Capítulo 3 de \"Epistemología y Filosofía Política en Gilbert Simondon\", por Andrea Bardin

June 13, 2017 | Autor: Bernabé Ferreyra | Categoría: Philosophy of Science, Philosophy of Technology, Cybernetics, Gilbert Simondon, Andrea Bardin
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Descripción

Epistemology and Political Philosophy in Gilbert Simondon Individuation, Technics, Social Systems (Epistemology and Political Philosophy in Gilbert Simondon. Individuation, Technics, Social Systems) Por Andrea Bardin Brunel University London, London, UK – Centre international des études simondoniennes, MSH Paris-Nord Volumen 19 de ‘Philosophy of Engineering and Technology’ (para más información de esta serie http://www.springer.com/series/8657) – ISBN 978-94-017-9830-3 (Versión electrónica: ISBN 978-94-0179831-0) – © Springer Science+Business Media Dordrecht 2015(www.springer.com) Traducido por Bernabé Ferreyra

Capítulo 3 | El objeto de una filosofía de la individuación Mientras que en la primera sección de la Individuación Simondon había derivado de las ciencias duras todos los paradigmas que necesitaba para encontrar su filosofía de la individuación, en la segunda recorrió todo el campo de la individuación de los seres vivos 1. Allí, en el apartado relativo a la individuación vital Simondon estableció el concepto de información como un punto de convergencia metodológica para su proyecto. En los otros dos apartados, elaboró las premisas para una filosofía de la individuación psíquica y colectiva. Antes de pasar a la segunda sección del plan original Simondon, vale la pena aclarar el objeto y el método de la filosofía de la individuación de Simondon abordando el problema de lo ‘pre-individual’. El concepto de lo pre-individual que Simondon se desarrolla en la Individuación es a la vez un resultado de su enfoque ontológico inspirado en la física cuántica y la marca de una persistente deuda a la fenomenología de Merleau-Ponty, en particular, a los cursos sobre la Naturaleza (Nature) que pronunció mientras Simondon escribía la Individuación. En este sentido, la elección del término ‘pre-individual’ es muy revelador: por un lado, indica el intento de abandonar el tema de la ‘percepción’ como presunta solución para el problema del horizonte trascendente; por otro lado, implica la reformulación –no la desaparición, de hecho– del problema del sujeto2. Como mostrará el análisis del debate posterior a la conferencia que Simondon presentó en la Société française de philosophie, esta perspectiva nos permite medir hasta qué punto la teoría de la información de Simondon se ve influenciada por los conceptos fenomenológicos de percepción, sensación y conciencia.

3.1 Lo pre-individual. La discontinuidad cuántica y las fases del Ser

La investigación epistemológica de Simondon en lo que él llama ‘pre-individual’ se desarrolla ampliamente en la introducción y las conclusiones de la Individuación. Allí, el concepto de pre-individual cataliza toda una serie de problemas que los diversos intentos para clasificar y definir diferentes tipologías de ‘operaciones’ habían dejado sin resolver.

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Sobre la partición original de la Individuación en dos secciones, ver Cap. 1. Al subrayar la deuda de Simondon hacia Merleau-Ponty, no quiero reducir al primero a un epígono de este último, sino más bien comprender su origen fenomenológico junto con la originalidad de su filosofía de la individuación. Sin embargo, a raíz de lo que Descombes dice acerca de Merleau-Ponty (‘para conectar las cosas y la conciencia es necesario escribir una filosofía de la naturaleza’, Descombes, 1979: 73), la hipótesis de que la Individuación podría ser la continuación de un legado debe, cuando menos, ser tomado en serio. 2

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La introducción es un ataque contra las filosofías que ponen el conocimiento del individuo antes del conocimiento de la individuación, contribuyendo así al ‘oscurecimiento’ de la ontogénesis. Esto es lo que el atomismo y el hilemorfismo hicieron en la filosofía clásica. Átomo, forma y materia son las palabras clave de un pensamiento basado en el principio de individuación [principium individuationis], una herramienta conceptual que plantea precisamente los problemas que estaba destinado a resolver. De hecho, el átomo, la forma y la materia son el producto de procesos de individuación que permanecen sin explicación: en el atomismo y el hilemorfismo la individuación es antes considerada la ‘cosa [individual] a explicar’ que el proceso mismo que explicaría la aparición del individuo. Por el contrario, es necesario ‘conocer al individuo a través de la individuación en lugar de individuación a través del individuo’. Y esto significa transformar una búsqueda del principio definitivo de individuación en el estudio de lo que es ‘sólo ontogénesis’, es decir, la realidad no individuada que acompaña a la individuación (I 24). Esta realidad no individuada es lo que Simondon llama lo ‘pre-individual’. La noción de pre-individual se puede derivar de una definición doble: El individuo sería así concebido como una realidad relativa, una fase de ser presuponiendo una realidad pre-individual, y que, también después de la individuación, no existe por cuenta propia. En efecto, la individuación no agota los potenciales de la realidad pre-individual, y lo que surge de la individuación no es simplemente el individuo, sino la pareja individuo-medio. (I, 24-25) En resumen, lo pre-individual es tanto la realidad anterior a la génesis del individuo y, al mismo tiempo, el entorno lleno de potenciales ‘asociados’ al individuo, una vez que éste se ha generado. Aquí el problema de Simondon es evitar la reducción de lo pre-individual a una ‘parte’ del sistema resultante: en otras palabras, es echado hacia atrás para cuestionar la operación que constituye los sistemas metaestables. Como de costumbre, su estrategia consiste en integrar en su filosofía modelos elaborados en los campos de investigación científica donde el ataque al substancialismo parece más fuerte. En este caso, la noción de ‘fase’ sirve al propósito: ‘la ontogénesis es la teoría de las fases del ser’ (I 284)3. El término ‘fase’ es ampliamente utilizado en la jerga científica: desde la física de ondas hasta la físico-química y la astronomía. Simondon, como ya se ha visto, se ocupa a menudo de ejemplos de ondas electrónicas, en los que se pueden observar fenómenos de interferencia constructiva/destructiva debido a un cambio de fase. Sin embargo, es principalmente la ‘cristalización’ la que representa en la Individuación la noción de ‘fase’: en una solución saturada se puede hablar de diferentes fases (sólidos y líquidos, por ejemplo,) que puede sucederse entre sí, pero también pueden coexistir y, en determinadas condiciones del sistema, es la presencia aleatoria de un germen cristalino lo que puede determinar el paso (incluso parcial) de una fase a otra. Según este modelo, el concepto de ‘cambio de fase’ adquiere un significado doble en la Individuación. Por una parte, se refiere a una sucesión de estados, un proceso que a veces da la idea de una ‘evolución’ de lo físico a lo biológico y hasta las ‘fases’ psico-sociales. Por otra parte, a raíz de la exigencia de Simondon de que ‘la existencia de fases del ser no puede ser entendida como una secuencia simple’ (I 323), el término ‘cambio de fase’ se refiere a la presencia simultánea de varias tendencias –no armonizadas necesariamente– que hacen que la metaestable sistema (Hottois 1993; capítulo 6)4. En resumen, la noción física de la fase sirve de nuevo para socavar una representación sustancialista del individuo, concibiéndolo como el desarrollo y al mismo tiempo atravesado por diferentes y divergentes procesos que forman parte de él, así como sus propias fases. Así, cada individuación puede considerarse la solución de los problemas planteados por el anterior cambio de fase, y cada ‘solución’ implica un cambio de escala, determinando la aparición de un nuevo proceso de individuación y un nuevo individuo rico en tensiones, desfasado en relación con su entorno pre-individual. Así Simondon puede afirmar que el individuo, como un ‘momento’ en un proceso de individuación, está constituido por ‘etapas de estabilidad saltando de una estructura a otra’ (I 327).

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Véase especialmente I 321-32. ‘Con fase no nos referimos a un momento temporal sustituido por otro [...] en un sistema de fases existe una relación de equilibrio y tensiones recíprocas; la realidad completa es el sistema actual de todas las fases, no cada fase en sí misma’ (MEOT 159). Sobre la frase ‘cambio de fase’, véase supra cap. 1, n. 11. 4

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En el parágrafo Topologie, chronologie et ordre de grandeur de l’individuation physique –la única parte del capítulo sobre Forme et Substance que sobrevive el proceso de edición de PUF para la primera edición de IGPB5– el paradigma cuántico sigue siendo central. Lo pre-individual se define allí como una ‘realidad original’ [première réalité], una fuente de ‘ontogénesis’ y de ‘operación’: Las oposiciones entre la continuidad y la discontinuidad, partículas y energía, expresan por lo tanto no aspectos complementarios de lo real, sino más bien las diferentes dimensiones que emergen en lo real cuando se individúa. La complementariedad en el nivel de la realidad individuada daría como resultado del hecho de que la individuación aparece por una parte como ontogénesis y por otra como operación de una realidad pre-individual que no sólo produce al individuo, el modelo de la sustancia, sino también la energía, o el campo asociado con él. Sólo la pareja individuo-campo asociado puede explicar lo pre-individual (I 149, la cursiva es nuestra). Al diferenciar ‘ontogénesis’ y ‘operación’ Simondon presenta aquí dos formas de concebir la individuación: como un proceso cuyo resultado parcial es el individuo estructurado (‘individuado’), y como proceso cuyo resultado completo es el sistema individuo-medio. De hecho, aunque es ‘pre-físico y pre-vital’, sin embargo, lo pre-individual solo se revela en un sistema (parcialmente) individuado. En este sentido Simondon se permite afirmar que ‘se puede considerar al ser como un conjunto mixto de realidad individuada y realidad pre-individual’ (I 317), cuyo régimen de funcionamiento varía de acuerdo con el ‘grado’ de individuación. El campo físico se caracteriza por un alto grado de individuación y por lo tanto de la determinación (por esta razón las ciencias físicas y químicas presentan resultados considerables en el estudio de la relación causa-efecto). La individuación biológica emerge ‘interrumpiendo’ la individuación física, que es –más precisamente– la ‘desaceleración’ [ralentissement] de individuación física (I 152)6, que hace de los seres vivientes individuos cuyo funcionamiento presentan un mayor nivel de indeterminación. Por último, la individuación psíquica es también una ‘desaceleración de la individuación del ser viviente’ (I 165) correlacionado con una mejora complementaria de indeterminación, lo que abre un camino para la individuación colectiva. Uno puede darse cuenta de que, en cada nivel, mientras más el individuo esté vinculado a su medio (preindividual), más se mantiene ‘abierto’ a un funcionamiento no determinista. Esto es así porque ‘después de la individuación el ser tiene un pasado y lo pre-individual se convierte en una fase’ (I 320) y sin embargo sigue siendo ‘pre-individual’, es decir, la fase ‘no estructurada’ de un sistema individuo-medio. De hecho, lo pre-individual se llama ‘fase’ aquí de una manera muy diferente en comparación con los otras ‘fases’ del individuo, ya que el término más bien indica la relación del individuo con su entorno, la fuente de energía para su posterior desfasaje. Así, el individuo ‘refleja’ ‘el desarrollo, el régimen y, finalmente, las modalidades’ de la operación de individuación de la cual deriva (I 24), y su ‘fase’ pre-individual, como un ‘medio asociado’, manteniendo el mismo régimen y modalidad de funcionamiento que caracteriza su ontogénesis. Una vez más, en tanto rechaza la hipótesis reduccionista que consigna en su totalidad a los fundamentos de la física las claves de la ontología tout court7, Simondon debe resolver el problema del estatus ontológico del tipo de operación que sería lo pre-individual ‘en sí mismo’. De hecho, en su sentido ‘puro’ lo pre-

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Fue la última parte (de 10) de la Sección 1.3 de la tesis original: de hecho, la única parte de ese capítulo que se publicará (como sección 2.4) en IGPB (ahora en I 148-53). En la primera edición de IGBP en 1964, no sólo las subsecciones dedicadas a la individuación psíquica y colectiva se omiten, sino también la sección relativa a la individuación física se redujo considerablemente, y este capítulo fue el único en sobrevivir a la edición de la tercera parte. Vease la breve nota sobre las vicisitudes editoriales de la Individuación (Apéndice de este libro). 6 Véase también I 319, n. 4. Para representar a este esquema de desarrollo Simondon se refiere a la noción de ‘neotenia’, que él parece considerar sólo metafóricamente (ver I 152 e I 324 para la expresión néoténiser). En biología ‘neotenia’ o ‘infantilización’ se refiere a la retención por parte de adultos de características morfológicas y fisiológicas propias de las fases de desarrollo anteriores. Para un interesante intento de vincular los conceptos de la neotenia y metaestabilidad, destacando la herencia de Canguilhem en Simondon, consultar Morizot (2011). 7 ‘La Física no muestra la existencia de una realidad pre-individual, sino que muestra la existencia de diferentes génesis individualizadas empezando por determinar de las condiciones de estado’ (I 327). 3

individual es ‘el ser en el que no hay fases’ (I 25), o puede decirse que es una fase sui generis, que se estructura a través del cambio de fase, es decir, deja de ser sí misma. Ahora, debido a que no tiene ninguna estructura, ninguna teoría de las fases del ser puede jamás producir un conocimiento (estructurado) adecuado de la misma. Por lo tanto, si ‘el ser pre-individual es más-que-unidad [plus qu'une unité]’ y los principios de identidad y de ‘tercero excluido’ no se aplican a él (I 25), ¿cómo puede pensar Simondon que es posible tener un conocimiento adecuado del mismo? Una vez más Simondon busca una posible solución en la física cuántica, donde, según él, la teoría de campos y la teoría corpuscular, aunque todavía parcialmente dualistas, ‘se dirigen hacia una teoría de lo pre-individual’: [Las nuevas teorías de los quanta y de la mecánica ondulatoria] podrían ser concebidas como dos formas de expresar lo pre-individual [...] Por debajo de la continuidad y discontinuidad, lo cuántico y su complementario metaestable, más-que-unidad, es el verdadero preindividual. (I 27) En mi opinión, el análisis del concepto de lo pre-individual desde el punto de vista de la física cuántica revela un problema epistemológico genuinamente kantiano amenazador al planteamiento de Simondon. De hecho, se define lo ‘verdadero pre-individual’ hacia el que converge la física como una ‘unidad que se desdobla a sí misma en aspectos que nos parecen complementarios mientras que en sí mismos están acoplados en la unidad continua y transductiva del ser intermedio que aquí llamamos resonancia interna’ (I 151, cursivas añadidas). Lo pre-individual es un objeto propio del conocimiento sólo a través de sus ‘manifestaciones’, ya que percibimos ‘la dimensión de lo real en lugar de lo real en sí’, es decir, podemos captar ‘su cronología y la topología de la individuación sin ser capaces de captar lo verdadero pre-individual que subyace a tal transformación’ (I 151). Precisamente por haber asumido la imposibilidad radical de una ciencia ‘pura’ de las operaciones (contra la posibilidad bergsoniana de la intuición directa)8, en las conclusiones de la Individuación, Simondon es obligado a volver de nuevo a su ‘hipótesis de un estado pre-individual de ser’ con el fin de justificarlo. Lo que trata de hacer allí es diferenciar dos niveles, el de ‘los potenciales latentes y reales’ y de ‘la actualidad estructural y funcional', ambos atravesados por lo único pre-individual, un ‘puro potencial omnipresente’ existente antes y después de la individuación (I 318). En resumen, Simondon concluye su obra principal describiendo lo pre-individual, por un lado como ‘ser sin fases’ y por otro lado como ‘monofásica’, lo que plantea el problema de un estado primordial [originaire] del ser a través de la lógica del après coup (I 320). Esta compulsión obsesiva –en cada nivel del análisis de la individuación– por la pregunta del estado primordial del ser, es la marca de un patrimonio que aparece en la ‘filosofía de la naturaleza’ de Simondon a través del velo del concepto innegablemente aporético de lo pre-individual: el legado fenomenológico.

3.2 El legado fenomenológico: Naturaleza y Sentido en Merleau-Ponty

Considerando La structure du comportement (1942) y la Phénoménologie de la perception (1945) de Merleau-Ponty –ambos publicados durante los años de crecimiento intelectual de Simondon– la tesis de Simondon podría parecer la posible continuación de la trayectoria de su maestro en el cuestionamiento del sujeto y la disolución de la centralidad fenomenológica de la conciencia. En La structure du comportement Merleau-Ponty reconoce que la noción de forma ha logrado imponerse a través de la sola evidencia experimental contra la ontología sustancialista de la física clásica, ya que ‘niega la individualidad’ en el sentido que la física clásica afirma (Merleau-Ponty 1942: 148). Pero la Gestalttheorie, a pesar de su intención de ir más allá de las antinomias del substancialismo, finalmente recae, precisamente debido a un análisis inadecuado de la noción de forma, para la que Merleau-Ponty prefiere el término de ‘estructura’. Estructura sería la ‘verdad filosófica’ tanto del naturalismo y del realismo. Con este movimiento él tiene la intención de superar la dualidad entre estructura y sentido –es decir, para unificar los campos

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Como mostraré, cuando Simondon admite la posibilidad de un conocimiento intuitivo, la intuición no excluye el concepto (Sección 4.3). 4

objetivos y subjetivos– con el fin de traer de vuelta el verdadero punto focal de reflexión filosófica: la percepción9. Unos años más tarde, en el Preface a la Phénoménologie de la Perception él define la fenomenología como una ‘ciencia exacta’ en relación con las esencias, conectado a lo que Husserl en sus Meditaciones llama ‘fenomenología genética’ o ‘fenomenología constructiva’ (Merleau-Ponty 1945; I). Esta ciencia funda definitivamente el ‘percepción’, el origen común del acto de conocimiento y su objeto. La percepción se define por un estado mixto, es un fondo que precede tanto sujeto y objeto como su condición de posibilidad, tanto la conciencia y la naturaleza: un logos ‘más fundamental’ (Merleau-Ponty 1945: 419) en el que el cielo ‘se piensa en sí dentro de mi’ (Merleau-Ponty, 1945: 248). El concepto va a pasar por una serie de metamorfosis durante la década de 1950, una de las cuales será Le concept de la nature10. De hecho, el curso de 1956-1957 fue para Merleau-Ponty una progresión analítica a través de las ciencias de la materia, la vida y la cultura con el objetivo de establecer ‘el significado filosófico del concepto de naturaleza’. Teniendo en cuenta la biología contemporánea, y, en particular, la etología de Von Uexküll, tenía la intención de revivir el poder anti-antropocéntrica implícito en el concepto antiguo de la physis. El problema se plantea de este modo: ¿Podemos asumir válidamente la noción de la naturaleza? ¿No es algo diferente al producto de una historia [...] La naturaleza es lo primordial –es decir, lo no-construido, lo no-instituido [...] La naturaleza es un objeto enigmático, un objeto que no es un objeto en absoluto; no está realmente establecido en frente de nosotros. Es nuestro suelo [sol]– no lo que está delante de nosotros, frente a nosotros, sino más bien, lo que nos lleva. (Merleau-Ponty 1956-60: 19-20) Pero, ¿cómo debe uno concebir el funcionamiento de la Naturaleza, que está tan lejos de la imagen mecanicista que heredamos de siglo XVII? Uno debe notar, en primer lugar, cómo caracteriza Merleau-Ponty a los organismos y sociedades animales un año más tarde, en su segundo curso sobre Le concept de nature. L’animalité, le corps humain, passage à la culture, un curso que ocupó mientras Simondon todavía estaba completando la Individuación: Los organismos y las sociedades animales no dependen de las leyes del ‘todo o nada’, sino más bien de equilibrios dinámicos inestables. (Merleau-Ponty 1952 -60: 136-37) La consonancia con los conceptos de Simondon de transducción, metaestabilidad y pre-individual es bastante reconocible. Merleau-Ponty y Simondon parecen converger: dan a la filosofía la tarea de cuestionar la naturaleza como un ‘ser primordial’, que aún no es sujeto ni objeto, dando voz a la ‘realidad completa’. En este sentido en la Individuación Simondon mostrará su fidelidad al proyecto y las fórmulas de la filosofía ‘entre-deux’ de su maestro: La verdadera filosofía primera no es ni una filosofía del sujeto, ni una filosofía del objeto. Tampoco es la filosofía de un Dios ni de una Naturaleza investigada a través de los principios de la trascendencia o de la inmanencia. Es, por el contrario, la filosofía de un real que precede a la individuación, un real que no puede encontrarse ni en el objeto objetivado ni en el sujeto subjetivizado, sino más bien en la delicada línea entre el individuo y lo que está fuera de él, de acuerdo a una mediación suspendida entre inmanencia y trascendencia. (I 269–70)

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En La structure du comportement, de hecho, ya se cuestionó el concepto de percepción. Véase en particular el tercer capítulo, dividido en tres partes (en relación con los campos físico, biológico y humano) que convergen hacia la percepción. 10 Este es el título dado al texto, las notas y los resúmenes [résumées] de tres cursos celebrados en el Collège de France: Le concept de nature (1956-57); Le concept de nature. L’animalité, le corps humain, passage à la culture (1957-58); Le concept de nature. Nature et Logos: le corps humain (1959-60). Debido a que me estoy centrando en la relación problemática de Simondon con la filosofía de su maestro antes de completar la Individuación (1958), no voy a hacer referencia a los escritos de Merleau-Ponty posteriores a los cursos sobre la naturaleza de 1956-57 y 1957-58, y por último a su póstumo Le visible et l'invisible. Sin embargo, puede decirse que vale la pena subrayar que el concepto de ‘naturaleza’ puede ser inscrito en una larga historia de revisión del mismo problema, cuya última modulación será el concepto de carne [chair] (Mancini 1987: 299 ). 5

Se podría adelantar la hipótesis de que en la Individuación Simondon extendió el paradigma biológico de Merleau-Ponty a la materia en sí, siguiendo el camino abierto por el verbo griego phyo-, ‘que alude a lo vegetativo’ (Merleau-Ponty 1956 -60 : 19). Pero este enfoque podría ocultar la verdadera divergencia entre los dos pensadores, que se podría resumir de la siguiente manera: la fidelidad de Simondon hacia el proyecto de Merleau-Ponty no puede eludir una crítica radical de ‘la subjetividad implícita en todas las concepciones del individuo, físico o biológico, en el doctrinas actuales’ (I 321)11. Su reticencia constante a atribuir al término ‘percepción’ el estatus de un principio filosófico resulta bastante evidente precisamente en el Course sur la perception (1964-65), donde Simondon reduce la supuesta prioridad filosófica del concepto a una matriz histórico-genealógica: Entre las diferentes formas de conocimiento y creencia, la percepción de hecho ha ganado un lugar privilegiado desde el nacimiento de la filosofía occidental [...] de cierta manera, los albores de la filosofía griega coincide con la elección sin reservas de la percepción como la fuente única de conocimiento [...] esta elección no es ni espontánea, ni ingenua, ni primitiva; se ha hecho posible por la situación transcultural de las ciudades jónicas. (CSP 6) Al rechazar el nombre de ‘primordial’ a la percepción, Simondon está buscando una nueva perspectiva, independiente a la fenomenológica 12. Un signo claro de este proceso de diferenciación es el tratamiento del problema de la aparición del ‘sentido’. Permítanme aclarar esto. Cuando Merleau-Ponty se refiere a la percepción, pretende fundar el ‘yo creo’ en el ‘yo percibo’, una ‘experiencia de vida’ de la que el sujeto hablante está excluido necesariamente: Es cierto que no debemos hablar de cualquier cosa si nos limitamos a hablar de esas experiencias con las que coincidimos, debido a que el discurso es ya una separación [...] Sin embargo, el significado primario del discurso se encuentra en el texto de la experiencia que está tratando de comunicar. (Merleau-Ponty, 1945: 388) En su intento esto debería ser una salida de idealismo, pero está claro que, cuando es dado un ‘texto de la experiencia’, no hace ninguna diferencia si su principio es una conciencia subjetiva o una relación más primordial anterior al sujeto y al objeto. La alternativa se limita a presentar dos formas diferentes de idealismo: el ingenuo, según la cual el sujeto escribiría integralmente el ‘texto de la experiencia’ por sí mismo, y la absoluta, según la cual ‘ser’ (o cualquier otra cosa) escribe –a través del sujeto– el mismo ‘texto’. Ambos supuestos de hecho presuponen la identidad de ser y sentido: producto o ‘productor’ del sujeto, el ser coincidiría aquí con el sentido (Descombes, 1979: 83-86 y n. 21). A esta luz los cursos de Merleau-Ponty sobre el concepto de la naturaleza no son una salida de ese camino. Allí no sólo directamente conecta la physis al sentido (‘Hay naturaleza donde hay una vida que tenga sentido, pero donde, sin embargo, no hay pensamiento: de ahí el parentesco con lo vegetativo’), sino que identifica la naturaleza con la emergencia de sentido en sí: ‘La naturaleza es lo que tiene un significado [sense] sin que esto signifique que sea puesta por el pensamiento: es la auto-producción de un significado’ (Merleau-Ponty 1956 -60: 19).

Desde la década de 1940 la filosofía de Merleau-Ponty tuvo el mérito de cambiar el tema fenomenológico del horizonte trascendental de la cuestión del sujeto-conciencia a la de la relación sujeto-mundo, no concebida en términos de representación, sino en términos de percepción, es decir, una actividad situada – por así decirlo– en las fronteras entre la interioridad y la exterioridad. También la subdivisión del tercer capítulo de La structure du comportement en tres partes (Ordre physique, ordre vital, ordre social) corresponde claramente a la estructura de la Individuación. A pesar de ello, desde la perspectiva de Simondon incluso el más avanzado de los intentos de Merleau-Ponty no puede evitar el presupuesto de un ‘sentido’. Si bien el análisis de Merleau-Ponty se basa en la renovación del concepto gestáltico de forma con el fin de ‘comprender la materia, la vida y el espíritu como tres órdenes de significación’ (Merleau-Ponty 11

La declaración está claramente dirigida contra la fenomenología. Lo que estoy afirmando es en contraste con la suposición de Barbaras de que el curso de Simondon es parte de un análisis fenomenológico de la percepción como ‘la fuente y norma de las diferentes modalidades de nuestras relaciones con el mundo, sin importar cuán complejas y alejadas de la percepción sean’ (Barbaras 2005: XVI). 12

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1942: 147), Simondon, por el contrario, renueva el concepto de la información con el fin de relegar la percepción, la significación y el sentido al dominio de la individuación psíquica y colectiva, por lo que dependen de la ontogénesis en sí y por lo tanto el abandono de la jerarquía fenomenológica aún implícita en la elección del término ‘percepción’. No es por casualidad que en la Individuación la palabra elegida por Simondon para nombrar al ‘ser’ antes de la institución recíproca de objeto y sujeto, mundo y conciencia, sea, de hecho, lo ‘pre-individual’. Como se ha mencionado, el término ‘pre-individual’ no es ni equivalente, ni se refiere a la percepción: no implica ninguna referencia al ‘sentido’, experiencia o cualquier otra cosa, aunque podría ser posiblemente comparado con el concepto tardío de Merleau-Ponty de ‘ser crudo’ [raw being]. Afortunadamente, el propio Merleau-Ponty proporciona una clara diferenciación de su filosofía con la de Simondon. En algunas notas de trabajo, que son la única referencia a Simondon en todo su trabajo, Merleau-Ponty escribe: El punto de vista de Simondon es trans-perceptivo: la percepción está para él en el orden de lo interindividual, incapaz de explicar el verdadero colectivo – Hay algo cierto en este caso [...] No percibimos constantemente, la percepción no es coextensiva con nuestra vida – Sin embargo, uno ya no sabe de lo que se está hablando si se coloca a sí mismo en lo meta-perceptual [...] Por mi parte , la filosofía del ser bruto (o perceptivo) nos saca del cogito cartesiano, de la intersubjetividad sartreana [...], pero para ello, el nexo [foyer] sigue siendo el campo perceptivo, en la medida que contiene todo: la naturaleza y la historia. Simplemente, en lugar de decir: ser percibido y la percepción, debería más bien decir: ser en bruto o ser salvaje y ‘fundamento’ (Stiftung). (MerleauPonty, 1959: 42) Simondon, de hecho, va a tratar de diferenciar el ‘texto de la experiencia’ que el sujeto contribuye a escribir (forma, el sentido), de lo que opera sin ser un texto (información), siendo más bien su condición – no trascendental– de posibilidad. Por eso la ‘percepción’, en la Individuación (I 233 y ss.) y en todas partes, es tratada por Simondon como un problema psicológico, y el sujeto nunca puede optar a una relación privilegiada con el ‘centro activo’ o la ‘zona central operativa’ de un sistema, como sucede, por el contrario, con el ‘sector central’ de la cual Merleau-Ponty habla (Merleau-Ponty, 1942). En resumen, plantear el problema ‘fenomenológico’ de lo pre-individual en términos de información le permite a Simondon hacer un movimiento doble. A través del concepto de ‘pre-individual’ separa la pregunta sobre el origen del sentido de la perspectiva del horizonte trascendental, incluso del sentido identificador y la physis13. Con la reformulación del concepto de información que trata de explicar el surgimiento del sentido a través de procesos en los que ningún sujeto humano ni ‘conciencia’ alguna necesitan ser involucrados.

3.3 El debate en la Société Française de Philosophie

El 27 de febrero 1960 Gilbert Simondon, profesor joven en la Universidad de Poitiers, fue invitado a dar una conferencia en la prestigiosa Société française de philosophie –un ritual común en la escena filosófica parisina. La conferencia Forme, Information et Potentiels pretende resumir su investigación filosófica en relación con la axiomatización de las ciencias sociales14. La audiencia contó entre sus filas con excelentes nombres, entre ellos J. Wahl, J. Hyppolite, P. Ricoeur, G. Marcel y el presidente G. Berger. En ese momento 13

Acerca la torsión de Simondon del concepto jónico de physis hacia la noción de pre-individual, consultar MEOT 203 y HNI 339-40. 14 Inicialmente publicado en el Bulletin de la Société, añadido a título póstumo como la segunda parte de la introducción a la IPC en 1989, el texto se puede encontrar también en la edición de Millon de la Individuación, por desgracia aún sin el debate que vamos a analizar aquí. Por lo tanto, me referiré al artículo como FIP, dando los números de página de la Individuación, mientras que la discusión posterior se conoce como FIPD, dando los números de página de la versión en pdf del Bulletin (por desgracia con diferente numeración de páginas), que ya está disponible en el sitio oficial de la Société française de philosophie. 7

la ‘tendencia filosófica’ aún no se había movido de la fenomenología (y el existencialismo) hacia el estructuralismo emergente, y en el debate posterior a su discurso Simondon se encontró defendiendo una posición percibida casi como herética dentro del entorno fenomenológico. Sus declaraciones fueron bastante concisas, revelando lo que en sus escritos a veces permanecía en el fondo, es decir, sus puntos de vista sobre los problemas del ‘sentido’, el ‘lenguaje’ y el ‘sujeto’. Los intercambios con Hyppolite y Ricoeur eran bastante emblemáticos de ello, al igual que la forma en que Berger dirigió sus críticas al cuestionamiento de Simondon del problema de la conciencia 15. Revisemos el argumento. Ricoeur subraya inmediatamente que la propuesta de Simondon para una axiomatización de las ciencias sociales comienza a partir de un dominio –Naturaleza– en el que sólo aparentemente reside la reciprocidad original de la relación ‘Hombre+Naturaleza’16. Tratando de ‘construir el universo de discurso de la región de la naturaleza que es en sí mismo algo incluido en el discurso’, la propuesta de Simondon por lo tanto experimentaría paralogismos irremediables. La pregunta de Ricoeur ilustra la hipótesis del ‘círculo hermenéutico’, colocando el nacimiento del sentido (o ‘significación pre-categórica’) dentro de la restricción del ‘universo de discurso’. Desde esta perspectiva Simondon encarna el ‘riesgo de objetivismo’, es decir, la ‘hipótesis de que la conciencia es parte de un campo total y que las significaciones del hablante no son más que una parte del conjunto de todas las cosas’. Sorprendentemente, la respuesta de Simondon es una observación aplastante: ‘¿cómo se podría admitir que la naturaleza es parte del discurso? Este es el postulado que subyace a su argumento, y esto es lo que voy a rechazar definitivamente’. Aún más sorprendente, que parece aceptar la ‘imagen objetivista’ de su filosofía que Ricoeur ha dibujado simplemente afirmando que es ‘pre-crítico’ (o, al menos, externo a la tendencia dominante derivada del giro lingüístico en la filosofía del siglo XX) 17. Pero Simondon no puede aceptar el retrato de Ricoeur sin denunciar los límites de la posición de su interlocutor: ‘él comienza a partir de una concepción no transductiva de significación’. A su juicio el argumento de Ricoeur se basa en el supuesto de una supuesta falta de responsabilidad de la aparición de ‘significación’ fuera del discurso (humano). Si la significación se reduce al discurso, que ‘implica la palabra y las leyes de la significación’, ninguna significación finalmente se arraiga en el horizonte de sentido humano. Y si el sentido es el horizonte en el que la realidad (lingüística) de la propia naturaleza es dada, no se abandona la perspectiva de un sujeto trascendental. El punto final de Simondon es: ‘no hay ninguna Palabra [la Parole], pero hay palabras [les paroles], hay múltiples tipologías de las palabras; hay significación, sí, pero no la Palabra’18. En otras palabras, Simondon se niega a asumir el lenguaje como un horizonte trascendental, y en esta perspectiva se puede leer su ‘teoría de la naturaleza’, como un intento de forzar el postulado fenomenológico del ‘sentido’ como la garantía original para cualquier tipo de discurso y, por tanto, de la propia naturaleza. A través de una teoría adecuada de la información, la disyunción radical de los asuntos de la significación y el lenguaje en cierta forma pospone el problema del sentido respecto del problema ontogenético: ‘Hay una teoría de la naturaleza en lo que traté de presentar, que no podía admitir tal teoría de la significación como incluida en el mundo’. La intervención posterior de Hyppolite va directamente al problema de situar el lenguaje y el sentido en lo que parece ser una filosofía de la naturaleza. Hyppolite, con el fin de llevar la discusión de vuelta al concepto de información, hace referencia a la Individuación. Él separa los logros de la teoría de la información de los problemas que crea, que luego resume: esto ‘presupone un sentido que no puede proporcionar’; un 15

Todo sucede en unos pocos minutos, que llenan una docena de páginas. Me centraré en tres de esos ‘sub-debates’ de Simondon: con Ricoeur (FIPD 758-60), Hyppolite (760-63) y Berger (764-65). Evitaré citar los números de página para evitar la sobrecarga del texto. 16 ‘En mi opinión, lo que precede a las ciencias sociales no es la naturaleza, sino la totalidad Hombre+Naturaleza; ¿es posible, a partir de una estructura de pensamiento tomada de la naturaleza, proporcionar una axiomatisation de la totalidad Hombre+Naturaleza?’ (FIPD 758). 17 El tema del lenguaje es sorprendentemente marginal de la producción de Simondon (Van Caneghem 1989: 816). Las razones surgirán durante la exposición. 18 En la transcripción del debate, se presenta una inicial mayúscula en ‘Significación’, pero encuentro equivocada esta elección en tanto sugiere la idea de una ‘totalidad’, que está bastante lejos de la visión final de Simondon: ‘no hay ninguna universo de discurso, ni hay una significación de todas las significaciones’ (FIPD 759). 8

‘sentido’ que debe ser descubierto en la irreductibilidad de ‘lenguaje natural’ a la información. En resumen, Hyppolite funda su argumento (en el que aún identifica palabra y significación) en la hipótesis de que la transmisión de un mensaje presupone sentido, y concluye que Simondon se equivoca al tratar de ‘resolver el problema del sentido a través de una filosofía de la naturaleza’19. Según Simondon, su teoría no es, en principio, incompatible con una teoría del lenguaje y, para apoyarlo, eventualmente afirma que puede explicar la génesis del sentido a través de los conceptos de equilibrio metaestable y germen estructural. Como ya se ha dicho, para Simondon el lenguaje solamente se hace de las señales, y las señales no son información real, solo se convierten en información bajo ciertas condiciones de posibilidad estructurales y aleatorias: Para entender un idioma, tiene que haber una tensión adecuada en el receptor. Así, por ejemplo, un lenguaje que no interesa, no provoca un mensaje relativo a un problema real, es una lengua muerta [...] es inútil, no da ninguna información, ya que no es una semilla que cae sobre nosotros como caería en un suelo metaestable aún no estructurado –estructurándolo finalmente. (FIPD 762) También una ‘palabra’ puede servir como un ‘germen estructural’, entonces, pero solo si funciona en un nivel en el que lo que importa no es su naturaleza lingüística sino su función de significación. Y, para Simondon, esto no es la pertinencia estricta de una teoría del lenguaje: ‘el origen de gérmenes estructurales es un problema muy delicado, pero no creo que una teoría del lenguaje en realidad pueda resolverlo’ 20. Está claro que un malentendido reciproco en relación con la naturaleza del lenguaje persigue toda la discusión, durante la cual Simondon defiende enérgicamente el aparato conceptual de su filosofía de la individuación de la carga de mostrar simples ‘metáforas’21. Por un lado tenemos el postulado de una interconexión original entre sentido y ser, sujeto y objeto, donde no se permite una ‘teoría de la naturaleza’ si no se inscribe en el horizonte de una teoría del lenguaje. Por otro lado la ‘teoría de la naturaleza’ de Simondon desafía el problema de la aparición del ‘sentido’ y la conciencia, a partir del estudio de sus condiciones de posibilidad, y tratando de elaborar las herramientas conceptuales que pueden permitir hablar de la realidad antes que del sujeto. El proyecto de Simondon pasó a través de una reforma del concepto de información que trató de explicar la aparición de las significaciones antes de la aparición de los sentidos y, sobre todo, de la lengua. Conscientes o no de la distancia que separa su proyecto desde el postulado compartido de sus interlocutores en la Société, Simondon no podía cubrir la distancia sin un ataque directo a la subjetividad trascendental. La intervención conclusiva de Berger –en su casi ingenua claridad– señala la brecha insalvable que separa los ponentes: Me gustaría plantear la pregunta. ¿Dónde sitúa usted la conciencia? ¿Está presupuesta desde el principio? [...] Haciendo intervenir la conciencia podría aclarar las dificultades presentadas por el Sr. Hyppolite y el Sr. Ricoeur. (FIPD 764)

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Hyppolite, directeur de thèse de Simondon para la Individuación y un amigo cercano de Merleau-Ponty, era el único entre el ‘público’ tratando de mediar con la posición de Simondon. Aunque todavía no se había publicado ninguna parte de la Individuación, Hyppolite refirió implícitamente a la misma hora de abordar Simondon de la siguiente manera: ‘omitió la teoría de la información, sin embargo, que había comenzado a desarrollar en su tesis’. También reconoció que la teoría de la información podría explicar la génesis del sentido, mediante la explicación de ‘la diferencia entre el sentido y el mensaje’. En sus respuestas Simondon no defiende el concepto cibernético de información, y se presenta con bastante rapidez su crítica de la misma. Su elección es probablemente motivada por el hecho de que él admitía que el problema del sentido no podía ser resuelto por una teoría cibernética de información, debido a su incapacidad para diferenciar aleatoriedad significativa y no significativa (Sección 2.3). 20 La cuestión de ‘gérmenes estructurales’ se relaciona con la concepción de Simondon de arquetipo y legado cultural, como explicaré en la Sección 12.2. 21 Primero Ricoeur: ‘por lo tanto la esencia metafórica de su transposición a partir del nivel de la naturaleza hacia el nivel de las significaciones humanas’ (FIPD 759); luego Hyppolite: ‘usted no va más allá de mí, ya que no genera sentido. Sólo lo ha imaginado con potencialidades y tensiones’ (FIPD 762); y, finalmente, Berger: ‘También estoy usando metáforas’ (FIPD 764). 9

El discurso de Berger lleva a cabo la identificación equívoca de la información, la significación y el sentido, la fusión de todos ellos en la conciencia del sujeto: ‘cuando usted dice que la información se transmite [...] traduzco su afirmación en términos válidos para el sujeto’, ‘la información, es decir, la conciencia de algo [sic!]’ ‘no aparece hasta que la conciencia recibe el mensaje y puede darle un significado’. En resumen, desde el punto de vista que postula un origen común para la información y la conciencia, identificando así el ser y el sentido, la filosofía de Simondon parece necesariamente un ‘objetivismo en el que emergería una forma más compleja que otras, una nueva realidad llamada conciencia’. Vale la pena citar la firme declaración de Simondon, donde intenta defender in extremis su filosofía de la acusación de ‘objetivismo’, con fórmulas que recuerda aquellas de la Individuación: No es un objetivismo; este sistema sería más bien un trans-objetivismo [...] En realidad el verdadero real no es ‘objetivo’; que tiene que ser agarrado más allá de esta noción reductora. Antes de que cualquier oposición entre sujeto y objeto, un modo de ser puede existir antes del modosujeto y el modo-objeto. Este es el modo de ser de la operación de formación [...] Por lo tanto creo que el dualismo que opone sujeto y objeto no se puede mantener; por el contrario, debe ser considerado el resultado de un proceso de formación que, en este caso, es el proceso de individuación. La palabra ontogénesis resume la cuestión. (FIPD 765) La conclusión es bastante clara y perfectamente coherente con la afirmación de Simondon en la Individuación según la cual ‘la ontogénesis precede a la crítica y la ontología’ (I 284), y por lo tanto la verdadera cuestión filosófica se ocupa de ‘la realidad completa, anterior a la individuación de la que el sujeto del pensamiento crítico y de la ontología emerge’ (I 269). Una filosofía de la individuación requiere necesariamente una ontogénesis del sujeto. ¿Pero es esto suficiente para asegurar una salida de la fenomenología? ¿Y esto no conducirá a un simple, aunque cauteloso, cientificismo?

3.4 ¿Entre la fenomenología y el positivismo?

El concepto de lo ‘pre-individual’ es más bien la marca de un problema que su solución: una hipótesis todavía demasiado estrechamente conectada al legado fenomenológica de Simondon para tener consecuencias definitivas. La sorprendente ausencia del término ‘pre-individual’ en su conferencia en la Société, la desaparición casi total de la misma a partir de los escritos posteriores de Simondon, y el uso poco frecuente y prudente que hizo de la noción de ‘sentido’ en la Individuación, exige una interpretación más profunda. En la Société Simondon enfrentó la pregunta genuinamente fenomenológica sobre el origen del sentido (o del ‘sentido’ como origen), que el estructuralismo en ese período va a abandonar como una cuestión falsa, al atribuir la aparición del sentido al funcionamiento del significante. Una pregunta que le hizo parecer aprobar una postura bastante cercana al positivismo durante el debate en la Société. En este sentido vale la pena entender si en el desarrollo de la filosofía de Simondon estamos asistiendo a la desaparición de un problema o más bien a su reformulación en términos diferentes. Como se dijo anteriormente, el término ‘pre-individual’ desaparecerá por completo en los escritos de Simondon durante los años 1960. Pero el problema de la ‘relación sujeto-mundo’ original, típica de la fenomenología, sólo podría desaparecer si la fenomenología en tanto problema desapareció, lo que, de hecho, nunca sucedió del todo para Simondon, al menos durante ese período. Que la noción de información en realidad podría servir al propósito de explicar ‘sentido’, o lo que lo preceda como su condición, es algo a lo que la filosofía de la individuación de Simondon se había dirigido implícitamente: en una filosofía de la individuación, lo que iba a ser considerado ‘original’ no era sentido, sino la aparición de sistemas metaestables, es decir, la operación en que, en última instancia, consistía lo pre-individual.

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Esto no quiere decir que Simondon en la Individuación –a pesar de que en realidad nunca le dio un significado fijo al el término ‘sentido’22– haya evitado plantear los problemas típicos de la fenomenología, como había afirmado que ‘una teoría de la individuación debe implementar una teoría de la sensación, la percepción, de los afectos, de la emoción’ (I 321). Pero él cambió este tipo de problemas del campo de un supuesto sujeto-conciencia al de la fase preindividual del ser, que debería haber dado una explicación a la aparición del sujeto sin tener que pasar a través de la noción de sentido. En la Individuación este camino atraviesa la reforma del concepto cibernético de información, un modelo para la comprensión de la aparición del orden anterior a la alternativa entre sentido y sin-sentido (que en realidad podría aparecer sólo en el horizonte de un sujeto ya estructurado). Por lo tanto está claro que el problema del sujeto se convirtió central para Simondon precisamente porque era el problema central para la fenomenología, y no podría ser abandonado como problema sin correr el riesgo de asumir la individuación como un proceso en realidad en relación con el sujeto. Por el contrario –dice Simondon – uno debe a toda costa evitar la fenomenología espontánea según la cual ‘el individuo está siempre en cierto sentido concebido como un sujeto’ (I 321). La exigencia de evitar la recaída en una concepción idealista de sentido como producido o ‘instituido’ dentro de la conciencia del sujeto 23 lo empujó lejos de su legado fenomenológico y bastante cerca del positivismo. De hecho la teoría de la naturaleza de Simondon está suspendida entre el rechazo de lo que él consideraba una filosofía del sujeto (la fenomenología) y la denuncia del reduccionismo que implica lo que él consideraba una filosofía del objeto (el positivismo). Trató de pensar más allá de esta oposición simplista a partir de un legado fenomenológico, pero sin abandonar la fecundidad crítica de una filosofía natural que Merleau-Ponty había reconocido ampliamente. Por lo tanto la ontogénesis no puede considerarse una fenomenología: es por el contrario un claro intento de abandonar este camino filosófico, y en particular la presuposición de un sujeto-conciencia, pero sin elegir la vía alternativa de abandonar la pregunta sobre el origen del sentido, como el estructuralismo iba a hacer en su momento24. Siguiendo a Merleau-Ponty, Simondon asumió las nuevas perspectivas abiertas por el estudio del organismo dentro de la tradición fenomenológica, y adoptó el concepto cibernético de información como modelo para una comprensión no antropomórfica de la operación de significación y por lo tanto de la aparición del sentido.

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No se puede negar la existencia, dentro de la Individuación, de algunos pasajes en los que el término ‘sentido’ aparece. Sin embargo, sucede en contextos ‘naturalmente’ conectados a la fenomenología (por ejemplo, I 213-14), sin que ello suponga la adhesión incondicional de Simondon a esa perspectiva. Así, el ‘sentido de la situación’ es esencialmente la polarización del mundo para el sujeto que percibe, pero el sujeto no precede, como su condición, al momento en que ‘la información adquiere un significado predominantemente intensivo’: más bien surge con el mundo a partir de una sola operación de acoplamiento [couplage] (I 242). Y de nuevo, en la conclusión, la pregunta vuelve a ser aún más complicada cuando, hablando de la posibilidad de hacer de la individuación una teoría del ser, Simondon afirma que ‘la información debe tener un sentido para existir’ (I 328). Aquí el término ‘sentido’ se refiere a una estructura peculiar de la señal, lo que hace que sea compatible con la realización de los sistemas de recepción que hacen de ella una pieza de información. 23 Así como J. Wahl en el debate de la Société: ‘Hay algunos aspectos de su pensamiento a los que estoy inclinado a aprobar y admirar. Todo lo que pone su conferencia más allá de las actitudes clásicas de la teoría idealista del conocimiento despierta mi consentimiento instintivo’ (FIPD 755). 24 Según Guchet ‘confrontando la cibernética y las ciencias sociales Simondon tiene como objetivo proporcionar una alternativa seria al estructuralismo’ (Guchet 2005: 203). Esta perspectiva explicaría el intento de Simondon a ‘volver a inscribir lo trascendental en la subjetividad, aunque sin abandonar las adquisiciones de las filosofías del concepto’, preludiando por lo tanto el empirismo trascendental de Deleuze (Guchet 2003: 140 a 41). Siguiendo una línea de investigación diferente, Barthélémy hace un uso generalizado de la noción fenomenológica de ‘sentido’, dirigiendose hacia la hipótesis de una ‘auto-trascendencia’ del sentido. Desde esta perspectiva la Individuación habría desarrollado sólo la ‘ontología regional’ de una relativización inclusiva [relativisation englobante] más general (Barthélémy 2005a: 4859; Barthélémy 2005b: 231 a 86). Garelli plantea incluso el proyecto de un análisis fenomenológico de la génesis del sentido en Saussure mediante el concepto de metaestabilidad de Simondon (Garelli 2003: 109, n 68). Yo creo que la filosofía de Simondon se puede situar entre la fenomenología y el estructuralismo, sin conceder a la primera la primacía privilegiada a la conciencia o al sujeto, ni a la segunda su cancelación efectiva como problema. Y la clave para la comprensión completa de su enfoque será la referencia a la filosofía de la vida de Canguilhem (véase, en particular, la sección 9.4). 11

La determinación con la que Simondon trató de explicar el surgimiento del ‘sujeto’ a través del aparato epistemológico proporcionado por su filosofía de individuación fue un verdadero punto de inflexión en contra de su legado fenomenológico. Partiendo del concepto de lo pre-individual, que se construye a partir de esquemas derivados de la física y la biología, trató de evitar la reducción del sujeto tanto al organismo como a la conciencia. Para explicar cómo fue considerado posible, en el siguiente capítulo voy a seguir la conversión de Simondon del concepto de información al de ‘significación’ cuando, en la Individuación, entra en el dominio psíquico y colectivo. Allí las condiciones de posibilidad para la ontogénesis del sujeto emerge progresivamente en lo que él llama la ‘individuación transindividual’, y uno con el tiempo también encuentra allí el ‘lugar’ de la conciencia, cuya ausencia del ‘sistema’ de Simondon era particularmente problemática para Berger: Desde esta perspectiva, la conciencia no debe ser considerada a través de un esquema de ‘todo o nada’, oponiéndose al sujeto o al objeto, sino más bien a partir de una trans-conciencia más primitiva. (FIPD 765) Si el concepto de pre-individual –debido a su matriz fenomenológica– obligaba a Simondon poner en tela de juicio la ontogénesis del sujeto, de la misma manera la noción reformulada de información finalmente lo llevó a un umbral ‘transindividuales’ más allá del cual finalmente emerge el sujeto (intrínsecamente colectivo) de la filosofía de la individuación.

Referencias

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