Comentarios sobre el artículo aparecido en Diario La Nacion \"Darwin ha muerto\"

Share Embed


Descripción

Esta es mi respuesta, enviada al diario La Nación de Buenos Aires, a propósito del artículo que se reproduce al final de este documento titulado “Darwin ha muerto” y escrito por el Procurador General de la Ciudad de Buenos Aires, Dr. Julio Conte Grand.

El artículo aparecido en martes 25/8/2015, titulado “Darwin ha muerto” merece algunos comentarios. Sólo la frase del título tiene algún sentido y es verdadera, pero cuesta encontrar en artículos tan cortos una colección tan grande de falacias y errores conceptuales, metodológicos y epistemológicos. Como una respuesta completa abarcaría un espacio demasiado extenso, solo puntearé algunas cuestiones: 1. la teoría de la evolución goza de muy buena salud y no hay teorías alternativas en la biología actual, más allá de las propias discusiones internas. 2. la afirmación de “el hombre desciende del mono” es una vulgata errónea de la teoría de Darwin y también es falso que la teoría diga que “se evoluciona progresivamente desde una especie de primate (inferior) a otra (superior)” 3. los movimientos que abogan por los derechos de los grandes simios (el Programa Gran Simio, entre ellos) se basan en una mezcla categorialmente absurda entre genética y derecho pues se pretende que tal otorgamiento se apoya en la similitud genética. La biología no da derechos, una cosa es la diversidad y otra muy distinta la desigualdad. El Sr. Procurador parece dar por sentado de que se trata de iniciativos con el debido fundamento y seriedad cosa más que dudosa, más allá de la buena intención para con los animales. 4. La teoría de Darwin no dice nunca nada con respecto al concepto de persona de los embriones humanos ni de ninguna otra especie y no se entiende la relación argumental que pueda haber entre otorgarle derechos como persona a los simios y negárselos a los embriones humanos. De hecho la ciencia (ni la biología ni la medicina) tienen nada para decir sobre el concepto de persona. 5. El Sr, Procurador da por sentado, cosa que solo ocurre en su particular creencia religiosa y dogmática, que “el orden natural se arraiga en el orden sobrenatural, como un principio elemental de la ciencia y de los saberes en general, que trasciende los tiempos”. Pues bien, no hay orden sobrenatural. El artículo comentado solo pretende abogar en contra de la despenalización del aborto y, de paso, intentar mostrar que hay algo mal en la teoría de la evolución de Darwin. Para ello, al menos, debería ilustrarse sobre los temas y los argumentos. Debe reconocerse que hay muchas personas que sostienen algunas de las ideas sostenidas, pero es muy grave que lo haga el Procurador General.

Darwin ha muerto Por Julio Conte-Grand | Para LA NACION (25 de agosto de 2015)

Charles Darwin se encuentra enterrado en la Abadía de Westminster, en Londres. Sin embargo, por los aportes que realizó a la ciencia, podría decirse que hasta hoy no ha muerto. Su principal elaboración intelectual, la teoría de la evolución de las especies, se ha mantenido viva desde su presentación -no del todo original- en 1859 en la obra El origen de las especies y ha generado desde entonces, como es sabido, fuertes polémicas, debates, apoyos y cuestionamientos. En su descripción más popular, una versión algo burda de la tesis, se sostiene que "el hombre desciende del mono". Una afirmación genealógica que en realidad intenta manifestar que las especies vivas mutan

durante el tiempo y que, conforme esa teoría, por ejemplo, se evoluciona progresivamente desde una especie de primate (inferior) a otra (superior). Ha surgido, un siglo y medio después, una línea de pensamiento, por el momento germinal, que representa una sentencia de muerte para la teoría de Darwin, ejecutada por una vía y autores impensados. Desde esta nueva corriente se afirma que correspondería otorgar la categoría de persona -persona "no humana", se aclara- a los animales, con la finalidad de reconocerles, entre otros, los derechos ambulatorios y de libre circulación. En la ciudad de Buenos Aires el debate se originó a partir de la situación de una orangutana llamada Sandra. El reclamo excede el mero objetivo de tutela y el fundamento para otorgar los derechos exigidos luce ciertamente exuberante. Como expresión de un valor propio del ser humano, tradicionalmente se entendió que era bueno evitar la crueldad con los animales. En el mismo sentido se veía en el darles protección: una manifestación, precisamente, de humanidad. Ése era el límite del resguardo. El sistema jurídico reconoce personalidad sólo a los seres humanos o a uniones de éstos, las denominadas personas jurídicas, como derivación de la naturaleza social del hombre. En definitiva, una consecuencia del principio según el cual todo el Derecho está constituido en razón del hombre, tal como se ha afirmado desde antiguo ("hominum causa omne jus constitutum est") y se encuentra establecido en nuestro país en el ordenamiento de derecho privado. La idea de otorgar personalidad jurídica a los animales, amén de configurar una ruptura con la visión clásica y un abierto rechazo a pautas distintivas básicas de naturaleza metafísica y antropológica, representa la literal y fatal descalificación de la teoría darwiniana, ya que, parte importante de esa misma corriente de pensamiento, al tiempo que reclama el reconocimiento de la personalidad de los animales no humanos, se la niega a los embriones humanos. Una suerte de darwinismo, pero en sentido contrario. Porque si el embrión humano no es persona y el orangután sí lo es, es evidente que éste debe entenderse como una etapa evolucionada de aquél. Se postula, en consecuencia, que el ser humano, en alguna de las etapas de su vida, constituye una instancia evolutiva inferior a la de los monos. ¿Entonces el mono desciende del hombre? En tal estado de cosas urge rescatar el valor del orden natural, que se arraiga en el orden sobrenatural, como un principio elemental de la ciencia y de los saberes en general, que trasciende los tiempos. En la Abadía de Westminster, ahí donde descansa Darwin, a unos metros de su tumba, yace sepultado también Isaac Newton, a quien debemos la apreciación de las características intrínsecas de la ley de la gravitación universal, como rotunda manifestación de la naturaleza. Al tomar conocimiento de estas nuevas ideas, Darwin y Newton, en un diálogo hipotético, aprovecharán los silencios de la impactante Abadía londinense para preguntarse mutuamente qué es lo que hicieron mal. Procurador general de la CABA

Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.