Casos y cosas de la América hispana, desde Sevilla. Siglos XVII-XVIII. 2014

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ARTE Y PATRIMONIO EN ESPAÑA Y AMÉRICA

MARÍA DE LOS ÁNGELES FERNÁNDEZ VALLE FRANCISCO OLLERO LOBATO WILLIAM REY ASHFIELD (editores)

ARTE Y PATRIMONIO EN ESPAÑA Y AMÉRICA

MARÍA DE LOS ÁNGELES FERNÁNDEZ VALLE FRANCISCO OLLERO LOBATO WILLIAM REY ASHFIELD (editores)

ARTE Y PATRIMONIO EN ESPAÑA Y AMÉRICA

Editorial UNIVERSIDAD DE LA REPÚBLICA (URUGUAY) Colaboran ESCUELA DE ESTUDIOS HISPANO-AMERICANOS (CSIC) UNIVERSIDAD PABLO DE OLAVIDE MONTEVIDEO, 2014

Esta obra ha sido editada por la Universidad de la República (Uruguay), con la colaboración de la Escuela de Estudios Hispano-Americanos (CSIC) y la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla.

Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita del titular /es del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y su distribución.

Edita: Universidad de la República (Uruguay) © Universidad de la República (Uruguay), Escuela de Estudios Hispano-Americanos (CSIC) y Universidad Pablo de Olavide de Sevilla © Autores ISBN: 978-9974-0-1049-9 Depósito Legal: 364470 Cuidado de la edición: María de los Ángeles Fernández Valle, Francisco Ollero Lobato y William Rey Ashfield. Estudios sometidos a evaluación científica por pares. Cubierta: América invertida, dibujo de Joaquín Torres García, 1943. Museo Torres García, Montevideo. Agradecemos la cesión de la imagen. Diseño y Maquetación: Juan Gallardo Blanco Impresión: Martha Moscoso. Ulzama Digital Impreso en España / Printed in Spain

ÍNDICE GENERAL Presentación ........................................................................................

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FUENTES Y ESCALAS ARAM, Bethany: ¿Tres o cuatro partes del mundo? Los Reyes Magos en el imaginario euro-americano ........................... MONTERROSO MONTERO, Juan M.: Estelas en el mar. El Eco de Galicia de La Habana como fuente para la pintura gallega. El caso de Manuel Ángel Álvarez ................................. LOREN, Mar: La Percepción estratificada del Patrimonio. Transferencias Modernas de lo Mediterráneo: España y América ........................................................................................

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TRANSFERENCIAS Y VIAJES SÁNCHEZ, José María y MACÍAS, Rafael: Mandas testamentarias y plata labrada en Indias: los legados de Domingo José Suárez y Juan de Salmonte y Taboada a Galicia en el siglo XVIII ................................................................................... 73 MONTES GONZÁLEZ, Francisco: Vírgenes viajeras, altares de papel. Traslaciones pictóricas de advocaciones peninsulares en el arte virreinal .............................................................. 89 FERNÁNDEZ VALLE, María de los Ángeles: El poder de las imágenes: Santa Rosa de Lima en la capital hispalense.......... 119 QUILES GARCÍA, Fernando: Casos y cosas de la América hispana, desde Sevilla.Siglos XVII-XVIII.................................... 141

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ÍNDICE GENERAL

SOCIEDAD Y PATROCINIO HERRERA GARCÍA, Francisco J.: Una estampa de muy poco valor. Imagen, devoción y discriminación étnica en torno a la creación de una hermandad novohispana .......................... 163 HALCÓN, Fátima: La oligarquía minera y el arte: ejemplos de su patrocinio en Nueva España............................................... 187

TRADICIÓN Y CONTEMPORANEIDAD LÓPEZ GUZMÁN, Rafael y GARCÍA ACOSTA, Celia: Oriente en La Habana. Reflexiones sobre el Neoárabe Hispanoamericano ........................................................................................ 209 OLLERO LOBATO, Francisco: La casa sevillana como representación de la ciudad en los años de la Exposición Iberoamericana de 1929 ..................................................... 233 MORAL JIMENO, María F.: La imagen de Baeza y Úbeda en la Exposición Ibero-Americana de Sevilla de 1929................ 251

PATRIMONIO Y RED REY ASHFIELD, William: Relaciones entre el estado de la teoría arquitectónica y la defensa del patrimonio cultural en Uruguay .............................................................................. 273 BELLIDO GANT, M.ª Luisa: Patrimonio latinoamericano en red o el fin del aislamiento........................................................... 289 RUIZ TORRES, David: La realidad aumentada, una nueva forma de interpretar y conocer el patrimonio cultural en España y Latinoamérica .................................................................. 307

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Casos y cosas de la América hispana, desde Sevilla. Siglos XVII-XVIII Fernando Quiles García Universidad Pablo de Olavide, Sevilla La Carrera de Indias ha sido estudiada durante años con apoyo en dos de los archivos más importantes de la ciudad, el General de Indias y el de Protocolos Notariales, sin embargo, todavía no se ha dicho todo al respecto. Aún se espera mucho de esas fuentes documentales, siendo los pequeños detalles, las formas de vida en los diversos espacios de sociabilidad y en la intimidad de los hogares, algunos de los aspectos que más se van a beneficiar de las investigaciones venideras. Valga este trabajo como un testimonio más de este importante capítulo en la historia de las relaciones entre España y sus antiguos virreinatos. PALABRAS CLAVE: Coleccionismo, Sevilla y América, arte decorativo, Barroco, relaciones artísticas, arte y sociedad, mercaderes de Indias, intercambio artístico. The called Carrera de Indias has been studied for years. The two most important archives of the city, The General Indias Archive and the archive for Notarial Protocols, have abundant information on the subject. Nevertheless it will still be possible to obtain much more information from these sources concerning lifestyles and social interactions in the communities and the intimacy of the homes. Let the research I am now presenting be yet another witness of this important chapter in the history of the relationship between Spain and its former Virreinatos. KEYWORDS: Collectionism, Seville and America, decorative art, barroque, artistic relationships, art and society, merchants of the Indias, artistic exchange.

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Jalando de hilos sueltos, cabos encontrados entre los viejos papeles de archivo, llego a dar con casos y cosas que podrían tener interés para completar historias particulares ocurridas en relación con la América hispana. Con tal voluntad ilustradora presento este texto, lejos de contribuir a la ‘resignificación’ del papel jugado por Sevilla en el marco de la Carrera de Indias. Con ello me permito contribuir a reconstruir la imagen de la ciudad que fue un escenario singular donde se dieron cita infinidad de actores y donde se hicieron innumerables representaciones, unas dramáticas, otras jocosas y muchas grotescas. Hoy somos espectadores y a cada tiempo una nueva historia nos permite ampliar nuestra percepción de lo ocurrido. Y en ellas, ante todo, hay que reconocer a los actores, de los que mucho se ha escrito, pero nada para lo que queda por decir. NO HAY EN SEVILLA CABALLERO SIN SANGRE DE MERCADER Con esta frase Alarcón expresaba lo que era sabido y también compartido por muchos otros autores contemporáneos, como Lope de Vega, al decir que el dinero era “alta sangre, descendiente godo”, o Cervantes, que veía cómo los mercaderes indianos aspiraban a dar una posición a sus hijos, al “procurarles títulos y ponerles en el pecho la marca que tanto distingue”1. Abundan los apellidos ilustres a mediados de siglo, pertenecientes a los integrantes de un grupo en ascenso social, cuyos inmediatos antecesores había tomado parte en el tráfico de mercancías de Indias. Conocida fue la actividad de Juan de Neve, como cargador de la flota en la década de los veinte2. Un testigo de la pujanza económica de la ciudad en su ocaso. Y que contribuyó al progreso económico de la familia y por consiguiente a su creciente visibilidad social. Y prueba de ello es que su hijo, Justino de Neve, alcanzaría gran notoriedad, como importante promotor artístico dentro de la catedral de Sevilla y, en cierto modo, como “agitador” cultural. Desde su posición de relevancia en la sede sevillana, devenida de su capacidad económica y su rango social, jugó un papel fundamental en el desarrollo del barroco local, no sólo impulsando la renovación de signifi1 Estas frases las recoge Antonio Miguel Bernal es su excelente estudio sobre España, proyecto inacabado. Costes/beneficios del Imperio. Madrid, Marcial Pons, 2005, pág. 458. 2 García Fuentes, Lutgardo. Los peruleros y el comercio de Sevilla con las Indias, 1580-1630. Sevilla, Universidad de Sevilla, 1997, págs. 239-240.

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cativas fábricas catedralicias, sino también movilizando a los principales artistas del momento3. De los bienes de su madre, Sebastiana de Chaves, tasados por Murillo, extraemos un dato que avala lo que fue una constante en la época: la presencia de objetos exóticos y de mobiliario de procedencia americana u oriental en el espacio doméstico. Así ocurre en este caso, con un escritorio japonés y una Virgen de marfil4. Todavía en 1655 andaba nuestro ilustre canónigo ocupado de la gestión de los bienes espirituales de sus antepasados, en concreto, de su abuelo Miguel de Neve, un personaje cuyo personalidad habrá que descubrir en alguna ocasión, pues tanto por su ubicación temporal como por la geográfica tendría un retrato interesante. Era flamenco, comerciante de Indias y con seguridad acumuló importante bienes artísticos, al menos se le asigna una fundación en la capilla de la Concepción, en el convento de san Francisco, administrada todavía a mediados de siglo por su nieto5. La fortuna familiar cimentó la posición de Justino. Lo que, a la postre, conllevó un complejo entramado artístico, en que Murillo fue uno de los principales nodos6. También tuvo tratos con Murillo y negocios en Indias el marqués de Legarda, don Antonio de Salcedo Hurtado de Mendoza7. Aunque eran actividades relacionadas con el tráfico de mercancías pesadas o de consumo cotidiano, como hierro o ropa, no hay duda de que ello hubo de ponerle en contacto con la producción artística virreinal. Sin embargo, en la declaración testamentaria tan sólo alude a “unas joyas de diamantes y perlas”, enviadas a Tierra Firme a través del capitán Juan de Arespacochaga8. 3 Quiles García, Fernando. Teatro de la gloria. El universo artístico de la Catedral de Sevilla en el Barroco. Sevilla, Diputación-Universidad Pablo de Olavide, 2007, págs. 282-283. La acusada personalidad del canónigo Neve ha motivado algunas publicaciones de interés, que todas podrían encontrarse referidas en una última publicación, el catálogo de la exposición organizada por el Museo del Prado, con el título Murillo y Justino de Neve. El arte de la amistad, Prado, Focus-Abengoa, Dulwich, Gabriele Finaldi, ed., 2012. En particular es interesante el artículo de Peter Cherry, “Justino de Neve: Vida y obras”, págs. 30-45. 4 Falcón, Teodoro. “El canónigo Justino de Neve y la iglesia de santa María la Blanca de Sevilla”, Laboratorio de Arte, 23, 2011, págs. 589-598. Cita en pág. 592, nota 17. 5 Archivo Histórico Provincial de Sevilla [AHPS], lib. 4446, fol. 43. 24-V-1655. 6 Cherry, Peter. “Justino de Neve”, op. cit. 7 Otorgado el 5 de enero de 1662. AHPS, lib. 3703, fols. 49-57. 8 AHPS, lib. 3703, fol. 54r. Otros intermediarios: Melchor de Melo, que se ocupó del envío de ropa adquirida en Sevilla, Granada y Toledo a Tierra Firme y en los galeones de don Pablo Fernández Arte y Patrimonio en España y América - ISBN 978-9974-0-1049-9

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El veinticuatro don Luis de Medina Orozo fue otro de tantos miembros de la aristocracia local con intereses transoceánicos. En el inventario de sus bienes figuran al menos tres vecinos de la ciudad de México, Joan de Montemayor, Bartolomé de Bagastayn (¿Beguiristain?) y Carlos de Luna y Arellano9. Nada indica que estas relaciones hubieran podido traer consigo alguna influencia sobre la adquisición de obras de arte. En el inventario del ilustre personaje se relacionan abundantes enseres artísticos, que denotan la apertura cultural, con obras de procedencia extranjera (“alemanas” o flamencas), temas mitológicos o referencias culturales, como los “doçe liensos medianos de los traxes de todas las naciones”10. De Santa Fe de Bogotá era Manuel de Herrera Campuzano, quien al enviudar recibió diversos enseres de su difunta esposa, de los que entresaco varias pinturas: una serie compuesta por doce lienzos, de “Vírxenes”, de dos varas cada uno, tasada en 660 reales; también “doze países de Flandes, de pintura al tenple, nueuos”11. Este asiento notarial tiene el valor añadido de darnos indicios sobre cómo el arte flamenco está ingresando en las colecciones artísticas americanas12. El capitán Domingo Miguel del Balle entregó al convento de la Paz una lámpara de plata, que había regalado a la comunidad el marqués de Mide Contreras. En 1660, don José Andrade y Benavides condujo a Nueva España 250 quintales de hierro. Y el capitán Agustín de Ossa, en 1659, y a la isla de Santa Marta, 800 quintales más. 9 AHPS, lib. 1815, fols. 676-683, cita en fol. 682vto. “Yten quatroçientos y setenta y ocho Reales que deue //3 don Joan de montemayor vesino de la çiud de mexico. Yten çiento y nobenta y dos mill seteçientos y ochenta y dos mrs que deue barme de bagastayn vecino de la dha çiuda de mexico. Yten çinquenta y nuebe milll quatroçientos y treinta y siete mrs que deue don Carlos de luna y arellano vezino de la dha çiudad de mexico.” A este personaje dedicó Duncan Th. Kinkead un estudio: “Tres bodegones de Velázquez en una colección sevillana del siglo XVII”, AEA, 209, 1979, pág. 185. Es conocido también por uno de sus descendientes, el primer conde de Valhermoso, don Lorenzo Dávila y Medina. Cfr, J. Cartaya Baños, “’Noble es bien aderezado’: Los inventarios de bienes de los fundadores de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla”, Laboratorio de Arte, 24, 2012, págs. 315-333. 10 AHPS, lib. 1815, fol. 677r. 11 AHPS, lib. 3690, fols. 463r-v. 12 No es caso aislado, sino más bien un testimonio de algo que hubo de ser muy habitual. Desde trabajos que abordan el tema muy brevemente, aun cuando con documentos de provecho (Quintana Echeverría, I. A. “Notas sobre el comercio artístico entre Sevilla y América en 1586”, en AAVV. Gran Enciclopedia de España y América. Madrid, Espasa-Calpe, 1991, págs. 123-156) a estudios específicos sobre el taller americano (Fajardo de Rueda, M. “Del grabado europeo a la pintura americana. La serie El Credo del pintor quiteño Miguel de Santiago”, Historielo. Revista de Historia Regional y Local, n.º 5, 2011, págs. 193-213), son innumerables los estudios en que de un modo u otro se interesan por el uso del grabado en la pintura virreinal.

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randa, que era a la sazón presidente de la Real Audiencia y Chancillería del Nuevo Reino de Granada13. Sabemos por las fuentes que dicho benefactor era Juan Fernández de Córdoba y Coalla, oriundo de Málaga y fallecido en 1654. En su cargo estuvo siete años, hasta 1652, con notable éxito de gestión, en la que se incluyeron las ordenanzas del 22 de julio de 1644, notablemente beneficiosa para las comunidades indígenas14. Muy llamativo resulta el caso de don Andrés Martínez de Amileta, que era del Consejo de SM y oidor en la Real Chancillería de santo Domingo. Había nacido en Lima, siendo hijo del guipuzcoano, natural de Vergara, don Andrés de Amileta, señor de la casa de Amileta en Anzuola, y de la sevillana doña Leonor de Pineda y Esquivel. Ese entrecruzamiento fue posible en estas circunstancias y en este lugar concreto. Pero también hay que añadir a todo ello la riqueza que aportó el que el heredero del linaje siguiera su vida en el Perú y renovara su vida contrayendo matrimonio con doña Mariana de Contreras, natural del santo Reino de Jaén. Y ello explica el singular contenido de la abultada dote (que ascendió a 137.230 reales), en que se incluía, además, de “dies y seis liensos de a dos baras de Santos y ymajines de deboçion de nra sra de la soledad y del carmen de los Reyes subida a los çielos san antonio y san onofre san franco san Pedro y otros stos apreçiados a ocho ducados cada vno que montan mill y quatro çientos y ocho reales“, y la concesión al rango en forma de ”dos liensos del rey y la Reyna a siete ducados cada vno çientos y sinquenta y quatro Reales”, los siguientes cuadros de contenido natural y que bien parece obras para patios y concretamente una destinada a “entrepuertas”: “Yten quatro liensos de Pintura de a tres baras de largo de Payses y fabulas a treynta ducados cada vna monta mill y treçientos y vte realesYten otro lienso del mismo tamaño de la creaçion del mundo en quarenta ducadosYten otro lienso del mesmo tamaño de Pajaros y animales en quarenta ducadosYten dose liensos de bara y qta de flores y frutas a siete ds cada vno mta noueçientos y vte y quatro reales13 Carta de pago dada en 30 de abril, con la concurrencia de fray Fernando de la Estrella, como prior del convento. AHPS, lib. 11852, fol. 124. 14 Lucena Salmoral, Manuel. Presidentes de capa y espada del Nuevo Reino de Granada, Bogotá, Historia Extensa de Colombia, 1967. Arte y Patrimonio en España y América - ISBN 978-9974-0-1049-9

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Yten dies y seis liensos de bara y qta cada vno de frutas y payses de figuras a quatro ducados cada vno monta seteçientos y quatro realesYten otro seis liensos de dos baras de animales a çien reales cada vno seis çientos reales – Yten quatro liensos de Pajaros y animales y vn xabali para entre puertas a treynta reales cada vno çiento y veynte reales.”15

Animales, especialmente pájaros, y frutas constituyen el base del repertorio ornamental de algunas de estas privilegiadas casas sevillanas, que se nutren de los aportes americanos. Pero estos aportes trascienden el aspecto meramente decorativo para alcanzar al atuendo y ajuar de las familias. Oro y plata en abundancia y sobre todo piedras preciosas y perlas, se derraman por los hogares sevillanos, aunque no necesariamente el de los integrantes de la flota. Otros son los que se benefician del tráfico mercantil. Y buena prueba de ello son las jugosas relaciones documentales, que todavía en los años setenta del siglo XVII informan de la posesión de grandes cantidades de esmeraldas, engastadas en joyas de todo tipo, así como otras piedras, como amatistas16. La Carrera de Indias dio cumplimiento a las aspiraciones a quienes, sin tener un lugar en las élites sociales, pudieron gozar de cierto nivel de fortuna. En el organigrama de empleados de la Corona, dedicado al mantenimiento de la Carrera de Indias se incluye multitud de cargos, algunos con tan gran relevancia que gozaron no sólo de una privilegiada posición en la ciudad, sino de una notable holgura económica. Y eso se aprecia a través de la documentación, donde se constata mediante diversas modalidades de registros. Caso del contador Cristóbal de Vozmediano, que era pagador de las Reales Armadas de Galeones, Flotas y Armadas de la Carrera de las Indias, que se benefició de la dote de su esposa, Juana Ana de Hinestrosa, con inclusión una tapicería de nueve paños, con la Historia de David, valorada en 4500 reales, y 28 láminas, una de piedra, otra de madera y las demás sin distinguir, entre temas religiosos y fruteros; éstos últimos componían una serie de 1617. 15 AHPS, lib. 4444, fols 830-833, citas en: 830vto-831r; 1654-IX-19 16 Procedentes, en su mayor parte, de Cartagena de Indias. Como recuerda el documento en que don Alonso Martel de Porres da carta de pago al capitán Antonio Ruiz de Ocharcoaga, recién llegado de Tierra Firme, por los 1295 pesos de plata y joyas recibidos. AHPS, lib. 3720, fol. 225. 17 AHPS, lib. 17025, fols. 234-275; referencias artísticas en 274 r-v.

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Hasta miembros de la marinería compartían este gusto por las manifestaciones del arte. Gran parte de esos empleados de la flota vivía en Triana. Ello también facilitaba el trasiego de ideas. A modo de ejemplo veamos cómo Matheo de Sossa poseía en su calle santa Catalina, en el barrio de la Mar, algunos bienes artísticos, de entre los que destacaban los países, mayoritarios. Aparte de la “hechura” de la Virgen en su tabernáculo y dos lienzos, uno de san Miguel y otro del Nacimiento, poseyó siete países, tres de ellos de curiosa configuración, en unas “harras de rosas”18. Entre los personajes cuyas andanzas podemos desvelar a través de los protocolos notariales, llama la atención quienes, pese a la diversidad en los niveles de riquezas y las sensibilidades estéticas, se agrupan bajo el título de capitán19. Los capitanes de la flota de Indias ejercieron como activos agentes mercantiles. Y entre sus tareas estuvo la custodia y conducción de los envíos de bienes a los puertos de la Carrera. Como capitanes figuran en las fuentes y como tal se les puede separar y estudiar detalladamente. Sin embargo, no fue un grupo homogéneo. Pese a ello no podemos discernir y encontrar la diferencia, pues ahora nos toca conocer su capacidad para la maduración del gusto artístico en una sociedad tan envejecida. Doña Joana María Pimentel de Carvajal, la viuda del capitán Juan Ochoa de Zárate pudo dotar a su hija Bernarda Jacinta con una tapicería de seis paños, de montería, ya usados; así como dos docenas y media de cuadros, de entre los que son resaltables uno de los cinco países que tenía, por tratarse de una pintura romana, “doçe quadros de enperadores pequeños para adorno del patio”20. Este último asiento en el inventario tiene interés no tanto por ponernos en aviso sobre la presencia del género pictórico en poder de esta familia, pues ya sabemos que no era raro entre las élites locales, como testimonio de sus aspiraciones nobiliares, como por ubicarlo: en el patio y en una cantidad que evidentemente es la idónea para servir de trasfondo decorativo de esta dependencia. El trasiego mercantil justificaba sobradamente el creciente protagonismo en los asuntos americanos del Consulado de Mercaderes, cuya presencia fue imponiéndose en el curso de los años, rivalizando incluso 18 AHPS, lib. 9485, fols. 9-10; 13-III-1649; cita en fol. 9vto. 19 Rafael Rodríguez-Varo Roales ha trabajado el tema, ofreciéndonos el resultado de su primer acercamiento en tu Memoria de Licenciatura. De ahí extrajo un artículo: “Martín González y Blas Moreno, dos ejemplos de coleccionismo en los Capitanes de la Flota de Indias durante la segunda mitad del siglo XVII”, Atrio. Revista de Historia del Arte, ns. 15-16, 2009-2010, págs. 157-166. 20 AHPS, lib. 11856, fols 832-838, cit. en fol. 834r. Arte y Patrimonio en España y América - ISBN 978-9974-0-1049-9

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con el organismo creado por la corona con el objeto de controlar el movimiento de las flotas indianas, la Casa de Contratación21. Los especialistas han dibujado un panorama en que se hizo notar esa desigual presencia de las dos entidades, con actuaciones que a la postre tuvieron efectos sobre el movimiento artístico. Pero más allá de esta presencia obligada, hay que descubrir la de otros colectivos u organismos que, sin ser relevantes en el universo indiano, pesaron en el quehacer y en el sentir de la gente de la Carrera o en el conjunto de quienes de un modo u otro se señalaron en las relaciones intercontinentales. Y en este punto se me ocurre significativa la iglesia sevillana, encabezada por la Catedral. La sede hispalense tuvo gran relevancia en el panorama español, pero también se destacó en el ámbito americano. Se han publicado numerosos documentos que por un motivo u otro apuntan en esa dirección. Baste recordar la demanda del arzobispo Jaime de Palafox al virrey de México, el conde de Galve, para que contribuyera al ornato de la Capilla Real sevillana22. Evidentemente la importancia del templo sevillano justificaba la demanda, tanto como la relevancia y el carácter del personaje que en esos momentos dirige la diócesis. Hay otros episodios en que se hace manifestación del poder, pero también del crédito institucional, con colectas en los virreinatos con el fin de capitalizar importantes empresas artísticas, como las que contribuyeron a la renovación de las capillas de la Virgen de la Antigua y la Real23. Ni que decir tiene que Palafox era un apellido muy ilustre y recordado entonces en el virreinato de Nueva España. Pero quien entonces ostentaba el apellido sin el rango del anterior, era también un sacerdote de muy fuerte personalidad que había tenido importantes conflictos con sus fieles y que se había significado en algunos debates de carácter religioso24. 21 A propósito merece la pena una lectura de algunos de los sugerentes textos recopilados por Antonio Acosta Rodríguez, Adolfo Luis González Rodríguez y Enriqueta Vila Vilar, bajo el título de La Casa de la Contratación y la navegación entre España y las Indias. Sevilla, Universidad-EEHAFundación el Monte, 2004. 22 Francisco J. Herrera García publica la carta que el arzobispo firma el 29 de marzo de 1690 con dicha demanda, así como la real cédula a través de la que, tres años más tarde, se le conmina al citado gobernante a recaudar la limosna pertinente. Herrera García, F. J. “De mármoles mixtos coloreados. El proyecto de retablo mayor para la Capilla Real de Sevilla (1683-1694) y su debate internacional”, Anuario del Dpto. de Historia y Teoría del Arte, n.º 24, 2012, pág. 65. 23 Quiles García, Fernando. Teatro de la Gloria, op. cit., págs.173-186. 24 Baste recordar el texto de José Ignacio Tellechea Idígoras sobre “La palidonia del Arzobispo D. Jaime de Palafox y Cardona en el marco del quietismo sevillano”, Scriptorium victoriense, 27-1, 1980, págs. 5-47.

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Aun cuando no lo pretendiera, la Iglesia contribuye a fortalecer la presencia de Sevilla en el panorama internacional. Del mismo modo que ocurrió con el clero regular, que en el cumplimiento de su misión pastoral paseó por la ciudad a innumerables miembros, que aguardaban en ella la partida hacia las Indias. Cabe aquí mencionar algunos casos que ilustran cómo ese tránsito fue muy beneficioso para la ciudad que los acogió. Tanto las casas masculinas como las femeninas sirvieron de sustento a este flujo de religiosos que marchaban a cumplir la tarea encomendada en tierras americanas. Conocido fue el caso sor Jerónima de la Visitación, monja toledana que arribó a las costas de Filipinas en 1623, después de un largo periplo iniciado en Sevilla, para fundar el primer convento de la rama femenina de los franciscanos. El convento de santa Clara de Manila fue un reducto religioso en una ciudad “refugio”, que la monja llevó con denuedo. De su fortaleza dan cuenta los retratos que le hizo Diego Velázquez. Y de su entereza los testimonios documentales que completan el retrato y llegan allí adonde el gran pintor sevillano no alcanzó25. Aun así logró construir una imagen muy expresiva, que refleja la fortaleza física y espiritual de la monja, a semejanza de una imagen de talla: “La influencia de los tallistas contemporáneos es evidente en esta figura casi táctil”, cuya aureola de santidad se tiene como un presagio de la santidad26. Más allá de un lugar, un espacio para el negocio y un referencia visual, un último recuerdo para los viajeros, Sevilla fue un “laboratorio” donde se produjeron cambios en las formas de vida, en la coexistencia humana, en el desarrollo cultural de un colectivo muy representativo de la época y el crisol de algunos de los cambios sociales más llamativos del momento. En esta breve galería de retratos necesariamente hay que incluir a los artistas viajeros. Entre los artistas es mucho lo que aún queda por dilucidar. 25 Cartas de la ciudad de Manila dando quenta del transito de la Venerable Madre Germª de la Asumcion natural de esta ciud- de Toledo y religiosa que fue en el Real Convtº de Santta Ysavel del Orden de nrô Padre San Francº que passo a Manila a la fundacion del Convtº de Santa Clara de dicha Orden donde murio, y cartas de dcho convtº dando quenta de su santa vida y milagros, pidiendo a la ciud. Escriva cartas a Su Sant.a la congregacion de Cardenales a Su Magd y otras sobre su veatificacion y canonizacion y las que la ciud a escrito y repetido sobre ello (AMT. Caja Festejos: Canonización y Beatificación. Leg. 1136). In: Antonio José Díaz Fernández, “Historia y arte en torno a la imagen barroca de Nuestra Señora de la Concepción del consistorio toledano”, Archivo Secreto, n.º 2, 2004, págs. 94-110. HEREDERO, María Encarnación, Sor Jeronima de la Fuente. Ilustre Hija de Toledo. Primera Misionera de Oceania, Toledo, 1929. 26 Fragmento del análisis de Julián Gállego, Velázquez, Cat. Exp. Prado, Madrid, Ministerio de Cultura, 1990, págs. 84-89. Arte y Patrimonio en España y América - ISBN 978-9974-0-1049-9

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Tantas dudas, tantas atribuciones, tanta incoherencia histórica, que de no indagar más a fondo aún seguirá en la sombra una importante parte de la historia de las relaciones de España con sus virreinatos. Ya no son obras anónimas o de atribución incierta, sino flujos artísticos por definir, como el que procede de Flandes y que tuvo un efecto importante en el arte virreinal. Lo habitual ha sido pensar que la presencia del arte flamenco se debe en exclusiva a las remesas y en modo alguno a la presencia de artistas de aquella procedencia. Hoy sabemos que algunos pintores nórdicos viajaron a las Indias, como Carlos de Licht, un pintor afincado en Sevilla durante años, que mantuvo relaciones profesionales con el más popular Cornelio Schut27. Por el expediente matrimonial sabemos de su viaje a tierras americanas. El documento, dado el 31 de marzo de 1692, en que queda constancia del enlace del artista con doña Luisa de la Barrera, reconoce que era de Sevilla, ciudad “de donde no a fecho mas ausenzia que un viaje a los reinos de las Yndias yente y biniente en los galeones q fueron del cargo de Dn Gonzalo Chacon”28. Habrá que esperar a que el avance en la investigación aclare este capítulo de la creación artística. De momento hemos tenido más suerte con los aportes generales, de pintores o escultores que cargan sus obras en los galeones, generalmente al cargo de un mediador con el que suscribe acuerdo de transporte y venta. A modo de ejemplo, veamos el del capitán Fernando de Saavedra, que entregó un lote de mercaderías a don José Messía de Castro, para vender en Portobelo. Entre ellas un cajón con el siguiente contenido: “Yten dos juegos de pintura de anjeles de a dose liensos cada juego. Yten dos juegos de pintura de birgenes de a dose liensos cada juego. Yten vn juego de pintura de seuilas de dose liensos. Yten vn juego d epintura de famosos de dose liensos. Yten vn apostolado de pitnura de quinçe liensos. Yten mas tres juegos de Pintura de birjenes de a dose liensos cada juego. 27 Quiles García, Fernando. “Los extranjeros y sus colecciones artísticas en la Sevilla barroca”, Congreso Internacional de Imagen y Apariencia, Murcia, Universidad, 2008, pág. 10. URL: . Visitado en abril de 2014; también: “Cornelio Schut el Mozo, un retratista en la Sevilla del Barroco”, Goya. Revista de Arte, n.º 325, 2008, págs. 299-311. 28 Archivo del Palacio Arzobispal de Sevilla, Vicaría. Expedientes Matrimoniales. Matrimonios Ordinarios. Letra C.

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Yten dos juegos de pintura de apostoles de quinçe liensos cada uno. Y es declaraçion q la partida q dise de tres juegos de pintura de birgenes son de birgenes y de angeles los liensos.”29

Por las mismas fechas, Sebastián Martínez lleva a Tierra Firme, en los galeones que se aprestan de don Juan de Chaverri, una importante cantidad de joyas y prendas de plata, que le ha dado don Juan de la Fuente Almonte, para venderlos en el Perú . No siempre se pudo completar la transacción. Las fuentes aluden a las adversas circunstancias que pusieron en riesgos operaciones mercantiles. Incluso se dieron casos en los que el perjuicio lo ocasionaron los propios intermediarios. Es conocido lo ocurrido al capitán Diego de Mirafuentes, que recibió un lote de pinturas de Zurbarán para venderlas en la feria de Portobelo. Lejos de completar la operación tal como se le pidió, la arriesgó al no cuidar de las propias obras, que sufrieron graves daños en el viaje. El artista llevó a los tribunales a su emisario, como se ha podido saber por la exigua documentación publicada30. MERCADO AMERICANO, CRISOL DE MODAS Y ESTÉTICAS En este rico panorama habría que contextualizar los modos de entender y de utilizar el arte, y en particular los sistemas de acopio. Ya se ha intentado dimensionar el gusto artístico de este pujante y complejo segmento social31. Con respecto a su posición en la ciudad como protectores del arte, habría mucho que decir, condicionados por las limitaciones impuestas por el fragmentario uso de la documentación. A falta de un análisis pormenorizado de las fuentes notariales, que son las más ricas e ilustrativas, nos quedan los indicios, los aportados por lecturas parciales del citado venero documental, cuya interpretación podría estar arrojando una luz tamizada. El colectivo de la Carrera no era homogéneo, generando una amplia gama de situaciones. Pues si los hubo que vivieron de viajar a las Indias, 29 AHPS, lib. 17011, fol. 455; 29-IV-1650. 30 Palomero Páramo, Jesús M. “Notas sobre el taller de Zurbarán. Un envío de lienzos a Portobelo y Lima en el año 1636”, Extremadura en la Evangelización del Nuevo Mundo: Actas y Estudios. Madrid, Turner, 1990, págs. 313-330. 31 Quiles García, Fernando. “Los extranjeros y sus colecciones artísticas en la Sevilla barroca”, op. cit. Arte y Patrimonio en España y América - ISBN 978-9974-0-1049-9

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con los frutos y las manufacturas obtenidos en Europa, también existió un importante sector que se ocupó de potenciar el camino inverso. Lo cierto es que la mediación de los agentes del comercio indiano permitió un abundante trasiego artístico. De eso no hay duda y mucho se ha dicho. Ninguna novedad respecto a los usos y costumbres, a la manera con que se formalizaba el tránsito de las mercancías, su venta, etc., pero no me resisto a volver sobre el asunto a la luz de algunos documentos. Siquiera sea por la apertura social, a la que se veían abocados en el cumplimiento de sus respectivas tareas, adquirieron amplitud de miras y conformaron un gusto en el que lo diverso era la divisa, conjugando lo exquisito con lo raro, lo foráneo con lo propio, lo culto con lo popular, etc. Aunque no fueron mayoría, los hubo con gustos muy refinados; al menos hay objetos que inducen a pensarlo. Juan Antonio Romero, recibió una cuantiosa dote de su esposa doña Inés Francisca Maldonado, en que había “un tabernáculo con vn nasimto de alabastro”. Nada que añadir a lo ya dicho sobre la presencia de objetos artísticos de procedencia oriental en los hogares sevillanos. Ese capítulo en el ornato hogareño fue adquiriendo mayor relevancia con los años. Y no es raro encontrar inventarios de cierta envergadura que no incluyera alguna muestra. Así lo vemos entre los bienes del capitán Blas Moreno, fallecido en 1670, con la presencia de “la hechura de un santto cristo de la espiración de marfil de tercia de altto”32. Son los pequeños detalles los que caracterizan un hogar en el que de algún modo se hace patente el influjo americano. Observemos el panorama a través de este género menudo; menudo en su tamaño y no tanto en la calidad de la materia en que se elabora o los signos distintitos que hace que sean reconocidos como americanos por los propios escribanos. Valga el caso de la “bandexa de yndias”, que poseía el canónigo Miguel Bécquer, según se desprende del inventario de 165633. Habría que pensar en que el ingreso de esta pieza entre los bienes del religioso tiene que ver con el círculo al que perteneció. Él era oriundo de Flandes y entre sus amistades no sólo había comerciantes de la misma nacionalidad, sino también quienes trabajaban en los virreinatos. Así que es posible que esa pieza fuera un regalo. No obstante, 32 AHPS, lib. 3719, fol. 25vto; 1670-I-17. 33 AHPS, lib. 1816, fol. 376r.

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hay otros indicios del gusto personal, como los “dos escritorios ermanos del Japon con dos escribanías del Japon y nácar, yten dos pies de palo pintado en Amberes de dhos escritorios, yten otro scriptorio del Japón”34. Estas exquisitas obras de la ebanistería, con detalles flamencos, más parecen consecuencia de una adquisición personal o una herencia familiar. Estos objetos fueron más habituales de lo que se piensa en el ámbito doméstico de las familias adineradas sevillanas. Hasta el punto de que acabaron contaminando la producción de los talleres locales, que adaptaron su oferta a este creciente gusto por lo americano u oriental, incorporando no sólo materiales sino también las formas del arte con aquella procedencia35. Ebanistas como uno de los más populares de mediados del XVII, Roque Pérez de Guzmán, que incorpora las materias importadas de Ultramar. Él era natural de Granada y se asentó en Sevilla, donde gozó de una notable popularidad, siendo muy demandada su producción entre las élites locales. Posiblemente se formó con otro maestro local, Francisco Gómez, con cuya viuda contrajo matrimonio justo en la mediación de la centuria. En la dote de su esposa se incluye, entre otros muebles, un “contador de concha de carey y ebano y marfil con muchos bronses dorados de mucha obra”, valorado nada menos que en tres mil reales36. Trabajaba entonces, como el mismo documento ilustra, seis contadores más, pues estaban “por acavar, de cortados de evano y marfil”37. COSAS DE CASA La diferencia en el mobiliario y la decoración del hogar no estriba sólo en la orientación profesional del propietario, sino también y quizás con más determinación en el capital y en las relaciones generadas en el desarrollo del trabajo. Y muchas veces también está motivada por la ostentación y las aspiraciones sociales de los distintos personajes. Ya me he 34 AHPS, lib. 1816, fol. 376vto. Inventario del 26-II, en fols. 375-377. 35 Ya incidí en esta cuestión en otros lugares: “El arte en un emporio mercantil, la Sevilla barroca”, Jahrbuch für Geschichte Lateinamerikas/Anuario de Historia de América Latina, 43, 2006, págs. 67-90; asimismo: Sevilla y América en el Barroco. Comercio, Ciudad y Arte, Sevilla, Bosque de Palabras, 2009. 36 La dote asciende nada menos que a 17.624 reales, incluidos los 400 reales en que se valoraron los “cinco bancos del oficio de ebanista y de las herramientas dél”. AHPS, lib. 1265, fols. 484-486, cita en 485r. 37 Idem. Arte y Patrimonio en España y América - ISBN 978-9974-0-1049-9

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ocupado de esta circunstancia, señalando en la importancia del deseo de distinción del propietario de la casa, tanto como de la significación social de su círculo38. Las obras de arte son a veces las más representativas de estas aspiraciones. En el número y selección de los retratos podemos descubrir ese impulso tanto representativo como de exaltación familiar y de entronque con los linajes más encumbrados. En este contexto expresivo, las raras representaciones del monarca, como parte de la galería de retratos o sin ser parte de ellos, podría justificarse por el deseo de asociar a la familia con la dinastía reinante39. Podría entenderse semejante despliegue iconográfico por el apego a los hábitos aristocráticos, que hicieron de la imagen real un hito emblemático. Con esa orientación podríamos explicar los “doçe quadros de la fama grandes” que poseyó Fernando López de Bolaños, en su casa de santa María la Mayor40. Hemos de reconocer en las colecciones artísticas la singularidad del mundo sevillano, tan condicionado por la pulsión aristocrática, como por la influencia de las élites mercantiles. En cierto modo, todo ello confluyó en la forja de un gusto particular, matizado por agregación de otras sensibilidades. Con ser muy significativos, los retratos no muy habituales. Antes bien, son raros en número, frente a la pintura de temática religiosa. En la Sevilla barroca abundaron las historias del Antiguo Testamento. Nos sorprende el número de citas documentales a las series completas de la Historia de David y de José, por ejemplo, sobre todo entre las élites mercantiles relacionadas con los negocios trasatlánticos. Blas Moreno dejó a su muerte “dose láminas de la Historia del santto rey David de vara y dos tterçias de ancho y vara y terçia de altto con sus molduras grandes de évano”41. Sin negar el azar, no es casual la presencia en algunos de estos hogares de obras que de alguna manera muestra su filiación profesional y los vínculos americanos del propietario. En este sentido constituye una seña de identidad clara las imágenes de devoción americanas, principalmente la Virgen de Guadalupe. También la de Copacabana, que sobre todo circuló en pequeño 38 Quiles García, Fernando. “El arte en un emporio” y Sevilla y América, ops. cits. 39 Quiles García, Fernando. “Esta es mi cara y esta es mi alma: Leed. Galería de retratos del barroco sevillano”, Cuadernos de arte e iconografía, n.º 40, 2011, págs. 357-416. 40 AHPS, lib. 1818, fols. 745-6; 1857-VII-1. Cita en 745r. 41 AHPS, lib. 3719, fol. 25vto; 1670-I-17.

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formato, sobre todo como medalla, de la que hay abundantes testimonios documentales, como consta en el inventario de Fernando de Iturrate, que al casar con doña Margarita Antonia de Valenzuela recibió, entre otros bienes artísticos “la hechura de una ymajen de copa cauana de platta”42. Entre las hagiografías americanas cabe destacar la correspondiente al nuevo santoral, como santa Rosa de Lima, de la que se apropió pronto el conjunto de la iglesia católica, o los menos divulgados de santo Toribio de Mogrovejo, san Juan Macías o san Pedro Claver, por mencionar algunos. Se da el caso incluso de que en algunas viviendas nos encontremos representaciones tempranas de ellos. En este sentido resulta poco menos que llamativa la constatación de que el gobernador Pedro Fernández de Orozco, dejó a su muerte, 1656, un lienzo de san Francisco Solano, cuando aún faltaban unas décadas para que fuera beatificado y bastante más tiempo para la canonización43. Se hicieron muy populares en la época los ángeles, de los que hay una nutrida representación en los hogares sevillanos44. Es el caso del cargador Fernando López de Bolaños, que poseyó una serie compuesta por doce cuadros45. Otros temas de carácter religioso tienen que ver con la corriente de espiritualidad imperante en esos momentos y que dejaron piezas tan significativas como el conjunto del hospital de la Caridad. En relación con el programa iconográfico de la barroca institución, hay que poner las “catorse obras de misericordia” que poseía Juan Tacón46. Al margen de la temática religiosa hay que considerar, por su singularidad, que no por su número las Sibilas, que aparecen consignadas en más de una colección, como la de Juan Tacón, a quien tenemos asociados con negocios y relaciones laborales e incluso amistosas con extranjeros, como se desprende del inventario registrado en 1656: “media docena de quadros pequeños de vnas sibilas”47. 42 AHPS, lib. 1817, fol. 877. 43 Quiles García, Fernando. “Cerca del cielo. La creación de los santos y su imagen en la América hispana”, Semata. Ciencias sociais e humanidades, n.º 24, 2012, págs. 89-109. 44 González Estévez, Escardiel. “De fervor regio a piedad virreinal. Culto e iconografía de los siete arcángeles”, Semata. Ciencias sociais e humanidades, n.º 24, 2012, págs. 111-132. 45 AHPS, lib. 1818, fols. 745-6; 1857-VII-1. Cita en 745r. 46 AHPS, lib. 1817, fol. 241vto. 47 AHPS, lib. 1817, fol. 241r. Arte y Patrimonio en España y América - ISBN 978-9974-0-1049-9

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Por último, ya se ha hecho mención a dos géneros pictóricos populares en los espacios domésticos sevillanos y más en los de los agentes americanos. Paisajes, naturalezas muertas, incluidas los repertorios con animales, y el retrato. Naturalezas “vivas” y “muertas” tienen abundantes representaciones en las colecciones sevillanos, habiendo sido relacionadas con el ámbito abierto, el patio. MISAS Y LEGADOS ARTÍSTICOS A LA IGLESIA Parte de los bienes artísticos de estos colectivos sevillanos acabaron en sagrado. Nos orientan en ese sentido los documentos, sobre todo las declaraciones testamentarias. Todavía queda mucho de la riqueza artística de los centros religiosos que jalonaban el territorio de los mercaderes de Indias, san Nicolás, san Isidoro, santa María la Blanca y los conventos de las distintas órdenes religiosas allí presentes. De no ser por la azarosa historia de estos conjuntos artísticos, hoy podríamos reconocer en el convento mercedario de san José uno de los principales espacios de arte sacro de la ciudad. Las fuentes recogen infinidad de legados recibidos por estos religiosos. A modo de ilustración recordemos cómo se produjo el ingreso de varios lienzos pertenecientes al capitán Joan de Céspedes, que donó por voluntad de su viuda doña Francisca Álvarez Enríquez, hacia 165548: “Yten dijeron que se llebo a el Convento de San Joseph vn quadro de un Santo frayle de horden para que dijese el dho convto por el anima de la difunta dies misas. Yten asimismo dixeron que se llebo ael dho conbento vn santo Cristo de escultura en cient Reales paraa que dixese el dho convento çinqta misas por el anima de la dha difunta”49.

Y es que fue una iglesia muy solicitada para enterramiento. En ella tuvo sepultura el capitán portugués Joan de Olvera, y aunque sólo son conocidas las noticias relativas a solicitud testamentaria de enterramiento, es dado pensar en algún gasto suntuario o para provisión de objetos artísticos50. 48 AHPS, lib. 1815, fol. 288r; en la almoneda realizada el 8 de marzo. 49 AHPS, lib. 1815, fol. 288r. 50 Era natural de Lisboa. AHPS, lib. 4445, 1655, fol. 1303vto. Testamento de: 1303-1305.

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Es posible que fueran las fundaciones religiosas las mayores beneficiarias de las riquezas atesoradas por los agentes del comercio indiano. Al menos es lo que se deduce de la abundante documentación y los escasos testimonios materiales. Y circunstancias que hay que marcar por importantes. Una de ellas es la significación que tuvo en el medio sevillano la presencia de la cofradía de la santa Vera Cruz, que está en el origen de los cortejos procesionales de la Sevilla bajomedieval. Es un hecho que durante el XVII fue gobernada por notables miembros del consulado. Valga el poder dado en 1655, donde firman personalidades de la talla de los alcaldes Joan López Gamarra y Pedro de Aristi, el administrador Andrés de Arriola y el mayordomo Juan Cruz de Gaínza, por citar sólo los responsables del gobierno de la corporación51. No es extraño que en esas mismas fechas Murillo, el pintor de América, asuma un encargo para la cofradía, con la Inmaculada y fray Juan de Quirós. En san Francisco se había instituido precisamente una de las más poderosas agrupaciones del momento en la ciudad, la constituida por la nación vascongada, que tuvo su sede religiosa en la capilla de la Piedad, que por, por la relevancia del grupo, se convirtió en uno de los principales centros religiosos de la época, con algunas de las operaciones artísticas más descollantes. La riqueza de los congregados, a la par de su generosidad, contribuyó ante todo a la renovación mobiliar del recinto. Las muestras son numerosas. Valga el legado de Bartolomé de San Martín Alberdi, por mano de su viuda, doña Juliana de Varona, con cien ducados de plata destinados para la obra del “rrettablo nuevo que se estaua haçiendo”52. La capacidad económica de gente que todavía en el tercer cuarto de siglo, posibilitó en cierta medida la renovación del mobiliario artístico de los centros religiosos sevillanos, sobre todo los conventos. Podríamos referir a propósito infinidad de asientos notariales que nos ponen en antecedentes. Las dádivas no cesaron y muchas adoptaron la forma de legados artísticos, con prendas que en muchos casos procedían del interior de las casas de los benefactores. Las entregas de lienzos con imágenes votivas para su idónea conservación son abundantes y también la documentación notarial está salpicada de referencias. Por ejemplo, la entrega de doña Catalina de Esquivel, viuda del capitán Fernando de Saavedra, de un cuadro de la So51 AHPS, lib. 4445, fols. 97-98. 52 AHPS, lib. 3720, 1670-VIII-8. Testamento en folios 445-458. Referencia en 446vto. Arte y Patrimonio en España y América - ISBN 978-9974-0-1049-9

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ledad, que tenía en su casa, para que se cuelgue de una de las capilla del convento de los mínimos de san Francisco de Paula53. La propias órdenes religiosas habían inundado sus dependencias con objetos provenientes de Indias. Conocemos multitud de objetos artísticos, como lienzos, esculturas y bienes suntuarios de envergadura, tales como ostensorios o frontales de altar. Pero son más difíciles de descubrir las pequeñeces que más prueban el vínculo, como el “rosario de coyoles negros de quentas gordas”, que poseía la ermita de san Onofre a mediados de siglo54. Los dijes de semillas como el coyol, debieron ser más habituales de lo que hoy sabemos en los hogares sevillanos. Las fuentes empiezan a dar ciertas pistas al respecto, pero nada en relación con lo que hubo de ser la realidad55. Casi todas eran de uso doméstico, habiendo formado parte de ajuares femeninos, que ahora cambiaban de uso y sobre todo significado por efecto del legado. Por esta vía se produjo un refuerzo del aparato visual de los centros de culto, pero también un apoyo a las devociones locales, que se vieron fortalecidas. La magnanimidad se hizo notar, con repartos como el del portugués Juan de Olvera, que regaló a la cofradía de los Morenos, en san Roque, 25 ducados, para que lo emplearan en el adorno de la imagen titular, Nuestra Señora de los Ángeles56. La misma cantidad que separó para la cofradía de Nra. Sra. del Rosario, también de negros57. Sin duda, hay que ver en san Fernando el principal sujeto impulsado por estas élites económicas. Son innumerables los legados de dinero efec53 “Ytten quiero y es mi uoluntad q un quadro grande de nuestra señora de la soledad que tengo en las casas de mi morada se le de y entregue a el padre frai Pedro de aguilar de la orden de ssn ffrco de Paula conbentual en su conbento de triana // para que lo ponga en una de las capillas de la dha yglesia y no para otro efecto alguno…” con veinte ducados para fiesta al tiempo de poner el cuadro. AHPS, lib. 3721, 1671-III-20, Testamento en folios 147-151, cita en: 148r-v. 54 En el inventario redactado al efecto de registrar los bienes transferidos a un nuevo ermitaño, Joan Delgado. AHPS, lib. 1816, fol. 987r. 55 Patiño, V. M. Historia de la Cultura Material en la América Equinoccial. T. IV: Vestidos, adornos y vida social. Cap. XVIII: “Aderezos, alhajas y joyas”, Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1990-1993. URL: . Visitado en abril de 2014. 56 “Yten mando a la cofradia de nra sª de los angjeles que es de los morenos que esta enfrente de la Yglesia de sor san Roque estramuros dsta ciud [¿] veinte y cinco ducados de vellon por una vez para el adorno de la ymajen…”, AHPS, lib. 4445, fol. 1304r. 57 “Yten mando se den de mis vienes otros veinte y sinco ducados de vellon a la cdofradía de nuestra sª del rrossº que esta en triana q asimismo es cofradia de negros…” AHPS, lib. 4445, fol. 1304r.

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tuados por este colectivo en beneficio del proceso de canonización del santo rey. Baste recordar cómo Joan de Olvera destinó 50 reales como limosna para subvenir a los gastos de la causa fernandina58. Ello dio lugar a que la representación del santo circulara años antes de que realmente su nombre fuera reconocido como el de un santo. Si expurgamos las documentación nos encontramos numerosas referencias a cuadros del santo en los domicilios particulares. Como en el de doña Gerónima Baena, esposa de Manuel de Medina, frente a santa María la Blanca, de donde salió en almoneda “un quadro del santo Rey don Fernando de dos baras”, que adquirió Salvador de Espinosa por 16 reales59. Evidentemente, su inserción en la catedral era paso obligado para hacer notar su presencia en la ciudad. Su influencia fue notable, acopiando espacios donde erigieron sus enterramientos. Tal fue su influencia en el templo mayor de la ciudad que acabaron apropiándose de los más significativos espacios desde donde se proyectaron a la ciudad. Suyos son algunos de los más importantes proyectos artísticos de la época, como el más significativo de la capilla de san Pablo o de la Inmaculada, patrocinado por Gonzalo Núñez de Sepúlveda y materializado con la contribución de sus albaceas testamentarios, también capitanes de la flota como él, Andrés de Arriola e Isidro Blázquez. Con ocho mil ducados se renovó todo el espacio de la gran capilla que flanqueaba a la real, con la participación de los artistas más notables de la época, especialmente quien ya se había significado por su cercanía a la gente del comercio de Indias, Bartolomé Esteban Murillo60. En definitiva, más allá de la beneficiosa influencia que ejerció sobre Sevilla la Carrera de Indias, hay que reconocer la importancia de los pequeños detalles, que en su conjunto dieron un esplendor a la ciudad que en cierto modo es el que hoy en día la hacer brillar.

58 “Yten mando de limosna pª ayuda a los gastos de la canonicazon del santo Rey don fernando çinquenta reales de vn por una vez.”, AHPS, lib. 4445, fol. 1304vto. 59 AHPS, lib. 4445, fols. 743-744, cita en 743vto. 60 Quiles García, Fernando. Teatro de la Gloria, op. cit., págs. 195-200; Kinkead, D. Th. Pintores y doradores en Sevilla: 1650-1699. Documentos, Bloomington, Authorhouse, 2009, 2.ª ed., pág. 76. Arte y Patrimonio en España y América - ISBN 978-9974-0-1049-9

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MARÍA DE LOS ÁNGELES FERNÁNDEZ VALLE FRANCISCO OLLERO LOBATO WILLIAM REY ASHFIELD (editores)

ARTE Y PATRIMONIO EN ESPAÑA Y AMÉRICA

ARTE Y PATRIMONIO EN ESPAÑA Y AMÉRICA

ESCUELA DE ESTUDIOS HISPANO-AMERICANOS

Montevideo 2014

MARÍA DE LOS ÁNGELES FERNÁNDEZ VALLE FRANCISCO OLLERO LOBATO WILLIAM REY ASHFIELD (editores)

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