Borges y los temas fantásticos en Ficciones

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Descripción

TEMAS FANTÁSTICOS EN LAS FICCIONES DE BORGES

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Universidad de Zaragoza Miguel Español Celiméndiz Literatura Hispanoamericana II Daniel Mesa Gancedo 15 JUN 15

índice

introducción

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breve panorama del cuento fantástico

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borges y las maravillas

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los temas fantásticos

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el tiempo

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poderes mentales

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universos paralelos

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conclusiones

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bibliografía

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introducción Las mismas cosas presentes no las poseemos sino con la fantasía. Michel E. de Montaigne, Essais, III, IX.

El cuento es una de las formas tradicionales de la literatura que ha servido a todas las generaciones de la historia para narrar distintos temas, uno de ellos y el cual nos va a preocupar en esta pequeña investigación será el cuento fantástico que orientaremos hacia el escritor argentino Jorge Luis Borges, no antes de habernos introducido tímidamente hacia las cuestiones más importantes en torno a lo fantástico: su intento de definición, difícil en la precisión de los términos, así como los temas en los que se inserta, de manera más o menos efectiva en la tradición gótica. Dada la permeabilidad del género a todo tipo de temas se presenta como el mejor esquema para abordar los relatos fantásticos. Su nacimiento se fecha en el romanticismo alemán del siglo XVIII pero no será hasta el XIX y sobre todo en el XX cuando lo veremos surgir con mayor profusión gracias, entre otros, al autor del objeto de esta investigación. La fantasía se opone a la realidad aunque ambos son productos del imaginario y gracias a este se hace factible. Lo fantástico en Borges es una constante en toda su literatura: Ficciones (1944), Aleph (1949), El informe de Brodie (1970) o El libro de arena (1975) son títulos que justifican y establecen a nuestro autor como canónico para la historia de la literatura universal. Nuestro estudio de lo fantástico se centra en la figura de Jorge Luis Borges, en concreto su libro Ficciones que salió publicado en 1944 en el cual recogía una serie de relatos algunos fantásticos, otros policíacos y otros en los que el tema central es el concepto del mundo y sus enigmas. Abre el campo de esa extraña relación entre realidad-irrealidad en la que todo y nada comparten al mismo tiempo. Mira la literatura desde un ángulo nuevo que implicó toda una revolución en la manera de emplear el lenguaje, de la lectura y de la posición del lector. En el presente trabajo analizaremos los temas fantásticos más característicos de los relatos: el proceso del tiempo, los poderes extraordinarios, la idea del laberinto y los demiurgos que rigen otros universos… Borges tuvo buenas lecturas que supo sintetizar para definir su pluma literaria y dotarla de toda esa batería de temas y estructuras que tan actuales siguen siendo. 3

breve panorama del cuento fantástico Las estéticas de la tradición dieron lugar en la Antigüedad a los primeros géneros literarios, desde la epopeya, la tragedia o el mismo cuento cuyo retraso en su transcripción (mitos o fábulas) respecto a la épica fue grande. Comenzó siendo un género oral sirviéndose de la necesidad que tiene cada generación de transmitir una serie de valores morales, temáticos o intelectuales al futuro; es decir, comienza su andadura erigiéndose como un género pretendidamente didáctico. En sus orígenes se puede hablar de cuento folclórico y cuento histórico pero como podemos observar en la actualidad, su bagaje temporal ha hecho que fuera incorporado a la literatura y se añadan a él otra serie de temas y formas como lo quimérico y lo fantástico. No es fácil encontrar una definición actual del cuento fantástico pero intentaremos poco a poco ir enmarcando una serie de factores que se repiten de manera más o menos sucesiva a lo largo de la historia y que pueden ayudarnos a caracterizarlo. En primer lugar, los cuentos son narraciones breves, menos de la decena de páginas, con un alto canon expositivo. Son relatos claros en los que el escritor ha tenido tiempo de pulir muy bien el texto y darle una forma más perfecta en la que cada párrafo tiene algo nuevo que aportar. Por ello en su conjunto son obras muy completas y de gran significación que se alejan de las grandes tramas narrativas y exponen concisamente la historia. Frente a ese prejuicio natural que hace que aceptemos como verdadero todo aquello que está escrito nos encontramos con ejemplos tan históricos como El asno de oro, la Biblia, las Mil y una noches y relatos de la cultura asiática en los que se inserta lo ficcional como temas propiamente literarios. La noción de la verosimilitud da cabida en el cuento a lo fantástico, al menos a experiencias fuera de lo normal, que pueden venir de las fuerzas de la madre naturaleza, de lo divino o de lo apocalíptico y también desde entes paranormales como fantasmas, bichos o monstruos, esta será la principal clave para que podamos hablar de fantasía. Por lo general, se presentan unidos a la cotidianidad de la vida y ahí radica una de sus funciones primordiales, establecer una dialéctica entre la realidad y la ficción que se establece gracias a la imaginación. Podemos citar a Hoffmann, Poe, Wells o Kafka como precursores modernos del cuento fantástico que asentaron las bases para muchos autores posteriores que se servirán de 4

ellos para continuar la labor fantástica. Antes de ellos, los inicios de lo fantástico se encuentran en el romanticismo alemán de principios del siglo XIX aunque se pueden rastrear sus huellas en el siglo XVIII inglés con la novela gótica que aportó al género toda una serie de ambientes, efectos y motivos que los románticos emplearon profusamente. Los alemanes desarrollan este tema dentro del idealismo filosófico que trataba así de representar la realidad del mundo interior y subjetivo de la imaginación tratando de dignificarlo y equiparlo a los relatos realistas. Los franceses y sobre todo Gérard de Nerval crean la variante del cuentosueño fantástico así como abren el género al exotismo. Los ingleses, con Shelley a la cabeza y su Frankenstein, indagan con el victorianismo en lo gótico y lo macabro. Dickens, Le Fanu y Bram Stoker, el creador de Dracula, sentarán las bases de los relatos de Poe. También los norteamericanos Nathaniel Hawthorne y Whasington Irving desarrollaron el género con maestría llevando lo fantástico a su etapa adulta ya a finales del XIX. Todo ello conllevó que en el siglo XX podamos hablar ya de la ciencia ficción gracias a Kipling y Wells. En Latinoamérica a partir de 1930 hasta mitad de siglo se produce el boom de la literatura fantástica: Quiroga, Rulfo, Carpentier y sobre todos ellos Borges y Bioy desarrollarán toda una serie de relatos fantásticos que crearán escuela. En España el género no prosperó, bien por la situación social bien por los límites que imponen las editoriales y solo podemos encontrar trazos fantásticos en relatos de Galdós y Pardo Bazán. Este prejuicio hacia el genero tiene mucho que ver también las preceptivas de la novela de Ortega, Unamuno o Baroja. Aun así, si ya nos es complicado definir en términos un género como el cuento lo es más si tratamos de hacerlo con la literatura fantástica. Distintos autores y críticos se han lanzado a la tarea de intentar descifrar ciertos mecanismos intrínsecos a las obras que permitan catalogarlas pero dependiendo de unos y otros el concepto cambiará ya que el punto de partida nunca es el mismo. Quizás esto se deba al carácter mismo de lo fantástico que al ser un producto de la imaginación y del intelecto se particulariza de tantas maneras distintas como lecturas posibles que tiene por cada una de esas personas que decide empezar a leer este tipo de historias. Tzvetan Todorov en la Introduction à la littérature fantastique diferencia entre lo fantástico y lo maravilloso; lo fantástico denota la perplejidad ante un hecho increíble pero en el que cabe una explicación racional y realista a lo sobrenatural a no ser que se trate del siempre bien recibido resorte final de la alucinación o el sueño mientras que lo

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maravilloso acepta lo inexplicable aunque suele referirse a elementos macabros como la aparición de fantasmas. David Roas, uno de los mayores estudiosos del cuento define dos elementos de lo fantástico: el choque entre lo real y lo imposible y por otro lado la intención de verosimilitud; el hacer creíble incluso el fenómeno sobrenatural. Para Jesús Rodero (2006: 2), investigador del cuento fantástico latinoamericano, la definición de este tipo de literatura pasa por el salto de los conceptos lógicos y racionales que heredamos culturalmente: Lo fantástico en literatura se presenta como lo indefinible, lo inasible, aquello que cuestiona y transgrede nuestra concepción occidental, lógica y racional del universo, aquello que subvierte y resquebraja las normas de funcionamiento tanto de la realidad como de lo sobrenatural. Entonces, ¿es acertado decir que la literatura fantástica implica una huida de la realidad? En términos generales podríamos decir que sí en el sentido de que cualquier acto de lectura implica una salida de la realidad cotidiana para trasladarse a otro mundo (literario) distinto. No creemos que lo fantástico implique una fuga de la realidad motivada por la desazón del momento histórico sino que más bien se piensa en una literatura fantástica que pone trabas a la lógica racional de nuestra zona de confort habitual y que nos obliga por ello a pensar en otro tipo de racionalismo diferente al aristotélico que busca una transgresión, y no escapismo, contra los moldes científicos del espacio, el tiempo o lo sobrenatural que no se llega a poder explicar. En el prólogo a la Antología de la literatura fantástica de Borges, Silvina Ocampo y Bioy Casares, este último intenta hacer una pequeña introducción hacia lo fantástico; marca el origen del cuento fantástico en el XIX, en la literatura alemana e inglesa como hemos citado, aunque con ciertos precursores anteriores. Para Bioy (Borges, 1997: 8) el simple ejercicio de la literatura exige por sí mismo el avance continuo hacia nuevos temas fantásticos pero aclara que no es fácil establecerlos a todos con una corriente etiqueta: La literatura va transformando a los lectores y en consecuencia, cómo éstos exigen una continua transformación de la literatura. Pedimos leyes para el cuento fantástico; pero ya veremos que no hay un tipo, sino muchos, de cuentos fantásticos. [...] El escritor deberá, 6

pues, considerar su trabajo como un problema que puede resolverse, en parte, por las leyes generales y preestablecidas, y, en parte, por leyes especiales que él debe descubrir y acatar. Avanza también algunas observaciones muy generales para lo fantástico como son el crear un ambiente propicio que prepare al lector para el acto de fantasía y el denominado factor sorpresa así como enumera una serie de argumentos en los que surge la quimera. Y un criterio que no debe pasarse por alto y que anota muy bien Bioy es que los cuentos fantásticos pueden ser clasificados también por la explicación del fenómeno en cuestión: los que se explican per se a su condición fantástica; los que presentan un hecho o un ser sobrenatural azaroso y aleatorio; y los que se muestran como paranormales pero encuentran una solución lógica o natural. La citación de estos tres autores no es casual en el terreno de la literatura fantástica. Sin duda son los países latinoamericanos los que más han trabajado, desde finales del XIX y el XX, en consagrar el cuento, sobre todo el fantástico, en un género al alza, cuando el relato breve gana terreno a la novela y las grandes tramas argumentales; la sociedad de hoy en día vive en el mundo de la instantaneidad, el tiempo cada vez corre más deprisa y los lectores exigen textos menos densos y más concisos. Hay auténticas joyas de la literatura hechas cuentos, son tan eficaces todavía en su carácter oral que es posible sintetizarlos muy fácilmente y reproducirlos a continuación. Siempre suelen invitar a la reflexión, hacen aflorar la duda y la utopía mientras que sigues una historia básica que te guía hasta el culmen del relato; bien sea al final, al principio o en forma de pistas. El caso es que muy rara vez se presentará el elemento fantástico sin que el lector haya percibido antes algunas huellas que pronostiquen el futuro suceso irreal. Creemos que el trabajo de recopilar una bibliografía completa y unas pautas de comportamiento de este tipo de literatura es, a la vez que muy interesante desde una visión comparativista, una tarea muchísimo más amplia y desproporcionada al pequeño análisis de algunos de los cuentos fantásticos que Borges ha dejado para la historia de la literatura fantástica.

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borges y las maravillas Borges es considerado como la gran figura del escritor latinoamericano, trabajó el ensayo, el cuento y la poesía. Bebió de la literatura anglosajona incluso antes que de la española debido a los orígenes ingleses, españoles y portugueses del abuelo paterno. Su padre era abogado que impartía clases de psicología y que también escribía. Su madre era uruguaya con ascendencia portuguesa. Todo ello hacía que Borges conociera varias lenguas y dominara el inglés tanto como el español. Nace nuestro autor el 24 de agosto de 1899 en el barrio de Palermo, Buenos Aires, donde por entonces se juntaba todo el sector de la sociedad más desfavorecido. Su frágil personalidad social se fragua en el colegio donde no encajaría en dicha institución pública, lo que le haría arrastrar la tartamudez gracias al desprecio y poco apego de sus compañeros. Él que ya había traducido e incluso publicado en medios como El País con ocho años. Poco a poco va descubriendo a los realistas y naturalistas franceses como Zola o Balzac, a los expresionistas y simbolistas a la vez que iban apareciendo en su historial bibliográfico filósofos como Schopenhauer, Nietzsche o Chesterton. En 1919 se traslada a España, primero a Barcelona y luego a Palma de Mallorca y es en sus viajes por la península donde conoce el ultraísmo que luego encabezará en Argentina y participa en alguna revista. Conoce allí la vanguardia española, el modernismo peninsular que se gestaba en los cafés. En el 21 vuelve a Buenos Aires y empieza a desarrollar su primera etapa como escritor creando la revista Prisma, con solo dos números, y luego Proa, una revista ultraísta. Se publica entonces su primer libro de poesía Fervor de Buenos Aires. Hay ya un tanto de orgullo nacional en estos textos que desembocarán en el criollismo o regionalismo, en su caso individualizándolo a la capital bonaerense. Se va estableciendo como una gran figura del movimiento vanguardista de la época probando uno y otro estilo mientras colabora y da testimonio de los avances literarios en la prestigiosa Martín Fierro. Tras esta etapa surge la que mayor repercusión ha tenido y que viene marcándose por una septicemia, infección general, sufrida en 1932 y que le induce a reflexionar sobre su calidad mental posterior a la enfermedad. Se centra en preocupaciones metafísicas y sobre el tiempo en un intento de ejercitar el cerebro y su imaginario a la vez que se ponía a prueba. De esta manera fue poco a poco acercándose al campo de la literatura fantástica y los relatos que 8

inicia junto con el joven Bioy Casares y al que se une Silvina Ocampo, mujer de Bioy, que dirigía la revista Sur que concluye en la Antología de la literatura fantástica publicada en 1940 por los tres en la que establecen un corpus fantástico de la literatura universal justificándolo como la obra que haría falta en América latina que tan poco caso hacía a lo maravilloso. Después de este tremendo paso vino el nacimiento de su primer libro de cuentos fantásticos Ficciones en 1944 y más tarde el Aleph en 1949 que funcionan como recopilaciones maestras de historias fantásticas. Suponen los inicios de la cosmología cuentística borgiana en el que establece sus principales intereses y obsesiones. El tema del lugar del lector como el individuo a tener en cuenta y con mayor capacidades de las que pudiera creer el autor se fraguan en algunos de estos cuentos en los que se hace necesario releerlos para entenderlos. La misma forma de los relatos no favorece una trama como indica José Manuel Oviedo (2001: 34): Las formas que adoptan estos cuentos favorecen más el razonamiento y la discusión teórica que la acción y la verosimilitud en el tratamiento psicológico: son estrategias para pensar primero y para narrar después. A partir de los años 40 Borges irá profundizando en el estudio de la relación del hombre con los objetos y con ellos mismos, también las conexiones con los sucesos y lo dispar e irreal. Se interesa en el carácter del lenguaje y su representatividad del mundo, subjetivo a su parecer, al ser signos arbitrarios que concentran significados. En el 55 de derroca el peronismo déspota y vuelve a entrar en los círculos intelectuales de las universidades, las academias y la Biblioteca Nacional. Se comienza gracias al movimiento del boom hispanoamericano una repercusión tanto dentro del continente como intercontinentalmente. Se le reeditará y se aplaudirá su obra que es encajada entonces en el “realismo mágico” hispanoamericano. Le son concedidas importantes premios y galardones de universidades tan prestigiosas como Columbia, Yale, Oxford, La Sorbonne o Harvard. Destaca entre ellos el Premio Nacional de Literatura argentina en 1956 y el Cervantes en 1979. Murió en Ginebra el 14 de junio de 1986 considerado como el más grande escritor del siglo XX hispanoamericano que nos dejó una herencia tan grande que marcaría a autores posteriores a su tiempo como Cortazar o Piglia pero incluso a escritores de nuestro tiempo y es que las fórmulas narrativas de Borges suponen todo un éxito en cuanto a sus temas, su forma y la manera en la que el lector juega un papel más intelectual y reflexivo ante la lectura.

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Ficciones, es el libro fetiche de lo fantástico junto con el Aleph. Se llevan cuatro años de diferencia pero son pasados los años 30 y ya en los 40 con la Antología de la literatura fantástica cuando se reafirma, Borges comienza a trabajar con este género gracias sobre todo a Bioy Casares. El libro de Ficciones se publicó con dos partes, la primera “El jardín de senderos que se bifurcan” y la segunda “Artificios”. Son ensamblados de esta manera en 1944 cuando se editan pero la primera parte ya había sido publicada en 1941 con el mismo título que el actual. A este añade algunos cuentos aunque la mayoría ya habían aparecido en Sur o en el Diario La Nación. Un prólogo abre cada parte del libro, ambos a modo de presentación de cada parte y los cuentos que lo componen; el de “El jardín de senderos que se bifurcan” habla de los siete relatos que lo forman dividiéndolos básicamente a tres grupos: el relato policial representado por el cuento que da título al libro y en el que se narra el crimen, o al menos la posibilidad de ese crimen, en las infinitas posibilidades que establecen diferentes lineas temporales que se dan al mismo tiempo. El otro grupo es el que componen los relatos de libros imaginarios: “Tlön, Uqbar y Orbis Tertius” y “Examen de la obra de Herbert Quain”, los cuales no se eximen de ser recurrentes en sus tramas y que Borges presenta espléndidamente mejor que nosotros: Desvarío laborioso y empobrecedor el de componer vastos libros; el de explayar en quinientas páginas una idea cuya perfecta exposición oral cabe en pocos minutos. Mejor procedimiento es simular que esos libros ya existen y ofrecer un resumen, un comentario […] obras que tienen la imperfección de ser libros también, no menos tautológicos que los otros. 1 En la primera obra Borges discute con Bioy sobre la escritura de una novela en primera persona que engañara a los lectores cuando se les cruza el enigma de Uqbar, una misteriosa civilización que pasa desapercibida en la mayoría de antologías y que lo llevará a una investigación de dicha urbe que la sitúa como el cúlmen de la inteligencia. El “Examen de la obra de Herbert Quain” se trata de describir una biografía y una bibliografía falsa que a su manera nos acercan al carácter y personalidad del escritor fallecido. Es un relato posible y

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Todas las notas recogidas del texto original pertenecen a la edición de Borges, Ficciones, Barcelona, DeBolsilllo, 2013.

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ficticio de lo que podría ser cualquier escritor; es algo así como un proto-personaje no realizado en sus relatos. El último grupo lo componen los relatos fantásticos propiamente; conforman su nómina “La lotería de Babilonia”, un relato con multitud de lecturas que nos acerca a una sociedad en la que dicha lotería rige la vida cotidiana de su sociedad hasta el punto de ser la causante de la pena de cárcel y de la administración de la justicia en general; “La biblioteca de Babel” es para Borges un universo paralelo en el que sus libros forman la infinitud del pensamiento y la intelectualidad a partir de la cual se ordena el universo; “Las ruinas circulares” es especialmente relevante para este trabajo ya que discute sobre el problema de la existencia donde un personaje crea con el pensamiento y el sueño a otro personaje, el cual no sabe que el fuego no le hace daño, y este es su secreto para que su Adán siga creyendo que tiene vida. Hasta que la fatalidad del fuego ahoga al creador primigenio y este descubre que también él es un ente imaginado; el último relato fantástico según Borges es “Pierre Menard, autor del Quijote” en que el autor pone en práctica un relato donde la reescritura del Quijote por Pierre Menard supera incluso la obra original de Cervantes. Son en total siete relatos breves frente a los nueves de la segunda parte: Artificios (1944) en cuyo prólogo ya no diferencia tanto las narraciones. Destaca “La muerte y la brújula” y “Funes el memorioso” como cuentos relacionados con el sueño. Del “Sur”, “La secta del Fénix” y “El Fin” anota que se añaden posteriormente. “El Sur” es según sus palabras su mejor cuento con una posible lectura autobiográfica. “La secta del Fénix” trata de una agrupación misteriosa de pocas reglas pero en la que se da todo como sobreentendido e instintivo; de “El Fin” poco se puede sacar en claro, un personaje que lleva esperando siete años a su verdugo, al final llega y acaba con él. Son relatos que nos hacen pensar y lanzan un mensaje al lector al que se le transmite que hay algo más detrás de estas historias de presencia simple y que esconden entre sus párrafos toda una serie de ideas subversivas de índole metafórico-alegórico. El resto no se molesta en incluirlos en su prólogo, son “La forma de la espada”, “Tema del traidor y del héroe” y “Tres versiones de Judas”. El último se justifica con la fantasía cristológica. El primero cuenta la falsa historia de una cicatriz en el que el narrador engaña al oyente cambiando su personalidad (al estilo en el que teorizan Borges y Bioy en el incipit de

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“Tlön, Uqbar y Orbis Tertius”) y “Tema del traidor y del héroe” cuenta la historia de un falso revolucionario que se convierte irónicamente en el mártir del movimiento. Este libro de cuentos constituye la piedra angular de la literatura fantástica latinoamericana que influirá en autores tan importantes como Cortazar, Arlt o Piglia. Tanto es así que con el boom hispanoamericano se toma la obra de Borges, no contemporánea a los hechos, como base canónica del movimiento puesto que ya había avanzado en estos relatos lo que luego los escritores posteriores seguirán desarrollando. Además se establece en ese momento a Borges como el autor de “biblioteca”, perfecto y conciso, sin perder tiempo en explicaciones. Desechaba la novela por poderse resumir fácilmente y nunca escribió una. Por ello sus cuentos son una explosión literaria en la que no prima la trama sino que se desarrollan técnicas literarias alternativas en las que el lector cumple una función más intelectual y seria que lo transforma en un agente más dentro de la actividad de la lectura.

los temas fantástico Para nuestro trabajo de los temas fantásticos hemos delimitado el corpus de acuerdo primero a la criba que el propio Borges delimita en sus relatos como maravillosos o no, en cuanto a los temas de cada relato y en tercer lugar según su vinculación con la tradición de la literatura fantástica en cuanto a su singularidad. Así las que se trabajarán a continuación serán “El milagro secreto”, “Tlön, Uqbar y Orbis Tertius”, “Funes el memorioso”, “Las ruinas circulares”, “La biblioteca de Babel” y “La lotería de Babilonia”, que se agrupan en distintos grupos según el carácter de cada uno. El mismo año que Borges publica el Aleph, en 1949, dicta dos conferencias en Montevideo (Uruguay) y Tucumán (Argentina) en las cuales limita el contenido de lo fantástico a cuatro temas. El primero es la obra de arte dentro de la obra de arte; la segunda es la contaminación de la realidad con el sueño; la tercera son los juegos referidos al tiempo y la última es el doble. Son los temas más freudianos y psicoanalíticos de Borges. Un año más tarde, en Rosario (Argentina) dicta otra conferencia sobre el mismo argumento y añade cuatro temas más a su lista primigenia: la omnipotencia, las acciones paralelas, la transformación y los fantasmas. Incluye en esta nueva adscripción otros elementos relacionados con lo gótico, abriendo más su campo a la literatura universal y sobre todo la romántica.

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De acuerdo a esto en Ficciones establecemos tres grupos dentro de los temas fantásticos: los cuentos en torno al juego con el tiempo, los que los personajes tienen poderes especiales y otros en cuanto a las historias que tienen que ver con mundos paralelos ficticios regidos por un demiurgo o una fuerza imposible.

el tiempo En “El milagro secreto” se cuenta cómo Dios para durante año el tiempo de Jaromir Hladík en el momento anterior a ser fusilado por los alemanes para que pueda acabar su obra Los enemigos. Es arrestado el día 19 de marzo y la condena se fija para el día 29. Hladík conocía su obra de memoria; una obra de teatro en verso escrita de forma circular donde el protagonista, el barón Roemerstadt, va recibiendo visitas de falsos amigos que conspiran contra él lo que le hace asesinar a su impostor, Jaroslav Kubin. Este resulta ser el mismo que Roemerstadt por lo que todo es un delirio circular hacia el infinito que vive en Kubin. Le quedan dos actos que gracias al año que se le otorga es capaz de terminar debido a su memoria. Lo hace y cuando lo acaba, en ese mismo instante el tiempo vuelve a continuar con lo que Hladík muere. El juego consiste en atrapar el tiempo en la memoria del personaje de manera que sin tener que moverse pueda resolver su tarea teatral. Es curioso que el cuento empiece con un sueño en el que el personaje se encuentra jugando una partida de ajedrez entre dos familias y Haromir debe dar la última jugada mientras él se ve atrapado en las arenas de un desierto lluvioso sin que pueda recordar ni tan siquiera los movimientos básicos del ajedrez. En contradicción con lo que en la vida real de Haromir pasa, en el sueño, donde tampoco existe el tiempo, no es capaz de resolver la jugada y conseguir el éxito. En el cuento Hladík logra componer su drama en verso pero no alcanza por ello el éxito sino todo lo contrario: la muerte. Borges entiende el tiempo desde dos puntos de vista diferentes, el tiempo humano que capta la fragilidad del hombre y la vida y el tiempo divino el cual no importa si es pasado, presente o futuro puesto que su constitución como ente extraordinario lo determina a ser eterno. Lo fantástico de la parálisis del tiempo en el cuento se pone en manos del arte, de la literatura. Dios permite este plan en pro de la dramática. La historia que describe en ella no tiene precedentes y supone un proyecto ambicioso y arriesgado desde su trama ya que sería muy difícil de llevar a las tablas y se observa más bien como una novela atrapada en un 13

drama. No es descabellado el tiempo que se le otorga, más si tenemos en cuenta que se escribe en verso. Todo un imposible. Aunque no sea del todo acertado incluir en este grupo el cuento de “Tlön, Uqbar y Orbis Tertius” lo hacemos debido al carácter de reescritura atemporal que tiene el texto. En este cuento dividido en tres partes Borges sigue el tema fantástico de la obra de arte dentro de la obra creando un mundo nuevo imaginado, Tlön, que va cobrándose su espacio en la realidad conforme va avanzando su construcción con el relato. Comienza Borges escribiendo desde la realidad; de la conjunción de un espejo y una enciclopedia se explica el descubrimiento de Uqbar. Bioy afirma haber leído en un artículo de Uqbar de la enciclopedia (The Anglo-American Cyclopaedia) sobre el espejo como un elemento abominable debido a la multiplicidad de hombres que produce. Lo extraño del asunto es que el artículo no se encuentra en otras ediciones lo que le lleva a comenzar a escribir sobre el mismo; a inventarse todo un orden fantástico e imaginado sobre esta civilización. Borges pensaba que la literatura fantástica se limitaba a la sátira o el sermón y no había obras que describieran un falso país, con su geografía, su historia, religión, idioma, literatura, música, gobierno… Esto es lo que hará en la segunda parte del relato, va describiendo Uqbar y el construido mundo de Tlön de manera que se presenta como un universo paralelo lleno de incógnitas y contradicciones que funciona como una metáfora utópica de la realidad. La tercera parte se corresponde con la salida a la luz de cómo y porqué se han mantenido en secreto las claves de este universo, Orbis Tertius, que se corresponde con el nombre del proyecto. Estas tres dimensiones que se le dan a este mundo se corresponden con distintos espacios fantásticos y tradiciones literarias: árabe, nórdica y clásica. Niveles por los que se transita y se diferencian según se inserte en el relato “lo ficticio literario (Uqbar); de lo fantástico literario (Tlön), y de los fantástico metaliterario (Orbis Tertius)” (De la Fuente, 1992: 61). Uqbar se encuadra entre la ficcionalidad y la realidad que se literaturiza; Tlön es propiamente el resultado fantástico de Uqbar y Orbis Tertius el engranaje que engloba estos dos conceptos dentro de la enciclopedia y a su vez dentro del relato borgeano. Lo que nos interese del cuento y su mundo imaginado es el tratamiento que se le da al tiempo: “Tlön llega a negar el tiempo: razona que el presente es indefinido, que el futuro no tiene realidad sino como esperanza presente, que el pasado no tiene realidad sino como

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recuerdo presente”2. Esta concepción del tiempo entra en la definición mítica y divina que se consagra a lo eterno. Se descubre un mundo imaginado atemporal que no responde a órdenes cronológicos sino que se establece en un limbo temporal que responde solamente en la egocéntrica mente de Borges. No hay fronteras entre realidad y ficción, elemento fundamental del relato fantástico necesario para desechar el elemento temporal, cuyo mundo se crear en la literatura y se verifica gracias al carácter propio que el relato les va dando.

poderes mentales Otros cuentos como “Funes el memorioso” o “Las ruinas circulares” tratan temas paranormales relacionados con poderes sobrenaturales. “Funes el memorioso”, publicado primero en La Nación en 1942, es un cuento en el que Borges consigue hacer girar la trama entorno al personaje prácticamente, al igual que en el Aleph. El narrador es decididamente Borges y lo rodea todo de un ambiente real con personajes históricos que contrastarán con los hechos fantásticos. En el prólogo habla del cuento como una metáfora del insomnio en la que su personaje principal, Funes, después de quedarse tullido desarrolla una memoria prodigiosa que le hace recordar todo lo que le acontece: sueños, días pasados, novelas enteras; incluso flores y hojas de la estación anterior. Esto también conlleva su condena: la muerte precoz. Sigue el tópico del cuerp senex; es viejo de todo el saber que ha ido acumulando. Sin embargo al morir solamente tiene 19 años, claro indicio de la relatividad del tiempo descrito por Borges, que imagina muchísimos más años de conocimiento. Aunque no sea explícito por Borges, esta extraña destreza implica también la imposibilidad al olvido, a cargar constantenemente con todos los recuerdos de la memoria, tanto buenos como malos. El verdadero asunto del cuento es el infinito y el caos y su relación entre ambas creando una metafísica en la que Borges intenta ordenarla. Las cosas solo pasan una vez, cuando lo hacen ya son distintas: “le molestaba que el perro de las tres y catorce (visto de perfil) tuviera el mismo nombre que el perro de las tres y cuarto (visto de frente)”3. La precisión temporal define y delimita los cuerpos en el espacio los cuales no volverán a ser los mismos. En “Las ruinas circulares”, publicado en 1940 en Sur, se mezcla el tema de los poderes sobrenaturales con el sueño como receta propia de la fantasía. Cuenta la historia de un 2

Borges, Op. Cit. pp. 10

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Ibídem

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ermitaño que llega a unas ruinas circulares comidas por el fuego y la selva en la que se dispone a engendrar un hombre mediante el sueño. Se trata de una ardua tarea: modelar mediante el sueño materia incoherente lo que le llevó más de un año hasta que al final el sueño del hombre que soñaba se despertó gracias al ánimo vital del dios del Fuego. Otros dos años pasaron para enseñarle las distintas cualidades y maestrías del mundo hasta que lo dejó marchar con una sola advertencia, que se cuidase del fuego puesto que solamente el dios y su soñador sabían de donde había surgido su inexistencia (ya que no era un hombre real). Llegados al final del relato un gran fuego apresa al soñador en sus ruinas de las que no puede escapar. Se sumerge en ellas pero… no se quema, no sufre, no muere. Él también es la creación y resultado de otro soñador. De ahí el título del cuento, todo vuelve a empezar hacia el infinito. El tópico de la creación a partir de la nada no es algo nuevo, en la mitología judía existió la llamada leyenda del golem que cuenta la misma historia. El sueño y la fantasía mental se dan la mano para crear uno de los relatos borgeanos más prolíficos en la literatura universal. Piglia por ejemplo, en “La loca y el relato del crimen” también juega con el esquema de acabar de escribir lo que se acaba de contar. El truco se desvela por supuesto al final del relato sorprendiendo al lector y atrapándolo en ese mundo del metasoñador. Este sueño inserta al personaje en un tiempo mítico y sagrado, en este caso del dios del Fuego, a la vez que descubre su propia condición de efímera apariencia dentro de la cronología temporal ordinaria. El acto de crear también es un hecho sacralizado y exclusivo de los dioses. Borges tiene mucho de panteísta conjugando en sus relatos la mitología e historiografía mítica tanto de las civilizaciones occidentales, así como orientales como el Budismo o el Idealismo.

universos paralelos El último grupo de relatos fantásticos lo componen “La lotería en Babilonia” y “La biblioteca de Babel”, los dos publicados en Sur, el primero en el 41 y el otro en el 39. En ellos aunque no aparezcan elementos propiamente fantásticos se nos describen contextos paranormales, absurdos y satíricos en su esencia, que nos obligan a reflexionar sobre el verdadero mensaje que se esconde detrás de su forma metafórica. En “La lotería en Babilonia” se describe todo un sistema social basado en el azar y la fortuna. Cuenta la evolución del sistema de la lotería en el antiguo reino; desde su inicio comenzó siendo un

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juego plebeyo pero se producían pérdidas por lo que la Compañía cambió y se estableció que los perdedores debían pagar una multa. Dicha multa, al no poder ser pagada muchas veces evolucionó en pequeñas penas de cárcel. El riesgo y peligro del azar despertó un gran interés en la población. Poco a poco la lotería va pasando a regir toda la suerte de los hombres ya que se vuelve gratuita en una metáfora simbólica equitativa a la de la Iglesia o al poder de los mercados bursátiles. Babilonia para Borges “no es otra cosa que un infinito juego de azares”. El azar en este cuento rige el caos y el cosmos; es a su vez de índole secreta y se dirige a la esperanza de los participantes. Babilonia establece su jerarquía social en función de símbolos (Beth, Ghimel y Aleph) que hacen girar a sus habitantes por todas las clases sociales en esta historia irónica del absurdo. Es una sociedad que deja todo en manos de la fortuna y los poderes dionisíacos, esto es, en el poder del azar y lo incierto. El porvenir se decide de esta manera tan fantástica que nos interroga acerca de hasta qué punto se considera fruto del azar un acontecimiento. Esta manera de organizar la sociedad mediante la fortuna y lo aleatorio al estilo panteísta enlaza con el tema del laberinto, tan recurrente en Borges, en el cual establece otro universo paralelo en el que el hombre se encuentra perdido (en el cuento anterior con el azar) y la solución y salida se encuentra fuera de su control. “La biblioteca de Babel” es el mejor ejemplo. Aquí se describe el universo, la biblioteca, que abarca infinitas posibilidades con su forma hexagonal regida por dos axiomas: la biblioteca existe ab aeterno, obligada obra de un Dios, y el número de símbolos ortográficos es limitado. Todos los libros cuentan con los mismos elementos y cubren todas las posibilidades literarias que pueden existir. Se proclama que la biblioteca abarca todos los libros y comienzan los problemas: se explotan los medios de interpretación y recreación de las obras y surgen movimientos confrontados en torno a la significación y función de los mismos para su propio cosmos literario. La biblioteca en su definición de infinita sirve de expresión metafórica para el laberinto. El escritor de los libros crea su propio laberinto que el lector recorre en busca de algo: la salida, el final, el éxito, la comprensión… Es a su vez un ente indefinido que depende de cada uno, así como su forma y función. El laberinto es una forma cosmogónica en el que se subvierte la apariencia y la verdad del orden que implica un desorden y una pérdida en la cual se debe descubrir su propio orden y lógica. Se refiere esto a la dicotomía de lo comprensible e incomprensible, de lo lógico e ilógico, el orden y el desorden que rigen todo universo.

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La forma hexagonal de la biblioteca también nos da las claves para entender la laberíntica biblioteca. La forma de seis lados regulares y simétricas es un resultado de la forma absoluta y del espacio divino que remite al orden y la belleza perfecta.

conclusiones Hemos analizado de forma exhaustiva los antecedentes literarios más importantes y significativos del cuento fantástico hasta insertar al autor y obra de nuestro trabajo. Las Ficciones de Borges suponen una obra maestra de la literatura fantástica que asombró a Europa y Norte América en los años 60 gracias al boom hispanoamericano al que él no se sentía afín pero que supuso la internacionalización de su obra y escritura. Los cuentos que hemos analizado “El milagro secreto”, “Tlön, Uqbar, Orbist Tertius”, “Funes el memorioso”, “Las ruinas circulares”, “La biblioteca de Babel” y “La lotería de Babilonia” suponen los mejores ejemplos junto con el Aleph de su obra fantástica. Los temas que en ellos se tratan tienen mucho de metafóricos y simbólicos se relacionan con la mitología y las distintas tradiciones panteísticas. El tiempo, el sueño, los poderes sobrenaturales son conceptos favorables a la literaturización que permite juegos y la inserción de tramas paralelas que encandilen y pierdan al lector en sus propios laberintos intelectuales que exigen al lector un papel más activo y receptivo. Uno de los mejores aportes de Borges es la extensión de la escritura y la narrativa como propia fuente de literatura creando textos que no existen pero que se trabajan y reseñan como si fueran verdaderos. Desde luego el argentino conocía los trucos y artimañas para crear estas obras de arte que han pasado a la historia de la literatura hispánica más grande y a la que auguramos todavía un largo camino futuro.

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