De artes y Bestias: Entre la ciencia y el esparcimiento, Jardín Zoológico de Buenos Aires - 1875-1924

September 7, 2017 | Autor: Inés Carafí | Categoría: Historia del Arte
Share Embed


Descripción

La fonte d’art francaise: les chemins de la difusion - Colloque Saint Dizier . Septembre 2014 De artes y bestias: El cocodrilo y su presa. Arte y exhibición en el Jardín Zoológico de Buenos Aires, 1874-1924. Resumen A partir de un estudio de caso nos aproximamos a los usos y significados de la fundición en hierro en la construcción del Jardín Zoológico de Buenos Aires. Inaugurado en 1888 fue uno de los principales hitos del conjunto de parques de Palermo, creado con el objetivo de brindar un espacio para la recreación de los ciudadanos. Como parte de este proyecto fueron adquiridas en el mercado local y extranjero piezas de fundición artística, las cuales cumplían funciones decorativas, recreativas y funcionales como lo ejemplifica la fuente El cocodrilo y su presa. La pieza llegó a Buenos Aires mediante la gestión de la firma importadora A. Motteau, que tuvo una significativa participación en la importación de piezas escultóricas en Argentina y poseía en ese momento la representación de la firma francesa Val d'Osne. Su presencia en Argentina hizo que la empresa tuviera un papel relevante en la creación de los espacios públicos de Buenos Aires y en algunas provincias del país, tales como Salta, Tucumán y Córdoba. Hacia 1910 el segundo director del Jardín Zoológico de Buenos Aires, Clemente Onelli (1864-1924), mandó a hacer numerosas perforaciones buscando napas con agua potable para abastecer las necesidades hídricas del parque. Con la ayuda del arquitecto Charles Jules Thays (1849-1934), en ese entonces Director de Parques y paseos públicos, colocó fuentes en cada lugar como señal identificatoria. Entre ellas se encuentra El cocodrilo y su presa, grupo escultórico proveniente de Francia, donde se representa un cocodrilo que emerge de la maleza llevando entre sus fauces a la presa. El tema elegido quizás sea la manera de acercarnos a las ideas evolucionistas de los primeros directores Eduardo L. Holmberg (1852-1937), de una marcada inclinación por acercar el parque al estudio de las ciencias naturales y convertirlo en un laboratorio para el estudio de las especies, y de su sucesor Clemente Onelli (1864-1924), quien produjo una verdadera revolución en términos de la apertura del parque como lugar de esparcimiento para el gran público. La pieza, con el sello de la importadora A. Motteau, sigue emplazada en su lugar de origen en el centro del parque, -sector de los antiguos monarios-, ubicación que sugiere una reminiscencia de los debates sobre el origen del hombre vigentes entonces. El uso del hierro como medio artístico y no como material industrial, hablaría de un nuevo horizonte en el lenguaje del arte y el surgimiento de un mercado más económico y accesible, tal cual lo fueron en su momento el grabado y el daguerrotipo con respecto a la pintura. Los proyectos como el del Jardín Zoológico se sirvieron de la accesibilidad que produjo la fundición artística en hierro para sus propósitos ornamentales y

pedagógicos. Asimismo, la utilización de una pieza de catálogo, como el cocodrilo y su presa, fueron parte de la inserción de Buenos Aires en el circuito de ciudades que afrancesaron su imagen a partir de la instalación de piezas de Val D’Osne. El tema central de este trabajo es exponer cómo se embellece el parque mediante el diseño y distribución de los pabellones de las fieras frente a la postura evolucionista. En primer lugar si para Holmberg, el arte sería la herramienta que utilizaría con el fin de educar a un pueblo semi analfabeto, razón por la cual incorporaría al escultor Lucio Correa Morales en el diseño de los pabellones. Segundo, si en la gestión de Onelli, el arte sería el medio utilizado como herramienta para atraer el gran público hacia el parque. Tercero, el aporte de la firma importadora A. Motteau en el período de progreso cultural en el cambio de siglo. Finalmente las conclusiones. La esencia de A. Motteau como ilustración de la circulación de bienes culturales y su impacto en la Argentina de cambio de siglo. El aporte de Thays en la creación del Jardín Zoológico de Buenos Aires junto con los primeros directores Eduardo Holmberg y Clemente Onelli.

1. Los parques de Palermo: Zoológico y Botánico como espacios de difusión cultural y sus antecedentes.

El terreno que hoy ocupa el Parque 3 de Febrero, en donde están ubicados el Jardín

Zoológico de Buenos Aires y el Jardín Botánico Thays, perteneció a Juan Manuel de Rosas (1793-1877), quien fue gobernador de Buenos Aires entre 1829 y 1852. La propiedad estaba ubicada cerca del arroyo Maldonado limitando con el Río de La Plata, eran terrenos bajos y pantanosos y de escaso valor económico. Rosas hizo rellenar esos terrenos creando un lago artificial y un canal que dirigiera el agua hacia el río para evitar las inundaciones. Allí edificó su casa e hizo construir un parque con algunos animales tales como, yaguaretés, guanacos, avestruces, yacarés y algunos monos. Se podría decir que éste podría ser considerado el antecedente más remoto del Jardín Zoológico de Buenos Aires. La propiedad fue expropiada por los vencedores de la Batalla de Caseros que declararon los bienes de Rosas de pertenencia y quedó abandonada hasta 1872 cuando comienzó la segunda urbanización del Barrio de Palermo. En 1887 el gobierno de la provincia de Buenos Aires le cedió al gobierno nacional territorio para ampliar la Capital y la ciudad que hasta ese entonces había tenido sólo 4 mil hectáreas con 400 mil habitantes, pasó a tener 18 mil hectáreas1. En este lapso la población porteña habría crecido a dos millones y medio de habitantes. Ante la presencia de enfermedades, pestes, y falta de espacios verdes, el estado se vio ante la necesidad de expandir la ciudad dividiéndola en Norte y Sur. Hacia el sur se encontraría la zona de fábricas e industrias, hacia el norte se localizaría la zona de quintas, terrenos y espacios verdes, lugares aptos para el esparcimiento y recreación de los ciudadanos.

Parque 3 de Febrero: Jardín Zoológico de Buenos Aires, Jardín Botánico Thays. En 1874 el entonces presidente de la República, Domingo Faustino Sarmiento (1811-1888), inauguró el Parque Tres de Febrero bajo la sanción de la ley 658, reservando un espacio para que hubiera animales y especies botánicas. Bajo el lema de “orden y progreso” en oposición al “caudillismo y las guerras civiles, se planteó la creación de espacios públicos para extender la ciudad. Por decreto en el año 1888 fue transferido a la municipalidad destinando una sección de 18 hectáreas para el Jardín Zoológico con el fin de estudiar las especies, recreación y esparcimiento de

Como referencia comparativa de ese período, Londres tenía 30 mil hectáreas, París contaba con 7.900 ha., Berlín hasta 1914 con 6.300 y Viena con 5.540 ha. En todos los casos se trataba de ciudades con muchísima más población que Buenos Aires. 1

los ciudadanos, nombrando director de esta sección zoológica al científico naturalista Eduardo Holmberg2 . Holmberg había instalado los primeros gabinetes de ciencias, explicó la teoría de Darwin y fue acusado por algunos sectores de ateo, impío y hereje por sus ideas subversivas. Incorporó la enseñanza de nuevas materias en la Escuela Normal de Profesoras y en la Universidad de Ciencias en Buenos Aires. Exploró el suelo argentino para adquirir más amplio conocimiento del territorio para la creación de la nación. Sería su tarea crear un Jardín Zoológico concebido como proyecto educativo y como laboratorio de investigación de las distintas especies.

La función del Jardín

Zoológico sería no sólo la exhibición de animales o constituirse en un paseo familiar, sino un laboratorio para el estudio y observación de las especies. Creó el reglamento y la revista del Jardín Zoológico en donde planteaba que “Un Jardín Zoológico es una institución científica. El observador concienzudo encontrará un centro de distracción y un vasto templo, rico en cuadros de enseñanza”3. Dentro de las transformaciones que sufrió Buenos Aires en las últimas décadas del siglo XIX, es importante destacar el papel que los parques de Palermo cumplieron en la vida social de las elites porteñas como ámbito de esparcimiento y paseo en la Buenos Aires de la Belle Époque4 . Según el arquitecto Jorge Bayá Casal, socio del estudio Thays hasta el año 2013, el zoológico fue ideado por el mismo Holmberg siguiendo las consignas del paisajismo décimonónico, línea naturalista de diseño con influencia de la China. En el marco de urbanización y progreso,

la

presencia del arte tuvo un rol importante, razón por la cual el zoológico se habría visto enriquecido por la presencia de obras artísticas, cincuenta edificios de gran valor histórico, disposición de las jaulas y los circuitos de exhibición de las especies. El diseño de los hogares para las especies fue elegido por Holmberg de acuerdo al país de origen de cada animal y algunos pabellones fueron donados por el gobierno del país de cada especie, con un destacado gusto por el diseño oriental. Diseñó las jaulas para las fieras con la ayuda de su primo el escultor Lucio Correa Morales

Onelli, Guía oficial del Jardín Zoológico Municipal de Buenos Aires 1920-1921, Buenos Aires, Talleres Gráficos de la Compañía General de Fósforos, 1920-1921, p. 10. 2

3

E. Holmberg, Revista del Jardín Zoológico de Buenos Aires, Tomo I, entrega I, Enero 15 de 1893, p.3.

Esta designación respondía en parte a una realidad recién descubierta que imponía nuevos valores a las sociedades europeas (expansión del imperialismo fomento del capitalismo, enorme fe en la ciencia y el progreso como benefactores de la humanidad). En Argentina, la alta sociedad porteña después de la caída de Rosas, estaba marcado por un provincianismo y sencillez bastante notable, quería estar a la altura del mundo civilizado, es decir, el europeo, en sus usos y costumbres. Entre 1880 y 1910, se produjo un cambio cultural muy profundo y vertiginoso relacionado con el avance del capitalismo. Los uso criollos fueron reemplazados por otros más cosmopolitas. Leandro Losada, La alta sociedad en la Buenos Aires de la Belle Époque, Buenos Aires, Siglo Veintiuno, 2008. p.23. 4

(1852-1923)5, quien en 1890 fue nombrado administrador del Jardín Zoológico en donde instaló su taller y asistían sus alumnos, Yrurtia, Curatela Manes, Della Valle. La presencia de Correa Morales en la creación del Jardín Zoológico fue clave y esencial como complemento artístico para la labor de Holmberg. Sin su participación el resultado habría sido más científico, menos artístico y a la vez, menos atrayente para el público. El arco de entrada es una réplica del “Arco de Tito” en Roma, pero además también es similar a los antiguos portones de la entrada al parque de Palermo. Fue construido en el año 1902 y Correa Morales, a pedido de Holmberg, realizó un friso en el dorso del arco representando a un atleta que trata de controlar a un caballo que alude a la célebre frase de Buffon (1707-1788): “La más noble conquista que ha hecho el hombre es el caballo”6 . Quizás se quiso resaltar la entrada triunfal a un espacio conquistado ya que imita los arcos de triunfo de la antigua Roma. El parque se cercó para que los animales no se escaparan con las rejas realizadas por la firma italiana Silvestre Zamboni quien también hizo los portones de Palermo. A Correa Morales también se le atribuye la ornamentación del “Templo hindú de cebúes”, construido en 1901 e inspirado en templos del sudeste asiático. Es una copia del “Templo de Java” que el gobierno de las Indias Holandesas presentó en la exposición Universal en Paris en 1900. Sucedió a Holmberg el italiano Clemente Onelli (1864-1924). Científico naturalista, interesado por temas relacionados con la historia natural argentina, el comportamiento de los animales y por la vida, costumbres y tradiciones indígenas. Fue nombrado director del Jardín Zoológico en 1904 y permaneció en su puesto durante veinte años hasta su muerte en 1924 7 . Su gestión tendió a continuar la obra de su antecesor y a “cumplir con el programa de estudio y de

Lucio Correa Morales (1852 – 1923) es considerado el primer escultor argentino representativo del campo cultural que comenzaba a formarse a fines del siglo XIX. Nació en una estancia en Navarro, Provincia de Buenos Aires y a los 13 años se trasladó a la Capital. Impulsado por sus primos Eduardo Ladislao Holmberg y Francisco P. Moreno, en 1874 ganó una beca creada por Mitre para estudiar en la Academia de Bellas Artes en Florencia, Italia, bajo las enseñanzas del escultor Urbano Lucchesi. En 1882 regresó a Buenos Aires donde obtuvo el cargo de Administrador del Jardín Zoológico y fue designado profesor por la Academia Estímulo de Bellas Artes en Buenos Aires y en la Facultad de Arquitectura en 1897. Su obra “Falucho” (1987, Plazoleta Falucho) fue el primer monumento de un escultor argentino emplazado en la ciudad de Buenos Aires. Sus obras, entre las que destacan Ondina del Plata (1880, Jardín zoológico de Buenos Aires), Río de la Plata y La cautiva (1905), muestran su carácter indigenista y criollo, enriquecido por innumerables viajes al interior del país en compañía de naturalistas y científicos. 5

6Luis

Holmberg, Holmberg, el último enciclopedista, Buenos Aires 1952, p. 93. Buffon fue un naturalista, biólogo, matemático sus ideas tuvieron influencia en la obra de Darwin. 7En

1914, organizó una muestra de los tejidos criollos u artesanías y varios talleres de cerámica y tejeduría. Sobre estos temas escribió un ensayo titulado Alfombras y tapices, editado en 1916 por la casa Krakt. Procuró divulgar en él el proceso de la tejeduría, el lavado, teñido, motivos y tejido en telares con la estética de los indígenas sud americanos. Ver archivo fotográfico adjunto en Anexos 2.

vulgarización” de acuerdo con las exigencias del momento. 8 Mejoró las instalaciones, cambiando el estilo con lagos, fuentes y esculturas. Algunas construcciones de estilos arquitectónicos grecoromano, como las Ruinas Bizantinas que se encuentran en el Lago Darwin del parque, fueron compradas en Europa. Fomentó la educación artística permitiendo a los colegios dictar las clases de arte frente a las jaulas. Con el propósito de cambiar la imagen estética del zoológico, lo embelleció con obras de autores reconocidos tales como Lola Mora, Virgilio Cestari, Lucio Correa Morales y Juan Passani entre otros, supuestamente con un fin ornamental, de entretenimiento para fomentar las visitas del público sin disminuir el valor científico del Jardín 9. A diferencia de Holmberg, Onelli prefirió la arquitectura que refleja a Occidente. El “Templo de Vesta”, por ejemplo, realizado en 1909, es un edificio neoclásico estilo Corintio y fue destinado a “nursery o sala de lactancia”. Se trata de una copia exacta del Templo de Hércules vencedor del Foro Boario que está en Roma. Vesta era la divinidad considerada protectora de los hogares y de Grecia su culto pasó a Roma. Fue donando por la comuna de Roma y se colocó cerca una escultura que representa a la loba que amamantaba a Rómulo y Remo, puede verse una réplica en bronce en el Jardín Botánico Thays. Las señoras que visitaban el jardín, acompañadas por niños pequeños podían pasar a esta “Sala de Lactancia” y ser asistidas por enfermeras con delantal blanco10. Onelli fue quien implementó las jaulas realizadas en hierro para las aves de rapiña y los

!

monos. Mandó a hacer perforaciones buscando napas con agua potable para abastecer las necesidades hídricas del parque en colaboración con el proyecto higienista del gobierno 11. Con la ayuda del arquitecto Charles Jules Thays, colocó fuentes en cada lugar, la Fuente del mono caí y Los pescadores pescados distribuidas en el parque tal vez respondiendo a un programa iconográfico relacionado con el lugar. Algunas de ellas, La cabra Amaltea por ejemplo, según Onelli, tenía poderes curativos por el aporte de minerales que poseía el agua. De esta manera logró aumentar el número de visitantes haciendo más didáctico el paseo que atraía la atención del público argentino y mundial hacia el zoológico.

8Onelli 9

Clemente, Revista del jardín Zoológico segunda época, Buenos Aires 1917, pg. 72.

Onelli Clemente, Revista del jardín Zoológico segunda época, Buenos Aires 1917, pg. 71.

10 11

Diego Del Pino, Ayer y hoy del Jardín Zoológico, Buenos Aires, el autor, 2005. p.p. 114,115. Onelli Clemente, Revista del jardín Zoológico segunda época, Buenos Aires 1917, pg. 73.

Jardín Botánico El Jardín Botánico Thays ocupa ocho hectáreas dentro del Parque Tres de Febrero, fue creado bajo el mismo modelo enciclopedista y urbanista que el Jardín Zoológico. El diseño fue realizado por Thays en 1892, allí creó la escuela de jardinería, con el objetivo de educar y difundir el conocimiento de las especies botánicas. Charles Jules Thays (Francia 1849- Buenos Aires 1934), se radicó en Argentina hacia fines del siglo XIX y fue nombrado Director de paseos de la ciudad de Buenos Aires en 1891. “Sin prisa y sin pausa”, tuvo a cargo el arbolado de las calles de la ciudad, el diseño y parquización de plazas, parques públicos y privados, incluido el Jardín Zoológico y Botánico. En el espacio de diecinueve años que duró su gestión creó más de ochenta Parques y Paseos públicos en la ciudad de Buenos Aires y en otras provincias argentinas. Su gestión acompañó a los dos primeros directores del Jardín Zoológico colaborando en la ornamentación del zoológico. Su impronta se basa en el uso de formas curvas y elípticas y un ordenamiento espacial dinámico. Combinaba de modo particular la tradición francesa y la inglesa que tan acertadamente había sintetizado la jardinería del Siglo XIX. Hay cinco invernaderos, algunos traídos de Francia, en donde privilegió la reproducción de especies autóctonas y otras traídas por el mismo Thays desde el extranjero. Participó en los debates sobre las reformas de la ciudad junto con la comisión consultiva de paseos. Para evitar las inundaciones de los parques de Palermo creó lagos, que serían su característica especial. Luego inevitablemente seguían las fuentes, embarcaderos, estatuas, de ninfas, Diana, glorietas, jarrones, faroles con decoración de enredaderas. En dos años plantó 355.275 árboles, plantas y especies vegetales en parques, plazas, viveros. Tanto él como Onelli ante la urgencia de adornar la ciudad, adquirieron piezas escultóricas, fuentes y especies botánicas por catálogo. En el jardín botánico hay por lo menos treinta y tres obras de arte entre esculturas, bustos y monumentos de destacados artistas argentinos y extranjeros tales como Lucio Correa Morales, Miguel Blay y Fábregas, Querol, Lola Mora y Ernesto Biondi entre otros. !

En el espacio de diecinueve años que duró su gestión creó más de ochenta parques y paseos

públicos en la ciudad de Buenos Aires, comenzando por la transformación de la Plaza de Mayo en 1893 y concluyendo con la delineación del proyecto y ejecución de la Plaza del Congreso. Provincias como Santa Fé, Córdoba, Mendoza, Paraná, Rosario, San Luis, Tucumán, Mar del Plata, Salta, Jujuy, Mercedes, Azul, entre otras, fueron intervenidas por el paisajista francés. Proyectó la formación del Parque Nacional Iguazú, de 25.000 hectáreas.

2. El Jardín Zoológico como núcleo de circulación de bienes naturales y culturales de distintos orígenes, principalmente la influencia de Alemania con el aporte de especies zoológicas, y la presencia de Francia en la circulación de obras de arte y diseño de parques públicos. !

La obra de Holmberg fue pensada con un criterio científico y con una idea clara de utilizar el

arte como medio de decoración en el acceso, en las jaulas y edificios que se construyeron. Es evidente que se planteó un proyecto coherente con un programa artístico específico para el Jardín Zoológico. Con la mirada puesta en Europa y enfocando el diseño de las jaulas en el estudio de las especies, Holmberg escribió en la revista del Jardín Zoológico: “En este proyecto, señor Intendente, he puesto cuanto mi inteligencia é imaginación podían dar al respecto, careciendo de estudios formales de Arquitectura. He ideado muchos otros contornos, muchas plantas -unas veces con esfuerzo mental exagerado, otras dejando correr el lápiz- en unos casos aparece la casa de fieras del Jardín Zoológico de Berlin, en otros las de Frankfort, en este la de Hamburgo, que es como la de Berlín con la planta arqueada con concavidad al frente, ó surgen las de Amsterdam, Londres y tantos otros.” 12 La creación del Jardín Zoológico de Buenos Aires fue inspirada en el modelo organizado por el alemán Carl Hagenbeck13 y su familia en Hamburgo, cuya empresa se dedicaba al comercio de animales. Hagenbeck estableció un sistema de exhibición de animales salvajes en espacios domésticos, que serían adoptados por jardines zoológicos y acuarios del mundo. Más adelante Holmberg publicaría los informes del Sr. Intendente,“…Viajando por Europa, el Sr. Seeber, remitió a la Dirección actual del Jardín Zoológico una lista de animales de venta de la renombrada casa de Hagenbeck de Hamburgo, y, hecha la eleccion, las piezas llegaron á Buenos Ayres á mediados de Julio del corriente año (‘89) traidas por uno de los hermanos Hagenbeck (Gustavo) y cuatro guarda-fieras que, contratados ya estos últimos, quedaron aquí”.14A raíz del éxito de estos envíos se hicieron varios pedidos con la idea de poblar el parque con animales exóticos que venían de Hamburgo provenientes de este reconocido lugar. El canje de animales en expediciones diplomáticas habría sido otra vía para el aporte de especies proveniente del viejo mundo. Por ejemplo Carlos Pellegrini (1846-1906), quien en ese entonces era representante del gobierno nacional en Europa, en sus viajes llevaba animales 12

Eduardo L. Holmberg, Revista del Jardín Zoológico de Buenos Aires, Tomo II, Entrega 1, Enero 15, 1894. p.23

Carl Hagenbeck (1844-1913), zoólogo alemán, domador y director de circo Amplió una vasta colección de fieras salvajes heredada de su padre, entre fines del siglo XIX y principios del XX. Se dedicó a exhibir en Estados Unidos y en Europa no sólo animales sino también seres humanos que eran traídos de otros continentes a su empresa conocida internacionalmente. 13

14

Eduardo L. Holmberg, “Revista del Jardón Zoológico de Buenos Aires”, Tomo I, entrega VIII, Agosto 15 de 1893, p. 227.

argentinos para intercambiar por especies desconocidas y luego mandaba informes con listas de precios en libras esterlinas de animales ofrecidos. “....Estos precios no los he discutido y estoy seguro de que el día que se formalizase el precio por alguna cantidad, conseguiría rebaja. Como le dije: en el precio van incluidas jaulas y la manutención para el viaje.....”15 Otra gestión a mencionar, fue la de Eduardo Schiaffino (1858-1935) primer director del Museo Nacional de Bellas Artes, quien adquirió en Europa obras de arte y calcos para ser luego distribuidos en la ciudad de Buenos Aires. El Jardín Zoológico y el Jardín Botánico, gracias a su gestión, cuentan con ruinas bizantinas, esculturas y fuentes de reconocidos artistas. Con el correr del tiempo se fueron instalando en Buenos Aires firmas extranjeras que facilitaron la importación de objetos de arte e industria en hierro y bronce entre otras. ! 3. El aporte de la firma importadora A. Motteau en el período de progreso cultural en el cambio de siglo. !

Dentro de este contexto se instaló en Buenos Aires la firma importadora A. Motteau quien

mediante la importación de esculturas, fuentes, mascarones, farolas, jarrones, tuvo una significativa participación en la creación de los espacios públicos de Buenos Aires y en algunas provincias del país. Hay identificadas por lo menos 370 piezas en hierro fundido y bronce de la empresa francesa Val D’Osne en Buenos Aires e interior del país importadas por la firma A. Motteau acompañando las reformas de plazas y parques públicos diseñados por Thays. El uso del hierro como medio artístico y no como material industrial, hablaría de un nuevo horizonte en el lenguaje del arte y el surgimiento de un mercado más económico y accesible. Más aún, la venta por catálogo y en serie de piezas escultóricas, indicaría el carácter industrial masivo de esa producción. Los proyectos como el del Jardín Zoológico se sirvieron de la accesibilidad que produjo la fundición artística en hierro para sus propósitos ornamentales y pedagógicos. Entre las diez fuentes que ubicó Onelli en el zoológico se encuentra El cocodrilo y su presa, se trata de un grupo escultórico proveniente de Francia, donde se representa un cocodrilo que emerge de la maleza llevando entre sus fauces a la presa: un pez que al ser sacado del agua, abre desmesuradamente la boca y las aletas. Otros animales completan la escena aunque ellos momentáneamente no sean las víctimas elegidas, un sapo, una tortuga y un castor. Realizado en fundición de hierro, el conjunto está apoyado sobre una base cilíndrica y forma parte de una fuente que se completa con un estanque circular realizado en mampostería revocada. La pieza, con el sello de la importadora A. Motteau, 15

Diego A. Del Pino, Historia del Jardín Zoológico Municipal, Buenos Aires, 1979. p.p.39, 43.

sigue emplazada en su lugar de origen en el centro del parque, -sector de los antiguos monarios-, ubicación que sugiere una reminiscencia de los debates sobre el origen del hombre vigentes entonces. Es una réplica de la que fue expuesta en la exposición universal de Londres hacia 1851 realizada por M. André, causando gran impresión por la delicadeza y detalle de una obra trabajada en hierro, técnica que hasta ese entonces había sido poco o casi nada abordadas por los países europeos 16. En el Jardín Botánico se encuentra una fuente con dos figuras femeninas también importadas por la firma francesa. La utilización de piezas de catálogo, fueron parte de la inserción de Buenos Aires en el circuito de ciudades que afrancesaron su imagen.

4. Conclusiones Los espacios públicos creados para solaz de los ciudadanos hacia fines del siglo XIX, no sólo se convirtieron en espacios recreativos sino que participaron desde sus orígenes en el desarrollo social y cultural de la ciudad. Plazas, parques y paseos que hoy forman parte de nuestro patrimonio histórico, siguieron el modelo de parques que eran considerados de primer nivel en el mundo tales como Estados Unidos, París o Frankfurt. Debido al inminente crecimiento de la población entre 1880 y 1930, es emblemático el rol del estado en el proceso de modernización en la creación de los Jardines Zoológico y Botánico, con la ambición de adquirir jerarquía en el mundo cultural para educar a un pueblo que en ese momento era semi-analfabeto. Holmberg tuvo el cuidado de articular las piezas arquitectónicas, preservando el detalle artístico en la misión de crear el Jardín Zoológico, incorporando al escultor Correa Morales como complemento de su labor. Onelli por su parte buscó que el visitante se sorprendiera gratamente con la aparición de una escultura griega o una bacanal en el paseo por el parque colaborando con el proyecto del “museo al aire libre”. Thays empleó la manera didáctica de sus colegas para difundir las ciencias botánicas. Tanto él como Onelli ante la urgencia de atraer al público, adquirieron piezas escultóricas, fuentes y botánicas por catálogo. Es así como conjugaron las emociones de la inspiración ciéntífica y la inspiración artística con un fin educativo. Inés Carafí

16

Bradbury & Evans, Crystal Palace and its contents, Great Exhibition December 27,1851, London, George Virtue, 1793-1868, pg. 193.

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.