Cueva de Chufín (Riclones, Cantabria)

June 14, 2017 | Autor: D. Garrido Pimentel | Categoría: Palaeolithic Archaeology, Cantabrian Palaeolithic
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Descripción

arte paleolítico en el norte de españa

techo un caballo de grandes proporciones, con detalle del pelo de la crin y sus extremidades asociadas a una calcificación que aparenta el suelo. Otro caballo completo a la derecha muestra un estilo geométrico. Por último un bisonte incompleto. En el techo del divertículo final un animal acéfalo indeterminado posible bóvido, un reticulado y la cabeza de un caballo. Aquí se encuentra un antropomorfo (Fig. 1): su brazo erguido y la mano estirada inducen a una posición orante, y rasgos como la cola o el contorno de la cara le dotan de un carácter animal. Parece un chamán. Este divertículo se extiende apenas 3 m por una estrecha gatera con un bisonte completo, con detalles y naturalista. En Hornos de la Peña destacan las representaciones de bisontes y caballos, en ocasiones de gran realismo y detalle anatómico. Se grabó una de las pocas representaciones humanas mixtas (rasgos de animal y humano) del arte paleolítico peninsular; es una figura localizada en la parte más interior y reservada de la cueva, un espacio escondido y restringido. Los grabados exteriores muestran caracteres que corresponden a un momento antiguo, cuando menos de 22.000 años. Por el contrario, la mayor parte de los grabados interiores presentan caracteres estilísticos y formales atribuibles a un momento más reciente, en torno a los 15.500-13.000 años, en pleno magdaleniense.

Marcos García-Diez *, Daniel Garrido Pimentel **

Cueva de Chufín (Riclones, Cantabria)

Se sitúa a unos 100 m de la confluencia de río Lamasón con el Nansa. Desde su boca se divisa el entorno de laderas escarpadas que aseguran un hábitat propicio para las cabras. La boca de la cavidad era utilizada como refugio por pastores. Se denominación se debe al Moro Chufín, quien había escondido un tesoro dentro de la cueva. En 1972 de Cos reconoce los grabados exteriores y las pinturas del interior, informando a Almagro Basch, quien inicia el estudio de su conjunto rupestre. *

Figura 1. Antropomorfo de la cueva de Hornos de la Peña (Pedro Saura).

El vestíbulo fue excavado en 1974 por Cabrera y Bernaldo de Quirós. La ocupación más intensa corresponde al Solutrense superior: puntas foliáceas de laurel, de muesca y de base cóncava, raspadores, buriles y hojitas de dorso, y objetos en asta y hueso como puntas de proyectil, espátulas y caninos de ciervo perforados. Estos hallazgos están relacionados con una estructura de habitación circular, una cabaña de 2 m de diámetro asociada a restos de cabra, ciervo, corzo, rebeco y bóvido. Su cercanía a la confluencia

Dpto. Geografía, Prehistoria y Arqueología, Universidad del País Vasco. c/ Tomás y Valiente s/n, 01006 Vitoria (España). [email protected] ** Cuevas Prehistóricas de Cantabria, Sociedad Regional de Educación, Cultura y Deporte, Gobierno de Cantabria. Cuevas de Monte Castillo, 39670 Puente Viesgo (Cantabria). [email protected]

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Los cazadores recolectores del Pleistoceno y del Holoceno en Iberia y el Estrecho de Gibraltar: estado actual del conocimiento del registro arqueológico

Figura 1. Ciervas grabadas exteriores de la cueva de Chufín (Pedro Saura).

del río Nansa con el Lamasón explica la presencia de vértebras de peces. La presencia de lapas evidencia la movilidad hasta la costa, a unos 16 km. El conjunto iconográfico se distribuye en 2 sectores. La zona exterior iluminada y la zona interior oscura. La primera figura es una cierva situada en el arco de entrada del vestíbulo. La mayor concentración de grabados está en relación con el yacimiento. Destaca la representación de un posible pez y una línea que pudiera corresponder al lomo de un caballo. En el centro y sobre un frente vertical, cercano a la boca de acceso al interior, se localiza el panel principal. Muestra 16 ciervas (Fig. 1), 1 bisonte y 1 forma triangular, además de otras líneas. Todos los motivos fueron grabados por abrasión con surcos anchos y profundos, facilitando su visualización. Las ciervas, en un principio interpretadas como cabras, están superpuestas y se caracterizan por el trazado esquematizante. Son motivos de contorno. Las referencias a regiones anatómicas interiores son escasas y suelen mostrarse desproporcionadas, bien por el tronco

hipertrofiado bien por el alargamiento del cuello, lo que pudiera ser indicativo de una actitud expresiva. En el interior de la cavidad, y tras gatear, es posible incorporarse al alcanzar una ancha y elevada chimenea. A pocos metros y en la pared derecha, una dudosa figura paleolítica grabada y descrita como ave de largo pico y alas caídas. Un poco más adelante y en la misma pared se grabó una forma en zigzag con el dedo. Apenas a 30 m del lago interior y en la pared de la derecha se suceden dibujos rojos. Los temas son variados. En primer lugar un caballo y un uro parcialmente superpuestos. Al lado, la imagen de una mujer que aprovecha el relieve natural de la roca para representar sus senos y el vientre; en la región de la vulva se visualizan signos claviformes, que pudieran interpretarse como el pelo púbico. A su lado 2 trazos pareados, 1 arboriforme y 1 figura interpretada como un caballo por unos o humana por otros. En el límite donde comienza la caída al lago 2 conjuntos de puntos. A la izquierda, y en una plataforma elevada, animales de surco fino y contorno simple: al menos

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3 cornamentas de ciervo, 1 uro incompleto y 3 caballos. El resto de los grabados fueron realizados en surco más ancho, están situados en un friso inclinado y son 2 bisontes sin cabeza. Por último un complejo motivo que ha sido interpretado, con dudas, como una posible figura humana. Los dibujos rojos están sobre la cornisa y son visibles desde abajo. Todos son series lineales de puntos organizados en hileras y formando nubes de puntos. Algunos están asociados a las cornisas, grietas o concavidades del soporte, interpretándose algunos como vulvas. En un momento previo a su ejecución se coloreó la roca con una fina capa roja. La única figura animal pintada en rojo es una representación parcial de ciervo que pudiera ser interpretado, por su posición vertical, como un ciervo humanizado. En la actualidad se consideran hasta 3 fases de ejecución. Las 2 primeras corresponden a un momento anterior a 18.000 años. A este periodo pertenecen los

María González-Pumariega Solís *

Cueva de El Pindal (Pimiango, Asturias)

La cueva de El Pindal se sitúa bajo la rasa caliza costera, a 23,3 m.s.n.m. Su arte rupestre fue descubierto en 1908 y publicado en 1911. La cavidad tiene un desarrollo lineal E-O de casi 600 m de longitud. La práctica totalidad de sus manifestaciones gráficas se encuentra en la mitad oriental de la misma, repartidas sucesivamente en distintos conjuntos a lo largo de la galería. Las primeras representaciones están a unos 120 m de la entrada, en el lado sur, y pintadas en rojo en el techo. Son 1 cabeza de caballo, 2 trazos lineales y 2 pequeños discos. Los demás conjuntos están a más de 200 m de la entrada, organizados en 4 sectores diferenciados, 3 en la pared norte (panel principal, del pez y del mamut) y 1 en el lado sur. Panel principal (Fig. 1): 12 bisontes (1 pintado, 3 pintados y grabados y 8 grabados), 5 caballos (1 pintado y 4 grabados), 1 cierva y 1 mamut, todos pintados en rojo, y una probable cornamenta de reno grabada. Además, en ese mismo color, 1 laciforme,

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grabados de surco profundo y ancho del vestíbulo y las pinturas rojas interiores. Los grabados exteriores es probable que correspondan a un momento del Gravetiense, hace unos 25.000 años, e incluso al Solutrense inicial, en torno a los 21.000 años. Las ciervas de la entrada recuerdan a los grabados de otros abrigos exteriores cantábricos. Hay incertidumbres en cuanto a la cronología de los animales rojos, sin detalles anatómicos interiores y cierto grado de desproporción. Aunque no se puede asegurar, los signos rojos realizados mediante puntos pudieran asignarse a la misma fase antigua, o al menos dentro de una sincronía relativa, que las figuras rojas. No se puede concretar, pero estarían dentro del lapso auriñacogravetiense, entre los 40.000 y los 21.000 años. Por último, los grabados de surco fino y contorno simple corresponderían a un momento inicial del Magdaleniense, hace unos 16.000 años.

2 escutiformes, un conjunto de 6 claviformes, varias agrupaciones de puntos y series de trazos. En color negro hay 2 pequeños claviformes y 3 alineaciones de puntos. Panel del pez: 4 agrupaciones horizontales de puntos rojos, 2 pares de puntos negros y las figuras grabadas de un pez y un gran bisonte acéfalo. Entre el panel principal y el del pez se distribuyen sucesivamente, pintados en rojo, un disco y una gran figura de bisonte, un trazo lineal punteado y una posible cabeza de caballo con algún trazo grabado acompañando a la pintura. Panel del mamut: figura de mamut y 2 haces de líneas, en rojo. Cerca del anterior hay una nueva serie de 3 puntos y, unos metros más adelante, manchas muy difuminadas, un disco y algunos tracitos organizados direccionalmente a lo largo de la pared y sobre algunos espeleotemas, todo en rojo.

Consejería de Educación, Cultura y Deporte, Principado de Asturias. Apartado de correos 29, 33590 Ribadedeva (Asturias). [email protected]

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