[Co-autoría con Woodrow Whidden] “El Espíritu Santo en la Biblia y en los escritos de Elena G. White”, en Hector O. Martín y Daniel A. Mora, eds., Elena G. de White: Manteniendo viva la visión (Nirgua: Ediciones SETAVEN, 2015), 167-186.

July 7, 2017 | Autor: Joel Iparraguirre | Categoría: Bible, Seventh-day Adventist history, Ellen G. White, Seventh-day adventist theology, Adventist Studies
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Descripción

MANTENIENDO VIVA LA VISIÓN -. Documentos del I Simposio Bíblico-Teológico del Seminario Teológico Adventista de Venezuela

Al recapacitar en nuestra historia pasada, habiendo recorrido cada paso de su progreso hasta nuestra situación actual, puedo decir: ¡Alabemos a Dios! Mientras contemplo lo que el Señor ha hecho, me siento llena de asombro y confianza en Cristo como nuestro caudillo. no tenemos nada que temer del futuro, excepto que olvidemos la manera en que el Señor nos ha conducido y sus enseñanzas en nuestra historia pasada. - Elena de White, Joyas de los Testimonios, 3:443.

Elena G. de White: Manteniendo viva la visión Hector O. Martín y Daniel A. Mora, editores Editado e Impreso en: Seminario Teológico Adventista de Venezuela Tipografía y Litografía, Lito Art Publicidad C.A. Av. Principal 130, El Limón, Edo. Aragua - Venezuela Fax: 0243-283.93.59 RIF. J-30854732-8

Consejo Editorial: Edgar Brito La Rosa, Juan D. Benavides Giovanna de Caldera, Andy. R. Espinoza, Hector O. Martín

Ediciones SETAVEN Director: Hector O. Martín Editores: Daniel A. Mora y Andy R. Espinoza Editor asoci.ado: Joel lparraguirre Traducción: Sara l. Silva, Josué Martín, Margarita Biaggi de Wainz, Eric Richter Corrección: Giovanna de Caldera, Guillermina de Hernández, Marcos González Jr., Sofía de Urbáez Diseño de tapa e interior: Emerson Maldonado y Joel lparraguirre

Elena G. de White: Manteniendo viva la visión / Hector O. Martín y Daniel A. Mora / 1 ª ed.

Nirgua: Seminario Teológico Adventista de Venezuela, 2015. 320 pp.; 22x15.5 cm 1. Elena G. de White, 2. Estudios Adventistas, 3. Iglesia Adventista. l. Hector, Martin O., ed. 11. Mora, Daniel A., ed. 111. Título.

Copyright© 2015 Seminario Teológico Adventista de Venezuela Primera edición Ti raje: 1000 ejemplares ISBN: 978-980-7770-00-2

Impreso en la Rep. Bolivariana de Venezuela Printed in Venezu~la Noviembre de 2015

Es un honor y un placer dedicar este libro a

JUAN E. DEOSSA

Como muestra de aprecio por sus años de servicio como pastor y docente; y con motivo de su pronta jubilación, el Seminario Teológico Adventista de Venezuela, hace este merecido reconocimiento a un profesor de pensamiento profundo y amplios conocimientos en las diferentes áreas del saber, un cristiano ejemplar y maestro de líderes ministeriales. En gratitud por sus aportes teológicos y filosóficos en el aula, hoy damos honor a quien sirvió de todo corazón y quien ha dejado una huella profunda en sus estudiantes y colegas.

El cuerpo docente y estudiantil del Seminario Teológico Adventista de Venezuela

CONTENIDO Agradecimientos......................................................................................... 8 Abreviaturas ................................................................................................ 1 O Colaboradores ............................................................................................. 14 Prefacio ..... ... ........ .. .. ...... ...... ... ... .... .... .. ... ...... .... ............ .. ............... ...... .. ... ... 1 5 Introducción ................................................................................................. 19

CUESTIONES FUNDACIONALES CAPÍTULO 1 El don de profecía y la iglesia: Una perspectiva bíblica Ranko Stefanovic ............................................................................ 25 CAPÍTULO 2 La vida, la obra y el mensaje de Elena G. de White Michael W. Campbe/1 ...................................................................... 53 CAPÍTULO 3 Elena G. de White y la sola Scriptura Merlín D. Burt .................................................................................. 7 7 CAPÍTULO 4 Identificando el sistema teológico de Elena G. de White: Una propuesta Raúl A. Quiroga ............. ... ........... .... .............................. .......... ........ 89

CUESTIONES CONTEMPORÁNEAS CAPÍTULO 5 Desarrollo de cuestiones y desafíos contemporáneos relacionados con Elena G. de White Alberto R. Timm ............................................................................ 107

CAPÍTULO 6 Elena G. de White, ¿fue fundamentalista? Frank M. Hase/ ... ~ .......................................................................... 129 CAPÍTULO 7 La recepción de las declaraciones trinitarias de Elena G. de White por parte de sus contemporáneos Denis Kaiser .................................................................................. 14 7 CAPÍTULO 8 El Espíritu Santo en la Biblia y en los escritos de Elena G. de White Woodrow Whidden vJoel lparraguirre ......................................... 165 CAPÍTULO 9 Elena G. de White y la interpretación de Malaquías 3: 1 Andy R. Espinoza .......................................................................... 185

CUESTIONES ECLESIOLÓGICAS CAPÍTULO 10 El remanente de Dios en el pensamiento de Elena G. de White Ángel M. Rodríguez ...................................................................... 207 CAPÍTULO 11 Cartas descubierta de Elena G. de White: Más consejos sobre cómo mantener la unidad de la Iglesia Silvia C Scholtus ........................................................................... 229 CAPÍTULO 12 Elena G. de White y la adoración Daniel O. Plene .............................................................................. 245 CAPÍTULO 13 El bautismo: Una declaración inédita de Elena G. de White Dani~I A. Mora .............................................................................. 259

CAPÍTULO 14 Elena G. de White, su visión del pobre y la pobreza Miguel Ángel Nuñez ...................................................................... 273 CAPÍTULO 15 Elena G. de White y el rol de la mujer en Ja iglesia Cindy Tutsch .................................................................................. 299

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CAPITULO 8

El Espíritu Santo en la Biblia y en los escritos de Elena G. de White WOOD~OW WHIDDEN y JOEL IPARRAGUIRRE

Introducción

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a Iglesia Adventista del Séptimo Día reconoce que, en cumplimien1 to de Apocalipsis 12: 17 (cf. Ap 19: 1O), el don de profecía se ha 2 manifestado en la vida y obra de Elena G. de White. Sin embargo, como nota Burt, "el auge de la era informática y de la internet ha abierto 3 .~na amplia variedad de perspectivas sobre su vida y ministerio:• No debería sorprendernos, en efecto, la propagación de una gran cantidad de sitios que presenten argumentos contra ella, tergi1. Con respecto a esta afirmación, ver Gerhard Pfandl, El don de profecía: El lugar de Elena G. de White en la iglesia remanente de Dios (Buenos Aires, Argentina: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2008); W. E. Read, A Bfblia, o Espírito de Profecía e a lgreja (Engenheiro, SP: UNASPRESS - Imprenta Universitária Adventista, 2015); Jan Paulien, "The Gift of Prophecy in Scripture," en Understanding E/len White: The Life and Work of the Most lnfluential Voice in Adventist History, ed. Merlin D. Burt (Nampa, ID: Pacific Press, 2015), 15-29; Ranko Stefanovic, "El don de profecía y la iglesia: Una perspectiva biblica;· en este volumen. 2. Un excelente estudio sobre la vida y obra de Elena G. de White puede ser encontrado en Jerry Moon y Denis Kaiser, "Far Jesus and Scripture: The Life of Ellen G. White," en EGWEnc, eds. Denis Fortin y Jerry Moon (Hagerstown, MD: Review and Herald, 2013), 18-95; George R. Knight, Introducción a los escritos de Elena G. de White (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2014); Michael W. Campbell, "La vida, la obra y el mensaje de Elena G. de White;· en este volumen. 3. Merlín D. Burt, "lntroduction," Understanding E/len White, v.

ELENA G. DE WHITE: MANTENIENDO VIVA LA VISIÓN

versando la realidad y teniendo fuerte influencia en la gente pues la mayoría de estos no cuentan con la información adecuada y/o com4 prensión de sus escritos. Uno de estos puntos tiene que ver con la doctrina de la Trinidad. Mucha gente -conocidos mejor como antitrinitarios- entienden que el Espíritu Santo es alguna especie de corriente eléctrica, un poder o una fuerza conectada al trono de Dios que trata de proporcionar alguna "línea telefónica" impersonal para que Dios se comunique con nosotros. Al citar a Elena G. de White, éstos aseguran que las declaraciones donde Eleria menciona a la Trinidad, y de manera especial al Espíritu Santo, no son confiables. Además, argumentan que posiblemente ella no haya escrito algo apoyando tal doctrina pues no existe evidencia de ello. En última instancia, resaltan que, de existir alguna evidencia, fueron sus secretarias o editores los que insertaron estas 5 declaraciones sin su conocimiento. Estas afirmaciones se deben por lo menos a cuatro razones principales: (1) La disponibilidad de información en la Internet; (2) un cierto número de grupos adventistas que surgieron del Movimiento Millerita 4. Un vistazo general a los argumentos contra el ministerio de Elena G. de White puede ser encontrado en Alberto R. Timm, "Development of Contemporary lssues Related to Ellen G. White;· E/len White Current lssues Symposium 9 (Berrien Springs, MI: Center far Adventist Research, Andrews University, 2013), 90-?; idem, "Desarrollo de cuestiones y desafíos contemporáneos relacionados con Elena G. de White," en este volumen, Jud Lake, "Ellen White Criticism and D. M. Canright," Understanding E/len White, 133-144. Para algunas respuestas a estas críticas, ver Francis D. Nichol, E/len G. White and Her Critics (Takoma Park, Washington, DC: Review and Herald, 1951); Athur L. White, The E/len G. White's Writings (Washington, DC: Review and Herald, 1973); Robert W. Olson, 101 preguntas acerca del Santuario y Elena G. de White (Doral, FL: Asociación Publicadora lnteramericana, 1988); Herbert E. Douglass, Mensajera del Señor: El ministerio profético de Elena G. de White (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2000); Leonard Brand y Don S. McMahon, The Prophets and Her Critics (Nampa, ID: Pacific Press, 2005); Jud Lake, E/len White Under Fire: ldentifving the Mistakes of Her Critics(Nampa, ID: Pacific Press, 201 O); William Fagal, 101 preguntas sobre Elena G. de White y sus escritos (Doral, FL: Asociación Publicadora lnteramericana, 2013). 5. Una excelente respuesta a este punto puede ser encontrado en Alberto

R. Timm, "Teriam alguns líderes da lgreja adulterado os escritos de Ellen White para advogar a doutrina da Trindade?," en Centro de Pesquisas E/len G. White - UNASP, http:/ centrowhit~.org.qr/perguntas/perguntas-sobre-ellen-g-white/teriam-alguns-lideres-da-igreja-adulterado-os-escritos-de-ellen-white-para-advogar-a-doutrinada-trindade/ (consultado el 15 de octubre de 2014).

EL ESPÍRITU SANTO EN LA BIBLIA Y EN LOS ESCRITOS DE ELENA G. DE WHITE •

que continuaron afirmando la perspectiva antitrinitaria de los primeros adv..e~tistas; (3) la creencia de que esta doctrinaprovi~~e de la teología catollca y, por lo tanto, debe ser falsa y pagana. Y qu1za lo más importante, (4) un cierto sector adventista que ha pensado en volver a la fe histórica temprana, conocida también como neo-restauracionismo. Pero, ¿qué declara la Biblia al respecto y qué expresó Elena G. de White? ¿Apoyan la doctrina de un Dios en tres personas? ¿Qué dicen sobre el Espíritu Santo? ¿Elena creía que éste era una persona, o una fuerza/poder que emanada del Padre o del Hijo? Aunque existen ya varios estudios que defienden la doctrina de 1 la Trinidad partiendo de una base bíblica y también en nuestra historia 6. Los que alegan por este punto, parece que pasan por alto las dif~~encias entre el concepto de la Trinidad entre adventistas y católicos. Para una brJve comparación de estos conceptos, ver Denis Kaiser y Joel lparraguirre, "A Comparison and Contrast of the Doctrine of the Trinity in Seventh-day Adventist and Roman Catholic Perspective: A Conceptual Sketch;' (manuscrito no publicado, 2015). Los interesados en leer este documento pueden solicitarlo a: [email protected]. Ver también Rodrigo P. Silva, "Trindade: um dogma de Constantino?;' Parusía 2 (2005): 31-39. Otros estudios relacionados con la creencia de nuestros pioneros sobre la Trinidad pueden ser encontrados en Lynnford Beachy, ed., What did the Pioneers Believe?: Quotes from Earlv Seventh-dav Adventist Pioneers (Welch, WV: Smyrna Gospel Ministry, 1996); Allen Stump, The Foundation of Our Faith: Over 150 vears of Seventh-day Adventist Chris.., tologv, Sta ed. (Welch, WV: Smyrna Gospel Ministry, 2003). Ver también Hans Varmer, "Analysis of the Seventh-day Adventist Pioneer Anti-Trinitarian Position" (Term Paper, Andrews University, 1972); Mathewson Taylor, "The Doctrine of the Personality of the Holy Spirits Taught by the Seventh-day Adventist Church up to 1900" (BATh., SDA Theological Seminary, 1953); Gane, "The Arian ar Anti-Trinitarian Views Presented in Seventh-day Adventist Literature and the Ellen G. White"; Holt, "The Doctrine of the Trinity in the Seventh-day Adventist Denomination: lts Rejection and Acceptance"; Burt, "Demise of Semi-Arianism and AntiTrinitarianism in Adventist Theology (18881957)"; Evelyn Tollerton, "The Historical Development of the Doctrine of the Holy Spirit in Seventh-day Adventist Theology: A Paradigm Shift from Anti-Trinitarianism to Trinitarianism, 1846-1946" (Documento inédito, Andrews University, 2006); Moon, "The Adventist Trinity Debate, Part 1: Historical Overview," 113-129; idem, "The Adventist Trinity Debate, Part 2," 275-293; Denis Kaiser, "A Comparative Study on the Trinity as Seen in the Methodist Episcopal Church, the Christian Connexion, and among Seventh-day Adventists until 1870" (Term Paper, Andrews University, 2008); idem, "The Reception of Ellen G. White's Trinitarian Statements by Her Contemporaries, 1897-1915," AUSSS0/1 (2012): 25-38. 7. Ver, por ejemplo, Norman R. Gulley, Svstematic Theologv: Godas Trinitv, vol. 2 (Berrien Spring, MI: Andrews University Press, 2011); idem, "The Trinity in the Old Testament," JATS 17 /1 (2006): 80-97; idem, "La Trinidad en el Antiguo Testamento," Theo 23/1 (2008): 30-59; Edwin Reynolds, "The Trinity in the Book of Revelation," JATS 17 /1

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ELENA G. DE WHITE: MANTENIENDO VIVA LA VISIÓN

confesional,ª lamentablemente la mayoría de estos sólo se encuentran disponibles en inglés dejando un gran vacío y quizá sin una respuesta clara a un gran número de adventistas que tienen el privilegio de hablar la hermosa lengua de Cervantes, el castellano. En efecto, el presente estudio -que estará dividido en dos par(2006): 55-72; idem, "La Trinidad en el libro de Apocalipsis," Theo 23:1 (2008): 60-90; Woodrow W. Whidden, "Trinitarian Evidences in the Apocalypse," JATS 11 /1-2 (2000): 248-260; idem, et al, La Trinidad, trad. David P. Gullón (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2007); Woodrow W. Whidden 11, God Is Love-Trinitarian Love!;' JATS 17 /1 (2006): 98-124; Gerhard Pfandl, "The Trinity in Scripture," JATS 14/2 (2003): 80-94; Richard M. Davidson, "Proverbs 8 and the Place of Christ in the Trinity" JATS 17 /1 (2006): 33-54; JifíMoskala, "Toward Trinitarian Thinking in the Hebrew Scripture;' JAT521/1-2 (2010): 245-275; FernandoCanale, "Dios," en Tratado de teología adventista del séptimo día, ed. Raoul Dederen (Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2009), 121-181; Larry L. Lichtenwalter, "The Person and Work of the Holy Spirit in the General Epistles and the Book of Hebrews:· JATS23/2 (2012): 72-111; JiríMoskala, "The Holy Spirit in the Hebrew Scriptures;' JAT524/2 (2014): 18-58. 8. En aspectos generales, es posible dividir la historia de la doctrina de la Trinidad en el adventismo en seis períodos. Estos son: [1] predomonio antitrinitarismo (1846-1888); [2] insatisfacción con el antitrinitarismo (1888-1898); [3] cambio de paradigma (1898-1915); [4] decadencia del antitrinitarismo (1915-1946); [5] predominio trinitario ( 1946-1980) y [6] tensiones renovadas (1980 hasta el presente). Para más detalles, ver Erwin R. Gane, "The Arian or Anti-Trinitarian Views Presented in Seventh-day Adventist Literature and the Ellen G. White Answer" (MATh., Andrews University, 1962); Russell Holt, "The Doctrine of the Trinity in the Seventh-day Adventist Denomination: lts Rejection and Acceptance" (Term Paper, Andrews University, 1969); Merlin D. Burt, "Demise of Semi-Arianism and AntiTrinitarianism in Adventist Theology (1888-1957)" (Term Paper, Andrews University, 1996); Jerry Moon, "The Adventist Trinity Debate, Part 1: Historical Overview," AUSS 41 /1 (2003): 113-129; idem, "The Adventist Trinity Debate, Part 2: The Role of Ellen G. White;' AUSS 41 /2 (2003): 275-293; Gerhard Pfandl, "The Doctrine of the Trinity among Seventh-day Adventists;' JATS 17 /1 (2006): 160-179; De nis Fortin, "God, the Trinity, and Adventism: An lntroduction to the lssues," JATS 17 /1 (2006): 4-10; Jerry Moon, "The Quest far a Biblical Trinity: Ellen White's 'Heavenly Trio' Compared to the Traditional Doctrine;' JATS 17/1 (2006): 140-159; Merlin D. Burt, "The Trinity in Seventh-day Adventist History," Ministry (febrero, 2009): 5-8; idem, "History of Seventh-day Adventist Views on the Trinity," JATS 17/1 (2006): 125-139; idem, "La doctrina de la Trinidad en la Iglesia Adventista del Séptimo Día: Un análisis histórico," en Glúder Quispe, Merlin D. Burt y Al berta R. Timm, Legado Adventista: Un panorama histórico vteológico del adventismo, ed. Joel lparraguirre (Lima, Perú: Universidad Peruana Unión, 2013), 161-182; Marcos G. Blanco, "Desarrollo histórico de la doctrina del Espíritu Santo en la Iglesia Adventista," Berit Olam ,012 (2013): 28-43; Joel lparraguirre y Woodrow Whidden, "El Consolador que Cristo prometió: El Espíritu Santo en los escritos de Elena de White," Evangelio a (2015): 99-118.

EL ESPÍRITU SANTO EN LA BIBLIA Y EN LOS ESCRITOS DE ELENA G. DE WHITE -

tes- pretende responder a las interrogantes anteriormente señaladas enfatizando lo siguiente: ( 1) lo que las Escrituras dicen acerca del Espíritu Santo, que por motivos de espacio sólo tomaremos como eje algunos textos del Nuevo Testamento -Mateo 12:31-32; Juan 14-16; Hechos 5; Romanos 8:14-16, 26; y 1 Corintios 2:10-11; (2) el pensamiento de algunos pioneros adventistas sobre el Espíritu Santo y; finalmente, (3) tratando de mantener un orden cronológico, se irá a los escritos de Elena G. de White donde se hace referencia de manera explícita al Espíritu Santo.

Parte 1: El Espíritu Santo en las Escrituras Como ha podido notar Hasel, uno de los desafíos que enfrentamos hoy si deseamos estudiar y conocer el tema del Espíritu Santo, es que este no se encuentra en la Biblia con la misma intensidad y atención que se hace para presentar las afirmaciones acerca de Dios 9 Padre y de su Hijo Jesucristo. Además, mucha gente asocia la palabra "Espíritu" como algo incomprensible, misterioso, fantasmal y, por lo tanto, de manera subjetiva, se entiende como "algo" o "alguien" que está en relación con el Padre y el Hijo pero de un modo subordinado y 10 con una posición inferior. .., Por último, es importante recordar que, en esencia, se aborda la cuestión de la doctrina de Dios, esto es, la Trinidad. ¡Y aquí nos encontramos con un misterio! Sin embargo, al referirnos a un misterio, no deseamos expresar la idea de que no podamos saber nada al respecto. Tenemos que confiar en la revelación de Dios, pues en nosotros mismos no podemos comprender y explicar este misterio. Y en este caso, tenemos que confiar en lo que dice su Palabra, a decir, las Sagradas Escrituras. En esta parte, por ende, usaremos el principio conocido como la Scriptura para abordar el tema del Espíritu Santo.

9. Frank M. Hasel, "Der Heilige Geist: seine Gottlichkeit und Personlichkeit" (manuscrito inédito, Dreieinigkeit in Bibel und Adventgeschichte - Theologisches Symposium, 13-15 de Julio, 2007), 3; idem, "The Works of the Holy Spirit;· Ministry (2012): 13. Cf. Ekkehardt Müller, Die Lehre van Gott: Biblischer Befund und theologische Herausforderungen (St. Peter am Hart, Austria: Seminar Schloss Bogenhofen, 201 O), 203-204.

1 O. Hasel, 3.

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La personalidad y deidad del Espíritu Santo Mateo 12:31-32 Si tomamos como ejemplo Mateo 12:31-32, rápidamente nos damos cuenta que se habla de la blasfemia contra el Espíritu Santo. Ahora bien, es claro que la blasfemia es sólo contra Dios. Cualquier cristiano que crea en la Biblia reconoce que si la blasfemia se dirige ya sea al Padre o al Hijo tiene como su blanco una persona divina. ¿Por qué entonces debería existir alguna diferencia con el Espíritu Santo? Claramente, la blasfemia es una especie de insulto intensamente personal dirigido a Dios. No sólo son estos versículos una evidencia para la personalidad del Espíritu, sino que también muestran de manera convincente la deidad del Espíritu. Como notamos antes, sólo Dios puede ser blasfemado, y por eso es fácil concluir que el Espíritu es un Dios personal y no alguna fuerza impersonal.

Juan 14-16 En Juan 14-16, que nos introducen en la narración que Juan presenta de las escenas finales del ministerio terrenal de nuestro Señor, contienen palabras de consejo maravillosas y consoladoras. Uno de los grandes temas de los consejos de Jesús a sus discípulos 11 es el del Espíritu Santo. Jesús les dice que se aproxima su momento de prueba y partida, pero que no deben turbarse sus corazones (Jn 14:1). Y uno de los grandes consuelos que surgir~an de las escenas de prueba que estaban adelante sería el envío del Espíritu Santo: "Yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros. No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros" (vv. 16-18). Mientras Jesús continúa hablándoles esas mara~illosas palabras de consuelo, el don del Espíritu Santo continúa siendo un tema que satura no sólo el capítulo 14, sino también los capítulos 15 y 16. En Juan 14:26 Jesús declara: "Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el 11. Ver también Wilson Paroschi, ""Another Paraclete": The Holy Spirit in John 14-17;' Min(2012): 25-27.

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Padre enviará en mi nombre, él [en griego, ekéinos; literalmente: "aquel," o "él" en género masculino] os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho." Palabras parecidas aparecen en Juan 15:26: "Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él [nuevamente el griego ekéinos en género masculino] dará testimonio acerca de mí:' Sin embargo, es en Juan 16 donde este discurso maravilloso, tan lleno con las promesas de la venida del Espíritu y su obra, alcanza su clímax. En los versículos 7 hasta el 17 encontramos algunas de las palabras más llenas de esperanza y provechosas que Jesús haya pronunciado alguna vez. Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuese, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me\ fuere, os lo enviaré. Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en mí; de justicia, por cuanto voy al Padre, y no me veréis más; y de juicio, por cuanto el príncipe de este mundo ha sido ya juzgado.

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Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. Pero cuando venga el [griego ekéinos, género masculino] Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que han de venir. Él [griego ekéinos, otra vez en género masculino] me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber. Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber (Jn 16:7-15).

Lo verdaderamente notable acerca de este pasaje son las muchas evidencias directas para la personalidad del ~spíritu. Ante todo debemos observar que aunque la palabra "Espíritu" (griego pnéuma) en griego está en género neutro, el pronombre personal ekéinos ("aquel" o "él,» usado claramente para referirse a la palabra Espíritu en género neutro) está en género masculino. Es este hecho gramatical lo que ha llevado a la mayoría de los traductores a traducir los otros pronombres personales que se requieren en estos pasajes como "él" más bien que como "ello" o "ese" -como hace la traducción antitrinitaria de la Versión del Nuevo Mundo de los Testigos de Jehová. Lo que sigue es un listado detallado de los pronombres personales masculinos que se usan en Juan 14 al 16, subrayando una vez

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más el pronombre masculino ekéinos. "Para que esté con vosotros" (Jn 14: 16); "al cual," "le ve," "le conoce," "le conocéis," "mora" (v. 17; "a quién el Padre enviará," "él [ekéinos] os enseñará" (v. 26); "cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré," "él [ekéinos] dará testimonio" (Juan 15:26); "os lo enviaré" (Juan 16: 7); "cuando él venga} convencerá" (v. 8); "cuando venga el [ekéinos] Espíritu de verdad, él os guiará ... porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere y os hará saber" (v. 13); "él [ekéinos] me glorificará; porque tomará ..." (v. 14). La palabra en género neutro Espíritu (pnéuma) puede ser interpretada ciertamente como siendo impersonal, pero el hecho de que aparecen pronombres personales masculinos (especialmente ekéinos) repetidamente, indican enfáticamente la personalidad del Espíritu. Aunque el hecho de que el género masculino del griego ekéinos ofrece una sólida evidencia para la personalidad del Espíritu, de ninguna manera es el único apoyo. Encontramos aun otras indicaciones para la personalidad del Espíritu. "Ayudador" -traducido también como "Consolador"- "es un término que se usa comúnmente para hablar de una persona que ayuda o da consuelo o consejo a otra persona o personas, pero en el Evangelio de Juan se usa para el Espíritu 12 Santo (14: 16, 26; 15:26; 16: 7):' La Escritura atribuye otras actividades al Espíritu que son altamente personales o interpersonales: enseñar (Jn 14:26), dar testimonio (Jn 15:26; cf. Ro 8: 16), convencer de pecado, justicia y juicio (Jn 16:8); guiar a la verdad, hablar, oír y decir (v. 13); glorificar a Dios, tomando y diciendo (v. 14). Todas éstas indican enfáticamente la naturaleza personal e interactiva de una persona divina, no de una "cosa" celestial.

Hechos 5 Este capítulo de Hechos trata acerca del caso trágico de Ananías y su esposa, Safira. Los cristianos primitivos habían hecho un voto a Dios para donar todos los ingresos de la venta de sus propiedades para las necesidades de la naciente iglesia. El relato gira sobre el hecho de que la pareja secretamente "guardó parte de los ingresos" para ellos. Cuando fueron a dejar la ofrenda parcial a los pies de los apóstoles, murieron. Note cuidadosamente la explicación que da Pedro para su eje12. Wayne Grudem, svstematic Theologv(Grand Rapids, MI. Zondervan, 1994), 232.

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cución sumario por el poder de Dios "Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad? ... ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios (vv. 3, 4). Es necesario reflexionar en las inferencias de este informe. En primer lugar, Pedro está diciendo que podemos mentirle al Espíritu Santo. Es bien evidente que sólo se le puede mentir a una "persona" o "personalidad." Uno no puede mentirle a una cosa inanimada, sino sólo a seres autoconscientes con la habilidad de comunicarse personalmen13 te y relacionarse responsablemente con otras personas. Si uno desea, puede mentirle a una computadora (u ordenador) todo el día y no lo afectará un ápice en la forma que podría afectar al lector si procedi~ra a contarle un paquete proverbial de mentiras. Sólo se le puede mentir ) a seres personales que se relacionan, capaces de tener una comunicación significativa, de manera que eso tenga consecuencias morales. En segundo lugar, Pedro no sólo le informa a Ananías que ha mentido al Espíritu Santo, sino que luego procede a explicarle que no ha "mentido a los hombres sino a Dios" (v. 4). ¡Es obvia la inferencia! ¿O existe alguna otra conclusión a la que se pueda llegar?

Romanos 8:14-16, 26 y 1 Corintios 2:10-11 En Romanos 8: 14-16 y 26, Pablo presenta una descripción más amplia e íntimamente relacionada del Espíritu Santo. En primer lugar, en los versículos 14 al 16 describe al Espíritu como el que guía (v. 14) a los hijos de Dios, y el que da "testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios" (v. 16). Tanto el guiar como el dar "testimonio" son acciones con matices intensamente personales. Sin embargo, quizás el versículo 26 sea la evidencia más poderosa de la personalidad del Espíritu en la 13. Grudem, 232-233, ha planteado un detalle interesante acerca de lamanera en la que una cantidad de versículos de la Biblia emplean el término impersonal "poder" en asociación con el Espíritu Santo. Observe cuidadosamente su argumento: "Si se entiende que el Espíritu Santo es simplemente un poder de Dios más bien que una persona distinta, entonces una cierta cantidad de pasajes simplemente no tendrían sentido, porque en ellos se menciona al mismo tiempo el Espíritu Santo y su poder o el poder de Dios. Por ejemplo, Lucas 4: 14: 'Y Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea: tendría que significar: 'Jesús volvió en el poder del poder de Dios a Galilea'. En Hechos 10:38: 'Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret: significaría: 'Dios ungió a Jesús con el poder de Dios y con poder' (cf. Ro 15: 13; 1 Co 2:4):'

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carta a los Romanos: "Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles." Todo el fenómeno de "intercesión" entraña una intervención voluntaria y activa entre dos seres personales. Además de eso, "los gemidos" que no pueden "pronunciarse" indican un elemento emocional en la intercesión del Espíritu que también es típico de seres personales, no de tecnología electrónica impersonal. Yendo más allá, en 1 Corintios 2: 10-11 se presenta una de las indicaciones más importantes de la deidad personal del Espíritu. Observe cuidadosamente su estilo. Siguiendo el versículo bien conocido que declara que "cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman" (1 Ca 2:9), Pablo asegura a sus lectores que ellos pueden tener un conocimiento de las cosas "que Dios ha preparado para los que le aman." ¿Y cómo es posible un conocimiento así? "Pero Dios nos la reveló a nosotros por el Espíritu" (v. 1O). ¿Y cómo es que el Espíritu está enterado de tal conocimiento? La respuesta es: "Porque el Espíritu todo lo escudriña, aún lo profundo de Dios. Porque, ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios" (vv. 10-11 ). ¿Qué nos dice Pablo? Ante todo debemos señalar que él aquí describe al Espíritu como quien tiene la capacidad de "escudriñar" las cosas "profundas de Dios" y conocer "las cosas de Dios." Si bien es verdad que nuestras computadoras personales tienen capacidad para "buscar," no es ninguna especie de "búsqueda de palabras" lo que Pablo tiene en mente; es más bien_ una exploración intensamente personal de las cosas "profundas de Dios:· Esto indica firmemente una comunión íntima, personal, entre el Espíritu y Dios el Padre. ¿Y cuál es el resultado? Ciertamente es un conocimiento profundo de "las cosas de Dios." Además de eso, lo que este pasaje parece dar a entender es que si uno desea conocer las "cosas de un hombre" no puede obtener semejante conocimiento a menos que ("excepto que") posea en sí mismo "el espíritu del hombre:· Para ponerlo de una manera bien sencilla: para conocer realmente a un hombre, usted debe ser un hombre; (se necesita ser alguien para conocer a alguien"! Sjn embargo, esto es verdad no sólo en el ámbito humano-a -humano sino también en el ámbito de la Deidad. "Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios" (v. 11 ). Una vez más,

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sólo una persona divina puede conocer verdaderamente lo que está en la mente y el corazón de otro ser divino. Como en el ámbito humano, así es en el divino; ¡hace falta Uno para conocer a Uno! Pablo concluye notando apropiadamente que lo que hemos recibido del Espíritu no es "el espíritu del mundo" (hombre, la criatura), "sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido" (v. 12). Si uno quiere realmente conocer las cosas de Dios, debe conectarse con un Dios personal (el Espíritu), quien es el 14 único que puede descubrir las "cosas" de Dios.

Padre, Hijo y Espíritu Santo -

Además de eso, existen pasajes que hablan de una fuert~ rela-, ción coordinada entre el Padre, el Hijo y el Espíritu. Estos no sólo sugieren la personalidad del Espíritu sino también la deidad del Espíritu (Mt 28: 19; 2 Ca 13: 14; 1 Ca 12:4-6; Ef 4:4-6, etc.). En otras palabras, "presuponen significado para la doctrina del Espíritu Santo porque muestran que al Espíritu Santo se lo clasifica a un nivel igual al que tie1115 nen el Padre y el Hijo como una persona divina. Sugerir que el Espíritu Santo es un ser creado o una fuerza impersonal parece totalmente impropio cuando la Escritura coloca reiteradamente al Espíritu Santo en ..,una posición coordinada de igualdad con el Padre y el Hijo. Sin embargo, hay evidencias bíblicas más amplias para la plena deidad del Espíritu. En Salmo 139:7 y 8 se pregunta: "¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿Y a donde huiré de tu presencia? Si subiere a los cielos, allí estás tú; y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú-estás." Una vez más tenemos un pasaje dirigido al Señor (YHWH), y el salmista atribuye al Espíritu de Dios la característica singularmente divina de omnipresencia, algo que no es característico de poderes o seres creados. Una vez más, encontramos útil el comentario de Grudem:

14. De manera adicional, podemos señalar que Elena G. de White nos ha dado algunos comentarios explicativos muy directos y concisos sobre 1 Corintios 2:11 y Romanos 8:16: "El Espíritu Santo tiene una personalidad, de lo contrario no podría dar testimonio a nuestros espíritus y con nuestros espíritus de que somos hijos de Dios [comentario sobre Ro. 8:16]. Debe ser una persona divina, además, porque en caso contrario no podría escudriñar los secretos que están ocultos en la mente de Dios [y después cita 1 Ca 2:11]" (fv [19941,447). 15. Grudem, 237.

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Parece que David está igualando el Espíritu de Dios con la presencia de Dios. Irse del Espíritu de Dios es irse de su presencia, pero si no hay ningún lugar a donde David pueda huir del Espíritu de Dios, entonces sabe que, a cualquier lugar que él vaya, 16 dirá:' Tú [Señor] estás allí':'

En conformidad con el mismo lineamiento, 1 Corintios 2:10 y 11 atribuye otra característica única de la deidad al Espíritu Santo: omnisciencia: "Porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios." La capacidad para explorar "las cosas profundas de Dios" y conocer "las cosas de Dios;' ¿no denotan de una manera enfática la omnisciencia? Teniendo este concepto sobre la personalidad y deidad del Espíritu Santo, ahora es necesario conocer cómo éste se desarrolló en la Iglesia Adventista del Séptimo Día.

Parte 11: El Espíritu Santo en la Iglesia Adventista Como bien se sabe, la gran mayoría de nuestros pionerps, a 11 excepción de Guillermo Miller, no creía en la doctrina de la Trinidad ni en 1 la personalidad del Espíritu Santo. ª Debido a esto, desde aproximadamente 1870, la mayoría entendía que el Espíritu Santo era un poder, una influencia o una manifestación divina derivada del Padre o del Hijo, 19 en lugar de que sea una Persona.

16. lbid. 17. En 1822, Miller escribió en su "Credo" su posición personal de un Dios trino. Los artículos II y 111 dicen lo siguiente: [Art. 11:] Creo en un Dios vivo y verdadero, y que hay tres personas en la Deidad, -así como en el hombre hay cuerpo, alma y espíritu. Y si alguien viniera a decirme cómo existen, le diré cómo las tres personas del Dios trino están conectadas. [Art. 111:] Creo que Dios, por medio de su Hijo, creó al hombre a la imagen del Dios trino, con un cuerpo, alma y espíritu, y que fue creado como un agente moral, capaz de vivir, de obedecer, o de transgredir las leyes de su Hacedor. Ver Sylvester Bliss, Memoirs of William Miller (Bastan, Joshua V. Himes, 1853), 77-78.

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18. Ver pie de página número 6 y 7.

. 19. R. F. Cottrell, "The Beginning of the End," RH, 16 de diciembre, 1873, 5; Joseph Clarke, "Be Filled with the Spirit," RH, 10 de marzo, 1874, 103; Ana Smith, "Dis-

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Por ejemplo, J. W. Waggoner, en 1877, escribió "este/ese" en lugar de "él," haciendo referencia al "Espíritu de Dios" como "ese tremen20 do podermisterioso y maravilloso que procede del Trono del universo.'' Al año siguiente, en 1878, Urías Smith, respondiendo a la pregunta sobre qué es el Espíritu Santo, declaró que "en una palabra, quizá pueda describirse como una influencia misteriosa que emana del Padre y del 21 Hijo, su representante y el medio de su poder." Durante ese mismo año, D. M. Canright, conocido como el padre de las críticas hacia la Iglesia Adventista y el ministerio de Elena G~ de White, publicó un polémico artículo que fue publicado en dos partes en la revista Signs of the Times [Señales de los tiempos] . En estos, Canright se pronunció tajantemente contra la personalidad del Espíritu Santo. Expresó que "el Espíritu Santo no es una persona, tampoco un indivi22 duo, sino una influencia o poder procedente de la Deidad." \ cerning the Spirit," RH, 22 de setiembre, 1891, 590; E. Goodrich, "No Spirit;' RH, 28 de enero, 1862, 68. 20. J. H. Waggoner, The Spirit of God, lts offices and Manifestations (Battle Creek, Michigan: Steam Press of Seventh-day Adventist, 1877), 144. Énfasis añadido. 21. James White y Uriah Smith, The Bíblica/ lnstitute: A Synopsis of Lectures on the Principal Doctrines of Seventh-day Adventists (Oakland, CA: Pacific SDA Publishing, 1878), 184. Smith, en 1897, señaló que "siempre que el Espíritu aparece en forma corporal, lo hace mediante símbolos, como lenguas de fuego, una paloma, una lámpara, y esto muestra que el Espíritu no tiene una personalidad propia" (Uriah Smith, "In the Question Chair," RH [23 de marzo, 1897], 188). Ver también idem, RH, 28 de octubre, 1890, 664; ídem, RH, 10 de mayo, 1891, 697; idem, RH, 6 de setiembre, 1892, 568; ídem, RH, 23 de marzo, 1897, 188. 22. D. M. Canright, "The Holy Spirit no a Person, but an lnfluence Proceeding from God," ST, 25 de julio, 1878, 218. Canright menciona que, según su perspectiva, (1) las Escrituras no hablan del Espíritu Santo como persona; (2) No hay indicación para adorar al Espíritu Santo, como si lo hay para el Padre y el Hijo; (3) No hay indicación de una relación amorosa entre el Espíritu Santo y los demás miembros de la Divinidad; y (4) Se menciona en la Biblia que el Espíritu Santo es "derramado," y una persona no puede ser "derramada" (lbid). Además, "al definir al Espíritu Santo como una influencia o una especia del poder proveniente del Padre o del Hijo, permitía que Dios [Padre] sea omnipresente" (Merlín D. Burt, "The Trinity in Seventh-day Adventist History;' [Documento presentado para la Conferecia "150 años de Legado Adventista·: Universidad Peruana Unión, 2013], 12). Cf. D.M. Canright, "The Personality of God," RH, 29 de agosto al 19 de setiembre, 1878, 73, 81-82, 89-90, 97; idem, Matterand Spiritor the Problem of Human Thought· A Philosophical Argument (Battle Creek, MI: Review and Herald Publishing, 1882), 47, 48; ídem, "The Holy Spirit," ST, 8 de agosto, 1878, 236; Uriah Smith, "In the Question Chair: Is the Holy Ghost a Person," RH, 28 de octubre, 1890, 664.

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También es preciso notar el comentario de M. C. Wilcox, uno de los editores de la revista Signs of the Times. Él escribió en 1889 que, "el poder de Dios, aparte de su presencia personal, se manifiesta a tra123 vés de su Espíritu [Santo]: Finalmente, en 1898 añadió: Dios en una persona; ¿cómo puede su vida estar presente en todas partes?, finalizando con la comparación del Espíritu [Santo] con un aura" que se 24 extiende más allá de una persona. Hasta las décadas de 1880 y 1890, estas interpretaciones tendenciosas desem·peñaron un papel predominante en la interpretación de los pioneros a fin de oponerse a la idea de que el Espíritu Santo tenía una personalidad distinta, identificándolo así como una influencia o 25 poder, como lo hemos mencionado anteriormente. 11

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Elena G. de White y la personalidad del Espíritu Santo Hasta aproximadamente 1890, Elena G. de White no se había manifestado en forma explícita sobre la personalidad del Espíritu Santo, aunque sí mencionó que era una influencia tangible y demostrable.26 Dado que había recibido visiones y sueños, llegó a experimentar extraordinarias bendiciones mediante la obra del Espíritu Santo en su vida. En general, "los adventistas experimentaron la obra del Espíritu 27 Santo de manera concreta y práctica:' Pese a que muchos procuraban hacerle creer que no había Espíritu Santo y que todas las manifestaciones que habían experimen11

23. M. C. Wilcox, "Manifestation of the Holy Spirit;' ST, 15 de julio, 1889, 422. 24. lbid., "The Spirit of Life," ST, 2 de junio, 1898, 342. 25. Aparte de ello, algunos adventistas habían especulado la idea de que quizá el Espíritu Santo fuese un ángel o que estaba en la misma categoría de los de ángeles. Sin embargo, esta idea fue totalmente rechazada. Ver C. P. Bollman, "The Spirit of God," ST, 4 de noviembre, 1889, 663. 26. En 1878, Elena G. de White escribió acerca de la "fuerza vivificante del Espíritu Santo, procedente de Cristo," que transforma el corazón humano. Ella dijo, además, del Espíritu Santo: "El Autor de esta vida espiritual no es visible, y el método preciso por el que esta se imparte y se sostiene está más allá de la capacidad filosófica humana de explicar" (Ellen White, The Spirit of Prophecy: The Great Controversv Between Christ and Satan, the Death, Resurrection and Ascension of our Lord Jesus Christ [Battle Cr~ek, MI: Seventh-day Adventist Publishing, 1878], 3:418). 27. Merlin Burt, "Ellen White and the Personhood of the Holy Spirit" (Documento inédito. Andrews Universitv. 2012). 4.

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tado los santos hombres de Dios no eran más que mesmerismo o en2 gaños de Satanás," ª y aunque en 1891 escribió que "la naturaleza del Espíritu Santo era un misterio que no ha sido revelado claramente," 29 guardando silencio porque era un enigma "demasiado alto para ella," 30 no fue sino hasta 1893 que mencionó que el Espíritu Santo tenía una 31 personalidad distinta de la del Padre y del Hijo. Además, en 1896 habló de forma explícita sobre el Espíritu Santo como parte de la Trinidad. Dijo: "El mal se había estado acumulando durante siglos, y solo podía ser restringido y resistido por el grandioso poder del Espíritu Santo, la tercera persona de la Deidad, que vendría no con energía 32 modificada, sino con la plenitud del poder divino." A raíz de esta declaración, Burt expresa que, no hay indic~ción de una visión particular en que Elena G. de White haya recibido una orden de escribir de forma más explícita acerca de la personalidad del Espíritu Santo. Sin embargo, como mensajera del Señor, ella fue muy específica sobre el asunto durante la década de 1890. A lo largo del resto de su vida, continuó apoyando la personalidad y completa divinidad del Espíritu Santo. 33 No cabe duda de que Elena G. de White apoyó y comprendió .._ correctamente la personalidad del Espíritu Santo -como también lo

28. Ellen White, Early Writings (Hagerstown, MD: Review and Herald Publishing, 2000), 21, 22. El mermerismo es conocido hoy como el hipnotismo. 29. lbid., "Brother Chapman," 11 de junio, 1891, Carta 7, 1891. 30.lbid. 31. La cita dice: "El Espíritu Santo es el Consolador, en nombre de Cristo. Él personifica a Cristo, sin embargo, es una personalidad distinta" (Ver Ellen White, "Privileges and Responsibilities of the Sons of God," Manuscrito 93, 1893). 32. lbid., Carta 8, 1896. Esta declaración es parte de una carta general enviada a los ministros adventistas en Norte América. Fue publicada en 1897 por el entonces Presidente de la Asociación General, O. A. Olsen, y fue circulada entre los líderes de la Iglesia. Ver Elena G. de White, Special Testimonies for Ministers and Workers-No. 10 (s.l: s.e, 1897), 25-33. Según Burt, esta cita es considerada como la "primera declaración clara sobre el Espíritu Santo ... " de Elena G. de White y que fue republicada con una ligera variación en The Desire of Ages de 1898 (Burt, Ellen White and the Person hood of the Holy Spirit," 6).

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34

hicieron otros pioneros durante estos años-, tal como se demuestra en la siguiente tabla: Elena G. de White

vel Espíritu Santo

Fecha

Cita original

1897

[ ... ] Cuando las pruebas ensombrezcan el alma, recuerde las palabras de Cristo; recuerde que él manifestará su presencia irivisible en la persona del Espíritu Santo. Él le traerá paz y consuelo. El Sol de justicia estará a su lado para disipar las sombras[ ... ] (Carta 124).

1897

El príncipe del poder del mal puede ser mantenido en jaque únicamente por el poder de Dios en la tercera persona de la Divinidad, el Espíritu Santo (Special Testimonies, Serie A, 10:37).

34. Un claro ejemplo fue R. A. Underwood, quien en 1898, tras la declaración de Elena G. de White en Special Testimonies Seria A, No. 1O, escribió: "El Espíritu Santo es el representante personal de Cristo en el campo; y está a cargo de la tarea de enfrentar a Satanás, y de vencer a este enemigo personal de Dios y de su gobierno. Me parece extraño, ahora, que alguna vez haya creído que el Espíritu Santo era solamente una influencia, en vista de la obra que realiza" (Underwood, "The Holy Spirit a Person;· RH, 17 de mayo, 1898, 31 O). A su vez, A. T. Janes, en 1907 escribió: Y el Espíritu Santo es una Persona. Esta gran verdad no se reconoce, en efecto, muy pocos cristianos creen en ella[ ... ] El Espíritu Santo no es una influencia; tampoco es una impresión, ni paz, ni gozo ni cosa alguna [ ... ] El Espíritu Santo es una Persona, una Persona eternamente divina (Janes, "Christian Loyalty," Medica/ Misionary, 27 de marzo, 1907, 98. Énfasis añadido). Ver también Arthur G. Daniells, "The Church's Greatest Need To-Day," Liberty, abril, 1906, 20; idem, "The Ministry of the Holy Spirit;· RH, 2 de noviembre 22, 1906, 6; idem, "The Church's Greatest Need To-Day," ST, 30 de setiembre, 1907, 617-618; idem, "The Holy Spirit in the Church: Place in the Church," LUH, 19 de mayo, 1909, 5; idem, "The Holy Spirit in the Church: Place in the Church" Echoes from the Field, 2 de junio, 1909, 3; W. W. Prescott, "Week of Prayer Readings: Our Message," General Conference Bulletin 4/4 (1901 ): 566; idem, "Week of Prayer Readings: Our Message," Union Conference Record [Australia], 1 de junio, 1902, 5; G. B. Thompson, "Studies on the Holy Spirit-No. 3," Australasian Record, 16 de enero, 1911, 1; idem, "Elder Thompson's Talk: November 14, 1911, 2 P.M," LUH, 22 de noviembre, 1911, 4; idem, "The Holy Spirit: Lesson No. 3," Pacific Union Recorder, 28 de marzo, 1912, 4; idem, "The Promise of the Hcily Spirit," Present Truth, 4 de enero, 1912, 2; idem, "The Holy Spirit," RH, 27 de febrero, 1913, 198; M. E. Stewart, "The Third Person of the Godhead-the Holy Spirit;' RH, 29 de diciembre, 191 O, 4.

EL ESPÍRITU SANTO EN LA BIBLIA Y EN LOS ESCRITOS DE ELENA G. DE WHITE

1898

El pecado podía ser resistido y vencido únicamente por la poderosa intervención de la tercera persona de la Divinidad, que iba a venir no con energía modificada, sino en la plenitud del poder divino (The Desire of Ages, 671, énfasis añadido).

1899

Necesitamos comprender que el Espíritu Santo, que es una persona así como Dios es persona, anda en estos terrenos (Manuscrito 66).

1900

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo el hombre es sepultado con Cristo en el bautismo y se levanta del agua para vivir una nueva vida de lealtad a Dios. Los tres grandes poderes del cielo son testigos del acto~ invisibles pero presentes [ ... ] La obra es trazada frente a cada alma que ha confesado su fe en Jesucristo mediante el bautismo, y se ha convertido en un receptáculo de la promesa que procede de las tres personas: el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo (Manuscrito 57).

1900

Tres agentes distintos, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, trabajan juntos en favor de los seres humanos. Se unen en la tarea de hacer de la iglesia un pedazo de cielo en la tierra (Manuscrito 27a).

1901

Los eternos dignatarios celestiales -Dios, Cristo y el Espíritu Santo- armándolos [a los discípulos] con algo más que una mera energía mortal [ ... ] avanzaron con ellos para llevar a cabo la obra y convencer de pecado al mundo (Manuscrito 145).

1901

La Divinidad se conmovió de piedad por la humanidad, y el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo se dieron a sí mismos a la obra de formar un plan de redención (Union Conference Record, 1 de abril).

1904

Cristo declaró que después de su ascensión él enviaría a su iglesia, como su don máximo, al Consolador, quien ocuparía su lugar. Este Consolador es el Espíritu Santo [ ... ] la tercera persona de la Divinidad, que vendría no con energía modificada, sino en la plenitud del poder divino (Review and Herald, 19 de mayo).

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ELENA G. DE WHITE: MANTENIENDO VIVA LA VISIÓN

1905

Debemos cooperar con los tres poderes más elevados del cielo: El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo [ ... ] (Special Testimonies, Serie B, 7:51 ).

1905

El Consolador que Cristo prometió enviar después de ascender al cielo, es el Espíritu en toda la plenitud de la Deidad, [ ... ] Hay tres personas vivientes en el trío celestial; en el nombre de estos tres grandes poderes -el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo- [ ... ] (Special Testimonies, Serie B, 7:62, 63). ·

1906

El Espíritu Santo es una persona, porque testifica en nuestras espíritus que somos hijos de Dios[ ... ] El Espíritu Santo tiene una personalidad, de lo contrario no podría dar testimonio a nuestros espíritus y con nuestros espíritus de que somos hijos de Dios. Debe ser una persona divina, además, porque en caso contrario no podría escudriñar los secretos que están ocultos en la mente de Dios (Manuscrito 20).

1908

El Espíritu Santo es el Representante de Cristo, pero despojado de la personalidad humana e independiente de ella. Estorbado por la humanidad, Cristo no podía estar en todo lugar personalmente. Por lo tanto, convenía a sus discípulos que fuese al Padre y enviase el Espíritu [Santo] como su sucesor en la Tierra (Review and Herald, 18 de noviembre).

¿Cómo saber que ella realmente escribió estas citas? Los que alegan que las referencias mostradas arriba no fueron escritas por Elena G. de White, posiblemente pasan por alto el trabajo de Tim Poirier, vicedirector del Patrimonio White. Tomando como publicación base a The Desire of Ages [El Deseado de todas las gentes], Poirier realizó un minucioso estudio logrando rastrear por lo menos cuatro referencias del mismo puño y letra de Elena G. de White que hablan sobre la per35 sonalidad del Espíritu Santo. Esta evidencia, sin duda, ha puesto en 35. Estos son: Manuscrito 93, 1893; Manuscrito 57, 1900; Manuscrito 20, 1906; y el Manuscrito 21, 1906. Para una información más detallada ver Tim Poirier, "Ellen White's Trinitarian Statements: What Did She Actually Write?" E/len White and Current lssues svmposium 2 (2006): 18-40. Anterior a Poirier, M. L. Andreasen había discutido si las declaraciones de Elena G. de White -tanto de la Trinidad como del Espíritu Santo- eran realmente verdaderas. Por ello, durante el año 1909, Andreasen viajó a la casa de Elena G. de White en Elmshaven, California; logrando convencerse

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jaque a más de uno que ha tratado de continuar negando lo innegable 36 con respecto a lo que ella creía sobre el Espíritu Santo. de la certera postura que ella había publicado (M. L. Andreasen, "Testimony of M. M. Andreasen," 15 de octubre, 1953, 3). Por otro lado, generalmente, los que se oponen a la creencia de la Trinidad, y sobre todo niegan la personalidad del Espíritu Santo como creían los pioneros, desconocen los manuscritos que las secretarias de Elena G. de White pasaron a máquina, por ejemplo: Carta 8, 1896; Manuscrito 2 7a, 1900; Manuscrito 57, 1900; Manuscrito 20, 1906; y Manuscrito 21, 1906. Además, en uno de estos documentos Elena G. de White había escrito: "He leído esto con cuidado y lo apruebo" (Manuscrito 20, 1906).

36. The Desire of Ages [El deseado de todas las gentes] contiene la declaración trinitaria más famosa de Elena G. de White que dice "la tercera persona de la Divinidad [ ... ]" (en inglés, the third person of the Godheac/J. Esta declaración aparee:e en otros artículos posteriores escritos por ella. Ver Ellen White, "The Outpouring of the Spirit," ST, 1 de diciembre, 1898, 754; ídem, "The Promise of the Spirit;· RH, 19 de mayo, 1904, 7; ídem, "The Gift of the Spirit;' Southern Watchman, 28 de noviembre, 1905, 773; idem, "The Promise of the Father-John xiv.15-27," Present Truth, 24 de mayo, 1906, 333; ídem, "Christ's Most Essential Gift to His Church;' RH, 19 de noviembre, 1908, 16; ídem, "Christ's Most Essential Gift to His Church," Union Conference Record [Australia], 3 de mayo, 1909, 13; ídem, "The Gift of the Holy Spirit-No. 2," ST, 4 de diciembre, 1911, 773. Asimismo, esta declaración, como era de esperar, no fue pasada por alto por muchos pioneros que habían empezado a cambiar su posición respecto a la personalidad del Espíritu Santo usando esta emblemática cita en sus escritos. Ver E. W. Farnsworth, "The Spirit,-The Teacher;' Union Conference Record[Australia], 1 de diciembre 1, 1899, 1-2; Daniells, "The Ministry of the Holy Spirit," 22 de noviembre, 1906, 6; idem, "The Church's Greatest Need To-Day," 30 de setiembre, 1907, 617-618; ídem, "The Ministry of the Holy Spirit," Union Conference Record [Australia], 15 de abril, 1907, 2; idem, "The Holy Spirit in the Church: Place in the Church," LUH, 19 de mayo, 1909, 5; ídem, "The Holy Spirit in the Church: Place in the Church," Jun. 2, 1909, 3; G. B. Starr, "The Holy Spirit," Union Conference Record [Australia], 31 de diciembre, 1906, 1-2; Underwood, "Who Shall Be Able to Stand;' RH, 21 de noviembre, 1907, 13; [M. E. Kern], "Society Studies in Bible Doctrines: Lesson 1-The Trinity," Y/, 19 de octubre, 1909), 12; ídem, "Society Studies in Bible Doctrines: Lesson XI-The Holy Spirit," Y/, 25 de enero, 1910, 13; O. A. Johnson, Bib/e Doctrines Containing 150 Lessons, ed. rev. (College Place, WA: Author, 1911 ), 28-29; Thompson, "The Holy Spirit: Lesson No. 3," Pacific Union Recorder, 28 de marzo, 1912, 4; idem, "The Holy Spirit," RH, 27 de febrero, 1913, 198; M. E. Steward, "The Holy Spirit," RH, 7 de noviembre, 1912, 5; H. C. Hartwell, "The Off ice Work of the Holy Spirit," Atlantic Union Gleaner, 28 de enero, 1914, 2; Elbridge M. Adams, "The Holy Spirit-No. 3: Place in the Plan of Salvation," RH, 23 de diciembre, 1915, 11. Tampoco debemos dejar de lado las referencias que Kaiser ha encontrado sobre esta emblemática cita que fue usada por nuestros pioneros, pero que al escribirla no citaron, como otros sí, la fuente de donde venía, además de presentar una vasta cantidad de autores que se basaron en The Desire of Ages o Special Testimonies. Ver "The Reception of Ellen G. White's Trinitarian Statements by Her Contemporaries,

ELENA G. DE WHITE: MANTENIENDO VIVA LA VISIÓN

Conclusiones A través de este breve estudio, hemos podido notar que la evidencia bíblica indica firmemente que el Espíritu Santo es profundamente sensible, ayudador, y una presencia personal poderosa para guiar y dirigir. También se ha señalado que es una persona igual como el Padre y el Hijo. La idea que el Espíritu Santo es solamente una fuerza o influencia que emana del Pa~re o del Hijo, no tiene cabida en la Palabra de Dios. Asimismo, es necesario destacar que el desarrollo de nuestras 37 doctrinas, como Iglesia Adventista, es progresivo y correctivo. Es el estudio de la Biblia lo que nos condujo a aceptar nuestra actual posición sobre la doctrina del Espíritu Santo. Si hasta antes de 1893 Elena G. de White sólo se había referido al Espíritu Santo como una influencia tangible y demostrable en su vida; y después de ese año declaró que el Espíritu Santo tenía una personalidad distinta de la del Padre y del Hijo, no debería sorprendernos. Hoy en día creemos que tenemos suficiente evidencia para probar que, tras un concienzudo estudio de las Escrituras, Elena G. de White desarrolló una comprensión progresiva en cuanto a las doctrinas de la Trinidad y del Espíritu Santo, aunque esto llevó más de cincuenta años para que sea aceptado por la Iglesia Adventista.

1897-1915," 3-4. 37'. Un claro ejemplo de este proceso puede ser encontrado en Denis Fortin, "Ellen White and the Development of Seventh-day Adventist Doctrines," en Understondinrr FIIPn White. 1 O7 -11 7.

.,,.

CAPITULO 9

Elena G. de White y la interpretación de Malaquías 3:1 ANDY R. ESPINOZA

Introducción Malaquías 3: 1 menciona unos personajes cuya identificación ha generado debate durante siglos. 1 Aunque el texto contiene cinco entidades, la discusión siempre se ha enfocado en la identidad de tres personajes: ":>Nt,n ( mal .. aki "mi ángel/mensajero"), 11iNi1 ( ha .. adon "el •, señor") y n,-,:i;, lNt,n (ma/ .. ak habtfrit "el ángel/mensajero del pacto"). 2 Para quienes son estudiosos del texto sagrado y al mismo tiempo creen en la manifestación del don de profecía en la vida y ministerio de Elena G. de White, surgen las siguientes interrogantes: ¿Cómo han identificado los eruditos bíblicos estos personajes? ¿Aporta el texto hebreo suficientes evidencias para identificarlos? ¿Se refirió ella alguna vez a estos personajes? Si fue así, ¿cómo los identificó? ¿Se asemeja su interpretación a la de los eruditos bíblicos o a la que sugiere la evidencia interna del texto? Por último, ¿qué relevancia deberían tener sus declaraciones al momento de interpretar el significado del texto sagrado? Para responder a estas interrogantes, la presente investiga1. Ya en el siglo V, Cirilo de Alejandría argumentaba que "el capítulo 3 de Malaquías contiene una predicción directa de la encarnación de Cristo v de su eventual retorno como juez". John J. O'Keefe, "Christianizing Malachi: Fifth-Century lnsights from Cyril of Alexandria," 1/C 50/2 (1996): 242. 2. Además de los ya nombrados, tenemos en el texto la presencia de una orimera oersona singular V la de "Jehová de los ejércitos".

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