De la “Deliberación del sexo” a la “mistificación de la muerte”: ¿Es posible desengañar la muerte?

August 11, 2017 | Autor: Clément Tsanga Mbia | Categoría: Death Studies, Mysticism, Eschatology and Apocalypticism
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Descripción

De la "Deliberación del sexo" a la "mistificación de la muerte":
¿Es posible desengañar la muerte?
Clément TSANGA MBIA

Antes de iniciar esta pequeña reflexión, hace falta aclarar los términos que utilizamos. Por Deliberación, se entiende según la Real Academia Española, la acción de liberar. Hacer libre algo que antes no lo estaba. Esto supone que antes, se entendía algo desde el ámbito de lo escondido, lo prohibido, y este algo se presentaba a veces como tabú. Era algo fuera de normas y que se solía callar porque provocaba y suscitaba miedo o vergüenza. La mistificación por su parte es la acción de ocultar algo, de hacerlo incomprensible y no dejar que esté al alcance de nuestro entendimiento. Se puede ver también que algo mistificado tenga en sí un carácter oscuro, incomprensible. Por lo tanto, hay de preguntarse si lo misterioso es siempre misterio, si lo escondido es siempre oscuro, si lo callado es siempre lo indecible. La tarea consiste en buscar como desengañar lo misterioso, como entenderlo. En nuestro contexto escritural, hemos decido de reflexionar sobre un fenómeno que nos preocupa ahora y que casi no se habla. Se trata de la muerte. Antes de hablar de ella, hace falta echar una vista atrás para hablar del sexo como deliberado.

Del sexo como tabú a la libertad sexual
Hablar del sexo antiguamente no era algo fácil ni por los educadores tampoco por los padres. Era un tema conocido pero no hablado. No sabemos porque ha sido así. Tampoco porque de repente se ha instalado esta conciencia social común. Lo que sin embargo sabemos es que los padres como los profesores antes de hablar del sexo, se ponían nervioso o acomplejados ante las preguntas curiosas de sus niños o alumnos. Y cuando ellos querrían dar una respuesta respeto a ello, buscaba siempre un cuento o algo distinto. Más bien, con la tecnología, los medios de comunicación, algunas imágenes relacionadas al sexo estaban prohibidas a los críos. Muchos han incluso experimentado cuando de pequeño pasaba una película con imágenes sexuales, algunos padres cambiaban el canal o simplemente mandaba al niño/a a la cocina o a la habitación como excusa para no ver las imágenes del sexo. Poco a poco, esta concepción ha ido cambiado con el pensamiento posmoderna que se caracteriza con el lema "laisser- faire", "laisser-aller". Este cambio brutal ha hecho que poco a poco el "tabú sexual" se transforme en algo normal. Ya no tenemos a padres que esconden cosas a sus niños, sino padres quienes juntos con sus niños ven películas de sexo, hablan de sexo, invitan a los niños a tener novios y novias, enseñan métodos contraceptivos a niñas para que no se queden embarazadas, o que contraen enfermedades. El sexo ya no es tabú en nuestra sociedad posmoderna. Los pueblos que siguen manteniéndolo tal cual se consideran retrasados. La libertad sexual es de moda y no tiene edades. Cada vez más no salen en películas la nota: prohibidos a menores o a los menos de tal edad. Todo está permitido. Y cuando no está así, los niños mismos con su curiosidad lo buscan por internet a través de páginas webs de vendedores de sexo. Son un millón las páginas webs de sexo. Hay también el fenómeno de sexo en directo que practican la mayoría de la población mundial ante su webcam o a través de las fotos desnudas que se comparten entre amigos, novios, desconocidos, etc. El tabú ha dejado de ser tal para ser libertad, que se presenta hoy como un nuevo culto. Podemos hablar por lo tanto del sexo como nuevo culto que merece alabanzas y glorias. Si hemos llegado a tener este cambio brutal de la concepción sexual, y un cambio en las mentalidades, una cosa que hoy sigue siendo tabú y que casi no se habla o que no cabe de ser entendido es la muerte.

Del tabú siempre de la muerte
La muerte es un fenómeno humano que consiste en la cesación de la vida. Alguien ha muerto cuando ya no se cuenta ante los vivos, cuando se habla de él en el pasado. Todo lo que evoca el pasado se encaja en el registro de la muerte. La vida en principio debería tener una lógica tal como: nacimos, vivimos y morimos. Pero esta lógica se rompe cuando se trata de morir. Para todos queremos nacer y vivir. Nadie está dispuesto a morir incluso algunos que han aceptado hacerlo libremente. Lo que pasa con la muerte es que nos provoca un vacío tan grande que a veces es difícil colmatarlo. Por haber conocido alguien y que de repente ya no podemos verle, hablar con él, disfrutar de la vida con él, nos deja heridos. Por no sufrir, por no comprender a este fenómeno, por no superarlo, la actitud que se adoptan ante la muerte es el silencio. Hay que callarla. Nadie debe hablar de la muerte.
Nos deseamos todo lo bueno pero nunca se desean la muerte de alguien. Gente que ha intentado hacerlo ha sido reprimida por la sociedad. Incluso niños cuando uno dice al otro "me cargo en tu muerte" él a quien se lo ha dicho se enfada e incluso le da una paliza al otro por lo haber dicho tal cosa. ¿Cómo explicar entonces este tipo de reacción?, ¿Cómo entender esta conciencia social común? El celebro filosofo analítico Wittgenstein decía en su séptima máxima, lo que no se puede decir, hay que callarlo. ¿Sería entonces posible callar el tema de la muerte, cuando estamos llamados a dar sentido a nuestra existencia, a nuestro futuro?, ¿no hablar de la muerte no sería callar el futuro?. Para entender bien este tema, hace falta analizarlo desde la perspectiva de la escatología no de la futurología.
La escatología según la real academia española es el conjunto de creencias y doctrinas referentes a la vida de ultratumba. Mientras la futurología es el conjunto de los estudios que se proponen predecir científicamente el futuro del hombre. Hemos dicho que se debe de entender la muerte desde la perspectiva escatológica no futurológica, porque cuando nos situamos en el segundo ámbito, nos encontramos limitados. Desde el momento en el cual la vida humana es algo que no se puede comprar con todo la riqueza material, al hombre posmoderno le cuesta hablar sobre lo que no puede controlar. Podemos salvar todo, comprar todo, pero la muerte nunca se puede comprar. Por lo tanto no se puede hablar de ella. La incapacidad del ser humano a salvar la vida genera su silencio y hace que la muerte sea un nuevo tabú. Desde ahí que viene el tema de la mistificación de la muerte o del tabú siempre de la muerte. Como a mucho también nos cuesta creer, entonces se hace difícil comprender esta otra perspectiva que es escatológica. Ahora queremos ofrecer unas herramientas que nos pueden ayudar a acercarnos a una comprensión razonable y teológica de la muerte desde el ámbito cristiano.
La muerte desde el ámbito escatológico: reflexiones teológico-sistemáticas
La muerte como realidad humana
Es algo que se plantea inevitablemente en la vida de cada persona consciente supone un desafío que amenaza el sentido mismo de nuestra existencia.
Aspectos analizados por la moderna filosofía existencial acerca de la muerte:
La muerte supone el fin del hombre entero, en su unidad constitutiva de cuerpo y alma es el hombre entero quien muere, y morir significa "cesar de ser".
La muerte es la posibilidad por excelencia del hombre la única certeza ineludible: relativiza y cierra es paso a otras posibilidades.
Heidegger: el hombre como "ser para la muerte" la vive como posibilidad permanente.
La muerte goza de constante presencia en la vida vivir es de algún modo un constante estar muriendo
La muerte obliga al hombre a definirse personalmente ante ella no se sufre pasivamente, sino que el hombre ha de optar libremente ante ella.
La presencia ineludible de la muerte puede convertirse en un factor positivo que ayude a vivir con mayor profundidad y responsabilidad la misma vida.
Visión cristiana de la muerte
Parte de un doble presupuesto:
Escritura y tradición de la Iglesia relación directa entre la muerte y el pecado: en referencia a la experiencia histórica que el hombre hace de ella (sinsentido que provoca angustia)
Cristo nos ha librado del carácter penal de la muerte, porque murió la muerte humana de otro modo como entrega oblativa de la propia vida.
Qué aporta la visión cristiana (partiendo de estos dos presupuestos)
Muerte como final del hombre entero más que final, la muerte es un principio (un tránsito): Cristo ha muerto para resucitar; el hombre resucita para participar de una vida eterna y definitiva.
La vocación esencial del hombre es "ser para la vida"
La muerte es para el cristiano la posibilidad señera de la existencia la muerte es la configuración con Cristo: no es pena, sino un conmorir con Cristo para resucitar con Él.
La muerte del cristiano es una realidad constantemente presente a lo largo de la vida es muerte querida y aceptada libremente a lo largo de la existencia.
En la muerte cada hombre queda identificado con su destino muerte como fin del tiempo de prueba.




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