De la Continuidad (On Continuity)

September 25, 2017 | Autor: Julian Varas | Categoría: Landscape Architecture, Landscape Urbanism, Arquitectura
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Descripción

Universidad Torcuato Di Tella
Escuela de Arquitectura y Estudios Urbanos
Centro de Estudios de Arquitectura Contemporánea
Ciclo Campos de Teoría

Introducción a la mesa redonda: De la Continuidad.
Participantes: Graciela Silvestri y Cora Burgin
Presentación y moderación: Julián Varas
31/10/2013

Desde el comienzo de esta segunda fase del ciclo Campos de Teoría, las reuniones han tenido el sentido de relevar el estado de la cuestión y de problematizar temas que consideramos centrales para un discurso contemporáneo sobre la ciudad. Hoy tengo el gusto de presentar y moderar una conversación sobre la relación entre la cultura del paisaje y la cultura de la ciudad desde el punto de vista del diseño.
Las invitadas de esta noche son Cora Burgin y Graciela Silvestri.
Quiero agradecerles a Cora y a Graciela por haber aceptado generosamente esta invitación del CEAC.
Antes de dejarles la palabra quisiera comentar una serie de ideas que preparé a modo de contextualización y provocación, para luego poder adentrarnos en la conversación.
El primer tema sobre el que me interesaría destacar es cómo ciertas vertientes de la teoría y la práctica del paisaje y de la arquitectura comenzaron a aproximarse y solaparse entre sí en los últimos 15 años, poniendo en cuestión delimitaciones que separaron históricamente el trabajo de los paisajistas y los arquitectos, pero también de los ingenieros y los urbanistas. Para muchos arquitectos, especialmente desde la década de 1990, la referencia al paisaje se volvió ubicua, al punto que el holandés Winny Maas llegó a decir que "los arquitectos usan tanto la palabra ´paisaje´ como los norteamericanos usan la palabra ´fuck'". Esta proliferación del término paisaje ayuda a entender también el surgimiento del Landscape Urbanism, una categoría conceptual y protodisciplinar que para mí tiene un interés especial ya que fue el eje de mi maestría en la Architectural Association. Durante los años posteriores a la época en que cursé mis estudios de posgrado, esta práctica se ha expandido en proporción geométrica, al punto de que existe ya un profusa literatura en la que han participado por partes iguales arquitectos, paisajistas, y urbanistas, y que incluye hasta una entrada propia en wikipedia. Lo cierto es que el Landscape Urbanism surgió en parte como respuesta a la marginalización que sufrió la arquitectura del paisaje durante muchas décadas, y en parte como un intento de la arquitectura y el urbanismo por renovar su bagaje de conocimientos frente a desafíos constructivos de una escala y complejidad antes desconocidas.
Una observación que dejo planteada como hipótesis es que poco tiempo antes del surgimiento del Landscape Urbanism, salió publicado uno de los libros de arquitectura más influyentes de los últimos, me atrevería a decir, 20 o 30 años. Se trata de SMLXL, una compilación de trabajos de Koolhaas/OMA, que resalta por diversos motivos entre otros porque el diseñador, Bruce Mau, figura en la tapa como autor, pero quizás más notoriamente porque las obras y proyectos están organizadas en un continuum escalar que no reconoce diferencias de tipo, programa, o material. Creo que este pensamiento a través de las escalas con que se organiza el libro de Koolhaas, puede haber sido uno de los síntomas tempranos de un desplazamiento a nivel cultural que luego tuvo diversas manifestaciones.
La convergencia entre el paisaje, la arquitectura y el urbanismo se produjo en dos niveles simultáneamente: el nivel técnico, que afecta y define las incumbencias profesionales, mucho más rígidas en los papeles que en la práctica, y el nivel de la retórica formal, que afecta y define la identidad cultural de la práctica. La hipótesis que sugería antes y que tiene que ver con el libro de Koolhaas es que esta convergencia de intereses técnicos, discursivos y formales ha sido posible gracias al retorno de una mirada holística hacia el mundo material (mirada que había sido dominada largamente por un paradigma comunicacional, ahora en boga nuevamente) según la cual ese mundo es primario, es decir pre-existe al discurso, y es continuo - el entendimiento humano y las instituciones que este va creando, el que le impone sus segmentaciones, siempre provisionales.
El retorno a la continuidad es, en todo caso, un reflejo de la crisis de ciertas segmentaciones que organizaron nuestro conocimiento, y de la necesidad de nuevas categorías, técnicas y metáforas con las que operar.
Una gran parte de la producción arquitectónica y paisajística reciente puede interpretarse, más allá del hábito o la conveniencia que justifica la persistencia de ciertas estructuras, como un intento de superar esas segmentaciones. Oposiciones tales como urbano-rural, público-privado, o artificial-natural representan, en este contexto, una camisa de fuerza que conspira contra el desarrollo positivo de nuestras disciplinas. Muchas obras recientes reflejan, cada una con su particular modo, una concepción crecientemente sistémica del entorno que se hace eco de la integración y reflexividad cada vez mayor del conocimiento sobre el mundo. ¿Es posible que el surgimiento de la conciencia ecológica se encuentre en la base de este proceso? Tal vez, pero no por ello debería menospreciarse la incidencia de otros procesos económicos y culturales, como por ejemplo el surgimiento de programas y edificios de gran desarrollo horizontal y organización seccional compleja -lo que Kenneth Frampton llamó "Megaformas"-; estructuras que proliferaron durante el último medio siglo, y que existen desde hace tiempo en nuestro medio pero que en general no han encontrado aún una forma adecuada de expresar su singularidad ni de realizar su potencial urbanístico (hipermercados, shopping malls, etc.). Tales formas remiten a híbridos no contemplados en los esquemas disciplinares que heredamos. Por ejemplo, la posibilidad, todavía más teórica que real, de los entornos industriales y agrícolas como parte de un sistema urbano, los interiores vastos y completamente aislados del exterior, o la imagen de lo verde superpuesta a lo edificado, más que opuesta a este. En general, la idea de la agregación en capas verticales de materiales y usos previamente considerados incompatibles ha tenido como respuesta primaria una mayor y más avanzada colaboración entre arquitectura, ingeniería y paisajismo, aunque es en realidad en los cortocircuitos y los avances sistemáticos de un campo sobre otro donde suelen producirse los verdaderos descubrimientos.
Les pido que les demos una cálida recepción a las invitadas, para dar comienzo a las exposiciones.




Stan Allen: "Architecture is always, in the first instance, a transformation of landscape: a primal act of marking out a defined precinct within a larger territory. But when scaled up, architecture, like any other complex assemblage, undergoes a change of state. It needs new rules and new techniques, and these landform buildings draw from engineering and landscape practices in their search for new tools… landscape architecture´s attention to surface and artificial terrain helps to mediate the vast scale of these objects. Through sectional or topographic elaboration, a more complex relationship between interior and exterior can be developed."
Esta es una constatación que tiene especial validez en el contexto de la práctica y la academia anglosajona, aunque puede generalizarse en gran medida dada la influencia cultural global de estas.
Bjarke Ingels: "we attempt to intervene in any physical context -urban, suburban, rural- in ways where we try to saturate the physical environment with content and attributes" en: Stan Allen y Marc McQuade, Landform Building (Baden: Lars Muller Publishers, 2011).
Véase: Kenneth Frampton, "Megaform as Urban Landscape" (1999).



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