“Buscando el oráculo y santuario del Nevado Solimana” en: Arqueología del area Centro Sur Andina, ANDES No. 7 Mariusz S. Ziólkowski, Justin Jennings, Luis Augusto Belan Franco, Andrea Drusini, Centro de Estudios Precolombino Universidad de Varsovia - IFEA, Varsovia 2009, pp. 623 - 662.

July 21, 2017 | Autor: Mariusz Ziolkowski | Categoría: Andean Archaeology, Inca Archaeology, Spanish Colonial Peru, Incas
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Descripción

Andes 7 (2009): 623-662

Buscando el oráculo y santuario del Nevado Solimana Mariusz S. Ziółkowski y Maciej Sobczyk

Desde el año 2003 el Proyecto Arqueológico “Condesuyos” está realizando prospecciones en las laderas del Nevado Solimana, considerado en tiempos prehispánicos como montaña sagrada y oráculo tanto por las etnias autóctonas como por los incas. En las subsiguientes campañas de trabajos de campo se ha logrado identificar asentamientos prehispánicos de destacada importancia, entre ellos uno, Muyu Muyu (cerca de Yamque, distrito de Chichas, provincia de Condesuyos) que fue posiblemente el principal santuario del Solimana en tiempos del incario, mencionado por el cronista Cristóbal de Albornoz. En el texto se debate la relación de Muyu Muyu con otros sitios, de diferente rango y función, que posiblemente formaban parte de una compleja red de control instalada por la administración inca. Since 2003 the Archaeological Project “Condesuyos” has been prospecting on the flanks of Nevado Solimana, considered in pre-Hispanic times to be a sacred mountain and an oracle, both by regional societies and by the Incas. In the following fieldwork seasons it was possible to identify pre-Hispanic settlements of great importance: among these, one, called Muyu Muyu (near Yanque, district of Chichas, province of Condesuyos) was quite possibly the principal sanctuary of Solimana in Inca times, and was mentioned by the chronicler Cristóbal de Albornoz. In this text, we discuss the relationship of Muyu Muyu with other sites, different in rank and function, which may have formed part of a complex network of control installed by the Inca administration.

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n textos anteriores (Ziółkowski, Sobczyk 2005; Ziółkowski, 2005; Ziółkowski 2008) se han presentado los resultados preliminares de la prospección arqueológica realizada durante dos breves campañas de trabajos de campo, en 2003 y 20041, en las laderas del Nevado Solimana, dentro de los límites del distrito de Salamanca, en la Provincia de Condesuyos. Dichos trabajos se realizaron dentro del marco del Proyecto Arqueológico “Condesuyos”2, que tiene como uno de sus objetivos el reconocimiento de los sitios prehispánicos relacionados con el culto a los Nevados Coropuna y Solimana, considerados como montañas sagradas y oráculos tanto por las etnias autóctonas como por los incas. En las subsiguientes campañas de trabajos de campo3 se ha logrado identificar otros asentamientos prehispánicos de destacada importancia, entre ellos uno, Muyu Muyu (cerca de Yanque4, distrito de Chichas, provincia de Condesuyos) que fue posiblemente el principal santuario del Solimana en tiempos del incario. Mariusz S. Ziółkowski ■ Center for Pre-Columbian Studies, University of Warsaw, Krakowskie Przedmiescie 26/28, 00-927 Warsaw, POLAND. E-mail: [email protected] Maciej Sobczyk ■ Center for Pre-Columbian Studies, University of Warsaw, Krakowskie Przedmiescie 26/28, 00-927 Warsaw, POLAND. E-mail: [email protected]

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Figura 1. Mapa de la zona, con la ubicacion de los sitios (M. Giersz), incluyendo los hallados en 2008 (P. Buda).

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Por lo que sabemos, la parte alta de las laderas del Nevado Solimana nunca fue objeto de una prospección arqueológica sistemática. Es ésta una de las razones por las que decidimos dar a conocer los sitios que se describirán más adelante, para informar a los gremios académicos de la existencia de estos tan importantes vestigios del pasado prehispánico. Sin embargo, dado el carácter todavía inconcluso de la prospección en la zona, en las páginas que siguen nos limitaremos tan sólo a la presentación y discusión de los sitios y estructuras posiblemente asociadas a las actividades rituales relacionadas con el culto del Solimana, dejando para otro texto, en vía de elaboración, el no menos importante registro de los sitios habitacionales, terrazas de cultivos, canales y otros vestigios dejados por los pobladores prehispánicos de la zona del Nevado (Figura 1).

Datos etnohistóricos en relación con el culto prehispánico al Nevado Solimana La primera noticia acerca del carácter sagrado del Nevado Solimana nos viene de un documento relativamente temprano, la lista de huacas elaborada en 1582 por el visitador Cristóbal de Albornoz (1984:198): “Todas las más guacas dichas tienen servicios y chácaras e ganado y bestidos y tienen sus órdenes particulares de sus sacrificios y moyas que son dehesas donde apacientan los ganados de las dichas guacas y tienen gran cuenta con todo. Hay entre estas guacas pacariscas muy muchas que reedificaron los ingas, dándoles muchos mitimas servicios (...). Dioles (el ynga) muchos ganados y basos de oro y plata (...) en especial a cerros de nieves y bolcanes que miran a el mar y que salen de los ríos que riegan muchas tierras que, en lo que yo e visitado, son las siguientes: (...) Ay en la dicha cordillera en Condesuyo otra (guaca) que se llama Sulimana reedificada de los propios ingas con la propia autoridad de servicio mitimais y ganado...” El segundo documento histórico es posterior al primero en casi 100 años. Es ésta una causa de idolatría de 1671, en la que aparecen como acusados algunos habitantes de Salamanca, población situada en el fondo de la quebrada del Río Arma, al pie del Nevado Solimana. Aunque publicado en 1967 por Pierre Duviols, este documento sigue siendo relativamente poco conocido, por lo cual hemos decidido presentar a continuación amplios fragmentos de su contenido. El principal acusado en la “Causa de los Indios de Salamanca” (1671) es un anciano, referido como sacerdote principal de Solimana o Sorimana (Duviols 1967:110, 111): “Diego Vasuayo, indio de más de noventa ańos, el qual tenía su dios llamado Sorimana que era una piedra con camiseta y llaito, traje que usan los indios,

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Mariusz S. Ziółkowski y Maciej Sobczyk que este su dios le hablava, porque fue allá dos veces a verlo a la falda de un serro nevado llamado Sorimana, y que vió que el dicho Diego Vasuayo ofresía en sacrificio mais, chicha y otras comidas, y que asimesmo era gran hechisera Juana Ianca, viuda, porque también iba al dios Sorimana...”

Se menciona también el principal lugar de culto a la divinidad, un lugar llamado Canjirca (Duviols 1967:111): “(…) ha ido a buscar al dios Sorimana al paraje de Canjirca adonde estaba y que lo tenía con buena bestidura blanca y que cuando iba, le desía: < -tú eres el que favoresses, el criador de la tierra; mira, que soy pobre, dame fuersas, dame qué comer>. Y que disiendo esto, le ofresía en sacrifisio çevo puesto al fuego hasta que se consumiese; y asimesmo lababa con chicha al dios Sorimama y que luego lo limpiava con maís blanco molido, y que quando le ofresía el sevo en el fuego, comensava a menearse y haser un eco como si hablase el dicho dios Sorimana, y que entonses desía el dicho Diego Vasuayo que hablaba el dios Sorimana y que ya tenía piedad de los que allí estavan...” Hay más detalles acerca de la forma de comunicarse de la divinidad con los feligreses (Duviols 1967:119): “(…) todas las veces que sacrificaban con fuego, hasía un estruendo grande el dios Sorimana y que entonses desía el dicho Diego Vasuayo que hablaba Sorimana, y que se le habían de pedir muchas cosas.” Sin embargo, ésta no fue una conversación en el sentido exacto de la palabra (Duviols 1967:116): “(…) el dicho ídolo (Sorimana) hablava al dicho Diego Vasuayo si bien no pronunsiaba rasones...” Se trataba más bien de un sistema de señales, tanto acústicas como visuales (Duviols 1967:112, 119): “(…) uno de los tiempos señalados que tenían para ir a ofreser sacrifisios, era entre otros después del Corpus, en que se juntaban algunas personas // para esto, y que en el mesmo paraje adonde asistía el dios Sorimana, hasía bolar una como culebra de fuego que llamaba astro, disiendo las palabras siguientes: . Y cojiendo masa caliente la soplava a la piedra que era su dios, y luego al punto corría por el aire la dicha culebra de fuego; y que

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siempre que salía de la cueva adonde tenía a su dios, salía disiendo: .”; “(…) hasían apariencias en el aire formando varias figuras de fuego cojiendo mollos, refregándolos a una piedra con las palabras siguientes: , y, dando algunos soplos, vían al punto lo que se les representaba en el aire, y si susedía no ver algo de lo que pedían, desían que le amenazaba algún trabajo.” Diego Vasuayo (o Vasuaio), que aparentemente asumió un cargo hereditario en su familia (a juzgar por el nombre de un precedente encargado del culto), tenía una ayudante que preparaba la chicha destinada a la divinidad (Duviols 1967:117): “Respondió la dicha Angelina Vancuipa que ha muchos ańos que comensó a ir en busca del dios Sorimana porque un curaca que hubo en Salamanca, llamado don Pedro Vasuayo que ha mucho tiempo que murió, la mandaba a la dicha Angelina que hisiese chicha para llevarla al dicho Sorimana, porque desía a toda la jente que aquel dios lo havía criado, y que sabe que el dicho dios Sorimana lo adoraban muchas personas desde el tiempo del Inga.” Esta misma Angelina Vancuipa elaboraba ropa para vestir la figura de la divinidad (Duviols 1967:117): “Respondió la dicha Angelina Vancuipa que es verdad que ella tejió con sus manos una bestidura blanca para el ídolo, se la puso, y que es la vestidura con que hallaron hoy al dicho ídolo por haverle dicho Diego Vasuayo que el dios Sorimana estava desnudo, por havérsele apollillado toda la ropa que tenía, que era mucha...” Los rasgos característicos del aspecto de la representación (“ídolo”) de la divinidad así como las formas de culto asociadas a ésta, se pueden resumir en los siguientes puntos: 1. La divinidad era de sexo masculino, al menos a juzgar por el traje que llevaba (“piedra con camiseta y llaito, traje que usan los indios”); 2. Era un oráculo: “hasía un estruendo grande el dios Sorimana y que entonses desía el dicho Diego Vasuayo que hablaba Sorimana”; 3. El oráculo daba respuestas sólo “a tiempos”, entre otros “el tiempo seńalado de ir a pedir muchos bienes al dios Sorimana era después del Corpus”; 4. Era considerado como creador a nivel local, asociado a la agricultura (“dame mais que soy pobre”); 5. Se le ofrecía comida y chicha; para la producción de esta última había personas señaladas;

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Mariusz S. Ziółkowski y Maciej Sobczyk 6. Solimana era una divinidad importante como mínimo a nivel regional, lo cual se ve confirmado por el hecho de que uno de los anteriores encargados de su culto era aparentemente el curaca de Salamanca en persona, Don Pedro Vasuayo; 7. Se menciona también el principal lugar de culto, que servía también para actividades oraculares: era el “paraje llamado Canjirca”.

El testimonio de Albornoz y el documento de la causa de idolatría no son totalmente compatibles en cuanto a las informaciones proporcionadas, especialmente a causa de los 100 años de espacio temporal que los separa. El primero de ellos, la lista de huacas, documenta un período en el que estaba todavía vivo el recuerdo de las formas de culto organizadas por el aparato imperial inca (referencias a rebaños, mitmaqkuna, ofrendas etc.). En cambio la “Causa de los Indios de Salamanca”, procedente de 1671, sí hace referencia a los “tiempos del Inga”, describe principalmente la situación de un culto de alcance local, organizado y mantenido por los habitantes de una sola población. Sin embargo, los documentos analizados ofrecen algunos indicios interesantes (e.o. topónimos), de gran importancia para la ubicación en el terreno de los antiguos lugares de culto al Solimana.

La evidencia arqueológica Antes de pasar a la caracterización y discusión de los sitios, de posible función ceremonial, que han sido localizados en las laderas del Solimana desde 2003 (Figura 1), vale la pena hacer una breve referencia a los trabajos realizados en los últimos años en otros oráculos/lugares de culto imperial (asociados a los cerros) en diferentes partes del Tawantinsuyu: sin entrar en los detalles de las investigaciones en cada uno de los sitios por separado, podemos enumerar las siguientes características, que parecen ser comunes para la mayoría de ellos: 1. La localización del santuario. En los casos analizados, el acceso al santuario principal estaba generalmente dividido en etapas, estando el acceso al “sancto sanctorum” muy restringido; 2. No obstante las limitaciones de acceso, el santuario principal comprendía por lo menos un gran espacio abierto (plaza, patio) que permitía la realización de ceremonias públicas; 3. En este mismo espacio público (o en sus cercanías) podían localizarse representaciones de las cumbres – objetos de culto. Este es el caso de los santuarios de Pariacaca (Astuhuaman 2003:5), Apo Catequil (Topic et al. 2002) y Maucallacta –Pacaritambo (Bauer 1991:7);

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4. Las instalaciones donde se realizaba la actividad oracular, aunque de acceso restringido, no estaban situadas en las cumbres mismas y/o lugares de muy difícil acceso. En el caso concreto de Pariacaca, muy probablemente se trataba de una cueva situada en las laderas del cerro (Duviols 1997:645, 649); en el caso de Apo Catequil, un edificio especial, situado dentro del complejo ceremonial (Topic et al. 2002); 5. Al menos en algunos casos, se observa una concentración de estructuras funerarias en el entorno inmediato del santuario. Sin entrar en los detalles de los trabajos de prospección (que todavía no han finalizado), es de subrayar que los sitios habitacionales asociados a la infraestructura económico-productiva correspondiente, así como los de posible función ceremonial-religiosa, parecen concentrarse en las laderas E, S-E y S del Nevado Solimana, es decir, dentro del cañón del Río Arma y las quebradas que desembocan en éste. En cambio en las laderas N, NW y W, que corresponden a extensos terrenos de pastizales, típicos de la puna, no se ha evidenciado hasta la fecha ningún asentamiento prehispánico de importancia significativa. Por tanto, la evidencia de terreno nos obliga a centrarnos en la parte E y S del Solimana; en la descripción que aparece a continuación se seguirá la dirección N-S, en referencia aproximada a un camino de herradura que parece corresponder, al menos en parte, a una vía de comunicación prehispánica. Este orden de presentación responde, como se intentará demostrar en las líneas que siguen, a cierta disposición funcional de los sitios en tiempos del incario. El camino en cuestión unía, hasta pocos decenios atrás, el valle del Río Arma, y en especial Salamanca (cabecera del distrito epónimo), con el valle de Cotahuasi. En el tramo de nuestro interés (Figura 1), el camino sale del paraje denominado Huayta Pampa para seguir por las laderas orientales del Solimana, por unos terrenos despoblados que sirven de pastizales para camélidos y ganado vacuno. Se observan numerosos rebaños de vicuñas. A la altura de la Quebrada de Pacapausa se puede notar una bifurcación, algo difícil de observar para personas no familiarizadas con el terreno: el camino principal sigue bajando hacia el interior del valle del Río Arma, en dirección a Salamanca, mientras que un ramal sube en dirección SW por la Quebrada de Pacapausa hacia la laguna (y sitio arqueológico) de Minticocha. Siguiendo primero el ramal en la dirección de Salamanca, a aprox. 2 km de la bifurcación mencionada, a poca distancia del camino se perciben los vestigios del sitio de Calle Calle.

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Calle Calle (distrito de Salamanca, prov. Condesuyos) Ubicado a aprox. 3925 m. snm en el borde W del cañón del Río Arma (coordenadas: S. 15.48367; W. 72.81868), el sitio de Calle Calle se extiende en una pendiente relativamente suave que baja en el sentido S, sobre un superficie de unas 4-5 Ha. El sitio está cercado por cuatro muros y dos fosos cavados delante de los muros 3 y 4 (contando desde el interior), que cierran las dos vías de posible acceso. Estas construcciones y la ubicación del complejo en el borde de una abrupta quebrada testimonian su indudable carácter defensivo (Figura 2). Dentro del perímetro de los muros, la parte habitacional se limita tan sólo al espacio dentro del muro 1 (unos 170 m de largo por el eje N-S) y entre el muro 1 y 2 (unos 80 m siguiendo el mismo eje N-S), totalizando un área de entre unas 2 y 3 ha. Las construcciones (en total unas decenas) son de planta ovalada de entre 4 y 6 m de diámetro, con muros de piedras rústicamente canteadas, unidas con argamasa arcillosa, de un espesor de unos 0,5 m. La única construcción de planta cuadrangular está ubicada en el extremo N del sitio, casi al borde de la quebrada, de la que la separan tres pequeñas terrazas. Se registraron restos de un total de 12 chullpas, todas ellas de planta ovalada, de un diámetro de unos 3–4 m, con muros de un espesor de unos 0,5 m, construidos con piedras rústicamente canteadas, pero de una calidad ligeramente superior a la de las supuestas construcciones habitacionales. Las chullpas están agrupadas en tres conjuntos:

Figura 2. Foto del sitio de Calle Calle visto desde el W (foto M. S. Ziółkowski).

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Figura 3. Foto una de las chullpas del sitio de Calle Calle (foto M. S. Ziółkowski).

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el primero, compuesto de 6 estructuras, se encuentra a una distancia de ca. 400 m. del sitio en dirección W. Las entradas de las chullpas estan todas orientadas hacia el E. El segundo, compuesto de 4 estructuras, esta ubicado en la parte N del sitio, en una plataforma incorporada dentro del muro perimetral 1. Su entradas dan hacia el N. El tercero, constituido por 2 estructura, esta ubicado en el extremo S del sitio, casi al borde de la quebrada del Río Arma (Figura 3).

En la superficie del sitio se aprecia una fragmentería de cerámica muy escasa, procedente de recipientes de carácter utilitario. Volviendo de Calle Calle en dirección N hasta la bifurcación mencionada más atrás y tomando el camino de subida, se llega al importante sitio de Minticocha.

Minticocha (distrito de Salamanca, provincia de Condesuyos)5 El sitio de Minticocha (31q-15) está ubicado en la ladera sureste del volcán Solimana, a aprox. 4750 m snm, en la vecindad inmediata de la laguna epónima. Destaca por la presencia de una plaza ceremonial de 60 m lado N-S, 25 m lado W-E, cercada por un muro de piedras grandes sin argamasa (Figuras 4 y 5). Del lado W se ven vestigios de un edificio rectangular de 26,60 m de largo por 6,25 de ancho, provisto de cuatro puertas en la pared que da a la plaza. Estas características permiten clasificar

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Figura 4. Minticocha, plano general del sector ceremonial. En la esquina SW de la plaza se notan plataformas y muretes construidos sobre una roca natural prominente, posiblemente utilizada como ushnu (dibujo G. Presbítero).

Figura 5. Minticocha, vista general (foto M. S. Ziółkowski).

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Figura 6. Minticocha, kallanka provista de cuatro puertas en la pared que da a la plaza (foto M. Sobczyk).

Figura 7. Minticocha, kallanka, vista de la parte sur (foto M. S. Ziółkowski).

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Figura 8. Minticocha, una de las pequeñas plataformas construida sobre la gran roca natural.

esta construcción como una kallanka (Figuras 6, 7 y 8). Casi adyacente a ésta, del lado S se observa una roca natural que ha sido transformada en un tipo de plataforma, mediante la construcción de dos pequeñas terrazas de una sola hilera de piedras (Figura 9). Considerando la ubicación de esta roca frente a la plaza y la vecindad inmediata de la kallanka, podemos avanzar la hipótesis de que se trata de un tipo de ushnu, o plataforma de uso ceremonial. Otros edificios (cinco) de menores dimensiones ocupan los lado N de la plaza (compárese la Figura 4). Al S de ésta y de las construcciones asociadas aparece un sector compuesto de unos 20 edificios de menores dimensiones, construidos con técnica rustica, que tenían probablemente una función habitacional. Estos dos conjuntos ocupan en total un espacio de aprox. 2 hectáreas de superficie. Finalmente, en la parte de la planicie (en ligero declive) al E del conjunto, se observan restos de muros de pirca, que parecen delimitar otros espacios como plazas o corrales. El material mueble es especialmente abundante en la parte de la plaza y de la kallanka y está compuesto en gran parte (60%) por fragmentos de cerámica inca estilo imperial, en particular platos ceremoniales tipo ppucu. Estas características permiten atribuir a este sitio la función de centro ceremonial inca. Sin embargo, la presencia de un edificio de tipo kallanka a una altura tan elevada es algo sorprendente, ya que difícilmente se puede explicar por una función económico-administrativa, dadas las características modestas, tanto en tamaño como en calidad, de las construcciones del

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Figura 9. Minticocha, puerta de la kallanka (foto M. S. Ziółkowski).

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Figura 10. Queyo, vista general del sector A y construcciones defensivas; un foso y cuatro murallas (foto M. Sobczyk).

Figura 11. Queyo, vista del foso (foto M. S. Ziółkowski).

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supuesto sector residencial del sitio. Este asunto se discutirá en la parte final del presente texto. Tanto desde el sitio de Calle Calle, siguiendo el camino que cruza por la ladera E de la quebrada, dejando a un lado Salamanca, como bajando desde Minticocha por otro camino, mucho más abrupto, se llega al muy importante sitio de Queyo.

Queyo (distrito de Salamanca, prov. de Condesuyos)6 El sitio de Queyo (o Jeyo – 31q-14) ubicado en la ladera derecha del cañón del Río Arma (por encima del actual pueblo de Ayanca), se asienta sobre dos colinas y un terreno aplanado entre éstas, a una altura entre 3600 y 3700 m snm. El nombre local de este paraje, que no aparece en el mapa pero que se mantiene en la tradición oral, es Canjirca. Con tres lados delimitados por quebradas profundas, de laderas abruptas, el lugar es relativamente poco accesible, con buenas posibilidades defensivas. Estas fueron aprovechadas por los constructores del asentamiento, que erigieron dos o tres murallas, para reforzar la protección del lado de las quebradas, mientras que del lado septentrional, que da acceso al sitio, se construyeron un foso y cuatro murallas (Figuras 10 y 11). De esta manera se delimitó un espacio de aproximadamente 30 hectáreas de superficie, en el que se observan tres sectores constructivos, de diferentes características y, por consiguientes, funciones. Sector A Ocupa la parte N del sitio, estando constituido por las construcciones defensivas señaladas más atrás y un conjunto de aparente uso ceremonial, adyacente a éstas. El conjunto en cuestión (véase el plano esquemático en la Figura 12), que ocupa una pequeña prominencia del terreno, se compone de un edificio cuadrangular de 7,40 x 4,75 m y una chullpa rectangular de dimensiones 3,80 x 2 m, y una altura conservada de 1,80 m. Estas estructuras están cercadas por un muro de piedra, sin argamasa (Figura 13). Al interior del recinto, incorporado en la parte N del muro perimetral, se observa una pequeña estructura de planta irregular, que denominamos “capilla”, de 1,70 (fachada) x 0,90 m (lado), con una abertura de 0,55 m de altura, 0,30 m de anchura en la base y 0,24 m de anchura en el ápice, que da hacia el S (Figura 14). En el interior de esta estructura se encontraron restos de una laja de piedra de forma redonda, artefacto muy típico de la zona, interpretado generalmente como un tipo de ofrenda. Hace falta señalar que, desde este conjunto, se contempla una excelente vista de la cumbre principal del Nevado Solimana.

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Figura 12. Queyo, plano esquemático de un edificio con “la capilla” (dibujo M. Sobczyk).

Figura 13. Queyo, vista de un edificio con “la capilla”. Composición de fotos (foto M. S. Ziółkowski).

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Figura 14. Queyo, vista de “la capilla” (foto M. S. Ziółkowski).

Al exterior del muro, un poco más abajo en dirección S, se ven vestigios de tres chullpas de planta rectangular muy destruidas, por lo que no es posible clasificarlas con más precisión. Dadas las características del conjunto, podemos con bastante probabilidad atribuirle una función ceremonialreligiosa, posiblemente un templo (el edificio cuadrangular con la “capilla” adyacente), donde se realizaban ofrendas. Sector B Ubicado al S del precedente, ocupa la parte central del sitio. Está constituido por una gran plaza de aprox. 120 m (E–W) por 150 m (N-S), cercada por un muro de piedra sin argamasa. En los lados de la plaza, en especial en la parte de W, se ven vestigios de tres chullpas y otros edificios (Figura 15). Sector C Ocupa la parte S del sitio y está subdividido en tres zonas bien diferenciadas: –

en la occidental se observa un conjunto de 19 chullpas de planta rectangu-

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Figura 15. Queyo, vista general de los sectores B y C (foto M. Sobczyk).





lar y dos chullpas ovaladas. En la vecindad de éstas aparece una roca natural aplanada, de 2,10 x 3,30 m, cercada por un muro colapsado. La roca cumplía probablemente el papel de una especie de altar, a juzgar por los restos de lajas redondas pintadas y la abundante fragmentería. Vista la disposición de algunos artefactos sobre la roca, resulta muy probable que se haya seguido depositando ofrendas hasta la actualidad; la segunda parte del sector C comprende un conjunto de aprox. 50 edificios de carácter habitacional, construidos sobre las laderas aterrazadas de la colina que conforma la parte S del sitio. Los edificios están distribuidos en grupos de tres–cinco, alrededor de plazoletas de planta irregular. Un aspecto interesante de estas construcciones es la ubicación descentrada de las puertas de ingreso, cerca de una de las esquinas (Figuras 16 y 17); la tercera parte está localizada en la cumbre misma de la colina, donde se observa, entre otros, una plataforma de planta ovalada, de aproximadamente 8 m de diámetro y una altura original (los muros están en parte colapsados) de 2 a 2,5 m (Figura 18).

Respecto a la técnica de construcción de los edificios, éstos son en su mayoría de planta cuadrangular, de un tamaño medio de 10 x 5 m, construidos con muros de piedras canteadas, a menudo laminares. Ya se hizo referencia a la disposición descentrada de las puertas, una característica poco común entre los sitios analizados hasta la fecha. Otra característica interesante del sitio es el elevado número de construcciones funerarias. Se han identificado 30 chullpas: dos “ovaladas”, 18 del tipo “chullpa rec-

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Figura 16. Queyo, una huanca en la plaza del sector C (foto M. S. Ziółkowski).

Figura 17. Queyo, edificio de carácter habitacional, construido sobre la ladera aterrazada de la colina del sector C (foto M. S. Ziółkowski).

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Figura 18. Queyo, una plataforma de planta ovalada del sector C (foto M. S. Ziółkowski).

Figura 19. Queyo, chullpa rectangular de dos niveles con entradas independientes (foto M. Sobczyk).

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tangular simple” y “rectangular Tompullo” (Sobczyk 2000:37, 49), más 10 chullpas de varios niveles (clasificadas como “Chullpas rectangulares de dos niveles con entradas independientes”), en su mayoría provistas de aberturas de ingreso independientes para cada piso (Figura 19). En la superficie del sitio se observan numerosos fragmentos de cerámica, representantes de los estilos: Inca Imperial, Inca Local y Chuquibamba (Figura 20). Dadas las características referidas más atrás, podemos suponer que fue éste un centro residencial y ceremonial preincaico, ocupado durante el período Intermedio Tardío, pero también bajo el dominio de los Incas, a juzgar por la presencia de fragmentería de estilo imperial. No hace falta resaltar la muy sugestiva similitud del nombre tradicional del sitio, denominado por los lugareños como “Cantirca”, con el topónimo “Canjirca”, mencionado en el documento de 1671 como nombre del lugar donde se consultaba a Sorimana y se le hacía ofrendas. Si sumamos a ello la presencia del supuesto templo en la parte N del conjunto, así como el hecho de que desde este mismo lugar uno tiene una excelente y muy impresionante vista de la cumbre principal del Nevado Solimana, podemos avanzar la hipótesis de que el sitio actualmente denominado Queyo (o Cantirca) es, con razonable probabilidad, idéntico al “paraje de Canjirca”, donde en pleno siglo XVII se rendía todavía culto al dios Sorimana. Desde Queyo un camino de herradura, pero de evidentes antecedentes incaicos (peldaños, muros de contención), va primero casi en horizontal por la banda del Nevado, después sube abruptamente y a aprox. 4100 m s.n.m. pasa justo por debajo del sitio de Runa Runa.

Runa Runa (distrito de Salamanca, prov. de Condesuyos) Es ésta una formación de rocas naturales, fuertemente erosionadas, ubicadas en el borde de la quebrada de Río Arma (altura 4153 m snm, coordenadas: S.15.50496; W.72.89761), visibles desde largas distancias. Dichas formaciones se parecen a cabezas humanas o a siluetas antropomorfas, de donde les viene su nombre local (Figura 21). Las rocas fueron sin duda objeto de culto en tiempos prehispánicos, a juzgar por las numerosas pinturas de color rojo que cubren su parte inferior. Algunas de estas representaciones son cuadrúpedos (¿camélidos?) trazados esquemáticamente en forma lineal (Figura 22); este estilo se parece al de las representaciones encontradas en la parte alta de la quebrada de Belén en el distrito de Yanaquigua, prov. de Condesuyos. Siguiendo ladera arriba desde estas rocas, en un lugar con excelente vista hacia el cañón del Río Arma, está ubicado un recinto aproximadamente cuadrado, cerca-

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Figura 20. Queyo, fragmentos de cerámica de superficie (dibujo M. Jakubicka y P. Buda).

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Figura 21. Foto de las rocas del sitio Runa Runa (foto M. S. Ziółkowski).

Figura 22. Foto de las pinturas de camelidos en las rocas de Runa Runa (foto M. S. Ziółkowski).

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do por un muro de 14,90 por 14,80 m, de una altura conservada que alcanza 1,80 m, construido con piedras canteadas sin uso de argamasa. La entrada a esta estructura, de 1,20 m de ancho, está situada en el centro de la pared NE. Dentro del recinto, en su parte SW, se aprecia una piedra grande, no labrada, de 1,2 m de altura aprox. Desde Runa Runa el camino sigue bajando por la banda, en dirección al sitio denominado Maucallacta de Pito o Allisuyuc.

Maucallacta de Pito/Allisuyuc (distrito de Chichas, prov. Condesuyos) El sitio se extiende sobre la cumbre, relativamente estrecha, que baja en dirección al Río Arma (altura 3730 m snm, coordenadas: S.15.50372; W.72.91917). Las construcciones ocupan principalmente la parte superior (NW) de este terreno, ondulado y con algunas pendientes abruptas; este factor influyó en la planificación del sitio, que presenta dos partes netamente separadas: La primera, superior (Sector A), está constituida por un conjunto de unos 70 edificios de planta cuadrangular, con muros de piedras canteadas cementadas con argamasa arcillosa. Una veintena de ellos están ordenados en kanchas de planta principalmente cuadrangular (unas cuatro kanchas). Este factor, así como el acabado de las esquinas y de las entradas, testimonia la influencia de la arquitectura inca (Figura 23). Encima de este conjunto, sobre una prominencia natural del terreno, se erige una plataforma de planta ovalada, cercada por un muro de piedras grandes, no canteadas, algunas de las cuales cayeron cuesta abajo. Sobre la superficie artificialmente aplanada de la plataforma, en su parte central, yace un conjunto de piedras de color blanco, una de las cuales parece una laja, en apariencia labrada toscamente, de más de 2,5 m de largo: aunque en la actualidad yace en el suelo, hay indicios de que originalmente se erguía sobre la plataforma en cuestión. En la parte superior, limítrofe al Sector A, un poco apartado de las construcciones habitacionales, se observa un conjunto de 6 chullpas de planta cuadrangular. La segunda parte, inferior (Sector B), ubicada al S del sector A, ladera abajo, está también constituida por tres conjuntos bien distintos morfológica y funcionalmente. Su componente más notable es una gran plaza, ubicada en una depresión natural del terreno. La plaza está delimitada del lado E por dos muros paralelos, distantes entre sí unos 8 m, que van en dirección aprox. N-S. El muro exterior está erigido justo al borde de una cuesta bastante abrupta. Por los tres lados restantes la plaza está delimitada por cuestas naturales, relativamente escarpadas (Figura 24). Del lado S de la plaza, en la última elevación natural, aparecen los restos de 13 edificios, posiblemente residenciales. Más al S de estas últimas, ladera abajo, tan

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Figura 23. Maucallacta de Pito/Allisuyuc vista de conjunto de edificios, sector A (foto M. Sobczyk).

Figura 24. Maucallacta de Pito/Allisuyuc vista general de sector B (foto M. Sobczyk).

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sólo se observan ya tres plazas sin edificaciones, construidas en forma de terrazas, de paredes onduladas, adaptadas a la configuración del terreno. El último componente del Sector B son dos conjuntos de chullpas (de dos y cuatro estructuras respectivamente), localizados en la parte limítrofe con el sector A. Un camino de herradura sigue desde Maucallacta de Pito en dirección al poblado de Yanque y al vecino sitio de Muyu Muyu7.

Muyu Muyu (distrito de Chichas, prov. de Condesuyos) El complejo denominado Muyu Muyu se ubica en las laderas S del Nevado Solimana, más exactamente en la parte baja de la antigua caldera del volcán, a aproximadamente 3000 m snm (altura 2964 m snm, coordenadas: S 15.45272; W 72.94484). Los vestigios arqueológicos están localizados sobre una serie de terrazas erigidas en un terraplén natural que domina por el lado N el actual pueblo de Yanque (Figura 25). La estructura principal, que sin duda dio nombre al sitio, es una construcción ovalada de dos cuerpos: la parte inferior tiene 65 x 38 m, con muros de una altura (conservada) de 4,20 m del lado N, que dan a una plaza (Figura 26). La plataforma superior, de aproximadamente 3 m de alto y 23 x 24 m, tiene una forma algo más compleja: es rectilínea del lado N y aparentemente ovalada en el resto de su perímetro, aunque la observación este dificultada por el derrumbe de importantes fragmentos del muro, así como por la abundante vegetación que cumbre toda la superficie de las dos plataformas. Los muros perimetrales de ambas están construidos con piedras canteadas, bien ajustadas, con argamasa arcillosa (Figura 27). El factor vegetal mencionado dificulta la identificación del número exacto de estructuras de planta cuadrangular, erigidos encima de la segunda plataforma (Figura 28). Se ha identificado como mínimo una de aprox. 13 x 17 m construida con piedras labradas. En la primera plataforma se observa como mínimo una cámara soterrada de aprox. 2 x 1 m y una profundidad de 1,3 m aprox. (Figura 29). Según la información proporcionada por los pobladores de Yanque, esta estructura habría sido excavada clandestinamente por un lugareño, sin que se sepa qué había dentro. Frente a la plataforma, del lado N, se extiende una plaza de unos 35 m de largo por 30 m de ancho (Figura 30), delimitada del lado N por restos de una plataforma de 13,20 x 2,40 m y de altura (conservada) de aproximadamente 1 m. Aunque deteriorada, la estructura en cuestión presenta rasgos de alta calidad de construcción, con piedras esmeradamente labradas. Algunas de ellas fueron acomodadas encima

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Figura 25. Foto aerea de Muyu Muyu (Servicio Aerofotográfico Nacional, Peru, elaborado P. Buda).

Figura 26. Muyu Muyu, vista de la plataforma desde el lado E (foto M. Sobczyk).

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Figura 27. Muyu Muyu, vista de la plataforma desde el lado S (foto M. Sobczyk).

Figura 28. Muyu Muyu, vista de la plataforma desde el lado N (foto M. S. Ziółkowski).

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de la construcción por los habitantes de la localidad de Yanque, para constituir lo que ellos denominan “La silla del Inca” (Figura 31). La calidad de los vestigios permite avanzar la hipótesis de que estos corresponden a una estructura tipo ushnu o altar. Aproximadamente en el centro del espacio que separa este supuesto ushnu de la plataforma ovalada, se observa la parte superior de una piedra puntiaguda de color blanco. A la espalda del “ushnu” se erige una serie de terrazas; el muro de la inferior, construido con piedras labradas, presenta una entrada, hoy cegada por un muro rústico, que daba originalmente acceso, por una serie de pasadizos, a la cumbre de una elevación en la que está ubicada una roca denominada por los lugareños Llaqtuyuq Rumi. La piedra parece parcialmente labrada en la parte superior, correspondiente a lo que parece una cabeza de animal: según los informantes locales, se trata de la representación de un pájaro (Figura 32). Todo este conjunto, constituido por la plataforma ovalada, la plaza con el ushnu y la piedra Llaqtuyuq Rumi, presenta características netamente ceremoniales y un estilo de construcción, si no totalmente, al menos en parte inca imperial. Este sector ceremonial está ubicado dentro de un extenso sistema de terrazas de cultivo, utilizados en parte como tales en la actualidad. Según la información proporcionada por los lugareños, en las terrazas adyacentes a la plataforma ovalada hasta hace unos decenios se levantaban edificios de piedra, hoy derrumbados. Sin embargo, a raíz de una prospección realizada en esta parte del conjunto, se ha podido observar algunos restos de cimientos de construcciones, lo que parece corroborar las declaraciones de los informantes. El sitio está atravesado por un camino con restos de peldaños y muros perimetrales, de aparentes características incas, que sube en dirección N por las laderas del Solimana. Según los informantes, el camino avanza por la abrupta pared del volcán y sube por la ladera oriental del mismo hacia la puna. Del lado oriental del sitio, a una distancia de unas centenas de metros, en la ladera de una colina se registraron como mínimo 6 tumbas colectivas (a juzgar por los huesos humanos esparcidos por la superficie), ubicadas en abrigos rocosos. Por desgracia todas han sido huaqueadas y presentan un avanzado grado de destrucción. Aunque la prospección realizada en el sitio tuvo un carácter muy preliminar y varias partes del mismo no pudieron ser detalladamente registradas, principalmente a causa de la abundante vegetación, los rasgos observados permiten sacar la conclusión de que Muyu Muyu es el complejo arquitectónico de características

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Figura 29. Muyu Muyu, foto de la camara soterada (foto M. S. Ziółkowski).

Figura 30. Muyu Muyu, foto de la plaza y una serie de terrazas en parte N (foto M. Sobczyk).

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Figura 31. Muyu Muyu, foto de los restos del supuesto ushnu y de las piedras labradas (foto M. Sobczyk).

Figura 32. Muyu Muyu , foto de la piedra Llaqtuyuq Rumi (foto M. S. Ziółkowski).

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incas más importante de los que se han podido estudiar hasta el presente en las laderas del Solimana.

Discusión y conclusiones

Como se ha mencionado al inicio del presente texto, los sitios descritos de manera sumaria más atrás son tan sólo algunos (pero sin duda los más sobresalientes) de los que fueron localizados como resultado de las campañas de prospección realizadas desde 2003 en las laderas del Nevado Solimana. Teniendo muy en cuenta que el reconocimiento de la zona no está todavía concluido y que el registro de sitios seguramente seguirá completándose en las campañas futuras, podemos formular la conclusión (por supuesto provisional) de que los asentamientos prehispánicos (de diferentes funciones) parecen concentrarse en las laderas E, S-E y S del Nevado Solimana, es decir, dentro del cañón del Río Arma y las quebradas que desembocan en éste. En cambio en las laderas N, NW y W, correspondientes a extensos terrenos de pastizales, típicos de la puna, no se ha evidenciado hasta la fecha ningún asentamiento prehispánico de significativa importancia8. Pasando a la discusión sobre la posible función de los mismos9, véamos ante todo su posición cronológica. Como en ninguno de ellos se ha realizado excavaciones ni sondeos y tan sólo en dos (Minticocha y Queyo) una recolección del material de superficie, las conclusiones se basan principalmente en los rasgos arquitectónicos observados. Según este criterio, Calle Calle parece un caso bastante fácil de interpretar: presenta un carácter netamente defensivo, sin rasgos de influencia inca. El escaso número de fragmentería encontrada durante la prospección parece señalar que fue más bien un sitio de refugio, ocupado temporalmente, no un sitio habitado permanentemente. Puestas aparte las chullpas, no se ha evidenciado ninguna estructura sobresaliente de características ceremoniales, lo cual no significa que no se hayan realizado aquí actividades de esta índole, pero tan sólo a escala reducida, por ejemplo en los espacios de los patios frente a las chullpas. Por sus características constructivas y su posición justo por encima de una serie de terrazas de cultivo, Calle Calle se asemeja a una serie de asentamientos defensivos registrados e.o. en el valle de Colca y asociados al período Intermedio Tardío (Wernke, en este volumen). Queyo tiene tanto las características de un sitio residencial defensivo y ceremonial como, aparentemente, administrativo. Aunque no se hayan identificado huellas de una intervención inca en su planificación, el análisis del material de superficie testimonia su ocupación tanto en el período Intermedio Tardío (si no antes) como durante el Incario y, muy probablemente, en tiempos de la Colonia. Pero aunque importante, Queyo no parece haber desempeñado una posición hege-

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mónica en esta parte del valle del Río Arma, ya que se han evidenciado otros sitios, de similar magnitud y función (por ejemplo Achaymarca). Hemos discutido con bastantes detalles las razones que justifican, a nuestro parecer, la identificación del sitio de Queyo (o Cantirca) con “Canjirca”, lugar de culto al Solimana, mencionado en la “Causa de idolatría” de 1671. Resumiendo, las características culturales que encontramos en Queyo permiten con razonable probabilidad suponer que éste fue también (entre otros) un importante, a escala local, centro residencial y ceremonial-religioso anterior a la Conquista inca. Queyo habría mantenido su posición en tiempos de Incario, pero ya como uno de los elementos de una red de control más compleja de alcance interregional, algo que se discutirá a continuación. Una situación algo distinta es la del sitio de Maucallacta de Pito/Allisuyuc. Si bien ciertas características son similares a las evidenciadas registradas en Queyo (como por ejemplo su ubicación en el limite entre los valles y la puna, y la presencia de un sector residencial, de una plataforma ceremonial en la parte prominente del sitio y de una gran plaza), hay también diferencias notables. La principal es que en Maucallacta de Pito se aprecian como mínimo 20 estructuras de rasgos incas, organizadas en canchas. Esto supone una intervención directa de la administración imperial en la planificación y construcción de, por lo menos, una parte del asentamiento. La segunda diferencia es que, a juzgar por las observaciones preliminares que se realizaron in situ, y contrariamente al caso de Queyo, en Maucallacta de Pito la fragmentería encontrada en la superficie es muy escasa, lo que puede ser consecuencia o de un tiempo de ocupación relativamente corto o de una ocupación temporal. Es también de señalar que el sitio en cuestión está relativamente alejado de los terrenos de cultivo en terrazas, otra diferencia notable respecto al sitio de Queyo, ubicado justo por encima de un gran complejo de terrazas. La intervención inca es aún más pronunciada en el sitio de Minticocha, con su plaza, kallanka y (posiblemente) ushnu. Todo este conjunto fue sin duda alguna erigido por iniciativa de la administración imperial. A juzgar por el tipo de material encontrado en la superficie de la plaza y las dimensiones de la misma, parece evidente que era éste un lugar de ceremonias con participación de grupos relativamente numerosos de feligreses. Esto podría explicar la presencia de una kallanka a una altura tan elevada. Sin embargo, las modestas dimensiones del sector residencial aparentemente asociado a la parte ceremonial, no permiten atribuir a Minticocha otro papel que el de un sitio visitado temporalmente con motivo de ceremonias. Otra posible función (plenamente compatible con la primera), que consideraremos a continuación, sería la de servir como tambo. Pero: ¿adónde se podía transitar pasando por Minticocha? Desde allí hay dos caminos: uno sigue bajando hasta aproximadamente el sitio de Calle calle, mientras que el otro cruza

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Figura 33. Foto de Ingapirca, Ecuador. (foto M. S. Ziółkowski).

por encima de la laguna epónima y baja hasta el sitio de Queyo. Sin embargo, hubo aparentemente otro más: el que iba directamente a Muyu Muyu, pasando primero muy por encima de Queyo para después bajar abruptamente por la pared S de la caldera del Solimana; a esta vía hacían probablemente referencia los moradores de Yanque, llamándola “camino del Inca”. En todas estas consideraciones, Muyu Muyu parece el punto central: presenta un aspecto monumental sobresaliente entre todos los sitios de la zona del Nevado, correspondiente sin duda a una función ceremonial-religiosa de primer plano. Además, Muyu Muyu presenta el mayor grado de intervención y planificación característico de los Incas. La plataforma de planta ovalada, construcción única entre todas las investigadas hasta la fecha en el entorno de los Nevados Coropuna y Solimana, hace pensar en edificios de similares características a los registrados en la región del Cuzco, o, yendo más allá del territorio peruano, en la famosa plataforma ovalada – templo solar de Ingapirca, en la provincia de Cañar de la vecina república del Ecuador (Figura 33). Además, la plataforma, originalmente rodeada de un conjunto de construcciones (¿residenciales?), se encuentra en el centro mismo de un complejo sistema de terrazas de cultivo. Otro asentamiento, Maucallacta de Pito, también construi-

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do, al menos en parte, por iniciativa de la administración imperial, estaba situado en la zona limítrofe entre el valle y los pastizales de la puna. Todas estas características nos hacen recordar la descripción de la “guaca de Sulimana” anotada por Cristóbal de Albornoz: “Ay en la dicha cordillera en Condesuyo otra (guaca) que se llama Sulimana reedificada de los propios ingas con la propia autoridad de servicio mitimais y ganado...” (énfasis de los autores). Veamos ahora brevemente el asunto de los caminos que intercomunicaban los sitios a nivel local, pero que aparentemente tenían enlaces con las principales arterias de la red imperial. En la reconstrucción teórica de la red de caminos usados en tiempos del Incario para la comunicación, presente en nuestras publicaciones precedentes, hemos postulado la existencia de un tramo de camino que conectaba el importante centro Maucallacta Pucuncho con Minticocha, subiendo por la ladera E del Solimana, relativamente suave hasta una altura de unos 4800 m. Parece que un ramal de este camino seguía a continuación directamente hasta Muyu Muyu. Esto explicaría, en parte, la ubicación de Minticocha: ésta podía haber servido de tambo, que permitía realizar en dos jornadas (con un sólo descanso) el viaje desde el importante centro administrativo de Pucunchu/Maucallacta hasta Muyu Muyu, sin la necesidad de pasar por ningún asentamiento de la población local y con tan sólo una fuerte, pero relativamente corta, bajada: por la ladera S del Solimana (Figura 34). En cambio, otro ramal que salía de Mintcocha permitía comunicar con Queyo, importante centro poblado por la etnia local, sujeta al control de los Incas. Resumiendo: en base a las premisas presentadas más atrás, podemos avanzar la hipótesis provisional de que Muyu Muyu puede ser identificado como la Huaca- oráculo del Solimana “reedificada de los propios yngas”, referida por el visitador de idolatrías Cristóbal de Albornoz en la segunda mitad del s. XVI, siendo Minticocha y Maucallacta de Pito sitios-satélites asociados al santuario principal. Con el colapso del aparato imperial como consecuencia de la conquista española, Minticocha, Maucallacta de Pito y, probablemente, Muyu Muyu fueron sin duda abandonados y el culto al Solimana, perpetuado en secreto por los habitantes de Salamanca, volvió a organizarse en relación a los sitios de origen preincaico, fenómeno que se ha observado en otras partes de Tawantinsuyu. Las ideas que presentamos en este breve texto no son, como ya dijimos al inicio, más que unas hipótesis de trabajo, o, mejor dicho, derroteros para investigaciones futuras, que esperamos poder llevar a cabo en las próximas temporadas.

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Figura 34. Foto de camino: bajada por la ladera S del Solimana (foto M. S. Ziółkowski).

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Agradecimientos Queremos dar las gracias al Ministerio de Ciencia y Educación y al Ministerio de RR.EE. de Polonia, así como al INC-Arequipa (en la persona de su director Franz Grupp). Debemos un agradecimiento especial a las autoridades y pobladores de los distritos de Salamanca (prov. Condesuyos) y al por ese entonces alcalde, Don Anastacio Félix Huisacayna Soria, a los funcionarios del Puesto de Salud en Pucuncho (distrito de Salamanca), a los pobladores del Distrito de Chichas, a su alcalde Tomas Wuile Ayñayanque Rosas y muy en particular a los vecinos del poblado de Yanque, en el mismo distrito, felicitándolos por la protección que están brindando al sitio de Muyu Muyu.

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Notas En la visita realizada en agosto de 2003 participaron Mariusz S. Ziółkowski y Maciej Sobczyk, ayudados por un habitante de Salamanca. En la segunda temporada, la de 2004, tomaron parte Mariusz S. Ziółkowski y Paweł Buda, ayudados por un habitante de la comunidad de Huayta Pampa. 2 El Proyecto está a cargo de Mariusz Ziółkowski y Luis Augusto Belan Franco, quienes cuentan con la asesoría científica de Máximo Neira Avendaño. Aunque básicamente peruano-polaco, financiado por el Ministerio de Ciencia de Polonia y las universidades mencionadas anteriormente, el proyecto cuenta con la colaboración de científicos e instituciones de diferentes países, principalmente europeos, como Francia, España y Alemania. En la primera fase del Proyecto (1996-1999), ha participado el arqueólogo español José Antonio Espada Belmonte (véase Espada Belmonte 1999), y en las temporadas de 1999 y 2004, Anja Kathrin Meinken, arqueóloga de la Universidad de Bonn, también gracias a una significativa contribución (2004) de la Deutsches Stiftungzentrum de la ciudad de Essen. Nos beneficiados de un importante apoyo técnico (fechamientos radiocarbónicos) ofrecido por el laboratorio francés Centro de Bajas Radioactividades (CFR) de Gif-sur-Yvette (quisieramos dirigir nuestros agradecimientos a su director, Michel Fontugne). Fue también muy importante la colaboración con los especialistas franceses en estudios paleoambientales y volcanológicos, dirigidos por el Profesor Jean-Claude Thouret (Université Blaise Pascal, Clermont-Ferrant), así como la del 1

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licenciado Vincent Jomelli (Institut de Recherches pour le Dévellopement - IRD). Para más detalles sobre el Proyecto, veáse Sobczyk 2000; Ziółkowski y Belan Franco (eds.) 2000-2001, Ziółkowski, Belan Franco y Sobczyk (eds.) 2005. En julio de 2007, con participación de Mariusz Ziółkowski, Maciej Sobczyk i Krystian Bielatowicz, apoyados por dos habitantes de Salamanca y en junio de 2008, con participación de Mariusz Ziółkowski y Maciej Sobczyk. Estas prospecciones abarcaron los terrenos pertenecientes a los distritos de Salamanca y Chichas (prov. de Condesuyos) y del distrito de Toro (prov. de La Unión). Hay otro sitio de similar nombre en el Valle de Colca: Yanque, cabecera del distrito epónimo, provincia de Caylloma – véase Wernke, en este volúmen. A continuación se reproduce la descripción del sitio de Minticocha publicada anteriormente en Ziółkowski y Sobczyk, 2005; Ziołkowski 2005 y en Ziółkowski, 2008. A continuación se reproduce la descripción del sitio de Queyo publicada anteriormente en Ziółkowski y Sobczyk, 2005, Ziołkowski 2005 y en Ziółkowski, 2008. Esta parte del terreno, entre Maucallacta de Pito y Muyu Muyu no ha sido hasta la fecha objeto de prospección. Ni tampoco señalado por los informantes locales. Es de reconecer, que fue principalmente gracias a las informaciones proporcionadas por los habitantes de la zona, que se ha podido localzar tales sitios como Minticoch, Queyo, Calle Calle o Runa Runa. Estos mismo se revelaron muy firmes en declarar., de que del lado N y W del Nevado no hay ningunos sitios de cacarteristicas similares a estos últimos. Los sitios analizados, estuvieron sin duda alguna en relación con otros asentamientos y construcciones, como canales, terrazas de cultivo, cementerios que no se han analizado en el presente texto. Por esta razón las concluiones que se presentan a continuación tiene un carácter tentativo y preliminar.

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