¿Cuál será la gota que colme el vaso?

July 15, 2017 | Autor: E. Herra Castro | Categoría: Political Economy, International Political Economy, Political Economy of Development, Economia, Colonialismo, Economía, Imperialism, Desarrollo, Eurocentrism, Estado y políticas públicas, Central America, Relaciones Internacionales, Europa, Economia Informal, Economia Y Finanzas, Capitalismo, Derecho del trabajo, Trabajo, Eurocentrismo, Economia Política, Finanzas Públicas, Estados Unidos, Finanzas, Hacienda Pública, Economía Social, Estado, Finanzas Y Relaciones Internacionales, Economia Regional, Economia internacional, Politica Exterior de los Estados Unidos, Imperialismo, Colonialismo, Postcolonialismo, Finanzas Corporativas, Oligarquia, Economía y sociedad, Estado Nacional, Desarrollo Sociopolìtico cultural y econòmico, Haciendas Locales, Estados De Bienestar, Colonialism and Imperialism, Resistencia Social, Reforma Fiscal, Centro America, Economias Y Finanzas, Economía, Imperialism, Desarrollo, Eurocentrism, Estado y políticas públicas, Central America, Relaciones Internacionales, Europa, Economia Informal, Economia Y Finanzas, Capitalismo, Derecho del trabajo, Trabajo, Eurocentrismo, Economia Política, Finanzas Públicas, Estados Unidos, Finanzas, Hacienda Pública, Economía Social, Estado, Finanzas Y Relaciones Internacionales, Economia Regional, Economia internacional, Politica Exterior de los Estados Unidos, Imperialismo, Colonialismo, Postcolonialismo, Finanzas Corporativas, Oligarquia, Economía y sociedad, Estado Nacional, Desarrollo Sociopolìtico cultural y econòmico, Haciendas Locales, Estados De Bienestar, Colonialism and Imperialism, Resistencia Social, Reforma Fiscal, Centro America, Economias Y Finanzas
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Descripción

¿Cuál será la gota que colme el vaso? *Ernesto Herra Castro

Durante los últimos 30 años, y cada vez de forma más escalonada, la dinámica de la economía-mundo capitalista ha dejado en evidencia que lo que hoy día se califica como “crisis económica” no es más que un elemento consustancial a la propia esencia del capitalismo. A través de sus cinco siglos de existencia, el capitalismo ha experimentado diversas fases de expansión económica, generalmente asociadas con dinámicas de repartos coloniales, anteriores al siglo XIX y posterior a él de repartos imperialistas, con los cuales los países europeos y posteriormente los Estados Unidos, lograron ensanchar sus circuitos de reproducción capitalista a base de la apropiación de inmensos contingentes de materias primas, principalmente en las zonas agrícolas del planeta, y la explotación de la fuerza de trabajo de aquellos espacios geográficos sobre los que se habían posicionado. Si bien, durante estos ciclos de “bonanza” capitalista los propios sectores obreros experimentaron un incremento en el ingreso familiar, en ningún momento del desarrollo histórico capitalista se modificaron las relaciones de explotación que da sentido a la privatización de la riqueza socialmente producida sobre la base de la extracción de plusvalía, por un lado, y sobre el cobro de intereses usurarios a los préstamos que contrajeron los países pobres con los principales centros imperialistas, por el otro. Posterior a la Revolución Francesa de 1789, el triunfo del discurso democrático burgués le permitió a un reducido sector de la sociedad europea hacerse con el control de los aparatos productivos, económicos y políticos, garantizándole a la burguesía una posición privilegiada respecto de la administración de la cosa pública a partir de entonces. No fue otra la suerte que experimentó nuestra región. Centroamérica se anexó a la dinámica de la economía-mundo capitalista como una reacción afirmativa de quienes no vieron en la independencia administrativa de España más que la posibilidad de incrementar su poder económico y político a través de la explotación de su propio pueblo y de la manipulación político-electoral que no ha tenido relación alguna con la posibilidad de construir procesos democráticos. Aquí lo que se ha manifestado, más bien, ha sido todo lo contrario. Tanto en Costa Rica, Nicaragua, El Salvador, Honduras y Guatemala la imposición vertical del orden oligarca ha sido la que ha puesto un sello particular sobre los procesos de conformación de nuestros propios Estados nacionales así como de las dinámicas de administración del poder. Estas dinámicas de administración del poder están articuladas, históricamente, con la desaparición de los territorios indígenas centroamericanos (ejidos comunales) y de su apropiación por parte de los sectores oligarcas que siguen controlando los aparatos políticos de la región centroamericana quienes, igual que ayer, mantienen al “progreso” o, quizá algo más amorfo, al “desarrollo” en el centro

de un discurso tan vacío como las arcas del Estado que se han dedicado a desfalcar a lo largo de su conformación histórica. Hoy, a diferencia de los diversos ciclos de “bonanza económica” que experimentó el capitalismo en el pasado, lo que las distintas sociedades del planeta incorporadas en la economía-mundo capitalista experimentan, son las repercusiones del colapso capitalista, el cual socavó las bases del Estado Social y sus instituciones durante los últimos 30 años, desestabilizó y minó las posibilidades de impulsar proyectos democráticos, masificó los imaginarios colectivos de éxito y los unificó con la noción de la propiedad privada. Como si fuese poco hoy, la agenda político-económica de los principales centros imperialistas, han definido en los bancos, al margen de lo establecido en el derecho internacional, el futuro económico de países como Grecia (pronto Portugal y España) y con ello la vida misma de cientos de miles de trabajadoras y trabajadores alrededor del mundo. Esto lo lograron apostando el futuro de las naciones en las mismas maquinas financieras que, tras haber quebrado al sistema recién iniciando la primera década del siglo XXI, hoy se consolidan como los principales referentes económicos del capitalismo financiero. Irónicamente quienes lo perdieron todo son más ricos hoy que antes (un ejemplo son los bancos Goldman Sachs, Wells Fargo o HSBC, con la cual mantiene una interesada cercanía el segundo vicepresidente de la República Luís Liberman). Mientras las maquinaciones financieras generadas por los ideólogos liberales le arrebatan en la actualidad la autonomía y la soberanía nacional a Grecia y pronto a otros países del sur de Europa, los principales bancos privados europeos y estadounidenses, así como sus representantes políticos en Europa han logrado imponer su política como la política oficial ¿Legal? Por supuesto, son los ricos quienes han hecho la política y los promotores de la “crisis”. ¿Inmoral? Preguntémosle a Figueres. Mientras que en el escenario internacional las y los trabajadores exigen responsabilidad, honestidad y solidaridad tributaria para las empresas e instancias irresponsables, en el contexto nacional ni las Zonas Francas, ni la embajada de los Estados Unidos o el Ministro de Hacienda cumplen con sus obligaciones impositivas. Aún pero, se han encargado de reducir al Estado en un centro de negocios en el cual participa el mismo sector que se ha dedicado, de manera pujante, en posicionar el discurso del desarrollo, el progreso y el libreo Comercio. De no ser así al partido Liberación Nacional no le saltaría la liebre en cada negocio espurio que fabrica (el más reciente es el del negocio que montó Fernando Herrero, exministro de Hacienda, y su esposa, Flor Isabel Rodríguez, con el amparo del Ministro de Educación, Leonardo Garnier). Lo más grave del caso es que mientras esto pasa, los costos de las pérdidas se las pretenden endosar, vía legal, a las y los trabajadores por medio de la “Reforma Fiscal”. En medio de las maquinaciones financieras que se extienden a lo largo y ancho del planeta, el ámbito local también manifiesta sus propias luchas internas. Porque una cosa es tener claridad de que existe un minúsculo sector de nuestro país que administra la cosa pública y otra saber que el desprestigio y la

ilegitimidad política con la que se intenta ejercer un poder inexistente brinda la oportunidad política de cohesionar esfuerzos para arrebatarle el gobierno a quienes no han demostrado el mínimo respeto y solidaridad por el pueblo de Costa Rica. Y es que el tema de la organización política en Costa Rica no se muestra hoy como una posibilidad. En la medida que quienes hoy gobiernan se mantengan haciéndolo en el corto y mediano plazo, la condición de endeudamiento en el país podría desencadenar una persecución empresarial-financiera que culmine por imponer la lógica de lo que la presidenta alemana Angela Merkel ha denominado recientemente como “democracia en conformidad con el mercado”, la cual pretende mantener, en apariencia, las instituciones nacionales de los Estados pobres “pero cede a la potencia protectora su política exterior y, sobre todo, su economía y su comercio exterior” (Ramonet, 2011). Es decir, la respuesta de los principales sectores económicos del planeta respecto del contexto del descalabro capitalista ha sido la de alargar lo más posible la agonía, lo que significa, por supuesto, minar la libre autodeterminación de los pueblos empobrecidos, su soberanía, sus instituciones, su materia prima y su fuerza de trabajo aún cuando no pueden ocultar la responsabilidad de los bancos respecto de la actual “crisis” que atraviesa el capitalismo a escala planetaria. Mientras esto sucede en el contexto europeo, la reforma fiscal propuesta por el partido Liberación Nacional ha vuelto al punto cero, lo que significa continuar la dinámica de ejecución gubernamental y estatal por la vía del endeudamiento. ¿Hasta cuándo? Quizá hasta garantizar de una vez por todas que las y los trabajadores asuman los costos del déficit impositivo que no quieren ni pretenden pagar las zonas francas y las principales empresas transnacionales en nuestro país. Quizá hasta garantizar que un ente supranacional imponga una nueva política económica en la región centroamericana y el país para garantizar la desaparición de los referentes solidarios de las y los trabajadores costarricenses para así, de plano, privatizar lo que hasta la fecha le sigue perteneciendo al pueblo de Costa Rica. Un tercer escenario posible es el de la organización política-popular para desterrar a quienes han llevado al país hacia la debacle con el único propósito de garantizar formas cada vez más obscenas de enriquecimiento personal vía la administración del Estado. Sin embargo, esto está por verse. Lo cierto del caso es que mientras no haya estrategias de organización políticopopular para enfrentar los distintos problemas que saltan a la luz pública en la mayoría de las comunidades de nuestro país, quienes se han adueñado de la institucionalidad nacional continuarán por la vía descrita arriba en este documento. Sin embargo, debo reconocer que aún cuando soy optimista respecto del escenario nacional e internacional, no termino por descifrar cuál será la gota que colme el vaso. *Sociólogo Referencia bibliográfica: Ramonet, Ignacio (2012) Nuevos protectorados. Le monde diplomatique. N. 109. Colombia.

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