Carlomagno y la Realeza sapiencial

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Descripción

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Carlomagno y la Civilización Carolingia Estudios conmemorativos en el 1.200 aniversario (814-2014)

Carlomagno y la Civilización Carolingia Estudios conmemorativos en el 1.200 aniversario (814-2014) José Peña González Manuel Alejandro Rodríguez de la Peña (Coordinadores)

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

Carlomagno y la Civilización Carolingia. Estudios conmemorativos en el 1.200 aniversario (814-2014) © 2014, Marcelo Aguirre Durán, Eduardo Baura García, Bienvenido Gazapo Andrade, José Peña González, Fermín Miranda García, Emilio Mitre Fernández, Manuel Alejandro Rodríguez de la Peña, Ana Belén Sánchez Prieto © 2014, De la edición, Fundación Universitaria San Pablo CEU CEU Ediciones Julián Romea 18, 28003 Madrid Teléfono: 91 514 05 73, fax: 91 514 04 30 Correo electrónico: [email protected] www.ceuediciones.es Maquetación: Luzmar Estrada Seidel (CEU Ediciones) Foto portada: Detalle de la vidriera de la Basílica-Catedral de Notre-Dame de l’Annonciation de Moulins ISBN: 978-84-15949-83-1 Depósito legal: M-36191-2014 Impresión: Gráficas Vergara, S. A. Impreso en España - Printed in Spain

Índice Introducción ................................................................................................ 9 1. Europa Vel Regnum Caroli................................................................... 21  )1-0-31-86)*)62»2()> 2. Utopía y realidad del imperio carolingio ........................................... 41  &-)2:)2-(3+%>%43%2(6%() 3. Reorganización política, reforma religiosa, renacimiento cultural. El legado carolingio a la identidad de Europa .................... 89  %2%&)0ž27»2',)>46-)83 4. Carlomagno y la Realeza sapiencial ................................................. 125  1%29)0%0).%2(6363(6Ú+9)>()0%4)Ä% 5. San Gregorio de Tours y la Historia Francorum. Un reino y una religión ..................................................................... 141  1%6')03%+9-66)(96»2 6. Carlomagno, los carolingios y la creación de la Marca Hispánica ................................................................................ 165 FERMÍN MIRANDA GARCÍA 7. El renacimiento carolingio visto por los humanistas italianos, franceses y alemanes (siglos XIV-XVI) ............................................. 195 EDUARDO BAURA GARCÍA

Introducción Carlomagno 1.200 años después1 ,EGI VIPEXMZEQIRXI TSGS QI IRGSRXV¦ YREW HIGPEVEGMSRIW HI prensa sobre Europa del Presidente del Gobierno, D. Mariano Rajoy y del Presidente de la Unión Europea Durao Barroso. Ambos hacían especial hincapié en que la UE es fundamentalmente la unión económica de los miembros de Europa, y esto que a mí me suena a herejía, se hacía nada más y nada menos que en Yuste, lo cual era casi rozar la profanación. Europa es algo más que solucionar los problemas económicos de los europeos. Creo que no está de más hablar de un español muy desconocido para los españoles. Este español se llama Salvador de Madariaga. Es un hombre que al menos en tres planos distintos, ha dejado su impronta y en todos ellos teniendo como telón de fondo su idea de Europa. Madariaga recoge la antorcha de un español egregio. Me refiero al Cesar Carlos, el nieto de los Reyes Católicos, quien, aunque nacido en Gante, acabo identificándose como nadie con la mejor tradición hispánica. Era el heredero de cuatro herencias que habían de marcar su trayectoria política europea y universal. La herencia de su abuelo Maximiliano que pone en sus manos los territorios de la Casa de Austria; la de su abuela paterna María de Borgoña que le otorgan los Países Bajos, Artois, el Franco Condado y Borgoña, la de su abuelo materno, D. Fernando de Aragón con la Corona aragonesa, es decir Principado de Cataluña, Reino de Valencia, de Aragón y de Mallorca, amén de los territorios italianos de Nápoles y Sicilia y también la Cerdeña en territorio francés. Por último la herencia de Isabel I su abuela materna, ni más ni menos que Castilla, posesiones africanas y América. Todo un planetario que defendió en 1

El presente texto recoge la transcripción literal de la conferencia pronunciada el día 10 de febrero de IRIPWIQMREVMSSVKERM^EHSTSVIP-RWXMXYXSHI,YQERMHEHIW»RKIP%]EPEHIPE*YRHEGM›R7ER Pablo CEU, en conmemoración del 1200 aniversario de Carlomagno.

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cuatro guerras contra el Rey de Francia, Francisco I, el yerno del gran Luis xi, el creador del Estado nacional francés y que desde el primer momento se opone a la idea de monarquía universal, es decir europea, de los ,EFWFYVKSUYITIVWSREPM^EIPKVER'EVPSWi de España y v de Alemania. Este tras ser elegido Emperador en 1519 en Francfort por los siete electores en 1519, siguiendo el sistema electivo de la Bula de Oro promulgada por Carlos iv el 1356, se alza con la corona imperial aunque el acto formal de la coronación, a imitación de Carlomagno no tendrá lugar hasta el 24 de febrero de 1530, en la ciudad de Bolonia, de manos del Papa. Carlos de España enlaza así directamente con Carlos de Francia también coronado por el Papa en la Navidad del 800. Por cierto que en esta elección, XMIRIPYKEVWIK¥RIPQEIWXVS,IRV]4MVIRRIPETVMQIVEMRXIVZIRGM›RHIP capitalismo internacional en la vida política europea. Los banqueros Welser y los Fugger se encargaran de comprar a los siete electores para que votaran a favor de Carlos frente a la candidatura de Francisco I de Francia. Este no acepta de buen grado y se inician una serie de guerras, cuatro en total, que terminan con la llamada Concordia de Madrid, la Paz de Cambray o de las Damas, la Tregua de Niza y la Paz de Crespi. Después de la guerra contra el francés, el Emperador se enfrenta con resultado desigual a la ruptura de la unidad cristiana en Europa por obra y gracia del agustino alemán Martín Lutero que abre el cisma religioso con sus famosas noventa y cinco Tesis, clavadas en las puertas de la catedral de Witemberg. En 1556 renuncia al Imperio en favor de su hermano Fernando y al resto de sus territorios en su hijo Felipe ii. Ser refugiaba en Yuste el hombre que había intentado resucitar en toda su grandeza el viejo y sacro imperio romano germánico inaugurado por el personaje del que celebramos con este seminario su 1200 aniversario. Es cierto, y no sería honesto ocultarlo, que hubo otros intentos en pro de la unificación europea, aunque más teóricos que reales. Tal es el caso de Matías 'SVZMRS IR ,YRKV§E UYI TVÖGXMGEQIRXI RS XYZS XVEWGIRHIRGME EPKYRE Con la desaparición del Emperador, España inicia su declive en Europa y tras la guerra de los Treinta Años y la derrota de Rocroy en 1643, Francia asume la dirección política del continente. A esta estirpe de europeístas pertenece por derecho propio Madariaga. Es un español que ha sido mucho más reconocido en Europa que entre nosotros mismos y por ello voy a hacer uso de una afirmación 10

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que hizo Jaúregui, el antropólogo, posiblemente el español que mejor ha conocido a D. Salvador, porque lo trató mucho en su estancia en Oxford, que decía que había tres Dulcineas en la vida de este gallego tan universal que eran España, Europa y la libertad. La Europa de hoy a los 1.200 años de todo esto que aquí vamos a hablar es una Europa en la que uno de sus puntales predilectos fue un español y que su teoría sobre Europa y la libertad es lamentablemente muy desconocida. Se le llegó a llamar el “Quijote de la Manchuria” porque él estuvo obsesionado, cuando trabajaba en la Sociedad de Naciones, con arreglar el pleito Japón-China llegando a denominarle de esta forma. Él era español de nacimiento, había nacido en La Coruña, por cierto que en el Instituto José Cornide de La Coruña se conserva toda la documentación HI7EPZEHSVHI1EHEVMEKEXSHEWYSFVE]WYGSVVIWTSRHIRGME,E]EUY§ por tanto, un tesoro inagotable para los europeístas que quieran investigar a fondo. Es hijo de un gallego nacido en Barcelona, D. José de Madariaga, y de una española nacida en Cuba, la Sra. Rojo. Desde un primer momento tuvo auténtica obsesión por los temas hispanoamericanos, de hecho una de sus principales obras, “Bolívar”, fue objeto de un escándalo en ,MWTERSEQ¦VMGETSVUYIIRXIRH§ERUYIIVEYREZMWM›RQY]GSPSRMEPMWXE de lo que había sido la historia o la vida del libertador. Muy pronto a su padre, que era militar, le trasladan a Madrid y D. Salvador estudiará el Bachiller aquí. Él nace en el año 1886, estamos por tanto de lleno en esa generación egregia que es la generación del 14. En el año 1980 ha nacido Manuel Azaña, en el 83 Ortega, en el 86 Salvador de Madariaga y en el 87 Marañón. Es difícil encontrar una generación tan completa como esta. Su padre enseguida se da cuenta de que en España falta formación científica y en 1892, cuando su hijo acaba de terminar el Bachillerato, le envía a París a la Escuela Politécnica a estudiar la carrera de Ingeniería de Minas. Antiguamente en Francia antes de ingresar en una Universidad se debía hacer forzosamente el Bachillerato del país, por tanto Madariaga 11

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tiene que hacer también el bachillerato francés para ingresar posteriormente en la Ingeniería. Cuando estaba a punto de terminar la carrera, cuenta en sus memorias que en 1911 se están haciendo unos ensayos en Francia para trazar un túnel subterráneo en el Mar del Norte para enlazar Francia con Inglaterra. Él bajará a uno de esos pozos donde se está poniendo en marcha dicho proyecto. En París vive una vida parisina muy completa artísticamente hablando, que luego se notará mucho en su obra y allí conocerá a una mujer con la que tendrá dos hijas. Se trata de una escritora escocesa, Constance Archibald, mujer de una cultura extraordinaria que tiene dos doctorados. Contrae matrimonio en el año 1912 y en 1913 nace su primera hija, Nieves. En 1917 nacerá su segunda hija, Mª Isabel que es la que le acompañará en las últimas visitas que hace a España. Madariaga está muy metido en la vida política francesa y acepta un empleo en los Ferrocarriles del Norte de España que eran de propiedad de una financiera gala. En ese momento ya tiene una sólida formación literaria y conoce perfectamente la vida de Miguel de Unamuno, hasta el punto que llega a decir luego en sus “Memorias de un federalista” que “con Unamuno aprendió la pluralidad española, la pluralidad territorial y humana de los territorios y de los hombres de España” y eso será muy importante tenerlo en cuenta en ese momento. Trabajando él en los Ferrocarriles, a su gran amigo de entonces Luis Araquistáin, con el que coincidía en muchas cosas entre las que estaban una visión progresista de la vida y que los dos estaban casados con extranjeras, le encargan dirigir una Delegación que quiere crear el Foreign Office Británico para españoles con el fin de informar de las novedades de la guerra europea. Éste lo rechaza pero propone, ya que además sabe inglés y francés a la perfección, a su amigo Salvador de Madariaga. Éste se va a encargar de dirigir en Londres la corresponsalía del Times Británico para oyentes de habla y formación española sobre los planteamientos que hacen de la guerra los aliados frente a los alemanes. 12

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En esta corresponsalía el ayudante de Madariaga será Luís Antonio Bolín, malagueño de una extraordinaria capacidad políglota, casado con una nieta de Antonio Maura, que luego daría lugar a uno de los primeros divorcios de la República. Él será el que por encargo de Juan Ignacio Luca de Tena con el dinero de D. Juan March alquilaría el famoso avión Dragon Rapide que trasladaría a Franco desde las Islas Canarias al Norte HI»JVMGE Trabajará con un extraordinario entusiasmo durante toda la guerra y escribe para el periódico “El Sol”. Publica algunos ensayos para ,MWTERSEQ¦VMGE]YRPMFVSMQTSVXERXIHIWHIIPTYRXSHIZMWXETWMGSP›gico para saber lo que los españoles son frente a los europeos. Este libro se llamó “Ingleses, franceses y españoles” en el que explica muy bien en qué se diferencian unos pueblos de otros: los ingleses, dice él, son la acción pragmática, los franceses son la razón intelectual y los españoles somos la pasión ibérica. D. Salvador regresa a España y tiene lugar un hecho que provocó cierto escándalo en la redacción de “El Sol” en la que está también Ramiro de Maeztu, que era corresponsal del mismo periódico en Londres durante la guerra europea. En uno de los debates, cuando Salvador de Madariaga se opone a algunas de las tesis planteadas por Ramiro de Maeztu, éste se levanta y le propina un fuerte golpe que casi le deja sin sentido. A partir de este momento, los mundos intelectuales de ambos quedan separados en momentos políticos e ideológicos muy encontrados. Posteriormente uno de los hispanistas más grandes del momento, F. M. Kelly que regentaba la Cátedra de Literatura Española del King College de Londres, se la le ofrece porque él ya estaba mayor y la iba a dejar. El Embajador de España, Merry del Val, se opone a que se le conceda esta Cátedra a D. Salvador, y éste por supuesto la rechaza. Al quedarse sin trabajo, su tío carnal le informa que en Barcelona se va a celebrar una sesión de la Sociedad de Naciones de Ginebra, puesto que España es miembro del Comité Permanente en homenaje a su posición de neutralidad activa en la Guerra del 14.

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Le pide a su tío que hable con el Ministro de Estado, González ,SRXSVMEEZIVWMPITYIHIRHEVYRXVEFENSIRPE7IGVIXEV§EKVEGMEWEWY conocimiento de idiomas. Se pone a trabajar en la Secretaría Técnica de la Sociedad de Naciones de la Reunión sobre el Desarme que iba a tener lugar en Barcelona. Todo el mundo se queda muy sorprendido de su sabiduría y conocimiento que tiene en parte por haber sido corresponsal del Times y por haber trabajado para el Foreign Office Británico durante la guerra. Cuando termina esta reunión es contratado por la Sociedad de Naciones de Ginebra en la que desempeñó varios cargos técnicos y acabó siendo director de la misma. Tan importante fue su gestión, que posteriormente el Palacio de Aquisgrán pidió a España un busto que regaló el Rey Juan Carlos i, para conmemorar la presencia y reconocer la importancia de D. Salvador de Madariaga. En ese busto se lee: “Al padre y apóstol de Europa. Salvador de Madariaga”. En este momento D. Salvador ya no está en España trabajando y en 1931, estando en Ginebra, se entera que el Gobierno de la República le ha nombrado Embajador de España en Washington. Vuelve a La Coruña, ya habiendo tomado posesión del cargo, y entra en contacto con Casares Quiroga. A partir de ese momento Madariaga entra en política por primera vez. Se le concede un acta de diputado y en las Constituyentes va a pronunciar dos intervenciones que dejaron a todo el mundo sorprendido por la coherencia intelectual, que no siempre se da en el mundo de la inteligencia. Saca su acta de diputado en las Constituyentes por La Coruña y sigue siendo Embajador pero ya desde París, y simultaneando el cargo con Ginebra. En las elecciones de finales de junio, principios de julio de 1936, pronuncia dos discursos que causarán sensación entre los presentes. El primero es oponiéndose a que el Estado español, el nuevo Estado republicano español, le niegue a la Iglesia la posibilidad de enseñar en sus Institutos y Colegios. El argumento que emplea no es de carácter ideológico, sino explicando que para qué privar a los españoles de poder ir a un

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colegio y recibir educación si el Estado no puede proporcionarla porque no tiene escuelas. El segundo debate tendrá lugar sobre el matrimonio eclesiástico, considerando que es necesario y añadiendo que la República que es un régimen de libertad e igualdad, debe procurar por todos los medios respetar también al disidente, al que no opina igual y debe reconocérsele sus derechos civiles por parte de la legislación republicana. Fue muy abucheado debido a estas afirmaciones y tras su discurso añadió: “Me gustaría mucho que cualquiera de Uds. pudiera pronunciar un discurso como el mío con la nota añadida de que yo no estoy casado por la Iglesia y que además mis dos hijas no están bautizadas ni han ido nunca a ningún colegio religioso, pero ello no me impide como liberal entender que el que quiera pueda hacerlo”. Abandona pronto España para trabajar en la Sociedad de Naciones de Ginebra. El Gobierno Republicano no sabía qué hacer con el diputado Alejandro Lerroux y le nombran un cargo en el que creían que iba a fracasar plenamente: el de primer Ministro Español en Asuntos Exteriores de la ii República Española. Éste a su vez nombra como Secretario a un ilustre diplomático, Francisco Agramonte, autor de un magnífico libro titulado “El frac a veces aprieta”. Agramonte le solicita que le otorgue la Dirección General de la política exterior de España a Julio López Oliván, que es uno de los más brillantes diplomáticos de todos los tiempos. Cuando Lerroux le llama, Oliván le deja muy claro que quiere que sepa que él es monárquico y que lo va a seguir siendo, ante lo que Lerroux le responde que no tiene ningún inconveniente. Oliván le propone nombrar como Jefe de Gabinete Técnico de España en la Sociedad de Naciones a D. Salvador de Madariaga, cargo que desempeñará bajo el Gobierno de la ii República española hasta el año 1936. Logrará que Alemania esté presente en la Sociedad de Naciones a pesar de ser la potencia vencedora, y lo intentó también con EE.UU. aunque finalmente no quisieron intervenir.

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Madariaga estará “a caballo” entre Madrid, Ginebra y París y en el año 1934 es llamado por Alejandro Lerroux en su tercer gobierno para encargarle la Cartera de Instrucción Pública y Bellas Artes. El aceptará un poco a disgusto ya que sabe que ese Gobierno tiene in mente conceder la amnistía del General Sanjurjo, el responsable de los sucesos del diez de agosto, y al que se le ha conmutado la pena de muerte por la de prisión perpetua en el penal del Dueso en Santoña. )P1MRMWXVSHI.YWXMGME»PZEVI^:EPH¦WHMQMXIHIWYGEVKS]0IVVSY\ hace que Madariaga se haga responsable de forma interina de esta Cartera, con lo que deberá firmar el Decreto de amnistía de Sanjurjo, que posteriormente se marchará a Portugal y morirá en un accidente de avioneta en Estoril, cuando en compañía de Juan Antonio Ansaldo Bejarano regresaba a España para hacerse cargo del nuevo Estado que se organizaba frente al republicano. Este accidente cambio la historia de España. Franco se alzaría con el puesto de Sanjurjo, y simultanearía la dirección de la guerra tras su elección en el aeródromo de Salamanca, con la Jefatura del Nuevo Estado. Ansaldo ha dejado constancia de todo ello en un libro titulado “¿Para qué?. De alfonso xiii a Juan iii”, publicado por la editorial vasca EKIN y prohibido en España. El mandato en Instrucción Pública y Justicia de Salvador de Madariaga termina en abril de 1934. Él sigue ocupando su cargo de diputado y continúa también en la Sociedad de Naciones. Posteriormente se marcha a EEUU a pronunciar un ciclo de conferencias que serán muy bien retribuidas; tanto es así que con ese dinero, al regresar a España, adquiere su famoso cigarral en Toledo que está al lado del que posee también el Dr. Marañón. En ese mismo cigarral sería hecho prisionero el 18 de julio de 1936. Lo traen a Madrid detenido en su propio coche y aquí habla con Augusto Barcia que era el nuevo Ministro de Asuntos Exteriores del gobierno de 1936 y le pide un visado para marcharse a Francia. Durante el trayecto de Madrid a Valencia los milicianos le intentan detener varias veces pero le salvan la vida los mismos que le llevan preso en su coche, esgrimiendo que no le pueden detener porque lo llevan para fusilarle. Una vez que llega a Francia jura que nunca más volvería a España mientras viviera Franco. 16

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En el año 1935 Salvador de Madariaga había sido elegido académico de número de la Academia de Ciencias Morales y Políticas donde pronunció un gran discurso sobre “La moral internacional”, al cual el Conde de Romanones le contestó: Como es sabido el Conde por antonomasia de la política española fue también el único diputado monárquico en las Constituyentes Republicanas. En marzo de 1936 es elegido académico de la Lengua junto a Pemán y en julio abandona España junto a Ortega, Marañón, etc. Todos se encontrarán luego en París. Un dato muy desconocido en la vida de Salvador de Madariaga fue las gestiones que hizo en el Foreign Office para salvar la vida de José Antonio Primo de Rivera. Medió en el famoso canje entre el hijo de Largo Caballero y José Antonio pero lamentablemente no llegó a buen término ya que éste fue asesinado. El hijo de Largo Caballero sí fue finalmente canjeado por dos falangistas; uno de ellos sería luego una figura importante en el régimen de Franco. Me refiero a Raimundo Fernández Cuesta D. Salvador intentó luego negociar desde Londres el final de la guerra española y procurará que el famoso Convenio entre Londres y París de no intervención sea de verdad de no intervención, aunque esto finalmente tampoco se consiguió. Sigue trabajando en Europa con gran entusiasmo y pronto le darán la “Medalla Goethe” por sus servicios. En el año 1934 había publicado un libro titulado “Anarquía o Jerarquía”, en el que hace una crítica total al modelo democrático argumentando que la democracia no puede poner IRQERSWHIYREQEWEMRGYPXEIPHIWXMRSHIYRTYIFPS,E]UYIEXIRIVWI a unos sistemas jerárquicos de mando para evitar los sistemas anárquicos a los que conduce esto. Este libro fue comentado muy elogiosamente en la España franquista de modo especial por Gonzalo Fernández de la Mora Posteriormente, en la única ocasión en la que Madariaga comió GSR*VERGSIRIP,SXIP2EGMSREPIRIPE¹SPILM^SIRXVIKEHIPXI\XS de su libro. Es un libro muy poco conocido en España, incluso entre Catedráticos de Derecho Constitucional, y solamente de él habló con 17

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extraordinario entusiasmo, como he señalado, D. Gonzalo Fernández de la Mora, cuyo magnífico análisis subtituló “La Constitución de la III República española”. Fue muy criticado tanto por republicanos como por demócratas. ¿Cuál es la idea de Europa que tiene Salvador de Madariaga?. Europa es el resultado de dos pensamientos personificados en dos personas; una de ellas se llama Sócrates, que le aporta a Europa la libertad de pensamiento. La otra se llama Cristo, que le aporta el respeto a la dignidad de la persona humana. Por ello afirma que los dos libros que debe tener todo hombre culto europeo en su mesilla de noche son el Fedón y el Nuevo Testamento. Estos son los dos ríos que han hecho posible el esplendor de Europa. “Nada humano me puede ser ajeno. Todo lo del hombre me tiene que interesar”. Siglo iv a.C. “El día que Europa pierda su fe en la libertad, Europa dejará de ser Europa”, añade D. Salvador

En una brillantísima intervención en Londres llegará a decir: “Europa solo será lo que tiene que ser cuando los caminos queden empedrados con piedras con las piedras del muro de Berlín”. Dicho acontecimiento no llegaría a verlo ya que murió en el año 1978. En el año 1970 cuando queda viudo, contrae de nuevo matrimonio con Mimi (Emile Skazely) una húngara que trabaja en la Embajada Española en Viena como traductora y muy conocedora de varios idiomas centroeuropeos. A partir de ese momento será la colaboradora entusiasta de D. Salvador y le acompañará siempre a todas partes. En el año 1973 se le otorga el Premio Carlomagno por sus contribuciones a la idea europea y a la paz y en 1975 los europeos tienen con Madariaga un detalle excepcional: le piden que pronuncie el discurso inaugural de las Jornadas de Salzburgo. Es un reconocimiento a su profunda formación musical. Vuelve a España en el año 1976 ya que, por un lado ha muerto Franco y por otro quiere leer su discurso de ingreso en la Real Academia Española. El acto fue sublime y estuvo presente la más brillante

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Introducción

representación intelectual española. D. Salvador de Madariaga ya es en estos momentos una figura muy importante y de mucho peso en Europa. Fue el primer presidente de la Internacional Liberal que surge en Mont Pelerín donde estuvieron también los más importantes liberales euroTISWGSQS*VMIHVMGL:SR,E]IO1MPXSR*VMIHQER/EVP4STTIVIXG En 1978 el Rey le otorga a D. Salvador la Gran Cruz de Alfonso x el Sabio que le impone en Locarno el entonces Ministro de Educacion y Cultura Iñigo Cavero y ese mismo año, el 14 de diciembre, Madariaga muere. Este día tendrá lugar un hecho muy desagradable; el Presidente de entonces del Congreso de los Diputados pide un minuto de silencio a los diputados de la cámara y en ese momento se levanta Manuel Fraga para decir que no tiene ningún inconveniente en sumarse al minuto de silencio por Madariaga pero que le extraña que no lo haya también por los asesinados en el País Vasco. Los restos de Madariaga están enterrados en Suiza y con su muerte los españoles perdimos posiblemente el hombre que más ha hecho por España y la idea de Europa en los últimos tiempos. José Peña González Catedrático Emérito Derecho Constitucional -RWXMXYXS')9,YQERMHEHIW»RKIP%]EPE

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4 Carlomagno y la Realeza sapiencial 1%29)0%0).%2(6363(6Ú+9)>()0%4)Ä% Universidad CEU San Pablo

1.

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Carlomagno, victorioso conquistador de media Europa, fue también el más destacado de los soberanos alto-medievales patrocinadores de la cultura y las artes y acaso también el más consciente de la importancia que la educación tenía si se quería construir una civilización cristiana en el seno de una sociedad barbarizada tras las Invasiones. En el gran imperio que construyó con la punta de la espada desde el río Ebro al río Elba impulsó con tesón la creación de escuelas y bibliotecas, llamando a su corte a los intelectuales más importantes del Occidente latino. Él mismo hizo un enorme esfuerzo personal por cultivarse en todos los saberes a pesar de su analfabetismo inicial, sacando tiempo entre batalla y cacería para estudiar por las noches el cálculo y la gramática. En efecto, nada muestra más, a juicio de Christopher Dawson, “la grandeza real de su carácter que el celo con que este guerrero inculto se lanzó a la empresa de restaurar la enseñanza en sus dominios”, pero sin intentar “imitar simiescamente las maneras de un césar romano o bizantino”302. Tal y como intentaremos probar en este trabajo, este ingente esfuerzo de mecenazgo cultural que dio origen a las sublimes realizaciones artísticas y literarias del renacimiento carolingio, tuvo su origen en un proyecto ideológico. Un proyecto ideológico cuyo puntal era 302

DAWSON, C. (1971) Los orígenes de Europa, Madrid, pp. 236-237.

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una teología política sapiencial de la Realeza cristiana. Este paradigma teológico-político partía de una premisa básica: Carlomagno tenía que alcanzar la sabiduría (intelectual, prudencial y moral) si quería alcanzar la dignitas de un verdadero príncipe cristiano y dejar de ser el caudillo coronado de una horda de bárbaros. Todo comenzó cuando, tras conocerse en la ciudad de Parma (año 782), Carlos, Rey de los Francos desde el año 768, solicitó del diácono anglosajón Alcuino de York que se hiciera cargo de su itinerante schola palatina. Alcuino se encontraba entonces en Parma en viaje de regreso a su patria tras solicitar al pontífice romano el pallium para el nuevo arzobispo de York, Eanbaldo, en cuya sede era bibliotecario y maestro. La escuela de palacio carolingia contaba por aquel entonces únicamente con cuatro alumnos303. Éstos estaban encabezados por el propio monarca, que con treinta y cinco años aún aprendía a duras penas a PIIVMRXIRXERHSWYFWEREVPETSFVIIHYGEGM›RUYILEF§EVIGMFMHS,EF§E nacido de una concubina, Berta, y su legitimación se había producido años después de su nacimiento, cuando Pipino el Breve contrajo matrimonio canónico con su madre. Acaso su propia condición de hijo bastardo explique esta rudimentaria educación, que le hacía parecer un “palurdo” en comparación con su fallecido hermano y rival, Carlomán, educado en la abadía de Saint-Denis con los monjes y poseedor de una cierta cultura304. La aceptación de la propuesta de Carlomagno por el diácono anglosajón inauguró el llamado renacimiento carolingio y brindó a Alcuino de York “la mayor oportunidad de educar jamás dada a un inglés”305. Pronto, Carlomagno iba a tener oídos únicamente para el diácono anglosajón, que se iba a convertir así en el factótum de la curia regia franca, aquel que disfrutaba de la königsnähe («intimidad regia») en mayor grado. En esta dirección, autores como Duckett y Wallach han puesto de relieve que la 303

Los otros alumnos eran sus tres hijos.

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No obstante, no hay que dar por supuesto que su educación fuera descuidada debido a su nacimiento ilegítimo, ya que en general los magnates francos de su tiempo apenas sabían leer, siendo su hermano Carlomán una excepción a esta regla (BARBERO, A. (2001) Carlomagno, Barcelona, p. 205).

305

ALLOTT, S. (1974), Alcuin of York, York, p. 2.

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Carlomagno y la Realeza sapiencial

influencia de Alcuino en la evolución del pensamiento de Carlomagno fue determinante, marcando de forma indeleble toda la posterior evolución de la ideología imperial carolingia del siglo ix306. Con todo, en realidad el Rey de los Francos, desde hacía ya un tiempo inquieto por instruirse, tenía ya junto a sí a algunos clérigos áulicos trabajando en su capilla palatina (que hacía las veces de cancillería, lo que era habitual en la Alta Edad Media). Entre ellos cabe citar al franco Dagulfo, a dos diáconos alemanes, Arno de Freising (luego promovido a arzobispo de Salzburgo) y Godescalco (Gottschalk), y a un monje de origen anglosajón llamado Cathwulf. Cathwulf, de quien apenas sabemos nada más allá de que residía en la abadía de Saint-Denis al servicio de su abad Fulrado, escribió una Epístola exhortatoria dirigida a Carlomagno en el año 775, acaso con motivo de la erección de la nueva iglesia abacial de Saint-Denis (en diciembre de ese año), que constituye uno de los primeros espejos de príncipes del Medievo así como un hito fundamental en la evolución del pensamiento político carolingio307. La anexión del Reino lombardo había abierto también las puertas de la culta Italia a Carlomagno, quien ya había ligado a su curia en el momento de conocer a Alcuino de York a tres destacados intelectuales italianos: el anciano gramático Pedro de Pisa (se había incorporado a la curia regia franca en el año 774, convirtiéndose así en el primer instructor del soberano franco), Paulino de Aquilea (otro gramático: entró a formar parte del círculo áulico de Carlomagno en el 776, para acabar siendo elevado a la sede patriarcal de Aquilea en el año 787) y al intelectual más brillante de toda la Italia lombarda, Pablo el Diácono, quien con anterioridad había sido un clérigo áulico de la corte del rey lombardo Desiderio308.

306

Cf. DUCKETT, E. S. (1951) Alcuin, Friend of Charlemagne: His World and His Work, Nueva York, ;%00%',, L. (1959) Alcuin and Charlemagne. Studies in Carolingian History and Literature, Ithaca (NY).

307

STORY, J. (1999), “Cathwulf, Kingship, and the Royal Abbey of Saint-Denis», Speculum, 74, pp. 2-3.

308

&90039+,, D. A. (1965) The Age of Charlemagne, Londres, p. 109.

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Fruto de la relación de Pablo el Diácono con el rey franco fue su redacción de la Gesta Episcoporum Mettensium, una crónica de los obispos de Metz que halagaba la sangre arnulfinga del rey franco (no hay que olvidar que el obispo Arnulfo de Metz era el fundador de la dinastía de los mayordomos de palacio de la que él procedía) a la vez que reanudaba la historiografía franca tras largos años de completo silencio. En el praefatio de esta Gesta, Pablo el Diácono realizaba el que es sin duda el primer panegírico regio de índole sapiencial que se dedicó a la persona de Carlomagno. En él Pablo el Diácono ponderaba no sólo, como sería de esperar, la virtus bellica del rey sino también “la claridad de su sabiduría y su pericia en todas las Artes Liberales”309. No era un pequeño elogio si tenemos en cuenta que el soberano franco aún no sabía leer y escribir correctamente. Con toda probabilidad, nos encontramos aquí con una figura retórica, la dupla de virtudes de época clásica fortitudo-sapientia, que el Diácono aplicaría al regio destinatario de su crónica sabedor de que halagaría sus oídos. Lo significativo es que al joven Carlos le interesara lo suficiente el estudio ya en esos años, a pesar de las enormes limitaciones que aún sufría en este sentido, como para que el sabio italiano reparara en la conveniencia de mencionarlo en el prefacio. Asimismo, en un poema latino compuesto en el año 783 para celebrar el triunfo de Carlomagno sobre el rey danés Sigfrido, el intelectual lombardo celebraba no sólo el origen celestial de la realeza carolingia sino que también contrastaba la barbarie del gobernante de Dinamarca –a quien el poeta desprecia por no entender la lengua latina– con las virtudes intelectuales del rey franco. De esta forma, Pablo el Diácono se dirigía con estas palabras a Carlomagno: “estoy preparado para recibir vuestras enseñanzas, piadoso soberano (rege docente pio). Tengo la esperanza de que, al igual que habéis subyugado con las armas a todos los pueblos, les deslumbrará igualmente vuestro luminoso intelecto”310. 309 De quo viro nescias, utrum virtutem in eo bellicam, an sapientiae claritatem omniumque Liberalium Artium magis admireris peritiam (4%&03)0(-»'323, Gesta Episcoporum MettensiumTVEIJEXMS1+,7GVMTXSVIW6IVYQ+IVQERMGEVYQZSPT  310

128

4%&03)0(-»'323, Carmina, II, 50-52, ed. Neff, p. 105: Discere sum promptus, rege docente pio, / Nam cupio vester, cunctos ut vinctis in armis, / Sic mentis superet lumine celsus apex.

Carlomagno y la Realeza sapiencial

Cabe aquí recordar que Pablo el Diácono ya había entonado un elogio poético de su anterior soberano, el rey lombardo Desiderio, en tanto que el “único príncipe de nuestro tiempo que sostiene la palma de la sabiduría” ponderando el vivo interés de sus hijos por la filosofía, la exégesis, la poesía y la historia311. En este sentido, Peter Godman, ha apuntado que “el culto al gobernante sabio, que ocuparía un lugar tan importante en la poesía de la corte carolingia, fue anunciado dos décadas antes de su desarrollo por los panegíricos que Pablo el Diácono compuso de los miembros de la familia real lombarda”312. En efecto, al presentar a Carlomagno como instructor de los sabios cuyos trabajos patrocinaba, en tanto que una suerte de guerrero poeta que aunaría intelecto y marcialidad, Pablo el Diácono integró el antiguo arquetipo del Rex sapiens en un contexto contemporáneo de manera más eficaz que ningún otro autor desde Venancio Fortunato313.

2.

El Imperium Christianum como monarquía universal sapiencial

Más que en ninguna otra circunstancia, se puede detectar la poderosa influencia de Alcuino de York en tanto que ideólogo palatino y eminencia gris, en el momento triunfal del reinado de Carlomagno: la coronación imperial en Roma en la Navidad del año 800. Los puntos de vista de Alcuino eran, sin duda, atendidos. Tomemos, por ejemplo, la misiva que escribía a Carlomagno en la víspera de la coronación imperial un anciano, cansado y desengañado Alcuino desde su abadía de San Martín de Tours, de cuya dignidad abacial se había hecho cargo tres años antes (abandonando la dirección de la schola palatina de Aquisgrán en manos de Angilberto de Saint-Riquier). En aquel entonces, Carlos el Grande sentaba sus reales en el palatium sajón de Paderborn y demandaba una interpretación por parte de 311

4%&03)0(-»'323, Carmina, ii, 4, op. cit., p. 12.

312

GODMAN, P. (1987), Poets and Emperors. Frankish Politics and Carolingian Poetry, Oxford, p. 48.

313

GODMAN, P., Poets and Emperors, op. cit., p. 55.

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su maestro de los recientes acontecimientos que estaban conmocionando a la Cristiandad, unos acontecimientos que iban a terminar por precipitar al año siguiente la célebre ceremonia de coronación imperial en la basílica de San Pedro. En su respuesta epistolar Alcuino de York lleva a cabo lo que se ha calificado como “una admirable codificación del pensamiento político carolingio”. En efecto, al hilo de los acontecimientos mencionados, Alcuino introduce en su misiva a Carlomagno una reflexión sobre la jerarquía de las potestades en la Cristiandad, dictaminando la existencia de tres personae altissimae en la cúspide del Mundo. En primer lugar, la apostolica sublimitas del Vicario de San Pedro. En segundo, la imperialis dignitas en la Segunda Roma, esto es, el emperador de Bizancio. Y, por último, en un lógico tercer lugar, la regalis dignitas del Rey de los Francos y de los Lombardos, su interlocutor314. Sin embargo, de las palabras de Alcuino se infiere que el orden de esta jerarquía de poderes ha sido de algún modo subvertido por dos hechos terribles: la deposición del basileus bizantino Constantino VI y el exilio del papa León iii (pont. 795-816). Ambos hechos habían tenido connotaciones de cierta tragedia. Constantino vi había sido cegado y recluido en un monasterio en el año 797 por orden de su propia madre, la emperatriz Irene y el Pontífice había sido sometido el 25 de abril a una brutal vejación por la turba romana, siendo apaleado y casi mutilado, para ser llevado luego a prisión y exiliado. Pero estos graves acontecimientos en Roma y Constantinopla no son la única causa del reordenamiento político que va a proponer Alcuino de York en su epístola (un reordenamiento que se iba a hacer efectivo en la ceremonia de coronación imperial de la Navidad del año 800). En efecto, la relativa deslegitimación imperial del lejano y decadente Bizancio y la precaria situación del Pontificado no eran sino factores coadyuvantes que introducían la definición por Alcuino de una nueva instancia de poder vinculada al Regnum Francorum pero claramente diferenciada de éste 314

130

ALCUINO DE YORK, Epistola ad domnum regem de Perturbatione Ecclessiae, ed. J. P. Migne, ep. xcv, Patrologia Latina, vol. 100, col. 300-303.

Carlomagno y la Realeza sapiencial

como una entidad superior a cualquier otra. Se trataba del gobierno por parte de Carlomagno del conjunto del populus christianus, es decir, de una Cristiandad unitaria denominada como Imperium Christianum315. Claudio Leonardi ha escrito a este respecto que “la gran originalidad de Alcuino de York fue repensar la tradición cultural que le precedía y hallar respuestas a los interrogantes que el genio político y militar de Carlomagno había directa o indirectamente provocado”, con la creación de un “Estado universalista” en expansión que pretendía ser la realizaGM›R HIP QIRWENI HI PE*I GVMWXMERE IR PE,MWXSVME)R TEVXMGYPEVWI¹EPE Leonardi, dado que el Imperium al que Carlos había sido elevado estaba apoyado en la noción de Christianitas, Alcuino “reordenó y reexaminó los interrogantes religiosos inherentes a la formulación de un “Estado universal sacralizado”316. De hecho, de la lectura de la epístola de Alcuino se desprende que la dignidad del Imperium Christianum sobrepasaba a sus ojos con mucho al propio título imperial romano. Y es que, en tanto que rector populi Christiani, Carlomagno se convertiría, en palabras de su maestro, en “la única salvación de las Iglesias de Cristo, en el vengador de los crímenes, guía de quienes yerran, consolador de los afligidos y exaltación de los buenos”317. Cabe aquí preguntarse en qué se apoyaba la preeminencia de este Imperium Christianum carolingio sobre otras formas de dominación. Alcuino apuntaba tres criterios básicos de jerarquización política en su carta a Carlomagno: el poder (potentia), la sabiduría (sapientia) y la 315

Regalis dignitas in qua vos Domini nostri Iesu Christi dispensatio rectorem populi christiani disposui (ALCUINO DE YORK, Epistola ad domnum regem de Perturbatione Ecclessiae, loc. cit.). 0SYMW ,EPTLIR LE MRHMGEHS UYI IP GSRGITXS Imperium Christianum (no en la letra pero sí en el espíritu) aparece definido en el mundo medieval por primera vez en esta carta de Alcuino de York. En torno a este concepto, cf. KOLMEL, W. (1970) Regimen Christianum: Weg und Ergebnisse des Gewaltenverhältnisses und des Gewaltverständnisses (8. bis 14. Jahrhundert), Berlín.

316

LEONARDI C. (1979) “Alcuino e la scuola palatina: le ambizioni di una cultura unitaria”, Nascità dell’Europa ed Europa carolingia, xxviii Setttimane de studio del Centro Italiano di studi sull’Alto Medioevo, Espoleto, pp. 480-481.

317

ALCUINO DE YORK, Epistola ad domnum regem de Perturbatione Ecclessiae, loc. cit.

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dignidad (dignitas). A partir de este triple criterio de excelencia, Alcuino establece que el Imperium Christianum sería el más eminente (excellentior) por su poder, el más distinguido (clarior) por su saber y el más sublime (sublimior) por su rango318. Al final de su carta, Alcuino se detiene en perfilar con nitidez una imagen sapiencial del summus rex christianum cuya preeminencia había promulgado anteriormente. La “plenitud de la ciencia”, asevera, le ha sido “otorgada por Dios al Rey de los Francos, cabeza del orbe, para que, a través suyo, la Santa Iglesia y el pueblo cristiano sean regidos, exaltados y conservados”319. A esta formulación doctrinal sapiencial Alcuino añade una consideración sobre las aptitudes intelectuales personales de su regio discípulo, del que afirma que es un eruditus en las Sagradas Escrituras y en la ,MWXSVMETVSJEREEPKYMIREUYMIRRSWIPISGYPXEREHEHIPSI\TYIWXSTSV el abad a lo largo de la epístola320. Los frutos de casi tres lustros de enseñanzas son aquí puestos de relieve con legítimo orgullo de maestro por el clérigo anglosajón. Ciertamente, la exaltación de las aptitudes intelectuales de Carlomagno fue un lugar común en la correspondencia de Alcuino de York. En un tono que en ocasiones linda con la más pura adulación, el abad anglosajón, maestro y súbdito de su interlocutor, alude con frecuencia a su propia rusticidad e ignorancia en contraste con la inmensa sabiduría de su discípulo y soberano. Por ejemplo, una interesante carta fechada en el año 798 es una buena muestra de este discurso sapiencial. En ella, Alcuino ruega a Carlomagno que atienda las sugerencias que él, en su presuntuosa rusticitas, se atreve a elevar a la “reconocida urbanidad y sabiduría” del Rey 318

Caeteris praefatis dignitatibus potentia excellentiorem, sapientia clariorem, Regni dignitate sublimiorem (ALCUINO DE YORK, Epistola ad domnum regem de Perturbatione Ecclessiae, loc. cit.)

319

Plena tibi scientia data est a Deo, ut per te Sancta Dei Ecclesia in populo christiano regatur, exeltetur et conservetur (ALCUINO DE YORK, Epistola ad domnum regem de Perturbatione Ecclesiae, loc. cit.).

320

Nihil horum tuam latere poterit sapientia. Ut pote in Sanctis Scripturis vel saecularibus historiis te apprime eruditum esse novimus (ALCUINO DE YORK, Epistola ad domnum Regem de Perturbatione Ecclesiae, loc. cit.).

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de los Francos, una sabiduría regia ornada con las virtudes de “una santísima prudencia, un ingenio digno de alabanza y una sólida erudición”321. En esta línea Alcuino introdujo un llamativo colofón en otra de sus cartas, enviada al ya emperador Carlos unos días después de su coronación en la Basílica de San Pedro. Este colofón consistía en un complejo epigrama latino en el que hacía votos para que florecieran eternamente en su persona “los dones de la Sabiduría”, ya que ello haría posible que permanecieran con él “la alabanza, el honor y el imperio”322. Walter Ullmann apuntó de forma clarividente las implicaciones últimas de estos planteamientos sapienciales al señalar que la fundamentación de la Realeza teocrática, esto es, del “sistema de poder jerárquico-descendente” de la Alta Edad Media, se apoyó decisivamente en la noción de que el rey es el tutor regni, tutor de un reino menor de edad que precisa ser guiado por un gobernante sabio: “esto significaba que el reino o sus miembros no eran únicamente súbditos del rey, sino que también eran considerados carentes del mínimo bagaje intelectual o madurez política, razón por la cual precisaban ser guiados por el rey”323. Sin duda, una de las dimensiones sacrales más evidentes y palpables de la Realeza sapiencial carolingia en particular y altomedieval en general es la que vinculaba al gobernante ungido cristiano con arquetipos bíblicos de reyes sacerdotales como David o Salomón. La Realeza davídica implicaba sobre todo summa auctoritas et potestas para el soberano ungido de un nuevo Pueblo Elegido por Dios, en este caso los Francos. De esta forma, Alcuino proclamaba en una de sus epístolas que su discípulo reinaba sobre una beata gens, un pueblo santo, el de los Francos, el nuevo pueblo elegido, un “Israel renovado”. El rey ungido reina al tiempo que adoctrina y enseña a su pueblo, como hacía David, de quien afirma 321

ALCUINO DE YORK, Epistola ad domnum regem, ed. J. P. Migne, ep. lxxx, Patrologia Latina, vol. 100, col. 259-263.

322

Floreat aeternis tecum sapientia donis / Ut tibi permaneat laus, honor, imperium (ALCUINO DE YORK, Epistola ad domnum Imperatorem, ed. J.P. Migne, ep. CI, Patrologia Latina, vol. 100, col. 313315).

323

ULLMANN, W. (1969) The Carolingian Renaissance and the Idea of Kingship, Londres, pp. 177-178.

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Alcuino que es el precedente directo de Carlomagno, pues ambos serían a un tiempo rector et doctor324. En efecto, llama la atención la reiteración con que Alcuino de York y otros clérigos carolingios proclamaron a Carlomagno un nuevo David. Así, en la correspondencia que mantuvieron el diácono anglosajón y el soberano franco entre el año 794 y el 804, abundan epítetos tales como omni honore dignissimo David regi, David clarissimo regi, dilectissime David o praefulgido regi David, mientras que Alcuino ignoraba sistemáticamente la intitulación regia oficial de los Francos o la imperial romana en las cartas posteriores al 800325. Todo esto no quiere decir que la figura del Rey Sabio por excelencia, Salomón, no jugara también un papel importante en el discurso de la Realeza davídica de los teóricos carolingios. No deja de llamar la atención en este sentido el hecho de que la capilla palatina de Santa María de Aquisgrán, una proeza arquitectónica de planta octogonal, fuera concebida por el arquitecto Eudes de Metz y por el dignatario palatino Eginardo de Seligenstadt como “un nuevo Templo de Salomón”. En efecto, de la misma forma que el Imperium Christianum carolingio anunciaba la nueva Jerusalén celeste, la capilla del palacio de Carlomagno debía rememorar el Templo destruido de la Ciudad Santa. )R IWXI WIRXMHS ,IMRVMGL *MGLXIREY LE WI¹EPEHS UYI IR PE GETMllla de Santa María de Aquisgrán “los hombres se sentaban penetrados por el espíritu del rey Salomón”326. El propio célebre trono de piedra de la capilla de Aquisgrán fue tallado asimismo imitando el modelo salomónico327. Además, en una carta al emperador, Alcuino bautizó a uno de los constructores de la capilla palatina de Aquisgrán, Eginardo (biógrafo de Carlomagno y destacado intelectual de la corte), como noster amicus 324

Virtutis et fidei David regem populo suo concessit rectorem et doctorem (ALCUINO DE YORK, Epistola ad domnum Imperatorem, ed. J. P. Migne, ep. xvii, Patrologia Latina, vol. 100, col. 168-170).

325

Cf. epístolas lxxvi, lxxxiii, lxxxv y C de Alcuino de York a Carlomagno (numeración de la edición de J.P. Migne, Patrologia Latina, vol. 100, op. cit.).

326

 *-',8)2%9 ,   Das karolingische Imperium. Soziale und geistige problematik eines Grossreiches>YVMGLT

327

 *30>6  Le couronnement impérial de Charlemagne, París, p. 127.

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et adiutor Beselel (Beselel era el nombre del legendario arquitecto del Templo de Salomón). En efecto, Alcuino de York, según escribe Pierre Riché, intentó convertir a Carlomagno en “un nuevo Salomón”328. Por ejemplo, en un opúsculo que compuso el diácono anglosajón sobre la racionalidad del alma para la monja Gundrada, una prima de Carlomagno, encontramos una llamativa comparación del emperador franco y el Rey Salomón. En la dedicatoria de esta obrita, fechada en torno al 801-804, Alcuino se inspira en el De Consolatione Philosophiae de Boecio y el Cantar de los Cantares (III, 9-10) para elaborar un florido discurso sobre la imagen salomónica de Carlomagno: “¡Oh, hija de Jerusalén, contempla a nuestro Salomón en la diadema refulgente de su sabiduría e imitemos sus costumbres nobilísimas, evitando los vicios y cultivando la virtud!”329 En otra misiva al soberano franco, fechada en el año 798, Alcuino daba comienzo a la epístola agradeciendo a Dios haberle proporcionado semejante maestro y amigo. Para ilustrar sus sentimientos Alcuino va a citar el Libro de los Reyes para asumir como propias las alabanzas que la reina de Saba prodigara a Salomón, a quien así identifica subliminalmente con Carlomagno: “Dichosos tus súbditos y tus sirvientes, pues siempre están ante de tu presencia y escuchando tu sabiduría” (i Reyes, 10, 8)330. A propósito de esta retórica alcuínica Wolfgang Edelstein ha llamado la atención sobre el hecho de que el uso reiterado tanto de la intitulación davídica como de la salomónica en los textos carolingios no era una mera ficción retórica propia de los panegíricos imperiales sino una “denominación operativa” (realbezeichnung) del emperador en la que se 328

6-',ž, P. (1981), “Divina pagina, ratio et auctoritas dans la théologie carolingienne”, XXVII. Settimane de studio del Centro Italiano di studi sull’Alto Medioevo, Espoleto, p. 757.

329

ALCUINO DE YORK, Epistola ad Gundradam virginem de animae ratione, ed. J. P. Migne, ep. ccix; Patrologia Latina, vol. 100; COURCELLE, P. (1967) La Consolation de la Philosophie dans la tradition littéraire, París, p. 47, n. 1.

330

ALCUINO DE YORK, Epistola ad domnum Regem, ep. J. P. Migne, ep. cxliii; Patrologia Latina, vol. 100; ALLOTT, S., Alcuin of York, op. cit., p. 97.

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encerraba la doble dimensión sacerdotal (epíteto davídico) y sapiencial (epíteto salomónico) de la realeza que éste encarnaba331. Con todo, no era la Biblia la única fuente del discurso sapiencial sobre Carlomagno formulado por Alcuino de York. En otra de sus epístolas, tras declarar que el pueblo de los Francos es un linaje santo y afortunado por haberle sido concedido por Dios un gobernante pío y sabio, Alcuino cita lo que él llama “un platónico proverbio”, posiblemente un extracto de un pasaje de La República transmitido a la Alta Edad Media por Boecio y Prudencio, ya que la obra de Platón se había perdido. El pasaje, en su cita alcuínica, rezaba así: “afortunados serían los reinos si los filósofos, esto es, los amantes de la Sabiduría, reinaran o los reyes se esforzaran por ser filósofos, porque nada puede compararse en este Mundo con la Sabiduría... en la cual residen el honor y la belleza de la vida presente así como la perpetua gloria de la santidad”332. ,IMRVMGL*MGLXIREYLEPPEQEHSPEEXIRGM›RWSFVIPEMQTSVXERGMEHI este pasaje en el que Alcuino de York convertía, de hecho, a Carlomagno en “el primer filósofo de su reino”333, además de en la encarnación del sueño de Platón del Filósofo-Rey. Por su parte, Mary Garrison apunta, comentando un pasaje similar de otra epístola de Alcuino, que la asimilación de la “república de los filósofos” platónica con el paradigma bíblico de la beata gens, la nación bendecida y elegida por Dios, significó un hito fundamental en el proceso de sacralización de la Realeza franca334. En relación con esta problemática Wolfgang Edelstein ha acuñado el concepto de “función magisterial” (magistralen funktion) de la realeza para denotar la transformación del concepto de eruditio regalis en un 331

EDELSTEIN, W. (1965) Eruditio und Sapientia. Weltbild und Erziehung in der Karolingerzeit. Untersuchungen zu Alcuins Briefen,, Friburgo, p. 158.

332

Felicia esse regna si philosophi, id est amatores Sapientiae, regnarent, vel reges Philosophie studerent, quia nihil Sapientiae in hoc Mundo comparari poterit... in qua decus est et pulchritudo vitae presentis necnon et gloria perpetuae beatitudinis. Quia solummodo vera est Sapientia, quae beatos aeternos efficiet dies (ALCUINO DE YORK, Epistola ad domnum regem, ed. J. P. Migne, ep. CXXIX, Patrologia Latina, vol. 100, col. 364-366); Cf. ANTON , ,   Fürstenspiegel und Herrscherethos in der Karolingerzeit, Bonn, pp. 98 y 255, n. 555..

333

*-',8)2%9,Das karolingische Imperium, op. cit., p. 55.

334

GARRISON, M. (2000), “The Franks as the New Israel? Education for an Identity from Pippin to Charlemagne”, The Uses of the Past in the Early Middle AgesIH=,IR]1-RRIW'EQFVMHKIT

136

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atributo no ya intelectual sino también teológico y político, real y sacerdotal, un atributo “de extraordinario peso” que habilitaría a Carlos el Grande para erigirse de forma unilateral en gobernante único del populus christianus335. Significativamente, en un lugar tan lejano de la corte de Aquisgrán como el septentrional reino anglosajón de Northumbria un monje cronista anónimo introducía en su cronicón la siguiente entrada para el año 800: “(Carlomagno) comprendió entonces que los estados alcanzan la dicha si los estudiosos del saber los gobiernan o si sus gobernantes acceden ellos mismos a buscar la sabiduría”336. Ciertamente, no se puede descartar la posible influencia directa de Alcuino de York en la elaboración de estos Annales de Northumbria, ya que él procedía de ese reino anglosajón, pero no deja de sorprender la utilización de la sentencia platónica en relación con Carlomagno en un oscuro cronicón monástico del otro confín de Europa. Por consiguiente, resulta del todo oportuno destacar la influencia del Ideal clásico del Filósofo-Rey platónico en los planteamientos conceptuales del renacimiento carolingio. Platón era la referencia carolingia en el mundo antiguo ya que no era éste, a nuestro juicio, un ideal sapiencial aristotélico como pretende Claudio Leonardi. Este profesor italiano habla de la “virtud aristotélica” en la que se realizaría la “sabiduría del político” como el arquetipo que aplicaría Alcuino de York en la epístola arriba reseñada337. Ciertamente no fue la phronesis aristotélica el principio motor conceptual del renacimiento carolingio, aunque sólo sea porque no se conocía la obra de Aristóteles en las escuelas y monasterios carolingios, desconocedores como eran de la lengua griega y herederos espirituales de una Patrística latina que ignoró al Estagirita a favor de Platón. Indudablemente, de lo que Alcuino de York está hablando es de una 335

EDELSTEIN, W., Eruditio und Sapientia, op. cit., pp. 147 y 150.

336

Intellexit Karolus beatas fore res publicas, si eas vel studiosi sapientiae regerent vel si earum rectores studere sapientiae contigisset (%2Ì2-13, Annales de Northumbria, sub anno 800; apud ANTON, ,Fürstenspiegel und Herrscherethos in der Karolingerzeit, op. cit., p. 98).

337

LEONARDI, C., Alcuino e la scuola palatina, art. cit., p. 487.

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sophia platónica, a partir de su transmisión agustiniana, boeciana e isidoriana. En esta dirección, resulta especialmente ilustrativa una carta de Alcuino de York al emperador, fechada en el año 802, una epístola con la que quiso dedicarle a su discípulo su último opúsculo teológico intitulado De Trinitate, un compendio nada original de citas de San Agustín sobre el dogma de la Santísima Trinidad. En esta misiva, Alcuino escribe lo siguiente en torno a la dignidad imperial que había sido “conferida por Dios” a Carlomagno: “el poder y la sabiduría son otorgados por Dios a sus elegidos; poder para destruir a los arrogantes y defender a los débiles de los poderosos; y sabiduría para regir e instruir a sus súbditos con piadosa solicitud”338. Por consiguiente, en palabras de Edelstein, la sabiduría de Carlomagno sería un elemento ideológico consustancial a su dignitas imperialis339, un “don de la gracia divina” que, en palabras de Alcuino de York, habría hecho posible que la majestad del monarca franco alcanzara “un honor incomparablemente superior al de vuestros predecesores del mismo linaje y poder, sintiendo el temor de vuestro poder todas las naciones por doquier, lo que les obliga a someterse voluntariamente, cuando en el pasado los esfuerzos bélicos no pudieron someterlas”340. De hecho, cabe colegir aquí que la sabiduría del conquistador franco habría sido, al menos en la autorizada opinión de Alcuino de York, el factor más decisivo en su encumbramiento imperial, descartando otros factores como el linaje, el prestigio o las victorias militares. En definitiva, resulta plausible vincular como piezas inseparables de un único arquetipo regio tres principios de la teología política carolingia: la realeza sapiencial salomónica, la realeza triunfal germánica y 338

ALCUINO DE YORK, Epistola ad domnum Imperatorem, ed. J. P. Migne, ep. CCLVII, Patrologia Latina, vol. 100, col. 415; EDELSTEIN, W., Eruditio und Sapientia, op. cit., p. 148; ALLOTT, S., Alcuin of York, op. cit., pp. 85-86; ANTON,,Fürstenspiegel und Herrscherethos in der Karolingerzeit, op. cit., p. 365.

339

EDELSTEIN, W., Eruditio und Sapientia, op. cit., p. 155.

340

ALCUINO DE YORK, Epistola ad domnum Imperatorem, loc. cit.; EDELSTEIN, W., Eruditio und Sapientia, op. cit., p. 155.

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la realeza sacerdotal davídica. Tres principios que descubrimos una vez más en una de las sonoras intitulaciones regias otorgadas por Alcuino de York a su egregio discípulo: “prominente por vuestro poder, adornado con la sabiduría y el primero por vuestro fervor religioso”341. Carlos el Grande, Carlos el Sabio, Carlos el Santo.

341

ALCUINO DE YORK, Epistola ad domnum Imperatorem, loc. cit.; EDELSTEIN, W., Eruditio und Sapientia, op. cit., p. 132.

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Carlomagno y la Civilización Carolingia Estudios conmemorativos en el 1.200 aniversario (814-2014) Carlos I, Carlos “el Grande”, o como es más conocido, Carlomagno, es una figura fundamental en la génesis de lo que hoy conocemos como Europa Occidental. Victorioso conquistador, fue también el más destacado de los soberanos altomedievales patrocinadores de la cultura y las artes y acaso también el más consciente de la importancia que la educación tenía si se quería construir una civilización cristiana en el seno de una sociedad barbarizada tras las Invasiones. En el gran imperio que construyó con la punta de la espada desde el río Ebro al río Elba impulsó con tesón la creación de escuelas y bibliotecas, llamando a su corte a los intelectuales más importantes del Occidente latino.

ISBN: 978-84-15949-83-1

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