Cognición Cultural y la no necesidad de la Teoría de la Mente.

September 7, 2017 | Autor: Alfonso Pizarro | Categoría: Cognitive Science, Psycholinguistics, Sociopragmatics
Share Embed


Descripción

Alfonso Pizarro Ramírez
Curso: Sociopragmática
Profesor: Guillermo Soto
Diciembre 2014
Cognición Cultural y la no necesidad de la Teoría de la Mente.
En este ensayo me concentraré en dos puntos. Primer punto, la exposición de la idea general expuesta por Michael Tomasello en Cultural Origins of Human Communication (1999) con especial énfasis en el último capítulo 'Cultural Cognition', en donde realiza una exposición analítica del argumento del libro y termina por sintetizar su apuesta sumada a consideraciones finales; el argumento apuntaría a que el nivel biológico estaría sub-determinado para explicar el origen del fenómeno y sería necesaria la postulación de mecanismos de niveles superiores. Segundo punto, reconstruir el argumento de Tomasello que deriva en la necesidad de postular una teoría de la mente (TdM de aquí en adelante) como el mecanismo necesario obtenido como adaptación evolutiva única de la especie. Luego argumentaré que aquellos fenómenos explicados por la TdM podrían ser explicados, de manera más parsimoniosa, por teorías alternativas en ciencias cognitivas como el enactivismo radical, cuya exposición a modo representativa será la de Daniel Hutto en ToM Rules, But It Is Not OK! (2009), que se enmarca dentro del proyecto alternativo en ciencias cognitivas anti-representacionalista y anti-individualista
nuestros modos básicos de relacionarnos con nosotros no estarían basados en llevar a cabo frías inferencias (de cualquier tipo). Tampoco requerirían o dependerían del uso de conceptos mentales de alto nivel. Por lo que no estarían desapegados ni removidos en el modo en que los teoristas que adoptan el marco de la TdM lo concebirían (Hutto 2009 p. 232)
Cognición Cultural
En el último capítulo del libro Tomasello hace una exposición analítica del argumento del libro y termina por sintetizar su apuesta sumada a consideraciones finales. Como versa el título del libro: el lenguaje encuentra su origen al nivel cultural, identificando mecanismos de herencia social como los necesarios para desarrollarlo. El nivel biológico estaría sub-determinado para explicar el origen del fenómeno y sería necesaria la postulación de mecanismos de niveles superiores; finalmente, no es la negación del nivel biológico, sino situarlo como la base necesaria sobre la cual emerge el fenómeno lingüístico, pero esta vez en un nivel superior, colectivo y dependiente de los mecanismos sociales de herencia.
La cognición humana es una forma específica, en el sentido literal de la palabra, de cognición primate. Los seres humanos comparten la mayoría de sus habilidades cognitivas y conocimientos con los otros primates –incluyendo tanto el mundo sensomotor de los objetos en sus relaciones espaciales, temporales, categóricas y cuantitativas, como el mundo social de comportamiento con los demás de su misma especie en sus relaciones verticales (dominancia) y horizontales (afiliativas). (Tomasello 1999 p. 201)
La característica única a su especie de la cognición humana modificaría en modos fundamentales el proceso de cognición evolutiva.
La adaptación evolutiva correspondiente consiste en la habilidad y tendencia de los individuos a identificarse con los otros miembros de su especie en modos que les permiten entender a estos en tanto agentes intencionales como ellos mismos, poseyendo sus mismas intenciones y atenciones, y eventualmente comprenderlos como agentes mentales con sus propios deseos y creencias.
Efecto de trinquete: Este nuevo modo de comprensión modificó la naturaleza de las interacciones sociales. Nuevas generaciones de niños aprenden e integran elementos culturales heredados y además los modifican según las necesidades. Esto provocó cambios radicales en el nicho ontogénico en el cual la progenie humana se desarrolla, ahora encontrándose e interactuando con un mundo físico y social casi que totalmente mediado por las gafas de artefactos culturales pre-existentes.
Por lo tanto, desde la perspectiva meta-teórica, Tomasello afirma que es necesario para comprender la cognición humana tres marcos de tiempo distintos:
Filogenético, entendiendo como el humano primate evolucionó su forma única de entender a los demás miembros de su propia especie.
Histórico, entendiendo como esta forma distintiva de entendimiento social llevó a formas distintivas de herencia cultural involucrando artefactos simbólicos y materiales que acumulan modificaciones a través del tiempo.
Ontogénico, entendiendo como la progenie humana absorbe todo lo que la cultura tiene que ofrecer, desarrollando modos únicos de representación cognitiva basada en representaciones perspectivadas en el proceso.
En este ensayo el interés estará puesto principalmente en (IV) el nivel filogenético y ontogenético, puesto que es allí en donde Tomasello arguye por la TdM como aquella adaptación única de la especie. En una primera parte, él expone una crítica acertada al paradigma dominante en las ciencias cognitivas, no obstante, acto seguido, queda corto al suponer que la postulación de un tipo de TdM (ahora más social y contextualizado) supondría un quiebre: en este punto se pisa la cola, puesto que, argumentaré, para continuar exitosamente con la crítica en esta línea (la cual me parece la adecuada) ha de abandonarse la concepción tradicional de la psicología de sentido común y que no iría en desmedro de lo antes postulado por Tomasello.
Filogenia y Ontogenia
En la sección sobre la filogenia, Tomasello critica al modularismo, como representante del paradigma dominante, como primera parte de su argumento de la prioridad socio-cultural por sobre la explicación biológica.
En términos generales, el problema básico con los acercamientos modularistas basados en genética (…) es que intentan saltarse desde la primera página de la historia, la genética, hasta la última parte de la historia, la cognición humana actual, sin pasar a través de ninguna de las páginas entre medio. (Tomasello 1999 p. 204)
El primer problema principal de las teorías modularistas consiste en cual serían estos módulos y como es que podríamos identificarlos. Los módulos más comúnmente aceptados serían (a) el conocimiento de objetos, (b) el conocimiento de otras personas, (c) el conocimiento del número, (d) el conocimiento del lenguaje, y (c) el conocimiento de la biología. No obstante, incluso en estos dominios existen controversias y la posible constitución de mini-módulos. Además, la localización de una función en el cerebro podría resultar como producto de variados procesos de desarrollo que no involucren especificación genética de contenido epistemológico.
El segundo problema principal radica en el problema del tiempo. A diferencia de las habilidades cognitivas compartidas con otros primates, para esta las funciones únicas a los humanos no ha habido el tiempo suficiente para su evolución; por ejemplo, símbolos lingüísticos e instituciones sociales.
Entonces, la apuesta de Tomasello será encontrar una adaptación biológica singular con apalancamiento o apoyo en la habilidad singular que habrían evolucionado los humanos. Sin tener claridad respecto de las condiciones ecológicas que habrían producido esta evolución, Tomasello sostiene que sin importar que sea por fines de cooperación, competencia o aprendizaje social (entre otros), la habilidad (de entender a los otros miembros de la especie como agentes mentales) no se perdería mientras continúe interactuando con otros miembros. La comunicación, cooperación y aprendizaje social no serían módulos o dominios distintos del conocimiento; son una nueva forma de cognición social. En tiempo histórico, transforman cosas sociales en cosas culturales; en el tiempo ontogenético, transforman habilidades de cognición primate y de cognición representativa en habilidades únicamente humanas de aprendizaje cultural y de representaciones de cognición perspectivada.
En síntesis respecto del nivel filogenético, la forma genérica de referirse en la tradición a la cognición social como habilidad que nos distingue de otros animales sería la de la posesión de una TdM, de cognición cognitivo-social que sería fundamentalmente la comprensión de la intencionalidad (Tomasello 1999 p. 206), además, las adaptaciones cognitivas son más flexibles que la solución a problemas evolutivos urgentes, las cuales requieren soluciones específicas (tales como evitar el incesto y los distintos modos de los celos). Intentar hacer un módulo de la cognición humana no logra dar cuentas de esto y la gran variedad posee los problemas prácticos antes mencionados.
A lo anterior se le suman las consideraciones ontogenéticas en donde el énfasis es puesto en que la TdM no consiste en una diferencia de grado respecto a otras habilidades, sino que es una nueva con características originales.
La ontogenia de la cognición humana no es un refrito de la ontogenia de los chimpancés más una "adición terminal", la progenie humana muestra desde sus inicios habilidades especiales de identificación con los miembros de su propia especie (argumento del tercer capítulo de Tomasello 1999). De esta habilidad única (habilidad de entender a los otros miembros de la misma especie como agentes mentales, es decir, posesión de una teoría de la mente) es que surge el resto de las formas de cognición social que abren la línea de desarrollo cultural del desarrollo humano; parte de las características es una fuerte tendencia a la imitación. Por ejemplo, durante muchos años los niños tan sólo imitan el modo de interactuar con objetos y el lenguaje (oraciones proferidas) de los adultos. La maestría sobre un artefacto cultural específico, el lenguaje, tiene efectos en la cognición. Por medio del lenguaje, por medio de la interacción y en tanto proceso social, crea una forma nueva de representación cognitiva; los signos lingüísticos son intersubjetivos y perspectivales. A medida que se va escalando en los niveles de complejidad de interacción lingüística, la capacidad de construcción de distintos tipos de narrativa van agregando complejidad y permitiendo acceder a los niños a "espacios cognitivos incluso más esotéricos" (Tomasello 1999 p. 214) Finalmente, debido a la reciprocidad recibida desde los adultos respecto a las actividades cognitivas de los niños, ellos desarrollan la capacidad de ponerse desde la perspectiva del otro para juzgar su propia cognición en actos de meta-cognición, auto-regulación, y redescripción representacional.
Una alternativa a la Teoría de la Mente
Tomasello da cuentas exitosamente de la necesidad de un enfoque historicista y culturalista (a la vez que naturalizado) del fenómeno de la comunicación humana. El progreso y acumulación constante de cultura, a la cual se accede por medio de mecanismos sociales de herencia, es denominado, como vimos, como efecto trinquete. Y en parte, lo que permite a los individuos acceder a la cultura y elementos heredados, por medio de mecanismos de herencia social, es la maestría del lenguaje. Que los signos lingüísticos sean intersubjetivos y perspectivales, como bien fue notado por Tomasello, si bien funciona como argumento central del libro (la primacía de lo cultural por sobre lo biológico respecto a la comunicación), no funciona para mostrar la necesidad del mecanismo único, según Tomasello, la TdM. Más bien, al exteriorizar la carga que antes era atribuida únicamente al individuo (en este caso, signos lingüísticos cargados con perspectiva y contenido representacional), se abre camino para continuar argumentando en la dirección realmente alternativa al paradigma dominante: es decir, una visión anti-representacionalista y anti-individualista. Tomasello, a pesar de lo exitoso de su argumentación anterior, termina pisándose la cola al concluir la necesidad de la TdM habiendo incluso mostrado los elementos que podrían llevar a mostrar que, al menos, no es necesaria. En lo que sigue, argumentaré en contra de la TdM siguiendo el argumento de Daniel Hutto en ToM Rules, But It Is Not OK! (2009) y Alan Costall e Ivan Leudar en 'Theory of Mind': The Madnes in the Method (2009), siendo estos últimos quienes identifican los postulados como la TdM surgiendo sobre la base de asumir una disyunción entre la conducta y la mente (Costall y Leudar 2009 p. 41).
A pesar de criticar el paradigma modularista, Tomasello concede lo relevante (al paradigma), al concebir que, debido al salto que habría quedar entre la conducta observable y el mundo interno de los otros miembros de la especie, necesitamos de una capacidad representacional especial (usualmente concebida como módulo) que llenaría la brecha entre ambos fenómenos; no es coincidencia que, al igual que las teorías representacionalistas de la percepción, se plantee que la brecha es tan grande que no hay modo de "llenarla" ni con conocimiento contextual ni representaciones encarnadas en el individuo, "ni si quiera la selección natural puede diferenciar entre diferencias que (insisten los defensores de la TdM) se supone que no debiesen de hacernos diferencia alguna" (Costall y Leudar 2009 p. 49).
Tomasello pareciera asumir que los seres humanos debemos de adivinar e intentar comprender las intenciones y emociones de los otros sobre la base de conducta completamente desvinculada de toda carga o contenido psicológico. Para aceptar eso, entonces hay que aceptar que "la conducta es sólo movimiento corporal y que por lo tanto le quita toda intencionalidad, reubicando todo lo que está vivo y que es inteligente, en la escondida mente" (Leudar y Costall 2004 p. 603). La interpretación de cómo hacemos sentido de otras personas es bastante problemático, y reconocer un problema, e incluso un vacío, para llenarlo con una teoría que no satisface requisitos más que en principio, nos aleja de una solución parsimoniosa. La adopción del marco de la TdM "interfiere con nuestra comprensión de los modos primarios de relacionarnos y comprendernos intersubjetivamente" (Hutto 2009 p. 229), siendo un elemento no necesario. El resultado es que la conducta es meramente mecánica y que, de alguna forma, "necesita ser 'informada' por un proceso mental que está al acecho tras bambalinas" (Hutto 2009 p. 230). En contraste, las posturas enactivistas sostienen que siempre es posible dar cuentas de actividad de organismos dirigida a fines, de manera que estén imbuidas de intencionalidad que, sin embargo, no dependen de estrategias del paradigma dominante (representacionalistas) en su cuenta.
Volviendo sobre la idea de signos lingüísticos cargados perspectivalmente, e incluso sobre su existencia como artefacto que perdura en el tiempo, es que Tomasello desarrolla un experimento mental en donde se nos pide imaginar que, producto de la radiación (de un rayo alienígena o proveniente del algún cuerpo celeste), todo los humanos, salvo los niños menores de 1 año, se vuelven radicalmente autista (salvo por las funciones mínimas de nutrición a la progenie). En este caso, Tomasello concluye que, debido a que no poseemos habilidades innatas (respecto a relaciones sociales) ya que nuestras habilidades dependen y son facilitadas por procesos de creación cultural, varias generaciones debiesen de pasar hasta que la progenie se involucre con los elementos del ambiente (y en esto incluye al lenguaje en un sentido relevante) en un modo idéntico o equivalente al del desarrollo contemporáneo. Con esta imagen estoy de acuerdo de un modo relevante y es reflejo del por qué se pisa la cola: Estando los elementos ambientales más relevantes para el caso, los signos lingüísticos, que Tomasello mismo describe como cargados de perspectiva ¿en qué punto se hace necesaria la postulación de una mediación representacional entre nosotros y el ambiente? Pareciera ser, entonces, que antes que responder a necesidades empíricas o factuales, responde a diferencias paradigmáticas (que para el caso, es el paradigma dominante) tales como asumir la disyunción entre la conducta y la mente.
Una de los roles que la TdM juega en el trabajo de Tomasello es el de ser un diferenciador entre las habilidades del resto de los primates y las nuestras. Partiendo del hecho de la diferencia de desarrollo cultural entre los humanos y los primates no humanos, Tomasello haría depender, como se mostró antes, nuestras habilidades por la adaptación de la TdM. No obstante, además del reconocimiento de una brecha explicativa no ofrece mayores argumentos: es más, la caracterización historizada del desarrollo cultural, incluso con elementos tales como signos lingüísticos cargados, nos dan elementos para suponer que la clave radicaría en un modo especial que tendríamos los primates humanos de relacionarnos con nuestro ambiente. Lo que se hace necesario es llevar un paso más allá la argumentación historizada respecto al origen cultural de la comunicación; que el acceso a nuevas perspectivas esté dado por nuestra relación con un tipo específico de artefacto (los signos lingüísticos) nos da una pista por donde continuar, que al menos no es necesario postular procesos internos representacionales y que, en parte, el criterio de satisfacción de éxito se cumple en relación a las relaciones sociales. Bien podríamos quedarnos con todo el Cultural Origins of Human Communication y deshacernos de la TdM y si bien el espacio que queda no nos deja con más problemas que ya tenía con ésta, tampoco nos deja con muchas más soluciones, sí nos da algunas directrices a seguir: una concepción historizada respecto al origen cultural de la comunicación puede encontrarse, en sus aspectos más meta-teóricos, nutrida (y nutrir) por los paradigmas alternativos en ciencias cognitivas. Esto, sin renunciar en ningún momento al compromiso naturalista: bien puede ser el caso que como especie hayamos obtenido una adaptación singular que nos permitiera desarrollar otros modos de relacionarnos con nuestro ambiente.
Referencias
Call, J. y Tomasello, M. (2008) "Does the chimpanzee have a Theory of Mind? 30 Years later" En: Trends in Cognitive Science, n° 12, pp. 187-192.
Costall, A. y Leudar, I. (2009) 'Theory of Mind': The Madness in the Method. En: Against Theory of Mind eds. Costall, A. y Leudar, I. (2009). Palgrave Macmillan.
Hutto, D. (2009) ToM Rules, But It Is Not OK! En: Against Theory of Mind eds. Costall, A. y Leudar, I. (2009). Palgrave Macmillan.
Tomasello, M. (1999) Cultural Origins of Human Communication. Harvard University Press.


O "psicología popular". Conocida como Folk Psychology en la literatura anglosajona. Hace referencia a la habilidad implícita que tendríamos los humanos para explicar la conducta de los otros miembros de la especie, esencialmente, en tanto agentes mentales (es decir, con creencias, deseos, etc.) (cfr. Call y Tomasello 2008)
Si bien estas consideraciones podrían continuar profundizándose hasta entrar al problema de qué demarcaría nuestro uso del lenguaje con el de los chimpancés (ante lo cual Tomasello también ofrece la TdM como elemento demarcador), en lo que continúa sólo será referido a la comunicación humana.
Este es uno de los puntos centrales en la crítica de Costall y Leudar en el compendio del (2009) tanto como en su ensayo allí "Si tan sólo los ToMistas [defensores de la TdM] dejaran de ser pomposos y cientificistas respecto de su propia metodología, y proyectando su propia metodología confusa sobre el resto de nosotros, entonces podríamos aprender como dejar de intentar resolver 'el problema de las otras mentes', y comenzar a superarlo en vez de eso". (p. 54-55)



Lihat lebih banyak...

Comentarios

Copyright © 2017 DATOSPDF Inc.