“Construcción arquitectónica: relaciones de poder y relaciones interpersonales. El caso de la Iglesia de Santa María de Güeñes”

September 23, 2017 | Autor: O. Pereyra | Categoría: Social History, History of architecture, Arquitectura y urbanismo, Gotic Art
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Descripción

Título: “Construcción arquitectónica: relaciones de poder y relaciones interpersonales. El caso de la Iglesia de Santa María de Güeñes” Dip. PEREYRA, Osvaldo Víctor (Universidad de Cantabria-UNdeMP)

Publicado en GONZALEZ, María Luz (Comp.), Estudios de Historia Moderna, contextos, teorías y prácticas historiográficas, edt. EUDEM, Universidad Nacional de Mar del Plata, año 2011. ISBN 978-987-544-399-0

Enclavada a unos pocos kilómetros de Bilbao y considerada una joya representativa de la arquitectura de finales del gótico, la Iglesia de Santa María de Güeñes ha recibido la atención de los historiadores que han hecho hincapié en el análisis de la estética vasca desde la primera década del siglo XX.1 En ellos se recoge la idea de que la fundación en su sitio original es muy temprana remontándola para los años 11702. Al siglo XVI se deben la construcción de la actual Iglesia, un edificio de tres naves de cuatro tramos presididos por una nave mayor coronada con un ábside de cinco paños.3 Un modelo constructivo que permite articular las tres naves generando un espacio amplio cortado por la alzada de las columnas a la manera de

las

conocidas respecto a las cuales se ha acuñado el término de iglesias del “gótico vascongado”4. La complejidad manifiesta de la obra, en función de sus características arquitectónicas, permite entrever la calidad notabilísima de estos artistas de la cornisa cántabra. Las idas y venidas en la construcción, las continuas interrupciones, los cambios de responsables de la obra, los numerosos contratos de partes, las actuaciones judiciales a partir de los incumplimientos en los tiempos, etc., nos permiten dar luz la dilatada y conflictiva historia en la 1

Sirvan como ejemplo los trabajos pioneros de LÓPEZ DEL VALLADO, P., “Arqueología de las tres provincias Vascongadas” en Geografía general del país Vasco-Navarro, dirigida por CARRERAS CANDI, F., edt. Alberto Martín, Barcelona, España. YBARRA Y BERGÉ, J., Catálogo de monumentos de Vizcaya, Ed.: Excma. Diputación Provincial de Vizcaya, Bilbao, 1958. 2 DE ITURRIZA Y ZABALA, J., R., Historia general de Vizcaya, Imprenta de la V. É. H. de J. Subirana, 8, Cartoné, sello de antigua biblioteca desaparecida. Véase trabajo de BARRIO LOZA, J., A., “Arquitectos montañeses en Vizcaya (Güeñes, S. XVI)”, en Altamira, revista del centro de estudios montañeses, Diputación provincial de Santander, Institución cultural de Cantabria, tomo XLII, Santander, año 1979-1980, pp. 151-186. 3 BARRIO LOZA, J., A., Patrimonio Histórico de Bizkaia, Bizkaiko Foru Aldundia, Diputación foral de Bizkaia, página de la diputación. 4 Sin entrar en estos detalles arquitectónicos, por no ser el centro de interés propio de nuestro trabajo, es interesante señalar que la acuñación de este término, según algunos autores remite a dos posibles vertientes, o bien por la abundancia de este tipo de construcciones en territorio vasco, o bien por la propagación propia de este “estilo” hecha por los “canteros vizcaínos” durante el reinado de los Austrias. Siendo en definitiva su caracterización como el de iglesias renacentistas con ciertas características góticas. Por un lado “góticas son las crucerías de las cubiertas y renacentistas la unidad espacial y los soportes, pilares clásicos” BARRIO LOZA, J., A., “Arquitectos montañeses en Vizcaya, Op, cit., p. 153.

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cual se encuentra envuelta esta construcción. Ello se refleja en un conjunto de procesos judiciales que tienen como sujetos de intereses contrapuestos, por un lado, los comendatarios de la iglesia de Santa María de Güeñes -mayordomos celosos de la continuidad de la obra- aliados a los miembros del Concejo local y, por otro lado, el grupo de los canteros vizcaínos encargados su realización. El objetivo de nuestro trabajo es mostrar el conjunto de solidaridades presentes dentro de la corporación de “artistas”, así como la enorme pluralidad de relaciones familiares e interpersonales que se constituyen al interior de estos grupos de canteros cántabros así como de su taller, de la familia y de la comunidad, tomando como fuente de información los expedientes judiciales que les involucran.

Los hechos: como punto de partida de esta relación tenemos el contrato de continuación de la obra del año 1541 signado entre los representantes del clero.5 En el mismo actúan representantes de la Iglesia y del poder local –Concejo de Güeñes- quienes, en acuerdo, deciden la continuación de la obra de construcción de la Iglesia de la localidad y remiten a una situación anterior -ubicada muy probablemente a principios de siglo-6 Sabemos, por el trabajo de Barrio Loza7, que la primera parte de la obra, a la que pertenece la portada principal (modelo gótico del edificio) fue encargada en el primer cuarto del siglo XVI y realizada por el maestro de cantería Juan de Rasines8. Si bien no conocemos el motivo de la paralización de las obras9 recién treinta años más tarde se retomarán, con la firma de un nuevo contrato de construcción, la finalización de la obra a través del maestro cantero Hernando de la Vega, vecino de San Miguel de Aras. El contrato estipula perfectamente la continuación de un proyecto ya esbozado “según como el maestro Juan de Rasines mando e declaro”10 aclarando, en dichos términos, los alcances de los nuevos trabajos de reforma, el precio de coste de la misma en “quatro cientos mil maravedís pagados a los plazos e termyno suso contenidos”11, el tiempo que demandaría “e hedificar el

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A.R.Ch.V., Sala Vizcaya, C. 1643. leg. 704. Fol. 1-6. 1541, julio, 5, Güeñes. “Pero Saez del Campo cura clérigo beneficiado en la dicha yglesia y Juan de Yguia escribano vecino del dicho concejo mayordomos de la obra e fábrica de la dicha yglesia de Santa María de Güeñez… e de la otra parte Hernando de la Vega, maestro cantero vecino de dixo lugar de San Miguel de Aras que es en la Junta de Voto juridizion de la merindad de Trasmiera” 6 Ibidem., “Dixieron que por quanto antes de agora por los vecinos y moradores de dicho concejo de Güeñez donde esta sito dicha yglesia y sufraganos della vista la necesidad que abia de azer y hedificar poner en perfecion las capillas … con acuerdo de Regimiento e vecinos de dicho concejo” 7 BARRIO LOZA, J., A., “Arquitectos montañeses en Vizcaya”, Op, cit, p. 153 8 Véase la obra de Juan de Rasines en BARRIO LOZA, J., A., “Arquitectos montañeses en Vizcaya”, Op., cit., p. 153, nota 5. 9 Muchas hipótesis son posibles, entre ellas el cambio en las preferencias del modelo arquitectónico por parte de los comendatarios que, desde mediados del siglo XVI piden un templo , o bien, fallas estructurales con debilitamiento de los cimientos, falta de recursos monetarios para encarar la finalización de la misma, etc. 10 A.R.Ch.V., Sala Vizcaya, C. 1643. leg. 704. Fol. 1-6. 1541, julio,5, Güeñes 11 Ibidem.

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dho hedificio e obra de la dha yglesia dentro de los dhos tres años primeros siguientes”12 así como las garantías propias presentadas por cada una de las partes en cuestión. En el caso de Hernando de la Vega, además de comprometerse a doblar la cifra percibida de no cumplimentar con el contrato y en los plazos previstos –fórmula normal en este tipo de relación contractualdio por “fiadores a Diego Hurtado de Salzedo e a Miguel de San Pedro e a Juan de Santamarina, escr* e a Martín Ruiz de Bonyeche e a Pedro de la Puente de Güeñez vecinos del dho concejo de Güeñez”13 Este círculo de fiadores representa en sí mismo la red de solidaridades clientelares propias del maestro cantero, establecidas a lo largo del tiempo y que remiten más allá de su propia vida, siendo parte de una “herencia inmaterial”14 familiar que se trasmite por generaciones y que puede verse afectada de una u otra forma, por los cambios ocurridos a nivel de las propias reconfiguraciones familiares a lo largo del tiempo.15 Es decir, estamos en presencia de una “economía donativa”16 centrada en la existencia de un intercambio entre partes que se encontraba mediatizado por una obligación inherente a la misma. Ello conformaba una red extensa y compleja de solidaridades de las cuales nuestro maestro cantero es solo una parte conjuntamente con sus fiadores. Una red estructurada sobre el “honor”, en tanto “opinión de los otros” o la “estima” que el conjunto otorgaba a cada uno, y que permitía establecer la ubicación del sujeto dentro del cuerpo social. Es por ello que “el prestigio” o la “honra” implicaba un particular grado de confianza de los demás al interior del grupo, se debía cuidar y acrecentar, siendo la misma era algo decisivo para potenciar la ayuda y solidaridad de los demás cuerpos con los que el individuo se encontraba relacionado: la parentela, la vecindad, la parroquia, el gremio, el municipio, etc. Es decir, la dimensión personal del prestigio se 12

Ibidem. Ibidem. 14 Véase LEVI, G., La herencia inmaterial. La historia de un exorcista piamontés del siglo XVII, edt. Nerea, Madrid, año 1990. En donde se resalta una “racionalidad” propia de los grupos campesinos, definida por la adaptación de los cambios ocurridos en las condiciones de acceso a la tierra, a partir de la definición de estrategias propias basadas, primordialmente, en los lazos sanguíneos y en las redes clientelares en que se encuentran conformados. 15 ALONSO RUIZ, B., Datos para el estudio de la organización familiar en los canteros de Trasmiera: las familias Nates y Vega en Secadura, Jornadas nacionales sobre el Renacimiento Español, Príncipe de Viana, Separata, Anexo 10, año 1991, p. 115. Como dice la Dra. Begoña Alonso, remarcando la importancia de estas redes de garantías para las familias de canteros se trata de “la verdadera carta de presentación de un maestro cantero. Debido al modo de contratación de la época, las fiadurías adquieren una gran importancia: un maestro podrá contratar una obra cuando consiga fianzas por el valor de la misma obra… -pero, y en este sentido- un maestro sólo puede conseguir fianzas si es reconocido y valorado dentro de su profesión. Así se observa que las primeras fianzas de un maestro son dadas por maestros de su mismo taller y que sus fiadores, a lo largo de su carrera profesional, van a estar relacionados con su área de procedencia” 16 En cuanto al desarrollo de esta categoría analítica y su utilización en las sociedades Antiguo Regimentales véase el trabajo de MANTECON MOVELLAN, T., A., “Honor patronazgo y clientelas en el Antiguo Régimen” en IMIZCOZ BEUNZA, J., M., (Dir.) Redes Familiares y Patronazgo. Aproximaciones al entramado social del país Vasco y Navarra en el Antiguo Régimen (Siglos XV –XIX, Servicio Editorial del país Vasco, año 2001, pp. 31 a 63. Como punto originario se encuentra en el ensayo sobre el don del antropólogo Marcel Maus sobre las sociedades maroies de principio del siglo XX quien “también demostró que había en tradiciones culturales tan separadas en el tiempo y en el espacio como la latina-romana y la indo-indú” p. 53 13

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incorporaba a la dimensión corporativa de la existencia del sujeto. Es por ello que el maestro cantero buscaba sus fiadores dentro de los círculos más cercanos, de su taller en su localidad. El “honor” se convierte así en el “patrimonio inmaterial de los cuerpos sociales” pero también, como toda construcción simbólica referencial, será móvil, y dependerá de la interacción misma del cuerpo social. Cada persona podría ser “honrada” y “deshonrada” en el caso de un individuo que abandone su comunidad o ciudad. Su grado de honor será nuevamente revisado y puesto a prueba por el resto de la nueva comunidad en el que él intente integrarse. Una estrategia individual para superar ese problema era el establecimiento de una relación matrimonial, es decir, entrar en el círculo parental y en la red sociales ya creadas y desarrolladas por un “cabeza de familia”, en nuestro caso, el maestro cantero Miguel de la Torre (vecino de Trasmiera17) quien se casa con la hija de Hernando de la Vega, siendo seguramente, el primero, parte del taller de este último, ya que es común en las familias canteras, reforzar las relaciones al interior de las mismas a partir de los vínculos matrimoniales extendidos entre sus integrantes. Las dinastías de canteros demuestran así una dinámica endogámica que caracterizan estas actividades y da a éstas las dimensiones propias a los gremios medievales.18 Con la muerte de Hernando de la Vega, acaecida en el año 1553, según reza el propio expediente19, se abre nuevamente el problema de la continuidad de la construcción. En su lugar es elegido Miguel de la Torre quien, como hemos dicho es “yerno e maestro cantero”20. Es posible observar así la importancia que adquiere el rol de la mujer en las transferencias de obras y bienes así como de las redes de solidaridades clientelares previamente constituidas, lo que permite dar continuidad a las obras emprendidas por las familias. En el expediente del contrato aparecen como fiadores de la obra los mismos personajes del vecindario que ahora signan como garantes propios dados por Miguel de la Torre.21. Lo importante a recalcar aquí es que la trasmisión del círculo de fiadores, se realiza a través de la vía femenina –institucionalizada por el vínculo matrimonialen la integración de una esfera de solidaridades que se extienden a los nuevos integrantes de la familia. Sin embargo, esta nueva reformulación del esquema transaccional de la “economía donativa” debe, necesariamente, volver a ser revisada por las partes intervinientes y resignificadas al interior de la red. Son los momentos de conflictos legales –del paso a la 17

A.R.Ch.V., Sala Vizcaya, C. 1643; fol. 31 v-32. Agosto 28 de 1565. Abellaneda BEGOÑA ALONSO RUIZ, Datos para el estudio de la organización familiar en los canteros” Op., cit., p. 115 “De este modo las familias cánteriles de Secadura se relacionan por multitud de lazos familiares, que no hacen sino reforzar los lazos profesionales ya existentes entre ellos. Como señala Martín Gonzáles MARTÍN GONZÁLEZ, J., J., El artista en la sociedad española del siglo XVII, Madrid, año 1984, p. 26. Cita correspondiente a la autora. 19 A.R.Ch.V. Sala Vizcaya, C. 1643; fol. 6 vº a 12. 1553, marzo, 12, Güeñes. “Tobiendo començado a azer e hedificar la dha obra hera fallecido desta presente vida sin que acabase de azer y hedificar” 20 Ibidem., “(Para que)en su lugar sucediese en la dha obra e la heziese e acabase segun e como el estaba obligado a azer” 21 Ibidem., “Fiadores e pagadores a Diego Hurtado de Salzedo a Juan de Santamarina escr* e a Pedro de la Puente de Güeñes que presentes estaban vecinos del dho concejo” 18

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judicialización del proceso- donde podemos ver la emergencia de las tensiones que generan estas resignificaciones. En nuestro caso de estudio, casi veinte años más tarde de la muerte de Hernando de Vega, el mayordomo de la Iglesia de Santa María de Güeñez, Pedro Martínez de Taramoda -celoso guardián eclesiástico de los intereses de la obra- inicia el proceso contra el propio Miguel de la Torre.22 Parecen elementos de un simple incumplimiento de partes en una relación contractual, pero cada una de las manifestaciones esconde –en su interior- en forma subterránea los datos del resquebrajamiento del sistema de solidaridades. En los veinte años transcurridos –y por diversas circunstancia que desconocemos por la parquedad de la documentación- ya no era posible para nuestro maestro cantero movilizar las redes clientelares locales en las que había sido incluido, a través de su matrimonio, y de las que ahora alega estar incapacitado para gestionar por ser él vecino de Trasmiera, pero de la Junta de Voto, por lo que está “impedido” de cumplir con las fianzas requeridas23. Es decir, el círculo más amplio, el de la comunidad no ha podido ser preservado y se nos muestra resquebrajado, es por ello que nuestro maestro cantero debe apelar a la búsqueda de movilización de solidaridades por fuera de la localidad de Güeñez, y que solo pueden hallarse en la comunidad de la cual es originario y reconocido como “vecino”. Pero ¿qué pasa con las solidaridades de las esferas más cercanas a nuestro maestro cantero Miguel de la Torre? ¿Todas se ven afectadas de la misma manera? ¿Podemos establecer –en nuestro caso de estudio- solidaridades más resistentes? Pareciera que las esferas de solidaridades más resistentes a la erosión son las establecidas en función de las relaciones socio-profesionales, es decir, aquellas que se encuentran sustentadas por el mismo oficio y que remiten a una dimensión de intercambio horizontal entre las partes. Paradójicamente a nivel de las solidaridades horizontales socio-profesionales actúan dos lógicas equilibrantes, por un lado, la competencia –uno de los ejes explicativos desarrollados en el trabajo de del Dr. Barrios Loza- “la realidad era la cruda lucha de intereses económicos en un mercado artístico generalmente barato”24 argumenta el autor en su análisis. Sin embargo, a nuestro juicio, ello no debe dejar obnubilado su contrario, es decir, el problema de la “solidaridad” en que se encuadran todas las relaciones propias de esta “economía donativa”. Dicha esfera de “solidaridad horizontal” se nos presenta como mucho más sólida, ya que se encuentra definida a partir de intercambios horizontales entre los distintos maestros canteros y que, al mismo tiempo, involucran tanto a sus talleres, así como al conjuntos de oficiales que se 22

A.R.Ch.V, Sala Vizcaya, C. 1643; fol. 12 v. 13. 1565, junio, 24, Güeñes. por haber “recibido toda la entera paga según constaba e parecía por cartas de pago e conocimientos de que algunas de ellas yzo presentación e juro ser buenas e verdaderas… pedio al señor alcalde que pues esta en esta jusridicion le mande prender e poner en la cárcel asta tanto… de fiaças desta jurisdicion e de que fenescera la dha obra… (y agregaba en la presentación)… preso en buen recaudo lo pongan en la carcel de Abellaneda” 23 A.R.Ch.V, Sala Vizcaya, C. 1643; fol. 31 v-32. 1565, agosto, 28, Abellaneda. “(Se encuentra impedido) en esta tierra… por ser extrajero en ella… e juro a dios e a esta cruz que no las allo… a vra mrd pido e suplico me mande dar e de una carta requisitoria para el alcalde la Junta de Voto, donde soy vezino, para que al tenor dha aclaracion… reciba las fianças” 24 BARRIO LOZA, J., A., “Arquitectos montañeses en Vizcaya” Op, cit, p. 151

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encuentran en ellos, y que también tiende a comprometer relaciones de fidelidad entre los miembros de sus propias familias. Ello queda ejemplificado en la obligación signada por el maestro Pedro Collado para la continuación de la obra de la Iglesia de Güeñes en calidad de nuevo fiador del ahora “fugitivo” maestro Miguel de la Torre, pero como él mismo aclara, viéndose “por la obligación e fiança que yo yze con su muger e no con el”25 y comprometiendo en el contrato a la rama femenina de su familia26. La obligación de que nos habla Pedro de Collado posiblemente se refiera a aquellas que permitieron a Miguel de la Torre la licencia para marchar en busca de garantías a la Junta de Voto de donde, como vimos, él manifestaba ser vecino. No mucho más sabemos de la actuación del mismo ya que después desaparece de la documentación quedando sólo el pedido por parte de la justicia Real de su tratamiento como “fuxigivo”.27 Lo interesante de recalcar aquí, desde el punto de vista de nuestro trabajo, es la importancia que adquiere la rama femenina de las familias de los maestros canteros. Las hemos visto actuando a través de las relaciones matrimoniales como articulación de alianzas y solidaridades al interior de los propios talleres, conformando una relación de reproducción endogámica muy propia de estos grupos artesanales. Por otro lado actúan en el reforzamiento de los vínculos tanto verticales como horizontales con la comunidad que obtener a estos talleres las necesarias garantías para el emprendimiento de las obras. A ello habría que agregar otro elemento que es su participación como “círculo de garantía familiar”, involucrándose en las propias obligaciones presentadas por los maestros canteros y en términos, meramente contractuales, de igualdad. Ello nos habla justamente de la importancia de esta tercera esfera de solidaridades y mancomunidades movilizadas en estos emprendimientos de cantería. Más allá del gozne propio que significa el hecho de la competencia dentro del mercado artístico, que se encuentra presente, creemos necesario matizar el mismo a través de una lectura que resalte los rasgos significativos de estas cadenas de solidaridades, sus necesarias imbricaciones y uniones, con el fin de ponderar adecuadamente los marcos de competencia. El maestro cantero no se encuentra sólo frente a una “cruda lucha de intereses”, o más bien, lo que estamos viendo es que ella no puede por sí sola definir la complejidad que adquiere el “mercado artístico” en la modernidad. Es necesario comprender también al mismo dentro del espacio conceptual general 25

A.R.Ch.V., Sala Vizcaya. Leg. 704. C. 1643. Fols. 46-49. 1566, enero, 11, Barruelo de Ruesga. Ibidem., “Sepan quantos esta carta de obligación vieren como nos Pedro de Collado e Maria Çorrilla su muger y Maria Garcia su madre del dho Pedro de Collado y suegra de la dha Maria de Çorrilla todos vecinos que somos del lugar de Barruelo del balle de Ruesga… obligado que estoy por fiador de maestre Miguel de la Torre cantero que quede por una scritura que sobre ello ize al tiempo que maestre Miguel tomo a azer la obra de canteria de Nuestra Señora de Güeñes y tomare como tal obligado a azer y acabar la obra de la dha yglesia” 27 A.R.Ch.V., Sala Vizcaya. Leg. 704. C. 1643. Fols. 36-36vº. 1565, septiembre, 15, Abellaneda. “El teniente general de las Encartaciones manda al carcelero de Abellaneda que dentro de seis días se presente con maese Miguel de la Torre que ha rebasado ampliamente los doce días que había obtenido para hacer ciertas gestiones en Trasmiera” 26

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de la “economía donativa”. La capacidad diferencial y el posicionamiento que adquiere el maestro cantero dentro de ella serán esencialmente producto de la posibilidad de movilización de estas solidaridades tanto verticales como horizontales, en las tres esferas anteriormente mencionadas: la de la comunidad-vecindad, la propia de las relaciones socio-profesionales y finalmente las familiares. En cada una de ellas, la fortaleza de los vínculos, como hemos visto, son diferenciales. Las que podríamos definir como más externas al individuo son las que se pueden considerar como más frágiles y menos resistentes, siendo las más cercanas al individuo, las centradas en la familia, basadas en los lazos de parentesco las que se presentan como más resistentes. Sin embargo, la articulación de estas esferas de solidaridad no queda solamente restringida a la figura del cabeza de familia -del propio maestro cantero. La importancia que adquiere la línea femenina como trasmisora y movilizadoras de estos recursos es fundamental al momento de comprender la formulación que adquiere este “mercado artístico”. Al mismo tiempo, es claro que si bien nuestro ejemplo se encuentra previamente “cribado” como parte de la información desglosada del proceso judicial en que el cual se encuentra inscripto, sin embargo, puede señalarnos elementos que permitan rescatar algunos rasgos significativos de los agentes sociales participantes así como de la forma que adquieren estas relaciones contractuales28 en los emprendimientos artísticos-arquitectónicos durante la modernidad. Es claro que al momento de seguir cada uno de los recorridos producidos por estos maestros canteros, lo que nos salta a la vista son también las diferencias que presentan los mismos en relación con su posición social. El oficio no es el único elemento que nos permite posicionar a las personas dentro del entramado social y por ello, elementos como “el sexo, la edad, la ocupación, la clase social y las relaciones con las esferas burocráticas también explican las posición social de cada uno. El honor podía interconectar todos estos factores y la honra reflejaba cada combinación específica en cada individuo.”29 Dentro de este conjunto de elementos la condición de hidalguía ocupa también un lugar privilegiado para comprender los diversos recorridos de cada maestro cantero al enfrentarse a las especificidades propias de estas empresas más allá de las condiciones del “mercado artístico” y a pesar de pertenecer todos ellos al mismo estamento artesanal. Es claro que nuestro Pedro de Collado se enfrentaba en 28

Tomamos la idea de contractualismo dentro del contexto histórico del Antiguo Régimen es decir para englobar, más allá de los fines perseguidos, relaciones de alianza y amistad en un amplio espectro, que son manifestación de acuerdos y de redes de compromisos verticales y horizontales y que funcionan “a modo de señales de identidad grupal, y por tanto de alfabetización y de integración políticas de los grupos, y ya no nobiliarios, que la manejan” Véase el trabajo de FORONDA, F., CARRASCO MANCHADO, A., I., (Dir.), El contrato político en la Corona de Castilla. Cultura y sociedad políticas entre los siglos X al XVI, edt. Dykinson, año 2008, p. 10, presentación. Es decir, y en tono a lo que se ha venido desarrollando, estamos por fuera de un simple esquema de contrato interindividual entre las partes, entre los comanditarios de la iglesia de Güeñes –sus mayordomos- por una parte, y un maestro cantero, un artista, por la otra. Sino, más bien, estamos hablando de un punto de intersección de un conjunto de identidades grupales corporizadas en el acto mismo del acuerdo. 29 MANTECON MOVELLAN, T., A., “Honor patronazgo y clientelas en el Antiguo Régimen” en IMIZCOZ, J., M., (Dir.) Redes Familiares y Patronazgo, Op., cit., p. 42

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condiciones ciertamente diferenciales a Miguel de la Torre en las demandas interpuestas por los mayordomos de la iglesia de Güeñes, a pesar de compartir con aquél el mismo oficio, su posición social referencial era diametralmente opuesta. Por lo que su capacidad de movilización de solidaridades y la interposición de recursos era también diferente. Lo prueban los hechos acaecidos tres años más tarde ante la nueva embestida realizada ante la justicia real por la demanda interpuesta por los mismos comanditarios de la obra ante el nuevo incumplimiento de los plazos para la terminación del edificio de la Iglesia30. Sin embargo, a pesar de cumplirse el mismo procedimiento que se acreditó frente a Miguel de la Torre, en el caso del maestro cantero Pedro de Collado se muestra inútil en tanto, éste recurre a interponer su posición de hijosdalgo, y por ello su privilegio de no poder ser encarcelado.31

Conclusiones: el proceso de construcción de la Iglesia de Santa María de Güeñes nos muestra los graves problemas que enfrentaron el patronazgo artístico y los artistas frente a emprendimientos que se ubicaban por encima de las posibilidades y los recursos propios de una comunidad. Relaciones muchas veces tensas que terminan siendo parte de procesos judiciales a los que recurren al considerar dañados sus intereses. A pesar de ello es interesante observar dentro de este conjunto documental teñido de procedimiento técnico-judicial, aquellos rasgos que nos remiten a un universo simbólico diferencial heredado de la Edad Media y propio de las sociedades entradas en la Modernidad. Son estos elementos los plexos explicativos que nos permiten comprender y contextualizar las relaciones del maestre cantero, en el que se corporizan una serie de relaciones de solidaridad –tanto horizontales como verticales- que conforman el “capital relacional” con el que cuenta al momento de emprender una obra. De la posibilidad de movilizar efectivamente estos recursos –tanto relacionales como personales- que definen, como hemos visto, su posición relativa al interior del cuerpo social, se encuentra su capacidad diferencial dentro del “mercado artístico” como así también, la posibilidad de enfrentar los condicionamientos adversos que se presentan al momento de desarrollar estas obras que, como hemos visto, terminaban en emplazamientos de tipo judicial. Sin embargo, es necesario recalcar 30

A.R.Ch.V., Sala Vizcaya. Leg. 704. C. 1643-10. Fols. 63-63vº. 1569, junio, 14, Abellaneda. “Yo Juan de Garay teniente en la Encartaciones por ausencia… mando a bos el merino alcalde fieles ejecutores de las dichas Encartaciones e a cada uno en su jusidicion que luego que este mi mandamiento bierdes e con el fuerdes requeridos por parte de Lope Hurtado de Salzedo, e Martin de Sarachaga e Juan de Abellaneda alcaude e Juan de Arenaça e cualquier dellos prendays de su persona a Pedro de Collado cantero e preso e a buen recado le pongays en la carcel… preso asta tanto este … cumpla cierta scriptura de fiaça” 31 A.R.Ch.V., Sala Vizcaya. Leg. 704. C. 161e. Fols. 123-125. 1569, agosto, 9, Ogarrio. En la probanza de hidalguía de Pedro de Collado su testigo Pedro García de la Lastra, vecino del “dho lugar de Ogarrio… (manifiesta)… ques de hedad de cien años poco mas o menos tiempo y que no es pariente ni enemigo de ninguna de las dos partes… conoscio al dicho Juan Perez de Collado y Mari Garcia su muger aguelos del dho Pedro de Collado difuntos e sabe e bio este … el matrimonio entre ellos olieron e procrearon por su hijo legitimo e natural… a Pedro de Collado padre del dho Pedro de Collado… y sabe que e bio que los suso dhos e cada uno dellos en su tiempo fueron hijosdalgo notorios conocidos dependientes por linea derecha de baron de la dha casa y solar de Lalinde… no pechando ni contribuyendo en pechos reales ni concejales ni en otros pechos de buenos hombre pecheros”

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–como hemos intentado mostrar- que en la movilización de estos recursos el maestro cantero no se encuentra sólo, sino que cuenta con los recursos propios de su familia, donde, el lugar de la mujer en este tipo de sistema endogámico propio de la cantería castellana adquiere un posicionamiento singular, no sólo en la transmisión de estas redes de solidaridades en todas las esferas tanto las comunitarias-vecinalistas, las socio-profesionales como aquellas centradas en la propia familia. Conjunto de solidaridades fundamentales al momento de establecerse dentro de un rígido sistema de garantías y contra-garantías propio del “competitivo mercado artístico” en el Renacimiento.

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