CAPÍTULO 10. LOS MARFILES DEL THOLOS DE MONTELIRIO

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Descripción

CAPÍTULO 10. LOS MARFILES DEL THOLOS DE MONTELIRIO Miriam Luciañez Triviño1 y Leonardo García Sanjuán1

Resumen: En este trabajo se presenta una primera aproximación al conjunto de elementos de marfil del tholos de Montelirio (Castilleja de Guzmán, Sevilla), estructura funeraria perteneciente al asentamiento calcolítico de Valencina de la Concepción (Sevilla). Valencina es uno de los sitios calcolíticos de la Península Ibérica con mayor concentración de marfil. Al mismo tiempo, Montelirio ha deparado una importante cantidad de marfil en bruto sin signos de haber sido trabajado, así como una singular y variada colección de objetos fabricados en esta materia prima. Se trata de un conjunto de gran valor científico tanto por la cantidad y singularidad del material, como por la información que está proporcionando a nivel tecnológico, funcional y contextual. En esta colaboración se realiza una presentación general de esta gran colección de material ebúrneo, aportando una descripción de orden tipológico, así como breves apuntes preliminares con respecto a la dimensión tecnológica y funcional de las piezas. El objetivo principal es dar a conocer por primera vez este conjunto de marfiles, uno de los más importantes de la Edad del Cobre ibérica.

Palabras clave: Valencina de la Concepción, Montelirio, Tholos, Marfil, Tecnología Ósea, Edad del Cobre.

CHAPTER 10. THE MONTELIRIO THOLOS IVORY Abstract: This paper presents a first approach to the ivory assemblage of the Montelirio tholos (Castilleja de Guzmán, Seville), a burial structure belonging to the Copper Age settlement of Valencina de la Concepción (Seville). Valencina is one of the Iberian Chalcolithic sites with the largest concentration of ivory. At the same time, Montelirio has yielded a large amount of raw ivory without evidence of processing as well as a remarkable and varied collection of artefacts manufactured in this raw material. This assemblage is of great scientific value, both because of the amount of material involved as well as the technological, functional and contextual data it provides. In this paper we present a general description of this ivory collection and outline some brief preliminary remarks regarding the technological and functional dimension of these objects. The main aim is to present, for the first time, an overview of this ivory assemblage, one of the most important in the Iberian Copper Age.

Keywords: Valencina de la Concepción, Montelirio, Tholos, Ivory, Osseous Technology, Copper Age.

1 Universidad de Sevilla. Facultad de Geografía e Historia. Departamento de Prehistoria y Arqueología. C/María de Padilla s/n, 41004, Sevilla. [[email protected]]; [[email protected]]

MONTELIRIO. UN GRAN MONUMENTO MEGALÍTICO DE LA EDAD DEL COBRE // PP. 245-271. ISBN 978-84-9959-236-7 // PARTE TERCERA: LA CULTURA MATERIAL

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MIRIAM LUCIAÑEZ TRIVIÑO Y LEONARDO GARCÍA SANJUÁN

1. INTRODUCCIÓN El marfil ha sido materia prima para una gran variedad de objetos desde el Paleolítico Superior hasta la actualidad en todo el mundo. Pese a que su uso ha podido ser desigual a lo largo de los diferentes periodos o épocas, ha estado siempre presente en el registro material, principalmente como una materia prima altamente apreciada para la elaboración de objetos suntuarios, incluyendo adornos personales, objetos ideotécnicos y piezas singulares o compuestas de mobiliario y ajuar. En el caso de la península ibérica, ya desde finales del siglo XIX y a lo largo de todo el XX se puso en evidencia la presencia de marfil en sitios de la Edad del Cobre y de la Edad del Bronce (Estácio de Veiga, 1886-91; Siret, 1913; Leisner y Leisner, 1943; 1959; Jodin, 1957; Camps, 1960; Siret y Siret, 2006; Harrison y Gilman, 1977; Spindler, 1981; Poyato Holgado y Hernando Grande, 1988; Pascual Benito, 1995; entre otros). El interés hacia esta materia prima, particularmente en el contexto de las sociedades calcolíticas, se ha visto notablemente incrementado en los último diez años con la publicación de nuevas y abundantes evidencias sobre los tipos de objetos, los contextos, las rutas de abastecimiento y el significado o papel social de la materia prima (ver por ejemplo, Cardoso, 2003; Schuhmacher y Cardoso, 2007; Valera, 2009; Schuhmacher et al., 2009; Liesau y Moreno, 2012; Vargas Jiménez et al., 2012; Schuhmacher, 2012; García Sanjuán et al., 2013; Luciañez Triviño et al., 2014; Valera et al., 2014; 2015; García Sanjuán et al., En Prensa 1). Estos estudios recientes han venido de la mano de técnicas analíticas que han permitido caracterizar las fuentes del marfil utilizadas por las sociedades prehistóricas en la península ibérica. De este modo, se ha constatado el uso de marfil de elefante africano de sabana (Loxodonta a. africana), elefante asiático (Elephas maximus) así como marfil fósil local (Elephas Palaeoxodon antiquus), además del empleo de dentina de cachalote en Portugal (algunos ejemplos en Schuhmacher et al., 2009; 2013; Schuhmacher, 2012; García Sanjuán et al. 2013; Valera et al., 2015; Liesau et al., 2011; Schwarz et al., 2011; Banerjee y Huth, 2012).

Los objetos fabricados en marfil hallados en contextos del III y II milenios ANE se han considerado objetos de prestigio, suponiéndose generalmente su asociación a las élites en el contexto del surgimiento de sociedades más complejas durante esta larga etapa, en la que la presencia de marfil se incrementa en contextos de significación simbólica elevada (principalmente funerarios) tal vez como expresión de riqueza y estatus al servicio de estrategias de reafirmación social (Valera, 2010; Valera et al., 2015; López Padilla y Hernández Pérez, 2011; García Sanjuán et al., 2013; En Prensa 1). Valencina de la Concepción es uno de los principales sitios de la Edad del Cobre de la península ibérica, además del que, a día de hoy, mayor cantidad de marfil ha proporcionado para este periodo. Son ocho los sectores o estructuras de este yacimiento en los que se ha constatado la presencia de marfil tanto en forma de objetos acabados como de otros elementos de la cadena operativa: Instituto de Enseñanza Secundaria (IES) (UC402), Parcela del DÍA1, tholos de Montelirio, Estructura 10.042-10.049 del sector PP4-Montelirio, monumento megalítico de Ontiveros, tholos de Matarrubilla, tumbas 2, 3 y 5 de Señorío de Guzmán y una ‘estructura dolménica’2. Además, Valencina es, por ahora, el único sitio calcolítico ibérico en el que se ha documentado a la vez la presencia de marfil de elefante africano y asiático (García Sanjuán et al., 2013: 622), además de haberse encontrado un posible contexto de transformación de la materia prima, siendo éste, en tal caso, el más antiguo documentado en Iberia (Vargas Jiménez et al., 2010; 2012; Nocete Calvo et al., 2013). En Valencina los objetos acabados fabricados en marfil que se han estudiado hasta la fecha son de diversa tipología, e incluyen recipientes como vasos o cajas de morfologías varias, placas decoradas, mangos y empuñaduras, peines, figurillas, etc. En general, estas piezas proceden de grandes estructuras megalíticas (Matarrubilla, Montelirio, Estructura 10.042-10.049), aunque también se han documentado en contextos y estructuras negativas, como es el caso del IES (Vargas Jiménez et al., 2010; 2012; Nocete Calvo et al., 2013).

1 Tenemos conocimiento de la presencia de elementos de marfil en esta parcela por comunicación personal de Mercedes L. Ortega Gordillo, quien realizó esta actividad arqueológica preventiva en la Avenida de Andalucía esquina a la Calle Clara Campoamor. El material aún no ha sido estudiado por lo que no tenemos por el momento ningún dato al respecto (peso, número de objetos, categorías de análisis, tipologías de objetos acabados, etc.). 2 En la única publicación existente de esta estructura no se le da una denominación más precisa, indicándose que se encontraba “... en el Término Municipal de Castilleja de Guzmán, en la margen izquierda de la carretera Castilleja de Guzmán-Valencina de la Concepción a la altura del km 3 ...” (Santana Falcón, 1991: 446).

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CAPÍTULO 10. LOS MARFILES DEL THOLOS DE MONTELIRIO

Como veremos en las páginas siguientes, la importante colección de artefactos ebúrneos de Montelirio sigue estas líneas generales, con una importante diversidad de artefactos concentrados como ajuar funerario en una gran estructura megalítica.

2. DESCRIPCIÓN Los objetos de industria ósea del tholos de Montelirio, entre los que se encuentran los marfiles tratados específicamente en esta contribución, se recuperaron en dos campañas arqueológicas llevadas a cabo entre 2007 (DJ07/32) y 2009-2010 (DJ09/19). Ya en la intervención de 2007 se constató que la Cámara Pequeña (CP) había sido alterada, y que la Cámara Grande (CG) también había sufrido alteración antrópica. Además, se comprobó que los trabajos mecánicos de una intervención previa, en 1998, habían supuesto una importante pérdida de información, de forma específica en las cámaras (Fernández Flores y Aycart Luengo, 2013: 237). Por esta razón, el conjunto de materiales aquí estudiado presenta un desigual estado de conservación, lo que limita el alcance de su estudio e interpretación. Los materiales de la CP presentaban un grado de fragmentación elevado (fragmentos encontrados en diferentes unidades estratigráficas), no encontrándose en su disposición original. En cambio, los materiales de la CG fueron encontrados in situ en gran medida, lo que, a pesar del también alto grado de fragmentación, permite en muchos casos reconocer la forma completa de cada objeto. En la CG las piezas presentan superficies bastante bien conservadas, lo que posibilita el estudio de las técnicas empleadas en su fabricación, cosa que ha sido prácticamente imposible en el caso del conjunto encontrado en la CP. Un número reducido de objetos de todo el conjunto fue sometido a algún tipo de tratamiento de conservación y restauración (Serrano Rodríguez, 2011), y por ello, lamentablemente, algunas superficies se encuentran excesivamente brillantes debido al consolidante aplicado. Esta alteración de la superficie ha dificultado o impedido la lectura técnica, sobre todo en lo que respecta a la abrasión final del objeto

(pulido) o la apreciación de otras causas de abrasión de la superficie (como el uso). En total, el número de elementos fabricados en alguna materia dura animal asciende a unos 1593 (debemos tener en cuenta que dentro de este cómputo se incluyen objetos, fragmentos o conjuntos de fragmentos –entre los que se incluyen más de 2.100 fragmentos sin signos claros de trabajo–), con un subtotal de 77 ‘artefactos’ confirmados de marfil de proboscídeo, además de 28 que posiblemente lo sean (en este caso se trata de artefactos cuya materia prima no ha podido ser diagnosticada con seguridad, pero que presentan indicios de tratarse de marfil, y que por tanto aparecen catalogados en las tablas de este trabajo como ‘¿marfil?’)4. El reparto del peso de marfil por cámara (sin contar los dudosos, clasificados como ‘¿marfil?’) asciende a 664,66 gr en la CG y 4.590,64 gr en la CP, por lo que la estructura ha deparado un total 5.255,3 gr de marfil. Si a ello añadimos los elementos que muy posiblemente también fueron fabricados con marfil, aunque actualmente no lo podemos afirmar con total certeza, contaríamos entonces con un total de 5.304,6 gr (5,3 kg) de material ebúrneo en el tholos de Montelirio (Tablas 1 y 2). La mayor parte del conjunto está formado por miles de fragmentos aparentemente sin trabajar (Tabla 3), incluyendo un gran segmento de la parte distal de una defensa de elefante (Figura 1). Hay que destacar que casi la totalidad de este material sin signos evidentes de trabajo apareció revuelto en la CP, y solo algunos fragmentos sin trabajar se encontraron en una fosa de expolio superficial de la CG, posiblemente debido a la remoción de los depósitos, y tal vez arrastrados desde la CP. En cuanto al tipo de marfil empleado, o depositado, en el tholos, se han podido reconocer dos especies explotadas en la CP: dos muestras procedentes de la UE.88 (un peine y una posible bellota) evidencian el empleo de elefante africano de sabana (Loxodonta a. africana) para la fabricación de alguno de estos objetos (García Sanjuán et al., 2013: 623, tabla 2), mientras que el gran fragmento de colmillo sería de Elephas antiquus, según A. Pajuelo Pando en el Capítulo 21 de este mismo volumen

3 Sin contar las miles de cuentas discoidales, muchas de las cuales están fabricadas en concha, y teniendo en cuenta que el estudio está en proceso. 4 Tengamos en cuenta que los miles de fragmentos sin trabajar han sido contabilizados en conjuntos, tal y como venían inventariados en el informe. Por tanto, algunos conjuntos cuentan con miles de fragmentos que están catalogados bajo el mismo número de inventario, y computados como único elemento.

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247

MIRIAM LUCIAÑEZ TRIVIÑO Y LEONARDO GARCÍA SANJUÁN

Nº Inventario MLT

248

Peso (gr)

UE

MONT-DJ09/19-CP/209-5

En bruto

Tipo de artefacto

83,3

209

Marfil (probosc)

Materia prima

MONT-DJ09/19-CP/209-4

No identificable

0,3

209

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CP/209-3

No identificable

3,2

209

Marfil (probosc)

MONT-DJ07/32-CP/73-3

Fig. Bellota

1,82

73

Marfil?

MONT-DJ09/19-CP/73-23

No identificable

1,2

73

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CP/73-25

No identificable

1,88

73

Marfil?

MONT-DJ09/19-CP/73-26

No identificable

1,74

73

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CP/73-18

Fragm_sección circular

3,51

73

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CP/73-19

No identificable

3,28

73

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CP/73-62

En bruto

1600

73

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CP/73-22

No identificable

0,3

73

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CP/73-21

Figurilla_indet

1,06

73

Marfil (probosc)

MONT-DJ07/32-CP/73-2

En bruto

1200

73

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CP/73+76-2

No identificable

12,01

73/76

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CP/76-14

En bruto

21,8

76

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CP/80-33

En bruto

971

80

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CP/80-15

Fig. zoomorfo_indet

1,02

80

Marfil?

MONT-DJ09/19-CP/80-18

No identificable

0,28

80

Marfil?

MONT-DJ09/19-CP/80-19

Receptor_indeterminado ¿mango alargado de sección circular?

7,44

80

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CP/80-22

Fig. Bellota

0,14

80

Marfil?

MONT-DJ09/19-CP/80-23

No identificable

0,28

80

Marfil?

MONT-DJ09/19-CP/80-28

No identificable

1,51

80

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CP/80-26

No identificable

1,08

80

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CP/80-25

No identificable

1,1

80

Marfil (probosc)

MONT-DJ07/32-CP/80-3

Fragm_sección circular

2,41

80

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CP/80-16

Fig. zoomorfo_indet

1,05

80

Marfil?

MONT-DJ09/19-CP/88-44

Fig. zoomorfo_indet

0,65

88

Marfil?

MONT-DJ09/19-CP/88-39

Fig. zoomorfo_indet

0,68

88

Marfil?

MONT-DJ09/19-CP/88-26

Fig. Bellota

1,47

88

Marfil?

MONT-DJ09/19-CP/88-74

En bruto

628

88

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CP/88-74.1

No identificable

6,73

88

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CP/88-74.2

No identificable

9,14

88

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CP/88-43

Fig. zoomorfo_indet

0,91

88

Marfil?

MONT-DJ09/19-CP/88-74.3

No identificable

10

88

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CP/88-50

Fragm_sección circular

3,58

88

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CP/88-49

Fragm_sección circular

0,9

88

Marfil?

MONT-DJ09/19-CP/88-58

Fragm_sección circular

0,24

88

Marfil?

MONT-DJ09/19-CP/88-68

Fig. Ave

0,49

88

Marfil?

MONT-DJ09/19-CP/88-42

Fig. zoomorfo_indet

0,75

88

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CP/88-18

Fig. Suido

0,97

88

Marfil?

MONT-DJ09/19-CP/88-27

Fig. Suido

1

88

Marfil?

MONT-DJ09/19-CP/88-29

Fig. Suido

1,12

88

Marfil?

MONT-DJ09/19-CP/88-17

Fig. Bellota

1,29

88

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CP/88-21

Plaquita decorada

3,49

88

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CP/88-22

Peine/peineta

1,61

88

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CP/88-24

Fig. Bellota

0,42

88

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CP/88-30

Peine/peineta

1,71

88

Marfil (probosc)

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CAPÍTULO 10. LOS MARFILES DEL THOLOS DE MONTELIRIO

Peso (gr)

UE

MONT-DJ09/19-CP/88-31

Nº Inventario MLT

Fig. Bellota

Tipo de artefacto

0,13

88

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CP/88-34

Fragm_sección circular

0,84

88

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CP/88-38=62

Peine/peineta

0,86

88

Marfil?

MONT-DJ09/19-CP/88-63

No identificable

0,18

88

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CP/88-23

No identificable

0,81

88

Marfil?

MONT-DJ09/19-CP/88-35

Fragm_sección circular

1,13

88

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CP/88-48

No identificable

0,09

88

Marfil?

MONT-DJ07/32-CP/88-14

Plaquita decorada

1,11

88

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CP/90-3

No identificable

4,29

90

Marfil (probosc)

TOTAL

4607,3

TOTAL "marfil"

4590,64

TOTAL "marfil?"

16,66

Materia prima

Tabla 1: Artefactos de marfil/¿marfil? en la CP. Fuente: elaboración propia.

Peso (gr)

UE

MONT-DJ09/19-CG/274-10

Nº Inventario MLT En bruto

Tipo de artefacto

27,42

274

Marfil (probosc)

Materia prima

MONT-DJ09/19-CG/274-11

No identificable

1,12

274

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CG/274-12

No identificable

0,8

274

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CG/274-13

No identificable

6,57

274

Marfil?

MONT-DJ09/19-CG/274-14

En bruto

8,09

274

Marfil?

MONT-DJ09/19-CG/318-81

Semicírculo de grandes dimensiones ¿tapa?

36,08

318

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CG/318-148

En bruto

40,19

318

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CG/318-103

Disco con perforación central

0,53

318

Marfil?

MONT-DJ09/19-CG/318-53

Fig. Bellota

4,08

318

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CG/318-108

En bruto

2,21

318

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CG/318-106

Espiral

8

318

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CG/318-107

No identificable (¿fragmentos de base/boca?)

5,97

318

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CG/318-105

Aro

2,39

318

Marfil?

MONT-DJ09/19-CG/318-102

Disco con perforación central

1,49

318

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CG/318-006

No identificable

5,7

318

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CG/318-104

Disco con perforación central

0,85

318

Marfil?

MONT-DJ09/19-CG/328-067

En bruto

18,7

328

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CG/328-091

En bruto

86,13

328

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CG/328-091bis

No identificable (¿fragmentos de base/boca?)

9,75

328

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CG/328-129

En bruto

8,71

328

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CG/328-89

Aro

4,22

328

Marfil?

MONT-DJ09/19-CG/328-90

No identificable (¿fragmentos de base/boca?)

8,71

328

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CG/328-60

Disco con perforación central

6,68

328

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CG/328-61

Disco con perforación central

7,78

328

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CG/328-1A

En bruto

61,6

328

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CG/328-16

Cilindro

11,72

328

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CG/328-136

Mango

5,57

328

Marfil?

MONT-DJ09/19-CG/328-105

Disco con perforación central

1,72

328

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CG/328-138

Disco con perforación central

4,42

328

Marfil?

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249

MIRIAM LUCIAÑEZ TRIVIÑO Y LEONARDO GARCÍA SANJUÁN

Peso (gr)

UE

MONT-DJ09/19-CG/328-134

Nº Inventario MLT Cilindro

Tipo de artefacto

16,46

328

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CG/335-1.2

No identificable

0,83

335

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CG/337-1

Disco con perforación central

7,72

337

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CG/337-2

Disco con perforación central

3,95

337

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CG/337-3

Disco con perforación central

5,77

337

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CG/341-1

Semicírculo de grandes dimensiones ¿tapa?

36,3

341

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CG/347-1

Peine/peineta

9,88

347

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CG/350-1

Cilindro?

20,06

350

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CG/351-1

No identificable

10,65

351

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CG/351-2

No identificable

13,15

351

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CG/352-1

Cilindro?

26,65

352

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CG/352-2

Cilindro?

12,85

352

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CG/353-1

Cilindro?

10,68

353

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CG/354-1

Cilindro de escasa altura (¿Boca/base?)

63,7

354

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CG/366-1

Peine/peineta

22,93

366

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CG/372-1

Placa perforada

23,22

372

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CG/375-1

Cilindro

10,53

375

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CG/376-1

Cilindro

9,97

376

Marfil (probosc)

MONT-DJ09/19-CG/422-1

Plaquita

4,8

422

Marfil (probosc)

TOTAL

697,3

TOTAL "marfil"

664,66

TOTAL "marfil?"

32,64

Materia prima

Tabla 2: Artefactos de marfil/¿marfil? en la CG. Fuente: elaboración propia.

0

5 cm

Figura 1: Fragmento de extremidad distal de defensa de elefante encontrado en la CP (MONT-DJ07/32-CP/73-2). Fotografía: Miriam Luciañez Triviño

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CAPÍTULO 10. LOS MARFILES DEL THOLOS DE MONTELIRIO

Nº Inventario MLT

8% 3%

23%

48% Marfil Marfil? Hueso Hueso?

18%

Indeterminado

Peso (gr)

UE

MONT-DJ09/19-CP/73-62

1600

73

MONT-DJ07/32-CP/73-2

1200

73

MONT-DJ09/19-CP/76-14

21,8

76

MONT-DJ09/19-CP/80-33

971

80

MONT-DJ09/19-CP/88-74

628

88

MONT-DJ09/19-CP/209-5

83,3

209

MONT-DJ09/19-C2/207-3

83,5

207

MONT-DJ09/19-CG/351-1

10,65

351

MONT-DJ09/19-CG/328-129

8,71

328

MONT-DJ09/19-CG/328-1A

61,6

328

MONT-DJ09/19-CG/328-67

18,7

328

MONT-DJ09/19-CG/328-91

86,13

328

MONT-DJ09/19-CG/274-10

27,42

274

MONT-DJ09/19-CG/274-14

8,09

274

MONT-DJ09/19-CG/318-148

40,19

318

2,21

318

MONT-DJ09/19-CG/318-108 TOTAL

4851,3

Figura 2: Materias duras animales trabajadas. Fuente: elaboración propia.

Tabla 3. Marfil en bruto en el tholos de Montelirio. Fuente: Elaboración Propia.

El resto de piezas del conjunto óseo están realizadas en hueso o posiblemente hueso (36 y cinco respectivamente) y otras 13 han sido catalogadas como ‘indeterminadas’ al no poder reconocerse claramente alguna de las características determinantes de las diferentes materias duras animales. Esto supone que el 66% de la industria ósea del tholos es de marfil de proboscídeo (Figura 2).

dos con decoración geométrica y otro sin decoración. De forma general, la parte activa (distal) está formada por dientes largos y estrechos, o púas, dispuestas una junto a la otra de forma bastante compacta, que pudieron servir para desenredar y peinar el cabello (u otras fibras) o como peinetas (adorno o para asegurar el peinado). El resto del cuerpo del objeto (zona mesial y proximal) puede estar decorado o rematado de muy diversas formas. No podemos, en el estado actual de la investigación, afirmar un uso (continuado o puntual) de estos ejemplares de Montelirio, como sí se ha demostrado recientemente para un peine realizado sobre costilla de bóvido del sitio de Los Castillejos (Montefrío, Granada) (Altamirano García, 2014). Una interpretación funcional más precisa de las piezas de Montelirio se antoja en cualquier caso complicada dado que todos los ejemplares se encuentran fragmentados a la altura de las púas y que éstas se encuentran, o en muy mal estado de conservación, o consolidadas en bloque.

En este estudio tratamos de forma exclusiva los elementos de marfil, cuya tipología (objetos acabados) y decoración es muy variada: elementos dentados (peines o peinetas), discos con perforación central, cilindros de escasa altura, placas o plaquitas, aros, figurillas y posibles elementos receptores (¿mangos?), y como se ha comentado, miles de fragmentos irreconocibles. A continuación se describen las principales categorías de objetos registradas. Tanto el Capítulo 11 como el 19 de esta monografía abordan cuestiones relativas a la industria realizada en materias duras de origen animal que son complementarias a las tratadas en este capítulo.

En la CG contamos con dos ejemplares de gran interés: 2.1. PEINES/PEINETAS En total, en el tholos de Montelirio hubo al menos 5 peines/peinetas de diferente diseño y forma: dos con figuritas zoomorfas en la CG, y 3 en la CP,

Peine/peineta 1 (nº inventario del estudio: MONTDJ09/19-CG/366-1). Esta pieza, hallada en el centro de la CG, se localizó junto con otros objetos bajo una estela caída sobre su parte anterior, pesa algo menos de 23 gr y sus medidas son (largo x ancho medio x

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MIRIAM LUCIAÑEZ TRIVIÑO Y LEONARDO GARCÍA SANJUÁN

espesor medio): 118,1 x 60,42 x 6,27 mm. Se trata de una placa calada alargada, con nueve bastones curvos enfrentados y rematados con esferas y sobre el último bastón, en el perímetro exterior, se conserva una única figura zoomorfa (presuponemos que al otro lado, a la misma altura habría habido otro) (Figura 3). Se reconoce un cuerpo ligeramente cilíndrico, compacto y alargado con patas cortas, no hay diferenciación de la cabeza respecto del cuerpo, pero sí se observa un hocico cónico y unas orejas tímidamente indicadas. Estos rasgos no permiten reconocer el animal representado. La extremidad distal, fracturada, presenta el arranque de 21 púas realizadas mediante ranurado bifacial. Éstas se encuentran “enmarcadas” entre dos “púas” más gruesas en cada borde, como en muchos peines actuales. Peine/peineta 2 (MONT-DJ09/19-CG/347-1). Este elemento, hallado junto a la pelvis del individuo UE 111, también en el área central de la CG, pesa algo menos de 10 gr y sus medidas son (largo x ancho medio x espesor medio): 71,32 x 75,75 x 4,09 mm. Este ejemplar, también fragmentado a la altura del arranque de las púas, contaba con 44 aproximada-

0

mente (Figura 4). En este caso se trata de una placa más corta que la anterior, pero igualmente con decoración calada. En este caso el peine está rematado con seis bastones enfrentados y figuras zoomorfas en su zona proximal. Los seis bastones enfrentados son curvos y aparecen rematados con esferas, como en el otro ejemplar. Sobre el último bastón encontramos seis figurillas zoomorfas (tres a cada lado) identificadas como suidos (cerdos o jabalís). Estos zoomorfos presentan un cuerpo de tendencia trapezoidal, una cabeza más bien cónica que acaba en un hocico estrecho, con una pequeña y tímida protuberancia apenas sobresaliente a modo de orejas, y unas patas ‘triangulares’. Por otro lado, en la CP se encontraron fragmentos de, al menos, otros tres peines, de los que tan solo se encontraron algunos fragmentos en los que se ve el arranque de las púas. La decoración de dos de estos peines/peinetas no tiene nada que ver a la de los ejemplares de la CG, dado que en este caso la decoración es siempre de líneas incisas, creando líneas paralelas o en zigzag. Es destacable que uno de ellos posee una decoración diferente en cada una de sus caras (supe-

5 cm

Figura 3: Peine/peineta 1 (MONT-DJ09/19-CG/366-1) hallado en la CG. Fotografía: Miriam Luciañez Triviño

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Figura 4: Peine/peineta 2 (MONT-DJ09/19-CG/347-1) hallado en la CG. Fotografía: Miguel Ángel Blanco de la Rubia.

rior e inferior): en la cara superior posee un motivo de líneas paralelas adyacentes agrupadas en bandas, y la zona de decoración y el inicio de las púas se diferencia mediante dos líneas paralelas perpendiculares a los motivos decorativos (Figuras 5: 1a y 1b), mientras que en la cara inferior aparecen líneas en zigzag en relieve enfrentadas que se aproximan en los vértices pero no se tocan (Figuras 5: 2a y 2b). A veces el estado fragmentado de las piezas permite ver características estructurales determinantes de la materia prima que no son observables cuando el objeto está completo. Así, ha sido posible reconocer algunas características del marfil de proboscídeo en estos peines/peinetas, como la estructura de Schreger, el patrón de rotura en el sentido de los anillos de crecimiento o las ‘líneas’ adyacentes longitudinales que se producen en la separación de éstos (Virag,

2012; Rijkelijkhuizen, 2008; Krzyszkowska, 1990; MacGregor, 1985; Choyke y O’Connor, 2013; Locke, 2008). Estas características ayudan no solo a determinar la materia prima sino que también indican el modo de fabricación de las piezas. De este modo, según lo observado, estos peines/peinetas están realizados sobre soportes planos, placas, que fueron extraídos realizando un corte tangencial a una defensa de elefante (corte tangencial a los anillos de crecimiento).

2.2. BELLOTAS PERFORADAS Las representaciones de bellotas son especialmente numerosas en el tholos de Montelirio, tanto en forma de piezas exentas (que se describen en este apartado) como para decoración de cabezas de elementos apuntados. En total se contabilizan

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Figura 5: Fragmentos de peine/peineta con decoración bifacial mixta (MONT-DJ09/19-CP/88-38=62) hallado en la CP. Fotografía: Miriam Luciañez Triviño.

dos ejemplares dudosos (un posible ejemplar de bellota pero que no sigue los patrones de representación del resto y dos fragmentos pequeños no confirmados) y ocho ejemplares claros: dos en la CG, incluido uno que se encuentra claramente asociado a una de las indumentarias de cuentas, y seis en la CP. Las representaciones de estos frutos son muy detalladas. Se representa la cúpula de brácteas o caperuza mediante líneas incisas entrecruzadas; mediante abrasión se le da una aspecto liso al pericarpio (el cuerpo de la bellota) y en algunas ocasiones se ha tallado incluso el estilo residual (el ‘rabito’ del fruto). Un atributo común a estas representaciones son las perforaciones. En los elementos completos se ha podido comprobar que estas piezas presentan “perforaciones en ángulo’ en la zona de la cúpula (Figura 6). Definimos como ‘perforaciones en ángulo’ las que son diferentes a perforaciones realizadas con una única orientación (sobre el mismo eje, y que por tanto el ángulo es de 180°), atravesando la pared o espesor

254

Figura 6: Tipo de perforación en ángulo documentada en varias de las bellotas. Una perforación se realiza desde arriba, en el eje de simetría y converge en el interior de la pieza con otra perforación realizada desde uno de los lados. Fotografía: Miriam Luciañez Triviño.

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Figura 7: Triple perforación documentada en un ejemplar de bellota (MONT-DJ07/32-CP/73-3). Fotografía: Miriam Luciañez Triviño y David Wheatley.

de la pieza, realizadas de forma mono o bifacial. De este modo, las ‘perforaciones en ángulo’ son aquellas que convergen en codo en el interior de la pieza. Estas bellotas presentan perforaciones en ángulo recto (o casi): una perforación penetra desde la parte alta de la cúpula (realizada sobre el eje de simetría) y converge en codo con otra realizada desde uno de los lados. Uno de los ejemplares presenta la particularidad de poseer una triple perforación en ángulo (MONT-DJ07/32-CP/73-3), es decir, tiene una perforación realizada sobre el eje, desde arriba, y en lugar de una lateral, posee dos que coinciden en el interior con la primera (Figura 7). Solo hay un ejemplar (MONT-DJ09/19-CP/73-21) que no sigue estas ‘convenciones’ de representación. Esta pieza es un cuerpo ovoide liso y que si bien formalmente se parece a las bellotas, no tiene representados los atributos típicos de éstas: ni la cúpula ni el estilo residual. Tampoco presenta perforación o perforaciones. Esto nos invita a pensar que, o bien se está representando otro tipo de fruto u objeto, o bien pueda ser una bellota inacabada.

Todos estos elementos aparecieron en depósitos alterados de los niveles precedentes de ambas cámaras, y aunque la mayoría proceden de la CP, como se ha indicado, se recuperó uno en la CG (MONTDJ09/19-CG/318-053). La única pieza hallada en su posición original, procedente de la zona no alterada de la CG (MONT-DJ09/19-CG/344) es la que formaba parte de una indumentaria formada por cuentas de concha y adornos en ámbar exhumada durante la extracción y consolidación de la indumentaria del individuo UE 343. Figurillas en forma de bellota análogas se han encontrado en otros contextos de la Edad del Cobre del sur peninsular. Una de ellas apareció de hecho en la Zona Arqueológica de Valencina de la Concepción-Castilleja de Guzmán, concretamente en la estructura megalítica descubierta junto al depósito de aguas de Castilleja de Guzmán, a escasos metros de Montelirio (Vargas Jiménez, 2004: 25 y 139), estructura que luego sería excavada por urgencia (Santana Falcón, 1991). Dentro de la provincia de Sevilla se conoce un ejemplar hallado en la cueva artificial Antoniana

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Figura 8: Representación de ave indeterminada en la CP. Fotografía: Miriam Luciañez Triviño.

(Gilena, Sevilla) (Cruz-Auñón Briones y Rivero Galán, 1987: 53 y 63). En La Pijotilla (Badajoz) apareció en superficie una bellota lisa hecha en piedra caliza5.

2.3. FIGURILLAS ZOOMORFAS Al margen de las figuritas zoomorfas descritas en los peines/peinetas, se han contabilizado en la CP otras 19 representaciones de animales a modo de pequeñas figurillas que parecen representar: un ave, cuatro suidos y 14 indeterminados (Figuras 8 y 9). Aunque ante representaciones tan esquemáticas es difícil establecer con seguridad la familia o especie representada, la forma del cuerpo y el hocico, invita a describir como posibles suidos a algunas de estas pequeñas tallas. El elevado número de inde-

terminados se debe a que la mayor parte de las figurillas han perdido la zona de la cabeza, y por tanto rasgos característicos como las orejas o el morro; sin embargo, otros atributos nos hacen inclinarnos a que también puedan tratarse de suidos. En este caso, tanto en los posibles suidos como en los indeterminados observamos cuerpos cilíndricos y con vientres redondeados, gruesas patas también cilíndricas, orejas redondeadas que sobresalen a cada lado de la cabeza y un hocico que acaba en un plano vertical abrupto y con una pequeña ‘lengüeta’ hacia arriba. Estas figurillas, que debido a la fracturación hoy se nos presentan ‘exentas’, parece que no lo estuvieron en origen. Es decir, no fueron concebidas como objetos independientes, sino que muy posiblemente formaron parte de la decoración de algún

5 Agradecemos a Víctor Hurtado Pérez que nos haya proporcionado esta información.

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5 cm

Figura 9: Suidos y otros zoomorfos indeterminados procedentes de la CP. Fotografía: Miriam Luciañez Triviño. MONTELIRIO. UN GRAN MONUMENTO MEGALÍTICO DE LA EDAD DEL COBRE // PP. 245-271. ISBN 978-84-9959-236-7 // PARTE TERCERA: LA CULTURA MATERIAL

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Figura 10: Cuatro ejemplares de zoomorfos (posibles suidos) procedentes de la CP. En el lomo de algunos de ellos se aprecian apéndices o restos de apéndices. Fotografía: Miriam Luciañez Triviño.

otro objeto, ¿tal vez un peine? Esta interpretación se basa en que muchas de estas figurillas presentan en el lomo dos apéndices de sección circular, encontrándose fracturados a esta altura y por sus patas (también cilíndricas). La morfología de estos apéndices, y de sus patas, sugiere que estas piezas formaron parte tal vez del mismo objeto de marfil calado, posiblemente de su decoración, formada a partir de suidos superpuestos (como en una escalera) (Figura10).

mediante, en algunos casos, cincelado con un útil de filo activo recto y estrecho, aplicando la fuerza en ángulo agudo, seguido o alternado, según el caso, por abrasión de grano grueso (Figura 11).

2.4. DISCOS CON PERFORACIÓN CENTRAL

Entre esta serie de discos cabe destacar tres piezas que aparecieron adheridas a un objeto de forma troncocónica realizado con arcilla. La superficie de este elemento se encontraba teñida en rojo y apareció tras la estela ubicada en la zona central de la CG. Los discos adheridos se hallaban distribuidos por la zona conservada del objeto a una altura similar y con un patrón definido. El objeto había sido seccionado por dos fosas en cuyo contenido se recuperaron el conjunto de discos restantes, mostrando el conjunto de marfiles un diámetro y tratamiento similar, lo que nos permite plantear que al menos alguno de ellos también formó parte de la decoración del objeto de arcilla citado (Figura 12).

Son 10 los objetos acabados de este tipo encontrados en la CG, no habiendo encontrado ninguno en la CP (Tabla 4). Se trata de piezas de forma circular y perfil aplanado, de espesores entre 3,18 mm y 6,41 mm y diámetros máximos que van desde los 22 mm a los 41 mm, y que poseen una perforación en el centro que atraviesa todo el espesor de la pieza. Se caracterizan por tener una cara superior trabajada mediante abrasión de grano fino (pulido) para darle un acabado suave y liso, sin imperfecciones, y una cara inferior en la que se observan todo tipo de huellas de trabajo que sugieren un ‘adelgazamiento’ de la pieza,

258

El acabado desigual de anverso y reverso nos invita a pensar que la cara pulida estaría destinada a ser vista, mientras que la inferior quedaría oculta. Por otro lado, la perforación central nos indica que estas piezas irían muy posiblemente unidas a otro elemento.

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5 cm

Figura 11: Cara superior e inferior de disco con perforación central hallado en la CP. En la cara inferior se aprecia la marcada abrasión de grano grueso. Fotografía: Miriam Luciañez Triviño.

Figura 12: Posición in situ de los discos con perforación central y del cilindro de escasa altura con decoración acanalada en el exterior encontrados en la CG del tholos de Montelirio. Fotografía: Álvaro Fernández Flores.

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Nº Inventario MLT

Materia prima

Tipo objeto acabado

Conservado

Estado

Peso (gr)

Espesor medio (mm)

Ø máx (mm)

Ø perfo (mm)

1

MONT-DJ09/19-CG/337-1

Marfil (probosc)

Disco con perforación central

Completo

Completo

7,72

6,41

40,07

3,91

2

MONT-DJ09/19-CG/337-2

Marfil (probosc)

Disco con perforación central

Completo

Completo

3,95

4,26

32,8

3,31

3

MONT-DJ09/19-CG/337-3

Marfil (probosc)

Disco con perforación central

Completo

Fragmentado

5,77

5,87

33,45

3,2

4

MONT-DJ09/19-CG/318-103

Marfil?

Disco con perforación central

Medio disco

Fragmentado

0,53

3,18

22,26

3,09

5

MONT-DJ09/19-CG/318-102

Marfil (probosc)

Disco con perforación central

Casi completo

Fragmentado

1,49

3,7

23,1

2,29

6

MONT-DJ09/19-CG/318-104

Marfil?

Disco con perforación central

Medio disco

Fragmentado

0,85

3,8

23,3

x

7

MONT-DJ09/19-CG/328-60

Marfil (probosc)

Disco con perforación central

Completo

Completo

6,68

3,8

40,25

3,37

8

MONT-DJ09/19-CG/328-61

Marfil (probosc)

Disco con perforación central

Completo

Fragmentado

7,78

4,92

41,25

2,67

9

MONT-DJ09/19-CG/328-105

Marfil (probosc)

Disco con perforación central

Medio disco

Fragmentado

1,72

4,35

23,11

x

10

MONT-DJ09/19-CG/328-138

Marfil?

Disco con perforación central

Medio disco

Fragmentado

4,42

4,05

40

3,82

Tabla 4: Discos perforados. Fuente: elaboración propia.

2.5. OTROS ELEMENTOS SINGULARES Aparte de múltiples fragmentos de elementos irreconocibles, la colección ebúrnea del tholos de Montelirio incluye varios objetos singulares completos, cuya interpretación funcional resulta difícil. 2.5.1. Semicírculos de grandes dimensiones Uno de los objetos mejor conservados de los encontrados en la CG es una pieza en forma de semicírculo que no presenta decoración en ninguna de sus caras o bordes. Pesa 36,3 gr, y sus medidas son (L x A. medio x Esp. medio): 117 x 60,66 x 8,65 mm (MONTDJ09/19-CG/341-1) (Figura 13). La cara superior es lisa y no presenta decoración, mientras que la inferior presenta una parte convexa que podría coincidir con la separación de los anillos de crecimiento. El borde redondeado presenta un perfil cóncavo, en U abierta. En este borde, realizadas desde la cara superior y la inferior, encontramos 4 perforaciones (enfrentadas dos a dos desde cada cara). Por otro lado, el borde opuesto presenta un plano liso, que crea un plano abrupto en ángulo recto con las caras superior e inferior, en el que encontramos tres perforaciones en codo, realizadas desde la cara inferior y el borde izquierdo. La pieza está fracturada a la altura de los vértices de este borde recto, aunque en cada uno observamos los restos de una cavidad, una zona vaciada a modo de caja.

260

Es una pieza difícil de interpretar, y teniendo en cuenta que no se ha procedido a un estudio minucioso de huellas de uso, no podemos más que adelantar algunas conjeturas sobre su función. Así, la disposición de las perforaciones y las ‘cajas’ a cada lado del borde recto remiten a una tapadera de una posible caja semicircular. Las perforaciones y el cajeado en el borde izquierdo funcionarían como sujeción de la tapa a su contenedor, mientras que las perforaciones en el borde redondeado podrían haber funcionado como cierre. Un elemento de similares características fue encontrado también en la CG (MONT-DJ09/19-CG/318-81) (Figura 14). Se trata de nuevo de un semicírculo de grandes dimensiones, más espeso que el anterior (12,16 mm) pero con similar peso, 36,08 gr. Tiene 120 mm de diámetro, y 40,38 mm de ancho medio. Al igual que la otra, esta pieza tampoco tiene decoración. En el estado de conservación en el que se encuentra, se constata que este artefacto tuvo al menos dos perforaciones. Este medio disco presenta en la cara inferior dos ‘relieves’ en forma de ‘cordón’, y en cada uno de ellos, a la misma altura, cercanos al borde redondeado, encontramos vestigios de dos perforaciones que atraviesan completamente, de lado a lado, estos relieves (Figura 15). Otra similitud con la pieza CG/341-1 es la existencia de dos cajas ligeramente rectangulares realizadas en el borde recto de la pieza.

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5 cm

CAPÍTULO 10. LOS MARFILES DEL THOLOS DE MONTELIRIO

0

5 cm

Figura 13: Semicírculo de grandes dimensiones con perforaciones en los bordes (MONT-DJ09/19-CG/341-1) procedente de la CG. Fotografía: Miguel Ángel Blanco de la Rubia.

Figura 14: Semicírculo de grandes dimensiones (MONT-DJ09/19-CG/318-81) encontrado en la CG. Fotografía: Miriam Luciañez Triviño. MONTELIRIO. UN GRAN MONUMENTO MEGALÍTICO DE LA EDAD DEL COBRE // PP. 245-271. ISBN 978-84-9959-236-7 // PARTE TERCERA: LA CULTURA MATERIAL

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Figura 15: Detalle de una de las perforaciones que atraviesan de lado a lado los relieves (cordones) en la cara inferior del semicírculo de grandes dimensiones (MONT-DJ09/19-CG/318-81). Fotografía: Miriam Luciañez Triviño.

0

5 cm

Figura 16: Cilindro de escasa altura con decoración acanalada en el exterior encontrado en la CG. A la izquierda: vista de la parte considerada distal. Centro: perfil donde se observan tanto la decoración del cuerpo, como el borde exvasado y labio recto de la zona distal. A la derecha: vista de la parte considerada proximal en la que se observa también el interior de la pieza. Fotografía: Miriam Luciañez Triviño.

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2.5.2. Boca o base de objeto compuesto

2.5.3. Placa perforada/paleta

Esta pieza (MONT-DJ09/19-CG/354-1), es una de las mejor conservadas del conjunto, pues a excepción de algunos faltantes en los bordes, está completa. Se trata de un cilindro de paredes gruesas y poca altura con decoración de líneas incisas en la cara externa (13 ranuras) y sin decoración en el interior. Presenta un perfil escalonado por la cara interna, con la cara exterior ligeramente convexa, inclinándose hacia dentro en la extremidad proximal donde presenta 3 perforaciones que atraviesan la pared en una zona cercana al borde. La parte distal (¿boca o borde?) de la pieza presenta un borde exvasado y labio recto (Figura 16).

Otra de las piezas de difícil interpretación es una placa en forma de ‘raqueta’ que se encuentra fragmentada en su extremidad proximal (MONTDJ09/19-CG/372-1) y que fue localizada en la zona central de la CG junto a otros objetos como el peine/ peineta 1 y el gran puñal de sílex bajo la estela caída. Aunque la pieza está realizada sobre un soporte plano, ésta presenta una ligera curvatura o alabeo. A grandes rasgos su forma recuerda a una raqueta: parte distal en forma de círculo (Ø 61,93 mm) y un fuste recto, que se encuentra fracturado (Figura 17). Es destacable que no posee decoración tallada o incisa, aunque sí un grupo de perforaciones en círculo, que bien pudieron formar parte de la decoración bien como sistema de sujeción de un elemento hoy perdido. Tiene 33 perforaciones de unos 2,35 mm de diámetro dispuestas una junto a la otra, siguiendo el contorno de la pieza y a unos 4,5 mm del borde.

Esta pieza cilíndrica se encontró sobre una acumulación de arcilla verdosa de forma de tendencia cónica que parece definir un ‘objeto’ (ver Figura 12). Dada la disposición de la pieza, totalmente centrada y horizontalmente dispuesta sobre este paquete de arcilla podría pensarse que funcionó como boca de un ‘recipiente’, tal vez realizado en arcilla cruda, como ocurre con otras piezas del tholos, como son los betilos o la estela.

Esta placa perforada ha sido denominada ‘espátula’ en el informe de excavación inédito y ‘paleta’, por nosotros, sin que estas denominaciones pretendan indicar ningún uso o funcionalidad específico.

0

5 cm

Figura 17: Placa perforada en forma de “raqueta” (MONT-DJ09/19-CG/372-1) procedente de la CG. Fotografía: Miguel Ángel Blanco de la Rubia

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El empleo de estas denominaciones no implica una interpretación funcional, sino que circunscribe una descripción basada en su forma o semejanza con un elemento conocido, para dar respuesta a la particularidad de denominar y definir piezas singulares sin paralelos conocidos, como es este caso, y que además no ha ofrecido pistas sobre su función.

3. DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES Pese al estado de conservación desigual y a las limitaciones de este estudio preliminar, es posible hacer algunas apreciaciones generales relevantes sobre la presencia del material ebúrneo en la gran tumba megalítica de Montelirio. En primer lugar, destaca el importante volumen de material depositado en este monumento funerario. Con un total estimado de 5,3 kg de marfil, Montelirio es la estructura que mayor cantidad de esta materia prima ha deparado en el asentamiento de Valencina y, hasta donde sabemos, en el conjunto de la Edad del Cobre de la península ibérica. Este hecho es bastante coherente con el gran volumen de objetos suntuario manufacturados con materiales exóticos que han sido encontrados en esta tumba, como es el caso especialmente de las cuentas de ámbar, las plaquitas de oro, el pigmento de cinabrio o las indumentarias o mantos hechos con miles de cuentas perforadas, según se expone en distintos capítulos de esta obra. Dentro de Valencina, otras estructuras megalíticas en las que se han documentado cantidades relevantes de marfil quedan muy por debajo de esta marca. Por ejemplo, en la Estructura 10.042-10.049 se ha registrado material ebúrneo con un peso total de entre 2,1 y 2,6 kg (García Sanjuán et al., En Prensa 1), mientras que en el tholos de Matarrubilla se identificaron tan solo 646,27 gr. En el conjunto de la Edad del Cobre ibérica, el tholos de Montelirio también supera con creces la cantidad de marfil documentada en otros sitios o estructuras, como en el caso de la Tumba 2 de Perdigões donde se ha documentado un total de 1,75 kg (Valera et al., 2015). En segundo lugar, dado el estado general de elevada fragmentación que presentan estas piezas, es difícil hacer tanto una estimación real del total de objetos como una valoración global de su significación funcional. Con todo, los datos obtenidos apuntan a que, como ocurre en la Estructura 10.042-10.049 y en el tholos de Matarrubilla (las dos grandes estructuras

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megalíticas de Valencina cuyo marfil ha sido objeto de un estudio detallado), la mayor parte de los artefactos depositados como ajuares habrían sido objetos personales de fuerte significación simbólica. Esto es lo que ocurre en la Estructura 10.042-10.049, donde se depositaron un puñal cuyo enmangue y vaina estaban hechos en parte en marfil, un posible objeto contenedor (tal vez algo similar a una ‘cornucopia’) realizada a partir de un colmillo de elefante ahuecado, y distintos recipientes (García Sanjuán et al., 2013) y en el tholos de Matarrubilla con un posible pectoral de cuentas tubulares perforadas (Schuhmacher et al., 2013). En Montelirio, recipientes y peines/ peinetas parecen apuntar claramente en esta misma dirección, aunque el material de marfil de este tholos presenta una característica muy específica, cual es la fuerte presencia de figurillas de temática naturalista. En este sentido, los nueve suidos, 14 zoomorfos indeterminados (pero posiblemente suidos), dos zoomorfos indeterminados que no serían cerdo/jabalí, un ave y ocho bellotas (sin contar el ejemplar dudoso y los fragmentos mencionados antes) conforman una colección sin par en el asentamiento de Valencina. Respecto a la importancia simbólica específica de la bellota parece dar cuenta una sutil pero importante diferencia morfológica: mientras que ninguna de las figurillas zoomorfas presenta perforaciones, lo que coincide plenamente con lo observado en las representaciones zoomorfas en marfil del sitio de Perdigões (Valera et al., 2015), las bellotas sí las presentan en muchos casos (según lo observado en los ejemplares completos). Esta característica (las perforaciones) indica que la función de las figuritas de bellotas parece claramente haber sido la de adornos u ornamentos personales, como apunta, además, el ejemplar asociado a una de las indumentarias de cuentas. Las posibles peinetas, objetos de ornamentación personal, decoradas con suidos, y la presencia de bellotas ‘embutidas’ en los mantos o indumentarias funerarias hechas con cuentas discoidales sugieren el importante papel simbólico, y tal vez también económico, de este fruto. Respecto a los suidos, merece la pena reseñar algunas diferencias observadas a nivel formal entre estas representaciones del tholos de Montelirio. Los ejemplares de cada una de las cámaras presentan diferencias en la representación del cuerpo y forma general, patas, orejas y hocico. Los suidos y zoomorfos indeterminados de la CP son más volumétricos, con cuerpos más redondeados y gruesas patas.

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Figura 18: Zoomorfos identificados como suidos. A la derecha suidos parte de la decoración del peine 1 hallado en la CG, a la izquierda suidos con apéndices encontrados en la CP. Fotografía: Miriam Luciañez Triviño.

Las orejas están talladas a cada lado de la cabeza y el hocico acaba en un plano vertical. Mientras, sus homólogos de la CG muestran un cuerpo de tendencia trapezoidal, y son más aplanados. La cabeza es alargada y cónica y el hocico estrecho. No parecen tener claramente definidas las orejas a excepción de una pequeña protuberancia que sin embargo no sobresale por los lados, sino hacia arriba (Figura 18). De momento, solo se pueden hacer notar estas diferencias en cuanto a la forma, que podría obedecer al empleo de modos distintos de talla, o quizás a la voluntad de representar distintos tipos de animales (distintos tipos de cerdos, o cerdos vs jabalíes). Solo el futuro análisis de las técnicas de fabricación, aún en proceso, y si el estado de conservación lo permite, podrá, tal vez, arrojar algo de luz sobre detalles particulares, y ver si estas leves diferencias atienden a limitaciones técnicas, modos de fabricación diferentes u otras causas. En lo que respecta a estas representaciones zoomorfas, y dado su escaso tamaño, no es posible precisar la especie representada, pero en cualquier caso, desde un punto vista simbólico o ideológico, las tallas en marfil de esta tumba parecen poner un gran énfasis en la asociación suido-bellota, lo que podría

ser el reflejo de una incipiente economía del cerdo de dehesa, animal que quizás se hubiese convertido en una importante fuente de riqueza y poder ya en los primeros siglos del III milenio ANE (García Sanjuán, 2013: 39; En Prensa). El elevado perfil simbólico de suidos y bellotas en Montelirio es consistente con los datos arqueozoológicos, ya que el cerdo conformó una de las cabañas ganaderas más importantes en la Valencina calcolítica, con el 33,3% de los animales hasta ahora identificados (García Sanjuán, 2013: 38; En Prensa). Solo en los sectores de La Perrera y La Candelera se identificaron cerca de 1.000 huesos de cerdo que fueron descritos como especímenes esbeltos y de tamaño medio, análogos a los empleados históricamente en la economía porcina de dehesa (Hain, 1982). Por otro lado, Valencina estuvo caracterizada por un entorno vegetal similar a zonas muy transitadas por las personas y los animales, como áreas próximas a espacios de ocupación o caminos (Llergo López et al., 2013: 415), pero en el que aún permanecía un bosque menos alterado en las inmediaciones, desde el que se trajeron, al interior del monumento, como ofrenda o como combustible, especies como la Quercus coccifera (incluye encina y coscoja) (Llergo López et al., 2013) cuyo fruto es, precisamente, la bellota. Los motivos representados nos

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dan cuenta de la importancia del entorno natural y su influencia a nivel económico e ideológico, además de proporcionar un reflejo e información indirecta de las especies animales y vegetales del entorno y de la economía de las comunidades que ocuparon y/o frecuentaron Valencina. En tercer lugar, es importante tener en cuenta las diferencias que se constatan entre el material ebúrneo de las dos cámaras del tholos de Montelirio, y que conciernen tanto a la cantidad como a la naturaleza de los objetos. En la CG se computan 664,66 gr mientras que en la CP el material alcanza los 4.590,64 gr. En este sentido, no se puede pasar por alto que la cantidad de marfil en las dos cámaras es inversamente proporcional al número de personas enterradas (20 en la CG y dos en la CP). Ello apunta a la posibilidad de que las dos personas inhumadas en la CP tuviesen una especial asociación o acceso al marfil, bien fuera por su estatus social, o bien fuera por su especialización en el comercio o transformación del mismo. Conceptualmente, ello conectada a la CP de Montelirio con la vecina Estructura 10.049, adyacente apenas 200 m al NE, en cuyo nivel inferior se encontró la inhumación individual (en este caso articulada y en posición primaria), de un varón adulto asociado a un importante ajuar de marfil (García Sanjuán et al., 2013, En Prensa 1; Luciañez Triviño et al., 2014). Aparte, está la naturaleza misma de los objetos depositados en cada cámara. En la CP, la mayor parte de los elementos de marfil son los miles de fragmentos anteriormente referidos, incluido, un gran fragmento de la extremidad distal de una defensa de elefante (de Elephas antiquus, según expone A. Pajuelo Pando en el Capítulo 19 de este mismo volumen). No es descartable que los fragmentos formasen originalmente parte de una única defensa de elefante, o de un segmento de una, y que este colmillo o gran fragmento hubiese quedado destruido en mil pedazos con los varios sucesos de reutilización que los excavadores registran en el monumento. La presencia de un colmillo completo de elefante en la CP es muy significativa pues de nuevo conecta a esta estructura, y a los individuos identificado en ella, directamente con el nivel inferior de la Estructura 10.049, donde el individuo adulto masculino presentaba su cabeza ‘coronada’ por un colmillo de elefante sin trabajar partido en tres pedazos (García Sanjuán et al., 2013; En Prensa 1). Claramente parece haber una simbología compartida entre los individuos enterrados en estas tumbas.

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Si atendemos a los tipos de objetos acabados y a las decoraciones, también observamos algunas diferencias. En la CP, al margen de todos los elementos catalogados como indeterminados, y el posible colmillo/segmento, podemos decir que con bastante probabilidad hubo: un posible mango u objeto receptor alargado y de sección circular, uno o dos objetos decorados con suidos (peines/peinetas? u otro tipo de objeto con decoración calada), tres peines (dos con decoración incisa y otro sin decoración), una plaquita decorada, seis bellotas y un elemento indeterminado con decoración en forma de ave (tal vez un alfiler). Por su parte en la CG se encontraron dos bellotas con perforaciones, un objeto con forma de espiral, dos medios discos de grandes dimensiones (¿tapas?), 10 discos perforados, uno o dos aros, un cilindro de escasa altura con decoración exterior (¿boca/base?), restos de otra posible boca/base, dos peines/peinetas con motivos zoomorfos, una placa en forma de raqueta con un conjunto de perforaciones en círculo y un posible mango con decoración incisa. La importante diferencia en el volumen y naturaleza de los objetos de marfil depositados en cada una de las dos cámaras podría estar relacionado con la función que dichas cámaras tuvieron, así como, quizás, con la significación de las personas enterradas en una y otra. En cuarto lugar, merece la pena hacer una valoración de la colección de objetos de marfil del tholos de Montelirio en relación con la vecina Estructura 10.042-10.049, con la que parece mantener importantes conexiones. En este sentido, es especialmente importante la Estructura 10.049, en la que se documentaron dos niveles deposicionales diferentes, separados intencionalmente por varias lajas de pizarra dispuestas de forma horizontal. En el nivel inferior de esta tumba se encontró un único individuo inhumado provisto de un rico ajuar funerario que incluía múltiples objetos de marfil: un colmillo de elefante sin trabajar (Loxodonta a. africana) (dimensiones aproximadas de 59-60 cm y 1.170,5 gr), tres recipientes cilíndricos (algunos con decoración de líneas en zigzag que se aproximan en los vértices), dos peines (decoraciones en zigzag), una posible caja, un alfiler (incierto), fragmentos de un cilindro y múltiples fragmentos indeterminados (García Sanjuán et al., 2013, En Prensa 1; Luciañez Triviño et al., 2014). Además de estos objetos de marfil, el ajuar de este sujeto incluyó

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un plato de borde almendrado, una hoja de puñal de sílex, un pomo de ámbar, 21 láminas largas de sílex, un objeto indeterminado de cobre y abundante cinabrio. Por su parte en el nivel superior se encontró cerámica (platos de borde almendrado), 38 láminas de sílex, otras 13 herramientas de sílex, una punta de flecha de largas aletas, un huevo de avestruz6 prácticamente completo (fragmentado en un extremo), una lámina de puñal de cristal de roca y cuentas discoidales. De marfil: parte de una defensa de elefante decorada (Elephas maximus), una vaina-placa con decoración de líneas en zigzag que se aproximan en los vértices, una empuñadura con la misma decoración que la vaina (El. maximus), una posible placa/plaquita, un elemento apuntado (incierto), un aro y otros indeterminados. En este nivel no se encontró ningún resto humano (García Sanjuán et al., 2013, En Prensa 1; Luciañez Triviño et al., 2014). Las dataciones radiocarbónicas y el modelado bayesiano realizado en un trabajo reciente (García Sanjuán et al., En Prensa 2) apuntan a que la Estructura 10.042-10.049 sería una de las tumbas de tipo tholos más antiguas del asentamiento de Valencina, comenzando su actividad entorno a 3180-2880 cal BC 1σ, y finalizando entre 2880 y 2495 cal BC 1σ7, mientras que Montelirio sería algo más reciente, desarrollando su actividad entre finales del siglo 29 y finales del 28 cal ANE. El problema de las dataciones fallidas del individuo inhumado en el nivel inferior de la Estructura 10.049 hace que la interpretación de la posible dinámica entre ambas estructuras se haga más incierta, aunque existen algunos indicios en la cultura material que parecen sugerir que la Estructura 10.042-10.049, construida antes que Montelirio, fue re-visitada y/o re-utilizada durante o después de la construcción del tholos de Montelirio (García Sanjuán et al., En Prensa 1). Estos indicios consisten básicamente en la presencia, dentro de la Estructura 10.042, de objetos muy particulares, como las cuentas discoidales que en grandes cantidades parecen haber formado mantos o indumentarias en el tholos de Montelirio, o las puntas de flecha esbeltas con largas y finas aletas. Estos elementos de cultural material remiten de forma muy específica a los ajuares de Montelirio, pues no se han encontrado en

ningún otro contexto de Valencina. La conexión entre ambas tumbas se refuerza por ciertos paralelismos, ya apuntados, entre los ajuares del individuo inhumado en el nivel inferior de la Estructura 10.049 y los encontrados en la CP de Montelirio: la deposición de una defensa o segmento de gran tamaño (si aceptamos que los miles de fragmentos en bruto de Montelirio constituyeron un colmillo completo, o casi) en la CP de Montelirio, traza una especial relación con el sujeto inhumado en el nivel inferior de la Estructura 10.049. Que estos dos depósitos fueron afines cultural e ideológicamente lo sugieren también los peines presentes en ambas estructuras, concretamente los que poseen decoración de líneas incisas, encontrados tanto en el nivel inferior de la Estructura 10.049 como en la CP de Montelirio. Aunque se trate de una interpretación por ahora conjetural, no es descartable que existiera una relación de filiación por linaje entre los individuos enterrados en el nivel inferior de la Estructura 10.042 y la CP de Montelirio, una filiación en la que el marfil parece haber tenido un importante simbolismo. Ello explicaría que los constructores del tholos de Montelirio, tal vez solo unas generaciones después a la construcción de la Estructura 10.042-10.049, realizaran algún tipo de visita y uso de esta estructura más antigua, en la que depositaron algunos elementos propios. Con todo, también hay diferencias importantes en el papel que el marfil parece haber tenido en ambas tumbas. En la estructura más antigua (10.042-10.049) no hay ni una sola representación del mundo animal o vegetal. Así, aunque es posible intuir una continuidad cultural representada por los peines y placas decoradas, y las decoraciones incisas creando motivos lineales o geométricos (sobre todo las líneas en zigzag que se aproximan en los vértices, motivo que se repite en los dos niveles de la estructura 10.049 y vemos también en la CP de Montelirio), así como la deposición de marfil en bruto; la aparición de nuevos motivos decorativos (zoomorfos y bellotas) y nuevos tipos de objetos (aros, bases/bocas, discos perforados...) sugiere la gestación de nuevos elementos en la tradición artesanal y quizás ideológica. De esta forma vemos que la tradición decorativa más antigua serían las decoraciones de líneas en zigzag y otros

6 Pieza no encontrada en el museo. 7 El modelo es para la Estructura 10.042 dado que todo intento de datar la cámara 10.049 ha sido hasta ahora infructuoso por la falta de colágeno en las muestras utilizadas.

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motivos lineares y geométricos, tradición que tiene su continuidad en un momento ligeramente posterior (construcción y uso de Montelirio) pero en el que ya se introducen novedades, tal vez asociados a incipientes nuevas estructuras económicas y sociales, o cosmovisiones diferentes, con la incorporación de decoraciones basadas en el entorno natural. En quinto y último lugar, la gran cantidad de marfil indica que, al menos en términos relativos a los parámetros de la Edad del Cobre, el colectivo que utilizó la gran tumba de Montelirio tenía acceso a cuantiosas cantidades de materia prima. Los varios trabajos ya publicados al respecto coinciden en señalar la amplitud y alcance de las redes de intercambio de las que Valencina formó parte, con materias primas procedentes de decenas, centenares e incluso, posiblemente, miles de kilómetros de distancia, como sería el caso del marfil. El colectivo que utilizó la gran tumba de Montelirio tenía acceso a importantes cantidades de materia prima, así como tal vez a la tradición y conocimientos artesanales necesarios para su transformación en objetos suntuarios, una tradición que para cuando se construyó Montelirio podía haber venido ya de varias generaciones atrás, según la cronología radiocarbónica obtenida en el sector PP4-Montelirio (Estructura 10.042-10.049) y en el propio tholos de Montelirio. Hasta Valencina llegó la materia prima en bruto (colmillos o grandes segmentos de éstos) y efectivamente se dio un procesamiento del material in situ, como indican los restos de fabricación (11 pequeños fragmentos, pertenecientes sobre todo a rodajas de escaso espesor) documentados en la UC402 del IES. Sin embargo, con los datos disponibles, no es posible realizar una correlación perfecta de los complementarios, es decir relacionar los tipos de desechos con los tipos de objetos acabados encontrados o viceversa. Pese a todo, estas evidencias nos indican que en Valencina, en una medida todavía por determinar, el material se procesó localmente, y que por tanto se dio una secuencia completa de producción. Esperamos que la finalización del estudio completo del conjunto de marfiles del sitio de Valencina actualmente en curso8 pueda arrojar más luz a este respecto, y matizar su papel, no solo como lugar receptor de marfil y gran consumidor de éste en la esfera funeraria, revelando más detalles de la cadena operativa de este material y su escala de producción.

A este respecto, es importante subrayar que, según los datos disponibles en lo referente a peso y cantidad de objetos, es el marfil, y no el metal (ciertamente no el cobre, pero aparentemente ni siquiera el oro) el protagonista dominante en la escena funeraria de Montelirio y el sector PP4-Montelirio. Parece haber razones prácticas para esta especial atracción hacia el marfil, ya que es un material duro y resistente pero susceptible de ser tallado, de color uniforme y textura suave, que puede ser pulido fácilmente para darle un acabado brillante y homogéneo, y que en condiciones normales permanece inalterado y compacto durante largo tiempo (Heckel, 2009). Pese a que estos criterios son importantes, es posible también que, como otras materias primas, estuviera caracterizado por las comunidades calcolíticas con unos atributos simbólicos y significados más profundos, ligados tal vez a la importancia de lo exótico, lo lejano y lo misterioso en la representación del poder en la época (García Sanjuán et al., En Prensa 1). En tanto que grandes animales poderosos inexistentes en Iberia durante el Calcolítico, los elefantes solo habrían sido conocidos mediante descripciones orales o gráficas, aunque sus colmillos serían conocidos por los restos de especímenes fósiles (como atestigua el uso de marfil de Elephas Palaeoxodon antiquus). La ausencia de elefantes vivos en la península ibérica habría reforzado el misticismo y fuerza intrínseca de la materia prima en sí, y el ‘poder’ que confiriese a sus propietarios. No parece casualidad que los individuos más destacados en lo que podemos ir perfilando como la élite social de la Valencina calcolítica, se enterrasen con colmillos completos de elefante, aparte de con otros objetos ebúrneos, pero no, aparentemente, con objetos significativos de cobre (como hachas, dagas o puntas de flecha), que están completamente ausentes de sus ajuares. En el tholos de Montelirio no se depositó ni un solo objeto de cobre. Todo ello configura para la zona de estudio un sistema social, desarrollado básicamente en el segundo tercio del III milenio ANE, en el que la posesión y exhibición en los funerales de parafernalia exótica, y muy particularmente del marfil, parece haber sido una marca denominadora en la definición del prestigio y poder de ciertas personas y/o colectivos poderosos.

8 Objeto de la Tesis Doctoral de Miriam Luciañez Triviño, actualmente en proceso de realización.

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