Correfocs de Barcelona, persperctivas y gestión de una reciente tradición inventada

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Descripción

Resumen La presente investigación tiene por objetivos estudiar la evolución histórica de los correfocs en Barcelona, para comprender el desarrollo de la manifestación en la ciudad y el origen inspirado en los balls de diables del resto del territorio catalán. A su vez, se propone un análisis sobre las actuaciones de los correfocs durante la Fiesta de La Mercè, fiesta mayor de Barcelona, como principal demostración cultural de dicha manifestación en la ciudad, y de la colla Vella de Gràcia para comparar distintas actuaciones. En este marco, la investigación busca validar o refutar la hipótesis planteada de que los correfocs son un elemento patrimonial de Catalunya, analizando las visiones sobre la manifestación desde dentro de una colla y desde el gobierno local, en cuanto a elementos característico y patrimonial, teniendo en cuenta los posibles discursos existentes. Asimismo, se plantea analizar las políticas y acciones de gestión que el gobierno local y la Generalitat de Catalunya están llevando a cabo con respecto a la manifestación.

Una cámara sobre un trípode, intentando captar la fotográfica perfecta de la chispa del correfoc, difícilmente capturable, por su carácter efímero y de contraste nocturno. Uno piensa que lo más importante de la escena es la cámara, pero nada sería posible sin el trípode. A la pata de siempre, la familia y los amigos. A la familia que siempre está presente, pensando en uno, dando apoyo a la distancia, que incondicionalmente saben decir las palabras indicadas en los momentos indicados. A los amigos, los que están lejos y los que conocí en estos años, que supieron comprender mis silencios no como desinterés sino como dedicación, y a los que no se quedaron callados para darme palabras de aliento. A la pata nueva, esa gente maravillosa que conocí en el camino del master, compañeros de clase que se convirtieron en amigos, a la gente de la Direcció General de Cultura Popular, Associacionisme i Acció Culturals que me hicieron sentir cómoda a lo largo de todas mis prácticas y que incluso una vez terminadas me dieron todo su apoyo y conocimiento, a los entrevistados que sin conocerme me regalaron parte de su tiempo para lograr ver todos los enfoques posibles y mostraron interés en el revelado de la foto. A esa tercera pata, que todo trípode tiene, que no deja que el pulso tiemble, que hace que la mano no se canse y caiga, que empuja a seguir adelante, a tener paciencia y que acompaña en el proceso, con palabras, recomendaciones, lecturas o simplemente una charla de motivación. Que por poco o mucho que conozcamos, sabemos que sin su presencia la foto hubiera salido movida o fuera de foco. Gracias a todos por hacer que esta fotografía, sin ser perfecta, haya podido capturar la esencia y alma de lo que buscaba retratar.

Índice Introducción .................................................................................................................................... 1 Metodología .................................................................................................................................... 7 Historia y actualidad..................................................................................................................... 13 Importancia del fuego en Catalunya ......................................................................................... 13 De divinidades paganas y Sant Miquel, a los balls de diables y correfocs ............................... 15 Contexto histórico ..................................................................................................................... 19 Correfoc de La Mercé ............................................................................................................... 22 La colla Vella de Gràcia............................................................................................................ 32 Cultura, identidad y patrimonio .................................................................................................... 39 Cultura e identidad .................................................................................................................... 39 Patrimonio ................................................................................................................................. 44 Perspectivas............................................................................................................................... 53 Gestión .......................................................................................................................................... 63 Gestión del patrimonio .............................................................................................................. 63 Agrupaciones ............................................................................................................................ 64 Gestión y problemáticas actuales .............................................................................................. 70 Conclusiones ................................................................................................................................. 81 Bibliografía ................................................................................................................................... 87 Anexos ........................................................................................................................................... 95

Introducción El correfoc es un espectáculo de calle en el que personas vestidas de diablos lanzan elementos pirotécnicos a lo largo de un recorrido preestablecido donde el público interactúa con ellos enfrentándolos, esquivándolos o acompañándolos bajo un paraguas formado por el fuego de las carretilles encendidas. El objetivo de esta investigación es hacer un análisis de la manifestación cultural de los correfocs en la ciudad de Barcelona, elemento que forma parte de la historia catalana, y hoy en día está presente en un gran número de fiestas mayores de Catalunya (Grau, 2000), como así también en las fiestas mayores de los barrios de Barcelona. Sin embargo, esto no siempre ha sido así, si bien estos pasacalles se basan en tradiciones que datan del siglo XII bajo el nombre de ball de diables, su aparición como se los conoce hoy en día es de fines de los años ’70, más precisamente en el año 1979, cuando para la celebración de la fiesta mayor de Barcelona, conocida como Fiesta de La Mercè, aparecen por primera vez los correfocs, denominación que se le dará a partir del siguiente año. La investigación del caso seguirá un análisis de la línea histórica de esta manifestación, estudiando sus orígenes en los bailes de diablos, su debilitación durante la guerra civil, y su reaparición y transformación durante los ‘80 hasta llegar a los actuales correfocs. Esta evolución no fue solamente a nivel histórico, sino también a nivel territorial, expandiéndose y multiplicándose las cantidades de grupos de correfocs en todo el territorio catalán. Pero, ¿cuál es la razón por la cual se retoma esta antigua tradición catalana, que de hecho hasta entonces no había tenido presencia en Barcelona? ¿Por qué cobra tal importancia que el resto de las localidades deciden replicar el modelo barcelonés? En este sentido, se indagará en la historia de los correfocs para buscar respuesta a estas preguntas, mediante recopilación bibliográfica, periodística y entrevistas, para comprender el desarrollo de la manifestación en la ciudad y sus diferencias y similitudes entre los correfocs actuales y los tradicionales ball de diables, como así también analizar el proceso que lo llevó a ser un elemento trascendental de las fiestas catalanas. Como se mencionó anteriormente, los correfocs se hicieron presentes en Barcelona hace relativamente poco tiempo, pero desde ese entonces, tanto en Barcelona como en el resto de Catalunya, la cantidad de grupos de diables ha ido en aumento, existiendo en Catalunya actualmente alrededor de 150 colles, y en Barcelona en particular, 28 colles de correfoc, de las cuales las de los 1

barrios de El Clot (Diables del Clot), Sants (Diables de Sants) y Gràcia (La Vella de Gràcia) son las más antiguas, esta última fundada en 1982. Esta investigación tomará como casos a describir, a partir de la recopilación periodística, la observación participante y registro fotográfico, la fiesta de La Mercè como principal evento de participación de correfocs, y también la colla La Vella de Gràcia, para mostrar cómo, a pesar de no organizarse como un baile de diablos, siguen manteniendo algunos elementos tradicionales. Chiriguini (2008: 65) afirma que “los rituales en general, propios de todas las sociedades humanas, tienen como objetivo renovar el sentido de pertenencia, de identificación, en los diferentes grupos sociales, comunidades y naciones”. De manera similar, García (1998) afirma que desde la cultura se hace uso de los discursos para homogeneizar identidades, mientras que Prats (1997) plantea que toda formulación de la identidad es sólo una versión de la misma y por lo tanto tiene una connotación ideológica, ya que existe una relación entre la realidad, las ideas y valores previos, y los intereses de quienes la comparten. Para Chiriguini (2008: 69) “asumir una identidad supone una toma de conciencia de valores y prácticas asociadas a dicha posición en un determinado contexto histórico en el que se movilizan razones, emociones y voluntades”. De esta manera, las activaciones patrimoniales son representaciones simbólicas de versiones de la identidad, sistemas de símbolos que se encuentran condicionadas por los valores e ideas de sus legitimadores, aunque se intente mostrar como puro reflejo de la realidad. Se logra entender a las activaciones patrimoniales como estrategias políticas, donde ninguna activación es neutral o inocente. Si bien es la sociedad la que adhiere o consensua una representación, imagen o discurso, ésta ha sido elaborada previamente. En esta línea, en Catalunya en general, durante el período posterior a la vuelta a la democracia, se fueron dando una serie de procesos de recuperación de elementos culturales, perdidos durante la época de la guerra civil y el franquismo, entre los cuales se encuentra la manifestación cultural estudiada. Teniendo en cuenta este contexto en el que se produce su reaparición y consolidación, ¿podría considerarse que los correfocs refuerzan el sentido de pertenencia a la cultura catalana? ¿Es esta activación impulsada por un sector particular de la sociedad como estrategia política? A partir de estas dudas, se buscará comprender el papel que tuvo esta manifestación en la reconstrucción de la identidad catalana, escondida durante el período de la dictadura franquista.

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El proceso de identidad se genera en contextos sociales diferentes, donde cada persona tiene una interpretación propia de esos elementos de la cultura (García, 1998). A su vez, como individuos integrantes de un grupo, no solo forman una identidad propia, sino que también lo hace en conjunto con otros; es así que, en un mismo grupo, convive una identidad común a todos, pero con individuos que poseen también sus propias opiniones. Ahora bien, tomando al patrimonio como reinterpretación del pasado (García, 1998; Del Mármol, 2010), donde los agentes actuales le dan un nuevo significado, el pasado es adaptado a las necesidades del presente. Estas reinterpretaciones, sumadas a que cada individuo genera su propia idea de identidad con respecto a un elemento, justifican que existan distintas visiones y discursos con respecto a un mismo elemento del patrimonio. Así, el caso de estudio de los correfocs podría no ser la excepción, ya que como elemento tomado del pasado se ha readaptado a la actualidad y está presente en la sociedad catalana, que por su corta trayectoria abarca dos tipos de generaciones, aquella que vio nacer a los correfocs y una que no conoce las fiestas locales sin ellos. A su vez, esta manifestación tiene como actores principales a los individuos que participan activamente, integrantes de un grupo que comparten como elemento común un sentido de pertenencia hacia la colla a la que pertenecen, pero también al Estado como principal regulador de la actividad, por desarrollarse en contextos de fiestas locales organizadas por ellos y en la vía pública. Es en la combinación de los conceptos explicados anteriormente, que surge el interés por investigar la existencia de visiones diferentes sobre los correfocs, a partir de entrevistas semidirigidas a estos actores mencionados. Si bien la población en general se encuentra relacionada, en mayor o menor medida con la manifestación, en este trabajo se propone analizar la perspectiva de los participantes de la colla La Vella de Gracia y las asociaciones que engloban a las colles dentro de Barcelona, y la visión externa, únicamente desde el sector gubernamental de las áreas de cultura del Ajuntament de Barcelona y la Generalitat de Catalunya, involucradas directamente con la gestión del elemento en el contexto de la gestión del patrimonio local. Ahora bien, ¿podrían los correfocs ser considerados como parte del patrimonio catalán? Varios autores (Prats, 1997; Smith, 2006) señalan que el patrimonio es una construcción social, ideado por alguien o a partir de un proceso colectivo. Al mismo tiempo, Prats (1997) hace una distinción entre la construcción social y la “invención” del patrimonio, siendo la primera asociada con procesos inconscientes e impersonales de legitimación, donde necesariamente hay una intervención de una hegemonía social 3

y cultural. Mientras que la invención se refiere a procesos personales y conscientes de manipulación de elementos y composiciones extraídas de una realidad y puestas en un nuevo contexto donde, para arraigar y perpetuarse, deberá alcanzar un mínimo nivel de consenso. En cuanto a la manera de salvaguardar este patrimonio, la Convención para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial (UNESCO, 2003) propone una serie de recomendaciones para que el patrimonio inmaterial pueda ser transmitido a las generaciones futuras. Sin embargo, dicho documento ha sido objeto de diversas críticas (Smith, 2006; Smith, 2014; Roigé i Ventura, 2014; Estrada i Bonell y Del Mármol, 2014), no sólo desde lo conceptual de su definición sobre este tipo de patrimonio, el carácter político que supone su implementación, sino que también se plantea que la aplicación de las propuestas generales de salvaguarda podría suponer la fosilización de las prácticas culturales. Así, si el patrimonio es una representación de la cultura, “una forma de expresar algunos aspectos de la realidad, pero no es la realidad” (García, 1998: 16), las propuestas de la UNESCO se estarían centrando justamente en estos símbolos que hablan de la cultura. Y si una de las críticas más fuertes hacia la Convención es un posible estancamiento cultural, quizás el error se encuentra en no hacer énfasis en la promoción de la cultura como elemento vivo, de carácter cotidiano, que evoluciona con el paso del tiempo. Teniendo en cuenta esta concepción, interesa hacer un análisis sobre la gestión de una manifestación viva como son los correfocs, prestando una especial atención a detectar sobre qué se hace foco. Si bien la búsqueda del conocimiento del elemento con el que se está trabajando es importante, no se debe dejar de reconocer las modificaciones que se fueron generando a lo largo de la historia. Estos cambios no son únicamente en cuanto a paso del tiempo, sino en cambios de mentalidad, de modos de vida, de razones de hacer las cosas. Entonces, el presente trabajo tiene como objetivo hacer un análisis histórico patrimonial sobre los correfocs, centrándose en el estudio de las perspectivas de los integrantes de la colla La Vella de Gràcia y de miembros del área de cultura del Ajuntament de Barcelona y la Generalitat de Catalunya, a la vez que se buscará describir la importancia de la recuperación de elementos culturales como los correfocs en la construcción de la identidad catalana luego de la caída del régimen franquista. Se recabará información histórica de la manifestación cultural en Catalunya con énfasis en Barcelona, haciéndose a su vez, una descripción detallada del desarrollo de la actividad en las últimas performances, durante el año 2015, analizando por último, las acciones llevadas adelante en cuanto a gestión de esta práctica cultural catalana. En el 4

contexto de esta investigación, se plantean entonces dos hipótesis centrales, por un lado que la manifestación cultural de los correfocs es un elemento del patrimonio cultural catalán, y que las gestiones asociadas a los correfocs son insuficientes para promover su significado y carácter patrimonial.

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Metodología Para el desarrollo de la presente investigación, se hará uso de una variedad de metodologías cualitativas que incluyen la recopilación bibliográfica y periodística con respecto a la manifestación cultural estudiada; la observación participante en las fiestas de La Mercè, la fiesta mayor de Gràcia y otros eventos relacionados a los correfocs, con su correspondiente registro fotográfico; realización de entrevistas semidirigidas a actores pertinentes en la historia, actualidad y gestión de la manifestación; como así también un análisis de la legislación ligada a la gestión cultural y de seguridad de los correfocs. En primer lugar es necesario definir el campo de estudio sobre el cual se centra la investigación. Para ello, Guber (2004) hace referencia a dos cuestiones fundamentales: el ámbito físico "unidad de estudio" y los sujetos de estudio o "unidades de análisis". En este sentido, en cuanto al ámbito físico se propuso abarcar la ciudad de Barcelona durante la celebración de la fiesta mayor de Barcelona, principalmente durante el evento de los correfocs de La Mercè, en primer lugar. En segunda instancia, se hacer énfasis en el evento de los correfocs del barrio de Gràcia durante la fiesta mayor del barrio. Como se puede observar, la unidad de estudio se encuentra acotada a una institución con correlato espacial circunscripto (Guber, 2004), en el caso general de La Mercè son los acotamientos territoriales son en cuanto al Ajuntament de Barcelona y el Generalitat de Catalunya, mientras que en el barrio de Gràcia, se circunscribe a un único espacio geográfico. Ahora bien, una unidad de análisis no necesariamente tiene que coincidir con una comunidad local. Puede tomarse como sujeto de estudio unidades más grandes como una comarca, o ciudad, o algunas más pequeñas como un barrio, o incluso definir la unidad en base a características como clase social, profesiones, pertenencia a un grupo o a una red de relaciones de amistad (Roigé i Ventura et al, 1999). Debido a las características y limitaciones de la presente investigación, no se tomó como sujeto a toda la población de Barcelona, sino a aquellos ciudadanos que participen activamente en la manifestación cultural de los correfocs y al sector gubernamental que toma decisiones que afectan a la actividad. De esta manera si bien no se hará un análisis exhaustivo de la población, se centrará en los actores que están involucrados más activamente con la manifestación. 7

Se decidió consultar a varios informantes para salvar posibles interpretaciones individuales de los hechos (Guber, 2004: 129) “ningún informante, por más especializado que sea, puede dar la información total sobre un acontecimiento, un campo de actividad, etc.”. La diferencia de visiones de los informantes son parte del proceso, así, no se puede tomar la palabra de uno de ellos como verdad o mentira, ya que cada persona está influenciada por experiencias, conocimientos propios. Otro aspecto que influye en la visión de un informante es el lugar que ocupa en la sociedad, por ello es esencial comprender la posición de cada informante con respecto al caso estudiado, relaciones entre los actores, relaciones de poder. Para identificar el rol del informante dentro del sistema social, será necesario hacer algunas preguntas personal es que nos permitan acercarnos a esta información. También se debe tener en cuenta que el informante y el investigador tienen distintos objetivos con respecto al objeto de estudio. Así, el investigador “aspira a construir un modelo interpretativo (análisis científico) más que un modelo para la acción (como hacen sus informantes)” (Guber, 2004: 130). Es necesario tener presente estas diferencias al momento de recabar la información, para poder guiar al informante y así obtener los datos relevantes necesarios para alcanzar los objetivos de la investigación. También se debe considerar que los informantes pueden actuar de una manera diferente ante la presencia del investigador. Por lo tanto, la influencia de la presencia del agente externo tiene que ser tenida en cuenta al momento de analizar los resultados (Guber, 2004). En el caso de estudio, esta influencia no es tan evidente en el momento de la interpretación de la manifestación, ya que al tratarse de un acto público que se desarrolla en las calles, ya de por sí hay presencia de un gran número de espectadores.

Para desarrollar la investigación propuesta, se hará uso de los que varios autores consideran “los tres ingredientes metodológicos principales de la investigación social” (Valles, 1999: 119): documentación, observación y entrevista. Siguiendo la clasificación de Almarcha et al (1969 en Valles, 1999), se plantea la diferenciación entre datos primarios y datos secundarios. Se consideran a los primeros como aquellos de elaboración propia, con intencionalidad dirigida hacia los fines de la investigación propuesta. En este caso, se desarrollará tanto la observación participante como una serie de entrevistas semidirigidas.

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En el caso de los datos secundarios, se hace referencia a todo aquel material publicado por otras instituciones sin fines específicos de investigación social. A continuación se detallará una a una la justificación de su aplicación y qué se busca obtener con ellas.

Investigación documental: como bien se indicó anteriormente, esta metodología hace uso de material existente fuera del contexto de la propia investigación. Para ello, se hizo una recopilación tanto de material escrito como de documentación audiovisual. Se trató información bibliográfica teórica para el planteo del estado de la cuestión y el marco conceptual de la investigación. Al mismo tiempo, se buscó recabar bibliografía existente sobre el caso particular de los correfocs. Aquí, se llevó adelante una búsqueda de material histórico en autores de referencia de documentación de la cultura catalana en general, como así de los bailes de diablos y correfocs en particular. A su vez, se realizó una búsqueda en las hemerotecas de diarios locales, para poder desarrollar la evolución histórica de los correfocs en Barcelona. Esta metodología no solo se basa en el material escrito, sino también en el audiovisual. Así, se acudió a la consulta de la existencia de documentación fotográfica, sonora y videos antiguos o actuales de la manifestación, como así también se visitó la exposición Comediants en el Palau Robert, donde se explica la trayectoria de este grupo teatral cuyo espectáculo Dimonis se inspira en la manifestación de los correfocs.

Observación participante: Guber (2004: 173) plantea que algunos autores afirma que un investigador no puede ser objetivo con su objeto de estudio, pero al mismo tiempo otros afirman que los hechos de carácter social no pueden analizarse correctamente sin involucrarse en los mismos: “Ni el investigador puede ser uno más entre sus informantes, ni su presencia puede ser tan exterior como para no afectar en modo alguno el escenario y a sus protagonistas". A esto también hace alusión Valles (1999: 144), al explicar que los fundamentos para usar esta metodología son la búsqueda de realismo y la reconstrucción del significado. Así, ambos autores coinciden en que la presencia en el campo de investigación es necesaria ya que evita la interpretación y mediación por parte de terceros, y ofrece una visión más real de lo que se pretende investigar. A través de la observación participante, el investigador efectúa sus observaciones y procede a la recopilación de datos propios (Roigé i Ventura et al, 1999), a la vez que 9

constituye también una forma de análisis, ya que al obtener la información, va haciendo una interpretación de lo que se observa (Guber, 2004). Teniendo en cuenta lo explicado anteriormente, se llevó a cabo una tarea de observación participante activa durante la celebración de la fiesta de la Mercè, el día 20 de septiembre de 2015, que se desarrolló, como todos los años, a lo largo de Vía Laietana, iniciándose en la plaça d’Antoni Maura. Se hizo una documentación fotográfica de la manifestación, al mismo tiempo que se participó activamente al incorporarse junto con algunos integrantes de distintas colles a correr con ellos. A su vez, se procedió de manera similar con el segundo caso. Durante la fiesta mayor de Gracia, la colla de correfocs del barrio realiza un recorrido por las calles principales del mismo, culminando en la plaça de la Vila de Gràcia. En este contexto, solo se limitó a la observación y documentación de la práctica cultural, manteniéndose al margen de una participación activa como en el caso de la fiesta de La Mercè. Es decir, en este caso se llevó a cabo una participación pasiva, como un espectador más de entre los presentes. Este tipo de metodología, si bien cuenta con algunas desventajas en cuanto a interpretación, la información recopilada será contrastada con la obtenida del análisis documental y las entrevistas. Por otra parte, generalmente también se presenta como problema que el procedimiento de registro de la información in situ (a través de toma de notas y fotografías) puede modificar el comportamiento normal de los participantes (Roigé i Ventura et al, 1999). Sin embargo, la presencia del investigador se debe aclarar que en el caso investigado, no cuenta con esta dificultad ya que, como se mencionó anteriormente, los correfocs son una manifestación pública que se desarrolla en la calle donde se involucra todo tipo de gente, desde espectadores pasivos o activos, medios de comunicación, fotógrafos amateur. A partir de esta metodología, se pretende hacer una aproximación a la manifestación tal cual se desarrolla hoy en día, procediendo a una descripción de cómo se fueron desarrollando los pasacalles de dicho año, y comparando ambas manifestaciones.

Entrevista antropológica: La entrevista permite realizar un análisis diferente, ya que permite obtener información sobre experiencias personales de los informantes, permite acceder a temas que mediante otras técnicas sería imposible llegar, y permite un estudio interdisciplinar, pudiendo contrastar posteriormente la información resultante (Roigé i Ventura et al, 1999). 10

Como bien señalan varios autores (Guber, 2004; Viúdez, 2010), hay cierta información como los sistemas de representaciones, ideas, creencias, sentimientos, valores, normas, criterios de adscripción y clasificación entre otros, que no pueden obtenerse por medio de la observación. Para abordar estas temáticas, se propone la entrevista como la técnica más adecuada. Teniendo en cuenta que uno de los objetivos propuestos apunta justamente a describir las visiones internas y externas de la manifestación, se debió realizar diversas entrevistas para la obtención de dicha información. Además de esto, la información obtenida mediante entrevistas, como fuente primaria, no existe previa a la investigación, por lo que son una fuente interesante de recoger información nueva sobre un objeto de estudio. Sin embargo, se debe tener en cuenta que los propietarios de este conocimiento son personas, lo que implica que si no se registra, dicha información puede llegar a perderse. Aquí radica la importancia de un buen registro de toda fuente oral. Se definió llevar adelante entrevistas estandarizadas abiertas o semidirigidas por tratarse de un procedimiento altamente flexible ya que, si bien se cuenta con un guión, le permite al informante hablar libremente desde su perspectiva. Esto permite obtener información que en un primer momento no fue considerada por el investigador, o incluso dejar que el entrevistado vaya haciendo hincapié en aquellas cuestiones que cree más significativa para que sea registrada. Guber (2004: 213) hace referencia a este aspecto: “la libre asociación permite introducir temas y conceptos desde la perspectiva del informante más que desde la lógica del investigador”. Ahora bien, para alcanzar los objetivos de investigación propuestos, se llevaron a cabo una serie de entrevistas a distintos actores con conocimientos sobre los correfocs, como así también que intervienen en la manifestación cultural. Como principales informantes de la evolución histórica de los correfocs y de percepciones sobre los mismos, se entrevistó a: 

Salvador Palomar, etnólogo y dinamizador cultural, escribió gran cantidad de libros referidos a las fiestas y sus manifestaciones, entre ellas, los bailes de diablos.



Bienvenido Moya, gestor cultural, trabajó en colaboración con el Departament de Cultura del Ajuntament de Barcelona durante la recuperación democrática para rehacer el calendario festivo.

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Jan Grau, técnico especialista en cultura popular y tradicional de la Direcció General de Cultura Popular, Associacionisme i Acció Culturals del Departament de Cultura de la Generalitat de Catalunya.



Oriol Cendra Planas, técnico especialista en cultura popular y tradicional catalana de la Direcció General de Cultura Popular, Associacionisme i Acció Culturals del Departament de Cultura de la Generalitat de Catalunya.



Joan Manel Camps, técnico del Departament de Festes i Tradicions, Direcció de Cultura de Proximitat, Institut de Cultura de Barcelona.



Margarita Arregui Mulet, fundadora de la Federació de diables ciutat de Barcelona y Cristina Velasco, actual presidenta de la Federació de diables ciutat de Barcelona.



Isaac Rubio, actual presidente de la colla La Vella de Gràcia.



Guillem Roma, ex presidente y tabaler de la colla La Vella de Gràcia.



Jordi Cubillos, fundador de la colla La Vella de Gràcia.



Josep Marial Contel, Taller d’Història de Gràcia Centre d’Estudis.

En dichos encuentros, se buscó profundizar la bibliografía consultada con respecto al origen e historia del pasacalle, tanto a nivel Catalunya como en el ámbito local de Barcelona, y sus elementos característicos. Se indagó sobre las visiones y perspectivas propias de cada actor con respecto a la manifestación y opiniones sobre su carácter patrimonial de la cultura catalana. Dentro de los temas a preguntar también se incluyeron los significados de los elementos patrimoniales activados, si hubo un proceso que se siguió para dicho reconocimiento, cómo se logró este reconocimiento por parte de la población en general, quién lo impulsó, qué acciones se propusieron, si se cuenta con un inventario del mismo o si se lo documentó. Como ya se ha mencionado anteriormente, cada informante tiene una pertenencia social dentro de la sociedad, por lo que sus visiones y opiniones con respecto a la temática deberán ser tenidas en cuenta dentro de ese contexto. De todas maneras, dicha subjetividad es tenida en cuenta al momento de analizar la información resultante de la aplicación de esta técnica.

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Historia y actualidad Para un mejor entendimiento de la manifestación cultural analizada en este trabajo, se propone a continuación un análisis de su evolución histórica, desde sus orígenes en Catalunya, pasando por el inicio de la manifestación en Barcelona hasta llegar al día de hoy. Explicando a su vez el evento más importante en cuanto a correfocs desarrollado durante la Fiesta de La Mercè, hasta el caso particular de los correfocs del barrio de Gràcia, con su actuación en la fiesta del barrio.

Importancia del fuego en Catalunya Elementos festivos como los correfocs, no pueden entenderse sino dentro de un contexto donde el fuego ha estado presente no sólo a nivel cotidiano sino con gran importancia en las festividades. Antes de la existencia de la luz eléctrica, el fuego era utilizado como un elemento esencial de uso diario, para cocinar, dar calor, iluminar durante la noche; además de estas funciones prácticas, domésticas del fuego también tiene una función social, como elemento de reunión (Bertran, 2006). Los avances tecnológicos llevaron a que la presencia cotidiana del fuego en la vida del hombre disminuyera, tomando más importancia su uso festivo, reforzando su función simbólica y lúdica. El fuego, junto con sus atributos (luz, calor, olor, humo, ceniza) es transformado en símbolo o usado para transmitir, ritualizar y materializar una significación (Escola de Grallers, 1985). En la antigüedad, el fuego durante la fiesta servía para dar luminosidad a los ambientes pero también a modo de ornamentación, aunque estos no son sus únicos usos. La luz remite a lo sagrado, a la vida, refleja el paso del tiempo, sirve como ritual de purificación, y también como forma de ahuyentar a los malos espíritus (Escola de Grallers, 1985). En Catalunya, son numerosas las fiestas en las que el fuego está presente, con varios de los significados ya mencionados. En Navidad, la costumbre de iluminar los árboles, pesebres y algunos espacios de la casa, deriva de la antigua costumbre de encender hogueras luego de la cena de Navidad, mientras que el tradicional tiò es el tronco que se quemaba durante el invierno para iluminar y calentar el hogar. En poblaciones como Bagà o Sant Joan de Cerdenyola todavía suelen hacerse hogueras en las calles, y para la llegada de los reyes, los niños suelen salir a la calle con fanales para esperarlos y guiarlos (Escola de Grallers, 1985; Departament de Cultura de la Generalitat de 13

Catalunya, s.f.). Durante el ciclo de Pascuas se presenta como representación del fuego nuevo, con el encendido del cirio pascual; mientras que en el ámbito familiar, también se hace uso de velas, pero en este caso el significado recae sobre la luz como símbolo de vida, reflejando el paso del tiempo (Escola de Grallers, 1985). También el fuego se hace presente durante las festividades de varios santos. Para la celebración de Sant Antoni, se queman hogueras en las plazas centrales de los pueblos o de cruces de calles importantes, en Mallorca y pueblos de la Ribera d'Ebre, la Terra Alta y el País Valencià, acompañando las representaciones teatrales de la vida del santo y su lucha y victoria sobre el mal representado por demonios (Escola de Grallers, 1985; Departament de Cultura de la Generalitat de Catalunya, s.f.). Las fogatas también se presentan como ritual de renovación al celebrar el paso del invierno a la primavera teniéndolas como punto de reunión alrededor de las cuales la comunidad se junta. En algunas culturas, el fuego es utilizado para bendecir y proteger a los animales (Departament de Cultura de la Generalitat de Catalunya, s.f.). Se hacen hogueras también para las solemnidades de otros santos como Sant Pau, Sant Sebastià, Sant Blai o Santa Àgueda, y en otras celebraciones de la época, hasta que al final del carnaval, se hace la quema del Carnestoltes, demarcando el final de la fiesta y como símbolo de purificación de los excesos cometidos los días anteriores por la comunidad, a modo de quema de las culpas colectivas, dejando atrás el pasado y dando lugar a un tiempo nuevo (Bertran, 2006). Durante la época de carnaval también se celebra el ball del Tio Fresco, en el cual se quema un muñeco de papel enganchado a la espalda de los bailarines. Las quemas de las fallas artísticas de Valencia por Sant Josep también tienen un significado de depuración, para dar la bienvenida a la primavera (Departament de Cultura de la Generalitat de Catalunya, s.f.). Otra celebración de cambio de estación con presencia del fuego es la noche de Sant Joan, cuyas fogatas servían como protectoras contra los malos espíritus al mismo tiempo que simbolizan el calor de la noche de solsticio de verano (Escola de Grallers, 1985). En esta época, en algunas localidades del Pirineo, existe la tradición de las falles, donde los jóvenes solteros de los pueblos bajan desde los terrenos más altos de la zona con un tronco encendido (falla) y al llegar al pueblo encienden una hoguera, luego se baila a su alrededor. Esta costumbre fue declarada Patrimonio de la Humanidad en el año 2015. Otra celebración que posee una designación de reconocimiento internacional es la fiesta de la Patum, en la localidad de Berga. Este evento celebrado para el Corpus, tiene como punto culmine el Salt de Plens, cuando 14

estos personajes festivos y los patumaires bailan al ritmo de la música bajo chispas y fuego (Grau, 2000).

En las festividades catalanas, la presencia del fuego también se da a través de bailes, juegos y espectáculos. Ejemplos de estos son aquellos en que los niños tienen que apagar una vela con chorros de agua, o incluso la cursa del cresol, donde los participantes tienen que llegar a la meta sin que se apague un crisol que llevan entre las piernas (IPCITE, s.f.). Otra de las presencias es la de los fuegos artificiales, principalmente con los castells de foc, donde una gran cantidad de fuegos artificiales arman formas y dibujos en el cielo (Escola de Grallers, 1985). Con respecto a los bailes, ya se mencionaron anteriormente el del Tio Fresco para Carnaval, el de las fallas y el de La Patum, quedando por explicar aquel en el que se centra el presente trabajo, el ball de diables. Esta es una manifestación característica del folklore catalán, donde los personajes, con un significado entre la ancestral fuerza de la naturaleza y la representación cristiana del mal, encabezan las procesiones de las fiestas mayores, abriendo paso pero también demarcando el espacio del espectáculo. Los diablos son uno de los pocos personajes populares que tiene carácter satírico y de crítica social (Escola de Grallers, 1985; S. Palomar1, comunicación personal, 10 de junio de 2016), expresado en el momento de los parlamentos de los balls parlats. Otros elementos donde el fuego se hace presente en las danzas son a través del amplio bestiario popular, animales fantásticos, como dragones y víboras que escupen fuego.

De divinidades paganas y Sant Miquel, a los balls de diables y correfocs Ahora bien, retomando el caso del presente trabajo, el correfoc sería la evolución del ball de diables, originado en la representación de la batalla de Sant Miquel con el demonio durante la fiesta del Corpus (Escola de Grallers, 1985) mientras que otros aseguran que su origen es incluso más antiguo (Department de Cultura de la Generalitat de Catalunya, 1983; Palomar, 1995; Bertran et al, 1993). Estos últimos plantean que estas figuras tienen su verdadero origen en divinidades paganas encargadas de fertilizar la tierra y el ganado, simbolizando las fuerzas de la naturaleza 1

Salvador Palomar, etnólogo y dinamizador cultural, escribió gran cantidad de libros referidos a las fiestas y sus manifestaciones, entre ellas, los bailes de diablos.

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en celebraciones ancestrales y paganas (Department de Cultura de la Generalitat de Catalunya, 1983). Cuando el cristianismo empieza a tener un mayor poder ideológico dentro del territorio, comienza a incorporar rituales y simbologías paganas a su estructura, y a través de esta “cristianización” (Department de Cultura de la Generalitat de Catalunya, 1983), los diablos pasan a representar las fuerzas del mal. Pero Salvador Palomar (comunicación personal, 10 de junio de 2016) también señala que otra línea del origen se puede relacionar con los juegos con fuego, como elemento de riesgo calculado, que se hacían en las fiestas en la antigüedad. Si se habla de los diablos, se encuentran documentación de la lucha del bien y el mal, desde la Edad Media, pero también hace 300 años, hay documentación de juegos con animales y fuego como el bou de foc, que con el tiempo se convirtió en una carcasa con forma de buey al que se le colocaba pirotecnia y la gente jugaba y corría con él (S. Palomar, comunicación personal, 10 de junio de 2016). Así, Salvador Palomar, resalta que es necesario tener en cuenta que “el correfoc de finales del siglo XX de alguna manera es la reinterpretación de una serie de prácticas diferentes, y que tiene mucha importancia el concepto del joc amb el foc, más en una sociedad contemporánea en la cual de alguna manera los humanos estamos necesitados de ciertas prácticas de riesgo (…) porque como vivimos en una sociedad que todo está muy controlado, y nuestra vida está muy asegurada, necesitamos descargar adrenalina de alguna manera y romper con un poco el ritmo” (S. Palomar, comunicación personal, 10 de junio de 2016). También menciona que esta manifestación tiene una dinámica dentro de la fiesta en la que a veces la diferencia entre el espectador y el participante puede llegar a ser nula, ya que en algunos casos uno se puede ver el correfoc desde fuera pero hay otros que si no entras, no ves (S. Palomar, comunicación personal, 10 de junio de 2016). A pesar que no se ha encontrado la primera documentación de los diablos en ceremonias de Barcelona, data del 1150 cuando, por motivo del casamiento de la hija del rey de Aragó, se representó la pelea entre Lucifer y sus diablos, contra el arcángel Sant Miquel y sus ángeles (Escola de Grallers, 1985; Amades, 1954). A lo largo del siglo XIV, los diablos pasan a formar parte de los elementos presentes en los entremesos de las celebraciones del Corpus, representaciones cuya función era explicar al pueblo la fe cristiana, y como se mencionó anteriormente, los diablos eran los encargados de abrir paso a la procesión, delimitar el espacio del espectáculo, representando a su vez las fuerzas del mal (Escola de Grallers, 1985). En el año 1423, se encuentra otra referencia al baile de diablos con el motivo de la llegada del Rey 16

Alfons V de Nápoles a Barcelona, con la representación de la lucha entre el cielo y el infierno en las procesiones del Corpus, quedando constancia, hacia el año 1424, de las figuras que formaban parte del entremes: Lucifer con cuatro diablos y Sant Miquel con el dragón, luego veinticuatro diablos que representaban una lucha contra los veinte ángeles de Sant Miquel 2 (Escola de Grallers, 1985; Amades, 1954). En los años siguientes se registraron entremesos similares en las localidades cercanas: en Cervera (1426), Tarragona (1436), Tortosa (1448), Igualada con San Miguel y los diablos (1453), continuando su difusión a lo largo de la segunda mitad del siglo XV (Palomar, 1995: 27). Es importante destacar que en el año 1436 en la ciudad de Tarragona, se registra por primera vez el uso de pirotecnia en la escenificación de la lucha de Sant Miquel y el infierno (Bertran, 2006). La aparición de nuevos entremesos y una evolución más desligada de la iglesia, llevaron a que las fiestas obtuvieran un carácter más lúdico y los diablos comenzaran a estar presentes en otras fiestas populares, evolucionando y modificando su configuración hacia la estructura actual (Department de Cultura de la Generalitat de Catalunya, 1983). Hacia el siglo XVIII, los bailes de diablos se mantienen como parte del conjunto de la procesión del Corpus y en las solemnidades cívicas o religiosas, como así también en las fiestas patronales asociadas a los gremios. A mediados del siglo XIX, el baile de diablos es una manifestación presente en las fiestas mayores del Camp de Tarragona y el Penedès, y en el Baix Camp se conservan trajes de las collas de Reus, relacionadas a los gremios de los toneleros (Palomar, 1995).

Según Palomar (1995), se pueden diferenciar dos modelos de bailes de diablos, por un lado se encuentra el del Penedès, el Garraf y parte del Camp de Tarragona, mientras que el otro es del Baix Camp y el Priorat. Las diferencias entre ambas son a nivel estructural y de dinámica de las collas, de personajes en el grupo y técnicas de confección de la indumentaria, pero la más importante de todas es la existencia o no de una representación hablada durante el baile. En la representación teatral o baile hablado penedesenc, la colla está integrada por un número determinado de personajes como son Lucifer, la diablesa, un grupo de diablos cuyo número puede variar, y el ángel Sant Miquel que puede estar acompañado de uno

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“Infern am Lucifer desus ab IIII diables ab ell i ademés lo Drac de sanct Miquel. Lo majoral ab la maça ab XXIIII diables, los quals fan la batalla a peu am los àngels. Sanct Miquel ab XX àngels de spasa que fan la batalla am los diables” [sic] (Amades, 1954: 38)

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o más ángeles. La vestimenta, hecha con tela gruesa y motivos pintados, es similar para todos los integrantes de una misma colla, salvo la de Lucifer y la diablesa que tienen elementos que los diferencian del resto. Además de los componentes mencionados, la colla cuenta con un acompañamiento musical con timbales y personas encargadas de llevar y encender la pirotecnia. El baile hablado tiene como principal característica la interpretación de versos satíricos y de crítica, que van cambiando año a año, dependiendo los acontecimientos sucedidos en la localidad. Palomar (2004: 72) explica que “el diablo es, en definitiva, un personaje del mundo festivo que, sujeto a las leyes de este, puede ejercer la crítica del mundo cotidiano con una impunidad de la cual no disfruta el resto de la comunidad, espectadora de sus gracias”, así el componente satírico del diablo es una de sus funciones principales, ya que se encarga de recitar versos donde critica e ironiza sobre personas o sucesos del ámbito en el que se desenvuelve la colla, que todo el mundo critica pero no abiertamente. El diablo puede criticar la moralidad de las personas y los políticos, hacer públicas las relaciones sexuales escondidas o denunciar irregularidades en la gestión, y en este contexto, puede exagerar, afirmar sin pruebas o incluso tergiversar la realidad, ya que su visión es grotesca y provocadora. El segundo modelo de baile, denominado por Palomar 3 como ball de diables de participació individual, es el del Baix Camp y el Priorat, que en sus orígenes tenían una dinámica parecida a la anterior, pero que hacia finales del siglo XIX van a dejar de tener la representación hablada, mientras que con el paso del tiempo se ha incorporado un acompañamiento musical de tabals, que antes no había. Así, en este caso, el baile se desarrolla tirando gran cantidad de cohetes pero sin coreografía alguna, y la principal diferencia es que, como bien indica el nombre, no hay collas, sino que cada persona puede conseguir un traje de diablo y participar en un baile de diablos. Si bien en la zona los bailes no son hablados como en el penedesenc, sí existe el personaje del diablo burlesco, que está presente en la mayoría de los bailes y cumple la función de iniciar la representación, abriendo el espacio y recitando algunos versos satíricos hacia el final. Ahora bien, ante la inexistencia de una representación en el baile de diablos, este modelo no cuenta con personajes definidos y el número de componentes varía en cada salida. Otra diferencia con respecto al modelo anterior es

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S. Palomar, comunicación personal, 10 de junio de 2016.

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la indumentaria, ya que aquí la ropa es de propiedad particular, con motivos de recortes de otras telas cocidos sobre los trajes base, y en el caso de la pirotecnia, cada diablo cuenta con un morral propio donde lleva sus cohetes. El baile de diablos de esta zona históricamente no ha estado organizado en collas, por lo que en este contexto tienen sentido estas características. Los tipos de actos que pueden desarrollar los diablos en la participación en festividades son variados4 5, además del correfoc, existen: Procesó: los diablos encabezando la parte profana de una manifestación religiosa, y detrás la figura de un santo o una figura religiosa. Acompañamiento de un seguici festivo. Cercavila de foc: cuando es eso mismo pero sin santo, cuando los diablos hacen su recorrido y la gente simplemente mira, sin participar, solo es espectador. Carretillada o encesa conjunta: un nombre genérico seria exhibición de plaza, pero a comienzos del siglo XX, en L’Arboç hacen un baile hablado y al final, ante la derrota de los demonios, estos están muy enfadados y hacen una gran cremada de fuego, eso se convirtió en una acto de fuego, que en esta localidad toma el nombre de carretillada, por el hecho de quemar muchas carretillas. Este nombre, como el correfoc, se originó en L’Arboç, pero se convirtió en un nombre que se utiliza como expresión de un momento donde se queman muchas carretillas, principalmente en una plaza. Aquí el público no participa, está a una cierta distancia de seguridad. Actuació o encesa de lluiment: se enciende alguna carretilla para un momento en particular, puede ser grande, mediano o pequeño.

Contexto histórico Con el fin de la guerra civil española, y la declaración de victoria por parte de Franco, la desfeta (1939) provocó en Catalunya un “empobrecimiento cultural debido a que los símbolos de la catalanidad son negados y sustituidos por otros elementos que forzosamente portan la impronta directa de su vinculación con una situación de represión y coacción” (Frigolé, 2005: 7). Según cuenta el autor, la estructura catalana era vista por el régimen franquista como separatistas, anarquistas y comunistas, por lo 4

S. Palomar, comunicación personal, 10 de junio de 2016. Oriol Cendra Planas, técnico de la Direcció General de Cultura Popular, Associacionisme i Acció Culturals del Departament de Cultura, especialista en cultura popular y tradicional catalana. Comunicación personal, 27 de julio de 2016 5

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que se empeñaron en imponer su estructura de comunidad a partir de la unidad y la igualdad, ya sea mediante un “proceso de transición dolorosa o bien excluyéndolos por ser símbolos de los valores rechazados” (Frigolé, 2005: 8), aboliendo así las instituciones autonómicas, empobreciendo la cultura, prohibiendo la lengua y la senyera. La época del franquismo representó una gran opresión sobre las expresiones de la identidad catalana, pero eso no impidió que se siguiera luchando y resistiendo contra esta política, ejemplos de ello son la “Flama de la Llengua”, una peregrinación que se hacía anualmente desde 1968 en contra de la prohibición del uso de la lengua catalana, que como Frigolé explica “la llama, renovada cada año, representa la continuidad en los esfuerzos por la lengua: es un signo de resistencia”. Este mismo ritual se llevaba a cabo con la Sardana, baile tradicional de la cultura catalana, también prohibida al finalizar la guerra civil. El fin del franquismo no es solo una transición a un modelo político democrático, sino que también implica que a nivel de calle hay muchos cambios, a nivel de ganas y de poder hacer cosas, de recuperarla, ya que la calle es un espacio de construcción de cultura colectiva, el espacio de relación social6. La fiesta de La Mercè, que data de 1871, se interrumpió durante la guerra civil, reanudándose oficialmente en 1951, y durante los primeros años la convocatoria ciudadana no era importante, a pesar de contar con actuaciones de coros, conciertos en el Liceu, corridas de toros, misas presididas por autoridades, actividades al aire libre, y la cabalgata, desde la plaza de Sant Jaume hasta el Pueblo Español. En La Mercè franquista las colles de gegants llegaban principalmente de fuera, haciéndose el encuentro de colles en el Parc Güell, y con el tiempo se incorporaron alguno elementos foráneos como bandas musicales y las majorettes de Montpelier. Hacia fines de los años ’50 y principios de los ‘60 se había recuperado la cabalgata de La Mercè, recordando ligeramente a las cabalgatas de carnaval, festividad que había sido prohibida7. Si bien la participación comenzó a aumentar hacia 1957, donde se notó un aumento de los espectadores de las cabalgatas que se desarrollaban en Montjüic y los festivales y concursos folclóricos, no fue hasta la transición democrática que la fiesta realmente pasó a ser nuevamente popular y participativa.

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S. Palomar, comunicación personal, 10 de junio de 2016. Josep Maria Contel, Taller d’Història de Gràcia Centre d’Estudis. Comunicación personal, 29 de julio de 2016. 7

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Esta evolución de la dinámica de la fiesta es bien explicada por Pablo (1992 en Medina, 2000), que plantea una categorización de las fiestas durante el franquismo: en los primeros años de la posguerra hasta los años ’60, tomaron un carácter más religioso y protocolar, que hacia finales de los ‘60 y principios de los ’70 comienza a verse una renovación de la fiesta, cargándose de significados reivindicativos y surge una visión descentralizada de la misma. Ya en la mitad de los años setenta las fiestas mayores eran organizadas por las asociaciones de vecinos estimulando la participación ciudadana. En su tesis, Flores Mercado (2004) destaca los dichos de Miralles y Fornés (1998) donde explican que a finales de los ’70 la fiesta representó un elemento insustituible en el camino hacia la democratización, en el momento en que era necesario legitimar las nuevas instituciones democráticas, para lo cual las ceremonias colectivas relacionadas con recuperar el uso de la calle y la recreación de elementos centrales del imaginario colectivo tuvieron un papel importante. En esta transición democrática, algunas fiestas tradicionales se van a nutrir de elementos intentados o reinventados, pero siempre con la intención de recuperar las calles y plazas, los espacios públicos que durante la dictadura habían dejado de cumplir su función de encuentro (Antebi & Pujol, 2008). En esta misma línea, Medina (2000) expresa que las fiestas populares se convirtieron en un instrumento de dinamización cívica y política en la vida catalana, que contribuyó a la configuración nueva política y sociocultural de la democracia, siendo la fiesta “un medio de movilización y de expresión colectiva ideal” (Pablo, 1992: 28 en Medina, 2000: 12). La relación entre fiesta y política se hace presente, al aprovecharse el impulso generado en la creación de nuevas asociaciones, que llevan a transformar y crear nuevas actitudes en la ciudadanía, resituando a sus integrantes y reforzando la identidad grupal (Medina, 2000). La transición del franquismo a la democracia tuvo un gran impacto en la sociedad catalana, ya que nuevamente se permite la expresión de las identidades regionales generando en Catalunya un “brote de identidad”, reforzada mediante la investigación de las raíces tradicionales (Prats, 1996). Así, afirma que “la fiesta se convierte en un símbolo importante de la identidad local, y aparecen unos nuevos fenómenos de sociabilidad relacionados con manifestaciones tradicionales como los diables, los bastoners, los trabucaires, los graellers, los castellers o las colles de gegants” (Prats, 1996: 35), elementos que se relacionan con un tiempo tradicional, otorgando a la fiesta un aire atemporal (Medina, 2000). Esta evolución y creación reciente de la fiesta de Barcelona y la continua reinvención de elementos tradicionales 21

para hacerlos propios, adaptándolos a la ciudad, da cuenta de que “las fiestas, como parte de la cultura que son, han de ser entendidos como fenómenos en movimiento, dúctiles y cambiantes en el tiempo” (Medina, 2000: 32).

Correfoc de La Mercé Entonces, con la llegada de la democracia, los ayuntamientos intentan reconducir las fiestas entendidas como momento comunitario excepcional en la calle, y en el caso de Barcelona, cuyas fiestas habían sido muy estereotipadas durante el franquismo, el Ajuntament de aquellos momentos quiso darle un sentimiento más de país y de catalanidad, reconvirtiendo elementos que ya existían como la cabalgada de gigantes, e intentando otras, como es el caso del correfoc 8 . Para ello, el nuevo Ajuntament convocó a un grupo de personas para que se encargaran de rehacer el calendario festivo de la ciudad, y el primer problema a solucionar era definir si la Fiesta Mayor sería Santa Eulalia o La Mercè. Como cuenta Bienvenido Moya9, integrante de este grupo de expertos, se decidió por la actual, debido a que la fiesta de Santa Eulalia se desarrollaba muy cerca de carnavales. La Mercè no sólo recuperó la tradición a principios de los ochenta, sino que también la reinventó. La leyenda dice que el 24 de septiembre de 1218, la Virgen se apareció al rey Jaume I y a los santos Pere Nolasc y Ramon de Penyafort y que les pidió que fundasen una orden religiosa para rescatar a los cristianos encarcelados por los infieles sarracenos. No fue hasta 1687, cuando la ciudad padeció una plaga de langosta y se encomendó a la Virgen de la Mercè, que el Consell de Centla nombró patrona de Barcelona, pero hubo que esperar casi dos siglos más para que, en 1868, el Papa ratificara aquella decisión. Barcelona comenzó a celebrar fiestas en septiembre y en 1902, bajo el impulso de Francesc Cambó, la Mercè se convirtió en una auténtica fiesta mayor (Benvenuty, 2014), que con el paso del tiempo decayó, debiendo ser reeditada a finales de los ’70. Para la reestructuración del calendario festivo de Barcelona, que incluía Carnavales, Sant Joan, Fin de año y la reinvención de la Fiesta Mayor, el grupo de gestores

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Jan Grau, técnico especialista en cultura popular y tradicional de la Direcció General de Cultura Popular, Associacionisme i Acció Culturals del Departament de Cultura de la Generalitat de Catalunya. Comunicación personal, 23 de mayo de 2016. 9 Bienvenido Moya, gestor cultural, trabajó en colaboración con el Departament de Cultura del Ajuntament de Barcelona durante la recuperación democrática para rehacer el calendario festivo. Comunicación personal, 11 de agosto de 2016.

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culturales debió darle una nueva forma donde primase el modelo festivo catalán. Como bien ya se explicó, en aquella época el interés de la sociedad que intervenía en ese ámbito era la recuperación de la calle, por manifestaciones públicas de todo orden, festivas y políticas, por lo que se quería llevar nuevamente la fiesta al espacio público de la calle. El modelo de la fiesta que se decidió seguir fue el del camp de Tarragona y el Penedés, ya que los convocados para la tarea provenían de la zona y conocían por experiencia propia la estructura de la fiesta, que no se había visto interrumpida durante la dictadura10. Como cuenta el entrevistado, lo primero que se debió hacer era buscar los elementos tradicionales que existían en Barcelona, encontrando solamente las parejas de gegants del Pi, los de la ciudad y los de Santa Maria del Mar, en muy mal estado. A continuación fueron en busca de la gente que en aquel entonces seguía estando relacionada con el mundo de la cultura popular, y aunque no tuvieron grandes hallazgos, había gente que se acordaba de cómo era y decidieron ayudar. Propusieron entonces el esquema que conocían, donde la importancia estaba en el desfile de los seguicis, la desfilada de los gigantes y los otros entremesos, que tenían como principio el seguici que se formaba para ir del ofici de la iglesia de La Mercè y para volver. Al salir del ofici la caravana se dirigía al mediodía a la plaça Sant Jaume donde se exhibían los elementos y se hacía una demostración de los castellers. A partir de este pequeño núcleo se estructuraron todos los espectáculos, incluyendo los deportivos y eventos musicales, que darían como resultado el festival del Grec. Así se va a reinventar La Mercè, con los 2 seguicis (el anar de ofici y el migdia a la plaça) con la exhibición de los bailes populares y los castells, los artistas y pregoneros; fiesta que de tanto en tanto se reestructura y actualmente representa el gran festival, donde la ciudad se celebra a sí misma, perdiendo protagonismo la celebración de la patrona, pero ganando la vida ciudadana. En aquella época había una multiplicidad de opiniones, donde algunos manifestaban que Barcelona no necesitaba tradición porque era multicultural, había gente que decía que no viniera gente de afuera y que sean solo los de la ciudad, otros decían que venga gente de afuera para ver que eso lo que hay, había opinión de todo tipo11.

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B. Moya, comunicación personal, 11 de agosto de 2016. J. Grau, comunicación personal, 23 de mayo de 2016.

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En la actualidad, pocos son los pueblos de Catalunya que no cuentan con su correfoc. Pues bien, el correfoc no es una tradición en el sentido de rito centenario que se haya venido celebrando en Catalunya desde tiempos inmemoriales. Con el fin del franquismo, se idealiza el pasado, y aunque en Barcelona no había pasado de manifestaciones con fuego, la creación del correfoc es una derivación de la fuerza que tiene el jugar con el fuego y la referencia de los diablos que sirven de base, la fuerza de La Patum y también algunos grupos de teatro como Els Comediants o la Xarxa de Teatre, que utilizan estos elementos de cultura popular y los usan como animación de calle y construyen espectáculo (S. Palomar, comunicación personal, 10 de junio de 2016). Entonces el correfoc surgió inicialmente como una Trobada de dracs, para lo cual debieron recorrer el territorio catalán en busca de bestias, donde sólo encontraron 6, de los cuales 2 (de Berga y Solsona) no quisieron participar ya que no querían salir de su entorno. Al final de cuentas, lograron juntar unos pocos del Penedés y el Garraf (Sant Pere de Ribas, Vilafranca, Vilanova y Sitges) y después había algunos elementos, que si bien no eran dracs, era bestiari tradicional. En vistas de que había muy poco material, decidieron incorporar a los diablos de L’Arboç y la colla de Vilanova. Habían comenzado a desfilar, bajando por el carrer Ferran hasta la Rambla, donde había un grupo de jóvenes sentados en el suelo, que al ver llegar a los diablos se levantaron y comenzaron a jugar a su alrededor, y si bien la guardia urbana quiso apartarlos, los organizadores dijeron que no, que si querían jugar y se quemaban que los dejaran. Al año siguiente, proveyendo esto, se pidió a la guardia urbana que no interfiriera, y así va a empezar el correfoc, “se devino en un juego, que en definitiva estas cosas son eso, juegos y espectáculos públicos derivados del mundo de la tradición”12. Así, la primera mención de la presencia de diables y dracs en la fiesta de la Mercè fue en las celebraciones de 1979, con la participación de las colles de diables de L’Arboç y de Vilanova. Según se destaca en el artículo de La Vanguardia, “se pretende restituir manifestaciones tradicionales de nuestro país”, donde no solo se hace mención de las actuaciones de los dracs, sino también de gegants y capgrossos (Duran, 1979). Este primer año, la intención de los organizadores era retomar la tradición de las “fiestas con fuego” que se habían perdido en Barcelona pero que se mantenía en algunas localidades de Catalunya (Sierra, 1987b). La inexistencia de un grupo de diables en la

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ciudad hacia imposible una demostración del tradicional ball de diables, por lo que se decidió llevar a cabo un “correcalles” de animales de fuego: “en un principio se ideó como un desfile de dragones, acompañados por diablos que tiraran fuego. Así, se cogieron elementos de otras fiestas tradicionales catalanas, como es el caso de la Patum de Berga” (Castro, 1987). Fue en el año siguiente que el ayuntamiento, más específicamente Bienvenido Moya y Xavier Genuina, dieron origen al término correfoc, que luego se popularizó utilizándose en aquellas manifestaciones donde animales fantásticos y diablos recorrían las calles lanzando fuego a su paso. El origen de la denominación se produjo ante la imposibilidad de denominarlo trobada de dracs, ya que había muy pocos de ellos y también intervenían diablos, y a partir de la similitud que había tomado esta manifestación con el correbou, se adapta el término al “corre foc”13. El éxito de la palabra fue tal que la gente comenzó a utilizarlo indebidamente para referirse también a manifestaciones como los acontecidos en Berga para La Patum (Castro, 1987). A pesar de cobrar un nombre propio de la ciudad, las colles que participaron siguieron siendo de fuera, pero a ellas se suman varios integrantes del bestiario tradicional del resto de Catalunya: los dracs de Vilanova, Vilafranca, la Geltrú, Solsona, Sant Pere de Ribes, Sant Quintí de Mediona, Olot, La Bsibal y Castellbibal; la cuca de Castellbisbal, la cuca fera de Tortosa, la momerota de Mataró y la tarasca de Tarascón (Occitània) (Mañana, «Correfoc» en la plaza de Sant Jaume, 1980). Ese mismo año, aparecen algunos comentarios negativos con respecto a esta manifestación, ya que si bien el Ayuntamiento de Barcelona buscaba potenciar la espectacularidad de la reunión infernal, algunos espectadores se manifiestan en contra, especialmente por su peligrosidad. Así se deja ver en una carta de un lector, donde explica los peligros del correfoc, principalmente por el desconocimiento por parte de los espectadores de las características del correfoc y por la gran aglomeración de gente en la Plaza Sant Jaume, que dificultaba alejarse del fuego a medida que se acercaba: “El domingo día 28 de septiembre el ayuntamiento de Barcelona convocó al pueblo a asistir a un “correfocs”, y, cuando tuvo la plaza Sant Jaume llena a rebosar, abrió sus puertas y salieron veinte “dracs” uno tras otro, vomitando fuego sin discriminación, como si el público tuviera ocasión de huir, cuando en realidad era prácticamente imposible, no ya correr, sino moverse, pues el gentío impedía escapar cuando veía que el fuego le caía encima” (Sierra i Sierra, 1980)

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Cabe aclarar que el público barcelonés no estaba acostumbrado a este tipo de espectáculo con fuego, ya que la primera gran actuación de correfoc en La Mercè contaba con dracs de fuera, y que aparentemente no se tomaban medidas de seguridad con respecto a los espectadores, como si aparecerán más adelante. Año a año se fueron sumando más participantes al modelo barcelonés que ya calificaban de tradicional: “dracs” de Olot, Vilafranca, Sant Quintin de Mediona, Sitges, Castellbisbal, Molà, La Bisbal, Sant Andreu de la Barca, Sant Pere de RIbes, Vilanova i la Geltrú, y el grupo “Marduix”; “Els Comediants”; “Diables” de L’Arboç, El Clot y Vilanova; y “Cuques” de Cardedeu, Tortosa, Mataró, Igualada, Els Monjs, Terrassa, Montblanc, Reus, Molins de Rei y grupo “Setrill” (Mañana, fiesta del ‘correfoc’, 1981). Y a partir del año ’81 comienza a hacerse hincapié en la seguridad y responsabilidad de los asistentes, comunicando el recorrido y los puntos más importantes en cuanto a encesas de fuego, para que familias y personas que quieran solo mirar no se ubicaran en estos lugares. Ya en 1982, se presenta el drac de Barcelona, junto con otros 44 dracs del resto de Catalunya y 5 grupos de diablos (L'Arboç, Vilnova i la Geltrú, Gràcia, Sant Andreu y Borges del Camp). El evento es anunciado como de gran magnitud, comparándolo con el Encuentro de Diablos de Catalunya de ese año, donde se quemaron unos 12.500 cohetes y se mostró preocupación de los grupos tradicionales por el crecimiento exponencial de nuevas colles, que podían llegar a desarrollarse de tal manera que se perdiera el origen de los bailes de diablos, pasando a ser meros "grupos de animación”. Desde la prensa (Frances, 1982) se destacó este hecho, explicando que los diables no sólo participan en la manifestación como una forma de entretenimiento, sino que “también se preocupan del mantenimiento de la pureza de nuestras tradiciones; en definitiva de nuestro acervo cultural”. Con el paso de los años, el Correfoc de La Mercè comenzó a sobresalir con respecto al resto de los actos de la celebración de la fiesta mayor de Barcelona, siendo uno de los que más público congregaba. Teniendo en cuenta la gran magnitud de la manifestación, en el año 1984 se divulgan una serie de recomendaciones, inspiradas en las redactadas para participar de La Patum (Festes de la Merce-84. Recomendaciones, 1984):

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El Área de Protección Ciudadana del Ayuntamiento de Barcelona ha dictado los siguientes consejos para prevenir posibles accidentes entre el público que asista al desarrollo del “Correfoc” de esta tarde: — Se recomienda no llevar traje de materias sintéticas, que pueden ser muy combustibles. Es preferible que se utilicen ropas de lino o algodón. — Asimismo se recomienda no llevar medias de nylon. — Para la protección de los ojos. Aquellas personas que no utilicen lentes normalmente, es aconsejable la utilización de gafas de sol. — En la circulación por las calles. Es preferible que camine lo más cerca posible de los edificios, para gozar de la protección de los balcones. — Deberá retirarse la ropa tendida en balcones que den a la calle. — Finalmente, se recomienda que se suban persianas y toldos y se cierren las ventanas

En el año 1985, se propuso un cambio en el desarrollo del correfoc, permitiendo salir en primer lugar a las colles de fuera de Barcelona, y se plantearon a su vez distintos recorridos para los dracs. Todos salieron del Ayuntamiento, pero los más lentos y pesados se dirigieron a las Ramblas por la calle Ferran, mientras que los más pequeños y ligeros hicieron su recorrido por las calles del barrio gótico. A su vez, ese año, se organizó el día anterior al correfoc en la Plaça Reial la quema de la falla “La Diablesca” (Léo Férré dirigirá a la Orquestra de la Ciutat en la plaza de la Catedral, 1985). En las ediciones periodísticas en torno a la fiesta de La Mercè, se destacaba constantemente la importancia de la recuperación de las fiestas populares, como así también la necesidad de promover la participación ciudadana: “De ahí que resulte obligado que junto al mantenimiento de lo más histórico y tradicional, como pueden ser el desfile de “dracs, gegants o diables” y la estampida enloquecedora del “correfoc”, sea conveniente la innovación e incorporar las exigencias del estilo más actual y juvenil” (Permanyer, 1985). Si bien los relatos periodísticos centran su atención en la manifestación cultural de los correfocs, no dejan de mencionar año tras año la cantidad de heridos e incidentes ocurridos durante la celebración, a pesar de las acciones de prevención a los espectadores y plantear recomendaciones de vestimenta y normas de comportamiento a la hora de participar activamente en el correfoc. La prensa destaca en aquella época, la expansión de la fiesta de La Mercè fuera del centro de Barcelona, en cuanto a participación, atrayendo a una mayor cantidad de espectadores de toda la ciudad y de fuera también, lo que obligó a realizar un cambio de escenario (Sierra, 1987a). Con la mayor participación de espectadores, comenzaron 27

a surgir nuevos problemas a los ya conocidos en cuestiones de seguridad por quemaduras. Las altas temperaturas de la fecha de celebración, sumada a la generada por el fuego, incentivaba a los vecinos a tirar agua desde los balcones, aspecto peligroso no solo porque podía arruinar el bestiario que participaba, sino también porque la pirotecnia mojada podía explotar con retraso, así a las recomendaciones de vestimenta se sumó la de no tirar agua (Sierra, 1987b). En el año ’87, nuevamente hubo un cambio del recorrido, pero no se libró de quejas, ya que los comerciantes de las calles por donde transcurrió el correfoc expresaron públicamente a través de una carta de lector en el diario que los embotellamientos y avalanchas provocaron roturas de vidrio y aplastamiento de puertas metálicas (Fusté Borra, 1987). En el año 1988 se destaca la colaboración de 120 jóvenes que trabajaron en conjunto con los organizadores para mantener el orden y evitar heridos, lo cual no sucedió ya que ese año se registraron un total de 12 personas heridas (Corre, corre, que te quemo, 1988). Se destaca ese año la participación de dracs antiguos pero restaurados, como así también la proliferación de nuevos dragones y de diablos con innovadores trajes pintados por artistas. La modalidad del correfoc, a pesar de buscar mantener su origen con la fórmula tradicional del baile de diablos, demostró las aportaciones urbanas, dándole así un carácter particular. Estas particularidades se hicieron visibles a partir de nuevas tendencias en los trajes, como es el caso de los cuernos cabríos que llevaban los diablos de Sants, y la incorporación de la figura de la Diablesa con un disfraz innovador compuesto por una falda abombada de color rojo y una maza con cargador para múltiples cohetes. Los propios diablos explicaron que no querían limitarse a un simple desfile como se venía haciendo, y que incluso pensaban incorporar una parte teatralizada para el año siguiente, a la vez que dejaron explicita su razón de participar en la manifestación: “nosotros nos metimos en esto porque en el barrio nos aburríamos, y cada vez nos apasiona más el tema del fuego: es un mundo alucinante, que emborracha, espectacular” (Corre, corre, que te quemo, 1988). Ese mismo año los diables hicieron una quema simbólica del monumento a Colón, donde finalizaba el recorrido como festejo del 10mo aniversario de los correfocs de la ciudad, que “a pesar de su breve tradición ya se han ganado un espacio estelar en las fiestas de la Mercè” (Corre, corre, que te quemo, 1988). Ya en el año 1989, la organización del correfoc de La Mercè fue a cargo del ayuntamiento junto con la Coordinadora de Colles de Diables de Barcelona, creada en 1987 para agrupar a los diablos de la ciudad, y nuevamente se destacó la colaboración 28

para la seguridad de un gran número de jóvenes, que en esta ocasión eran integrantes de distintas colles de diables (Peiróñ, 1989). 2 años más tarde, el Ayuntamiento tomó más medidas de seguridad, al prohibir el uso de cierto tipo de bengalas, además de insistir en que no se arrojara agua (Dos heridos graves en el multitudinario "correfoc" de la Mercè, 1991). Año a año, el correfoc fue agregando nuevos elementos. El año de las olimpíadas supuso algunos cambios como el escenario, ya que se decidió que las colles se reunieran en la explanada del antiguo mercado de Santa Caterina, dando comienzo al correfoc en la Plaça d’Antoni Maura y finalizando en Pla del Palau (Programa de fiestas, otras actividades, 1992), al mismo tiempo se incorporó la porta de l’infern, diseñada por Toni Mujal, para dar salida a las colles. Esta puerta hizo aún más espectacular la manifestación, ya que comportaba un escenario con petardos y cohetes que se abría para dar inicio al correfoc, y de donde las colles de diablos y bestias salían una a una para comenzar su recorrido por Via Laietana. Al año siguiente, en 1993, se menciona que la fiesta incluyó un desfile de tambores llamada tabalada, donde el foco de atención se dirigía a los acompañantes musicales de los correfocs (Roglan, 1993). En 1994, se incorpora un prólogo llamado la Ceptrotada, donde los lucifers salían del Ayuntamiento con sus mazas o ceptrons armados con petardos (El Bestiari y el Correfoc ganan fuerza, 1994). En 1996, se registra por primera vez el correfoc infantil para que los más pequeños también puedan disfrutar de participar en esta manifestación cultural y tener su propio bautismo de fuego. Como es de esperarse, en el caso de los niños también hay medidas de seguridad a cumplir para que no haya heridos, como por ejemplo, los petardos son de menor intensidad y los pequeños diables van vestidos de forma que tengan todo el cuerpo cubierto, y los niños que participan requieren de autorización de ambos padres para poder ser integrantes de una colla. El primer recorrido del correfoc infantil era diferente al correfoc de los adultos, y pasaba por la plaça Sant Jaume y el carrer Ferran (Barcelona estrena “correfoc” infantil, 1996), asimismo, se realizó antes de la tabalada y la ceptrotada que precede al correfoc de los adultos, el cual contó ese año con la crema del Titot, un gran muñeco que recordaba a una falla, como acto de cierre. En el año 1999, el acto final del correfoc fue diferente, y consistió en la entrada de las colles de diablos y demonios por la porta de l’infern, ambientada en la época medieval, que hasta ese entonces había oficiado como inicio del correfoc (Angulo & Vivanco, 1999).

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Con el paso de los años, las noticias referidas específicamente al acto del correfoc en la fiesta de La Mercè, se hicieron cada vez menos importantes, formando solo un apartado dentro de las noticias de la programación de la festividad, mencionando el horario y recorrido del mismo, aunque las fotos características de las noticias seguían siendo de los correfocs. En el año 2005, volvieron a ser noticia tras un conflicto entre los organizadores de La Mercè y la Coordinadora de Colles de Diables de Barcelona, con respecto al itinerario, por el cual casi se cancela el correfoc anual. El conflicto surgió cuando, por razones de seguridad se debió modificar el recorrido ya pautado con las colles de diablos agrupadas en la coordinadora. Tras 25 años con el mismo recorrido (plaza Sant Jaume, calle del Bisbe, plaza Nova, avenida Catedral y Via Laietana hasta Correos), en el año 2004 la Coordinadora había propuesto un cambio por el cual se partía del Ayuntamiento, donde hicieron la porta de l’infern, seguía por la calle Jaume I y bajaba por Via Laietena hasta Palau de Mar. Sin embargo, la Guardia Urbana presentó un informe negativo ante la solicitud de repetir este último recorrido, manifestando que la calle Jaume I era demasiado estrecha para pasar con fuego con la cantidad de gente convocada al correfoc y alegando que estaba prohibido encender fuego en la plaza Sant Jaume (Las ‘colles de diables’ anuncian que no participarán en el ‘correfoc’, 2005). Finalmente, se llegó a un acuerdo y el tradicional desfile se inició en la plaza Nova, bajando por la avenida de la Catedral hasta Via Laietana, por donde se descendió hasta las inmediaciones del Consolat del Mar, en la plaza Antoni López (El ‘correfoc’ de la Mercè partirá el viernes de la plaza Nova, 2005). El año 2006 suscitó un nuevo cambio de itinerario, partiendo del Portal de Cambó, al lado del mercado de Santa Caterina, y bajando luego por la avenida Cambó y Via Laietana, recorrido que también efectuó el correfoc infantil (Actividades más destacadas, correfoc, 2006). El 2010 fue un año de gran incertidumbre para muchas fiestas tradicionales de Catalunya que cuentan con el fuego como principal protagonista, como La Patum, los correfocs y las verbenas de San Joan, ya que entró en vigencia una normativa de la Unión Europea (Ley 2007/23/CE) sobre la manipulación de material pirotécnico, que prohíbe su compra y uso por menores de 12 años y plantea distancias mínimas de seguridad. Si bien la ley toma una serie de medidas, ésta debió ser adaptada para que no entraran en conflicto con las fiestas tradicionales, caso contrario hubiera peligrado el cambio generacional de numerosas manifestaciones tradicionales. El año anterior a

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su entrada en vigencia, algunas collas de diables protestaron en contra de la normativa mediante un correfoc seminudista (Giralt, 2009). En el 2011, el correfoc contaba con una nueva porta de l’infern que ocupaba todo el ancho de Via Laietana, y mantenía su itinerario bajando por Via Laietana hasta el día de hoy (Martí, 2011). Entonces, en la actualidad el correfoc sigue desarrollándose a lo largo de Via Laietana. En primera instancia tiene lugar la Cercavila de foc dels diables petits, es decir el correfoc infantil, que sale de la plaza d’Antonio López y finaliza en la plaza d’Antoni Maura. Este correfoc emplea material pirotécnico de menor intensidad y es supervisado por adultos, así los pequeños diablos no manipulan la pirotecnia sino que solo corren una vez que su maza ya está cargada y encendida. El correfoc infantil termina al entrar por la porta de l’infern, ubicada en la plaza d’Antoni Maura. Acto seguido comienza La Tabalada infernal, la Ceptrotada i la Porta de l’Infern anunciando el comienzo del correfoc de adultos. La Tabalada consiste en la musicalización de percusión a cargo de una de los tabalers de una de las colles, que recorre Via Laietana en una carroza comenzando a calentar el ambiente que se avecina. La Captrotada es el comienzo del correfoc y consiste en un acto de gran envergadura en la Plaza d’Antoni Maura en la Porta de l’infern, con la salida de la primera colla, la encesa de las primeras carretillas y la aparición del bestirari de foc. Una vez iniciado el correfoc, las colles van saliendo una a una de la puerta del infierno, donde un diablo con estandarte es el encargado de abrir camino a los que vienen detrás. Estos se colocan en filas, esperando su turno para que unos vayan cargando los cetrots y encendiendo las carretilles o carrutxes, para ir saliendo de a uno corriendo hacia la multitud que se ubica en la calle. Una vez que la pirotecnia se apaga, el diablo vuelve a formar fila. La velocidad y coordinación en este caso es importante para que no haya huecos entre un diablo y otro, por lo que es necesario que los encargados de manipular la pirotecnia avancen al mismo ritmo que los que llevan las mazas. Luego del primer grupo de diables, suele venir la bestia, cargada con muchas más carretilles que los diablos, y por lo tanto, más peligroso. El bestiario lleva la pirotecnia fija, con lo que la intensidad del fuego es aún mayor que la de los diablos, donde la carrutxa gira sobre el centro de la maza, generando el típico paraguas de fuego. La bestia suele ir acompañada de varios diablos que la van guiando y recargando la pirotecnia. Luego suele venir otro grupo de diablos, acompañados por la diablesa y el Lucifer de la colla, siguiendo la

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misma dinámica que la primera avanzada. Y por detrás, les siguen los tabalers, acompañamiento musical de la colla.

La colla Vella de Gràcia Como se explicó anteriormente, hacia finales de los años ’70, con la transición democrática, la situación sociocultural iba muy relacionada con la situación sociopolítica, y comienza a surgir “la idea de recuperar el tiempo perdido, en todos los sentidos y en todos los ámbitos”. Hacia 1976 se constituye la Asociaciò de Veins y Veinas de la Vila de Gràcia, y es en este contexto, sumado al ambiente festivo de la fiesta mayor que se estaba intentando recuperar, que nacen los Equips de Treball de Cultura Popular de Gracia, en donde uno de los primeros elementos a trabajar fue la colla de diables (Cubillos, 2016; J. Cubillos14, comunicación personal, 28 de julio de 2016). La presentación de la colla de diables La Vella de Gracia fue durante la fiesta mayor de la Vila en el año 1981, lo que la convirtió en el grupo de diablos más antiguo del barrio y en la tercera más antigua de Barcelona, luego de los Diablos del Clot y los Diablos de Sants. La idea estuvo a cargo de Jordi Cubillos y más gente de Sitges, ligados a la colla Vella de Diables de Sitges. Debido a esto, la dinámica que adquirieron las actuaciones de la Vella, se asemejaban a un ball de diables tradicional más que al correfoc de Barcelona, que sin tener un acto sacramental con la representación de la lucha entre el bien y el mal, sí se contaba con la figura marcada de unos personajes (Lucifer, Diablesa, diablos y tamborileros), la indumentaria de ropa de saco, el baile litúrgico y la recitada de versos satíricos y críticos. Ahora bien, esta decisión de seguir el modelo penedesec, provocó las primeras disputas internas, teniendo como consecuencia que un grupo decidiera dejar la Vella para formar al año siguiente la colla Diabólica de Gracia. Tal como menciona el fundador de la Vella en la charla por los 35 años de la colla, a partir de 1982, la influencia de los grupos de cultura popular de la Vila ayudan a revitalizar la Fiesta Mayor, y estas comienzan a tener más contacto con collas de otras entidades, no solo de diablos sino de cultura popular en general, ya que de momento no estaban constituidos como una asociación, sino que formaban parte de los Equipos

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Jordi Cubillos, fundador de la colla La Vella de Gràcia.

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de Trabajo. La ayuda entre las distintas collas de cultura de Gracia se daba no solo por formar parte de los Equipos de Trabajo, sino que cada grupo aun no contaba con un gran número de adeptos, por lo que eran necesario este apoyo mutuo para que los grupos pudieran actuar y seguir adelante. La Vella de Gracia comenzó a hacerse más conocida dentro y fuera de Gracia, llegando a apadrinar al grupo de Diablos de Castelldefels, y al formar parte de la recién creada Coordinadora de Diables de Barcelona, participaba del correfocs de La Mercè. Sin embargo, con el tiempo el número de grupos de diablos en Barcelona y alrededores fue aumentando, lo que hacía imposible la participación de todos en dicho correfoc, por lo que al Vella decidió abandonar la Coordinadora. Con el tiempo se fueron generando algunos cambios, como la redacción del primer estatuto en mayo de 1987 con Joan Ponsa como presidente, la incorporación de mujeres al grupo ocupando así el cargo de Diablesa y la elección de la primera presidenta mujer de la colla en 1997, la presentación del grupo en Marsella en 1994, la hermandad con la población mallorquina de Sa Pobla, incorporando la Festividad de los Hogueras de San Antonio en la Vila de Gràcia. Esta última, que se realiza en el mes de enero, supuso problemas internos ya que la colla tenía sus actuaciones únicamente durante el verano, con la Fiesta Mayor como su acto central, y sin la participación en el correfoc de La Mercè, el número de actuaciones era bajo. Sin embargo, la incorporación de gente relacionada al Esplai GMM los Lluïsos de Gràcia y el Grupo Scout San Juan de Gracia, potenciaba el deseo de mantener viva la llama de la colla (Colla Vella de Gràcia, s.f.). En 1998 se produjo un nuevo cambio en la presidencia, pero ante el aumento del número de actuaciones del grupo fuera del calendario estival hizo más evidente la falta de una continuidad en la participación de todos los integrantes de la colla, ya que algunos participaban únicamente en las del verano. Hacia 1999, se vieron ante el problema de que en ese entonces eran solo 3 o 4 los integrantes fijos del grupo, y que se necesitaban como mínimo 7 diablos para actuar (los 7 pecados capitales), por lo que se pedía ayuda a amigos y miembros del Esplai Lluïsos de Gracia, del cual formaban parte los integrantes de la colla; se les daba una maza, un traje y los “invitaban” a quemar. Incluso se encontraron con este problema en la Fiesta Mayor, donde a pesar de participar todos, solo eran 10 diablos y no contaban con tabalers. Después de los foguerons de Sa Pobla del año 2000, la dificultad de mantener el grupo en continuo funcionamiento y la amenaza de perder la subvención del distrito, único ingreso para 33

actuar, llegó al punto de plantear la disolución de la Vella, e incluso la fusión con la otra colla de la Vila (La Diabólica), pero gracias al esfuerzo de los 10 integrantes del grupo, en una asamblea de ese año, se decidió luchar por la supervivencia de la colla, lo que implicaba una mayor implicación de los mismos a lo largo de todo el año. En este contexto se realizó una reunión con el consejero de cultura del distrito, Albert Musons, para solicitar un voto de confianza en el grupo, y ante el apoyo del mismo al grupo, se comenzó a trabajar para la mejora de la colla: se renovaron los trajes, dejando de usar la histórica ropa de saco para usar un “mono” de una sola pieza manteniendo el motivo de dibujos de llamas pintadas, características del grupo; se comenzó a mejorar la seguridad y coordinación en las actuaciones; se rebautizó el grupo denominándose formalmente Colla de Diables La Vella de Gràcia; y en septiembre del 2000 se solicitó al Esplai ser una sección de los Lluïsos. Esto último significó contar con un espacio de encuentro además de una pequeña ayuda económica que les permitía contar con un poco más de solvencia. La presencia de los diablos en el Esplai, vino acompañada de la entrada de más gente, particularmente interesada en integrarse a la sección de tabalers de la colla. Pero todas estas acciones, debían ir acompañadas de una mayor actividad social para terminar de unir al grupo, por lo que, con motivos del 20º aniversario de la colla en el 2001, se llevó a cabo una gran celebración, donde los 20 integrantes del momento trabajaron para la creación de un correfoc infantil, con la colaboración de la colla infantil de Sitges, en el marco de algunos talleres infantiles, con la posterior creación de la propia colla infantil los Malsons, fundada en 2007. Se inició un correfoc donde participaron todos los grupos de Gracia: la Diabòlica de Gràcia, la Malèfica del Coll, el Drac de Gràcia y el Gaudiamus, y como convidado el grupo padrino de la colla, la Vella de Diables de Sitges (Colla Vella de Gràcia, s.f.). Con el éxito del aniversario, la colla tomo un gran impulso, y decidió potenciar las Colles de Cultura de Gràcia (CCG), e ingresar nuevamente, en el año 2002, a la Coordinadora de Diablos de Barcelona, para volver a participar en el correfoc de La Mercè. Ese mismo año, el grupo, junto con el resto de las collas de fuego del distrito, viajó a Sa Pobla por la celebración de los 10 años de los foguerons en Gràcia, y también participó junto a todos los grupos de diablos del país, en las Festes Decennals de la Candela en Valls, encuentro que se produce cada 10 años. El aumento de actuaciones fue aumentando y se incorporó un gran número de diablos tamborileros que duplicó el número de miembros, llegando casi a 50. La importancia de contar con gente entendida a cargo de la percusión, facilitó la organización de ensayos y el perfeccionamiento del 34

acompañamiento musical. En el año 2003 se destaca la participación de la colla en la primera Trobada de Colles de Diables dels Països Catalans, y la creación del Akelarre, fiesta social del grupo realizada anualmente con el fin de generar mayor cohesión y despedir la temporada de actuaciones (Colla Vella de Gràcia, s.f.). A principios de 2004, ante el creciente número de miembros y las dificultades que ello conlleva en la organización de la colla, se decide constituir una junta de siete personas y elaborar un Reglamento de Régimen Interno, en términos organizativos y jurídicos. La Junta se compuso por un Presidente (Pau Salvadó), un Vice-presidente de Fuego (Marçal Folch), un Vice-presidente de Tabalers (Isaac Rubio) un Tesorero (Javier Tomas), un Secretario (David Montfort) y dos Vocales (Pau López y Dani Balaguer). El número de actuaciones siguió en aumento, expandiéndose a otros lugares de Catalunya, entre los que se destacan la participación en la fiesta de los Tres Tombs de Sant Andreu, viajes a Agramunt, Canyelles, Castelldans, Lliurona y Castelldefels, este último ya tradicional. Además, la colla organiza algunos actos sociales en la Vila como la verbena de fin de año y la de Sant Joan. Para concluir el año, viajan a Formentera, iniciando un hermanamiento con Les Pitiüses, propiciando un acuerdo de colaboración que supone un intercambio de grupos de cultura popular entre ambas localidades (Colla Vella de Gràcia, s.f.). En los años siguientes, la colla organizó la Trobada de Diables de la Coordinadora de Barcelona, lo que significó que se reunieran más 30 collas en la Vila de Gràcia, una trobada de todas las collas de tabalers que formaban parte de la coordinadora, y otros eventos internos, como el 25º aniversario de la colla en el 2006, con una cena organizada por la cervecería barcelonesa Moritz. David Montfort (2016), presidente de la colla en esa época, celebra la madurez que había ganado la colla desde aquella crisis que la había llevado al punto de desaparecer, destacando como hechos principales la creación de la colla infantil los Malsons, y la elección del tabaler Guillem Roma como el presidente que le seguiría, demostrando que dentro de la Vella de Gràcia, todos los diablos, ya sean de fuego o tabalers, tienen igual importancia en el grupo. En el año 2010, se elige el presidente actual, Isaac Rubio, que se enfrenta al gran dilema de decidir si mantenerse en la sede de la Vella del Esplai Llüisos o cambiar al nuevo Centro Cultual La Violeta (Rubio, 2016). Para ello debe presentar un proyecto para quedarse y otra para irse, ambos con sus pros y contras, ante la asamblea para que todos los integrantes de la colla pudieran votar. Finalmente, se decidió mudar su 35

espacio de encuentro a la casa de la cultura popular de Gràcia, lo que implicaba la necesidad de constituirse formalmente como asociación, ya que hasta ese momento eran parte de Llüisos. Esto requirió de una gestión administrativa y legal, con la correspondiente inscripción en el registro civil, la obtención del NIF, el registro en hacienda, y demás trámites necesarios, como es el caso de los seguros. Así, la Vella se constituyó como asociación en el 2012. Otro de los inconvenientes surgidos en esa época fue la aprobación de la normativa europea que regula el uso de la pirotecnia, por la cual la manifestación del correfoc corría el peligro de desaparecer. Sin embargo, desde la implementación de la adaptación de la ley, los integrantes de la colla han ido haciendo las formaciones necesarias para seguir funcionando como colla de fuego. Entonces, a lo largo de los años la colla ha ido mejorando su condición, la organización y gestión interna, reincorporarse a la coordinadora, estar más en contacto con los técnicos de cultura, organizar charlas y encuentros, mejorando la calidad de la colla pensando en la pirotecnia, en las mazas y los "artilugios" pirotécnicos. Sin embargo, con el aumento del número de miembros, la colla se encuentra ante una situación que dificulta la buena gestión del grupo, ya que si bien todas las secciones pertenecen a la misma colla, el funcionamiento de la Vella, los Malsons y Atzeries, la bestia que se incorpora este año, son diferentes, por lo que están ante la necesidad de mejorar la organización y dinámica entre los 120 socios actuales, a través de una modernización de los funcionamientos internos. Se acentúan eventos importantes con consecuencias en la vida de la colla tales como la recuperación de fiestas populares de fuego como la hoguera de Sant Joan y la flama del Canigó, pero destaca principalmente las fiestas que tienen lugar en la Vila como las hogueras de Sa Pobla por Sant Antoni y la Fiesta Mayor de Gràcia, en las cuales la participación de la Vella son importantes. Para las actuaciones en todo el protocolo festivo de la Vila, la colla recibe subvención por parte del distrito ya que les dan dinero para la compra de la pirotecnia necesaria, sin embargo al momento de gestionar el uso de los espacios públicos, a veces se encuentran con problemas de autorizaciones. Este hecho, sumado a las exigencias de la ley de pirotecnia, es visto por la colla como una serie de contradicciones con respecto a la ley del patrimonio cultural y cultura popular tradicional que busca promover manifestaciones como el correfoc; contradicciones que genera un choque entre seguridad, fiesta, cultura y tradición. La sección infantil de la Vella creada en 2007, llamada Malsons, cuenta con 40 niños (20 que queman y 20 diablos tabalers), y si bien la normativa europea marca un 36

mínimo de edad, ellos por reglamento interno decidieron que la edad mínima para comenzar a ser diablo de fuego es de 13 o 14 años. Las precauciones que se toman en la colla infantil son mayores que la de adultos, la pirotecnia que utilizan es de menor peligrosidad y los niños no pueden tocarla, tienen que tener el permiso de los padres. Los Malsons son la regeneración de la colla, cuando crecen pasan directamente a la colla adulta, y el problema actual es que son muchos niños que están creciendo y no tienen espacio en la adulta, ya que por estatuto interno, no puede haber más de 30 diablos. Es un problema por la cantidad, pero es interesante que ingrese gente nueva y joven. Este año 2016, para la fiesta mayor de la Vila, la colla incorporó una bestia de fuego llamada Atzeries, basándose en la mitología y relatos fantásticos de un vecino de Gràcia que vendió su alma al diablo para que lo salvara de la ruina (Colla Vella de Gràcia, s.f.). La actuación del correfoc realizada en la Fiesta Mayor del 2016, contó con la participación de las colles Vella de Gràcia, Atzeries la bèstia de la Vella, Drac de Gràcia, Diabòlica de Gràcia, Malèfica del Coll, Drac Gaudiamus, Bruixes del Nord de Sabadell, Ball de Diables de Sant Pere de Ribes, El Mosquit Tigre de Can Baró, Diables de Terrassa i el Mamut Venux. Y su recorrido fue saliendo desde la plaça Trilla, luego por la calle Gran de Gràcia, Maurici Serrahima, Torrent de l’Olla y Bellver hasta llegar a la plaça del Nord. Las colles bajaron por Robí, Torrent d’en Vidalet, Terol, Torrent de l’Olla, Diluvi hasta finalizar en la plaça de la Vila. Una vez allí, las colles fueron entrando una a una, haciendo una carretillada, para que una vez que todas los grupos se encontraran en la plaza se hiciera una carretillada conjunta de las colles de diablos, y luego una de las bestias.

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Cultura, identidad y patrimonio Para abordar la temática propuesta, se desarrollarán algunos apartados sobre la cultura y la identidad como elementos íntimamente ligados al patrimonio como representación de una comunidad. También me dispongo a hacer algunas referencias a las distintas formas de referirse al término patrimonio, como así también aquellos elementos relacionados al mismo.

Cultura e identidad Restrepo (2012) destaca dos grandes grupos de conceptualización de la cultura. Por un lado, la cultura como modo de vida de un grupo humano en cuanto a prácticas, relaciones e ideas que ha construido en oposición a la otra totalidad, que es la naturaleza. Por otro lado, plantea la cultura como sólo la dimensión de lo humano referida al significado, lo simbólico, las representaciones de cualquier práctica, relación o hecho social. Grimson (2010), por su parte, hace referencia a esta distinción pero como distancia estructural cultural entre distintos grupos de personas, para hablar de las prácticas, creencias y significados, es decir, a los hábitos rutinarios de las personas, y distancia estructural identitaria, refiriéndose a la identidad dentro del grupo social, sentimientos de pertenencia a un colectivo. Según este autor, un mismo grupo no necesariamente coinciden en ambas, es decir que no siempre hay una homogeneidad cultural dentro del mismo. Al mismo tiempo, Restrepo (2012) hace referencia a los distintos modelos o corrientes existentes para abordar la cultura. Una de ellas es considerar a la cultura como una isla, donde se la plantea como perteneciente a un grupo humano que se encuentra en un territorio delimitado (relación cultura-lugar-grupo), donde se pone énfasis en la autenticidad, la tradición, la comunalidad y la diferencia. A continuación hace referencia a la cultura como encrucijada considerándola como una entidad en relación de intercambio e influencia con otras culturas, necesaria para comprender y describir una cultura, y donde se piensa en términos de procesos y transformaciones, sin hacer distinción entre lo interno y externo de una cultura. Existe otra corriente que planeta dejar de utilizar el término cultura, reemplazándolo con “lo cultural”, ya que argumentan que con el primer término se está haciendo hincapié en las diferencias humanas, mientras que “lo cultural” permite entrever que el énfasis se pone en la 39

dimensión o característica de un hecho social, aludiendo al significado como parte constituyente del mismo y no como algo separado. Por su parte, Restrepo (2012) considera que no tiene por qué llegarse a extremos, ni dejar de utilizarlo por los significados políticas que ha ido tomando ni mantenerlo por tener afinidad con reclamos que utilizan el termino como bandera de lucha. En el caso que se presenta en esta investigación, y teniendo en cuenta lo explicado en el capítulo anterior, se puede entrever cómo la manifestación cultural de los correfocs tuvo su origen en Barcelona pero tomando elementos del entorno, de otras áreas de Catalunya, basándose en los bailes de diablos pero con una dinámica propia de la ciudad, y que con el paso del tiempo influyó en el comportamiento de los diablos no barceloneses. Así, la forma de comprender este fenómeno es a través del modelo de la cultura como encrucijada, donde las relaciones entre las distintas comunidades con presencia de diablos influyeron en la ciudad y a su vez son influidas por el correfoc barcelonés, existiendo una retroalimentación y evolución de la manifestación. El debate sobre el término cultura es amplio y queda aún inconcluso, pero el objetivo del presente trabajo no está enfocado en hacer una descripción exhaustiva de las corrientes antropológicas de la cultura, sirviendo lo anteriormente explicado como una pequeña introducción teórica para el desarrollo de esta investigación. Ahora bien, Barth (1976: 9) plantea la premisa antropológica que afirma que “la variación cultural es discontinua”, existen individuos que comparten una cultura común y por otro lado, diferencias que distinguen esta cultura de todas las demás. Es decir que dentro de un mismo grupo existen elementos comunes que hace a los individuos participes de dicha cultura, y que al mismo tiempo, este tejido supone una serie de características que se presentan de una manera que las diferencia de la composición de otras culturas. La identificación de estas diferencias con el otro como límites entre grupos es identificada por Giménez (2005) como la primera función de la identidad. Dicho autor (2003: 1) afirma que “la identidad no es más que el lado subjetivo (o, mejor, intersubjetivo) de la cultura, la cultura interiorizada en forma específica, distintiva y contrastiva por los actores sociales en relación con otros actores”. Esta variación cultural discontinua está presente en el caso de los diablos, tanto los bailes de diablos como los correfocs pueden ser reconocidos dentro de un mismo colectivo de fuego, pero eso no quita que existan claras diferencias entre ellos, e incluso dentro de los propios grupos de correfocs, ya que algunos se acercan más a la interpretación tradicional de los diablos y otros poco tienen que ver con este origen. 40

Maldonado y Hernández (2010) explican la incorporación del término identidad a las ciencias sociales a partir del psicoanalista Erick Erickson en 1977, y plantean a la identidad como un ejercicio a través del cual se reconoce a un individuo como tal y como integrante de un grupo al mismo tiempo que se diferencia de los miembros de otros grupos. De igual manera, Emilio Lamo de Espinosa (1995: 65, en García Martínez, 2006) define a la identidad cultural como “la ubicación propia y del otro en referencia a una cultura, la clasificación de un sujeto como perteneciente a un grupo que se supone tiene una específica cultura”. Garcia Martinez (2006) por su parte, sostiene que la palabra identidad, procedente del latín ídem (“el mismo”), puede tener dos acepciones: una en el sentido lógico cuando dos elementos comparten las mismas características, o como rasgo de distinción ontológico, donde se define algo en base a su singularidad, que la distingue e impide que se la confunda con otras. Hobsbawm (2000) define una serie de puntos a tener en cuenta al hablar de identidades colectivas, entre ellas, afirma que estas se definen negativamente, ya que no se basa en las características comunes que sus miembros tienen sino en no pertenecer a los “otros”. Este aspecto de alteridad es tomado también por otros autores. En este sentido, Chiriguini (2008: 64) hace referencia a esto cuando dice que “identidad implica la pertenencia a algo –un nosotros- y simultáneamente la diferencia con un algo que no somos –otro- que conforma un universo cultural distinto”. Mientras que Grimson (2010: 11) indica que la identidad hace referencia “exclusivamente a las categorías de grupos sociales y a los sentimientos de pertenencia a un determinado colectivo”, donde consecuentemente, la inclusión dentro de un grupo genera una alteridad. Se puede ver como en todas las definiciones presentadas se encuentra presente este principio de identificación con un grupo y diferenciación con los otros. Retomando lo mencionado anteriormente, la cultura catalana se diferencia del resto de España, pero al mismo tiempo los correfocs se diferencian del colectivo diablos de Catalunya, basándose más en lo que ellos no hacen como colectivo, ya que generalmente las colles de correfocs no tienen las figuras de los bailes de diablos, no realizan la interpretación del bien contra el mal y no tienen la función crítica y satírica, tan característica de los bailes de diablos tradicionales. Al hablar de identidad, y retomando lo dicho por Barth (1976: 11) en su definición sobre los grupos étnicos, “una comunidad cuenta con miembros que se identifican a sí mismos y son identificados por otros y que constituyen una categoría distinguible de otras categorías del mismo orden”, esta continuidad de los limites es lo que define la 41

identidad. Este enfoque es descripto por Chiringuini (2008) como enfoque subjetivista, ya que hace referencia a la autoidentificación con un grupo en base a una elección personal. Así, desde el momento en que uno siente una pertenencia hacia un grupo, pasa a formar parte de su identidad como persona, “implica identidad con otros". En esta pertenencia, se hace también necesario no solo el reconocimiento de uno como perteneciente al grupo, sino también que el propio grupo y los demás grupos así lo reconozcan, a partir de procesos de interacción social (Barth, 1976; Giménez, 1997). Los diablos se autoidentifican dentro de un mismo colectivo de la cultura popular catalana, y si bien no cuentan con el reconocimiento que tienen las colles de castellers, se los diferencia del resto de los ciudadanos. Otro punto a mencionar es que las identidades colectivas no son fijas, sino que son cambiantes (Barth, 1976; Hobsbawm, 2000; García Martínez, 2006) y dependen del contexto en el que se desarrollan, siendo el paso del tiempo, expresado en cambios generacionales, un factor que puede provocar distancias culturales dentro de un mismo grupo. La memoria va cambiando y el paso de generaciones conlleva la creación de nuevas etapas de significado, lo cual no hace que la memoria individual o colectiva sea falsa, sino que muestra cómo la acción de recordar es un proceso cultura de formación de significados (Young, 1989: 90 en Smith, 2006: 64). En el caso de estudio, los diablos como colectivo de fuego han evolucionado a lo largo de los años, pero incluso dentro de las mismas colles se puede notar la influencia del paso del tiempo, se va modificando la dinámica de la manifestación, y en el caso de los correfocs, el salto generacional está dando por la existencia de las colles infantiles, encargados de continuar la tradición. Ahora bien, García Martínez (2006: 211) afirma que “las identidades son construidas dentro de la representación simbólica, y se refieren más a la invención de la tradición que a la propia tradición, con lo que conlleva de necesaria naturaleza ficticia de este proceso”. Todas las tradiciones son creadas para actuar como referentes de las identidades, y pueden ser inventadas o no, pero lo importante es el sistema de ideas y valores que buscan transmitir, y si bien las tradiciones no existen por si solas sino como referentes simbólicos, deben ser socialmente legitimadas para que sean efectivas (Prats, 1995). Hobsbawm (1983: 8) explica que este grupo de prácticas busca inculcar normas de comportamiento a partir de la repetición y que comportan una serie de reglas aceptadas, a la vez que hace una distinción entre aquellas tradiciones inventadas 42

formalmente instituidas de las que emergen de un modo difícil de investigar que en pocos años logran arraigarse. En definitiva, los correfocs fueron impulsados por la administración de la recuperación democrática, buscando rescatar elementos de la “catalanidad” y transformar elementos tradicionales como el baile de diablos que se han ido adecuando a una realidad de ciudad, buscando que esta manifestación penetre en un colectivo que lo desconocía, ya que hasta el momento no había grupos de diablos en Barcelona, siendo necesario traer grupos de fuera para que participaran en la fiesta de La Mercè de 1979. Estas tradiciones intentar conectarse con el pasado, para generar una continuidad, utilizando a veces elementos antiguos pero con nuevos propósitos (Hobsbawm, 1983: 12), pero a pesar de mantener dichos referentes, las funciones que cumplían en el pasado y las que cumplen en las tradiciones actuales, al igual que sus significados, son diferentes (Prats, 1995: 15). La relación histórica del caso de estudio es el baile de diablos, que a su vez se justifica con las celebraciones del corpus, pero las funciones que cumplían en estos tres casos en sus contextos son diferentes. Las celebraciones del corpus tenían una evidente función religiosa, como se explicó anteriormente, y su derivación en el baile de diablos también puede ser justificada en esta línea, sin embargo, el caso de los correfocs poco tiene que ver con un sentido religioso, ya que el contexto en el que se desarrolló fue de reivindicación de costumbres catalanas y la necesidad de recuperar elementos festivos como excusa para ocupar nuevamente la calle como espacio de relación ciudadana. De esta manera, las tradiciones inventadas deben ser estudiadas en el contexto histórico e institucional específico relacionados con prácticas discursivas específicas (Hall, 1997: 4 en García Martínez, 2006: 212), ya que estas utilizan la historia como “legitimadora de la acción y cimiento de la cohesión del grupo” (Hobsbawm, 1983: 19), sin embargo, la continuidad con referencia al pasado suele ser en gran parte ficticio. En este sentido, en el contexto histórico del posfranquismo, se buscaba que cualquier elemento considerado catalán y que no tuviera relación con las fiestas llevadas a cabo durante el régimen de Franco, fuera impulsado para destacar el sentimiento catalán. A pesar del distanciamiento entre el referente pasado y sus adaptaciones a la actualidad, lo importante es la invención de signos de pertenencia que estas generan (Hobsbawm, 1983: 17). Las invenciones de tradiciones son comunes cuando se habla de generar un sentido de pertenencia, especialmente con respecto al fortalecimiento de una nación, ya que la historia que es fundamento de la ideología de una nación es aquella seleccionada para serlo, basados en construcciones sociales a menudo deliberadas, 43

enraizadas en la antigüedad intentando no mostrar su carácter inventado (Hobsbawm, 1983: 20-21). Este autor (1983: 21) también afirma que “los fenómenos nacionales no se pueden investigar adecuadamente sin prestar atención cuidadosa a ‘la invención de la tradición’”. Hobsbawm (1983: 16) propone tres tipos de tradiciones inventadas teniendo en cuenta la finalidad para las que fueron creadas: “a) las que establecen o simbolizan cohesión social o pertenencia al grupo, ya sean comunidades reales o artificiales; b) las que establecen o legitiman instituciones, estatus, o relaciones de autoridad, y c) las que tienen como principal objetivo la socialización, el inculcar creencias, sistemas de valores o convenciones relacionadas con el comportamiento”. En relación a la invención de tradiciones en Catalunya, Prats (1995) plantea dos épocas. Por un lado, el período de formalización nacionalista del siglo XIX, movimiento de la Renaixença catalana, donde primaba un modelo conservador, católico, historicista y ruralista; mientras que la segunda época hace referencia al período democrático postfranquista, teniendo como protagonista a las personas criadas en la dicotomía del franquismo-antifranquismo, quienes reinterpretaron el movimiento de la Renaixença, y como dice el autor (1996) una vez que el gobierno español permitió la expresión de las identidades regionales, surgieron muchas expresiones para fortalecer el ser catalán. Afirma que las tradiciones continuaban siendo catalanas, ruralistas e históricas, pero supusieron un quiebre con respecto al carácter católico y conservador, adoptando unas características paganas, telúricas y lúdicas. “Nuestras tradiciones cambiarán. Cambiarán los referentes (desaparecerán unos y aparecerán otros), cambiarán las formas, puede ser, y cambiará, seguro, las funciones y los significados” (Prats, 1995: 15). Se puede observar que en el caso de Catalunya, y especialmente en el postfranquismo, por ser el período en el que se centra la investigación, la creación de tradiciones está relacionada con las tres finalidades mencionadas, ya que se necesitaba reforzar la identidad catalana, prohibida durante el franquismo, e impulsar los valores que ello significaba, al mismo tiempo que las nuevas instituciones buscan ser legitimadas.

Patrimonio El término patrimonio ha tenido una gran evolución desde su primera acepción. El concepto patrimonium surge de la idea de la herencia del padre (pater) pero no sólo 44

en sentido económico, sino también asociado a palabras como tradición, pasado, identidad, cultura. Primeramente se consideraba patrimonio a las ruinas históricas de gran valor arquitectónico, incorporándose con el paso de los años la idea del patrimonio natural, como aquellos recursos de la naturaleza que no han sido modificados por el hombre, que por su belleza deberían ser conservados. De esta manera, se categorizó al patrimonio en la dicotomía cultural y natural, aquello producto de la mano del hombre y los elementos de la naturaleza. Ahora bien, centrándonos en el patrimonio cultural, como se puede observar en algunas de sus definiciones, existe una primacía de los elementos materiales, mientras que las prácticas populares y tradicionales, eran consideradas parte del folklore y separadas del patrimonio. Como explica Roigé (2014), hacia 1926 se hablaba de tradición y cultura popular pero como términos vagos, de difícil precisión, al mismo tiempo que la antropología seguía considerando que el folklore se trataba de un concepto con “falta de rigor teórico, de objeto científico y de metodología” (Roigé, 2014: 25). Como bien explica el autor, esta situación se mantiene a pesar de la creación de museos etnológicos basados en el interés por las culturas populares en los años 1970 y 1980. En la primera década de 1980, surge el concepto de patrimonio etnológico, institucionalizado en Francia a partir de la creación de la Mission du Patrimoine Ethnologique que se proponía “rescatar elementos representativos de la diversidad sociocultural francesa” (Chiva, 1990 en Roigé, 2014). Sin embrago, algunas de las criticas relacionadas a este concepto son nuevamente, la difícil delimitación del término y su uso como sinónimo de cultura (Roigé, 2014), que han generado nuevamente un distanciamiento entre las políticas culturales y la antropología. En esta época también comienza el interés de la UNESCO por el patrimonio inmaterial, cuando en 1973 de dicta la Convención Universal por la Derechos de Autor para la protección del folklore, que evolucionará en la Recomendación para la Salvaguarda de la Cultura Tradicional y Popular (1989). Sin embargo, no fue hasta el 2003 que la UNESCO presentó una convención específica para el patrimonio inmaterial, que respondiera a las críticas de las cuales era objeto la convención de Patrimonio de la Humanidad, por su visión eurocentrista y elitista. La Convención para la Salvaguarda del Patrimonio Inmaterial amplió el término de patrimonio cultural, incorporando las definiciones anteriores sobre cultura popular y tradicional, al mismo tiempo que le daba una relevancia internacional: “no se limita a monumentos y 45

colecciones de objetos, sino que comprende también tradiciones o expresiones vivas heredadas de nuestros antepasados y transmitidas a nuestros descendientes” (UNESCO, 2003). En esta misma línea Garcia Canclini (1999) explica que el patrimonio cultural no incluye sólo la herencia, las expresiones del pasado de un pueblo –sitios arqueológicos, arquitectura colonial, objetos antiguos en desuso- sino también el patrimonio “vivo”, conformado por los bienes actuales –artesanías, lenguas, conocimientos, tradiciones-. A su vez, el patrimonio no está formado únicamente por los bienes culturales de las clases hegemónicas –palacios, pirámides, objetos de la aristocracia-, actualmente también se reconoce como patrimonio de un pueblo a los productos de la cultura popular: música indígena, escritos campesinos y obreros, entre otros. Así, los elementos que integran el patrimonio cultural son “testigos de la forma en que una sociedad o cultura se relaciona con su ambiente” (Casasola 1990: 31 en Fernández y Ramos, 2002), relacionado con las definiciones de cultura explicadas anteriormente (Restrepo, 2012; Grimson, 2010). Es necesario además señalar que la UNESCO hace una distinción entre el patrimonio tangible e intangible o inmaterial. El primero hace referencia a los elementos físicos, materiales que pueden ser considerados patrimonio; mientras que, “se entiende por patrimonio cultural inmaterial los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas –junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural” (UNESCO, 2003). Así, se incluyen dentro de esta categoría las tradiciones y expresiones orales, incluido el idioma; las artes del espectáculo; los usos sociales, rituales y actos festivos; los conocimientos y usos relacionados con la naturaleza y el universo; las técnicas artesanales tradicionales. Los correfocs estarían incluidos dentro de los actos festivos, y tomando lo dicho por Garcia Canclini, se podrían decir que es parte popular del patrimonio. A pesar de la ampliación del término y su reconocimiento a nivel internacional, la nueva convención ha sido criticada (Smith, 2006, 2014; Roigé, 2014; Estrada i Bonell, del Mármol, 2014; Prats, 1997; Lacarrieu, 2008; Godoy & Poblete, 2006) por presentar problemas ya sea a nivel conceptual, a nivel político, o de posibles consecuencias negativas y dificultades devenidas de la aplicación de las acciones propuestas en la misma. Una ellas es que la convención no ha podido salvar la dificultad de precisar qué es considerado patrimonio y qué no, incluso su definición se complejiza al considerar que 46

la propia sociedad es la que da reconocimiento patrimonial a un elemento. Este papel dado a la comunidad hace visible la lucha de poder dentro de la misma población portadora, que se orientan a definir cuáles son las estructuras simbólicas de la sociedad, y que se ven influenciadas por las distintas versiones ideológicas de la identidad, ya que estas plantean una relación entre la realidad, las ideas y valores previos, y los intereses de quienes la comparten (Prats, 1997). Smith (2006: 80) introduce el concepto del patrimonio disonante al explicar que el pasado es interpretado de diferentes maneras por personas o comunidades diferentes y que la forma en que ese pasado es entendido valida o no un sentido de pertenencia, es decir que el patrimonio tiene un significado para un grupo mientras que para otro grupo o persona puede tener un significado diferente. En este contexto, el patrimonio es usado como discurso legitimador de una identidad, pero se debe identificar quién tiene la legitimidad y el poder de definirla (Smith, 2006: 35), para comprender a qué ideologías responden las activaciones patrimoniales, que al fin y al cabo son representaciones simbólicas de versiones de la identidad. Retomando conceptos explicados anteriormente por Hobsbawm (1983) sobre la invención de las tradiciones, se debe considerar que son principalmente el estado y las clases dominantes las que usan dichas tradiciones para dar forma a una memoria colectiva y sociabilizar a los individuos en el orden social establecido, para aceptar las cosas que deben ser recordadas y las que deberían ser olvidadas (Smith, 2006: 63). Se expone entonces el carácter dinámico de la memoria que plantea una constante producción de significados, y se propone que el patrimonio es un proceso de creación de significados, idea que se retomará más adelante. En el caso de los correfocs, las versiones que pueden existir son distintas formas de ver al mismo elemento y más allá de los distintos significados que se pueda tener, se debe considerar la forma de tratar a esta manifestación, ya sea como patrimonio, como tradición, como espectáculo o como actividad cultural a desarrollar. Smith (2006) también plantea el predominio de un Authorized Heritage Discourse (AHD), donde los expertos siguen siendo necesarios para delimitar y designar la categoría patrimonial, considerando cualquier otra acción como amateur y no profesional. La autora efectúa críticas en relación a la pasividad de la población planteada en este discurso, ya que el AHD considera que son meros consumidores del mensaje patrimonial creado por los expertos, generando una distancia que dificulta la participación de la población en la gestión del patrimonio. Esta característica pasiva también puede verse en la propia definición del patrimonio, donde se dice que se debe 47

“conservar para las generaciones futuras”, limitando así el uso actual del patrimonio, su transformación y evolución de acuerdo a los cambios constantes que sufre la sociedad. Esta pasividad mencionada por Smith a simple vista no se observa en los casos catalanes de designación de Patrimonio de la Humanidad como son La Patum de Berga y los Castellers, que siguen teniendo un importante nivel de convocatoria y participación, y en el último caso sigue estando presente en las fiestas mayores como elementos vivos de la cultura popular. Sin embrago, el patrimonio cambia constantemente al estar construido con recursos que crecen, evolucionan o desaparecen, de manera que “lo tradicional del patrimonio coexiste con la innovación y el pasado se integra en el presente” (García, 1998: 14), y la incorporación de un elemento a una cultura genera un cambio en la misma, dando lugar a una nueva combinatoria de los rasgos que la componen (Grimson, 2010). Así, los procesos de globalización a partir de los que se incorporan estos nuevos elementos no suponen una homogeneización de la cultura, ya que cada sociedad le da un significado y ubicación diferente dentro de la propia trama cultural. En definitiva los correfocs son una evolución de tradiciones pasadas que se fueron adaptando a la vida moderna, incorporando elementos que antes no participaban, modificándose su dinámica y el tipo de acompañamiento musical, y dejándose de lado cosas que se hacían en los tradicionales bailes de diablos, como es el tema de los parlamentos con críticas. Otro aspecto criticado es el de la globalización de elementos locales, es decir que al darle visibilidad mundial a un elemento patrimonial desplaza el control de dicho bien desde el ámbito local al internacional. Esto puede deteriorar, hacer desaparecer o destruir el patrimonio, por lo que es necesario evaluar en primer lugar, las acciones éticas a tomar en cuenta al momento de llevar adelante una declaración de patrimonio de la humanidad. En algunas ocasiones, la valoración del patrimonio viene dado por otro externo, un grupo social que señala dichos elementos como destacados (García, 1998: 18). En contraposición al AHD, son varios los autores que señalan que el patrimonio es un proceso cultural y social que involucra la construcción de valores y la creación de significados e identidad (Prats, 1997; Smith, 2006; Kirshenblatt-Gimblett, 2004, Champredonde et al, 2007). El patrimonio no es una cosa, ni un sitio, edificio u otro elemento material, “el patrimonio es un proceso cultural que se acopla con actos de recuerdo que trabajan para crear formas de entender y comprometerse con el presente, donde los propios sitios son herramientas culturales que pueden facilitar este proceso, 48

pero que no son necesariamente vitales” (Smith, 2006: 44). Estos elementos que suelen ser destacados como patrimonio son en realidad el soporte material de los valores que se quieren mostrar, del carácter inmaterial del patrimonio (Lacarrieu, 2010), así la asociación entre patrimonio e identidad se encuentra en que esta cultura material como patrimonio representa físicamente el efímero concepto de identidad (Smith, 2006: 48), y “provee de significado a la existencia humana mediante la transmisión de ideas de valores eternos e intactos linajes que apuntalan identidad” (Graham et al, 2000: 41, en Smith, 2006: 48). Manuel Delgado (Godoy & Poblete, 2006) expresa una visión interesante con respecto al patrimonio institucionalizado y aquel que es producto de la memoria, ya que el primero supone la búsqueda de ser común a todos, mientras que el segundo es justamente colectivo y compartido por todos, en el sentido de que cada uno tiene una parte de ella al mismo tiempo que buscamos que continúe en los otros. Haciendo alusión al patrimonio vivo, Delgado afirma que está vivo para la gente, como parte de su memoria, y todo eso es patrimonio ya que es cultura y “puesto que es una cultura que merece ser recordada”. Ahora bien, que el patrimonio sea una construcción social significa que es un fenómeno ideado por las sociedades humanas, que no está presente de por sí en la naturaleza, que por lo tanto es una invención, ideada por alguien o mediante un proceso colectivo en un lugar y momento dado, con fines determinados, lo cual implica a su vez que puede ser cambiante de acuerdo a los intereses de circunstancias que se puedan generar en el futuro (Prats, 1997). El patrimonio es entonces un proceso de creación de significados, que se convierte en una herramienta cultural para fortalecer la autoridad de ciertas narrativas y en una acción de creación y recreación, donde el “hacer” a través de la participación en celebraciones conmemorativas, cobra una gran importancia a la hora de recordar ayudando a unir grupos o poblaciones (Smith, 2006). La autora plantea que la participación en eventos patrimoniales, mediante experiencias físicas y emocionales, donde los visitantes que inicialmente eran meros espectadores se involucran en la actuación, son una “personificación o declaración activa de identidad” (Smith, 2006: 68). El correfoc como elemento social, evoluciona, se va modificando con el tiempo, tanto por necesidad de adaptación a “la modernidad” o por cuestiones restrictivas como es el caso de las normativas europeas, que se tratarán más adelante. Asimismo, como elemento posiblemente patrimonializable es usado para reforzar el discurso de la identidad, donde la performance y la participación juega un

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papel esencial para que el correfoc se mantenga vivo, siendo interesante la intervención del espectador que diferencia un correfoc de una cercavila. Prats (1997) hace una distinción entre el patrimonio como construcción social de la invención del patrimonio. En el primer caso se refiere a ‘universos simbólicos legitimizados’, mientras que la invención remite a la idea de manipulación. En el caso de la construcción social, no se puede entender sin la influencia de una fuerte hegemonía social y cultural. La invención, por su parte, hace referencia a una manipulación de la realidad no solo de los elementos, sino también de las composiciones, pero no por ello los elementos son falsos, sino que se alteraron en el camino a partir de procesos de contextualización y re contextualización, más en relación a los componentes que a los elementos. Para él, la invención se refiere a procesos personales y conscientes de manipulación, mientras que la construcción social son procesos inconscientes e impersonales de legitimación. García (1998) también retoma esta idea al plantear que la espectacularidad de los objetos patrimoniales hace que, sin ser necesariamente malintencionado, siempre existe una parte de invención de los relatos en torno a ellos. De todas formas, la invención debe convertirse en construcción social, es decir llegar a un nivel mínimo de consenso y reconocimiento para que el icono sea eficaz (García, 1998), y es justamente ese el parámetro principal para definir el patrimonio, “el factor determinante es su carácter simbólico, su capacidad para representar simbólicamente una identidad” (Prats, 1997: 22), el cómo y por qué debe conservarse y exponerse. El proceso de construcción consiste entonces en la legitimación de referentes simbólicos, teniendo como criterios que el elemento sea algo perteneciente a la naturaleza, que sea histórico o de inspiración creativa (Prats, 1997: 22). Evidentemente el correfoc es una invención, propuesto por las autoridades intencionadamente para luego ser legitimado por el pueblo, donde se presentó un elemento tomado de otro lado y otro contexto, y la misma sociedad barcelonesa lo modificó y adaptó a la realidad de Barcelona en el postfranquismo. Sin embargo, ha tenido una gran repercusión en la cultura popular catalana, hoy por hoy no hay fiesta mayor que no tenga un correfoc. De todas formas, el hecho de que sea una invención no quiere decir que no pueda ser representativo de Catalunya, en definitiva sea por reconocer su historia o por su espectacularidad, el correfoc es un elemento esencial de la cultura popular.

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Según Delgado (Godoy & Poblete, 2006), el patrimonio no existe hasta que no es señalado, decidido y delineado como tal por la gestión, así el patrimonio cultural institucionalizado es aquel que al ser investigado, se decide destacarlo; el patrimonio colectivo, surgido a partir de la memoria colectiva no se gestiona, sino que se gesticula y deja evolucionar, ya que no puede ser detenido siendo que se trata de elementos vivos. La identidad no es algo producido por lugares o momentos patrimoniales, sino una continua y activa recreación y negociación en la que las personas, comunidades e instituciones reinterpretan, recuerda y revalora el significado del pasado en términos de las necesidades sociales, culturales y políticas actuales; “es un proceso social y cultural que media un sentido de cambio cultural, social y político” (Smith, 2006: 84). Así, patrimonio es un momento de acción, recordar, conmemorar, comunicar pero también desafiar y reinterpretar constantemente, crear sentido de pertenencia e identidad y de significados a partir de la acción (Smith, 2006).

A nivel de Catalunya, cabe mencionar la evolución de la legislación con respecto al patrimonio inmaterial, recopilada por Costa y Folch (2014). En primer registro que se tiene de normativas relacionadas al patrimonio inmaterial es en el 1983, donde el decreto 413/1983 regulaba la clasificación de interés nacional de determinadas manifestaciones culturales, en la cual se crea la clasificación de “fiesta tradicional de interés nacional” definida como “las manifestaciones culturales consistentes en una representación concreta, que tenga una continuidad secular, unas fechas de celebración periódica y un lugar o escenario determinados”. En 1993, se dictaron 2 leyes que pasarían a regular el ámbito del patrimonio: la ley 2/1993 de fomento y protección de la cultura popular y tradicional y asociacionismo cultural, y la ley 9/1993 del patrimonio cultural catalán. La primera de ellas establece una relación entre los ámbitos de la cultura tradicional, las entidades que la sustentan (sus portadores) y las entidades con capacidad para establecer procesos de patrimonialización del patrimonio etnológico, y define a la cultura popular y tradicional como aquella que: “…incluye todo lo que hace referencia a las manifestaciones culturales, tanto materiales como inmateriales, como son las fiestas y las costumbres, la música y los instrumentos, los bailes y las representaciones, las tradiciones festivas, las creaciones literarias, las técnicas y los oficios y todas las otras manifestaciones que tiene carácter popular y tradicional” (Cap. I, Art. 2, Ley 2/1993)

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Con respecto a la Ley 9/1993, plantea que el patrimonio cultural engloba a los bienes muebles, inmuebles e inmateriales, explicando en el inc. 3 del art. 1 que “también forman parte del patrimonio cultural catalán los bienes inmateriales integrantes de la cultura popular y tradicional y las practicas lingüísticas”. Teniendo en cuenta estas definiciones, el patrimonio inmaterial es una de las formas de la cultura popular y tradicional, “el patrimonio nomas puede ser una de las caras de la cultura popular y tradicional, su correlato patrimonial” (Costa & Folch, 2014: 59). Manuel Delgado (Godoy & Poblete, 2006: 65) destaca que lo interesante de las leyes catalanas en relación al patrimonio cultural es que considera al patrimonio etnológico como “el conjunto de formas de hacer presente y pasado entre los Catalanes”, coincidiendo según su parecer con algunas definiciones de cultura donde se expresaba que “cualquier cosa que uno pueda considerar expresión de la condición humana en un cierto tiempo y lugar es, en efecto, cultura, y por tanto, patrimonio”. En el 1993 también se crea el Centre De Promoció de la Cultura Popular i Tradicional Catalana (CPCPTC), encargada del desarrollo del Inventari del Patrimonio Etnològic de Catalunya (IPEC), que cuenta como principal falla no disponer de una categoría de Bien Cultural de Interés Nacional (BCIN) y de Interés Local (BCIL) para elementos inmateriales, con lo cual elementos inscriptos dentro de la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad propios de Catalunya, no cuentan con medidas de protección legal dentro del propio territorio catalán. Ahora bien, con respecto al patrimonio festivo, la ley 2/1993, en su art. 6 prevé la declaración de fiesta de interés nacional, reglamentadas a partir del decreto 319/1994, derogado posteriormente por el decreto 389/2006 cuyo principal objetivo es la creación del Catálogo del Patrimonio Festivo de Catalunya. Aquí se plantean las siguientes categorías: 

Fiesta popular de interés cultural: “celebración abierta a todos y repetida en fechas prefijadas, que contenga manifestaciones o elementos de interés cultural de tipo festivo y goce de una amplia aceptación popular” (Cap I, Art. 4).



Fiesta tradicional de interés nacional: “celebración recuperada, reconstituida o de nueva creación, siempre a partir de unos antecedentes transmitidos de generación en generación y con una trayectoria mínima de 25 años de celebraciones ininterrumpidas, que ha llegado a tener carácter identitario en la comunidad que sustenta la fiesta y que tiene una proyección nacional” (Cap II, Art. 6). 52



Elemento festivo tradicional de interés nacional: “acto o expresión corpórea o inmaterial recuperado, reconstruido o de nueva creación, de carácter identitario o simbólico, que forma parte sustancial del ritual festivo de la comunidad a la que pertenece con una presencia ininterrumpida de 25 años y que se ha transmitido entre diferentes generaciones” (Cap. II, Art 8).



Fiesta patrimonial de interés nacional: “celebración de origen remoto, estructurada a partir de secuencias rituales basadas en costumbres y manifestaciones simbólicas de carácter identitario, que tiene una proyección nacional” (Cap. III, Art. 10) requisito: más de 100 años (Art. 11).



Elemento festivo patrimonial de interés nacional: “acto o expresión corpórea o inmaterial, de carácter identitario o simbólico, de origen remoto, que forma parte sustancial del ritual festivo de la comunidad a la que pertenece” (Cap. III Art. 12), requisito: 100 años.

Aquellos que tienen el concepto “patrimonial” “deben mantener la esencia original.

Perspectivas Retomando los conceptos teóricos explicados, se plantea hacer un análisis de las perspectivas de los practicantes y la perspectiva institucional de la manifestación, para intentar evidenciar la variedad de discursos que existen sobre los correfocs. A continuación se pasará a referenciar la información obtenida de cada informante a lo largo de las entrevistas donde se expresan estas ideas, algunas de ellas, ya encontradas en los periódicos consultados como es la de “tradición inventada” y la de “patrimonio”, sin embargo, también se detectaron otras visiones, donde el correfoc es considerado una actividad cultural más entre las que puede elegir la gente, un acto teatral en la calle, un espectáculo visual para los espectadores. Guillem Roma15 Explica que la razón por la cual mucha gente entra a una colla es para divertirse y conocer gente nueva, y que quizás al principio se interesan por aprender algo pero en general no es así, aunque luego con el tiempo algunos se dan cuenta de la repercusión social de la actividad, que se interactúa con un público y genera un sentimiento de

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Guillem Roma, ex presidente y tabaler de la colla La Vella de Gràcia. Comunicación personal, 26 de julio de 2016.

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colectivo. Pero opina que en cultura popular la gente actúa sin interesarle saber si tiene un significado, si es patrimonio, simplemente se apuntan en una actividad que disfrutan, como se podrían haber anotado en algún deporte, teatro o danza. Indica que para él, la gracia de la evolución de cualquier elemento de cultura popular es precisamente la inconciencia de la acción, se hace sin necesidad de razonar el porqué, lo importante es que la actividad se mantenga viva y evolucione, se pierden cosas en el camino pero también se recuperan otras intencionadamente. Así, muchas veces los movimientos culturales comienzan porque alguien se lo propone, como el caso de los correfocs, que con el motivo de recuperar tradiciones perdidas después de años de censura y opresión, hubo una voluntad política de sembrar una semilla que evolucionaria espontáneamente hacia lo que hoy es una manifestación cultural de gran importancia en la ciudad, y que al final de cuentas es un tema de identidad propia como colectivo. Explica que en su caso particular, le interesa la parte teórica de la actividad, entiende que es un patrimonio inmaterial que se está heredando y transmitiendo de generación en generación, y que tiene un valor cultural, social y de identificación colectiva muy importante. Las colles de cultura popular en general son potentes, solo en Barcelona son alrededor de 120 mil personas las que están involucradas en el ámbito, haciendo constantemente actividades en los barrios y con una gran implicación social, cultural y económica, razón por la cual se realizan eventos como el Som Cultura Popular, y aunque solo un pequeño porcentaje del colectivo de colles se involucre e interese por estos encuentros, la influencia y presencia del sector en la población es muy importante. Isaac Rubio16 Al igual que Guillem opina que en general la gente ingresa en la colla por amistades, como le sucedió a él, por querer apuntarse en una actividad cultural, o porque le gusta el fuego, pero es muy poco probable que se ingrese por interés por la cultura; es algo que está tan arraigado en la sociedad actual que una colla de correfocs es considerada una actividad más. A pesar de esto, cuando alguien ingresa en la colla, se trata de concientizar que no se trata solo de juntarse.

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Isaac Rubio, actual presidente de la colla La Vella de Gràcia. Comunicación personal, 27 de julio de 2016.

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Para él, los correfocs tienen la misma importancia a nivel cultural que otras collas de cultura popular, y si bien no tienen el reconocimiento que tienen los castellers por imagen y espectacularidad, considera injusto que los diablos en general no cuenten con una designación. Joan Manel Camps17 El técnico del Ajuntament considera que el correfoc nació como una expresión popular, que hoy se busca preservar y por lo tanto termina siendo patrimonio, pero que la gente sigue interviniendo. Sucede con La Patum de Berga que es patrimonio de la humanidad, con los bailes danzados de diablos en Tarragona que tienen una gran convocatoria, o con los diablos con parlamentos que desarrollan la lucha entre el bien y el mal y se dedican a conservar las tradiciones pasadas. Todos estos hechos acaban siendo elementos culturales y patrimoniales a conservar, pero que comenzaron como un divertimento del pueblo. Ahora bien, con respecto a La Mercè y como coorganizadores, les gustaría que este correfoc tuviera un poco más de nivel artístico y de ritmo, más teatralizado, siguiendo con las innovaciones que ya se han realizado como la puerta del infierno y los primeros tabalers abriendo el paso en Via Laietana arriba de un camión. Se han propuesto nuevas mejoras a nivel de espectáculo con juegos de luces o la posibilidad de narrar una historia, pero desde los representantes de las collas no se ha aceptado. Esto tiene que ver con una visión antagónica de la fiesta, ya que deja en claro que una parte de la organización busca que los espectadores disfruten más desde el punto de vista visual, mientras la otra parte quiere que se mejore la parte vivencial, con más carrutxas o material pirotécnico, o incluso volviendo a los antiguos recorridos por las estrechas calles del barrio gótico donde el fuego toma una mayor magnitud. Jan Grau18 A fines de los años ’70, Barcelona no tenía una tradición de fiesta como la actual, y es en los primeros años de los ayuntamientos democráticos cuando se empiezan a promover estos elementos festivos cuyo contenido sí era tradicional del resto de

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Joan Manel Camps, técnico del Departament de Festes i Tradicions, Direcció de Cultura de Proximitat, Institut de Cultura de Barcelona. Comunicación personal, 29 de julio de 2016. 18 Jan Grau, comunicación personal, 23 de mayo de 2016.

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Catalunya, entonces en Barcelona se hace esta transposición hablando de ello como si fuera tradicional. Indica que desde un punto de vista técnico, los correfocs no pueden ser considerados como un elemento patrimonial porque es muy joven, se considera que un elemento material es patrimonio a los 100 años y uno inmaterial a los 50. Sin embrago, desde un punto de vista práctico, una tradición es aquello que se inventa y la gente se lo apropia, y en el caso de Barcelona y los correfocs, es evidente que la gente ya lo considera propio, porque “no se puede pensar una fiesta de La Mercè sin correfocs”. Otro punto a destacar es el generacional, hoy por hoy conviven personas que han visto nacer la manifestación con gente que nació ya existiendo el correfoc, por lo que tradicional es, ya fue asumido, y en este sentido forma parte de ese patrimonio por más de que técnicamente le falten muchos años. Ahora bien, desde un punto vista local, si se llegara a hacer un inventario patrimonial de Barcelona, nadie dudaría en que los correfocs son un elemento que si o si tiene que estar, ya que a nivel local, forma parte de la identidad de la ciudad. Considera que, si bien es importante que la administración ponga ciertas normas con respecto a que es y que no es patrimonio, en general la gente tiende a buscar designaciones cuando lo que se necesita es que los de abajo lo crean así; cuando el patrimonio es planteado de arriba abajo y la ciudadanía no lo legitima, no se lo puede considerar patrimonio. Y esto no solo en relación a la población. Es importante que el patrimonio se valore y proteja primero a nivel municipal y que luego vaya subiendo de nivel, pero no se puede pedir que a una escala mayor se le otorgue una designación cuando no tiene ninguna a nivel local. Se puede ayudar a que la gente reconozca estos elementos, pero son ellos quienes tienen que asumirlo como propio y defenderlo. Margarita Arregui Mulet y Cristina Velasco19 Se debe entender que a finales de los ’70 y luego de tantos años de dictadura, donde no se podían hacer actividades en la calle, ni siquiera celebrar carnavales, que también estaban prohibido, hubo un estallido de cultura popular, con la posibilidad de recuperar la calle para manifestaciones culturales, donde surgieron los correfocs, con su toque anárquico y de transgresión. Para la gente que en ese momento comenzó a formar parte

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Margarita Arregui Mulet, fundadora de la Federació de diables ciutat de Barcelona y Cristina Velasco, actual presidenta de la Federació de diables ciutat de Barcelona. Comunicación personal, 26 de julio de 2016.

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de ese movimiento, fue algo liberador. Afirman que se debe luchar para que siga vivo porque es un poco de tradición, un poco de cultural, un poco de sentimiento de país, de que te gusta el fuego, es un poco de todo, y es también el punto trasgresor que siempre han tenido los diablos, más anárquico con más permitidos. Pero estas son cosas que deben transmitirse, debe enseñarse que es una tradición, que es patrimonio, que conlleva unos valores de compañerismo, compartir, respetar al otro, no es una obligación pero supone responsabilidades dentro del grupo y voluntad para colaborar en lo que haga falta. A su vez, a pesar de tener este toque anárquico, los diablos se encuentran dentro de una sociedad, forman parte de un colectivo y una entidad donde hay normas que cumplir, porque como una colla de cultura popular las acciones de uno repercuten en todo el colectivo del que forman parte. Salvador Palomar20 Considera que puede ser considerado característico, ya que afirma que las tradiciones se inventan, son construcciones sociales sin importar la cantidad de años que tengan, y que si bien existe una normativa que especifica la antigüedad que debe tener un hecho para ser considerado de interés, tradicional y patrimonial, “cada percepción de la tradición es una percepción que va asociada a cada comunidad que hace una determinada costumbre, y que considere que ya forma parte”, puede ser un hecho que tenga una cierta antigüedad pero que no despierta el interés de la población o algo que tiene poco tiempo y se lo considere tradicional. Explica que el éxito que tienen los correfocs se debe a que es un elemento de participación y de trasgresión festiva. La fiesta en sí debe contemplar un contexto diferente al cotidiano, se trata de hacer cosas diferentes, romper con la rutina, interactuar con otras personas; y en este ambiente, un elemento transgresor como el correfoc, que permite descargar adrenalina, que provoca, que tiene un riesgo calculado, que transforma el espacio urbano y permite la participación del espectador, ha arraigado muy deprisa en áreas donde no había tradición. Arraiga porque tiene esta fuerza y además es un referente de país, “si tenemos algo que nos agrada, y nos va bien, nos apetece, y nos lo pasamos bien, y resulta que es catalán, eso es la repera”. Se adoptan elementos de la cultura popular histórica, sean gegants, correfocs u otras

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Salvador Palomar, comunicación personal, 10 de junio de 2016.

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cosas, en zonas donde quizás ni era común, para ser utilizados como elementos de vinculación con la idea de generar unidad, sentir que se forma parte de una comunidad más amplia. Pero también plantea que si los correfocs fueran una manifestación aburrida, por más catalanes que fueran, no tendrían el mismo impacto, como tantos otros elementos históricos de la cultura popular que no generan tal arraigo, como es el caso de las sardanas. Ahora bien, los castellers, por ejemplo, tienen un gran éxito a nivel de atracción cultural porque tienen un componente de espectacularidad, de competencia, rivalidad y dificultad que llaman la atención de la gente. Así, hay elementos que tienen un poder de atractividad mayor y otro que no convocan a tanta gente, y esto no está relacionado con cuestiones de patriotismo, ya que hay elementos que no eran catalanes, pero la gente se los ha apropiado. En estos momentos, el modelo correfoc ha tenido éxito en las fiestas del conjunto de los países catalanes, por lo que es parte de la identidad catalana y de las fiestas, sin importar que sea de nueva creación. Jordi Cubillos21 Durante la dictadura hubo una pérdida de elementos del patrimonio festivo, que se ha ido recuperando en Barcelona gracias a personas de fuera de la ciudad, y así con la vuelta a la democracia se dio un resurgimiento o remodelación de las tradiciones, donde los correfocs, reinventados del baile de diablos, han cobrado una gran importancia, por eso cree que ya es hora de que se le asigne algún reconocimiento a los bailes de diablos como fiesta patrimonial. Explica la importancia que tuvo en aquel momento retomar toda esta serie de movimientos culturales, que tenían un sentido y entroncaban con una tradición muy antigua, y que esto significó un acto de reafirmación de la identidad, pero también de fortalecimiento de la relación ciudadana. La fiesta en la calle es el momento donde hay una mayor interacción entre los vecinos, y el hecho de que existan estas collas de cultura popular también colabora en esa relación, impulsando el uso de la calle y generando más espacios y momentos de encuentro. Otro punto a destacar es la accesibilidad que tiene el correfoc, que al realizarse en la calle cualquier persona que pase puede disfrutarlo e involucrarse, lo que facilita también que se logre un reconocimiento del colectivo, fortaleciendo el sentimiento de grupo y generando un cierto prestigio social.

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Jordi Cubillos, comunicación personal, 28 de julio de 2016.

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Considera que el éxito que tuvieron y tienen los correfocs es principalmente por la relación milenaria del hombre con el fuego, explicada anteriormente, que si bien ha ido evolucionando, es una relación “que la llevamos en el ADN”, es consustancial con la humanidad. Afirma que el fuego es algo atractivo y espectacular y que a la vez genera temor y es signo de peligro, y es el sentido de ritual, de vencer el miedo, de poder meterse debajo del fuego y salir, que lo hace tan atractivo y por eso triunfa. Si bien es un elemento tradicional e importante de la cultura catalana, el principal motivo por el cual hoy en día la actividad tiene tanto éxito es por este atractivo del fuego. Bienvenido Moya22 En general, la calle es un lugar festivo, especialmente en Catalunya donde desde la recuperación democrática se ha logrado un aprendizaje de la importancia del uso de la calle como espacio de movilización social, sin que se generen problemas. Ahora bien, con respecto a las colles de cultura popular, es sabido que, si bien la gente participa porque le agrada el colectivo, no es la única razón, ya que también son espacios de influencia que pueden generar beneficios sociales o inclusos económicos en sus integrantes. Y la fiesta en general también se mueve en este ámbito, donde se participa por intereses sociales entre los que se encuentran el orden social, económico en algunas ocasiones, el ocio y el patriotismo local. En el caso de los correfocs, se podría destacar un aspecto más banal, donde hay un interés por divertirse, ya que el prestigio de formar parte de una colla de diablos no es tanto, aunque el simple hecho de montar un espectáculo y tener un cierto dominio sobre un sector sí viene acompañados de un cierto grado de influencia. El inventor del término correfoc explica que más que una tradición inventada esta manifestación cultural se trata de una reformulación de una costumbre de un juego tradicional y escénico, donde la pirotecnia ha pasado a ser el elemento primordial, reflejado en el cambio en la forma de denominarse como colles de foc en lugar de colles de diables. Así, los diablos de los correfocs actuales han dejado de lado las funciones de sus antecesores, quienes participaban, y aún lo hacen en otras partes de Catalunya, de los seguicis festivos, las representaciones de la lucha del bien contra el mal, y los parlamentos satíricos y de crítica, donde una vez al año un grupo de individuos se podía subir a un escenario frente a toda la población y recitar sus versos

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Bienvenido Moya, comunicación personal, 11 de agosto de 2016.

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de crítica, cuya importancia no estaba dada por el contenido de los mismo sino por el simple hecho de poder hacerlo. En cambio, hoy la función es diferente, es agrupar una colla de gente que pueda ocupar la calle, y que un sector de la población tenga la libertad de ocupar la calle durante un tiempo, también lo considera válido. En definitiva, el correfoc es una derivación del baile de diablos, que a su vez se ha modificado de su origen que era la manifestación presente durante las fiestas del Corpus. Asimismo, opina que es un elemento característico de la cultura y patrimonio catalán, ya que cree que para que así lo sea no es necesario que tenga una cierta antigüedad, sino que una parte de la población lo considere lo suficientemente importante como para permitir que un sector ocupe las calles por unas horas para poder expresarlo, “la cultura de la población está en la calle, por tanto eso es patrimonio y continuidad de esta manera de vivir”.

A simple vista se pueden observar las distintas visiones que existen de una misma manifestación tanto de las personas relacionadas con el inicio del correfoc y las collas como de la administración, donde aquellas concepciones dependen de la forma de vivir la fiesta y de la experiencia vivida en torno a los correfocs. En primer lugar si puede observar una visión del correfoc como un elemento cotidiano, por parte de la generación actual de diablos, como se puede observar en las entrevistas a los integrantes de la colla Vella de Gràcia, y quizás esta visión es la que ayuda a que la manifestación se mantenga y siga evolucionando, ya que como elemento de la cultura se va modificando con el paso del tiempo, adaptándose al contexto y necesidades del momento. En segundo lugar, se detecta una perspectiva relacionada particularmente con el correfoc de La Mercè en su carácter de espectáculo. Este momento es una concentración de una gran cantidad de colles en el marco de la fiesta mayor, que hacen un correfoc en conjunto, y desde los coorganizadores del sector público su enfoque se orienta hacia la parte más lúdica y visual de la manifestación, intentando que las futuras acciones tengan una repercusión en la espectacularidad visual del conjunto. Desde el ámbito de gestión de la Generalitat, se plantea un visión más técnica, donde si bien no cuenta con ninguna designación, podría ser considerado un elemento festivo tradicional. Se reconoce la importancia del contexto en el cual surgieron los correfocs, como así también que es un elemento que a pesar de no cumplir con requisitos de 60

patrimonio en el sentido de la legislación catalana, se debe considerar como tal en el contexto de Barcelona. Con respecto al momento histórico en el que se produjo el estallido de cultura popular, los primeros diablos y gente que vivió ese momento, consideran al correfoc como una manera de retomar la calle recuperando el uso social y cultural que había tenido antes, con sus toques más anárquicos y de rebeldía que el resto de las colles de cultura popular, pero sabiendo apreciar a la manifestación como una posibilidad de liberarse de la opresión y poder retomar la calle. Salvador Palomar, por su parte, reconoce este punto de vista más global, de tomar elementos que unifiquen el país catalán, que en esos momentos de recuperación democrática era importante. Se debe destacar que no se niega la invención de esta tradición, y que el propio creador del término considera que el correfoc es elemento característica de la cultura catalana y a su vez forma parte de su patrimonio, ya que cree que lo importante en estos casos no una designación que así lo declare, sino la legitimización por parte de la población. Por último aclarar, que todos los entrevistados coinciden en la espectacularidad que tiene el fuego, y que el éxito que tiene hoy la actividad se debe a este factor, que sin importar si a uno le interesa la historia o solo lo hace para divertirse, la atracción que genera el fuego es lo que mantiene viva la llama del elemento cultural. En conclusión, el correfoc es parte destacable de la cultura catalana actual… técnicamente hablando, no se puede considerar al correfoc como patrimonio catalán institucionalizado, ya que no cuenta con una designación que lo acredite. Sin embargo, desde la teoría se ha demostrado la variedad de discursos con respecto al patrimonio en general, en los cuales se ha identificado que el patrimonio no necesariamente debe ser considerado como tal únicamente por una designación. Delgado (Godoy & Poblete, 2006) considera que elementos de la cultura que estén presentes en la memoria colectiva pueden formar parte del patrimonio de una sociedad, ya que si tiene un espacio en ella, es porque quiere ser recordado y transmitido, y al final de cuentas, el patrimonio, herencia que se pasa a las siguientes generaciones son esto, cosas que se quieren mantener para ser admirado.

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Gestión En este apartado se hará referencia a la forma de agrupación de las colles de diablos, como así también a las acciones que viene desarrollando el gobierno de la Generalitat, e investigar si el ayuntamiento de Barcelona tiene alguna iniciativa que vaya en esta línea de promoción de los correfocs y en su gestión más allá de la organización de la fiesta de La Mercè.

Gestión del patrimonio La gestión de un patrimonio inmaterial no es tarea fácil, y desde el sector gubernamental se han creado estructuras y organismos dedicadas a la gestión de esta tipología de patrimonio; se han desarrollado planes de conservación o gestión del patrimonio inmaterial, que generalmente implican acciones de investigación, promoción, soporte y diseño de estrategias de museización, difusión escolar o políticas de inventario; como así también se busca la constante participación activa de actores y agrupaciones culturales (Roigé, 2014). Ahora bien, la cultura viva se preserva y transmite mediante la práctica social continua, no la simple exhibición de la materialidad, por lo que una de las cuestiones esenciales en la conservación del patrimonio inmaterial es la participación activa de los actores poseedores de dicha cultura,

quienes

deben

involucrarse

en

su

documentación,

preservación,

reconocimiento, transmisión y protección. En la Convención para la salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial (UNESCO, 2003), se proponen varias acciones en torno al patrimonio, principalmente, se incentiva a los distintos países a inventariar todos aquellos elementos de la cultura inmaterial presentes en el país. Asimismo, cada país debe encaminar el desarrollo de políticas generales en vistas de integrar la salvaguarda del mismo mediante la planificación; designar un organismo que se encargue del cuidado del patrimonio inmaterial; fomentar la investigación como así la generación de metodologías de investigación; adoptar medidas jurídicas, técnicas, administrativas y financieras que fomenten la creación de instituciones de formación en la gestión del patrimonio y de documentación, como así también garantizar la accesibilidad al mismo. Sin embargo, todas estas acciones deben ser acompañadas por medidas educativas y de sensibilización, asegurando el reconocimiento de los valores patrimoniales de los 63

elementos, mediante programas de formación al público en general, a jóvenes y a las comunidades involucradas. Se debe transmitir a la sociedad las amenazas que corre el patrimonio, como así también promover la protección de los espacios de la memoria colectiva. Es esencial que la gestión se enfoque en incentivar la transmisión del patrimonio a través de su continua reproducción, poniendo el énfasis no solo en las personas encargadas de esa transmisión, sino también en el contexto donde se genera (Kirshenblatt-Gimblett, 2004). Estrada y Del Mármol (2014) exponen sobre las medidas de protección relacionadas al dictado de legislación que tanto organismos internacionales como estados y regiones han desarrollado para la salvaguarda del patrimonio inmaterial. Dentro de las leyes específicas del ámbito cultural mencionan 7 propuestas: a) Confeccionar inventarios, catálogos, bases de datos, atlas, libros de registros, etc. b) Reconocer y declarar elementos del patrimonio inmaterial como bienes de interés cultural, aplicando así un mayor nivel de protección. c) Estudiar científicamente las manifestaciones del patrimonio inmaterial. d) Documentar y fichar el patrimonio en soportes materiales textuales y audiovisuales, y crear archivos para conservarlo y difundirlo. e) Impulsar acciones para reconocer el valor del patrimonio inmaterial, tales como crear listas representativas del PCI. f)

Impulsar acciones para gestionar, promover el uso y transmitir los elementos del patrimonio a las generaciones siguientes.

g) Sancionar los actos contra el patrimonio, sus manifestaciones o los derechos culturales de las poblaciones portadoras.

Se pasará a detallar las formas de organización de las collas como portadoras de cultura, y las gestiones y problemáticas actuales que se presentan en el colectivo.

Agrupaciones Las collas de diablos suelen organizarse como entidades sin fines de lucro o en otras entidades que les dan aval, al mismo tiempo que forman parte de asociaciones y federaciones que defiendan sus intereses. A nivel de Catalunya, existe la Federació de Diables i Dimonis de Catalunya, formada por 248 colles de 41 comarcas del Principat, las Illes Balears y la Catalunya Nord. Ahora bien, dentro del ámbito de Barcelona, las collas de la ciudad están representadas por 2 entidades, una derivada de la otra: la

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Coordinadora de Diables de Barcelona y la Federació de Diables de la Ciutat de Barcelona. Ante el elevado crecimiento del número de colles de diablos de la ciudad de Barcelona, el intercambio con colles de fuera y la voluntad de participar en la organización del correfoc de La Mercè, se creó en 1987 la Coordinadora de Diables de Barcelona (Coordinadora de Colles de Diables de Barcelona, s.f.) que pasaría a agrupar desde aquel momento a los grupos de diablos locales. A partir de su creación, la Coordinadora ha organizado el IX Encuentro de Diablos de Catalunya en 1989, coorganiza el Correfoc de la fiesta mayor de la ciudad, ha realizado actividades de divulgación, talleres de tabalers y sobre seguridad, publicaciones, talleres infantiles y actividades para escuelas. Asimismo, ha participado en debates desarrollados en el marco de los grups de foc, como el Ámbito de fuego del Congreso de Cultura Popular y Tradicional y las comisiones de trabajo sobre la normativa que afecta a dichos grupos. Pero esta entidad agrupa a grupos de diablos no solo de la ciudad sino también de la comarca el Barcelonès, que participan en el correfoc de La Mercè. Con el paso de los años, la cantidad de colles barceloninas creció exponencialmente, al punto de existir varios grupos dentro de un mismo barrio, lo cual supuso algunos problemas para la organización del correfoc. Como explica Cristina Velasco 23 , la coordinadora siempre organizó el correfoc de La Mercè, pero con la gran cantidad de colles, las limitaciones de recorrido, presupuesto y tiempo, llegó un momento que era inviable que todas las colles pudieran participar. Entonces, por un lado, la duración del evento era limitada y no podía extenderse más de las ya 3 extensas horas que dura el correfoc, y si todas las colles quisieran salir, serían necesarias varias horas más para ver desfilarlos por la Via Laietana, dificultando el tránsito por más tiempo al tener que mantener cerrada esta calle, además de coincidir con otras demostraciones de cultura popular en el marco de la fiesta mayor. Por otro, el financiamiento del correfoc de La Mercè, por parte del Ajuntament de la ciudad, también es limitado, por lo que si hubiera más colles participando, le corresponderían menos carretillas a cada una. Ante esta situación, representes de algunas colles de la coordinadora propusieron que participaran de La Mercè solamente los grupos de la ciudad, pero esto significaba excluir a diablos pertenecientes a áreas geográficas de los alrededores que formaban parte de la agrupación y que habían participado del evento desde sus inicios, a lo cual

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C. Velasco, comunicación personal, 26 de julio de 2016.

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se negaban. Esto generó confrontaciones y problemas, por lo que algunos grupos de diablos de Barcelona decidieron separarse y formar, en 2012, la Federació Coordinadora de Diables de la Ciutat de Barcelona, que englobarían solo a las del territorio de la ciudad (Federació Coordinadora de Diables de la Ciutat de Barcelona, s.f.). Además de la necesidad de unificar las colles de Barcelona, la federación se creó para dar respuesta a las exigencias que se generan por la idiosincrasia de la ciudad. Tal como explica Cristina Velasco 24 , en Barcelona se está expuesto a una serie de limitaciones y de legislaciones, desde cómo vestir, si se puede actuar, qué se puede hacer, restricciones que quizás en los pueblos más pequeños no existen; además destaca que otra de las motivaciones para la conformación de la nueva federación era unir a todas las colles para reclamar en conjunto contra algunas exigencias derivadas de la Normativa Europea sobre el uso del fuego pirotécnico. Así, en el art 2 del estatuto de creación de la federación, se exponen los siguientes fines: a) Fomentar, contribuir y defender, la tradición de los actos de fuego (con pirotecnia o sin) y todas sus variantes, dentro del marco del patrimonio tradicional, cultural y popular de la ciudad de Barcelona y hacer difusión del mismo. b) Promover actividades conjuntas para todos los grupos miembros. c) Agrupar todas las entidades, adultas y / o infantiles, del mundo del fuego de la ciudad de Barcelona. d) Fomentar, promocionar y apoyar en la medida de lo posible las actividades que realicen los asociados. e) Asesorar e informar de todos aquellos aspectos o novedades relacionados con el mundo del fuego (normativas, leyes, innovaciones jurídicas y / o culturales) a los asociados. f) Coordinar las actuaciones conjuntas de grupos de diablos miembros y promocionar las buenas relaciones entre ellos. g) Promocionar el acompañamiento musical propio del correfoc. h) La Coordinadora garantizará la libertad de funcionamiento de cada grupo no interviniendo en su régimen interno.

Con la intención de lograr estos fines, la federación se propone participar en actos y promover actividades en la ciudad de Barcelona, promover y organizar intercambios dentro de la cultura del fuego para lo cual ponen a disposición de sus afiliados un listado de todos los integrantes y grupos relacionados, realizar agendas de actividades, relacionarse con otras asociaciones del ámbito, organizar charlas formativas de cultura

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C. Velasco, comunicación personal, 26 de julio de 2016.

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tradicional y de fuego, y editar publicaciones en la temática. En la entrevista realizada, Cristina Velasco25 comenta que la principal actividad que realiza la federación es la coorganización de los correfocs de La Mercè y de Santa Eulalia, pero este año, con el cambio de junta, se focalizó en el encuentro cultural Som Cultura Popular: Mostra del Patrimoni Immaterial de Barcelona con la exposición “Grans forques” de los ceptrots de las distintas colles de la ciudad, en una charla sobre el uso del espacio público y también participaron de la mesa redonda “Coordinadora, un modelo de transversalidad”, donde se buscó unir fuerzas entre las distintas coordinadoras de cultura popular para poder hacer reclamos y presentaciones en conjunto; asimismo, se realizó un viaje a Perpinya en el marco del aplec internacional, que organizó Adiflok, con la muestra de los ceptrots presentadas en Som Cultura Popular. Por su parte, el tabaler Guillem Roma26 comentó que durante su participación en las agrupaciones, primero desde la coordinadora y luego como vocal de la federación, se intentó generar sinergias entre todos los grupos de tabalers de la ciudad, consiguió crear algunos temas para tocar en conjunto en la tabalada antes del correfoc, también se hicieron reuniones y alguna charla para hablar de aspectos relacionados con el acompañamiento musical de los correfocs. Si bien el tabaler menciona que se lograron llevar adelante algunas de estas ideas, entre ellas tocar algunos temas en conjunto con unas 7 colles, unos 100 tabalers, al principio costaba mucho y sigue costando ya que cada grupo va por su lado. La temática del acompañamiento musical surgió en varias entrevistas, principalmente como una preocupación por la evolución que está teniendo, ya que la música que están tocando algunos tabalers son ritmos más parecidos a la samba de Brasil que a los toc de foc tradicionales. Si bien no existe un ritmo de correfoc tradicional, originalmente, el toc de tabal marca el ritmo de movimiento, así el toc típico del diablo permite que este vaya avanzando en su recorrido dando saltos con la forca27. Aunque se intente una fusión con otros ámbitos, se debe procurar que sea un ritmo más acorde, que tenga esa raíz oscura que invite a la solemnidad del baile del fuego, porque los diablos tienen que dar un poco de miedo, una nota grave, oscura, la samba es carnaval, es alegría 28. Entonces, este nuevo ritmo no se puede coordinar bien con el ritmo de movimiento

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C. Velasco, Comunicación personal, 26 de julio de 2016. G. Roma, comunicación personal, 26 de julio de 2016. 27 J. Grau, comunicación personal, 23 de mayo de 2016. 28 M. Arregui Mulet, comunicación personal, 26 de julio de 2016. 26

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que tienen los diablos, lo que hace que la actuación no sea continuada, los diablos van al ritmo de los saltos con los que avanzan, mientras que la música va creando su propio espectáculo. La música es el complemento indispensable de todo en cultura popular, y como tal, debe adaptarse a la manifestación que acompaña. Guillem Roma29 explica que lo tradicional es un ritmo con 4 tabals de madera con parche de piel, ritmos muy sencillos que son evolución de las procesiones religiosas y militares, es sólo un ritmo que acompaña, donde puede haber 5 líneas melódicas: bombo, grave, medio, agudo y caja. Se compusieron algunos temas y luego se fueron copiando, eran ritmos modernos pero pensados para un correfoc, contundentes y con mucha base. El tabaler explica que pesar de esto, no hay un ritmo tradicional para defender, ya que los que había antes de que algunos introdujeran la samba no tenían más de 20 o 30 años, por esto, desde su lugar, prefiere llamarlos ritmes de foc o tocs de correfoc, que no quiere decir antiguo, sino adaptado a un espectáculo de fuego. La introducción de nuevos ritmos generó algunas polémicas y problemas dentro del colectivo, pero a su vez impulsó a que se realizaran charlas y debates sobre ello.

Otro de los temas que surgieron en las entrevistas fue el de las colles infantiles, que en general los infantiles surgen a partir de los diablos que van teniendo hijos, aunque no siempre es así. Margarita Arregui Mulet 30 explica que estas colles infantiles han crecido a un nivel muy rápido, ya que los diables pueden tener un colectivo infantil muy grande, a diferencia de los castellers que solo se limita a los últimos pisos del castell; el límite es el que se proponga la propia colla, y se está trabajando mucho con los niños, ya que ellos serán los que vayan ocupando lugar en el correfoc adulto el día de mañana. Asimismo, hay que considerar que la aparición y aumento de las colles infantiles han supuesto cambios en el correfoc, ha crecido a partir de ello, y el propio concepto del fuego y los diablos ha cambiado, ya que en lugar de dar miedo, ahora gusta tanto a niños como a adultos31. También hay que plantearse, como indica Oriol Cendra32, el sentido de tener niños tan pequeños en colles de correfocs, hasta qué se les puede transmitir que se trata de una tradición y no de un juego, debería debatirse sobre si realmente se logra un paso del conocimiento de la tradición a los niños.

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G. Roma, comunicación personal, 26 de julio de 2016. M. Arregui Mulet, comunicación personal, 26 de julio de 2016. 31 J. M. Contel, comunicación personal, 29 de julio de 2016. 32 O. Cendra, comunicación personal, 27 de julio de 2016. 30

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En relación con esta evolución de los correfocs, existen también preocupaciones con respecto a la incorporación de actitudes y elementos que poco tienen que ver con el mundo de los diablos. Bienvenido Moya 33 cree que se están haciendo inventos del invento que en pocas ocasiones representan una mejora, puede empeorarse, banalizarse, estructurarlo más, y estas cuestiones dan pocas ganas de participar. Por su parte, Josep Maria Contel34 hace su aporte con respecto al bestiari que acompaña a los correfocs, que actualmente han cobrado formas y animales no tradicionales, y cree que la principal razón de ello es que hoy por hoy, las colles de diablos están siendo creadas únicamente para participar del correfoc, no como antes o como en otras zonas de Catalunya, que participan del seguici de Corpus o el seguici protocolar. En esta misma línea, Oriol Cendra35 da su opinión personal explicando que el modelo festivo cuyo éxito en los años ’80 provocó que se implementara en toda Catalunya, hoy está frente a su límite máximo por encontrarse sobre explotado, no solo en el ámbito del fuego, “la parte patrimonial, ritual se ha abandonado, los usos tradicionales de la pirotecnia no están suficientemente preservados en este momento (…) estamos en una sociedad masiva, que tiende a la banalización, a la espectacularización, tampoco se puede desligar de un análisis sociológico de donde estamos”. Asimismo opina que se debería hacer una distinción entre los usos patrimoniales y rituales de la actividad y usos más festivos, ya que una cosa es un espectáculo y otra diferente es una celebración tradicional. La incorporación de nuevos elementos como espectáculos de faquires y malabares de fuego, o brujas y agua, interesantes como un espectáculo pero que poco tienen que ver con la tradición de los diablos debería ser otro tema a debatir36. Por su parte Jordi Cubillos37, uno de los fundadores de la colla la Vella de Gracia, expresa que generalmente las agrupaciones nacen para proteger a todos sus asociados y procurar mejorar la situación de los mismos, sin embargo cuando comienza a haber desigualdades en los beneficios que reciben unos y otros, se suelen generar conflictos que pueden llegar a divisiones, como es el caso de la coordinadora y la federación. Asimismo explica que a nivel de Catalunya, existía una Coordinadora de Ball de 33

B. Moya, comunicación personal, 11 de agosto de 2016. J. M. Contel, comunicación personal, 29 de julio de 2016. 35 O. Cendra, comunicación personal, 27 de julio de 2016. 36 O. Cendra, comunicación personal, 27 de julio de 2016. 37 J. Cubillos, comunicación personal, 28 de julio de 2016. 34

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Diables Centenaris amb Parlaments, que recientemente reformuló su estatuto bajo la denominación de Coordinadora de balls de diables tradicionals, en el sentido amplio de la palabra tradicional. Tradicional en el sentido de que realicen la representación teatral, que hagan teatro de calle, sino es una colla de correfocs, que tenga unas figuras, unos personajes definidos (Lucifer, Diablesa), que reciten versos satíricos, sean nuevos todos los años o se repitan, hay unos códigos de vestimenta (no se puede ir con patines o estas cosas, ni casos de minero, etc.). Esta coordinadora pretende que se visualicen estas colles tradicionales (unas 15 colles ante 300 no tradicionales), tener más influencia ante la administración pública, ya que si bien cada una de estas colles tradicionales forma parte de la Federación de Catalunya, se está detectando que cuando hay eventos donde se desarrollan exhibiciones folclóricas, la participación de diablos es casi exclusivamente de los grupos de correfoc, mientras que la presencia de representación de los balls tradicionales es escasa.

Gestión y problemáticas actuales Estas agrupaciones de diablos de Barcelona se encuentran en constante interacción con el ámbito de gestión pública, tanto con el Ajuntament de Barcelona como con la Generalitat de Catalunya. El principal contacto que tienen los diablos con la administración local es la referida a la participación de dichas colles de cultura popular en eventos organizados por la ciudad, como es el correfoc de La Mercè y de Santa Eulalia, aunque también existen algunas acciones referidas a subvenciones y charlas. Ahora bien, el correfoc de La Mercè es actualmente coorganizado por el Departament de Festes i Tradicions de la Direcció de Cultura de Proximitat del Institut de Cultura de Barcelona, y 3 agrupaciones representantes de los actores del mismo: la Coordinadora de Diables de Barcelona, la Federació Diables Ciutat de Barcelona y la Agrupació del Bestiari Festiu i Popular de Catalunya; entonces lo que compete a los diablos se habla entre el Ayuntamiento, la Federación y la Coordinadora. Joan Manel Camps38 explica que si bien los diablos son los protagonistas del correfoc de La Mercè, al tratarse de una actividad en el marco de la Fiesta Mayor de la ciudad, ineludiblemente el ayuntamiento debe intervenir en la coorganización del mismo, y lo hace tanto en cuestiones de autorizaciones con respecto a la utilización de la vía 38

J. M. Camps, comunicación personal, 29 de julio de 2016.

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pública, la seguridad y responsabilidad civil en la actuación, como así también en la financiación del material pirotécnico utilizado. El técnico del área plantea que la división de la coordinadora supuso un problema al momento de coordinar como se desarrollará el correfoc de la fiesta mayor, ya que en algunos aspectos cuentan con ideas diferentes de lo que se debería hacer, y que además hay varias colles que se consideran independientes. Para intentar solucionar esto, desde los organizadores de La Mercè se hizo una reunión con todas las colles de la ciudad, en la que se decidió que las que se sintieran representadas por alguna de las coordinadoras, cedieran su voto a estas, y las que se sentían independientes, se las invitó a que participaran de las reuniones. Entonces, a las tres coordinadoras que venían interviniendo en la organización del correfoc, se sumaron los representantes independientes, y si bien dificulta la toma de decisiones, se considera que de esta forma, todos tienen voz y voto. Las reuniones consisten en tratar de consensuar el desarrollo del evento, donde se proponen cambios de recorrido e incorporación de nuevos elementos, y luego el ayuntamiento acepta o rechaza las propuestas según considere factibles de realizar o no. El técnico del ayuntamiento explicó que este será un año de transición, donde no se presentarán cambios ni en el recorrido ni en los elementos del correfoc, pero que el año siguiente se propondrá que las reuniones sean asamblearias para aportar innovaciones, brindar soluciones y mejorar el consenso. Con respecto a otras acciones promovidas desde el ICUB, se pueden mencionar la intervención del departamento de cultura popular, donde se hace difusión y muestra de la cultura, el correfoc, su origen y las colles, del proceso de formación. Asimismo, el ICUB proporciona información a algunas escuelas que cuentan con asignaturas vinculadas al reconocimiento de la cultura popular local, en la que colles de las distintas manifestaciones realizan muestras y talleres de formación con los alumnos. La Vella de Gracia, por ejemplo, participa de estos talleres donde algunos diablos van a los colegios y explican lo que hacen, muestran sus trajes y las maças, luego se hace una demostración de tabales donde los niños aprenden un ritmo básico de tambores y luego, en el caso de contar con la previa autorización, se los viste adecuadamente para que estén bien protegidos y queman una carretilla infantil. El presidente de la colla explica que estos talleres son una forma de recaudar algo más de dinero para solventar los gastos que se tienen en las presentaciones.

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Más allá de estas acciones, Margarita Arregui Mulet39 e Isaac Rubio40 explican que no existen otras actividades en conjunto, ya que el resto de las actuaciones que desarrollan los diablos abarca un ámbito más reducido como es el del distrito de cada colla, que en el caso de la Vella de Gracia les brinda apoyo a los diablos con elementos necesarios para las actuaciones como son tarimas, baños, bebida, dinero para pirotecnia, que en otros barrios no se dan.

A nivel de Catalunya, la Direcció General de Cultura Popular, Associacionisme i Acció Culturals del Departament de Cultura de la Generalitat de Catalunya, es la encargada de realizar las formaciones necesarias para que los grupos de fuego, entre los que se encuentran las colles de diablos, puedan hacer uso de la pirotecnia, sin ser penalizados por la Normativa Europea 2007/CE. Tal como explica el técnico Oriol Cendra 41 , dicha normativa cambia la forma de comercialización y uso de los artículos pirotécnicos, obligando a consumir un tipo de pirotecnia, con unas edades y distancias de seguridad determinadas, y con un determinado tipo de artículos homologados, lo que comporta que todos los usos festivos y tradicionales de la pirotecnia quedan afectados ante el evidente incumplimiento de las distancias de seguridad y límites de edad. Pero la misma directiva reconoce que puede haber usos tradicionales de la pirotecnia y dejan que los estados desarrollen las acciones necesarias para que se logre la aplicabilidad de la normativa. Para ello, el Estado Español publicó el Real Decreto 563/2010 en el que se reconoce los usos tradicionales, incluyendo un apartado referido a las manifestaciones festivas, culturales, religiosas y tradicionales con uso de pirotecnia, en donde dice que los artificios pirotécnicos se pueden usar sin las distancias de seguridad que marcan los fabricantes, siempre y cuando se cumpla con 2 condiciones: que los que participen en esta manifestación hayan hecho una formación que certifique que son capaces de manipular elementos pirotécnicos y que dicha actividad sea reconocido como manifestación festiva tradicional por parte de la comunidad autónoma (Departament de Cultura de la Generalitat de Catalunya, 2012). La normativa europea fue aprobada en el 2010, con aplicabilidad a partir de noviembre del 2011, margen de tiempo que permitió comenzar las formaciones sobre uso de la

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M. Arregui Mulet, comunicación personal, 26 de julio de 2016. I. Rubio, comunicación personal, 27 de julio de 2016. 41 O. Cendra, comunicación personal, 27 de julio de 2016. 40

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pirotecnia, donde se platearon 2 niveles de destinatarios. Por un lado, la formación de los Responsables de Grup de Consumidors Reconeguts como Experts (los cap de colla) a cargo de la administración del estado, administración autonómica y las 2 federaciones implicadas (Federació de Diables y Dimonis de Catalunya y la Federació del Bestirari Festivo i Popular de Catalunya); y por el otro los Consumidors Reconeguts como Experts (diablos), formados por los Responsables de Grupo, que a su vez deben inscribir en un registro a todas aquellas personas que han formado. Este registro sirve para acreditar que, cuando hay una manifestación con fuego, en las que debe haber como mínimo un responsable de grupo, todas las personas que participan activamente tienen una formación. La primera formación tiene una duración de 20 horas (10hs presencias y 10hs virtuales) en las que se explican aspectos relacionados con los artificios pirotécnicos (composición, normas de uso, de almacenaje, de transporte, etc.), también una introducción histórica al marco festivo tradicional que son las fiestas de diablos, demonios y el bestiario festivo, un capitulo a las medidas de seguridad, no nomás para participar en la actividad como diablo sino también la seguridad a terceros (plan de autoprotección), y finalmente hay un apartado de como transmitir la formación a los integrantes de la colla a la que pertenecen. Se estableció informalmente que se hacen 2 formaciones al año, y que participan entre 100 y 150 diablos en cada una, por lo que al año se estarían formando entre 200 y 300 responsables de grupo. Si bien es lógico que en cada colla debe haber más de un responsable de grupo, ya sea en caso de recambio generacional, o que uno de ellos no pueda asistir al gran número de actuaciones que realizan, el número de inscriptos a las formaciones no ha decrecido. Otra información derivada de las formaciones es que, al año 2015, la cantidad de responsables de grupo formados ascendía a 3.095 y el registro de diablos mostraba unos 40.684 formadas para poder manipular pirotecnia, pertenecientes a 651 colles de diablos infantiles y adultos, correspondientes principalmente al área metropolitana de Barcelona, el Camp de Tarragona y el Garraf. Asimismo, en el año 2014 se tiene un registro de 430 autorizaciones para realizar actuaciones con fuego, cifra que en el 2015 asciende a unas 630 autorizaciones para actividad con usos de pirotecnia. Teniendo en cuenta que en los años '80 solo se registraban en toda Catalunya alrededor de 20 colles, los datos mencionados muestran el crecimiento exponencial de los grupos de diablos, y deberían ser tenidos en cuenta para poder hacer reflexiones sobre la manifestación cultural. El técnico de la Generalitat explica que hasta el momento no se ha 73

desarrollado un método de evaluación de resultados más allá del registro de personas formadas, y que si bien intuitivamente se puede desarrollar alguna conclusión, se han hecho propuestas para establecer indicadores cualitativos que den cuenta de lo que está pasando con los correfocs y con las formaciones, ya que es necesario saber con qué conocimientos llegan a la formación y qué aprenden durante las mismas, como así también cuestiones que tienen que ver con la manifestación cultural en si, como las razones por las que alguien ingresa en una colla de diablos, qué es lo que busca en la misma, y otros aspectos que permitan saber cómo será la evolución de los correfocs y permita planifican mejor futuras acciones de gestión. Como bien ya se mencionó, las formaciones son llevadas adelante por el ámbito de Catalunya, es decir Generalitat y Federación de diablos de Catalunya, por lo que desde el Ajuntament el trabajo que se hace es normalizar las documentaciones para que todos aquellos que quieran desarrollar una actividad con fuego en el contexto de la ciudad se les exijan los mismos papeles. Joan Manel Camps42 explica que los técnicos del ICUB han realizado las formaciones, y comprender que al principio, la dificultad de aplicar la normativa europea se debió a la resistencia de un mundo de cultura popular que tiene un carácter muy anárquico, y que a pesar de ello se está logrando y ayuda a que se pueda poner un poco de orden. En el caso del correfoc de La Mercè, se toman precauciones adicionales principalmente con respecto al público, se hacen advertencias en varios idiomas para advertir sobre la peligrosidad de espectáculo, como así también se cuenta con mucha seguridad y acciones de prevención. Evidentemente, tanto desde la federación, que solo se limita a informar y acompañar a sus asociados en el proceso de formación, como de la colla de la Vella de Gracia, se afirma que las formaciones no serían necesarias si se hubiera pedido una excepción para que la normativa no se aplicara en España, tal como lo hizo Malta, ya que son varias las comunidades que hacen un uso tradicional del fuego. Los integrantes de la Vella comentan que al principio hubo mucha resistencia, se realizaron varias protestas para evitar su aplicación ya que, tal como estaba redactada la normativa, prohibía el correfoc como se lo conoce hoy en día por incumplimiento de las distancias de seguridad en cuanto a la participación de los espectadores, como así también eliminaba las colles infantiles por restricciones de edad. Asimismo,

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J. M. Camps, comunicación personal, 29 de julio de 2016.

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encuentran que existen irregularidades y contradicciones a la hora de aplicar la normativa, ya que si realmente se quisiera cumplir, estarían prohibidos todos los espectáculos y usos de pirotecnia en las que participe un ciudadano que no forma parte de una colla, ejemplos claros de esto son la Noche de Sant Joan e incluso el Piromusical de La Mercè organizado por el Ajuntament, ya que en estos casos existe manipulación de pirotecnia por parte de personas no formadas. Ahora bien, a pesar de encontrar injustas estas cuestiones, entienden que no les queda más remedio que adaptarse a las exigencias europeas, realizar las formaciones e incluso utilizar pirotecnia que podría ser considerada ilegal, es decir sin el marcaje europeo. Sin embargo, los diablos entrevistados han destacado que la formación que deben realizar ha sido útil para explicar qué es el correfoc, de dónde surgió y su importancia. De esta situación se desprenden dos otras cuestiones, por un lado la preocupación por futuras normativas europeas que puedan afectar a las manifestaciones culturales; y por el otro, el aumento de documentación que se les exige a las collas de cultura tradicional, no solo las de diablos. Con respecto a la primera, Jordi Cubillos43 comenta que se rumoreaba que iban a aprobar una normativa que prohibiera cargar una cantidad máxima de 50kg de peso por razones laborales, pero que si se aplicara a todos los ámbitos, quedaría prohibido, por ejemplo, poder llevar un gegant. Ahora bien, en cuanto a las exigencias de documentación, Oriol Cendra44 explica que son papeles necesarios para desarrollar cualquier acto en la vía pública y que son parte de organizar la fiesta, desde respeto por el entorno, limpieza, servicios de sanitarios, la seguridad de la gente que participa; estas responsabilidades son compartidas, y todas las entidades deben entender que la fiesta es el conjunto y que todos los actores deben asumir su responsabilidad como coorganizadores, intentando que todos participen y colaboren para evitar problemas. Sin embargo, los grupos de diablos consideran excesivas algunas de las medidas que deben adoptar, sobre todo considerando que las actividades que ellos realizan y el tiempo que dedican es voluntario. Guillem Roma45 explica que cada vez que quieren hacer una actividad, la entidad responsable sin ánimos de lucro debe llenar una serie de formularios, 9 permisos en el caso de la fiesta mayor, donde se obliga tomar responsabilidad legal por la actividad y contar con un seguro, como así también la presentación de un Sistema Operativo de Autoprotección,

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J. Cubillos, comunicación personal, 28 de julio de 2016. O. Cendra, comunicación personal, 27 de julio de 2016. 45 G. Roma, comunicación personal, 26 de julio de 2016. 44

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con un plano con salidas de emergencias, especificando el DNI del responsable de primeros auxilios, responsable de intervención, de seguridad, de emergencias. También explica que estos requisitos no afecta únicamente a las colles de diablos, sino a cualquier entidad que quiera hacer una actividad en la calle, y que llegan a desalentar el uso colectivo del espacio público. El tabaler muestra disconformidad al expresar que los problemas que hoy por hoy les preocupa son cuestiones burocráticas y de legislación: “Con la muerte de Franco hubo una explosión de actividades en la calle, que es lo que se está heredando, pero que hoy se lo está comiendo por exceso legislativo, quejas de vecinos, denuncias” y reflexiona “son dos caras de la misma moneda, desde la administración se es consciente que el tejido sociocultural es importante, para que la gente lo pase bien, para generar negocio, lo saben y lo valoran, hay subvenciones, pero por el otro lado está el tema legislativo, que es gente de otra rama del ayuntamiento que no lo permiten”. Otra de las cuestiones que afectan a los colectivos de cultura popular, como explican Cristina Velasco y Margarita Arregui Mulet46, son los relacionados a la legislación de las entidades sin fines de lucro, como es el caso de la ley de transparencia con la que se deben publicar los presupuestos y presentar los estados contables de la entidad, lo que implica que tengan que contratar un gestor o que alguien de la entidad deba aprender sobre estos temas; incluso la ley del voluntariado, que si bien está enfocado a empresas, también los afecta cuando debería hacerse una distinción, ya que consideran que lo que ellos hacen es voluntariado cultural. Asimismo, exponen sobre la dificultad ante la que se encuentran al momento de buscar recursos propios para las actividades que realizan, ya que si bien reciben subvenciones por parte del estado, ellos deben justificar el mismo monto con financiación propia. En el caso de la federación, cobran una cuota a los socios pero a veces no es suficiente, por lo que no pueden realizar actividades, y si uno no genera cosas para hacer y brindar a los socios, estos no encuentran un incentivo para seguir pagando una cuota, “es un pez que se muerde la cola”47. Sin embargo, se ha de tener en cuenta que en los actos donde el gobierno participa como coorganizador, los gastos de las carretilles se cobren con dinero de la administración, pero que también es necesario considerar el gran gasto que tiene el Estado en materia de limpieza, baños, seguridad, técnicos de protección civil, guardia urbana, plan de autoprotección, tarimas, ambulancia, grupo de extinción de incendios, 46 47

C. Velasco y M. Arregui Mulet, comunicación personal, 26 de julio de 2016. C. Velasco y M. Arregui Mulet, comunicación personal, 26 de julio de 2016.

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así Oriol Cendra48 explica que “una actividad en la calle tiene muchos más gastos que el simple espectáculo, son aspectos de la fiesta que normalmente no se tienen en cuenta, además de todos los trámites que se tienen que presentar”. Ahora bien, con respecto a las colles, ya se mencionó la realización de talleres en los colegios como una forma para obtener fondos para solventar las actuaciones, así una sola colla puede realizar hasta 40 actuaciones por año, incluyendo algunas donde reciben parte de subvenciones del estado y otras donde recaudan algo más de recursos. Oriol Cendra49 reflexiona sobre esto, diciendo que se está “obligando” a las entidades sin fines de lucro a ponerse en el mercado para conseguir las fuentes de financiamiento necesarias, y que estas conllevan problemas, ya que las actuaciones se están convirtiendo en un espectáculo cuando antes solía ser un ritual, y que se estaría favoreciendo un modelo de cultura orientada hacia el espectáculo y no hacia algo participativo, de reivindicación, de recuperación, de formas rituales y festivas. Estas actuaciones para autofinanciarse también suponen problemas dentro del colectivo, ya sea por los precios que cobran como por la calidad de los espectáculos que brindan donde se prioriza más la cantidad de carretillas utilizadas, e incluso por la calidad de la vestimenta que utilizan. Sobre este tema, Isaac Rubio50 explica que el precio de una carretilla varía dependiendo su calidad, desde 0,77€ hasta 2,5€, y que como cap de colla, él prioriza la calidad de la actuación por sobre la cantidad: “es mucho más bonito ver una tirada conjunta con petardos más caros, que hacen un paraguas más lindo, más espectacular, que una tirada de 30 minutos con carretillas baratas que no hacen fuego tan bonito”. Como se puede ver de la recopilación realizada, la gestión en torno a las colles de correfocs tiene aún mucho camino por recorrer, no solo desde la administración sino también dentro de las mismas colles de diablos. Como se mencionó al inicio del capítulo, las acciones de salvaguarda deben estar orientadas a promover la trasmisión de la manifestación, incentivando a sus portadores y protegiendo el contexto en el que se desarrolla la acción, sin embargo actualmente las gestiones que se están generando desde el sector gubernamental se encuentran enfocadas en la seguridad de las personas participantes, o incluso en aumentar la

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O. Cendra, comunicación personal, 27 de julio de 2016. O. Cendra, comunicación personal, 27 de julio de 2016. 50 I. Rubio, comunicación personal, 27 de julio de 2016. 49

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espectacularidad de la manifestación. Se considera que estas acciones, si bien necesarias, principalmente las referidas a la seguridad, pueden llegar a desalentar e incluso entorpecer el desarrollo de la actividad si no se proponen a su vez incentivos para llevarla a cabo. Siguiendo los tipos de propuestas para la salvaguarda del patrimonio, se cree conveniente tomar acciones que se encuentren en estas líneas, como pueden ser: -

Otorgar algún reconocimiento a la manifestación, ya que se ha demostrado su importancia dentro de la cultura catalana.

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Documentar las distintas tipologías de bailes de diablos y correfocs en Catalunya, como así también las partes y características de las actuaciones.

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Incentivar los estudios referidos a los correfocs, para situar al tema a la vista tanto del propio colectivo como de la población y las personas encargadas en la toma de decisiones.

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Incentivar a que las clases que se realizan en los colegios sobre cultura popular tengan un mayor impacto en el pensamiento de los jóvenes.

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Promover el debate sobre las temáticas que hoy preocupan tanto al colectivo como a la administración, como es el tema de los tabalers, las colles infantiles, la seguridad de los participantes.

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Incentivar el conocimiento de la historia de los correfocs tanto dentro de las colles como en la población en general, quizás a través de charlas o herramientas interactivas que den cuenta de la evolución que supuso la manifestación desde sus orígenes.

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Fomentar los debates sobre el rol de la cultura y las colles de cultura popular en general, en el momento de la recuperación democrática y fortalecimiento de la identidad catalana.

Asimismo, se han detectado algunas fisuras dentro del colectivo de los diablos, que pueden influir negativamente en la visión que se tiene sobre la manifestación, por lo que se considera que las propias colles deberían incentivar la unidad dentro del colectivo, generando debates internos darle mayor fuerza e importancia al mismo. También sería conveniente que se fomentara el propio conocimiento de la historia del correfoc entre los diablos y las diferentes formas de actuación, como así también generar debates internos donde se marquen algunas pautas de comportamiento que, sin ser restrictivas, sea orientativas para que la manifestación no evolucione de manera tal

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que pierda su esencia, como es el caso de la música y la importancia de la transmisión de conocimiento a los nuevos miembros de una colla, ya sean adultos o niños. Si bien, estas cuestiones dependen del funcionamiento interno de cada colla, sería interesante que el colectivo en general pudiera tomar decisiones conjuntas que se orienten a la protección de la cultura popular, y que el día de mañana puedan colaborar con los organismos gubernamentales en una gestión más adecuada de la manifestación en vistas de una posible designación.

Se puede concluir de este capítulo que la gestión actual se enfoca más hacia medidas de seguridad y organización del correfoc, mientras que el aspecto teórico cultural no se encuentra en la agenda actual de las administraciones, aunque sí existen preocupaciones con respecto a la evolución de la manifestación. Por su parte, en el propio colectivo se están realizando innovaciones sobre esta tradición inventada, que puede llegar a desviar la atención de la manifestación de cultura popular para derivar en un espectáculo. Se está frente a una situación que requiere debate interno donde también se involucren los organismos gubernamentales, para poder definir o por lo menos visualizar el futuro que tomará la manifestación de los correfocs.

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Conclusiones La investigación desarrollada se llevó a cabo con el fin de indagar sobre el carácter patrimonial de la manifestación cultural de los correfocs, como así también analizar las políticas y acciones de gestión que se están llevando a cabo con respecto a la misma. Se consideró necesario en primer lugar contextualizar el caso de estudio a través de una descripción detallada de la cultura del fuego en Catalunya, ya que no podría entenderse una manifestación como la que se está analizando sin tener en cuenta la importancia que tiene este elemento en la vida del hombre en general, y en la cultura local en particular. La descripción realizada da cuenta de esto, y explica a su vez, el origen de los bailes de diablos, manifestación que derivo de uno de los entremesos de la fiesta del Corpus, donde se interpretaba la lucha del bien contra el mal. Se creyó conveniente hacer una descripción de lo que consiste un ball de diables como así también las variedades que existen, ya que si bien los correfocs en general tienen una dinámica diferente, algunas colles mantienen elementos de los bailes. Ahora bien, la manifestación cultural de los correfocs, modelo originado en Barcelona, fue uno de los elementos de cultura popular que se retomaron en la ciudad una vez finalizado el régimen de Franco. Se debe destacar que durante esos años, la cultura catalana había sido obligada a ser recluida a los ámbitos privados de la sociedad, por lo que muchas de las representaciones de la cultura catalana no tuvieron lugar en el orden público durante los 36 años que duró la dictadura. Este dato no es menor ya que, con la caída del régimen franquicia y frente a tantos años donde la fiesta y el uso de la calle estaban limitados, la sociedad se encontraba en un momento crucial para retomar y reclamar el uso ciudadano, político, cultural y social del espacio urbano. Interpretado así por el nuevo Ajuntament democrático de Barcelona, se decidió recuperar una serie de tradiciones para reinventar la Fiesta Mayor de La Mercè. Lo que había sido ideado como una demostración de dracs de Catalunya, se transformó en solo un año en un correfoc, donde la gente no era solo un espectador, sino que se convirtió en protagonista al correr delante del fuego, bailando y jugando junto a los diablos que venían del resto de Catalunya. Este evento fue ganando reconocimiento y adeptos año a año, lo que obligaría a una serie de cambios de escenarios, una necesidad de pautar normas de comportamiento y vestimenta, como así también una evolución de la

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dinámica que incluso hoy en día, luego de 36 años, sigue teniendo lugar en el correfoc de la Mercè. Hay que mencionar, además que en paralelo a la evolución de las fiestas de La Mercè, fueron surgiendo diversas colles de diablos en los barrios de la ciudad. En el caso de la Vila de Gràcia, el interés de algunos vecinos organizados en equipos de trabajo de cultura popular dio impulso a la vida cultural del barrio con la creación de varias colles de manifestaciones de cultura popular, entre las que se encontraba la de diables, la Vella de Gràcia. Los principales impulsores de esta colla era gente proveniente de Sitges, hecho que se notó desde un comienzo en la dinámica del grupo porque, a pesar de ser una colla de diables “no tradicionales”, mantuvieron el parlament con versos satíricos al final de la interpretación realizada en la fiesta mayor de la Vila. Como toda colla de cultura popular, a lo largo de su historia ha tenido altibajos, pero el mayor reconocimiento que fueron ganando los correfocs, les ayudó a que hoy en día sean una colla estable y con futuro.

Una vez contextualizada la investigación, se procedió al análisis teórico y del caso en particular de la primera hipótesis. Tomando a la cultura como un modelo de encrucijada, se hace evidente la influencia que han tenido elementos externos a la cultura barcelonesa en la creación de los correfocs, que sin los aportes del resto de Catalunya a la fiesta mayor, esta manifestación cultural no hubiera sido posible de la manera que es actualmente. Las relaciones que se dieron y continúan generándose entre los integrantes del colectivo de diablos, permite la retroalimentación y evolución propia de un elemento vivo de la cultura. Se puede observar también, la identificación que tienen de sí mismos como grupo de cultura popular como así también las diferencias dentro del propio colectivo. Ahora bien, el correfoc como elemento de la cultura catalana fue introducido por la administración, y luego ha ido arraigándose con el paso del tiempo, de manera impensada por sus creadores. Se hace evidente la constante insistencia de conectar a los diablos de las collas de correfoc con los bailes de diablos tradicionales y a su vez con las festividades del Corpus celebradas antiguamente en Catalunya. Este dato es interesante, ya que el correfoc, como tradición inventada, necesita de una conexión con el pasado para ser legitimada como signo de pertenencia a la identidad catalana, duramente castigada durante la etapa franquista.

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Ahora bien este carácter de invención no quita que, como elemento cultural de una sociedad, puede ser considerado patrimonio vivo y popular, puesto que los propios catalanes han aceptado y legitimado esta manifestación como propia, demostrado en el gran arraigo que tiene hoy en día. La evolución que ha tenido da cuenta de la no pasividad de los portadores del patrimonio ni de los espectadores de la manifestación, que como elemento vivo presente en las festividades locales, se transforma constantemente sin que sea fosilizado. Ahora bien, con respecto a la primera de las hipótesis planteadas, técnicamente hablando, en el contexto de la normativa catalana, el correfoc no es un elemento institucionalizado del patrimonio, ya que no cuenta con una designación que así lo indique. Por sus características, podría hacerse una propuesta para que se lo considere como elemento festivo tradicional de interés nacional, ya que cumple con los requisitos necesarios, pero no podría considerarse patrimonial, por no contar con el requisito de 100 años de antigüedad al igual que el mantenimiento de su esencia original. Desde la práctica, la línea que marca el carácter del correfoc no es tan fácilmente identificable. Por parte de los informantes, las perspectivas que se obtuvieron a lo largo de las entrevistas son variadas, desde aquellas que se podrían suponer al inicio de la investigación, hasta otras que no habían sido consideradas con anterioridad. Los preconceptos del correfoc como elemento cultural y patrimonial han sido hallados en numerosas ocasiones, principalmente en aquellos que vivieron aquella época como un momento de libertad y recuperación de la calle, y que vivieron la manifestación como una posibilidad de expresión, hasta ese entonces reprimida. También se hizo visible la aceptación del correfoc como tradición inventada, característica que no debería avergonzar a ninguna manifestación, ya que este hecho no le quita importancia ni validez; su origen fue hace tan solo 37 años y no por eso ha tenido menos impacto en la cultura popular actual. Los diablos más jóvenes, que nacieron ya con el correfoc tienen una visión más cotidiana, ya que lo consideran como una actividad cultural más que cualquier persona puede realizar, un ambiente para conocer gente, sociabilizar, participar de algo colectivo. Esta forma de ver a la manifestación es interesante, ya que plantea un actuar inconscientemente, darle continuidad a la cultura pero sin proponérselo. Mientras que desde la administración se hace el planteo normativo, es decir que podría conseguir una designación de elemento festivo tradicional, y por otra parte, y en el contexto específicamente de la fiesta de La Mercè, se lo aprecia desde un punto de vista más artístico y de espectáculo para el divertimento de los 83

espectadores, tanto locales como turistas, aunque evidentemente respetando el carácter cultural del mismo. No hay una visión que sea la verdadera, todas tienen sus pros y sus contras. Si está institucionalizado, se puede fosilizar, pero también recibiría más reconocimiento; si solo es elemento de la cultura, no es tan significativo para que se le otorgue una designación; si es solo una actividad cultural, no es lo suficientemente importante para que sea estudiado o promovido. Tampoco importa el origen, ¿Cuántas cosas consideramos importante en nuestras vidas sin ser conscientes de su razón? Sin embargo, cuando se está frente a un elemento de estas características, vivo, que despierta el interés de la propia población, que tiene un futuro, que tiene una posición importante dentro de la fiesta popular, las designaciones ya no hacen falta, ¿qué más se puede pedir cuando se habla de patrimonio, que la propia comunidad portadora lo siga manteniendo vivo e interpretando día a día?

Por último, se llevó a cabo una sección referida a la gestión de la manifestación cultural, donde se introdujo al asociacionismo de los correfocs, con el origen de las coordinadoras que defienden los intereses de las colles. Se expusieron las dificultades a las que se enfrentan hoy en día relacionadas al mundo de las asociaciones en general, como son cuestiones de orden burocrático que llegan a desincentivar la participación en grupos de cultura popular. Con respecto a las colles, se presentaron algunas preocupaciones referidas a la evolución de la manifestación que afectan a todo el colectivo como son los nuevos ritmos de tabalers, incorporación de elementos no pertenecientes al mundo de los diablos y el crecimiento de las colles infantiles, que a pesar de ser un aspecto positivo debido a asegurar el futuro del correfoc, pueden surgir dudas con el modo en que hay que transmitirles a los más pequeños los conocimientos de la cultura popular. Asimismo se ha explicado la dinámica de la organización del correfoc de La Mercè y las dificultades que han surgido a partir de la división de las coordinadoras, como así también las propuestas para solucionarlas. Pero la cuestión principal en relación con la gestión es la de la normativa europea que regula la utilización del fuego, con las consecuentes formaciones que los diablos deben realizar para poder llevar adelante las actuaciones de los correfocs, y el aumento de los requisitos necesarios para realizar actividades en la calle, que desincentivan las propuestas de utilizar las calles como escenario para manifestaciones de cultura popular. 84

Se mencionaron en torno a este apartado de gestión, algunas propuestas que podrían implementarse, ya que como se puede observar, las políticas actuales se enfocan hacia aspectos quizás más burocráticos de la actividad. Con esta crítica no se está manifestando que estas acciones no sean necesarias, pero no ha de olvidarse que se está tratando un elemento vivo de la cultura, y como tal debe incentivarse su continuidad.

Teniendo en cuenta la escasa bibliografía existente sobre los correfocs, se considera que la presente investigación podría ser el puntapié inicial para futuros estudios, ya sea descriptivos de las colles de diablos de Barcelona, cómo ha sido la evolución de la manifestación en el resto del territorio catalán, realizar estudios sobre otras colles de la ciudad o de fuera, profundizar en el contexto histórico del surgimiento y cómo se han utilizado elementos recuperados para la revitalización de la identidad catalana.

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Anexos Recorridos del correfoc de La Mercè Recorrido 1981

Salida de la plaza de Sant Jaume hasta el Moll de la Fusta, efectuará paradas en los siguientes puntos: plaza Sant Jaume, plaza Nova, plaza del Pi y plaza de l’Os (26/9/81). Recorrido 1982

Salida desde la Plaza Sant Jaume por calle Ferran y Ramblas en ambos sentidos, entre calle Canuda y Porta de Santa Madrona (Comandancia de Marina), donde finalizara el recorrido" (25/9/82).

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Recorridos 1987 – 1988 – 1989

Salida de la plaza Sant Jaume, bajará por Jaume I y continuará por Pau Claris hasta el Monumento a Colon. (22/9/87) Recorridos 1990 – 1991

Salida de la plaza Sant Jaume, atravesando la puerta de Ayuntamiento, calle Jaume I, plaza del Àngel, Via Laietana, plaza Antonio López, paseo de Colón hasta el monumento. (23/9/90 2)

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Recorrido 1992

Salida de la Plaça d’Antoni Maura, seguia por la parte baja de Pau Claris, atravesaba la plaza Antoni López, trascurría por el paseo de Isabel II y concluía en el Pla de Palau (28/9/92) Recorrido 1993

Salida de la avenida de la Catedral, donde la ‘porta de l’infern’ diseñada por Toni Mujal fue el punto de partida, para seguir por Via Laietana y el paseo Colom y desembocar en el Portal de la Pau (26/9/93)

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Recorrido 1995

Salida de la Porta de l’Infern, justo delante de la catedral, bajando por Via Laietana hacia la calle Comerç (23/9/95) Recorrido 1996

Salida con “ceptrotada” en la plaza Sant Jaume. El “correfoc” sale del Pla de la Seu y recorre la avenida de la Catedral, la plaza Antoni Maura, la Via Laietana, la plaza Antoni López y el Moll de la Fusta, finalizando con la “crema del Titot” (22/9/96)

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Recorrido 2003

Salida en la Avenida de la Catedral y recorrerá también la plaza Nova, plaza de Antoni Maura, Via Laietana y acabará en la plaza de Antoni López, ante Correos, con “La Porta de l'Infern” (20/9/03) Recorrido 2004

La Tabalada del Correfoc en el Moll de la Fusta y se dirige hasta la plaza Sant Jaume. Desde allí parte el Correfoc propiamente dicho y recorre Jaume I y Via Laietana hasta acabar su recorrido en el Pla de Palau (25/9/04)

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Recorrido 2005

El tradicional desfile inicia en la plaza Nova. De allí, y por la avenida de la Catedral, se accederá a la Via Laietana, por donde se descenderá hasta las inmediaciones del Consolat del Mar, en la plaza Antoni López (21/9/05) Recorrido 2006

Salida del Portal de Cambó, al lado del mercado de Santa Caterina, bajando por la avenida Cambó y Via Laietana, y finaliza en la plaza Antonio López (23/9/06)-

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Recorrido actual

Salida de la Porta de l’Infern y el tradicional correfoc de la Mercè desde la plaza Antoni Maura hasta la plaza Antoni Lopez.

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Relato de un periodista que participa del correfoc de La Mercè desde dentro de la Vella de Gràcia. La Vanguardia, 25 de septiembre de 2006.

Fotografías

Correfoc infantil de La Mercè, 2015. Fuente propia.

102

Correfoc infantil de La Mercè, 2015. Fuente propia.

Correfoc infantil de La Mercè, 2015. Fuente propia.

Correfoc adulto de La Mercè, 2015, la porta de l’infern. Fuente propia.

Correfoc adulto de La Mercè, 2015, la tabalada. Fuente propia.

103

Correfoc adulto de La Mercè, 2015. Fuente propia.

Correfoc adulto de La Mercè, 2015. Fuente propia.

Correfoc adulto de La Mercè, 2015. Fuente propia.

Correfoc adulto de La Mercè, 2015. Fuente propia.

104

Charla por los 35 años de la Vella de Gràcia. Fuente propia.

Tabalers de la colla infantil Malsons de Gràcia. Fuente propia.

Diables infantiles de la colla Malsons de Gràcia. Fuente propia.

Tabalers de la Vella de Gràcia. Fuente propia.

105

Carretillada de los diables de la Vella de Gràcia. Fuente propia.

Exposición

de

Els

Comediants.

Els

Comediants.

Fuente propia.

Exposición

de

Fuente propia.

Bestia Atzuries, de la Vella de Gràcia. Fuente propia.

106

Bestia Atzuries, de la Vella de Gràcia. Fuente propia.

Parlament de la Vella de Gràcia. Fuente propia.

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