Crisis económica, clase social y voto a Podemos

June 15, 2017 | Autor: Henar Criado | Categoría: Political Behavior, Voter Behaviour, Comportamiento Político
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CRISIS ECONÓMICA, CLASE SOCIAL Y VOTO A PODEMOS Henar Criado Olmos Patricia Pinta Sierra

Introducción «¿Cuándo fue la última vez que votaste con ilusión?». Este fue el eslogan con el que, a modo de interrogante, Podemos interpelaba a los votantes durante la campaña electoral española previa a las elecciones al Parlamento Europeo de 2014. Tales comicios eran la primera contienda electoral a la que concurría este jovencísimo partido, que contaba con apenas cuatro meses de andadura  1. Los resultados de Podemos en aquellas urnas superaron todas las previsiones en la jornada electoral celebrada el día 25 de mayo  2. Con algo más de 1.200.000 votos, el partido obtenía 5 eurodiputados y se situaba como la cuarta fuerza política más votada. El carácter insólito de los hechos, el rápido crecimiento de la organización y su fortalecimiento en las encuestas, así como sus particularidades discursivas y organizativas, situaron a este nuevo actor emergente en el centro del debate político. Con ello, se iniciaron también los esfuerzos de numerosos analistas políticos por desentrañar la naturaleza, orígenes, causas y posibles consecuencias de su presencia sobre el sistema político español. Valga decir, no obstante, que se trata de un fenómeno político aún reciente, en plena fase de desarrollo y, por tanto, cambiante, lo que supone todo un reto para quienes aspiran —o aspiramos— a seguirle la pista. Para comprender la entrada en escena de Podemos es preciso remontarse, al menos, a las movilizaciones de protesta acaecidas en la primavera de 2011. El día 1  Fundado en el mes de enero, se inscribe formalmente en el registro de partidos políticos del Ministerio del Interior el 11 de marzo de 2014. 2  Esta fecha, de enorme importancia simbólica —y efectiva— para Podemos, da nombre a la fundación que aspira a servir de centro de discusión, formación, análisis y producción de ideas para el partido. De este modo, en abril de 2015 Podemos hacía pública la creación del Instituto 25 de Mayo para la Democracia, presidido por Jorge Lago, así como el lanzamiento de su revista periódica La Circular.

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15 de mayo de aquel año, diversos colectivos  3 convocaron una serie de manifestaciones que, en el transcurso de las siguientes jornadas, derivaron en concentraciones multitudinarias, acampadas y ocupaciones de numerosas plazas públicas a lo largo de todo el país. La crisis económica iniciada en 2008 estaba teniendo consecuencias devastadoras para buena parte de la ciudadanía. Junto al paro, los recortes y el comportamiento del sistema financiero, las movilizaciones situaban también al bipartidismo, el sistema electoral, la corrupción y la «política tradicional» en el punto de mira de sus protestas (Calvo et al., 2011; Jiménez Sánchez, 2011; Likki, 2012). Las demandas de profundización democrática, unidas al grito de «no nos representan», plasmaban el descrédito de la «clase política» y la crítica al funcionamiento de la democracia vigente, planteando la necesidad de abrir nuevos canales de participación y deliberación. El llamado 15-M se convertía, en resumidas cuentas, en una expresión de indignación ciudadana frente a la situación política y económica del país, enmarcada dentro de un contexto internacional de protestas que prendía la llama del descontento desde el Norte de África y Oriente Medio, con la denominada «primavera árabe», hasta llegar al corazón de la Gran Manzana con el movimiento Occupy Wall Street (Romanos, 2013b). Ya por aquel entonces Íñigo Errejón, número dos de Podemos, proponía en un artículo publicado bajo el título «El 15-M como discurso contrahegemónico» la interpretación de dicho movimiento social en términos de construcción discursiva potencialmente capaz de reordenar las posiciones políticas, «subvertir los marcos de lealtades y construir una identidad difusa transversal con capacidad hegemónica» (Errejón, 2011: 134). Las protestas de los indignados habían dejado patente la existencia de intereses y demandas ciudadanas insatisfechas por los partidos tradicionales, fundamentalmente PP y PSOE (Politikon, 2014). Ante tal situación, quienes más tarde constituirían la dirección de Podemos vieron la posibilidad de llenar el espacio electoral conformado por aquellos que no se sentían representados por las fuerzas políticas existentes, conectando con los planteamientos y críticas que dieron forma al 15-M (Politikon, 2015). Así lo plasmaba el manifiesto hecho público en el mes de enero de 2014, con el aval de diversos representantes del mundo de la cultura y el activismo social, en el que se planteaba la necesidad de «mover ficha» y «convertir la indignación en cambio político»  4. De acuerdo con algunos análisis realizados hasta la fecha, el desencanto y el malestar con la realidad económica y el funcionamiento político e institucional del país se encuentran, efectivamente, en la base del apoyo electoral y las simpatías mostradas tanto hacia el movimiento 15-M como hacia Podemos (Fernández-Albertos, 2014a). Sandra León (2014) señala, en este sentido, cómo son los ciudadanos más «cabreados» con la corrupción, los políticos y la situación polí3  Fue en particular la plataforma ¡Democracia Real YA! quien, junto con otras organizaciones como ATTAC o Juventud Sin Futuro, lanzó la convocatoria bajo el lema «No somos mercancía en manos de políticos y banqueros» (Romanos, 2013a: 205-206). 4  El manifiesto «Mover ficha: convertir la indignación en cambio político» salió a la luz el día 14 de enero de 2014. El día 17, en el Teatro del Barrio de Madrid, Pablo Iglesias Turrión proponía su candidatura a las elecciones europeas.

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tica quienes manifiestan una mayor simpatía hacia este nuevo partido  5. Y es que más allá de posibles interpretaciones —o desiderata— sobre la brecha abierta en el sistema político español en el transcurso de los últimos años, lo cierto es que los datos revelan un claro retroceso del bipartidismo. Así lo constataron Sebastián Lavezzolo y Marta Romero (2014) en un artículo escrito tras la celebración de los ya mencionados comicios europeos. Su estudio subraya cómo, respecto a las elecciones de 2009, los dos principales partidos, PP y PSOE, habían perdido más de 5 millones de votos y cerca del 32 % del respaldo en las urnas; era la primera vez que juntos recababan menos de la mitad de las papeletas en este tipo de proceso electoral. Los barómetros políticos y sus indicadores de intención de voto parecen apuntar también en esta misma dirección, con una cifra decreciente de electores que se manifiestan dispuestos a votar por los dos grandes partidos frente al crecimiento de fuerzas políticas como Podemos o Ciudadanos  6. En realidad, la presencia de partidos que rompen con el statu quo imperante no ha sido, desde el estallido de la crisis, un fenómeno restringido al territorio español (Jurado, 2014; Politikon, 2015). Europa Occidental ha presenciado el nacimiento o vigorización de diversas organizaciones políticas que, con mayor o menor éxito, han desafiado el estado de cosas de los sistemas políticos y de partidos imperantes en sus respectivos países. Autores como Ignacio Jurado (2014) o el colectivo Politikon (2015) apuntan cómo el impacto de la crisis económica, el desencanto con las fuerzas políticas tradicionales y la crisis de representación, unidos a la irrupción de emprendedores políticos y liderazgos carismáticos, han abonado el terreno para la entrada en escena de estos actores, cuyos planteamientos ideológicos y programáticos transitan desde la izquierda radical hasta la extrema derecha xenófoba y nacionalista. Mención especial merecen, por su relevancia e interés científico en tanto que términos de comparación con Podemos, el Movimiento 5 Estrellas de Beppe Grillo en Italia y la coalición Syriza, presidida por Alexis Tsipras en Grecia  7. Es conveniente enmarcar estos partidos, junto a Podemos, en el contexto específico de los países del Sur de Europa. Portugal, España, Italia y Grecia han sufrido con especial crudeza tanto los efectos de la crisis económica como las consecuencias sociales derivadas de las medidas «de austeridad» dictadas desde la Unión Europea  8. El Movimiento 5 Estrellas, 5  La autora analiza, en particular, los principales problemas del país según sus simpatizantes y quienes manifiestan la intención de concederles su voto. De acuerdo con sus conclusiones, ni la valoración de la situación económica ni la preocupación por el paro contribuyen a explicar el apoyo a Podemos, sino que se trata fundamentalmente de un respaldo procedente de «los sectores más críticos con el sistema político y con la corrupción» (León, 2014). 6  Ciudadanos surge en Cataluña en el año 2006. Pese a que en sus orígenes orientó su actividad política hacia el ámbito catalán, más tarde dio el salto a la política nacional con crecientes perspectivas de apoyo según los estudios demoscópicos. Así, algunas encuestas le sitúan ya como cuarta fuerza política en intención de voto para las elecciones generales de 2015. El modo en que el impulso recibido por este partido, presidido por Albert Rivera, afectará a Podemos es a día de hoy objeto de debate (Lavezzolo, 2015b; Romero, 2015). 7  Otros partidos anti-establishment con actividad en el entorno europeo son el Frente Nacional en Francia, los Verdaderos Fineses, la Alternativa para Alemania, el británico UKIP o el Partido de la Libertad en Holanda (Politkon, 2015). 8  Pese al crecimiento de la desafección hacia la Unión Europea en estos países, la relación de sus ciudadanos con las instituciones comunitarias mantiene ciertos rasgos diferenciales. De acuerdo con Sandra León (2015), el distanciamiento es mayor en el caso griego, donde se ha producido un divorcio

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fundado en 2009, fue el partido político más votado en las elecciones generales italianas de 2013 —aunque no logró los respaldos suficientes para superar las listas de coalición contendientes y formar gobierno— y cosechó un 21 % de los votos en los últimos comicios europeos. Por su parte, Syriza, de más larga trayectoria, es en la actualidad el partido de gobierno en el país heleno tras su victoria en las elecciones parlamentarias de enero de 2015. Existen notables diferencias entre estos partidos. No obstante, para comprender sus logros electorales es necesario, como sucede también con Podemos, prestar atención al impacto de la «gran recesión», la corrupción y la crisis del sistema de partidos en estos países  9. El objetivo de este trabajo es precisamente analizar la influencia de estos factores en el voto a Podemos. En concreto, nos gustaría responder a las siguientes cuestiones: ¿Es la crisis económica la que explica el surgimiento de Podemos? ¿Son los ciudadanos que más han sufrido la crisis los que en mayor medida han votado a este partido? ¿Le votan más los trabajadores precarios y desempleados? 1.  Revisión de la literatura y marco teórico Tras el éxito alcanzado por Podemos en los comicios europeos, los estudios de opinión comenzaron a mostrar una tendencia creciente en el respaldo electoral a este partido. Tanto fue así, que en el barómetro político realizado por el CIS en el mes de enero de 2015, Podemos se situaba como primera fuerza política en intención directa de voto —segunda de acuerdo con las estimaciones— para las elecciones generales que tendrán lugar este mismo año  10. Este fulgurante éxito demoscópico de Podemos ha sido objeto de análisis en una gran cantidad de artículos periodísticos y académicos. La mayoría de estos estudios coinciden en señalar el perfil mayoritariamente joven (y joven-adulto), masculino, formado, informado, politizado y urbano de su electorado (Fernández-Albertos, 2014a; 2014b; Galindo, 2014a; Llaneras, 2014; Marí-Klose, 2014a; 2014b; Politikon, 2015). Desde el punto de vista ideológico, el votante de Podemos manifiesta situarse en posiciones progresistas de la escala. Su autoubicación se corresponde, así, con la izquierda del espectro ideológico (Galindo, 2014a; 2014b; Romero, 2014; Politikon, 2015). De hecho, según la mayor parte de los estudios existentes, los respaldos y simpatías hacia esta organización proceden fundamentalmente de antiguos votantes del PSOE y de IU. Junto a ellos, Podemos atrae a una entre la ciudadanía y Europa; en Portugal —señala— se ha adoptado una actitud más pragmática pese a la ruptura, mientras que España, desenamorada, aún abraza la idea europea como solución. Por otro lado, es preciso destacar también que el caso portugués parece desmarcarse, hasta la fecha, de sus congéneres sureuropeos en lo que respecta a la estabilidad mostrada por su sistema de partidos y las fuerzas políticas tradicionales. 9  En este sentido, Jana Morgan (2011) resume los factores de emergencia de estas formaciones políticas en tres condiciones fundamentales: la sensación de convergencia programática entre los partidos con opciones de gobierno, la escasa participación ciudadana en el funcionamiento del sistema político y la quiebra de las redes clientelares durante la crisis, unida a una mayor intolerancia a la corrupción en contextos de escasez (cit. en Politikon, 2015). 10  No obstante, a parir del marzo de 2015, las encuestas han empezado a reflejar un cierto deterioro de la intención de voto a Podemos.

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buena parte de la abstención, el voto en blanco y el voto nulo, lo que entronca con la desafección y el descrédito de los partidos tradicionales a los que hicimos alusión más arriba (Politikon, 2015). En este sentido, y de acuerdo con autores como Alberto Penadés (2014) o Fernández-Albertos (2014b), podría hablarse de una cierta «repolitización del descontento», en la que esta formación política tiene probablemente mucho que ver. En algunos de estos trabajos se han analizado también los vínculos existentes entre la clase social y el apoyo electoral a Podemos. Sin embargo, frente a las otras dimensiones sociopolíticas expuestas, las conclusiones y acuerdos alcanzados por los analistas a este respecto han resultado limitados. Así, el debate sobre el modo en que las condiciones materiales de vida pueden afectar a la probabilidad de voto a este partido se mantiene, hasta el momento, envuelto en una considerable bruma. ¿Es el voto a Podemos un apoyo de carácter clasista o más bien transversal? ¿El perfil de clase del votante de Podemos se asemeja más al del PSOE o al del PP? ¿Es el voto de los que pertenecen a grupos sociales más castigados por la crisis? La clase social es una variable clásica en los análisis de comportamiento electoral. En las últimas décadas, no obstante, un número creciente de estudios ha sostenido que el voto de clase tiende a debilitarse en las democracias desarrolladas, especialmente por el efecto sobre las lealtades de clase del «aburguesamiento» de la clase obrera (véanse, por ejemplo, Manza, Hout y Brooks, 1995: 143; Evans, 2000: 405). Hay igualmente cierta evidencia empírica (basada en datos de Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia) de que un aumento de los salarios reales reduce el voto de clase (Weakliem y Heath, 1999: 116). Una versión ligeramente distinta de esta misma idea es que la movilidad social ascendente socava las lealtades de clase (Manza, Hout y Brooks, 1995: 143). No obstante, hay también ciertos datos a favor de la supervivencia del voto de clase. En un estudio de cinco países (Australia, Austria, Alemania, Reino Unido y Holanda), Brooks et al. (2006) hallan que la clase es el mayor predictor del comportamiento electoral, por encima de la religión o el género, aunque con una importante variación entre países. En el caso de España, González (2004) y Caínzos (2004) han mostrado que, con diferencias de unas elecciones a otras, la clase social sigue importando a la hora de explicar las preferencias políticas de los ciudadanos. Por tanto, la clase social es una variable importante del comportamiento electoral. Ha explicado parte de las dinámicas del voto al PSOE y al PP en las últimas tres décadas. Y, según numerosos indicios, una mayor desigualdad y la reducción de los salarios reales, tal como está sucediendo en España desde el inicio de la gran recesión, están vinculadas en cierta medida con un incremento del voto de clase. Cabría pensar, por tanto, que parte de las claves del voto a Podemos se encontrarían en las dinámicas de clase. Concretamente, en la reciente aparición de lo que progresivamente se va conformado como una nueva clase social, o una subdivisión dentro de los esquemas tradicionales de clase, lo que se ha venido a denominar «precariado». De acuerdo con Guy Standing (2011), uno de los teóricos responsables de la introducción de este concepto en el debate académico, la globalización ha generado un proceso de liberalización en el mercado de trabajo que está dando lugar al surgimiento de una nueva clase social: el precariado. Se

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trataría por el momento de una clase social en formación, sin los atributos organizativos y de conciencia de clase propios de las clases sociales tradicionales. A diferencia de la clase obrera tradicional, la característica principal del precariado es su inseguridad sistémica en el mercado laboral. Comparte muchas de las características del viejo proletariado pero, a diferencia de este, carece de una identidad ocupacional. Los miembros de esta emergente clase social alternan empleos de corta duración y salarios bajos con periodos de desempleo. Para analizar la influencia de la creciente presencia del precariado en la estructura de clase sobre el voto a Podemos, incluiremos esta nueva categoría en nuestro análisis del voto de clase. Los análisis sobre el voto de clase en las últimas décadas se han beneficiado de los debates entre perspectivas neomarxistas y neoweberianas (Burris, 1987). Estos debates han tenido como resultado el desarrollo de dos esquemas de clase: la de Wright (1997: 25) de doce categorías en torno al concepto marxista de explotación y la neoweberiana de Goldthorpe, de once categorías. Dado que la mayor parte de los análisis contemporáneos sobre voto de clase emplean alguna versión de la tipología de Goldthorpe, esta es la que utilizaremos en nuestro análisis. Pero además también distinguiremos quiénes, dentro de cada categoría de clase, pertenecen al nuevo precariado. 2.  Análisis empírico El estudio empírico realizado se sustenta en datos estadísticos extraídos de diversas encuestas desarrolladas por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) a lo largo de los últimos meses. En primer término, la información empleada procede del estudio poselectoral E3028, llevado a cabo entre el 29 de mayo y el 16 de junio de 2014, tras las elecciones al Parlamento europeo. Asimismo, y con el propósito de trazar la evolución de Podemos y su electorado en el curso de sus primeros meses de vida, hemos recurrido a los barómetros políticos E3033, E3041 y E3050, efectuados en los meses de julio y octubre de 2014, y enero de 2015 respectivamente. El primer estadio de nuestro diseño empírico se corresponde con un análisis bivariado de las relaciones existentes entre el voto a Podemos y una serie de indicadores considerados relevantes para el estudio. Tales asociaciones han sido sometidas a examen de manera longitudinal, observando su evolución en el transcurso de varios meses (junio de 2014-enero de 2015). En primer lugar se han efectuado cruces entre el voto a la citada formación política y las variables vinculadas al perfil sociodemográfico de los electores, con el propósito de obtener así una primera visión de conjunto sobre las bases sociales de apoyo a este partido. A continuación hemos llevado a cabo un estudio pormenorizado de los vínculos que entrelazan las preferencias electorales —y en particular el voto a Podemos— y la clase social, prestando especial atención al concepto teórico del «precariado». Dichas relaciones constituyen, como ya señalamos, el núcleo central de nuestras pesquisas. Todos estos análisis de datos bivariantes han incluido, además, una comparación con PP y PSOE, hasta la fecha principales fuerzas políticas del sistema de partidos español. Esta perspectiva comparada permitirá

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descifrar algunas claves sobre las peculiaridades, continuidades o rasgos diferenciales del voto a Podemos. Finalmente, y como última etapa de nuestro desarrollo empírico, se han llevado a cabo una serie de regresiones logísticas multinomiales. Se ha optado por un modelo multinomial porque estima de manera más eficiente el voto cuando los ciudadanos pueden elegir entre múltiples partidos. Para efectuar el análisis del voto a Podemos hemos recurrido a la pregunta sobre recuerdo de voto presente en la ya mencionada encuesta poselectoral europea (P33 del E3028), así como a la intención directa de voto para las elecciones generales manifestada por los electores en los subsiguientes barómetros políticos (P17 del E3033, P23 del E3041 y P18 del E3050)  11. En todas estas variables hemos excluido los casos asociados a los abstencionistas (quienes expresan que no votaron en los comicios europeos o declaran que no votarían en las siguientes elecciones), así como aquellos que no contestaron o no sabían cuál sería su próxima opción electoral. Por su parte, las variables sociodemográficas consideradas han sido el sexo, la edad, el nivel de estudios y la ideología  12. La variable de clase social se ha recodificado siguiendo el modelo neo-weberiano de Goldthorpe. La variable de clase creada tiene siete categorías: trabajadores no cualificados, trabajadores cualificados, trabajadores no manuales, autónomos, clase de servicios II, clase de servicios I y empresarios. Además, también distinguimos quiénes dentro de cada categoría de clase pertenecen al nuevo precariado. Para hacer esta distinción, simplemente hemos diferenciado cada clase social por el tipo de contrato, temporal o indefinido, con el que cuentan los que pertenecen a ella. 3. Resultados Tomaremos como punto de partida de nuestros análisis el estudio de las relaciones bivariadas existentes entre el voto a Podemos y las principales características sociodemográficas de los electores. En primer lugar, el examen de la variable edad pone de manifiesto el fuerte —y creciente durante el periodo observado— apoyo electoral recabado por este partido entre los más jóvenes. Como muestra el Gráfico 1, son los votantes comprendidos entre los dieciocho y los treinta y cuatro años quienes manifiestan una mayor predilección por esta nueva organización política. Así, en enero de 2015, en torno a un 42 % de los encuestados ubicados en dichas franjas etarias expresaba su intención de votar a Podemos. Frente a ellos, los mayores de sesenta y cinco años, cuyo respaldo electoral se sitúa por debajo del 10 %, se presentan como el grupo de edad más distante res11  La reciente creación de Podemos nos impide emplear las preguntas de recuerdo de voto en las elecciones generales recogidas en los barómetros del CIS, ya que los comicios europeos de 2014 fueron la primera contienda electoral a la concurrió este nuevo partido. 12  Dichas variables se corresponden con las siguientes preguntas de las citadas encuestas del CIS: a) Sexo: P47 del E3028, P26 del E3033, P31 del E3041 y P26 del E3050; b) Edad: P48 del E3028, P27 del E3033, P32 del E3041 y P27 del E3050; c) Nivel de estudios: variable ESTUDIOS creada por el CIS a partir de las P49 y P49A del E3028, P28 y P28A del E3033, P33 y P33A del E3041 y P28 y P28A del E3050; d) Autoubicación ideológica: P43 del E3028, P19 del E3033, P25 del E3041 y P20 del E3050. Algunas de ellas han sido sometidas a diversas recodificaciones en el curso de la investigación con el propósito de agrupar ciertas categorías que hicieran más legibles y fácilmente interpretables los resultados obtenidos.

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pecto de este partido. Les siguen los votantes de entre cincuenta y cinco y sesenta y cuatro años, si bien su confianza hacia la formación ha ido en aumento desde la celebración de los comicios europeos. Estos datos parecen sugerir, en definitiva, un cierto componente generacional en el voto a Podemos, en cuya composición la edad emerge como factor relevante. Gráfico 1.  Evolución del voto a Podemos por grupos de edad 40

18 a 24

25 a 34

55 a 64

65 y más

35 a 44

45 a 54

30

20

10

0

Junio 2014

Julio 2014

Octubre 2014

Enero 2015

La comparación con PP y PSOE arroja nuevos datos que refuerzan las tendencias apuntadas. En el caso de estos partidos, y en clara contraposición con Podemos, son los grupos de edad más avanzada quienes se declaran en mayor proporción dispuestos a otorgarles su voto. Sin embargo, populares y socialistas obtienen, frente a la formación de Iglesias, un escaso apoyo tanto entre los jóvenes como entre las capas intermedias de edad, para quienes Podemos aparece, según se observa en el Gráfico 2, como la opción preferida. El voto a PP y PSOE es, por tanto, un voto cada vez más envejecido, lo que pone de manifiesto la dificultad de los partidos tradicionales para superar el descrédito y captar la confianza de los electores más jóvenes. Así, si atendemos a la edad mediana de los votantes de cada partido, observamos que se sitúa levemente por encima de los cuarenta años en el caso de Podemos, en cincuenta para el PSOE y en sesenta y uno si nos referimos al Partido Popular. El Gráfico 3 refleja con claridad esas diferencias registradas en la distribución por edad de los votantes de dichas formaciones políticas en el mes de enero de 2015. El nivel de estudios resulta asimismo una dimensión clave en la aproximación a las características del voto a Podemos. De acuerdo con los datos expuestos en el Gráfico 4, existe una asociación positiva entre el grado de formación académica alcanzado y el respaldo electoral dado a esta organización política. Como puede observarse, son quienes han realizado Formación Profesional, seguidos de

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Gráfico 2.  Evolución comparada del voto a Podemos, PP y PSOE por grupos de edad Voto joven (18 a 34)

Voto adulto (35 a 54) 35

40

30

30

25 20

20 15

10 Junio 2014

Julio 2014

Octubre 2014 PODEMOS PSOE

Enero 2015

Junio 2014

Julio 2014

PP

PODEMOS PODEMOS PSOE PSOE

Octubre 2014 PP PP

Voto mayores 55 40 30 20 10 0 Junio 2014

Julio 2014

Octubre 2014 PODEMOS PSOE

Enero 2015

PP

Gráfico 3.  Edad del votante de Podemos, PP y PSOE. Enero de 2015 100

80

60

40

20 PODEMOS PSOE

PP

Enero 2015

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Gráfico 4.  Evolución del voto a Podemos por nivel de estudios 40

Sin estudios

Primaria

FP

Superiores

Secundaria I

Secundaria II

30

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0

Junio 2014

Julio 2014

Octubre 2014

Enero 2015

quienes han completado la secundaria o los estudios universitarios, los que más votan por este partido. En contraste con el respaldo ascendente de tales grupos, son escasos los votantes con estudios primarios o sin instrucción que se manifiestan partidarios de otorgar a Podemos su confianza en las urnas. De este modo, a lo largo del periodo observado, el apoyo electoral a esta fuerza política entre quienes carecen de estudios se ha situado por debajo del 10 %, superándolo solo ligeramente en el mes de enero. La relación existente entre el nivel de estudios y la predilección por una u otra opción electoral marca también diferencias reseñables entre Podemos, PP y PSOE. El Gráfico 5 muestra, de manera comparada, la evolución del voto a estos tres partidos en función del grado máximo de enseñanza concluido por los electores. Aquellos con menores niveles de formación académica expresan una clara inclinación hacia el PP y el PSOE frente a Podemos. En particular, si consideramos por separado la categoría «sin estudios», el PSOE resulta sistemáticamente la opción electoral preferida por este colectivo. No obstante, Podemos se erige, a gran distancia de los partidos tradicionales, en la alternativa política con una mayor intención de voto entre quienes completaron los estudios secundarios obligatorios y posobligatorios. Caso similar es el de aquellos votantes con formación superior universitaria. Si bien optaron mayoritariamente por el PP en los comicios europeos, su respaldo hacia Podemos ha ido en continuo aumento, hasta situarlo como la fuerza política favorita para este grupo con algo más del 30 % de los apoyos. El impacto del género sobre la propensión del voto a Podemos merece también una breve referencia en este apartado. A diferencia de otras formaciones políticas como el PP o el PSOE, donde la disparidad de apoyo registrada entre los sexos es escasa, Podemos ha tenido, hasta el momento, un electorado más mascu-

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Gráfico 5.  Evolución comparada del voto a Podemos, PP y PSOE por nivel de estudios Sin estudios/Primaria

Secundaria/FP

40

35

30

30

20

25

10

20

0 Junio 2014

15 Julio 2014

Octubre 2014 PODEMOS PSOE

Enero 2015

Junio 2014

PP

Julio 2014

Octubre 2014 PODEMOS PODEMOS PSOE PSOE

Enero 2015

PP PP

Superiores 30 25 20 15 10 Junio 2014

Julio 2014

Octubre 2014 PODEMOS PSOE

Enero 2015

PP

linizado. Así, de acuerdo con la última encuesta analizada, fechada en enero de 2015, había una distancia de ocho puntos porcentuales entre hombres y mujeres en cuanto a su inclinación electoral por este partido. De este modo, mientras que un 26 % de las féminas declaraba su intención de votar a Podemos, la cifra ascendía hasta un 34 % entre los varones. Un análisis minucioso de tales datos trasciende los límites del presente estudio. No obstante, vale la pena mencionar algunas de las hipótesis que han sido formuladas a este respecto. Entre ellas se ha señalado el impacto del limitado peso político de las mujeres en la dirección del partido  13, el carácter secundario de la igualdad de género en el discurso de la organización o, incluso, una cierta aversión femenina al riesgo que conllevan las alternativas electorales consideradas rupturistas o inciertas (García de Blas, 2015)  14. 13  La presentación de las candidaturas de Podemos para los comicios autonómicos de 2015 fue acompañada de ciertas críticas en este sentido debido al claro predominio de los hombres en el cartel electoral, con 11 candidatos masculinos frente a tan solo dos rostros femeninos como cabezas de lista. 14  El artículo referenciado recoge las declaraciones de Belén Barreiro a este respecto. De acuerdo con la socióloga, «en términos generales las mujeres tendemos a arriesgar menos con el voto, porque tenemos más que proteger o porque tenemos una actitud más propensa al consenso, a todo lo que sea cambio sin ruptura». Asimismo, señala, las mujeres perciben que en Podemos «combaten la desigualdad

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Por último, antes de referirnos a las variables de clase, objeto central de análisis en el presente texto, haremos una breve alusión a la cuestión ideológica. Uno de los elementos centrales de la estrategia discursiva trazada por la dirección de Podemos ha sido la traslación del eje de confrontación política desde la oposición clásica «izquierda» versus «derecha» hacia una doble dicotomía alternativa: «arriba» versus «abajo» y «lo viejo» versus «lo nuevo» (Franzé, 2014; Romero, 2014; Cabrera, 2014; Lavezzolo, 2015a; 2015b; Politikon, 2015). Así, los promotores de la organización han manifestado su vocación de transversalidad, con el propósito ocupar la «centralidad —que no el centro— del tablero» político, mediante la articulación de un discurso hegemónico alternativo (Errejón, 2011; Iglesias, 2015). En todo caso, y como muestra el Gráfico 6, son los electores ubicados en posiciones progresistas del espectro ideológico quienes exhiben niveles superiores de apoyo a este partido. Una mayoría creciente —por encima incluso del 50 %— de quienes se sitúan en la extrema izquierda (correspondiente con los valores 1 y 2 en una escala de 1 a 10) declaran su intención de votar a Podemos. Les siguen, mostrando también un amplio respaldo, quienes se localizan en la izquierda del eje con valores 3 y 4. A una distancia mayor se encuentran los emplazados en el centro de la escala, cuyo respaldo del 9 % en las elecciones europeas se situó próximo al 25 % en el último barómetro analizado. Sin embargo, son muy pocos los que, declarándose de derechas, deciden optar por esta formación política  15. Gráfico 6.  Evolución del voto a Podemos por autoubicación ideológica 60

1-2 (izq.) 5-6

9-10 (dcha.)

3-4 7-8

40

20

0 Junio 2014

Julio 2014

Octubre 2014

Enero 2015

social, no la desigualdad de género», cuyos problemas «no son la principal preocupación» para esta organización (cit. en García de Blas, 2015). 15  Fernández-Albertos (2014a) ha señalado, no obstante, el particular «atractivo camaleónico» —según la terminología acuñada para el PP por Lluís Orriols (2007)— de Podemos. De acuerdo con dicho autor, las percepciones ideológicas sobre este partido tienen la peculiaridad de resultar moderadas para los votantes más moderados y muy de izquierdas para los votantes más radicales, lo que le otorgaría una considerable ventaja en términos de competencia electoral.

CRISIS ECONÓMICA, CLASE SOCIAL Y VOTO A PODEMOS

241

El análisis comparado de la media de autoubicación ideológica de los votantes de Podemos y la de quienes brindan su apoyo a PP y PSOE revela divergencias destacables. Si bien apenas se observan oscilaciones a lo largo del periodo temporal analizado, sí se contempla una clara distancia entre quienes se declaran partidarios del PP y quienes manifiestan su preferencia por el PSOE o Podemos. Así, los votantes del Partido Popular se hallan claramente situados en la derecha del espectro ideológico, con una puntuación media de 7 dentro de la escala. Los votantes del PSOE, por su parte, se autoubican en posiciones progresistas (oscilando entre los valores medios de 3,6 y 3,9), próximos a quienes expresan su intención de votar a Podemos, levemente más escorados hacia la izquierda (entre 3,3 y 3,5). Las diferencias detectadas entre estos dos últimos partidos proceden, fundamentalmente, de aquellos localizados en el extremo izquierdo del eje, cuyo apoyo al PSOE es muy inferior al obtenido por Podemos  16. Gráfico 7.  Evolución comparada de la media de auto-ubicación ideológica del votante de Podemos, PP y PSOE 10 9 8

PODEMOS PSOE PP

7 6 5 4 3 2 1 Junio 2014

Julio 2014

Octubre 2014

Enero 2015

Como hemos mencionado previamente, uno de los objetivos principales de este trabajo es analizar la coalición social que apoya a Podemos; comprobar si sus respaldos electorales son transversales a la clase social o si, por el contrario, tienen un perfil de clase claro. En el Gráfico 8, se muestra la evolución del voto a Podemos por clases sociales. Como puede observarse, desde un principio las clases sociales entre las que encuentra más apoyos son la de servicios II y los trabajadores no manuales. Los trabajadores cualificados son el tercer colectivo que más declara votar por este partido a pesar de que en un principio no confiaron 16  Según datos del barómetro del mes de enero de 2015, mientras que un 56 % de los electores situados en las categorías 1 y 2 del espectro ideológico optarían por la formación liderada por Iglesias, tan solo un 11 % mostraría su respaldo al partido socialista.

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Henar Criado Olmos / Patricia Pinta Sierra

especialmente en esta formación. Los empresarios muestran la tendencia contraria a la de los trabajadores cualificados: votaron a Podemos en las Europeas pero enseguida le retiraron su confianza, pasando a ser junto con los autónomos los que declaran una menor intención de voto a esta formación. Gráfico 8.  Evolución del voto a Podemos por clases sociales 40

30

No cualificados Autónomos No manuales Clase Servicios II Cualificados Empresarios Clase Servicios I

20

10

Junio 2014

Julio 2014

Octubre 2014

Enero 2015

A continuación, en los Gráficos 9 y 10, se compara la coalición social que apoya a Podemos con las coaliciones sociales que apoyan al PSOE y al PP. Como puede observarse, los grupos sociales que votan al PSOE son más similares a los grupos que votan a Podemos que a los que dan su voto al PP. La principal similitud entre Podemos y el PSOE es que ambos reciben una parte muy importante de sus apoyos de las clases trabajadoras. Los trabajadores cualificados y los trabajadores no manuales votan más al PSOE y a Podemos que a otros partidos, si bien los trabajadores cualificados y los no manuales prefieren ligeramente a Podemos, mientras que los trabajadores no cualificados declaran votar un 10 % más por el PSOE. Otra diferencia en la composición social entre Podemos y el PSOE es que el primero recibe un apoyo significativo de los profesionales de nivel medio: un 28 % como media declaran votar por este partido, mientras que el PSOE apenas cuenta con el 13 % de los votos dentro de este colectivo. Como mencionábamos más arriba, el perfil social de los votantes del PP se distingue claramente del perfil de los votantes de PSOE y Podemos. El PP recibe gran parte de sus votos de los pequeños empresarios, los autónomos y la clase de servicios I, profesionales liberales y directivos de empresas privadas. Y a diferencia de lo que sucede con el PSOE y Podemos, no recibe mucho apoyo de las clases trabajadoras, menos de un 20 %. En los análisis bivariados que acabamos de presentar se aprecia que Podemos sí tiene un perfil definido de clase en su electorado. Recibe una gran parte de sus

CRISIS ECONÓMICA, CLASE SOCIAL Y VOTO A PODEMOS

243

Gráfico 9.  Evolución del voto a PSOE por clases sociales 40

30

20

10

0 Junio 2014

Julio 2014 No cualificados Autónomos No manuales Clase Servicios I

Octubre 2014

Enero 2015

Cualificados Empresarios Clase Servicios II

Gráfico 10.  Evolución del voto a PP por clases sociales 60 50 40 30 20 10 Junio 2014

Julio 2014 No cualificados Autónomos No manuales Clase Servicios I

Octubre 2014 Cualificados Empresarios Clase Servicios II

Enero 2015

244

Henar Criado Olmos / Patricia Pinta Sierra

apoyos de los votantes de clase trabajadora y profesionales de grado medio. Es respaldado, por tanto, por aquellos votantes que probablemente han sufrido más las consecuencias de la crisis. Pero si la crisis económica es un factor fundamental para entender su éxito, es necesario analizar el voto de quienes más costes están asumiendo: los desempleados. A continuación se muestra la evolución del voto a Podemos de los desempleados comparado con otros partidos. Gráfico 11.  Evolución de voto a Podemos, al PP y al PSOE entre los parados 40

PODEMOS PSOE PP

30

20

10 Junio 2014

Julio 2014

Octubre 2014

Enero 2015

Como se muestra claramente en el Gráfico 11, los parados son un colectivo fundamental para entender el éxito de Podemos. En las elecciones europeas un 20 % de los parados declaran haber votado a Podemos y algo más de un 30 % al PSOE. Estos porcentajes se invierten en los barómetros de los meses siguientes: Podemos pasa a ser el primer partido entre los parados y el PSOE se convierte en el segundo. A la luz de la evolución del voto de este colectivo, parece claro que los parados es uno de los sectores sociales que ha cambiado sus lealtades del PSOE a Podemos. El PP, por su parte, se mantiene a mucha distancia de ambos. Su intención de voto en este grupo apenas ha superado el 15 %. En el epígrafe teórico defendíamos que para entender el apoyo a Podemos no solo es necesario distinguir entre clases sociales tradicionales, sino también tener en cuenta una nueva clase social cada vez más numerosa en nuestras sociedades: el precariado. Como mencionábamos en el apartado metodológico, hemos diferenciado al precariado de las clases trabajadoras y medias tradicionales distinguiendo por el tipo de contrato que tienen los encuestados. En los gráficos que aparecen a continuación se muestran los porcentajes de intención de voto a Podemos entre las diversas ocupaciones distinguiendo por el tipo de contrato. Una primera observación puramente descriptiva de los datos parece corroborar nuestra hipótesis teórica. Como puede observarse en los gráficos, los electores

CRISIS ECONÓMICA, CLASE SOCIAL Y VOTO A PODEMOS

245

que tienen contratos temporales, casi con independencia de cuál sea su ocupación, votan significativamente más por Podemos que aquellos cuyo contrato es indefinido. Parece, por tanto, que quienes sufren una mayor incertidumbre en sus ocupaciones son los que se han alejado en mayor medida del PP y el PSOE y se han acercado más a Podemos. No obstante, aunque esta tendencia de los trabajadores temporales a votar a Podemos se observa en todas las ocupaciones, es mucho más acentuada en unas que en otras. En concreto, como se muestra claramente en los Gráficos 12, 13 y 14, los temporales entre los trabajadores cualificados y las clases de servicios I y II muestran una intención de voto a Podemos entre 5 y 11 puntos mayor que quienes en estas mismas ocupaciones tienen un contrato fijo. Sin embargo, esta diferencia entre temporales e indefinidos se reduce a apenas uno y dos puntos entre los trabajadores no cualificados y no manuales respectivamente. Estos datos muestran que los temporales con ocupaciones más cualificadas votan más a Podemos que los temporales en ocupaciones con menor grado de cualificación. De hecho, los temporales de la clase de servicio II, básicamente profesionales liberales como abogados, arquitectos, economistas, votan a Podemos más de 20 puntos por encima que los indefinidos. ¿A qué se deben estas diferencia tan acentuadas? En principio, cabría pensar que estos electores con un nivel educativo alto y una posición precaria e incierta en su trabajo se sienten frustrados en especial. Probablemente, consideran que los partidos que han gobernado hasta el momento no han sido receptivos ante esta situación y por ello optan por uno nuevo, cuyos principales líderes han pasado por esta misma experiencia  17. Gráfico 12.  Voto a Podemos entre clase de servicios I fijos y temporales 80

Clase de Servicios I

Clase de Servicios temp.

60

40

20

0 Junio 2014

Julio 2014

Octubre 2014

Enero 2015

17  Julià Cano y Marí-Klose (2014) consideran también que el hecho de que gran parte de los líderes de Podemos tuviesen una posición precaria en el mercado de trabajo puede haber favorecido la identificación de esta clase social con este partido.

246

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Gráfico 13.  Voto a Podemos entre trabajadores cualificados fijos y temporales 50

40

30

20 Trabajadores cualificados

Trabajadores cualificados temp.

10 Junio 2014

Julio 2014

Octubre 2014

Enero 2015

Gráfico 14.  Voto a Podemos entre clase de servicios II fijos y temporales 45 40 35 30 25

Clase de Servicios II

Clase de Servicios temporal II

20 Junio 2014

Julio 2014

Octubre 2014

Enero 2015

Los resultados de estos análisis bivariados muestran algunas claves en la explicación del voto a Podemos. Sus votantes son mayoritariamente hombres, jóvenes, de izquierdas, de clase trabajadora, desempleados o profesionales de grado medio, y muchos de ellos también con contratos precarios. Entre estos colectivos están algunos de los sectores más perjudicados por la crisis económica: desem-

CRISIS ECONÓMICA, CLASE SOCIAL Y VOTO A PODEMOS

247

Gráfico 15.  Voto a Podemos entre trabajadores no cualificados y no manuales fijos y temporales 40 No cualificados temp.

35

No cualificados No manuales

No manuales temp.

30 25 20 15 Junio 2014

Julio 2014

Octubre 2014

Enero 2015

pleados, jóvenes, trabajadores y precarios. Pero para corroborar estas conclusiones, aún bastante tentativas, hemos complementado estos análisis bivariados con modelos multivariantes multinomiales. Con el análisis multivariante hemos pretendido, de una parte, cuantificar el impacto de las variables explicativas en la variable dependiente y, de la otra, confirmar el efecto de cada una de estas variables una vez que se introducen simultáneamente todas en el modelo. Como mencionábamos anteriormente, el modelo empírico estimado es una regresión logística multinomial. En la Tabla 1 se muestran los resultados del análisis de regresión multinomial. Como puede observarse, los resultados del análisis bivariado, en gran medida, se confirman. Si comenzamos el análisis de la tabla por la comparación entre los determinantes del voto a Podemos con respecto al PP, observamos que, como esperábamos, Podemos obtiene significativamente más votos entre los estudiantes y entre los que son más jóvenes. También votan significativamente más por Podemos que por el PP los votantes pertenecientes a las clases trabajadoras. Si tomamos como categoría de referencia los trabajadores autónomos, tanto los trabajadores cualificados, como los no cualificados y los no manuales votan más a Podemos. Este perfil de clase se complementa con el hecho de que también los parados voten por Podemos, mientras que los empresarios se decanten mayoritariamente por el PP. Se aparta de este patrón la clase de servicios II, que comparado con los autónomos, votan significativamente menos por el PP que por Podemos. Estas diferencias de clase son mucho menos claras cuando se comparan a los votantes de Podemos con los del PSOE. Tomando como referencia de nuevo a los trabajadores autónomos, no se aprecian diferencias significativas en las clases

248

Henar Criado Olmos / Patricia Pinta Sierra

Tabla 1.  Los determinantes del voto a Podemos frente al resto de los partidos, junio 2014-enero 2015 Voto PP

Voto PSOE

Voto IU

Voto UPD/ Ciudadanos

Voto Nacionalista

Servicios I

NS

NS

NS

0,97* (0,33)

NS

Servicios II

–0.64* (0,22)

NS

NS

NS

NS

Empresarios

0,88* (0,48)

NS

NS

NS

NS

Trabajadores no manuales

–0,58* (0,35)

NS

NS

NS

NS

Trabajadores cualificados

–80** (0,29)

NS

NS

NS

NS

Trabajadores no cualificados

–0,45* (0,24)

0,56* (0,27)

NS

NS

NS

Jubilados

NS

0,81* (0,26)

NS

NS

NS

Parados

–0,80** (0,21)

0,55* (0,24)

NS

NS

NS

Estudiantes

–0,66** (0,31)

NS

NS

NS

NS

NS

0,96** (0,30)

NS

NS

NS

0,34** (0,04)

0,30* (0,06)

0,08* (0,05)

0,22* (0,06)

0,26** (0,05)

NS

0,26* (0,11)

0,26* (11)

NS

0,19* (0,11)

–1,24** (0,24)

–1,89** (0,27)

–1,36** (0,26)

–2,10** (0,35)

–2,01** (0,37)

0,04

0,04

0,04

0,04

0,04

–9.241,14

–9.241,14

–9.241,14

–9.241,14

–9.241,14

4.955

4.955

4.955

4.955

4.955

Clase social (Cat. ref. autónomos)

Trabajo doméstico Edad Género Constante Pseudos R2 Log likelihood N

que apoyan a Podemos con respecto a las que apoyan al PSOE, si bien hay una clara excepción: los trabajadores no cualificados, que muestran un apoyo mayor al PSOE que a Podemos. Los parados también apoyan más al PSOE que a Podemos, mientras que con el PP sucedía la contrario. No obstante, es necesario tener en cuenta que hay que interpretar este coeficiente en comparación con los trabajadores autónomos. Con respecto a otras características, sí se pueden establecer algunas diferencias más claras entre los votantes de PSOE y Podemos. Es más probable que voten al PSOE que a Podemos las amas de casa, las mujeres y los que tiene más edad. Estos dos grupos son los que también se distinguen en su apoyo a IU frente a Podemos. En términos de clase social, los votantes de

CRISIS ECONÓMICA, CLASE SOCIAL Y VOTO A PODEMOS

249

Podemos y de IU no son diferenciables. Sí lo son los de Ciudadanos y de UPyD, que reciben mucho más apoyo de profesionales liberales y altos ejecutivos que Podemos. A la luz de los resultados multivariantes, es posible confirmar, en gran medida, los hallazgos obtenidos en los análisis bivariados. Los votantes de Podemos son mucho más similares a los del PSOE e IU que a los del PP, UPyD y Ciudadanos. Podemos ha recibido votos de sectores sociales que apoyaban tradicionalmente a estos partidos, con la excepción de los trabajadores no cualificados para el PSOE. Con respecto al resto de las variables, las amas de casa y los jubilados apoyan más a partidos diferentes de Podemos, mientras que con los estudiantes y los más jóvenes sucede lo contrario. En la Tabla 2 hemos comprobado si estos resultados obtenidos en el modelo multinomial son robustos introduciendo la ideología de los encuestados como variable de control. Como puede observarse, los resultados son muy similares a los alcanzados en el modelo original. Tabla 2.  Los determinantes del voto a Podemos frente al resto de los partidos, junio 2014-enero 2015 Voto PP

Voto PSOE

Voto IU

Voto UPD/ Ciudadanos

Voto Nacionalista

Servicios I

NS

NS

NS

0,85* (0,36)

NS

Servicios II

–0,58* (0,34)

NS

NS

NS

NS

Empresarios

NS

NS

NS

NS

NS

Trabajadores no manuales

–0,62* (0,37)

NS

NS

NS

NS

Trabajadores cualificados

NS

NS

NS

NS

NS

Trabajadores no cualificados

NS

0,58* (0,28)

NS

NS

NS

Jubilados

NS

0,72* (0,26)

NS

NS

NS

Parados

–1,01** (0,32)

0,48* (0,25)

NS

NS

NS

Estudiantes

–1,13** (0,47)

NS

NS

NS

NS

NS

0,95** (0,32)

NS

NS

NS

Ideología

1,65** (0,05)

0,14** (0,03)

–0,33** (0,04)

0,76** (0,04)

0,17** (0,03)

Edad

0,30** (0,06)

0,10* (0,05)

0,10* (0,05)

0,22* (0,06)

0,26** (0,05)

NS

0,26* (0,11)

0,26* (0,11)

NS

0,21* (0,11)

Clase social (Cat. ref. autónomos)

Trabajo doméstico

Género

250

Henar Criado Olmos / Patricia Pinta Sierra

Tabla 2.  (Cont.)

Constante Pseudos R2 Log likelihood N

Voto PP

Voto PSOE

Voto IU

Voto UPD/ Ciudadanos

Voto Nacionalista

–9,44** (0,45)

–2,39** (0,30)

NS

–5,21** (0,43)

–2,61** (0,37)

0,22

0,22

0,22

0,22

0,22

–6.923,26

–6.923,26

–6.923,26

–6.923,26

–6.923,26

4.955

4.955

4.955

4.955

4.955

4. Conclusiones En el estudio de las bases sociales de apoyo a Podemos, se ha puesto especial énfasis en el perfil y las características socioeconómicas de los electores a fin de examinar la composición de clase del voto y sus vínculos con el precariado emergente en el contexto de la globalización. Los análisis realizados dibujan, en primer lugar, un electorado eminentemente joven, masculinizado, de izquierdas y con niveles considerablemente elevados de formación académica. Asimismo, y por lo que respecta a su estructura de clase, se ha observado la relevancia del apoyo electoral a Podemos procedente de las clases trabajadoras, los profesionales de grado medio, los parados y los trabajadores precarios. Por el contrario, otros colectivos como las amas de casa, los jubilados, los empresarios, los profesionales liberales y los autónomos se muestran más distantes de esta formación política, brindándole un respaldo significativamente menor en las urnas. Los resultados obtenidos, tanto en el análisis descriptivo bivariado como en la estimación de modelos multivariantes, ponen de manifiesto el impacto de la gran recesión económica sobre la configuración del voto a Podemos. Junto al peso de cuestiones ya discutidas por otros autores como la indignación o el descrédito de los partidos tradicionales, nuestros análisis revelan cómo dentro de los sectores que apoyan a esta reciente organización política se encuentran también algunos de los grupos más perjudicados por la crisis. Así, el respaldo electoral de los jóvenes, los desempleados y los trabajadores precarios sujetos a la incertidumbre de la temporalidad contractual contribuye explicar el éxito y simpatías cosechadas por Podemos hasta la fecha. Finalmente, el análisis ha prestado atención no solo a la evolución del apoyo a esta formación durante sus primeros meses de vida, sino también a las características de sus votantes en términos comparados con otros partidos. Se ha constatado que el perfil de clase del votante de Podemos se encuentra más próximo —si bien con notables diferencias en otros aspectos detallados a lo largo del texto— al del PSOE e IU, mientras que se distancia de los electores del PP, Ciudadanos y UPyD. En definitiva, no parece oportuno descartar la clase social como factor explicativo que nos ayude a comprender quién y por qué está otorgando su confianza a Podemos.

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Henar Criado Olmos / Patricia Pinta Sierra

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CRISIS ECONÓMICA, CLASE SOCIAL Y VOTO A PODEMOS

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