Cristo de los Remedios

I.3

Cristo de los Remedios Carlos Rodríguez Morales

Valorada como una de las obras más antiguas y notables del patrimonio catedralicio, nada se sabe con certeza sobre la autoría, la datación y los inicios devocionales de esta imagen. A finales del siglo XVII ya se consideraba de muchísima antigüedad, tanta que no hay noticia de su origen, suponiéndose incluso que había sido colocado desde que se fundó este templo1. Sin embargo, su análisis formal invita a adelantar su cronología hasta el último cuarto del siglo XVI pues, como advirtió Hernández Perera, revela la sugestión ejercida por el Cristo de La Laguna sobre los escultores manieristas2. Esta circunstancia —que señala su realización en la Isla— y su cercanía respecto al Cristo de la Misericordia de La Orotava —obra segura de Rui Díaz de Argumedo en 15853— nos ha llevado a proponer su atribución a este imaginero4, todavía poco conocido5. De tamaño inferior al natural, es una elegante versión moderna del Crucifijo gótico del convento franciscano de la ciudad, más avanzado estilísticamente que el de La Orotava. La referencia es nítida, especialmente en el rostro y en el paño de pudor. La destreza del imaginero se aprecia sobre todo en el fino tallado de la barba y el cabello, cualidades a las que hay que sumar la policromía al pulimento. Aunque se ha supuesto que llegó a recibir culto en el primer retablo mayor6, no ha podido documentarse. En 1654 pasó a recibir culto su propia capilla a los pies del templo. Comenzó así una floreciente etapa en la devoción al Crucificado ligada a los clérigos de la parroquia, quedando todos como patronos. El beneficiado Luis Parrado de León costeó la pintura y el dorado del techo así como su primer retablo7, sustituido antes de acabar el siglo por otro8; poco después, la capilla fue reedificada9. Mediado el Setecientos la imagen fue trasladada a la capilla colateral del evangelio, y tras 1 2 3 4 5 6 7 8 9

AHDLL: FPSDLL. Libro 157. Libro de antigüedades, f. 70. Hernández Perera [1984], pp. 232-234. Alloza Moreno/Rodríguez Mesa [1984], pp. 271-278. Rodríguez Morales [2005], pp. 25-26. Santana Rodríguez [2002], pp. 1.343-1.346; Pérez Morera/Rodríguez Morales [2008], pp. 313-314. Rodríguez Moure [2005], p. 65; Darias Príncipe/Purriños Corbella [1997], pp. 48, 57. AHDLL: FPSDLL. Libro 157. Libro de antigüedades, f. 70. AHPT: PN. Legajo 528, escribanía de Juan Machado Fiesco, ff. 105v-113r, 20/6/1692. Anchieta y Alarcón [2013], v. iii, pp. 90-91, 181.

la inauguración de la nueva fábrica catedralicia pasó a rematar el tabernáculo [II.6]. Coincidiendo con su entronización en un espacio propio a mediados del siglo XVII se fundó una cofradía de la que fue titular, integrada solo por capellanes; y por esas fechas debió comenzar a celebrarse su fiesta principal cada 16 de julio, día del Triunfo de la Cruz. A partir de 1670 la imagen salió en procesión en una espléndida cruz que constituye el mejor testimonio de su éxito devocional [I.4]. En los años veinte del siglo XVIII adquirió un nuevo impulso al fundarse una confraternidad abierta a seglares de ambos sexos. Bibliografía selectiva: Núñez de la Peña [1676], pp. 329-330; Darias Padrón [1948]; Darias Príncipe/Purriños Corbella [1997], pp. 48, 57, 183, 255, 278; Rodríguez Morales [2000f], pp. 34-36; Rodríguez Morales [2005], pp. 23-26.

Patrimonio e historia de la antigua Catedral de La Laguna

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