estudiante de Tercer Ciclo. Deptº de Prehistoria, Hª Antigua y Arqueología. Facultad de Geografía e Historia. Universidad de Salamanca. c/ Cervantes s/n. 37002 Salamanca. E-mail: [email protected]. Artículo vinculado al Proyecto DIGICYT: Estudio integral del Solutrense cantábrico (22.000-18.000 calCB): Gestión del territorio, movilidad y relaciones culturales en la transición del Pleniglaciar al Tardiglaciar. Ref: HUM2007-66057/HIST. 1. Porta la sigla: M.A.N. 59. 604.

8. BIBLIOGRAFÍA

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