Ciencia, Cristianismo y el comienzo de la modernidad

Ciencia, Cristianismo y el comienzo de la Modernidad

El movimiento cientificista del siglo XVIII que se expandió hasta el siglo XIX, dará paso a nuevas posturas intelectuales que pondrán en duda y en cuestionamiento de la población emergente las ideas establecidas de la ciencia, evolución y religión. La figura de la ciencia con el nuevo modelo optimista de ver la vida del siglo XVIII, específicamente referente a la ciencia; la cual dio origen a productos industriales como los medicamentos u medicinas. Las ciudades donde estos profesores, científicos, artistas y eruditos estuvieron creando sus grandes obras fueron Londres, Milán, Viena, París, Berlín, etc. Uno de los mayores exponentes de este periodo de cambios en el ámbito científico y filosófico lo fue Charles Darwin (1809-1882); que trabajo con la teoría de la selección natural y la evolución de las especies, a través de sus viajes alrededor del mundo en su embarcación conocida como Beagle. Sus mayores investigaciones las realizo en el continente Sud Americano en las Islas Galápagos; que dio paso a su teoría de la evolución de las especies a través de la selección natural durante el (1859). Para la fecha del (1871) Darwin publica su obra “El Origen del Hombre”, en este trabajo el autor explica que el hombre no proviene de una creación divina; sino de la evolución de especies primitivas. Este libro creó una separación clara entre las posturas cristianas de la creación mencionadas en el libro de la vida “La Biblia” Vs. la nueva teoría evolucionista darwiniana de la época Uno de los mayores críticos de las teorías darwinistas de la evolución lo fue la Iglesia Católica, la cual en muchas ocasiones prohibió y negó las ideas propuestas por científicos del momento. Para el (1864) el Papa Pio IX expreso sus ideas acerca de los postulados de Darwin, atacando directamente su teoría en un “Compendio de errores sobre la idea de la evolución y la educación secular”. Durante el año (1870) el concilio del Vaticano reforzó la postura del Papa Pio IX al mencionar que algunos dictámenes de los pontífices podrían ser considerados sanciones divinas; específicamente cuando se trataba de asuntos de fe. Luego de estas expresiones por parte de la iglesia comienza una discusión intelectual sobre el tema de la teología, religiosidad, la evolución y ciencia. Al pasar el tiempo el Papa León XIII, comenzó a expresar su entendimiento de que las teorías evolutivas e hipótesis científicas no eran terrenos de la iglesia y menciono la importancia de entender algunas áreas de la biblia de manera figurativa. El darwinismo durante el momento de su creación fue visto como una teoría conflictiva con los postulados de Dios y su libro la Biblia. Pero en realidad no negaba la existencia de Dios o del hombre, sino explico su origen lógico, desde el punto de vista de la ciencia y la evidencia de las investigaciones de Darwin.

La postura de la iglesia durante este periodo afecto grandemente la relación de los científicos con los teólogos; sin embargo al final del camino ambas posturas han entendido que son importantes. La ciencia podría explicar y medir algunos fenómenos y elementos; pero la iglesia y los escritos sagrados explicarían otros no descifrados. La teoría de la evolución y la selección natural de Darwin, ayudo a otros teóricos de la época a exponer sus trabajos, ideas, postulados y nuevos paradigmas; no solo en las ciencias naturales sino en las ciencias sociales u otras disciplinas. Al día de hoy tenemos posturas similares donde la ciencia y la religión han convergido en la idea de un inicio o un comienzo de la vida y del universo. A esta teoría moderna se le ha dado el nombre del Bosón de Higgs o la partícula de Dios.

Ricardo J. Blanco Guillermety, PhD