De la funcionalidad de las inscripciones. El caso del monasterio de Santiago de Peñalba (León)

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De la funcionalidad en las inscripciones. El caso del monasterio de Santiago de Peñalba (León) Alejandro García Morilla Universidad de Burgos

La funcionalidad de las inscripciones medievales es uno de los aspectos más interesantes de la joven ciencia epigráfica –quizá el más interesante- y, sin embargo, son pocos los trabajos que versan explícitamente sobre este aspecto. Por el contrario, los grandes estudiosos de la Epigrafía medieval en la actualidad sí han dedicado cuantiosas líneas a valorar el impacto y el papel jugado por las inscripciones en la sociedad que les dio vida1. En esta línea, hoy queremos rescatar una serie de principios sobre la funcionalidad de los epígrafes esbozados por García Lobo y Martín López en su artículo “La escritura publicitaria en la Edad Media. Su funcionalidad”2 aplicándolos, en este caso, a un centro religioso del relieve e importancia de la iglesia de Santiago en Peñalba de Santiago. Este monasterio berciano guarda importantes similitudes con el de San Miguel de Escalada, principal protagonista de las sesiones de este congreso, no 1  Destacamos fundamentalmente el trabajo del prof. Favreau. FAVREAU, R., (1989) “Fonctions des inscriptions au Moyen Âge”: Cahiers de Civilisation Médiévale, XXXII, pp. 203-232, por ser el punto de partida de todas estas reflexiones acerca del papel jugado por las inscripciones como medio de comunicación publicitaria. 2  GARCÍA LOBO, V. y MARTÍN LÓPEZ, Mª. E., (1996)“La escritura publicitaria en la Edad Media. Su funcionalidad”: Estudios Humanísticos: Geografía, Historia y Arte, 18, pp. 125-145. (En adelante: GARCÍA LOBO, V. y MARTÍN LÓPEZ, Mª. E., La escritura publicitaria).

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sólo por su fundación en el siglo X, sino también por la relevancia que en ambos casos tuvo el obispo de Astorga Genadio3. El punto de partida de este trabajo es asumir la certeza de que las inscripciones medievales fueron un medio de comunicación publicitaria; un medio más de comunicación social con unas determinadas intenciones4.

Las fuentes Desde el punto de vista histórico no podemos por menos partir de dos obras claves para hablar de Santiago de Peñalba. Por un lado, las pinceladas que Gómez Moreno deja en su Catálogo Monumental5 y por otro, el brillante trabajo de don Augusto Quintana sobre el estudio histórico de este monasterio6. Ambos trabajos son estudios someros pero absolutamente básicos para acercarse a este cenobio berciano. A ello hay que sumar el pequeño corpus diplomático que sobre Peñalba se conserva fundamentalmente en el Archivo Histórico Nacional sobre el que han trabajado ambos autores y una enorme cantidad de estudios monográficos sobre el monasterio de Santiago7. 3  Sobre la relación de Escalda con el obispo Genadio citamos, a modo del ejemplo, GARCÍA LOBO, V., (1997), “San Miguel de Escalada y el obispado de Astorga”: Astorica, 16, pp. 173-188. Sobre las fundaciones y restauraciones de monasterios bercianos –entre ellos el de Peñalba- QUINTANA PRIETO, A., (1982), “Las fundaciones de San Genadio”: Temas bercianos, II, pp. 33-87. 4  García Lobo viene hablando desde hace años de tres medios de comunicación social: el libro –comunicación intelectual-, el documento –comunicación jurídica- y la inscripción –comunicación publicitaria-. Cf. GARCÍA LOBO, V., (1991), Los medios de comunicación social en la Edad Media. La comunicación publicitaria, León, Universidad de León. 5  GÓMEZ MORENO, M., (1979), Catálogo monumental de la provincia de León, León, ed. Nebrija, pp. 115-124. (En adelante: GÓMEZ MORENO, M., Catálogo). 6  A. QUINTANA PRIETO, A., (1978), Peñalba. Estudio histórico sobre el monasterio berciano de Santiago de Peñalba, León, 2ª Edición, Imprenta Provincial. 7  Es muy abundante y prolija la bibliografía sobre Peñalba. Amén de los estudios mencionados y que son la base científica de este estudio, contamos con una gran cantidad de monografías sobre la vida cenobítica de Peñalba, estudios sobre sus diferentes facetas artísticas y arquitectónicas, etc. Destacamos: MARTINEZ TEJERA, A., (2002) “Cenobios leoneses altomedievales ante la europeización: San Pedro y San Pablo de Montes, Santiago y San Martín de Peñalba y San Miguel de Escalada”: Hispania sacra, 109, pp. 87-108; PÉREZ VILATELA, L., (1996), “Inscripciones celtibéricas inéditas en Peñalba”: La Hispania perromana: Actas del VI Coloquio sobre lenguas y cultura perromanas en la Península Ibérica (Coimbra, 13-15 de Octubre de 1994), Coimbra, pp. 247-278; Y. ITO, (2005), “La iglesia de Santiago de Peñalba y su contexto arquitectónico”: Anuario del Departamento de Historia y Teoría del Arte, 17, pp. 9-20; ÁLVAREZ Y RODRÍGUEZ, A., (2008), “El epita-

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En cuanto al conjunto epigráfico, el monasterio de Santiago de Peñalba está compuesto de once inscripciones. De ellas se conservan en la actualidad nueve: una Consecratio de la iglesia; los Epitaphia sepulcralia del abad Esteban y de cierto Vilias; tres Intitulationes necrologicas pertenecientes a los clérigos Petronato, Genaro y Rodrigo; una Donatio en la cruz ofrecida por el rey Ramiro II, una Hortatio en la patena y una Roboratio en un cáliz8. A ellas hay que añadir dos Funera actualmente desaparecidos pero que sí fueron vistos y recogidos por Gómez Moreno; son los pertenecientes a cierto Damián, cierto Nebo y a cierto personaje del que no se conservaba ya su nombre9. Este variopinto conjunto epigráfico es ya buena muestra de una fuerte actividad epigráfica. La multitud de mensajes publicitarios y los diversos materiales donde se han trazado nos hablan de un taller de cierta relevancia y de un centro monástico de gran envergadura hacia donde se volvían los ojos de obispos y monarcas. Como suele ser habitual, en este conjunto epigráfico predominan las inscripciones de tipo funerario10. Esta tipología tiene una función conmemorativa esencial. Bien traten sobre la noticia de un enterramiento (Epitaphium sepulcrale), o bien informen de la muerte de una persona (Epitaphium necrologicum), o se indique únicamente el nombre del difunto (Intitulatio necrologica). La muerte, en su más amplia concepción,

fio del abad Esteba de Santiago de Peñalba: estudio y edición”: Analecta Malacitana, 24, pp. 1-24 (En adelante: ÁLVAREZ, A., El epitafio); G. CAVERO DOMÍNGUEZ, G., (1984), “Santiago de Peñalba y San Pedro de Montes: comentarios sobre un estudio inédito”: Tierras de León, 56, pp. 31-41; CORTÉS SANTOS, J. L., ( 2005), “Adelanto de las conclusiones sobre la intervención arqueológica en la iglesia de Santiago, Peñalba de Santiago (León)”: Tierras de León, 120-121, pp. 159-205; etc. 8  Sobre la vinculación de estas dos piezas con el monasterio berciano destacamos los trabajos de R. FAVREAU, R., (1993), “Les inscriptions du calice et de la patène de l’abbé Pélage au Louvre”: Académie des Inscriptions et Belles-Lettres. Comptes rendus, París, pp. 31-48 primero y después GARCÍA LOBO, V. y MARTÍN LÓPEZ, Mª. E., (1995), “Errores de rogatario en una inscripció del siglos XII. (A propósito de Les Inscriptions du calice et de la patène de l’abbé Pélage au Louvre, de Robert Favreau)”: Estudios humanísticos. Geografía, Historia y Arte, 17, pp. 151-161. 9  GÓMEZ MORENO, M., Catálogo, p. 122. Sobre el primero de ellos hay cierto problemática según las lecturas e interpretaciones del texto. Si para Gómez Moreno está claro el nombre del difunto Damián, la lectura de Quitana Prieto, entre otros, se encamina a nombrar Nebo al finado. Para más información sobre este aspecto consultar apéndice epigráfico al final del texto. 10  Sobre las tipologías epigráficas véase, MARTÍN LÓPEZ, Mª. E. y GARCÍA LOBO, V., (2010), “La Epigrafía medieval en España. Por una tipología de las inscripciones”: VIII Jornadas Científicas sobre Documentación de la Hispania altomedieval (Ss. VI.X), Madrid, Universidad Complutense de Madrid, pp. 185-214. (En adelante: MARTÍN LÓPEZ, Mª. E. Y GARCÍA LOBO, V., Por una tipología).

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ha sido un tema central en la reflexión filosófica del hombre. Sin embargo, esta reflexión colectiva se individualiza en el monumento epigráfico funerario. Las inquietudes colectivas dan paso a un mensaje publicitario subjetivo aunque habitualmente desarrollado con fórmulas estereotipadas. Las connotaciones filosóficas que suelen aparecer en este tipo de inscripciones vienen a llamar la atención del lector sobre la necesidad de reflexionar ante la muerte y de cómo ha de prepararse para ella. Estos preámbulos morales tienden a terminar con una petición de oración por el difunto11. Evidentemente detrás de cualquier mensaje epigráfico están las inquietudes, creencias y mentalidad de una sociedad. La muerte en la Edad Media está asociada al dualismo –cuerpo y alma– y a la necesidad de cuidar y preservar a esta última para la vida eterna12. A este conjunto de inscripciones García Lobo y Martín López les atribuyen una actividad publicitaria relacionada con el culto a los difuntos13. Culto a los difuntos no sólo por ser una oda a esta inquietud fundamental de la existencia humana sino por encargarse de la memoria de los finados y del cuidado de sus almas. Según García Lobo y Martín López “en ellas, además de la noticia de la muerte o el enterramiento del difunto, el autor suele cantar y destacar alguna de las cualidades que le adornaron en vida”14. Su formulación, especialmente en los sepulcrales, puede ser rica en versos y rimas, recurso que utiliza el autor para llamar la atención del lector15. También influye en el éxito de esta comunicación la ubicación y legibilidad que

11  Uno de los epitafios más representativos de los que decimos es el del Infante don Sancho de Las Huelgas de Burgos sobre el que reflexionábamos en nuestra Tesis Doctoral: “Quisquis ades, qui morte cades, sta, per lege, plora : sum quod eris; quod es ipse fui. Pro me precor ora. Era millesima ducentesima trigesima segunda. Petrus me fecit”. Aquí el autor se dirige directamente al lector para advertirle sobre esta importancia de reflexionar sobre la muerte para terminar rogándole una oración por su alma. Cf. GARCÍA MORILLA, A., (2013), Las inscripciones medievales de la provincia de Burgos: siglos VIII-XIII, Tesis Doctoral, Universidad Complutense de Madrid, p. 392. (En adelante: GARCÍA MORILLA, A., Las inscripciones). 12  V. Debiais trata estos temas a propósito de los epitafios de Normandía y muestra diversos textos donde el autor habla de la liberación del alma del cuerpo tras la muerte. Cf. V. DEBIAIS, V., (2005), “L’écrit sur la tombe : entre nécessité pratique, souci pour le salut et élaboration doctrinale.
À travers la documentation épigraphique de la Normandie médiévale”: Tabularia. Cources écrites de la Normandie médiévale, 7, pp. 1-25, concretamente, pp. 5-6. 13  GARCÍA LOBO, V. y MARTÍN LÓPEZ, Mª. E., La escritura publicitaria, p. 133. 14  Idem. 15  Para este periodo lo habitual es el verso leonino que ofrecen expresiones ricas y singulares. Cf. GARCÍA LOBO, V. y MARTÍN LÓPEZ, Mª. E., (1995), De epigrafía medieval. Introducción y álbum, León, Universidad de León, p. 39. (En adelante: GARCÍA LOBO, V. y MARTÍN LÓPEZ, Mª. E., De epigrafía).

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tengan los epígrafes. Estos epitafios de los que venimos hablado, se encuentran en sepulcros o lapidas parietales, con letras de gran tamaño o adornados con ciertos recursos publicitarios16. A la hora de llevar estas reflexiones a la práctica, partimos de las siete inscripciones funerarias de Peñalba. De la Intitulatio funeraria de cierto Petronatus, poco o nada podemos decir por tratarse de un epígrafe incompleto. Sin embargo su texto conservado –hic Petronatus– nos pone en relación con las inscripciones sepulcrales ya que se da noticia del emplazamiento a pesar de carecer de verbo notificativo alguno. Del texto de esta inscripción se desprende, al menos, la finalidad de preservar la bonae memoriae que acompaña a los difuntos enterrados en la iglesia17. Más elementales aun en su formulación son las Intitulationes funerariae de Genaro y Rodrigo. En el primer caso, acompaña al nombre la fórmula de piedad “famulus Dei”, lo que también parece indicarnos que estamos ante un texto fragmentario o incompleto ya que este tipo de formulaciones son típicas de los Epitaphia necrologica o sepulcralia. En cuanto a Rodrigo, el segundo caso, únicamente se nos indica su condición de abad: “Rudericus abba”. Redundando en esta misma idea, analizamos el texto del desaparecido epitafio de cierto personaje, visto y recogido por Gómez Moreno: Hic requiescit famulus Dei Ra…… sum qui obiit die VII kalendas……… LII citate18. Aquí la inscripción sigue el formulario básico de los Epitaphia sepulcralia: verbo notificativo + intitulatio con la fórmula de piedad (famulus/a Dei) + data19. Se trata de una de las redacciones más habituales donde únicamente se aplican al formulario el nombre del

16  Con “recursos publicitarios” nos referimos a todo el elenco de métodos utilizados por el autor de la inscripción para llamar la atención del lector: ornamentos, letras decoradas, impaginaciones estéticas, estructuras, etc. 17  Esto es lo que García Lobo llama “la reivindicación del difunto”. Hablamos de la perpetuación de la memoria del finado a través de sus cualidades; cualidades que han de resaltarse en los epitafios que a su vez deben estar localizados en lugares estratégicos del templo para propiciar las oraciones de los feligreses por su alma. Cf. GARCÍA LOBO, V., (2011), “El difunto reivindicado a través de las inscripciones”: IX Jornadas Científicas sobre Documentación: la muerte y sus testimonios escritos, Madrid, pp. 171-198, concretamente, p. 172, (En adelante: GARCÍA LOBO, V., El difunto reivindicado). También Cecile Treffort resalta este hábito de buena memoria que se les profesa a los difuntos dentro de las iglesias y del papel jugado por las inscripciones a este servicio. Cf. TREFFORT, C., (1996), L’Eglise carolingienne et la mort. Christianisme, rites funéraires et practiques commémoratives, Lyon, Presses Universitaires Lyon, pp. 127-128. 18  GÓMEZ MORENO, M., Catálogo, p. 122. 19  GARCÍA LOBO, V. y MARTÍN LÓPEZ, Mª. E., De epigrafía, p. 39.

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difunto y la fecha del óbito20. De este texto esperamos la misma finalidad y en los mismos términos que en el caso anterior. Sin embargo, es de destacar que en todos los casos nos encontramos con lápidas exentas –parietales las llama García Lobo– y parcialmente descontextualizadas, en lugar de inscripciones sobre el sarcófago como suele ser habitual en este tipo de epígrafes21. A priori, y poniéndolas en relación con otros ejemplos conocidos, podríamos pensar que en algunos casos se trata de copias; es decir, de nuevas inscripciones redactadas sobre un texto epigráfico anterior que debió situarse sobre el sepulcro del difunto22. Qué duda cabe que estas inscripciones se realizan para rehabilitar la función de las originales, para renovarlas y para adecuarlas a las nuevas condiciones espacio-temporales del momento en el que se realizaron. Otro de los epitafios desaparecidos es el perteneciente a cierto Damián. Situado –según Gómez Moreno– en una loseta de mármol en la portada de la iglesia de Santiago23. Nos encontramos ante un texto de similares características, pero haciendo hincapié en el grato recuerdo del finado. Además, si aceptamos esta lectura, la propia formulación del texto –vocatus nostris– nos muestra que fue redactado por una tercera persona, un miembro de la comunidad sin duda. Todo ello nos llevaría a pensar que se trata de una persona de especial relevancia dentro de la comunidad de Santiago, la cual pretendió guardar su culto y su memoria con la mayor exactitud posible llegando a concretar el día y la ora de la defun-

20  Sobre los formularios epigráficos y su circulación el profesor Favreau ha escrito en numerosas ocasiones. Destacamos: FAVREAU, R., (1989), “Sine felle Columba. Sources et formation d’une formule épigraphique”: Cahiers de civilisation médiévale, 32, pp. 105-11 3 y ID., (1990), “Origines et succès d’une formule épigraphique. In gremio matris residet sapientia patris”: Annales Universitatis Mariae Curie-Sklodowska, Lublin 45, pp. 99-108. 21  Remitimos al estudio que García Lobo hace de este tipo de lápida a propósito de su trabajo sobre las inscripciones de San Isidoro de León. Cf. GARCÍA LOBO, V., (1987), “Las inscripciones medievales de San Isidoro de León. Un ensayo de Paleografía epigráfica medieval”: Santo Martino de León. Ponencias del I Congreso Internacional sobre Santo Martino en el VIII Centenario de su obra literaria (1185-1985), León, ed. Isidoriana, pp. 371-398, concretamente, p. 387. 22  Un ejemplo ampliamente conocido es el epitafio del prior don Remón Barrabio de San Miguel de Escalada cuyo texto original –fragmentario- se trazó sobre la cubierta del sepulcro y posteriormente se hizo una copia sobre una lápida parietal próxima al emplazamiento del difunto. Cf. GARCÍA LOBO, V., (1982), Las inscripciones de San Miguel de Escalada. Estudio crítico, Barcelona, ed. El Albil, ns. 28 y 29. 23  Este epitafio se presta a diversas interpretaciones de lectura. Mantenemos aquí la de Gómez Moreno por seguir la secuencia de las transcripciones anteriores, aunque advertimos que las diferentes interpretaciones varían el formulario y su intencionalidad. Cf. Apéndice n. 7.

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ción. Menos datos podríamos deducir al respecto si seguimos la lectura de Quitana Prieto, quien además de modificar el nombre del difunto, Nebo, señala que se trató de un confesor de afamada reputación en la casa de Peñalba24. Por último, pasamos a analizar el epitafio de mayor relevancia en Peñalba; el del abad Esteban. Se trata de un texto situado en la jamba izquierda de la puerta septentrional de la iglesia25. Su extensión –23 líneas– y la abundante información que nos trasmite, hacen de él un epitafio singular. Poco formulístico, es un canto a las virtudes terrenales que profesó nuestro abad. Escrito por el autor –Pelagius Fernandiz iussit fieri– y por el rogatario –Petrus qui notuit– adquiere un valor extraordinario desde el punto de vista epigráfico26. Para comprender la misión publicitaria que pudo tener este epitafio hay primero que analizar los rasgos específicos del texto que nos indican la intencionalidad con la que fue redactado. En primer lugar, el protagonista es el abad francés Esteban. En verdad no son demasiados los datos que tenemos de este personaje habida cuenta de la escasez de documentos conservados para esta época sobre Peñalba. Sin embargo, está claro que se trató de un clérigo verdaderamente relevante en la vida del cenobio berciano de Peñalba. Su procedencia franca del ámbito de Cluny, que se mostraba absolutamente pujante durante este periodo, su juventud y empuje para llevar al cenobio a las más altas cotas de su desarrollo económico y su popularidad y la enorme cantidad de donaciones y concesiones que se produjeron durante esta etapa, parecen datos más que suficientes para avalar la altura que nuestro abad alcanzó en Peñalba. A ello hay que añadir el periodo cultural verdaderamente floreciente que se vivía 24 “In hoc tumulo requiescit famulus Dei, grate memorie domi, Nebo, confesor, qui obiit tertia feria, hora tertia, duodecimo kalendas martias, Era millesima decima septima”. 25  Cf. Apéndice n. 8. En esta transcripción recogemos las correcciones hechas al texto original por Sandoval y con las que nosotros coincidimos al igual que la mayoría de los autores posteriores a fray Prudencio. Sobre estas “irregularidades” del texto. Cf. ÁLVAREZ, A., El epitafio, 1-14. A su vez damos noticia vista en QUINTANA PRIETO, A., Peñalba., pp. 96-98, de un desaparecido vestigio epigráfico, de difícil comprensión, presente en los trabajos de Flórez y Berjón, y que rezaba: “Stephanus, famulus Dei, franco, quando migravit de hoc seculo. Orate pro eo”. Este autor señala que sería la lápida conmemorativa que se grabó en el lugar primitivo del enterramiento del santo antes de su traslado a la puerta septentrional de la iglesia para favorecer u veneración por parte de la comunidad y de los peregrinos. 26  Esta formulación ha sido puesta de relieve en numerosas ocasiones por García Lobo y Martín López al ser uno de los casos inequívocos donde autor y rogatario firman explícitamente la obra. Cf. GARCÍA LOBO, V. y MARTÍN LÓPEZ, Mª. E., De epigrafía, pp. 24-27.

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en las montañas bercianas y una prueba de ello es la calidad textual de su epitafio redactado en versos leoninos que trasluce el alto nivel formativo de los redactores del texto27. También del epitafio se desprende el interés del autor –el abad Pelayo– de utilizar a una figura tan relevante con intereses doctrinales y moralizantes que debía de servir de ejemplo a una comunidad, sin duda numerosa, que habitaba el templo de Santiago. Ello se trasluce de la enorme cantidad de elogios que contiene el texto donde sobresalen virtudes tales como: abad insigne, intachable en las costumbres, verdadero hombre del Señor, recto y severo en la vida, discreto, sabio, sobrio y paciente, de gran honestidad y hombre de gran piedad mientras le fue posible, mientras estuvo vivo. Hay que tener en cuenta que se hace especial hincapié de sus virtudes monásticas, modo y forma de reivindicar a los difuntos dentro de estas comunidades donde la muerta no presenta más inquietud que la forma de llegar a ella rectamente y alcanzando la virtud28. Antes de seguir adelante es necesario recodar que el templo, y como parte él las inscripciones, las imágenes, la escultura, etc., había de formar un ente que irradiara unos determinados valores y así debía vivirse tanto la liturgia como el culto como fin último para llegar a Dios29. Por ello, es lógico pensar que la vida y obra de un abad, y más si éste había mostrado especiales dotes para la labor pastoral y para el ejercicio de la recta gestión del cenobio, fuese mostrado –a través de su epitafio- como un ejemplo a seguir por la comunidad. Siendo así, no resulta extraño encontrar la reproducción del texto sepulcral en la jamba izquierda de la puerta, visible tanto a la comunidad como a la feligresía que en ella se adentraban30. Por tanto, amén de la función primordial de la oración y culto por los difuntos,

27  El verso leonino es habitual en ciertas inscripciones –fundamentalmente epitafios- del siglo XII. Cf. FAVREAU, R., (1997), Épigraphie Médiévale (L’Atelier du Médiéviste, 5), Turnhout , pp. 91-112 y 191-243. CF. BO ...a mayor el conocido ab ciertas inscripciones del siglo XII.el texto.or Sandoval y seguidas por la mayor el conocido ab 28  Sobre esta reivindicación del difunto y de las diversas formas de hacerlo habla el profesor García Lobo distinguiendo las reacción en función del elenco social al que pertenezca el finado. Para el difunto monástico Cf. GARCÍA LOBO, V., El difunto reivindicado, p. 176. 29  De la Serna entiende que el cenobita “es un buscador infatigable del Dios ya encontrado y, por eso, manifestado en cuanto hace el monje”. Cf. DE LA SERNA GONZÁLEZ, C., (1989), “El monasterio medieval como centro de espiritualidad y cultura teológica”: Tercer Seminario el monacato: El monacato como centro de producción cultura, Aguilar de Campoo, p. 83. 30  Sobre la importancia doctrinal de ciertas inscripciones en el monasterio remitimos a nuestro trabajo GARCÍA MORILLA, A., (2013), “Las Explanationes en el monaste-

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este epitafio –la copia conservada en la puerta- había de tener una misión doctrinal y ejemplarizante protagonizada por una persona de sobra conocida y respectada por la sociedad de su tiempo31. Llegados a este punto y retomando la tipología funcional de García Lobo y Martín López, son varios los “tipos” a los que podemos adscribir este epígrafe32. Yendo de lo general a lo concreto no podemos negarle a ninguna de nuestras inscripciones su valor como instrumento alfabetizador33. Todos nuestros Funera fueron situados en lugares visibles y próximos al lector. De ahí que uno de los valores genéricos que se les pueden atribuir a todas las inscripciones el es de vehículo de expresión cultural34. Es lógico que cada inscripción sea reflejo del momento y de las circunstancias sociales en que nació y también lo es que autores y rogatarios avezados en la elaboración de estos textos quisiesen mostrar su saber a través de ricos giros gramaticales y perfectas ejecuciones materiales. Otra de las funciones genéricas asociadas a las inscripciones es la de instrumento alfabetizador. Es de sobra conocido que dentro de los quehaceres de los monjes estaba el ejercicio de la enseñanza y de la lectura pueril y no hay duda que para ello las inscripciones eran el mejor medio a su servicio35. A ello hay que sumar lo habitual que resultaba la lectura de las inscripciones por parte de la comunidad o de cualquier letrado a la feligresía que carecía de esos conocimientos, hasta el punto de que los textos era aprendidos de memoria y reconocidos fácilmente36. Recogiendo rio: la actividad publicitaria con fines pedagógicos”: XI Jornadas de la Sociedad Española de Ciencias y Técnicas Historiográficas, Alicante, (en prensa). 31  Sandoval nos advierte de la existencia de una “gran losa sepulcral” que pudo ser la que recogiese el epitafio original con la primitiva disposición de los versos en hexámetros leoninos. Cf. DE SANDOVAL, P., (1601), Primera parte de las fundaciones del glorioso Padre San Benito que los reyes de España fundaron y dotaron, desde los tiempos del Santo hasta que los moros entraron y destruyeron la tierra. Y de los santos y claros varones d’esta sagrada religión que, desde el año DXL, que San Benito embió sus monges, hasta el año DCCXIII, que fue la entrada de los moros africanos, han florecido en estos monesterios, Madrid, ed. Luís Sánchez, p. 31. 32  GARCÍA LOBO, V. y MARTÍN LÓPEZ, Mª. E., La escritura publicitaria, pp. 133145. 33  Ibidem, p. 134. 34  Ibidem, p. 141. 35  Susini abre la puerta al conocimiento de esta práctica alfabetizadora al mostrar de qué manera las inscripciones fueron utilizadas para el aprendizaje de la escritura. Cf. SUSINI, G. (1982), Epigrafia romana, Roma, ed. Jouvence, p. 150. 36  García Lobo viene advirtiendo desde hace años de esta práctica divulgativa que se hacía con las inscripciones. De esta manera justifican –García Lobo y Martín López- el papel desempeñado por las inscripciones como instrumento alfabetizador: “Colocadas las inscripciones en lugares bien visibles de las dependencias más frecuentadas por los mon-

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esta idea les daríamos una segunda función a estas inscripciones como es la pedagógica. Atribuida generalmente a las Hortationes y las Explanationes que acompañan a las escenas iconográficas, no se le puede negar al epitafio del abad Esteban su carácter moralizante. García Lobo y Martín López ya señalan esta característica en muchos “epitafios ejemplarizantes donde se compendian las virtudes humanas y religiosas de abades, priores y monjes y se presentaban al lector como programa de vida”37. Si además tenemos en cuenta que este epitafio se repitió en esa lapida parietal de la jamba de la puerta de acceso a la iglesia –lugar a todas luces accesible para un mayor número de lectores-– y que el autor de la misma fue el abad continuador de Esteban, Pelayo, no cabe duda del amplio espectro intencional que tuvo. Ligada a esta misión tenemos una tercera función; la integradora38. En realidad es redundar en la idea anterior, pero en este caso el principal destinatario del texto es la comunidad ya que la propaganda del epitafio debía aportar a los monjes auxilio espiritual en lo momentos de flaqueza o desasosiego favoreciendo la conciencia colectiva a través del ejemplo del insigne prelado. Por último, los epitafios –concretamente los necrológicos– pueden tener una función sustitutiva del libro; esto es, pueden reemplazar al libro de obituario para la oración por los difuntos39. Parece que a lo largo del siglo XIII se generalizó el hábito de celebrar procesiones semanalmente alrededor del claustro orando por los difuntos40. Sin embargo, no podemos descartar que esta práctica se realizase ya con anterioridad al menos entorno a ciertos monjes, familiares o bienhechores relevantes. En el caso de Peñalba no conservamos ninguna inscripción de estas características.

jes, clérigos y fieles, era contempladas, y en su caso leídas, repetidas varias veces al día” Cf. GARCÍA LOBO, V. y MARTÍN LÓPEZ, Mª. E., La escritura publicitaria, p. 134. 37  Ibidem, p. 135. 38 “Factor integrador de la comunidad monástica” lo llaman García Lobo y Martín López. Cf. Ibidem, p. 136. 39  Recordamos que el obituario era un libro donde se señalaban las partidas de defunción de los miembros de la comunidad o de personas estrechamente ligadas a ella. Fue habitual que cada monje tuviera un ejemplar para orar por los difuntos durante las procesiones dedicadas a tal efecto. Sobre este aspecto, a modo de ejemplo, Cf. LECLERQ, H., (1936), “Obituaire”: Dictionnaire d’Archéologie chrétienne et de Liturgie, XII/2, Paris, ed. Letouzey et Ané, Cols. 1837-1857. 40  Sobre el culto a los difuntos y su relación con los Epitaphia necrologica ya hemos hablado más arriba. García Lobo profundizó en su función libraría y conmemorativa a propósito de su estudios sobre la epigrafía silense. Cf. GARCÍA LOBO, V., (1990), “La epigrafía del claustro de Silos”: El románico en Silos. IX Centenario de la consagración de la iglesia y claustro, Silos, ed. Abadía de Silos-Universidad de Burgos, pp. 85-104, concretamente p. 88.

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Cuenta Peñalba además con otras tipologías epigráficas. La Consecratio de 1105. En el caso del cenobio berciano se respeta el formulario más típico con la data: In Era centesima cuadragesima tertia post millesima et septimo idus marcii; después el verbo notificativo: consecrata est hec ecclesia; para terminar con la directio: in honore sancti Iacobi et plurimorum; aunque carece de datos básicos como el nombre del obispo consagrante, o el del abad que regentaba la sede en aquel momento41. El mensaje fue grabado en el muro izquierdo de la nave muy próximo a la puerta principal y sus letras fueron pintadas en rojo como una llamada más de atención al lector. Todas las Consecrationes tiene por principal finalidad advertir a la feligresía y a la sociedad en general que ha tenido lugar el acto jurídico que convierte al edificio en templo, apto para la celebración del culto42. Por lo que se refiere a la justificación concreta de nuestra inscripción hay que decir que no está exenta de cierta problemática. Parece que no hay duda de la fundación de Peñalba en el primer cuarto del siglo X, entre los años 909 y 92043. Sin embargo, la consagración de la iglesia no tuvo lugar hasta dos siglos después, en 1105, siendo abad el insigne Esteban44. Sin que podamos descartar las funciones genéricas propias de cualquier inscripción que veíamos más arriba, el hecho de publicitar el acto jurídico de una consagración viene a cumplir con dos misiones fundamentales: ser sucedáneo del documento y ser instrumento de propaganda político-religiosa45. Decimos sucedáneo del libro por que la inscripción viene a comunicar la celebración de ese acto jurídico que habilita al templo para el culto. El valor de las Consecrationes como noticia diplomática reside fundamentalmente en la repetición de un formulario idéntico, aunque resumido, del documento jurídico en el texto epigráfico. Autores como C. Treffort llegan incluso a advertir sobre la inclusión de la inscripción dentro de los actos propios de la consagración46. De lo que no cabe duda

41  GARCÍA LOBO, V. y MARTÍN LÓPEZ, Mª. E., De Epigrafía, p. 36. 42  Sobre las inscripciones consagración de iglesias y altares cf. MICHAUD, J., (1978), Les inscriptions de consécration d’autels et de dédicace d’églises en France du VIII au XIII siècle. Épigraphie et liturgie, Tesis Doctoral, Poitiers (inédita). 43  Tradicionalmente se ha dado este abanico cronológico que representa la regencia de la sede episcopal asturicense por parte de san Genadio, quien en su famoso testamento señaló la fundación del monasterio de Santiago. Quintana Prieto concreta más esta fecha adscribiendo la edificación en el marco cronológico de los años 909-916. Sobre este aspecto cf. QUINTANA PRIETO, A., Peñalba, pp. 11-14. 44  La concatenación de datos que presenta Quintana Prieto muestra de manera inequívoca que en el momento de la consagración era abad Esteban. Cf. Ibidem, p. 96. 45  GARCÍA LOBO, V. y MARTÍN LÓPEZ, Mª. E., La escritura publicitaria, pp. 137-141. 46  TREFFORT, C., (2007), Paroles inscrites. À la découverte des sources épigraphiques latines du Moyen Âge, Metz, ed. Bréal, p. 98.

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es de que aspectos tales como su emplazamiento y legibilidad son primordiales para este tipo de epígrafes. En cuanto a su valor como instrumento de propaganda político-religiosa, sostenemos que en mayor o menor medida este tipo de inscripciones sirvieron para publicitar un mensaje; el mensaje de la fe. Este acto de la consagración había de servir no solo para indicar un nuevo lugar de culto, sino la conquista de un nuevo territorio presidido por una nueva sede de Dios. Tan es así que muchas de estas inscripciones se rehicieron o reubicaron tras procesos de restauración o ampliación de iglesias. Por ejemplo, en muchos templos del norte de Burgos las Consecrationes fueron emplazadas en el exterior de los edificios tras un proceso de reforma buscando una revitalización y mayor difusión del mensaje47. Se pretende, por tanto, utilizar el mensaje con principios propagandísticos. Es cierto que en el caso concreto de Peñalba no podemos llegar tan lejos. La ausencia de datos clave como el nombre del obispo consagrante o el promotor –abad– del acto limita en gran medida esta función; es más, coincidimos en este caso con la Dra. Treffort al considerar que este texto debió ser incluido dentro de los actos de consagración como un trámite más de la ceremonia y como un calendario perpetuo para la conmemoración anual del aniversario de la iglesia48. En Peñalba, toda esta propaganda responde a los nuevos usos y formas de la recién aceptada reforma litúrgica. Parece pues, que la elaboración de esta nueva inscripción vino a coincidir con la puesta en marcha del rito romano en las montañas bercianas49. También pertenece a Peñalba una inscripción de donación en cruz que el rey Ramiro II ofreció al cenobio berciano50. Se trata de inscripciones que “Recogen la noticia de la donación, generalmente a una institución o a una persona moral, de un edificio o, más generalmente, un objeto sobre el que aparecen trazadas. El verbo notificativo más frecuente es offerre y, menos, dare”51. Esta cruz se incluye dentro de los donativos que este rey hizo a Peñalba a mediados del siglo X52. No ha de extrañarnos esta donación si tenemos en cuenta la influencia que el fundador de Peñalba

47  Sobre estos temas tratamos ampliamente en nuestra Tesis Doctoral. Cf. GARCÍA MORILLA, A., Las inscripciones. 48  Ver nota 46. 49  MARTÍNEZ TEJERA, A., (2011), “La iglesia de Peñalba de Santiago (León). El santuario de un héroe espiritual de los siglos IX y X”: Argutorio, 26, pp.42-48, concretamente, p. 44. 50  Cf. Apéndice n. 1. 51  GARCÍA LOBO, V. y MARTÍN LÓPEZ, Mª. E., Por una tipología, p. 191. 52  Así lo indica Gómez Moreno. Cf. GÓMEZ MORENO, M., Catálogo, p. 145.

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–Genadio– tuvo sobre el monarca leonés53, y más si a la intervención del apóstol se agradece el auxilio recibido en la batalla de Simancas. Son múltiples las funciones que se desprenden de este texto epigráfico, que aumentan al ir unido a un objeto votivo de tan enorme valor simbólico como es la cruz procesional. La primera de las funciones es la jurídico-diplomatica. Mediante este texto se recuerda que la cruz pertenece a nuestro monasterio por donación que de ella le hizo el rey Ramiro. Pensamos, que también suponían un reconocimiento del aprecio en que el monarca tenía a Peñalba, lo que a su vez proporcionaba una enorme publicidad el centro berciano. No se nos puede olvidar la función de instrumento pedagógico-doctrinal aumentado al tratarse de un objeto mueble de gran protagonismo en la vida religiosa berciana cuyo texto era de sobra conocido por toda la feligresía. Muy similares a las Donationes son las Roborationes. García Lobo y Martín López dicen de ellas que son inscripciones “análogas –incluso– a las Donationes, se distinguen de ellas por su notificación, formulada al modo de las roboratio- nes documentales: iussit fieri, fecit fieri. Equivalente a esta fórmula es fecit cuando es evidente que quiere significar lo hizo hacer”54. Análoga es por tanto también su funcionalidad. Cuenta Peñalba con un epígrafe de estas características situado en el cáliz encargado por el abad Pelayo para la iglesia de Santiago55. Es este uno de los ejemplos que explicábamos más arriba donde al verbo fecit ha de dársele un valor roborativo: fecit facere. No cabe otra interpretación siendo el abad Pelayo quien firma la inscripción, resaltando la autoría intelectual-moral de la pieza (comiente) pero no de la autoría material. No es raro que un abad de la relevancia y trascendencia de Pelayo quisiese dejar constancia de su figura en la historia del cenobio a través del encargo y donación de una pieza litúrgica. Sin embargo, este cáliz no debió utilizarse en las celebraciones cotidianas y fue conservado en altar de San Genadio56. Como indicara Joaquín Herrezuelo, esto bien podría deberse a la veneración que nuestro abad había despertado en la comunidad de Peñalba y cuyo

53  Quintana Prieto relata cómo Ramiro II se desplazó a Peñalba para recibir consejo de San Genadio una vez que este abandonó el episcopado asturicense y se retiró a los montes de la Tebaida leonesa. Cf. QUITANA PRIETO, A., Peñalba, p. 23. 54  GARCÍA LOBO, V. y MARTÍN LÓPEZ, Mª. E., Por una tipología, p. 193. 55  Cf. Apéndice n. 9. 56  HERREZUELO, J., (1800), Historia de San Pedro de Montes, manuscrito conservado en el Archivo Diocesano de Astorga, p. 100.

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respeto hizo que se tuviera por una pieza de culto y no para el culto.57. Se trata pues de una pieza única de gran valor artístico toda vez que venía acompañada de una patena decorada con un rosetón en relieve con el Cordero nimbado y una cruz, al que seguía una rica inscripción que analizaremos a continuación58. Formando juego con la anterior, casi como una segunda parte de la anterior tenemos la Hortatio de la patena59. A este tipo de inscripciones les atribuyen los profs. García Lobo y Martín López una función primordial; ser instrumento pedagógico-doctrinal al servicio, en este caso, del abad60. El empleo de la segunda persona del singular en la primera frase –gustas– consigue un estrecho vínculo entre autor y destinatario, siendo éste el nexo vertebrador del mensaje publicitario. Este estilo directo no es habitual en las inscripciones, cuya faceta de universalidad casi obliga a formas de interlocución más amplias e indirectas. Sin embargo, el caso de Peñalba no es único. En el epitafio del infante don Sancho de Santa María la Real de las Huelgas del Burgos, del que hacíamos mención más arriba, encontramos también un mensaje hortativo donde se llama la atención del destinatario para que se preocupe más por las buenas obras y se prepare para la muerte: Quisquis ades, qui morte cades, sta, per lege, plora : sum quod eris; quod es ipse fui61. Pro me precor ora. De nuevo nos encontramos con la misma fórmula; el empleo de la segunda persona del singular para dirigirse al lector. Este texto, como bien han puesto de relieve los profesores Favreau y García Lobo-Martín López, pretendía reavivar y fortalecer la fe del celebrante en el misterio eucarístico.62. Es sin duda un recurso publicitario

57  Idem. 58  Quintana Prieto sugiere la posibilidad de que el ajuar completo estuviese compuesto por tres piezas: el cáliz, la patena y un copón que debió ser fundido cuando las piezas recayeron en Astorga y de él se obtuvieron dos cálices para los usos ordinario de Peñalba. QUINTANA PRIETO, A., Peñalba, p. 120. 59  Si pruebas de la carne vivirás eterna juventud; ella es manjar eterno. No olvide esto el pecador. Amén. Cf. Apéndice n. 10. 60  Hasta tal punto consideran significativo el valor pedagógico-doctrinal de esta inscripción que su texto es utilizado de ejemplo en este trabajo. GARCÍA LOBO, V. y MARTÍN LÓPEZ, Mª. E., La escritura publicitaria, pp. 134-136. 61  Quienquiera que vengas, tú que te acercas a la muerte, detente, lee, llora. Soy lo que serás, lo que eres yo también lo fui. Ora por mi te lo ruego. 62  Cf. GARCÍA LOBO, V. y MARTÍN LÓPEZ, Mª. E., (1995), “Errores de rogatario en una inscripción del siglo XII. (A propósito de Les inscriptions du calice et de la patène de l’abbé Pélage au Louvre, de Robert Favreau)”: Estudios humanísticos, geografía, historia, arte, León (17), pp. 151-161.

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más con el que cuentan los comitentes de las inscripciones para involucrar al destinatario en el circuito de la comunicación publicitaria. Toda esta serie de principios justifican el especial carácter de la inscripción como medio de comunicación publicitaria. En todos y cada uno de los ejemplos hemos visto diferentes facetas de esta publicidad al servicio de su autor y tres son los atributos con que cuenta toda inscripción para lograrlo: publicidad, universalidad y permanencia63. Decía el prof. Favreau que las inscripciones habían de llegar “a un público lo más amplio posible”64, aspecto que se lograba a través de unos caracteres gráficos bien definidos y de gran módulo; de la técnica de ejecución, bien sea la incisión o el relieve; de su colocación en lugares visibles65 y de estar plasmadas, generalmente, sobre soportes duraderos, amén de otros recursos publicitarios que afectan tanto al texto como a sus caracteres externos como pueden ser la impaginación del texto, los elementos decorativos o el propio texto, como ya hemos visto.

CORPUS EPIGRÁFICO -1S. X (940) Donatio de la cruz de Peñalba. A. LEÓN, Museo de León (ofrecida por Ramiro II al monasterio de Peñalba). Escritura visigótica. Buen estado de conservación. PUBL. GÓMEZ MORENO, Catálogo, p. 145. + INOMINE : DOMINI : NSI __ __ IHU XPI : OBONOREM + SANCT. : I ACOBI : APLOSTOLI : RANEMIRUS : REx : OFRT 63  GARCÍA LOBO, V. y MARTÍN LÓPEZ, Mª. E., De Epigrafía, p. 40. 64  FAVREAU, R., (1979), Les inscriptions médiévales, Turnhout, ed. Brepols, p. 272. 65  Este es un aspecto que ha de ser matizado. Existen numerosas inscripciones en lugares de dudosa visibilidad o cuyo acceso se encontraba restringido. Autores como Debiais han dudado de que algunas inscripciones tengan por finalidad ser leídas. Cf. DEBIAIS, V., (2009), Messages de Pierre. La lecture des inscriptions dans la communication médiévale (XIII-XIV siècle), Turnhout, ed. Brepols, pp. 205-246. Por ello hay que pensar que la universalidad de los texto está en función del grupo social al que iba dirigido y de las funciones específicas que de casa objeto se esperase.

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In nomine Domini nostri Ihesu Christi ob onorem + Sancti Iacobi Apostoli, Ranemirus rex ofert. En el nombre de Nuestro Señor Jesucristo, en honor Santiago Apóstol, el rey Ramiro lo ofrece. -21105 Consecratio de la iglesia de Santiago de Peñalba. A. LEÓN, Peñalba de Santiago, iglesia de Santiago, muro izquierdo de la nave, muy próximo a la puerta principal. Escritura visigótica. Buen estado de conservación. PUBL: GÓMEZ MORENO, Catálogo, p. 121. a ___ IN ERA C XLIII PS ML ET VII IDS _____ _____ MRC : CONSECRATA EST HEC ECLA _ _ __ ____ IN HONORE SCI IACOBI APLI ET PLURIMR In era cestesima quadragesima tertia post millesima et septimo idus marcii, consecrata est hec eclesia in honore sancti Iacobi Apostoli et plurimorum. En el año 1105, el día 9 de marzo, fue consagrada esta iglesia en honor de Santiago Apóstol y de muchos otros. -3Ss. X-XI Intitulatio necrologica de cierto Petronato66. A. LEÓN, Peñalba de Santiago, iglesia de Santiago, sacristía, lado del evangelio, próxima a la ventana. Escritura visigótica. Estado medio de conservación. PUBL: GÓMEZ MORENO, Catálogo, p. 122.

66  Probablemente nos encontremos ante un Epitaphium sepulcrale incompleto o perdido ya que la formulación con la partícula Hic parece indicar la ubicación concreta de un sepulcro con la que se inician la mayor parte de este tipo de inscripciones. Damos esta clasificación manteniendo el rigor del texto conservado y analizado.

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+ HIC PETRONATUS Hic Petronatus. Aquí Petronato. -4Ss. X-XI Intitulatio necrologica de cierto Genaro. A. LEÓN, Peñalba de Santiago iglesia de Santiago, sepulcro. Escr. visigótica, mal estado de conservación. PUBL: QUITANA PRIETO, Peñalba, p. 108. FAMULUS DEI IANUARIUS Famulus Dei Ianuarius. El siervo de Dios Genaro. -5114267 Epitaphium sepucrale de cierto Vilias. A. LEÓN, Peñalba de Santiago, iglesia de Santiago, lápida parietal. Escr. visigótica. PUBL: QUINTANA PRIETO, Peñalba, p. 108. HIC IACET VILIAS FAMULUS DEI OBIIT ERA MLXXX Hic iacet Vilias famulus Dei. Obiit era millesima optuagesima. Aquí yace el siervo de Dios Vilias, que murió el año 1142.

67  Según Quintana Prieto hay un error del rogatario a la ora de transcribir la fecha que olvidó introducir la centena. Considera que este epitafio es contemporáneo de los otros dos anteriores.

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-6Ss. X-XI Epitaphium sepulcrale de cierto personaje. A. LEÓN, Peñalba de Santiago, iglesia de Santiago, testero occidental. (Actualmente desaparecido). B. GÓMEZ MORENO, Catálogo, p. 122. HIC REQUIESCIT FAMULUS DI RA[………] _ […….……]SUM Q OBIT DIE VII KAL[………] LII CITATE Hic requiescit famulus Dei Ra…. Sum, qui obiit die VII Kalendas…. Citate. Aquí descansa el siervo de Dios…. Que murió…. -7979 Epitaphium sepulcrale de cierto Damián o cierto Nebo68 A. LEÓN, Peñalba de Santiago, iglesia de Santiago, portada, loseta de mármol. (Actualmente desaparecida). B. GÓMEZ MORENO, Catálogo, p. 122. IN HOC TUMULO REQUI ESCIT FAMULUS DI :: ____ GRADE69 MEMORIE DMI ____ ANE BOC NRS QUI O ___ BIT DIE : IIIa FRA OR IIIa

68  La lecturas de Gómez Moreno y de Quintana Prieto distan bastante en la parte central del epitafio donde se consigna el nombre del difunto. Respetamos para el corpus la lectura de Gómez Moreno por seguir la misma secuencia que en el resto de los casos. Quintana Prieto lee: “In hoc tumulo requiescit famulus Dei grate memorie domi, Nebo, confesor, qui obiit martias, Era millesima decima septima”. 69  Según Gómez Moreno debe tratarse de un error del rogatario para escribir gratae.

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______ XIIMO KLDAS MARS ERA MIA XVIIIMA : : In hoc tumulo requiescit famulus Dei gratae memoriae Damianus ad vocatus noster70, qui obiit die tertia feria ora tertia duodecimo Kalendas martias era millesima decima septima. En este túmulo descansa el siervo de Dios Damián nuestro abogado que murió el marte, a la hora tercia, el día 17 de febrero del año 979. -81132 Epitaphium sepulcrale del abad Esteban. A. LEÓN, Peñalba de Santiago, iglesia de Santiago, jamba izqda. de la puerta septentrional. Escritura visigótica. Buen estado de conservación. PUBL: GÓMEZ MORENO, Catálogo, p. 123. + CLAUDITUR IN XPO . SUB MARMORE STEFANUS ISTO ABBAS EGREGI US MORIBUS EXIMIUS VIR DO MINI VERUS RECTIQUE TENO RE SEVERUS DISCRETUS SA PIENS SOBRIUS HAC PACIENS GRANDI HONESTATIS MAGNE QUOQUE VIR PIETATIS DUM SIBI POSSE FUIT VIVERE DUM LI _ CUIT RECTOREM IUVENU DOGMA DECUSQUE SE NUM QUEM NOBIS CLARUM GE NUIT GENS FRANCIGENARUM GERVASI FESTE CESSIT FRA GILIQUE SENECTE VIRTUS CELSA DEI PROPICIETUR EI ANNUM CEN TENUM DUC SEPCIES ADITO

70  Proponemos esta transcripción ya que la lectura de Gómez Moreno y Quintana Prieto presenta importantes problemas para la traducción y sentido lógico epigráfico.

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SENUM MILLE QUIBUS SOCIES o o ____ QUE FUIT ERA SCIES III X KLS I

a ULII OBIIT STEFANUS ABBA ERA C a LXX PELAGIUS FERNANDIZ IUSSIT FIERI PETRUS QUI NOTUIT + Clauditur in Christo sub marmore Stefanus isto abbas egregius moribus eximius vir domini verus rectique tenore severus discretus sapiens sobrius hac paciens grandi honestatis magne quoque vir pietatis dum sibi posse fuit vivere dum licuit rectorem iuvenum dogma decusque senum quem nobis clarum genuit gens francigenarum gervasi feste cessit fragilique senecte virtus celsa Dei propicietur ei annum centenum duc sepcies adito senum mille quibus sociesque fuit era scies decimo tertio kalendas iulii obiit stefanus abba era centesima septuagesima. Pelagius Fernandiz iussit fieri, Petrus qui notuit. Bajo este mármol, sepultado en Cristo, está Esteban , abad insigne, intachable en las costumbres, verdadero hombre del Señor, recto y severo en la vida, discreto, sabio, sobrio y paciente, de gran honestidad y hombre de gran piedad mientras le fue posible, mientras estuvo vivo. La nación francesa nos dio un válido rector de jóvenes, modelo y guía de ancianos. Se rindió a la frágil vejez en la fiesta de Gervasio. La virtud de Dios le sea propicia. Si al año ciento añades siete veces diez y a estos unes mil, sabrás la era en que fue. El 19 de junio murió Esteban, era 70. Pelayo Fernández lo mandó hacer, Pedro fue el que lo escribió. -9S. XII Roboratio del cáliz del abad Pelayo de Peñalba. A. PARÍS, (Francia), Museo del Louvre. PUBL: R. FAVREAU, Les inscriptions du calice et de la patène de l’abbe Pelage au Louvre, p. 31. PELAGIUS ABBAS ME FECIT AD HONOREM SANCTI IACOBI APOSTOLI Pelagius abbas me fecit ad honorem sancti Iacobi Apostoli. El abad Pelayo lo mandó hacer en honor de Santiago Apóstol. –292–

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-10S. XII Hortatio de la Patena del abad Pelayo de Peñalba. A. PARIS, (Francia), Museo del Louvre. PUBL: A. QUINTANA PRIETO, Peñalba, p. 119; R. FAVREAU, Les inscriptions du calice et de la patène de l’abbe Pelage au Louvre, p. 39. +CARNEM QUM GVTAS NON ADTERIT VLLA VETVSTAS PERPETVVS CIBVS ET REGAT HOC REVS AMEN +Carnem quam gustar non atterit ulla venustas perpetuus cibus est, qui negat hoc reus est, amen. Si pruebas de la carne vivirás eterna juventud; ella es manjar eterno. No lo olvide el pecador. Amén. -111154-1164 Intitulatio necrologica del abad Rodrigo A. LEÓN, Peñalba del Santiago, iglesia de Santiago, muro exterior de la sacristía, escr. carolina. PUBL: B. MARTÍNEZ, Montes-Peñalba, p. 64; QUINTANA PRIETO, Peñalba, p. 124. RUDERICUS ABBA Rudericus abbas. Rodrigo abad.

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