CONSTRUYENDO NACIÓN EN CHILOÉ (1826-1843) ¿Proyecto o Consecuencia?

October 5, 2017 | Autor: Mauricio Velasquez | Categoría: Historia, Chiloe, Construcción De Nación
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Descripción



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Es necesario recalcar que por motivos de espacio, en este trabajo, se hablará del chilote en general y no se discutirá respecto a las múltiples identidades que existen en el archipiélago de Chiloé tanto en el pasado colonial como en el republicano que nos toca hasta hoy en día, no obstante, se reconoce tal dificultad a la hora de definir a los habitantes del territorio seleccionado para el estudio que se presenta a continuación.
Al estudiar Chiloé como territorio, este trabajo que abarcará desde 1826 a 1843, tomará como rango de acción y de llegada de las políticas de Estado sólo a las ciudades principales: Ancud, Castro y Achao. La razón es que más allá, en la zona rural, la situación es cabalmente distinta y las políticas centralistas son de más difícil llegada.
Magister en
Ciencias Humanas
Mención Historia





PREPROYECTO DE TESIS

CONSTRUYENDO NACIÓN EN CHILOÉ
(1826-1843)
¿Proyecto o Consecuencia?


Autor:
Mauricio Javier Díaz Velásquez
Profesor Guía:
DR. Patrick Jacques Puigmal


Osorno, Diciembre 2014
ÍNDICE

INTRODUCCIÓN 1
OBJETIVOS DEL TRABAJO 3
Objetivo General 3
Objetivos Específicos 3
HIPÓTESIS 4
METODOLOGÍA 4
MARCO TEÓRICO: ESTADO Y NACIÓN 6
ESTADO DEL ARTE 10
CARTA GANTT 13
Anexo I: 14
Bibliografía Utilizada 14
Anexo II 16
Bibliografía por Consultar 16



INTRODUCCIÓN

Chile como Estado-nación es una construcción, configurada por grupos oligárquicos concentrados principalmente en Santiago y Concepción (Salazar, 2007; Cartes, 2010). Desde 1810, comienza una historia y una constante batalla para anexionar todo aquel territorio que se presuponía parte de sus confines históricos o que, por motivos geopolíticos, requerían serlo. El último caso, respondía a lo ocurrido con el archipiélago de Chiloé, que hasta Enero de 1826 sostenía la resistencia activa en contra del proyecto independentista impulsado desde Chile, esperando un nuevo proceso de reconquista como el llevado a cabo una década atrás (Urbina, 2013, p. 212). A lo anterior, si sumamos la presión de Simón Bolívar por la pronta anexión de este territorio a Chile (en Munson, 2013, p.30), el afán de Fernando Séptimo de reconquistar sus dominios (Pinto, 2009, p.124) y el miedo de que Chiloé fuera tomado de una u otra manera por la corona de Inglaterra como otra Malvinas (Montaner, 1961, p.297) obligó, al Estado de Chile, enviar una fuerza expedicionaria portentosa que lograse el objetivo planteando: conquistar y anexionar Chiloé. Finalmente, Quintanilla y los chilotes sucumbieron en la "Batalla de Bellavista" y, por la fuerza, pasaron a formar parte de Chile. Visto en otra perspectiva, de un momento a otro, se obligó a los habitantes de Chiloé a reconocer y reconocerse como naturales de Chile, cuando naturalmente no lo eran ni por historia, ni por cultura ni por opción.
Las evidencias históricas nos revelan que el habitante del archipiélago de Chiloé, no tenía relación ni identificación con Chile, no obstante, la situación actual no aparenta aquello. A decir verdad, es difícil encontrar en Chiloé a un chilote que no se reconozca como chileno o que tenga algún resentimiento histórico en contra del proceso de anexión o que le disguste en términos ideológicos ser parte de aquella nación. El chilote es chileno, se siente así y no lo cuestiona, está presente la sensación de inmanencia, no hay cuestionamiento a la bandera, al himno y los problemas sociales del tipo que sean, se reconocen como un problema nacional, en otras palabras, identitariamente hablando, no se cuestiona el quién soy por lo que se vuelve evidente el apego y respeto hacia la patria chilena. Con esto, podríamos afirmar que está cerrado el tema de la construcción de la nación en Chiloé, el objetivo se logró: anexar al chilote a la comunidad nacional chilena.

En consecuencia, el chilote fiel a la Corona, con una identidad particular sustentada en siglos de vida insular, desde 1826 tuvo que comenzar a responder políticamente hablando a un nuevo sistema: el Estado republicano nacional, lo cual tiene por lógica consecuencia, que si bien mantendrá sus rasgos característicos, deberá sí o sí rendir pleitesía a una nueva historia que se comenzaba a construir desde el centro, a una nueva simbología –venida del mismo sitial- y a nuevos héroes, es decir, tuvo que cambiar de fidelidad política y además la identidad, la cual ya no correspondería a la del chilote colonial, sino que a la del chileno republicano, claro está, sin tener que dejar de ser chilote. Ante tal transformación, resulta necesario responder a la pregunta ¿cómo se dio tal proceso? Sin embargo, es evidente que es una interrogante amplia y compleja de responder, por la gran cantidad de variables que conlleva: históricas, sociológicas, económicas, sicológicas, etc. Por lo tanto, se debe poco a poco ir revisando cómo se llevó a cabo la construcción de identidad, nación y nacionalidad en Chiloé y los chilotes. En otras palabras, hay que decantar por alguna opción investigativa.
Ya se dejó en claro que se parte de la idea de que Chiloé nada tiene que ver con algún Chile histórico central, por el contrario, nunca estuvieron conectados. "A nadie en Chile se le ocurrió invitar a participar en el nuevo gobierno de 1810 ni a los sucesivos, al país que estaba mas allá de Concepción" (Urbina, 2013, p. 193). La anexión de la isla de Chiloé no fue prioridad sobre todo durante el gobierno de O´Higgins, que prefirió seguir el proyecto político de San Martín (La logia Lautaro, en general), el cual requería de concentrar las fuerzas armadas en el virreinato del Perú (Pinto, 2009). En 1824 rechazan, los chilotes, una ofensiva al mando de Ramón Freire, es decir, todavía la resistencia era activa y fue capaz de responder ante un ejército dirigido por experimentados oficiales. Ya en 1826, se anexionó el territorio chilote pero debido, principalmente, a las presiones extranjeras que veían en aquel archipiélago una estratégica posición geopolítica, lo cual, obligó al Estado nacional reconocer la gravedad de la situación y actuar rápidamente. En definitiva, más que una premisa ideológica de unir a toda la Nación bajo un mismo proyecto político, lo que se pretendía –y urgía- era tomar posesión de una estratégica posición, es decir, tener soberanía sobre tal territorio. Por lo tanto, la pregunta que se buscará responder es ¿existía realmente un interés por introducir al chilote a la nación chilena?
El periodo en el cual se centrará el estudio, partirá en 1826 y finalizará en 1843. Tal delimitación tiene su lógica en tanto la posición estratégica de Chiloé, bajo dominio o dirección de la República de Chile, inició en el año propuesto (1826) y, finalmente, en 1843 es alienado de tal situación ya que se establece el Fuerte Bulnes en el Estrecho de Magallanes.
Cabe agregar que este trabajo tiene la posibilidad de ser parte del proyecto Fondecyt de Historia número 1150263. El investigador responsable es Patrick Jacques Puigmal. En este momento el proyecto se encuentra en evaluación para la aceptación del mismo.
OBJETIVOS DEL TRABAJO
Objetivo General

Analizar si el proceso de construcción de nación en Chiloé, responde a una acción planificada por parte del Estado o es una consecuencia del proceso de soberanía territorial que se ejerce en Chiloé entre 1826 y 1843.
Objetivos Específicos

Realizar una contextualización mediante un repaso histórico de la relación entre Chile y Chiloé, desde 1818 hasta 1826.
Describir el accionar político por parte del Estado de Chile en Chiloé, desde la perspectiva educacional.
Describir el accionar político por parte del Estado de Chile en Chiloé, desde la instauración de las Guardias cívicas.
HIPÓTESIS

El proceso de construcción de nación en Chiloé, en el periodo establecido, responde exclusivamente a las consecuencias del ejercicio de soberanía del Estado de Chile sobre este territorio. Es decir, no había un interés por establecer nexos reales con el territorio en cuestión, por el contrario, lo que se buscaba era evitar que Chiloé se convierta en un pivote de rebeliones de distintos orígenes.
METODOLOGÍA

El estudio a realizar se presenta en este momento como exploratorio y tentativo, es decir, se pretende ir adquiriendo más información para así poder contestar las preguntas planteadas, siendo esta manera ideal para ampliar perspectivas respecto al problema de estudio (Namakforoosh, 2005).
Por otra parte, éste será abordado desde la Nueva Historia Política, método historiográfico que tiene entre uno de sus objetivos centrales "entender cómo a partir de la crisis colonial se fueron organizando estados y naciones", además, "investiga sobre las relaciones complejas y variables que establecen los hombres en relación con el poder e implica prestar atención a los modos de organización y de ejercicio del poder político en una determinada sociedad". Se ocupa además de la "dimensión simbólica de las prácticas políticas: la ritualidad, la gestualidad, la trama relacional, los espacios y los formatos de sociabilidad, y la acción comunicacional." Ya que en estas "convergen el análisis del discurso político, los procesos de formación de identidades colectivas, la construcción de la ciudadanía, las prácticas electorales, las formas de representación, es decir, las formas de participación y acción sociopolítica de los actores en una sociedad concreta." (Silvia, 2012) En relación a lo anterior y para mayor especificidad, la actividad política se entenderás como una
(…) actividad dirigida hacia otros, un lenguaje enunciado para representar y para incitar a la acción, es decir, donde opera con mayor claridad la fuerza ilocucionaria del mismo, para la toma de conciencia de la situación y para la posibilidad de transformarla. De esta forma, los espacios de enunciación, las matrices categoriales que define las posibilidades de "decir" o "nominar", nos permiten adentrarnos tanto en los imaginarios como en las problemáticas que una sociedad estima como claves en términos políticos" (Moyano, 2011, p.236,237)
En torno a la recopilación de fuentes primarias a utilizar, serán todas aquellas desde donde se pueda extraer información de las acciones que el Estado de Chile realiza sobre Chiloé. Entre las identificadas hasta ahora, podemos mencionar: el Archivo Nacional, Ministerio del Interior; Archivo Nacional, Intendencia de Chiloé; Archivo Nacional; Ministerio de Guerra Marina; Archivo Militar, Correspondencias y el Archivo O´Higgins, el cual a diferencia de los antes mencionado, ya ha sido consultado y utilizado. No obstante, todo archivo o documento por encontrar que contengan órdenes que desde el ejecutivo o el congreso se emanaran hasta los discursos públicos que cualquier actor político hubiese realizado respecto al archipiélago, durante el periodo establecido, entre otras manifestaciones que nos ayuden a cumplir con el objetivo planteado, serán utilizados en el trabajo.
Las fuentes secundarías se seleccionarán en base a tres temáticas. Una de ellas será la que trate, teóricamente, tanto las ideas de Estado como de nación, sobretodo en Latinoamérica (Anderson, 1993; Annino y Guerra, 2003;; Bouchard, 2003; Chiaramonte, 2004; Gellner, 2001; Hobsbawm, 2002, 2004; Quijada, 2000; Sabato, 1999). En segundo lugar, toda aquella fuente que trate la construcción del Estado y nación en Chile (Bengoa, 2009; Cid, 2009, 2012; Collier, 2012; Gongora, 1981; Jocelyn-Holt, 1992, 2014; Peralta, 2007; Pinto, 2003; Pinto, 2009; Salazar, 2007; Serrano, 1994). Para finalizar, textos, artículos y otro que nos ayuden a revisar la historia política del territorio de Chiloé en la época tratada, para contextualizar adecuadamente el periodo seleccionado (Aguilar, 2010; Barros Arana, 1856, 1886, 2005; Gay, 2010, Munson, 2013; Quiroga, 2013). Para complementar, se desea y espera lograr, durante el transcurso de la investigación, concretar entrevistas con intelectuales que traten, sobretodo, históricamente el territorio de Chiloé, para así generar una imagen desde la academia respecto a la relación entre el Estado de Chile y el archipiélago de Chiloé (Sampieri, 1991). Especialmente se buscará concretar entrevistas con Dante Montiel Vera, Felipe Montiel Vera, Renato Cárdenas, José Ulloa, María Ximena Urbina y Rodolfo Urbina, entre otros.
Es necesario agregar que el trabajo se realizará tomando en consideración, preliminarmente, el Seminario para optar al título profesional de profesor en Enseñanza media con mención en Historia y Geografía, del cual es autor, quien presenta este escrito. Titulado "Chiloé: un Punto Estratégico Político y Militar. Durante el gobierno de Bernardo O'Higgins. (1817-1823)", fue entregado y corregido el año 2013 y ya ostenta una revisión de fuentes y bibliografía, no menor, lo que nos permitirá introducirnos al tema en cuestión. También, para el estudio respectivo, se revisará el Plan educativo impulsado por el secretario de Santiago Aldunate, Daniel Forelius, el que data del año 1826 (Puigmal, 2012). Para finalizar, se estudiará el uso de las Guardias Cívicas para integrar al chilote a la nación moderna chilena, tema del que ya existe un acabado trabajo, realizado por Ramón Munson, egresado del magister en Ciencias Humanas, mención Historia de la universidad de Los Lagos.
MARCO TEÓRICO: ESTADO Y NACIÓN

La República de Chile se encuentra establecida sobre un territorio, tiene una población definida y está jurídicamente organizada, en otras palabras, es un Estado propiamente tal, al tener los tres elementos inherentes a esta teoría política. Como señala Ignacio Sotelo (1996, P.28)
Para la aparición del Estado, de cualquier Estado, y no sólo del moderno, es preciso que se vayan conjuntando los que se reconocen como sus tres elementos básicos –población, territorio y un poder político propio-, es decir, la fijación de la población en un territorio sobre la que se puedan asentar instituciones duraderas que superen el ámbito privado-familiar y vayan esbozando uno público.
En la misma línea, Ramón Cotarelo (1996, p.15) reafirma tal apreciación al señalar que
El Estado, como forma de organización política, esto es, como un territorio comprendido dentro de unas fronteras ciertas (territorium clausum), en el que habita un pueblo concebido como conjunto de sujetos de derechos y deberes, sometido a un ordenamiento jurídico-político específico.
Al poseer un territorio es requisito sagrado el ejercer soberanía, que representa para el Estado "dicha cualidad o status superior del poder en el proceso de formación de la nueva organización política y su institucionalización en poder público determinante" ((Emmerich, Alarcón, 2007, p.51). Además
(…) trata de un evento fundacional que en un primer momento se revela en la dimensión del titánico gesto de una empresa guerrera. No obstante (…) no se constituye como en soberano hasta no llegar a establecer los parámetros de una nueva comunidad político-cultural sobre la base de un acto legal (Sánchez, 2000, p.109).
Es importante la soberanía porque el sello que distingue al Estado de "cualquier otra agrupación por la potestad de que se halla dotado y que sólo él puede poseer". En definitiva, la soberanía es
(…) aquel elemento del poder que designa la función de representar la unidad política en la creación del orden y la paz (...) y, para ser eficaz así como efectivamente obedecido (…) necesita ser reconocido como fuente legítima del mismo. (…) indica la supremacía de un poder incuestionable, reconocido como la instancia originaria (…) y última (…) de las decisiones fundamentales (…) para una unidad política. (Emmerich, Alarcón, 2007, p.45)
Este acto legal afirma la capacidad del Estado, el cual "desde su origen y como uno de sus rasgos esenciales, lleva en su seno una capacidad universal de igualación social: todos, sea cual fuere la posición y el rango en la sociedad, ante el Estado son iguales" (Sotelo, 1996, p. 29). De esta capacidad unificadora del Estado se desprende un concepto, una idea y en algunos casos una realidad histórica, que une al interior y a la vez enemista hacia el exterior del Estado, hablamos de la nación. Sotelo diferencia dos tipos
(…) uno, el revolucionario, que remite al conjunto de los individuos que forman una sociedad, pero a diferencia del que soporta el de sociedad civil, ahora de nuevo se carga de contenido político y los miembros de una nación no son ya sólo individuos, sino ciudadanos, es decir, portadores de deberes y derechos políticos (…) El otro tiene un carácter romántico y se funde en "un mismo origen étnico, una misma lengua y cultura, las mismas tradiciones y costumbres, cuyo conjunto constituiría una identidad histórica real, sea cual fuere su status político (1996, p.34)
No obstante la segunda apreciación, la de carácter romántico, Cecilia Sánchez la refuta en términos de una unión homogénea, ya que para ella "Una sociedad así no existe naturalmente: todo un conjunto de aparatos y de prácticas cotidianas deben colaborar para conformar este tipo de unidad autónoma y, sobre todo, deben proyectar o anticipar esta constitución. Por ello, el "Estado invocará una unidad preexistente y apelará a una misión histórica que permite idealizar la política bajo el sentido de la pertenencia, es decir, en nombre de una colectividad cohesionada por una ley común." (2000, p.111, 112) Esta cohesión aboca otra idea importantísima "La pluralidad desemboca en querellas y luchas y, al final, en caos; la unicidad, en cambio, es la condición formal del orden." (Sotelo, 1996, p.33) Ante esta visión, es
(…) una situación de peligro para la nación la ausencia de en la población (…) y será la sociedad civil la más afectada con las políticas cohesionadoras de la nación provenientes del Estado y de los partidos políticos, ya que ambos sectores intentarán erradicar de ella toda huella de diversidad y diferencia, viéndola como un factor peligroso de desintegración social (Sánchez, 2000, p.120).
En la necesidad, por parte del Estado, de fomentar la unidad de creencias debe generar "todo un conjunto de aparatos y de prácticas cotidianas". (Sánchez, 2000) En este sentido la educación jugó un papel fundamental, ya que
(…) fue pensada explícitamente desde la intelectualidad y la dirigencia estatal como un modo de socializar tanto los principios republicanos como "forjar una nación con una identidad común a todos los habitantes de un territorio, es decir, forjar una ideología nacional como fuente de legitimación política (Cid, 2012).
También el uso de guardias cívicas representó un elemento capaz de acercar al nuevo ciudadano a la nación, quien sin derechos debía respetar el orden establecido desde arriba el cual era representado por el Estado. Esta institución
(…) respondía al poder central en el marco del proceso de conformación de un Ejército nacional, profesional y moderno, sino como una estrategia del mismo en la construcción de la ciudadanía y de una identidad comprendida en términos nacionales. A través de la noción de «ciudadano armado» se exaltaban la defensa del orden interno y la lealtad nacional en consonancia con el desarrollo y afianzamiento de virtudes y comportamientos cívicos (en Munson, 2013, p. 15)
En el muy breve repaso que dimos por conceptos importantes para este trabajo, como lo son el de Estado y nación, además de lo que inherentemente esto conlleva, es decir, el ejercicio de la soberanía y de los mecanismos utilizados para la creación de la nación como la educación y las guardias cívicas , nos parece necesario subrayar que como creación moderna traída desde Europa, ésta se tuvo que adaptar a la realidad latinoamericana y se asentó y construyó paso a paso, engullendo dentro de la idea de nación homogeneizadora a todo pueblo que no respondía a ésta, ya que por historia u otros motivos en nada se relacionaban. Por este motivo era menester aclarar los alcances de esta realidad política-ideológica actual para que, responsablemente, se hiciese el acercamiento a los objetos de estudio que analizaremos en este escrito, los cuales son prueba del objetivo por parte del Estado de crear, cohesionar, homogeneizar a todos los pueblos bajo su soberanía pero sobretodo bajo la misma identidad, sin considerar historias locales, culturas e identidades que los caracterizaban y diferenciaban. Por lo tanto, la génesis del Estado de Chile va de la mano con una nación revolucionaria que transformó al súbdito en ciudadano, en cambio, hoy es posible otorgarle un carácter romántico a la Nación chilena, lo último es lo que hay que develar, cómo se llevó a cabo centrándose particularmente en Chiloé.


ESTADO DEL ARTE

Existe una gran cantidad de historiografía respecto a Chiloé, sin embargo, ésta se centra principalmente en la época colonial y llega en gran medida hasta 1826 momento de la anexión de Chiloé al naciente Estado de Chile. Entre los exponentes más reconocidos podemos mencionar a Gabriel Guarda y Rodolfo Urbina. También, hoy en día, María Ximena Urbina comienza a posicionarse como una destacada historiadora sobre Chiloé y otros temas (ninguno de los anteriores se centra exclusivamente en la historia de este territorio). Existen otros tan reconocidos como los anteriores que hacen historia desde allá mismo, tales como Dante Montiel, Felipe Montiel, José Ulloa y Esteban Barruel, entre otros. Las personas antes mencionadas ya tienen a su haber publicaciones de libros, artículos u otros, pero también se puede encontrar, sobre todo por internet, una gran cantidad de trabajos que en su gran mayoría representan investigaciones para lograr algún grado académico. Volviendo a la idea inicial, gran parte de los trabajos de las personas antes indicadas giran en torno al Chiloé colonial o de la guerra de independencia, centrándose principalmente en la singularidad que le otorgan a la isla por haber sostenido una resistencia armada por al menos ochos años (1818-1826).
No obstante lo anterior, es posible encontrar trabajos de distinta índole que tratan los primeros años de convivencia entre Chiloé y Chile, cuando ambos territorios ya se encuentran bajo la misma jurisdicción. En este sentido, el abanico es amplio, comenzando por tesis de pre-grado hasta reconocidas obras como las de Diego Barros Arana.
Cristian Aguilar en su tesis de grado "Anexión de Chiloé (1826). Los Diez Años después."(2010), manifiesta claramente que lo principal fue la instauración de gobiernos locales fuertes, encabezados por militares, puesto que de aquella forma se buscaba mantener a raya cualquier intentona de revuelta nacida desde el archipiélago. Sin embargo, sus conclusiones las hace desde el chilote, es decir, desde el sujeto habitante en el territorio de Chiloé, aunque solo basado en suposiciones. No delimita el territorio, no define al chilote y basa sus afirmaciones en cómo, obviamente, el chilote debió haber respondido ante las iniciativas del Estado, en otras palabras, no tiene documentación que amparé sus proposiciones. Por otro lado, Gonzalo Aravena en el artículo de su autoría "CHILOÉ FRENTE A CHILE. Oposición del gobierno de Chiloé al movimiento independentista chileno, 1780-1818." Manifiesta que la elite republicana –el Estado, en definitiva- tuvo que construir lazos especiales con Valdivia y Chiloé ya que su nexo en la etapa colonial había sido con Lima no con Santiago, por lo tanto, el discurso y todos los otros mecanismos aptos para utilizar en el Chile central -entre Huasco y Concepción- no podían aplicarse de igual manera. Cabe agregar que generaliza al hablar de Chile central, a sabiendas que elite, pueblo y sobretodo bajo pueblo poco tienen de relación entre ellos, menos en cuanto al sentimiento nacional, es decir, sentirse chilenos o siquiera reconocer su existencia. En esta línea, Ramón Munson, en el trabajo que ya hemos citado anteriormente, destaca que las Guardias cívicas pero sobretodo la disciplina laboral impuesta a través de ésta, jugaron un papel importante en la construcción de nación en Chiloé, ya que
(…) fue el dispositivo utilizado por la elite nacional y local, de formación en el nuevo Orden, como instrumento civilizatorio. A través de las faenas de los trabajos, el control del desplazamiento, prohibiciones y violencia en las levas forzadas, la población chilota fue sometida al Estado, y la construcción de la Nación en este sentido fue trastocado entre el discurso y la realidad." (2013, p. 107)
Un texto de otra índole, clásico en Chiloé, escrito por Pedro Barrientos, titulado "Historia de Chiloé", someramente menciona las consecuencias de la anexión de Chiloé al Estado de Chile, si bien, en ningún momento entra en discusión con temas como la identidad, la nación u otras ideas concernientes, si deja claro que era una "Obra previsora y patriótica venir en su auxilio, sacándolo del estado mísero a que lo condujo su propia buena fe." Sin embargo, agrega que por otras obligaciones del Estado, éste sólo ve en Chiloé más que unas "pulgadas más de suelo con que se ensanchaba el patrimonio chileno y ciudadanos que ahora respetarían las autoridades republicanas con la misma lealtad con que antes respetaron la autoridad del rey." En definitiva, Barrientos señala que, se presuponía que con aquella acción –anexión de Chiloé- se terminarían los conatos, del tipo que sean en el territorio nacional. No entra en el tema de la nación pero sus conclusiones nos permiten visualizar y reafirmar que la anexión de este territorio a Chile, respondía a una necesidad geopolítica y no era prioritario para el Estado crear lazos de identidad, por el contrario, se requería principalmente sumisión al nuevo sistema político. En el mismo sentido, en el tomo XV de la "Historia General de Chile", Barros Arana, destaca que con la anexión en 1826 finalmente aquel territorio no podría ser ni el centro o punto de apoyo de alguna agresión de España, más importante aún, dejaba de manifiesto que había sido una labor patriótica y que satisfacía las necesidades generales del país, al completar la "integridad Territorial de esta" (1897, p. 5, 6). Es definitiva, era necesario para el país anexionar este territorio, ya que Chiloé era un probable problema a futuro y en segundo lugar, porque formaba parte del territorio nacional, es decir, en ningún momento emite alocución alguna respecto a la nación, es posible extraer entonces, que se da por hecho que no eran correspondidos los sentimientos nacionales y no era el tema principal generar tales lazos, puesto que por pertenecer al territorio ya eran chilenos per se, por lo tanto, no existiría necesidad de crear lazos culturales nacionales, o al menos, no era la preocupación principal legitimarse ante los habitantes de Chiloé desde un punto de vista cultural o identitario, aquello se daba por hecho.
En vista de lo anterior, queda un campo por investigar que cobra relevancia al preguntarse desde el presente ¿cómo se logró que el chilote hoy se sienta chileno? Siendo que en un primer momento no era una preocupación para el Estado. Tal aseveración es necesario, al menos, relativizarla. Por lo mismo, el investigar en profundidad el accionar del Estado en Chiloé, nos permitirá aseverar o no si éste desatendió al archipiélago posterior a su anexión, desde una perspectiva de crear lazos para generar una nacionalidad común. Al responder tal interrogante nos permitirá en el futuro, seguir trazando líneas de investigación que tengan como fin último el responder la pregunta generada en un principio: ¿cómo se llevó a cabo el proceso? Es menester dejar en claro que será imprescindible estar en constante búsqueda de trabajos que nos den nuevas perspectivas respecto al tema en cuestión, ya que se reconoce que el desconocimiento de fuentes hoy en día, puede habernos privado de otros análisis que contengan nuevas fuentes o distintas conclusiones que enriquezcan la temática tratada.



CARTA GANTT

FECHAS (Semanal)
Enero
Febrero
Marzo
Abril
Mayo
Junio
Julio
ACTIVIDAD
1
2
3
4
1
2
3
4
1
2
3
4
1
2
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4
1
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4
Fotografía de Fuentes Primarias (Castro)
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Fotografía de Fuentes Primarias (Ancud)
 
 
 
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Fotografía de Fuentes Primarias (Achao)
 
 
 
 
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Fotografía de Fuentes Primarias (Santiago)
 
 
 
 
 
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Lectura Bibliografía Pertinente
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Entrevistas
 
 
 
 
 
 
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Reuniones Profesor Guía
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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Presentación Avances Capítulo I
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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Finalización Capítulo I
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
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Anexo I:
Bibliografía Utilizada

Aguilar, Cristian; Anexión de Chiloé. (1826). Los diez años Después. Seminario para optar al título de licenciado en Historia con mención en Estudios Culturales. Universidad Academia de Humanismo Cristiano, Santiago, Chile. 2010
Aravena, Gonzalo; CHILOÉ FRENTE A CHILE. Oposición del gobierno de Chiloé al movimiento independentista chileno, 1780-1818; Artículo que forma parte de proyecto de tesis doctoral titulado "Un archipiélago para una nación. El comienzo del proceso de incorporación del archipiélago de Chiloé a la república de Chile. 1810-1833".
Barrientos, Pedro; Historia de Chiloé; Lom ediciones; Santiago, Chile. 2013
Barros Arana, Diego; Historia General de Chile tomo XV; Edit. Universitaria; Chile; 2005.
Cartes, Armando; Concepción contra "Chile": consensos y tensiones regionales en la Patria Vieja (1808-1811); Edit. Centro de Estudios Bicentenario; Chile, Santiago 2010
Cotarelo, Ramon; Teoría del Estado en "Filosofía política II. Teoría el Estado"; Edit. Trotta S.A.; España, Madrid. 1996
Emmerich, Gustavo; Alarcón, Víctor (Coord.); Tratado de Ciencia Política; Anthropos Editorial; Mexico. 2007.
Montaner Bello, Ricardo; Historia diplomática de la Independencia de Chile; Edit. Andrés Bello; Santiago, Chile; 1961.
Moyano, Cristina; La historia política en el bicentenario: entre la historia del presente y la historia conceptual. Reflexiones sobre la nueva historia política, pp.227-245 en Revista de Historia Social y de las Mentalidades. Departamento de Historia, Universidad de Santiago de Chile; Volumen 15, Santiago, Chile. 2011.
Munson, Ramon; territorio, nación y ciudadanía en armas. La construcción social de la nación en chiloé (1826-1840); Tesis de Maestría en Ciencias Humanas, mención Historia; Universidad de los Lagos; Chile, Osorno. 2013.
Namakforoosh, Mohammad; Metodología de la Investigación; Editorial Limusa; México, 2005.
Pinto Vallejos, Julio y Valdivia, Verónica; ¿Chilenos Todos? La construcción social de la nación (1810-1840); Edit. Lom; Santiago, Chile. 2009.
Puigmal, Patrick.: "Diccionario biográfico y prosopográfico de los militares napoleónicos durante las campañas de la independencia de Argentina, Chile y Perú (1810 - 1830)"; Centro Diego Barros Arana, DIBAM, Santiago, diciembre de 2012
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Anexo II
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