Continuidades y Transformaciones en la Arquitectura en Puerto Rico 1976-1992

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Descripción

Continuidades y transformaciones en la arquitectura en Puerto Rico 1976-1992 Andrés Mignucci

Este ensayo fue originalmente publicado en Andrés Mignucci, Arquitectura Contemporánea en Puerto Rico 1976-1992, 1ra edición San Juan : AIA-Capítulo de Puerto Rico, 1992 / 2da edición San Juan: A+ editores, 2009.

Continuidades y transformaciones en la arquitectura en Puerto Rico 1976-1992

Andrés Mignucci

1 Fernández, José A., Architecture in Puerto Rico, Architectural Book Publishing Company, New York, NY, 1965. 2 Lefebvre, Henri. La Revolución Urbana. Alianza Editorial. 3ra ed. Madrid, 1980. El término sociedad urbana se utiliza en el contexto que usa Lefebvre como el resultado del proceso post industrialización.

Balneario El Tuque Ponce, Puerto Rico, 1984. Luis Flores & Torres Beauchamp Marvel, fotografía: Gil Amiaga.

3 El trabajo de Klumb y Toro-Ferrer está ampliamente documentado fotográficamente en el libro de Fernández, Architecture in Puerto Rico. Para un mayor entendimiento de la obra de Klumb ver Henry Klumb: una arquitectura de impronta social, editado por Enrique Vivoni Farage, Editorial de la Universidad de Puerto Rico, 2006. Sin embargo, no existe al momento un estudio crítico y metódico de la obra de Toro y Ferrer.

En el 1965 se publicó el libro de José A. Fernández, Architecture in Puerto Rico.1 Éste libro, importantísimo por su valor como compendio documental, recoge trabajos realizados en Puerto Rico durante la década de los años 1950 y la primera mitad de los 60. Podríamos afirmar que durante estos años, en Puerto Rico se escenificó una revolución en la arquitectura paralela a la revolución política y económica que llevó al país a la industrialización. La transformación de Puerto Rico de una sociedad agraria y rural a una industrial y urbana2, hizo del país tierra fértil para el desarrollo y la innovación. En gran medida, podemos definir una generación, no solo en términos cronológicos sino, al ésta crear y producir 'material cultural' en claro contraste con la generación previa. En el campo particular de la arquitectura, el clima dinámico y experimental del momento se nutría de y a la vez generaba soluciones, en términos conceptuales, programáticos, y eventualmente de forma, jamás vistas antes en la isla. A la misma vez y a pesar de las fuerzas de cambio, gran número de elementos, procesos y relaciones se mantienen constantes. La tradición, como andamiaje colectivo de un pueblo, asegura continuidades que sirven de base y referencia común. Es en la tensión entre transformación y continuidad que se define la identidad particular de una generación. La década del 1960 representó un cambio decisivo en la arquitectura a nivel mundial retando el dominio de mas de treinta años ejercido por el Congreso Internacional de Arquitectura Moderna (CIAM) y la arquitectura del Movimiento Moderno. Publicaciones como The Death and Life of the Great American Cities (1961) de Jane Jacobs y Complexity and Contradiction in Architecture (1966) de Robert Venturi, abrieron paso a una nueva visión de la arquitectura que se apartaba del dogma internacional y funcionalista del Movimiento Moderno en favor de una arquitectura que privilegiaba la pluralidad, la experiencia, el lugar, la semiótica y la historia. Enmarcado en las protestas en contra de la Guerra en Vietnam, la lucha por Derechos Civiles liderada por Martin Luther King y las protestas en Praga, Paris, Varsovia y Ciudad de México del 1968, la arquitectura se insertó en un renovado discurso postmoderno. En Puerto Rico, el cambio de gobierno en el 1968 y la crisis del petróleo del 1973 sirven de hitos para marcar un pase de batón generacional – un umbral donde pueden comenzar a identificarse elementos y componentes particulares de transformaciones en la arquitectura puertorriqueña. Figuras cimeras que dominaban la arquitectura local como Henry Klumb y Toro y Ferrer 3

Perspectiva, Hotel La Concha, El Condado, San Juan, Puerto Rico, Toro y Ferrer, arquitectos, 1956-58. AACUPR

Casa Georgetti, Santurce, Puerto Rico, Antonin Nechodoma, arquitecto, 1923. fotografía: Gil Amiaga. Hotel La Rada, Condado, Puerto Rico, Henry Klumb, arquitecto, 1950. fotografía: Andrés Mignucci.

Arquitectura y el Paisaje Tropical

3 El trabajo de Henry Klumb y Toro y Ferrer está ampliamente documentado fotográficamente en el libro de Fernández, Architecture in Puerto Rico. Para un mayor entendimiento de la obra de Klumb ver Henry Klumb: una arquitectura de impronta social, editado por Enrique Vivoni Farage, Editorial de la Universidad de Puerto Rico, 2006. Sin embargo, no existe al momento un estudio crítico y metódico de la obra de Toro y Ferrer.

La revolución arquitectónica de la posguerra, con Henry Klumb (1905-1984), Osvaldo Toro (1914-1995) y Miguel Ferrer (1915-2004)3 como figuras centrales, como en gran parte del mundo, evocaba el espíritu del Movimiento Moderno presentando un vocabulario básicamente consistente en términos de su plástica y postulados formales. La obra de los arquitectos Amaral y Morales, Jorge Del Río, Horacio Díaz, Rodolfo Fernández, Efraín Pérez Chanis y Reed, Torres, Beauchamp & Marvel, entre otros, refleja, reconociendo sus características individuales, una apreciación común de los problemas y estrategias que influyen el diseño.

abren paso a jóvenes arquitectos como Segundo Cardona, Thomas Marvel y Luis Flores, entre otros, como nuevos protagonistas del escenario local. Este ensayo, a casi treinta años de la publicación de Architecture in Puerto Rico, se basa en una antología de proyectos que muestra la arquitectura puertorriqueña a través de los proyectos premiados en el programa de Premios de Diseño del Instituto Americano de Arquitectos-Capítulo de Puerto Rico entre el 1976 y el 1992. Como tal, sirve de crónica de la producción de la arquitectura en la isla, permitiéndonos, indudablemente asistidos por el libro de Fernández, recoger un marco general que facilite un mejor entendimiento del fenómeno de la arquitectura contemporánea en Puerto Rico. Procesos vigentes, y la arquitectura contemporánea no es una excepción, son sumamente difíciles de aquilatar. Se requiere cierta distancia para poder distinguir entre procesos incidentales y esos que dejan huellas determinantes. A su vez, la arquitectura reciente en Puerto Rico refleja una diversidad de producción y multiplicidad de tendencias de expresión que desafía argumentos analíticos singulares y mucho menos la categorización en ‘ismos’ estilísticos. Sin embargo, podemos señalar un número de temas generales, algunos reforzando continuidades, otros apuntando transformaciones, que representan una posible lectura de la antología. Los temas que discutiremos en este ensayo constituyen, a nuestro juicio, aspectos significativos de la producción arquitectónica en Puerto Rico en los últimos quince años recalcando el espíritu innovador como hilo común en la arquitectura puertorriqueña.

Escuela Prototipo, Barrio Sábana Llana, San Juan, Puerto Rico, 1944. Richard Neutra, arquitecto / Comité de Diseño de Obras Públicas.

4 El Comité de Diseño de Obras Públicas, creada por el Gobernador Rexford Guy Tugwell en el 1941, lo formaban los arquitectos Henry Klumb, Osvaldo L. Toro, Miguel Ferrer, Pedro Luis Amador y Raul Reichard; los ingenieros Jacinto Galib (asistente en jefe), Antonio Calderón (ingeniero civil en jefe), Luis Torregrosa (ingeniero estructural en jefe) y Jaime Cobas (ingeniero eléctrico y mecánico en jefe). El arquitecto Richard Neutra fue técnico consultor del Comité de Diseño entre el 1943-1945 y estuvo a cargo de proyectos prototipo para escuelas, dispensarios de salud y hospitales. Este trabajo fue publicado por Neutra en el libro Architecture of Social Concern in Regions of Mild Climate, Sao Paulo: Gerth Todtmann, 1948.

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Consideraciones programáticas y de uso, las características particulares del lugar topografía, orientación, clima, el uso de materiales disponibles y una economía de medios constituyen determinantes fundamentales en su obra. Sin embargo, no hay determinante más significativa en cuanto a sus consecuencias en la plástica y forma de la arquitectura de los 60 y 70 que la meta de diseñar una arquitectura a tono con el clima tropical de la isla dentro del lenguaje formal del Movimiento Moderno. En Estados Unidos, la relación sensitiva de la arquitectura con el medio-ambiente se asocia inmediatamente con la arquitectura orgánica de Frank Lloyd Wright. Su influencia se extiende sobre arquitectos modernos tan diversos como Schindler y Neutra, Scarpa, Utzon y Saenz de Oiza. Un cierto vínculo histórico ata a Puerto Rico a la arquitectura orgánica del periodo heroico de la arquitectura moderna. Las adaptaciones de Antonin Nechodoma (1887-1928) sobre el trabajo de Wright a principios de siglo, la presencia de Richard Neutra en Puerto Rico (1943-45) y su relación con los miembros del Comité de Diseño del Departamento de Obras Públicas4, y la, aun más consecuente, residencia y obra de Henry Klumb (desde 1944) enmarcaron la arquitectura moderna en Puerto Rico como una búsqueda de función adaptada al trópico. Estrategias compositivas características del movimiento moderno como la clara articulación entre la estructura principal y los elementos de encerramiento, 5

Escuela Superior, Mayagüez, Puerto Rico, Jorge del Río, arquitecto, 1976. fotografía: Pedro Martínez. Escuela Prototipo, Humacao, Puerto Rico, Jesús E. Amaral, arquitecto, 1976. fotografía: Francisco Vando.

Convento Las Carmelitas, Trujillo Alto, Puerto Rico, 1976. Reed Beauchamp Marvel, arquitectos, fotografía: Gil Amiaga.

5 Para una discusión más amplia y detallada de los reglamentos y códigos de sanidad y su relación con la arquitectura en el Caribe ver el ensayo "Prefigurations of a New Urban Realm" en Puerto Rico 1900: Turnof-the-Century Architecture in the Hispanic Caribbean 1890-1930 de Jorge Rigau. New York: Rizzoli, 1992.

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la transparencia y continuidad entre interior y exterior, y la incorporación de mecanismos formales para ventilación cruzada y luz natural a las estructuras constituyeron, en gran medida, la gramática formal de las décadas de la posguerra hasta mediados de los setenta. Esta gramática incluía el uso de elementos como celosías, montantes, quiebrasoles y aleros profundos, al igual que manipulaciones de forma como la altura de techos, uso de patios interiores y estrategias de emplazamiento y orientación que facilitaban la manipulación de la luz natural y la ventilación apropiada por vía de principios como la convección o la ventilación cruzada. La mayor parte de estos elementos formaba parte integral de las edificaciones de finales del siglo 19 y principios del siglo 20 como resultado directo de los códigos y reglamentos de edificación vigentes. Estos códigos, vigentes hasta los años 40, establecían medidas dirigidas a asegurar parámetros de salubridad e higiene respondiendo al crecimiento poblacional y la densificación de los núcleos urbanos. Requisitos fomentando el uso de iluminación natural y ventilación cruzada dieron lugar a recursos espaciales y la creación de un repertorio extenso de mecanismos de ventilación y control de la luz natural. Ante la derogación de los códigos en la década de los 40 y perder estos su fuerza de ley, elementos que no solo contribuían a la calidad funcional y estética de las estructuras sino que establecían un grado de coherencia y continuidad a nivel urbano cayeron en desuso y virtual abandono.5 Una de las grandes contribuciones de la generación del 50/60 fue rescatar estos recursos, reincorporándolos a sus proyectos y transformando, lo que por decreto constituyó un sistema explícito, en el sistema implícito por el cual se distinguiría su generación.

Esta lección fue determinante para los arquitectos con los cuales comenzamos la antología en el 1976. En el Convento Las Carmelitas del Arq. Thomas Marvel (1935-2015), primer proyecto premiado por el AIA-PR, uno observa las estrategias espaciales y repertorio de elementos en una etapa ya madura. La organización del convento recoge lecciones desde La Tourette de Le Corbusier, las abadías cisterciences de la Europa medieval y, en su silueta, a los pueblos medievales de la Toscana italiana. Es la expresión del hormigón vaciado en sitio, plástico, arraigado a la tierra, rústico y visto. El proyecto se inserta en la corriente del 'brutalismo', término desarrollado por Alison y Peter Smithson en el 1954 y posteriormente popularizado por el crítico inglés Reyner Banham en el 1966, para referirse a la arquitectura construida con béton brut, concreto expuesto. Piscina Municipal, Adjuntas, Puerto Rico, Segundo Cardona, arquitecto, 1980. fotografía: Max Toro.

El área enclaustrada está diseñada alrededor de un patio interior en dos niveles conforme a la topografía del terreno. Este patio define el inner sanctum de las monjas como espacio exterior colectivo para actividades de cultivo, recreación y meditación. El Convento Las Carmelitas trasciende sus limitaciones presupuestarias permitiendo que sea la organización espacial, la forma y el uso natural de los materiales el que guíe la calidad del conjunto. En contraste directo, las Escuelas Prototipo de Jesús Amaral (1927) apuestan a la modulación, al ensamblaje de piezas tanto en sus unidades organizativas como en sus elementos estructurales, de sistemas técnicos y de encerramiento permitiéndole componer y reconfigurar variaciones del proyecto según las circunstancias del sitio lo requieran. Este proyecto de nueve escuelas mira al programa piloto de escuelas en California, SCUD - School Construction Unit Development (1961-64) de Ezra 7

Fundación Luis Muñoz Marín, Trujillo Alto, Puerto Rico, 1980. Sierra Cardona Ferrer, arquitectos, fotografía: Max Toro.

Parque de Bombas, Dorado, Puerto Rico, 1991. Marvel Flores Cobián, arquitectos, fotografía: Johnny Betancourt.

Ehrenkrantz y a la sistematización de elementos constructivos como referente. Por otro lado, las escuelas Superior Mayagüez (1976) y Yaurel (1978) de Jorge Del Río (1933-2000) ilustran la incorporación de éstas estrategias a un programa institucional de uso público. La destreza de la manipulación sensitiva de la topografía, particularmente en el caso de la Escuela Yaurel en Arroyo, son reveladoras particularmente hoy día donde, a pesar de un movimiento ecológico en crecimiento, la tendencia dominante es de aplanar cualquier rasgo topográfico previo a construir. Estos arquitectos, Marvel, Del Río y Amaral, ya establecidos y destacados en su práctica en la década de los 60 continuarían jugando papeles dominantes a lo largo de los años subsiguientes. Ellos, al igual que la mayoría de los arquitectos practicando en Puerto Rico fueron entrenados en el extranjero, principalmente en universidades norteamericanas. En el 1966, bajo el liderato y dirección de Amaral se funda la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Puerto Rico. Los fundamentos curriculares de la escuela se basan en gran medida en la idea de una arquitectura para el trópico. Mini-sucursales Citibank, 1984. Sierra Cardona Ferrer, arquitectos, fotografía: Max Toro.

6 Sociedad formada por Luis Sierra (19442005), Segundo Cardona (1950) y Alberto Ferrer (1947).

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Segundo Cardona (1950), producto de la primera clase de la Escuela de Arquitectura, presenta en su proyecto para una Piscina Municipal en el pueblo de Adjuntas (1982), un sofisticado uso de la manipulación espacial y el emplazamiento del edificio siguiendo una lectura fiel de las características del terreno. El edificio, con las gradas para espectadores definiendo la sección de la estructura, constituye una expresión física del programa y los mecanismos de ventilación e iluminación natural utilizados. Con el proyecto de las mini-sucursales de Citibank (1984) y la del Banco Nacional (1985), la recién formada firma Sierra Cardona Ferrer6 introduce una arquitectura fundamentada en el branding y la imagen corporativa como generadora de forma. El proyecto representa una nueva faceta en la carrera de Segundo Cardona, de una escala más pequeña y experimental, a la de los grandes proyectos de carácter corporativo que dominarán su producción arquitectónica en las décadas subsiguientes.

Notable excepción es la Fundación Luis Muñoz Marín (1989) donde Sierra, Cardona, Ferrer integra el edificio principal al paisaje dejando que sea la naturaleza la que juegue el papel dominante conformándose en total balance en ser un elemento entre las piedras, árboles y vegetación. El concepto arquitectónico del proyecto plantea el emplazamiento de la estructura aprovechando el declive natural existente al suroeste de la propiedad. La utilización de este recurso topográfico minimiza el impacto de volumen sobre el conjunto creando la percepción visual desde el área central del conjunto de una edificación de un solo nivel. El vocabulario arquitectónico captura el espíritu modernista característico de las edificaciones más prominentes de los años de gestión pública de Muñoz Marín, especialmente según representadas por la obra de los arquitectos Henry Klumb y Toro y Ferrer. Este vocabulario enfatiza la economía de medios, la relación directa con la topografía y la comunicación estrecha con la naturaleza circundante. Este proyecto está construido sobre los sólidos cimientos de sus predecesores del Movimiento Moderno en Puerto Rico planteando un parti de diseño donde la forma arquitectónica se concibe como expresión directa de las fuerzas circunstanciales del lugar. En claro contraste, Luis Flores (1940-2013), en su proyecto para el Balneario El Tuque en Ponce (1984), comienza a romper con el vocabulario tropical abstracto elaborando un lenguaje basado en arquetipos de elementos vernáculos dentro de una concepción espacial moderna. El repertorio de pérgolas, mosaicos y trabajos en hierro, previamente abstraídos a su esencia utilitaria, son nuevamente incorporados no solo por su papel funcional sino como elementos ornamentales cargados de asociaciones y simbolismo. El fuerte uso del color, evocando a Barragán y Legorreta, contrasta con el uso predominante del blanco modernista y los colores pastel de las restauraciones sanjuaneras y los resorts neo-mediterráneos. En el Parque de Bombas de Dorado (1991) la expresión arquitectónica recurre a elementos formales, tradicionales y reconocibles: rejas, pérgolas, aleros, portales y terrazas. En éste, la resolución de los detalles y la expresión 9

Balneario El Tuque, Ponce, Puerto Rico Luis Flores FAIA

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arriba, Planta, Casa Cardona-Álvarez, Segundo Cardona, arquitecto, 1982. centro, Planta, Casa Marvel II, Thomas Marvel / Torres Beauchamp Marvel, arquitectos, 1984. abajo, Planta, Casa Flores-Kearns / Bungalow en Ocean Park, Luis Flores / Marvel Flores Cobián, arquitectos, 1989.

policromática, en referencia directa al Parque de Bombas de Ponce, establece asociaciones que trascienden criterios de programa, lugar y contexto inmediato. El Centro de Convenciones en Dorado (1991) marca un cambio estilístico en la producción arquitectónica de Thomas Marvel. Los experimentos brutalistas y de modernidad tropical de los años 70 y 80 dan paso a una mirada a la arquitectura tradicional antillana de los años 20 y 30 como referente primario. Notablemente influenciado por sus investigaciones sobre la vida y arquitectura de Antonin Nechodoma, Marvel incorpora elementos del estílo prarie de Nechodoma, del Spanish Revival pre-moderno y de la arquitectura doméstica de las Antillas Menores. En cierta medida se comienza a distinguir formalmente entre el caribe-cultural con énfasis en elementos y tipologías edificatorias re presentativas de una cierta identidad colectiva y el caribe-trópico con su énfasis en los aspectos climatológicos y circunstanciales del lugar. La Vivienda como Laboratorio La vivienda, como tipo, ha sido tradicionalmente utilizada por arquitectos como laboratorio para proyectar y explorar ideas sobre la forma construida. La casa unifamiliar por su programa limitado y su escala personal ofrece la oportunidad de concentrar en consideraciones espaciales y formales sin excesivas restricciones funcionales y presupuestarias. En particular, la casa propia del arquitecto ofrece la libertad y el beneficio de la transformación a través del tiempo para explorar estrategias aplicables a otros programas. Tres casas nos presentan la exploración de la relación con el trópico apuntando a estrategias con consecuencias y posibilidades para otros programas y usos que trascienden el uso residencial. Las residencias particulares de Tom Marvel, Segundo Cardona y Luis Flores ofrecen lecciones útiles respecto a la integración del espacio interior y el exterior como esencia de la vida en el trópico. La continuidad visual y espacial y la extensión territorial del interior al exterior constituye uno de los temas principales de la arquitectura isleña. El uso de patios interiores en la arquitectura colonial sanjuanera; la definición del espacio exterior en las casas con organización de martillo características de la arquitectura de cambio de siglo y la reincorporación del patio interior en las casas modernistas de los 50/60 señalan el papel importante que juega la reciprocidad interior-exterior en la organización espacial de la vivienda. 12

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Casa Lorenzini Aguas Buenas, Puerto Rico, 1982. Luis Flores, arquitecto.

arriba izquierda, Patio, Casa César Calderón, San Juan, Puerto Rico, 1959. Toro y Ferrer, arquitectos fotografía: Alexander Georges AACUPR. arriba derecha, Planta, Casa César Calderón, San Juan, Puerto Rico, 1959. Toro y Ferrer, arquitectos. AACUPR

Casa Cardona-Álvarez, 1982. Segundo Cardona, arquitecto.

En la Residencia Calderón (1959) proyectada por Toro y Ferrer en El Condado, cada una de las tres áreas funcionales de la casa - estar, dormitorios y servicio abren a una serie de patios y jardines. El módulo central, conformado por la sala y el comedor, se proyecta como una secuencia de espacios interiores y exteriores interconectados, matizados por galerias que sirven de mediadores entre ambos. Este recurso sirve de motor en el diseño de las casas de Segundo Cardona y Thomas Marvel. En ellas, con lenguajes arquitectónicos totalmente diferentes, el diagrama de ésta continuidad 'adentro-afuera' permanece intacto. Como estrategia alterna, en la Casa Flores-Kearns, la relación interior-exterior se logra mediante la apropiación de los patios laterales como espacios efectivos de uso interconectados con el espacio interior. En la Casa Cardona-Álvarez (1982) el primer piso se concibe como una planta libre donde al abrirse se conectan el jardín de entrada y la terraza posterior como espacio interior-exterior continuo. El primer piso es una gran terraza abierta que puede ser cerrada con puertas de celosías. Apartándose del uso prevaleciente del hormigón en las casas de los años 60 y 70, la Casa Álvarez-Cardona de Segundo Cardona introduce el uso del acero estructural dentro de un contexto residencial. Con afinidades a la experimentación de Marvel a escala cívica en la Alcaldía de Bayamón, esta casa representa uno de los proyectos experimentales del joven Cardona previo a la formación de Sierra Cardona Ferrer en el 1984. En ella se persigue el ideario de una arquitectura para el trópico, particularmente la integración del interior y exterior pero armado con nuevos materiales y una expresión tectónica orientada al ensamblaje en lugar del uso plástico del hormigón. Contemporánea con la Casa Cardona-Álvarez, la Casa Lorenzini (1982) de Luis Flores, cargada de elementos paladianos, abraza el imaginario del post-modernismo

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derecha, Casa Flores-Kearns / Bungalow en Ocean Park, Ocean Park, San Juan, Puerto Rico, 1989. Luis Flores / Marvel Flores Cobián, arquitectos.

venturiano y el neo-racionalismo italiano desafiando cualquier rastro representativo del movimiento moderno. Reflejando sus experiencias con la arquitectura del Viejo San Juan durante su estadía laboral en el Instituto de Cultura Puertorriqueña, Flores explora la dimensión del muro habitable como estrategia para mediar espacialmente la relación entre el interior y el exterior. Esta relación no es una de apertura y continuidad según plasmada por Cardona (Casa Álvarez-Cardona) o Marvel (Casa Marvel II) sino basada en la delimitación de un intersticio espacial más afín con la idea del in-between de Aldo Van Eyck que sintetiza cualidades de ambos extremos interior-exterior en el mismo espacio. Esta casa representa, quizás, un pivote crítico en el lenguaje de la arquitectura doméstica en la isla – significando el fín del dominio de la tectónica modernista y la introducción de consideraciones postmodernas en la producción, representación y discurso arquitectónico.

Casa Marvel II, Thomas Marvel / Torres Beauchamp Marvel, arquitectos, 1984.

Sección, Casa Flores-Kearns / Bungalow en Ocean Park, Ocean Park, San Juan, Puerto Rico, 1989. Luis Flores / Marvel Flores Cobián, arquitectos.

El diseño para la Casa Marvel II (1984) ubica la casa principal de dos plantas en la parte posterior del solar. Un cuerpo de entrada define el espacio exterior como un patio/jardín. La primera planta de la casa puede abrirse totalmente al frente y atrás para integrar los espacios interiores con los exteriores estableciendo continuidades espaciales articuladas y definidas por umbrales de transición como la terraza cubierta y la pérgola y el uso de cambios de nivel de piso y altura de techo. La Casa Flores-Kearns, el Bungalow Ocean Park (1989), es una reforma sobre una casa de los años 30 (atribuida a Pedro de Castro). En ésta los patios laterales, tradicionalmente residuales, son definidos por medio de muros en el plano vertical y pérgolas en el plano horizontal permitiendo la extensión del territorio interior al exterior creando continuidades visuales y espaciales sin sacrificar la lectura de cada área individual. Los patios apergolados con rejas en el techo permiten que la casa esté abierta en todo momento y circule el aire. El diseño hace uso de elementos y materiales de la casa original como mosaicos, losas hidráulicas, y detalles tradicionales, tales como el medio punto entre la sala y el comedor, ventiladores de rejillas de madera en los plafones y puertas y ventanas de retículas de madera y cristal. Estos tres ejemplos apuntan a innovaciones espaciales en el diseño de la casa unifamiliar a la vez que forman parte de un continuo donde elementos y relaciones espaciales tradicionales y modernas juegan papeles complementarios en la generación de la forma construida.

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Afinidades con estas estrategias pueden comenzarse a visualizar en algunos proyectos de vivienda colectiva. En el proyecto El Vedado (1982), Cardona muestra uno de los primeros ejemplos de conjuntos de vivienda con acceso controlado. En este complejo de 10 casas en hilera unifamiliar el área publica exterior sirve de acceso vehicular y patio colectivo. Patios privados en cada unidad sirven de espacio exterior para actividades familiares. Este modelo, popularizado en la isla en respuesta a problemas de seguridad, dedica el espacio abierto central al estacionamiento y circulación vehicular creando a menudo conflicto entre peatones y automóviles y reduciendo la capacidad del espacio abierto como lugar de interacción social. En el proyecto Conjunto de Viviendas Bayamón 831 (1992), los automóviles se segregan en una calle periferal dejando el patio de manzana para el uso peatonal comunal recreativo únicamente. En éste proyecto, además, se experimenta con la incorporación de un patio semi-abierto como espacio exterior en los pisos superiores del edificio de apartamentos. Este proyecto siguiendo el precedente de los apartamentos Immeuble Villas de Le Corbusier señala que incrementos en densidad no necesariamente tienen o deben resultar en una falta de relación interior-exterior. El énfasis en desarrollos periféricos suburbanos y el deterioro y virtual abandono de los centros urbanos, tanto en los pueblos de la isla como en las ciudades principales durante la década de los 60 y 70 fueron determinantes fundamentales en la forma de la ciudad. Tres tendencias básicas en cuanto al desarrollo de la vivienda - la casa unifamiliar, el condominio en multipiso y el residencial público se conciben como edificaciones aisladas donde el espacio exterior carece de definición espacial y vitalidad como espacio colectivo. Excepciones notables incluyen el proyecto de Viviendas para Envejecientes en Cidra de Jorge del Río. Este proyecto, viciosamente demolido recientemente, presentaba uno de los primeros modelos de conjuntos de alta densidad y baja altura considerados ahora, veinte años mas tarde, como claves en la reparación de la ciudad. Conjunto de Viviendas Bayamón 831, Bayamón, Puerto Rico, 1992. Andrés Mignucci, arquitecto.

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Tipologías de edificación tradicionalmente urbanas no han formado hasta muy reciente parte del repertorio de proyectos en Puerto Rico. El proyecto Galerías (1990) utiliza el modelo del bloque de viviendas para proyectar un conjunto de viviendas de alta densidad en el corazón de Hato Rey en el Área Metropolitana. El Falansterio (1937) diseñado por el arquitecto Jorge Ramírez de Arellano constituye uno de los

Vivienda para Envejecicientes, Cidra, Puerto Rico, 1977. Jorge del Río, arquitecto. fotografía: Francisco Vando 19

Elevación y perspectiva Galerías San Juan, Puerto Rico, 1990. Luis Flores / Marvel Flores Cobián, arquitectos.

pocos precedentes en Puerto Rico para este tipo de proyecto. Las presiones de la necesidad de vivienda, incrementos en la densidad poblacional y el alto costo del terreno en las áreas urbanas nos fuerza a reconsiderar los modelos y estrategias vigentes en términos, no solo de compromisos programáticos y de desarrollo sino en su capacidad de contribuir a una ciudad que apoye una vida urbana vital. Construyendo la Ciudad A mediados de la década del 70 los escritos de arquitectos europeos particularmente Rossi, los hermanos Krier y Colin Rowe comenzaban a plantear una nueva actitud respecto a la forma de la ciudad. Como parte de este movimiento, anclado en el racionalismo italiano, surge un re-examen de los valores de la ciudad tradicional, una preocupación con la calidad y definición de los espacios públicos como elementos colectivos urbanos y el reconocimiento del papel de la vivienda y su lenguaje tipológico como materia prima en la construcción de la ciudad. Se comienza a concebir el proyecto arquitectónico más allá de una respuesta a consideraciones programáticas y las condiciones circunstanciales del sitio incorporando como criterio predominante su impacto y contribución a la coherencia del tejido urbano circundante. Proyectos de infill urbano como los terminales de transportación en Ponce (1986), Río Piedras (1989) y Dorado (1985 y 1989), el Centro Europa en Santurce y el proyecto para el desarrollo del Frente Portuario en San Juan se plantean no solo como respuestas programáticas sino que se enmarcan en su capacidad para reparar porciones de un tejido urbano discontinuo y deteriorado.

Terminal Este de Transporte Público Río Piedras, San Juan, Puerto Rico, 1989. Luis Flores / Torres Beauchamp Marvel, arquitectos.

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El diseño del espacio público, a pesar de su importancia como componente clave del tejido urbano, no ha recibido una atención proporcional a su papel. Notables excepciones son proyectos como la Plaza Colón (1989), Plaza de Armas, el Paseo La Princesa (1988) y la Plaza del Quinto Centenario. Estos proyectos, todos en el

Viejo San Juan, se benefician en gran medida de pertenecer a un tejido urbano ya consolidado. A su vez, la condición semi-sagrada de San Juan como ciudad colonial histórica y de destino turístico asegura unas condiciones de atención y presupuesto privilegiadas en contraste con otras áreas del Área Metropolitana y de la Isla.

Vista y Plano de Sitio, Plaza Colón, San Juan, Puerto Rico, 1989. Arce y Rigau, arquitectos.

Un ejemplo notable de invención en armonía con la tradición es el proyecto de reformas para La Plaza Colón (1989) en el Viejo San Juan de los arquitectos Héctor Arce (1952-2011) y Jorge Rigau (1953). La propuesta inicial para el proyecto plantea el reubicar el monumento a Cristóbal Colón en la esquina noreste de la plaza. Esto situaba la estatua como hito vertical en la entrada de San Juan sustituyendo la función literal desempeñada en el siglo pasado por la Puerta de Santiago y reforzando el eje del paseo marítimo que da acceso a la ciudad histórica. La oposición a ésta solución refleja un conservadorismo institucional que concibe la ciudad como algo estático e inmóvil. El proyecto definitivo retiene el monumento al centro, incorporando elementos como el baluarte, la jardinería y la fuente identificados con la plaza a lo largo de su historia. El proyecto, a pesar de no tener la fuerza y el potencial como ordenador urbano del proyecto original, establece un modelo y estándar de calidad en cuanto a sus detalles y uso de materiales. El diseño para Las Nereidas (1986) de Arce y Rigau, ganador del segundo premio en el concurso de diseño para la intersección en el área de Condado en Santurce recurre 21

Plan Maestro Nuevo Poblado Viví Abajo, Utuado, Puerto Rico, 1992. Emilio Martínez, arquitectos. Paseo La Princesa, San Juan, Puerto Rico, 1988. Miguel A. Carlo, arquitecto, foto: Aerofoto Internacional.

arriba: Vista aérea, Paseo de la Princesa, San Juan, Puerto Rico, 1988. Miguel Carlo, arquitecto. Fotografía: Aerofoto Internacional. abajo: Paseo de la Princesa durante la Regata Colón, 1992. Fotografía: Emilio Martínez 22

a elementos básicos de los parques y plazas; bancos, farolas, glorietas, fuentes y vegetación con miras a establecer una identidad de parque público resaltando la intersección como hito urbano. El diseño, sencillo y directo en su concepción, contrasta con el espacio inhabitable que finalmente ocupa la intersección. El proyecto del ‘Paseo de la Princesa y su Jardín’ de Miguel A. Carlo (1988) consiste de una promenada y paseo lineal que articula el perímetro de la muralla sur de San Juan. Este proyecto, junto a la rehabilitación de la Cárcel de La Princesa como sede del Departamento de Turismo, transforma un área por años abandonada y delapilada reincorporándola a la secuencia de espacios urbanos que hacen del Viejo San Juan una de las ciudades más hermosas de nuestro hemisferio. Como proyecto urbano marca un hito en el desarrollo del espacio público figurativo, sirviendo de precedente importante para un gran parte de los proyectos de espacio público desarrollados a principios del nuevo siglo 21. La búsqueda de un nuevo urbanismo ha dado lugar a proyectos de revitalización de pueblos tradicionales como el Cabo Rojo (1990) y Morovis (1992). A una escala mayor proyectos de desarrollo para nuevas comunidades como la Comunidad Río Bayamón operan como especie de infill a nivel urbano sirviendo de centro a diversos desarrollos residenciales suburbanos. Igualmente en áreas rurales y pueblos del interior de la isla como Utuado proyectos como el Nuevo Poblado Viví Abajo (1992) de Emilio Martínez incorporan elementos de tipologías residenciales tradicionales con sistemas de organización urbana de pueblos de la isla para crear semillas de pueblos futuros. En sintonía con las preocupaciones del nuevo urbanismo, ejemplificadas en el proyecto de Seaside de Andrés Duany y Elizabeth Plater-Zyberk, Viví Abajo sintetiza preocupaciones sobre tipológicas, la mezcla de usos, el papel del espacio público y de la vivienda como componentes vitales en la estructura urbana de nuestros pueblos. 23

sentimientos nostálgicos la hacen altamente mimética y víctima potencial de un mercado de fachadas determinado e impulsado por la moda vigente. Testigo de esto es la proliferación, durante la década de los 80 y principios de los 90, de proyectos 'postmodernistas' que, en su mayoría, no profundizan sobre consideraciones espaciales o de contexto. No obstante, en el entendimiento y manipulación del lenguaje tipológico de un lugar particular yace el balance entre la continuidad de una tradición compartida y la transformación inherente en el acto de innovar. Es, por ende, en el sistema de temas y variantes dentro del tejido urbano de una ciudad donde encontramos la clave de la identidad individual así como de la asociación colectiva que representa un lugar para sus ciudadanos.

Plan Maestro Comunidad Río Bayamón Bayamón, Puerto Rico., 1990. Héctor Arce, Andrés Mignucci, Miguel Carlo, Agrait Betancourt con Fred Koetter y Andrés Duany.

Conclusión

Puerto Rico y el Caribe La incorporación de tipologías tradicionales forma parte de una visión, no solo de Puerto Rico sino, del Caribe Hispano donde afinidades tras cienden las obvias asociaciones de color, sol y clima. Características recurrentes en términos de manipulación y organización espacial, ya sea a nivel de la edificación o a nivel urbano, implican nexos más complejos que respuestas físicas a condiciones externas de lugar. En el caso particular de la vivienda, tipologías recurrentes implican apreciaciones comunes en términos de percepción espacial, relaciones público-privado, relación con el entorno como ámbito de interacción social entre algunas características que constituyen una identidad cultural. Los proyectos de Arce y Rigau (1985-1989), representada en proyectos como la Plaza Colón (1988), La Escuela de Bellas Artes, y la Plaza Las Nereidas, presenta un nuevo rigor disciplinar fusionando la investigación, la crítica, la academia, y la producción arquitectónica. Proyectos de documen tación urbana en los pueblos de San Germán, Mayagüez y Ponce dirigidos por Jorge Rigau a principios de los ’80 han contribuido a un mejor entendimiento de los aspectos de organización espacial en la arquitectura tradicional, particularmente en lo que respecta a la vivienda en Puerto Rico. Estudios subsiguientes en Santo Domingo en 1990 (junto a Emilio Martínez y Andrés Mignucci) y en Cuba en 1992 establecen vínculos comunes a la vez que resaltan diferencias regionales particulares de cada isla. Estos estudios particularmente en su técnica de representación gráfica así como en su metodología de trabajo, tuvo una enorme influencia en las nuevas generaciones de estudiantes en la Escuela de Arquitecura de Puerto Rico y en los jóvenes profesionales comenzando su práctica. Sin embargo, la claridad figurativa de la arquitectura tradicional y su capacidad de apelar a 24

Los tres temas discutidos en este artículo no deben verse como tendencias exclusivas o contradictorias. Al contrario, forman facetas complementarias de una misma búsqueda. Hasta cierto punto la arquitectura de excelencia confronta la necesidad de establecer un puente entre lo tradicional y lo moderno mediante el desarrollo de temas y elementos que trasciendan periodos históricos. Como nos señala William Curtis, la innovación tiene más fuerza cuando está arraigada en la tradición, y las tradiciones se mantienen vivas mediante un espíritu innovador más que imitativo. La tarea de cada generación, cuando la arquitectura se aborda como disciplina y vocación, es intentar resolver aspectos particulares de una realidad social a través de formas duraderas. La mejor arquitectura de nuestra generación aspira a esto, pero lo mismo hicieron las mejores obras de las generaciones precedentes. Los planteamientos de la generación actual no invalidan los logros de las anteriores. En este sentido, la obra de Wiechers en el cambio de siglo al igual que la de Klumb o Toro-Ferrer en los '50 siguen teniendo vigencia a pesar de cambios radicales en el ambiente y circunstancias que las generaron. Los proyectos ilustrados, además de presentar soluciones a problemas particulares representan, en cierta medida, las agendas de exploración de cada arquitecto. Ponderando sobre las implicaciones de la contemporaneidad encontramos como elemento central la capacidad de innovar en la obra arquitectónica como mecanismo de mantener una práctica viva y vital. Esta, a nuestro juicio, depende de la realización progresiva de proyectos particulares donde exista el compromiso de generar soluciones propias al lugar donde se insertan, el restablecer un balance ecológico entre los centros urbanos y el paisaje rural y el valorizar la ciudad como sede de intercambio social e identidad cultural. Esta requiere, en gran medida, el tomar riesgos dentro del marco de la responsabilidad profesional que caracteriza la arquitectura de excelencia, y en fin, en ser fieles al espíritu de nuestro tiempo y sus circunstancias. Andrés Mignucci San Juan de Puerto Rico, 1992

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SOBRE EL AUTOR

Andrés Mignucci (1957) se tituló como arquitecto en el Massachusetts Institute of Technology en el 1982. Labora con Stephen Carr y Kevin Lynch en la práctica del urbanismo en Boston (1983-86). En el 1988 funda Andrés Mignucci Arquitectos dedicada a la práctica de la arquitectura y el urbanismo en San Juan de Puerto Rico. En el 1986 gana junto a Erich Schneider Wessling el Primer Premio para el Bayer Informationszentrum que se construye en Leverküsen, Alemania. En el 2003 gana junto al Arq. Gustavo Moré, el primer premio en el concurso internacional para el diseño del Parque Metropolitano de Santiago en la República Dominicana y en el 2004 su obra de espacio público, La Ventana al Mar, es finalista en el prestigiosa Bienal de Arquitectura Iberoamericana. Su obra ha sido premiada en numerosas ocasiones incluyendo el Premio Nacional de Arquitectura de la Bienal de Arquitectura de Puerto Rico en sus ediciones del 2000 (Parque de los Niños) y del 2001 (Escuela de Bellas Artes de Mayagüez). En el 2014, su proyecto de espacio público, Parque de los Niños en San Juan de Puerto Rico, ha sido seleccionado como uno de los 22 proyectos sobresalientes de espacio público en America Latina y candidato al Premio Rogelio Salmona 2014. Entre sus publicaciones se encuentran Arquitectura Dominicana 1890-1930, Soportes: Vivienda y Ciudad, Pintura para un Piso Específico, Arquitectura Contemporánea en Puerto Rico 1976-1992, Jesús Eduardo Amaral, Arquitecto, [Con]textos: El Parque Muñoz Rivera y el Tribunal Supremo de Puerto Rico y Conversations with Form: a Workbook for Students of Architecture. En el 2005 fue elevado al College of Fellows del American Institute of Architects y en el 2012 fue galardonado con el Premio Henry Klumb, máxima distinción del Colegio de Arquitectos y Arquitectos Paisajistas de Puerto Rico. Es profesor de diseño y teoría en la Universidad de Puerto Rico.

Rigau, Jorge, Puerto Rico 1900: Turn-of-the-Century Architecture in the Hispanic Caribbean 1890-1930. New York: Rizzoli, 1992. Rigau, J., Martínez, E., Mignucci, A.. Arquitectura Dominicana 1890-1930. San Juan: AIA Capítulo de Puerto Rico, 1990. Segre, Roberto. Arquitectura Antillana del siglo XX. Bogotá: Editorial Arte y Literatura, 2003. Vivoni, Enrique. Klumb: An Architecture of Social Concern. San Juan: Editorial de la Universidad de Puerto Rico, 2007.

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