Chile y sus Naciones

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Descripción

Sergio Arenas Benavides

Chile y sus Naciones: Apostillas para una discusión ¿Es realmente Chile una sola Nación, o en verdad somos un crisol de nacionalidades dentro de un Estado?

Edición libre

©2013. Sergio Arenas Benavides.

Chile y sus Naciones: Apostillas para una discusión por Sergio Luis Arenas Benavides se encuentra bajo una Licencia Creative Commons AtribuciónCompartirIgual 3.0 Unported.

Cómo citar: ARENAS Benavides. Sergio Luis. Chile y sus Naciones: Apostillas para una discusión. Edición libre e independiente (2014).

Introducción Este libro lo tenía pensado escribir hace mucho tiempo, durante mi época de estudiante. Hasta el momento había tratado algunos de los tópicos que voy a estudiar acá en otras obras. Fue entonces que sucedieron varios hechos ligados al llamado “Conflicto Mapuche”, en que han fallecido personas y han causado gran alboroto en la opinión pública los que me motivaron a hacer esta obra en que discuto la concepción de la “Nación Chilena” como un hecho indesmentible, para entender si en realidad lo que vemos como una sola nación es en verdad un crisol de nacionalidades y regionalidades que no han sido suficientemente analizados. La tesis que vengo a defender en este ensayo es la de que no hay una verdadera “Nación Chilena”, ya que en realidad no existe una comunidad cultural uniforme dentro del Estado chileno, sino que estamos asistiendo a la eclosión de otras comunidades culturales diversas. Y no me refiero sólo a las naciones indígenas, de las que existe evidencia palmaria de su diferencia con el modelo “occidental” impuesto desde la elite política, sino también a una serie de naciones no indígenas (a las que llamo también “mestizas”) que hasta ahora eran consideradas como meras “regionalidades” dentro de la nación estatal. En este ensayo, me he dedicado a hacer un análisis sucinto de cada nacionalidad. En el caso de la nación huasa, que es la predominante, al punto de confundirse con la “nación chilena”, no hice mayores profundidades habida cuenta de la existencia de abundante bibliografía. Lo mismo puedo decir de la nación mapuche, la que ha sido líder en el tema, sólo que en su caso hice análisis de sus propuestas de autonomía. En el resto, la investigación fue más profunda, al tener que fundamentar su condición de nación o explicar su historia y relación con el Estado chileno. Sé que mi trabajo tiene algunas fallas. De partida, recurro casi hasta el abuso a fuentes electrónicas, las que por decoro debo colocar en el trabajo (y que, creo, fue la causa del cierre del blog donde empecé a hacer este trabajo al ser consideradas “spam”). Pero ello tiene un lado positivo, y es que quien acceda a internet podrá tener la fuente lista para consultar sin moverse de donde está. Como lo dice el título, esto no aspira a ser más que una serie de apostillas para que en Chile pueda generarse debate, que ya está muy avanzado en el tema indígena pero poco respecto del resto de las identidades culturales de este país. Serán otros, o yo mismo pero más adelante, quien haga un trabajo más macizo y más fundamentado que éste.

I Antes de partir, quisiera dejar en claro mi opción por lo que se llama el “Derecho de Autodeterminación de los Pueblos”, consagrado en el artículo 1 numeral 1 de la Declaración de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, y que es básicamente el derecho que tiene toda comunidad de personas unida por lazos culturales comunes a decidir sobre su propio destino, tanto en el aspecto político como económico, social, cultural, entre otros1. Ese derecho, que no es sino la extensión de derechos individuales como la libertad personal, la integridad física y espiritual o la libre conciencia, está inspirado claramente en el nacionalismo romántico que, entre otras cosas, inspiró los movimientos independentistas de las naciones americanas (como Chile) o la unificación de países como Italia y Alemania, y es hoy el principal arma de lucha de las minorías étnicas, lingüísticas y folclóricas contra el poder cultural de los estados que pretenden imponer una identidad nacional predefinida, o cuando un estado plurinacional tiene luchas intestinas entre sus grupos identitarios. Lo vemos hoy día principalmente en Europa, con los casos paradigmáticos de España (nacionalismo de base castellana vs. los independentismos catalán y vasco), Gran Bretaña (Inglaterra vs. Escocia, Gales, Ulster o Cornualles), Bélgica (valones vs. flamencos) y, por su destino tan trágico, Yugoslavia (guerras de independencia de Croacia, Bosnia o Kosovo). También hay casos en Asia (Tíbet, Chechenia, Timor Oriental), en Medio Oriente (Palestina, Kurdistán), África (Sahara Occidental, Biafra, Cabinda) e incluso Oceanía (Buganvilia). Suele a veces confundirse el derecho de autodeterminación con el separatismo, pero no necesariamente lo incluye, porque también pueden existir posiciones más moderadas que aspiren a una autonomía dentro de un Estado o al reconocimiento de derechos de orden cultural y social por el mismo. Hasta ahora, América parecía estar inmune, sobre todo América Latina, al auge de este principio. La formación reciente de los estados americanos, el rol preponderante que cumplen el Estado (aparato institucional) y las clases dirigentes de estos países y el enorme atraso cultural de las sociedades latinoamericanas han sido factores decisivos para que en ellos la idea de “nación” fuese absorbida por la de “estado”. En América Latina, al revés de Europa, fueron los estados los que antecedieron a las naciones, y hasta podría decirse que fueron ellos los verdaderos creadores de estos estados2.

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“Todos los pueblos tienen el derecho de libre determinación. En virtud de este derecho establecen libremente su condición política y proveen asimismo a su desarrollo económico, social y cultural”. 2 Es la tesis que, por ejemplo, sostiene Mario Góngora en su “Ensayo histórico sobre la noción de Estado en Chile” para referirse a la construcción de la identidad chilena a partir de la acción del Estado en materias como la educación, las obras públicas o la guerra. (Link: http://books.google.cl/books?id=xOepJn_11I8C) Recomiendo leer las páginas 47-53 y 59-61 donde se resumen las tesis e ideas principales del autor.

Sin embargo, en los últimos años Latinoamérica ha debido enfrentar este fenómeno por motivos muy diversos. De partida, el fenómeno de la globalización y los adelantos tecnológicos han permitido enterarnos de lo que pasa en el resto del mundo y poder difundir información a escalas y velocidades extraordinarias, lo que implica una mayor posibilidad de conocimiento de hechos y opiniones (completar)3. En segundo término, el auge del indigenismo y de las reivindicaciones de los pueblos aborígenes influyen necesariamente en el tema de la identidad de los estados latinoamericanos, que hasta ese momento tuvieron una vocación “occidentalista” sobre la forma de conducirse en lo público y lo privado, idea que es fuertemente resistida desde la posición indígena 4. Asimismo, a esta parte del mundo ha llegado la idea del regionalismo que propugna una mayor descentralización de poderes y facultades desde el nivel central a los niveles regionales, provinciales o comunales, con casos emblemáticos como el conflicto en Bolivia entre “cambas” y “collas”, las aspiraciones de la Región Gaúcha en Brasil o las demandas de mayor autonomía regional en Colombia o Chile, sin contar los casos en que regionalismo e indigenismo se entrecruzan, como es el caso de las regiones autónomas del Atlántico de Nicaragua5. Y, por último, no hay que dejar de considerar los intereses económicos y geopolíticos tanto de estados como de empresas e instituciones, que pueden tener un fuerte impacto en las decisiones de orden territorial (conectividad vial, explotación de recursos, etc.) e influyen en las disputas mencionadas anteriormente6. Todo lo anterior ha llevado a un cuestionamiento de la identidad de las naciones. La idea de soberanía nacional basada en la unidad monolítica del pueblo del (y con el) estado se ve confrontada con las demandas locales, lo que hace tambalear la ligazón nación-estado 3

CASTELLS, Manuel. Globalización, Estado y sociedad civil: el nuevo contexto histórico de los derechos humanos. Revista Isegoría N° 22 (2000), pp. 5-17: http://isegoria.revistas.csic.es/index.php/isegoria/article/view/518/518 4 Véase en el particular: - RODRÍGUEZ, Miguel. La Occidentalización de la identidad latinoamericana. Publicación independiente (2010): http://issuu.com/ligiayiya/docs/occidentalizacion_de_la_identidad_latinoamercana - ZAMUDIO, Anamaría. Implicaciones de la occidentalizacion en las culturas indigenas en el Amazonas.(2009): http://extincionculturalindigenasamazonas.blogspot.com/ - MARTÍNEZ-ANDRADE, Luis. La reconfiguración de la colonialidad del poder y la construcción del Estadonación en América Latina. Amérique Latine, Histoire & Memoire. Les Cahiers ALHM 15 (2008): http://alhim.revues.org/index2878.html 5 Sobre la relación entre regionalismo e indigenismo, véase ILLAQUICHE, Raúl. Autonomía y Desarrollo de los Pueblos Indígenas. Boletín ICCI "RIMAY", Año 3, No. 28, julio del 2001: http://icci.nativeweb.org/boletin/28/illaquiche.html 6 Sobre el particular leer: - PETRAS, James. Separatismo y construcción imperial en el siglo XXI. Rebelion.org (24-6-2008): http://www.rebelion.org/noticia.php?id=69327 - Corporación de Defensa de la Soberanía. Teorías contemporáneas sobre un reordenamiento mundial y la aparición de nuevos países en los próximos años: ¿podría ocurrir algo semejante en la Patagonia chilenoargentina? (actualizado 2008): http://www.soberaniachile.cl/teorias_contemporaneas_sobre_aparicion_de_nuevos_paises.html

que fue el fundamento de la existencia de los países latinoamericanos. El regionalismo, el indigenismo, de un tiempo a esta parte, bien pueden calificarse como “nacionalismos larvados” o “nacionalismos en ciernes”, pues la demanda de reconocimiento y autonomía puede ser el primer paso para un reordenamiento del mapa latinoamericano tan grande como lo fue en el período posterior a 1810. Y Chile no está ajeno a ese fenómeno, sobre todo cuando comprobamos que una de las características de su historia es su frecuente modificación de límites y de adquisición o pérdida de territorios. Guerra del Pacífico, Cuestión de la Patagonia, Pacificación de la Araucanía, Anexión de Isla de Pascua, etc., han marcado al país y a su imagen. Qué quiero señalar con ello: que en Chile, igual que en el resto de Latinoamérica, el proceso de construcción nacional no se encuentra terminado. Apenas han pasado 500 años desde la colonización española y 200 desde la creación del Estado, lo que demuestra que aún no hemos llegado a puerto. Y en todo esto hay un dejo de artificialidad toda vez que, como ya expuse en otras ocasiones7, el Estado pretendió crear a la Nación en vez de seguir el curso “normal”, o sea al revés. Y es en ese punto donde me centro: en que el Estado chileno, en cuanto realidad política e institucionalidad, no ha sido eficaz o efectivo en cuanto a afianzar la Nación chilena en cuanto realidad sociocultural. Así, Chile puede definirse como un Estado, pero no como Nación, y lo que veo es una evolución independiente de naciones en el estado chileno, algunas más afianzadas que otras, pero que marcarán el futuro del país donde vivimos. Sí, señores. Chile no es una nación, sino un conjunto de naciones. Las hay indígenas, como en casi toda América, pero también creo identificar otras del estilo mestiza o “blanca”. El listado de naciones que creo ver en el Chile actual puede no ser exacto de todas las realidades nacionalidades, pero creo que es lo más cercano a ella. Así, naciones son: 1. Naciones indígenas: Mapuche (incluyendo grupos huilliches o pehuenches) – Rapanui – Aimara – Colla – Likanantai – Kaweskar – Yagán. Algunas, como la mapuche, tienen un camino nacionalista definido, otras en cambio están en serio riesgo de extinción o absorción. 2. Naciones no indígenas: Huasa – Chilota – Patagónica (aiseninos y magallánicos) – Nortina – Atacameña – Germano-lacustre. En los próximos capítulos haré un relato detallado de las “naciones” que parecieran formarse en el territorio chileno, con sus características principales e historia de sus relaciones.

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Véase el Anexo 2.

II Antes de empezar a analizar, hay que hacer un análisis somero previo sobre el concepto de Nación y su relación con el Estado. Luego, habiendo dicho el concepto, paso a hacer un estudio más o menos detallado de cada nacionalidad que estaría surgiendo en nuestro país. Primero partiré con las naciones “mestizas” para luego tratar a los pueblos originarios, para terminar con los casos especiales. Debemos partir señalando que el ser humano, en cuanto ser social, se organiza en grupos que parten siendo pequeños, como las familias, para luego irse asociando y creando entes más grandes y complejos. Surgen así las comunidades y las sociedades, que se diferencian en cuanto a su origen y objetivo. Para Cumplido y Cereceda, mientras la “comunidad” se conforma según elementos culturales e históricos, sin que exista una voluntad general de unirse, la “sociedad” tiene un componente de decisión respecto de lo que quiere y de cómo se organiza. Así, mientras la comunidad se fundamenta en un “por qué”, la sociedad se define según un “para qué”. Y, según estos autores, la comunidad más perfecta es la Nación, mientras que la sociedad más perfecta es el Estado8. Así, la Nación se determina en base a elementos culturales e históricos, mientras que el Estado se apoya en el elemento político. Por tanto, estos conceptos, si bien se hallan muy relacionados no son lo mismo, aunque históricamente se ha querido unificarlos, como cuando se dice del Estado que es “la Nación políticamente organizada”, que no puede entenderse uno sin el otro o que uno es requisito del otro9. Pero básicamente, puede concluirse que a partir de las Revoluciones Liberales el Estado se basa en la Nación, aportando ésta su elemento cohesionador y adoptando de aquél su organización política, como una simbiosis10. No obstante, es claro que los dos conceptos son diferentes no sólo por la existencia de “naciones sin estado”, sino por los estados plurinacionales o multiétnicos, y por los raros casos de “estados sin nación”, cuya legitimidad proviene de su pertenencia a una dinastía reinante o su existencia es todavía débil. Concluyendo, entonces, la Nación, antes que un fenómeno objetivo, permanente e independiente de la identidad, es una construcción antes que todo subjetiva, en el sentido de que necesita de la autoidentificación de los sujetos con esa identidad cultural 11,

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Véase NOGUEIRA, Humberto y CUMPLIDO, Francisco. Derecho Político. Ed. UNAB (ed. 1990), p. 110-111. VERDUGO, Mario y GARCÍA, Ana María. Manual de Derecho Político (tomo I). Ed. Jurídica de Chile (ed. 1991), p. 109; LONDOÑO, Beatriz. Estado de crisis o crisis del Estado. U. del Rosario (2003), p. 26; FIGUEROA, Uldaricio. Organismos Internacionales. RIL Editores (2010), p. 84. 10 Sobre la discusión acerca de la relación entre Estado y Nación, puede consultarse a CARRÉ DE MALBERG, Raymond. Teoría general del Estado. Fondo de Cultura Económica (ed. 1998), p. 902-913. 11 Benedict Anderson llama a este fenómeno “comunidad imaginada”, es decir, que no se sustenta en bases empíricas sino en la construcción sociomental que las personas realizan de ello. Una reseña del trabajo de 9

identificación que, por cierto, debe darse de forma “natural”, es decir, sin presiones o influencias ajenas a ese deseo, cosa que como ya vimos no siempre se dio en nuestro país, a juzgar por las tesis de Góngora. Dicho esto, Chile, que es un Estado, no conforma una unidad nacional definida categóricamente, sino que está todavía en ciernes su evolución nacional. Si bien, como veremos más adelante, pareciera apoyarse en la llamada “nación huasa”, bien es cierto que, además de las particularidades indígenas, existen regiones cuyos elementos sociales y nacionales entran en conflicto con esa elección. Pasemos a analizar a continuación. 1. Nación Huasa (o Chilena “auténtica”) Es la nacionalidad más populosa dentro del país y, amén de su fomento por la institucionalidad y una clase dirigente apoyada en la agricultura, tiene el predominio en la identidad cultural del Estado chileno. El huaso es el fruto del mestizaje entre el español y el indígena, concretamente los de la cultura promaucae (picunches, mapuches, etc.), y cuyo hábitat estructural es la hacienda del Valle Central. Su espacio geográfico es amplio, podríamos señalar que se extiende desde Coquimbo hasta el Biobío, siendo su “corazón” las provincias o regiones de Colchagua, Maule o Maipo. La historiografía chilena establece el inicio de esta nacionalidad cultural a fines de la Conquista española. Tras la incursión de los conquistadores en el territorio nacional, y tras los continuos fracasos en la Guerra de Arauco, establecido el Biobío como frontera, las huestes que originariamente se dedicarían a la minería poco a poco se van adaptando y se convierten en agricultores y ganaderos12. Así, el Chile colonial se convierte en un país productor de trigo, sebo, carne, nace la hacienda como el centro del poder económico y social del país, con sus elementos y clases inherentes a ella, patrones e inquilinos. Es la clase patronal, la de los señores hacendales, la que toma en sus manos el proceso independentista y lo saca adelante, y luego se mantiene en su posición dirigente, procurando un equilibrio entre la identidad propia y la aceptación de la modernidad occidental13, lo que no deja de producir cierta tensión social (pipiolos vs. pelucones, Anderson puede hallarse en CASTANY-PRADO, Bernat. Reseña de “Comunidades Imaginadas”, de Benedict Anderson. Konvergencias Número 14 Año IV (2007): http://www.konvergencias.net/castanyprado124.htm 12 Véase sobre el particular GÓNGORA, op.cit., p. 63-65; BARROS ARANA, Diego. Historia Jeneral de Chile (tomo III). R. Jover (1884), p. 171-173; JOCELYN-HOLT, Alfredo. Historia General de Chile (tomo III). Ed. Sudamericana (2004), p. 123-148; FRIAS, Francisco. Manual de Historia de Chile. Zigzag (ed. 1999), p. 161180; VILLALOBOS, Sergio. Chile y su Historia. Ed. Universitaria (1983), p. 104-125 y 218-220; EYZAGUIRRE, Jaime. Historia de las Instituciones políticas y sociales de Chile. Ed. Universitaria (ed. 2000), p. 29-37 y 4550. 13 Un relato más desarrollado acerca del rol de la clase dirigencial en el proceso independentista chileno puede consultarse en JOCELYN-HOLT, Alfredo. La Independencia de Chile. DeBolsillo (2008). En especial los capítulos III (“La elite dirigente”), VI (“Hacia un orden nuevo”) y VIII (“Ensayo y error”).

liberales y radicales vs. conservadores, etc.). Pero en general, mientras el conflicto se daba en el mundo urbano, el mundo rural no parecía vivir toda esa zozobra, lo que contribuyó al mantenimiento de sus estructuras básicas, pese a los adelantos que habría de vivir la agricultura durante los siglos XIX y XX14. Digamos que, en lo esencial, la hacienda fue el soporte invisible del poder político y económico de Chile durante el siglo XIX y los primeros años del siglo XX, sobre todo en la llamada “República Parlamentaria”, en que se vio con claridad el fenómeno del cacicazgo del señor hacendal sobre los habitantes internos y aledaños de su hacienda15. Sólo desde mediados de los ’30, y con más fuerza en la mitad del siglo XX el poder hacendal perdería terreno ante nuevos fenómenos económicos y sociales (Reforma Agraria, apertura comercial al exterior), lo que en todo caso no afecta al proceso identitario. Ahora bien, junto con este proceso constructivo “objetivo” de la nación huasa se da un redescubrimiento “subjetivo” que ayuda a que sea esta identidad la que se convierta en la nacional. Parte sobre todo en la literatura de fines del siglo XIX que busca responder a la pregunta de quiénes son los chilenos. Así surgen, por ejemplo, Nicolás Palacios y su “Raza Chilena”, o Alberto Cabero con su “Chile y los chilenos”. Hay también un acercamiento costumbrista en la narrativa chilena, con ejemplos como “Golondrina de invierno”. En general, se buscaba reivindicar la figura del habitante popular frente a la influencia de las elites. La poesía tampoco se mantendría ajena, y figuras como Gabriela Mistral, Pablo de Rokha o contribuirían a un mayor conocimiento popular de la identidad nacional y en especial la huasa. Las décadas del ’50 al ’80 verían asimismo un redescubrimiento del folclor nacional, en especial el de la zona central, con exponentes tan importantes como Violeta Parra, Victor Jara, Los Huasos Quincheros, etc., aunque algunos de ellos no descuidarían el aporte indígena y de las otras regiones, pero que a la larga harán prevalecer el folclor del Valle Central16. La dictadura militar acentuaría la identidad huasa como estandarte de la conciencia nacional, mientras la oposición levanta una alternativa “popular” de la identidad (canto nuevo, por ejemplo)17. 14

Sobre el mantenimiento de este orden véase CANIHUANTE, Gustavo. Historia viva de Chile. Pehuén (1999), p. 149-156. Una descripción acerca de la realidad social en el campo chileno puede hallarse en BENGOA, José. Una hacienda a fines de siglo: las casas de Quilpué. Proposiciones, N° 19 (1990), p. 142-172. 15 Sobre el tema del poder político en el mundo rural véase HEISE, Julio. El período parlamentario 18611925 (tomo II). Ed. Universitaria (1982), p. 242-252. 16 Sobre el proceso de recuperación folclórica y las tensiones entre “academicistas” y “costumbristas” véase DONOSO, Karen. La batalla del folklore: Los conflictos por la representación de la cultura popular chilena en el siglo XX. Memoria de Licenciatura en Historia, Universidad de Santiago (2006): http://www.archivochile.com/carril_c/cc2012/cc2012-055.pdf 17 Para entender este proceso, en especial durante el Régimen Militar, y la reacción política a ello, véase DONOSO, Karen. ¿Canción Huasa o Canto Nuevo? La identidad chilena en la visión de derechas e izquierdas. En: Varios Autores. “Su revolución contra nuestra revolución” (vol. 2). Ed. LOM (2008), p. 231290.

Podemos concluir entonces que el proceso de afirmación de la identidad nacional en Chile tiene por base el modelo huaso, independiente de su mayor o menor valoración para las clases gobernantes y los grupos políticos. Es el “huaso”, padre del “roto” y de buena parte de las clases medias y bajas de nuestro país, el que se impone como medida y modelo del “chileno promedio”18. La idea nacional se apoya en la imaginería del huaso, tanto visual como musical y de costumbres, la que termina siendo estandarte de la “nacionalidad chilena”, imponiéndose a las otras expresiones nacionales. Así, la vestimenta del huaso, con manta, sombrero, espuelas, se impone como la “imagen de Chile” en el extranjero, en concursos de belleza, etc. La cueca en su versión campesina (obviando su origen peruano y su surgimiento más bien urbano), la tonada, son las melodías más “identificadas” con Chile, por sobre el trote, la sirilla o los bailes pascuenses. En los colegios, en las reparticiones públicas, en los actos cívicos, se pretende hacer patente que es esta parte del territorio la que define el todo en nuestro país, y que los demás lugares deben rendirle pleitesía19. No obstante, esta misma nación debe enfrentarse al afán eurocentrista del que hablamos anteriormente, consecuencia de la tensión entre tradición y occidentalización, y que busca eliminar o minimizar el aporte indígena. Por otro lado, la gran emigración de “huasos” al norte y al sur lo pone en contacto con las otras realidades, indígenas o no, lo que es fuente de conflicto pero también de intercambio. Asimismo, la creciente urbanidad de la población chilena, con el consiguiente retroceso de la vida rural, implica grandes trasformaciones del imaginario propio de esta cultura20. Hay, entonces, un proceso en la nación huasa de transformación en una cultura más “moderna”, pero manteniendo su simbolismo como sello de identidad nacional, algo así como un “estandarte” para diferenciarse de otras naciones que viven procesos similares. Como toda nacionalidad, la Tierra Huasa puede ser clasificada en regiones, que no necesariamente deben coincidir con las divisiones políticas que se han establecido y reformado en el territorio nacional a lo largo de la historia republicana de Chile, guiándome más por afinidades culturales y entre poblados. Así, pueden proponerse como “regiones culturales” las siguientes: 1. Coquimbo (entre el río Elqui y el Choapa) 18

Sobre el particular véase GODOY, Pedro. “Huasología” e identidad. Blog Premio Nacional de Educación (2009): http://premionacionaldeeducacion.blogspot.com/2009/09/huasologia-e-identidad.html 19 Véase, en El Ciudadano, Bisturí a la chilenidad (26-11-2011) : http://www.elciudadano.cl/2011/11/26/44598/bisturi-a-la-chilenidad/ 20 Sobre el particular, véase GONZÁLEZ, Sergio. Nuevos imaginarios de la ruralidad en Chile. Revista de Antropología U. de Chile N° 18 (2005-2006), pp. 9-30: http://www.revistas.uchile.cl/index.php/RCA/article/viewFile/17966/18774

2. Aconcagua (desde el Choapa hasta la cuesta de Chacabuco) 3. Valparaíso (al oeste de Maipo y Aconcagua, excepto San Antonio). La conurbación Viña-Valparaíso tiene caracteres especiales como cualquier ciudad grande, pero no la alejan demasiado de la identidad huasa. 4. Archipiélago de Juan Fernández 5. Maipo (entre la cuesta de Chacabuco y la angostura de Paine –incluye San Antonio—). El tema de Santiago debe ser tratado aparte, por su condición de metrópoli que la aleja un poco del “ideal nacional”. 6. Cachapoal (entre Angostura y Rengo, exceptuando la zona costera) 7. Colchagua (entre Rengo y el río Claro, más la zona costera entre Rengo y Angostura) 8. Talca (entre el río Claro y el Maule, más la zona de Curepto y Pencahue) 9. Maule (desde el río Maule hasta el Perquilauquén) 10. Ñuble (desde el río Perquilauquén hasta Cabrero) 11. Biobío (desde Cabrero hasta el Biobío) 12. Costa de Arauco (parte costera de la provincia del mismo nombre; aunque complica su encierro por “territorio mapuche”) Más adelante me referiré a la zona de Concepción (al suroeste de Ñuble y noroeste de Biobío), que está en un estado de transición entre lo “huaso” y lo “mapuche”, además de su condición de gran urbe (conurbación Concepción-Talcahuano). 2. Nación Nortina Es la que se halla en lo que llamamos el “Norte Grande”, las regiones de Arica-Parinacota, Tarapacá y Antofagasta. Esta zona no siempre fue parte de Chile, ya que al momento de la independencia eran parte de Perú o Bolivia, y su anexión a Chile se produce tras la Guerra del Pacífico (1879-1884). Luego, tras el auge minero (ayer el salitre, hoy el cobre), estas regiones atrajeron mucha población del centro y sur del país, siendo escenario de grandes conflictos sociales que a la larga afectaron al país21. La nación nortina tiene un sustrato distinto a la nación huasa, principalmente por la diferente mezcla étnica, debido al aporte de aimaras, quechuas, collas, y a la mayor incidencia de inmigrantes, ayer ingleses, italianos, chinos y yugoslavos (principalmente croatas y eslovenos) y hoy peruanos y bolivianos22. No olvidamos tampoco una presencia 21

Sobre la inmigración de chilenos al Norte Grande, véase BÄHR, Jürgen: Migraciones en el Norte Grande de Chile. Revista de Geografía Norte Grande N° 7 (1980), pp. 3-20: http://www.geo.puc.cl/html/revista/PDF/RGNG_N7/art01.pdf. 22 Sobre el particular véase: - SOTO, Alejandro. Influencia británica en el salitre: origen, naturaleza y decadencia. Ed. USACH (1988): http://www.memoriachilena.cl/archivos2/pdfs/MC0000312.pdf

mínima, pero no desdeñable, de población afrodescendiente que se ha organizado para defender su identidad cultural23. También debe considerarse el clima desértico que determina una mayor concentración urbana a orillas del mar o en los oasis formados a orillas de ríos o lagos. La influencia indígena en la cultura local es más notoria, produciéndose variados casos de sincretismo, que podemos observar en las fiestas de La Tirana y sus carnavales, o en la arquitectura de pueblos como San Pedro de Atacama24. La nación nortina enfrenta un conflicto, a veces oculto y a veces evidente, con la nación huasa. De partida, el hecho de ser una tierra “conquistada” la convierte en una suerte de “trofeo” que se utiliza como símbolo para elevar la identidad nacional, lo que sin embargo encuentra grandes resistencias en la población local. Por lo anterior, la penetración de la “chilenización” en esta zona ha sido áspera, menos condescendiente y más autoritaria que en otras partes, si exceptuamos la Araucanía25. Segundo, el auge de la llamada “cuestión social” a principios del siglo XX y la tendencia históricamente centralista del Estado chileno son elementos coadyuvantes en esta tirantez norte-sur, lo que ha marcado la historia socioeconómica de Chile desde entonces26. Actualmente, la nación nortina está en un proceso que podríamos calificar de “autoidentificación”. El surgimiento de una élite cultural y económica preocupada del estudio de los elementos identitarios de la zona es el primer paso para una posible - ZLATAR, Vjera. Los croatas, el salitre y Tarapacá. Hrvatski Dom-Oñate Impresores (ed. 2005): http://www.memoriachilena.cl/archivos2/pdfs/MC0037185.pdf - Blog Faro del Fin del Mundo. La presencia china en Chile: de esclavos a soldados: http://dadaisforever.wordpress.com/2009/08/02/la-presencia-china-en-chile-de-esclavos-a-soldados/ 23 Puede citarse, por ejemplo, la Fundación de Afrodescendientes de Chile "Oro Negro" (link: http://usuarios.multimania.es/oronegro/quienes_somos.htm). También, un proyecto de ley para considerar a los afrochilenos como etnia (www.pnews.cl/2011/01/03/piden-terminar-con-discriminacion-contraafroamericanos-negros-chilenos). Para mayor información, puede consultarse el blog “Afrochilenos... hacia la inclusion y el reconocimiento”: http://afrochileno.blogspot.com 24 Para entender estos conceptos recomiendo leer: - BAFONA. Visión panorámica de la cultura del Norte Grande Edición propia (1981): http://www.memoriachilena.cl/archivos2/pdfs/MC0023129.pdf - URIBE, Juan. Fiesta de La Tirana de Tarapacá. Edic. Universitarias de Valparaíso (1976): http://www.memoriachilena.cl/archivos2/pdfs/MC0000627.pdf 25 Sobre la “chilenización” del Norte Grande, el artículo de la Wikipedia en español está muy completo y con datos y bibliografía (http://es.wikipedia.org/wiki/Chilenización_de_Tacna,_Arica_y_Tarapacá). También puede recomendarse el libro El Dios Cautivo. Las Ligas Patrióticas en la chilenización compulsiva de Tarapacá (1910-1922) de Sergio González (2004). Véase su reseña, a cargo de don Lautaro Núñez, en Revista Chungará vol. 37 N° 1, Arica (jun. 2005), pp. 98-101: http://www.scielo.cl/pdf/chungara/v37n1/art10.pdf 26 Una reseña del proceso de identificación regional en Tarapacá nacido a partir del auge salitrero y la “cuestión social” puede encontrarse en CASTRO, Luis. El temprano regionalismo de los tarapaqueños durante el ciclo salitrero: de los discursos económicos a la identidad socio-cultural, 1880-1930. Revista de Cs. Sociales Universidad Arturo Prat N° 12 (2002), pp. 19-27: http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/pdf/708/70801202.pdf

reafirmación de la identidad nortina como un concepto propio, apartado de cualquier referencia a la llamada “nación chilena”. A diferencia de otras naciones, es difícil dividirla en “regiones” dado su componente más urbano que rural. No obstante, es posible diferenciar dos espacios definidos: uno “pampino”, ligado al desierto y a las comunidades residentes en los pueblos y oasis, de gran raigambre indígena, y otro “costero”, unido a los puertos y ciudades costeras y de mayor diversidad étnica. Antes de pasar a la siguiente nación debo hacer una pequeña actualización referida a la nación nortina. En efecto, 17 municipios del Norte Grande decidieron separarse de la Asociación Chilena de Municipalidades y crear su propio cuerpo gremial, acusando que la ACHIM reproduce el centralismo del Estado27. Esto no hace sino confirmar mi tesis de que se está generando un sentimiento de nacionalidad entre los nortinos. Por cierto, ha habido eventos en que derechamente se ha discutido la separación del norte, como en 1932 en medio de la crisis política de entonces28, o en el libro “Sinceridad…” de Valdés Canje29. 3. Nación Atacameña (no debe confundirse con los indígenas del mismo nombre, también llamados likanantai) Esta nación coincide con el territorio de la actual Región de Atacama, y puede entenderse como un punto de transición entre la nación nortina y la nación huasa. Al igual que la primera, predomina la geografía desértica o semidesértica, pero difiere en cuanto ha pertenecido a Chile desde su fundación como colonia y como estado independiente. Difiere del Chile central por su identidad minera, pero comparte participación en la gestación del actual estado chileno y su origen también mestizo, si bien el sustrato indígena es distinto (pueblo likanantai). 27

“Alcaldes del Norte Grande abandonaron la Asociación Chilena de Municipalidades”. Radio Cooperativa (2-4-2013): http://www.cooperativa.cl/noticias/pais/ciudades/alcaldes-del-norte-grande-abandonaron-laasociacion-chilena-de-municipalidades/2013-04-02/143008.html. También, “Asociación de Municipios del Norte se lanza contra ‘el centralismo que humilla’”. Radio Cooperativa (2-4-2013): http://www.cooperativa.cl/noticias/pais/region-de-antofagasta/asociacion-de-municipios-del-norte-selanza-contra-el-centralismo-que-humilla/2013-04-03/091633.html 28 Cuando el norte de Chile quiso ser independiente”. El Nortero (15-2-2011): http://www.elnortero.cl/admin/render/noticia/25799 29 páginas 201 y 202: "Tanto abandono e injusticia ha hecho pensar en Panamá, que se separó de Colombia, aburrido tambien de la indolencia del gobierno central (...) La idea de emancipación ha nacido entre los obreros oprimidos i va tomando cuerpo paulatinamente, i cuenta con secretas simpatias entre los comerciantes estranjeros que tambien se sienten perjudicados por la inepcia gubernativa (...) de tal modo que no sería aventurado suponer que acarician la esperanza de ver convertidas las provincias del norte en la "República Salitrera" bajo el protectorado de Inglaterra, como alguien ya lo ha insinuado (...) hemos colonizado las provincias conquistadas ni mas ni ménos que como España colonizó sus tierras conquistadas en América (...) La consecuencia de tal sistema fué para España la pérdida total de sus colonias ¿que podemos esperar nosotros?” (Link a edición de 1910: http://issuu.com/librocuatro/docs/valdes__j.__sinceridad)

A diferencia de otras nacionalidades, la atacameña tiene un hito que puede ser calificado de fundante: la Revolución de 1859, dirigida por el caudillo local Pedro León Gallo, que surge de las discrepancias entre la élite dirigencial de la capital y la nueva sociedad surgida en Atacama con el auge de la minería, aparte de variados problemas políticos de la época30. Si bien la revuelta terminó con triunfo para el estado chileno, fue fecunda en cuanto antecedente para el proceso democratizador durante la República Liberal, permitió el surgimiento del Partido Radical (el precursor de la izquierda chilena), es hoy día un hito conmemorado por quienes demandan mayor descentralización y participación regional31, y para el pueblo atacameño constituye, siglo y medio después, el signo más importante de su identidad ya no regional, sino que derechamente nacional. Hoy en día, la nación atacameña, ya autoidentificada, se halla en proceso de desarrollo, para sustentarse como una nacionalidad reconocible ante el mundo y los propios chilenos. Existen organizaciones sociales y políticas que demandan una mayor autonomía para la región tanto en lo político como en lo económico32. Las protestas contra Pascua Lama y la fábrica de cecinas de Freirina son también expresión del surgimiento de este sentimiento nacional en una Atacama calificada como verdadero lugar de experimentación ambiental33. Las demandas hoy día se enmarcan dentro de la efervescencia creada por los movimientos sociales, pero no por ello debemos olvidarnos que, ante todo, existe en esta zona la sensación de que en la capital los discriminan. Eso, a la larga, aumentará más el desapego del pueblo atacameño con el estado chileno y con lo que representa. También existe en esta zona una inmigración de gente de otras partes de Chile y el mundo, aunque en menor medida que en el Norte Grande, lo que ocasiona conflictos similares entre atacameños y afuerinos34.

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Un completo resumen de la Revolución de 1859 puede hallarse en CORTÉS, Guillermo. El pensamiento regionalista en Copiapó durante el siglo XIX, los sucesos del 5 de enero de 1859 (2007): http://guillermocorteslutz.blogspot.com/2007/01/la-revolucion-constituyente-1859.html 31 ZALDÍVAR, Adolfo. A propósito de Pedro León Gallo: el regionalismo en pasado y en presente: http://www.pricentro.cl/documentos/A-PROPOSITO-DE-PEDRO-LEON-GALLO.pdf 32 La agrupación más conocida de la zona, en este aspecto, se llama “Segunda Asamblea Constituyente”, que inspirada en los sucesos de 1859 propugna la celebración de un nuevo pacto político-institucional para la autonomía de las regiones del país, especialmente la zona de Atacama. Si bien su propósito es más regionalista que nacionalista, no debe menospreciarse al momento de considerar que hay un sentimiento pronacional en la zona. (sitio web: http://segundaasambleaconstituyentealdia.blogspot.com) 33 CARMONA, Alejandra. Detrás de Freirina: los proyectos que convierten a Atacama en zona de sacrificio medioambiental. El Mostrador (23-5-2012): http://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2012/05/23/detras-de-freirina-los-proyectos-que-convierten-aatacama-en-zona-de-sacrificio-medioambiental 34 Sobre la inmigración extranjera a Atacama, véase Crónica: Inmigrantes en Atacama. Reportaje de 24 Horas TVN Red Atacama (13-6-2012): http://www.24horas.cl/regiones/atacama/cronicainmigrantes-enatacama-180415

Para terminar, en cuanto a una posible “regionalización”, pueden establecerse tres franjas: una franja costera, ligada a la actividad portuaria de Chañaral y Huasco y a las caletas de pescadores; una franja desértica, donde se da mayormente la llamada identidad atacameña ligada a la minería; y una franja andina, desde Tierra Amarilla o Alto del Carmen hacia el este, donde la nación atacameña debe lidiar con las comunidades likanantai35. 4. Nación Lacustre (o “Germano-lacustre”) Uno de los eventos más importantes ocurridos en el siglo XIX en Chile fue la llamada “Colonización Alemana” del territorio comprendido entre Valdivia y Llanquihue, que significó la emigración a esa zona de miles de ciudadanos de los entonces varios estados alemanes. La masiva llegada de germanos a la zona significó una transformación enorme de la región, que a partir de ese entonces adquirió una identidad particular producto de la adaptación de las tradiciones alemanas a la geografía del sur36. La herencia alemana se puede observar a simple vista en la arquitectura de ciudades como Osorno, Puerto Varas, Frutillar, etc., donde predominan las casas de tejas superpuestas, edificios de techos puntiagudos y travesaños con colores característicos, granjas con adelantos inexistentes a la fecha en nuestro país, etc.37 También puede observarse en la cocina y repostería de la zona, que se nutrió de las preparaciones traídas por el inmigrante germano y que terminaron siendo parte de la gastronomía chilena (küchen, cerveza, chucrut). La principal objeción a que la comunidad germánica del sur de Chile pueda ser declarada una “nación” viene del hecho de que sus habitantes decidieron voluntariamente salir de su propia tierra para establecerse en otra. Siguiendo a Will Kymlicka, una de las condiciones básicas de una minoría nacional es su incorporación no voluntaria en un

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Gobierno Regional de Atacama. Estudio Fortalecimiento de la Identidad Regional de Atacama. LOM Ediciones (2010): http://www.territoriochile.cl/1516/articles-84027_recurso_1.pdf Especialmente leer: - pgs. 41-48 (Historia de la identidad regional) - pgs. 70-106 (Identidades regionales) - pgs. 107- 125 (conflictos entre las diversas identidades atacameñas) 36 El gran artífice de la colonización alemana en Chile fue Vicente Pérez Rosales, quien en sus Recuerdos del Pasado (1886) rememora con detalle el esfuerzo para traer a estas personas, cómo se adaptaron a la nueva tierra y cómo trasformaron el paisaje para poder convertirlo en una zona agrícola (capítulos XIX a XXIII): http://www.memoriachilena.cl/archivos2/pdfs/MC0001429.pdf. Para un análisis más objetivo y menos condescendiente, DOMEYKO, Ignacio. Memoria sobre la colonización en Chile (1850): http://www.memoriachilena.cl/archivos2/pdfs/MC0001428.pdf 37 PRADO, D’ALENÇON, KRAMM et. al. Arquitectura alemana en el sur de Chile. Importación y desarrollo de patrones tipológicos, espaciales y constructivos. Revista de la Construcción Volumen 10 N° 2 (2011) pp. 104-121: http://www.scielo.cl/pdf/rconst/v10n2/art10.pdf

estado de mayoría nacional definida38. Entonces, los alemanes de Los Lagos y Los Ríos (y también los alemanes de la Araucanía y el resto de Chile) no pueden aspirar a los mismos derechos de minoría nacional que, por ejemplo, los mapuches, por haberse integrado voluntariamente al estado chileno. Sin embargo, a mi juicio, no puede dejar de considerarse a la comunidad germánica de la zona lacustre como una nación. En primer lugar, constituyen un grupo mayoritario en las zonas que han poblado. Segundo, como hemos visto, la comunidad teutónica ha hecho una transformación enorme en el paisaje natural y en las costumbres del lugar, imponiendo su sello característico. Asimismo, esta transformación ha significado un desplazamiento de otras identidades, como pudieran ser la indígena (mapuches y Huilliches)39. Asimismo, habrá que recordar que ha pasado siglo y medio desde la colonización, por lo que los habitantes se sienten mayormente pertenecientes a esta tierra que a la de sus ancestros, sin contar el aporte que han realizado a la sociedad chilena en general, por lo que no podría calificárselos como meros “inmigrantes”40. Hoy en día los alemanes de las regiones de Los Ríos y Los Lagos (y en menor medida los de la Araucanía) están en búsqueda de ese reconocimiento como parte de la cultura chilena. Algunos han criticado que el discurso “multiculturalista” sólo se enfoque en los pueblos originarios y desprecie el aporte de los inmigrantes a la zona41. Deben, por cierto, enfrentar también el prejuicio antialemán que existe sobre todo tras la Segunda Guerra Mundial. No es claro cómo regionalizar la zona. Debería seguirse los límites actuales de la región de Los Ríos y las provincias de Osorno y Llanquihue.

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Kymlicka desarrolla en su famoso libro Ciudadanía Multicultural (edición en inglés) en el capítulo 5 (“Libertad y Cultura”) También acude a esta idea en su ensayo Derechos individuales y derechos de grupo en la democracia liberal, traducción al español en Revista Isegoría N° 14 (1996) pp. 5-36: http://isegoria.revistas.csic.es/index.php/isegoria/article/view/209/209 39 CEA, Miguel. Colonización Alemana y consecuencias en la vida Indígena. Estudios Sociales U. de los Lagos (2010): http://www.estudiossociales.cl/index.php?option=com_phocadownload&view=category&download=9:colo nizacin-alemana-y-consecuencias-en-la-vida-indgena&id=1:generales&Itemid=13 40 Un pequeño resumen del aporte alemán a la vida nacional puede leerse en DANNEMANN, Victoria. Alemanes en Chile: entre el pasado colono y el presente empresarial. Deutsche Welle (2011): http://www.dw.de/alemanes-en-chile-entre-el-pasado-colono-y-el-presente-empresarial/a-14958983-1 41 RIEDEMANN, Clemente. Alemanes en el Sur de Chile. Necesidad de superar las restricciones del concepto indigenista. blog Suralidad (2008): http://suralidad.blogspot.com/2008/09/alemanes-en-el-sur-de-chilenecesidad.html. Sobre los esfuerzos para entender la realidad multicultural en la zona, véase "Queremos reflejar la riqueza pluricultural y multiétnica de Valdivia". Entrevista a Leonor Adán, directora de la Dirección Museológica de la Universidad Austral, en Nuestro.cl (2006): http://www.nuestro.cl/museos/museos_uasutral1.htm.

5. Nación Chilota Esta nación, históricamente olvidada por el Estado y por los estudiosos, tiene su contexto geográfico en el Archipiélago de Chiloé y las tierras adyacentes, como la zona de Palena (“Chiloé continental”), el seno de Reloncaví, la península de Carelmapu, Calbuco, Maullín, Los Muermos. Antiguamente la provincia de Chiloé comprendía casi todo Llanquihue, Aisén y Magallanes, antes de la colonización germana o chilena. Si nos atenemos a un concepto cultural estricto de nación, entonces Chiloé debe ser considerada una nación aparte de la chilena, debido a que sus elementos culturales son enteramente distintos de lo que podríamos llamar “chilenidad”. Su vocación marítima, expresada en su folclor; el clima húmedo y frío; el aporte mayoritario de la etnia huilliche a la identidad chilota; el aislamiento de la población y su poca recepción de ideas novedosas; la mayor incidencia de la fe católica, que provoca un sincretismo particular en las tradiciones locales y una arquitectura religiosa particular42; una mitología particular, que incluso marca la vida de los habitantes del archipiélago43; incluso, un dialecto propio del español, distinto del que se habla en la zona central o andina44; en fin, todo un conjunto de expresiones que la diferencian claramente y determinan su individualidad cultural45. Esto marca, por cierto, su relación con el resto de Chile, lo que se acrecienta con la forma en que este país se adueñó del que era considerado el último bastión del Imperio Español en Sudamérica46. A partir de ese entonces, la relación entre Chiloé y el 42

En cuanto a las tradiciones religiosas, El libro más completo sobre el fenómeno religioso de Chiloe es el de Isidoro Vásquez de Acuña titulado Costumbres religiosas de Chiloé y su raigambre hispana, escrito en 1956 (Link: http://www.memoriachilena.cl/archivos2/pdfs/MC0008649.pdf). En cuanto a la arquitectura, se habla de la “Escuela chilota de arquitectura religiosa en madera”, cuya expresión máxima son las 15 iglesias declaradas Patrimonio de la Humanidad. Sobre el particular, véase DE LA SOTTA, Paola y DURÁN, Gian Carlo. Identidad, diseño y patrimonio: El caso de Chiloé. En Actas de Diseño de la U. de Palermo, año 3 N° 6 (2009), pp. 120-122: http://fido.palermo.edu/servicios_dyc/publicacionesdc/archivos/15_libro.pdf 43 CÁRDENAS, Renato. El libro de la mitología. ed. Ateli (1998). Leer especialmente introducción, pp. 5-11, para entender la importancia del mito en la sociedad chilota: http://www.memoriachilena.cl/archivos2/pdfs/MC0008652.pdf 44 Sobre las particularidades del hablar chilote, véase “Lenguas de Chiloé”, en el portal dedicado a la isla en la web de la U. Católica de Valparaíso: http://chiloe.ucv.cl/Lenguas%20de%20Chiloe.htm. También, TANGOL, Nicasio. Diccionario Etimológico Chilote. Ed. Nascimento (1976): http://www.memoriachilena.cl/archivos2/pdfs/MC0004107.pdf 45 Francisco Cavada, con su Chiloé y los chilotes (1914) es el primer texto importante que estudia la identidad chilota como algo reconocible y distinguible, analizando su historia, sus costumbres, su idiosincrasia y su lenguaje propio. Link: http://www.memoriachilena.cl/archivos2/pdfs/MC0008648.pdf 46 Un relato completo de la campaña la realiza Diego Barros Arana en su libro Las campañas de Chiloé (1820-1826), presentada como una memoria investigativa para la U. de Chile en 1856: http://www.memoriachilena.cl/archivos2/pdfs/MC0008633.pdf Sobre el proceso de anexión de Chiloé a Chile, y el posterior proceso de "chilenización", véase AGUILAR, Cristian. Anexión de Chiloé (1826). Los Diez Años después. Tesis de Licenciatura en Historia, U. Academia de Humanismo Cristiano (2010):

estado chileno ha sido más de desencuentros que de encuentros, entre la acción asimilacionista estatal o de los emigrados al archipiélago y la defensa de las tradiciones locales47. El proceso y posterior condena contra personas acusadas de asesinato bajo el pretexto de actos de brujería, la llamada “Recta Provincia”, es quizá el capítulo más grave de esta tirante relación entre Chile y Chiloé48. Algunos la consideran parte de la nación patagónica, básicamente porque ésta tiene su origen en la inmigración que habitantes del archipiélago de Chiloé realizaron a las tierras de Aisén y Magallanes, tema que trataremos cuando hablemos de la Patagonia. Sin embargo, en la Patagonia tienen incidencia otros fenómenos migratorios que no existieron en la Isla Grande o no se dieron con tanta fuerza, y que dieron otro cariz a su colonización. Según una observación personal –y por tanto provisional-, Chiloé puede ser dividido en tres regiones o zonas diferenciadas por una presencia más fuerte de algunos elementos culturales: 1. Una zona “chilenizada”, correspondiente al norte de la Isla Grande (comuna de Ancud y parte de la de Quemchi) y la península de Carelmapu. Esta región, aunque mantiene lo esencial de la identidad chilota, es la que más permeable ha sido al proceso civilizador (por no decir “chilenizador”) del estado. Ancud fue hasta 1974 la capital provincial y sede de las principales instituciones públicas y privadas de la zona. Su mayor cercanía al continente, su orientación más al Pacífico, han determinado incluso casos de oposición con el resto de las regiones, en casos como el del proyecto del puente sobre el canal de Chacao49. 2. Una zona huilliche, donde esta etnia indígena es levemente mayoritaria, que puede ubicarse al oeste de la Isla Grande. Esta región escapa al concepto tradicional de “pueblo chilote”, no sólo por la presencia de un pueblo originario, sino porque su vocación no es marítima, sino agrícola. No obstante, mantiene gran parte del acervo cultural que

http://bibliotecadigital.academia.cl/bitstream/123456789/79/1/tlhis16.pdf. 47 Una crítica al proceso de "chilenización", expresada a propósito de la instalación del "rodeo huaso" en la isla se puede hallar en MONTIEL, Dante. El rodeo en Chiloé: un anacronismo del presente. Chiloé Web (s/f): http://www.chiloeweb.com/chwb/suplementos/revista/cronicas/dan_mon_rodeo_chiloe.html 48 Sobre el proceso contra los brujos de la Recta Provincia, consúltese Proceso de los Brujos de Chiloé: http://www.memoriachilena.cl/archivos2/pdfs/MC0008651.pdf 49 Véase TAMAYO, Ricardo ¿Cuál es el origen de la eterna rivalidad entre castreños y ancuditanos? Diario electrónico El Chucao (2011): - Parte 1: http://elchucao.cl/2011/02/18/%C2%BFcual-es-el-origen-de-la-eterna-rivalidad-entre-castrenos-yancuditanos-parte-1/ - Parte 2: http://elchucao.cl/2011/03/24/%C2%BFcual-es-el-origen-de-la-eterna-rivalidad-entre-castrenos-yancuditanos-parte-2/

determina la nación chilota, y no se puede desconocer el aporte cultural hecho por este pueblo. Hoy día, igual que en el caso mapuche, puede hablarse de un “despertar” de la identidad huilliche-chilota, que incluso puede evolucionar a la de una “nación huilliche” en el espacio chilote, incluso admitiendo el conflicto con el chilote “auténtico”50. 3. Una zona chilota “canónica”, surgida en la orilla oriental de la Gran Isla y en los archipiélagos aledaños, que es producto del mestizaje entre Huilliches y españoles. Es esta zona donde se puede apreciar en forma más categórica la nacionalidad chilota de la forma en que la hemos descrito. Hasta el momento, la toma de conciencia nacional de los chilotes ha sido tímida, en gran parte por sus rezagos en materia social, la poca densidad de población, entre otros. No se ha erigido todavía un grupo dirigencial lo suficientemente fuerte como en la Araucanía o la Patagonia. Solamente han existido instancias aisladas que han demandado, por ejemplo, que Chiloé sea una región separada de Los Lagos51, o han criticado la anexión a Chile producida en 1826 y la posterior relación entre el archipiélago y el estado52, o, como vimos, se preocupan de la situación del pueblo huilliche. Hay también preocupación por la conservación de la identidad local frente al fenómeno de la globalización y la modernidad53. Puede decirse, entonces, que la nación chilota se mantiene en un estado de “latencia”, preservándose para poder expresarse con todo vigor cuando la situación lo amerite.

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Sobre el particular ver: - CAYUQUEO, Pedro y SCANDIZZO, Hernán. La isla del sur. Chiloé, territorio williche. Periódico Azkintuwe Archivo Chile (2007): http://www.archivochile.com/Chile_actual/02_pueb_orig/chact_po0122.pdf - MUÑOZ, Manuel. Identidad Williche y no Williche en Chiloé (o Expresiones de la Ideología Williche en Chiloé). Plataforma Formación Integral e Inglés U. de Chile (2011): http://www.lapetus.uchile.cl/lapetus/archivos/1240868025MuF1ozManuelIdentidadWillicheEnChiloe.pdf 51 Existió una web en apoyo a la idea regionalista, www.chiloeregion.com, hoy cerrada (Véase una captura antigua en http://web.archive.org/web/20090906065710/http://www.chiloeregion.com/). Hay también un manifiesto en http://www.chiloeweb.com/datos/noticias/182ChiloeRegion.pdf. En contra de la idea, véase CÁRDENAS, Cristián. Chiloé región: puntos críticos sobre el tema provincial del momento. islaquinchao.cl (25-10-2009): http://www.islaquinchao.cl/index.php?option=com_content&task=view&id=1753 52 JIMÉNEZ, Carola. La república independiente de Chiloé reclama. La Nación (1-8-2006): http://www.lanacion.cl/noticias/site/artic/20060731/pags/20060731215704.html. También, Qué tanto le sirvió a Chiloé ser anexado al territorio chileno. Diario Llanquihue (22-1-2004): http://www.diariollanquihue.cl/site/edic/20040121210935/pags/20040122005634.html 53 Véase en particular Chiloé: 30 años de transformaciones y desafíos. Seminario organizado en 2012 por el Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales de la U. Católica de Chile. Pueden leerse extractos de sus ponencias en: http://gtt.ieut.cl/wp-content/uploads/chiloe_seminario_2012.pdf. Recomiendo especialmente "Transformaciones territoriales y socio‐económicas del sector pesquero de Chiloé: salmonicultura y nuevos pescadores" de Camila Pavez, y "El espacio político fragmentado de Chiloé: asimetrías de poder en una provincia abierta (y expuesta) al mundo" de Álvaro Román.

Como post data, quisiera agregar un detalle. Me refiero al mall (centro comercial) que se construye en Castro, Chiloé, a propósito de un reportaje publicado en la revista “El Sábado” (de El Mercurio) hace dos semanas54. Aparte de su descomunal tamaño, las críticas pasan por que su diseño contrasta gravemente con el ambiente arquitectónico de la ciudad, que es el propio de Chiloé55. Como vemos, esta polémica revela que hay una identidad arquitectónica propia en el archipiélago, y que la construcción modernista del centro comercial es un capítulo más de la tensión entre la defensa de la identidad nacional chilota y los afanes occidentalizadores y “chilenizadores”. 6. Nación Patagónica Podemos identificar como “nación patagónica” a la nacionalidad cultural que surge en los territorios desde Puerto Montt al sur, exceptuando Chiloé, lo que involucra las regiones de Aisén y Magallanes en nuestro país, y en parte la provincia de Palena. También debería incluirse el lado argentino de la Patagonia, que perteneció nominalmente a Chile hasta 1881. Como dijimos antes, hay quienes pretenden incluir dentro de la nación patagónica a Chiloé. No por nada el grupo chilote es el fundador de la colonización de la zona austral y el que predomina en la emigración hacia esta tierra56. Sin embargo, hay varias diferencias entre esta nación y la chilota, siendo las principales, primero, la emigración de colonos europeos y, segundo, el cariz más “modernizado” que se advierte en la zona, frente al cariz más conservador del archipiélago. Esta nación nace de la inmigración. Primero fueron los habitantes de Chiloé los que llegaron a esta parte del mundo en busca de mejores oportunidades de trabajo. Luego lo hicieron varios extranjeros, entre los que destacan británicos, españoles y por sobre todo

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Una versión “pirata” de ese reportaje puede hallarse en http://www.chiledesarrollosustentable.cl/noticias/el-despegue-de-chiloe/ 55 Véase: - La pugna que desató el mall de Chiloé. La Tercera sección Reportajes (10-3-2012): http://diario.latercera.com/2012/03/10/01/contenido/reportajes/25-103281-9-la-pugna-que-desato-elmall-de-chiloe.shtml. - Mall o Mal en la ciudad de Castro: una herida irreparable, ¿Cómo podríamos aprender? Plataforma Arquitectura (1-3-2012): http://www.plataformaarquitectura.cl/2012/03/01/mall-o-mal-en-la-ciudad-decastro-una-herida-irreparable-como-podriamos-aprender/ 56 URBINA, Rolando. Chiloé, foco de emigraciones. En “Chiloé y su influjo en la XI Región: II Jornadas Territoriales”, Instituto de Investigaciones del Patrimonio Territorial de Chile (1988): http://www.memoriachilena.cl/archivos2/pdfs/MC0008634.pdf (pgs. 39 a 46 explican la población chilota de Magallanes). También, LAUSIC, Sergio. Migraciones del archipiélago de la Isla Grande de Chiloé hacia la Patagonia (Chile-Argentina) y participación en el movimiento obrero. Archivo Chile (2005): http://www.archivochile.com/Historia_de_Chile/otros_artic/HCHotrosart0011.pdf

croatas, siendo estos últimos los más destacados en la zona57. Pronto también se sumarían chilenos de la zona huasa. El lado negativo de esta emigración fue la desaparición de los indígenas locales, como tehuelches (aonikénk), yaganes (yámana), onas (selknam y haush), por asimilación o derechamente genocidio. Hoy día subsiste una pequeña comunidad alacalufe (kawéskar) y varios grupos mapuches y huilliches emigrados a la zona58. Habitualmente, se suele dividir esta nacionalidad en dos: la parte magallánica y la aisenina, dependiendo de la zona. Paradójicamente, la parte magallánica fue poblada con anterioridad a la de Aisén pese a su mayor lejanía, principalmente por su mayor accesibilidad marítima y un clima más benigno. Por eso, es en Magallanes donde el sentimiento de pertenencia se ha desarrollado con más fuerza, atendida la presencia de instituciones públicas y privadas que han incentivado la cultura y la economía local, cosas que demoraron en llegar a la parte aisenina59. Así, podría llegar a pensarse incluso que en realidad existe una “nación magallánica”, y es plausible. A fin de cuentas, ha sido esta región la que ha creado movimientos en demanda de autonomía – cuando no independencia – y que han generado protestas graves60, que ha elegido diputados y senadores no afiliados a los partidos nacionales 61, donde el sentimiento regional es más fuerte incluso que el nacional, y donde hay más identificación con los patagones argentinos que con los chilenos de más al norte62. Magallanes ha sido foco de rebeliones y punto de partida para varios movimientos populares, como el de

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Sobre la inmigración croata en Magallanes, véase MARTINIC, Mateo. La inmigración croata en Magallanes. Hogar Croata - Impr. Vanic (1999): http://www.memoriachilena.cl/archivos2/pdfs/MC0037187.pdf 58 MONTIEL, Mauricio. Los colonos mapuches de Magallanes. Entrevista a José Cuyul. Publicado originalmente en Azkintuwe (15-12-2006): http://argentina.indymedia.org/news/2006/12/473315.php 59 Por ejemplo, en Magallanes está la Universidad de Magallanes creada en 1981 a partir de la sede Punta Arenas de la extinta Universidad Técnica del Estado instalada en 1961, y que tiene además sedes en Puerto Natales, Porvenir y Puerto Williams. En cambio, en Aisén no existen universidades locales, a lo más una sede de la U. Austral (de Valdivia). 60 URZÚA, Claudia. El sentimiento regionalista en Magallanes. Blog La Tercera (23-1-2011): http://blog.latercera.com/blog/muronacional/entry/el_sentimiento_regionalista_en_magallanes 61 El nuevo impulso regionalista de Magallanes. Diario Financiero (16-12-2005): http://www.ecosistemas.cl/1776/fo-article-71664.pdf 62 Varios autores. Identidad regional y desarrollo de Magallanes. U. de Magallanes y Gobierno Regional de Magallanes (2010): http://www.territoriochile.cl/1516/articles-83983_recurso_1.pdf. Especialmente leer: - "La identidad magallánica, su origen y desarrollo en la historia" de Mateo Martinic (pp. 13-15) - "La identidad magallánica, una perspectiva desde la revisión bibliográfica de nuestra historiografía regional" de Milton Díaz (pp. 22-31)

2011 por el alza del gas63 y donde surgen grupos autonomistas o derechamente separatistas. Sin embargo, el sentimiento nacional se ha expandido hacia el norte. Aisén, otrora el pariente pobre de la Patagonia, se ha sumado a las demandas de autodeterminación. Los eventos de 2012 en Puerto Aisén fueron la carta de presentación de un nuevo actor. Si bien este movimiento es tributario del surgido antes en Magallanes y de todo un 2011 lleno de protestas en Chile y en el mundo, viene a confirmarnos que la idea nacional prendió en la zona64. Así, puede concluirse que hay una expansión de lo vivido en Magallanes hacia el norte. La gran mayoría de los grupos magallánicos son meramente autonomistas, demandando mayores espacios de decisión local e incentivos para la economía. Aquí se incluyen, por ejemplo, la Asamblea Ciudadana de Magallanes65, Magallanes Se Levanta66, o los parlamentarios Carlos Bianchi (senador) y Miodrag Marinovic (diputado). En cuanto al independentismo, encontré un solo blog de carácter seriamente independentista, ya abandonado, una columna de opinión en que se plantea derechamente el tema de la independencia y ciertos elementos en la narrativa de autores como Eugenio Mimica67. En realidad la expresión “República Independiente de Magallanes” es para la gran mayoría un mero reclamo, un “tejo pasado” en la lucha autonomista. Incluso, me atrevería a decir que hay mayor sentimiento separatista en Concepción que en Punta Arenas. No puede dejarse de lado, por cierto, la influencia de movimientos separatistas y regionalistas en el lado argentino. No por nada las provincias argentinas de Chubut, La Pampa, Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego constituyeron un 63

Ha habido varias otras, algunas sangrientas y otras pacíficas, como en 1878, 1919, 1920, 1934, 1984. Véase al respecto: - DUBLÉ, Diego. Los sucesos de Magallanes: contestación del ex-Gobernador (1878): http://www.memoriachilena.cl/archivos2/pdfs/MC0047707.pdf - RODRÍGUEZ, Manuel Luis. Colonos, gañanes y peones: Historia del trabajo y los trabajadores en Magallanes y la Patagonia (2 tomos). Historia Social de la Patagonia (2004): http://surhistoria.files.wordpress.com/2011/10/historia-del-trabajo-y-los-trabajadores-en-magallanes-y-lapatagonia-1843-1973.pdf 64 Declaración del Movimiento Social por la Región de Aisén del 1 de marzo de 2012: http://www.lanacion.cl/noticias/site/artic/20120301/asocfile/20120301152720/83357641_declaracion_pub lica_movimiento_social_por_aysen.pdf. 65 Sitio web: http://asambleaciudadanademagallanes.wordpress.com 66 http://magallaneselevanta.wordpress.com 67 Véase: - Blog Magallanes Independiente: http://magallanesindependiente.blogspot.com - ¿Llego la hora Magallanes independiente? El Corresponsal (5-1-2011): http://www.elcorresponsal.cl/content/view/1186070/Llego-la-hora-Magallanes-independiente.html - LÓPEZ, Lorena. Discurso utópico/distópico regionalista en "Un adiós al descontento" de Eugenio Mimica. Lteratura y Lingüística N° 23 pp. 47-64: http://www.scielo.cl/pdf/lyl/n23/art04.pdf.

Parlamento Patagónico para tratar asuntos propios de la zona68. Existieron, por ejemplo, un “Movimiento Nacional Patagónico” que buscaba la independencia de la Patagonia argentina69, un “Comité de Acción por una Patagonia Libre”70, entre otros. Esta nación patagónica enfrenta varias oposiciones. Debido a su ubicación estratégica y a su potencial económico la Patagonia ha sido foco de atención de las grandes potencias, lo que entre otras cosas forzó a Chile a establecer una colonia a orillas del Estrecho de Magallanes en 1843 y a promover su poblamiento. También, ha suscitado conflictos como el de límites entre Chile y Argentina, resueltos formalmente en 1881 pero con incidentes posteriores que recuerdan el interés por este pedazo de tierra71. No olvidemos, por cierto, el conflicto por las Islas Malvinas o Falkland que enfrenta a la federación platense con Gran Bretaña. Otro tipo de oposición proviene de sectores políticos que temen que una escalada separatista termine creando “estados títeres” sometidos a intereses foráneos por los recursos de la zona empobreciendo a los actuales estados a que pertenecen72. Por no mencionar el llamado “Plan Andinia”, supuestamente para instalar un estado judío en la zona, que no es sino una mala lectura del manifiesto de Theodor Herzl que sólo lo proponía siempre que fracasara la opción de Palestina.

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Sitio web del Parlamento Patagónico: www.parlamentopatagonico.legisrn.gov.ar http://movimientonacionalpatagonico.blogspot.com 70 http://accionpatagonica.blogspot.com 71 Un estudio sobre las relaciones chileno-argentinas referidas a la Patagonia se puede ver en LEÓN, Marco Antonio. Conspiraciones, paranoias y temores en una historia comparativa (Recensión del libro "El complot patagónico. Nación, conspiracionismo y violencia en el sur de Argentina y Chile (siglos XIX y XX)" de Ernesto Bohoslavsky). Revista A Contra Corriente vol. 7 N° 3 (2010), pp. 483-492: http://www.ncsu.edu/acontracorriente/spring_10/reviews/Leon_rev.pdf 72 Véase CARDONA, Ricardo. Denominada nación patagónica pretende dividir Argentina. América Latina en Movimiento (5-1-2007): http://alainet.org/active/15777&lang=es. También, SALAZAR, Cristián. Patagonia chilena, la segunda entrega. Corporación de Defensa de la Soberanía (2004): http://issuu.com/soberania/docs/patagoniachilenasegundaentrega 69

III Ahora pasaremos a estudiar las naciones indígenas de Chile. A diferencia de las anteriores, el tema acá está más documentado, en principio porque es fácil advertir la gran diferencia entre éstas y la población no indígena. El indigenismo ha sido un movimiento en alza en Latinoamérica y ha liderado revoluciones de carácter nacional, como en Bolivia o Ecuador. El “nacionalismo indígena” asciende con gran fuerza, en gran medida imitando el ejemplo de los nacionalismos europeos o asiáticos, y con la ayuda de aliados dentro y fuera de los países y de una pequeña pero creciente élite dirigencial indígena73. Por otro lado, el aumento de los estudios sobre la realidad indígena y su difusión por las vías tradicionales y las redes electrónicas ha promovido un mayor conocimiento general de la actual situación de nuestros pueblos originarios. 1. Nación Mapuche Se han escrito tantas cosas, se ha dicho tal cantidad de declaraciones y se han escrito tal cantidad de documentos, que hacer una descripción aquí sería superfluo. La “nación mapuche” es, hasta ahora, la más notoria de todas las nacionalidades de Chile, si exceptuamos la nación huasa. La única que se ha erigido como tal y ha reclamado en forma permanente y agresiva su derecho a la autodeterminación. La que ha sido un modelo a seguir por muchos movimientos, no sólo los regionalistas o indigenistas, sino también por agrupaciones ciudadanas y hasta partidos. No puede reducirse esta contienda sólo a un tema de tierras o de oportunidades de trabajo o educación, sino que es un conflicto mucho más profundo, que enfrenta dos visiones de mundo que pretenden predominar en el espacio geográfico histórico aludido. Como lo dije hace muchos años, los mapuches son los únicos que tienen una propuesta seria y elaborada de nacionalismo y separatismo, donde el centralismo del Estado no es la causa principal sino su política asimilacionista en la zona74. Ellos sí tienen un discurso abiertamente “nacional”, que va más allá de las meras demandas de reconocimiento y autonomía, para avanzar en una conciencia de nacionalidad fuerte y declarada75. Existen

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Un pequeño relato sobre la evolución del "nacionalismo indígena" puede leerse en JACKSON, Jean. El Concepto de "Nación Indígena". Algunos ejemplos en las Américas. En URIBE, Carlos (coord.). La Construcción de las Américas. U. de los Andes, Bogotá (1993), pp. 219-241: http://web.mit.edu/anthropology/pdf/articles/jackson/jackson_Concepto_Nacion_Indigena.pdf 74 Véase TERWINDT, Carolijn. Etnicidad en el conflicto ‘Mapuche’ (s/f), especialmente capítulo 2: http://www.ethesis.net/chili/Etnicidad.pdf. También, PEÑA, Carlos. La guerra chileno-mapuche. Columna en El Mercurio (13-1-2013): http://www.elmercurio.com/blogs/2013/01/13/8331/La-guerrachilenomapuche.aspx 75 BARRIENTOS, Ignacio. El tránsito de una identidad étnica a una identidad nacional ¿Nacionalismo indígena?. Archivo Chile, publicado originalmente en Azkintuwe (2005):

partidos y movimientos, como Wallmapuwen, el Consejo de Todas las Tierras o la Coordinadora Arauco-Malleco, que tienen en sus programas una idea nacionalista mapuche, opositora al Estado chileno y la nación chilena (la huasa, principalmente), con propuestas que son abiertamente separatistas76. Por eso el conflicto mapuche ha sido más duro que otros conflictos indígenas en Chile y Sudamérica, porque pone en jaque la idea del “Estado Nación” forjada por las élites a partir del modelo europeo y liberal. De ahí que hayan alianzas (o se le supongan) con otros grupos nacionalistas, como vascos, catalanes, bretones, etc., lo que prueba la seriedad de sus planteamientos77. Por cierto, también critican la utilización de su conflicto por parte de grupos políticos de izquierda, acusando otra forma de “aculturación” esta vez por razones ideológicas78. A simple vista, pareciera que el conflicto es sencillo de entender y que los partidarios de la autodeterminación de los pueblos no pueden tener dudas a la hora de apoyar la secesión de la Araucanía. No por nada, es absolutamente entendible que los mapuches no se sientan chilenos ya que han sido ellos, sea por su Estado o por sus habitantes, los que han expoliado a su pueblo en beneficio ni siquiera de la nación chilena toda, sino de unos cuantos. Sin embargo, esta historia conflictiva no puede ser analizada en una división tajante de mapuches vs. chilenos. Y no es por considerar a los mapuches como chilenos, sino porque el cruce social entre ellos es muy intrincado. La inmigración mapuche hacia ha sido de tal envergadura que hoy la mayor concentración de miembros de esta etnia no está en la Araucanía, sino en el Gran Santiago79. Por otro lado, la llegada de colonos y de http://www.archivochile.com/Pueblos_originarios/hist_doc_gen/POdocgen0016.pdf. También, GAVILÁN, Víctor. Los mapuche, ¿grupo étnico o nación indígena? Espacio Regional vol. 1 N° 6 (2009), pp. 89-92: http://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/3676851.pdf 76 Véase al respecto Coordinadora Arauco Malleco, Análisis de la lucha de la CAM, Movimiento Mapuche y proyecciones (2005): http://www.nodo50.org/weftun/documentos/2005/analisisdelalucha.htm. 77 Sobre la relación entre nacionalistas vascos y mapuches véase Chile acusa a una ONG vasca de convertir a los mapuches en una guerrilla. El Mundo (18-8-2009): http://www.elmundo.es/elmundo/2009/08/18/espana/1250566574.html. También, Vascos y mapuches reivindican Derecho a la Autodeterminación. Blog SurcoAustral (28-7-2008): http://surcoaustral.blogspot.com/2008/07/vascos-y-mapuches-reivindican-el.html. En cuanto a la relación entre Wallmapu y la Esquerra Republicana de Cataluña, véase Dirigente de organización Wallmapuwen firmó protocolo de acuerdo con Esquerra en Catalunya. Mapuexpress (5-8-2008): http://www.mapuexpress.net/content/news/print.php?id=3060 78 Coordinadora Arauco-Malleco. Análisis...: "Sostenemos que la cultura occidental, básicamente la cultura de los partidos políticos que han utilizado al movimiento mapuche, no debieran tener presencia en la actual lucha (...) esto se debe a que aún se mantienen concepciones ortodoxas y paternalistas por parte de los partidos de izquierda, que es con quienes debiéramos tener mayor cercanía. Aún existe, una suerte de asimilación ideológica de parte de ellos hacia nosotros, que no vamos a aceptar, más aun si existe una suerte de manipulación programática en la lucha mapuche." (destacado nuestro) 79 Véase Instituto Nacional de Estadísticas. Estadísticas Sociales de los pueblos indígenas en Chile - Censo 2002: http://www.ine.cl/canales/chile_estadistico/estadisticas_sociales_culturales/etnias/pdf/estadisticas_indige nas_2002_11_09_09.pdf. Por ejemplo, actualmente la Región Metropolitana residía el 27,7% de los

otros chilenos ha dejado a la etnia mapuche en minoría, sin contar los múltiples intercambios de orden económico, social, cultural, etc., que se producen día a día entre ellos. Más allá de todas las consideraciones acerca del rol del “invasor” o del modelo económico imperante, lo cierto es que mapuches y no mapuches tienen una relación casi simbiótica, por lo que no es llegar y ponerlos unos contra otros. Así como hay nomapuches que apoyan las demandas del pueblo mapuche (moderadas y exaltadas), también hay personas de esta etnia que tienen lealtad hacia los “huincas”. Por tanto, si llegara a haber un conflicto mayor las consecuencias pueden ser desastrosas, si es que no se consideran esas intrincadas relaciones. Se han realizado numerosas propuestas para la solución del conflicto mapuche. Me voy a centrar en aquellas que apelan al tema de la autonomía política y cultural. Las primeras propuestas surgen en la década de los 90, principalmente de centros de estudios y organizaciones ligadas al pueblo mapuche. Así, en 1992 el Centro de Estudios y Documentación Mapuche Liwen proponía un Estatuto de Autonomía Regional con Asamblea y Gobierno Regional con énfasis en la identidad cultural mapuche, en una zona que coincidía con la actual Región de la Araucanía más algunas zonas adyacentes. En un mismo sentido se pronunciaba la organización Admapu, aunque también proponía una cuota participativa del pueblo mapuche en el Estado chileno, además de una reforma constitucional. Estas propuestas estaban en una línea menos rupturista y más de ser reconocidos como ente cultural antes que político. Más adelante, se observan los primeros intentos de separatismo efectivo, como en el caso de la Coordinadora AraucoMalleco (quienes plantean la “reconstrucción nacional” como primer paso a la consecución de la independencia) y el Consejo de Todas las Tierras. Este último proponía una Autonomía más fuerte que la propuesta de Liwen, con una verdadera “constitución mapuche” y una relación más horizontal con el Estado. La idea del CTT es establecer un principio de federación entre Chile y los mapuches, con amplias autonomías políticas y culturales para estos últimos, con un retorno a los modelos tradicionales de autoridad mapuche, es decir loncos, rehues y comunidades. Asimismo, propone una reforma constitucional de reconocimiento basada en tres pilares: el derecho a la autodeterminación del pueblo mapuche, la restitución de las tierras y el derecho al uso y control del territorio y sus recursos. Otras organizaciones, como Identidad Lafkenche,

indígenas del país (p. 13), de los cuales más de 180 mil corresponden a mapuches (p. 17). Si el promedio es de 62,4% en zona urbana (p. 19), entonces cerca de 115 mil mapuches viven en la capital y ciudades aledañas.

también apuntan a una autonomía mapuche no sólo en un sentido global, sino también para las comunidades en que este pueblo se divide80. Como el mismo Lavanchy observa, estas propuestas, si bien atacan un problema fundamental que es la participación política mapuche, no solucionan otros conflictos. De partida, no se preocupan de la situación de los no mapuches en la zona, o aceptan cierta proporcionalidad de participación. Si la solución es excluir del gobierno autónomo mapuche a los “huincas”, entonces la autonomía se convertiría en una especie de “apartheid al revés”, es decir, los discriminados de ayer serían los discriminadores de mañana. Si se acepta una solución basada en la proporción de poblaciones, entonces surge el problema de que los mapuches son minoría incluso en la propia Araucanía, lo que puede frustrar las aspiraciones identitarias que se quieren lograr en el posible gobierno autónomo. Asimismo, no existe acuerdo en cuanto al territorio que debe ser gobernado o el modelo a adoptar (si uno más “occidental” u otro más “autóctono”), o la relación con el Estado. También hay críticas en cuanto a la valoración o no de la democracia dentro de las propuestas, sobre todo las más apegadas a la tradición mapuche81. Se puede concluir, entonces, que las divergencias en cuanto a las propuestas hablan de cuán distintas pueden ser las visiones del conflicto entre los mismos mapuches. Recientemente se hizo una nueva propuesta de autonomía por parte de varias organizaciones mapuches, en medio del recrudecimiento del conflicto. Si bien aún falta conocer un texto definitivo, existen algunos adelantos de lo que se propondría. Así, existirían tres bases o ejes de la autonomía: un plano social-espiritual, un plano cultural y un plano ambiental. Sobre estas tres bases se pretende construir una nueva relación con el Estado. Se trataría de una “región autónoma”, en un sistema de gobierno que combine las autoridades tradicionales mapuches con el modelo democrático occidental, donde la lengua oficial sea el mapudungun, especialmente en la educación. Existen divergencias en cuanto al territorio abarcado, el modelo económico a imperar, entre otras cosas 82. Se puede observar de este estatuto, pero más bien de las declaraciones de líderes mapuches, que esto sería una solución a corto plazo, preparando el camino a la verdadera aspiración del pueblo mapuche, cual es la independencia de la Araucanía del Estado chileno. Por cierto, no ocupan la palabra “independencia”, pero es claramente deducible 80

Todas son mencionadas en LAVANCHY, Javier. Conflicto y propuestas de autonomía mapuche. Centro de Documentación Mapuche (1999): http://www.mapuche.info/mapuint/lava1.html 81 Véase también MARIMÁN, José. Movimiento Mapuche y Propuestas de Autonomía en la Década Post Dictadura. Centro de Documentación Mapuche (1997): http://www.mapuche.info/mapuint/jmar4a.htm (tbn. jmar4b.htm y jmar4c.htm) 82 Véase BAEZA, Angélica. El proyecto que pretende crear el gobierno autónomo Mapuche desde la región del Biobío al sur. La Tercera (26-2-2013): http://www.latercera.com/noticia/nacional/2013/02/680-5069799-el-proyecto-que-pretende-crear-el-gobierno-autonomo-mapuche-desde-la-region-del.shtml

de sus palabras, ya que podría ser usado en su contra por quienes se oponen a esta clase de autonomías. Las principales oposiciones a la idea de un “gobierno autónomo mapuche” pasan primeramente por el temor a que la soberanía del Estado chileno quede en entredicho, dando paso a cosas peores, como la desmembración del territorio. No olvidemos que además este conflicto es seguido tanto dentro como fuera del país, y el éxito o fracaso del movimiento puede ser crucial para el desarrollo de otros movimientos de esta índole. La misma existencia de Chile, como estado, puede verse en entredicho, y no es broma. No es lo mismo un Chile que se extiende desde Visviri a Cabo de Hornos que uno limitado entre el Elqui y el Biobío. No será lo mismo un Chile sin posesiones en el Pacífico. Y un estado más homogéneo étnicamente tiene problemas y consecuencias distintas que uno más diverso. En resumen, podemos señalar que la Nación Mapuche está inmersa en un proceso de autoidentificación potente, que pone énfasis en la diferencia y no en las similitudes con la Nación y el Estado chilenos, los que a asu vez insisten en la asimilación a su concepción de mundo. Como bien se ha dicho, el conflicto entre mapuches y chilenos es un problema comunicacional. De un lado, sentir que su identidad es subvalorada y violentada. De otro, creer que la actitud del pueblo mapuche es intrínsecamente mala y que sólo la solución aportada desde el punto de vista chileno puede solucionar sus problemas. La autoafirmación de la identidad frente al paradigma de la “nación chilena única, indivisible y uniforme” 83. Entonces, no bastará con medidas que solucionen aspectos puntuales, es algo mucho más grande. No se va a acabar la violencia con más policías porque no es mero vandalismo o terrorismo, es una verdadera guerra, al menos en la visión mapuche. No basta con apelar a la institucionalidad, porque hay un fuerte cuestionamiento por parte de quienes hoy se oponen. Si ya dentro de la “nación chilena” hay rechazo parcial o total a estas formalidades ¿qué queda para quienes derechamente no se sienten chilenos?. Es un conflicto de nacionalidades, y sólo cuando se acepte este hecho podremos llegar a soluciones más amistosas y convenientes para todos84. 2. Nación Rapanui Isla de Pascua (también llamada Rapa Nui ó Te Pito O Te Henua) es el punto más occidental del territorio nacional, a 1.200 km de las costas chilenas, en la Polinesia. 83

Véase al respecto Conflicto Mapuche: un problema relacional, en La Tercera sección e-class (5-10-2012): http://uai.eclass.cl/comunidad/articulo/34153/conflicto-mapuche-un-problema-relacional 84 Una visión acerca del ascenso de la idea “nacional mapuche” puede verse en VILLEGAS, Fernando. La Araucanía en llamas. Blog La Tercera (28-7-2012): http://blog.latercera.com/blog/fvillegas/entry/la_araucan%C3%ADa_en_llamas

Famosa por sus estatuas de roca (moai) y una cultura local plena de mitos, artes y sucesos que la hacen un apetecido destino turístico. La historia de Chile con esta posesión oceánica, si bien algunos la remontan a su descubrimiento por Jakob Roggeveen en 172285, empieza realmente a mediados del siglo XIX, con el viaje de diversas naves a la isla y la motivación del capitán Policarpo Toro para convencer al gobierno de adquirir tal posesión86. Finalmente, la Isla de Pascua se convirtió en territorio chileno en 1888. A partir de su incorporación a Chile, la historia de la relación entre el Estado chileno y la sociedad rapanui ha atravesado encuentros y desencuentros. Después de un fracasado intento de colonización, la isla fue arrendada a una compañía ganadera, quien utilizó gran parte de ella en perjuicio de los nativos. Tras una etapa de transición, mediante la ley 16.441 se hizo efectiva la integración de Rapa Nui al Estado chileno, pasando sus habitantes a tener el carácter de nacionales (ciudadanos)87. Al igual que en el caso de los mapuches, los rapanuis han debido enfrentar el ánimo “occidentalizador” del Estado chileno, que se reflejó especialmente en la educación. La necesidad de que fueran empleados funcionales a los administradores de turno, además de los prejuicios y temores que había respecto a ellos, fue la causa de variadas restricciones a los derechos fundamentales de los isleños, especialmente en cuanto a libertad de desplazamiento, de trabajo, derechos culturales, etc88. Pese a las concesiones que el Estado ha estado realizando desde 1966 a la isla y los isleños, que incluyen franquicias económicas, excepciones legales, e incluso una reforma constitucional para 85

Uno de los argumentos para la pretensión chilena estaría en la expedición de González de Haedo realizada por orden del virrey Amat y Junyent en 1770, en la que declaró la anexión de la isla a la Corona Española. Véase GAMARRA, Alberto. La conquista castellana de la Isla de Pascua. Blog Historia Infinita (2009): http://historiainfinita.wordpress.com/2009/03/07/la-conquista-espanola-de-la-isla-de-pascua/ 86 Véase FORTUNE, Karen, y ROMANIK, Katy. Isla de Pascua: Frontera Oceánica Chilena. Memoria de Licenciatura en Derecho, U. de Chile (2004): http://www.tesis.uchile.cl/tesis/uchile/2004/fortune_k/html/index-frames.html. Especialmente, capítulos III, “Antecedentes de la incorporación de la Isla de Pascua a la soberanía nacional” y IV, “La soberanía chilena sobre Isla de Pascua”. 87 Para mayor detalle sobre la historia chilena en Rapa Nui leer RECASÉNS, Andrés et al. Isla de Pascua: Proceso, Alcances y Efectos de la Aculturación. Facultad de Ciencias Sociales U. de Chile (1981): - 1888-1895. Colonización Chilena: http://www.facso.uchile.cl/publicaciones/sitios/lenguas/pascuense/ipa08.htm - 1895-1953. Hacienda Ovejera: http://www.facso.uchile.cl/publicaciones/sitios/lenguas/pascuense/ipa09.htm - 1953-1966. Administración de la Armada de Chile: http://www.facso.uchile.cl/publicaciones/sitios/lenguas/pascuense/ipa10.htm - 1965-1973. Sociedad Abierta: http://www.facso.uchile.cl/publicaciones/sitios/lenguas/pascuense/ipa11.htm 88 Ver Informe de la Comisión de Verdad Histórica y Nuevo Trato de los Pueblos Indígenas, vol. 3 tomo 1, (2003), cap. 4 "Atropellos a los Derechos Humanos": http://biblioteca.serindigena.org/libros_digitales/cvhynt/v_iii/t_i/pueblos/v3_t1_informe_pueblo_mario_tu ki_y_otros-4_.html

dotar a la isla de autonomía política, todavía existe en la población local, especialmente la etnia nativa, un sentimiento negativo hacia el gobierno continental. Otras amenazas a la cultura y sociedad rapanui provienen, primero, de la gran afluencia de turistas y de quienes quieren aprovechar el auge de esta actividad, lo que ha conllevado beneficios pero también perjuicios ambientales y patrimoniales89. En segundo lugar, la inmigración de “continentales” a la isla, principalmente chilenos, amenaza con la existencia de la cultura rapanui, no tanto por su intervención en la realidad isleña sino porque el bajo número de rapanuis (alrededor de 3 mil, de un total de 5.000 hbtes.) podría convertirlos a ellos, a largo plazo, en una minoría90. Por otro lado, la isla sigue siendo un punto estratégico para la navegación en el Pacífico, por lo que se convierte en un territorio sensible a las pretensiones de otras potencias 91. Lejos de la realidad de otras islas (como Juan Fernández), Chile debe tener gran interés en mantener este pedazo de tierra, que ayuda en su vocación pro-Pacífico, con importantes efectos en la economía nacional92. Con todo ello, Isla de Pascua es, luego de la Araucanía y la zona austral, la que más riesgo tiene de tener un movimiento separatista. Ya existe un “Parlamento Rapa Nui”, instancia similar a las asambleas ciudadanas, cuyo objeto es avanzar hacia una completa independencia de la isla93. También en la Comisión de Verdad Histórica y Nuevo Trato se llega a la conclusión de que la mejor salida a la situación es la independencia de la isla94. Existen, por cierto, sectores más moderados, que claman por una mayor autonomía 89

Para el despojo arqueológico y ambiental véase Corporación de Defensa de la Soberanía. Historia de la Isla de Pascua: Su incorporación y su conflicto con la Williamson & Balfour. Daños patrimoniales, pretensiones internacionales e independentismos (actualizado 2008), pp. 9-17: http://issuu.com/soberania/docs/rch-enc-012 90 Informe de la Comisión... cap. 9 "Inmigración de continentales y extranjeros a Rapa Nui": http://biblioteca.serindigena.org/libros_digitales/cvhynt/v_iii/t_i/pueblos/v3_t1_informe_pueblo_mario_tu ki_y_otros-9_.html 91 Corporación de Defensa de la Soberanía, op. cit., pp. 5-9. 92 FORTUNE, op. cit., cap. VII “Importancia de la posesión de Isla de Pascua con respecto a la cuenca del Pacífico”. 93 Véase: - “Presidente Parlamento Rapa Nui amenaza con separar Isla de Pascua de Chile”, blog Islas del Pacífico (101-2013): http://islasdelpacifico.wordpress.com/2013/01/10/presidente-parlamento-rapa-nui-amenaza-con-separarisla-de-pascua-de-chile - “Isla de Pascua advierte que irá a La Haya para independizarse de Chile”, Radio Cooperativa (16-1-2013): http://www.cooperativa.cl/noticias/pais/isla-de-pascua/isla-de-pascua-advierte-que-ira-a-la-haya-paraindependizarse-de-chile/2013-01-16/181500.html 94 Planteamiento final de la Comisión Provincial de Verdad Histórica y Nuevo Trato de Isla de Pascua: http://biblioteca.serindigena.org/libros_digitales/cvhynt/v_iii/t_i/pueblos/v3_t1_informe_pueblo_mario_tu ki_y_otros-10_.html

dentro del Estado chileno y el respeto y protección de la cultura local95, existiendo incluso una propuesta de Estatuto de Autonomía para hacer efectivo el mandato del constituyente96. Objetivamente, la situación de Isla de Pascua dista de ser la óptima en comparación con otras posesiones en el Pacífico. Incluso Ecuador tiene en mejores condiciones a sus Islas Galápagos, habiendo hasta una sede universitaria ahí. Entonces, si no quiere perder esta preciada joya, el Estado chileno deberá hacer todos los esfuerzos posibles para preservarla. Y eso implica, obviamente, favorecer la autonomía cultural y administrativa con miras a resguardar su acervo, cosa que debería ocurrir no sólo con la etnia rapanui sino con todas las nacionalidades del país. Eso lo trataremos más adelante, cuando hagamos las conclusiones. 3. Otras naciones indígenas Las otras nacionalidades indígenas que residen en nuestro país las trataré brevemente, no por ser menos importantes que las mencionadas, sino porque su incidencia en el problema nacional chileno es menor, sea por tener mayor presencia en otros países o por su exiguo número. I. Aimaras, Collas y Quechuas: trataré en un solo punto a los indígenas del Norte Grande ya que su situación es similar dentro del país. Para empezar, diremos que los aimaras y quechuas, minoritarios en Chile, son bastante mayores en número en los países limítrofes, llegando a casi 4 millones en Bolivia97 o 3 millones de quechuas y 400 mil aimaras en Perú, mientras apenas hay 49 mil aimaras y 6 mil quechuas en Chile, que se concentran en los sectores desérticos y cordilleranos98. Por otro lado, al igual que en el caso mapuche, está tan documentada la situación actual de este pueblo que agregar otra cosa sería redundar. 95

Véase: - "Mi partido político es Rapa Nui". Entrevista a Pedro Edmunds, El Periodista año 2 N° 41 (3-8-2003): http://www.elperiodista.cl/newtenberg/1428/printer-35119.html - DI CASTRI, Francesco. Sobre la autonomía de Rapa Nui. La Nación (12-8-2003): http://www.lanacion.cl/noticias/site/artic/20030811/pags/20030811182947.html - Informe de la Comisión de Verdad Histórica y Nuevo Trato, vol. I 2da parte, cap. 8, "Propuestas y Recomendaciones Relativas al Pueblo Rapa Nui y a un Nuevo Estatuto de Administración para Isla de Pascua": http://biblioteca.serindigena.org/libros_digitales/cvhynt/v_i/2p/v1_sp_recomendaciones-8_.html 96 Mensaje de S.E. la Presidenta de la República con el que inicia un Proyecto de Ley que establece el Estatuto Especial de Gobierno y Administración para el Territorio de Isla de Pascua (presentado al Congreso el 4 de junio de 2008): http://sil.congreso.cl/docsil/proy6325.doc 97 Instituto Nacional de Estadística de Bolivia. Censo de 2001, parte 6 "Autoidentificación con Pueblos Originarios o Indígenas de la Población de 15 años o más de edad": http://www.ine.gob.bo:8082/censo/make_table.jsp?query=poblacion_06 98 Atlas sociolingüístico de pueblos indígenas en América Latina: - Población pueblo aimara: http://atlaspueblosindigenas.files.wordpress.com/2010/05/aymara2.pdf - Población pueblo quechua: http://atlaspueblosindigenas.files.wordpress.com/2010/05/quechua3.pdf

Sin embargo, hay que destacar algunas cosas. Primero, se debe reconocer el aporte de estas etnias en la conformación de lo que anteriormente describimos como “nación nortina”, una entidad distinta de lo que se concibe como “chileno”, lo que ha sido fuente para un proceso profundo de aculturación que afecta sobre todo a estas comunidades, agravado por el hecho de haber pertenecido a un estado distinto (Perú o Bolivia) 99. Por otro lado, si bien menos radical que en el caso mapuche, el pueblo aimara se ha organizado para defender su cultura y derechos, destacando, por ejemplo, el Consejo Nacional Aymara de Mallkus y T'allas100. El caso del pueblo colla es más reciente ya que incluso hasta la década del ’90 no se reconocía su existencia como etnia autónoma, siendo confundidos con likanantais o aimaras, lo que básicamente se producía por su convivencia frecuente con estos pueblos101. II. Indígenas de los canales australes: En este grupo aglutinaré a los alacalufes o kaweskar y los yaganes o yámana, pueblos que actualmente enfrentan una situación crítica. Partiendo por la etnia alacalufe, hoy en día reducida a poco más de un centenar de personas residentes principalmente en la Isla Wellington. Su lengua hoy día está en serio riesgo de desaparecer y subsumirse en la nación patagónica o magallánica. No obstante, lo que parece ser un problema, la deficiente comunicación entre la isla y el resto de la zona, se ha convertido paradójicamente en un factor de preservación de esa cultura, lo que nos llega a demostrar que una mayor intervención estatal sería contraproducente sin que exista la correspondiente labor de conservación de la lengua y cultura locales, lo que implica por cierto una cierta autonomía en tal sentido para este pueblo. Han existido, por cierto, esfuerzos tanto públicos como privados para defender este patrimonio 102. En cuanto a los yaganes, se pueden considerar prácticamente extintos, ya que están

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Informe de la Comisión... (vol. 1, primera parte) cap. 5 "La ocupación chilena en territorios aymaras": http://www.serindigena.org/libros_digitales/cvhynt/v_i/1p/v1_pp_2_norte_c1_pueblo_aymara-5_.html. Véase especialmente el punto 5.1 "Las primeras políticas del Estado chileno y la chilenización". También, GONZÁLEZ, Sergio. Los aymaras de Isluga y Cariquima: un contacto con la Chilenización y la Escuela. Revista de Ciencias Sociales U. Arturo Prat, N°3 (1994): http://www.revistacienciasociales.cl/archivos/revista3/word/revista3_articulo1.doc 100 Sitio web (provisional): http://cna-chile.blogspot.com 101 Sobre el proceso de reidentificación del pueblo colla véase QUIROZ, Daniel y JERIA, Yuri. Etnogénesis e identidad cultural entre los grupos colla de la cordillera de Atacama. Boletin del Museo Regional de Atacama Nº 1 (2010), pp. 25-42: http://es.scribd.com/doc/44969396/Boletin-01-2010. También, Consejo Nacional de la Cultura y las Artes. Estudio diagnóstico del pueblo Colla (2011): http://www.cultura.gob.cl/wp-content/uploads/2013/04/Informe-final-pueblo-Colla.pdf 102 Podemos destacar, al efecto, el trabajo de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile en el rescate de las lenguas originarias, creando un portal dedicado al pueblo alacalufe (http://www.kawesqar.uchile.cl).

reducidos a unas cuantas decenas de habitantes, y apenas una sola persona habla la lengua103. III. Likanantai (también llamados atacameños, pero para diferenciarlos de la nación mestiza homónima los llamaremos así): Esta etnia, cuyo número es discutido debido a su alto grado de mestizaje104, formando uno de los elementos fundadores de lo que llamamos en su momento “nación atacameña”. Actualmente, la mayoría reside en la región de Antofagasta, viviendo en forma casi idéntica a la que tenían hace 5 o más siglos105. Quizás uno de los trabajos más dedicados a la salvaguardia del acervo cultural de esta etnia es el que hizo el padre Gustave Le Paige al abrir el museo que hoy lleva su nombre en la ciudad de San Pedro de Atacama, misma que ha centrado su actividad económica en el etnoturismo, actividad a la que se han adaptado las comunidades locales para su subsistencia. Aparte de esto, ha habido instancias por parte de este pueblo para defender su patrimonio natural y cultural y tener una voz de reclamo hacia las autoridades106. IV. Huilliches y pehuenches: Actualmente se les considera parte de la “nación mapuche”. Sin embargo, existen razones para pensar que pueden ser naciones que viven un proceso de aculturación e integración en la ya mencionada. Por ejemplo, se considera que el chesungun, la lengua huilliche original, es más bien una “hermana” del mapudungun, por su poca inteligibilidad mutua107. Por otro lado se ha señalado que los pehuenches tendrían su origen en los huarpes de Argentina y que se “mapuchizaron” al llegar a Chile108. En todo caso, está claro que estos pueblos se han unido al mapuche en su lucha por la autodeterminación, integrándose en sus instancias participativas109, por lo que hoy 103

Sin embargo, en el Censo de 2002, se dieron cifras más altas, llegando a 2.622 alacalufes y 1.685 yaganes. Pero es una estimación general, que no distingue grados de mestizaje o participación de la cultura étnica. Véase Instituto Nacional de Estadísticas. Censo 2002: Síntesis de Resultados: http://www.ine.cl/cd2002/sintesiscensal.pdf 104 Según el INE, la población likanantai o atacameña llega a 21 mil personas (ver nota anterior). Otras fuentes, sin embargo, los reducen a cerca de 3 mil. 105 Hay mucho material en la web sobre la nación likanantai. Sólo mencionaré un par de ellos: - Likan-Antai, el blog del Pueblo Atacameño: http://likan-antai.blogspot.com/ - Reseña sobre los atacameños en Profesor en Línea: http://www.profesorenlinea.cl/chilehistoria/Atacamenos.htm 106 Véase al respecto: “Comunidades Atacameñas de Chile, Bolivia y Argentina Firman Declaración de Quetenas”. La Voz del Norte (31-3-2012): http://www.lavozdelnorte.cl/2012/03/comunidades-atacamenasde-chile-bolivia-y-argentina-firman-declaracion-de-quetenas. También, “Asamblea indígena atacameña en alerta por eventuales concesiones a privados de áreas silvestres protegidas”. Radio U. de Chile (30-5-2012): http://radio.uchile.cl/noticias/154459/ 107 Ficha del chesungun en Ethnologue: http://www.ethnologue.com/language/huh 108 VILLALOBOS, Sergio. Vida fronteriza en la Araucanía: el mito de la Guerra de Arauco. Ed. Andrés Bello (1995), p. 32. 109 SAAVEDRA, Alejandro. Los Mapuche en la Sociedad Chilena Actual. Lom Ediciones (2002). pp. 72 y 75-78.

pueden ser considerados como “regionalidades” mapuches. (Véase también en el caso de la “nación chilota” la parte dedicada a los huilliches del archipiélago). IV Antes de pasar a las conclusiones, tengo que referirme de manera especial a las “agrupaciones urbanas” más importantes del país, que si bien forman parte de una nación, tienen elementos especiales que les imprimen una identidad peculiar. Hablemos someramente de ellas. 1. Santiago La capital política, económica, histórica y social de Chile y de la Región Metropolitana. Fundada en 1541 y que hoy ocupa casi 1000 km2 de superficie, cubriendo la casi totalidad de la Provincia de Santiago, alcanzando Puente Alto y sectores de la Provincia de Cordillera, San Bernardo (capital de la Provincia de Maipo), rozando la frontera con Padre Hurtado (Provincia de Talagante) y amenazando con expandirse al norte, por la Provincia de Chacabuco (comuna de Colina: Chicureo, Piedra Roja). Contrariamente a la mayoría de las capitales del mundo, Santiago no tiene una autoridad única encargada de su gobierno urbano, quedando éste en manos de las 37 comunas, lo que provoca graves descoordinaciones a la hora de organizar temas como el transporte urbano o la planificación inmobiliaria110. Buena parte de su crecimiento se debe a su condición de centro neurálgico de las grandes decisiones públicas. Históricamente se ha ligado el poder político con el económico, sea porque se han ejercido simultáneamente los dos poderes, sea por la ubicación de las empresas en la capital para poder influir más decisivamente en las altas esferas del país111. Asimismo, una gran migración desde las regiones a la capital en busca de mejores oportunidades que, por causa de la concentración, se pierden en otros lugares, generando con el tiempo una clase media y obrera que conforma la mayor parte de su gente. Así, con casi 6 millones de habitantes, la capital representa un mosaico de lugares y barrios,

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Existe, por cierto, la idea de que la urbe santiaguina tenga un gobierno único que coordine de mejor modo las medidas actuales y no desvíe la atención del nivel central o regional correspondientes. Véase al respecto AYLWIN, Arturo. Interrogantes y planteamientos sobre un gobierno metropolitano para Santiago de Chile. Revista Eure, vol. 17 N° 52-53 (1991), pp. 143-156: http://www.eure.cl/numero/interrogantes-yplanteamientos-sobre-un-gobierno-metropolitano-para-santiago-de-chile; CHUAQUI, Tomás, y VALDIVIESO, Patricio. Una ciudad en busca de un gobierno: una propuesta para Santiago. Revista de Ciencia Política, vol. XXIV N° 1 (2004), pp. 104-127: http://www.scielo.cl/pdf/revcipol/v24n1/art05.pdf. 111 Fenómeno que existe en muchas partes del mundo, pero que en Santiago se nota más por el sistema unitario de gobierno. Véase al respecto SÁNCHEZ, Joan-Eugeni. Pautas de localización de las sedes de las grandes empresas y entornos metropolitanos. Revista Eure vol. XXXIII, N° 100 (2007), pp. 69-90: http://www.scielo.cl/pdf/eure/v33n100/art05.pdf.

definido principalmente por los ingresos económicos, teniendo un “barrio alto” modernizado y de alto nivel de vida, un sector céntrico donde predomina el aspecto comercial e industrial, barrios de clase media en los sectores centro-sur, centro-oriente y sur-poniente, y grandes bolsones de clase baja en el lado noroeste, sur y centro-norte, donde prima la violencia y la delincuencia. Hay sectores, como La Dehesa, que tienen un nivel de vida propio de países del Primer Mundo, mientras que hay otros donde se vive a niveles propios de países africanos112. Con esto, tenemos en la gran urbe un complejo entramado de lugares, muchos de ellos con una identidad particular que ha sido recogida por sus habitantes. Por mencionar sólo algunos, tenemos los barrios Yungay y Brasil, que han sido baluartes en la defensa de la identidad propia ante el avance de inmobiliarias y constructoras que pretenden “modernizar” la zona; las poblaciones como La Victoria, La Pincoya o Villa Francia, esta última un símbolo de la resistencia popular a la dictadura, como se puede ver cada 29 de marzo (Día del Joven Combatiente); tenemos el “Sanhattan”, ultramoderno y luminoso, como queriendo acercar a Chile al estatus de país desarrollado; barrios y sectores patrimoniales como Lastarria, París-Londres, Patronato, Bellavista o el Barrio Cívico; íconos arquitectónicos como la Vega Central, la Torre Entel, la Moneda, Costanera Center o la Plaza Baquedano, mal llamada Italia. Se puede ver, por cierto, una tensión entre quienes llevar a la ciudad a un modelo de urbe similar a las de países poderosos y los que quieren que se respete el ambiente tranquilo de los sectores residenciales113. Hay grandes problemas en la ciudad, como el transporte o la contaminación, las grandes distancias que recorre mucha gente debido a la desigualdad económica, cómo enfrentar el problema de la sobrepoblación, etc. Santiago representa, entonces, una realidad especial dentro de la nación huasa, de la cual es su centro histórico. Su carácter urbano y su tendencia modernizadora la hacen un caso especial, con una “identidad santiaguina” peculiar y compleja. Ante los ojos del afuerino, el capitalino es uno solo, que mira con desprecio al provinciano y trata de imponer su visión de mundo. Esto se debe, principalmente, al histórico centralismo que ha ejercido la capital y ha sido resentido por los no santiaguinos, quienes ven a los capitalinos como

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Por ejemplo, la comuna más desarrollada económicamente, Vitacura, tiene un Índice de Desarrollo Humano de 0,949, cercano al de Dinamarca (IDH más alto del mundo), mientras que Lo Espejo, la menos aventajada, tiene un IDH de 0,657, apenas más alto que Filipinas. Para ver más índices: Las trayectorias del Desarrollo Humano en las comunas de Chile (1994-2003). Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (2004), pp. 140-141: http://www.desarrollohumano.cl/otraspub/pub12/IDHC%20con%20portada.pdf 113 RENNA, Henry. Conflictos Urbanos ¿Qué está pasando en Santiago? El Ciudadano (31 de julio de 2009): http://www.elciudadano.cl/2009/07/31/9741/conflictos-urbanos-%C2%BFque-esta-pasando-en-santiago. También hay que destacar el trabajo de organizaciones como Defendamos la Ciudad (www.defendamoslaciudad.cl), Corporación La Chimba (www.chimba.cl) o Sitio de Yungay (www.elsitiodeyungay.cl), que centran su acción en la defensa del patrimonio arquitectónico y de los barrios de la capital.

opresores114. No obstante, debido a esta mescolanza de sectores sociales, económicos, urbanos, etc., no es posible pensar en una identidad monolítica para la capital. A lo más, podemos pensar en una identidad “de Primer Mundo” promovida desde la elite y los medios, muchas veces no considerada con otras visiones sobre la capital115. Si el dicho es “Santiago es Chile”, creemos que en parte es cierto: Santiago es una muestra de la desigualdad que se vive en este país, quizás es una muestra más brutal que en otros rincones del estado, pero es un paradigma de cómo se manejan las relaciones sociales y la relación entre las naciones chilenas (huasa vs. las otras). 2. Valparaíso El llamado “puerto principal” del país, históricamente se entendió esta metrópoli como la dualidad entre la ciudad homónima y Viña del Mar, su vecina del norte. Aquélla más pintoresca y humilde, ésta más luminosa y moderna. En el siglo XIX fue el centro económico del país debido a su condición de puerto, lugar que poco a poco fue perdiendo en favor de la capital. Hoy en día, aparte de las mencionadas, el llamado “Gran Valparaíso” ha crecido abarcando zonas originalmente rurales, como Playa Ancha, Peñuelas o Reñaca, y ha topado con ciudades cercanas como Concón, Quilpué y Villa Alemana. Hoy comprende más de 900 mil habitantes en algo más de 300 km2. Desde 1990, además, es la segunda capital de Chile, al ser sede del Congreso Nacional y de algunas instituciones como el Ministerio de Cultura o la comandancia general de la Armada, sin olvidar que es la capital de la Quinta Región. Usualmente, se distingue entre la identidad porteña y la viñamarina, por las diferencias que hemos mencionado. Valparaíso es la parte más “popular” del binomio, destacando su geografía de cerros empinados que ha obligado a la instalación de los famosos funiculares o “ascensores”, su arquitectura característica (que le valió el título de Patrimonio de la Humanidad en 2001), su vida bohemia y su actividad portuaria. En tanto, Viña es la mitad “futurista”, más modernizada y parecida a Santiago, con su vocación de balneario top (y 114

Véase al respecto: - MATTHEY, Gabriel. Nuestra identidad oculta. Corporación Coral Universitaria de Chile (1998): http://ccuch.cl/articulos/NustraIdentidadOculta.pdf - “Identidad capitalina pasa por una ‘crisis adolescente’”. Diario Publimetro (26 de octubre de 2007): http://www.publimetro.cl/nota/identidad-capitalina-pasa-por-una-crisis-adolescente/bNQgjz!84263 115 Véase al respecto: - RIPPER, Carlos. Cuentos de la Legua: Weón [sic], Santiago no existe. reseña de "Cuentos de La Legua" de Álvaro Ricoe. Radio del Mar (2012): http://www.radiodelmar.cl/rdm_2012/index.php/cultura-yartes/libros/643-cuentos-de-la-legua-weon-santiago-no-existe.html - TIRONI, Manuel y TISI, Rodrigo. Repensando la ciudad: ¿Dónde está Santiago? Qué Pasa (3 de octubre de 2009): http://www.quepasa.cl/articulo/1_1010_9.html - GONZÁLEZ, Elisa y URRA, Ariel. Gestión de la memoria en Santiago de Chile. Revista Diseño Urbano y Paisaje (U. Central), Año 4 N° 12 (2007): http://www.ucentral.cl/dup/pdf/12_gest_memoria_stgo.pdf

con un desarrollo inmobiliario acorde a ello), con una geografía más llana y más “pulcra” que la de su vecina del sur, con su magno evento musical de febrero, el Festival de la Canción, y su cuidada ornamentación (que le valió el mote de “Ciudad Jardín”). Ambas ciudades tienen caracteres distintos y generan simpatías distintas. Mientras una es el destino de quienes les gusta la energía, otro es el refugio de los más mesurados. Una es más comercial, la otra es más tradicional. No faltan quienes ven en la rivalidad Viña-Valpo una lucha de clases entre el norte “cuico” y el sur “proleta”116. En nuestra opinión, Valparaíso y Viña del Mar son el ejemplo del conflicto que existe entre los que prefieren el adelanto progresista y luminoso y los que quieren guardar la identidad y la historia, y la necesidad de un equilibrio entre ambas. En conclusión, Valparaíso-Viña del Mar en cuanto puerto y balneario representan un punto identitario especial en la zona huasa, más cercana a lo que es Santiago que al resto de ciudades de aquella. Es un gran motor económico de la zona central de Chile, al menos para la producción agropecuaria por su actividad de puerto de salida. Su vinculación y cercanía con la capital ha sido clave para entender por qué no existe una rivalidad entre la capital y el puerto, al menos en el mismo nivel que con Concepción. 3. Concepción Ubicada prácticamente en el límite natural entre la “nación huasa” y la mapuche, en las riberas del Biobío y frente a la costa, es el principal centro económico y político del centrosur de Chile. Capital de la Octava Región, comprende gran parte de la provincia de Concepción, extendiéndose desde Penco por el norte hasta San Pedro de la Paz por el sur, de Chiguayante por el este hasta Talcahuano y Hualpén por el oeste, y con potencial expansión hacia Hualqui, Tomé o Coronel. El “Gran Concepción” ocupa algo más de 220 km2 de superficie y lo pueblan 945 mil habitantes. Un elemento que ha marcado la historia de la ciudad es su acerba rivalidad con la capital, que data de los tiempos de la Colonia y que se ha prolongado hasta el día de hoy. Revoluciones como la de 1851 tuvieron su auge en la ciudad del sur, y ha sido la elite de esta urbe la que ha liderado el reclamo contra el centralismo santiaguino y la demanda de mayor autonomía regional117. Debido a ello, ha sido la iniciativa privada la que ha 116

“Valparaíso limita con Chile”. Entrevista a Mario Herrera, blog Viajes Libres (10 de noviembre de 2008): http://www.viajeslibres.com/valparaiso-limita-con-chile/. También, "Porteños encuentran cuicos y con plata a viñamarinos...¡mish! ". Diario La Estrella de Valparaíso (20 de enero de 2011): http://www.estrellavalpo.cl/prontus4_noticias/site/artic/20110120/pags/20110120001121.html 117 OSSES, Mario. Concepción, capital histórica de Chile y el regionalismo. El Ciudadano (23 de marzo de 2013): http://www.elciudadano.cl/2013/03/23/64875/concepcion-capital-historica-de-chile-y-elregionalismo. Véase también, en un contexto historiográfico, OSSA, Juan Luis. Reseña de "Concepción contra 'Chile'. Consensos y tensiones regionales en la Patria Vieja (1808-1811)" de Armando Cartes.

desarrollado esta urbe, aunque hubo épocas en que el Estado también fomentó la industria y el comercio, como en el caso de la acerera de Huachipato o los puertos de San Vicente, Lirquén y Talcahuano. Asimismo, la cercanía de la urbe con la zona mapuche genera reacciones en ella, debido a las acciones judiciales que se ven en la Corte de Apelaciones de esa ciudad y a las continuas protestas que se realizan en ella, teniendo mucha influencia en la opinión pública local118. Por otro lado, el regionalismo penquista ha generado roces con otras provincias de la región, especialmente Ñuble, la que se siente más ligada a la zona huasa y que ha demandado erigirse en nueva región119. Uno puede llevarse tentado a pensar en la existencia de una “nación penquista”, dada su ubicación en la zona de transición huaso-mapuche y su ácido sentimiento antisantiaguino. No obstante, hay que moderar un poco las cosas. Los penquistas son más amigos de una mayor descentralización que de pensar en separarse de Chile, al menos ese es el discurso que ronda en el ambiente local. Por otro lado, en el contexto de las regiones del sur de la “zona huasa”, dependen mucho del poder portuario que tiene la urbe penquista (puertos en Talcahuano y Lirquén), generando una interdependencia muy provechosa entre ambos. Por tanto, a Concepción le cabe más un papel de equilibrio con Santiago, de ser una fuerza que pueda generar reacciones al centralismo propio de la capital. A su vez, la presencia de una ciudad como Concepción-Talcahuano es, simbólicamente, como una “cabeza de playa” para el gobierno central en aras de enfrentar la insurrección mapuche, cosa que fue en el pasado. Hemos dejado aparte otros casos de conurbación, como la de La Serena-Coquimbo, Chillán o Iquique, que aunque tienen similitudes con los mencionados, no son a nuestro juicio una variación importante respecto de la nación en la que están insertas.

Revista de Historia (U. Católica de Chile) N° 44 vol. I (enero-junio 2011), pp. 198-203: http://www.scielo.cl/pdf/historia/v44n1/art08.pdf. En tiempos recientes puede citarse la Consulta Ciudadana de 2007 realizada por el municipio penquista, donde la población se pronunció en favor de mayor democracia y descentralización. 118 Ver a modo de ejemplo: - Noticias en País Mapuche con referencia a Concepción: http://paismapuche.org/?tag=concepcion (similares funciones pueden hallarse en otros sitios destinados a la causa mapuche) - "Manifestantes marchan en apoyo al pueblo mapuche en Concepción". Radio Biobío (10 de abril de 2013): http://www.biobiochile.cl/2013/04/10/manifestantes-marchan-en-apoyo-al-pueblo-mapuche-enconcepcion.shtml 119 Ver, por ejemplo, "Personeros locales cuestionan lobby penquista en oposición a Ñuble Región ", Diario La Discusión de Chillán (6 de enero de 2013): http://www.diarioladiscusion.cl/index.php/archivos/21407personeros-locales-cuestionan-lobby-penquista-en-oposicion-a-nuble-region

V Luego de haber estudiado la realidad actual de la “nación chilena” y la existencia de nacionalidades históricas indígenas y nacionalidades mestizas emergentes, queda hacer tres conclusiones acerca de aquello. 1. El concepto de “nación chilena” hoy día se encuentra superado a la luz de la realidad actual. Cuando Chile se independizó de la monarquía española, primaba el Nacionalismo como idea política, en la que se hallaban íntimamente vinculados los conceptos de “Nación” y “Estado”, pero que era una respuesta a la situación existente en que el Estado era prácticamente “propiedad privada” de un monarca, y donde la Nación se entendía, antes que un grupo cultural (aunque este elemento no fue dejado de lado), como una reunión de hombres libres e iguales en un territorio con autoconciencia de ello. La relación entre el pueblo y el gobierno era, pues, el fundamento de los nacionalismos120. Pronto ello derivó a la necesidad de unir a los habitantes del estado y para ello se recurrió al elemento cultural, como el idioma, el territorio, el folclor. Y ello fue el inicio de conflictos entre la mayoría etnocultural y las minorías de los estados121. En el caso de América Latina, al verse un tanto aislada de la Ilustración durante la Colonia, no alcanzó a compenetrarse con la idea nacionalista, y al ser la Independencia un evento más producto del azar y de causas externas (como la invasión napoleónica a España), los nacientes estados iberoamericanos se hallaron en la paradoja de ser “Estados sin Naciones”. Hubo entonces un proceso de “construcción nacional” a partir de los Estados, para superar esta paradoja, como bien lo señaló Mario Góngora para el caso chileno122. Así nacen las fiestas patrias, los símbolos nacionales (como el “baile nacional”, el “plato nacional”, las exposiciones folclóricas, etc.), las gestas heroicas (especialmente las bélicas),

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VIEIRA, Édgar. La integración de América Latina: del Congreso Anfictiónico de Panamá em 1826 a una Comunidad Latinoamericana o Sudamericana de Naciones en el año 2010. Pontificia Universidad Javeriana (2004), p. 25-27. También, DE VAL, Fernando. "Nación/Nacionalismo", en REYES, Román (coord.). Diccionario Crítico de Ciencias Sociales, Universidad Complutense de Madrid (2003): http://www.ucm.es/info/eurotheo/diccionario/N/nacion_nacionalismo.htm. 121 ROLLAND, Norbert et al. Derecho de las Minorías y Pueblos Autóctonos. Ed. Siglo XXI (1974), pp. 9-11. Para el caso latinoamericano véase HOPERNHAYN, Martín y BELLO, Álvaro. Discriminación étnico-racial y xenofobia en América Latina y el Caribe. Serie Políticas Sociales, CEPAL (2001): http://www.eclac.cl/publicaciones/xml/2/7022/lcl1546e_.pdf (Véase Capítulo I, "Raíces históricas de la discriminación étnico-racial en América Latina y el Caribe", pp. 7-12) 122 GÓNGORA, op.cit., pp. 47-53 y 59-61. Véase también GONZÁLEZ, Diego. ¿Estatismo como nostalgia? Mario Góngora y la génesis de una tesis polémica. Seminario estudios de la República, Fac. de Derecho U. de Chile (2012): http://www.estudiosdelarepublica.cl/plugins/news/images/38_diego_gonzulez___estatismo_como_nostalg ia__mario_gungora_y_la_gunesis_de_una_tesis_polumica_pdf.pdf

que se transmiten a través de la educación, la prensa, los actos de gobierno, etc123. Y en el caso chileno se impuso el “modelo huaso”, basado en la cueca, el huaso y la “china”, la empanada y el vino tinto, la hacienda, la Independencia y la Guerra del Pacífico124. La concentración del poder en la élite hacendal que vivía entre La Serena y Concepción, y su papel dirigente en la liberación nacional y la construcción del Estado, fue determinante en la opción “huasa”125. Las expresiones de otras partes fueron o despreciadas o censuradas por ser sospechosas para la unidad nacional (recordando, por ejemplo, que el Norte Grande chileno fue arrebatado a otros países con culturas similares a la de esta zona). 2. En la actualidad existe una suerte de divorcio entre el Estado chileno y todas las nacionalidades culturales no huasas, debido justamente a este afán de construcción nacional a partir de la realidad huasa. La revolución de 1859, la Pacificación de la Araucanía, la “cuestión social” surgida en el norte salitrero, la tendencia occidentalizante de la educación y el histórico centralismo político, han sido elementos que han abierto una brecha entre una clase dirigente surgida en la hacienda y la capital y las poblaciones que están al norte del Elqui y al sur del Biobío126. Si ya en la población de la zona central hay un ánimo crítico hacia aquélla, ¿cómo no lo habría en las regiones extremas y entre los pueblos indígenas? Porque el modelo nacional chileno con suerte funciona en su ambiente “natural”. No puede imponerse la idea hacendal en el desierto o en la pampa fría. La cueca no comparte lazos con la música pascuense ni con los cánticos rituales mapuches. Ni siquiera la enorme migración de “huasos” a las zonas extremas consiguió totalmente el objetivo de “chilenizar” esas zonas. Con las nuevas tecnologías los chilenos han conocido el mundo y lo que ocurre en otros países, y han podido conocer los movimientos sociales y nacionalistas de otros países. Y eso ha significado un redescubrimiento de lo local, de las

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OSSENBACH, Gabriela. Estado y Educación en América Latina a partir de su independencia (siglos XIX y XX). Revista Iberoamericana de Educación, N° 1 - Estado y Educación, Enero - Abril 1993: http://www.oei.es/oeivirt/rie01a04.htm 124 Véase la nota al pie 17. 125 Una explicación sucinta de la evolución de la elite "huasa" puede verse en EDWARDS, Alberto. La fronda aristocrática en Chile. Ed. Universitaria (17a ed. 2005), cap. 1 "Ojeada sobre la sociedad chilena en 1810" (pp. 36-41). 126 Un relato acerca de este "divorcio" puede hallarse en el libro de Esteban Valenzuela Alegato Histórico Regionalista (Ediciones Sur, 1999), donde se relata cómo el poder se concentra en una élite radicada en la capital que coopta, o en el peor de los casos reprime, toda manifestación en demanda de mayor autonomía para las entidades locales o regionales, o una mayor consideración para con ellas. Recomendable es leer el capítulo I, dedicado a las resistencias al poder colonial desde el cabildo y el pueblo mapuche (pp. 19-35) y el capítulo III, que relata cómo se fue gestando el modelo "fuerte y centralizado" que caracterizó a la República Autoritaria (p. 54-68). También leer la presentación hecha por el historiador Gabriel Salazar (pp. 6-9).

diferencias entre los distintos grupos, y con ello la reafirmación de lo propio frente a la hegemonía cultural impulsada desde el Estado127. 3. De todas las naciones culturales en Chile, las indígenas están más desarrolladas en cuanto a su autoconciencia nacional y sus demandas de reconocimiento como tales. La mapuche ha sido que lidera este proceso, llevándolo a la palestra de la discusión nacional. Las otras naciones indígenas de Chile han aprendido de esa experiencia y de la existente en otros países. Mención aparte merece el pueblo rapanui al sumar su lejanía del continente. En tanto, las naciones no indígenas están recién en un proceso de aprendizaje. La más “aventajada”, a nuestro juicio, es la patagónica, en su expresión magallánica, que adopta símbolos regionales y su sociedad sigue un camino un tanto distinto del que siguen más al norte; la expresión aisenina se está sumando a esta corriente. Le siguen la nación chilota y la del norte grande, la primera más en su autoconcepción cultural y la otra desde un plano más político. Las naciones atacameña y germano-lacustre todavía están en ciernes, más que nada por su cercanía al centro huaso. Hemos visto, pues, que lo que llamamos “nación chilena” no es sino una vocación estatal de querer imponer la llamada “nación huasa” a todas aquellas regiones y etnias que no pertenecen a ella. Así, podría señalarse que la historia de esta nación no es sino la del conflicto entre la homogeneización impulsada desde el Estado y la defensa de las identidades propias. Algo que no es único de Chile, sino que se produce como regla general en aquellos estados en que hay una mayoría étnica que tiene un rol dirigente y minorías que quedan un tanto al margen de ello. Muchos de estos estados han optado por una solución federal, como Canadá o Rusia, una semifederal, como España, Francia o Italia, o han otorgado ciertos grados de autonomía a grupos, como Nicaragua, Ucrania, Panamá y un largo etcétera, o incluso soluciones sui generis como Bélgica, que es “a la vez” unitario-regional y federal. Pero otros han terminado disgregándose o perdiendo parte de su territorio. Ahí tenemos el ejemplo palmario de Yugoslavia, de la Gran Colombia, de imperios antiguos (Austria-Hungría, Otomano) o nuevos (la URSS). En otros casos el intento de separación fracasa en forma brutal, como en Biafra (Nigeria), Katanga (Congo), los Estados Confederados de América. Chile, hasta el momento, pareciera estar libre de ello, sin embargo la permanencia del conflicto mapuche y el auge de los “movimientos sociales” son una advertencia de que nuestro país no está libre de sufrir esa clase de problemas a futuro. Entonces, la pregunta es cómo debería afrontar los conflictos de orden nacional que se le vendrían a Chile, cuál debería ser la actitud del Estado. Eso deberá verse según cómo se 127

Para entender el proceso de reafirmación nacional véase CORTINA, Adela. Ciudadanos del mundo. Hacia una teoría de la ciudadanía. Ed. Alianza (1997), p. 183-186.

conduzcan esos conflictos. Los escenarios pueden ser varios, pero los caminos se pueden reducir a tres. 1. Que se siga con el camino actual, de combinar soluciones puntuales a demandas específicas y seguir con la idea actual de “unidad de la nación chilena”. Probablemente los espíritus más moderados podrán aceptar estas soluciones y tener paciencia para con las que faltan, o alegarán de forma más tenue, pero habrá siempre gente más radical que abogará por que se tomen medidas más drásticas y definitivas. La cosa es qué pasará si el número de exaltados termina superando el de moderados. Puede ser que el Estado deje de hacer las cosas por la buena y empiece a ejercer la violencia, como ha ocurrido antes. Puede que eso aplaste a los radicales por un tiempo, pero a la larga se reorganizarán y volverán a atacar. Y será un ciclo sin fin de violencia mutua, que al final pagan los que están en el medio, es decir, los moderados de cada lado. 2. La segunda solución sería similar a la anterior, pero que en cambio signifique que los afectados crecen en número, en poder, en autoconciencia. Es decir, que prenda en las regiones y etnias el sentimiento nacional (superando la mera conciencia regional o étnica), que terminen organizándose y recibiendo ayuda interna o externa, vaya a saber por quiénes y a cambio de qué. Con ese apoyo, logran enfrentar al Estado en condición de relativa igualdad. El resultado es incierto en este caso, sea por la fortaleza de las instituciones chilenas o por el entusiasmo de los movimientos. El peor escenario, a mi juicio, es que los movimientos étnico-regionales, al elevar su estatus a movimientos nacionalistas, concluyan que la única salida a su problema es la separación de Chile para constituirse en estados independientes. Ese ha sido el camino más usual para aquellas naciones que están bajo el poder de otra o de un Estado que no las respeta, y es el camino que han tomado la mayoría de los movimientos nacionalistas en Europa y Asia, aunque en América Latina ha sido muy poco seguido hasta ahora. Para todo el que cree en el Principio de Autodeterminación el separatismo representa la forma más completa en que se puede expresar el ideal nacionalista. Si nos atenemos al art. 1 de la Convención de DESC, la mayor autonomía que un pueblo puede tener para disponer de sus recursos, su identidad cultural, su libertad de obrar, en suma de su vida colectiva, es convirtiéndose en un Estado soberano y reconocido por la comunidad internacional. No obstante, los estados ya constituidos no suelen entregar ni siquiera una ínfima parte de su soberanía, antes bien la defenderán con toda la fuerza que tienen. Basta recordar cómo Chile obtuvo su independencia. Y aunque lo general es la obtención de la independencia fue por concesión o arreglo amistoso (o movimientos pacifistas como la India), buena parte de los estados creados o independizados desde el siglo XX en adelante han tenido su origen en guerras de independencia u otros conflictos armados.

Ahí tenemos Argelia, Vietnam, Timor Oriental, Irlanda, Bangladesh, Angola, Mozambique. Ante problemas como el centralismo, la falta de oportunidades, la concentración del poder, la tendencia occidentalizadora, los pueblos que viven lejos del centro o que se sienten maltratados por él pueden tomar la bandera independentista. No obstante, el camino de la separación no es una panacea. Se necesita, además del entusiasmo nacionalista, una ciudadanía culta y luchadora, una economía sólida o al menos con poco riesgo, y apoyos internos y externos que permitan sostener la lucha. En las naciones indígenas recién están generándose clases profesionales, técnicas y trabajadoras, que pudieran convertirse en la vanguardia de un movimiento independentista128. En las naciones mestizas hay algo más avanzado, sin embargo todavía es débil la autoconciencia nacional y existe un significativo sector que se siente identificado con Chile. En cuanto a lo económico, en algunos pueblos indígenas como los likanantai o mapuches predomina la agricultura de subsistencia, con claras resistencias a adoptar métodos más modernos que signifiquen una “invasión cultural”. Por otro lado, algunas regiones son monoproductoras (como las mineras), y un embargo económico significaría un costo enorme para la vida de las zonas aludidas. Por último, Chile tiene un estado todavía fuerte en lo institucional, con suficientes recursos materiales y humanos para detener cualquier aventura secesionista, y con una población huasa o “chilenizada” mayoritaria. Sin considerar, por cierto, que los apoyos a las causas indigenistas no son monolíticos, sino que hay variaciones en cuanto a qué es lo que se apoya y el grado de apoyo. Si eso es en cuanto a identidades claramente diferenciadas de lo que llamamos “chileno”, cuán menos sólido es el apoyo regionalista. Está claro: el camino separatista es la solución más radical. Pero por otro lado, es claro que no puede seguir pensándose en una idea de nacionalidad que sea uniforme. Como dijimos anteriormente, la pretensión de vincular Nación con Estado se halla superada por los hechos y por la Historia. No es llegar e imponer una visión de nacionalidad, de folclor, de lengua, sólo porque es el Estado quien la impone. No son los estados quienes construyen las sociedades, sino al revés. Es la sociedad la que define cómo organizarse políticamente para la mejor defensa de sus bienes y el respeto mutuo entre sus miembros. La persona, antes que en una entidad política, vive en una entidad cultural, que es la que le da sentido a su existencia y le guía a las decisiones que toma en su diario vivir.

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Puede citarse al respecto la Federación Mapuche de Estudiantes (sitio web: https://www.facebook.com/federacionmapuchede.estudiantes), la que organiza a los estudiantes secundarios y superiores de la etnia, y que ha participado activamente con la CONFECH, y ha sacado un Manifiesto donde defienden el derecho a una educación inclusiva y acorde a la cultura indígena: http://es.scribd.com/doc/58939114/Petitorio-Federacion-Mapuche-de-Estudiantes.

Es lo que Kymlicka llama “cultura societal”, donde la persona puede ejercer sus derechos fundamentales básicos. El autor canadiense observa que, en el mundo actual, no basta con proteger derechos individuales sobre una base cultural “neutra”, como se ha pretendido en los estados occidentales, primero porque no es enteramente neutro, siempre hay una cultura predominante en que se basa el Derecho, sea por las vías de comunicación (idioma, calendario, instituciones sociales, etc.), sea por los valores que se defienden, sea por otros elementos definitorios del grupo, que influyen en el contenido de las normas a imponer; y segundo, porque sin una base cultural es imposible pensar en la conciencia de esos derechos y de su ejercicio129. Chile, pues, no es una sola cultura societal sino varias dentro del Estado, por lo que se hace necesario hacerse cargo de esa multiplicidad. En resumidas palabras, el estado chileno debe asumir la multiculturalidad de la población si quiere mantenerse en integridad territorial. Y debe pensar, de partida, en cómo lograr que todas esas culturas acepten a las otras, en especial la llamada cultura “huasa”, que es la predominante y que es la que tiene mayor resistencia a compartir una pretendida exclusividad. Y lo mejor que se me puede ocurrir –que, en verdad, ya se les ha ocurrido a otros—es establecer un “nuevo pacto” que reconozca la multiculturalidad de Chile, no sólo acotada a la divergencia indígenas-no indígenas, sino a todas las regionalidades y nacionalidades que componen este Estado130. Por cierto, existirán divergencias en cuanto a qué debe contener este pacto. Excluyendo los separatistas, los sectores más extremos incluyen la plurinacionalidad como parte de un proyecto mayor de transformación institucional, que implica cambios constitucionales, eliminación de elementos que pudieran conducir al autoritarismo, una transformación profunda del modelo económico, entre otras cosas, con una clara oposición a las formas occidentales, por no corresponder a las lógicas de la llamada “civilización latinoamericana”131. Es la propuesta que ofrecen modelos como el de Bolivia y que adopta

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Sobre el particular, véase KYMLICKA, Will. Derechos personales y derechos de grupo en la democracia liberal. Revista Isegoría N° 14 (1996), pp. 5-36: http://isegoria.revistas.csic.es/index.php/isegoria/article/download/209/209 130 Véase CONTESSE, Jorge. Reconocimiento constitucional. La Tercera (25-1-2013): http://www.latercera.com/noticia/opinion/ideas-y-debates/2013/01/895-505591-9-reconocimientoconstitucional.shtml. Si bien se refiere sólo a la problemática indígena (específicamente el conflicto mapuche), su reflexión sirve también para el resto de nacionalidades chilenas. Rescato en especial la siguiente frase: “Por último, abandonar esos anuncios enérgicos de que somos una sola nación, unitaria e indivisible, pues no sólo se alejan de la realidad, sino que obstaculizan la generación de confianzas que permitirían cimentar un diálogo genuino y fructífero entre el Estado y los pueblos indígenas”. 131 DE SOUSA, Boaventura. La reinvención del Estado y el Estado Plurinacional. CENDA-CEJIS-CEDIB (2007), pp. 12-17: http://www.ces.uc.pt/publicacoes/outras/200317/estado_plurinacional.pdf. El concepto de “civilización latinoamericana” surge de la famosa obra de Samuel Huntington “El Choque de Civilizaciones”,

mayoritariamente el movimiento indigenista, en la que el multiculturalismo jurídico es uno de los instrumentos de esa transformación, que implica además enfrentar a “enemigos ideológicos” como el capitalismo y la intervención extranjera132. Se puede entender claramente que aplicar esta idea en Chile sería costoso, no sólo por la gran cantidad de cambios a hacer, sino por la enorme resistencia a que deben enfrentarse quienes lo lleven a cabo. Sin contar, por cierto, que las corrientes indigenistas no aceptarían que se aplicara la idea de pluralismo a grupos no indígenas, como los alemanes del sur o los nortinos. Otros, más moderados, proponen una reforma progresiva pero menos radical, abriéndose a la posibilidad de otorgar autonomía política y administrativa a las minorías nacionales, estableciendo lo que se llama “pluralismo jurídico”, en que conviven en un mismo Estado sistemas jurídicos “tradicionales” (sean romano-canónicos o de common law) con sistemas propios, sin que exista una alteración grave del sistema político-institucional imperante en el respectivo estado. Es el camino que, con mayor o menor éxito, han adoptado algunos países latinoamericanos como Nicaragua o Colombia, donde se han otorgado facultades en materia de educación, cultura, recursos naturales, trabajo y economía, entre otras. En el caso de Nicaragua, se han creado dos Regiones Autónomas en la zona atlántica, de mayoría indígena y con autonomía en el plano administrativo y judicial, conforme a lo dispuesto en el Capítulo VI del Título IV y el Capítulo II del Título IX de la Constitución de 1987 y reglamentados en una Ley de Autogobierno y un Reglamento ad-hoc 133. En el caso colombiano, el Capítulo IV del Título XI de la Constitución de 1991 establece un gobierno especial en los territorios indígenas (arts. 329 y 330), además de establecer regímenes especiales para los Distritos Turísticos de Cartagena de Indias y Santa Marta (art. 328) y los territorios ribereños del Río Magdalena (art. 331) 134. Por cierto, esto no existe sólo en América. Podemos citar el caso de Rusia, donde, de sus Sujetos Federales, las 21 Repúblicas (de mayoría no rusa) gozan de mayor autonomía publicado primero como ensayo en Foreign Affairs en 1993 y luego como libro en (copia del ensayo de 1993: www.uam.es/personal_pdi/derecho/acampos/Huntington_ChoqueCivilizaciones.pdf). 132 Véase al respecto TAPIA, Luis. Una reflexión sobre la idea de Estado plurinacional. Revista OSAL (Buenos Aires: CLACSO) Año VIII, Nº 22 (2007), pp. 47-63: http://www.plataformademocratica.org/Publicacoes/Publicacao_5069_em_09_05_2011_09_28_46.pdf 133 Para profundizar véase GONZÁLEZ, Miguel. Gobiernos pluriétnicos: la Constitución de Regiones Autónomas en Nicaragua. Plaza y Valdés (1997). 134 Véase al respecto: - BERCHE, Anne, GARCÍA, Alejandra y MANTILLA, Alejandro. “La Carta Política y el reconocimiento formal de los derechos indígenas”. Capítulo tercero de Los derechos en nuestra propia voz. Pueblos indígenas y DESC: una lectura intercultural. ILSA (2006), pp. 63-80: http://ilsa.org.co:81/biblioteca/dwnlds/taq/taq08/taq0802-03.pdf - DE SOUSA, Boaventura. Pluralidad jurídica en Colombia. Parte 7 del capítulo II ("Los paisajes de justicia de las culturas contemporáneas") de El caleidoscopio de las justicias en Colombia: análisis socio-jurídico (vol. 1). Siglo del Hombre (2001), p. 146-150.

jurídica y cultural que el resto de sujetos en que la etnia rusa es predominante (krais, oblasts, ciudades federales)135. También debemos citar, dentro del sistema de Comunidades Autónomas de España, el sistema foral que actualmente rige en la región de Navarra y que resulta en un sistema jurídico paralelo al del resto del país (Amejoramiento). O el complejo sistema belga de comunidades lingüísticas y regiones territoriales en que se protegen las particularidades de las comunidades flamenca (de habla neerlandesa), valona (de habla francesa) y germanófona (dentro de Valonia)136. Digamos que, en cierto modo, era un sistema adoptado en cierta forma por imperios como el Romano, el Turco o el Germánico137, e incluso el Español durante gran parte de la Colonia, y cuya dificultad de aplicación fue lo que originó como reacción la centralización jurídica en el Estado-Nación138. En Chile hemos adoptado medidas muy débiles de reconocimiento cultural a nuestros pueblos indígenas, adoptando una visión más paternalista que autonomista. Tenemos una Corporación Nacional de Desarrollo Indígena encargada de administrar los programas dedicados a los pueblos originarios, pero que por su vinculación con el Poder Ejecutivo goza de una menor autonomía. Tenemos una Educación Intercultural Bilingüe, pero cuya aplicación se limita a escuelas públicas en las zonas de mayoría indígena (no considerando, por ejemplo, a los indígenas urbanos) y en la práctica se reduce a la enseñanza del idioma propio como un ramo más (como el inglés)139. No hay, por ejemplo, una política de bilingüismo en las señales del tránsito, como existe en varios países, y el

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Por ejemplo, sólo las repúblicas pueden adoptar idiomas propios diferentes al ruso, según el art. 68 inc. 2° de la Constitución Federal Rusa. 136 Véase al respecto CARDOEN, Marlies. El Sistema Constitucional de Bélgica, Capítulo VIII: "Distribución territorial del poder": http://www.ugr.es/~redce/REDCE15/articulos/05MCardoen.htm 137 Sobre el pluralismo jurídico en la antigüedad: - Imperio Romano: entre tantos otros, WOLKMER, Antônio. Pluralismo jurídico: fundamentos de una nueva cultura del derecho. Ed. Mad (ed. 2006), p. 165; GRIMAL, Pierre. El Imperio Romano. Crítica (ed. 2000), pp. 25-26; CASTILLEJO, José. Historia del Derecho Romano. Dykinson (2004), pp. 219-220, 226-234. - Imperio Sacro Romano Germánico (y su sucesor, el Austro-Húngaro): CASSESE, Sabino. La globalización jurídica. Marcial Pons (2006), p. 81-82; SOWARDS, Steven. "Nationalism in Hungary, 1848-1867". Parte de Twenty-Five Lectures on Modern Balkan History (1999): http://staff.lib.msu.edu/sowards/balkan/lect07.htm; - Imperio Turco u Otomano: En especial, la institución de la “dhimmi”, que era un trato diferenciado a las otras religiones abrahámicas como el judaísmo y el cristianismo. Tema estudiado profundamente por la escritora Bat Ye’or en La Dhimmi: judíos y cristianos bajo el Islam (versión en inglés de Associated University Press, 1985). 138 Sobre la centralización como reacción a la complejidad jurídica preilustrada, véase PRIETO, Manuel. Una invitación al pluralismo legal. Revista de Derecho de Valdivia vol. 25 N° 1 (2012), pp. 25-45: http://mingaonline.uach.cl/pdf/revider/v25n1/art02.pdf. Especialmente, el capítulo 2 "La ideología del Centralismo Estatal" (pp. 28-31). 139 SIR, Jorge. Una aproximación a la educación intercultural bilingüe en el sistema escolar chileno. revista Docencia N° 37 (2009), pp. 19-25: http://www.revistadocencia.cl/pdf/20100730182925.pdf

uso de las lenguas locales en las instituciones públicas es ínfimo, siendo el caso más sobresaliente el del Registro Civil 140. Hoy en día existe gran consenso en querer dar reconocimiento constitucional a los pueblos indígenas, incluso en la Cuenta Presidencial de 2013 se anunció un proyecto en tal sentido141 y se incluye en los programas de varios candidatos a las elecciones presidenciales de este año. Con todo, como dijo Contesse en su columna en La Tercera, no servirá de nada agregar un par de artículos a una Constitución si no hay una verdadera política de Estado en la materia. Por otro lado, han ido por carriles separados las políticas indígenas con las de regionalización y descentralización, en circunstancias de que no son incompatibles, sino que incluso complementarias. Más que dádivas por parte del poder central, lo que requieren tanto las comunidades indígenas como las regiones son espacios de autogobierno. No se trata sólo de elegir autoridades regionales o comunales, o de tener más o menos competencias administrativas, se trata de que tengan las competencias suficientes para la protección y fomento de sus particularidades culturales. Así, tanto las regiones como los pueblos indígenas debieran tener algunas competencias de gobierno (es decir, no sólo administrar programas, sino de idear lineamientos políticos propios), judiciales (juzgados y cortes paralelos al sistema nacional, bajo la vigilancia de la Corte Suprema), y alguna que otra competencia legislativa delegada (o sea, que el Congreso les delegue la facultad de legislar sobre asuntos propios, reservándose al legislativo nacional los lineamientos básicos). No se trata, como muchos piensan, de un federalismo encubierto, sino de avanzar en lo que se conoce como “Estado Regional”, un estado que mantiene su condición de unitario pero que otorga a sus unidades subnacionales una amplia autonomía. Por otro lado, al mismo tiempo que se le da a naciones indígenas y mestizas chilenas autonomía interna, se les debe dar mayor participación en las instancias nacionales. Así, por ejemplo, en el Senado deberían estar representadas las comunidades indígenas por representantes elegidos por la población indígena exclusivamente, idea que

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A modo de ejemplo, las siguientes noticias del portal del Registro Civil: “Un premio que reconoce labor por la integración de los pueblos originarios” (http://www.registrocivil.cl/Noticias/Archivo/Detalle/27-122006/27-12-2006.htm ); “Registro Civil reinaugura oficina en Isla de Pascua y presenta diseño de certificados inspirado en etnia rapanui”: http://www.registrocivil.cl/PortalOI/Noticias/Archivo/Detalle/20120822/nota.html; 141 “(…) primero, una reforma constitucional que reconozca que bajo una misma nación, un mismo territorio y bajo la jurisdicción y soberanía de un mismo Estado, conviven muchas culturas diferentes, lo que hace a nuestro país una nación multicultural (…)”. Texto de la Cuenta Presidencial de 2013: http://www.lanacion.cl/lea-el-mensaje-presidencial-de-este-21-de-mayo/noticias/2013-05-21/164716.html

ya ha sido planeada142. Por cierto, también debe plantearse el redibujamiento del mapa nacional a fin de que las regiones, provincias y comunas respondan a la identificación y vinculación de las comunidades con el territorio, pero eso es un tema que escapa al motivo de este texto. Como hemos visto, pues, en Chile todavía vivimos en indefinición en cuanto a la identidad cultural de su pueblo, ya que no es una Nación en el sentido propio de la palabra, sino un Estado en que varias identidades étnicas, regionales o locales conviven de forma no siempre pacífica. En este ensayo sólo he querido dar una visión general de lo que está pasando en nuestro país, a fin de que se propongan formas de solución de esta controversia que sean beneficiosas para todos, tanto en lo individual como en lo colectivo. Chile tiene una gran oportunidad pero también un gran riesgo. La oportunidad de que su diversidad contribuya a una democracia robusta, o el riesgo de la alienación y el desbaratamiento. Este es el momento para empezar a decidir.

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“Moneda estudia apoyar proyecto que da representación parlamentaria a pueblos originarias [sic]”. El Corresponsal (25-1-2013): http://www.elcorresponsal.cl/moneda-estudia-apoyar-proyecto-que-darepresentacion-parlamentaria-a-pueblos-originarias

ANEXOS

Anexo 1: Mapa tentativo de nacionalidades143

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Mapa creado a partir del original Chile loc map 70px.svg de Wikimedia Commons (autor: Gvf), cuya licencia es Creative Commons Attribution-Share Alike 3.0 Unported.

Anexo 2: Ensayos anteriores

Publicados originalmente en mi blog hablando-de.blogcindario.com, tras su cierre involuntario he debido colocarlos en otras plataformas.

1. ¿Por qué en Chile no se habla de separatismo? (Publicada el 19 de febrero de 2007) Hace algunos meses, se aprobó en el Congreso de mi país dos proyectos de ley por los cuales se crearon dos nuevas regiones: la de Los Ríos (actual provincia de Valdivia, Región de Los Lagos) y la de Arica-Parinacota (actuales provincias del mismo nombre en la Región de Tarapacá). Ambas comunidades venían peleando desde hacía años por tener ese rango. Las razones pueden ser varias, pero una trasciende: porque para gestionar recursos dependían de un gobierno regional que no se preocupaba mucho de ellas. Y esto se va repitiendo a lo largo del país, y es uno de los tantos síntomas de un problema que como país nos está afectando negativamente, y que a la larga y a la corta nos traerá graves problemas: el centralismo político. Chile es un estado unitario. Esto significa que existe sólo un poder central encargado de gestionar las labores ejecutivas, legislativas y judiciales para todo el país, sin que exista poderes delegados a las regiones en materias importantes. Debido a esto, las regiones sólo operan como divisiones creadas para distribuir los recursos y hacer cumplir las directrices del poder nacional. Esto se opone al modelo federal, donde los estados tienen autonomía legislativa y ejecutiva en los asuntos que no son entregados al gobierno nacional, o el modelo español, donde se otorga facultades a las regiones desde el gobierno central (un federalismo al revés). Últimamente, muchos estados unitarios han buscado disminuir el efecto centralizador que naturalmente tiene el unitarismo. El caso más famoso es el de España. También ha habido cambios en Italia, y Gran Bretaña ha otorgado algún grado de autonomía a sus nacionalidades. Inclusive la mismísima Francia, considerada históricamente como el ejemplo del estado centralizado, ha debido otorgar ciertas atribuciones a algunas regiones y colonias de ultramar144. En América Latina, si bien los estados unitarios de aquí se han resistido un tanto, ha habido gestos que buscan morigerar la centralización, como la elección de las autoridades regionales, establecimiento de consejos regionales, delegación de asuntos en diversas materias, etc. En Chile, la cuestión ha sido diferente. Si bien se han establecido los Gobiernos Regionales y la descentralización administrativa de las regiones, la cuestión no ha variado mucho desde que la Constitución de 1833 estableciera un estado fuertemente centralizado. Las autoridades de gobierno siguen siendo nombradas por el Presidente, mientras que los miembros de los Gobiernos

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ALVAREZ, Juan Andrés, "En la senda del unitarismo moderado", ponencia hecha durante el I Congreso de Derecho y Teoría Constitucional realizado en la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile, en 2003.

Regionales son elegidos sólo de manera indirecta (el pueblo elige a los concejales de comuna y éstos a los consejeros regionales). Encima de todo, ni siquiera la autonomía en su sentido formal ha podido ser defendida a cabalidad. La obtención de recursos para realizar actividades está sometida a lo que se apruebe en el Presupuesto de la nación. Además, sólo pueden usarse los recursos en la forma ordenada por la ley y por los mandatos de la autoridad central. Finalmente, la labor de los Gobiernos Regionales se ve limitada por los planes nacionales a los cuales deben someterse. Además de político, el centralismo en Chile ha devenido en territorial. Pese a que se trasladó el Congreso de mi país a Valparaíso, la tendencia histórica de las autoridades ha sido favorecer a la zona central, y en especial a la Región Metropolitana (antes Provincia de Santiago) en desmedro de las demás zonas del país. Mientras los recursos asignados a la suma de las demás regiones no ha variado prácticamente en los últimos años, los asignados a la Región Metropolitana han aumentado a casi el doble. Puede quedarse sin pavimentar una calle de Concepción o sin agua un barrio de Copiapó a que se elimine una escuela en Villa Alhué o una plaza en Lampa ¿y por qué? porque Lampa y Villa Alhué están en la RM y Copiapó y Concepción no145. Junto con esto, los planes nacionales de casi cualquier cosa atienden más que nada a los problemas que ocurren en la capital, sin que haya un análisis acerca de lo que pasa en otros lados del país. Todo esto traspasa la barrera de lo político y lo administrativo, y ha llegado a marcar el carácter nacional. Un ejemplo de esto es lo concerniente a la imagen que se quiere proyectar sobre el chileno medio. No cabe duda que se ha impuesto el modelo del huaso. En efecto, cada septiembre, para Fiestas Patrias, el único modelo que se impone es el del hombre campesino de la zona central, con su manta y su sombrero, olvidando casi a los otros modelos (chilote, pascuense, nortino, etc.). En las escuelas, la cueca que se enseña a bailar es una sola, la de la zona central, sin importar siquiera que existe la cueca nortina, la chilota o la urbana. Y a los niños de Rapa Nui, Chiloé, Calama o Punta Arenas se les obliga a vestirse de huaso en circunstancias de que su zona no es huasa. Otro ámbito donde se nota que el centralismo es algo más que político es en cuanto a la educación: aparte de que los mejores liceos de Chile son de Santiago, hoy es símbolo de estatus entrar a una universidad tradicional de las de la capital (la Chile, la Católica), mientras que muchas de las de regiones están en un lamentable abandono, con las excepciones que no más confirman la regla. Y para qué hablar del sistema educativo del país, en donde se ensalza el sistema políticoadministrativo que nos rige y se muestra casi como un error adoptar otro (¿se han fijado cómo han casi satanizado el experimento federal de 1826?), además de poner a la altura de próceres a quienes lo establecieron (caso de Portales, por ejemplo). Quizás este bombardeo mediático-educativo y las experiencias pasadas han forjado el carácter de nuestro pueblo. Y no cabe duda que el chileno promedio tiene una vocación centralista. Nuestra sociedad ha sido criada con la idea de que el Estado chileno encontró en el unitarismo el orden que no halló con modelos más descentralizados. A esto súmese la idea imperante en la mayor parte del siglo XX, la del “centralismo democrático”, en respuesta a los intentos descentralizadores de la desastrosa y satanizada República “Parlamentaria” (1891-1925). Esta idea del centralismo democrático (ideada para llevar a efecto el modelo capitalista de estado o keynesiano) fue la que 145

Nota: reconozco, años más tarde, que exageré un poco. Villa Alhué y Lampa también sufren las consecuencias del centralismo, debido al imán irresistible que es la capital.

frustró la creación de las Asambleas Provinciales y “contradijo” el mandato de la Constitución de 1925 acerca de la descentralización (en efecto, en 1970 el estado era más centralizado que en 1925). Quizás esto pueda explicar el porqué en Chile, pese a los clamores de mayor descentralización, no ha brotado un sentimiento separatista a nivel regional. Si vemos la internet y colocamos, por ejemplo, “separatismo en Chile”, sólo saldrán dos artículos que se refieren a luchas separatistas españolas. Búsquedas como “separatismo pascuense” o “separatismo magallánico” no arrojan resultados, pese a la existencia de movimientos de tal talante en esas zonas (recordar el caso de la República Independiente de Magallanes o las continuas “declaraciones de independencia” pascuenses146). Quizás los únicos que tienen una política seria de separatismo en Chile son los mapuches, pero su motivo no es el centralismo. Como sabemos, los territorios mapuches fueron anexados a Chile en 1881 luego de largas luchas. Lo que vino después fue un historial de abusos y tropelías contra el pueblo mapuche, quienes nunca se han sentido parte de Chile y han enarbolado la idea de la Nación Mapuche147, con una especie de gobierno paralelo (el Consejo de Todas las Tierras) y diversos actos que recuerdan lo hecho por grupos como ETA, IRA o el Congreso Indio. Los mapuches forman parte de UNPO, la asociación de naciones que no tienen estado o gobierno, y que aglutina a otros pueblos como el tibetano o el kurdo148. Esto demuestra que el pueblo de Lautaro y Caupolicán sí tiene propósitos independentistas cabales. A diferencia de ellos (y hay que decirlo aunque se ofendan), los otros movimientos regionalistas en Chile valen callampa. Así de dura es la cuestión. Veamos. El más famoso de los movimientos pseudo-separatistas, la República Independiente de Magallanes, no pasa más de una moda nacida al alero de la creación de la bandera regional de esa zona. Lo de Rapa Nui no pasó de ser una alharaqueada que hoy está casi extinta, amén de una reforma administrativa que podría darle autonomía a la isla. Y en el resto de las regiones... por ponerles un caso: en mi región de origen (la Séptima, de Maule) los únicos regionalistas son los talquinos. Mi zona (Linares) quiere desde hace rato ser otra región junto con Cauquenes y Constitución, y en Curicó se sienten más colchagüinos que maulinos. Así ¿quién puede decir que verdaderamente en Chile hay regiones? Hay un sitio creado por los regionalistas, www.federales.cl, donde puede uno encontrar ideas para fomentar la descentralización. Pero no pasan más allá de pedir la elección popular de las asambleas regionales u otorgar mayor autonomía financiera a los gobiernos locales. ¿Hay alguna idea más radical? ¿Por qué nadie ha dicho, por poner alguna frase, ¡Hay que prepararse para hacer lo de Bolivia!? ¿Si muchos han propuesto (aunque como un sueño casi imposible) la federalización del país, por qué no hacen honor al nombre de su página y pregonamos el gran cambio? ¿Y por qué no se incluye en este sitio a los separatistas mapuches? No hay que quedarse en una crítica tibia. Hay que ser más enérgico. Bueno, no quiero seguir extendiéndome más. Lo importante es hallar respuesta a nuestra falta de sentimientos independentistas, máxime cuando creo que Chile no es verdaderamente una sola nación, sino un conjunto de ellas que hasta ahora no se quiere reconocer.

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http://www.federales.cl/Noticiass.php?news_id=637 Sitio "oficial": http://www.mapuche-nation.org/espanol/indice.htm 148 http://www.unpo.org/member_profile.php?id=37 147

2. Regionalista en Santiago (Versión condensada de la columna homónima publicada el 25 de abril de 2009. Una versión fue publicada en Scribd bajo el título “Regionalista en Santiago: una reflexión”) Es una paradoja pensar que en la ciudad donde surge el problema del centralismo pueda o se quiera discutir sobre la descentralización y autonomía de Chile, pero en la realidad no debería ser. Santiago, si bien no representa a todo Chile, sí es parte de este país y vive, igual que el resto de las regiones, las mismas miserias y fortunas. A mi juicio la frase tan repetida de que “Santiago no es Chile” está un tanto equivocada y hay que reformularla. Lo correcto debería ser: “Santiago ES Chile... pero Chile no es sólo Santiago”. Se ha querido ver la lucha de la descentralización como un enfrentamiento Santiago v/s Resto de Chile. Y la verdad, es que no debe enfocarse así el problema. Son otros los factores que han llevado a que en Chile tengamos un gobierno y administración bastante centralizados y que la gran capital crezca y los otros pueblos se mantengan un tanto a la zaga, aunque es justo reconocer que hay lugares en Chile que progresan igual o mejor que nuestra capital: Primero, la conformación histórica del país, y no cabe duda que la predominancia de un solo tipo de tipo étnico (mestizo), la unidad casi absoluta en lo religioso (religión católica), unido todo ello al modelo absolutista de la monarquía española (reforzado con las reformas borbónicas del siglo XVIII) han sido la base histórica del centralismo, cosa que por lo demás ha ocurrido no sólo en Chile, sino también en gran parte de América Latina149. Otro factor es el Hiperpresidencialismo. Consecuente con lo anterior, una ve producidos los procesos independentistas la forma de gobierno más utilizada en la América hispana haya sido la unitaria (con las excepciones federales de Argentina, México y Venezuela). En el caso chileno, la cosa se pone más grave cuando se piensa en la influencia de Diego Portales, quien dio al sistema institucional chileno su carácter fuertemente presidencialista como forma de asegurar el orden interno del país. Esa idea ha permanecido vigente a lo largo de la historia política chilena, e inclusive se ha acentuado con el paso de los años. Básicamente, lo que caracteriza al hiperpresidencialismo (también llamado bonapartismo o neopresidencialismo) es el excesivo poder, casi tutelar, que tiene el poder ejecutivo sobre el legislativo y, en el orden interno del estado, una relación vertical de mando entre el poder central y los niveles territoriales inferiores150.

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Para mayor información, ver el ensayo La genética centralista chilena, de Jorge Muñoz Cerda, en: http://www.atinachile.cl/content/view/105711/LA_GENETICA_CENTRALISTA_CHILENA.html. 150 Para mayor información, ver el ensayo La descentralización en el ordenamiento constitucional chileno, de Jorge Muñoz Cerda, en: http://www.geocities.com/CapitolHill/Lobby/6384/CONSTITU.HTM. Sobre el Hiperpresidencialismo (También llamado Neopresidencialismo o Bonapartismo) pueden leer, entre otras cosas: - un ensayo de mi ex profesor Pablo Ruiz-Tagle: http://www.plataforma.uchile.cl/fg/semestre1/_2003/igualdad/modulo3/clase1/doc/neopres.pdf - una nota del diario La Nación de Argentina: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=760450 - una explicación académica de Javier Orti en su blog: http://javierorti.blogspot.com/2008/01/el-hiperpresidencialismo.html

Otra causa del centralismo es de orden económico. Si bien hoy día Chile es una economía de libre mercado, no debemos olvidar que durante el siglo XX (específicamente entre los años ’30 hasta 1973) imperó un modelo económico conocido como Keynesianismo, caracterizado por la activa participación e intervención de la autoridad estatal en la economía. Este sistema económico favoreció el desarrollo de un Estado muy poderoso y grande, lo que se tradujo en la parte política en un robustecimiento de la autoridad política, especialmente la presidencial, que concentró muchas facultades. En el caso chileno, esto provoca que termine anulándose el mandato del constituyente en orden a descentralizar la administración del país, y más bien tendió a una mayor centralización institucional151. Otro elemento es el componente social. Desde la Colonia la política chilena ha estado manejada por un grupo pequeño que preferentemente era de origen agricultor aunque su residencia haya sido siempre Santiago, la “elite santiaguina”. Esta elite fue la que participó y dirigió el proceso de Independencia, y luego de lograda ésta se reunió con ex realistas, conservadores y otros para formar el bando “pelucón”, el cual derrotó al bando más liberal, el “pipiolo”, formado entre otros por las elites de otras ciudades (Concepción, La Serena). Es esta elite santiaguina la que toma el poder y saca a otros grupos de este “privilegio”, y así varias revoluciones (1851, 1859), a más de las disputas políticas que envuelven, significan la resolución de la disputa entre este grupo dirigente y otros grupos aspiracionales de afuera de la capital, con victoria para los capitalinos. De ahí en más, no ha variado mayormente esto, y puedo decir que hasta ha progresado, ya que por lo menos antes Santiago sólo concentraba el poder político, pero ahora concentra el poder económico, social y cultural. A mi juicio, esta oligarquización de la política es la causa más certera, junto con las otras que menciono, para entender el fenómeno centralista152. La elitización del poder imprimió de un aire pro-citadino no sólo los actos del poder público, sino también los del sector privado y ha expandido su influencia a la sociedad nacional. Me refiero a un fenómeno en el cual se puso a la capital en una posición de “superioridad” frente al resto del país. Era el medio santiaguino el que imponía los usos sociales, el que imponía la “buena educación”, el que tenía las mejores oportunidades, etc., en suma, Santiago era EL lugar para vivir, y que el resto del país no era digno de compararse con la gran ciudad, ya que estaban muy atrasados o no eran lugares de peso político. Surgen conceptos como la “urbanidad” y el “provincialismo”, que fomentaron fenómenos como la fuerte migración a la capital y la odiosidad entre santiaguinos y 151

Para mayor información, sugiero ver los sgtes artículos: - MONTESINO, José Leopoldo, “Democracia-Dictadura y Centralismo-Liberalismo. Fractura política y fractura económica en el Chile de la segunda mitad del siglo XX” en Observatorio de la Economía Latinoamericana 97, mayo 2008: http://www.eumed.net/cursecon/ecolat/cl/2008/jlmj2.htm - MELLER, Patricio “Un siglo de Economía Política Chilena”, pgs. 47-67 (Industrialización y función del Estado (1930-1973)), en Curso: La economía Chilena: visiones alternativas y problemas (Cursos de Formación GeneralUniversidad de Chile). Versión web: http://www.educarchile.cl/autoaprendizaje/economia/modulo1/clase3/doc/meller.doc 152 Sobre el particular pueden ver: - Juan Carlos Gómez, El reencuentro de Chile con su historia, en: http://www.piensachile.com/content/view/171/5/ - Christian Oros, Estado y espada en el Chile del siglo XIX, en monografías.com: http://www.monografias.com/trabajos19/estado-y-espada/estado-y-espada.shtml - Eric Palma, ¿Gobierno portaliano o gobierno conservador autoritario?: de los mecanismos constitucionales para garantizar la eficacia del ejercicio del poder en la constitución de 1833, en Revista de Derecho Universidad Austral de Chile, Vol. XIII, diciembre 2002, pp. 45-64. En http://mingaonline.uach.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-09502002000100004&lng=es&nrm=iso

provincianos, base de la disputa que hoy dan los regionalistas. Esto también ha alcanzado, de cierta forma, al provinciano venido a la capital, que estando una vez aquí siente el desprecio de la sociedad capitalina, por lo que busca trasformarse en “capitalino”153. Se dice que tras la Independencia nacional nuestros gobernantes se hallaron con la extraña paradoja de que el Estado surgió antes que la Nación, siendo que el fenómeno debió haber sido el inverso, si pensamos en las ideas del Nacionalismo. Entonces, el camino seguido entonces por nuestra elite santiaguina ha sido el de crear una nación desde la autoridad pública a la manera como quería la oligarquía local, con un cariz europeo, renegando de sus antecedentes indígenas, a la vez que se fomentó una educación basada en el irrestricta sumisión a la autoridad y la exaltación de las figuras políticas. Eso no hizo más que acentuar los otros fenómenos mencionados anteriormente, con lo que el centralismo se agravó más154. El movimiento regionalista de mi país ha basado su lucha en dos premisas: una, que la culpa del centralismo la tienen los santiaguinos, y otra, que el santiaguino no tiene sentimiento regionalista y es por naturaleza centralista. Se presenta a la población de la capital como una enemiga de la descentralización y como enemiga de las aspiraciones del resto de los chilenos. Sin desconocer que comprendo la situación en que se halla el regionalista más “duro”, creo que así lo único que se logrará es una mayor distancia entre capitalinos y no capitalinos, lo que no ayudará al proceso democratizador. A mi juicio, el problema del centralismo ha traído problemas para todos los chilenos, santiaguinos o no, y corresponde que todos nosotros trabajemos por ello. Como dije antes, los regionalistas presentan a los santiaguinos como “anti-regionalistas”. Entiendo que, a la luz de los factores que mencioné al tratar de responder la pregunta de por qué el centralismo chileno, puede que en Santiago no haya un sentimiento de regionalidad como el que hay en Magallanes, en el norte o en Concepción. Pero pienso que tras las demandas de descentralización y sus anexos debe haber un trasfondo mucho más importante, y se trata de profundizar la democracia. Y en este ámbito, son muchos los habitantes de la capital que sí están por un cambio democrático, que termine con las ideas autoritarias que han marcado la gestión institucional de este país. Echar a andar un proceso descentralizador, en buen término, es dar mayores espacios de participación ciudadana, es reconocer que en la democracia el poder no viene desde el Olimpo, sino que desde la base, es considerar que cada rincón de nuestro país tiene ciertas particularidades que deben ser protegidas (ej: comunidades indígenas), buscando la integración de los chilenos antes que la homogeneización.

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Sobre esto hay material de sobra, tanto documental como literario. Un ejemplo es la obra teatral “Como en Santiago”, escrita por Daniel Grez en 1881, sobre la relación entre los provincianos llegados a Santiago y la sociedad santiaguina. También puede hallarse elementos de esta dicotomía en la famosa novela “Martín Rivas” de Alberto Blest Gana. 154 Sobre construcción del estado, puede consultarse el famoso libro de Mario Góngora “Ensayo histórico sobre la noción de Estado en Chile”, escrito por primera vez en 1981. Para mayor comodidad puede consultarse: - BUSTAMANTE, Fabián, El violento proceso de construcción del Estado- Nación en Chile. Disponible en http://hablemosdehistoria.com/archivos/el-violento-proceso-de-construccion-del-estado-nacion-en-chile - PINTO, Julio y SALAZAR, Gabriel. Historia de Chile Contemporánea, Volumen 1 (Capítulo I: Construcción de Estado en Chile), en Curso: Memoria social: historia oficial, conflictos en Chile (Cursos de Formación General, Universidad de Chile). Versión web: http://www.plataforma.uchile.cl/fg/semestre2/_2002/memoria/modulo4/clase1/doc/cap1.doc

Creo que en Santiago deben sentarse las bases para que haya un movimiento regionalista santiaguino. Algunos seguramente van a reaccionar pensando que cómo van a estar de acuerdo con la descentralización quienes se benefician del centralismo. A mi entender, hay varias razones por las cuales el santiaguino debe y puede sumarse al movimiento por mayor descentralización: Santiago tiene 6 millones y algo de habitantes. Sin embargo, buena parte de la población de la gran capital es inmigrante o descendientes inmediatos de inmigrantes. La capital, a diferencia de otras ciudades del país, no tiene un gran crecimiento vegetativo, sino que se nutre principalmente de afuerinos. No tengo datos precisos, pero creo que sólo 1.000.000 de habitantes son genuinamente santiaguinos. ¿A qué voy? a que la gran mayoría de los habitantes de la capital tiene todavía lazos con otras zonas del país, y aunque traten de camuflarse en la urbe, en el fondo pareciera que todavía existe esa “diferencia fundamental” con la elite dirigencial que vive en el sector oriente de la ciudad. Es ahí donde debería surgir el movimiento regionalista: en el barrio, en la calle, con el provinciano que se vino a trabajar o a estudiar. Segundo, el centralismo se nota más en Santiago. Paradójico puede resultar que el lugar donde se ejerce el poder central sea el que más sienta los efectos del centralismo. Pero así es. En el resto del país155 al menos las órdenes del gobierno central deben ser ejecutadas por un Intendente a nivel regional y por un Gobernador a nivel provincial, además de haber secretarías regionales ministeriales, departamentos de esto o lo otro, etc. Hay cierta representatividad regional aunque las autoridades hayan sido designadas por el Presidente de la República. Pero en la capital esa estructura simplemente no existe… el gobierno central mete mano en la organización de la ciudad como si ellos fuesen los intendentes o el gobierno regional. Es cosa de ver nada más lo que pasó con Transantiago, política elaborada desde y por el nivel central, con escasa o nula participación del respectivo nivel regional. Pareciera que el gobierno regional metropolitano sólo existe en Melipilla, Talagante, Colina, Buin o Pomaire. Por años, la elite dirigencial de la capital ha intentado vestir a Santiago con ropajes que no les caben o no combinan con su forma de ser. Se le ha querido dar un aspecto europeo o norteamericano, por lo que se han construido regios palacios o modernos edificios. No obstante, junto con este boato se ha instalado también una serie de barrios de baja calidad y de condiciones de vida bastante difíciles. No olvidemos tampoco los sectores de clase media. Hay, entonces, una contradicción entre barrios, comunas, calles, etc., que no parecieran identificarse entre sí. Es hora de que todos los habitantes de la gran ciudad reflexionen acerca de la necesidad de unirse como comunidad santiaguina para resolver los problemas que les son propios y comunes, y para unirse al resto del país en las demandas de descentralización. Contrariamente al discurso de los regionalistas más radicales, el centralismo no beneficia a la población santiaguina. Podríamos estar de acuerdo en que sí hay gente que se beneficia de este sistema, y ésos son la elite santiaguina. Pero el resto de la población de la capital, sufre las consecuencias negativas de la excesiva concentración de poder político y económico en la capital. No hay para qué hablar de Transantiago, pero no debemos olvidar otros problemas, como el smog, la delincuencia, el ritmo de vida bastante insufrible, lo gigante de esta ciudad, la 155

“en regiones” o “en provincia” diríamos, aunque eso es incorrecto, ya que TODOS los chilenos somos de regiones y de provincia… Santiago está en la REGIÓN Metropolitana, y buena parte de la metrópoli está en la PROVINCIA de Santiago, salvo las ex ciudades de Puente Alto (capital de la Provincia de Cordillera) y San Bernardo (capital de la Provincia de Maipo), y partes de las comunas de Pirque y San José de Maipo (Cordillera), Padre Hurtado e Isla de Maipo (Maipo), y Calera de Tango (Talagante).

segmentación social, las distancias que deben recorrerse desde la casa al trabajo. Así como el centralismo pone al resto del país en un nivel bastante menor a la capital, así dentro del mismo Santiago hay favoritismo para algunos y olvido para el resto. Si, por el contrario, se favoreciera en Chile la autonomía regional, se diera impulso para que se invierta en otras regiones y pueda favorecerse el empleo en esas zonas, no cabe duda que Santiago no sería este monstruo que hoy es, y la sociedad capitalina viviría más sana y más identificada con su ciudad. 3. ¿Qué es la “chilenidad”? (Parte de la columna “Pensando en el Bicentenario” publicada el 24 de septiembre de 2010) Y hablando de crítica a Chile, no olvidemos la situación de los mapuches que están en huelga de hambre hace varios días. Si bien el actual gobierno ha cedido a algunas de sus peticiones, como reformar la justicia militar y la legislación antiterrorista, esto es tan sólo un pequeño detalle dentro del grave y eterno conflicto entre el Estado chileno y los pueblos aborígenes de nuestra tierra, que pasa no sólo por el tema de la discriminación o de tierras, sino del reconocimiento a su cultura y su integración en nuestra sociedad. Y es que el problema se puede derivar a otro mucho más soterrado pero no por ello menos importante: el de nuestra identidad como país. ¿Somos lo que somos? ¿Somos lo que queremos ser? ¿No nos estaremos autoengañando? Esto puede llegar a cosas tan profundas acerca de si en verdad somos una “nación” en el sentido estricto de la palabra. Así como hay “naciones sin estado” ¿pueden haber “estados sin nación”? Y si esto fuese posible ¿será Chile uno de esos casos? Un concepto de Nación, en su concepción sociológica, podría ser “comunidad humana con ciertas características culturales comunes, a las que dota de un sentido ético-político”156. También hay un concepto político, como el conjunto de sujetos que puebla un Estado. En realidad, el concepto de Nación es bastante complicado, puesto que hay empeño en hacer coincidir uno con otro, puesto que una diferencia, por nimia que sea, puede poner en riesgo la existencia misma del Estado. Justamente, uno de los primeros problemas que debieron enfrentar las repúblicas hispanoamericanas tras su independencia del Imperio Español fue el de definirse en su propia identidad frente al ex dominador y ante sus “hermanas”. Hasta antes de ello, todos quienes formaban parte de Las Indias se autopercibían como “españoles”, pese a las diferencias geográficas o étnicas entre unos y otros. Lo que nació como una forma de proteger estos dominios para el rey Fernando VII, prisionero de Napoleón, o como una “volada” de unos pocos idealistas, pronto se convirtió en un imperativo de supervivencia. Chile no estuvo ajeno a estos avatares, pero puso el foco en otra meta. En vez de acentuar elementos propios, nuestras elites del siglo XIX quisieron dar al país una identidad más acorde con los cánones que regían a Europa en esos momentos, dado que eran los países del Viejo Mundo los que marcaban la pauta en cuanto a avances científicos, artísticos, filosóficos, etc. Por ello, no es extraña la presencia de connotados personajes como Nataniel Cox, Lorenzo Sazié, Alejandro Cicarelli, Andrés Bello, por sólo nombrar algunos. También, ello conllevaba un pensamiento desvalorizador de la cultura local, especialmente el elemento indígena157. Sin embargo, el 156

Obtenido de la Wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Nación BUSTAMANTE, Fabián, El violento proceso de construcción del Estado-Nación en Chile. Disponible en http://hablemosdehistoria.com/archivos/el-violento-proceso-de-construccion-del-estado-nacion-en-chile 157

desarrollo de la sociedad local, la relación con los países vecinos, hicieron surgir la necesidad de que Chile tuviera una identidad propia, a pesar de la vocación europeísta. Fue una necesidad forzada, por cierto. Un historiador, Mario Góngora, sostiene una tesis bastante particular en su libro La Noción de Estado en Chile en los siglos XIX y XX. Al iniciar este ensayo, suelta su famosa frase que sirve de base para su investigación: “Esos sentimientos me han forzado a mirar y a reflexionar sobre la noción de Estado, tal como se ha dado en Chile, donde el Estado es la matriz de la nacionalidad: la nación no existiría sin el Estado, que la ha configurado a lo largo de los siglos XIX y XX”158. Esto representa una realidad contraria a la tendencia general, que concibe al Estado como un producto de la Nación, como la Nación jurídicamente organizada159. Lo cierto es que Góngora acierta en que la realidad chilena está muy determinada por lo que hace la elite desde y por el Estado. Y es a través de éste que se genera la identidad nacional. Las gestas bélicas, los actos cívicos, la educación, han sido instrumentos para dotar a Chile de una nación de la que se veía ausente. Pero claro, Chile es un país eminentemente centralista, tanto en lo político como en lo cultural. Nuestra clase dirigente surge de las actividades agrícolas, del campo. Y la capital, Santiago, se halla en medio de la Zona Central, a la cual también podemos llamar la “Zona Huasa”, que se extiende desde el Elqui hasta el Biobío. De ahí surgen las figuras del huaso, la china, las casas de adobe, la cazuela, etc. Y como una Nación debe tener un sustrato cultural propio, era obvio que se iba a tomar este modelo como “lo nacional”. En otros términos, se identificó lo chileno con lo huaso. La chilenidad nace en y para la Zona Central. Esto pudiera estar bien para una época en que el país se desarrollaba dentro del ámbito de la zona central y donde las otras expresiones culturales eran marginales. Pero hoy Chile es otro, es un país más diverso culturalmente, debido a variados factores (guerras, expansiones territoriales, tomas de posesión, etc.). Ya no solamente tenemos al Chile huaso, también tenemos el Norte desértico y minero, el Sur húmedo, Chiloé y su cultura peculiar, Magallanes y su aislamiento, Isla de Pascua. Y, era obvio, nuestros indígenas. Sin embargo, seguimos pensando que Chile es sinónimo de Huaso, y pretendemos estirar esa idea a las demás culturas regionales (que no nacionales). Pese a que nuestro baile nacional, la cueca, tiene versiones distintas (hay cueca nortina, porteña, santiaguina, chilota) se sigue prefiriendo bailarla vestido de huaso para las Fiestas Patrias, y se baila así de Arica a Magallanes, lo que provoca cierto malestar en las zonas que no se hallan identificadas con esa identidad, lo que agrava el problema del centralismo y la relación entre estas regiones y el poder central160. Esto pude parecer poco importante, pero en otros países ha creado conflictos de gravedad. Sólo pensemos en el caso de Yugoslavia, una unión de nacionalidades eslavas que se vieron enfrentadas a diferencias culturales y religiosas y a la intención homogeneizadora que quiso imponer Serbia a las demás nacionalidades (croatas, bosnios, eslovenos, etc.) y que terminó en guerras sangrientas. En el presente, el ejemplo de España es el que nos toca más de cerca, donde las nacionalidades catalana, vasca, gallega u otras han debido enfrentarse a un estado al que 158

GÓNGORA, Mario. Ensayo histórico sobre la noción de Estado en Chile en los siglos XIX y XX, p. 59. En books.google.cl 159 CARRÉ DE MALBERG, Raúl. Teoría General del Estado, p. 32. En books.google.cl 160 Una queja vista con ojos “nortinos” la hallo en la columna de Damir Galaz Bicentenario en el Norte de Chile, ¿O la expresión del histórico centralismo?, en el diario electrónico El Morrocotudo: http://www.elmorrocotudo.cl/admin/render/noticia/26709. Una “versión chilota” puede verse en la nota El Rodeo en Chiloé: un anacronismo del presente, de Dante Montiel, en Revista Enlinea: http://www.chiloeweb.com/chwb/suplementos/revista/cronicas/dan_mon_rodeo_chiloe.html

identifican como una “Castilla expandida”161. También podríamos citar a Bolivia y su eterna disputa entre los “cambas” del oriente y los “collas” del altiplano162. Chile, como lo dije antes, ya no es un país homogéneo culturalmente. El elemento indígena ha pasado a ser una cuestión importante en nuestra vida social, no sólo por el Conflicto Mapuche, sino también por la presencia de pueblos como los aymaras, los rapanui, etc. El choque con el chileno occidentalizado es más evidente y, por tanto, ha sido mayormente tratado tanto a nivel público como privado, llevando a crearse la legislación adecuada, pese a las resistencias de orden político y cultural que han ripiado este camino163. Pero ese conflicto oculta otro, el que hay entre la “cultura huasa” y las periféricas, por poner un nombre. Porque no podemos pensar en Magallanes como si fuera lo mismo que el valle de Colchagua, ni Angol es igual a Curicó, que el habitante del desierto no puede hallarse igual al del Maule o Rancagua. Las diferencias entre las zonas suelen ser tan grandes que podríamos pensar en una suerte de “cuasinación” o una “nación en ciernes” en cada una de ellas. O en el caso de Chiloé, derechamente debemos hablar de una Nación chilota, distinta a la “nación chilena”, por su cultura tan particular como diferente a la del resto del país. Hace algunos años me preguntaba por qué, si existe malestar por el centralismo, las manifestaciones de separatismo eran muy escasas y poco serias164. Pero hace pocos días circularon un par de cartas en un diario que me revelaron que no todo podría ser broma, y que llamaban la atención sobre una suerte de “sentimiento secesionista” que estaría madurando en la conciencia colectiva de los habitantes de regiones, especialmente las extremas. La primera hablaba de la existencia de “dos Chiles”, el de la capital y el de las demás regiones, y terminaba su exposición temiendo que la desidia del nivel central acabara en un camino separatista165. Otra carta, publicada al día siguiente, hizo una relación sucinta pero clara sobre la complejidad de intereses en el conflicto mapuche, que van desde la reivindicación social hasta derechamente la

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Muchos autores sostienen que el nacionalismo español no es sino una versión “expansionista” del nacionalismo castellano. Véase PÉREZ, Joseph. Historia de España, p. 552 (en books.google.cl); MARTINEZ Cuadrado, Miguel. La Constitución de 1978 en la historia del constitucionalismo español, p. 70. (fragmento en books.google.cl). 162 Hay un libro, que se llama ¿Somos los cambas una Nación sin Estado?, donde se expone esta relación desde el punto de vista de los “orientales” bolivianos (Link: http://www.nacioncamba.net/documentos/sin_estado.htm). La actitud tanto de los “altiplánicos” como de la clase política del país ha sido negar la existencia de esta “nación” y ver sus propósitos autonomistas como una maniobra de intervención extranjera (Artículo de Pere Roselló Falacia histórica de “la Nación Camba”, link: http://archivos.bolivia.indymedia.org/es/2004/06/9632.shtml) involucrando a veces a Chile (Artículo de Nestor Gorojowsky La secesión yugoslava, Chile y la “Nación Camba”, link: http://lists.econ.utah.edu/pipermail/reconquista-popular/2006-September/042771.html). 163 La innovación más importante ha sido la ley 19.253, que estableció un estatuto especial para los aborígenes chilenos y creó una agencia para resolver sus problemas. No obstante, el conflicto sigue vigente, sobre todo por la aspiración a que los indígenas tengan reconocimiento constitucional. 164 Valdés Canje cita entre sus cartas la idea de una “República Salitrera” surgida en la población de Tarapacá debido al malestar por el abandono del gobierno central. Tampoco olvidemos la festiva “República Independiente de Magallanes”, los grupos que honran la Revolución Atacameña de 1859, o las últimas protestas de los habitantes de Isla de Pascua. Ni hablar del “conflicto mapuche”, basta los últimos sucesos. 165 Carta de Hugo Herrera en El Mercurio, La otra unidad nacional, 18-9-10: http://blogs.elmercurio.com/columnasycartas/2010/09/18/la-otra-unidad-nacional.asp

independencia166. A mi juicio, el conflicto mapuche puede ser la mecha que aliente a patagónicos, rapanuis, atacameños, etc. Quizá por eso la palabra “separatismo” sea un tabú. Como vemos, el tema cultural no es sólo un asunto de interés de folcloristas o sociólogos, sino que incumbe también a la existencia misma del estado chileno. Es hora, pues, que veamos que la diversidad no es incompatible con la unidad, y que la uniformidad, sobre todo la impuesta, empobrece nuestra cultura.

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Carta de Guido Larson, Conflicto mapuche, 19-9-10: http://blogs.elmercurio.com/columnasycartas/2010/09/19/conflicto-mapuche.asp

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