Balance del conocimiento de las sociedades tribales neolíticas y clasistas iniciales en Jerez de la Frontera. Potencialidad y futuro de las investigaciones

July 13, 2017 | Autor: José Ramos Muñoz | Categoría: Prehistoric Archaeology, Origins of the State, Tribal Societies
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Descripción

Siguiendo el hilo de la historia Nuevas líneas de investigación archivística y arqueológica

José Ramos Muñoz Catedrático de Prehistoria de la Universidad de Cádiz. Manuel Antonio Barea Rodríguez Archivero Municipal de Jerez de la Frontera. Juan Jesús Cantillo Duarte. Arqueólogo Investigador del Grupo PAI HUM 440. Universidad de Cádiz. © José Ramos Muñoz © Manuel Antonio Barea Rodríguez © Juan Jesús Cantillo Duarte © Enrique José Ruiz Pilares © Julián Córdoba Toro © Azucena Becerra Pecino © Javier Jiménez López de Eguileta © José Juan Díaz © La Presea de papel [email protected] Diseño y maquetación: Lola Revidiego ISBN: Depósito Legal: Printed in Spain. Impreso en España Imprime: Santa Teresa Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

Enrique José Ruiz Pilares Postgraduado Dpto. de Historia Medieval de la UCA. Julián Córdoba Toro Licenciado en Historia UCA. Azucena Becerra Pecino Licenciada en Historia UCA Javier Jiménez López de Eguileta Licenciado en Historia UCA. Juan Jesús Cantillo Duarte Arqueólogo. Investigador del Grupo PAI HUM 440. Universidad de Cádiz José Juan Díaz Área de Arqueología. Departamento de Historia, Geografía y Filosofía. Investigador del Grupo PAI HUM 440. Universidad de Cádiz. Juan Miguel Blanes Guerrero Licenciado en Historia UCA.

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Índice

Prólogo. Manuel Antonio Barea Rodríguez. Archivero Municipal de Jerez de la Frontera Balance del conocimiento de las sociedades tribales neolíticas y clasistas iniciales en Jerez de la Frontera. Potencialidad y futuro de las investigaciones. José Ramos Muñoz, Catedrático de Prehistoria de la Universidad de Cádiz. Hacer Historia a partir de las fuentes documentales jerezanas. El Archivo Municipal de Jerez y las perspectivas de investigación histórica. Manuel Antonio Barea Rodríguez, Archivero Municipal de Jerez de la Frontera. Los recursos marinos en la Prehistoria Reciente del entorno de Jerez de la Frontera. Análisis de su explotación y consumo. Juan Jesús Cantillo Duarte. Arqueólogo. Investigador del Grupo PAI HUM 440. Universidad de Cádiz. Lealtad, traición, matrimonios y juegos de cañas. Los enfrentamientos “banderizos” de la élite jerezana bajomedieval. Enrique José Ruiz Pilares. Postgraduado Dpto. de Historia Medieval de la UCA. 7

Una aproximación a la Diplomática Notarial jerezana del siglo XVI. Julián Córdoba Toro. Licenciado en Historia UCA. Reglas de Hermandades de Jerez de la Frontera S. XVI. Estudio de los códices y su conservación. Azucena Becerra Pecino. Licenciada en Historia UCA La obra benéfica y pastoral del presbítero Álvarez de Palma en el Jerez del siglo XVIII. Javier Jiménez López de Eguileta. Licenciado en Historia UCA. La intervención arqueológica en Plaza Cocheras esquina C/ Morla (Jerez de la Frontera. Aportación al conocimiento de la economía y evolución urbana desde el siglo XI-XII al XVII-XIX. Juan Jesús Cantillo Duarte. Arqueólogo. Investigador del Grupo PAI HUM 440. Universidad de Cádiz y José Juan Díaz. Área de Arqueología. Departamento de Historia, Geografía y Filosofía. Investigador del Grupo PAI HUM 440. Universidad de Cádiz. Estudio social y demográfico del ámbito rural de Jerez de la Frontera a principios del siglo XX. Un paseo por la campiña Jerezana a comienzos del s. XX. Juan Miguel Blanes Guerrero. Licenciado en Historia UCA.

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Prólogo

Manuel Antonio Barea Rodríguez Archivero Municipal de Jerez de la Frontera

La juventud es un divino tesoro, podríamos decir que

sí, pero lo que es atesorable es el conocimiento, la interpretación clara y justa de las fuentes, el enriquecimiento cultural, y es esto lo que valoramos en estos jóvenes investigadores. Personas que estudiaron una carrera universitaria, posiblemente derivados por una tendencia casi atávica de amor a la Historia. La experiencia desde el Archivo Municipal se proyecta en un acercamiento nítido y constante de un buen número de estudiantes universitarios, que por cuestiones puramente académicas se fueron acercando al Archivo, y es en el acercamiento y reconocimiento mutuo, como se genera buena parte de este libro. Debo decir que entre los jóvenes investigadores, responsables de este I Ciclo de Conferencias, nos encontramos con una excepción, el arqueólogo prehistoriador, Dr. Juan Jesús Cantillo Duarte, decir que su inclusión en el programa responde, para mí ahora es fácil decirlo, a la presentación en sociedad de un investigador y una investigación fundamentales para el conocimiento de la Prehistoria jerezana. Debemos también felicitarnos porque el joven arqueólogo, durante el devenir de la exposición de su ponencia hasta ahora, ya ha obtenido su doctorado por el Departamento de Prehistoria de la Universidad de Cádiz. Volviendo a estos jóvenes y al Archivo Municipal, debo atender a una cuestión práctica de reconocimientos. Es reseñable que actualmente la investigación histórica en España es un acto altruista de los investigadores, pues no se contemplan apenas becas de estudio ni programas de colaboración que subsanen parte del coste de los trabajos de investigación 11

Prólogo

y es en esta circunstancia el incidir en la importancia de Universidad y su relación con nuestro Archivo. Debo concretar que en el caso que nos concentra, estos investigadores provienen de dos centros universitarios, la Universidad de Cádiz y la Universidad de Sevilla, sin dejar de lado que en futuras jornadas, que aseguro van a celebrarse, colaboren otras universidades como la Pablo de Olavide de Sevilla, la Universidad a Distancia, etc. Desde la Universidad de Cádiz siempre hemos contado con multitud de investigadores, pero ha sido una profesora la que desde hace unos seis años ha interpretado que aprender historia y su metodología, venía aparejado a un conocimiento de las fuentes documentales y por ende de los archivos, por lo que fue remitiendo jóvenes estudiantes a distintos archivos, recayendo en el Municipal de Jerez el total de los investigadores participantes en este I Ciclo. Se trata de la Dra. Dolores Lozano Salado, Profesora Titular de Historia Contemporánea, que año tras año fue enviándonos alumnos, pero de una forma diferente, ya que el alumno preguntaba al archivero sobre las posibilidades de realizar un trabajo de clase, y desde la universidad se le hacía hincapié de la importancia del oficio y ...desde la universidad de la “sabiduría” de los archiveros, y se le hacía hincapié de la que terminaron con espléndidos trabajos importancia del oficio y de la “sabiduría” de los archiveros... de metodología histórica, que llevaron a algunos de ellos a cimentar el bello oficio de la investigación histórica. Agradecerte Lola el permitir conocerte, el conocer a tus alumnos y el de disponer de una aliada y acólita del Archivo Municipal. Sin tus explicaciones y sobre todo tu cariño, estos alumnos no hubieran conocido el fascinante mundo de los Archivos y las posibilidades infinitas de investigación que encierran. Ahora debo agradecer a las profesoras del Máster de Archivística de Sevilla, María Luisa Pardo, Pilar Ostos y Carmen del Camino, porque amplificaron el conocimiento de parte de los investigadores, generando verdaderos archiveros y también porque interpretaron que Jerez y su Archivo eran la combinación diferencial y práctica para conformar especialistas en la rama del saber llamada Archivística. Reconocer y agradecer al Ayuntamiento de Jerez, a la Delegación de Turismo Cultura y Fiestas el ser partícipe tanto del Ciclo como de esta publicación, interpretando que era obligatorio y necesario colaborar con movimientos y actos como este que posibilitan el conocimiento de nuevos investigadores. Debo incidir en las dificultades que se tienen actualmente para que existan publicaciones y donde puedan escribir los autores noveles. 12

Prólogo

Por último reconocer y agradecer públicamente a la Asociación Jerezana Amigos del Archivo, el generar este magnífico e innovador Ciclo, así como, la iniciativa de este libro, actos que son uno de tantos que está realizando la Asociación, porque con escasos meses de edad, ha colaborado en las II Jornadas de Archivos Privados organizadas por el Ayuntamiento de Jerez, la Real Academia de San Dionisio de las Ciencias de las Artes y de las Letras y la Universidad de Cádiz, ha iniciado el I Ciclo de Archivos de la Provincia, y sé de buena tinta, que tiene una batería de actividades programadas de mucho peso. Entre los deseos de cualquier archivero, poder contar de forma cercana con una Asociación de Amigos del Archivo, supone una gran satisfacción y por supuesto, un gran apoyo. Esto es de agradecer tanto personalmente como desde la propia Institución. La publicación se inicia con dos ponencias, una magistral por parte de Dr. D. José Ramos Muñoz, Catedrático de Prehistoria de la UCA con el título: “Balance del conocimiento de las sociedades prehistóricas en Jerez de la Frontera. Potencialidad y futuro de las investigaciones”. El Profesor Ramos nos da las claves y mapas para el conocimiento de la Prehistoria jerezana, pero también tiene la facultad de atisbarnos posibles líneas de actuación e interpretación del Jerez neolítico, antiguo e incluso medieval. La segunda ponencia la ejerce el archivero municipal. La Asociación ha tenido a bien el encargarme además el prólogo de este libro, acto que agradezco pero que no merezco, bueno mi ponencia plantea un pequeño devenir por el Archivo Municipal, su historia, sus fondos y posibles líneas de investigación futuras. La primera y por orden cronológico es la del Dr. Juan Jesús Cantillo Duarte del Dpto. de Prehistoria de la UCA, con el título: “Los recursos marinos. Explotación y consumo por formaciones tribales comunitarias en los yacimientos de Jerez”, que nos sumerge en una realidad totalmente desconocida como es el Jerez marítimo de la prehistoria, la importancia del consumo y explotación de los recursos marinos. Creo es un inicio diferente y que va a permitir al lector poder viajar por un Jerez nuevo y desconocido, trabajo que enriquece a nuestra historiografía. Continuamos con Enrique José Ruiz Pilares, postgraduado del Dpto. de Historia Medieval de la UCA con el título: “Lealtad, traición, matrimonios y juegos de cañas. Los enfrentamientos “banderizos” de la élite jerezana bajomedieval”. Enrique está finalizando su tesis doctoral sobre el Concejo Jerezano en el reinado de los Reyes Católicos, dirigida por el catedrático D. Alfonso Franco Silva y el profesor titular Emilio Martín 13

Prólogo

Gutiérrez. La conferencia ofreció una interpretación minuciosa y veraz del mundo de los bandos, de la élite jerezana, definiendo las distintas relaciones, uniones y rupturas de la sociedad jerezana, además de hacernos cercano el conocimiento heráldico y genealógico de las familias detentadoras del poder en Jerez en la Baja Edad Media. Pasamos de la Edad Media a la Edad Moderna, con el investigador Julián Córdoba Toro con el título: “Una aproximación a la Diplomática Notarial jerezana del siglo XVI”. Julián nos presenta los resultado de la catalogación exhaustiva de un índice de protocolos notariales, que abarca casi la totalidad el siglo XVI, permitiendo al investigador desenmarañar un buen número de lagunas de este período, ya que la catalogación observa la inclusión de los tipos diplomáticos, además de generar índices topográficos y onomásticos de los mismos. Es la presentación de un trabajo minucioso y arduo, ya que son miles los registros contemplados.

caciones y oficios y de alguna manera, visualizar el mundo rural jerezano de principios del siglo XX, sector productivo y social mayoritario de la población jerezana hasta bien entrados el siglo. Creo que no tiene desperdicio el libro, ya que sus autores, siendo noveles, no lo son tanto y tienen la mirada limpia y clara de la juventud, avezada con un rango y conocimientos extraordinarios. Esta obra es el refrendo de un Ciclo de Conferencias que tiene por título: “Siguiendo el hilo de la Historia. El paso a las nuevas generaciones de jóvenes investigadores”, pero además, da paso a una manera nueva de hacer e interpretar la Historia de Jerez de la Frontera.

Dentro del mismo período histórico, la Edad Moderna, la investigadora Azucena Becerra Pecino con el título: “Reglas de Hermandades de Jerez de la Frontera S. XVI. Estudio de los códices y su conservación” otra conferencia novedosa ya que la autora nos introduce en el mundo de la codicología, y la interpretación que realiza a partir de la misma de las reglas de hermandades conservadas en el Archivo Municipal, proyectando un verdadero protocolo de actuación para la conservación de las mismas. Azucena acercará al lector las reglas, el origen de las cofradías y nos permitirá respirar y conocer el porqué de cómo nacieron y se fabricaron. Ya nos adentramos en el siglo XVIII jerezano con el investigador Javier Jiménez López de Eguileta con el título: “La Beneficencia Jerezana el s. XVIII. El Hospital de Mujeres Incurables del Presbítero Álvarez de Palma”, el conocer el mundo de la beneficencia, de la hospitalidad y asistencia es básico y aquí el autor a partir de la figura del presbítero Álvarez de Palma y el Hospital de Mujeres Incurables, nos desentraña el Jerez del XVIII, desde un perfil diferente, rico en apuntes documentales biográficos y genealógicos fruto de una investigación a caballo entre el archivo municipal de Jerez y el del arzobispado hispalense. Finalizamos con la Edad Contemporánea, que no por cercana es menos interesante y atrayente, siendo su autor Juan Miguel Blanes Guerrero, con el título: “Estudio social y demográfico del ámbito rural de Jerez de la Frontera a principios del siglo XX. Un paseo por la campiña Jerezana a comienzos del s. XX”. Juan Miguel nos traslada a la campiña jerezana, a partir del estudio de un tipo documental como son los padrones de habitantes. El autor nos permite conocer los orígenes de la población, dedi14

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Balance del conocimiento de las sociedades tribales neolíticas y clasistas iniciales en Jerez de la Frontera. Potencialidad y futuro de las investigaciones José Ramos Muñoz Catedrático de Prehistoria de la UCA.

Se presenta un balance de las ocupaciones humanas de las

sociedades prehistóricas en la zona geográfica de Jerez. Se analiza el medio natural y los recursos potenciales utilizados. Se expone una pequeña síntesis de la Historia de la investigación. Se indican las bases documentales con las que se cuenta para poder organizar el estudio de las sociedades tribales comunitarias neolíticas y de las sociedades clasistas iniciales de la Prehistoria Reciente. Se exponen algunas ideas sobre la continuidad de las investigaciones. Palabras clave: Holoceno, sociedades tribales comunitarias, sociedades clasistas iniciales, territorio. Summary We present a balance of human occupations of prehistoric societies in the geographical area of Jerez. We analyze the natural environment and 17

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potential resources that these societies used. Moreover, we present a short summary of the history of research. Documentary sources are indicated in order to organize the study of Neolithic tribal societies and initial class societies in the Late Prehistory. It sets out some ideas for future studies of research. Key Words: Holocene, Community tribal societies, initial class societies. 1.- Introducción. Objetivos Este trabajo es una síntesis de la conferencia que he pronunciado en Jerez de la Frontera, el 22 de noviembre de 2012, en el marco del I Ciclo de conferencias: Siguiendo el hilo de la Historia. El paso a las nuevas generaciones de jóvenes investigadores. Como sentido valorativo, los primeros proyectos de investigación que realicé desde mi incorporación a la Universidad de Cádiz, fueron en Jerez de la Frontera, en estudios de yacimientos con registros de tecnología lítica, a finales de los años 80 y primeros 90 del siglo pasado (Ramos et al., 1989, 1990 a, 1990 b, 1990-1991, 1991, 1991-1992, 1992 a, 1992 b). Posteriormente, y cuando ya teníamos un grupo de trabajo conformado, decidimos investigar en una zona prácticamente inédita y donde no había ningún grupo de investigación trabajando, como era la banda atlántica de Cádiz (Ramos, coord., 2008). Por tanto, no investigo en Jerez directamente desde hace más de 20 años. De todos modos tengo el recuerdo del impresionante registro de la zona de las marismas y del formidable potencial investigativo que ofrece el variado y diverso medio natural de la zona. He pretendido de forma sintética exponer un balance del estado actual del conocimiento del registro arqueológico correspondiente a las sociedades prehistóricas de Jerez de la Frontera, en concreto de las sociedades tribales comunitarias neolíticas y clasistas iniciales de la Prehistoria Reciente. Se exponen unas líneas de la Historia de la investigación, destacando algunos hitos importantes y se recuerda especialmente la figura de Manuel Esteve Guerrero. Se indican las peculiaridades del medio natural, geológico y geográfico, así como apuntes de algunos recursos naturales susceptibles de explotación por las sociedades prehistóricas. Se exponen las bases de la información disponible para el estudio de las sociedades tribales y clasistas iniciales y se reflexiona sobre la necesidad de continuar con nuevas investigaciones y estudios, así como en el deber moral que tienen los arqueólogos de publicar los resultados de 18

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sus excavaciones y prospecciones. Se anima a las nuevas generaciones a continuar en el estudio. Y se expone la situación del Patrimonio arqueológico, donde contrasta el potencial que ofrece y el lamentable estado de conservación y cuidado en que se encuentran algunos yacimientos. 2.- El territorio: marco geográfico del T.M. de Jerez, apuntes geológicos y recursos Geográficamente la situación de Jerez de la Frontera en el centro de la provincia de Cádiz incide en la ubicación en su territorio de los diferentes medios naturales de la zona. Es significativo en un corte transversal de Este a Oeste la ubicación de (Ramos et al., 1989, 1992 a): - Marismas de la margen izquierda del Guadalquivir. - Campiñas, con situación muy definida entre las marismas y los entornos serranos. Destaca la ubicación específica de los tramos lacustres de los Llanos de Caulina al norte del Guadalete. - Cuenca fluvial del río Guadalete. - Depósitos de monte bajo, con presencia de glacis. - Sierras. Estas unidades naturales se corresponden con definidos depósitos geológicos (Gutiérrez Mas et al., 1991) que están asociados a diversos tipos de suelos. En síntesis son: - Depósitos cuaternarios del Holoceno en las zonas de marismas, del extremo occidental del término, lindando con la cuenca del río Guadalquivir (Arteaga, Schulz y Roos, 1995). Cuentan con suelos salinos que en general se han utilizado para pastos (Guerra et al., 1963). - Arcillas, arenas y calcarenitas del Mioceno Superior que constituyen las magníficas campiñas de uso agrícola de Jerez, muy antropizadas desde su uso por sociedades tribales neolíticas. Está formado por un paisaje de cerros y colinas. Las campiñas de Jerez cuentan con varios tipos de suelos, destacando las tierras negras andaluzas o bujeos (Guerra et al., 1963). - Margas blancas con diatomeas (moronitas o albarizas) del Mioceno Inferior y Medio que ocupan la zona central del término, próximas a la ciudad de Jerez y que caracterizan el paisaje, también muy antropizado desde ocupaciones neolíticas. Los suelos son variados, destacan los de tipo Xerorrendsinas y rendsinas. - Depósitos cuaternarios del Pleistoceno, vinculados a la cuenca flu19

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vial del río Guadalete y sus terrazas, que organiza su curso del noreste al suroeste, y se le incorpora el río Majaceite. Fueron base de la captación de recursos de sociedades cazadoras-recolectoras. Cuentan en sus inmediaciones con suelos de vega aluvial. - Dolomías, calizas, calizas con sílex y margo-calizas del Jurásico. Se sitúan en las sierras del noreste, destacando las sierras de la Sal, de las Cabras, de Vallejas. Y ya fuera de su límite municipal las potentes sierras del Noreste de Cádiz: Torrejón, Pinar, Zafalgar. Cuentan a veces con litosuelos de calizas, protosuelos y relictos de terra rossa; así con tierras pardas calizas. - Arcillas y yesos del Trías, areniscas cuarcíferas del Aljibe, correspondientes al manto numídico del Mioceno Inferior, en las sierra del noreste. Cuentan con tierra parda forestal. Las unidades geográficas y los depósitos geológicos condicionan determinados tipos de suelos (Guerra et al., 1963), que además de su vertiente edáfica son en parte fruto de la acción humana, con los cultivos tradicionales importantes en la zona desde la acción social sobre el medio de las sociedades tribales neolíticas, con la instauración de prácticas agropecuarias, desde al menos el Vº milenio a.n.e. Indicar también el papel que tuvieron las vías de comunicación desde las marismas al interior. Yacimientos destacados están situados junto a vías pecuarias y caminos tradicionales, que estratifican en el territorio su ordenación para procesos de distribución y consumo de productos.

Figura 1. Mapa de síntesis geológica de la zona de estudio con indicación de fuentes geológicas del sílex. (Según Domínguez-Bella, en Ramos et al., 2009)

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El territorio ofreció además la posibilidad de utilizar numerosos recursos líticos, básicos para la elaboración de herramientas (Figura 1). En general en todo el entorno de Cádiz las sociedades prehistóricas aprovecharon las materias primas locales (Gutiérrez Mas et al., 1991; Domínguez-Bella, 2002, 2006; Domínguez-Bella et al., 2002 a, 2002 b): - Área de la Sierra, dominan las litologías carbonatadas (calizas y dolomías) desde el Jurasico al Cretácico (Unidades Subbéticas); se sitúa al NE de la provincia. En estos depósitos hay emplazamientos con sílex interestratificados entre las calizas y lugares de extracción y producción de las materias primas (Ramos et al., 1990-1991, 1992 a). - Zona, situada en el centro y el este de Cádiz. Presenta litologías silíceas (areniscas y arcillas). En esta última, las areniscas del “Aljibe” de edad terciaria (Mioceno, Aquitaniense), son la litología predominante. Tienen su origen en los flyschs cretácicos. En las unidades del Aljibe se documentan areniscas silíceas de gran calidad (Ramos, Vallespí y Álvarez, 1993). - Terrazas del Guadalete. Cuentan con depósitos secundarios de cantos rodados, constituidos por materiales de edad Paleozoica (cuarcitas, pizarras…) incluidas en las terrazas aluviales o fluviales de los depósitos cuaternarios del río y de sus afluentes. Muchos de estos cantos han sido utilizados como materias primas para la elaboración de las industrias líticas talladas (Ramos et al., 1991, 1992 a; Giles et al., 1991, 1992, 1996, 1998, 2002; Gutiérrez et al., 1994; Santiago et al., 2010). - Sierra de Gibalbín. Es un área de captación de materias primas. Se trata de rocas ígneas, que aparecen en la zona, doleritas, localmente conocidas como ofitas. Son la base de elaboración de instrumentos para pulimentados (Pérez, 1998; Domínguez-Bella et al., 2011), al estar en depósitos de arcillas y yesos del Trías y calizas del Jurásico y Cretácico. - Área de la Campiña, que domina en especial la parte oeste de la provincia, presenta gran abundancia de afloramientos de margas blancas con diatomeas, las llamadas “moronitas”, del Mioceno Medio e Inferior, tratándose de materiales post-orogénicos -margas, arcillas y calcarenitas del Mioceno y Plioceno-. Hay que indicar que en este tipo de medios, en la zona de la banda atlántica litoral se han documentado recientemente afloramientos silíceos (Domínguez-Ramos y Martínez, 2011). La zona ofrecía también numerosos recursos de vegetación. No hay estudios polínicos, ni antracológicos vinculados a registros de sociedades tribales en la zona de Jerez, pero los resultados de otros entornos inmediatos, como banda atlántica de Cádiz, muestran la riqueza en taxones vegetales, el potencial de bosque mediterráneo, acebuches, encinas, leguminosas, diversos tipos de matorrales (Uzquiano, 2008; Uzquiano y Arnanz, 2002; Ruiz Zapata y Gil García, 2008; Ruiz Zapata et al., 2005). 21

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La fauna igualmente debió ser importante. Los datos de las cuevas, tipo Dehesilla ofrecen un interés considerable. Es destacada la presencia de especies salvajes como ciervos, jabalíes, linces y domesticadas como ovicápridos, bóvidos, con gran presencia de conejos pero también con aprovechamiento de caracoles y malacofauna (Boessneck y Von den Driesch, 1980; Acosta y Pellicer, 1990: 104). Esta información se complementa con datos de enclaves próximos como El Retamar (Cáceres, 2002, 2003); La Esparragosa y otros enclaves de banda atlántica (Ramos, Pérez y Domínguez-Bella, 2010; Ramos et al., 2010). Los recursos marinos, marisqueo y peces, debieron ser importantes en el Holoceno, como muestran los estudios recientes en el propio casco urbano de Jerez (Cantillo, 2009, 2012; Pérez, Vijande y Cantillo, 2010), y debieron ser significativos en las marismas. Ejemplos documentados en sitios litorales de la banda atlántica de Cádiz muestran esta importancia para las sociedades tribales (Cantillo, 2012; Ramos y Lazarich, 2002; Ramos y Cantillo, 2009; Ramos et al., 2011). También hay que destacar el papel de la sal, fundamental para la conservación de los alimentos y por lo que parece clave en la concentración de riqueza y producto base para procesos de acumulación de excedentes y líneas de distribución de productos, desde al menos las sociedades tribales neolíticas. La destacada serie de depósitos del Trías en los ambientes de interior y el potencial de las marismas es también muy destacado en Jerez (Ver al respecto Giles et al., 2011; Ramos et al., e.p.). 3.- Historia de la investigación En anteriores trabajos (Ramos, 2008, 2012) hemos desarrollado aproximaciones historiográficas de la región, desde una visión externalista a la propia disciplina, implicada en el contexto histórico y sociológico de los investigadores, así como de las circunstancias de la época, considerando también el marco metodológico de las tendencias de investigación. Los estudios historiográficos son difíciles, pero necesarios. Sólo podemos aportar algunas ideas y reflexiones sobre algunos 22

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hitos de la historia de los estudios. En este sentido Jerez tiene una deuda moral con un estudio a fondo sobre la aportación de Manuel Esteve Guerrero (Figura 2). En el compendio realizado por Manuel Antonio García Paz y el Centro de Estudios Históricos Jerezanos (Figura 3), de trabajos de Manuel Esteve se aporta un currículum y una relación de algunas de sus publicaciones (Esteve, 1979). También se recoge una síntesis de su polifacética obra en el libro de Ramón Clavijo (1996). Se conocen datos de su biografía. Así sabemos que estudió el Bachillerato en Jerez, realizó estudios Figura 3. Portada del libro de compide Filosofía y Letras en la Univer- lación de trabajos de Manuel Esteve sidad de Sevilla y que amplió estu- de 1979. Miscelánea Arqueológica dios de especialización a plaza de Jerezana archivero, bibliotecario y arqueólogo en 1926. Realizó estudios de dibujo en Escuelas de Arte y Oficios de Sevilla y Jerez. Fue profesor agregado numerario y luego en excedencia voluntaria de Geografía e Historia en el Instituto Padre Luis Coloma de Jerez. Manuel Esteve fue Director de la Biblioteca Pública Municipal de Jerez (1931) y de la Colección Arqueológica, base del posterior Museo Arqueológico de Jerez, Delegado Local de Excavaciones Arqueológicas y miembro de numerosas entidades históricas y culturales. Queremos destacar para el estudio de la arqueología prehistórica que controló y publicó la inhumación colectiva del sepulcro de Alcántara (Esteve, 1934), el yacimiento de la Edad del Bronce de Las Alcobainas (Esteve, 1962 a) y realizó cuatro campañas de excavación en Mesas de Asta -entre 1942 y 1956- y una quinta campaña en 1957-1958, documentando ocupaciones de una interesante secuencia que cubría del Neolítico a época almohade- (Esteve, 1941, 1942, 1945, 1950, 1962 b). Las excavaciones fueron suspendidas por falta de medios económicos. Fue importante su contribución al V Symposium de Prehistoria Peninsular: Tartessos y sus problemas, realizado en Jerez en 1968 (Figura 4) organizado por la Universidad de Barcelona y la Foundation Wiliam L. 23

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Figura 4. Portada del libro de Actas del V Symposium de Prehistoria Peninsular: Tartessos y sus problemas

Bryant (Estévez, 1969). Y realizó numerosas publicaciones arqueológicas sobre diversas épocas de la ocupación histórica de Jerez (Ver un compendio en: Esteve, 1979). Pero aparte de estas consideraciones ya recogidas en obras generales (González, 1988) nos llama la atención que no haya habido un estudio a fondo de su archivo y documentación de trabajos de campo. No se ha publicado la “intrahistoria” de los difíciles años 40-70 en la investigación arqueológica; sus relaciones con César Pemán, un estudio exhaustivo de los trabajos en Mesas de Asta, sus vinculaciones y correspondencia con arqueólogos de su época (En este sentido hemos visto en el Museo de Tetuán cartas de Estévez con Tarradell y recuerdo alguna carta del Archivo del Museo de Jerez, que pude ver entre los años 1988-1989, donde había verdaderas quejas a la Administración de la época, con lo que ello implicaba en aquellos años, sobre la lamentable situación de deterioro y falta de apoyo a la excavación del yacimiento de Mesas de Asta). -Para profundizar en la figura de Tarradell y el duro contexto de la investigación en España en los años 50 y 60 (Ramos, 2008; Ramos et al., coord., 2008; Ramos et al., 2008). Tras la muerte de Manuel Esteve el 4 de Septiembre de 1976 le sucedió en su cargo de Director de la Biblioteca, el Archivo y el Museo 24

Arqueológico Municipal, Manuel Antonio García Paz, que actualmente es el Director de la Delegación de Turismo, Cultura y Fiestas del Ayuntamiento de Jerez. Para comprender la continuidad de los trabajos y la configuración del actual Museo de Jerez, hemos de valorar las aportaciones de Rosalía González. Esta investigadora llega a la dirección del Museo Arqueológico de Jerez en octubre de 1982 (González, 2007, 2009; González, Barrionuevo y Aguilar, 1997). Ha desarrollado desde ese momento trabajos de gestión e investigación en diversas parcelas del proceso histórico de la zona. Queremos destacar en cuanto a sus contribuciones para el estudio de las sociedades prehistóricas, las excavaciones en El Trobal (González, 1987) y en Torremelgarejo (González y Ramos, 1990). También consideramos de gran interés el proyecto Paleogeografía humana del extremo noroccidental de Cádiz. Los procesos culturales desde el neolítico a época medieval. Formas de contacto y aculturación. Proyecto autorizado y subvencionado por la Junta de Andalucía y desarrollado en los primeros años 90 del siglo pasado. El proyecto pretendía estudiar, desde una perspectiva histórico-cultural la secuencia arqueológica de la zona noroeste de Cádiz, valorando marismas, campiñas, Guadalete y medio litoral. Conocemos datos de la prospección en la zona de Peñas del Cuervo, en la marisma del Bujón, en la zona de Mesas de Asta y en el entorno de la Marisma de Mesas (González, 1991; González et al., 1992, 1995; González, Ruiz Mata y Aguilar, 1993; Barrionuevo, Aguilar y González, 1994). Tuve la oportunidad de participar en la codirección de la campaña de 1990 en la zona de la Marisma de El Cuervo y la zona de Peñas del Cuervo y Laguna del Tollón con resultados importantes en el registro de yacimientos vinculados a ocupaciones de sociedades tribales y clasistas iniciales (Ramos y González 1992). Vinculado a dicho proyecto se han realizado entre 1992 y 1993 trabajos de prospección microespacial en Mesas de Asta (Figura 5). Los resultados son de gran interés, con la localización de 2260 estructuras funerarias, planteando una extensión de la necrópolis de unas 32 hectáreas y distribución en 1,5 Km. de longitud. Destacamos aquí la atribución al IIº milenio a.n.e. del inicio de la necrópolis en la zona denominada Rosario 4, con evidencias de platos de bordes engrosados, láminas de sílex. También de Rosario 3 se han identificado cuencos hemiésféricos del IIº milenio a.n.e. (González, Barrionuevo, y Aguilar, 1995: 218). Destacamos también el compendio monográfico realizado por Rosalía González y Diego Ruiz Mata sobre la Prehistoria de Jerez (Figura 6), que analizó en visión de síntesis el medio natural y el proceso histórico desde criterios normativos, del Paleolítico a la ocupación tardorromana y visigoda (González y Ruiz Mata, 1999). 25

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Balance del conocimiento de las sociedades tribales neolíticas y clasistas

localización de registros arqueológicos en las laderas que vuelcan a la campiña y próximas a la marisma. Plantean así la situación de cuatro núcleos separados entre sí: Alto de Picadueñas; San Mateo-San Juan; El Carmen-Castellanos y Alcázar (González et al., 2008: 92). En la Historia de la investigación de la Prehistoria de Jerez hay que destacar también las excavaciones y estudio que realizaron en Cueva de la Dehesilla los profesores de la Universidad de Sevilla, Pilar Acosta y Manuel Pellicer (Figura 7). Se han realizado dos campañas de excavación en 1977 y 1981, aportando una interesante estratigrafía con evidencias de niveles neolíticos y calcolíticos -en criterios culturales y normativos(Acosta, 1986, 1987; Acosta y Pellicer, 1990; Pellicer y Acosta, 1982).

Figura 5. Portada de las Actas del Congreso Conmemorativo del V Symposium Internacional de Prehistoria Peninsular

Desde el Museo Arqueológico de Jerez se ha realizado el estudio de la Carta Arqueológica Municipal del núcleo urbano (González et al., 2008). Es muy significativo el extenso y cada vez más documentado control de evidencias prehistóricas en el casco urbano de Jerez. Los autores de la Carta consideran que el primer poblamiento en el solar físico del actual Jerez corresponde al tránsito del Neolítico al Calcolítico, según criterios normativos (González et al., 2008: 92). Es cada vez más destacada la

Figura 6. Portada del libro de Historia de Jerez de la Frontera. Tomo 1.1999

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Figura 7. Portada del libro de Pilar Acosta y Manuel Pellicer. 1990. La Cueva de la Dehesilla (Jerez de la Frontera)

Otro hito importante en la historia de la arqueología prehistórica lo constituye el estudio del Proyecto Prospecciones arqueológicas superficiales en la cuenca del río Guadalete. Análisis geocronológicos y sedimentológicos. Proyecto autorizado y subvencionado por la Junta de Andalucía Ha sido un proyecto de investigación moderno, dirigido por Francisco Giles y con la importante colaboración de Joaquín Rodríguez Vidal y Javier Gracia para los estudios geológicos y de Antonio Santiago, José María Gutiérrez, Esperanza Mata y Luis Aguilera para los estudios arqueológicos. Se ha desarrollado en campañas de campo, con dedicación desde 1984 y 10 años de duración con autorizaciones y subvenciones de la Dirección General de Bienes Culturales de la Junta de Andalucía. En este proyecto se ha realizado un análisis completo de estudio de prospección de la cuenca del río Guadalete, con estudio geomorfológico de las terrazas cuaternarias. Se ha analizado la estratigrafía, tipos de 27

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suelos, estudios de materias primas y ordenación geocronológica. Han realizado un análisis completo de la cuenca documentando siete niveles de terrazas, que cubren una secuencia normativa considerada entre Achelense Antiguo (T2) y Paleolítico Medio (T6), con evidencias de niveles holocenos con registros neolíticos (Santiago et al., 2001). Razones de espacio impiden valorar en su justa medida los importantes resultados de este proyecto, sólo recordamos hitos como la publicación en la importante revista internacional -L’Anthropologie- de los resultados de Laguna de Medina (Giles et al., 1996). Han realizado numerosas contribuciones sobre las campañas de campo, los registros tecnológicos, análisis geoarqueológicos, estudios faunísticos, excavaciones de sondeo en importantes yacimientos, cubriendo la secuencia de los grupos humanos cazadoresrecolectores que frecuentaron este territorio hasta los inicios del neolítico (Giles et al., 1991, 1992, 1996, 1998, 2002, 2003; Gutiérrez et al., 1994; Santiago et al., 2001). Durante los años 1989 y 1990 se desarrollaron en Jerez campañas de campo del Proyecto Talleres e industrias líticas Postpaleolíticas del Occidente de Andalucía. Prospección arqueológica superficial en el curso del río Guadalete (Jerez de la Frontera) (Ramos et al., 1991). Pretendía un estudio de la tecnología lítica de las sociedades neolíticas y de la Prehistoria Reciente, intentando analizar los lugares de producción de productos líticos tallados y valorar la ordenación del territorio y la distribución de dichos productos hacia asentamientos y lugares de hábitat y consumo. Se realizaron dos campañas de campo con la dirección de José Ramos, y la directa colaboración, especialmente de José María Gutiérrez, Antonio Santiago, Esperanza Mata y Luis Aguilera, en la cuenca del río Guadalete, en su curso medio y bajo (Ramos et al., 1991). Además se han estudiado los productos líticos tallados de etapas neolíticas y posteriores depositados en el Museo de Jerez, en una monografía general (Figura 8) enmarcada en el territorio y Figura 8. Portada del libro de Ra- poblamiento de la Prehistoria Recienmos, Santiago, Molina, Mata, Gonte de Jerez (Ramos et al., 1989). zález, Aguilera y Gutiérrez.1989: El proyecto permitió generar un Arqueología en Jerez. Primera equipo de estudio que analizó los proaproximación al estudio de las inductos de sitios de la cobertera holodustrias líticas de su Prehistoria cena del Guadalete, como Garrapilo, Reciente 28

Balance del conocimiento de las sociedades tribales neolíticas y clasistas

que representan una gran captación de materias primas de cantos, para un uso inmediato y local (Ramos et al., 1990 b). Se analizaron los sitios de producción del entorno y piedemonte de la sierra como lugares de elaboración de productos laminares y valorar su distribución posterior, con el análisis de casos como Fuensanta (Ramos et al., 1990-1991) y una valoración socioeconómica de dichos procesos (Ramos et al., 1992 a). Se valoró también en aquellos años un estudio de los productos líticos de la marisma de El Cuervo (Ramos et al., 1992 b) y una primera aproximación a los modelos tecnológicos de diversas etapas, caso de enclaves neolíticos como Cuartillo (Ramos et al., 1990 a) y de sitios estratificados con un muestreo de El Trobal contrastándolo con los registros entonces conocidos de El Estanquillo, Las Viñas, Cantarranas (Ramos et al., 19911992). Se pudo ofrecer una primera ordenación de las litologías usadas por las sociedades de la Prehistoria Reciente, presentar un primer intento de ordenación diacrónica y funcional de los enclaves y asentamientos del V al II milenio a.n.e., integrar los sitios de producción con grandes áreas de captación de materias primas y valorar las redes de distribución y de consumo de productos líticos. Ver un panorama reciente de esta problemática en (Ramos et al., 2009). Queremos destacar también los importantes trabajos geoarqueológicos que han realizado los profesores de las Universidades de Sevilla y Bremen, Oswaldo Arteaga y Horst D. Schulz, y la Dra. Anna María Roos, en el territorio del antiguo Lacus Ligustinus, en el marco del Proyecto Geoarqueológico de las Marismas del Guadalquivir (Arteaga, Schulz y Roos, 1995; Arteaga y Roos, 1995). Tras analizar las fuentes clásicas en la visión que dieron de la paleogeografía acuden a las Ciencias de la Tierra y a la Geoarqueología para la reconstrucción del medio natural tartesio y en general del proceso histórico del Holoceno. Es muy interesante la reivindicación que hacen de los trabajos pioneros de Juan Gavala y Laborde (1959) en su intento de reconstruir el estuario del Guadalquivir y de la completa visión de Loïc Menanteau (1978). Exponen un planteamiento metodológico de las relaciones de la sociedad con el medio y el papel de las relaciones sociales de producción, en su valor sociohistórico para entender la transformación del medio natural y crear “paisajes antropizados” (Arteaga, Schulz y Roos, 1995: 108; Arteaga y Hoffmann, 1999). Este modelo es de gran interés pues incide en el papel de los desarrollos desiguales del proceso histórico en relación a la transformación del medio. Con dichas bases metodológicas han realizado perforaciones geológicas en diversos tramos del Bajo Guadalquivir y han contrastado con los datos de asentamientos prehistóricos y de diversas etapas para la reconstrucción y valoración del proceso paleogeográfico e histórico, desde la 29

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Transgresión Flandriense (Arteaga, Schulz y Roos, 1995: 108 y ss.). Para el trabajo que aquí realizamos, queremos destacar la aportación y datos sobre la ubicación topográfica de comunidades aldeanas neolíticas y de la Prehistoria Reciente y las nuevas perspectivas que abren sobre la distribución del poblamiento y organización del territorio perteneciente a estas sociedades, en las marismas del Bajo Guadalquivir. Inciden directamente en la presión antrópica para entender los procesos de sedimentación, debidos al desarrollo de las fuerzas productivas y a la propia composición desigual de dichas sociedades (Arteaga y Schulz, eds., 2008). Además de los proyectos mencionados ha habido diversos trabajos, en el marco de tesis doctorales o estudios concretos. Recordamos así los trabajos de Francisco Borja y Fernando Díaz del Olmo, que desde perspectivas ambientalistas han estudiado también los procesos de colmatación fluviales y litorales en esta zona (Díaz del Olmo, 1989; Borja, 1995). En otra línea, se han estudiado los productos cerámicos campaniformes, enmarcados en la tesis doctoral de la autora (Lazarich, 1999) considerados en una visión territorial de su contexto arqueológico. Recordamos también un trabajo de investigación del master de patrimonio Histórico y Arqueológico de la Universidad de Cádiz, presentado por Juan Francisco Sánchez, que abordó un balance del conocimiento disponible sobre el yacimiento de Mesas de Asta (Sánchez, 2007).

cultural y socioeconómico (Sánchez y Santiago, 2010). Recordamos lo indicado al inicio de este apartado. Es preciso enmarcar estas notas en los contextos históricos, sociológicos y metodológicos, de las posiciones teóricas y diversos planteamientos de los autores y de sus perspectivas de investigación. Como se ha visto han predominado claramente visiones tradicionales normativas propias del Historicismo Cultural. Hubo planteamientos de aspiración funcionalista y históricos de la Arqueología Social. Con todo la Historia de la investigación de la Arqueología en Jerez ofrece todavía mucho futuro y perspectivas para nuevos estudios.

Con posterioridad a la información aportada por la Carta Arqueológica Municipal de Jerez 1: El núcleo urbano (González et al., 2008: 92 y ss.), se han continuado aportando datos de los trabajos recientes realizados por jóvenes investigadores, que han estudiado enclaves como Armas de Santiago (Pérez, Vijande y Cantillo, 2010) y Valdespino (Cantillo, 2009). En este sentido estos nuevos trabajos vienen a plantear un origen más antiguo para el núcleo urbano de Jerez y están exponiendo la complejidad y riqueza de la Prehistoria de Jerez. El registro documentado apunta claramente a una ocupación del VI-V milenios a.n.e., con cerámicas neolíticas y productos líticos de la tradición de dorsos abatidos y microlitos geométricos; unido a una fauna importante salvaje y domesticada y a un destacado conjunto de consumo de fauna marina (Cantillo, 2009) También aprecian estos jóvenes investigadores la continuidad del poblamiento en III y II milenios a.n.e.

En principio queremos destacar la importancia del sustrato que explica la posterior presencia de aldeas y yacimientos neolíticos (Santiago et al., 2001). Lugares como cueva de Higueral de Vallejas, Cueva de las Motillas, Las Arenosas, La Escalera, Llanos de Don Pedro, explican las bases poblacionales de comunidades con tecnología de tipo modo IV, pero que están en la base tecnológica de los registros neolíticos (Gutiérrez et al., 1994; Santiago et al., 2001; Baena, Morgado y Lozano, 2011-2012).

No queremos finalizar estos apuntes historiográficos sin dejar de mencionar un trabajo crítico que consideramos de gran interés, el realizado por Juan Francisco Sánchez y Antonio Santiago sobre la triste realidad que sufren muchos yacimientos. Analizan el estado actual de deterioro y abandono de Mesas de Asta y reflexionan sobre una visión social de la Arqueología, como dinamizadora de zonas rurales, pero con gran potencial 30

4. Las bases documentales para el estudio de los yacimientos vinculados a sociedades tribales y clasistas iniciales en el territorio de Jerez Vamos a presentar de manera muy sucinta las bases para el estudio disponible del registro de yacimientos con testimonios de sociedades del VI al II milenio a.n.e. en la zona de Jerez. Destacamos inicialmente el gran potencial de investigación que presenta y la destacada cantidad de yacimientos disponibles, aunque con un desigual grado de información respecto a otras zonas del entorno inmediato, caso de Banda Atlántica de Cádiz (Ramos, coord., 2008).

Se conocían tradicionalmente registros de cuevas en la zona subbética de Jerez (Figura 9) y en general del noreste de Cádiz, caso de Cueva del Picado (Mora-Figueroa, 1970), Cueva de la Motilla (Santiago Vilches, 1983), Cueva de la Dehesilla (Pellicer y Acosta, 1982, Acosta, 1986, 1987; Acosta y Pellicer, 1990), Cueva del Parralejo (Pellicer y Acosta, 1982) y otras situadas en las sierras de Cádiz, como los muy destacados registros de las simas de la Veredilla de Benaocaz (Guerrero, 1985). Muestran la ocupación de pastores, leñadores y agricultores de montaña. Cueva de la Dehesilla ha ofrecido la secuencia más completa hasta el momento actual, desde el Neolítico Antiguo al Calcolítico en criterios normativos, contando con cronologías del VIº al IVº milenios a.n.e. para las fases neolíticas (Acosta y Pellicer, 1990: 89). Estas excavaciones han aportado una secuencia cronológica, cerámica -cardial, incisa, impresa y 31

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formas muy clásicas y variadas: cuencos semiesféricos, formas de tendencia semiesférica con bordes entrantes, formas de tendencia ovoide, formas de tendencia globular con gollete…; así como de asas, mamelones y formas de prehensión- (Acosta y Pellicer, 1990: 42 y ss.).

Figura 9. Cueva de la Dehesilla (Foto Antonio Santiago)

La tecnología lítica tallada, que fue analizada por Enrique Vallespí, ha ofrecido para el Neolítico Antiguo productos de la tradición de grupos cazadores-recolectores epipaleolíticos, como geométricos, bordes abatidos, muescas, denticulados y productos de uso cotidiano: raspadores, buriles. Para el Neolítico Reciente dominan las hojas con huellas de uso, estando presentes fracturas retocadas y perforadores (Acosta y Pellicer, 29 y ss.). Hay también un registro significativo de productos pulimentados. El análisis de la fauna, desde estudios realizados por (Boesneck y Von den Driesch, 1980) permitió a Pilar Acosta y Manuel Pellicer dar una valoración muy interesante del peso de la caza -ciervo, jabalí, lince- en el Neolítico Antiguo y documentar el paulatino proceso de domesticación de la oveja y de los bóvidos. La continuidad del registro del Neolítico Medio apunta a un aumento de la presencia de especies domesticadas -cerdo, ovicápridos, bóvidos y cierta disminución de las especies cazadas- (Acosta y Pellicer, 1990: 61-66). Visiones desarrolladas en aquellos años llevaron a considerar que se trataría de un foco neolítico (Pellicer y Acosta, 1990), valorando más el poblamiento de la sierra. Fueron destacados los análisis cronológicos y el cambio de visión del propio Pellicer, desde posiciones previas difusionis32

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tas, al considerar el interés de la zona en el proceso de neolitización. Los proyectos de prospecciones desarrollados en los finales de los años 80 y primeros 90 del siglo pasado, vinieron a documentar, en paralelo a estos estudios, trabajos realizados en otras zonas de Andalucía (Porcuna, Guadalquivir, Subbético de Cádiz, Subbético de Córdoba, Axarquía de Málaga, Huelva: Ramos, 1988-1989, 2004; Gutiérrez et al., 2000; Arteaga y Roos, 2009), la importancia de los sitios al aire libre para explicar la ocupación y poblamiento neolítico. En Jerez comenFigura 10. Cuartillo. Productos líticos retoca- zaron a documentarse endos. Según (Ramos et al., 1990 a: 80) claves que deben ir vinculados cronológicamente al V milenio a.n.e. o incluso anteriores, caso de Cuartillo (Figura 10) (Ramos et al., 1990 a), y a ser considerados los registros antiguos documentados por Estévez en Mesas de Asta y estudiados en aquellos momentos en la dinámica indicada en el Proyecto Talleres… (Ramos et al., 1989) y también con nuevos e interesantes datos de las ocupaciones neolíticas al aire libre en los rebordes de las actuales marismas (Figura 11), presentadas en los avances de la Marisma de El Cuervo (Ramos y González, 1992; Ramos et al., 1991-1992; 1992 b). Se venía a comprobar un destacado poblamiento al aire libre, donde se debieron realizar prácticas agropecuarias, con un control y apropiación de la tierra como medio de producción. Este fenómeno histórico se confirma en banda atlántica de Cádiz (Ramos, coord., 2008) y tiene una manifestación de explotación pesquera de gran interés en El Retamar (Ramos y Lazarich, 2002), como lugar de frecuentación de una sociedad que además de las prácticas de pesca, tiene control del ganado y continúa desarrollando prácticas de caza. La problemática que plantea este tipo de yacimientos, su interés en un contexto mediterráneo y atlántico, vinculado a la problemática del trán33

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Figura 12. Vista aérea del yacimiento de El Trobal (Foto Antonio Santiago)

Figura 11. Mapa de yacimientos prehistóricos de Jerez y entorno. Según (Ramos et al., 1992 a: 9)

sito de las sociedades cazadoras-recolectoras-mariscadoras-pescadoras, de los modelos normativos mesolíticos a las sociedades semisedentarias tribales neolíticas, es un gran tema de alcance. Las evidencias tipo Cuartillo o los yacimientos de las marismas de Jerez aportarán luz sobre esta interesante problemática. En este sentido son necesarios estudios en relación a un planteamiento de las sociedades tribales (Ramos y Pérez, 2003), analizando el potencial de recursos, las bases geoarqueológicas de los emplazamientos, estrategias socioeconómicas de los pobladores y perspectivas sociales y de modos de vida de la ocupación. Estas incipientes aldeas neolíticas van alcanzando un peso significativo y llegan a ser lugares de dimensiones más importantes, de varios cientos de metros de extensión, donde son visibles estructuras de tipo silos, fosos, cabañas y lugares de hábitat. El caso más destacado de Jerez es el de El Trobal (González, 1987; González y Ruiz, 1999: 46-50). El 34

Trobal es un yacimiento formidable (Figura 12). Ofrece un gran potencial en el análisis de tipo de poblado, estratigrafía, amplitud cronológica, antropología (Ruiz et al., 1991), arqueobotánica, fauna terrestre, fauna marina, tecnología lítica, cerámica, productos exóticos… Requeriría una monografía especial y sólida, conformada por un equipo interdisciplinar que abordara el significativo registro y su problemática histórica, como consolidación de sociedades tribales en el territorio. Los datos que hemos obtenido en el yacimiento de La Esparragosa (Pérez et al., 2005; Ramos et al., 2008; Cantillo, 2012) -Chiclana de la Frontera-, nos han permitido incidir en el estudio esta problemática y valorar la importancia de la propiedad de los medios de producción, la transformación del medio, los inicios de la acumulación de excedentes, con la consolidación de las prácticas agropecuarias y la consolidación de nuevas relaciones de producción y de reproducción social. También ha sido muy interesante valorar el importante papel de las prácticas de marisqueo. Estas aldeas de grandes dimensiones con campos de silos, ofrecen en la zona de Cádiz y Jerez una documentación importante para la explicación de la neolitizacióntribalización. El registro de El Trobal, que tuve la oportunidad de conocer y avanzar en algunos aspectos de su tecnología lítica (Ramos et al., 1991-1992) permitirá profundizar en esta problemática de tanta trascendencia histórica. Además es necesario el estudio funcional de los productos líticos tallados, como se ha realizado en poblados sincrónicos como La Esparragosa (Clemente et al., 2010). 35

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A pesar de no conocer sus evidencias de fauna, arqueobotánica y un detenido estudio microespacial es un enclave de gran alcance, que al igual que otros poblados de la zona inmediata, como Cantarranas, La Viña (Ruiz y Ruiz Mata, 1999; McClellan et al., 2003), La Esparragosa (Perez et al., 2005; Vijande, 2006; Ramos et al., 2008;), Campo de Hockey (Vijande, 2010), que indican el afianzamiento del poblamiento estable neolítico, y de lugares semisedentarios al principio en el IV milenio que van marcando el paso a las aldeas neolíticos, con indicios de almacenamiento y de control de excedentes agropecuarios con la consolidación de las sociedades tribales (Ramos et al., 2010). Los recientes estudios y datos de las excavaciones en el casco urbano de Jerez apuntan a la presencia de un asentamiento similar, como en Valdespino (Pérez y Cantillo, 2009; Cantillo, 2008), con indicios de registros de la ocupación en el Vº milenio a.n.e. y continuidad en el IVº milenio a.n.e., donde la explotación de recursos marinos fue importante, pero donde se consolidan las prácticas agropecuarias. Los mencionados estudios de talleres y lugares de producción de productos líticos tallados, en sus diversas zonas (Ramos et al., 1989), en la presierra de Cádiz, como Fuensanta (Ramos et al., 1990-1991), en la zona de producción de las Peñas del Cuervo (Ramos et al., 1992 a), en las graveras de la cobertera holocena del Guadalete (Ramos et al., 1990 b) venían a explicar procesos de captación y abastecimiento, pero también procesos de distribución y consumo de productos líticos para las actividades cotidianas (Ramos et al., 2009). Posteriores estudios en la zona, la documentación del dolmen de Alberite, con su cronología neolítica y la presencia de grandes láminas, así como otros productos de prestigio, como cuarzo, cuentas de variscita, hachas en materias primas volcánicas externas, ámbar…, venían a incidir y a demostrar aquellas hipótesis planteadas en los inicios de nuestros estudios arqueológicos en Jerez, sobre la complejidad de las sociedades neolíticas y su gran alcance regional en la Europa atlántica (Ramos y Giles, eds., 1996; Domínguez-Bella y Morata, 1995; Domínguez-Bella et al., 2002 a, 2002 b; 2012). Para el conocimiento de las sociedades clasistas iniciales del III y II milenios a.n.e. las bases documentales eran dispersas, pero ya importantes en los estudios de Manuel Esteve Guerrero. El registro de yacimientos aumentó en los años 80 y 90 del siglo pasado. De todos modos el análisis de esta problemática ha sido muy tradicional, dentro de los parámetros conocidos de vinculación tipológica de los materiales cerámicos y de algunos productos metálicos, llegando a considerar como una reducción de la población y hasta el abandono de poblados de la Edad del Cobre, sugiriendo un vacío de la ocupación humana de la zona en el II milenio a.n.e. (Ver esta problemática en: González y Ruiz, 1999: 51-68). 36

Sociedades prehistóricas en Jerez

El estudio de los estados prístinos refleja el abandono de la igualdad comunitaria primitiva (a pesar de sus contradicciones) hacia sociedades clasistas donde se realiza un ejercicio de poder despótico por parte de grupos privilegiados sobre una mayoría explotada. El modo de producción viene organizado por la relación entre las clases respecto a la propiedad de los medios de producción. El acceso a la propiedad regula así el marco de las relaciones clasistas y el sistema de relaciones de producción. En esta formación social se intensifican los procesos de distribución de productos, que se vinculan a la organización del trabajo (Arteaga, 2001). Existe un cuerpo ideológico-religioso-institucional que legaliza la estructura de la propiedad, el marco de las relaciones sociales y la propia explotación. (Esto se consolida desde las contradicciones parentales de las sociedades tribales y se observa en los registros de los enterramientos). La clase dominante asume actitudes de trabajo intelectual, que integran actividades relacionadas con prácticas guerreras, por eso el registro arqueológico documenta metales y armas, cada vez más significativas. Va surgiendo una masa de campesinos, de base parental inicial, pero cada vez más explotada. La clase propietaria se adueña de la fuerza de trabajo y de los excedentes. Aparecen los tributos. Arqueológicamente estos cambios se manifiestan en el territorio, como espacio socializado. Para ello el estudio de las llamadas unidades de residencia campesinas -aldeas estables- serán decisivas (Nocete, 1989, 1994, 2001; Arteaga, 1992; Ramos, 2004). La organización espacial de las aldeas reflejará la estructuración social. Habrá aldeas de productores y otros poblados donde sectores sociales se apropiarán de la fuerza de trabajo, de los tributos y de los excedentes. El territorio de la campiña y marisma de Jerez y entornos inmediatos en los milenios III y IIº a.n.e. se vincula como territorio de explotación y producción agrícola, conformando un proceso de jerarquización de espacios sociales dentro de una sociedad clasista inicial. Se ha planteado para el Valle bajo del Guadalquivir y sus campiñas inmediatas el surgimiento de un estado prístino (Arteaga, Schulz y Roos, 1995; Arteaga y Hoffmann, 1999), con un proceso importante de concentración y ordenación poblacional que genera que amplios territorios se ordenen y nuclearicen políticamente a partir del núcleo asentado en torno a Valencia y Gandul, que se inicia en la época del Cobre (Arteaga y Cruz-Auñón, 1995; Arteaga, 2002). Cuando cambian las relaciones de propiedad se producen cambios en la estructura económica que tienen reflejo en la ordenación centro-periferia. Esto conllevará procesos de descentralización en el tránsito al IIº milenio a.n.e., manifestados en nuevas formas de nuclearización en el territorio (Ramos, coord., 2008). 37

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En estas etapas dominará la tecnología lítica tallada vinculada a prácticas agrícolas (hojas con lustre, elementos de hoz…) y tecnología de instrumentos pulimentados (hachas, azuelas, molinos, moletas…), asociados a prácticas productivas agrícolas y de transformación de productos alimenticios. El análisis de productos exóticos y alóctonos en la zona -variscita, sillimanita, ocre, ámbar, marfil…- (Domínguez-Bella et al., 2002 a) indica procesos de obtención desde fuentes de suministro lejano y refleja la capacidad de sectores de esta sociedad de obtener objetos de prestigio desde áreas lejanas. El desarrollo de la agricultura genera procesos de deforestación y las primeras transformaciones del medio: depósitos coluvio-aluviales y dunas (Arteaga, Schulz y Roos, 1995), como consecuencia de las actividades socioeconómicas. Los estudios territoriales desarrollados en otras zonas de Andalucía (Porcuna-Jaén-: Arteaga, 2002; Nocete, 1994, banda atlántica de Cádiz: Ramos, Pérez y Domínguez-Bella, 2010; Valencina de la Concepción: Nocete, 2001) demuestran para estos momentos, que asistimos a una verdadera organización del territorio. Hay una nuclearización del mismo en poblados, que llegar a ser centros nucleares del control de los procesos de producción y distribución de los productos arqueológicos. La jerarquización del territorio refleja la jerarquización de la sociedad. Los asentamientos se sitúan en plataformas amesetadas, junto a suelos de buena calidad, próximos a vegas y o cursos fluviales, en lugares de buena productividad de la tierra, cercanos a pozos. Son sitios que ofrecen facilidades defensivas por su propia topografía y situados en una buena ubicación respecto a comunicaciones y a los territorios de explotación agropecuaria, que constituye la base del sistema productivo. Los datos de la cercana banda atlántica muestran el interés de asentamientos como los situados en La Mesa (Ramos et al., eds., 1999); Monte Berrueco (Escacena y De Frutos, 1981-1982, 1985, 1986) en los entornos de Medina Sidonia y de la Laguna de la Janda en Los Charcones (Ramos et al., 1995). Corresponden a asentamientos que ocupan espacios superiores a más de 200 x 200 mts., que controlan el entorno circundante y establecen una autentica jerarquización socioeconómica (Ramos, coord., 2008) y que deben vincularse a un nivel territorial más amplio con los grandes centros nucleares de la baja Andalucía ubicados en el entorno de Valencina de la Concepción-Carmona (Arteaga, 2002; Nocete, 2001). Los registros de Jerez son de gran interés para esta explicación de alcance territorial y política. Deben superar visiones normativas limitadas y clásicas y enmarcarse en esta explicación amplia. Consideramos además que el núcleo de poblamiento que viene documentándose en el espacio 38

Sociedades prehistóricas en Jerez

urbano de Jerez, constituye el origen del núcleo urbano de Jerez, como ocurre en otras importantes ciudades andaluzas -Porcuna (Arteaga et al., 1992, Ronda (Aguayo, Martínez y Moreno, 1990; Carmona: Amores, 1982)..., donde el poblamiento estable empieza con las aldeas neolíticas y tiene continuidad histórica en las sociedades de la Prehistoria Reciente y de la Protohistoria, hasta época romana, medieval y posteriormente la conformación moderna de dichas ciudades. Las indicadas peculiaridades topográficas, geoestratégicas, de recursos, avalarían dicha hipótesis y por supuesto las importantes estratigrafías y amplias zonas de ocupación, que se consolidan en el III milenio a.n.e. Así vemos que el propio núcleo urbano de Jerez es de gran interés en este sentido (González et al., 2008: 92). Nosotros lo consideramos como origen claro del núcleo urbano histórico. Si analizamos con detenimiento el crecimiento de los registros arqueológicos pertenecientes al III y II milenios a.n.e., en los últimos años, desde los primeros hallazgos en Cine Astoria, al importante listado de sitios con evidencias de estas épocas (Calle Muro, Calle Cid-Plaza de los Ángeles, Calle Francos 43-45 Cine Astoria, Calle Francos 44-46, Calle Palma 2 y 8, Calle Justicia 5, Plaza de San Juan. Las Piedras Negras, Calle Manuel María González 2 y 4 (información amablemente indicada por Antonio Santiago). Los recientes estudios de Valdespino y Armas de Santiago avalarían esta hipótesis (Cantillo, 2012; Pérez, Vijande y Cantillo, 2010). Futuros estudios y la participación de nuevos y jóvenes investigadores tienen aquí un importante campo de trabajo y desarrollo de estudios. Hay que recordar que se ha indicado su ubicación como “cuatro núcleos separados”: Alto de Picadueñas, San Mateo-San-Juan, El CarmenCastellanos, Alcázar, sino un gran centro nuclear (González et al., 2008: 92). A modo de hipótesis planteamos que nos encontramos con un destacado centro nuclear del espacio urbano de Jerez equiparable a otros situados en el territorio de Valencina de la Concepción (Arteaga, 2002). Futuros trabajos deben vincular y analizar la relación de este entorno con otras importantes concentraciones de poblamiento como las situadas en Gibalbín y en la zona de las Marismas-Mesas de Asta (Figura 13) (Ramos y González, 1992; González, Ruiz Mata y Aguilar, 1993; González et al., 1995). Recordamos que en el registro arqueológico documentado en esta zona, entre los productos líticos de estos poblados y asentamientos destaca a partir de estos momentos del III y en el II milenios a.n.e., la presencia de elementos de hoz, que indican el papel y peso importante desarrollados en las prácticas agrícolas (Figura 14). Hay mucho trabajo que realizar, y además de la mejor definición del registro del núcleo urbano de Jerez y del área de las marismas habría que analizar desde una perspectiva territorial el poblamiento, por lo que pare39

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Sociedades prehistóricas en Jerez

5. Reflexiones sobre líneas de investigación que consideramos tienen gran futuro en la zona de Jerez

Figura 13 Mapa de sitios del III milenio a.n.e. Marisma de El Cuervo (Ramos y González, 1992: 68)

ce actualmente más disperso de asentamientos en los Llanos de Caulina (González, 1987), en la zona de Lebrija (Caro, 1989, 1991), en las campiñas interiores, hasta el piedemonte y las sierras. Así históricamente se han documentado poblados, pero también zonas de necrópolis, como las de Alcántara (Esteve, 1934), Las Alcobainas (Esteve, 1962 a), Torremelgarejo (Figura 15) (González y Ramos, 1990). Y ha continuado el hábitat en las cuevas, como en Dehesilla (Acosta y Pellicer, 1990) o Motillas (Santiago Vílchez, 1983). Ha habido estudios específicos de cerámicas campaniformes de diversos enclaves de Jerez (Lazarich, 1999) y de metales, de la Cueva de la Motilla (De Sancha, 1988), que se entenderían en el marco de auténticas redes de distribución de productos, de las sociedades clasistas iniciales, lo que también ocurre con otros productos estudiados, caso de las láminas de sílex (Ramos et al., 2009). La documentación ideológica de los centros de poder queda indicada también en la distribución de los ídolos, que indican expresiones ideológicas de los modos de vida de estas sociedades clasistas. Hay testimonios en Cueva de Las Motillas (Hurtado y Perdigones, 1983), Cerro de las Vacas (Álvarez, 1982) y Torrecera (González y Ruiz Mata, 1999: 61). 40

Jerez ofrece un potencial para la investigación de la arqueología prehistórica muy destacado. La variedad de medios naturales y el potencial de recursos han incidido a la documentación de un registro arqueológico continuado perteneciente a sociedades cazadoras-recolectoras, tribales comunitarias y clasistas iniciales. Hace más de 20 años que no realizo estudios directos en la zona. Circunstancias personales y la propia esFigura 14. Haza de la Torre 8. Productos retotructura y situación de los cados: BN2G. (Ramos et al., 1992 b: 171) proyectos en marcha en los primeros años 90 del siglo pasado, me llevaron a investigar en la zona de la banda atlántica de Cádiz, manteniendo trabajos en Ardales (Málaga) y desarrollando posteriormente una línea de estudios en la región norteafricana del Estrecho de Gibraltar. Con esta experiencia acumulada, veo claro que el estudio de las sociedades prehistóricas en Jerez necesitaría un impulso importante. Resulta evidente que desde el Museo Arqueológico Municipal de Jerez han potenciado investigaciones en Figura 15. Torremelgarejo. Alabarda de sílex el casco urbano y en la eta(Dibujo de José Ramos, en González y Ramos, pa medieval especialmente 1990) (González et al., 2008). 41

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El Proyecto Guadalete aportó gran información de los registros pertenecientes a sociedades cazadoras-recolectoras. Sus autores publicaron mucho y de forma sólida en la visión geoarqueológica, tecnológica y cronoestratigráfica. El proyecto fue muy digno con los recursos que tuvieron sus responsables en los años 90. Han dejado unas bases muy completas para poder relanzar estudios de excavaciones futuras en muchos de los yacimientos documentados, caso de Higueral de Vallejas (Jenings et al., 2009, 2011) y de hecho han comenzado nuevos estudios, a cargo de otro equipo de investigación en Motillas (Baena, Morgado y Lozano, 20112012). El proyecto “Talleres e industrias líticas…” quedó frustrado por varias circunstancias. Intentábamos seguir los trabajos que habíamos comenzado con Enrique Vallespí en años anteriores (Vallespí et al., 1988 a, 1988 b). Con todo se sentaron las bases de un gran potencial en el estudio de los recursos líticos en la zona central de la provincia de Cádiz, que afortunadamente hemos podido retomar en otras zonas inmediatas con la inestimable ayuda de Salvador Domínguez-Bella (Ramos et al., 1998, 2004, 2009). El proyecto “Paleogeografía humana del extremo noroccidental de Cádiz...” Ofrecía unas perspectivas impresionantes. Ayudé a su conformación inicial (Ramos y González, 1992), participé en la codirección de la primera campaña. Quedé sorprendido por el potencial informativo del registro. Razones personales y de la realización de otro tipo de arqueología me alejaron del mismo. Espero y deseo que sus responsables publiquen el gran registro arqueológico de las sociedades prehistóricas de dicha zona. Como perspectivas de necesario trabajo consideramos: - Publicar el archivo de Manuel Esteve Guerrero. Incidir en su obra en los complejos años 40 y 50 del siglo pasado, analizar el contexto de las excavaciones en Mesas de Asta y las razones de su abandono. - Retomar las excavaciones en Cueva de la Dehesilla y/o en otras de la zona para poder profundizar en las bases poblacionales de comunidades locales cazadoras-recolectoras y comprender mejor el proceso de transición a las sociedades tribales neolíticas. - La publicación monográfica e interdisciplinar del yacimiento de El Trobal, por su interés territorial, antropológico, arqueobotánico, de fauna terrestre y marina y por la tecnología lítica y cerámica es un sitio clave para entender los procesos de asentamiento permanente y los modos de vida de las sociedades tribales comunitarias del IVº milenio a.n.e. - La publicación monográfica de los resultados del proyecto ”Paleogeografía humana…”, que ayudarán a entender el panorama del pobla42

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miento y de la ocupación en las marismas y campiñas de Jerez en estas etapas del V al II milenios a.n.e. - La publicación de la necrópolis de Mesas de Asta en su faceta prehistórica. - También animaríamos a los responsables del Museo Arqueológico de Jerez a generar la publicación periódica de una revista. Museos del entorno, algunos mucho más modestos, con muchos menos medios, cuentan con ello, caso de Almajar desde el Museo de Villamartín, o Caetaria desde el Museo de Algeciras. Creemos que la importancia histórica del Museo de Jerez, su potencial y valoración histórica así lo merecerían. - Y quisiéramos sumarnos a las reflexiones indicadas recientemente (Sánchez y Santiago, 2010) sobre el lamentable estado de conservación de Mesas de Asta. Desde la Junta de Andalucía y desde el Ayuntamiento de Jerez deberían emprenderse medidas de urgente salvamento de un yacimiento tan destacado. Su lamentable estado de abandono es el exponente de un desinterés por el Patrimonio, la Historia y la Arqueología. Con todo quisiéramos animar a los jóvenes arqueólogos. Hay mucho trabajo que hacer. Hay que investigar en el Museo, en el Archivo, relanzar nuevas prospecciones y si es posible realizar nuevos sondeos y excavaciones. A las autoridades municipales y provinciales recordar la necesidad de unir desde una perspectiva común “investigación-conservación-difusión”. Si falla uno de estos aspectos se estará descuidando el Patrimonio. Y en Jerez en concreto, hay mucho que investigar, conservar y difundir. 6. Balance de las ocupaciones humanas de las sociedades tribales y clasistas iniciales Hemos pretendido exponer un balance de las ocupaciones prehistóricas en las campiñas, marismas y zonas inmediatas de Jerez, en las sociedades de la Prehistoria Reciente. Somos conscientes que son necesarias nuevas investigaciones y la publicación de los registros existentes. De hecho este territorio presenta un gran potencial en el enmarque regional inmediato de las marismas del Bajo Guadalquivir y de las Sierras Subbéticas. Llama la atención el significativo registro de la ocupación neolítica (VI-V milenios a.n.e.), que tiene mucho futuro de investigación en las zonas de la sierra del Subbético, pero también en el estudio de yacimientos al aire libre en las campiñas y marismas. Destacamos la importancia de los sitios del Neolítico Final, Tipo El Trobal (IV milenio a.n.e.), que pueden permitir profundizar en el aná43

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lisis de las sociedades tribales comunitarias, desde la conformación de estudios interdisciplinares. Es necesario profundizar y estudiar a fondo los procesos de concentración nuclear y la propia organización territorial centralizada, de las sociedades clasistas iniciales (III-II milenios a.n.e.), destacando el gran poblamiento que se va consolidando en nuevas informaciones en el núcleo urbano de Jerez, que debe ser contrastado con otros registros de las marismas, campiñas, Sierra de Gibalbín, zonas de interior y de las sierras subbéticas. Hay que destacar las bases socioeconómicas agropecuarias, con gran control del medio y de la explotación de los recursos por parte de estas sociedades. Se comprueba la presencia de procesos erosivos que están vinculados al aumento de las prácticas agropecuarias. Hay que prestar especial atención a la propia composición social de las comunidades y a los efectos que tienen las actividades económicas sobre el medio. Se producen fenómenos de producción, distribución y consumo de productos líticos tallados, pulimentados y de objetos exóticos, que se relacionan con la formación económico social (modo de producción y de reproducción social) de las sociedades tribales y clasistas iniciales. A partir del III milenio a.n.e. con la fijación de nuevas estructuras políticas cada vez más complejas vinculadas a la formación social clasista inicial, observamos una centralización territorial y el desarrollo de una tecnología, que proyectada sobre formas económicas basadas en la agricultura y la ganadería van a incidir directamente en una mayor transformación del medio natural. Por último llamamos la atención sobre la necesidad de seguir potenciando la investigación, la conservación y la difusión del rico Patrimonio Histórico y Arqueológico de Jerez y su entorno. 7. Agradecimientos A la Asociación Jerezana de Amigos del Archivo por invitarme a la conferencia, germen del trabajo aquí presentado. Quiero recordar también el apoyo y amistad que recibí en los estudios realizados en Jerez durante los años 1988-1992, por Antonio Santiago, Francisco Giles, José María Gutiérrez, Esperanza Mata y Luis Aguilera. Agradezco también a Salvador Domínguez-Bella la continua información que nos aporta con su gran formación geológica. Quiero agradecer a Antonio Santiago, por sus múltiples comentarios y gran ayuda en la realización de este estudio. Antonio Santiago es y ha 44

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sido un gran dinamizador de las investigaciones arqueológicas e históricas de Jerez. Ha mantenido, desde que lo conozco en 1986, en todos estos años, una gran preocupación e interés por la salvaguarda y defensa del Patrimonio Histórico y de la socialización del conocimiento del mismo. A Purificación García, por la traducción del abstract y palabras clave y por su apoyo continúo a mi dedicación arqueológica. Bibliografía ACOSTA, P. (1986): “El Neolítico en Andalucía occidental: estado actual”. Homenaje a Luis Siret (1934-1984), pp. 136-151. Junta de Andalucía. Sevilla. ACOSTA, P. (1987): “El Neolítico antiguo en el suroeste español. La cueva de la Dehesilla (Cádiz)”. Premières Communautés Paysannes en Méditerranée Occidentale. Actes du Colloque International de Montpellier, pp. 653-659. CNRS. Paris. ACOSTA, P. y PELLICER, M. (1990): La Cueva de la Dehesilla (Jerez de la Frontera, Cádiz). Las primeras sociedades productoras en Andalucía Occidental. CSIC Confederación Española de Centro de Estudios Locales. Sociedad y Centro de Estudios Históricos Jerezanos. Jerez de la Frontera. AGUAYO, P., MARTÍNEZ, G. y MORENO, F. (1990): “Articulación de los sistemas de hábitat neolítico y eneolítico en función de la explotación de recursos naturales en la Depresión de Ronda”. Cuadernos de Prehistoria de la Universidad de Granada 14-15, pp. 67-84. ÁLVAREZ, A. (1982): “Ídolo cilíndrico del Cerro de las Vacas (Trebujena, Cádiz)”. Zephyrus XXXIV-XXXV, pp. 119-121. AMORES, F. (1982): Carta arqueológica de los Alcores (Sevilla). Diputación de Sevilla. Sevilla. ARTEAGA, O. (1992): “Tribalización, jerarquización y estado en el territorio de El Argar”. Spal 1, pp. 179-208. ARTEAGA, O. (2001): “El proceso histórico en el territorio de Fuente Álamo. La ruptura del paradigma del Sudeste desde la perspectiva atlántica-mediterránea del Extremo Occidente”. En H. Schubart, V. Pingel y O. Arteaga, eds.: Fuente Álamo. Las excavaciones arqueológicas 1977-1991 en el poblado de la Edad del Bronce, pp. 117-143. Junta de Andalucía. Sevilla. ARTEAGA, O. (2002): “Las teorías explicativas de los ‘cambios culturales’ durante la Prehistoria en Andalucía: Nuevas alternativas de investigación”. En Actas del III Congreso de Historia de Andalucía, pp. 247-311. Córdoba. ARTEAGA, O. y CRUZ-AUÑÓN, R. (1999): “Acerca de un campo 45

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Hacer Historia a partir de las fuentes documentales jerezanas. El Archivo Municipal de Jerez y las perspectivas de investigación histórica

Manuel Antonio Barea Rodríguez Archivero Municipal de Jerez de la Frontera

Las fuentes de la Historia

son fundamentalmente, siguiendo un símil con el juego “piedra, el papel y la tijera”, la arqueología, los documentos de archivo y los archivos orales. Conceptuando que los archivos son, base y basamento de la investigación histórica, es necesario que desde las universidades se contemplen dichas instituciones como elementos básicos del aprendizaje y posterior conformación de historiadores. En un acertado juego de metáforas, decía el poeta mexicano Octavio Paz que la poesía es la memoria de un país y los archivos son su lengua. Continuando en esta misma línea de asociaciones, los documentos serían las palabras, el eco del pasado, que transcurrido el paso del tiempo, organizado por las manos de los archiveros, es puesto finalmente al servicio de los historiadores. Convirtiéndose, después de un siempre controverti-

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do proceso lleno de mediaciones, en voz, en historia, en memoria viva de la sociedad1. Siguiendo la metáfora, los que ponen son y entonación a esta lengua y a estas palabras son los investigadores, que en su quehacer nos permiten escuchar las más bellas melodías, o en su defecto el estruendo más atronador, valga decidlo. Pero que no dejan de tener el valor de desenmarañar lo oculto y reivindicar el presente, permitiendo mejorar y vislumbrar el futuro. Podemos definir al Archivo como un conjunto orgánico de documentos producidos o recibidos en el ejercicio de sus funciones, por las personas físicas o jurídicas, públicas y privadas. Se entiende también por archivo, aquella unidad administrativa o institución que custodia, conserva, organiza y difunde los documentos, incluidos los electrónicos, en cualquier etapa de su producción o tratamiento, para la gestión administrativa, la información, la investigación y la cultura (Ley 7/2011, de 3 noviembre, de Documentos, Archivos y Patrimonio Documental de Andalucía). De forma sucinta, las funciones de los archivos pueden resumirse en: 1. El de elemento de gestión básica de cualquier institución, ya que contribuyen a la economía, celeridad y eficacia de las gestiones de las distintas dependencias administrativas. 2. Los Archivos son garantes documentales. Desde la gestión efectuada por los archivos, o sea, desde la buena organización de los documentos, la ciudadanía puede acceder de manera rápida y fácil a la institución, protegiendo aquella información que aún siendo contenida en nuestros depósitos, según la legislación vigente, es confidencial o está protegida por afectar a la intimidad de las personas. La transparencia, palabra de moda, es un hecho declarado cuando un archivo está realmente organizado y accesible. 3. Los Archivos son promotores de la protección y difusión del patrimonio. Promover y proteger, van unidas las acciones, ya que debemos atesorar la información y conservarlo como verdadero patrimonio y pilar de la memoria colectiva de una ciudad. En esto nos encontramos con nuestro Archivo Municipal, el cuál nace como la ciudad en el siglo XIII, siendo la institución escrituraria más antigua de Jerez. Institución que nace con una función de administración y garante documental. 1 Tomamos la licencia literaria del compañero y archivero de Arganda del Rey. CERDÁ DÍAZ, Julio. Archivos e Historia Local. En Miradas a la Historia. Reflexiones historiográficas en recuerdo de Miguel Rodríguez LLopis. Murcia: Universidad, 2004

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Ya en sus comienzos, el Concejo jerezano habilita a una serie de caballeros como defensores del arca de privilegios que podríamos denominarlos como los archiveros más antiguos de la ciudad. Con el paso del tiempo y atendiendo siempre a necesidades legales, fiscales o administrativas, van apareciendo otros cargos que disponen y actúan con los documentos, destacando los escribanos de cabildo, verdaderos protagonistas de la defensa y conservación de derechos y garantías documentales. Pero se da la circunstancia de que Jerez de la Frontera es una ciudad en la que el oficio de Archivero se adscribe tempranamente a las funciones y ramos municipales desde finales del S. XIX, siendo su ejemplo y paradigma D. Antonio Fernández Formentani, verdadero demiurgo de nuestro Archivo Municipal, ya que es el que mejor ha trabajado y conocido dichos fondos, hasta la fecha, siendo muy dignos seguidores D. Agustín Muñoz y Gómez, D. Adolfo Rodríguez del Rivero y D. Manuel Esteve Guerrero. Debo referir que el trabajo de Formentani, actualmente no ha sido superado, concretándose en una cantidad de índices y transcripciones, que incluso con los medios actuales sería difícil llevar a cabo. Formentani indiza las Actas Capitulares desde 1409 hasta fines del XIX, generando un thesaurus de archivo único en España; indiza padrones de contribuciones, de beneficencia, y genera un índice del registro civil, que es llave y fundamento de multitud de investigaciones genealógicas. Actualmente estamos informatizando dichos índices, por lo que los investigadores acceden de forma rápida a los documentos que requieren. Pero no es hasta bien llegado el fin del siglo XX y principios del XXI, cuando se inicia una serie de tendencias y elementos normalizadores, que van inspirando una nueva concepción de la Archivística y del oficio de los archiveros, que queda expresada en la Declaración Universal sobre los Archivos, que perviven en sus aspectos esenciales en los archiveros y oficiales jerezanos, a los cuáles nos debemos y de alguna manera somos continuadores. Actualmente podemos afirmar que el Archivo Municipal es el máximo centro de documentación histórica de la ciudad de Jerez de la Frontera, porque concentra además de sus funciones archivísticas, la función bibliotecaria. Debemos apuntar que la Biblioteca Auxiliar del Archivo Municipal está incluida en el catálogo de bibliotecas especializadas y centros de documentación de la Junta de Andalucía, pero además tratamos y administramos informaciones y registros del ámbito de la documentación. La estructura del Archivo responde a las funciones generales que ejercía y ejerce actualmente el Ayuntamiento jerezano, respondiendo así a una de las premisas o leyes archivísticas de respeto a la procedencia, custudiando así las secciones de Gobierno, Administración, Servicios, Hacienda, etc. Y estos a su vez se plasman en series documentales, verdaderas unidades archivísticas, que reflejan la otra gran máxima de los 61

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archivos, como es la seriación natural de la documentación. Simplificando muy mucho estas series, podríamos hablar de la sección Gobierno, de las Actas Capitulares, Protocolos Municipales o documentación de las autoridades supranacionales del Antiguo Régimen, caso de las Reales Órdenes, documentación real, etc. Las Actas Capitulares son el traslado documental del acontecer de los plenos del gobierno municipal, conservándose en el Archivo desde 1409 hasta 1979, como anteriormente he reseñado, pero debo añadir que dentro de las capitulares conservadas en la Baja Andalucía son de las más antiguas y mejor seriadas. Decir que las Actas del siglo XV están digitalizadas y disponibles para su consulta. A nivel de investigación, reiterar la existencia del índice de Formentani, y comentar la laguna existente a nivel historiográfico de la Edad Moderna, ya que la letra de los siglos XVI y XVII (procesal y procesal encadenada) y su dificultad de lectura, ha retraído la llegada de investigadores. Las Actas Capitulares son el eje vertebral del Archivo Municipal, pues son en ellas donde se apunta y relacionan todos los aspectos del gobierno local, urbanismo, vigilancia, fiestas, cementerio, asistencia social, educación, etc. Los Protocolos Municipales o Libros de Alcaldía y Cabildo, son la ampliación y burocratización de lo anotado en las capitulares, generando una colección de documentos explícitos de cada ramo o sección del Ayuntamiento. Gracias a los protocolos podemos observar cómo era el urbanismo jerezano, ya que en estos documentos se insertan los planos de los proyectos de obras, podemos saber y conocer el mundo asociativo desde el siglo XIX, de qué manera se planteaban las fiestas civiles y religiosas, como se gestionaban los montes de propios, etc. Dentro de la sección documentación de las autoridades supranacionales del Antiguo Régimen, podemos encontrarnos en principio y como documento nuclear y genético de la ciudad de Jerez, el Libro de Repartimiento de Casas y Heredades de Jerez de la Frontera, verdadera Carta Puebla de la ciudad, por el que el rey Alfonso X crea y funda la ciudad, documento que aún siendo copia del siglo XIV, dentro de la tradición o forma documental tiene el mismo rango que el original. Además, dentro de esta sección nos encontramos los Privilegios Rodados, mercedes y todo un cedulario regio de los distintos reyes que observan en Jerez una ciudad de su propiedad pero además un aliado fiel para cuantas acciones se planteaban. Dentro de esta sección podemos encontrarnos con la serie de Reales Órdenes, así como las Ordenanzas Medievales. En la sección de Administración, como serie señera y fundamental destacar los Padrones de Habitantes, Elecciones o Quintas y la sección Servicios que contiene documentos relacionados con la sanidad, beneficencia, educación o urbanismo. Y finalmente en Hacienda, hacer hincapié en los Propios y Arbitrios y Padrones de Contribuciones. Debemos infor62

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mar que actualmente estamos finalizando la digitalización de los Padrones de Habitantes, además del Registro Civil, Padrones de Cementerio y Catastro de Ensenada. Los “padrones” escenifican un potencial documental que permiten al investigador graduar y cuantificar el mundo y períodos estudiados. Debo señalar que actualmente se están contemplando estudios de historia de la economía y la contabilidad que permitirán reconocer el Jerez de los valores y datos de la hacienda y economía, antes impensable con los programas y estudios planteados por la universidad española. Dentro de la sección Servicios, el Archivo concentra un buen número de documentos y secciones afectadas a Educación, tanto en expedientes de la Junta de Instrucción Pública, como en los mismos expedientes de obras municipales. Pero el Archivo Municipal, no sólo reúne, conserva y difunde documentos municipales, sino que se ha convertido en un verdadero depósito documental de la ciudad, ya que al Archivo llegan documentos privados, de distintas formas, pero esencialmente por donación de ciudadanos que interpretan que los documentos que conservan no son sólo de su propiedad, sino que forman parte de la historia y memoria de la ciudad. Actualmente tenemos registrados 26 fondos o colecciones ingresadas en el ArEl Archivo, no sólo reúne, chivo Municipal, teniendo que destacar conserva y difunde documentos, el fondo del Archivo Histórico de Proto- sino que se ha convertido en un colos Notariales de Jerez de la Frontera verdadero depósito documental (1392-1912), ya que gracias al convenio firmado con el Colegio Notarial de Sevilla y el Ayuntamiento de Jerez de la Frontera, conservamos y custodiamos los protocolos con una antigüedad de 100 años, pudiendo ser consultada por los investigadores la horquilla cronológica de 1392 hasta el año 1912. El aunar el Fondo Municipal con el Notarial sólo está en manos de unos cuantos municipios, pero aunar la importancia y nivel de dos archivos de tal magnitud, creo que sólo se da en Jerez de la Frontera, cuestión que se refleja en la posibilidad de atender al investigador de una manera cuasi global, ya que al entrar en el Archivo Municipal se entra en verdadero universo de documentos concentrados y organizados para desenmarañar los trabajos y estudios de la investigación a realizar. El Protocolo Notarial se inicia con el Registro Notarial de Lope Martínez del año 1392, siendo uno de los registros más antiguos de la Corona de Castilla. Además el Archivo dispone de una buena seriación documental, ya que apenas existen lagunas documentales, ni faltas, y debemos apostillar que siguiendo los comentarios de los investigadores del Fondo, es Jerez una ciudad con unos protocolos muy bien descritos y abundantes en noticias e informaciones. No continúo ya que sólo quiero apuntar y señalar la importancia y existencia de este magnífico archivo jerezano. 63

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Otro fondo destacable lo constituye el Archivo de José de Soto Molina, bibliófilo jerezano que donó su archivo y biblioteca al Consejo Regulador y al Ayuntamiento de Jerez, formado parte del legado del Consejo los documentos y libros afectados al mundo del vino y en el Ayuntamiento recayeron en la Biblioteca y Archivo Municipal. Siendo el aporte documental de dicho fondo fundamental para saber y conocer la heráldica y genealogías de las élites jerezanas, el mundo cofrade y toda una serie de documentos relativos a la ciudad en distintos períodos. Por citar otro fondo privado, el Fondo Ilma. Sra. Dª Pilar Ponce de León y de las Heras, Marquesa de Casinas, donado por los hermanos Díez Ponce de León en reconocimiento de la figura de su madre y de la ciudad que la vio nacer. Este legado, es un fondo plenamente nobiliario, permitiendo al investigador recorrer la vida e historia de los Ponce de León radicados en Jerez desde la Edad Media hasta bien entrado el siglo XX, sus pretensiones nobiliarias y títulos, propiedades, administración de bienes, etc., pero además concentra documentación de afectación americana, pues en dos legajos del fondo podemos investigar a los Jiménez de Montalvo o Sarabia, que se asentaron en Perú y en la zona de Chile. Otro fondo reseñable es el Fondo del Gremio de Vinatería, básico para el conocimiento de la institución gremial que administró y gobernó los designios de la vinatería jerezana hasta finales del siglo XVIII. El resto de fondos y colecciones son todos destacables, pero hablar de cada uno de ellos sería, en el caso que nos atañe, totalmente excesivo, aunque interesante. Desde el Ayuntamiento de Jerez y el Archivo Municipal, como ya saben muchos de los lectores del libro, estamos realizando conjuntamente con la Fundación González Byass y la Real Academia de San Dionisio, las Jornadas sobre Archivo Privados, siendo un escaparate y lugar de presentación de archivos privados de todo el ámbito andaluz y que ya nos ha permitido dar a conocer tanto el Archivo “Ponce de León”, como en el caso de este año el Fondo Familia Díez Lacave, previendo el poder lanzar y difundir todos y cuantos archivos y colecciones privadas constituyen nuestros fondos municipales. Informar que actualmente estamos en trámites y colaboración con nuevos donantes y cesionarios, ya que reitero que el archivo es el Archivo de la ciudad y de todas aquellas instituciones privadas o públicas que necesiten un depósito y sobre todo una organización y difusión archivística, un centro de la memoria documental.

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Cuadro de Series Documentales del Archivo Municipal de Jerez de la Frontera

Signatura Nº Fondo Documental AMJF 01 Archivo Mpal. de Jerez de la Fra. AHPNJF 02 Archivo Histórico de Protocolos Notariales de Jerez de la Fra. SM 03 Fondo “Soto Molina”. PG 04 Fondo “Pérez de Grandallana” RSEAP 05 Archivo de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Jerez de la Fra. GV 06 Fondo “Gremio Vinatería”. MSGJ 07 Archivo del Montepío de San Ginés de la Jara. CMC 08 Archivo del Colegio de Médicos y Cirugía de Jerez de la Fra. RB 09 Fondo “Ruiz Berdejo”. CAMP 10 Fondo “Compañía del Arrecife y Muelle del Portal”. ACC 11 Archivo Antonio Cabral Chamorro. MM 12 Fondo “Marquesado de Mirabal”. ASJ 13 Archivo del Asilo de San José. FAHR 14 Fondo “Arquitecto Hernández Rubio”. FFDL 15 Fondo “Familia Díez Lacave” BCP 16 Fondo “Bodega Cayetano del Pino” BARV 17 Fondo “Bodega Antonio Romero Valdespino” APC 18 Fondo “Academia Pepita Castrelo”

Fechas s. XIII-1980 1392-1912 1500-1964 s. XVI-1976 1786-1876

1608-1830 1962-1992 1839-1868 s. XVIII-XX 1841-1855 s. XIX-s.XX s.XVI-s. XX 1855-1979 1896-1949 1827-2002 ss. XIX-XX ss. XIX-XX 1899-1970

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TV BFB CM AJC SSVPJ DIE PPL LJSB

19 Fondo “Teatro Villamarta” 20 Fondo “Bodega Fernández de Bobadilla” 21 Fondo “Colegio de la Milagrosa” 22 Archivo de la Asociación Jerezana de la Caridad 23 Archivo de la Sociedad de San Vicente de Paúl de Jerez de la Frontera 24 Fondo Diezmos 25 Fondo Ilma. Sra. Dª Pilar Ponce de León y de las Heras. Marquesa de Casinas 26 Legado José Sánchez Barrio

Hacer Historia a partir de las fuentes documentales jerezanas

1924-1947 s. XV-XX 1961-1975 1902-1905 1855-1868

atenciones realizadas, que rondan las 5000 consultas anuales. Además el Archivo Municipal está realizando una serie de actuaciones de difusión, destacando las visitas de escolares, universitarios y ciudadanos a sus dependencias en la Alameda del Banco, pequeñas conferencias didácticas sobre su origen y contenido que se imparten en centros docentes de la ciudad, la celebración anual del Día Internacional de los Archivos (9 de junio) y la celebración de las Jornadas de Archivos Privados, entre otras. Y por qué no decirlo, el poder contar con una Asociación de Amigos que nos ayudan y colaboran para difundir y dar conocer qué es un Archivo y velan por su protección.

1691-1837 ss. XV-XX 1936-1939

Declarar mi admiración y cariño a cada uno de los donantes y cesionarios de archivos, porque como suelo decir en las charlas y visitas nos están permitiendo aumentar el número de caras finalizadas de la Historia, del cubo de rubik que es Jerez. Con la voluntad y afecto de los donantes y cesionarios la grandeza de Jerez es aún mayor y nuestro patrimonio se enriquece con más matices y aristas históricas que envuelven a sus ciudadanos y dan una visión más completa y real de nuestras realidades No hay nada más negativo que los ciudadanos perciban el archivo como un espacio lejano, ajeno a sus intereses, y sobre todo a sus capacidades. Sin embargo, esa es la percepción generalizada. Por todo ello, independientemente del tipo de usuario, investigadores, profesionales o aficionados, estudiantes o docentes, el primer objetivo del archivo debe ser hacer entender y comprender su función en su papel de mediador entre los documentos y el investigador. Esa es la labor que tiene que hacer el archivo y su archivero. Apostar por centros realmente accesibles, adaptando sus programas y servicios, particularmente los modos y los medios de sus canales de comunicación, y en particular sus sistemas de descripción y recuperación de la información. Como dice el hispanista Geoffrey Parker: “los archivos son tiranos y a la vez embajadores de la imaginación”. A esto respondemos en el Archivo Municipal de Jerez con una colaboración estrecha y directa con el usuario, estableciendo una cercanía física e intelectual que se refleja en el número y calidad de nuestros investigadores, las estadísticas anuales de 66

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Los recursos marinos en la Prehistoria reciente del entorno de Jerez de la Frontera. Análisis de su explotación y consumo

Dr. Juan Jesús Cantillo Duarte Investigador del Grupo PAI-HUM 440. Área de Prehistoria. Universidad de Cádiz.

Se aportan los resultados

arqueomalacológicos obtenidos en el estudio de los restos de los yacimientos de Armas de Santiago, El Trobal y C/ Palma, 2 para analizar en proceso histórico la explotación y consumo de los moluscos por las sociedades de la Prehistoria Reciente en la actual Jerez de la Frontera en el contexto regional del Bajo Guadalquivir. 1. Introducción La arqueomalacología es la disciplina que se encarga del estudio y análisis de los restos de moluscos presentes en contextos arqueológicos. Entendemos que debe desarrollarse como modelo de análisis al servicio de la Historia, cuyo objetivo se centre no sólo en identificar los diversos taxones existentes en un determinado depósito, sino también valorar aspectos como las relaciones sociales que se establecieron entre estos animales y los grupos humanos y que en definitiva explican la presencia de estos restos en el yacimiento arqueológico. Es decir, entendemos que esta disciplina debe atender principalmente a explicar no sólo qué estudiamos, sino también el porqué y para qué, por tanto deben englobar aspectos tan 69

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necesarios y diversos como la domesticación, la alimentación humana, los ritos funerarios, las manifestaciones artísticas o las relaciones sociales. En el presente artículo presentamos los resultados arqueomalacológicos obtenidos del estudio de los yacimientos arqueológicos de Armas de Santiago, El Trobal y C/Palma, 2 cuyo arco cronológico (V-III milenio a.n.e.) nos permite analizar este componente natural en proceso histórico. A su vez nos servirá de base para valorar los procesos geomorfológicos que afectaron notablemente al Bajo Guadalquivir cuya transformación a partir de la Transgresión Flandriense (6500 BP) conllevó que yacimientos arqueológicos hoy situados en plena campiña se emplazaran durante el denominado normativamente como neolítico y calcolítico a escasa distancia de la línea de costa y por tanto que los grupos humanos dispusieran de recursos marinos todo el año sin necesidad de recorrer grandes distancias. Es lo que F. Bate ha venido denominando como “almacenes vivientes” o “livestock” (Bate, 2004). 2. El Bajo Guadalquivir durante la Prehistoria Reciente. Entre las evidencias de los imponderables naturales y el impacto antrópico. Estudiar el medio natural nos permite conocer el entorno donde los grupos sociales prehistóricos ejercieron sus prácticas económicas y analizar de este modo tanto la relación hombre-medio como las áreas de captación de sus recursos naturales, entre ellos los provenientes del medio marino. Los proyectos de reconstrucción de la línea costera emprendidos por O. Arteaga y el Instituto Arqueológico Alemán han permitido trazar, mediante una serie de perforaciones geoarqueológicas, una representación gráfica de la ubicación de la línea de costa desde el 6500 a.n.e., cuando tiene lugar la Transgresión Flandriense, hasta una fase histórica. Sabemos que después del Último Glacial, coincidiendo con la fase normativa Solutrense (20-18.000 años BP) se produce un calentamiento global que ocasionaría una paulatina y constante subida de los niveles marinos que no se ralentizará hasta el principio del Holoceno, alcanzado su punto más álgido hace unos 6.500 años (Goy et al., 1995; Arteaga y Hoffmann, 1999). Este fenómeno, conocido como Transgresión Flandriense, cambiará todo el paisaje costero que se había formado durante el Pleistoceno. Consecuencia de este fenómeno a partir del VII milenio a.n.e. se formará un antiguo estuario boreal en la actual desembocadura del río Guadalquivir (Schulz et al., 1992; Arteaga y Hoffmann, 1999; Arteaga, 2006; Arteaga y Schulz, eds., 2008) cuya consecuencia final fue el acercamiento del litoral a las poblaciones de interior (figura 1). Además cabe señalar la constitución en la bahía de Cádiz de un archipiélago, que se ha venido denominando Archipiélago de las Gadeiras 70

Los recursos marinos en la Prehistoria reciente

(Arteaga et al., 2001: 384; Dabrio et al., 1999). Esta orografía, de carácter eminentemente insular, acogerá la instauración de nuevos asentamientos neolíticos con un destacado papel del medio litoral en sus modos de producción. Como consecuencia de esta transgresión se producirá la formación de un medio estuarino que cambió a un depósito de marisma en las costas gaditanas. Simultáneamente los aportes sedimentarios de los ríos hacia las desembocaduras (Guadalquivir, Guadalete, Iro, Salado de Conil,…) formaron depósitos de carácter fluvio-litoral y estuarios en el medio litoral, comenzando a formarse pequeñas ensenadas, playas protegidas, así como acantilados en las zonas expuestas a la costa (Gracia et al., 2002 a, 2002 b). La parte baja de los ríos se transformarán en estuarios, que fueron parcialmente cerrados por islas barreras y rellenos por sedimentos, originando la creación de grandes llanuras mareales (Zazo, 1989). Además, en los ámbitos litorales, todos estos procesos naturales se caracterizarán principalmente por la fosilización de antiguas ensenadas, así como la pérdida de funcionalidad de ciertos acantilados y la colmatación de importantes áreas lagunares y marismeñas (Borja, Campos y Pozo, 1991; Borja y Ramos, 1994).

Figura 1. Representación gráfica de la bahía marítima del río Guadalquivir en su máxima extensión hace unos 6000 años, cuando el mar alcanzó su nivel más alto (reelaborado a partir de Schulz et al., 1992:326).

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Los recursos marinos en la Prehistoria reciente

Para los grupos humanos, este será el panorama que se encontrarán a partir del 6.500 a.n.e. en la banda atlántica de Cádiz. La subida mareal generará la inundación de amplias llanuras, vinculando yacimientos del interior situados en la actual campiña de Jerez o de Chiclana, como próximos al mar. Este debió ser el ambiente territorial vivido por las formaciones sociales de los yacimientos de Armas de Santiago, El Trobal y C/ Palma, 2 como tendremos oportunidad de analizar a lo largo del presente trabajo. Con posterioridad al máximo transgresivo Flandriense se produciría un descenso eustático con diversas oscilaciones, que en la Bahía de Cádiz se registraron en forma de cordones litorales colgados y niveles de marisma antiguos (Gracia, 1999: 36), junto al relleno de entrantes y la erosión de salientes (Rodríguez-Vidal et al., 1997). Hasta cronologías vinculadas a 4000-3700 a.n.e. se produciría un aumento de la erosión, procesos de sedimentación y colmatación de las tierras bajas (Arteaga et al., 1995; Arteaga, Schulz y Roos, 2008; Gracia, 1999; Gracia et al., 2002 a; Zazo, 1989; Zazo et al., 1999). Esto debe estar relacionado también con los procesos de trabajo y transformación del medio que conllevó la agricultura y los cambios de relación sociedad-medio producidos con la consolidación de la sociedad tribal neolítica (Borja y Ramos, 1994). 3. El contexto arqueológico. Descripción y estratigrafía de los yacimientos objeto de análisis. 3.1. Armas de Santiago El yacimiento arqueológico de Armas de Santiago, localizado sobre una ligera plataforma a cotas de +60 m.s.n.m. en la zona de El Tempul, en Jerez de la Frontera (figura 2), es el resultado de una excavación de carácter preventiva desarrollada sobre los terrenos de una antigua bodega de pertenencia a Antonio Valdespino, y que fue objeto de edificaciones de nueva planta. La actividad se efectuó durante los meses de marzo y diciembre de 2007 con dirección de M. Pérez (Pérez y Cantillo, 2008).

Figura 2. Ubicación geográfica de los yacimientos analizados

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Se documentaron un total de 31 silos, de secciones tanto acampanadas como de paredes rectas, algunos de los cuales presentaban en su interior un recubrimiento mediante un sedimento limo-arcilloso de gran compacidad (Pérez y Cantillo, 2008; Pérez, Vijande y Cantillo, 2010; Ramos et al., en prensa). La estratigrafía del sitio estaba compuesta por varios niveles superiores, el primero de ellos contemporáneos, con presencia en la marga de cepas de vides y fosos alargados, producto de la actividad agrícola ejercida sobre el terreno, y varios depósitos de vino de hormigón de aproximadamente 4 m. de diámetro, estériles desde el punto de vista arqueológico, que habían perforado en varios metros el sustrato geológico. Por debajo, un nivel con productos medievales, y sin estructuras aparentes, salvo un aljibe colmatado cuyo sedimento arenoso presentaba restos arqueológicos encuadrables cronológicamente en una fase bajomedieval-moderno. Bajo estos estratos se situaba un manto limo-arcilloso, con escasos productos adscritos al V-IV milenio a.n.e. El último de estos niveles estaba constituido por el sustrato geológico, compuesto por margas terciarias, muy compactas, receptora de los silos (Pérez y Cantillo, 2008). En cuanto a la estratigrafía de los silos, se documentaron tres tipos de rellenos estratigráficos. Un primer tipo compuesto por aquellos que presentaban varios niveles horizontales superpuestos, pero en clara sintonía cronológica (figura 3). Un segundo tipo caracterizado por una estratigrafía monofásica, y un tercer tipo formado bien por varios niveles superpuestos, bien por un solo nivel, pero con la salvedad de presentar un recubrimiento de sus paredes con arcilla fuertemente compacta (Pérez y Cantillo, 2008).

Figura 3. Silo EN 1 en proceso de excavación con perfil estratigráfico (Pérez y Cantillo, 2008)

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Hasta la fecha no se poseen dataciones absolutas, por lo que la cronología del yacimiento viene dada por el estudio de los productos arqueológicos, básicamente la industria lítica. Se encuadra en sentido amplio en un momento de transición entre el V-IV milenio a.n.e. (Pérez y Cantillo, 2008; Pérez, Vijande y Cantillo, 2010; Ramos et al., en prensa). 3.2. El Trobal El yacimiento arqueológico de El Trobal se encuentra a 13 km al NE de la ciudad de Jerez de la Frontera (Cádiz) (figura 2), sobre un amplio cerro a cotas de 50 m.s.n.m., con un dominio visual amplio del entorno más inmediato y cerca de varios puntos de agua, entre los que destacan los arroyos de la Basurta y La Jarilla, que vierten sus aguas al Arroyo Salado. Fue excavado entre diciembre de 1985 y abril de 1986, dirigido por R. González y auspiciada por miembros del Servicio Municipal de Arqueología del Ayuntamiento de Jerez. Contó también con una segunda campaña entre junio y septiembre de 1986 (González, 1987). El Trobal también se corresponde con un yacimiento de los llamados como campo de silos. Se documentó como consecuencia del uso de la zona como cantera para la extracción de áridos. Se lograron rescatar y excavar un total de 40 estructuras, con una tipología muy diversa. En general predominaron los silos de planta de tendencia circular, perfil acampanado y base de mayor diámetro que la boca, con suelo plano. Tan sólo se documentó un silo geminado. Las dimensiones fueron también muy variadas. Los diámetros de base oscilaron entre 1 y 2 m., llegando algunos de ellos a alcanzar los 2,5 m. e incluso los 3 m. Las potencias variaron entre 0,50 m y 1,50 m. En relación a la datación de las estructuras, se apuntó como cronología el tránsito del IV-III milenio a.n.e. y mediados del III milenio a.n.e., en función de los productos arqueológicos recuperados y su posterior análisis comparativo con otros yacimientos del entorno, cuyo paralelismo lo situaba en la órbita de yacimientos tipo Papa Uvas (Aljaraque, Huelva) o Los Castillejos (Montefrío, Granada) (González, 1987). Los silos fueron excavados sobre el sustrato geológico natural de la zona, compuesto por margas, de atribución Mioceno Superior (Gutiérrez Mas et al., 1991), de naturaleza similar a la comentada para el yacimiento de Armas de Santiago. La colmatación sufrida por estas estructuras fue muy homogénea. Se caracterizó por un nivel monofásico de tierra de tono acastañado oscuro o grisáceo, en la que aparecían diseminados y con mayor incidencia en unos silos que en otros, pequeños fragmentos de carbones, que originaba una tonalidad más oscura. 74

Los recursos marinos en la Prehistoria reciente

En relación a los productos arqueológicos documentados en el interior de los silos de El Trobal, cabe destacar una predominancia de restos cerámicos y en menor medida industria lítica (González, 1987). En cuanto al grupo de los restos cerámicos, estuvo compuesto por formas carenadas, entre las que destacaban las cazuelas, de gran diámetro de boca y escasa profundidad, y formas no carenadas, que constituían el conjunto más numeroso. Dentro de este grupo se registraron vasos de cuerpo esférico y paredes verticales y ollas globulares. Otras formas documentadas fueron los cuencos o los platos no carenados y borde engrosado. Respecto a los motivos decorativos, predominaban las decoraciones plásticas -cordones y mamelones- y pintura a la almagra, con superficies bruñidas y otros con motivos geométricos en zigzag, bandas horizontales, líneas verticales, etc., junto a técnica incisa. Por último, también se encontraron otras formas cerámicas poco comunes, entre las que cabría destacar cucharas y cucharones de arcilla, un posible embudo y los típicos “crecientes” o “cuernecillos” de arcilla, con perforaciones en los extremos (González, 1987). En relación a la industria lítica, en su mayoría estuvo realizada en sílex, constituyendo el grupo más numeroso las lascas, seguido de las hojas y láminas de sección triangular y trapezoidal con o sin retoques. También se registraron productos pulimentados (hachas, molinos, machacadores, alisadores etc.) (González, 1987). 3.3. C/ Palma, 2 La excavación arqueológica que se llevó a cabo en la C/ Palma, 2 en al año 2008 vino motivada por la construcción de un edificio de nueva planta, en pleno centro urbano de Jerez de la Frontera (Cádiz) (figura 2), sobre un solar de unos 200 m2, a 53,91 m.s.n.m., próximo a un curso de agua, el arroyo Curtidores (Vázquez, 2011). La actuación estuvo dirigida por el arqueólogo A. Vázquez Rodríguez. La excavación puso al descubierto dos silos de atribución normativa Calcolítico Pleno (III milenio a.n.e.). Los silos fueron denominados como Fosa 20/silo 1 y Fosa 23/silo 2, ambos excavados en el suelo natural cuya cota se situaba en torno a -0,55 m. con respecto al punto 0. Destacaron por presentar unas dimensiones significativas, en cuyo interior se constató presencia de moluscos marinos. Ambos silos fueron afectados por la posterior ocupación almohade y también por estructuras contemporáneas. En la presentación de los datos malacológicos, tan solo haremos mención a la aportación de la fase de ocupación del III milenio a.n.e. La excavación arqueológica puso de relieve la localización de la cota original del terreno en distintos puntos del solar a -0,51 m., -0,55 m. y 0,86 m. respecto al punto 0. La base natural se correspondía con un sustrato compuesto por margas, de atribución Mioceno Superior (Gutiérrez Mas 75

Juan Jesús Cantillo Duarte

et al., 1991), de naturaleza similar a las documentadas en los yacimientos de Armas de Santiago y El Trobal. Estas margas fueron las que recibieron ambos silos, cuya estratigrafía venía definida por (Vázquez, 2011): - Fosa 20/silo 1: Relleno de tierra marrón oscura, de compactación media. Tenía un diámetro de 1 m. en la boca y 3 m. en el fondo, forma acampanada y una altura original de 1,40 m. La cota final fue de -2,40 m. - Fosa 23/silo 2: Poseía un relleno de tierra marrón oscura y compactación media, similar a la descrita para el silo anterior. Con posterioridad, la zona recibe una ocupación almohade (siglos XII-XII), una tercera fase ocupacional bajomedieval cristiana (s. XVXVI) y una reciente ocupación que transcurría desde el s. XIX hasta la actualidad. Según se desprende de la memoria final depositada en la Delegación Provincial de Cultura de la Junta de Andalucía en Cádiz, la industria lítica venía tallada fundamentalmente en sílex, del que se constató láminas y microlitos (Vázquez, 2011). La cerámica, mucho más representada en el yacimiento, estaba compuesta por cerámicas lisas, sin decoración aparente, aunque se constató algunos alisados y bruñidos. También se detectó un galbo con pintura roja y otro con un mamelón. Los tipos más comunes fueron vasos de gran tamaño, platos de borde engrosados, cuencos semiesféricos y cazuelas (Vázquez, 2011). 4. El registro arqueomalacológico. 4.1. Metodología de análisis de la fauna marina En relación a la metodología de estudio, para el presente trabajo hemos contado con un corpus amplio para abordar el estudio de los moluscos, atendiendo fundamentalmente a los siguientes criterios: - Identificación taxonómica. Consiste en asignar una determinada concha en un sistema de clasificación previamente establecido (Driver, 1992). Para llevar a cabo esta identificación hemos acudido principalmente a las fuentes bibliográficas (Sabelli, 1980; Lindner, 1983; Poppe y Goto, 1993a, 1993b; Hayward y Ryland, 1996; Hayward, Nelson-Smith y Shields, 1998; Gofas, Moreno y Salas, coord., 2012) así como a una colección comparativa de referencia de restos malacológicos actuales. Además, para aunar criterios relacionados con la nomenclatura de las distintas especies documentadas, nos hemos apoyado en la base de datos del CLEMAM (Check list of European marine mollusca) del Museo Nacional de Historia Natural de Paris. - Cuantificación. Para el cálculo de los restos de moluscos nos hemos basado en una serie de índices de abundancia cuya estimación se ha efectuado a partir del NR, que expresa el número de restos totales por espe76

Los recursos marinos en la Prehistoria reciente

cies y el NMI, que indica el número mínimo de individuos por especies y responde a la suma de partes anatómicas concretas. En el caso de los bivalvos se establece mediante el recuento de valvas completas + valvas fragmentadas con charnela + fragmentos charnelares (anterior o posterior, lo que sea mayor). Para los gasterópodos espiralados se establece mediante la suma de individuos completos + individuos fragmentados + fragmentos apicales-umbilicales, mientras que para los gasterópodos no espiralados la fórmula es la suma de individuos completos + individuos fragmentados + fragmentos apicales (Gutiérrez Zugasti, 2009). También hemos usado para el cálculo del grado de importancia relativa de las distintas especies los índices de constancia (C) y de dominancia (D). El primero indica la probabilidad de encontrar una determinada especie en el yacimiento y responde a la fórmula de C=NA/N*100 donde NA es el número de complejos donde aparece la especie A y N es el número total de complejos. Usamos como escala de intervalo-constancia 0-25, baja; 25-40, media-baja; 40-60, media; 60-75, media-alta; y, 75-100, alta. Por su parte la Dominancia señala el grado de relevancia relativa en cuanto a abundancia de cada especie y se expresa a partir de la fórmula D=NMI/ M*100, donde M es el número total de individuos. La combinación de ambos índices expresará la valoración global (VG). Por último hemos acudido al peso (en gramos) y al cálculo del número de restos por individuos (NRI) mediante la fórmula NRI=NR/NMI. - Tafonomía. Con este análisis pretendemos acercarnos a todos los procesos por los que han pasado el registro malacológico desde su recolección hasta su localización en la excavación arqueológica. Como consecuencia, atenderemos a los agentes que han provocado dicha modificación así como a los grupos tafonómicos donde encuadrar el registro conservado y que en definitiva nos aportarán información de los posibles significados de tales restos en el yacimiento. - Análisis de biometría. Los análisis biométricos son usados en la arqueomalacología para inferir aspectos relacionados con las estrategias de recolección en relación a la posible sobreexplotación y/o selección de tamaños de unas especies frente a otras. Para llevar a cabo este tipo de análisis se deben tomar las medidas de longitud (L) y altura (A) para el caso de los bivalvos; longitud (L) y anchura (A) para los gasterópodos espiralados y longitud (L), anchura (A) y altura (H) para los gasterópodos no espiralados (Gutiérrez Zugasti, 2009:123; 2010). Por otro lado y a fin de confirmar la selección de especies es necesaria la toma de las mismas medidas de especies actuales, previa recolección por un lado de los ejemplares de mayor tamaño y por otro lado una recogida que no conlleve ningún tipo de selección. La comparación de ambos índices podrá constituir un indicativo para discernir si los moluscos documentados durante la fase de ocupación de un yacimiento arqueológico es el resultado de una 77

Juan Jesús Cantillo Duarte

determinada selección encaminada o no a la recogida de los ejemplares de mayor tamaño. - Zonas y técnicas de recolección. A partir de la identificación taxonómica y del conocimiento de las preferencias de hábitat de las distintas especies a determinados nichos ecológicos, hemos establecido un análisis del área de captación donde los grupos humanos ejercieron la recolección de moluscos, distinguiendo entre ambiente o piso (supralitoral, mesolitoral e infralitoral), sustratos (arenosos, fangosos, rocosos, etc.) y zonación (costa abierta, estuario, etc.). Esta información nos servirá en última instancia para valorar también los posibles patrones y técnicas de recolección. 4.2 Sistemática y representatividad taxonómica En los tres yacimientos arqueológicos estudiados se han establecido una relación de especies representadas tanto por bivalvos como por gasterópodos marinos e incluso bivalvos de agua dulce, resultando la sistemática taxonómica y la representatividad del conjunto descrito de la siguiente manera: - Bivalvos marinos: Bivalvo indeterminado. Los restos de moluscos encuadrados bajo este epígrafe son aquellos que por su particular estado de conservación tan sólo ha sido posible su identificación hasta el grado de clase. En El Trobal han sido identificados 4 individuos (tabla 2), mientras que en C/ Palma, 2 ha sido uno (tabla 3). Barbatia barbata (Linné, 1758). Familia Arcidae. Comúnmente conocida como arca barbuda. Habita en fondos rocosos y grietas en el infralitoral hasta 40 m. de profundidad. Ha sido documentado un ejemplar en El Trobal (tabla 2). Callista chione (Linné, 1758). Familia Veneridae. Comúnmente conocida como concha fina o almejón de sangre. Vive enterrada en fondos arenosos desde los 5 a los 50 m. de profundidad. Ha sido contabilizado un ejemplar en El Trobal (tabla 2). Familia Cardiidae. Restos de esta familia ha sido registrado en Armas de Santiago, donde fue posible identificar un ejemplar (tabla 1). Cerastoderma edule (Linné, 1758) (figur 6). Familia Cardiidae. Comúnmente conocida como berberecho. Vive enterrada en sustratos arnoso-fangosos del mesolitoral o infralitoral. Se documentó 2 individuos en El Trobal (tabla 2). Chamelea gallina (Linné, 1758). Familia Veneridae. Comúnmente conocida como chirla. Habita en arenas limpias entre 2 y 3 m. de profundidad. Ha sido descrito en El Trobal, del que se cuantificó un solo individuo (tabla 2). 78

Los recursos marinos en la Prehistoria reciente

Chlamys sp. (Linné, 1758). Familia Pectinidae. Comúnmente conocida como Zamburiña. Vive en fondos duros o de cascajo del infralitoral, entre 20 y 60 m. de profundidad. En el yacimiento de Armas de Santiago ha sido cuantificado 2 individuos (tabla 1), mientras que en El Trobal han aparecido 5 individuos (tabla 2) y en C/ Palma, 2 un ejemplar (tabla 3). Crassostrea angulata (Lamarck, 1819) (figura 5). Familia Ostreidae. Comúnmente conocida como ostión. Habita en roquedales litorales a escasa profundidad. Se han identificado 2 individuos en Armas de Santiago (tabla 1). Glycymeris sp. (Linné, 1758). Familia Glycymerididae. Comúnmente conocida almendra de mar. Vive en alta mar sobre la arena, barro y fondos de grava hasta 73 m. de profundidad. Su presencia tan sólo ha sido descrita en El Trobal, donde han aparecido 2 individuos (tabla 2). Mactra Stultorum (Linné, 1758). Familia Mactridae. Comúnmente conocida como huevo, gaviotera o coquina de Huelva. Vive en la arena limpia de la zona de marea baja hasta 60 m. de profundidad. En El Trobal se ha identificado un ejemplar (tabla 2). Ostrea edulis (Linné, 1758) (figura 5). Familia Ostreidae. Comúnmente conocida como ostra. Habita en aguas someras hasta aproximadamente 20 m. de profundidad, sobre todo tipo de sustratos. Han sido cuantificados 5 individuos en Armas de Santiago (tabla 1), 4 en El Trobal (tabla 2) y 2 en C/ Palma, 2 (tabla 3). Panopea glycimeris (von Born, 1778) (figura 4). Familia Hiatellidae. Comúnmente conocida como arola gigante. Vive enterrada en fondos de arena o fango desde 5 a 80 m. de profundidad. Se ha encontrado un ejemplar en Armas de Santiago (tabla 1) y otro en El Trobal (tabla 2). Pecten maximus (Linné, 1758) (figura 4 y 5). Familia Pectinidae. Comúnmente conocida como vieira. Habita semienterrada en el sustrato arenoso y de gravas, a una profundidad de entre 8 y 150 m., en aguas relativamente frías. En Armas de Santiago ha sido descrita con 4 individuos (tabla 1), 3 en El Trobal (tabla 2) y uno en C/ Palma, 2 (tabla 3). Pholas dactylus (Linné, 1758) (figura 5). Familia Pholadidae. Comúnmente conocida como barrena. Habita en diferentes sustratos, como la madera, pero prefiere los fondos de arcillas desde la zona intermareal hasta una profundidad de 10 m. Tan sólo se ha documentado un ejemplar en El Trobal (tabla 2). Ruditapes decussatus (Linné, 1758) (figura 4 y 5). Familia Veneridae. Comúnmente conocido como almeja. Habita en la zona más baja de las playas y bajíos sublitorales, en fondos arenosos, arcillosos o fangosos y barros compactos, siendo también abundantes en bahías y lagunas, en zonas de aguas tranquilas. Es la especie más común en todos los yacimientos. Han sido cuantificados 271 individuos en Armas de Santiago 79

Juan Jesús Cantillo Duarte

Los recursos marinos en la Prehistoria reciente

(tabla 1), 60 en El Trobal (tabla 2) y 80 en C/ Palma, 2 (tabla 3). Scrobicularia plana (da Costa, 1778). Familia Scrobiculariidae. Comúnmente conocida como coquina de fango. Habita sobre fondos cenagosos hasta los 2 m. de profundidad. Esta especie ha sido documentada en El Trobal, donde se contaron 5 individuos (tabla 2). Solen marginatus (Pulteney, 1799) (figura 5). Familia Solenidae. Comúnmente conocida como navaja. Habita en fondos arenosos, aunque es frecuente encontrarlas enterradas en la arena de la playa, desde la zona intermareal hasta los 20 m. de profundidad. Aparecieron 8 individuos en El Trobal (tabla 2) y uno más en C/ Palma, 2 (tabla 3). -Gasterópodos marinos:

Crepidula sp. (Lamarck, 1822) (figura 6). Familia Calyptraeidae. Habita en el interior de otras conchas de mayor dimensión. Tan sólo se documenta en El Trobal, cuya presencia está descrita por 5 individuos (tabla 2).

Figura 6. Gasterópodo de El Trobal

Figura 4. Bivalvos marinos documentados en Armas de Santiago.

Osilinus lineatus (da Costa, 1778). Familia Trochidae. Comúnmente conocido como burgaíllo. Vive adherida sobre el sustrato rocoso del mesolitoral superior, en lugares expuestos. Se ha documentado un individuo en Armas de Santiago (tabla 1). Zonaria pyrum (Gmelin, 1791) (figura 7). Familia Cypraeidae. Comúnmente conocida como porcelana. Habita en sustratos rocosos, a profundidades de entre 2 y 80 m. Se documentó un ejemplar en C/ Palma, 2 (tabla 3).

Figura 7. Gasterópodo marino de C/ Palma Figura 5. Bivalvos marinos de El Trobal

80

81

Juan Jesús Cantillo Duarte

Los recursos marinos en la Prehistoria reciente

-Bivalvos de agua dulce: Potomida littoralis (Cuvier, 1798) (figura 8). Familia Unionidae. Comúnmente conocida como almeja de río o almeja de agua dulce. En la Península Ibérica se distribuye por la práctica totalidad de ríos atlánticos y mediterráneos. Aparece representado por un individuo en El Trobal (tabla 2).

Figura 8. Bivalvo dulceacuícola de El Trobal

- Escafópodos: Antalis sp. (Lamarck, 1818) (figura 9). Familia Dentaliidae. Comúnmente conocida como diente o colmillo de elefante. Habita enterradas en la arena a partir de 15 m. de profundidad. Está presente en El Trobal, donde se registró un individuo (tabla 2).

Taxones

Armas de Santiago

Bivalvos marinos

NR

%NR

NMI

D

C

VG

NRI

Peso

Cardiidae

1

0,07

1

0,34

0’613

0,20

1,00

1

Chlamys sp.

3

0,22

2

0,69

0’613

0,42

1,00

2

Crassostrea angulata

2

0,14

2

0,69

0’613

0,42

1,00

2

Ostreidae

24

1,78

5

1,74

0’613

1,06

4,80

57

Panopea glycimeris

1

0,07

1

0,34

0’613

0,20

1,00

6

Pecten maximus

18

1,33

4

1,39

0’613

0,85

4,50

21

Ruditapes decussatus

1298

96,29

271

94,42 4’907

463,31

5,42

614

Total bivalvos marinos

1347

99,93

286

99,66

-

-

5,28

703

Gasterópodos marinos

NR

%NR

NMI

D

C

VG

NRI

Peso

Osilinus lineatus

1

0,07

1

0,34

0’613

0,42

1,00

1

Total Gasterópodos

1

0,07

1

0,34

-

-

1,00

1

1348

100

233

100

-

-

5,26

704

TOTAL

Tabla 1. Índices de valoración de los taxones documentados en Armas de Santiago

Figura 9. Escafópodo de El Trobal

82

83

Juan Jesús Cantillo Duarte

Los recursos marinos en la Prehistoria reciente

Taxones Bivalvos marinos Barbatia barbata Bivalvo indeterminado Callista chione Cerastoderma edule Chamelea gallina Chlamys sp. Glycymeris sp. Mactra stultorum Ostrea edulis Panopea glycimeris Pecten maximus Pholas dactylus Ruditapes decussatus Scrobicularia plana Solen marginatus Total bivalvos Gasterópodos Crepidula sp. Total gasterópodos

El Trobal NR %NR NMI D

C

VG

NRI

Peso

1

0,22

1

0,95

2,50

2,37

1,00

3

4

0,89

4

3,80

10,00

38,80

1,00

7

1

0,22

1

0,95

2,50

2,37

1,00

8

2

0,44

2

1,90

2,50

4,75

1,00

2

1

0,22

1

0,95

2,50

2,37

1,00

1

5 4

0,89 0,89

5 2

4,76 1,90

12,50 5,00

59,50 9,50

1,00 2,00

4 13

3

0,67

1

0,95

2,50

2,37

3,00

1

5 7

1,12 1,56

4 1

3,80 0,95

7,50 2,50

28,50 2,37

1,25 7,00

204 23

6

1,34

3

2,85

7,50

21,37

2,00

13

2

0,44

1

0,95

2,50

2,37

2,00

2

335 75,33 60

57,14

30,00

1714,20 5,60

151

17

3,81

5

4,76

12,50

59,50

3,40

7

44

10,08 8

7,61

10,00

76,10

5,00

14

93,33

32,50

3033,22 4,23

472

NR %NR NMI D

C

VG

NRI

Peso

5

1,12

5

4,76

2,50

11,90

1,00

5

5

1,12

5

4,76

2,50

11,90

1,00

5

437 99,56 98

Bivalvos dulceacuícolas Potomida littoralis Total Bivalvos dulceacuícolas Escafópodos Antalis sp. Total escafópodos TOTAL

NR %NR NMI D

C

VG

NRI

Peso

1

0,22

1

0,95

2,50

2,37

1,00

14

1

0,22

1

0,95

2,50

2,37

1,00

14

NR %NR NMI D 1 0,22 1 0,95 1 0,22 1 0,95

C 2,50 2,50

VG 2,37 2,37

NRI 1,00 1,00

Peso 1 1

444 100

32,50

3250,00 4,20

105

100

473

Tabla 2. Relación de NR, NMI y peso de los taxones documentados en El Trobal

Taxones Bivalvos marinos Bivalvo indeterminado Chlamys sp. Ostrea edulis Pecten maximus Ruditapes decussatus Solen marginatus Total bivalvos Gasterópodos marinos Zonaria pyrum Total Gasterópodos TOTAL

C/ Palma, 2 NR

%NR NMI D

C

VG

NRI

Peso

1

0,22

1

1,14

50,00

57,00

1,00

9

1 8

0,22 1,82

1 2

1,14 2,29

50,00 57,00 100,00 229,00

1,00 4,00

1 42

8

1,82

1

1,14

50,00

8,00

13

418

95,43 80

91,95

100,00 9195,00 5,88

437

1

0,22

1,14

50,00

1

437

99,78 86

98,86

100,00 9886,00 5,69

503

NR

%NR NMI D

C

VG

NRI

Peso

1

0,22

1

1,14

50,00

57,00

1,00

4

1

0,22

1

1,14

50,00

57,00

1,00

4

438

100

87

100

100

10000

5,64

507

1

57,00

57,00

1,00

Tabla 3. Relación de NR, NMI y peso de los taxones documentados en C/ Palma, 2

84

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Juan Jesús Cantillo Duarte

Los recursos marinos en la Prehistoria reciente

4.3. Análisis tafonómico de la malacofauna marina 4.3.1. Procesos tafonómicos A pesar de tratarse de silos, es decir compartimentos estancos, los moluscos documentados en el interior de estas estructuras han sufrido una serie de procesos tafonómicos ampliamente visibles en el conjunto de los yacimientos tratados en este trabajo. El proceso más repetido en las conchas de los tres yacimientos estudiados ha sido la fragmentación, especialmente acusado sobre aquellas especies de composición estructural más frágil, producto bien de la propia acción que supone el arrojo, bien por procesos sedimentarios como la comprensión o incluso la bioturbación originada por las raíces. En este sentido cabe destacar en el yacimiento de Armas de Santiago, en el silo denominado como A3EN18 (figura 10), una serie de alteraciones dinámicas producidas por las raíces de los árboles modernos, los cuales han provocado en buena medida la perforación y fracturación de parte de los restos (figura 11) (Cantillo, 2009, 2012).

Figura 11. Vista general y detalle del conchero en la estructura A3EN18 de Armas de Santiago

Figura 11. Vista de la afección de una raíz contemporánea sobre el registro malacológico en Armas de Santiago

En El Trobal la fragmentación ha sido más patente sobre las conchas de Ruditapes decussatus, Solen marginatus, Scrobicularia plana y Mactra stultorum, todas ellas formadas por estructuras frágiles. No obstante, también ha sido detectado sobre una concha robusta como es Panopea glycimeris, especie ésta que también ha mostrado un avanzado proceso 86

de descalcificación. En este yacimiento también ha sido detectado procesos de carbonificación, observado fundamentalmente sobre Ruditapes decussatus y Glycymeris sp., cuya coloración permite atisbar una exposición al fuego no muy prolongada. 4.3.2. Grupos tafonómicos - Alimentación: En los tres yacimientos estudiados, la práctica totalidad de especies documentadas son comestibles, por lo que podrían ser insertadas ampliamente dentro del conjunto bromatológico, sirviendo su explotación como complemento de las dietas alimenticias. Ayuda a comprender este hecho los procesos tafonómicos antes expuestos de carbonificación en algunas especies como tratamiento previo al consumo. -Adornos: Además de servir como alimento se han documentado algunas especies que debieron cumplir otra función. En El Trobal el escafópodo Antalis sp. parece adscribirse a un uso como elemento de adornocolgante, aprovechando su fisonomía tubular. También en el yacimiento de C/ Palma, 2 la recolección de la porcelana Zonaria pyrum podría estar relacionada con un uso similar, pues es frecuente su hallazgo en contextos similares con manipulación antrópica mediante perforaciones en la zona dorsal. - Otros usos: Algunas conchas de Glycymeris sp. documentadas en el yacimiento de El Trobal debieron cumplir una función apriorísticamente indeterminada. A tenor de la notable erosión que presentan, es posible que su recogida se efectuase en la playa post-mortem. Existe mucha literatura sobre las razones que llevan a los grupos humanos prehistóricos a recoger conchas arrastradas a la playa por la deriva de las mareas, desde su composición como adornos-colgantes aprovechando la erosión y perforación del umbo (Álvarez, 2006), hasta recipientes (Pascual, 2008), pocillos (Maicas, 2007), cucharas (Pascual, 2010) o incluso como elemento de intercambio (Weller y Fíguls, 2012). En el yacimiento neolítico de Campo de Hockey (San Fernando) se pudo estudiar un conjunto formado por 83 de estas conchas, a 18 de las cuales se les aplicaron un estudio funcional sobre el borde con el objeto de comprobar si fueron usados o no como instrumentos de producción (Cantillo, 2012). Los resultados fueron negativos, por lo que eliminada esta posibilidad y aún sin evidencias claras sobre su uso, debemos considerarlas como elementos de funcionalidad antrópica desconocida. 4.4. Análisis biométrico sobre Ruditapes decussatus La considerable identificación de la especie Ruditapes decussatus en los yacimientos analizados, permitió abordar un estudio de estas características a fin de acercarnos a las estrategias de recolección. Para llevar 87

Juan Jesús Cantillo Duarte

a cabo esta analítica medimos la anchura y longitud de las valvas completas, lo que fue posible en los yacimientos de Armas de Santiago y C/ Palma, 2. En el caso de El Trobal, dado fundamentalmente por la escasez de restos completos o parcialmente fragmentados no fue posible su estudio. De manera paralela se llevó a cabo una recolección de muestras actuales, usando como criterio determinante la selección de ejemplares de mayor tamaño. En el caso de la muestra actual se recolectaron y midieron un total de 109 valvas. Para el caso de Armas de Santiago, el conjunto disponible ascendió a un total de 242 restos, mientras que para el caso de C/ Palma, 2, se efectuó sobre un máximo de 49 valvas. Los resultados obtenidos de este análisis depararon una cierta semejanza entre los conjuntos prehistóricos y una cierta disparidad de ambos en relación a la muestra actual (figura 12). En este sentido la muestra actual, siguiendo el criterio de selección de los ejemplares de mayor volumen, mantiene un agrupamiento de las tallas, un orden no apreciable en los conjuntos arqueológicos, donde se muestra una dispersión mayor en la La formaciones sociales que habitaron el entorno de Jerez longitud del tramo donde se ubican los en la Prehistoria reciente datos analizados. Estos dos aspectos, recolectaron almejas en sí relevantes, nos estarían indicando que las formaciones sociales que habitaron el entorno de Jerez en la Prehistoria Reciente recolectaron almejas siguiendo un mismo patrón de recogida que no conllevaba ningún tipo de selección de tamaños, difícil por otro lado teniendo en cuenta que la especie recolectada habita enterrada en el sustrato.

Los recursos marinos en la Prehistoria reciente

4.5. Zonas y técnicas de recolección A partir de los datos de representatividad taxonómica valorados en los yacimientos analizados, se observa de manera clara a lo largo del tiempo una recolección unívoca de bivalvos marinos, constituyendo Ruditapes decussatus la especie con mayor índice de explotación. El resto de especies documentadas parecen responder a recolecciones circunstanciales o meramente accidentales. Tomando como base las preferencias ecológicas a un determinado nicho, fundamentalmente de Ruditapes decussatus, podremos esclarecer datos del paleoambiente existente en el entorno, dado que estos grupos recolectaban lo que tenían más a mano (Cantillo, 2012). Si atendemos a los resultados obtenidos se aprecia de manera flagrante las zonas donde se han ejercido las prácticas de recolección de moluscos marinos. Se aprecia una tendencia desmesurada sobre aquellas especies bivalvas cuyo nicho ecológico se encuentran en sustratos arenoso/fangosos (figura 13), del piso mesolitoral (figura 14) de estuarios (figura 15), como aspecto a tener en cuenta para la valoración de los paleoambientes existentes en el entorno durante la fase de ocupación de los yacimientos arqueológicos objetos de estudio. Como consecuencia es posible que las técnicas empleadas para el desarrollo de la prácticas recolectoras de los moluscos registrados fueran realizadas a través de las manos de un avezado recolector, pues ninguna de las especies documentadas habitan en sustratos ni zonación vertical lo suficientemente difícil como para la necesidad de empleo de algún artilugio. No obstante, también es posible que se usase algún instrumental como un rastrillo o palo cavador para la recolección de las almejas.

Figura 12. Resultados de los análisis de biometría sobre Ruditapes decussatus en Armas de Santiago y C/ Palma, 2 y su contrastación con las muestras actuales Figura 13. Sustrato de la malacofauna marina de Armas de Santiago

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Figura 14. Zonación de la malacofauna marina de Armas de Santiago

Figura 15. Exposición de la malacofauna marina de Armas de Santiago

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a través del análisis biométrico hemos podido comprobar la inexistencia de selección de tamaños en los contextos examinados a la hora de proceder a la recogida de este molusco. En segundo lugar, el registro permite obtener un balance de las prácticas económicas de los grupos sociales tribales en relación al consumo de moluscos como complemento de los recursos obtenidos de la caza y/o recolección. En este sentido, la práctica totalidad de especies documentadas son susceptibles de ser consumidas, detectándose tan sólo escasos restos que bien por su tamaño bien por su escasez, nos indican que llegaron al yacimiento de manera accidental. Es el ejemplo del gasterópodo Crepidula sp. registrado en El Trobal, cuyo presencia en el yacimiento se debe a su particular estilo de vida en el interior de moluscos de mayor tamaño. Desde el punto de vista tafonómico, debemos tener presente los procesos ocasionados por los agentes físicos (árboles), los cuales han generado en algunas conchas perforaciones (figura 16) y grietas, que no deben ser consideradas como manipulación antrópica para la confección de colgantes. Tan sólo el hallazgo en El Trobal del escafópodo Antalis sp. parece responder a una funcionalidad encaminada a cubrir este fin ornamental, aprovechando su forma tubular hueca. Existen numerosos ejemplos de la relación de este molusco con este uso en contextos arqueológicos del Mediterráneo (Estrada et al., 2010; Martínez-Moreno, Mora y Casanova, 2010; Oliva y Yll, 2010) y del Atlántico (Álvarez, 2006). Otro caso relacionado con algún elemento de adorno podría ser el hallazgo de Zonaria pyrum en C/ Palma, 2. Suele ser frecuente su aparición en contextos arqueológicos con algún tipo de perforación por abrasión o percusión en el margen dorsal de la concha (Soriguer et al., 2008; Cantillo, 2012), parte ésta que adolece el ejemplar documentado, por lo que debemos mostrar con cierta cautela tal asignación.

5. Balance de la explotación y consumo de moluscos en formaciones sociales tribales de la campiña interior de Jerez de la Frontera El estudio de los moluscos documentados en los yacimientos arqueológicos de Armas de Santiago, El Trobal y C/ Palma, 2 ha permitido esbozar algunas cuestiones de gran interés para el conocimiento de la relación de los grupos humanos de la Prehistoria Reciente con el medio marino. Como síntesis del estudio realizado podemos advertir en primer lugar que no se aprecia un cambio sustancial en la gestión de la recolección de moluscos marinos a lo largo de la secuencia temporal analizada. En todos los yacimientos hay una destacada presencia del bivalvo Ruditapes decussatus, cuyo valor supone en Armas de Santiago el 94,42% del total acumulado, el 57,14% en El Trobal y el 91,95% en C/ Palma, 2. Además, 90

Figura 16. Perforaciones generadas en Ruditapes decussatus por la acción de las raíces de los árboles modernos.

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Por último, el conjunto nos ofrece igualmente información de tipo paleoambiental. La depresión de lo que hoy conocemos como Marismas del Guadalquivir constituyó durante el denominado normativamente como Neolítico y Calcolítico una inmensa bahía interna con un nivel del mar que alcanzaba las actuales ciudades de Jerez de la Frontera, Las Cabezas de San Juan o Coria del Río, estas dos últimas ya en territorio de la provincia de Sevilla, vinculando yacimientos arqueológicos considerados en la actualidad de interior, caso de Armas de Santiago, El Trobal o C/ Palma, 2, como próximos al mar, con las ventajas que ello ocasionaría para los procesos de recolección y consumo de moluscos. En este sentido, este medio costero propició el desarrollo de una rica fauna malacológica de hábitat arenoso-fangoso, donde habitan especies como Ruditapes decussatus, lo que consecuentemente motivaría su continua explotación. Destaca por otro lado la nula documentación de caracoles marinos, muchos de los cuales suelen vivir adheridos a rocas. Todo ello pone de relieve un paleoambiente dominado por medios costeros restringidos tipo estuarios y playas arenosas poco expuestas durante el periodo del V-III milenio a.n.e. como consecuencia del fenómeno transgresivo Flandriense. 6. Agradecimientos Agradecer a Antonio Santiago la invitación a participar en esta publicación. Debo estar agradecido también a Paco Barrionuevo, del Museo Arqueológico de Jerez, por la disponibilidad y amabilidad durante mi estancia en dicho centro para el estudio de los moluscos de El Trobal y C/ Palma, 2. Bibliografía ÁLVAREZ, E. (2006): Los objetos de adorno-colgantes del Paleolítico Superior y del Mesolítico en la cornisa cantábrica y en el valle del Ebro: una visión europea. Universidad de Salamanca. Salamanca. ARTEAGA, O. (2006): “Geoarqueología. Una alternativa de investigación preventiva para la conservación del Patrimonio Histórico y la protección de la naturaleza”. En D. Bernal et al., Eds.: Actas del I Seminario Hispano-Marroquí de Especialización en Arqueología. Cádiz, pp. 57-76. ARTEAGA, O. y HOFFMANN, G. (1999): “Dialéctica del proceso natural y sociohistórico en las costas mediterráneas de Andalucía”. Revista Atlántica-Mediterránea de Prehistoria y Arqueología Social 2, pp. 13-121. ARTEAGA, O. y SCHULZ, H., eds. (2008): Geoarqueología y pro92

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Lealtad, traición, matrimonios y juegos de cañas. Los enfrentamientos “banderizos” de la élite jerezana bajomedieval

Enrique José Ruiz Pilares Postgraduado de la Universidad de Cádiz

Si hay una palabra que puede definir la vida política jerezana

de fines del medievo es la de “bandos”. No se puede entender el funcionamiento del concejo jerezano sin comprender las claves del enfrentamiento entre las familias que pugnaron a lo largo de estos siglos por su poder. Aunque la alta nobleza y la monarquía intentaron controlarla en más de una ocasión, no hay duda alguna de que la jurisdicción sobre ciudad y tierra eran el ámbito de acción, poder e influencia política específico y colectivo de las principales familias que configuraban la élite de poder de la ciudad. Y hablamos de familias porque la política urbana medieval tiene su eje en la red de relaciones que se establecían mediante minuciosos y concienzudos matrimonios. El escenario, obviamente será el cabildo municipal, pero fue sin duda en la celebración de los tradicionales “juegos de las cañas”, donde la rivalidad llegó a su máxima expresión. Palabras clave: Bandos, concejo, juego de cañas, linajes, alta nobleza, Casas de Arcos y de Medina Sidonia

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Lealtad, traición, matrimonios y juegos de cañas

Abstract

Introducción: Las pugnas banderizas en la Corona de Castilla

If there is one word that can define the political life of Jerez in Late Middle Ages is “bandos” (factions). You can´t understand the council of Jerez without understanding the keys of the confrontation between lineages who fought for centuries by the power. Although the nobility and the monarchy tried to control Jerez more than once, there is no doubt that the city jurisdiction were the space of power and political influence of main families that formed the elite of the city. If we talk about families its because medieval urban political has its axis in the network of relationships that were established by minute and thorough marriages. The scenario will obviously be the town council, but it was definitely in the celebration of the traditional games “juego de las cañas”, where the rivalry reached its utmost importance.

La constitución de facciones en el ámbito urbano es una realidad que se origina, prácticamente, en las antípodas del nacimiento de los concejos castellanos. Los idílicos concejos abiertos que configuraban un gobierno de las ciudades y villas castellanas mediante la asamblea libre de todos los vecinos empezaron desde sus inicios a dar síntomas de una fractura social entre los miembros más poderosos de la ciudad y los menos favorecidos1. A comienzos del siglo XIII esta separación social y política entre los caballeros, beneficiados por toda una serie de privilegios y exenciones, y el

Key words: Factions, council, Juego de Cañas, lineage, nobility, Houses of Arcos and Medina Sidonia

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1 El conocimiento de los concejos castellanos cuenta con una extensa bibliografía y una sólida base investigadora desde la década de los setenta. Ejemplo de ello son dos obras claves, que aunque distanciadas en el tiempo han sido fundamentales para comprender las principales instituciones de los concejos castellanos. Nos referimos a los trabajos de Manuel GONZÁLEZ JIMÉNEZ:, El concejo de Carmona a fines de la Edad Media (1464-1523), Sevilla, 1973; y José María MONSALVO ANTÓN: El sistema político concejil. El ejemplo del señorío medieval de Alba de Tormes y su concejo de villa y tierra, Salamanca, 1988. Una buena obra de conjunto para el reino de Castilla durante el reinado de los Reyes Católicos es el trabajo de síntesis realizado por Regina POLO MARTÍN: El régimen municipal de la Corona de Castilla durante el reinado de los Reyes Católicos: (organización, funcionamiento y ámbito de actuación), Madrid, Colex, 1999. Para el caso andaluz sigue siendo de gran actualidad e interés el estudio y la bibliografía aportada por Manuel GONZÁLEZ JIMÉNEZ: “Ciudades y concejos andaluces en la Edad Media: Gobierno Urbano”, Concejos y ciudades en la Edad Media Hispánica, II Congreso de Estudios Medievales, Madrid, 1990, pp. 239-260. Si bien hay que destacar trabajos de gran calado que han sido publicados en los últimos años como el dedicado a Sevilla por José Mª NAVARRO SAÍNZ, El Concejo de Sevilla en el Reinado de Isabel I (1474-1504), Sevilla, 2007. Jerez de la Frontera apenas cuenta con una bibliografía específica para el estudio de esta temática. A pesar de todo, se cuenta con las clásicas obras de los historiadores locales publicadas en el siglo XIX, como la de Adolfo de Castro, Estebán Rallón, Manuel Cancela, Bartolomé Gutiérrez, Francisco de Mesa Ginete. No obstante tenemos que esperar a los trabajos de Hipólito SANCHO DE SOPRANIS (especialmente Historia de Jerez de la Frontera desde su incorporación a los dominios cristianos, Jerez, 1964), para empezar a vislumbrar algo sobre esta temática. En los últimos años se ha realizado un trabajo mucho más serio en la obra de Juan Abellán Pérez: El concejo de Jerez de la frontera en la primera mitad del siglo XV: composición, sistemas de elección y funcionamiento del cabildo (1990). Sin embargo, queda mucho por hacer, por ello, actualmente el profesor Alfonso FRANCO SILVA se encuentra dirigiendo dos tesis doctorales para comprender el conocimiento del concejo de esta importante localidad en los reinados de Juan II y Enrique IV (Rafael CRUZ MARIÑO) y el reinado de Isabel I, con la coodirección del profesor Emilio MARTÍN GUTIÉRREZ, por quien suscribe estas páginas.

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común de los vecinos pecheros era una realidad insalvable. Esta división de la sociedad provocó a su vez la pugna por el poder entre las distintas familias de la élite urbana, que empezaron agruparse en facciones para controlar el poder de las ciudades2. Ante la ineficacia del concejo abierto, Alfonso XI ratificó la división social mediante la instauración del concejo cerrado o regimiento, en el cual sólo unos puestos quedaron a disposición de la élite ciudadana, lo que encendió aún más la rivalidad entre sus 2 Las élites que gobernaron los concejos castellanos fueron de diverso origen social y con unas características que divergían bastante según el territorio por el que nos movamos. De lo que no se duda es que las diferencias entre la clase dominante y la dominada eran una realidad de los ayuntamientos medievales. Como obra de conjunto son interesantes las apreciaciones de Julio VALDEÓN BARUQUE: Las oligarquías urbanas”, en Concejos y ciudades en la Edad Media hispánica, II Congresos de Estudios medievales, Madrid, 1990, pp. 507-536; o más recientemente de Rafael SÁNCHEZ SAUS: “Los Patriciados Urbanos”, Medievalismo, nº 13-14, 2004 , pp. 143-156. Para el caso de las oligarquías andaluzas hace ya unos años realizó un artículo recopilador Rafael G. PEINADO SANTAELLA:, “Las élites de poder en las ciudades de la Andalucía bética”, en Las ciudades andaluzas (Siglos XIII-XVI), Actas del VI Coloquio Internacional de Historia Medieval Andaluza. Universidad de Málaga. Málaga, 1991. Actas pp. 337-356. Finalmente, y centrándonos en el caso que nos interesa, el jerezano, el mejor conocedor del asunto es Rafael SÁNCHEZ SAUS, en especial en “La singularidad de Jerez a la luz del proceso de formación de su nobleza (siglos XIII al XV)”, en Trivium, 9, 1997, pp.: 179-195, y en su obra genealógica sobre los principales linajes jerezanos medievales, Linajes Medievales de Jerez de la Frontera, Ediciones Guadalquivir, 2 tomos, Sevilla, 1996. En la última obra señalada, en la página 73, cuando describe el linaje de los Dávila, el autor realiza unas interesantes apreciaciones sobre los linajes que conformaban la élite dirigente jerezana, bastante reveladora para que nos hagamos una idea de ella: “En resumen: nos encontramos ante uno de los más caracterizados linajes jerezanos de la Baja Edad Media. De nada sirve discutir su improbable origen noble, discusión que podría generalizarse a la inmensa mayoría de la aristocracia medieval de esa ciudad, porque esa duda jamás asaltó a sus contemporáneos, y si lo hizo no pudo cambiar la evidencia cotidiana: la existencia de un gran linaje que encarnaba todos los valores y referencias que se exigían a la nobleza: riqueza exhibida hasta el límite de la ostentación; goce de oficios reales y concejiles de alta representación; vinculación con poderosos magnates en calidad de cabezas del correspondiente bando local; dedicación a la milicia e incluso caudillaje guerrero –en ciudad tan marcada por la existencia de la Frontera-; fundación de capellanías y entierros propios; institución de vínculos y mayorazgos; acumulación de signos externos que no sólo delataban la opulencia, sino que reclamaban el honor y el prestigio. Todo lo anterior, siendo mucho, no estaría completo sin una conciencia altamente desarrollada de su papel y el pleno reconocimiento de sus iguales, visible en los enlaces matrimoniales con los más señalados linajes de Jerez, de la bahía gaditana y de Sevilla”.

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integrantes por hacerse con el control de los puestos capitulares3. Estas pugnas marcarán el transcurrir de los concejos castellanos en las últimas centurias del Medievo, y persistirán más allá del gobierno de los Reyes Católicos, si bien sin la virulencia de los siglos anteriores. La causa originaria de los enfrentamientos entre los miembros de la élite concejil, como acabamos de señalar, fue la pugna por el reparto del poder en la ciudad. No obstante, las inestabilidades que se produjeron a nivel general en el reino tuvieron un gran eco en las ciudades, que se convertirán en extensiones de las pugnas por el poder en las altas esferas. La minoría de Alfonso XI, la pugna dinástica entre Pedro I y su hermano Enrique de Trastámara, la debilidad política de Juan II y Enrique IV, sirvieron a los banderizos de excusa para abrazar las diferentes causas políticas del reino, que defendían con ardor, sobre todo en Andalucía, donde los vínculos entre los grupos enfrentados eran más inestables y temporales que en el centro y norte del reino. Si bien, más que las causas dinásticas o sucesorias del reino, las que más repercutieron en la élite ciudadana fueron las pugnas regionales, que desde el segundo tercio del siglo XV implicaron con virulencia a las principales casas nobiliarias, sobre todo en Andalucía y Extremadura. El caso mejor conocido, y que será el que tenga repercusión en Jerez, fueron los enfrentamientos entre la casa de Arcos y la de Medina Sidonia. Estos grandes nobles andaluces para conseguir sus objetivos de mayor dominio territorial, se vincularán a las parcialidades enfrentadas en cada ciudad para conseguir dominar el poder en los distintos concejos y villas de su entorno4. A pesar de que hemos presentado el fenómeno de los bandos como una realidad con dos esferas de actuación, una local y otra como manifestación de las pugnas regionales y generales del reino, los estudios realizados sobre los bandos ciudadanos -si exceptuamos la prodiga bibliografía 3 Es mucho lo que se ha hablado sobre la reforma concejil impulsada por Alfonso XI en las principales ciudades y villas castellanas. Más que una trascendental reforma que acabase con el concejo abierto, las recientes investigaciones ven en ella una cristalización de una élite urbana que hacia tiempo había desplazado a las clases populares del poder, si es que alguna vez tuvieron alguna participación destacada en él.. Sobre este asunto me remito a los trabajo citados anteriormente y la dilatada bibliografía que aportan en sus notas. 4 Las luchas entre estos nobles andaluces ha sido detallada minuciosamente por diversos trabajos de Miguel Ángel LADERO QUESADA: Andalucía en el siglo XV. Estudios de historia política, Madrid, CSIC, 1973, y más recientemente Andalucía a finales de la Edad Media. Estructuras. Valores. Sucesos. Cádiz, 1999). Más centrado en la Casa de Arcos pero clave para conocer los movimientos de la alta nobleza castellana la obra J. L. CARRIAZO RUBIO: La Casa de Arcos entre Sevilla y la frontera de Granada (1374-1474), Sevilla,. 2003.

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para la lucha de bandos en el País Vasco -se han centrado más en la comprensión de la segunda de las manifestaciones que de la primera, ya que es la que más resonancia ha tenido en las fuentes conservadas. Lo que nos interesa considerar ahora es la comprensión de ambos ámbitos, pero haciendo bastante hincapié en el origen local, dado el desconocimiento que de ellos se ha tenido5. El estudio de estos enfrentamientos a escala local obliga a considerar que las razones determinantes son de tipo estructural, derivadas de la propia situación sociopolítica interna, y que su coincidencia con los movimientos coyunturales de la política general era algo coyuntural que sólo provocaba un mayor eco en los enfrentamientos banderizos. Como hemos indicado, el origen de los bandos es la adición de grupos familiares más poderosos con el objetivo de pugnar por el control de los municipios. Como señala el profesor Monsalvo Antón, este tipo de organización suprafamiliar favorecía la cohesión del grupo tanto hacia las amenazas externas contra él –poderes superiores, la presión de las clases populares, el ascenso de capas enriquecidas emergentes-, como ante el peligro de una eventual “guerra de todos contra todos” dentro del bloque oligárquico6. El elemento fundamental constitutivo del bando eran las familias más de poderosas de la ciudad enfrentadas entre sí. El linaje más poderoso de los que encabeza cada parcialidad solía dar habi5 Una visión general del fenómenos de los bandos en Mª Concepción QUINTANILLA RASO: “Facciones, clientelas y partidos en España, en el tránsito de la Edad Media a la Modernidad”, ALVARADO PLANAS (edit), Poder, economía y clientelismo, Madrid, 1997, pp. 15-50; en el trabajo de M. A. Ladero Quesada: “Linajes, bandos y parcialidades en la vida política de las ciudades castellanas (siglos XIV y XV)”, Bandos y querellas dinásticas en España al final de la Edad Media, París, 1991, p. 105-134. No obstante, en lo que respecta al caso andaluz, se están dando pasos importantes para desentrañar las claves locales del asunto, como son los trabajos realizados por J. Rodríguez Molina sobre la Andalucía oriental: “Bandos en las ciudades del Alto Guadalquivir, S. XV-XVI: repercusiones”, Actas del VI coloquio internacional de historia medieval de Andalucía: las ciudades andaluzas, siglos XIII-XVI, Málaga, 1991, pp. 537-549; o Mª. C. QUINTANILLA RASO para el caso cordobés: “Estructuras y función de los bandos nobiliarios en Córdoba a fines de la Edad Media”, Bandos y querella dinásticas en España al final de la Edad Media. Cuadernos de la Biblioteca Española, I, 1991, pp. 157-158. A pesar de todo, para el reino sevillano queda por hacer un trabajo de campo por delante respecto a los conflictos internos de localidades claves como Carmona, Écija o la propia Sevilla. 6 Al respecto de esta funcionalidad de los bandos José María MONSALVO ANTÓN: “Parentesco y sistema concejil. Observaciones sobre la funcionalidad política de los linajes urbanos en Castilla y León (siglos XII-X)”, Hispania, 53/185, 1993, pp. 937-969, en especial pp. 948-949.

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tualmente el nombre al grupo que lideraba. Si bien, aunque en el caso de Jerez distinguimos el bando de los “Villavicencio” y el de los “Dávila”, estas denominaciones no son contemporáneas al periodo que estudiamos, sino que fueron acuñadas por los historiadores de la ciudad con el paso de los siglos. No creo, como ahora detallaremos, que a fines del siglo XV, los López o los Vera, se sintieran identificados con el apelativo “de los Dávila”, cuando en el caso de los primeros, eran el linaje más poderoso de los que encabezaba ese grupo de poder7. Conviene tener presente además, que la situación más corriente suponía la existencia de dos bandos por ciudad, y que, como consecuencia, los enfrentamientos en realidad ayudaban a reforzar el monopolio político urbano compartido por los enfrentados. Precisamente por eso observamos que las rivalidades entre dos bandos a menudo desaparecían frente a la amenaza que presenta la aparición de un tercer poder. En este sentido, los bandos jerezanos, no dudaron en apoyarse entre ellos en 1483 para evitar que el marqués de Cádiz se hiciera con el alguacilazgo mayor de la ciudad, con el miedo a que pudiera convertirse -como había ocurrido entre 1471 y 1477- de nuevo en señor de la ciudad. Actitud que muestra que los intereses de los propios integrantes de la élite estaban por encima de su fidelidad a los grandes señores, ya que la mitad de los banderizos eran deudos y vasallos de Don Rodrigo. Estos bandos tenían una configuración diversa según el territorio de la Corona por el que nos movamos. En los territorios del norte, pero sobre todo de la Meseta, los concejos estaban organizados en torno a dos grandes bandos-linaje, adición de varios linajes, que se repartían institucionalmente en el control de los oficios concejiles con rotaciones anuales previamente pactadas8. En el caso jerezano, al igual que Toledo y en las ciudades repobladas según su derecho, como Sevilla, Córdoba o Murcia, no cristalizó el bando-linaje como realdad institucional que regulaba el 7 Sobre los bandos jerezanos, a pesar de lo mucho que se ha citado como un caso arquetípico de enfrentamiento entre linajes a fines del medievo, sólo contamos con las aportaciones de dos autores, y bastante lejanas en el tiempo, que se hayan ocupado de esta temática. Se trata de la obra de J. MORENO DE GUERRA Y ALONSO, Bandos en Jerez. Los del puesto de abajo, Madrid, 1929 y Hipólito Sancho de Sopranis, que trató el tema, pero sin profundizar en Historia social de Jerez de la Frontera al fin de la Edad Media, vol. 1, Jerez, 1959., como en la Historia de Jerez de la Frontera. Desde su incorporación a los dominios cristianos, vol.1 Jerez, 1964. Actualmente, bajo la dirección de los profesores Alfonso FRANCO SILVA y Emilio MARTÍN GUTIÉRREZ de la Universidad de Cádiz me encuentro ultimando la investigación sobre este interesante tema del que aquí sólo presento un pequeño adelanto. 8 MONSALVO ANTÓN, J. M. ibídem.

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acceso al gobierno de la ciudad, sino la denominada por los historiadores “parcialidad” o “bando-parcialidad”. Al sur de la península, la élite concejil estaba menos consolidada que en el norte por la tardía conquista de los territorios por los contingentes cristianos. Este hecho provocó que el acceso a los puestos de poder de la ciudad estuvieron marcados más por los logros personales y las mercedes regias que por una organización establecida, en la que el éxito de su carrera política familiar era conseguir vincular hereditariamente oficios municipales, en especial regidurías. Por ello lo frecuente fue que se mantuvieran linajes caballerescos de constitución plenamente familiar y que se aliaran en parcialidades más o menos estables9. Así, los dos bandos de Jerez de la Frontera, el de “arriba” y el de “abajo” son parcialidades que engloban a todos los linajes poderosos de la ciudad, que se agrupaban en función de intereses y alianzas de apariencia más circunstancial. Esta fragilidad de las alianzas, hacía que fuera más sencillo que los principales linajes de la ciudad quedaran adscritos y vinculados a los intereses de la alta aristocracia en pugna por el dominio de la ciudad. Es muy necesario insistir en la necesidad de trabajos de índole genealógica y prosopográfíca que permitan ahondar en la composición y características sociales de los patriciados urbanos en cada villa o ciudad, para lo que no bastan los análisis de conjunto ni los referentes a los concejos. Sólo el estudio particularizado de cada linaje da las claves de la evolución del grupo y de su funcionamiento interno, y permite conocer la amplitud de sus redes familiares y de intereses10. Los linajes que integraran cada bando nunca serán los mismos, como ahora veremos. Desde el siglo XIV, podemos observar como algunas familias perderán fuerza en la ciudad, otros prosperarán –caso de los Dávila y los López-, y algunos, incluso, unirán sus fuerzas a la parcialidad que antaño fuera su enemiga –es la curiosa relación entre los Vargas, y los Villavicencio entre el siglo XIV y XV-, pero de lo que no cabe duda, es que siempre existieron dos bandos 9 LADERO QUESADA, Miguel Ángel, “Corona y ciudades en la Castilla del siglo XV”, En la España Medieval, 1986, pp 551-574,. en especial pp. 560-565. 10 Aunque como se ha indicado en la nota número dos abundan los estudios sobre el origen de la élite concejil, son pocas las localidades en las que se ha realizado un trabajo minucioso de carácter prosopográfico sobre ellas.. En este sentido, es de destacar el trabajo de José Antonio JARA FUENTE: Concejo, poder y élites: La clase dominante de Cuenca en el siglo XV, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Madrid, 2001. En el ámbito andaluz es de destacar la obra realizada para los linajes de Sevilla, donde tenemos la suerte de contar con el trabajo genealógico realizado por Rafael SÁNCHEZ SAUS: Caballería y linaje en la Sevilla medieval, Ed. Diputación de Sevilla -Universidad de Cádiz, San Fernando, 1989. El mismo autor ha realizado una obra de las mismas características para el caso de Jerez que ya ha sido señalada en la segunda nota.

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en continua pugna por el poder de la ciudad. El equilibro entre ellos dependerá del período que tratemos. Sin embargo, no sólo participaban los miembros más poderosos del linaje en las relaciones de poder que se establecían entre las parcialidades existentes en la ciudad. Cada suceso ocurrido en la ciudad eran “asuntos de familia”, con participación de parientes, vasallos, protegidos, y en muchos casos más de un desalmado malhechor11. En definitiva, puede decirse que la composición de éstos bandos se organizaba sobre la base de dos círculos: en la cúspide, uno más estrecho y estable, compuesto por parientes directos, gentes aliadas por los vínculos de sangre o del matrimonio, y otro más amplio, correspondiente a los protegidos, amigos y clientes, que constituían alianzas más flexibles y menos estables12. Hemos hablado de su origen, de su composición, pero ¿cómo se llevaba a cabo el conflicto? En la mayoría de los casos los problemas no pasaban de ser más que acalorados enfrentamientos en las salas capitulares a la hora de asentar los votos sobre dispares asuntos. Si bien, en ocasiones, las posturas enfrentadas iban a más, y las inquinas familiares eran llevadas a la calle con gran virulencia, como ocurrió en Jerez en los momentos de mayor rivalidad, como la toma de la ciudad en 1471 por Don Rodrigo

11 A este respecto se pronuncia el padre Rallón en relación a los problemas que los malhechores a soldadas de los miembros de la élite jerezana cometían por las calles de la ciudad: “No porque la nobleza de Xerez se haya favorecido de este género de gentes, ha patrocinado sus maldades, sino porque siendo ellos desalmados, hallaban comodidad para ello en la falta de paz y si los recogían, era por mejorar su partido; y con ellos mismos resistir a los que estaban en la parcialidad contraria y vivir más asegurados con ellos, con que se hacían los cómplices de los otros y ellos se tomaban más licencia para ser malos y andar armados, con que se hacían más temidos. Pocos días se pasaban sin pendencias, heridas o muertes, porque estos malos hombres no solo acometían a los enemigos, sino a los vecinos honrados y quietos, que independientes de pasiones y sentimientos comunes, se estaban en sus casas cuidando de ellas y de sus haciendas”, Fray Esteban RALLÓN, Historia de la ciudad de Xerez de la Frontera y de los reyes que la dominaron desde su primera fundación, 4 volúmenes, edición de MARÍN RAMÍREZ, J.A. y MARTÍN GUTIÉRREZ, E., Jerez de la Frontera, 1998, tomo II, p. 356. 12 QUINTANILLA RASO,, op. cit., p. 19.

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o el cruento asesinato de Francisco de Zurita en 149913. El equilibro de los banderizos solía ser lo habitual, ya que la propia dinámica del sistema provocaba un continuo movimiento de linajes entre un bando y otro para reequilibrar la balanza. No obstante, en ocasiones se daba el triunfo parcial de una de las facciones enfrentadas. En Jerez, el caso más destacado es la victoria del bando de los Vargas al ascender al trono Enrique II o de los partidarios del Marqués de Cádiz cuando este tomó la ciudad en 1471. Las pautas de comportamiento seguidas por el partido vencedor presentaban una doble faceta práctica y simbólica. En principio, los triunfadores se hacían con los oficios, rentas y control militar de la ciudad, arrebatando a sus contrarios cualquier resorte de poder; pero, además, una de las prácticas habituales consistía en el destierro de los vencidos, a quienes se sometía además, a un castigo radical, dirigido contra los elementos más destacados del grupo, consistente en la destrucción de sus casas principales esencia e identidad del linaje14. Eso sí, en las luchas de bandos, nunca se llegaba a destruir por completo a ninguna de las facciones, y sólo representaban un control temporal de los vencedores sobre el municipio, hasta que los vencidos pudieran recomponerse para reavivar el conflicto. 13 Estos sangrientos capítulos de la vida jerezana serán tratados en extenso en las páginas posteriores. Si bien, un pequeño ejemplo de este tipo de episodios fue el ocurrido a finales de la década de los sesenta en Jerez cuando el regidor Pedro Díaz de Villacreces denunció ante los capitulares “que estando él y Pedro García de Cuenca, poco después del anochecer, sobre cena, a las puertas de su casa, salió un hombre suyo a buscar cosas que le cumplían. Le acometieron dos hombres, acuchillándolo y que hubo voces y que salieron los suyos con armas y que los que les acometieron, comenzaron a dar voces diciendo ¡Zurita! ¡Zurita!, señalando así a los culpables de tal fechoría, RALLÓN, op. cit., p. 380.. Este tipo de capítulos estaban a la orden del día, y como era habitual cualquier incidente desencadenaba los “asuntos de familia” que antes hemos señalado, donde todos los parientes y deudos apoyaban la causa del miembro de la bandería a la que pertenecían. Para saber más sobre la conflictividad urbana bajomedieval me remito a Angus MACKAY: “La conflictividad social urbana”, Actas del VI coloquio internacional de historia medieval de Andalucía: las ciudades andaluzas, siglos XIII-XVI, Málaga, l991, pp. 509-524; o Emilio CABRERA MUÑOZ: “Vio1encia urbana y crisis política en Andalucía durante el siglo XV”, Violencia y conflictividad en la sociedad de la España bajomedieval, Zaragoza, 1995, pp. 5-25. 14 QUINTANILLA RASO, M. C., “Facciones, clientelas y partidos en España, …”, pp. 34-35. El caso mejor conocido fue la destrucción de la morada de Alvar Núñez de Villavicencio y Iñigo López en 1471 tras el asalto de las tropas de los Ponce: “luego trató el marqués de combatir los que se defendían: prendieron al día siguiente, que fue domingo, a Alonso Núñez de Villavicencio, veinticuatro y se combatió la casa de Iñigo López, su compañero, el cual se entregó a prisión y sus casas fueron saqueadas, como se ve en los pleitos, querellas y demandas puestas al marqués que están en el libro capitular”, RALLÓN, op. cit., p. 394.

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Así, los Vargas pudieron dominar sin oposición la ciudad durante el reinado de Enrique II o los Dávila durante el corregimiento de Don Rodrigo, pero con el tiempo, la rivalidad vencida conseguía recobrarse del golpe sufrido. El fenómeno de los bandos en Jerez de la Frontera. Los bandos jerezanos hasta la llegada de los Reyes Católicos Como hemos anticipado en los apartados anteriores, las pugnas por el poder en los concejos castellanos debieron remontarse a los tiempos remotos de su propia aparición. En el caso de Jerez de la Frontera, que no fue conquistada definitivamente hasta 1264, apenas cinco décadas después tenemos noticias del enfrentamiento de dos parcialidades rivales. Se trata del año 1318, en el que se observa una de las constantes del conflicto; la vinculación a los “partidos” en que los grandes nobles se dividían para controlar el reino ante la debilidad de los monarcas. En este caso estaban motivadas por la minoría de edad de Alfonso XI, periodo en el que las intrigas se sucedían en la Corte15. El episodio más cruento en la ciudad durante este periodo de inestabilidad se produjo en 1321, cuando el infante Don Felipe, tío del monarca, entró en Jerez y “hizo matar a diez caballeros de los mejores de ella, sólo porque eran de la parcialidad del almirante Tenorio y de Sevilla”. Aunque desconocemos quienes componían cada parcialidad, ya podemos intuir la extrema dureza que se debía vivir en la ciudad con los continuos conflictos que acontecían en ella, que 15 Según las noticias que nos aporta Moreno de Guerra en su estudio sobre los bandos jerezanos, los cronistas de comienzos del siglo XIV expresaron “que en gran consternación se hallaban los vecinos de esta ciudad viéndose intestinamente desunidos porque cada parcialidad de los mandantes del reino procuraba traer a sus ideas a caballeros de la ciudad, y ellos, sujetos a varias inclinaciones, se ladeaban al que les parecía más conveniente o más de su gusto, porque gobernando un niño, no pretendían los magnates otra cosa que hacer prevalecer sus dictámenes”, J. MORENO DE GUERRA Y ALONSO, Bandos en Jerez. Los del puesto de abajo, Madrid, 1929, p. 9. Aunque aquí sólo haremos mención de los episodios más destacados de las pugnas banderizas, para profundizar más en estos conflictos que sacudieron Jerez durante la Baja Edad Media nos remitimos a los continuas referencias que sobre las pugnas sacuden los valiosas páginas de la obra realizada en el siglo XVII por el erudito Bartolomé Gutiérrez: Historia del estado presente y antiguo de la mui noble y mui leal ciudad de Xerez de la Frontera, Jerez de la Frontera, 2 vols. 1989; y la realizada en el siglo XVIII por el padre Fray Esteban RALLÓN: Historia de la ciudad de Xerez de la Frontera y de los reyes que la dominaron desde su primera fundación, 4 volúmenes, edición de MARÍN RAMÍREZ, J.A. y MARTÍN GUTIÉRREZ, E., Jerez de la Frontera, 1997-2000, en especial los tomos II y III.

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habitualmente tenían un desenlace sangriento que salpicaba a las principales familias jerezanas16. La vinculación de la élite en la pugna de Pedro I y Enrique de Trastámara La información de tiempos de Pedro I se vuelve más rica en matices para conocer la identidad de los linajes enfrentados. La crónica del beneficiado de San Mateo, Gómez Salido, la más antigua de las que dan noticia de Jerez, nos informa de que en 1356 “hubo parcialidades entre los caballeros de Jerez, siendo cabeza de los de la facción del rey don Pedro, los Villavicencios, y de contrario sentir los Vargas, a cuyos dos bandos se agregaron otros, que pusieron la ciudad en cuidado por los varios pareceres que llevaban, unos por el rey y otros por el conde de Trastámara”17. Ya conocemos la identidad de los dos principales bandos enfrentados, los Villavicencio y los Vargas, aunque por desgracia no de sus partidarios18. No obstante, esta clara una cosa, el enfrentamiento en la ciudad como manifestación de su obediencia a una u otra causa real, era sólo el reflejo de carácter más “nacional” de los bandos, pero a lo largo de los años que acontecían entre unos y otros problemas dinásticos o sucesorios, el conflicto latente en la ciudad persistía. Y aún con mayor virulencia desde 1345, cuando Alfonso XI instauró el regimiento o concejo cerrado, momento en que sólo se disponía de trece oficios de regidor en la ciudad -los únicos con derecho a voto- lo que provocaba el interés de cada bando enfrentado por controlarlos. La situación parecía haberse calmado tras la primera derrota del bastardo Enrique de Trastámara, pero pronto volvieron a avivarse las tensiones entre los enfrentados. En 1364, Pedro I no encontró mejor manera de acabar el conflicto que autorizando la ejecución de varios integrantes del bando que le era desleal, entre quien destacaba la figura de Alfonso García de Vargas. El monarca pensó que “muerto el perro se acabaron las 16 Ibídem. 17 Sobre esta Crónica, fechada en 1363, Moreno de Guerra indicaba que según la tradición en el siglo XVII se sacó del archivo de la iglesia de San Mateo, y fue escrita por un beneficiado de esa iglesia, llamado Diego Gómez Salido, quien se titulaba arcipestre de León, y escribió cuanto paso en Jerez durante el reinado de Pedro I. MORENO DE GUERRA, op. cit., p. 10. 18 Sobre el conocimiento de las principales familias de la élite jerezana nos remitimos al trabajo prosopográfico del profesor Rafael SÁNCHEZ SAUS citado en la nota número 2. Linajes Medievales de Jerez de la Frontera. Para los que quieran conocer el devenir de estas poderosas familias, los Villavicencio y los Vargas, las páginas del primer tomo 216-218 y 186-195 respectivamente.

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pulgas”, y que llegaría el sosiego y el fin de las contiendas en la ciudad. Todo lo contrario, la muerte de algunos de los “principales” del bando liderado por los Vargas sólo aumentó el odio entre las partes, que llego a su zenit cuando consiguió acceder al trono Enrique de Trastámara. Este hecho provocó un inesperado giro del destino al conflicto y provocó la expulsión, en 1367, de los principales integrantes del bando de los Villavicencio. El apaciguamiento de los bandos hasta el reinado de Enrique IV Durante cerca de treinta años quedaron calmadas las enemistades entre los principales linajes de la ciudad ante la debacle que produjo la victoria de Enrique II en el bando perdedor. No obstante, cuando la vida empezó a normalizarse en la ciudad y muchos de los que la habían abandonando comenzaron a volver a ella, empezaron con virulencia los conflictos. Los enfrentamientos en el cabildo eran constantes, siendo imposible gobernarla bajo por el concejo cerrado de los trece regidores. Esta situación provocó la llegada del primer corregidor a la ciudad, Martín Fernández Portocarrero, señor de Moguer, en 1394, que se hizo con las riendas del concejo jerezano19. Este delegado regio impuso su poder sobre el regimiento, anulando la capacidad de actuación de los linajes. Parece que de algo sirvió el escarmiento a los jerezanos, ya que, aunque después de la marcha del oficial regio siguieron ocurriendo puntualmente conflictos en la ciudad, pasarán años antes de que estos alcancen de nuevo el clima de violencia de los episodios anteriores20. Si la situación se mantuvo bastante estable en la primera mitad del siglo XV fue por el hecho de que poco a poco empezó a hacer aparición en la ciudad un mecanismo de control del conflicto: la firma de tratos y avenencias. Se trataba de ciertos momentos de interrupción relacionados con una necesidad práctica de descanso, propia de toda lucha prolongada.

19 Es imposible detenerse aquí, y además no es el objetivo de este artículo, explicar la transcendencia que tuvo la implantación de esta figura para el devenir de los concejos castellanos, ya que el regimiento vio reducido de manera tajante su capacidad de decisión, lo que explica la lógica animadversión hacia estos oficiales. Para saber más sobre este oficial nos remitimos a los clásicos trabajos de Marvin LUNENFELD Los corregidores de Isabel la Católica (1989); de BERMÚDEZ AZNAR, El Corregidor de castilla durante la Baja Edad Media (1974); o para el caso Andaluz de Paulina RUFO YSERN, “Extensión del régimen de corregidores en Andalucía en los primeros años de los Reyes Católicos” en el Coloquio de Historia Medieval Andaluza (1991). 20 MORENO DE GUERRA, op. cit., p. 11.

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Esta cultura pactual llegará a su cenit durante el reinado de Enrique IV21. Las treguas eran documentos firmados por los jefes de las respectivas facciones, un seguro temporal, extensivo a todos los parientes, amigos y clientes. El plazo fijado consistía en algunos meses o, incluso, sólo en unos días, en realidad, no respondían a un deseo de pacificación, sino sólo a una necesidad de descansar y recomponer fuerzas22. La primera tregua que tenemos documentada data de 1436, firmada entre los principales miembros de cada bandería en esos instantes, Bartolomé Núñez de Villavicencio y Fernando Alonso de Zurita23. Como podemos observar, los protagonistas del enfrentamiento han cambiado. Los Villavicencio, a pesar del destierro sufrido con la caída de Pedro I, supieron levantarse del duro golpe recibido para volver a alzarse como uno de los linajes más poderosos de la ciudad, y líder de su parcialidad. Todo lo contrario ocurrió con los Vargas, que fueron perdiendo cierto fuelle en la ciudad, alzándose los Zurita, linaje de indudable origen hidalgo y de los más antiguos de la ciudad, para tomar el mando del otro grupo de poder en la ciudad24. Estos años de relativa paz en la ciudad fueron aprovechados, al igual que estaba ocurriendo en la mayoría de los concejos castellanos, para conseguir la patrimonialización de los oficios de gobierno de la ciudad, las regidurías. Para ello se articularon toda una serie de estrategias entre los distintos linajes de la ciudad para seguir acaparando mayor poder en 21 ASENJO GONZÁLEZ, María, “Concordia, pactos y acuerdos en la sociedad política urbana de la Castilla bajomedieval” en FORONDA, F y CARRASCO MANCHADO, A. (coord.), El contrato político en la Corona de Castilla: Cultura y sociedad políticas entre los siglos X al XVI, Dykinson, Madrid, 2008, p. 153. 22 La treguas eran tratos que revertían de menos solemnidad que las concordias, contratos solemnes firmados por los miembros de la alta nobleza, por los que se comprometían al mantenimiento de una actitud de pacificación, con vistas al servicio de Dios y del rey, a la estabilidad y buen gobierno del reino, de duración indefinida, en teoría, aunque en la práctica solían ser breves, QUINTANILLA RASO, Mª Concepción, “Facciones, clientelas y partidos en España, …”, p. 35. 23 El contenido del pacto conservado es el siguiente: “por cuanto le era dicho que había acaecido o se esperaba haber contienda e roido entre Bartolomé Núñez de Villavicencio de la una parte e Pedro e Fernando de Zurita de la otra. E que como quiera que Fernando Alonso de Zurita seyendo alcalde mayor había puesto entre ellos treguas por algunos días que se cumplían en breve. E porque antes que fuesen complidas a él complía en ello remediar, porque no hobiese movimiento nin escándalo….e pusiese entre ellos a sus parientes e amigos treguas salvo e segura de aquí fasta en fin del mes de diciembre primero que viene deste año”, citado en MORENO DE GUERRA, op. cit., p. 23. 24 Sobre los Zurita y su ascenso político me remito a SÁNCHEZ SAUS, “Linajes medievales de Jerez…”, tomo I, pp. 232-239 y tomo II. P. 313.

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la ciudad. Conseguir regidurías acrecentadas como retribución a los servicios prestados por parte de los monarcas, la compra del oficio, concertar enlaces entre linajes para conseguir el máximo apoyo en el cabildo a una parcialidad, eran algunos de los mecanismos utilizados por los poderosos para evitar que sus contrarios adquiriesen más poder que ellos en el órgano decisorio de la ciudad25. Pero no sólo querían hincar el diente en las regidurías, cualquier oficio vacante era la ocasión perfecta utilizada por cada bando para hacer colocar a los suyos en el mayor número de cargos posibles, en ocasiones, al precio que fuera26. La debilidad de Enrique IV: la influencia de Ponces y Guzmanes A pesar de que el reinado de Juan II estuvo marcado por los conflictos dinásticos que provocaron las aspiraciones de los infantes de Aragón, la repercusión en la lucha banderiza jerezana fue mínima. Es verdad que hubo algunos miembros de la élite jerezana que apoyaron personalmente la causa aragonesa pero sin alterar el clima de la ciudad. No obstante, a mediados del siglo XV la pugna regional provocó que las parcialidades enfrentadas se adhirieran a una instancia superior que marcará sus episodios más sonados hasta el reinado de los Reyes Católicos, la nobleza territorial liderada por los Ponces, condes de Arcos, y los Guzmanes, duques de Medina Sidonia. Una fecha clave en la vinculación entre la élite y estas poderosas familias hay que es 1444. Este año el conde de Arcos, que apoyaba a los infantes de Aragón, tomó brevemente la ciudad, hasta que Juan Alonso Pérez de Guzmán, conde de Niebla, consiguió expulsar 25 La patrimonialización y el acrecentamiento de los oficios concejiles fue una práctica que se generalizó en el siglo XV pero tuvo su eclosión en la Edad Moderna. Las necesidades de la Corona, tanto económicas como de recompensar fidelidades, unido a los vacíos legales, etc.. fueron circunstancias claves que permitieron este paulatino proceso. Sobre este tema son trabajos de inevitable lectura la obra que dedico a los oficios públicos J. M. García Marín: El oficio público en Castilla durante la Baja Edad Media, Alcalá de Henares, 1987; y el artículo Francisco TOMAS Y VALIENTE: “Origen bajomedieval de la patrimonialización y la enajenación de los oficios públicos en Castilla”, Actas del I Symposium de Historia de la Administración, 1970, pp. 123-159. 26 La figura del regidor es la piedra angular clave del concejo bajomedieval. Al ser único oficial con derecho a voto –salvo excepciones contadas- fueron continuas las estrategias llevadas a cabo por las principales familias para conseguir apropiarse de estos puestos cada vez que quedaban vacantes. Sobre este oficial, al igual que para los oficios menores, nos remitimos al importante trabajo recopilatorio dedicado a esta figura por POLO MARTÍN en El régimen municipal de la Corona de Castilla durante el reinado de los Reyes Católicos: organización, funcionamiento y ámbito de actuación, Madrid, 1999.

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por orden de Juan II. Esta convulsa situación permitió que estos nobles estrecharan relación con las parcialidades jerezanas27. Aunque es más que probable que los principales linajes jerezanos estuviesen ya vinculados a estos nobles, incluso de manera partidista, no hay duda alguna que este episodio avivará con creces las distancias entre los integrantes de cada bando, que no dudarán de servir a los intereses de sus señores, de los que recibirán no pocas mercedes. La principal vía de vinculación entre la alta nobleza y la élite urbana fue el “acostamiento”28. Se trataban de una retribución económica, unida a la posibilidad de promoción personal arropada por el prestigio y el potencial de la alta nobleza. De este modo puede deducirse que, si bien los nobles no consiguieron convertirse en señores jurisdiccionales de las grandes ciudades de realengo, sí lograron seducir a una parte de sus élites. En algunos casos, tuvieron que dar un paso más allá y estrechar vínculos más permanentes a partir de los enlaces matrimoniales, como es el caso del casamiento de Juan de Suazo con Florencia Ponce de León, hermana del Marqués de Cádiz29. La fuerza que en la ciudad tenían ambas casas fue reforzada por la delegación del poder regio que realizó Enrique IV en manos de Guzmanes y Ponces como protectores de las ciudades y villas del reino de Sevilla en la década de los sesenta30. Mientras hubo una aparente armonía entre ambas casas apenas se observaron problemas graves. Sin embargo, desde el episodio de la toma de Gibraltar de 1462 estaba abierta la caja de los truenos. La toma de esta importante plaza provocó un auténtico conflicto entre ambas Casas nobiliarias que se atribuyeron el éxito de la empresa. La debilidad de la monarquía de Enrique IV, la guerra civil iniciada por la alta nobleza que encumbro al infante Alfonso, y la fuerte personalidad de los herederos de las grandes casas, el duque don Enrique de Guzmán, y el marqués de Cádiz, don Rodrigo, fueron los ingredientes claves para que la disputa por el control del reino de Sevilla estallase. Y la élite jerezana, que poco necesitaba para agitarse, obviamente se vió envuelta totalmente en ella. Las calles jerezanas se convirtieron durante esta década de los 27 MORENO DE GUERRA, op. cit. p.13. 28 J. Mª. MONSALVO ANTÓN, “La sociedad política en los concejos castellanos de la Meseta durante la época del Regimiento medieval. La distribución social del poder”, Concejos y ciudades en la Edad Media hispánica (II Congreso de la Fundación Sánchez- Albornoz, León, 1989), León, 1990, pp. 394-395. 29 Este matrimonio que le permitió no sólo estrechar lazos con el linaje de los Suazo, sino comprar posteriormente el señorío de La Puente –actual San Fernando-. SANCHES SAUS, Linajes medievales de Jerez. pp. 169-172. Ver también el trabajo monográfico sobre San Fernando en el Medievo de Alfonso FRANCO SILVA, La isla de León en la Baja Edad Media, San Fernando, 1995. 30 Respecto al control de la ciudad por estos nobles en SANCHO DE SOPRANIS, Hipólito, Historia de Jerez de la Frontera….p. 211.

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años sesenta en uno de los principales terrenos de disputas, que en más de una ocasión desembocaron en auténticos regueros de sangre. No era extraño que cada regidor tuviese una escolta de uno a tres escuderos de caballo y uno a cuatro peones, por término medio. Sólo las avenencias y pactos que periódicamente fueron mediados por el duque y el marqués podían dar cierta tregua al conflicto31. Será en estas fechas cuando por primera vez podamos conocer un elenco detallado de los integrantes de cada bando, gracias a los acuerdos de pacificación que nos han llegado. Por un lado nos encontramos al bando liderado por los Villavicencio, adeptos a la Casa de Niebla, y que son conocidos como “los del puesto de arriba”, por el lugar que ocupan en la Plaza del Arenal a la hora de realizar los juegos de cañas. A mediados de siglo esta parcialidad estaba compuesta, principalmente, por la rama mayor y más poderosa del linaje de los Villavicencio, liderada por Bartolomé Núñez de Villavicencio, junto a los Vargas, los Hinojosa y los López. 32

BANDO DE ARRIBA – Reinado de Enrique IV32 VILLAVICENCIO Rama de Alonso Núñez de Villavicencio Rama de Nuño de Villavicencio Rama de Bartolomé Núñez de Villavicencio LÓPEZ Rama de Alvar López “el viejo” Rama de Iñigo López de Carrizosa VARGAS Rama principal liderada por Juan de Vargas GALLEGOS Rama principal liderada por Gonzalo Pérez PATIÑO Rama principal liderada por Gómez Patiño ZURITA Rama principal liderada por Francisco de Zurita SANTIAGO Rama principal liderada por Juan de Santiago SEPÚLVEDA Rama principal liderada por Pedro de Sepúlveda HINOJOSA Rama principal liderada por Gedeón de Hinojosa 31 No es nuestra intención resumir el dilatado enfrentamiento entre los Ponces y los Guzmanes, para ellos nos remitimos a los detalles del conflicto que expone M. A. LADERO QUESADA y CARRIAZO RUBIO en las obras citadas en la nota número 4. 32 La información de cada uno de los linajes y las ramas señaladas en la obra genealógica de SANCHEZ SAUS sobre Jerez.

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HERRERA CABEZA DE VACA

Rama principal liderada por Juan de Herrera Rama liderada por Fernán Ruiz Cabeza de Vaca

Los linajes partidarios de la casa de Marchena, aunque menos numerosos en número, no por ello eran menos poderosos33. Estaban liderados por los Dávila, linaje que se había encumbrado a lo largo de la centuria a unas cuotas de poder impensables a principios del siglo XV. Estaba liderado por el regidor García Dávila, que será conocido desde 1477 como “el de la jura”, y contaba con el apoyo de los Riquel, los Zurita, los Vera y los Villacreses. 34

BANDO DE ABAJO – Reinado de Enrique IV34 DÁVILA Rama liderada Bartolomé Dávila Sigüenza Rama liderada por García de Dávila “el de la jura” Rama liderada por Juan Bernalte Dávila RIQUEL Rama principal liderada por Juan Riquel VERA Rama liderada por Pedro de Vera “el comendador”

Rama liderada por Pedro de Vera “el go-

bernador”

VILLAVICENCIO VILLACRECES

Rama liderada por Francisco Díaz de Vera Rama de Juan de Villavicencio Rama principal liderada por Esteban de Villacreces

Tras una década marcada por un conflicto latente entre los dos grandes linajes sevillanos, el enfrentamiento llegó a su punto álgido en el verano de 1471, cuando se produjo el afianzamiento de la casa de Niebla 33 Un ejemplo de que el número de linajes que apoyan un bando y el poder que acumulan no es proporcional podemos observarlo en el equilibrio existente en el número de regidurías en tiempo de los Reyes Católicos, en torno a 12 por bando. A pesar de que el bando de los Villavicencio contaba con más linajes agrupados en torno a su liderazgo, el número de regidurías por linaje era habitualmente de uno. Esto contrastaba con la cantidad de regidurías que familias como los López, Riquel o Vera poseían y que equilibraban la balanza de poder en el concejo. Algo similar ocurría en las calles jerezanas, de ahí que ningún bando se pudiese imponer sobre el otro. 34 Ibídem

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en Sevilla, tras conseguir la expulsión de los partidarios del marqués de Cádiz de la ciudad hispalense. Esta maniobra provocó que Don Rodrigo Ponce de León centrase su atención en la segunda ciudad más poderosa del reino, Jerez, la cual tomó con el apoyo de sus aliados en la ciudad35. El marqués incluso legalizó su maniobra al presentar el título de corregidor de la misma, firmado por Enrique IV, que tenía por cesión de su suegro el marqués de Villena36. Rodrigo tomó las riendas del gobierno de la ciudad, y aquellos que no le apoyaron sufrieron destierros, confiscaciones o fueron hechos prisioneros. A pesar de ello, la situación solo se mantuvo por poco tiempo, ya que el marqués permitió el regreso de los huidos –bajo juramento de que no se producirían levantamientos en la ciudadcon el objeto de evitar que nuevos brotes banderizos produjesen un clima político inestable que no le permitieran sacar el máximo provecho a su gobierno de la ciudad37. La llegada de los Reyes Católicos a Jerez: la vuelta de la ciudad al control de la Corona La situación de anarquía de la región que habían producido las luchas banderizas en los últimos años era un problema que los Reyes Católicos quisieron abordar en el momento en el que se vieron lo suficientemente asentados en el poder. Tras conseguir dominar la situación de guerra civil 35 “El marqués corrió por fuera de los muros y llegando al alcázar, el alcaide Manuel Riquel, que estaba casado con doña Aldonza, hija de don Pedro Ponce, su hermano, y teniente del dicho Marqués, que en propiedad tenía la alcaldía como la había tenido el Conde su padre, le abrió el postigo y entró dentro, de lo cual sabido por los que peleaban, rindieron las armas, y los alcaldes mayores y demás caballeros se retiraron a sus barrios y se hicieron fuertes en sus casas”, RALLÓN, op. cit., p. 393. 36 En palabras del padre RALLÓN, una vez tomada la ciudad, “mandó el Marqués llamar los veinticuatros y jurados. Juntos en cabildo, se leyó el nombramiento de corregidor que traía, al cual dio la ciudad cumplimiento por el estado en que se hallaba. El Marqués comenzó a gobernarla con este título”. op. cit., p. 394. Juan Pacheco había sido corregidor de la ciudad entre 1456-1464. Aunque el oficio quedo suspenso al traicionar al monarca en la llamada “farsa de Ávila”, tras volver Pacheco al lado de Enrique IV consiguió convencer a este para que le permitiese ceder el oficio a Rodrigo con el objeto de equilibrar la tensión en el Reino de Sevilla. SANCHO DE SOPRANIS, Hipólito, Historia de Jerez de la Frontera….p. 228. 37 Las actas capitulares de 1472, conservadas en el Archivo Municipal de Jerez de la Frontera (en adelante A.M.J.F.) están repletas de este tipo de acuerdos para conseguir la pacificación de la ciudad, AMJF, AC, 1472. Aprovecho para agradecer a D. Manuel Antonio Barea Rodríguez y a D. Antonio Santiago Pérez por las continuas facilidades y ayudas con las que me permiten llevar a cabo mi labor como investigador.

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con la que se encontró Isabel I cuando accedió al trono en 1474 –debido a la oposición mostrada por los nobles que defendían los derechos sucesorias de la infanta Juana-, se dirigió junto a su esposo a Andalucía en 1477, con el objeto de conseguir sujetar bajo sus riendas a ciudades realengas, como Sevilla o Jerez, cuyo control era total por los nobles enfrentados38. Sin duda alguna, el corregimiento de Jerez por Rodrigo Ponce de León había escondido durante estos años un gobierno de corte señorial que los monarcas no estaban por la labor de consolidar. La reina desposeyó al Marqués de Cádiz del corregimiento nombrando, en su lugar a Juan de Robles, a la vez que prohibían, tanto al duque como al marqués, su entrada en la ciudad39. Estaba bastante claro que los Reyes no querían dejar un solo atisbo de poder en manos de los grandes señores de la región que pudiera provocar nuevas rencillas en la ciudad. Pero como veremos, erraron en sus previsiones. Es verdad que el conflicto regional quedará apaciguado, y que ni Sevilla ni Jerez volverán a caer en manos de las casas nobiliarias, pero dentro de la ciudad el enfrentamiento seguiría vivo con la misma fuerza que siempre. La llegada de los monarcas sólo fue la calma que presidirá las grandes tormentas de la década de los noventa. Ejemplo de lo expuesto fue que, ni en el propio acto de sumisión a la monarquía que se realizó durante la estancia de los Reyes Católicos en Jerez, estuvo exento de enfrentamientos entre los bandos de la ciudad. El episodio ocurrió en plena plaza del Arenal de la ciudad, cuando el marqués de Cádiz estaba honrando a los monarcas y a su comitiva con dos de los juegos más típicos de la ciudad; la lidia de toros y el juego de cañas40. Fue en la disputa de este tradicional juego, cuando mostraron los bandos su verdadera cara, surgiendo rencillas entre los Zurita y Dávilas, episodio que trataremos detalladamente a continuación. Podía parecer que con el alejamiento de los grandes nobles de la ciudad los bandos quedarían descabezados, pero, como venimos comentando en estas páginas, las semillas de la discordia no estaban sembradas por los poderes exteriores, sino que su origen radicaba en el interior de la urbe, y en las redes de relaciones que se tejían dentro de su propia oligarquía. 38 La turbulenta vida política de la monarquía castellana durante estos años finales del siglo XV es recogida brillantemente por los trabajos de Luís SUÁREZ FERNÁNDEZ Los Reyes Católicos: la conquista del trono, Ediciones Rialp, Madrid, 1989. 39 La entrada triunfal de los monarcas en la ciudad, con todo lo que rodea a este protocolario acto de sumisión en las relaciones de poder entabladas entre el concejo y la monarquía, unido a la actitud tomada por los monarcas con los altos nobles fue recogido in situ por el cronista Alonso de PALENCIA. No reemitimos al estudio, texto y traducción de José LÓPEZ DEL TORO, Cuarta Década de Alonso de Palencia, Real Academia de la Historia, Madrid, 1970-1974, Libro XXX, capítulo IV. 40 Ibídem, p. 56.

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Los juegos de cañas. La delgada línea que separa la “violencia ritualizada” del conflicto armado Como ya hemos anticipado, la primera manifestación del nuevo orden de relaciones de poder que se impondrá en la ciudad surgirá en la disputa entre los Zurita y los Dávila en 1477. Este no fue el primero ni el último juego de cañas donde la sangre pudo llegar al río en la ciudad, ya que durante toda la Baja Edad Media fue la práctica utilizada para ritualizar la rivalidad de las parcialidades enfrentadas en la ciudad. No obstante, hemos preferido esperar a este momento para explicar brevemente el significado que estos juegos de carácter bélico tenían para comprender la relación de poderes en la ciudad. El juego de las cañas básicamente consistía en dos equipos de caballeros que partiendo de distintas zonas de la ciudad se enfrentaban en la “plaza del arrabal” hoy día del Arenal, arrojándose lanzas de caña que debían esquivar con sus escudos o adargas. Era la manera perfecta de unificar la destreza del manejo del caballo con las habilidades propias del combate. Para explicar en qué consistía exactamente el juego nada mejor que remitirnos a las palabras del Alonso de Palencia que estuvo presente en la jornada junto a los Monarcas. Según el cronista, este juego era ejecutado por “dos cuadrillas de escogidos caballeros jerezanos … que, después de acometerse y arrojarse mutuamente largas cañas que rebotan en las adargas, los justadores dan vuelta corriendo al palenque y van a reunirse con su respectiva cuadrilla41. Si el ejercicio de esta práctica lúdica era de por si peligrosa, los jinetes jerezanos destacaron por una peculiaridad en su ejecución por la que fueron conocidos en todo el reino, lanzarse las cañas “cara a cara” y no de lado, como era lo habitual, lo que las hacía mucho más difíciles de esquivar.. Todo ello, a pesar de que según el cronista era una práctica, donde atendiendo al honor de los caballeros participantes, estaba “prohibida toda contienda, aunque entre ellos existan rencores o salgan heridos del combate, y ni se considera más enemigos a los caballeros de una cuadrilla cuando arrojan la caña traidoramente contra los contrarios no protegidos por las adargas, ni por esto se tacha a los justadores”42. Existían unos jueces encargados de poner paz en las posibles rencillas que surgieran, aunque no siempre 41 Ibídem, pp. 456-457. El trabajo más completo sobre el juego de cañas jerezano fue realizado hace varios años por el historiador portuense SANCHO DE SOPRANIS: Juegos de toros y cañas en Jerez de la Frontera, Jerez, 1960, pp. 7-9. Sobres estos espectáculos y el clima de violencia que los rodeaba también es interesante el trabajo de GIBELLO BRAVO: “La violencia convertida en espectáculo: las fiestas caballerescas medievales”, en Fiestas, juegos y espectáculos en la España medieval, Aguilar de Campoo-Madrid, 1999, pp- 157-172. 42 Ibídem.

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podían cumplir su cometido. Estaba claro que este último fragmento del texto que hemos señalado era un poco idílico, porque bien sabía el cronista la dificultad de evitar que se encendieran los ánimos cuando la tensión se palpaba en el ambiente. Ya en la mención más antigua que nos ha llegado de la práctica de estos juegos en Jerez tenemos constancia de los grandes problemas que sobrevenían a la ciudad de su celebración. Se trata del 8 de octubre de 1436, cuando algunos caballeros solicitaron al corregidor que no permitiera que se celebrasen porque temían, en palabras de Moreno de Guerra que se convirtieran “las cañas en lanzas, las burlas en veras y los paisanos en paladines enemigos”43. Treinta años después, en pleno conflicto banderizo mediatizado por los intereses de los grandes señores, los capitulares hubieron de dictar una ordenanza en 1468 por la cual ningún caballero pudiese jugar a las cañas en Jerez. A pesar de la importancia de este juego para los miembros de la élite jerezana, eran conscientes de que estos espectáculos en la ciudad no eran adecuados en fechas de enconados conflictos banderizos44. A partir de esta fecha, sólo tenemos constancia que en 1477, y debido a la presencia de los monarcas en la ciudad se atrevieron a permitir que se celebraran los juegos en la ciudad, con el final tan desagradable que ya conocemos. Es posible que por lo acontecido ante los monarcas o por la continua falta de hombres de armas que hubo en la ciudad durante la guerra de Granada, que no se retomase la práctica habitual del juego hasta bien entrado el siglo XVI, según las noticias que sobre él tenemos. Los “juegos de cañas” eran la ocasión perfecta para conocer cuál era la parcialidad que seguían cada linaje de la élite ciudadana. Cada bando se situaba en un lado distinto de la ciudad para después dirigirse a la plaza del Arenal. En la puerta del Real, se situaban los llamados “del puesto de abajo”, liderados liderado por los Dávila. Junto al Alcázar, con los Villavicencio al frente, los llamados del “bando de arriba”. Desgraciadamente no se conserva ninguna lista donde podamos conocer de primera mano la formación de cada “equipo” en el juego, pero de manera indirecta se pueden intuir. Para ello sirve con echar un vistazo a las parcialidades que se forman a la hora de tomar decisiones en el cabildo para saber en que equipo se integraban cada vez que debían enfrentarse en la plaza. El caso más representativo, y que además está en íntima relación con el episodio estamos tratando, es que los Zurita, que durante gran parte del siglo XV defendieron los mismos colores que los Dávila en la plaza, hasta que en la década de los setenta, se posicionaron en el “puesto” contrario45. 43 MORENO DE GUERRA op. cit. p. 13. 44 SANCHO DE SOPRANIS, Historia de Jerez .. p. 218. 45 Sobre el posicionamiento de los Zurita en el “puesto de abajo” ver la cita de la nota 24.

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El episodio más sugestivo sobre el fenómeno de los bandos a través de estos juegos caballeresco es el ya mencionado de 1477. Lo que al inicio pareció un lance del juego se pudo haber convertido en una autentica masacre con más de una treintena de hombres armados enfrentados si no hubiera sido por la presencia del monarca Fernando de Aragón, que acudió al centro de la plaza espada en mano46. La nómina completa de los implicados en el alboroto estaba compuesta por importantes integrantes de cada bando. Por un lado, el veinticuatro Francisco de Zurita y su pariente Sancho de Zurita. En el otro lado del conflicto se vieron implicados los hijos de dos de los hombres más poderosos que hasta esas fechas habían servido inconmensurablemente al marqués de Cádiz, los regidores Juan Riquel y García Dávila. Se trataban de Pedro Riquel, y dos de los ocho vástagos del “de la jura”, Martín Dávila y Lorenzo de Padilla47. Este episodio, que como ahora veremos, parece que no tuvo una influencia muy transcendente para los implicados de manera mediata, debemos de guardárnoslo en la retina. Ni Francisco de Zurita ni Lorenzo de Padilla, los cuales lideraran los destinos de su linaje en los años noventa lo olvidaron 46 La descripción del episodio, sin darle mucha importancia a que parcialidad de las dos enfrentadas fue la primera en encender la mecha, ya que los ánimos de las dos estaban bastante caldeados –Palencia obviamente si tiene bastante claro a quién quería desprestigiar-, fue según el cronista la siguiente: los partidarios de Ponce, dispuestos a armar contienda, hicieron que un hombre de la plebe insultase a un caballero principal del partido de los Guzmanes, acusándole de haber arrojado malamente la caña; contestó con dureza el ofendido; uno de los principales de la ciudad, conocido partidario del Marqués, salió a la defensa del plebeyo, y al punto, sin respeto a la presencia del Rey, que miraba el juego desde un balcón, salieron a relucir las espadas. De repente treinta hombres, sin duda conjurados para salir a la pelea, se lanzan a la plaza y traban con las lanzas feroz combate, que los jueces no pudieron reprimir hasta que el Rey, montando a caballo, y lanza en mano, se metió entre tos combatientes. Al punto todos los jerezanos leales allí presentes se arrojaron contra los perturbadores, y al grito de ¡Alto al Rey! lograron que, atemorizados, suspendieran la lucha y escapasen velozmente”. El cronista arremete con más fuerza aún contra los partidarios del marqués al añadir que “Algunos de los culpados pretendieron acusar a los amigos del duque D. Enrique que con excelente intención procuraron dirimir la contienda en presencia del Rey, y trataron de oscurecer la verdad por medio de falsos testimonios. Ciego de ira el Rey castigó a varios, así de los inocentes como de los culpados”, PALENCIA, Alonso de, IV Década, Libro XXX, cap. IV, p. 457. 47 Sus nombres nos son conocidos gracias al encabezamiento de la carta de perdón dirigida a los implicados en 1478, donde se señalan sus nombres: “Françisco de Çurita veynte e quatro de la muy noble e leal çibdad de Jeres de la Frontera e a vos Pero Riquel e Sancho de Çurita e Martín Dávila e Lorenço de Padilla vesinos de la dicha çibdad”, Archivo General de Simancas , Registro General del Sello (en adelante AGS, RGS), 25-I-1478, fol. 142.

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nunca, y como ahora veremos, tuvo consecuencias desagradables para el devenir de sus familias. Los monarcas no podían permitir este desorden cívico, mucho menos en su presencia. Si el objetivo de su viaje la ciudad era la pacificación de la ciudad, ante sus propios ojos vieron lo difícil que sería su tarea. No obstante, los monarcas que querían evitar problemas mayores, no aplicaron un castigo muy duro ante tal atrevimiento, por ello clementemente siendo cambiaron la pena por un ejemplarizante destierro temporal, que tranquilizó, momentáneamente, los ánimos en la ciudad48. La reorientación de los bandos durante el reinado de los Reyes Católicos: la vieja y la nueva nobleza en el cabildo jerezano El episodio acontecido en 1477 ante la presencia de los Reyes Católicos bien pudiera parecer uno de los últimos coletazos del conflicto que existía entre los partidarios de las dos grandes casas nobiliarias andaluzas. No obstante, los acontecimientos que sobrevendrán a este conflicto, aunque no de manera mediata, nos permiten situar este acto violento dentro de otra esfera del conflicto que desde cerca de tres siglos marcaba las relaciones de poder entabladas entre los principales linajes de la élite concejil. El hecho de que la pugna entre los Zurita y los Dávila estallara en ese justo instante, cuando la monarquía empezaba a tomar posiciones en la ciudad en detrimento de los altos nobles, es bastante esclarecedor sobre el nuevo sentido que había tomado el conflicto: la élite jerezana quería volver a pugnar por el control de la ciudad. 48 Las necesidades de tiempos de guerra, con el rey portugués aliado a los nobles que defendían las pretensiones al trono de la infanta Juana frente a Isabel, creando estragos en las fronteras del reino, motivó que los monarcas se decidieran por una pena lo más beneficiosa para el reino, el servicio militar obligatorio. En un primer momento el destino fue la lejana villa de Fuenterrabía, “a servir e residir en ella con vuestro cavallos e armas a vuestras costas por tiempo de ocho meses”, si bien, las nuevas necesidades bélicas los penados vieron disminuido el servicio rebajado a cuatro meses en “la çibdad de Badajos con vuestro cavallos e armas a vuestras cosas… en el ejerçiçio de la guerra en la capitanía del conde de Feria”, AGS, RGS, 15-XII-1477, fol. 147. Curiosamente, poco les duró el castigo, ya que apenas un mes después de la misiva anterior, a inicios de 1478, fueron absueltos de la pena impuesta. El motivo de tan repentino cambio de opinión se debe a la presión que ejerció el cabildo jerezano para mediar por ellos, aprovechando la inestimable ayuda que la ciudad le brindaba a los monarcas con “gente de cavallo e de pie…a su costa para el combate de la fortalesa de Hutrera que esta rebelada contra nuestro servicio”, para solicitar el perdón de los acusados como “debdos e parientes suyos”, AGS, RGS, 25-I-1478, fol. 142.

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A pesar de que muchos de los principales caballeros de la ciudad siguieron siendo deudos de los Ponces y Guzmanes, recibiendo “acostamientos” y ejerciendo cargos de importancia en sus señoríos, el conflicto interno, el que se libraba en la ciudad, en especial en el cabildo, tenía otros derroteros que ya poco tendrán que ver con los intereses de la alta nobleza49. Los siete años de control de la ciudad por el marqués de Cádiz dejaron bastante claro a las principales familias que mientras hubiese una persona tan poderosa gobernando los designios de Jerez sus posibilidades de ejercer el dominio, que por derecho reclamaban como élite de la ciudad, les serían imposibles. Por ello, no dudaran, tanto los miembros de una parcialidad como la de la otra, de oponerse a las pretensiones al alguacilazgo mayor de la ciudad de Rodrigo Ponce de León en 148350. A pesar de que muchos eran amigos y deudos del marqués, le dejaron bastante claro con esta actitud que su lealtad hacia él era inquebrantable de muros a fuera de la ciudad. Lo que pasaba dentro de ella eran asuntos que sólo debían incumbirles a los linajes jerezanos. Si bien, como ya hemos señalado en más de una ocasión, la monarquía no quiso que Jerez se le escapara de sus manos de nuevo. Por ello, al igual que en el resto de los concejos del reino, puso al frente del gobierno a un corregidor. No obstante, Juan de Robles no era un oficial cualquiera, pese a sus habilidades y dotes militares en el campo de batalla, como político fue un auténtico tirano. Si a ello unimos, que la figura del corregidor siempre fue odiada en los concejos castellanos, ya que reducía considerablemente el poder de la élite a la hora de tomar decisiones, no era de 49 Así, nos encontramos a Nuño Fernández de Villavicencio, uno de los cabecillas de su bando en la ciudad, siendo corregidor de la villa de Sanlúcar de Barrameda al servicio de la Casa de Medina Sidonia (AMJF, AC 1480, fol. 40r.). Los vínculos familiares obviamente seguían intactos en la ciudad, así, Rodrigo Ponce de León nombra como a su “pariente” al jurado Francisco de Vera, que fue el encargo de mediar entre el marqués y Jerez por un asunto relacionado con las almadrabas gaditanas (AMJF, AC 1489, fol. 43v. ). Cómo último ejemplo, pondremos el caso del comendador Pedro de Pinos, que fue veinticuatro de la ciudad, que en 1490 dejó por su albacea en su testamento a la marquesa de Cádiz (AMJF, AC 1490, fols. 60v-61r.) 50 Rodrigo Ponce de León había recibido este oficio, que se había convertido en vitalicio, por delegación de su deudo el regidor jerezano Pedro de Vera. No obstante, hacer valer sus derechos al oficio le fue imposible ante la oposición concejil (AMJF, AC 1483, fol. 229v). Los Reyes zanjaron la problemático ofreciéndole una importante suma de dinero anual, 100.000 a cambio de ceder en sus pretensiones. El linaje perdía un importante vinculo político en la ciudad, pero a cambio obtenía una cantidad que superaba de manera escandalosa los 12.000 mrs de salario del oficio, lo que indica lo valorado que era para los Ponce (AMJF, AC 1494 65 r-66r,).

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extrañar la actitud de repulsa de los jerezanos. Ante esta situación, los linajes unieron sus fuerzas para conseguir reducir al máximo la influencia del corregidor en la ciudad, lo que motivó que el enfrentamiento banderizo se mantuviera prácticamente dormido hasta la década de los noventa. La principal alianza de los bandos jerezano contra este oficial regio llegó a su punto álgido en 1483, cuando tras capitanear las tropas jerezanas fue capturado por los musulmanes en Las Axarquía. Todos los integrantes del concejo, excepto los López –que se mantuvieron leales a la Coronadespojaron a los lugartenientes de Robles de las insignias de poder en la ciudad. Poco les duró la osadía a los regidores ya que la reina en menos de un mes le devolvió el poder a los hombres de confianza del corregidor, hasta que en 1487 Juan de Robles fue liberado y retomó las riendas del concejo de la ciudad. Los linajes jerezanos, como había ocurrido en distintas ciudades y villas de la Corona que intentaron despojarse de este molesto oficial, se dieron cuenta que los Reyes Católicos habían iniciado una nueva época en la vida política de los concejos, la del control directo mediante la figura de los corregidores, y esta no tenía marcha atrás51. El hecho de que el enfrentamiento banderizo había pasado a un segundo lugar no hizo menos interesante esta década. Los años ochenta del siglo XV fueron los que marcaron la reorientación de los linajes integrantes de cada parcialidad en el juego de relaciones de poder de la ciudad. Las parcialidades ya no se distinguirán por su vinculación directa a uno de los dos grandes señores del reino de Sevilla, sino que la pauta que en la mayoría de los casos marcará la nueva disposición de los banderizos es lo que hemos llamado la pertenencia a la “vieja” o a la “nueva” nobleza de la ciudad. Por tanto, a finales del siglo XV la nómina de los banderizos en nada se parecía a la que se puso en jaque a la ciudad treinta años antes, como ahora veremos.

51 Sobre ellos se ha dado una amplia bibliografía en la nota 49. Juan de Robles es una interesante figura de la que actualmente me estoy ocupando en extenso con el objeto de sacar a la luz la labor, si así pudiera llamarse a su gestión, durante sus años en la ciudad. Por ahora sólo contamos con las breves palabras a él dedicados por SANCHO DE SOPRANIS en la citada Historia Social de Jerez.. tomo I, pp. 12-13.

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Cambios experimentados en el liderazgo de los bandos (S. XIV-SX) 52 Espacio temporal Bando de Arriba Bando de Abajo II mitad s. XIV Villavicencio Vargas I mitad s. XV Villavicencio Zurita Década 60/70 s. XV Villavicencio Dávila Finales s. XV Villavicencio López En primer lugar hay que situar una serie de posturas enfrentadas que eran imposibles de acercar. Los Zurita se habían adherido al bando de los Villavicencio ante la animadversión que ambas familias sentían por los Dávila. No era extraña esta alianza, ya que aunque a mediados del siglo XV ambos linajes se habían enfrentado por el control de la ciudad, como hemos descrito, cuando los Zurita empezaron a ver declinar su estatus en su parcialidad, vinculada a los Ponce de León, a favor del nuevo favorito de la casa de Arcos, García Dávila “el de la jura”, no dudaron en cambiar sus lealtades. La aparición en lo más alto de la élite jerezana de un nuevo linaje, procedente de las líneas de la caballería cuantiosa, como eran los Dávila, no era bien vista por los linajes de más raigambre e hidalguía en la ciudad, que no dudaron en aunar sus fuerzas para evitar la preponderancia de estos en la ciudad. Los Villacreces, que habían sido importantes aliados de los Ponce de León, una vez acabado el conflicto no dudaron en seguir el camino de los Zurita y oponerse al avance de los cuantiosos, 52 En el cuadro hemos querido reflejar gráficamente la situación vivida en la cúspide de ambos bandos. Mientras que los Villavicencio se habían mantenido estables en su posición dominante desde tiempos de Pedro I (a pesar de los años de destierro vividos con la llegada al trono de Enrique II), su posición fue incontestable en el liderazgo de la parcialidad de su bando. Aunque a finales del siglo XV podían distinguirse cuatro poderosas ramas de este linaje, sólo una se había separado del tronco principal para unirse al bando contrario. Sólo los Villacreces, los Zurita o los Cabeza de Vaca, por la gran personalidad de sus parientes mayores podía eclipsar, temporalmente el liderazgo de su bando en las secciones concejiles, ya que el poder en la calle era suyo dada la numerosa ramificación de la familia en la ciudad. Situación diferente ocurría en el bando contrario. Vargas y Zurita tuvieron su época de dominio hasta la aparición a mediados de siglo XV de García de Dávila, que lidero sin oposición la bandería hasta su muerte. No obstante, tras la desaparición de este, entraría en juego la ambiciosa política matrimonial que ahora comentaremos de los López. La calle siguió siendo el lugar donde los Dávila se sentían más poderosos, ya que contaban, al igual que los Villavicencio con importantes ramificaciones por todos los principales linajes de la ciudad, especialmente gracias a los ocho hijos de García. Riquel o Vera eran otros poderosos clanes de este bando, pero sin la importancia política que llegaron a acumular los López.

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sobre todo cuando empiecen a despuntar los López53. Junto a los linajes citados que tenían bastante claro cuál era el lugar que querían ocupar en las parcialidades de las ciudad, existían otros cuya situación en este juego de poder era mucho más neutral, y la militancia en uno u otro bando era más causa de la circunstancialidad que de una vinculación insoldable con algunos de los linajes abanderados. El caso más significativo es el de los López. Este linaje era liderado desde mediados del siglo XV por dos regidores, que eran a su vez primos y cuñados –sus esposas eran hermanas-, Iñigo y Alvar López54. Esta familia, al igual que los Dávila, se había encumbrado desde las capas más bajas de la caballería, coniguiendo una posición en el concejo destacable desde el reinado de Enrique IV por la defensa a ultranza de los derechos de la ciudad y por su lealtad a la Corona por encima de las rivalidades de las parcialidades enfrentadas, ocupando, podría decirse, una posición neutral en las relaciones de poder existentes. No obstante, ante el auge en la ciudad de los Dávila, que respaldaban los intereses del marqués de Cádiz, prefirieron optar por apoyar a los que se habían confabulado con el duque de Medina Sidonia, nivelando la balanza. Pero como hemos dicho era algo circunstancial, su principal interés era evitar que la ciudad se viera avocada a depender del control de poderes exteriores y no de los que se consideraban con derecho a gobernarla, los jerezanos. Por ello, cuando el Marqués irrumpió en la ciudad con el apoyo de sus banderizos, los López defendieron la ciudad, aún más si cabe, que el resto de los linajes partidarios al duque, siendo de los que más sufrieron las inquinas de los vencedores. A ello se suma, que su lealtad a la Corona fue incontestable, primero, ofreciéndose a la reina para arrebatarle la ciudad al marqués con la ayuda de sus deudos antes de 1477, y después, una vez la ciudad en manos regias, fueron los únicos que 53 Sobre la hidalguía de sangre de la nobleza jerezana ha sido mucho lo debatido en distintas publicaciones. Lo único claro es que la élite jerezana, independientemente a su procedencia social, se hizo así misma al calor de la vida fronteriza. Ejemplo de ello son los López, que a como muchos otros que sirvieron a los Duques de Medina Sidonia, PALENCIA les dedica una dura crítica por no ser capaces de evitar la toma de Jerez en 1471: “elevados desde la condición de labradores a la de caballeros atribuían a la propia capacidad de su fortuna y a meritos suyos la amistad que les manifestaba el Duque, contraída, según ellos, más por necesidad que por espontánea afabilidad y benevolencia. Ingratos así con Dios y con los hombres” , Crónica de Enrique IV, década II, traducción e introducción por A. Paz y Melía, Madrid, 1974, pp. 453-454. Aunque la inquina en las palabras de Palencia se denota por el desenlace del suceso, no hay duda de que la dudosa hidalguía de sangre de estos linajes encumbrados en las guerras granadinas ya era cuestionada por sus propios coetáneos. 54 Para saber más sobre este interesante linaje nos remitimos a la información contenida en SANCHEZ SAUS, Linajes medievales de Jerez, tomo I, pp. 111113..

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se opusieron a las distintas pretensiones que a lo largo de la década de los ochenta tuvieron el resto de los miembros de la élite por despojar a Juan de Robles de su poder y devolverlo a manos del tradicional concejo55. A inicio de la década de los ochenta, ante la debilidad mostrada por la parcialidad de los Dávila, al encontrarse su pariente mayor, García, ya moribundo, decidieron que era el momento de acceder a cuotas más importantes de poder. La situación de neutralidad con la que se habían manejado desde siempre en el concejo les permitió pasar de un bando a otro cuando lo estimaron oportuno, ya que ellos no eran la diana de los odios y las inquinas de la gran mayoría de las principales familias de la ciudad. Empezaba su partida de ajedrez para convertirse en los reyes. En apenas una década, entre los años 1482 y 1492, los López consiguieron alcanzar el total liderazgo de su parcialidad56, estando en torno a 1484 plenamente configuradas las lealtades de cada bando. Para conseguir certificar la reorientación de muchas de sus relaciones de poder, la clave fue el papel político jugado por los enlaces matrimoniales. La utilización política de esta institución ha sido una constante a lo largo de la historia, y en el caso de nuestra investigación, el análisis minucioso de las fuentes nos permite comprender el papel determinante que jugaba el número de hijos disponibles para emparentar con otras familias a la hora de aumentar las cuotas de poder de una familia. Lo curioso del caso del linaje de los López, es que había tejido una larga red de fidelidades en el concejo en apenas unos años. Cuando Alvar e Iñigo iniciaron su andadura en el concejo a finales de los años cincuenta, sólo contaban, si exceptuamos a los Hinojosa, con el apoyo del linajes de segundo nivel, como los Tocino, o los Melgarejo, a los que estaban vinculados por lazos familiares. Este abanico de alianzas aumento cuando al vincularse a la bandería que apoyaba al Duque de Medina Sidonía enlazaron matrimonialmente a algunos de sus hijos con importantes vástagos del linaje de los Vargas o los Villavicencio, que lideraban el bando “de arriba”. No obstante, no satisfechos por compartir protagonismo con el resto de los linajes poderosos de esta bandería –a los ya citados hay que sumar los Zurita- y ante la debilidad del bando rival, 55 Algunas de estas muestras de lealtad de los López en la referencia citada anteriormente. 56 Los primeros ejemplos de estos cambios que se estaban produciendo los podemos constatar en el cabildo con el análisis de dos indicadores claros de la lealtad de los capitulares en las actas concejiles: la delegación del voto en caso de ausencia por parte de algún regidor, y el asentamiento de pareceres por cada bando en los asuntos más comprometidos tratados en el cabildo. A.M.J.F. A.C 1482-1492. La tesis doctoral que estoy ultimando ofrecerá muchas luces sobre las posibilidades que ofrece el estudio de estos indicadores.

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decidieron apostar fuerte y controlarlo. Los vástagos de Iñigo y Alvar empezarán a emparentar con todos los más importantes linajes del “bando de abajo”. Entre ellos se encontraban los Vera, Herrera, una poderosa rama de los Villavicencio lideraba por Juan de Villavicencio, que se había distanciado políticamente del resto, pero sobre todo los Dávila. Hasta en tres ocasiones Alvar López concertó alianzas con nietas del afamado García Dávila, lo que era claro indicio de que querían justificar su jefatura apostando por esa legitimación ideológica que era entroncar con el que había sido el hombre más poderoso durante décadas en la ciudad57. No obstante, el extraordinario movimiento político que hemos señalado tuvo un escenario y circunstancias, no obstante, que desencadenaron los acontecimientos más graves de la década de los noventa, como ahora veremos. Los antecedentes a este suceso hay que remontarlos a 1487, cuando el arzobispo de Sevilla, Diego Hurtado de Mendoza que visitaba la ciudad, concertó el matrimonio entre Fernando de Zurita, primogénito de Francisco de Zurita, y Isabel de Padilla, nieta de García Dávila. A priori, parecía que la mejor manera de asentar la paz en la ciudad era este matrimonio que traería cierto equilibro a la élite jerezana. Emparentando al herederos del primogénito los Zurita con la heredera del primogénito de los Dávila, se empezarían a fijar los cimientos de una nueva relación entre ambos bandos que llevaban bastantes años enfrentados, sobre todo tras el suceso de las cañas de 1477. García Dávila, bastante debilitado físicamente en estas fechas, estimó el matrimonio de su nieta primogénita, que estaba bajo su tutela, la mejor manera de mantener la paz que reinaba en esas fechas en la ciudad. No obstante la boda no podía celebrarse hasta que una bula papal les dispensase de su grado de parentesco. El problema surgió ante la tardanza de la bula, tiempo en el que se produjo la muerte de García Dávila, y en el que sus herederos provocaron la ruptura del matrimonio concertado ante la ira de los Zurita58. Cinco años eran demasiado tiempo de espera cuando en la ciudad se estaba viviendo una reorganización estructural de las relaciones de poder entre los bandos. Los López,

que ya habían conseguido granjearse varios apoyos en la década de los ochenta, necesitaban conseguir una alianza fuerte y duradera con el linaje más poderoso de la parcialidad que estaban empezando a encabezar. Las circunstancias le fueron propicias a Alvar López para emparentar a sus descendientes con el linaje de los Dávila cuando se produjo la muerte de García Dávila. Este, que era el líder incuestionable de su parcialidad y el que daba cierto orden y control a su linaje, era el principal garante de la paz acordada con los Zurita. La muerte de “el de la jura” dejó bastante desorganizado al linaje, ya que Juan Bernal de Ávila, que era la persona que había heredado la regiduría de su padre, no gozaba de las dotes políticas de su progenitor. El liderazgo recaía en otro de sus hijos Lorenzo de Padilla pero, desgraciadamente para los intereses de su familia, su ausencia en el cabildo jerezano no le permitía liderar a su parcialidad dentro del cabildo con la entereza que lo había hecho su padre. Además, Lorenzo, a diferencia de su padre, odiaba terriblemente a los Zurita. Por ello no dudo en pactar un doble casamiento con los vástagos de Alvar López, para conseguir ver representados lo mejor posible los intereses de su linaje en el cabildo jerezano. Que fuera doble era lógico. Por un lado, evitaba que la fortuna de su sobrina, que no era poca, al ser hija de su difunto hermano Gutierre de Padillla, primogénito de su padre, recayera en manos de su más odiado rival, los Zurita. No hay que olvidar que él fue, junto a Francisco de Zurita, el principal implicado en los juegos de cañas de 1477. Este primer matrimonio se concertó con Alvar López “el mozo”, hijo de Pedro Martínez de Hinojosa, y nieto de Alvar López. Por otro lado, Lorenzo que quería asegurarse que el pacto fuese lo más consistente posible, caso a su propia hija, Francisca de Mendoza, con un hijo homónimo del veinticuatro Alvar López. Así se aseguraba que la vinculación fuese mucho más personal si cabe, al ser consuegro de Alvar. Este deshonroso acontecimiento provocó la ira de Francisco de Zurita, que pidió a los monarcas que le resarcieran de tan vergonzoso incidente para su familia59. Para acelerar al máximo los trámites del juicio, los

57 Para constatar todos estos enlaces me remito al cuadro sobre “Los lazos familiares del linaje de los López”, que anexamos al final del artículo. Se trata de un análisis sintético de las redes de relaciones de poder creadas por los López. Un trabajo minucioso sobre el tema se insertará en la tesis doctoral que estamos ultimando. 58 Francisco de Zurita tenía claro quienes fueron los instigadores de tal deshonra para la familia: “Lorenço de Padilla e sus hermanos en quebrantamiento de lo asentado e capítulado e mandado por el dicho arzobispo diz que fan casado a la dicha doña Ysabel con un fijo de Alvar Lópes, vesino de la dicha çibdad, lo qual dis es cabsa de gran discordía en la dicha çibdad, e que demás de faser el dicho casamiento, el dicho Lorenço de Padilla, con la fasienda de la dicha doña Ysabel, dis que caso otra su fija con otro fijo del dicho Alvar Lópes”, AGS, RGS, 31-VIII- 1492, fol. 241.

59 Entre sus suplicas encontramos dos tipos de peticiones. La primera hacía referencia a que debían de revisarse “los dichos capítulos e faser que se guardasen e cumpliesen e mandasemos castigar todo lo suso dicho”. La segunda de las peticiones iba dirigida a los daños y perjuicios económicos que había sufrido con el quebrantamiento del pacto. En primer lugar, porque “emprestó al dicho Lorenço de Padilla pensando que guardaría lo capitulado cuarenta y ocho mil maravedíes según paresçía por su alvalá. En segundo lugar, las cantidades que había desembolsado “en despachar la dicha bula e traerla”. Francisco de Zurita se debía de sentir bastante frustrado con lo ocurrido, ya que no sólo no pudo emparentar a su hijo con la nieta primogénita de García Dávila, con lo que a nivel patrimonial significaría para su linaje, sino que encima vió como inútilmente se había resarcido las arcas familiares con la operación algo que se dignaba a permitir, AGS, RGS, 31-VIII- 1492, fol. 241.

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monarcas encargaron a Juan de Robles, “que todas las cosas que de suso contenidas en que la justiçia seglar podía e devía acudir…con la máxima dilación posible”. No sabemos si finalmente pudo Zurita recuperar algo del dinero perdido, pero estaba claro que el honor familiar había quedado maltrecho con esta burla que acaba de vivir. La venganza estaba servida, y en el corregidor encontró al colaborador perfecto para sus planes, como ahora veremos. Tras tantos movimientos políticos y enlaces matrimoniales la situación de los bandos jerezanos, como es lógico, había variado relativamente en relación a tiempos de Enrique IV, no tanto por el número de linajes que se desplazaron de un bando a otro, sino por el peso político de las personas que lideraron esos cambios. La mayoría de los líderes de cada linaje fueron los mismos que vivieron la rivalidad de los años sesenta hasta bien entrados los años noventa, y en el resto sus hijos o hermanos fueron tomando paulatinamente el testigo en el liderazgo de cada rama del linaje. 60 61

BANDO DE ARRIBA – Reinado de los Reyes Católicos60 VILLAVICENCIO

VILLACRECES VARGAS GALLEGOS PATIÑO ZURITA SUAZO SEPÚLVEDA

Rama de Pedro Camacho de Villavicencio Rama de Nuño de Villavicencio Rama de Nuño Fernández de Villavicencio61 Rama principal liderada por Esteban de Villacreces Rama principal liderada por Alonso Pérez de Vargas62 Rama principal liderada por Diego González63 Rama principal liderada por Gómez Patiño Rama principal liderada por Francisco de Zurita Rama principal liderada por Juan de Suazo Rama principal liderada por Pedro de Sepúlveda

60 En este cuadro, si lo comparamos con el del reinado anterior, podemos observar como los únicos movimientos son la aparición de los Villacreces, que como hemos indicando habían variado sus alianzas, y la aparición en el juego político jerezano de los Suazo, sobre todo tras vender Juan de Suazo su señorío de la puente a cambio de una regiduría jerezana. A ellos unimos la desaparición de los Hinojosa, que por motivos familiares, junto a los Santiago, prefirieron seguir el camino marcado por los López en este período. 61 Pedro y Nuño Fernández eran hijo de Alonso y Bartolomé Núñez respectivamente, los citados en el cuadro del reinado anterior.

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HERRERA CABEZA DE VACA

Rama principal liderada por Juan de Herrera Rama liderada por Fernán Ruiz Cabeza de Vaca

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BANDO DE ABAJO – Reinado de los Reyes Católicos DÁVILA

Rama de Martín Dávila Sigüenza Rama liderada por Lorenzo Padilla Rama de Juan Bernalte Dávila64 RIQUEL Rama principal liderada por Manuel Riquel65 VERA Rama liderada por Francisco de Vera “el jurado” Rama liderada por Pedro de Vera66 “el gobernador” Rama liderada por Francisco Díaz de Vera VILLAVICENCIO Rama liderada por Diego Mirabal de Villavicencio67 SANTIAGO Rama principal liderada por Juan de Santiago HINOJOSA Rama de Pedro M. de Hinojosa68 LÓPEZ Rama de Alvar López “el viejo” Rama de Iñigo López de Carrizosa 62 Alonso Pérez había tomado el testigo de su padre, el jurado Juan de Vargas 63 Diego González tomó las riendas del linaje Gallegos en 1482 ante el fallecimiento de su hermano. 64 Martín sucedió en la jefatura de su rama del linaje a su padre Bartolomé, al igual que Lorenzo Padilla a su padre García Dávila. En este último caso la progenitura real recaía en su hermano Juan Bernal, que había heredado la regiduría de su padre. Pero la fuerte personalidad de Lorenzo y el destierro de Juan Bernal en 1494 terminaron por inclinar la balanza hacia la primogenitura moral de Padilla. En la tercera de las ramas del linaje, la de Juan Bernalte Dávila, su hijo homónimo tomará el testigo de su padre en 1491, si bien pronto tomará el apellido materno, siendo conocido como Juan Bernalte Riquel. Para más información consultar el linaje Dávila en la obra genealógica de SÁNCHEZ SAUS. 65 Martín sucedió en la jefatura de su rama del linaje a su padre Bartolomé, al igual que Lorenzo Padilla a su padre García Dávila. En este último caso la progenitura real recaía en su hermano Juan Bernal, que había heredado la regiduría de su padre. Pero la fuerte personalidad de Lorenzo y el destierro de Juan Bernal en 1494 terminaron por inclinar la balanza hacia la primogenitura moral de Padilla. En la tercera de las ramas del linaje, la de Juan Bernalte Dávila, su hijo homónimo tomará el testigo de su padre en 1491, si bien pronto tomará el apellido materno, siendo conocido como Juan Bernalte Riquel. Para más información consultar el linaje Dávila en la obra genealógica de SÁNCHEZ SAUS.

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La apertura de la “caja de los truenos”: el proceso sumarial por Sodomía a los Dávila 66

La sed de venganza por el desagravio sufrido, motivó que Francisco de Zurita buscara el apoyo que necesitaba para imponer un duro castigo a las personas que habían maltrecho el honor de su linaje. La persona idónea para llevar a cabo sus planes no era otra que el corregidor Juan de Robles, el hombre más poderoso, pero sobre todo despiadado, que había en la ciudad en esos instantes. El especial odio que Robles había atesorado a lo largo de años hacia el bando de los Dávila-López, unido al hecho de que con la debilidad de una de las parcialidades, y la alianza de la otra, le sería mucho más fácil seguir campando a sus anchas por la ciudad, fueron los ingredientes claves para el pacto67. La estrategia elaborada por Francisco de Zurita para vengar los actos cometidos por los Dávila fue llevar el odio a la justicia, que el mismo Robles presidía por delegación regía en la ciudad. La repercusión del asunto fue enorme, no tanto por el número de personas afectadas, sino por la importancia de ellas en la vida social y política de la ciudad. Sin juicio previo, y por iniciativa propia del corregidor -auspiciado por Francisco de Zurita, y todos los falsos testigos que ambos habrían acumulado-, a finales de 1492 se condenó a muerte a los supuestos culpables de cometer graves delitos contra la Corona – como la deslealtad- y, sobre todo a Dios –sodomía-. Entre los afectados se encuentran los principales miembros de la rama más poderosa y mejor situada políticamente del linaje de los Dávila, descendiente de García Dávila “el de la jura”: el veinticuatro Juan Bernal, pariente mayor de la familia, y su hermano Lorenzo de Padilla, con el que Francisco de Zurita vivó el episodio de las cañas de 1477. Muchos de los condenados, por suerte para ellos, se encontraban fuera de la ciudad, ya fuera por motivos bélicos -se había acabado de tomar Granada-, o por asuntos personales. Desgraciadamente otros no tuvieron la misma suerte de encontrarse fuera de la ciudad, sobre todo el regidor Juan Bernal de Ávila, que fue encarcelado. Todos los que habían escapado de las garras del corregidor no dudaron en elevar una petición ante los monarcas acusando a Juan de Robles por haberles impuestos crímenes abominables y acusarles a pena de muerte, “odiosa e enemigamente e porque les tiene enemistad capital”. Estaba 66 Manuel Riquel, tomó el testigo de su padre a finales de la década de los ochenta. 67 La clave de su inquina a esta parcialidad arranca de las continuas quejas a los monarcas que elevaron en 1489 hacia él con el objetivo de conseguir que fuera desposeído de su oficio. Especialmente en AMJF, AC, 1489, fols. 161v-162r.

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claro que tenían que conseguir como fuera que fueran exculpados de delitos tan terribles, como la sodomía, porque estas acusaciones habían repercutido “en perjuisio de sus personas e bienes e fama”. Los Reyes Católicos temieron el desenlace de estas grandes persecuciones que se estaban llevando en la ciudad, ya que podían provocar la alteración del orden público con el avivamiento de los enfrentamientos banderizos. A su vez se producía, de nuevo, el cuestionamiento de la justicia impartida por su delegado, el corregidor Juan de Robles, cuyo descrédito era máxime en la ciudad. Por ello, no dudaron en poner tan importante asunto en manos de sus alcaldes del Consejo que absolvieron a todos los imputados 68 El único proceso que término teniendo un desenlace funesto para el acusado, fue el del veinticuatro Juan Bernal Dávila. Su proceso se inicio en diciembre de 1492, cuando el corregidor Juan de Robles lo prendió acusado del delito de sodomía. La reacción de los familiares del regidor fue instantánea. Lorenzo de Padilla, que tras el encarcelamiento de su hermano se había convertido en el principal miembro de la rama del linaje, notificó a los monarcas que el corregidor había detenido a su hermano de manera ilícita sin haberse realizado un proceso judicial justo. Además indicó la dureza de su cautividad, primero en la cárcel y posteriormente en una de las torres del alcázar jerezano. En estas circunstancias el reo no podía hablar con sus parientes ni defenderse justamente. Padilla alegaba que los causantes de tal atropello a la libertad de su hermano eran las acusaciones de ciertas personas, “que son sus enemigos e les quieren mal de muerte”. Ante la indefensión de su hermano y con la certeza de que el juicio realizado por Robles era injusto, rogó a los monarcas que enviaran “vna persona syn sospecha que conoçiese de la dicha causa”. Sin mencionarlos, Lorenzo estaba aludiendo a los integrantes del bando contrario, y sus ojos, como el del resto de sus parientes se centraron en la persona

68 En la carta dirigida por los monarcas a sus alcaldes del Consejo Real se contenían las siguientes quejas de los afectados que vale la pena reproducir: “odiosa e enemigamente e porque les tiene enemistad capital dis que de fecho e contra derecho so color de justiçia fizieron contra ellos çierta pesquisa estando ellos avsentes syn guardar horden ni forma de derecho les condeno a pena de muerte ymponiéndoles crímenes e escesos e delitos feos según que dijeron que lo presentavan por un testimonio ante nos requerido en quanto avya sido en perjuisio de sus personas e bienes e fama dijeron ser ninguna e ynjusta e muy agraviada contra ellos”, AGS, RGS, 3-XI-1493, fol. 74..

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que más inquina les tenía, Francisco de Zurita69.

A pesar de las posibles injusticias cometidas en el proceso contra Juan Bernal por Robles y sus hombres, cuando el juicio paso a manos de nuevos jueces el resultado no fue más positivo para los intereses de la familia Dávila. En febrero de 1494 llegó a la ciudad la sentencia definitiva al proceso iniciado por Robles. Tras una larga pesquisa el proceso pasó a manos del Consejo Real, que dictaminó “que el dicho Juan Bernal devía ser desterrado perpetuamente

destos nuestros reynos… e que no entre en ellos perpetuamente so pena de muerte e de perdimiento de todos sus bienes en la qual dicha pena le condenamos e avemos por condenado70 . Desconocemos las causas

reales por las cuales sólo fue inculpado el pariente mayor de la rama del linaje en la ciudad, sobre todo, cuando otros “peces pequeños” de la familia habían escapado de las acusaciones vertidas contra ellos. Es posible que hubiera otro tipo de causas que provocaran tal decisión, como alguna vinculación con el grave delito de injurias perpetrado por el regidor Fernando de Vera en 149171 No obstante, nos inclinamos por la presión ejercida por Esteban de Villacreses para conseguir la veinticuatría que le fue confiscada a Juan Bernal, para su hijo, y criado de los monarcas, Francisco, ya que fueron los más beneficiados de todo este proceso72. La muerte de García Dávila, pariente mayor de la rama principal del linaje, había dejado a la

69 Las quejas de Lorenzo sobre el asunto, según fueron recogidas en la carta enviada por los monarcas al licenciado Santiesteban fueron las siguientes: “que el dicho corregidor fiso e mandó faser desonestamente contra justiçia (se refiere al juicio) e que lo tenía preso en la carçel de la dicha çibdad, e después en vna torre de la fortalesa della, donde no le dejava fablar con ninguno ni le oya sus defensiones, lo qual avia fecho e fasya con enemistad que él, e su bachiller Gil Dávila, su alcalde, le tenían al dicho su hermano e a él e a todos sus parientes e criados por inducimiento de otras personas vesinas de la dicha çibdad que son sus enemigos e les quieren mal de muerte”., AGS, RGS, 5-I-1493, fol. 132. 70 La dura sentencia hacia el regidor jerezano en AGS, RGS, 26-II-1494, fol. 91. 71 Sobre este interesante episodio donde Fernando de Vera elevó unas duras coplas como críticas a los monarcas, que le costaron su expulsión del cabildo ver LADERO QUESADA, “Las coplas de Hernando de Vera: un caso de crítica al gobierno de Isabel la Católica”, Anuario de Estudios Atlánticos, 14 (1968), PP. 365-381. 72 Como bien se recoge en la carta de provisión del oficio, “el dicho su ofiçio de veynte e quatria fue confiscado a nuestra cámara e fisco e a nos perteneçe la provisión della. Por ende, por faser bien e merçed a vos Françisco de Villacreçes, mi criado” AGS, RGS, 20-III-1494, fol. 74.

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familia en manos de los hijos de este, que aunque destacaron en el uso de las armas, no gozaron de la habilidad política y los contactos de su padre. Posiblemente esta debilidad fue la aprovechada por Esteban de Villacreses para hacerse con el oficio de regidor heredado por Juan Bernal de su padre. Aunque la familia parecía no tener un líder claro y habían perdido su posición en el cabildo de la ciudad, no por ello dejaba de ser poderosa, sobre todo por la numerosa parentela dejada en la ciudad por el difunto García Dávila. Si a ello se le unían el resto de las ramas del linaje y los entronques que con otros grandes linajes de la ciudad habían conseguido gracias a sus enlaces matrimoniales, la ira de los Dávila podía ser temible. Por ello, la situación de inestabilidad en la ciudad que había provocado, principalmente, Francisco de Zurita, hizo que el regidor empezara a tener miedo a futuras represalias. Por ello a inicios de 1493 solicitó a los monarcas que le permitieran portar armas en público para su protección. En su notificación expresó que por haberles “notificado algunos crímenes e delitos que en esa dicha çibdad de Jeres se cometían en ofensa de Dios nuestro señor e que por lo suso dicho tienen muchos enemigos e otras personas que lo quieren mal”73 .

Estaba claro que el linaje de los Dávila no iba a quedarse de brazos cerrados ante tales ataques contra su familia. Por ello, ante la continua protección que portaba Francisco de Zurita, algunos miembros del clan familiar prefirieron cambiar de objetivo y protagonizaron un violento episodio en abril de 1494 contra el otro de los líderes del bando contrario, Pedro Camacho de Villavicencio. Según la queja elevada por este personaje a los monarcas, “Gómes

de Ávila e Diego de Ávila, su hermano, fijos de Garçia de Ávila, e hermanos de Juan Bernal e de los otros que fueron condenados por el delito de la sodomía” entraron en su hacienda y echaron bueyes en sus

tierras con el objeto de destrozar su cosecha. No contentos con ello, cuando el veinticuatro se acercó a ellos en una mula a requerirles la

73 La necesidad de esta licencia debía a que en Jerez como en otras partes del reino, para calmar los ánimos entre los bandos enfrentados, y evitar que se sacaran las espadas con más celeridad que la necesaria, estaban “vedadas e defendidas las armas e que él no las podía traer sin nuestra liçençia (la regia)”. No obstante, como Zurita temía “que le será fecho algund mal e daño e desaguisado en su persona” suplicó a los monarcas que le hicieran tal merced, AGS, RGS, 4-II1493, fol. 235.

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acción empezaron a atacarle desde sus caballos sin alegarle motivo alguno, no acabando con el gracias a la aparición de unos cuantos hombres que aparecieron antes de que le dieran un golpe de gracia. El alegaba que no comprendía los motivos de esta actuación ya que, según expuso a los monarcas, no tenía con ellos “ninguna di-

ferençia por donde tuviese cabsa destar en las dichas asechanzas”, todo lo contrario, “ante dis que heran amigos e pocos días antes el dicho su parte avía dado liçençia al dicho Gomes Dávila para que cortase la leña de su tierra que oviese menester”. Para evitar su persecución, “diz que se desnaturaron de la dicha çibdad e ellos e Lorenço de Padilla e Fernando de Padilla sus hermanos que estavan condenados a muerte” y se

refugiaron en la villa del Puerto de Santa María. Ante tal situación Camacho requirió a los monarcas que le mandasen volver a Jerez para que fueran juzgados por sus acciones74. Los monarcas, para evitar contentar o perjudicar con su decisión a alguna de las partes, inhibió del “conoçimieno e juridiçión de lo suso dicho al dicho Juan de Robles y a sus ofiçiales” con la confianza de elegir una persona alejada de las pasiones que habían marcado los últimos años del conflicto, pudiera intervenir de manera justa a la hora de impartir justicia75. Aunque desconocemos el desenlace del proceso, estos Dávila se avecindaron en El Puerto para evitar represalias por parte de los Villavicencio. No obstante, no dudaran en participar en los gravosos acontecimientos de 1499, como ahora veremos. El sangriento capítulo final: el brutal asesinato de Francisco de Zurita Que Zurita no dormía tranquilo desde el inicio de la campaña de descredito contra los Dávila lo sabemos por la reiteración de peticiones a los monarcas para que le permitiesen portar armas en la ciudad. No obstante, ni en la peor de sus pesadillas se esperaba un final tan cruel como el que el destino les preparó. El aparente estado de tregua que había vivido la ciudad por estos años no escondía más que la sangre fría que tuvieron los integrantes del bando liderado 74 Esta extensa carta y rica en matices en AGS, RGS, 10-V-1494, fol. 303. 75 AGS, RGS, 30-X-1494, fol. 149. Lo único seguro es que los Dávila seguirán bajo la protección de los Medinaceli, ya que habían emparentado con el alcaíde de la villa del Puerto, Charles de Valera. Estos vínculos familiares pueden observarse en la obra de SÁNCHEZ SAUS sobre los linajes jerezanos varias veces citada en lo relativo al linaje de los DÁVILA, tomo I, pp. 61-74.

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por los Dávila y los López para llevar a término su venganza. Con riesgo a extendernos demasiado en la descripción de los detalles, el episodio es lo suficiente esclarecedor para comprender la dinámica de los bandos y las relaciones de poder que se establecen entre los familias más poderosas de la elite jerezana como para exponerlo con detenimiento. Hay que apuntar, que las noticias que nos han llegado del episodio fueron las insertas en la petición de justicia de Teresa de Villavicencio. Este hecho puede provocar que en ocasiones la descripción del suceso pueda faltar a la realidad, como en el hecho que expresara que su marido no había hecho ni dicho “cosa alguna por que mal ni daño oviese de recibir”, cuando era sabido por todos que él había iniciado el sumarísimo proceso que antes hemos descrito. También, pueden haber sido exageradas las circunstancias que habían rodeado la muerte de su marido, con el objetivo de conseguir mayor castigo por parte de los asesinos. No obstante, teniendo en cuenta estos aspectos, los acontecimientos importantes no debieron separarse mucho de la realidad. El episodio aconteció a inicios del mes de agosto de 1499, cuando Francisco de Zurita se encontraba “salvo e seguro en las casas de su morada en la dicha çibdad”. De repente, irrumpieron en su casa los miembros más destacados de la rama del linaje Dávila descendiente de García “el de la jura”. Encabezó el asalto Lorenzo de Padilla –que usaba el apellido materno- junto a su hijo Gutierre. Lorenzo iba acompañado de cuatro de sus hermanos, Bartolomé, Martín, Gómez y Juan Bernal –el que fuera veinticuatro y condenado por sodomía-, y su sobrino García Dávila, hijo de Martín. A estos se sumaban el hijo del regidor Alvar López, de nombre homónimo y yerno de Lorenzo. A estos ocho personajes debemos de añadir la curiosa presencia de la esposa de Juan Bernal, del linaje de los Mendoza, que no pudo controlar sus impulsos ante la deshonra que tuvo que suponer para su familia la condena por sodomía de su marido. Armados hasta los dientes, encontraron a Zurita “en el portal

de la dicha casa e le dieron muchas estocadas e golpes con los quales le rompieron el cuello e sacaron mucha sangre de las quales heridas dis que en continente fallesçió”. Con presteza huyeron a salvaguardase a la iglesia de San Salvador, hasta que “Alvar Lópes el moço e otras personas trajeron cavallos en que se fueron…hasta la villa del Puerto de Santa María” 76. 76 Las descripción de este decisivo episodio de la historia de los bandos jerezanos en AGS, RGS, 7-IX-1499, fol. 218.

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La autoría del asunto parece que apuntaba como máximo artífice de la operación a Lorenzo de Padilla, como principal miembro de esta rama del linaje. Este Lorenzo, como ya hemos mencionado, se la tenía guardada a Francisco de Zurita desde el episodio del juego de cañas antes los monarcas de 1477. Si bien, hubo otras cabezas pensantes en el asunto, los López, especialmente en la persona del regidor Alvar López, jefe de la principal rama de este linaje. La presencia de su hijo, yerno de Lorenzo como hemos comentado, ya era indicativo de la aquiescencia de los López en el asunto, pero documentación posterior nos asevera esta afirmación. En este sentido, cuando tras la muerte de Francisco de Zurita los monarcas deciden conceder su regiduría vacante a Iñigo López de Carrizosa, hijo del difunto regidor de nombre homónimo y sobrino de Alvar López, Teresa de Villavicencio, esposa del asesinado regidor, argumentó que “que el padre del dicho Yñigo Lopes de Carrisosa hera pariente de los que mataron a su marido en deudo o afinidad e que hera enemigo del dicho su marido e que segund todos sus parientes se regían por él”. La enemistad tuvo que pasar obviamente a su hijo, que

junto a su hermano Pedro Díaz, lideraban, junto a su tío Alvar y sus descendientes, el linaje, ya que “que no se atrevieran syn su consejo a faser la dicha muerte” 77. A pesar de las quejas de la esposa de Zurita, las pesquisas realizadas absolvieron a Iñigo López, que siguió ejerciendo su veinticuatría sin cortapisa alguna. Habían participado demasiadas personas de manera directa en el asesinato como para perseguir a todos los que indirectamente habían intervenido en él. La regiduría que los monarcas concedieron a Fernando de Zurita, primogénito del fallecido en 1503, tuvo que contentar a la viuda, ya que entre las principales motivaciones de este pleito era recuperar la regiduría perdida para su familia78.

77 Las quejas de Doña Teresa fueron insuficientes, ante la deuda y gratitud que los monarcas siempre sintieron hacia los López, que no dudaron en otorgarle una nueva merced, con la veinticuatría señalada AGS, RGS, 6-IX-1499,fol. 249. 78 AMJF, AC, 1503, fol. 258v. La muerte de otro regidor, Francisco de Salas, sin haber renunciado el oficio en un familiar, le brindó a los monarcas la oportunidad perfecta para satisfacer a la querellosa viuda.

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Conclusiones Francisco de Zurita, uno de los principales líderes del bando de “arriba” e instigador de los desagradables sucesos de la década de los noventa, falleció, como si de Julio César se tratara, apuñalado en su casa rodeado por todos los principales miembros del bando contrario. Curiosamente, la inquina y la ira que debió despertar este suceso entre sus partidarios, no explotó una guerra armada de nuevo en la ciudad. La presencia del corregidor Gómez de Cervantes, que en nada se parecía al conspirador de Juan de Robles, permitió un control total de la Corona sobre el asunto. Además, Isabel I, con gran habilidad política, supo contentar a los Zurita otorgándole, como hemos visto, un puesto capitular al nuevo jefe principal del linaje. Por otro lado, no quiso castigar a los López, a los que le tenía un gran respeto por su lealtad política mostrada en los años más dificultosos de su reinado, especialmente en 1483. Tampoco se cebo con los Dávila, quienes se refugiaron bajo el abrigo de los señoríos de las Casas de Arcos y Medinaceli. Pero una pregunta que nos asalta antes de concluir este trabajo es ¿por qué los Zurita y sus aliados no llevaron a cabo una venganza terrible contra sus enemigos? Lo más probable, a raíz de las buenas relaciones que se observan en el cabildo jerezano en los años posteriores a este dramático suceso, es que los aliados de los Zuritas llegaran a comprender que la conspiración que Francisco de Zurita llevó a cabo con Juan de Robles para acusar injustamente a tantos rivales había pasado una línea donde era lógico tan desenlace. Los Villavicencio, que por poco sufrieron un episodio parecido cuando en 1494 el regidor y uno de sus parientes mayores, Pedro Camacho, casi muere a mano de los Dávila, prefirieron dejar pasar el asunto y dar por concluido una complicada década, que podía acarrear un magnicidio entre los líderes de cada bando, algo que para nada era adecuado para mantener el equilibrio de poder en la ciudad. Obviamente, los Zurita intentaron durante algunos años reclamar justicia, pero como hemos indicado, la justicia real se encontró maniatada ante la huída de los

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principales asesinos79. Los bandos persistirán en Jerez, que duda cabe, pero la virulencia en nada se parecerá a la de los siglos bajomedievales. Los grandes impulsores de los enfrentamientos habían cambiado de escenario. La nobleza territorial dejó a un lado la ambición por controlar las ciudades de realengo ante la nueva realidad del Estado. La Corona estaba asentada en el poder, tras los débiles reinados anteriores, y había consolidado su posición en las ciudades con la figura permanente de los corregidores, reduciendo enormemente el juego político de las élites ciudadanas. A estas, sólo les quedaba mantener su status de poder a través de los oficios que a lo largo del siglo XV habían ido patrimonializando. Por ello, para Jerez, como en otras muchas ciudades de Castilla, el siglo XVI será el siglo de la nobilización de las élites, mediante la consolidación de su posición social mediante el acceso a títulos nobiliarios, y la formación de mayorazgos para evitar la pérdida del patrimonio familiar. Pero eso ya es otra historia que en nada se parece a la que hemos desgranado en estas páginas: la de los bandos80. Árbol genealógico López de Carrizosa, siglos XV-XVI

79 Los Zurita intentaron que la justicia condenaran a los asesinos de su pariente mayor durante años. Hipólito Sancho de Sopranis indicó hace años en su artículo sobre Charles de Valera, mano derecha del duque de Medinaceli en el Puerto de Santa María, que los Dávila encontraron refugio tanto en la villa portuense como en Cádiz, donde fueron apoyados por el poderoso linaje gaditano de los Argumedo. Todos los pormenores de este desenlace se encuentran en el Archivo de Campo Real, Ascendencia, número 58, según el historiador portuense. Desgraciadamente, aún no he tenido la suerte de acceder a los valiosos documentos que en este importante archivo privado se custodian. Los pocos datos publicados sobre el asunto en SANCHO DE SOPRANIS: “Charles de Valera”. Hispania. XLIV (1951), pp. 451-459. 80 Para saber más sobre la nueva etapa que se abrió dentro de la élite jerezana, marcada por la nobilización de los linajes y la formación de los primeros mayorazgos me remito a mi artículo “El mayorazgo del veinticuatro Pedro Camacho de Villavicencio ‘el rico’ (1507). El patrimonio del caballero jerezano más acaudalado de su tiempo”, En la España Medieval, vol. 35 (2012), pp. 317-347.

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Una aproximación a la diplomática notarial jerezana del siglo XVI

Julián Córdoba Toro Licenciado en Historia UCA

Este artículo analiza la información

juntada a través de un trabajo archivístico realizado en el archivo municipal de Jerez con un Abecedario de Protocolos Notariales del siglo XVIII que resume los protocolos notariales existentes en el oficio tercero de Jerez de la Frontera entre los años 1511 y 1600. Además de introducir al lector en el oficio de Escribano o Notario castellano en el siglo XVI, así como analizar Diplomáticamente los documentos analizados. Con esta investigación queremos arrojar un poco de información sobre la sociedad jerezana al principio de la Edad Moderna, tanto a nivel Diplomático, como a nivel social. Palabras clave: Indizar, Base de Datos, Dote, Testamento, Diplomática, Notario

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Abstract This article analyzes the information joined across a work archivístico realized in the municipal file of Sherry with an Alphabet of Notarial Protocols of the 18th century that summarizes the notarial existing protocols in the third trade of Jerez between the year 1511 and 1600. Beside introducing the reader in the trade of Notary or Notarial Castilian in the 16th century, as well as to analyze Diplomatically the analyzed documents. With this investigation we want to throw little information about the company jerezana initially of the Modern Age, so much to Diplomatic level, since at the social level. Key words: To index, Database, Ability, Testament, Diplomat, Notary Este artículo se compone de dos vertientes distintas. En primer lugar analizaremos tanto el oficio de Escribano o Notario en Jerez de la Frontera durante el siglo XVI como los documentos notariales examinados de dicho siglo, diplomáticamente hablando. Para esta primera parte hemos contado casi en exclusividad con las numerosas investigaciones realizadas por María Dolores Rojas Vaca, profesora de Diplomática de la Universidad de Cádiz y experta en Diplomática notarial, de la que tiene importantes estudios tanto en cantidad como en calidad, sobre todo en la provincia de Cádiz. En segundo lugar trataremos de analizar de la manera más completa posible los datos registrados al realizar una base de datos del Abecedario número 706 del Archivo Histórico de Protocolos Notariales del Archivo Histórico Municipal de Jerez de la Frontera, contenido en el Legajo número 54. Es con diferencia el Abecedario de mayor tamaño de este Archivo y por tanto el que contiene más información. Dicho Abecedario resume documentos notariales del oficio o Escribanía número 3 de Jerez de la Frontera entre los años 1511 y 1699. En este caso este artículo analiza las 3750 fichas que indizan el año 1511 y el periodo 1520-1600, con la salvedad de los años 1567 y 1568, que no aparecen en el Abecedario. El origen del Oficio de Escribanía en Jerez de la Frontera parece remontarse al año 1264, año de la ocupación definitiva de la ciudad por las tropas cristianas del monarca Alfonso X. Como ocurrió en otras ciudades, una vez repartido el territorio y asentada la población, se pasó a instalar las instituciones existentes en la Corona castellana, entre las cuales no podía faltar las destinadas a dotar de fe pública la escrituración de las actuaciones y hechos otorgados por los particulares. 142

Una aproximación a la diplomática notarial jerezana del siglo XVI

Posteriormente fue el monarca Sancho IV el que revalidando en 1284 la merced otorgada por Alfonso X ordenaba establecer en Jerez de la Frontera cuatro escribanías. Las siguientes noticias que tenemos tratan del año 1320 teniendo como protagonista al monarca castellano Alfonso XI, que fijo en seis el número de oficios que debieran existir. No se conserva el documento original donde supuestamente dicho monarca otorgó este privilegio a Jerez de la Frontera, pero si se conserva una Real Provisión de finales de ese siglo XIV del monarca Juan I confirmándolo. Es bastante probable también que en la confirmación de privilegios otorgada por los Reyes Católicos a Jerez en el año 1476 se contemplara la confirmación de las seis Escribanías de la ciudad, amén de otras confirmaciones en cuanto a cargos públicos se refiere. Tres eran las formas que existían para acceder al oficio de escribano o notario. Eran la muerte del titular del oficio, la renuncia del titular en favor de una persona concreta, la cual accedía al cargo y la privación del mismo por delito. Tras la muerte de un titular el Concejo de la ciudad así como los escribanos restantes nombraban a un candidato entre los doce criados de los notarios (dos criados por cada Escribanía u Oficio) que era confirmado por el monarca. En cambio tras renuncia del titular no existe elección, ya que el derecho recaía en el elegido por el renunciante, actuando aquí también la corona como mero sancionador del negocio jurídico, sin participar en la elección del candidato. En cambio la intervención regia si se muestra mucho más palpable en el caso de la privación del oficio. Era la manera encubierta que tenía la monarquía de poder vender el cargo, algo muy común durante el siglo XVI, donde los monarcas siempre necesitaban ingresos extras para poder mantener la agresiva política exterior de los Habsburgo en Europa. El proceso de aceptación del candidato elegido por parte del Cabildo municipal era un mero formulismo pero que según parece se cumplía a rajatabla. En él, el nuevo escribano entregaba a las autoridades presentes una ofrenda consistente en dos gallinas y un plato de roscos de miel. Para que el candidato fuera aceptado necesitaba cumplir una serie de requisitos, ya que a cargo tan importante dentro del organigrama público de una ciudad castellana no podía acceder cualquier persona. Así se realizaba una verificación partiendo de una información previa del candidato y con un examen ante el Consejo Real o en su defecto ante el Alcalde Mayor de la ciudad y remitiéndose el acta notarial posteriormente al Consejo Real. Los requisitos previos para poder optar al cargo, en teoría, eran los siguientes: ser Escribano de Jerez, vecino de la localidad, ser hidalgo rico y saber leer y escribir; amén de ser hombre, ya que las mujeres en el siglo 143

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XVI no podían acceder a cargos públicos. Si nos vamos a las Partidas de Alfonso X, para el cargo de escribano exige las siguientes condiciones: físicamente aptos, de buen entendimiento, libres, cristianos, seglares y capaces de extender materialmente los documentos y conocer la técnica notarial. Además tenían la obligación de llevar un libro de registro, que era confeccionado anualmente. Todos estos requisitos hacían que la gran mayoría de los vecinos de Jerez de la Frontera no pudieran acceder al cargo. La actividad de los escribanos de número en Jerez se limitaba a la ciudad y su término municipal. Desde 1489 las tiendas de escribanía, conocidas popularmente como “covachuelos “se localizaban en la plaza de San Dionisio, emplazamiento también de la Audiencia y del Cabildo municipal. Anteriormente y siguiendo como fuente el Libro de Repartimiento de la ciudad, se ubicaron inicialmente en la collación de San Salvador. Como en cualquier otro Gremio castellano existente a finales del la Baja Edad Media y en la Edad Moderna, se entraba por el cargo de aprendiz y posteriormente se ascendía al puesto de escribientes ligados al notario titular. Ambos cargos se regulaban mediante contrato donde se especificaba tanto los emolumentos que debían recibir así como la duración del mismo. Mucho antes de convertirse en titulares del oficio, estos escribientes actuaban como testigos en muchas de las escrituras que firmaba el titular del oficio. Había que esperar a que existiera una vacante, principalmente por fallecimiento, para poder optar a ingresar como notario titular, aunque no siempre los más antiguos accedían al cargo, ya que muchas veces este era conseguido por el que pusiera más dinero. Hasta 1492, la sustitución del escribano titular en manos de un suplente o sustituto era una práctica no solo permitida, sino además muy arraigada en Jerez de la Frontera. Los escribanos titulares argumentaban otros servicios a la Corona o duplicidad de cargos para justificar que no pudieran hacerse cargo del oficio de Escribano. Pero a partir del mencionado año los R.R.C.C. la prohibieron. Varios pueden ser los motivos que llevaron a los monarcas a decidir este cambio en la política de cargos municipales, pero principalmente podemos señalar dos, por un lado la ineficacia generalizada de los sustitutos a la hora de ejercer su cargo, y por otra parte el incremento que estos aplicaban a las tarifas existentes para así poder pagar al titular del oficio la parte que le debían y además sacar ellos mismos beneficios del trabajo. Los honorarios de los escribanos fueron regulados en el año 1484. Estos tenían que cumplir fidedignamente dos condiciones para que fuera válido el trabajo realizado y por tanto para que tuvieran derecho a cobrar 144

Una aproximación a la diplomática notarial jerezana del siglo XVI

los emolumentos, por un lado tenían que entregar el documento a cualquier persona que fuera parte del proceso a muy tardar en los tres días siguientes a la petición y por otro lado estos escribanos tenían que colocar en sus tiendas la tabla de precios en pergaminos en un lugar visible. Por una nota cobraban 4 maravedíes, 8 por un fletamento y 14 por un testamento. Cualquier ejemplar que alcanzara el pliego de papel se cobraba a 40 maravedíes, salvo los reconocimientos de deuda a 35 y los testamentos a 20, con un incremento de 20 maravedíes por cada hoja. Si un Escribano cobraba de más se le sancionaba con abonar una multa cuatro veces superior a la cantidad cobrada ilegalmente. Si reincidía se le aplicaba una multa de siete veces más que la cantidad cobrada de más y un mes de suspensión. Si reincidía una segunda vez se le ponía una multa de once veces más que la cantidad extra que cobró y una suspensión del servicio de seis meses. A continuación vamos a explicar de la manera más clara y concisa posible, la Diplomática del documento notarial en Jerez, esto es, los caracteres tanto externos como internos de los documentos realizados por los notarios jerezanos en el siglo XVI. La creación de todo documento, también el notarial, es un proceso diacrónico en el cual se distinguen dos momentos básicos y claramente diferenciados, por un lado tenemos la actuación u otorgamiento del negocio jurídico, y por otro lado la formulación por escrito del mismo, atendiendo en esta segunda parte tanto a la fase de redacción como a la forma de redactarlo. En este trabajo, por falta de documentos que reflejen el otorgamiento del negocio jurídico, vamos a centrarnos únicamente en la redacción del mismo. Para ello debemos en primer lugar señalar que la Pragmática de Alcalá del año 1503, que empezó a aplicarse tanto en Sevilla como en Jerez al año siguiente, supuso un cambio en la forma de redactar los protocolos notariales. Así el registro anterior a 1504 se configura como una sucesión, ordenada en el tiempo, de notas más o menos extensas, fácilmente identificables por la inicial de gran tamaño y el pequeño espacio en blanco que las separa. Sin embargo, a partir del año 1504 y posteriores, el protocolo se configura como una sucesión, también cronológica de matrices conteniendo el texto íntegro de los documentos definitivos. Llevaba estas matrices data individual, suscripción del otorgante u otorgantes y además de algún testigo si alguno o varios otorgantes no sabían firmar. La diferencia de la matriz con el documento originar radica en la validación y afecta a la autoría de las suscripciones, ya que los otorgantes `presentes en las notas no lo están en el documento original y la suscripción del escribano, que no se encuentra en la matriz, debe estar siempre en el documento original. Es un proceder con el objetivo claro de aligerar el trabajo, donde generalmente el escribano rubricaba y daba validez al 145

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contrato, pero eran sus ayudantes los que lo realizaban, sino todo, si gran parte del mismo. Los protocolos notariales jerezanos, así como los del resto de Castilla, estaban realizados en papel, concretamente en fibra de celulosa y escritos en gótica castellana conocida como cortesana a inicios de siglo, siendo procesal más adelante, de gran cursividad. Era utilizada muy comúnmente en el siglo XVI y sobre todo por los notarios, ya que cobraban por hojas realizadas y con este tipo de escritura conseguían alargar la escritura notarial más de lo normal. La parte central solía ser más cursiva que la inicial y la final, para ganar tiempo. Predominio de las abreviaturas por contracción y escasez de elementos figurados y decorativos, solo la invocación monogramática, constituido únicamente por una cruz de Cristo que encabeza todos los documentos. Se utilizaba una tinta de color negro de composición férrica que provoca decoloración ocre con el paso del tiempo. En formato de folio, con la escritura inserta en paralelo al borde estrecho del mismo y el signo notarial como único elemento figurativo, hacen uso del castellano típico del siglo XVI como medio de expresión, salvo en las excepciones referidas a ciertas clausulas renunciativas para cuya formulación se emplea un latín plagado de incorrecciones. Se redactan mayoritariamente en forma subjetiva. Se observa un lenguaje notarial preclásico que se generaliza entre los escribanos. Indecisiones en la escritura, entre ellas las más destacadas son la b y la v, la bd (cibdad), la pt (scrptorio) o la sç (renuncia). También encontramos alternancia entre la h y la f (hasta-fasta) y palabras escritas con la h aspirada, como honce en vez de once. La redacción objetiva, minoritaria, es utilizada en tipos muy definidos, como por ejemplo las escrituras de toma de posesión. El autor o autores del documento son la persona o personas que bien directamente o bien a través de un representante o apoderado realizan la acción jurídica. Predomina claramente los hombres, las mujeres solo aparecen como las autoras de la escritura cuando son viudas o cuando es su testamento o sobre todo cuando gestionan los intereses de sus hijos e hijas, debido a que el marido no se encuentre presente o haya fallecido. El o los destinatarios son las personas que reciben el negocio jurídico contenido en la escritura. Al igual que en el párrafo anterior, el machismo existente en el siglo XVI en Castilla se refleja claramente, más si cabe en los destinatarios, ya que raramente las mujeres aparecían como las beneficiarias de algún negocio jurídico. En nuestro caso particular, el Abecedario utilizado es especialmente poco detallista con los destinatarios, 146

Una aproximación a la diplomática notarial jerezana del siglo XVI

sobre todo en el caso de las Compra-Ventas, lo que hace que esta escritura nuestra información no pueda estar completa en casi la mitad de veces. Después del autor o autores del documento, tenemos la Rogatorio, que es la persona que por encargo de los anteriores realiza o manda realizar la documentación, que no es otro que el escribano titular del oficio. Los testigos son las personas que junto al escribano o notario afirmaban el hecho contenido en la documentación. En muchos casos, los escribanos adjuntos al escribano titular actuaban como testigos. Como ya comentamos antes, la mayoría de los documentos eran redactados en modo subjetivo y raramente en objetivo. A continuación vamos a explicar los elementos que contiene un documento notarial de principio a fin, tanto en un modo como en el otro. En redacción subjetiva el documento se inicia con la Invocación, en este caso monogramática y verbal (en el nombre de Dios…). Se continua con la Notificación que siempre contiene la clausula. “Sepan cuantos esta carta vieren “A continuación viene la Intitulación. Esta es simple o conjunta, según otorguen el negocio jurídico una o más personas. En el caso que sean más de una persona se especificará si les unen lazos de parentesco o de actividad profesional. La fórmula de identificación del autor es yo, más su tratamiento, más su nombre, más su estado civil y tal vez al final su oficio. Se consignaba la vecindad o lugar de residencia y era igual para la intitulación conjunta. Luego podría aparecer la Exposición, aunque solo aparece en escasas ocasiones. Se trata de una exposición de motivos por la que se realiza la escritura notarial En el documento podemos observar también muchas veces la Dirección, aunque aparece la mayoría de veces dentro de la Disposición, que viene a continuación. La Dirección se formula en términos parecidos a la Intitulación, tanto si es individual como conjunta. Se utiliza para la identificación del receptor del negocio en el caso de que hubiera. Contiene tres tipos de fórmulas, o la Representación (apoderamiento o representación tácita), la Aceptación (solo en compraventas en ausencia del comprador), y el Alcance (indica el alcance personal de los efectos del contrato). Posteriormente en el documento encontramos la Disposición, que constituye el cuerpo del documento, esto es, donde se otorga el negocio jurídico. Primero se anuncia, después se concreta y por último se desarrolla. Se anuncia por la expresión “otorgo y conozco por esta carta “. El desarrollo en su contenido presentará profundas variantes en función del negocio jurídico que se trate. Las Clausulas sancionan o corroboran lo expuesto en la Disposición, confirmando su legalidad. Aunque pueden aparecer antes de la Disposición, aunque generalmente suele aparecer siempre detrás. 147

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Para finalizar concluimos con la Data y la Validación. La Data aparecerá en dos modalidades distintas, la Tópica y la Crónica. La Tópica contiene el Término municipal y el lugar concreto del negocio, generalmente el despacho del escribano, aunque a veces se realiza en alguna casa particular del autor del documento, La Crónica es el día el mes y el año en el estilo de la Navidad. Anteriormente en Castila y en Aragón se fechaba por la Era Hispánica, que se iniciaba en el 38 antes del nacimiento de Cristo. En ambos reinos, este tipo de forma de fechar los documentos se abandonó definitivamente en la segunda mitad del siglo XIV. En cuanto a la Validación, esta es doble, ya que por una parte tenemos a los testigos dentro del tenor documental “ Testigos que fueron presentes “, mientras que por otra parte tenemos las Suscripciones, que son la firma del escribano, del autor o autores y de algún testigo por si los anteriores no saben firmar. En la redacción objetiva de los documentos notariales, primero observamos al igual que en el anterior caso la invocación monogramática y verbal. Posteriormente encontramos la Data, que reflejará también tanto la Data Tópica como la Crónica. A continuación aparece la intervención del escribano y de los testigos. El escribano interviene presentándose en el caso que no apareciera antes en la Data. Presenta también a los testigos y reafirma así la legalidad del documento. Tras esta intervención del escribano aparece la Comparecencia, donde se nos presenta a los actores del negocio jurídico. Pueden aparecer las dos partes del mismo o solamente el productor del documento. La Exposición suele no aparecer casi nunca. La Disposición, al igual que ocurriera en el modo subjetivo de redacción, primero se anuncia, luego se concreta y por último se desarrolla. Se anuncia de manera distinta si hay uno o más de un autor. Se utilizan verbos en tercera persona del singular o del plural. Por último tenemos la Validación que se desarrolla con exactitud al modelo anterior. La base de datos ha sido realizada en cuatro periodos distintos. El año 1511 y el periodo 1520- 1539 componen el primer periodo, contando con las fichas numeradas del 1 al 981. El segundo periodo comprende cronológicamente los 1540-1550 correspondiendo a los registros numerados entre el 982 y el 1644. El tercer periodo comprende el arco cronológico 1551- 1575 correspondiéndose a las fichas 1645- 2255 ambas inclusive, y por último tenemos el periodo 1576-1600, correspondiéndose a las fichas 2256 hasta la 3750. 148

Una aproximación a la diplomática notarial jerezana del siglo XVI

El año 1511 es el único año del periodo 1500- 1520 que este Abecedario recoge, con la particularidad de que el volumen original de dicho año es el único que por desgracia no se conserva en el Archivo jerezano, con lo cual los registros existentes del año 1511 no pueden ser consultados ni estudiados. Para la realización de la Base de datos se utilizó el programa Microsoft Access 2007. En la ficha estándar que es igual para todos los registros utilizados se insertaron una serie de casillas o registros a rellenar que nos darían la información necesaria de cada documento. Los primeros registros se refieren a la ubicación física del Abecedario dentro del archivo jerezano, como la descripción física del Abecedario en sí, siendo por tanto los mismos datos para cualquiera de las fichas. La segunda parte de la hoja si es original para cada ficha, donde se encuentran principalmente el título del documento, que no es más que un resumen del mismo, la tipología documental; el productor y/o otorgante del documento, el otorgado (si lo hubiese), la data crónica para saber la fecha del documento, la tipología documental de que se trata, el escribano para saber quién redactó el documento y por último el número del folio y del folio del índice. La diferencia entre ambos es que uno indica el folio donde se encuentra el documento original dentro del tomo y el otro indica el número del folio dentro del Abecedario. Entrando ya en materia vamos a comenzar con la tipología documental, sin duda la información más importante recogida de la mencionada Base de Datos. A pesar de ser una Base de Datos relativamente corta, solo 3750 registros, la variedad documental encontrada es increíble y rica tanto en variedad como en información. Primeramente vamos a exponer todos los tipos documentales analizados, la cantidad de veces que existe cada tipo documental y su relación con el total.

Tipo documental Desconocido Agregación Aprendizaje Aprobación Aprohijamiento

Nº de Documentos 12 1 1 22 1

% en relación con el total (3750) 0,32 0,02 0,02 0,58 0,02 149

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Arrendamiento Cambio Carta Cesión Codicilo Compra-Venta Compromiso Concierto Conciliamiento Contrato Convenio Curador Data Censal Data a Tributo Declaración Dejamiento Desistimiento Deuda Donación Dote Emancipación Empeño Entrega Fundación Herencia Hermanamiento Imposición Información Inventario Jarras Juramento Licencia Mayorazgo Mejora 150

Una aproximación a la diplomática notarial jerezana del siglo XVI

12 2 4 2 134 137 7 17 5 1 26 111 3 6 8 5 1 35 134 612 3 1 76 9 3 1 4 1 78 2 1 4 5 6

0,32 0,05 0,10 0,05 3,57 3,65 0,18 0,45 0,13 0,02 0,69 2,96 0,08 0,16 0,21 0,13 0,02 0,93 3,57 16,32 0,08 0,05 2,02 0,24 0,08 0,02 0,10 0,02 2,08 0,05 0,02 0,10 0,13 0,16

Movimiento Nombramiento Obligación Otorgamiento Partición Perdón Pleito Poder Poner a Oficio Posesión Procurador Promesa Quito Ratificación Recibimiento Recibo Recibo Dotal Reconocimiento Renuncia Revocación Soldada Substitución Testamento Transacción Traspaso Trueque Tutor Vencimiento Vinculación

1 6 33 4 35 10 1 224 2 1 2 1 87 1 1 3 478 38 13 4 1 5 1234 3 7 1 54 2 5

0,02 0,16 0,88 0,10 0,93 0,26 0,02 5,97 0,05 0,2 0,05 0,02 2,32 0,02 0,02 0,08 12,74 1,01 0,34 0,10 0,02 0,13 32,90 0,08 0,18 0,02 1,44 0,05 0,13

Después de conocer el volumen de documentos analizados de cada tipo documental, sacamos como primera conclusión que cuatro son los tipos documentales más importantes y por tanto los más comunes en el periodo 1520-1600, por lo menos en cuanto al oficio 3º en Jerez de la Frontera se refiere, aunque es lógico asegurar que estos cuatro tipos documentales notariales son también los más comunes realizados por los 151

Julián Córdoba Toro

notarios españoles en el siglo XVI. Son el Testamento, La Dote, El Recibo Dotal y el Poder notarial. Si los juntamos contamos con 2548 que significan el 67,94% del conjunto de documentos. En un segundo grupo podemos considerar a los tipos documentales cuyo total de documentos supera los 50. Son la Compra-Venta, la Donación, el Quito, el Inventario, el Codicilo y los de Curador y Tutor, que si bien aparecen por separados, consideramos que al tratarse de dos tipos documentales con la misma finalidad podemos agruparlos. Estos 7 tipos documentales suponen 735 documentos o lo que es lo mismo el 19,60 % del total. Por tanto podemos reseñar que a pesar de tener una increíble variedad distinta de tipología documental, los once tipos documentales principales de esta base de datos suponen el 87,54% del total. Hemos agrupado a once tipos documentales distintos conformando un tercer grupo de documentos. El criterio ha sido considerar los tipos documentales que aparezcan en nuestra Base de Datos al menos en 10 ocasiones, lo que significaría al menos un 0,26 % del total. Son en orden alfabético: la Aprobación, que aparece en 22 ocasiones, el Arrendamiento, en 12, El Concierto, en 17, El Convenio, en 26, La Deuda, en 35, la Entrega, en 76, la Obligación, en 33, la Partición, en 35, el Perdón, en 10, el Reconocimiento, en 38 y la Renuncia, en 13. En total tenemos 317 documentos, un 8,45%. Una vez analizados todos los datos recién presentados, podemos concluir que a pesar de tener 67 tipos documentales distintos con escasamente 3750 registros, solo 22 de los 67 tipos documentales aparecen de manera mínimamente significativa. No en vano, los 22 tipos documentales agrupados en los tres grupos arriba indicados suponen en conjunto 3600 documentos de los 3750 existentes, significando un 96 % del total. Los 45 tipos documentales menos importantes llegan juntos a la cantidad de 150 documentos, lo que supone un 4 % del total. Es precisamente esos 150 documentos el descubrimiento más importante de este trabajo archivístico y una aventura para cualquier archivero, investigador o diplomático que quiera profundizar en estos tipos documentales poco comunes. Vamos a continuación a mostrar una breve definición de los principales tipos diplomáticos existentes en nuestra Base de Datos. Son los siguientes: Testamento: Al igual que en la actualidad, el Testamento es una de152

Una aproximación a la diplomática notarial jerezana del siglo XVI

claración solemne de una persona disponiendo de sus bienes y acciones para cuando fallezca. Aunque en este estudio hemos agrupado todos los Testamentos en una misma categoría, existen diferencias entre un Testamento Cerrado y un Testamento Abierto. El Testamento Abierto es el que otorga el testador manifestando su voluntad en presencia de las personas que deben autorizar el acto y estas quedan enteradas de lo que en él se dispone. En cambio, en el Testamento Cerrado, es cuando el testador, sin revelar su última voluntad, declara que ésta queda escrita en el pliego que presenta a las personas que deben autorizar el acto. En algunos casos, los Testamentos que aparecen en este estudio son concretamente la apertura de un Testamento Cerrado, y no la realización del mismo propiamente dicha. Poder: Documento notarial en el que la persona que lo realiza otorga una autorización a otra persona para que esta actúe en su nombre. Dote: La Dote era un acuerdo matrimonial ya extinguido en nuestro país, por el cual la familia de la futura esposa otorgaba unos bienes al futuro marido de su hija con el objetivo de correr con los gastos que originaba la novia una vez casada. Se hacía de esta manera porque en la mentalidad del siglo XVI se consideraba que la mujer no podía trabajar y por tanto no podía mantenerse por sí sola, siendo mantenida primero por su familia y posteriormente por su marido o por el contrario la otra opción era entrar en un convento. En esta Base de datos existen varias Dotes realizadas por la familia del novio, sin duda familias pudientes que querían añadir un extra al patrimonio que aportaba la familia de la novia al matrimonio. Recibo Dotal: Documento notarial realizado por el marido una vez casado y habiendo recibido la Dote. El objetivo del mismo es entregar un justificante por escrito y firmado por un notario para dar constancia de que la entrega de la Dote a sido efectuada. Codicilo: Este tipo documental consiste en añadir por parte del otorgado de un Testamento una clausula posterior a la realización de dicho Testamento añadiendo alguna disposición en el mismo, siempre y cuando no se alteren los herederos ni cualquiera de las condiciones que afectan a los mismos. Si esto ocurriera, no podría realizarse el Codicilo y se tendría que realizar un nuevo Testamento. Compra-Venta: La Compra-Venta es un contrato bilateral en el que la parte vendedora se obliga a la entrega de un producto, ya sea material o de 153

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Una aproximación a la diplomática notarial jerezana del siglo XVI

servicio personal, mientras que la parte compradora se compromete por escrito a abonar al vendedor el precio estipulado.

Año

Total de Documentos

1511 1520 1521 1522 1523 1524 1525 1526 1527 1528 1529 1530 1531 1532 1533 1534 1535 1536 1537 1538 1539

39 64 48 105 93 65 34 41 28 33 35 38 33 33 49 39 50 43 39 32 39

Deuda: La Deuda es un documento jurídico por el cual una persona, denominada deudor, queda vinculada a otra persona denominada acreedor. El deudor mediante este documento reconoce que debe una cierta cantidad de dinero al acreedor y se estipulan las condiciones de devolución del mismo. Curador y Tutor: Como hemos ya mencionado con anterioridad, los tipos documentales de Curador y Tutor podríamos agruparlos en uno solo. El o los tutores y Curadores son unas personas que representan a otra u otras personas menores de edad. Generalmente este tipo documental se otorga una vez fallecido uno o ambos parientes de las personas menores de edad. Donación: Es un documento notarial o jurídico por el cual se regula la cesión sin beneficio por parte del otorgante hacia el otorgado de una cierta cantidad económica o bien de unos bienes materiales. Quito: Documento jurídico por el cual se realiza la remisión o liberación de la deuda o de parte de la misma por parte del acreedor hacia el deudor. En esta Base de Datos tenemos varios tipos de Quito distintos, como por ejemplo el Quito de Dote, que es la anulación de una Dote otorgada anteriormente. Otra estadística que podemos extraer de la realización de este índice es el número de documentos analizados en cada uno de los años que componen nuestro arco cronológico, y también podemos extraer el % de documentos de cada año en relación con el total. Con la tabla que exponemos a continuación se puede rastrear con facilidad el número de protocolos notariales dentro del oficio 3º existentes en cada año, así como comparar la producción de este tipo de documentos entre unos años y otros. De esta manera si algún investigador quiere estudiar algún año en concreto de los que reflejamos en este estudio, solo con visualizar la tabla podrá saber la cantidad de documentos que puede investigar. También hemos realizado un estudio más pormenorizado de la cantidad documental existente en cada mes dentro de cada año analizado. Hemos dividió las tablas en función de los cuatro periodos que componen la Base de Datos, reflejados al inicio de este artículo.

154

1511 1520 1521 1522 1523 1524 1525 1526 1527

Enero 0 0 7 3 7 3 6 7 6

Febrero 0 0 5 7 14 4 3 6 1

Marzo 0 0 5 5 11 9 2 4 1

% En relación con el total (3750) 1,04 1,70 1,28 2,80 2,48 1,73 0,90 1,09 0,74 0,88 0,93 1,01 0,88 0,88 1,30 1,04 1,33 1,14 1,04 0,85 1,04 Abril 0 0 7 14 8 12 1 3 1

Mayo 0 0 6 8 4 6 4 1 5

Junio 2 0 1 3 5 5 3 3 1 155

Julián Córdoba Toro

1528 1529 1530 1531 1532 1533 1534 1535 1536 1537 1538 1539

1511 1520 1521 1522 1523 1524 1525 1526 1527 1528 1529 1530 1531 1532 1533 1534 1535 1536 156

Una aproximación a la diplomática notarial jerezana del siglo XVI

3 5 3 5 1 6 7 1 6 1 3 3

2 2 5 5 0 4 1 3 3 5 5 1

Julio

Agosto

9 15 8 12 6 8 1 5 1 4 6 2 4 3 9 8 3 0

9 19 6 11 8 5 2 4 1 4 4 0 1 3 9 7 3 4

3 2 1 3 5 1 2 6 3 7 1 3 Septiembre 8 11 1 8 5 8 5 2 6 4 2 3 3 3 4 0 3 4

1 1 1 5 5 2 0 14 6 2 1 6

2 4 5 3 1 3 3 4 4 3 3 1

2 3 3 2 3 6 4 6 1 5 2 2

Octubre

Noviembre

Diciembre

6 9 2 13 2 2 1 2 3 2 1 4 1 7 3 4 5 3

5 4 0 9 13 1 1 0 2 0 5 5 1 3 2 3 2 4

0 6 0 12 10 2 5 4 0 6 0 6 0 0 0 0 1 5

1537 1538 1539 Año 1540 1541 1542 1543 1544 1545 1546 1547 1548 1549 1550

2 4 8

3 2 5

4 1 5

Total de Documentos 38 81 56 103 74 61 52 51 51 57 37 Enero

1540 1541 1542 1543 1544 1545 1546 1547 1548 1549 1550

5 5 2

4 3 3 9 3 3 9 3 5 7 1

Febrero 2 8 4 5 9 5 2 2 6 9 6

0 4 1

2 1 2

% en relación con el total 1,01 2,16 1,49 2,74 1,97 1,62 1,38 1,36 1,36 1,52 0,98

Marzo

Abril

Mayo

Junio

0 13 4 8 9 8 1 7 7 2 4

1 3 7 5 15 5 5 2 4 0 5

1 11 9 6 1 7 2 7 4 10 1

5 3 2 10 5 6 5 6 4 2 7

157

Julián Córdoba Toro

1540 1541 1542 1543 1544 1545 1546 1547 1548 1549 1550

Una aproximación a la diplomática notarial jerezana del siglo XVI

Julio

Agosto

Septiembre

Octubre

4 5 4 9 4 5 7 5 5 8 3

5 6 12 16 10 7 5 6 1 3 3

2 6 5 11 5 3 7 4 3 2 0

3 13 3 13 2 2 1 6 8 4 5

Año

Nº de Documentos

1551 1552 1553 1554 1555 1556 1557 1558 1559 1560 1561 1562 1563 1564 1565 1566 1569

17 19 22 20 25 13 20 26 37 13 26 28 19 23 24 19 44

158

Noviembre 7 7 2 8 4 6 3 3 3 6 2

Diciembre 4 3 1 3 7 4 5 0 1 4 0

% en relación con el total (3750) 0,45 0,50 0,58 0,53 0,66 0,34 0,53 0,69 0,98 0,34 0,69 0,74 0,50 0,61 0,64 0,50 1,17

1570 1571 1572 1573 1574 1575

1551 1552 1553 1554 1555 1556 1557 1558 1559 1560 1561 1562 1563 1564 1565 1566 1569 1570 1571 1572 1573 1574 1575

48 26 17 29 70 28 Enero 0 3 1 3 1 1 2 5 8 1 1 0 0 5 1 2 1 2 2 2 0 4 2

Febrero 0 0 5 0 3 1 1 3 3 1 2 3 0 0 3 1 0 1 1 3 2 3 0

1,28 0,69 0,45 0,77 1,86 0,74 Marzo 2 2 1 2 2 1 3 4 1 3 1 2 7 4 1 1 1 3 1 1 2 2 2

Abril 0 3 0 4 2 1 1 2 4 2 2 0 1 0 1 0 0 2 0 1 7 8 6

Mayo 4 2 0 3 1 0 0 4 3 1 4 0 2 1 1 1 4 10 2 2 3 8 2

Junio 0 0 0 3 0 0 0 2 0 1 2 1 2 4 7 3 8 8 2 0 0 10 1

159

Julián Córdoba Toro

1551 1552 1553 1554 1555 1556 1557 1558 1559 1560 1561 1562 1563 1564 1565 1566 1569 1570 1571 1572 1573 1574 1575

Una aproximación a la diplomática notarial jerezana del siglo XVI

Julio

Agosto

0 2 0 0 2 2 0 1 0 3 3 6 0 2 1 2 7 3 4 1 5 1 2

2 0 2 1 5 0 3 2 8 1 2 4 1 1 3 2 2 3 0 3 3 1 4

Septiembre 1 1 2 1 2 1 2 3 0 0 2 6 0 3 1 1 6 4 3 2 2 4 3

Año

Nº de Documentos

1576 1577 1578 1579 1580 1581

42 38 39 63 89 79

160

Octubre 2 0 4 1 3 3 1 2 3 0 0 3 0 2 4 1 3 5 5 1 1 5 1

NoviemDibre ciembre 2 4 2 4 3 4 2 0 3 1 1 2 3 4 0 0 4 3 0 0 3 4 1 3 4 2 1 0 1 0 2 3 10 2 6 1 3 3 1 0 5 4 7 4 4 1

% en relación con el total (3750) 1,12 1,01 1,04 1,68 2,37 2,10

1582 1583 1584 1585 1586 1587 1588 1589 1590 1591 1592 1593 1594 1595 1596 1597 1598 1599 1600

1576 1577 1578 1579 1580 1581 1582 1583 1584 1585 1586 1587 1588

133 68 84 48 45 50 77 35 38 33 39 32 57 53 55 48 81 65 99 Enero 3 4 3 0 2 8 3 1 8 3 2 5 6

Febrero 2 1 3 2 4 2 5 2 10 1 2 4 12

3,54 1,81 2,24 1,28 1,2 1.33 2,05 0,93 1,01 0,88 1,04 0,85 1,52 1,41 1,46 1,28 2,16 1,73 2, Marzo 3 3 6 4 5 2 4 2 4 3 4 1 8

Abril 1 0 5 3 3 4 0 5 8 2 1 2 3

Mayo 2 7 2 8 6 5 12 24 11 11 5 6 5

Junio 3 1 4 10 10 15 36 8 15 5 10 4 9 161

Julián Córdoba Toro

1589 1590 1591 1592 1593 1594 1595 1596 1597 1598 1599 1600

6 1 1 3 3 4 4 3 4 5 10 5 Julio

1576 1577 1578 1579 1580 1581 1582 1583 1584 1585 1586 1587 1588 1589 1590 1591 1592 1593 1594 162

Una aproximación a la diplomática notarial jerezana del siglo XVI

5 6 2 10 3 18 41 7 7 8 6 4 5 5 1 3 1 3 4

5 6 4 2 1 6 4 5 4 4 8 4 Agosto 6 2 4 6 12 8 9 4 7 2 5 8 8 3 7 4 6 2 3

3 3 1 2 1 6 4 0 4 8 7 4 Septiembre 4 3 3 4 15 7 5 10 7 3 7 9 6 2 4 5 1 4 2

3 4 8 3 4 3 4 4 4 5 2 12 Octubre 7 3 3 7 21 3 6 0 4 3 3 2 3 1 1 1 2 2 3

1 3 1 4 1 5 5 3 4 9 2 15

1 2 3 3 6 2 4 6 0 16 7 11

NoviemDibre ciembre 6 0 4 4 2 2 6 3 5 3 4 3 7 5 4 1 2 1 2 5 0 0 2 3 5 7 0 5 5 1 2 0 9 3 3 2 6 3

1595 1596 1597 1598 1599 1600

7 1 4 6 6 9

6 9 6 12 9 7

5 8 7 8 7 9

4 5 6 6 4 5

4 4 2 1 1 12

2 7 3 1 2 6

Al utilizar el índice onomástico y completarlo en todas las fichas con los nombres y apellidos que aparecían en el Abecedario, hemos conseguido una valiosísima información sobre los nombres de pila y los apellidos que se utilizaban en la España del siglo XVI, o por lo menos los más comunes existentes en Jerez de la Frontera dentro de nuestro arco cronológico. De esta manera nos han aparecido 133 nombres masculinos diferentes así como 86 nombres diferentes de mujer. En cuanto a los nombres masculinos, ordenados en forma de abecedario, son los siguientes: A: Agustín, Alberto, Alejos o Alejo, Alonso, Alfonso, Álvaro, Alvar, Amador, Ambrosio, Andrés, Antón, Antonio, Aparicio, Arias, Arnal, Arnaldo, Asencio. B: Baltasar, Baptista, Bartolomé, Basco, Beltrán, Benito, Bernabé, Bernal, Bernardo, Bernardino, Bernardo, Blas. C: Campos, Cartaño, Charles, Corpín, Cosme, Cristóbal D: Dávila. Diego, Dionis, Dionisio, Domingo. E: Enríquez, Entropio, Estanció, Esteban F: Fabricio, Fernán, Fernando, Felipe, Feudo, Francisco, Frutos G: Gabriel, Garcí, García, Gaspar, Gedeón, Germán, Gerón, Ginés, Giraldo, Gómez, Gonzalo, Gregorio, Guillén, Guillermo, Gutiérrez. H: Hilario. I: Iacome, Íñigo, Iseo, Isidro J, Jacinto, Jaime, Jerónimo, Jorge, Josefe, Josepe, Juan, Juancho, Julano, Julián. L: Lande, Lázaro, Leonis, Llorente, López, Lorente, Lorenzo, Luís, Lucas. M: Manuel, Marcelo, Marcos, Márquez, Martín, Matalín, Mateo, Matías, Melchor, Miguel N: Nicolás, Nuflo, Nuño O: Ocasio P: Pantaleón, Parafán, Pascual, Payo, Pedro, Periañez, Piñero. R: Rafael, Ramón, Ramos, Reginaldo, Rodrigo, Ruí S: Salvador, Sancho, Santos, Sebastián, Silvestre, Simón. T: Tello, Teodorico, Tomás, Tomé Toribio. 163

Julián Córdoba Toro

V: Valerio, Vasco, Vicente, Vitores. Z: Zoilo En cuanto a los nombres de pila femeninos, también en forma de abecedario, son los siguientes: A: Águeda, Agustina, Aldonsa, Alicia, Alonsa, Álvara, Ana, Andrea, Antonia, Argenta. B: Beatriz, Beatrirve, Benita, Berenguera, Bernardina, Blanca, Blanina, Brianda, Brígida C: Catalina, Cecilia, Clara, Constanza D: Dionisia, Domeniquina, Dominga. E: Eugenia, Elena, Elvira, Estebanía, Estefanía. F: Felisa, Flaudina, Florentina, Franca, Francisca G: Gabriela, Ginebra, Ginera, Ginesa, Giralda, Guiomar, Guiteria. I: Inés, Isabel, Iseo J: Jaquelina, Jerónima, Juliana L: Leguina, Leonor, Leonisa, Liquina, Lorenza, Lucía, Luciana, Lucrecia, Luisa, Luiteria. M: Magdalena, Margarita, María, Mariana, Marina, Marta, Martina, Mayor, Melchora, Mencia, Micaela. O: Olalla P: Paula, Patricia, Petronila. Q: Quiteria. S: Sancha, Sebastiana, Simona, Susana. T: Teodora, Teresa, Tomasina, Toribia. U: Úrsula V: Viarda, Violante. A continuación vamos a desglosar todos los apellidos existentes en el índice onomástico, novecientos setenta y siete, empezando por la A y terminando por la Z, para posteriormente comentar los apellidos más significativos por su importancia dentro de la ciudad o por ser los apellidos más comunes. A: Abad, Acevedo, Adame, Adorno, Aguallas, Águeda, Águila, Aguilar, Aguilera, Aguilocho, Agustín, Agustina, Ahumada, Alania, Alarco, Alarcón, Álava, Alba, Albarracín, Albarrán, Alcaide, Alcalá, Alcaudete, Alcázar, Alcoser, Aldana, Alderete, Alfaro, Alfonseca, Alfonso, Algeciras, Alizón, Almarán, Almonte, Alonso, Altamirano, Álvarez, Amasar, Amaya, Ambram, Andino, Andres, Andrés, Anés, Ángeles, Angulo, Antequera, Añarcón, Aragón Arambur, Arce, Arcos, Aregano, Arellano, Arenas, Arévalo, Argente, Argumedo, Arias, Ariza, Arnea, Ariza, Arma164

Una aproximación a la diplomática notarial jerezana del siglo XVI

rio, Armida, Armindes, Arnea, Arnedo, Arrilo, Arrobas, Arroyo, Ascanio Asencio, Asta, Astero, Astorga, Atencia o Atencio, Atoana, Ávila (o Dávila), Avilés, Aviñés, Ayala, Ayllón. B: Baena, Báez, Baeza, Ballestero, Banega, Banuto, Bañez, Baños, Baptista, Barba, Barca, Barchiato, Barchona, Barra, Barragán, Barrebo, Barrera, Barrientos, Barriga, Barrios, Barroso, Basallote, Basanta, Basurto, Bautista, Beas, Beato, Becerra, Bedoya, Bejarano, Bello, Benavente, Benavides, Benítez, Bernal, Berlanga, Bermúdez, Bernal, Bernalte, Berrío, Besada, Bidalen, Blanca, Blanco, Blasina, Blázquez, Bocache, Bohórquez, Bolaños, Bonifaz, Bonilla, Borgolla. Boscán, Botello, Botetana, Botetano, Boto, Bracamonte, Bravo, Brea, Breto, Bretona, Bridales, Burgos, Bustamante. Busto o Bustos, Buyzín. C: Caballera, Caballero, Cabañas, Cabeza o Cabezas, Cabra, Cabrera, Cabrero, Cáceres, Cadahurcos, Cadares, Cádiz, Calderón, Caldray, Calé, Callejo, Calonge, Calvas, Calvo, Camacha, Camacho, Camargo, Camas, Camero o Cameros, Campo o Campos, Campoverde, Camudia, Cana, Candas, Canelas, Canija, Cano, Cantalmarín, Cantalpino, Cantero, Cantilla, Cantillana, Canto, Cañas, Caños, Carabajal, Cárdenas, Cardoso, Cardray, Carbalán, Carmona, Caro, Carpio, Carrasco, Carreño, Carretero, Carrillo, Carrión, Carrisosa, Cartagena, Cartaño, Carvallo, Casalla, Casán, Casana, Casanova, Casanueva, Casares, Casas, Casillas, Castañeda, Castaño, Castel, Castellanos, Castilla, Castillejo, Castillo, Castor, Castro, Catalán, Catón, Cazorla, Cea, Cebada, Cepero, Cerda (de la ), Cerfate, Cervantes, Céspedes, Chacón, Chamizo, Chamorro, Chanca, Charco, Chaves, Chillón, Cigala, Clavo, Clemente, Cloe, Cobaleda, Cobarro, Cobero, Coca, Coimbra, Coley, Collantes, Collazón, Colmenero, Coloma, Colombrés, Conde, Conte, Contreras, Copín, Cordera, Cordero, Córdoba, Cordobés, Cornejo, Cornelín, Corral, Corrales, Correa, Cortegana, Cortés, Cortesía, Cote, Cotoní, Crespín, Crespo, Cortés, Cruz, Cubas, Cubián, Cuellar, Cuenca, Cueto, Cueva o Cuevas, Cupín D: Dalva, Dancel, Dante, Dayel, Daza, De los Ángeles, De los Ríos, Delgado, Descamo, Despino, Díaz, Díez, Dionis, Diosdado, Doblas, Doca, Dócis, Domínguez, Donate, Doncel, Donis, Dorante, Doria, Duán, Duarte, Dueñas, Durán. E: Écija, Encinas, Enríquez, Escalona, Escamilla, Escané, Escobar, Escobedo, Escoto, Escudero, Escuela, Escurra, España, Esparragosa, Espincha, Espíndola, Espinel, Espino, Espínola, Espinosa, Esquivel, Esteban, Estrada, Estudillo, Estupiñán, Évora. 165

Julián Córdoba Toro

Una aproximación a la diplomática notarial jerezana del siglo XVI

F: Fadrique, Falcón, Farfán, Farias, Felipe, Ferán, Fernández, Ferrel, Ferreras, Ferro, Figueroa, Flores, Florindas, Fonte, Fornaz, Franca, Francés, Franco, Frías, Frubillo, Fruta, Frutos, Fuego, Fuente o Fuentes, Fuerte, Funones, Fustamante.

N: Naba, Naranjo, Narváez, Natera, Natía, Navarrete, Navarro, Negrón, Nieta, Nieves, Nislata, Noble o Nobles, Núñez.

G: Gaitán, Galán, Galas, Galdames, Galera, Galíndez, Galindo, Gallego o Gallegos, Galván, Gamboa, Gámez, García, Garrido, Gasca, Gascón, Gaspar, Gatica, Gatoames, Gatón, Gentil, Gerón, Gil, Gilandor, Ginebra, Ginés, Giralda, Girón, Godín, Godoy, Gomar, Gómez, González, Goyas, Gracia, Grajal, Grajales, Grajeda, Granado, Grande, Griego. Gual, Guardia, Guarnido, Guarrés, Guasón, Guedra, Guerra, Guerrero, Guevar, Guevara, Guicamario, Guila, Guillén, Guisa, Gutiérrez, Guzmán.

O: O, Obarrio, Obregón Ocaña, Ochoa, Ocón, Ojeda, Oliver, Oliveros, Olivos, Olmedo, Olmo, Omar, Ontiveros, Oñate, Orbaneja, Ordiales, Ordoñez, Orduña, Ordus, Orea, Orellana, Oria, Orihuela, Orozco, Orta, Ortega, Ortigosa, Ortiz, Osma, Ovalle, Oviedo, Oya.

H: Harisa, Haro, Heras, Heredia, Herín, Herrador, Herrera, Herrero, Herroz, Herváez, Hidalgo, Hinojo o Hinojos, Hinojosa, Hogazón, Hontanal, Hontiveros, Huelva, Huerta, Hurtado. I: Ibáñez, Icoba, Illescas, Íñiguez, Isla, Izquierdo.

Ñ: Ñíguez.

P: Pabero, Pablo, Pacheco, Padilla, Páez, Paino, Palacín, Palacios, Palencia, Palma, Palomino, Palomo, Panedinas, Parda, Paredes, París, Parra, Parrado, Paso, Pasqual, Pastrana, Patiño, Patricio, Patrite, Paula, Pavía, Pavón, Paz, Pecellín, Pecho, Pedraza, Pedro, Pedrosa, Peláez, Penaza, Peña, Peñalosa, Peñaranda, Peñuela, Peralta, Perasa, Peré, Perea, Pereira, Pérez, Pernía, Pesaño, Picaso, Piedra, Pimentel, Pina, Pineda, Pinelo, Pinto, Piñero, Piquero, Poley, Polo, Ponce, Porras, Posa, Prado, Priego, Prieto o Prieta, Prorel, Pulido.

J: Jaén, Jaime, Jaina, Jara, Jaramillo, Jarana, Jarquín, Jédula, Jerez, Jesús, Jiménez, Jimón, Jobona, Jorge, Juan, Juanes, Junco, Juntera.

Q: Quejo, Quemada, Quesada, Quevedo, Quijada, Quintana, Quintera, Quintos, Quiñones, Quirós.

L: Laguna, Laines, Lamberto Lampañán, Langarisa, Lara, Lazareno, Leal, Lebenes, Lebrija, Ledesma, Leiva, León, Leonis, Lepe, Letrán, Lima, Lisano, Llanos, Llerena, Lobatón, Lobo, Logares, Lombardo, Lomerín, López, Lora, Lorano, Lorca, Lorenzo, Loria, Loriaga, Lucas, Lucena, Lueña, Lueto, Lugo, Luna.

R: Rahajitos, Rallón, Ramírez, Ramiro, Ramos, Ranjillo, Real, Reales, Rebeniego, Rebolledo, Rebollo, Redondo, Reina, Rela, Remar, Remón, Rendón, Rengel, Reyes, Ribadeneira, Riberiego, Rico, Rihuerta, Río, Rioba, Rionegro, Riquel, Riquelme, Rivadeneira, Rivas, Rivera, Rivero, Rivilla, Roa, Robles, Rocha, Rodríguez, Rojas, Rojo, Roldán, Román, Romana, Romano, Romar, Romera, Romero, Romí, Romo, Ronda, Rosa, Rosal, Rosales, Rosillo, Rota, Rotino, Rubio, Rueda, Ruena, Ruito, Ruíz, Ruízdoca, Rús, Rutia.

M: Machado, Machina, Machuca, Macías, Madrid, Maestre, Mafé, Maldonado, Malfray, Malvenda, Mancilla, Manjarrés, Mantilla, Manuel, Manzano, Mar, Marabel, Marchena, Marín, Marínaca, Marino, Mariñán, Mármol, Marmolejo, Marocho, Márquez, Marquina, Marrón, Marroquí, Marrufo, Martel, Martín, Martínez, Martís, Martos Masabel, Mascardó, Matamoros, Mateos, Matrero, Maya, Mayada, Medina, Mejía, Meléndez, Melgar, Melgarejo, Mellado, Méndez, Mendoza, Meneses, Mera, Mercado, Merchante, Mérida, Merino, Mesa, Mesones, Micón, Miguel, Millán, Mirabal, Miranda, Mirón, Moguer, Mojival, Molina, Monel, Monforte, Montalvo, Montanchez, Montaño, Montecinos, Montedeoca, Montero, Monterrubio, Montes, Montesinos, Monteverde, Montiveros, Montoya, Monzalve, Monzón, Mora, Morales, Morán, Morate, Mordazo, Morena, Moreno, Morillo, Morla, Morón, Moscoso, Moso, Mosquera, Moya, Muñoz. 166

S: Sá, Sabria Sagarrasa, Saja, Salamanca, Salamea, Salas, Salazar, Salbago, Salcedo, Salcido, Saldaña, Salinas, Saltero, Salto, Salucio, Salvador, Salvago, Salvatierra, San Bautista, San Francisco, San Juan, San Lucas, San Miguel, San Pedro, Sanabria, Sánchez, Sancho, Sandoval, Sandro, Sangarisa, Sanguino, Santa Cruz, Santa María, Santa, Santana, Santander, Santiago, Santillana, Santos, Sapa, Sarco, Sardina, Sardo, Sarmiento, Saucedo, Sayas, Seba, Sedeño, Sega, Segarna, Segovia, Segura, Sentia, Sepúlveda, Serfate, Serna, Serón, Serrano, Sevilla, Sevillano, Siera, Sierra, Siguenza, Siles, Sillero, Silos, Silva, Simón, Simona, Solio, Solafío, Solís, Solucio, Sorda, Soria, Soriano, Soryera, Soto, Sotomayor, Suárez, Suazo, Suelle, 167

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T: Talabán, Talavera, Tamayo, Tanes, Tarana, Tarifa, Tejeda, Téllez, Tello, Teregano, Terrón, Tesano, Tineo, Tirado, Tocina, Tocino, Toledano, Toledo, Torba, Toreros, Torné, Toro, Torre, Torres, Toribio, Torrijos, Tovar, Trasola, Triano, Trigueros, Trujillo, ra

U: Úbeda, Umbria, Urbieta, Urbino, Urrea, Usagre, Uso de Mar, Utre-

V: Vaca, Vadillo, Vaina, Valbuena, Valderas, Valderrama, Valdés, Valdespino, Valencia, Valenzuela, Valera, Valiente, Valladolid, Valle, Vallecillo, Vallejo, Valverde, Vaquera, Varahona, Vargas, Vázquez, Veas, Vega, Véjar, Vela, Velanco, Velasco, Vélez, Vera, Verdugo, Verea, Vergara, Vibaldo, Vicos, Vicota, Victoria, Vidal, Viedma, Viejo, Viera, Vigue, Villacreses, Villadiego, Villadrejo, Villafranca, Villagómez, Villalobos, Villalpando, Villameba, Villanueva, Villarín, Villarroel, Villavicencio, Villegas, Vique, Virnes, Virués, Vitoria, Vivas, Vizcaino, Vozmediano, Y: Yáñez, Yerbas, Yuste. Z: Zamora, Zarco, Zarza, Zarzana Zereño, Zúñiga, Zurita. Una vez analizado con detenimiento el índice onomástico podemos sacar algunas conclusiones sobre los apellidos españoles, o más concretamente jerezanos existentes en el siglo XVI. Lo primero que hay que reseñar es que los apellidos que más se repiten en nuestro índice coinciden casi a la perfección con los apellidos más comunes de los españoles a inicios del siglo XXI. Así el apellido García, que es el apellido más común en la actualidad, es el apellido que más se repite en nuestro índice. Junto a él tenemos a los apellidos que significan “hijo de“y que terminan en ez o en z, como es el caso de Benítez, Díaz, Fernández, Gómez, González, Gutiérrez, Jiménez, López, Martínez, Núñez, Pérez, Rodríguez, Ruíz, Sánchez y Suárez. Además, muchos de estos apellidos también aparecen encabezando la mayoría de apellidos compuestos que nos hemos encontrado. Por otra parte debemos resaltar una serie de apellidos menos comunes en el territorio nacional en el siglo XVI, pero que tienen bastante importancia en Jerez de la Frontera a tenor de lo visto en el índice onomástico, importancia que les viene o bien por la cantidad de veces que aparecen, o por la importancia de los hombres que portaban esos apellidos al ostentar cargos políticos y religiosos en la ciudad. Estos apellidos son: Adorno, Alonso Ávila (o Dávila), Cádiz, Carrisosa, Cuenca, Espíndola, Gil, Heredia, Jerez, Marrufo, Martín, Medina. Melgarejo, Mercado, Muñoz, Ortiz, Padilla, Ponce de León, Riquel, Torres, Vera y Villavicencio. 168

Una aproximación a la diplomática notarial jerezana del siglo XVI

Es significativo señalar que los apellidos tal como lo conocemos en la actualidad no se llevaban a rajatabla precisamente en el siglo XVI. Es decir, nos hemos encontrado multitud de casos donde el apellido de varios hermanos es diferente para cada uno de ellos, que los apellidos de los hijos provengan de la madre y no del padre y así numerosas inexactitudes en relación con los apellidos. Por último decir que este estudio archivístico también puede servir para buscar los documentos notariales realizados por los principales personajes varones de la ciudad (todos hombres), ya que en el índice onomástico, junto al nombre, hemos reflejado el cargo político o religioso, o por el contrario la profesión, del individuo. Así en el plano civil tenemos a Regidores de la ciudad (conocidos como caballeros 24º), Regidores de otras localidades cercanas, Jurados, Escribanos públicos, Procuradores, Alcaldes. También tenemos en menos medida otros cargos como comendador, Alcaide, Aguacil, Capitán o Copero. En el plano religioso tenemos gran cantidad de personas que eran clérigos, monjas, Presbítero, Obispo o perteneciente a alguna orden religiosa. Además también queda reflejado en el índice onomástico las personas que fundaron alguna Capellanía en alguna de las iglesias de la ciudad.

AHPNJF Legajo nº 54 Expte 706 (Abecedario)

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Una aproximación a la diplomática notarial jerezana del siglo XVI

Bibliografía

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Bono Huerta, J. “Breve introducción a la diplomática notarial española” Sevilla: Junta de Andalucía, Consejería de cultura, 1990. Losa Contreras, C. “El Escribano del concejo: Semblanza de un oficio municipal en el Madrid de los Reyes Católicos” Rodríguez Mateos, J. “Escribanos públicos en Huelva: Los Protocolos Notariales y el Archivo Histórico Provincial”. Rojas García, R. “La memoria de lo privado en lo público”: los Escribanos públicos sevillanos”. Rojas Vacas, M.D. “Los inicios del notariado público en el Reino de Castilla: aportación a su estudio” Rojas Vacas, M.D. “Los escribanos del Concejo en Cádiz (15571607)”. Rojas Vacas, M.D. “Notariado público y documento notarial en Jerez de la Frontera en el tránsito a la modernidad”. Rojas Vacas, M.D. “Las Escribanías del Cabildo Municipal en Jerez de la Frontera (1514-1615)”. Rojas Vacas, M.D. “Una Escribanía pública Gaditana en el siglo XVI (1560-1570). Análisis documental” Servicio de publicaciones. Universidad de Cádiz.

AHPNJF Tomo 481 Fernando de San Miguel Año 1565-1566

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Reglas de Hermandades de Jerez de la Frontera S. XVI. Estudio de los códices y su conservación

Azucena Becerra Pecino Licenciada en Historia UCA

Este trabajo de investigación

se centra en el estudio codicológico y de conservación de tres códices del siglo XVI que se conservan en el archivo Municipal de Jerez y contienen las reglas de tres cofradías fundadas en Jerez de la Frontera durante ese siglo. Las reglas que contienen son las de la Hermandad de la Piedad, las de la Hermandad de la Transfixión y Soledad y la Hermandad de las Cinco Llagas. La metodología que se ha seguido en el trabajo ha sido el análisis de cada uno de estos manuscritos dentro del archivo Municipal de Jerez siguiendo un índice de puntos guía previamente elaborado con la ayuda de bibliografía al respecto, pudiendo así anotar los aspectos básicos para la posterior elaboración del trabajo. Los tres manuscritos han sido analizados a fondo para posteriormente describir su composición material, su confección y su conservación. En este trabajo se describe cada una de las reglas en cuatro partes principales. La primera contiene los datos de identificación del manuscrito, 173

Azucena Becerra Pecino

seguida de una breve historia de cada libro de reglas en lo referente a su uso por parte de la cofradía; para luego adentrarnos en el análisis codicológico donde veremos las dimensiones y formato del manuscrito, el tipo de soporte, el tipo de foliación, las tintas, la confección de los cuadernillos, la composición de las páginas, el tipo de escritura, la decoración, las partes que componen el texto, los añadidos y el tipo de encuadernación. Finalmente se estudia el estado de conservación en el que se encuentra cada manuscrito. El resultado de los análisis codicológicos revela varios rasgos comunes entre los manuscritos. Los tres están hechos con pergamino de mediana calidad, pero con las hojas de guarda de papel, presentando filigranas en alguno de sus folios, los tres son de pequeño tamaño y la fecha de elaboración de cada uno no dista de más de 20 años entre sí, por lo que el tipo de letra empleada en los tres es la Gótica textual redonda para el texto aunque ya en las Reglas de la Transfixión y Soledad se aprecia una mayor influencia humanística en algunas letras. Además en los tres códices se puede observar que no existen muchas ornamentaciones más allá de la ilustración concreta del escudo de la Hermandad aunque las Reglas de la Hermandad de la Piedad presenta una decoración más pobre. Finalmente con respecto a la encuadernación, se puede ver que la de las Reglas de la Hermandad de la Piedad y la de la Transfixión y Soledad son casi idénticas. Con este trabajo se pretende poner en valor el estudio de los códices y en concreto de estos libros que son un auténtico tesoro documental en Jerez. Palabras claves: Manuscritos, codicología, conservación, reglas, características materiales. Abstract The main aim of this research is the codicological study and conservation of three 16th century códices stored in the Municipal Archive of Jerez. These códices contain the rules of three fraternities founded in Jerez de la Frontera during that same century. These rules are termed the “Hermandad de la Piedad”, the “Hermandad de la Transfixión y Soledad” and the “Hermandad de las Cinco Llagas”. The three manuscripts were analysed using a points index guide previously produced with the help of a relative bibliography. Which constitute the basics for the further elaboration of the work. They have been thoroughly examined in terms of their material composition, their preparation, as well as their conservation. This thesis is structured in four different parts describing each one 174

Reglas de Hermandades de Jerez de la Frontera S. XVI

of the rules. The first one contains the identification data of the manuscript. The second one is brief history of each rule in relation to its use by the brotherhood. The third one encompasses the codicological analysis where we will see the dimensions and format the manuscript, the kind of support, the type of foliation, the inks, the preparation of the booklet, the composition of the pages, the type of writing, the decoration, the parts that make up the text, the additions and the type of binding. The final section discusses the conservation of each manuscript. The codicological analysis reveals several common features between the manuscripts. They are made with medium quality parchment, but with paper flyleaf, containing watermarks in some of their pages. Furthermore they are all of a small size, their dates differ by less than 20 years and the font used in the text in all three is the textual gothic round although the rules of the “Transfixion y Soledad” present a greater humanistic influence on some letters. Also in the three codices few decorations can be seen except the illustration of the coat of arms of the brotherhood although in the rules of the “Hermandad de la Piedad” the illustration is of low quality. Finally, in terms of the binding, the rules of the “Hermandad de la Piedad” and the “Transfixion y Soledad” are almost identical. This work gives value to the study of codices and in particular strengthens the argument that these books are a real documentary treasure of Jerez. Keywords: Manuscripts, codicology, conservation, rules, material characteristics. 1. Introducción Los libros antiguos son una parte muy importante del patrimonio cultural. Aunque muchas veces no se les tenga muy en cuenta, representan fuentes “arqueológicas” de gran valor para la historia, ya que a través de ellos podemos conocer muchos aspectos culturales de la época en la que fueron escritos. Pero además, los libros manuscritos en concreto, presentan un gran valor tanto por su contenido como por su materialidad, ya que se trata de piezas únicas, hechas y decoradas a mano por los artesanos expertos en la materia, siendo algunas veces, auténticas obras de arte. A los manuscritos con el formato de los libros modernos, de hojas separadas, unidas por una encuadernación, se le conoce con el nombre de códice. En origen, la palabra códex (códice en latín) fue el nombre que le dieron los romanos a la tablilla de cera para escribir, pero posteriormente, en los inicios del cristianismo, pasó a designar al formato libro, distinto al de los rollos empleados hasta entonces. 175

Azucena Becerra Pecino

El códice, modesto en sus inicios, sirvió de instrumento de comunicación para difundir literatura popular y textos cristianos; pero luego pasó a convertirse en un instrumento destinado al culto de los fieles cristianos y al respeto de la ciudadanía1, convirtiéndose en símbolo de la Divinidad y de la Ley. Por ello, se empezaron a realizar libros manuscritos con todo el esmero y lujo posibles para la Iglesia; siendo en los scriptoria de los monasterios donde se copiaban y decoraban la mayoría. En la Edad Moderna, con el nacimiento de la imprenta, los libros manuscritos fueron disminuyendo, pero se siguieron produciendo con otros fines y otras técnicas. De todas formas, la preparación del libro manuscrito seguía estando vinculada a la funcionalidad que pudiera tener; confeccionándose con más lujo cuando se trataba de libros hechos especialmente para perdurar en el tiempo, por la voluntad de los comanditarios que encargaban la obra y a su vez por la importancia del texto que contenían, como en el caso de los libros de reglas de las Hermandades. Los libros de reglas eran uno de los documentos más importantes de las hermandades religiosas, ya que constituían la principal fuente jurídiconormativa de su gobierno, administración e historia, haciéndose presente en un buen número de actividades pública de la corporación, incluida la Estación de Penitencia. El estudio de los libros manuscritos desde su materialidad se conoce como codicología, comprendiendo también la descripción de las técnicas de confección de estos. Gracias al análisis de los atributos de un libro se puede establecer su historia y procedencia, o unir partes de un mismo libro que durante mucho tiempo estuvieron separadas. Los paleógrafos y codicólogos estudian también la historia de los libros, usando las fuentes materiales como fuentes para la historia y explicando la materialidad de los libros en los respectivos contextos. Los libros manuscritos se conservan en su mayoría en archivos y bibliotecas, ya que estos son los encargados de velar por su seguridad, conservación y difusión. La persona al frente del mantenimiento de las colecciones es el conservador-restaurador. Los volúmenes dañados dejan ver estructuras de cosido, materiales de refuerzo, sistemas de fijación de tapas, letras de aviso escondidas en las líneas de plegado… Las labores de conservación a gran escala permiten comparar estilos de encuadernación, materiales y preferencias. De este modo, el conservador-restaurador también se acerca a la codicología gracias a su trabajo, ya que debe saber acerca de los códices y su construcción para poder trabajar en su mejora. El presente trabajo se basa principalmente en el análisis codicológico y de conservación de tres manuscritos del siglo XVI que contienen las reglas de tres cofradías que se fundaron en Jerez en ese siglo. Los tres ma1 RUIZ GARCÍA, Elisa. Introducción a la codicología, Madrid, Fundación Germán Sánchez Ruipérez, 2002, p. 130.

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Reglas de Hermandades de Jerez de la Frontera S. XVI

nuscritos se encuentran en el Archivo Municipal de Jerez de la Frontera, junto con algunos otros procedentes de la desamortización de los bienes eclesiásticos iniciada a finales del siglo XVIII. El análisis de estos manuscritos comprende el examen de los elementos materiales que lo componen, la confección y composición de los cuadernillos, la disposición de lo que aparece en las páginas y el examen del estado de conservación en el que se encuentran. Se trata de una especie de “arqueología del libro”, una descripción y estudio de estos libros manuscritos, indagando en todos los aspectos de su estructura. 2. Reglas de la Hermandad y Cofradía de la Piedad 2.1. Datos de identificación del manuscrito. • • • •

Lugar de depósito: Archivo Municipal de Jerez de la Frontera. Signatura: A.H.R. C.3 nº 88 Contenido: Reglas de la Hermandad y Cofradía de la Piedad de Jerez de la Frontera. Datación y procedencia: 1547, noviembre 12. Jerez de la Frontera.

2.2. Breve reseña histórica de las Reglas y de la Cofradía. La Hermandad de Nuestra Señora de la Piedad fue fundada en el año 1546 en el Monasterio de Santa María de la Merced. Sin embargo, sus reglas se aprobarían un año después, el 11 de noviembre de 1547, por el Arzobispado Hispalense. Estas reglas son el documento más antiguo que conocemos donde aparece ya inserta la procesión de penitencia en Semana Santa. A partir de mediados del siglo XVI, el fenómeno cofrade se fue dirigiendo forma espontánea hacia la Semana Santa. En los prólogos de las reglas de las cofradías de entonces, podemos ver cómo este deseo de perfección y vida cristiana más intensa se encuentra prácticamente en todas las reglas entre sus aspiraciones básicas2. El Concilio de Trento va a someter a las cofradías y a los administradores de las mismas a la visita de los obispos, para controlar que todos sus fondos sirvieran al culto divino o a la finalidad de las respectivas instituciones. La fundación de la Piedad tiene como titular y centro de su devoción a la Virgen María, aunque en un primer momento no tenían una imagen 2 REPETTO BETES, José Luis, “Los elementos devocionales que se integraron en la Semana Santa” en La Semana Santa de Jerez y sus Cofradías Tomo I. Servicio de publicaciones del Ayuntamiento de Jerez, 1999, p. 21.

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Azucena Becerra Pecino

concreta, sino que empezó dando culto a la Virgen María en la advocación de Piedad, que es un sinónimo de merced o misericordia. Luego, cuando esta cofradía se unió con la del Santo Entierro, hicieron una Virgen Dolorosa para procesión, que salía con San Juan desde la Iglesia de la Merced e iba al Calvario para desde allí integrase con el Santo Entierro3; pero eso no fue antes de 1555, año en que la Cofradía y el Convento de la Merced firman un acuerdo para la construcción de una capilla propia junto a la Iglesia Mercedaria. Volviendo a las reglas, podemos decir que se dividen en dos partes, con diecisiete ordenaciones y cuatro capítulos. La primera de ellas empieza diciendo que la Cofradía y Hermandad de la Piedad tenía origen y principio en los cuatro Evangelios. No quieren pues, inspirarse en otra cosa sino en el Evangelio. Esto será un estímulo para las cofradías siguientes. En las reglas se recogen datos interesantes de su procesión primitiva. Según consta en ellas, los hermanos vestían una larga túnica de tela gruesa, de color oscuro para los hermanos de luz y blanco para los disciplinantes, descubierta por la espalda. Un capirote les cubría el rostro y un cordón de cáñamo les ceñía el hábito, sobre el cual portaban, a la altura del pecho, el escudo mercedario. Iban, salvo algún caso de excepción, todos descalzos. Las primeras salidas procesionales de la Piedad se realizaban en la noche del Jueves Santo y parte del Viernes, pero posteriormente, tras diversas etapas y su unión con los antiguos actos del Santo Entierro sufre modificaciones en sus recorridos y realizaciones. Las reglas también mencionan la celebración de dos cabildos de Hermandad, uno el día de Nuestra Señora de la Asunción, en el que se elegían los cargos directivos, y otro, el denominado día de Lázaro, para preparar la salida procesional. En ellos se leían las reglas para luego dar paso a los actos. El juicio que nos puede merecer estas reglas es el de ser muy democráticas, prudentes, adaptadas al tipo de personas que componía las cofradías, dejando todo ordenado y concreto, configurando la cofradía como un cuerpo social adaptado a la época y personas a las que se destinaba4. El texto de las reglas se compone de una Introducción, XXVIII Ordenaciones y IV Capítulos. Luego aparece la iluminación y tras ésta la carta de aprobación por parte del Provisor de Sevilla. Añadidos se encuentran varios folios de papel escritos tras la carta, que hablan sobre el oficio de los visitadores y los oficios de los diferentes diputados de tramo dentro de la Cofradía. 3 REPETTO BETES, José Luis y GIL BARO, Domingo, “Cofradías penitenciarias entre 1542 y 1779” en La Semana Santa de Jerez y sus Cofradías Tomo I, p. 176. 4 Ibid., p. 179.

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2.3. Análisis codicológico Dimensiones y formato El manuscrito mide 230 mm. por 170 mm. Las medidas de las páginas se diferencian algunos milímetros entre ellas, lo que puede ser debido a la irregularidad que conlleva la piel del pergamino o al recorte de los bordes desiguales en el momento de la encuadernación. En los libros manuscritos, el concepto formato está condicionado al plegado de los cuadernos. Sin embargo, durante mucho tiempo se han entremezclado diferentes significados de dicho término, debido a una falta de precisión en la materia codicológica y confusión con el mundo del libro impreso. Así, para algunos, la palabra formato designaba principalmente, las dimensiones del libro, mientras que para otros se refería a la proporción del códice5. En el mundo de la codicología, el formato de los códices depende del número de pliegues que recibían las hojas de pergamino o papel. Pero en el caso del pergamino, saber el formato es muy complicado, ya que las pieles podían ser de diferentes tamaños y los cuadernos sufrían diferentes cortes a lo largo del proceso de confección libraría, por eso códices de un mismo formato podían tener dimensiones distintas. Además en época moderna se podía adquirir el pergamino ya cortado, incluso los cuadernos, lo que hace aún más difícil su reconocimiento. Por ello, los codicólogos prefieren hablar de dimensiones por un lado y de formato por otro. En mi caso, voy a indicar sólo las dimensiones de los códices, ya que puedo tener una idea aproximada del formato, pero es complicado saberlo a ciencia cierta, debido a que no conservan la encuadernación original y los bifolios pueden haber sido guillotinados al reencuadernarlo, siendo muy difícil calcular cuántos bifolios salieron de una misma piel, sobre todo sí son muy parecidas entre sí. Con el papel es más fácil, ya que se obtiene con sólo fijarse en qué lugar del folio aparece la filigrana. Cuando es in folio, la filigrana se encuentra en una de las dos mitades del bifolio. Cuando es in cuarto, aparece en el centro del plegado. En este caso, los folios de papel son de formato in folio, ya que la filigrana aparece en el centro de los folios. En este tipo de plegado, la hoja recibe un único pliegue central en el sentido de la anchura para formar dos folios o un singulión.

5 RODRIGUEZ DÍAZ, Elena E., El Libro de la Regla Colorada de la Catedral de Oviedo. Estudio y edición. Oviedo, Real Instituto de Estudios Asturianos, 1995, p. 4.

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Análisis del soporte Las Reglas de la Hermandad de la Piedad está realizada en pergamino, aunque también tiene unas hojas de guarda en papel añadidas a la encuadernación actual. El pergamino usado en este manuscrito es de un espesor medio. De color amarillento por la cara de pelo y más claro por la cara de carne, en un tono beige. La diferencia de tonalidad entre una cara y otra del pergamino es manifiesta. La calidad del pergamino es ordinaria; la preparación no ha sido muy bien cuidada, ya que se observan los poros, las estrías y las arrugas de la piel del animal. El papel de los folios de guarda es papel artesanal occidental, ya que se observan las marcas de los puntizones y corondeles, además de las filigranas. Hay dos tipos de filigranas, lo que puede indicar que se trata de dos tipos de papeles de distinto fabricante, aunque no siempre es así: - La primera es una filigrana de tres círculos. Este tipo de filigrana proviene de Italia, donde fue llamada “tre mondi” y se encuentra en la documentación de muchos países. La fabricación y distribución del papel marcado con estas filigranas fue intensa hasta finales del siglo XVIII. Que este tipo de filigrana provenga de Italia no es raro, ya que el papel genovés fue sin duda el prototipo del papel de alta calidad y pasó a ser ejemplo y modelo de cómo debía mejorar el papel español. Además, fueron muchos los papeleros italianos que también se instalaron en España a partir del siglo XV, introduciendo sus conocimientos e innovaciones. Muchos fabricantes españoles imitaron o se inspiraron en la filigrana genovesa6. Este tipo de filigrana se presenta en forma de tres círculos, colocados en una sola línea. Existen muchas variantes, ésta en concreto tiene una cruz encima de los círculos, con los brazos terminados en tres puntas. En el primer círculo de arriba aparecen las iniciales “BD”, estas iniciales son atriFoto 1 buibles en general al nombre del fabricante o el lugar del molino. En el segundo círculo, el más grande, aparece un águila coronada y en el tercer círculo, más pequeño, está lo que parece una “P” del revés. Esta filigrana se encuentra en el cuarto folio de las guardas delanteras y

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en el penúltimo de las guardas traseras. Sin embargo, en el antepenúltimo folio aparece la misma filigrana pero con un dos en números romanos en el tercer círculo, en vez de la “P” del revés. - La segunda filigrana, que aparece en los folios 30 y 31, tiene forma de mano recta, con una paloma de perfil encima de los dedos y las iniciales “BA” dentro de la mano. Estos motivos son muy recurrentes en las filigranas de muchos libros, pero ésta en concreto no fue encontrada en los catálogos consultados, ya que en la mayoría de los catálogos aparecen filigranas similares pero con estrellas encima de la mano y no una paloma. Foliación, signaturas y reclamos La Regla de la Hermandad de la Piedad tiene 39 folios en total. Se compone de 4 folios de papel delante, 28 de pergamino y 8 folios de papel detrás (contando las guardas volantes). Están foliados con números arábigos en la esquina superior derecha del recto de cada folio con tinta negra, pero parece ser que esa foliación es posterior a la creación del manuscrito, ya que se puede ver una foliación anterior en algunas hojas con tinta en un tono más claro. Aparecen foliados 31 folios, que son todos los de pergaminos más los 3 de papel que portan escritura. El número 10 en el foliado fue omitido, pasando directamente al 11 y repitiéndose éste en dos folios. No se observan marcas de signaturas ni reclamos, aunque eso no significa necesariamente que no existieran. Puede que el libro fuera guillotinado al elaborarse la posterior encuadernación y de esa forma estas marcas fueran borradas. Tintas La tinta usada en este manuscrito es principalmente la tinta negrasepia para todo el libro, de baja de pigmentación debido a la decoloración y muy diluida en algunas partes, sobre todo en los motivos ornamentales de final de hoja y en la nota de aprobación al final de las reglas. En tinta negra de más o menos intensidad aparecen también las notas marginales y las pruebas de pluma (probationes pennae). La iluminación del último bifolio en pergamino, que se trata de una cruz, ha sido trazada, sin embargo, con tinta roja y constituye la única excepción al uso de la tinta negra-sepia.

6 BALMACEDA, José Carlos. Acta VI “La filigrana de los tres círculos en la documentación malagueña del siglo XVIII”, en Actas del III Congreso Nacional de Historia del Papel en España, Valencia, 1999, p. 275.

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Organización material. (Formación de los cuadernillos) Tras la preparación del pergamino para convertirse en materia escriptoria, se procedía a la elaboración de los cuadernillos, elemento básico del códice. La tendencia natural del pergamino a contraerse, siguiendo el antiguo sentido de la piel en el animal, nos permite saber qué orientación tenían los folios en la piel de la res. En este caso, hay una tendencia a contraerse por las esquinas del corte de cabeza y de pie, lo cual parece indicar que el corte de cabeza y de pie guardaba el mismo sentido que el lomo del animal. El códice de pergamino se compone de 3 cuaterniones (cuadernillos de 4 bifolios) y un binión. En cuanto a las hojas de guarda, forman un ternión al principio y un quinión al final. Los folios de pergamino respetan la ley de Gregory7 empezando el primer cuadernillo por la cara de carne (pars munda). Parece que los cuadernillos de pergamino se compusieron todos en un mismo momento; sin embargo, el cuadernillo de papel fue añadido posteriormente. Composición de la página (“Mise en page”) Tras la composición de los cuadernillos, los artesanos realizaban la preparación de la página, con carácter previo a la copia del texto. La planificación de la página constituía una fase importante dentro del proceso de elaboración del códice. Antes de proceder a su confección material, había que tomar una serie de decisiones tendentes a crear un diseño adecuado para el tipo de manuscrito proyectado8. El fin último de esto era distribuir el espacio y adecuarlo al texto que se iba a copiar. El estudio de la “mise en page”9, también llamado “impaginación” dentro de la codicología, comprende el análisis de la estructuración de la página: las técnicas empleadas en su elaboración, la construcción de la 7 El erudito alemán Caspar René Gregory (1885) fue el primero en formular este principio técnico, que consiste en que los artesanos, para evitar que dos páginas contiguas tuviesen distinta coloración y calidad, componían los libros en pergamino de tal manera que una cara de carne estuviese frente a otra cara de carne y al pasar la hoja una cara de pelo estuviese frente a otra cara de pelo, así sucesivamente. 8 RUIZ GARCÍA, Elisa. Introducción a la Codicología, p. 179. 9 Es una expresión francesa, también usada por los codicólogos italianos, que define el resultado visual del proceso de colocación del rectángulo que contiene los signos gráficos en la superficie de la página de un libro. (Il libro Manoscritto. Introduzione alla Codicologia p.221)

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justificación, el picado y el pautado. Se ignora de quién dependía la elección de criterios y cómo se desarrollaba esa etapa previa, o si existían patrones que facilitasen la tarea. Pero lo que sí sabemos, gracias al estudio de los ejemplares, es que las técnicas empleadas en su fabricación y los resultados obtenidos eran producto de una meditación del espacio en función de unos fines perseguidos, relacionados con el carácter, contenido, funcionalidad del libro y contexto cultural, dentro del cual se tenían en cuenta factores como la legibilidad y la estética. a) La construcción de la justificación y el examen de las superficies armónicas. En los códices se puede observar que existe una proporción y correspondencia considerable entre las diversas partes que lo componen. Algunos especialistas han estudiado este fenómeno, pero el resultado no es aun concluyente. Todavía no se puede afirmar a ciencia cierta, si los artesanos del libro eran conscientes o no de los cánones estéticos que aplicaban, ya que no se puede verificar de manera generalizada en todos los manuscritos. Sabemos que desde la Alta Edad Media existían fórmulas geométricas para la preparación de las páginas, lo cual no significa que las personas dedicadas a la confección del libro tuviesen conocimientos matemáticos, sino que sabían aplicar determinadas fórmulas. Realmente, en los diseños de justificación, el artesano estaba condicionado a una forma determinada: el paralelogramo, que solía ser un cuadrado o un rectángulo más o menos alargado. Comprobando las dimensiones de los lados de cada figura geométrica rectangular y dividiéndolos entre ellos, se puede saber si se trata de una de las consideradas “superficies armónicas”. L. Gilissen propuso adoptar un margen de tolerancia del 2% para los respectivos cocientes10, ya que los artesanos podían haber tenido dificultades técnicas para realizar las mediciones y además los manuscritos podían haber sufrido variaciones a lo largo del tiempo. En el caso de éstas reglas de Hermandad de la Piedad, apunta a la posibilidad del empleo de un canon estético, tanto para la elaboración de los folios como para su “impaginación”. La página, de 230 x 170 mm, da 1.35 de coeficiente, lo que con el margen de error del 2%, nos indica que se trata de un Rectángulo de Pitágoras. La justificación, sin embargo, de 168 x 120 mm, da 1.4 de coeficiente, con el margen de error del 2%, daría como resultado un rectángulo proporcional: a x a √3. Aunque en algunos folios la justificación difiere 10 RUIZ GARCÍA, op. cit. p. 188.

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un poco, nunca baja de los 166 mm de altura11. La altura de la justificación no coincide con la anchura de la página por 2-3 mm. Esto es posible que sea debido a que no tenían instrumentos de precisión, como comentamos anteriormente, ya que lo lógico sería que coincidieran para que hubiera armonía entre las superficies de la justificación y la página, respondiendo al esquema básico del llamado “canon secreto”. Un canon que se usó mayormente para la confección de obras lujosas, por su imagen elegante y depurada12. La justificación se corresponde en este caso con la caja de escritura. b) El picado y el pautado El picado son los pinchazos (minúsculas señales sobre el material escritorio) que normalmente servían de guía para establecer el trazado de la caja de escritura y el pautado horizontal; aunque podían hacerse también para indicar el emplazamiento donde irían los nervios. Estas perforaciones a veces no se pueden apreciar por el investigador a menos que el manuscrito esté desmontado o pertenezcan a una encuadernación anterior. En estas Reglas de la Piedad, en concreto, no ser observan marcas de picado con respecto al pautado. Puede ser que las marcas fueran borradas por un recorte de los folios en la posterior encuadernación, barajándose también la posibilidad de que el pautado se hiciera directamente sin la referencia del picado. Sin embargo, sí se observan perforaciones hechas en algunas páginas en el margen interior, posiblemente con la punta de un compás, que no tienen que ver con el pautado. Éstas se ven sobre todo en los bifolios centrales de los cuadernos, lo que puede suponer que servían para indicar el emplazamiento por donde discurrían los nervios de la anterior encuadernación, ya que no coinciden con los puntos de cosido actuales. El pautado se trata del dibujo formado por la unión de líneas verticales y horizontales que se suele realizar en el recto de un folio y es simétrico en el verso por lo general. La técnica de pautado empleada fue la punta de plomo por la cara de carne (pars munda), en algunos folios parece incluso punta seca, ya que no se observan mucho las líneas del pautado. Las líneas maestras de la justificación aparecen repautadas en algunos folios por la cara de pelo (pars pili), como los folios 4 y 5 vuelto. En el folio 10 (puesto como 11) aparece la línea maestra superior doble por equivocación. En general las líneas maestras se aprecian de manera más nítida, ya que parece hecho con más intensidad. 11 Los algoritmos de las superficies armónicas los podemos encontrar en: op. cit. p. 189. 12 Por imitación fue también aplicado en la primera etapa de la tipografía.

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En cuanto al tipo de pautado, el diseño es simple, con la escritura a línea tirada. Este tipo de pautado con escritura a línea tirada va a ser el preferido en los códices humanísticos posteriores, pero se empleará ya en los últimos códices del periodo gótico. Las cajas de escritura constan de 23 renglones. La distancia proporcional entre renglones o unidad de pautado (UP) es de 7,5 mm. Para que esta distancia entre renglones fuera equidistante, se debía de conocer previamente la altura de la justificación. El sistema de pautado es el proceso seguido para obtener el trazado de un mismo tipo de rayado sobre todos los folios de un cuaderno. En función de la técnica empleada el diseño se realizará sobre una página, folio o bifolio, antes o después de plegar13. En este caso, se trata de un sistema simple, empleándose el mismo procedimiento para las líneas horizontales y verticales, regleteando bifolio a bifolio por la pars munda. La escrituración El texto comienza por debajo la primera línea horizontal, apoyándose en la primera línea rectora, al estilo gótico. Todo el texto de las reglas de la Hermandad parece escrito por una sola mano, utilizándose en este códice la escritura Gótica textual redonda. Se trata de una escritura rígida, reposada y compacta, con claro contraste entre trazos gruesos y finos. En España, la escritura gótica textual “redonda” se dio a partir de finales del siglo XIII y fue una escritura de contornos más redondeados y de un módulo más pequeño que la Gótica textual caligráfica. Estuvo reservada para libros ordinarios de buena factura. Consecuencia de su menor tendencia caligráfica fue la menor constancia en el ángulo de inclinación, la menor rigurosidad en la alineación de las letras y palabras y menor regularidad del trazado14. La escritura utilizada en la carta de aprobación de las reglas por parte del Provisor de Sevilla, es la humanística cursiva. La escritura humanística en general surgió a principios del siglo XV, cuando los humanistas iniciaron una gran reforma caligráfica fijándose en el antiguo modelo de la carolina. Sin embargo, en Castilla hubo tardanza en su aceptación. La humanística cursiva se trata de una derivación de las góticas cursivas, influidas fuertemente por la humanística redonda. El trazado de las letras es de ángulo oblicuo y las letras tienen tendencia a ir unidas. Las notas marginales también presentan escrituras diferentes, el texto 13 RUÍZ GARCÍA, op. cit., pp. 213. 14 ÁLVAREZ MÁRQUEZ, María del Carmen, “Escritura latina en la Plena y Baja Edad Media: la llamada “Gótica libraría” en España”, en Historia Instituciones Documentos Nº 12, año 1986, p. 400.

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escrito en las hojas de papel al final presenta una escritura gótica cursiva bastarda corriente. Foto 4

La primera mitad del s. XV fue un periodo de especial interés en el desarrollo de las cursivas góticas en la Corona de Castilla, en el que convivieron dos variantes de la escritura gótica cursiva, una de origen hispano y otra de origen francés, la llamada bastarda, que dieron lugar también a una intensa hibridación entre ellas y además, al ser cursivas, el factor personal tuvo una gran incidencia15. La ornamentación (decoración e ilustración del manuscrito)

Esto puede ser debido a que la Hermandad no tuvo suficiente dinero en ese momento para pagar un iluminador, o que fuera un momento convulso dentro de las Juntas de Gobierno de la Hermandad y pensaran dejarlo para un futuro, pero al final no se concluyó. Foto 2 La inicial del recto del primer folio es una “L”, que ocupa el tamaño de 5 renglones. Se trata de una letra hecha en tinta negra, con pequeñas ornamentaciones y un pájaro en el lado derecho. Posiblemente fue un añadido posterior hecho por algún lector, al ser una L capital hecha con una tinta un poco más clara que el resto y no concordar con las que se harían en un libro de estilo gótico. En el vuelto del folio 2 también aparece otra inicial, una “I”. Esta vez se trata de una inicial quebrada en tinta negra, a un solo color. Esta letra sobresale un poco de la caja de escritura, ocupando los márgenes parte de su floritura, ya que mide 3 cm de alto. Foto 3

a) Letras de aviso e iniciales ornadas Según se iba copiando el texto, los copistas iban dejando huecos en blanco, donde estaba planificado colocar una miniatura o una inicial por los iluminadores, que eran los encargados de la decoración del manuscrito. En esos huecos, el escriba iba dejando avisos técnicos, “letras de aviso”, para el iluminador. Se trataban de pequeñas letras indicándole lo que debía dibujar. En este caso, la mayoría de los huecos están en blanco y en algunos si aparecen letras de aviso, aunque puede que hayan sido escritas posteriormente para el seguimiento del texto. Sólo las primeras iniciales aparecen dibujadas en tinta negra, las demás iniciales no se terminaron de hacer, aparecen solo los huecos, como hemos dicho, lo que indica que el manuscrito no se terminó de decorar. 15 SANZ FUENTES, María Josefa “La escritura gótica documental en la Corona de Castilla” en Las escrituras góticas desde 1250 hasta la imprenta V Jornadas de la Sociedad Española de Ciencias y Técnicas Historiográfica. Universidad de Oviedo, 2010, p. 125.

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También aparecen algunas mayúsculas destacadas dentro del propio texto, por su tamaño y mayor ornamentación, pero igualmente en tinta negra, hechas por el mismo copista. 187

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b) Elementos decorativos adicionales En el manuscrito también aparecen calderones, que tenían la función de marcar párrafos, como elemento de puntuación. Podía presentar distintos dibujos, formas y adornos, lo que le daba también una función ornamental. En el caso de las reglas de la Hermandad de la Piedad, los calderones están hechos por el propio escribano con la misma tinta negra que usó para el texto. Hay dos tipos de calderones en todo el manuscrito: Unos rellenos por completo y otros dejando un hueco sin rellenar, de forma triangular (foto 3). También aparecen algunos remates de línea con motivos afiligranados que rellenan el espacio sobrante, quizás motivado por un horror vacui. En los márgenes inferiores de todas las páginas aparecen unas líneas para dar por concluido el texto de esa página en tinta negra-sepia, con unos bucles al principio y al final de la línea, una medida de seguridad habitual en los documentos notariales en forma de cuaderno que evitaba cualquier añadido o interpolación posterior. c) Iluminación En este manuscrito sólo aparece dibujada una cruz en tinta roja en el vuelto del último folio en pergamino, a plena página, cuyas medidas son 120 x 96 mm, ocupando 17 líneas de las 23 que aparecían pautadas. Parece que la cruz fue hecha por el mismo copista o por alguna persona que no tenía mucha práctica en ello, ya que la iluminación es muy pobre y a un solo color. (foto 4). Los añadidos correctores y uso posterior Se observan algunas correcciones hechas por el copista o corrector, borrando el anterior texto mediante raspado y escribiendo luego encima. En algunas ocasiones el raspado responde a una modificación posterior y no a un error. También existen correcciones o anotaciones marginales que fueron escritas por lectores posteriores, ya que corresponden a cinco manos diferentes y de diferentes épocas. Esto se puede apreciar por el tipo de letra, ya que como dijimos antes, hay notas en procesal y también en humanística. Incluso en el fol. 3 aparece la misma nota aclaratoria del título primero dos veces, escrita por dos manos diferentes, una en procesal y otra al lado en humanística. Es de suponer que lo hicieron así por si los siguientes lectores no entendían la escritura procesal. Además, los espacios en blanco, como las guardas eran usadas para otras anotaciones. A partir del siglo XVIII se difunde el cuidado por no 188

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escribir encima de los libros, pero anteriormente no fue así. A veces las anotaciones de carácter erudito o las correcciones los enriquecían, pero otras veces se reutilizaban los folios en blanco para anotar cosas diversas, ya que el papel escaseaba y era más fácil de conservar en los libros que en papel suelto. En los márgenes superiores de algunos folios, aparecen pruebas de pluma (probationne pennae), en forma de garabatos. Las últimas hojas de papel fueron usadas para escribir sobre el oficio de los visitadores y de diferentes diputados de tramo de la Cofradía como hemos dicho, pero luego estos apartados aparecen tachados (foto 4). La encuadernación a) El cosido de los cuadernos y la fijación de las tapas. El último paso en la elaboración de un códice era encuadernarlo, es decir, unir los cuadernos y dotarlos de un revestimiento sólido y resistente que garantizase su protección y conservación. Primero se cosían los cuadernos, a veces se perforaba el pliegue antes de coser y otras veces se cosían directamente. El análisis de estas perforaciones nos puede ayudar a saber si el libro sufrió posteriores encuadernaciones o manipulaciones. En este caso, no se puede analizar bien las perforaciones, ya que no hemos desmontado el libro. Lo que si podemos suponer es que el cosido no es el original, sino otro un poco posterior, porque se observan diferentes perforaciones en distintos sitios al del cosido actual. Los cuadernillos presentan un cosido sobre cuatro nervios. El cosido de las reglas de la Hermandad de la Piedad parece que se efectuó sobre un sistema de nervios simples; esto es una forma de cosido donde un único hilo recorre todo el lomo por el interior de cada cuaderno, saliendo por cada orificio de costura para enrollarse alrededor del nervio correspondiente y volver entrar después en el mismo cuaderno16. Los nervios simples estaban formados por una sola tira o correa de cuero más o menos larga. Una vez ensamblados los cuadernillos se cosían las cabezadas, piezas de refuerzo efectuadas con uno o más hilos independientes del hilo de cosido, en ocasiones de colores, sobre un nervio suplementario, en cada uno de los extremos del lomo del libro. Su función era tanto de refuerzo para los extremos como decorativa. En este manuscrito se observan pequeñas cabezadas simples de color azul. 16 OSTOS SALCEDO, Pilar, PARDO RODRÍGUEZ, Mª Luisa y RODRÍGUEZ DÍAZ, Elena E., Vocabulario de Codicología. Madrid, Ed. Arco/Libros, 1997, p. 161.

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Tras coser los cuadernillos a los nervios, éstos se fijaban a las tapas. Antes convenía trabajar bien el lomo, porque era algo que aseguraba la calidad de la encuadernación. Las distintas acciones para tratar el lomo se conocen como enlomado. A veces se ponían refuerzos en los lomos para darle mayor consistencia. Podía hacerse con tiras de pergamino o de papel llamadas lomeras, como parece ser el caso de este manuscrito, en el que se pueden observar, a través de un pequeño hueco entre las tapas y el libro que el lomo tiene un refuerzo hecho con tiras de papel. En este caso se observan cuatro nervios aparentes, estos penetraban por encima de la tapa, desde fuera hacia dentro, lo que hacía que a veces se notaran tras poner el forro. Los nervios aparentes empiezan a utilizarse en Europa a partir del siglo XIV (en Castilla en el XV). Los nervios que no eran aparentes se llamaban nervios ocultos, su recorrido era desde dentro hacia afuera y por los cantos del libro, lo que hacía que el lomo se viera casi liso. En las contratapas delantera y trasera podemos ver las guardas pegadas, que servían de unión entre el cuerpo del libro y la cubierta y tapaban los restos de los nervios, llamados tirantes. b) La cubierta Se trata de una encuadernación con cubiertas en piel. Este tipo de encuadernación es la más rica y elegante, aplicable a todo libro de valor y de arte. Las tapas en este caso están elaboradas con hojas recicladas de papel impreso pegadas entre sí, formando un cartón, cosa que se puede ver ya que la piel está un poco levantada. Foto 5 El cartón está forrado en cuero con la decoración estampada a rueda en seco (gofrada) y hierros sueltos. La decoración es a bandas con motivos geométricos, haciendo una orla rectangular alrededor de toda la tapa y luego un rombo centrado en su interior. Para los motivos hechos con hierros sueltos, en cada esquina de cada triángulo formado y en el centro, se eligieron elementos vegetales. Este es un tipo de encuadernación de inspiración renacentista. (foto 5). 190

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En cada tapa se puede observar unos pequeños agujeritos con un trozo pequeño de piel incrustado, lo que indica que hubo algún tipo de cierre con tiras de piel, posiblemente manecillas, pero se han perdido. Los cortes del códice están coloreados de rojo, lo más común es que se hiciera con anilina roja. 2.4. Estado de conservación. Podemos decir que el estado de conservación de las reglas de la Hermandad de la Piedad, tanto de la cubierta como del bloque textual, es bueno. Los factores causantes de la degradación que han alterado el estado de conservación del manuscrito son de carácter tanto ambiental como orgánico, aunque también se puede señalar que su degradación es debida sobre todo al uso reiterado del ejemplar. En la cubierta exterior se observa que la piel está raspada en algunas zonas, sobre todo en la parte central de las tapas, seguramente causado por el roce con otros libros (Foto 5). Hay desgaste de la piel en las esquinas y en el lomo, sobre todo en la zona inferior, donde la piel aparece cuarteada y más reseca. Es normal que la zona del lomo sea la más degradada, porque es la zona más expuesta de toda la cubierta y la que más movimiento recibe al abrir y cerrar el libro. Se pueden ver algunas manchas blancas, en la parte superior izquierda de la tapa trasera de origen desconocido. En la contratapa trasera se pueden observar agujeritos hechos por algún tipo de insecto y pequeñas galerías en la esquina inferior derecha, causadas seguramente por las larvas de carcoma. La carcoma es un parásito que pone sus huevos entre los huecos de los libros y cuando nacen, las larvas se van comiendo parte de la celulosa hasta desarrollarse completamente, transformándose primero en pupas y finalmente en adultos. Además de todo esto se puede ver que el códice ha acumulado suciedad y polvo a lo largo del tiempo. Pasando al bloque textual, podemos decir que las hojas, tanto las de papel como las de pergamino, están bien conservadas. Las hojas de las guardas son de papel artesanal, ya que se observan las marcas de los puntizones y corondeles, además de las filigranas. Este tipo de papel presenta un alto contenido en celulosa y baja acidez, lo que lo hace bastante estable. Algunas hojas de papel de las guardas, aparecen medio sueltas del cosido. La última hoja de papel de la parte delantera aparece despegada del libro casi completamente, sólo sujeta por la costura central. Los últimos folios escritos en papel, en concreto los folios 29, 30 y 31, parece que fueron añadidos tras la encuadernación, ya que aparecen pegados mediante un sistema de pestañas al resto de las guardas. Las guardas presentan manchas de origen diverso. Algunas son de grasa y suciedad en general. Otras son de tinta roja corrida por la pintura de 191

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los cortes que han manchado el interior de las hojas. También hay manchas de óxido causadas probablemente por el uso de clips o algunos elementos metálicos, ya que se presentan como rayitas y algunas incluso han perforado el papel. Además están las manchas causadas por el pegamento de la guarda pegada en hojas posteriores a ésta. Las hojas de pergamino presentan síntomas de sequedad, ya que algunas están algo contraídas por la pérdida de la humedad acumulada. Los pergaminos son un material higroscópico, por lo que se contraen o se dilatan según la cantidad de humedad en el ambiente, y como consecuencia forman ondulaciones o arrugas. Éste se trata de un pergamino de calidad ordinaria. En algunas hojas se observan las raíces del pelo del animal y en otras se ven diferentes manchas de coloración en la piel. En el folio 11 (10 en realidad) se ve una marca causada por una picadura sobre la piel del animal que no terminó de cicatrizar, este es un defecto de la piel anterior a la elaboración del pergamino, al igual que las marcas de estrías que se observan en otros folios y algunas otras arrugas, como las que se ven en los folios 20, 22 y 23. En general las hojas de pergamino están bien conservadas pero tienen manchas de suciedad, óxido y manchas de tinta. También se observan manchas en el borde interior de muchas hojas que son como pequeños granulitos rojizos; posiblemente se trate de restos dejados por la degradación de las mismas tintas. En cuanto a la iluminación, la tinta roja de la cruz ha dejado un pequeño reborde de mancha de aceite, debido a que la tinta tendría algún componente aceitoso. 3. Reglas de la Hermandad de la Transfixión y Soledad 3.1. Datos de identificación del manuscrito. • • • •

Lugar de depósito: Archivo Municipal de Jerez de la Frontera. Signatura: A.H.R. C.3 nº 86 Contenido: Reglas de la Hermandad de la Transfixión y Soledad del convento de San Francisco de Jerez de la Frontera. Datación y procedencia: 1564, mayo, 6. Jerez de la Frontera.

3.2. Breve reseña histórica de las Reglas y de la Cofradía La Hermandad se fundó el 6 de mayo de 1564, y en el íncipit de las reglas se puede leer: “Hermandad y Cofradía de la Transfixión y Soledad de Nuestra Señora la Virgen María, situada en el Monasterio y Convento de los frailes mínimos de la Orden del Bienaventurado San Francisco de Paula, extramuros de esta ciudad de Jerez de la Frontera”. Este monasterio, con el nombre de Virgen de la Victoria, se funda en el 192

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año 1543 y estaba situado entre las calles Por-vera y Ancha, frente a una esquina de la muralla del antiguo Jerez donde estaba la torre albarrana. Estos monjes veneraban tanto a la Virgen de la Victoria como a la de la Soledad, ya que en numerosos monasterios se hallarán cofradías erigidas bajo el título de Soledad. Es de señalar que el título osciló en su exacta denominación, y así, en otras partes de las Reglas se puede leer: cofradía “de la Transfixión y Soledad y Entierro de Cristo”, refiriéndose la primera parte de este título a la Virgen, como aparece al principio. Por tanto esta cofradía tuvo dos titulares, la Trasfixión y Soledad de la Virgen y el Entierro de Cristo. Aunque esta hermandad será mayormente una cofradía mariana, cargando la atención en la advocación de “Soledad” y dejando posteriormente la advocación de “Transfixión” en el olvido. Sus reglas son presentadas a los licenciados Juan de Ovando, canónigo y provisor de la Iglesia de Sevilla, y Fernando de Valdés, arzobispo de Sevilla, que las aprueban en la fecha antes mencionada. Esta cofradía tendrá un profundo espíritu de piedad y devoción, estableciendo en sus reglas un programa de cultos que incluía varias celebraciones a lo largo del año17. Los numerosos cargos dentro del organigrama de esta hermandad, que se citan también en las reglas, se elegían en el cabildo que se celebraba ocho días antes de la festividad de la Transfixión, el primer domingo después de la Pascua de los Reyes. La procesión de penitencia se describe en el capítulo X y siguientes de las reglas, donde se puede ver que tenía una organización ordenada y solemne. Antes de la salida, los cofrades debían ir confesados y comulgados. Tanto los hermanos de luz como los de sangre vestían túnicas negras con el escudo de la cofradía, un cordón para ceñirla y escapulario, imitando el hábito de los mínimos. Casi todos los componentes iban descalzos o con unas sencillas alpargatas. Además, los componentes del cortejo debían llevar una completa rigidez penitencial, bajo pena de sanción en el caso de no realizarse adecuadamente. La procesión salía a las seis de la tarde y se recogía a la media noche. Esta procesión, con el paso del tiempo, cerraría los desfiles procesionales de la Semana Santa de Jerez, pues se entendía que representaba el misterio posterior al entierro de Cristo. Otra característica por la que se conoció esta cofradía, fue la obra de misericordia de recogida de cadáveres para darles cristiana sepultura, y la asistencia a los ajusticiamientos. El texto de las reglas comienza con el íncipit en la primera página, luego se encuentra la ilustración y después un índice de los treinta capítulos que componen la obra. Tras el índice comienza el texto, que termina con la aprobación del provisor de Sevilla. Luego aparece otro escrito añadido posteriormente que lo podríamos calificar de un borrador y otras anotaciones. 17 REPETTO BETES, op. cit., p. 256.

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3.3. Análisis codicológico Dimensiones y formato El manuscrito mide 205 mm. por 146 mm. Aunque hay una pequeña diferencia de unos milímetros entre unas hojas y otras. El formato de los folios de papel es in cuarto. Esto lo podemos saber porque la filigrana aparece en el centro del plegado de los bifolios, cortada por la mitad en cada folio y con el dibujo acostado. Como dijimos, el plegado es lo que proporciona el formato. El tipo de plegado in cuarto consiste en dos dobleces sucesivos de la hoja por el medio, lo cual origina un binión. Análisis del soporte El pergamino usado en este manuscrito es un poco más grueso que el de la Piedad. La diferencia entre una y otra cara del pergamino es notoria: La cara de pelo es de un amarillo oscuro tirando a ocre, mientras que la cara de carne de un color amarillento más claro tirando a grisáceo. La calidad del pergamino es ordinaria. No se trata de un pergamino de gran calidad, ya que se pueden observar los poros, estrías, arrugas y cortes de la piel. El papel utilizado en las guardas es un papel artesanal occidental, en el que se pueden ver tanto los puntizones como los corondeles. También se puede ver la marca de la filigrana del fabricante en algunos folios. La filigrana que presenta se trata también, como una de las del anterior manuscrito analizado, de una filigrana de tres círculos. Ésta en concreto presenta una corona de tres puntas, terminadas a su vez cada una de ellas en otras tres puntas, encima de los círculos. En el interior del círculo superior aparece una cruz, la misma, con los brazos terminados en tres puntas, que aparecía encima de los círculos en la filigrana de las reglas de La Piedad. En el círculo del centro se ven las siglas IGM, que pertenecerían al nombre del fabricante o al lugar del molino papelero. El último círculo no incluye nada en su interior. La filigrana aparece dividida en los folios, de modo que en algunos aparece solo la parte superior y en otros la inferior. Esto es debido al tipo de plegado que se le dio al folio de papel al hacer Foto 6 el cuaderno, como antes hemos hablado. Así, en el 2º folio de las guardas delanteras aparece la parte superior de la filigrana en el corte del folio con la encuadernación, mientras que en el 5º folio aparece 194

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la continuación de la parte inferior. Igual ocurre con el 7º folio delantero y el de la guarda pegada, ya que los dos componen un mismo bifolio con la filigrana dividida por la mitad. En las guardas traseras, la filigrana aparece en los dos bifolios centrales del cuaderno, 3º, 4º, 5º y 6º folios de papel de las contraguardas. Foliación, signaturas y reclamos. El manuscrito de las reglas de la Hermandad de la Trasfixión y Soledad se compone de 25 folios de pergamino, 7 de papel delante y 7 detrás. En total son 39 folios. El códice presenta dos tipos de foliado: - Uno en números romanos en tinta roja, que parece ser la numeración original, contemporánea a la elaboración del manuscrito, situada en el ángulo superior derecho del recto de cada folio. Esta foliación empieza en el quinto folio de pergamino y no en el primero, quizás debido a que preferían contar a partir del primer capítulo, ya que primero está la ilustración y luego el índice. - La segunda foliación utiliza dígitos arábigos a tinta negra-sepia, y empieza a numerar desde el primer folio en pergamino hasta el último en pergamino (que parece ser la primitiva contracubierta), por lo que no respeta la numeración original. Esta numeración es más tardía y se encuentra un poco más arriba y a la izquierda de la original. No se observan signaturas, pero sí reclamos. En este manuscrito aparece un reclamo por cuadernillo, en el final del primer y segundo cuaderno, en la parte inferior derecha del vuelto del último folio de cada Foto 7 uno. Están situados en posición horizontal, escritos en el mismo tipo de letra y misma tinta que el resto del texto. El reclamo de la última hoja del primer cuaderno es la palabra abreviada “Cap.”, ya que el siguiente cuaderno empieza por el Cap. VII y se encuentra a 38 mm. del borde interior del folio y a 20 mm. del borde inferior. El segundo reclamo se trata de la sílaba “dre” entre una especie de comillas, que se refiere a la palabra “madre” y se encuentra a 22 mm. del borde interior del folio y a 21 mm. del inferior. 195

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Tintas La tinta utilizada para el texto de este códice es la negra-sepia de baja pigmentación. Igualmente se usa para las notas posteriores, y un poco más clara para la aprobación del provisor de Sevilla. La tinta a color rojo se empleó para escribir las iniciales de los capítulos, los calderones y la foliación original. Además hay tintas azules y verdes, utilizadas para pintar la ilustración que aparece al principio del manuscrito. Aparte de estas tintas, en la ilustración se puede observar que había otros colores, incluyendo el negro, pero no se distinguen muy bien, ya que están un poco borradas por algunas zonas. Organización material (formación de los cuadernillos) Este manuscrito se compone de un total de 3 cuaterniones de pergamino, el primero con el primer folio mutilado, y un bifolio suelto. Los cuadernillos de papel, tanto delante como detrás, son también cuaterniones, con la primera hoja y la última formando las contracubiertas anterior y posterior. Los folios respetan la Ley de Gregory, empezando en este caso por la cara de pelo (pars pili), que era la cara más oscura, ya que el primer folio aparece mutilado, por lo que en su origen empezaría por la cara de carne (pars munda), alternando sucesivamente los bifolios yuxtapuestos por la misma cara. Los demás cuadernillos, sin embargo, empiezan por la cara de carne. El sentido de la piel de pergamino en los cuadernos parece que es en vertical respecto a cómo se encontraba en el lomo del animal, ya que hay una tendencia a contraerse por las esquinas del corte de cabeza y de pie. En cuanto al sistema de plegado, es muy difícil establecer a ciencia cierta el método utilizado debido a que no se puede apreciar con claridad cuantos bifolios provenían de una misma piel. Por otra parte, parece que la composición de los cuadernillos de pergamino se realizó en una misma vez, aunque luego se mutilaron y añadieron en su lugar algunos folios mediante pestañas; además tras la reencuadernación se añadieron las guardas de papel. Composición de la página Como hemos explicado antes, se trata de la preparación de la página previa a la disposición del texto. Tres son los elementos que intervienen en esa estructuración de la página con vistas a fijar el espacio que va a recibir el texto, de los que vamos a hablar ahora mismo: la construcción de la justificación, el picado y el pautado. 196

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a) La construcción de la justificación y el examen de las superficies armónicas. Tanto la justificación como los folios presentan en este códice unas superficies armónicas. Las hojas miden 205 mm. de alto x 146 mm. de ancho, lo que con el margen de error del 2% propuesto por Gillissen, dadas las eventuales variaciones de los soportes con el paso del tiempo y las dificultades de medición en su época, daría lugar a un rectángulo proporcional a x a √3, ya que el cociente de dividir el lado mayor por el lado menor de la hoja es de 1,404. En cuanto a la justificación, las medidas son 158 x 105 mm, dando un coeficiente de 1,504, que con el margen de error del 2% daría lugar a un doble rectángulo de Pitágoras. b) El picado y el pautado Se observan algunas perforaciones hechas como a punta de compás o de cuchillo, en algunos casos, en el margen interior. Seguramente estén hechas en relación a la encuadernación, ya que en algunos casos no coinciden con las líneas de pautado, y da la sensación de que éste se hizo sin la referencia del picado, o que sí hubo pero las marcas fueron borradas con el guillotinado de los folios en la reencuadernación. Las perforaciones tampoco coinciden con los puntos de cosido actuales, pero posiblemente se refieran a una encuadernación anterior, ya que se puede observar que la que conserva no es la primigenia. El sistema de perforación que sigue este manuscrito consiste en perforar dos bifolios de los cuatro que componen el cuadernillo y luego aplicarlos sobre los dos bifolios restantes. Este sistema sería el 4º de los ocho tipos de sistemas planteados por Jones18. En cuanto al pautado, primero se marcaban las líneas directrices de la justificación y luego las líneas horizontales. La técnica empleada en este caso es a color en tinta rojiza, a veces rosácea por estar algo más aguada. Algunos folios se puede observar que han sido retocados a posteriori, y existe un repautado que parece hecho con lápiz de plomo. En otros folios que parecen añadidos posteriormente, la tinta es más rojiza que en los demás, como en el folio 7. En el primer folio del índice también se observa un repautado en tinta roja. El tipo de pautado, es en este caso un diseño simple, con dos líneas maestras horizontales en el margen superior en la mayoría de los folios y con escritura a línea tirada o plena página. La mayoría de las páginas constan de 20 renglones. La distancia proporcional entre renglones (UP) es de 7 u 8 mm., dependiendo del folio, ya que algunos parecen añadidos posteriormente a 18 RUÍZ GARCÍA, op. cit. p. 200.

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los de la confección original. El sistema de pautado, o manera en según la cual se ejecuta dicho pautado, también es simple, marcándose en los folios por la cara de carne, aunque algunas veces también por la cara de pelo, antes de copiar el texto. La escrituración El texto comienza por debajo de la primera línea horizontal, pero está escrito entre líneas, sin apoyarse en ninguna. La escritura usada en este manuscrito es gótica textual redonda, con algunos elementos de humanística como la “a” sin copete (foto 7). Parece que el texto fue escrito por dos manos diferentes, ya que en algunas hojas se observa la tinta de escritura más clara y unas letras menos gruesas. La que aparece en la aprobación de las reglas se trata de una escritura gótica cursiva. El escrito que aparece tras la aprobación, que consiste en una especie de minuta de una carta, utiliza ya un tipo de escritura humanística corriente poco caligráfica. Se trata de un texto mucho más actual que los anteriores. En los folios de guarda de papel también hay una anotación a lápiz que presenta una escritura actual. Finalmente, señalar que las notas marginales que aparecen están escritas en humanística cursiva y en procesal. La ornamentación (decoración e ilustración del manuscrito) a) Las iniciales ornamentadas En estas reglas de la Hermandad de la Trasfixión y Soledad no se observan notas de aviso. Esto puede ser debido a que han sido borradas o a que las mismas iniciales las hayan borrado, ya que en este manuscrito aparecen todas dibujadas. Este códice presenta dos tipos de iniciales: - La situada en el íncipit19, se trata de una inicial quebrada en tinta negra, que destaca sobre todo por su gran tamaño en comparación con las demás letras. Es una “R” mayúscula, encajada dentro del texto, pero que sobresale por arriba. Presenta unas dimensiones de 35mm alto x 30 ancho. - Las demás iniciales de este códice, son todas monócromas rellenas de rojo, sin presentar mayor decoración. Simplemente son letras capitulares de un módulo mayor que el resto del texto (suelen ocupar tres cajas de renglones), encajadas en el mismo y destacadas en tinta roja (foto 7). 19 Así se le llama a la fórmula de inicio de un texto, que hacía las veces de “portada”, ya que solía tener una composición destacada con decoración y una escritura más elaborada.

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b) Elementos decorativos adicionales Se pueden encontrar en el texto algunos signos de puntuación destacados, como los calderones rellenos de rojo. Todos los títulos de los capítulos comienzan por un calderón destacado en este color. La forma predominante es la que se asemeja a una C mayúscula con cedilla, con la panza rellena y cortada por una línea (foto 7). También se encuentran destacados en rojo los números romanos de la foliación original, y los que aparecen en el índice indicando los folios en que empieza cada capítulo. No aparecen sin embargo decoraciones marginales. c) Ilustración En este manuscrito solo hay una ilustración heráldica en el vuelto del primer folio de pergamino a plena página. En ella aparece, en la parte superior y sobre fondo azul, un escudo que ocupa más de media página. Este escudo, de forma irregular, sin timbre y con orla, presenta el campo en sinople o verde y sin partición. En su interior se encuentra una cruz rellena de tinta negra con motivos geométricos y en la parte inferior de ésta un corazón relleno del mismo color con líneas horizontales en blanco. A ambos lados de la cruz se encuentran dos leyendas en letras capitales negras, bajo fondo en blanco dentro de un recuadre: a la diestra, las letras “IHS”, es decir, la tradicional abreviatura o nomina sacra de Jesús “IESUS”, y a la siniestra las letras “MA.” que suponemos se refieren a la Virgen María. Debajo del escudo se pueden ver dos personas algo borrosas, arrodilladas una en frenFoto 8 te de la otra portando algo en las manos; suponemos que se trata de Juan de Ovando entregando el libro de las reglas a Fernando de Valdés, que porta el capelo cardenalicio en la mano, para su aprobación. En el fondo de la ilustración se observa un mosaico de rombos con círculos en el centro hechos a tinta negra y luego todo coloreado en tinta azul, imitando quizás a una tela. En el margen superior de la ilustración también aparecen pintadas unas líneas oblicuas pintadas en tinta roja y verde, pero se ven bastante descoloridas (foto 8). 199

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Los añadidos correctores y uso posterior En el manuscrito se pueden ver algunas correcciones de texto mediante raspado en el primer renglón de la página 17 “ma-dre n. Sª.”, y en el cuarto renglón de la página 22, en la palabra “mayordomo”. Además de estas correcciones, aparecen algunas notas marginales relacionadas con el propio texto. Dentro de estas notas marginales, estarían las llamadas “manículas”, dibujos con forma de mano con el dedo índice levantado que señalaba una parte del texto, a veces dibujando incluso parte del brazo. Arriba de estas “manículas” se encuentra a veces la palabra “ojo”, otras veces aparece la palabra sola; se trata de una forma de nota o signo de reenvío que se empezó a utilizar a partir del siglo XV para indicar un apartado importante en el texto o remitir a otra nota, podía estar hecha por lectores posteriores o por el propio copista (foto 9). En cuanto al uso posterior, en el último bifolio de pergamino, que parece ser que se trataba de la contracubierta posterior en la encuadernación original, hay escrito un borrador de un documento, y también otra anotación más pequeña en el verso del primer folio de papel tras los de pergamino. Se trata de anotaciones que no tienen nada que ver con el contenido del libro, ya que como dijimos en esa época se aprovechaban las hojas en blanco de los manuscritos para anotar cualquier cosa importante, incluidos documentos o partes de documentos que no se quisiera perder. La encuadernación a) El cosido de los cuadernos y la fijación de las tapas La encuadernación de este manuscrito no es la original, sino una reencuadernación. Esto lo podemos saber porque se ve el picado de la anterior encuadernación, sobre todo en el último bifolio en pergamino, que tenía el doblez anterior en otro lugar. Pero no podemos analizar las perforaciones de la encuadernación actual, ya que no podemos desmontar el libro. Los cuadernos presentan un cosido con hilo muy grueso sobre cuatro nervios simples de piel. A su vez se observa que tiene dos nervios suplementarios de refuerzo arriba y abajo, estos son las cadenetas. Sobre ellas están las cabezadas del libro. Éstas en concreto son cabezadas primarias cosidas sin hilos de colores, pero normalmente sí los tenían. El siguiente paso era meter el libro en tapas. Los restos de los nervios (tirantes) se metían por dentro de la tapa varias veces para sujetar la tapa al cuerpo del libro y las hojas de guarda que se pegaban a la contratapa, servían de unión entre ésta y los cuadernillos. En este manuscrito, como en el anterior analizado, se puede observar, por el hueco que hay entre las tapas y los cuadernillos que el lomo lleva 200

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lomeras, tiras interiores de refuerzo hechas de papel. Asimismo, se puede observar que este manuscrito presenta nervios aparentes. b) La cubierta La cubierta de estas reglas de la Hermandad de la Trasfixión y Soledad es casi idéntica a las de la Hermandad de la Piedad. Se trata de una encuadernación con cubiertas en piel. Debajo de la piel lo que hay son tapas de cartón hecho con papel reciclado, ya que se ve que está escrito por debajo de la guarda pegada; pero esta escritura parece hecha a mano con pluma, con lo cual también puede darse el caso de que cogieran un cartón en el que simplemente hubieran escrito antes, por pertenecer a otra encuadernación, y lo reutilizaran. La decoración de la piel es prácticamente idéntica a la anterior, excepto por la falta de algunos motivos hechos con hierros sueltos en forma de cruz y porque el lomo presenta una ornamentado con seis hierros sueltos (fotos 10 y 11). En cada tapa de este códice se pueden ver igualmente dos pequeños trozos de piel incrustada que indican que anteriormente habría tenido un cierre con tiras de piel, pero éstas han sido cortadas. Los cortes frontales, superior e inferior del libro están pintados de rojo para darle mayor vistosidad al manuscrito. 3.4. Estado de conservación. El estado de conservación del manuscrito de las reglas de la Hermandad de la Trasfixión y Soledad es bueno en general. Las alteraciones que podemos observar tanto en la cubierta como en el cuerpo del libro, han sido causadas principalmente por factores ambientales y orgánicos, incluyendo el deterioro causado por el uso. El estado de la encuadernación es bueno, ya que no se trata de la encuadernación primigenia. En la cubierta se puede observar que hay trozos de piel raspada y arañada en algunos sitios, causados probablemente por el uso y el roce con otros libros a la hora de guardarlo. Hay un desgaste de la piel más notable en la parte superior de la tapa trasera y en el lomo del libro. En el lomo se observa sobre todo un severo agrietamiento de la piel, causado por la sequedad de la misma y el uso (fotos 10 y 11). También se observan manchas de origen desconocido, de suciedad y huellas de insectos en la cubierta.

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Foto 10

Foto 11

En el interior, el estado de conservación de las hojas es también bueno en general. Las hojas de guardas son de papel artesanal, este tipo de papel se solía hacer con paños, por eso su composición tenía un alto grado de celulosa y no mucha acidez, lo que hace que este tipo de papel sea bastante resistente. En la parte superior de todas las hojas de guarda se ven manchas de humedad; también se ven pequeñas manchas de óxido, que parecen hechas con un clip, y manchas de suciedad diversa. En la primera guarda volante, donde escribieron la antigua signatura del libro, la tinta ha corroído el papel. En la segunda hoja de guarda se puede observar una mancha, causada por una gota de tinta que ha traspasado a la primera y tercera hoja. Las tintas que causan la oxidación del soporte y pueden llegar a provocar su perforación a largo plazo son las tintas metaloácidas, debido a que están compuestas, como su propio nombre indica, por un colorante a base de metal y un compuesto ácido que actúa como oxidante y mordiente, quemando el papel. La tinta roja con la que se ha pintado el frente canal y los cortes del libro manchó por el borde el interior de las hojas. En cuanto a las hojas de pergamino, podemos decir que parecen tener menos síntomas de sequedad que la del anterior manuscrito, porque están menos contraídas. Se observa una primera hoja de pergamino mutilada, 202

de la que solo se ve una pestaña, que posiblemente fuera la hoja de guarda de la encuadernación original. En la primera hoja de pergamino actual, la ilustración pintada en el vuelto del folio se transparenta en el recto, porque los colores han calado un poco; esto puede ser debido a que las tintas tenían componentes ácidos o aglutinantes como la goma arábiga que tuvieran una base aceitosa, lo que haría que la tinta calara en el pergamino. Asimismo, en el primer folio se observan cortes en los bordes del pergamino, estos daños se pudieron haber producido a la hora de confeccionar el cuaderno. La ilustración del vuelto del primer folio no se ha conservado muy bien. Las diferentes tintas de colores usadas han reaccionado de varios modos: la tinta verde del escudo ha ido formando un craquelado. Y la zona inferior de la ilustración se ha descamado y emborronado, perdiéndose parte del dibujo. En el margen superior parece que la tinta se he ido borrando debido a la humedad y ha manchado las dos hojas siguientes. Además tinta usada en la cara de la figura derecha ha causado brillos; esto se produce sobre todo por la intensidad de los aglutinantes (foto 8). En algunos folios de pergamino aparecen alabeos, que son arrugas u ondulaciones que se producen por lo general por un secado irregular a la hora de elaborar el pergamino, por variaciones de las condiciones ambientales o por incorrectos sistemas de montaje20. También se observan algunos defectos de la piel anteriores a la elaboración del pergamino, como picaduras de insecto no cicatrizadas, estrías y manchas, además se pueden apreciar los poros. En el folio 22 falta un trozo de piel en el corte exterior, debido a que al cortar el pergamino para la confección de los bifolios, la piel ha sido apurada al máximo. En los bordes del 2º, 3er, y 4º folio de pergamino se ven manchas de óxido causadas por un clip, al igual que en las hojas de guarda. En el vuelto del folio 13 y el folio 14 hay algunas manchas de tinta. También se ven otras manchas en los bordes de algunas hojas. El último folio del tercer cuadernillo fue mutilado, ya que solo aparece una pestaña en su lugar, sin embargo el escrito de aprobación continua en el siguiente, por lo que debió de ser cortado antes de escribir dicho texto o debido a una equivocación en la misma que requiriera dicha solución. En ese mismo escrito, en la parte superior del folio 24 aparece un borrón de tinta, como si hubieran escrito algo antes de escribir la carta y después lo hubieran borrado para escribir encima. El último singulión está hecho con un pergamino de menos calidad porque es de textura más rugosa, con manchas y marcas de picadura en la piel. Además presenta varios dobleces verticales en el corte exterior y arrugas producidas probablemente por su uso en la anterior encuader20 MC CLEARY, John y CRESPO, Luis. El cuidado de libros y documentos. Clan editorial, Madrid, 2001, p. 201.

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nación como hojas de guarda; asimismo se ve que antes tenía el plegado del bifolio unos centímetros más a la derecha, ya que ahí se observan las marcas del doblez y el anterior cosido. 4. Reglas de la Hermandad de las Cinco Llagas 4.1. Datos de identificación del manuscrito. • • •

Lugar de depósito: Archivo Municipal de Jerez de la Frontera Signatura: A.H.R. C.3 nº 84 Contenido: Reglamento y regla de la Cofradía de las Cinco Llagas de San Francisco. • Datación y procedencia: 1564, mayo, 6. Jerez de la Frontera. Encuadernación de 1890. 4.2. Breve reseña histórica de las Reglas y de la Cofradía. Las reglas de la Hermandad de las Cinco Llagas fueron presentadas el 22 de abril de 1561. Pero sin embargo, no se aprobaron hasta el 6 de mayo de 1564 por el provisor Juan de Ovando, en la misma fecha en la que fue aprobada también las reglas de la Soledad. La primera noticia que se tiene de la existencia de esta Hermandad es la reunión en cabildo y designación de un grupo de hermanos, altas personalidades de la ciudad, para redactar las reglas, asesorados por el religioso franciscano P. Luis de Orozco, por entonces guardián del Convento de San Francisco, que se encargará del prólogo. Como tantas otras, su existencia precedió a su legalización, aunque la autoridad eclesiástica nunca le reconocería una antigüedad mayor que la de su fecha de aprobación21. Los redactores de las reglas fueron diez hermanos, algunos de ellos pertenecientes a la aristocracia jerezana. Dos tenían cargo conocido en la Cofradía: don García de Ávila, perteneciente a la ilustre familia de los Ávila o Dávila, administrador, y Jerónimo Moreno, escribano. Esta hermandad no sólo se funda en el Convento de San Francisco, sino que responde a la espiritualidad franciscana, teniendo como título una de las concesiones más notables de la clásica devoción franciscana a la Pasión del Señor: la devoción a las Cinco Llagas de Cristo22. Los franciscanos se distinguían también por su espíritu penitencial, de ahí que se considere la Orden Franciscana como cuna principal de las cofradías de Semana Santa. En las reglas se describe el modo en que se realizaba la procesión de penitencia. Su salida se producía el Jueves Santo por la noche, compuesta 21 REPETTO BETES, op. cit., p. 230. 22 Ibid. p. 230.

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por hermanos de luz y hermanos de disciplina o sangre, que desfilaban con hábitos de color blanco. Junto con los hermanos formaban el cortejo el estandarte de la corporación, dos crucifijos grandes y una Virgen de Esperanza. Más tarde, se añadirá un capítulo a las reglas, donde se cambió el día de salida al del Viernes Santo, a las cuatro o las cinco de la tarde, ante la disminución o la decadencia del fervor a estos actos. Aparte de la procesión de penitencia, la cofradía tenía otras celebraciones, como la Fiesta Eucarística y la Fiesta Mariana, de las que también se hace mención en las reglas. La primera, en honor al Santísimo Sacramento, se realizaba el Domingo de la Octava del Corpus Christi; la segunda tenía un carácter mariano, en honor a Nuestra Señora de la Esperanza. Además se hacía una misa solemne por los difuntos, según la regla, los días de la Octava de Todos los Santos, sin que se especifique cuál, quedando a juicio de la Junta de Gobierno. Los capítulos V y siguientes de las reglas establecen los cabildos que habían de celebrarse, que podían ser generales o particulares. En las reglas también se mencionan los cargos que se elegirían por votos en los cabildos generales. Se sabe por el texto de las reglas que esta Cofradía decidió darle culto a la Virgen de la Esperanza, aunque no fuera su titular, por tanto no es raro que los cofrades pidieran a los franciscanos la capilla dedicada a Nuestra Señora de la Esperanza, situada dentro del claustro del convento, como sede para la Cofradía, que le fue concedida a la Hermandad en el año 1570. La disolución de la Cofradía tuvo lugar en 1771 por orden de Carlos III. Tras la Guerra Civil se fundó otra con el mismo nombre, con la voluntad de continuar la anterior, que es la que existe hoy día. El texto de las reglas de la Hermandad de las Cinco Llagas se compone de: un prólogo, 25 capítulos, la aprobación del Provisor de Sevilla y un capítulo añadido en el que se aborda el cambio de día de salida de la procesión al viernes por la tarde. 4.3. Análisis codicológico. Dimensiones y formato Este manuscrito mide 240 mm. por 170 mm. El formato de los folios de papel de las guardas en este caso es más complicado de saber, ya que se trata de un papel hecho a máquina, por lo que no se observa que tenga puntizones ni corondeles, y se corresponde a la reencuadernación que se hizo en 1890, según nota manuscrita a lápiz. Sin embargo, sí aparecen las filigranas, que se encuentran en vertical con respecto al libro. Por ellas podemos suponer que se trata de un formato in folio. Aunque la filigrana del escudo aparece dividida en dos mita205

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des, una en cada folio, su posición es vertical y no horizontal, como sería en los formatos in cuarto. Como se tratan de papeles más modernos, una teoría que podemos albergar es que posiblemente se tuviera más libertad con respecto a la posición de la filigrana. Análisis del soporte Este manuscrito parece que alterna dos tipos de pergamino de diferentes calidades: en algunas hojas se nota que es más grueso, oscuro y acartonado, y en otras tiene una piel más fina y flexible. El del primer tipo presenta un acabado menos pulido, pudiéndose observar en algunos folios la existencia de huellas de pelo y manchas de la piel, siendo manifiesta la diferencia de tonalidad del recto y el vuelto. Los del segundo tipo parecen estar mejor trabajados y son de un color más claro. De todas formas, los dos tipos de pergamino presentan unas tonalidades bastante amarillentas en la cara de pelo. El papel de las guardas como hemos dicho, es hecho a máquina, porque no se le ven las marcas de los puntizones y corondeles; aunque no parece que sea de pasta de madera, sino de trapos pero de mejor calidad, presentando filigranas. En las guardas delanteras se puede observar la filigrana de un escudo, dividido por la mitad en cada folio. El escudo aparece timbrado por una corona, en su interior tiene otra forma de escudo y en el interior de ésta, a su vez, un circulo que parece una bola del mundo. En las guardas traseras se muestran, otras dos filigranas secundarias o contramarcas. En el segundo folio de guarda volante, empezando por detrás, aparece en filigrana el nombre de “Jose” en el margen inferior izquierdo y en el primer folio de guarda volante trasera el apellido “Vilaseca” en el margen inferior derecho; esta última filigrana no se puede apreciar a contraluz, ya que por detrás han convertido el folio en papel pintado. El nombre corresponde al de un fabricante de papel catalán cuya fábrica tiene sus orígenes en 1714, y que actualmente sigue en funcionamiento con el nombre de J. Vilaseca S.A. conservando el mismo escudo que aparece en la filigrana como logo de la empresa23. Foliación, signaturas y reclamos El códice de las reglas de la Hermandad de las Cinco Llagas consta de 32 folios de pergamino, foliados con números arábigos y tinta negrasepia, en el ángulo superior derecho. Esta foliación parece hecha por una mano distinta a la del copista. No se observan reclamos ni signaturas. Esto no quiere decir que no existieran, ya que puede que en su origen estuvieran, pero al reencua23 www.jvilaseca.es

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dernar el libro hubieran sido guillotinados los cuadernillos con la consiguiente pérdida de estas marcas, que servían principalmente para ayudar al encuadernador a poner en orden los cuadernos. Tintas La tinta que se usó para escribir el texto es de color negro. En el escrito de aprobación es de un tono un poco más claro, al igual que en el último capítulo tras la aprobación. La tinta roja se utilizó para el pautado, para las rúbricas y las iniciales, aunque la inicial principal está rellena con tinta verde y amarillenta. Para los calderones se usó la tinta azul. En la ilustración se emplearon tintas polícromas, además de pan de oro y plata. Organización material (formación de los cuadernillos) El códice se compone de 4 cuaterniones y un folio suelto de pergamino. Las hojas de guarda de papel están compuestas por cuadernillos de dos bifolios. Los folios siguen la Ley de Gregory, empezando el códice por la cara de pelo. En este caso parece que el pergamino está en horizontal respecto a la piel del animal en el lomo, ya que tiene una tendencia a contraerse por el corte lateral, más que por las esquinas del corte de cabeza y de pie. Sin embargo, es difícil comprobar el sistema de plegado utilizado, ya que no se puede observar claramente la cantidad de bifolios que provenían de una misma piel. Parece que los cuadernillos se compusieron todos a un tiempo, pero luego se fueron mutilando algunos folios y añadiendo otros mediante pestañas, esto puede ser debido a que el copista se equivocara al escribir el texto y tuviera que usar un nuevo folio, o a una modificación en el contenido de las reglas una vez elaboradas. Además se añadió el último folio suelto en pergamino posteriormente a la elaboración del códice. Composición de la página a) La construcción de la justificación y el examen de las superficies armónicas. En este códice parece que hubo un empleo intencionado de un canon estético para su mise en page. Esto se puede comprobar, como hemos dicho, dividiendo la dimensión del lado mayor por el lado menor, tanto de los folios como de la justificación, para saber en cada caso si existe una superficie armónica, adoptando un margen de error del 2% como máximo. 207

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Los folios, con una medida de 23, 7 mm. de alto x 170 mm. de ancho, dan de coeficiente 1,39, lo cual indica que estaríamos ante un rectángulo proporcional: a x a √2. La caja de pautado, con una dimensión aproximada de 192 mm. de alto x 135 de ancho, da un cociente de 1,42, resultando también un rectángulo proporcional: a x a √2. Ya que la cifra exacta que da como resultado un rectángulo proporcional a x a √2 es 1,414 y debemos aplicar el margen de tolerancia mencionado. Por tanto, vemos que en los dos se da el mismo tipo de rectángulo. Este rectángulo se construía tomando la diagonal de un cuadrado como medida para la longitud del rectángulo.

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folio 5, por ejemplo, que aparece pegado mediante una pestaña o talón, se ve claramente que fue escrito por otra mano posteriormente, intentando imitar al escribano original. La aprobación del Provisor de Sevilla, está escrita en una escritura gótica cursiva y con una tinta en un tono negro más sepia. El último capítulo añadido tras la aprobación es algo posterior, y está hecho en una escritura gótica textual en la que se deslizan algunas g humanísticas. Se puede apreciar cómo intenta imitar la letra gótica del resto del texto, sin embargo las letras aparecen algo separadas y más finas (foto 12). También aparecen algunas notas marginales en escritura humanística. Foto 12

b) El picado y el pautado En este códice no se observan marcas de picado ni de perforación alguna, más allá de la propia de la encuadernación actual. Es muy probable que las anteriores marcas de picado hayan sido borradas al guillotinar los folios antes de la reencuadernación. La técnica de pautado empleada en este manuscrito es de tinta a color rojo. La tinta a color, generalmente roja, rosácea o lila, se empezó a usar en el pautado a partir de la segunda mitad del siglo XV y principios del XVI en Castilla. Con la tinta a color, el pautado se convierte en un elemento ornamental más de la página, y no en una simple guía para la escritura. Es por esto que vemos cómo el pautado se da en este caso en todas las hojas, no solo en una de las caras del folio. El tipo de pautado, dibujo que forma sobre la página este conjunto de líneas, es simple, con la escritura dispuesta a plena página. Las páginas tienen generalmente 20 líneas, excepto cuando se da el principio de un capítulo, que se deja la línea entre el título y el comienzo del capítulo sin trazar a color, porque la inicial del capítulo ocupa más de una unidad de pautado; en estos casos las hojas tienen menos líneas trazadas. La escritura no cae sobre el pautado, sino que se sitúa entre líneas. La unidad de pautado (UP) o distancia proporcional entre líneas son 9 mm. El sistema de pautado en este caso es folio a folio, ya que usa una técnica a color por las dos caras y parece que se hace después de plegar. La escrituración El texto de las reglas de la Hermandad de las Cinco Llagas comienza en las hojas por debajo de la primera línea de pautado. La escritura que usaron para el texto de este manuscrito fue la gótica textual redonda. Puede que fuera escrito por dos personas diferentes, ya que en algunas hojas se pueden observar las letras un poco distintas. El 208

La ornamentación (Decoración e ilustración del manuscrito) a) Las iniciales ornamentadas En este manuscrito tampoco se observan notas de aviso sobre las iniciales. Contiene varios tipos de iniciales ornamentadas: - La principal, que aparece en el título del prólogo, es una inicial ornamentada a un solo color, en tinta roja. Se trata de una “C” capital encajada dentro del texto y de un módulo un poco mayor que éste, en concreto mide 32 mm. - La siguiente, justo debajo del título del prólogo, es una inicial florida pintada en negro y rellenada con tinta verde y amarilla. La letra es una “E” uncial, encajada también dentro del texto y de un módulo un poco más mayor que la anterior, ocupando cuatro renglones. Presenta unas dimensiones de 33 mm. alto x 44 mm. ancho (foto 13). 209

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Foto 13 Foto 15

- Las demás que aparecen en el texto son iniciales rellenas de rojo, que destacan también por su módulo, mayor que el de las demás letras, ya que suelen ocupar dos renglones (foto 15). b) Elementos decorativos adicionales Otros signos gráficos destacados dentro del texto son los calderones, que se encuentran en su mayoría al principio del título de cada capítulo, en color azul (foto 14).

Otro signo que aparece es la invocación monogramática o cruz. En la página 2 aparece el signo de la cruz en la línea 18, destacado en tinta roja. También aparece como llamada de atención en el margen de algunas hojas en tinta negra-sepia, aunque parece que se trata de una anotación marginal posterior. c) Ilustración En este códice solo hay una ilustración a plena página, que se encuentra en el recto del segundo folio, cubierta por una tela de protección color burdeos y pese a ello muy deteriorada. Se trata un escudo pintado de dorado, en el que se representa un calvario, con una cruz acolada en sino210

ple, la leyenda “inri” en su parte superior en rojo, y en la inferior el monte donde se apoya. Delante de ella, aparece otro escudo pintado en plata, donde se encuentra la representación de las cinco llagas que tuvo Jesús al ser crucificado y la corona de espinas. Éste presenta un campo sin partir, con figuras dispuestas en sotuer y la corona de espinas en jefe. El esmalte del escudo es muy sencillo, pues el campo está en plata y los muebles en púrpura. Alrededor hay unos adornos externos, a modo Foto 14 de lambrequines, con forma de serpiente haciendo bucles y que a su vez parece llevar los nudos del cordón franciscano. Se puede observar que este dibujo fue retocado varias veces, ya que se notan las marcas del borrador del mismo debajo de la pintura (foto 15). Los añadidos correctores y uso posterior En algunas páginas se pueden ver correcciones posteriores hechas por el copista dentro del propio texto. Algunas han sido canceladas mediante la técnica de raspado, para luego volver a escribir otra palabra encima. Por ejemplo, en la línea 3 del recto del folio 3, los nombres “Dávila Diº Riquelme y Rº de Cue~nca…” aparecen escritos en rojo encima de un borrón que parece raspado o emborronado con algo; seguramente el escribano se equivocaría al escribir los nombres o los apellidos de esas personas. Además, los márgenes de este manuscrito fueron usados tanto para escribir notas marginales como para hacer garabatos (probatione pennae). Por ejemplo, en el vuelto del folio 24 se observa la palabra “disciplina” en el margen superior y otras palabras en el margen exterior, además de garabatos alrededor de la inicial “O” de principio del capítulo. En el vuelto del folio 4 hay otra frase en el margen superior que no se puede leer bien porque aparece cortada, lo que realmente demuestra que el libro fue guillotinado previamente a la reencuadernación y que la nota marginal fue anterior a la misma. Otro uso posterior fue el último capítulo añadido tras el escrito de aprobación de las reglas, de época algo más tardía. 211

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La encuadernación a) El cosido de los cuadernos y la fijación de las tapas. La encuadernación que tiene este códice no es la suya original, sino que se trata de una reencuadernación de 1890, según consta en una anotación a lápiz que aparece al principio de las reglas. Los cuadernos se encuentran cosidos con hilo grueso sobre tres nervios simples de cuerda fina. Además tiene el cosido suplementario de las cadenetas en los dos extremos. Sin embargo, este códice no presenta cabezadas exteriores decorativas en el borde del lomo. Las tapas eran fijadas al libro mediante los tirantes. En este caso, los tres nervios se han fijado a las tapas mediante el sistema de nervios ocultos. Este libro no tiene lomeras para reforzar el lomo de la encuadernación, esto se puede observar a través del hueco inferior del lomo. Además este libro presenta unas hojas de guarda pegada y volante en papel de aguas o papel pintado, con motivos de “burbujas” azules con reborde negro, blanco y rojo. Los motivos son iguales tanto en las guardas del principio como en las del final del libro. b) La cubierta Se trata de una encuadernación en “pasta española”. Así se le denomina a la encuadernación del libro cubierto con piel de cordero teñida de color castaño y decorada en jaspe salpicado. Ésta se realizaba pintando la piel una vez cubierto el volumen con diferentes procedimientos. En nuestro país ha sido, durante dos siglos la más genuina y la preferida24. En el lomo hay dos tejuelos, uno en rojo y otro en azul. El rojo lleva el nombre de la cofradía “COFRADÍA DE LAS 5 LLAGAS”, y el azul el nombre del archivo “ARCHIVO DE XEREZ”. Por ello podemos saber que se trata de una encuadernación hecha una vez estaba en el archivo. Cada uno de los tejuelos está decorado en su parte superior e inferior con filetes. La parte superior del lomo también presenta otra decoración de filetes dorados. Tanto las letras que aparecen, como los filetes, están hechos mediante gofrado con pan de oro. 4.4. Estado de conservación. En general, el estado de conservación del manuscrito de las reglas de la Hermandad de las Cinco Llagas es bueno. Tiene una reencuadernación 24 MONJE AYALA, Mariano. El arte de la encuadernación. Madrid, Clan Editorial, 2000, p. 119.

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de 1890 que se conserva bastante bien, pero no sabemos en qué estado se encontraría anteriormente. La encuadernación tiene algunos roces, causados probablemente por el uso y por la colocación en estanterías; esto se observa sobre todo en la parte superior de la tapa delantera y en los bordes, donde se ven algunos desgarros en la piel. En el lomo se aprecia un pequeño desgarro de la piel en el tejuelo de color rojo, y marcas de roce en la parte superior. Por dentro, en las hojas de guarda pintada, el color se encuentra un poco desgastado en las zonas del cosido. Las demás hojas de guarda no presentan ningún daño a simple vista. La conservación de las hojas de pergamino también es buena en general, si bien presenta algunos daños causados tanto por factores internos relacionados con la confección de la piel y los componentes de las tintas, como por factores externos ambientales y biológicos. El primer folio de pergamino está bastante afectado por galerías hechas por las larvas de carcoma, sobre todo por el margen externo y la esquina superior derecha. Cubriendo el siguiente folio donde se encuentra la iluminación, hay un trozo de tejido sedoso, de color burdeos cosido también al cuaderno. Este trozo de tela aparece también afectado por la carcoma en la esquina superior derecha, y se encuentra raído y deshilachado en los bordes. Además tiene manchas de tinta de la misma ilustración que se encarga de resguardar. La ilustración se encuentra craquelada y descamada, por la pérdida de adhesión de los elementos pictóricos al pergamino, a lo que también puede haber afectado la humedad; por eso mismo la tela aparece manchada. Donde más se ha descamado es en la zona inferior derecha del folio y en la esquina superior derecha. En esta misma zona también se observan hilitos del borde de la tela pegados a la iluminación, lo que puede significar que la pintura estaba húmeda cuando pusieron la tela (foto 15). El vuelto del folio de la iluminación tiene manchas oscuras, debido a que las tintas de ésta han calado un poco. Esto sucedió porque las tintas estaban compuestas por aglutinantes con base aceitosa, que fijan el pigmento al soporte, pero en este caso también lo degradan. En algunos folios se observan arrugas en la piel del pergamino, posiblemente producidas por sequedad o por una mala terminación en la elaboración del pergamino a la hora del secado. También se observan las manchas de las venas del animal y los poros, incluso huellas de pelo, lo cual indica que no se esmeraron mucho en el raspado de la piel a la hora de la elaboración del pergamino. Además se ve que hay una pérdida de adhesión de la tinta negra. En algunos folios como en el folio 5, en la mitad inferior de la hoja solo se puede ver la silueta de las letras y la tinta ha sido escupida casi completa213

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mente, esto puede ser debido a la mala calidad del mordiente de la tinta25 (foto 14). En la parte superior del folio 9 se observan unas manchas con forma de granulitos negros, que parecen excrementos de moscas. En el margen inferior de algunos folios hay agujeros producidos posiblemente por las larvas de algún insecto, como termitas o carcoma. En el folio 22 se observan unas manchas en la piel del pergamino de un tono mucho más claro que el resto. Posiblemente se trate de una erosión superficial producida por algún insecto que se ha ido alimentando de la piel del pergamino. En este manuscrito también se puede observar que muchos de los folios han sido mutilados y añadidos posteriormente otros o agregado uno más al cuaderno. Para añadir los folios se usaba la pestaña del anterior, que era cosida o pegada al nuevo folio; aunque también existía la posibilidad de que dos folios provistos de pestaña fueran superpuestos. De igual modo, dos folios carentes de pestañas eran susceptibles de ser unidos artificialmente mediante una cartivana o pieza larga y estrecha, pegada en dos a lo largo y sujeta a la costura. Los folios aislados se encolaban o cosían en los bordes de esta banda26. En el folio 25 aparecen además manchas producidas por la cola o adhesivo usado en el borde interior para unir la pestaña al folio. De su uso posterior se observan marcas de estampilla de color azul en el folio 11 y manchas de óxido producido por un clip en el borde exterior del vuelto del folio 15, además de suciedad. 5. Conclusiones Comparando los tres códices analizados, se puede decir que son contemporáneos, ya que las fechas de elaboración de uno y otro no distan más de 20 años; en consecuencia los tres tienen varias cosas en común. Los tres están hechos en pergamino de mediana calidad; se diferencian un poco por el grosor o el color, pero en ninguno de los casos se trata de vitela. La elección del pergamino para la elaboración de las reglas de Hermandad no es casual. Aunque en esa época ya se daba bastante el uso del papel, preferían el pergamino para que tales normas perduraran mejor en el tiempo, debido a la mayor consistencia y resistencia de este soporte. Además, el uso del pergamino daba prestigio, por estar reservado a documentos y libros de especial relevancia, debido a que resultaba más costoso, y por ser el soporte más usado en época medieval, lo que también significaba una continuación de la tradición. 25 Los mordientes son sustancias químicas que actúan como fijadoras de la tinta al soporte, especialmente en las tintas metaloácidas. 26 RUIZ GARCÍA, op. cit., p. 144.

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Los tres siguen la Ley de Gregory, empezando el de la Hermandad de las Cinco Llagas por la cara de pelo y los otros dos por la cara de carne, si bien hay que indicar que el de las reglas de la Transfixión y Soledad tiene el primer folio de pergamino mutilado, lo que hace que aparezca como primera cara la de pelo. Asimismo, tienen en común que en los tres se emplea la escritura Gótica textual redonda para el texto, pero en las Reglas de la Transfixión y Soledad se aprecia una mayor influencia humanística en algunas letras. Las Reglas de la Hermandad de las Cinco Llagas y la de la Hermandad de la Transfixión y Soledad se aprobaron las dos al mismo tiempo, sin embargo, es probable que la primera estuviera escrita años antes, porque como hemos visto, su aprobación tuvo lugar tres años después de la fundación de la Hermandad. Es posible que el que se tardase tanto tiempo en aprobar, fuera la causa de que muchos folios fueran cortados de los cuadernos una vez elaborado el códice, para hacer rectificaciones añadiendo otros en su lugar. Las medidas de los códices de las Reglas la Hermandad de las Cinco Llagas y las de la Piedad son muy parecidas, diferenciándose solo por 1 cm de altura. Sin embargo, las Reglas de la Hermandad de la Transfixión y Soledad son más pequeñas, aunque eso no implica expresamente que se tratara de un formato diferente, ya que los pliegues dados a los bifolios de pergamino pueden ser los mismos, sólo que la piel en origen era de un tamaño más pequeño o fue recortada más que las otras. Además parece que las tres reglas intentan tener como referencia para la composición de la página un canon estético concreto en cada uno de los casos, a la hora de formar el paralelogramo de la justificación y también en la medida de los folios, aunque esto último no podemos corroborarlo del todo, ya que las hojas pudieron ser guillotinadas, diferenciándose entonces las medidas por algunos milímetros. En los tres códices se puede observar que no existen muchas ornamentaciones más allá de la ilustración concreta del escudo de la Hermandad y algunas letras iniciales. Con respecto a la encuadernación, es curioso que la de las Reglas de la Hermandad de la Piedad y la de la Transfixión y Soledad sean casi idénticas, pudiendo afirmar casi con seguridad que se trata de reencuadernaciones hechas por un mismo encuadernador. Según el tipo de encuadernación, podríamos situarlas por la segunda mitad del siglo XVII, donde todavía existe reminiscencia renacentista, pero ya empieza a insinuarse la tradición barroca, en la decoración del lomo con hierros sueltos de las Reglas de la Transfixión y Soledad. En cuanto a las Reglas de las Cinco Llagas, se trata de una encuadernación hecha en el archivo municipal, en el año 1890, momento en el cual la Hermandad había sido disuelta años atrás. 215

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El examen de los tres códices nos da una idea de cómo se confeccionaban los manuscritos en aquella época en relación con los gustos y la función para la que iban destinados. Además, en este caso, al ser los tres libros de Reglas de Cofradías, nos dan también testimonio y referencia del comportamiento de los cofrades y de la religiosidad imperante en la época. Con respecto a la conservación, podemos decir que estos códices se han mantenido bastante bien para la antigüedad que tienen, aunque no sabemos cómo se encontraban antes de que fueran reencuadernados. Sin embargo, se debe tener en cuenta la conservación preventiva, que son las acciones indirectas que se realizan tanto en el entorno donde están esos libros, como en los libros mismos, sin modificar su estructura, con el fin de retardar su deterioro, previniendo los riesgos de alteraciones y creando condiciones óptimas de preservación que sean compatibles con su uso por los usuarios del archivo. Con unas condiciones óptimas de almacenamiento, de control ambiental y de la actividad biológica, además de una manipulación adecuada es posible retardar el deterioro de los documentos antiguos. De otro modo su deterioro puede ser irreversible. Es conveniente que esto se tenga en cuenta por los usuarios y personal del archivo así como por las propias instituciones, para que nuestro patrimonio documental se conserve adecuadamente y no se pierda.

La obra benéfica y pastoral del presbítero Álvarez de Palma en el Jerez del siglo XVIII

Javier Jiménez López de Eguileta Licenciado en Historia UCA

Breve biografía del presbítero

Ramón Álvarez de Palma, con especial atención a la situación de la pobreza y la beneficencia en Jerez de la Frontera durante el siglo XVIII y al Hospital de Mujeres Incurables por él fundado. Palabras claves: España, Jerez de la Frontera, siglo XVIII. Pobreza. Beneficencia. Hospital de Mujeres Incurables. Ramón Álvarez de Palma. Abstract Brief biography of Ramón Álvarez de Palma, paying attention to the situation of the poverty and the beneficence in Jerez de la Frontera in the 18th century and the Incurable Women Hospital he founded.

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Keywords: Spain, Jerez de la Frontera, 18th century. Poverty. Beneficence. Incurable Women Hospital. Ramón Álvarez de Palma. Introducción La atención al estudio de la beneficencia durante el siglo XVIII no es algo nuevo para la historiografía nacional. Son numerosos los trabajos que han destinado sus páginas al análisis de la asistencia social en la Ilustración española1. No obstante, para el caso local, las aportaciones al respecto han sido más bien escuetas y parciales2, pues en contadas ocasiones se ha practicado una investigación que englobe toda la realidad asistencial de dicha centuria. Lo ha intentado recientemente y de forma colateral Mercedes Benítez Reguera3; sin embargo, inexplicablemente deja fuera del elenco de las instituciones hospitalarias del siglo XVIII a la que es objeto del presente trabajo4. Sería muy difícil entender el panorama benéfico del Jerez de la época sin tener presente la creación del Hospital de Mujeres Incurables, nacido como respuesta a un escenario concreto de desamparo y pobreza femeninos en la ciudad. A su vez, una aproximación a la persona de su fundador, el presbítero Ramón Álvarez de Palma, resulta indispensable para la construcción de una historia acertada del referido establecimiento hospitalario. Resulta evidente que la figura de este clérigo jerezano del siglo XVIII ha pasado prácticamente desapercibida en la historiografía local clásica y que sólo su obra benéfica ha sido objeto de unas breves pinceladas históri1 En efecto, Pedro CARASA SOTO expuso todo lo publicado sobre el asunto hasta 1990 en “La asistencia social en el siglo XVIII español. Estado de la cuestión”. En Actas del Coloquio Internacional: Carlos III y su siglo. Madrid, Universidad Complutense, pp. 425-451. 2 Y ello a pesar de que hace ya casi veinte años se ofreciera al investigador desde el Archivo Municipal la escasamente utilizada Sección de Beneficencia del mismo para la profundización en el campo de la atención social y hospitalidad, prácticamente virgen. Vid. ORELLANA GONZÁLEZ, C. (1994): “Fuentes documentales básicas para la historia de la sanidad y la hospitalidad jerezanas (siglos XV-XX). El caso del Hospital Municipal de Santa Isabel”. En Revista de Historia de Jerez, 2, pp. 71-82. 3 BENÍTEZ REGUERA, M. (2012): “Beneficencia y sanidad hospitalaria en Jerez (ss. XV - XX). En Revista de Historia de Jerez, 16/17. 4 Este hecho es el que ha ocasionado que sin más demora preparase y actualizara para esta ocasión el estudio que, con motivo de la concesión de la Beca de Colaboración del Ministerio de Educación, realicé en mi último año de licenciatura en Historia por la Universidad de Cádiz; un trabajo que dirigió el Prof. D. Manuel Bustos Rodríguez, Catedrático de Historia Moderna, a quien agradezco la corrección última de estas páginas.

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cas por parte de diversos analistas de la ciudad. Esta situación pudo darse debido a dos circunstancias que han de ser consideradas determinantes: de un lado, la partida de Álvarez de Palma a Sevilla como secretario de cámara del Cardenal Arzobispo hispalense, que le obligaron a dejar sus fundaciones en otras manos; y de otro, la importancia que adquirió entonces el canónigo Francisco Mesa Ginete y su Hospicio de Niñas Huérfanas, que monopolizó la reputación asistencial del Jerez dieciochesco. Asimismo, que este Hospital siga contando en la actualidad con serias lagunas en su estudio se debe al ya indicado desinterés por parte del investigador en consultar el fondo de Beneficencia de nuestro Archivo Municipal, cuyos mejores resultados aún no han visto la luz. Naturalmente, este trabajo no pretende ser una obra hagiográfica que ensalce las bondades y cualidades del Padre Álvarez de Palma5; por el contrario, si a lo largo del mismo se dejan ver algunos de ellos, es porque verdaderamente son necesarios para la comprensión de su labor pastoral y caritativa. En este sentido, el artículo queda distribuido en cuatro partes, según puede dividirse la vida y obra de Ramón Álvarez de Palma, eje conductor del estudio: su juventud, la fundación del Hospital de Mujeres Incurables, la de la iglesia de San Pedro, como auxiliar de la parroquia de San Miguel, y su estancia y últimos años en la ciudad de Sevilla. Acercarnos, pues, a la persona de Ramón Álvarez de Palma y contribuir con ello al campo historiográfico local significará un paso recorrido más para descubrir el interesante, aunque algo olvidado, siglo XVIII jerezano. 1. Los inicios, la formación y la madurez 1.1. Los primeros años. El jueves seis de marzo de 1704 era bautizado6 en la jerezana parroquia de San Marcos un niño nacido el día veintitrés del mes anterior, en el seno de una familia destacada de la ciudad pues, curiosamente, le administró el sacramento Sebastián de Llerena y Auñón, cura beneficiado de la parroquia de San Miguel, y fue su padrino Bruno José de Morla y Melgarejo. Quizás estos dos detalles pasarían desapercibidos si no supiéramos de la excepcionalidad que significaba que el agente del bautismo fuera un clérigo ajeno a la parroquia donde se confería, y de la alta cuna del que actuó como protector de un pequeño que, en su honor, se llamó Ramón 5 Aunque bien pudiera ser así, como expuse en la publicación de un brevísimo resumen de esta monografía. Cf. El autor (2010): “Un ejemplo de santidad presbiteral en el Jerez del siglo XVIII”. En Cenaculum, 34. Jerez, Seminario Diocesano, pp. 27-29. 6 AHDJF., Parroquia de San Marcos, Bautismos, Libro 7º, fol. 197r.

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Bruno Florencio. En efecto, Bruno de Morla, de muy ilustre familia, era señor del alcázar y torre de Melgarejo y su padre había sido caballero de la Orden de Alcántara7. El recién nacido era hijo de José Álvarez de Palma y María Rendón Santiago, naturales ambos de Jerez y vecinos de ella en unas casas de la calle Carpintería Alta, donde se criaron él y sus hermanos8. Poco más sabemos de su familia y menos de su infancia, aunque se puede afirmar que muy pronto se decantó por la carrera eclesiástica, mientras que su hermano Clemente lo hizo por la de la medicina. 1.2. Presbítero y párroco de San Miguel. Efectivamente, tras haber cursado los pertinentes estudios teológicos, el obispo auxiliar hispalense titular de Licópolis, José de Esquivel, le ordenó presbítero el 13 de marzo de 1728, en la iglesia del Convento de Santa María de los Reyes de Sevilla9. Desde entonces, pasó a formar parte del grupo eclesiástico parroquial de la ciudad de Jerez, que ascendía a

7 Cf. D. I. PARADA Y BARRETO (1878): Hombres ilustres de la ciudad de Jerez de la Frontera, precedidos de un resumen histórico de la misma población, Jerez, El Guadalete, p. 295. 8 Respecto a su familia, conocemos los nombres de sus ascendientes hasta cuatro generaciones gracias al Expediente de limpieza de sangre al que tuvo que someterse Ramón Álvarez de Palma cuando ingresó en el Cabildo Catedral de Sevilla en 1763, y que más adelante analizaremos. El dato de la casa donde vivió se encuentra en su testamento, a la hora de determinar la herencia. AHPS., Protocolos Notariales, Luis León Pérez, Oficio 19, n. 13162, fol. 709r. 9 AGAS., Sección: Medios de Información. Serie: Libros Registro. N. 05360, leg. 9, libro 19. Libro registro de órdenes del Obispo Esquivel, fol. 132r. Según indica el asiento correspondiente, Álvarez de Palma fue ordenado con dispensa de intersticios, ya que le había sido conferido el diaconado en 29 de septiembre de 1727 y no había pasado el año preceptivo que mandaba la regulación vigente tridentina: «Los que se hayan portado con probidad y fidelidad en los ministerios que antes han ejercido, y son promovidos al orden del sacerdocio, han de tener testimonios favorables de su conducta, y sean no sólo los que han servido de diáconos un año entero, por lo menos, a no ser que el Obispo por la utilidad o necesidad de la iglesia dispusiese otra cosa, sino los que también se hallen ser idóneos, precediendo diligente examen, para administrar los Sacramentos, y para enseñar al pueblo lo que es necesario que todos sepan para su salvación; y además de esto, se distingan tanto por su piedad y pureza de costumbres, que se puedan esperar de ellos ejemplos sobresalientes de buena conducta, y saludables consejos de buena vida». Concilio de Trento, Sacramento del Orden, Sesión XXIII, Decreto, cap. XIV. Agradezco desde aquí las indicaciones que D. Pablo J. Pomar Rodil me ha hecho a este respecto.

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230 personas10. Una vez ordenado a la edad de 24 años, fue destinado a ser cura beneficiado en la parroquia de San Lucas, si bien muy pronto fue trasladado a la de San Miguel como párroco; según Repetto Betes11, en el propio 1728. No obstante, la primera noticia que he podido encontrar de Ramón Álvarez de Palma al frente de la parroquia de San Miguel se encuentra en el libro de visitas del arzobispado de 1733. Al parecer, el visitador había denunciado el mal estado de los libros de bautismos y casamientos del archivo parroquial, ante lo que el arzobispo envió una carta, con fecha 21 de noviembre de 1732, dirigida al párroco Álvarez de Palma «para que se conservaran bien los libros y se hicieran los abecedarios oportunos»12. Si no se han practicado otras modificaciones, la estructura de estos libros y sus oportunos abecedarios son los que actualmente se conservan en el Archivo Histórico Diocesano de Jerez, y sirven como base para la búsqueda e investigación de cualquier feligrés de esa época y anteriores momentos. La parroquia de San Miguel estaba dotada de tres curatos, que era el beneficio eclesiástico por la cura de almas. El titular del curato se identificaba normalmente con el párroco y disfrutaba de este beneficio como contrapartida de su trabajo personal y por su dedicación al servicio pastoral de la parroquia. De esos tres curatos, Álvarez de Palma logró el primero de ellos, que en 1737 con 33 años le producían 300 ducados13. No en vano, si nos atenemos a la teoría del beneficio curado, el joven párroco de San Miguel tenía a su cargo espiritual al 53’22% de la población jerezana, ya que la feligresía de esta parroquia era una de las mayores de todo el arzobispado de Sevilla, con 13.956 personas de comunión14 ―la ciudad completa tenía 26.220―. Si a ello le sumamos la especial idio-

10 De esos 230 clérigos, 130 eran presbíteros, 1 subdiácono, 43 clérigos de menores y 56 coronas. Vid. M. MARTÍN RIEGO (1994): “El clero parroquial de la Vicaría de Jerez en el siglo XVIII”. En Trivium, 6, Jerez, Centro de Estudios Históricos Jerezanos, p. 179. 11 « (…) presbítero desde el 13 de marzo de 1728, cura de San Miguel en el mismo año». En J.L. REPETTO BETES (1985): Historia del Cabildo Colegial de Jerez de la Frontera, 1264-1984, Jerez, Caja de Ahorros, p. 189. 12 AGAS., Sección: Gobierno. Serie: Visita. Leg. 05198. Escrutinios de visita de varios años desde 1724 hasta 1749. Copia de los mandatos que se dexaron en la Cidad de Xerez en la visita del año 1733, fols. 12dpdo.r. y v. 13 AGAS., Sección: Gobierno. Serie: Visita. Leg. 05212, fol. 51v. 14 Le seguía bastante lejos la parroquia de Santiago, con 5.059 personas de comunión. AGAS., Sección: Gobierno. Serie: Visita. Leg. 05224. M. MARTÍN RIEGO publicó la información detalladamente en “El clero parroquial”, cit., pp. 177 y 178.

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sincrasia del templo y su sin igual arquitectura y tesoro15, obtenemos que todas estas prerrogativas harían de Ramón Álvarez de Palma uno de los eclesiásticos más destacados de todo el panorama clerical jerezano. 1.3. El sermón de 1738: espejo de santidad presbiteral. Su condición de párroco de la feligresía más próspera16 de todo Jerez le hizo también codearse con las altas esferas de la ciudad, de las que se ganó su confianza y amistad. En este sentido, resulta significativo el afecto que sentía por el jerezano de origen irlandés Tomás Geraldino, que llegó a ser embajador plenipotenciario de España en Londres y miembro del Supremo Consejo de Indias17, «á quien veneraba como á Padre, y de quien esperimenté estimaciones de hijo (…) verdadero Amigo, y amoroso Padre»18 según decía a su muerte en 1755. La relación debía ser tal que, años antes, en 1738, Tomás Geraldino le encargó el panegírico de la primera misa de su hijo Miguel. Era tradición que, en el estreno de nuevos presbíteros, éstos no pronunciaran el sermón de la solemnidad, sino que fueran otros sacerdotes allegados a la familia los que lo ofrecieran, como efectivamente hizo Ramón Álvarez de Palma19. Es probable que la nobleza familiar del neo-presbítero exigiera la edi15 MESA GINETE dirá al hablar de esta parroquia que «en lo material y formal de dicha Iglesia, por lo espacioso, hermoso y rico de dicho templo, no sólo parece Parroquial, como lo es de las mejores del Arzobispado, sino que pudiera ser Colegial, y aun Catedral; habiendo infinitas Iglesias Catedral y Colegiales, no tan decentes». (1888): Historia sagrada y política de la Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Tarteso, Turdeto, Asta Regia, Asido Cesariana, Asidonia, Gera, Jerez Sidonia, hoy Jerez de la Frontera, año de 1754, Parte II, Jerez, Melchor García Ruiz, p. 246. 16 Cf. J. GONZÁLEZ BELTRÁN y J.L. PEREIRA IGLESIAS: “Jerez de la Frontera en la Edad Moderna”. En CARO CANCELA, Diego (coord.) (1999): Historia de Jerez de la Frontera, Tomo II, El Jerez moderno y contemporáneo, Cádiz, Diputación Provincial, p. 141. 17 Cf. D.I. PARADA Y BARRETO: Hombres ilustres, cit., pp. 196 y 197. 18 En la Censura que practica a la obra de Fr. CASIMIRO FERNANDO DE SEVILLA, OFM.Cap. (1755): Oración Fúnebre que en las solemnes exequias de el Sr. D. Thomás Geraldino, de el Consejo de Su Magestad, en el Real y Supremo de Indias, y su Ministro Plenipotenciario á la Corte de Inglaterra, que sus hijos celebraron en la Capilla de N. S. de las Angustias de la Ciudad de Xerez de la Frontera, el día 15 de Septiembre del año de 1755, El Puerto de Santa María, Francisco Vicente Muñoz, p. 21. 19 La predicación, según las disposiciones del Concilio de Trento, no era una facultad intrínseca al presbítero ordenado, sino que debía contar con la licencia oportuna del ordinario del lugar. Ramón Álvarez de Palma la obtuvo in perpetuum en 30 de agosto de 1733. AGAS., Sección: Gobierno. Serie: Visita. Leg. 05212, fol. 51v.

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ción de este sermón, que se dio a la imprenta en ese mismo año y vio la luz en Cádiz, en la oficina de Gerónimo de Peralta20. Si bien no es necesario hacer un análisis profundo de este discurso, la inclusión de varios fragmentos en el presente trabajo puede ayudar a descubrir qué consideración tenía Álvarez de Palma del sacerdocio y cuáles eran, según él, las virtudes del mismo. Ello nos permitirá además comprender las razones que le motivaron a llevar a término su obra pastoral, benéfica y social. Veamos en primer lugar la salutación al nuevo sacerdote: «El constituirse Maestros para enseñar, no nos exime de las obligaciones de Discípulos para aprender (…) Â vos, ô Sacerdote nuevo, Candelero hermoso de esta hermosa Mesa de la gracia, me ha destinado Dios, como despabiladera del oro puríssimo del amor, y charidad conque entrañablemente os amo, para que con mi aviso evitéis las pabesas, que como frágil barro pueden impedir vuestro lucimientos: Buen exemplár tenéis, id notando lo que os toca oy aprender, para que nunca os impidan las pabesas, el enseñar.»21 El texto es de una extraordinaria coherencia con la labor propia del sacerdote. Puede apreciarse, pues, que el sermón de Álvarez de Palma constituye el camino que el nuevo presbítero ha de seguir para ser un buen eclesiástico, acorde con las Sagradas Escrituras y la Tradición, de cuyas referencias está rebosante. Ello, por otro lado, evidencia la alta preparación teológica que para la fecha disponía ya el párroco de San Miguel. Y continúa reparando en los diversos aspectos de la vida del sacerdote, como en su función litúrgica: «Por esso os ruego, que con especial estudio, os hagáis cargo desde el principio de vuestras obligaciones, no admitiendo dispensa alguna, que os eximan de celebrar.»22

20 Fue, precisamente, la última obra realizada en los talleres de este afamado impresor gaditano. Vid. J. CEBRIÁN GARCÍA: “Datos inéditos sobre el impresor Gerónimo de Peralta (1674-1739)”, en C. CASADO LOBATO (coord.) (1988): Varia Bibliographica: Homenaje a José Simón Díaz, Kassel Edition Reichenberger, pp. 171 y 172. 21 R. ÁLVAREZ DE PALMA (1738): Oración Panegýrica, y Doctrinal, que en la Solemnidad de Missa nueva de Don Miguèl Geraldino, celebrada en la Capilla de María Santíssima de las Angustias, día del Príncipe de los Ángeles S. Miguel, y expuesto el Sacramento Eucharístico dezía ~, Cádiz, Gerónimo de Peralta, p. 19. 22 Ibidem, p. 23.

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Respecto al uso de las vestiduras sagradas: «O, querido hermano Sacerdote del Señor, aún aviéndose despojado Christo el vestuario, que le diò su querida Madre para el Sacrificio, el verlo le fuè impulso para consolarla; el que veáis, y os adornéis con el que os dió para la Missa vuestra Madre, os executa por singulares expresiones de hijo; en lo que asseguraréis singulares bendiciones de Dios en las Aras del Altár.»23 Sobre el distinguido trato que se merecen todas las personas: «El Sacerdote, y el Diácono, grandemente cuyden, de que assí como exceden al Pueblo en la dignidad, vayan también delante en el exemplo de buenas palabras, consersación, y trato (…) La vida del Sacerdote, y Diácono, debe ser Maestro á los Fieles, y espejo de Santidad. Cuydado, pues, ò hermanos mios, en proseguir la santa vida de sus Órdenes, de modo, que pueda el Pueblo mirarlos, y quedar enseñados.» 24 Y por último, la caridad: «Porque entonces (se refiere a Jn. 12, 32) todo fuè charidad, y commiseración; y derramando los caudales de su Misericordia, para el pobre estiende sus manos, para el afligido abre su pecho, al ciego dà vista con su Sangre, al ladrón libertad, y á todos alivio. Porque constituído perfecto Sacerdote, que Sacrifica, sólo con tantas expressiones de Misericordioso con los pobres, acredita la bondad de su Sacerdocio, y atrae cariñoso a las Almas para la imitación.»25 Como se podrá comprobar a lo largo de este artículo, Ramón Álvarez de Palma supo encarnar perfectamente todas estas condiciones del buen sacerdote, favoreciendo con ellas sobremanera a los más necesitados de su feligresía.

23 Ibid., pp. 26-27. 24 Ibid., p. 28 25 Ibid., p. 30.

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1.4. Vida cotidiana y consideraciones sobre el Padre Álvarez de Palma. La vida de Ramón Álvarez de Palma pasó atendiendo de un lado para otro la gran extensión de su feligresía. Sería un personaje conocido y afamado de la ciudad, lo que le haría verse rodeado en todo momento de las preocupaciones, necesidades y requerimientos de sus parroquianos. En este sentido, hasta en seis ocasiones26 he podido constatar que fue nombrado albacea testamentario con su correspondiente poder para llevar a cabo la última voluntad de sus feligreses. De las personas que así lo hacen, destaca el caso de Simón de Porras, quien en 1752 decía «que por quanto la gravedad de dicha mi enfermedad me aflixe de forma que luego no me dará lugar para que pueda disponer y ordenar mi testamento y que las cosas tocantes y pertenecientes dél, y las demás que conduzcan al descargo de mi conciencia las tengo comunicadas con el Doctor Don Ramón Álvarez de Palma, cura beneficiado de la citada Iglesia Parroquial del Señor San Miguel, de quien siempre he tenido y tengo mucha satisfación y confianza por su mui christiano obrar, zelo y cuidado»27. Nótese la alta estima que tenían de Álvarez de Palma muchos de sus feligreses jerezanos y la confianza que en él depositaban. Más arriba hemos visto que el curato de Ramón Álvarez de Palma en la iglesia de San Miguel le valía una cuantiosa suma. A ello, habría que añadirle una buena parte de las 511 capellanías que tenía asociada la fábrica parroquial28, más una muy especial que poseía en la iglesia de San Juan de Letrán, que le producía anualmente 231 reales y 20 maravedíes. El apelativo de especial no es baladí, pues era el Duque de Osuna quien la sufragaba. Cuál no sería, pues, la importancia de este presbítero en los círculos nobiliarios de la ciudad, que le valieron tal relación con la Casa 26 Son: Ana de Guzmán, mujer de Gerónimo Cabezas de Aranda, escribano público del Cabildo y Ayuntamiento de la ciudad de Jerez (AHMJF., AHPNJF., Nicolás de Molina Sierra, Oficio 1º, n. 2461 (1740-1741), 1741/dic/10, fols. 278r - 278v); María Guadalupe Enciso Castillo (Ibid., Juan Menacho de Hoces, Oficio 16º, n. 2541, 1752/octubre/02, fol. 485r); Juana de Hostos (Ibid., Juan Buitrago Luja, Oficio 17º, n. 2583 (1756-1757), 1756/oct/31, fol. 246v); María Iranse, viuda, natural de Navarra (Ibid., Diego de Flores Riquelme, Oficio 6º, n. 2599, 1758/julio/07, fol. 415r); Petronila Gallardo, mano derecha de Álvarez de Palma en la fundación del Hospital de Mujeres Incurables (Ibid., Juan Menacho de Hoces, Oficio 16º, n. 2613 (1759-1760), año 1759/octubre/29, fols. 213r - 213v); y Simón de Porras que sigue en la narración. No dudo de que fueran muchos más, pero hasta el momento son éstos los que se han podido localizar. 27 AHMJF., AHPNJF., Juan Alonso de Barreda, Oficio 18º, n. 2556 (1752-1755), 1752/enero/25, fol. 22r, Poder para testar de Simón de Porras a Ramón Álvarez de Palma. 28 Vid. M. MARTÍN RIEGO: “El clero parroquial”, cit., p. 175.

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Ursaonense. El Padre Álvarez de Palma disfrutó este beneficio como capellán perpetuo, al menos, desde 173929 y, estando ya en Sevilla, se la administró su sobrino Blas Álvarez de Palma30. El ejercicio de esta singular capellanía pudo ser el desencadenante de su ampliación de estudios eclesiásticos en la Universidad de Osuna, donde obtuvo el Doctorado en Teología Moral el 14 de marzo de 175331. Hay constancia también de que todo su capital le permitió comprar en 1750 «una suerte de doze aranzadas de tierra y viña, situada en el pago de Bogas, de este término»32 a Cristóbal Ramos por un total de 6.129 reales, y que desde 1752 la arrendaba33 con singulares beneficios. Por otro lado, Ramón Álvarez de Palma era capellán mayor del Monasterio de San José de Franciscanas Clarisas Descalzas34, uno de los con29 AHMJF., AHPNJF., Nicolás de Molina Sierra, Oficio 1º, n. 2461 (17401741), 1740/nov/14, fols. 314r - 314v. 30 La relación con su sobrino, hijo de su hermano Clemente, debió de ser ampliamente estrecha, máxime porque eligió la carrera eclesiástica como él; además, su manifiesta buena situación económica le capacitó para propiciarle estudios en Granada y Madrid. No en balde, Blas Álvarez de Palma fue elevado a la dignidad episcopal en 1798, primero como auxiliar de Sigüenza, más tarde como titular de Albarracín (1800), Teruel (1802) y, finalmente, en 1814, arzobispo de Granada, hasta su muerte en 1837. Vid. D.I. PARADA Y BARRETO: Hombres ilustres, cit., pp. 22-25. En el testamento de Ramón Álvarez de Palma, otorgado en 1778, decía al respecto lo siguiente: «Haviendo mantenido a mi sobrino Don Blas Joaquín en el Colegio de San Bartholomé de Granada, y dádole para los viages que ha echo a oposiciones, y aora lo estoy también manteniendo en la villa y corte de Madrid, y lo continuaré mientras pueda, y viva, hasta su acomodo». AHPS., Protocolos Notariales, Luis León Pérez, Oficio 19, n. 13162, fol. 714v. 31 Vid. J.L. REPETTO BETES: Historia del Cabildo Colegial, cit., p. 189. 32 AHMJF., AHPNJF., Alonso Romero Carrión, Oficio 11º, n. 2534 (1750), 1750/ene/27, fol. 34r. 33 Lo hacía a Bartolomé Ruiz, vecino de Jerez. Hay varias cartas de arrendamiento: la primera es de 1752 (AHMJF., AHPNJF., Nicolás de Molina Sierra, Oficio 1º, n. 2550, 1752/agosto/28, fol. 146r), y la última de 1758 (Ibid., n. 2587, 1758/julio/03, fol. 48r). No es extraño encontrar esta interrupción en el arriendo, pues aproximadamente por esas fechas Álvarez de Palma se trasladó a Sevilla y pudo haberlas vendido antes de su partida. En efecto, sabemos por su testamento que dichas tierras «las vendí y su importe se lo di graciosamente a mi hermano Don Clemente Álvarez de Palma, que ya es difunto, para que los manejase sembrando trigo o ceuada, con el fin de adelantarlo para bien de sus hijas, mis sobrinas, y que usase de ello como suyo proprio». AHPS., Protocolos Notariales, Luis León Pérez, Oficio 19, n. 13162, fol. 709r. 34 El Convento de Clarisas se sigue encontrando actualmente en la calle Barja, a escasos metros de la parroquia de San Miguel. Su dilatada historia se encuentra muy bien expuesta en M. ROMERO BEJARANO (2004): Fuera del mundo. Patrimonio Artístico del Convento de las Descalzas de S. José, Jerez, Instituto de Cultura de Jerez.

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ventos femeninos más ricos y florecientes de todo Jerez. Asimismo, era Padre Obediencia ―presidente― de la Venerable Santa Escuela de Cristo35, una institución religiosa erigida para sacerdotes seculares y hombres seglares, cuya finalidad era la búsqueda de la perfección espiritual y la práctica de obras de caridad. Su sede estuvo situada en el antiguo llano de San Sebastián, en un edificio anejo al Hospital de la Candelaria de los hermanos de San Juan de Dios. La vida común de ambas instituciones debió ser cordial, tratándose de los fines que a ambas les eran propios. Empero, en 1757 Ramón Álvarez de Palma debió iniciar un pleito con la comunidad hospitalaria y el Ayuntamiento para defender los intereses de su sociedad. De esta manera, envió al Cabildo de la ciudad un memorial36 en el que expone haberse enterado de que el prior del convento de San Juan de Dios había solicitado al Ayuntamiento la cesión del oratorio de la Escuela de Cristo para su uso como enfermería, mientras duraban las obras de restauración y adecuación del claustro de la iglesia, donde eran atendidos los enfermos bajo las instrucciones que había dejado Juan Pecador a fines del siglo XVI. Ante ello, Álvarez de Palma argumentaba la imposibilidad de su concesión, proponiendo como solución que trasladasen la enfermería al refectorio o, como disponía: «Puede mui bien el ante coro y coro alto hacerlo enfermería, lo que no solo no desdice, sino antes es mui del casso en la Santa Hospitalidad, que professa esta Santa Religión; y quando para curar los enfermos es lísito, en necesarios casos, vender los vasos sagrados, como San Ambrosio y San Agustín aconsejan, no será indesensia, y será mui del casso acortar la yglesia para cómmoda asistencia de los enfermos, en una necesidad, como la presente, sin ser menester impedir, ni ocupar el oratorio de la Santa Escuela». Concluía tajantemente la instancia solicitando al Cabildo «se sirva impedir qualquiera pretensión de dho. P. Prior, que mire a introducirse en el Sto. Oratorio». El Cabildo, una vez analizado el memorial y discutido el asunto, resuelve a favor de Ramón Álvarez de Palma de la siguiente manera: «(…) 35 En el siglo XVIII eran más de cuatrocientas las Escuelas que estaban fundadas por España, Hispanoamérica, Roma y Marsella. Casualmente, he descubierto la fecha de erección de la de Jerez en un Libro de Acuerdos y Elesiones de la Sta. Escuela de Xpto., Libro Segundo, 1680, conservado en el AHMJF., Archivo Histórico Reservado, Cajón 4, número H. En su folio 51 recto se afirma que tuvo lugar el 25 de febrero de 1672. Un paralelismo muy cercano de esta institución podríamos encontrarlo en la gaditana Cofradía de Disciplinantes de la Madre Antigua, para quien en 1781 José Sáenz de Santa María, Marqués de Valdeíñigo, fundó el Oratorio de la Santa Cueva. Amplíese con P. ANTÓN SOLÉ (1994): La Iglesia gaditana en el siglo XVIII, Cádiz, Universidad, pp. 443-446, y A. MORGADO GARCÍA (2008): La Diócesis de Cádiz: De Trento a la Desamortización, Cádiz, Universidad, p. 333-334. 36 AHMJF., Sección Iª Ayuntamiento y Gobierno, Actas capitulares, n. 99 (17571759), fols. 287r - 287dpdo.v.

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se le haga saver al dicho Padre Prior el contenido del ynforme de dicho Don Ramón de Palma, para que sin pérdida de tiempo disponga la mudanza de dichos enfermos a la Yglesia o el Coro si lo tuviere por combeniente para que se evite el gravísimo perjuicio que están padeciendo en los Claustros de dicho Combento donde se hallan sin más amparo de las inclemencias del tiempo, que unos lienzos o enserados que han puesto en los arcos y así lo acordó de conformidad»37. De esta forma, Ramón Álvarez de Palma había ganado el pleito a favor de sus intereses. Es muy significativa la respuesta del Ayuntamiento, ya que el Hospital de la Candelaria gozaba de una reputación y aprecio sin igual, gracias a la labor desarrollada por el citado Juan Grande Román entre la sociedad jerezana del siglo XVI, de quien el Cabildo de la ciudad fue el principal promotor del inicio de la causa de su canonización. Sin embargo, a pesar de ello, esta vez se había saltado la alianza de la ciudad con el hospital, en favor de alguien que debía ser respetado sobremanera entre la sociedad jerezana para ocasionar tal dictamen. De esa misma consideración disfrutaba en el ámbito eclesial y en todo el arzobispado. Al respecto, resulta interesantísimo acercarse a los libros de visita de la archidiócesis para comprobar la extraordinaria opinión que se tenía de Ramón Álvarez de Palma. De hecho, el fin de las visitas pastorales era: « (…) plantar, enseñar sana católica doctrina, quittar, desarraigar lo que no lo fuere, amparar, y defender las virttudes, correxir los vizios, inclinar, y persuadir al pueblo a Relixión, y Santidad, ordenar, y disponer todas las demás cosas al provecho de las Almas con mucha prudencia conforme al lugar y tiempo, y ocasión.»38 La visita se convertía, por tanto, en elemento de análisis de la salud moral y espiritual del estamento eclesiástico jerezano. En el escrutinio secreto del clero encontramos el censo de los clérigos adscritos a cada determinada parroquia, edad, cargo, rentas, estudios, cultura y el nivel de ejemplaridad y actitudes de la vida de los mismos. Y entre todos ellos, destaca nuestro presbítero Álvarez de Palma, de quien se decía era «muy buen eclesiástico, y cumple con las obligaciones de su oficio»39, «capaz, 37 AHMJF., Sección Iª Ayuntamiento y Gobierno, Actas capitulares, n. 99 (17571759), sesión del 2 de diciembre de 1757, fols. 193v - 194r. 38 AGAS., Sección: Gobierno, Serie: Visita. Leg. 05198. Escrutinios de visita de varios años desde 1724 hasta 1749. Copia de los mandatos que se dexaron en la Ciudad de Xerez en la visita del año 1733, fol. 1r. 39 AGAS., Sección: Gobierno. Serie: Visita. Leg. 05212. Visitas hechas por el Sr. Obispo Icosio Moya. 1736 a 1737, fol. 52r.

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bastatemente ajustado, y cumple exactamente»40, «se lleva las primeras atenciones, ábil y prudente (…) selecto»41, «bello eclesiástico»42, «sus singulares prendas y talentos an sido en todo tiempo bien notorias a los Prelados, como lo son a Su Eminencia, por lo que siempre les a merecido la correspondiente aceptación»43. Como se puede apreciar, las informaciones que de Ramón Álvarez de Palma llegaban a Sevilla eran lo suficientemente favorables para que a fines de 1759 el Cardenal Arzobispo le llamara a ser secretario de cámara. No obstante, antes tenía que ver hecho realidad los frutos de sus preocupaciones: el Hospital de Mujeres Incurables y la Iglesia Auxiliar de San Pedro. 2. El hospital de mujeres incurables de Jesús, María y José “Estos establecimientos de beneficencia nunca están mejor que cuando son de cargo de los eclesiásticos ricos que no necesitan para comer ni vestir sus rentas: su administración en tal caso es hija de la humanidad, y tomándoles con el tiempo cierto cariño á las casas, las miran como cosa propia, y se interesan en ellas con preferencia y antelación á las suyas, pues cuando para estas no serían acaso capaces de pedir á nadie un maravedís lo hacen á todo el mundo por sólo el placer de sostener con decoro y brillantez los hospitales de su cargo.”44

40 AGAS., Sección: Gobierno. Serie: Visita. Leg. 05216. Escrutinios de Visita de los años 1740 y 1741, fol. 282v. 41 AGAS., Sección: Gobierno. Serie: Visita. Leg. 05198. Escrutinios de visita de varios años desde 1724 hasta 1749. Excrutinio de Visita hecha en la Ciudad de Xerez de la Frontera (23 de mayo de 1747), fol. 5dpdo.v. 42 AGAS., Sección: Gobierno. Serie: Visita. Leg. 05146, s.f. 43 AGAS., Sección: Gobierno. Serie: Visita. Leg. 05224. Visita a Jerez del Obispo de Gadara en los meses de abril y mayo de 1759, s.f. 44 J. PORTILLO (1839): Noches jerezanas, o sea, la historia y descripción de la M. N. y M. L. Ciudad de Jerez de la Frontera, y de su término, Jerez, Juan Mallén, Tomo II, p. 126.

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2.1. Motivaciones45. Sin lugar a dudas, como luego pasará en el caso de San Pedro, el testamento de Ramón Álvarez de Palma constituye una fuente valiosísima para desvelar cuáles fueron las inclinaciones que le movieron a crear esta fundación. De esta forma, argumenta en su testamento que «en el mismo tiempo que fui cura Beneficiado de dicha yglesia parroquial de Señor San Miguel, de la Ciudad de Xerez de la Frontera observé la necessidad grande que havía de casa o hospital, para curar pobres mugeres inválidas, tísicas, y otros males de semejante calidad, y que me llamaban a sacramentar, o confesar algunas de esta especie, hallándolas en unas chosillas en el suelo sin asistencia y en el mayor desamparo, y si alguna familia por charidad las recogía, era con el quebranto tan grande de peligro de contagio»46. Estas mujeres, junto a otras que aparecen como recogidas en caballerizas y corrales en otro memorial sobre Álvarez de Palma47, pertenecían al grupo de marginados y pobres de la ciudad. Si bien no sabemos el número al que ascendían en este tiempo48, se calcula en un 11% el conjunto de población pauperizada49. De ese tanto por ciento, una elevada parte vivía 45 En este apartado se va a intentar ofrecer una breve visión de la situación de la asistencia social en el Jerez del siglo XVIII. No se puede obviar, por tanto, el trabajo tan apropiado de la profesora Mª J. PASCUA SÁNCHEZ (1992): “Pobreza y asistencia social en el Jerez del siglo XVIII”. En Actas de las IV Jornadas de Historia de Jerez, Jerez, Ayuntamiento, pp. 31-44. 46 AHPS., Protocolos Notariales, Luis León Pérez, Oficio 19, n. 13162, fols. 711r. y v. 47 AHMJF., Sección IIª Beneficencia y Sanidad, n. 159, 3. 48 Desgraciadamente, la fuente más cercana para conocer este dato ―las respuestas al Catastro de la Ensenada de 1755― no nos ofrece cifra exacta sobre ello, sino que se limita a decir «que el número de Pobres de solemnidad es crecido y no pueden manifestar los que sean». Revista de Historia de Jerez (2002): El Catastro de la Ensenada en Jerez de la Frontera, 1755, colección de monografías n. 2, introducción de Cristóbal Orellana González, Jerez, Centro de Estudios Históricos Jerezanos, p. 45. El estudio más completo entorno a la tipología de la pobreza nos lo sigue ofreciendo E. MAZA ZORRILLA (1987): Pobreza y asistencia social en España. Siglos XVI al XX, Valladolid, Universidad. En sus pp. 18 y ss., analiza detenidamente las diferencias existentes entre pobres de solemnidad, pobres vergonzantes y pobres marginados. 49 Cf. J. GONZÁLEZ BELTRÁN y J.L. PEREIRA IGLESIAS: “Jerez de la Frontera”, cit., p. 160.

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atendida en centros de beneficencia dirigidos por el estamento eclesiástico o por cofradías. Tres eran los más importantes; a saber: el Hospital de San Juan de Dios50, el de la Caridad51 y el de la Sangre. Este último era el único en la ciudad en el que se recogían a mujeres enfermas de todo tipo, sin embargo, su capacidad era limitada, por lo que sería normal ver deambular a las mujeres sin cabida en él por las afueras de la ciudad totalmente abandonadas y desatendidas, como Álvarez de Palma denuncia en sus memorias52. Ante esta desoladora situación, y con la ayuda de algunos bienhechores, pudo comenzar su obra en una casa alquilada de la calle Pollo, denominada del Cristo, por un crucificado que existía en el zaguán de entrada53. 50 Este hospital había sido el resultado de la reducción de hospitales que, en 1593, tanto había promovido Juan Grande, O.H. Hasta doce fueron los centros que se unificaron en el suyo de la Candelaria: el de San Pedro, el de los Remedios, el de la Misericordia, el de San Cristóbal, el de San Bartolomé, el de Santa Catalina, el de San José, el de San Blas, el de San Agustín, el de la Natividad, el del Pilar y el de San Sebastián. Cf. Fr. Francisco XIMENEZ, O.H. (1754): Descripción histórico-poética de la construcción, y celebérrimas funciones de la iglesia nueva del Convento Hospital de N. Señora de la Candelaria, y San Sebastián, del sagrado Orden de N. P. S. Juan de Dios, de la mui Noble, y Leal Ciudad de Xerez de la Frontera; y de la solemne Procesión General, para la Colocación del Santíssimo Sacramento en ella (…), Sevilla, imprenta de la Universidad, p. 31. 51 «Es para asistencia y manutención de pobres incurables y tiene hoy 13 camas; ay acogida para todo pobres que transita; y tienen la misericordia de buscar y enterrar quantos dentro y fuera de la ciudad mueren desamparados y en suplicio». B. GUTIÉRREZ (1757): Historia del estado presente y antiguo, de la Mui Noble y Mui Leal Ciudad de Xerez de la Frontera, edición facsímil, Jerez, Ayuntamiento, 1989, p. 42, Libro I. Lo tenía a su cargo la Hermandad de la Santa Caridad. 52 La situación de los niños expósitos en ese momento podía ser igual o peor. En 1749, llegó al Cabildo de la ciudad un memorial de Isabel Valmaseda, encargada de la Cuna, en el que presentaba la triste situación de la institución y «la estrema necesidad en que se hallan los niños expósitos, por dejarlos las amas que criaban algunos a causa delo mucho que se les deve y que por la misma no ay quienquiera encargarse de los que tan frecuentemente se componen muriéndose muchos de ellos, así por falta de pecho, comopor no tener con qué socorrerlos con leche, o vizcochos». AHMJF., Sección Iª Ayuntamiento y Gobierno, Actas Capitulares, n. 97 (1749-1752), sesión 3 de enero de 1749, fol. 21r. 53 Vid. A. MUÑOZ Y GÓMEZ (1903): Noticia histórica de las calles y plazas de Xerez de la Frontera; sus nombres y orígenes; enriquecida con datos inéditos, sacados del archivo municipal de la propia ciudad, y de diferentes libros, relaciones, papeles y estudios, oficiales y particulares, antiguos y modernos, Jerez, El Guadalete, p. 74.

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La labor benéfica del Padre Álvarez de Palma puede considerarse como la última de las que se dieron en Jerez marcada por una fuerte influencia de la teología cristiana tradicional, que hacía del ideal evangélico del “sanctus pauper”54 su más característica divisa. En aquellos momentos, esto chocaba ya con unas estructuras del Antiguo Régimen en plena decadencia y en duro combate con nuevas mentalidades de corte regalista e ilustrado55, que intentaban reducir la caridad cristiana a una filantropía racionalista y productivista. El pobre para ellas ya no era una suerte de gracia divina con la que poder alcanzar la salvación por las buenas obras, sino que se había convertido en una especie de lacra social, que había que combatir desde el Estado56 y darle una utilidad lucrativa, naciendo así un nuevo concepto de beneficencia pública57. 2.2. La problemática de la fecha fundacional. Lograr la fecha exacta de la fundación del Hospital de Mujeres Incurables entraña un doble problema. De una parte, la existencia de dos sedes en un espacio muy corto de tiempo; primero en la calle Pollo; más tarde, en la del Vicario. De otra, la divergencia de los historiadores clásicos locales a la hora de establecer un comienzo exacto de la obra de Álvarez de Palma. La gran mayoría coincide en 1754 como el año en que se crea el Hospital ―con el título de Jesús, María y José―, y muy pocos hacen la

54 Cf. C. PÉREZ DE HERRERA: Amparo de pobres, edición de Michel CAVILLAC (1975), Madrid, Espasa-Calpe, pp. LXXIV-LXXIX. 55 E. MAZA ZORRILLA: Pobreza y asistencia social, cit., pp. 99 y ss. 56 Es meridianamente claro al respecto el ejemplo de la policía de pobres surgida en la segunda mitad del siglo XVIII a nivel nacional. Vid. J. GUILLAMÓN ÁLVAREZ (1980): “Disposiciones sobre policía de pobres: establecimiento de diputaciones de barrio en el reinado de Carlos III”. En Cuadernos de Historia Moderna y Contemporánea, 1, pp. 31-50. 57 A. TARIFA FERNÁNDEZ (1994): Pobreza y asistencia social en la España moderna. La cofradía de San José y Niños Expósitos de Úbeda (siglos XVII y XVIII), Jaén, Diputación Provincial, p. 25.

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distinción entre calles58. Dos son sólo los autores que adelantan a 1753 la fundación59. Mesa Ginete, en cambio, nos procura día y mes para el Hospital de la calle Pollo: 22 de julio de 175460, lo que también suscribe Agustín Muñoz61. De todas las fechas ésta es la más cercana a la licencia de 28 de julio proveniente de Sevilla, en la que se da permiso «para el establecimiento de Hospital de Mugeres incurables, que fiado en la Divina Misericordia sollicita erigir en esa Ciudad, y deseo se prospere para el mayor bien espiritual, y temporal de ese vecindario» 62. En la calle Pollo, habría radicado con seguridad hasta pasado el verano, en que se traslada a las nuevas casas de calle Vicario; según Mesa, el 2 de septiembre63; según Portillo64, el 2 de diciembre. Efectivamente, la fecha exacta de fundación del definitivo Hospital de Mujeres Incurables 58 Bartolomé GUTIÉRREZ sí lo hace, pero es tan escueto que crea dudas. El año que nos da es 1754, y la calle, la del Pollo. Historia del estado presente, cit., p. 310. No obstante, en otra de sus obras afirma que «el nuevo Hospital de Mujeres incurables principió en Agosto de 1754». Año Xericiense. Diario eclesiástico y civil de la muy noble y muy leal Ciudad de Xerez de la Frontera. 1755, Jerez, Melchor García Ruíz, 1888, p. 166. Por cierto, esta obra en su original tiene censura de Ramón Álvarez de Palma. Por su parte, Tomás MOLERO, en Puntos históricos, Civiles, Políticos, y Eclesiásticos, que manifiestan la antigüedad, grande, Religión, Lealtad y Nobleza, de la Ciudad de Xerez de la Frontera, assí en los tiempos de los Tartecios, Turdetanos, Fenices, Cartaginenses, Romanos, Godos y Árabes: como desde su gloriosa Conquista por el Señor Rey Dn. Alphonso X (llamado el Sabio) hasta el presente, Reynado de nuestro amado Monarca el Señor Dn. Carlos Tercero, que Dios guarde, entresacados de diversos autores, y varios documentos, Cádiz, ms. (AHMJF.), 1786, pp. 166-167, propone lo mismo: «el nuevo Hospital de Mugeres incurables tubo principio en agosto del año de mil setecientos cinquenta y quatro». 59 Por un lado, D. I. PARADA Y BARRETO, D. I.: Hombres ilustres, cit., p. 26; y, por otro, J. PORTILLO: Noches jerezanas, cit., p. 125. Este autor de sí hace la división entre la calle Pollo y Vicario. Esta fecha sería para la primera. Desde luego, ha de tenerse presente el hecho de que fue desde 1753 cuando Ramón Álvarez de Palma se dedicó a reunir limosnas con las que fundar el Hospital. AHPS., Procolos Notariales, Pedro Leal, Oficio 19, n. 13156, fol. 1573r. 60 Vid. Historia sagrada y política, cit., p. 281. 61 Vid. Noticia histórica de las calles, cit., p. 108. 62 La licencia la otorgaba Isidro Alfonso de Cabanillas, Arzobispo Coadministrador de Sevilla (1753-1755) y titular de Anazarbo. AHMJF., Sección IIª Beneficencia y Sanidad, n. 159, 4. 63 Vid. nota 60. Curiosamente, Agustín Muñoz coincide de nuevo con Mesa en la fecha de Vicario, aún siendo errónea, como se ve inmediatamente. Vid. nota 61. 64 Vid. Noches jerezanas, cit., p. 125. Sin embargo, indica que es el año 1734. Debe tratarse de un fallo tipográfico, puesto que en su obra todo lo demás encaja.

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fue el segundo de diciembre de 1754, como así lo atestigua la escritura de compra-venta65 de las casas de calle Vicario a favor de Ramón Álvarez de Palma, las cuales pagó de su peculio. Este cambio pudo deberse, como indica en su testamento, «por estar lindando con el campo, para su ventilación»66, lo que pone de manifiesto las incipientes medidas higiénicas que comenzaban a haber en el ámbito de la medicina y, quizás, el consejo de su hermano Clemente, que para la fecha era ya un renombrado médico de la ciudad67. Con razón, fue calificado como «el más primoroso y aseado de esta provincia» 68. 2.3. La Hermana Petronila de San Francisco. Ningún autor nos niega que en la creación de este Hospital tuviera mucho que ver el servicio de Petronila Gallardo Camacho. Era natural de El Puerto de Santa María y Joaquín Portillo la denomina «infeliz beata»69. En efecto, como ella nos narra en su segundo testamento ―hay constancia de tres―, su situación era bastante precaria, ya que «casé lexítimamente según horden de nuestra Santa Madre Yglecia con Don Joseph de Sapia, que no sé su paradero, porque habiendo salido de la Ciudad y Gran Puerto de Santa María, abrá tiempo de veinte y tres años de alféres, cuio reximiento no tengo presente, con destino a plasa de Nisa, por más dilixencias que e practicado no e podido descubrir dicho su paradero (…) y del dicho nuestro matrimonio, no tuvimos hijos»70; y, por si 65 AHMJF., AHPNJF., Alonso Romero Carrión, Oficio 11º, n. 2575 (17541755), 1754/dic/2, fols. 575r - 577v, Don Bartolomé Aguirre, venta de casas a el Doctor Don Ramón Álbarez y Palma, Presvítero. Tenía un censo anual de 217 reales y 28 maravedís. En AHMJF., Sección II Beneficencia y Sanidad, 159, 4, se encuentra una copia del documento original del Archivo de Protocolos Notariales; sin embargo, al llegar a la especificación de este censo en la transcripción hay una nota marginal que dice: «Se redimió este censo de 217 reales 28 maravedís en 6 de septiembre de 1802». 66 AHPS., Protocolos Notariales, Luis León Pérez, Oficio 19, n. 13162, fol. 711v. 67 Vid. J. RODRÍGUEZ CARRIÓN (1980): Jerez, 1800. Epidemia de fiebre amarilla, Jerez, Centro de Estudios Históricos Jerezanos, p. 43. 68 J. PORTILLO: Noches jerezanas, cit., p. 125. Sesión fotográfica de 7 de octubre de 2009. Respecto a las imágenes del edificio de la calle Vicario, agradezco al Centro de Adultos “Aljibe”, en especial a su directora, Dª María Soto Díaz, y a su jefe de ordenanzas, D. Juan Vicente Clavijo González, el interés y la atención que me dispensaron aquel día. Asimismo, doy las gracias a D. Jaume Castell i Nierga por el apoyo tecnológico recibido en dicha ocasión. 69 Ibidem 70 AHMJF., AHPNJF., Nicolás Fernández de Amaya, Oficio 13º, n. 2664 Bis (1765-1768), año 1766/julio/22, fol. 147v.

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ello fuera poco, «Don Francisco de Sapia, hermano de dicho mi marido está posellendo veinte y una aransadas de tierra calma con sus c[…]s, algunos olivos y tres lagares, que están en el pago del Serrano, término de la ciudad de San Lúcar de Barrameda y, tocándole al dicho mi marido una tercia parte, por ser tres hermanos, no e persevido cosa alguna de sus arrendamientos para mi sustentación por havérselo apropiado el dicho Don Francisco de Sapia»71. Sin embargo, unas rentas que obtenía del alquiler de su antigua casa en El Puerto de Santa María le ayudaron a comprar las primeras necesidades y alimentos para las enfermas que se recogían en el Hospital de Jesús, María y José. La historiografía local72 se refiere a Petronila Gallardo como la Hermana Petronila de San Francisco. Nada nos dice al respecto en su primer testamento de 175973. En cambio, en el segundo pide que su cuerpo «sea enterrado en la vóveda de los hermanos terseros sita en el convento de nuestro seráfico Padre San Francisco»74, en lugar de la parroquia de San Miguel, como había dejado dispuesto en el primero. Por lo tanto, para 1766, cuando ya Álvarez de Palma residía en Sevilla, encontramos que Petronila Gallardo había entablado relación con la orden tercera franciscana, aunque nada más es posible señalar. Será en su tercer testamento de 1769 cuando en la intitulación se presente como la Hermana Petronila Gallardo, y además, cosa que hasta entonces no lo había hecho, como viuda75. La Hermana Petronila de San Francisco era la encargada de gestionar el Hospital en la lógica ausencia pastoral de Ramón Álvarez de Palma. Su relación con él debió ser muy estrecha, hasta el punto de que no sólo le nombra albacea de su primer testamento, sino heredero de todos los bienes que a su muerte pudieran existir76 . Una de sus funciones era la de recoger limosnas para sufragar con

71 Ibid., fol. 148r. 72 Mesa Ginete es el primero. Vid. Historia sagrada y política, cit., p. 280. 73 AHMJF., AHPNJF., Juan Menacho de Hoces, Oficio 16º, n. 2613 (17591760), año 1759/octubre/29, fols. 213r - 213v. 74 AHMJF., AHPNJF., Nicolás Fernández de Amaya, Oficio 13º, n. 2664 Bis (1765-1768), año 1766/julio/22, fol. 147r. 75 AHMJF., AHPNJF., Cristóbal González, Oficio 5º, n. 2693 (1769), 1769/ marzo/01, fol. 112r. 76 En 1766 y 1769 ya no aparece mencionado en sus testamentos, puesto que para ese período ya se encontraba en Sevilla en la curia de la sede metropolitana.

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ellas las distintas exigencias que la vida diaria del Hospital requería77. También, asistía a las enfermas «con el fin de su establecimiento a espensas de mi travaxo para el alivio de dichas pobres a honrra y gloria de Dios Nuestro Señor»78. Desde luego, ella había dotado al Hospital de todo lo necesario desde el inicio de la fundación, trayéndose de El Puerto de Santa María todas sus pertenencias y comprando otras tantas. Dejemos que sea la Hermana Petronila Gallardo la que nos explique todo lo que ofreció para los orígenes y desarrollo de esta obra asistencial: «Para dar principio a esta obra traxe de dicha ciudad del Puerto porción de ropa de cama y algunos bienes de menage de casa, y se han aumentado las camas, que en el día se componen en las enfermería alta de ocho camas de bancos y tablas, de a quatro tablas cada una; catorce colchones de medio uso; treinta almohadas demediadas, y nuevas; quatro colchas manchegas, dos nuebas y dos demediadas; siete cobertores traídos; dos colchas de Yndiana; veinte y quatro sábanas, quatro sin remedar, y las demás demediadas y remendadas; cinco fundas de almohadas blancas bien servidas; seis serbilletas alemaniscas de porte regular; un altar, con un santo Christo, y una mesa; dos pares de manteles demediados, tres laminitas de distintas efigies demediadas; dos taburillos, quatro silletas usadas, una mesita redonda, un belonsito chico. Y en la sala de las éticas ay camas, sábanas, y todo lo preciso, cuios bienes alcanzarán para quatro o cinco enfermas de este accidente. Asimismo, tienen las pobres ocho camisas por estrenar, las quatro largas, y las otras cortas, de creguela prieta, seis d[..]has demediadas, tres pares denaguas blancas usadas, y seis u ocho paños para dichas enfermas; lo que declaro para que conste; como que se ha mantenido esta dicha casa Hospital a mi solicitud, y con las limosnas que ha recevido de los vecinos de sta ciu77 Toda póstula eclesiástica tenía que ser autorizada por la autoridad episcopal competente. Para nuestro caso, la licencia vino incluida en el decreto que hizo posible la fundación del Hospital. Vid. nota 62. En la sede gaditana, encontramos un ejemplo de cómo antes de iniciar una colecta había que solicitar la autorización. Es el caso de Sebastián Moreno y José Moreno Cantillo, clérigos de menores en el Conil del siglo XVIII, que se dirigieron a su obispo «pidiendo licencia (…) para que puedan pedir las limosnas que los vecinos quieran darles para la referida obra». AHDCC., Sección: Despacho de Obispo. Fr. Tomás del Valle, O.P., en carpeta azul, n. 8, Conil, 16 de marzo de 1736. La obra referida era el Hospicio Viejo, creado para la atención de huérfanas y viudas pobres. 78 AHMJF., AHPNJF., Nicolás Fernández de Amaya, Oficio 13º, n. 2664 Bis (1765-1768), año 1766/julio/22, fol. 148v.

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dad, y ha consumido en su curación los dineros que tenía y manexaba en dicha del Puerto».79 La generosidad de la Hermana Petronila de San Francisco fue una realidad hasta el final de su vida, en que por cláusula en su último testamento dejó al Hospital, por el cual tanto había dado, los últimos 6.000 reales que tenía80. 2.4. La partida de Álvarez de Palma a Sevilla y la muerte de la Hermana Petronila. En torno a diciembre de 175981, Ramón Álvarez de Palma pasó a servir al Cardenal Francisco de Solís Folch y Cardona, Arzobispo de Sevilla (1755-1775). Su Hospital de Mujeres Incurables quedaba en manos de la Hermana Petronila de San Francisco y de Pedro de Huelva y Flores, cura beneficiado de la parroquia de San Miguel82, a quien se lo entregó espiritualmente en su ausencia. La vida en el Hospital transcurrió con normalidad, mientras Ramón Álvarez de Palma se interesaba por su evolución desde Sevilla. Antes de marchar, en un derroche más de su celo apostólico, había procurado no sólo el bien físico de las internas, sino también el espiritual, de forma que, en 1757, pudo conseguir del arzobispo licencia para oratorio y altar, ya que «estas pobres incurables no son capaces de poder ser llevadas á oir misa»83. Asimismo, alcanzó autorización para que los sacerdotes a cargo de una capellanía existente en el antiguo hospital de San Pedro dijeran las correspondientes misas en su Hospital, asegurándose con ello la celebración eucarística diaria y la atención espiritual de las enfermas. Éstas, a su vez, eran separadas por salas; en unas las contagiosas, y en otras las incurables84, que solían ser sobre todo viudas ancianas en número de siete, «que muerta una, entra otra en su lugar»85. Las que no 79 AHMJF., AHPNJF., Cristóbal González, Oficio 5º, n. 2693 (1769), 1769/ marzo/01, fols. 113r - 123v. 80 Ibid., fol. 114v. 81 Cf. AHPS., Protocolos Notariales, Luis León Pérez, Oficio 19, n. 13162, fol. 712r. 82 Desde el 7 de marzo de 1757, era teniente de cura de Ramón Álvarez de Palma. AGAS., Sección: Gobierno. 16269. Libro registro de los títulos de vicarios y curas del Arzobispado, fol. 168r. También él quedó al cuidado y atención de la recién fundada iglesia auxiliar de San Pedro, como se verá en el siguiente epígrafe. 83 AHPC., Sección: Beneficencia. Jerez, Leg. 1792, expdte. 223, fol. 5r. 84 Ibid., fol. 4v. 85 AHMJF., Sección IIª Beneficencia y Sanidad, n. 159, 3.

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tenían ningún recurso, ni tampoco familia, eran enterradas «de limosna86 por la parroquia»87 . La casa estaba asistida, además de por la Hermana Petronila, por un pequeño equipo de cuatro enfermeras, una señora que hacía la colecta por el barrio, otra encargada de lavar todo tipo de prendas, paños y sábanas, y un joven mozo que realizaba los mandados y traía el agua necesaria para la vida diaria en el Hospital88. La casa estaba asistida, además de por la Hermana Petronila, por un pequeño equipo de cuatro enfermeras, una señora que hacía la colecta por el barrio, otra encargada de lavar todo tipo de prendas, paños y sábanas, y un joven mozo que realizaba los mandados y traía el agua necesaria para la vida diaria en el Hospital . Sin embargo, en agosto de 1773 muere la Hermana Petronila y, aunque consta que se puso al frente otra piadosa señora, Álvarez de Palma «considerando (…) que así por su asistencia como por su cuidado y quebrantada salud no puede atender como desea á bien de aquellas pobres»89 decidió traspasar y agregar el Hospital de Jesús, María y José a la Hermandad de Pobres Vergonzantes de la parroquia de San Miguel. Las noticias que se conocen sobre el Hospital a partir de estos momentos evidencian el acierto de la decisión, y no sólo por el crecido capital que disfrutaba la Hermandad de Pobres90, sino por la alta notoriedad de que gozaba entre los feligreses de San Miguel e, incluso, entre algunas

86 Un análisis de los tipos de entierro de la época en Mª J. PASCUA SÁNCHEZ (1990): Vivir la muerte en el Cádiz del Setecientos (1675-1801), Cádiz, Ayuntamiento, pp. 142-145. 87 AHPC., Sección: Beneficencia. Jerez, Leg. 1792, expdte. 223, fol. 10r. 88 AHMJF., Sección IIª Beneficencia y Sanidad, n. 159, 3. 89 AHPC., Sección: Beneficencia. Jerez, Leg. 1792, expdte. 223, fol. 10v. 90 En el Catastro de la Ensenada, la Hermandad percibía 500 reales como valor fijo anual; sin embargo, hay constancia de que sus rentas llegaban a alcanzar hasta 600 ducados anuales. Cf. Revista de Historia de Jerez: El Catastro de la Ensenada en Jerez de la Frontera, 1755, colección de monografías n. 2, introducción de Cristóbal Orellana González, Jerez, Centro de Estudios Históricos Jerezanos, 2002, p. 13. y AHPC. Sección: Beneficencia. Jerez, Leg. 1792, expdte. 223, fol. 6r.

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instituciones91. Esta institución había sido fundada por Diego del Castillo ante Juan Montesino el 6 de marzo de 1559, y sabemos por unas reglas de 1605 de la destacada labor caritativa que realizaban en el barrio92. La agregación fue permitida por el arzobispo el 11 de noviembre de 177393, y se hizo realidad en dos momento sucesivos. El primero, cuando en 22 de dicho mes la Hermandad de Pobres aceptó la agregación del Hospital en una junta celebrada a tal fin94; el segundo, cuando el 18 de diciembre del mismo año, Ramón Álvarez de Palma otorgó escritura de

91 Es el caso del Hospicio de Niñas Huérfanas del canónigo Mesa Ginete, a quien esta Hermandad ofrecía los medicamentos de balde. Cf. Reglas y constituciones del Hospicio de Nuestra Señora de Consolación, de las Niñas Huérfanas, Amiga, y enseñanza general de la Cudad de Xerez de la Frontera. y de la Congregación de el Corazón de María, establecida en la Iglesia de dicho Hospicio, para santificar las fiestas de los domingos, días de Cristo, y de su Santísima Madre en sus tardes, Jerez, 1770, p. 59, BMJF. Aunque paralela, no me he querido detener en la historia de este Hospicio. Para ello, remito a J. L. REPETTO BETES (1978): Francisco de Messa Xinete. Su autobiografía, su Hospicio de Niñas Huérfanas, Jerez, Centro de Estudios Históricos Jerezanos. 92 En su capítulo tercero, en el que se habla De lo que han de guardar los hermanos antiguos y nuevos y de las limosnas que se recogían, destaca la siguiente instrucción: «Darse ha esta limosna en dinero, ó en pan, ó en carne poniéndolo sobre vn cajón ó mesa á la puerta de la Iglesia todas las vísperas de festiuidades y Pasquas, ó lleuándola en vna messa por las calles de puerta en puerta». Regla y forma que deuen guardar los hermanos de la Cofradía de los Pobres vergonzantes, sita en la Parrochia de S. Miguel desta Ciudad de Xerez de la Frontera. 1605, s.f., AHHSSC. Por su parte un manuscrito anónimo completa la información de esta forma: «La Hermandad de Pobres de esta Parroquia era el alivio de todos los de la Collación, á los cuales daba médico y Botica de balde, y también paz y carne las Pascuas y mantos y sayas y aún dotes». Noticia histórico-descriptiva del Templo Parroquial de San Miguel de Jerez de la Frontera y de la obra de restauración del mismo llevada a cabo bajo la dirección del arquitecto Don José Esteve y López, siendo Cura Propio de dicha Iglesia Don Joaquín Yuste y Vegazo, Jerez, 1952, s.f., BMJF, M/110. 93 AHPC. Sección: Beneficencia. Jerez, Leg. 1792, expdte. 223, fol. 11v. 94 AHPS., Protocolos Notariales, Pedro Leal, Oficio 19, n. 13156, fols. 1574r 1577r. La información se toma de una copia del acuerdo de agregación asentado en el Libro de Cabildos de la Hermandad de Pobres Vergonzantes, por ante J. Morane y Calle, notario público y apostólico (1773/noviembre/28).

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traspaso de propiedad ante Pedro Leal, escribano público de Sevilla95. De ella, envió copia a la Hermandad, en virtud de la cual fue ratificado el acuerdo. El Hospital de Mujeres Incurables de Jesús, María y José habría de existir hasta 1841, en que se suprimió por agregarse sus rentas al Hospital General de Santa Isabel, en que se refundieron también los demás de la ciudad96. 3. La iglesia auxiliar de San Pedro En la visita pastoral que realizó el arzobispado a la vicaría de Jerez en 1740, concluía el inspector disponiendo que sería conveniente que la parroquia de San Miguel tuviera, por su dilata extensión, dos ayudas y dos tenientes de cura para asistirlas97. La consideración del visitador debió de interpelar a Ramón Álvarez de Palma, pues poco tiempo después ponía en marcha las obras en San Pedro y la Yedra. Así lo refiere él mismo en su testamento: «Siendo cura beneficiado de la Yglesia Parroquial de Señor San Miguel de la expresada ciudad de Xerez de la Frontera, mi Patria, atendiendo, a lo dilatado de su distrito, y que aunque éramos tres lo Curas para la Administración de los Santos Sacramentos y todos vigilantes en cumplir su ministerio, observé que por la distancia en muchos accidentes, sucedía que mientras iban a avisar a la Yglesia, y de ésta se llevaban los Sacramentos, o no estaba ya el enfermo capaz de recevirlos, o estaba muerto»98. Por esta razón, se apresuró a solicitar el visto bueno del arzobispo, y 95 «Y ahora, considerando que con mi ausencia, y lo que es más, si llego a faltar, quedarán dichas pobres sin amparo, precaviéndolo todo ello, (…) por el thenor de la presente carta, otorgo que desde oy día de la fecha, en adelante perpetuamente para siempre jamás, me desapodero, desistto, aparto y abro mano de las dichas cassas, Hospital de Incurables de Jesús, María y mi señor San Joseph, y del derecho, acción, propiedad y señoría que a ellas tengo y las cedo, renuncio y traspasso en fauor del referido hospital de pobres vergonzantes desa iglesia parrochial de Señor San Miguel de la apreciada ciudad de Xerez de la Frontera, para que su Ilustre Hermandad, las reciba como tiene aceptado asistiendo a las pobres con charidad, en quanto fuere posible, y que por la hermanas que pusiere se pida la limosna para dicha asistencia, como hasta aquí se ha hecho y la distribuyan a su satisfación y bien de dichas pobres». AHPS., Protocolos Notariales, Pedro Leal, Oficio 19, n. 13156, fols. 1573r - 1573v. 96 Vid. Mª J. PASCUA SÁNCHEZ: “Pobreza y asistencia social”, cit., p. 44. 97 AGAS., Sección: Gobierno. Serie: Visita. Leg. 05216, fol. 287r. 98 AHPS., Protocolos Notariales, Luis León Pérez, Oficio 19, n. 13162, fols. 710r - 710v.

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con él procedió a la fundación de una iglesia auxiliar de San Miguel bajo el título de Señor San Pedro en 175799. Para ello, compró unas casas y unas bodegas en la calle Bizcocheros donde labró una pequeña capilla, que en muy poco tiempo se quedó pequeña100 ante el fuerte crecimiento que experimentaba aquella zona de Jerez en los años centrales del siglo XVIII. Fue entonces cuando, un año más tarde, en 1758, volvió a comprar un solar enfrente de la primera fundación, donde se comenzó a edificar la que es actual parroquia de San Pedro101. Puso la primera piedra, en nombre del Cardenal Arzobispo, Lucas Millán de Mendoza, su secretario de cámara102. La primera misa en la iglesia del Apóstol fue celebrada por Félix Vergel103, canónigo magistral de la Colegial jerezana104. Por su parte, la construcción continuaba en 1775, cuando José Álvarez, maestro mayor de la catedral de Sevilla, realizó unos planos del estado de obras105, si bien para esos momentos anduviera algo ralentizada, pues Álvarez de Palma en su testamento de 1778 se quejaba de no poder adelantarla «por mi ausencia y esterilidad de los tiempos»; a lo que añadía que «si Dios fuere servido llevarme antes de ver concluida dicha obra, suplico rendidamente al Eminentísimo y Excelentísimo Señor Cardenal Arzobispo actual de esta ciudad y señores prelados sucesores en la mitra, prote99 Las fechas nos las ofrecen A. MUÑOZ Y GÓMEZ, Noticia histórica de las calles, cit., p. 282, y M. PESCADOR Y GUTIÉRREZ DEL VALLE (1909): Las iglesias parroquiales de Jerez de la Frontera. Breve descripción históricoartística de las mismas, Jerez, El Mensajero, p. 123. 100 «Siendo tan estrecha la Capilla, que solo cavían treinta, o quarenta personas, atendiendo a la necesidad y clamores de los Parroquianos» dirá Álvarez de Palma en su testamento. AHPS., Protocolos Notariales, Luis León Pérez, Oficio 19, n. 13162, fol. 710v. 101 Cf. L. GRANDALLANA Y ZAPATA (1885): Noticia histórico-artística de algunos de los principales monumentos de Jerez, ilustrada con noticias inéditas, Jerez, Gautier Editor, p. 131. No obstante, téngase en cuenta las enormes modificaciones que se produjeron en su fábrica a raíz de las obras realizadas en los años setenta del siglo XX, que sustituyeron la iglesia original de tres naves por la actual de gran bóveda elíptica centralizada. 102 AHPS., Protocolos Notariales, Luis León Pérez, Oficio 19, n. 13162, fol. 710v. Quién le diría a Ramón Álvarez de Palma que un año después iba a suceder al encargado de inaugurar una de sus obras más destacadas en Jerez. 103 J. PORTILLO: Noches jerezanas, cit., p. 127. 104 Años antes, en 1753, Ramón Álvarez de Palma y Félix Vergel se habían disputado la canonjía magistral del Cabildo Colegial, que fue ganada finalmente por éste último. 105 A. SANCHO CORBACHO (1984): Arquitectura barroca sevillana del siglo XVIII, Madrid, CSIC., pp. 250-251, y T. FALCÓN MÁRQUEZ (1993): Arquitectura barroca en Jerez, Jerez, Centro de Estudios Históricos Jerezanos, pp. 90-91.

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jan, amparen y admitan esta obra baxo su patrocinio, para que nadie se atreva a impedir su prosecución, por lo mui necesario que es al bien de aquella feligresía»106.

De los cuatro ejemplos que sugiere, tres están promovidos por Álvarez de Palma, con lo que se refleja la importancia de las distintas fundaciones que dejó en Jerez antes de su partida a Sevilla.

Sin embargo, del mismo modo que con el Hospital de Jesús, María y José, al finalizar la década y trasladarse a Sevilla hubo de abandonar también la gestión de la nueva iglesia, encomendándosela a Pedro de Huelva107, a quien las visitas pastorales celebraban bajo este tenor:

4. Al servicio del Cardenal de Sevilla

«Es el nuebo cura, creado por su Eminencia para la Capilla de San Pedro, erigida en aiuda de Parroquia desta de San Miguel, sugeto que no podía con facilidad encontrarse en todo el clero otro más a propósito para el ministerio en las circunstancias presentes. Pues a más de sus talentos, es incansable en el trabajo, y con sus buenos modales tiene ganado todo su recinto, y muy ferboroso en la fábrica de la nueva Yglesia que sola solicitud suia lleva adelantada»108. Su estancia en Sevilla, no le eximió de atenciones y donaciones para con su creación. De esta manera, en enero de 1774 envió hasta Jerez «una cruz de plata muy hermosa con las Armas, o thiara de Señor San Pedro»109. Como se puede apreciar, a Ramón Álvarez de Palma no le faltó ocasión para volver la vista a todo lo bueno que había dejado en Jerez. Con razón, dirá Parada y Barreto que «el hospital de mujeres incurables, dolorosamente suprimido en nuestros días, las iglesias de San Pedro y de la Yedra, fundadas para facilitar el servicio espiritual de la estensa feligresía de San Miguel y el hospicio de niñas huérfanas que fundó la inteligente caridad del canónigo Mesa Xinete, son las fundaciones más importantes que nos ofrece la historia de Jerez en el siglo XVIII»110.

106 AHPS., Protocolos Notariales, Luis León Pérez, Oficio 19, n. 13162, fol. 711r. 107 Para entonces, también había dejado elevada a categoría de auxiliar la Ermita del Santo Cristo de la Yedra ―erigida en 1715―, en la plaza Orellana, que coincidía con el otro extremo de la ciudad. Cf. A. MUÑOZ Y GÓMEZ: “Notas Históricas. La Yedra”. En El Guadalete, nos 12141 (6-oct-1895) y 12142 (8-oct1895). 108 AGAS., Sección: Gobierno. Serie: Visita. Leg. 05224, s.f. 109 Vid. nota 102. 110 D.I. PARADA Y BARRETO: Hombres ilustres, cit., p. LXXIV.

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No es posible conocer por ahora las circunstancias que llevaron al Cardenal Solís a necesitar la presencia de Ramón Álvarez de Palma al frente de su secretaría personal; sólo sabemos que esto ocurrió a finales de 1759111. Ciertamente, un elemento que les unió a ambos fue su celo pastoral. En este sentido, es común encontrar en los libros de historia hispalense las anécdotas sobre la cantidad de veces que el arzobispo llegó a poner en situación de quiebra la hacienda de la Archidiócesis por tenerla abierta a cuantos necesitados acudían suplicantes a Palacio. Además, el Cardenal Solís desde los inicios de su pontificado en Sevilla promovió decisivamente la mejora de la disciplina eclesiástica del clero del arzobispado112. Uno de los primeros cometidos de Ramón Álvarez de Palma en la labor curial sevillana, fue la ordenación de todo el archivo personal de la cámara del arzobispo, clasificándolo por legajos y materias, que hoy en día son referencia en el Archivo General del Arzobispado de Sevilla113. Por otra parte, también tuvo tiempo de entablar amistad con personalidades destacadas de la Sevilla de entonces, entre las que sobresale Miguel de Espinosa Maldonado Saavedra, segundo Conde del Águila y Caballero de la Orden de Santiago, de quien fue su capellán114. Además, Álvarez de Palma encontró en el Conde de Águila su más fiel aliado civil en uno de los temas que le habían preocupado desde hacía años: la diversión teatral. En efecto, en 1761 y enterado de la vuelta de las comedias a Jerez, envió una carta al Cabildo de su ciudad natal en la cual reprochaba la infidelidad y deslealtad en la que había incurrido por romper las prome111 Vid. nota 82. 112 Cf. M. MARTÍN RIEGO (1997): Las conferencias morales y la formación permanente del clero en la Archidiócesis de Sevilla (siglos XVIII al XX), Sevilla, Fundación Infanta María Luisa, pp. 68-69. 113 AGAS., Sección: Medios de Información. N. 16451. Libro por donde constan los papeles de la Secretaría de Cámara del Emmo. Sr. Card. de Solís, Arzpbo. de Sevilla. Año de 1763. “Razón de los Papeles, y sus Materias, arreglados en Legajos y contenidos en el Archivo de Cámara de la Dignidad Arzobispal de Sevilla, reformados siendo Arzobispo el Emmo. Sr. Cardenal de Solís, y su Secretario, el Sr. Dr. Dn. Ramón Álvarez de Palma”. 114 AMS., Sección XI, Papeles del Conde del Águila, Tomo 62, n. 52, fols. 174-175.

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sas de no representarlas115. Su aversión al teatro pudo avivarse cuando en 1757 conoció y acompañó al P. Pedro de Calatayud en su predicación evangélica por nuestras tierras116. Este jesuita fue con diferencia el más duro adversario religioso del género en el siglo XVIII. Sus obras están cargadas de sinfines argumentos a favor de su prohibición —nada nuevo, por cierto, para los predicadores de la Compañía de Jesús117— . Ramón Álvarez de Palma se inspiró en ellas para componer el Discurso sobre la diversión del Theatro, en orden al fuero de la conciencia, que circuló anónimo por Sevilla a lo largo de 1766118 y en el que hace un análisis exhaustivo de los peligros espirituales de la asistencia a las representaciones teatrales. Esto ocurría en un contexto en el que las disposiciones reales y eclesiásticas en contra de las comedias habían ido cayendo en un profundo olvido, ante el que las personalidades de pensamiento más tradicional, civiles o religiosas, estaban comenzando a levantar la voz de denuncia con una fuerza inusitada. En otro orden, Ramón Álvarez de Palma pretendió en 1762 la prebenda con ración entera que estaba vacante por la muerte de Francisco de 115 AHMJF., Sección Iª Ayuntamiento y Gobierno, Actas Capitulares, n. 101 (1761-1762), fols. 334r - 335r. Cf. M. RUIZ-LAGOS CASTRO (1964): Controversias en torno a la licitud de las comedias en la ciudad de Jerez de la Frontera (años 1550-1825), Jerez, Centro de Estudios Históricos Jerezanos, pp. 27-29 y documento XLVII (p. 86-87). El memorial fue publicado por vez primera por A. FERNÁNDEZ FORMENTANI (1890): Costumbres y leyes de antaño. Curiosa colección de apuntes y documentos sobre fiestas públicas, gobierno local, y otras interesantes materias, extractados y copiados de las actas capitulares de esta Ciudad de Xerez de la Frontera, Jerez, El Guadalete, pp. 96-100. No obstante, su peso en la ciudad ya no era el mismo. El Ayuntamiento respondió a su inquietud de forma tan frívola como esta: «La Ciudad haviendo oýdo la carta del dicho Doctor Don Ramón Álvarez de Palma y enterada de su contenido, en atensión a que la ciudad tiene que obedecer las reales órdenes de S.M., no le queda facultad alguna, por lo que dicho Señor Doctor podrá tomar el recurso ante el Señor Juez Protextor, quien podrá determinar lo que sea del real agrado. Y así lo acorda». AHMJF., Sección Iª Ayuntamiento y Gobierno, Actas Capitulares, n. 101 (17611762), sesión 18 de mayo de 1761, fol. 101. 116 D.I. PARADA Y BARRETO: Hombres ilustres, cit., p. 27. 117 Sobre su postura contraria a las comedias puede consultarse E. COTARELO Y MORI (1904): Bibliografía de las controversias sobre la licitud del teatro en España, Madrid, Biblioteca Nacional, pp. 113-121. 118 El original del mismo en AMS., Sección XI, Papeles del Conde del Águila, Tomo 62, n. 47, fols. 116r - 135r. Fue A. MORENO MENGÍBAR el primero que le hizo autor del Discurso. IDEM (1998): La ópera en Sevilla en el siglo XIX, Sevilla, Universidad, p. 22, nota 6. Sin embargo, con anterioridad, ya se había analizado este pequeño tratado en contra de las comedias por parte de F. AGUILAR PIÑAL (1974): Sevilla y el teatro en el siglo XVIII, Oviedo, Universidad, pp. 41-49,

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Goycoechea y Barraigua; para ello, hubo de entregar al Cabildo Catedral un memorial de su genealogía, amén de que éste confeccionara el acostumbrado expediente de sangre119, que fue llevado a cabo por Juan Ponze de León, canónigo. Se conserva el esquema del cuestionario que Juan Ponze hubo de usar a la hora de hacer comparecer a los testigos. Las preguntas eran diez y versaban sobre el conocimiento o no que tenían los entrevistados de la ascendencia de Ramón Álvarez de Palma hasta sus bisabuelos paternos y maternos. Se interrogaron a 31 testigos ―28 de Jerez y 3 de Alburquerque, ya que su bisabuela primera paterna era natural de este municipio pacense―. Superado con éxito la prueba de sangre, tomó posesión de la prebenda el 10 de junio de 1763120. Sus virtudes y méritos le valieron incluso la predicación de las exequias del padre del Cardenal Solís, José de Solís Rodríguez de las Varillas, Duque de Monte-Llano, que tuvieron lugar el 21 de agosto de 1765 en la Catedral de Sevilla. La publicación del sermón121 fue ampliamente aplaudida entre los fieles sevillanos y se imprimió con patrocinio del propio arzobispo. A la muerte de éste en 1775, Álvarez de Palma debía de ser ya un sacerdote de más de setenta años, por lo que su labor a partir de entonces debió quedar reducida prácticamente a la asistencia a las horas canónicas en el coro catedralicio. No en balde, sólo tres años después otorga testamento ante el escribano público Luis León Pérez122, que, en 4 de abril de 1781, «hallándome enfermo», es ampliado mediante codicilo123, con la intención de recompensar a los criados que habían estado acompañándole en los últimos momentos de su vida. A las 11 de la noche del miércoles 9 de mayo de 1781 fallecía Ramón 119 ACS., Sección: Secretaría. Serie: Prueba de Sangre. N. 07637. R - 8. Informaziones del Dr. Dn. Ramón Álvarez de Palma, Secretario de Cámara del Emmo. Sor. Cardenal de Solís, por el Sor. Dn. Juan Ponze de León, Canónigo dela Sta. Yga. Patriarchal de Sevilla, en 7 de marzo de 1763. 120 ACS., Sección: Secretaría. Serie: Personal. N. 07436, fol. 73v. 121 R. ÁLVAREZ DE PALMA (1765): Consideraciones útiles, a instrucción de los vivos, alivio de los muertos, propuestas en el Sermón, que en las exequias lebradas por el Ilustrísimos Cabildo de la Santa Metropolitana, Patriarchal Iglesia de Sevilla, en el día 21 de agosto de este año de 1765, para sufragio del alma de el Excelentíssimo Señor Don Joseph de Solís, Rodríguez de las Varillas, Duque de Monte-Llano, padre de el Eminentísimo Señor Cardenal de Solís, Arzobispo de dicha ciudad, Sevilla, Gerónimo de Castilla. 122 AHPS., Protocolos Notariales, Luis León Pérez, Oficio 19, n. 13162, fols. 708r - 716v. 123 AHPS., Protocolos Notariales, Luis León Pérez, Oficio 19, n. 13167, fols. 642r - 642v.

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Razionero Don Josef Larraya. Señaló para las honras los días 31de mayo, y 1º de Junio y se declaró que así en estos como en el del Entierro se omitiesen los Aniversarios»125.

Álvarez de Palma en su casa de la calle Placentines124. El cabildo catedralicio fue reunido al día siguiente para tratar de la muerte de su racionero, como así queda consignado en las actas capitulares del mismo: «Jueves 10 de mayo de 1781. Cabildo extraordinario presidiendo el Señor Chantre Don Lorenzo del Río Estrada. El qual se juntó mientras Primas, y dicho Señor Chantre expresó haver muerto el Señor Razionero Don Ramón Álbarez de Palma, (por quien se dixo el responso en la forma acostumbrada) y recordó la obligación, que tenían todos los Señores Prebendados Presbíteros de aplicar por su alma tres misas, una por Estatuto, y las dos por auto capitular de 21 de febrero de 1692, y los Señores que no lo eran de mandárselas decir o rezar tres Oficios de Difuntos; y haviéndose mandado entrase el Escribano, que lo fue Don Luis León Pérez, expresó éste que en 24 de octubre de 1778 havía dicho Señor Defunto otorgado testamento, ante él, por el qual se mandaba enterrar en esta Santa Yglesia, ante qualesquiera de las Capillas de la Purísima Concepción de Nuestra Señora, o ante la del Patriarca Señor San Josef, donde señalase el Ilustrísimo Cabildo, haciéndose su funeral según estilo. Ordenaba se dixesen 300 misas rezadas por su alma, su limosna a 4 reales de vellón, las 100 en el Sagrario de esta Santa Yglesia, y las 200 restantes por los Numerarios y Capellanes; mandaba a la Fábrica de esta Patriarcal cien ducados de vellón por una vez, en lugar de oratorio. Nombraba por sus albaceas al Señor Lizenciado Don José Aguilar y Cueto, canónigo de esta dicha Santa Yglesia, a Doña Antonia Álbarez de Palma, su hermana, y a Don Josef Álbarez de Palma, Don Manuel Gómez, y Don Manuel Sánchez de Herrera, sus sobrinos, in solidum. Instituía por sus herederos en la mitad de su caudal a la dicha Doña Antonia, su hermana, y en la otra mitad a Don Josef, Doña Ynés y Doña Francisca Álbarez. Y habiéndose retirado el escribano, dexando la correspondiente minuta, acordó el Cabildo se hiciese el entierro en la mañana del siguiente día viernes, ante alguna de las Capillas, quel dicho Señor señaló, a disposición de los Señores de Fábrica, a quienes para ello se dio comisión. Nombró por Señores Dolistas al Señor Arcediano de Xerez y Canónigo Don Lorenzo Melgarejo, Señor Canónigo Lizenciado Don Josef Aguilar y Cueto, Señor Razionero Doctor Don Antonio Salinas, y Maestro 124 ACS., Sección: Secretaría. Serie: Personal. N. 07436. Obituario.

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Siglas A.C.S. A.G.A.S. A.H.D.C.C. A.H.D.J.F. A.H.H.S.S.C. A.H.M.J.F. A.H.P.C. A.H.P.S. A.H.P.N.J.F. A.M.S. B.M.J.F.

Archivo de la Catedral de Sevilla. Archivo General del Arzobispado de Sevilla. Archivo Histórico de la Diócesis de Cádiz y Ceuta. Archivo Histórico Diocesano de Jerez de la Frontera Archivo Histórico de la Hermandad Sacramental del Santo Crucifijo. Archivo Histórico Municipal de Jerez de la Frontera. Archivo Histórico Provincial de Cádiz. Archivo Histórico Provincial de Sevilla. Archivo Histórico de Protocolos Notariales de Jerez de la Frontera. Archivo Municipal de Sevilla Biblioteca Municipal de Jerez de la Frontera.

Fuentes y bibliografía Fuentes manuscritas Archivo de la Catedral de Sevilla (ACS) Sección: Secretaría. Serie: Autos Capitulares, n. 07192 Serie: Personal, n. 07436 Serie: Prueba de Sangre, n. 07637 Archivo General del Arzobispado de Sevilla (AGAS) Sección: Medios de información, n. 16451 Sección: Medios de información. Serie: Libros Registro, n. 05360 Sección: Gobierno, n. 16269 Sección: Gobierno. Serie: Visita, nn. 05146 05198 05212 05216 05224 125 ACS., Sección: Secretaría. Serie: Autos Capitulares. Leg. n. 07192, fols. 98v - 99v.

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La obra benéfica y pastoral del presbítero Álvarez de Palma

Archivo Histórico de la Diócesis de Cádiz y Ceuta (AHDCC) Sección: Despacho de Obispo. Fr. Tomás del Valle. O.P., Conil, n. 8 Archivo Histórico Diocesano de Jerez de la Frontera (AHDJF) Parroquia San Marcos, Bautismos, Libro 7º Archivo Histórico Municipal de Jerez de la Frontera (AHMJF) Sección Iª Ayuntamiento y Gobierno, Actas Capitulares, nn. Sección IIª Beneficencia y Sanidad, n. 159 Archivo Histórico Reservado, Cajón 4, número H

97 99 101

Archivo Histórico Provincial de Cádiz (AHPC) Sección Beneficencia. Serie: Jerez, Leg. 1792, Expdte. 223 Archivo Histórico Provincial de Sevilla (AHPS) Protocolos Notariales, Legs., nn. 13156 13162 13167 Archivo Histórico de Protocolos Notariales de Jerez de la Frontera (AHPNJF) Legs. nn. 2461 2534 2541 2550 2556 2575 2583 2587 2599 2613 2664 – bis 2693 Archivo Municipal de Sevilla (AMS) Sección XI, Papeles del Conde del Águila, Tomo 62.

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Fuentes impresas ÁLVAREZ DE PALMA, Ramón: Consideraciones útiles, a instrucción de los vivos, alivio de los muertos, propuestas en el Sermón, que en las exequias lebradas por el Ilustrísimos Cabildo de la Santa Metropolitana, Patriarchal Iglesia de Sevilla, en el día 21 de agosto de este año de 1765, para sufragio del alma de el Excelentíssimo Señor Don Joseph de Solís, Rodríguez de las Varillas, Duque de Monte-Llano, padre de el Eminentísimo Señor Cardenal de Solís, Arzobispo de dicha ciudad, Sevilla, Gerónimo de Castilla, 1765. ÁLVAREZ DE PALMA, Ramón: Oración panegýrica y doctrinal, que en la solemnidad de missa nueva de Don Miguel Geraldino, celebrada en la capilla de María Santíssima de las Angustias, día del Príncipe de los Ángeles, S. Miguel, y expuesto el Sacramento Eucharístico dezía ~, Cádiz, Gerónimo de Peralta, 1738. ANÓNIMO: Noticia histórico-descriptiva del Templo Parroquial de San Miguel de Jerez de la Frontera y de la obra de restauración del mismo llevada a cabo bajo la dirección del arquitecto Don José Esteve y López, siendo Cura Propio de dicha Iglesia Don Joaquín Yuste y Vegazo, Jerez, manuscrito, sin fecha, BMJF. Fr. CASIMIRO FERNANDO DE SEVILLA, OFM.Cap.: Oración Fúnebre que en las solemnes exequias de el Sr. D. Thomás Geraldino, de el Consejo de Su Magestad, en el Real y Supremo de Indias, y su Ministro Plenipotenciario á la Corte de Inglaterra, que sus hijos celebraron en la Capilla de N. S. de las Angustias de la Ciudad de Xerez de la Frontera, el día 15 de Septiembre del año de 1755, El Puerto de Santa María, Francisco Vicente Muñoz, 1755. COTARELO Y MORI, Emilio: Bibliografía de las controversias sobre la licitud del teatro en España, Madrid, Biblioteca Nacional, 1904. GRANDALLANA Y ZAPATA, Luis: Noticia histórico-artística de algunos de los principales monumentos de Jerez, ilustrada con noticias inéditas, Jerez, Gautier Editor, 1885. GUTIÉRREZ, Bartolomé: Año Xericiense. Diario eclesiástico y civil de la Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Xerez de la Frontera (1755), Jerez, Melchor García Ruiz, 1888. GUTIÉRREZ, Bartolomé: Historia del estado presente y antiguo, de la Mui Noble y Mui Leal Ciudad de Xerez de la Frontera (1757), edición facsímil, Jerez, Ayuntamiento, 1989. HERMANDAD DE POBRES DE SAN MIGUEL: Regla y forma que deuen guardar los hermanos de la Cofradía de los Pobres vergonzantes, sita en la Parrochia de S. Miguel desta Ciudad de Xerez de la Frontera, Jerez, 1605, AHHSSC. HOSPICIO DE NIÑAS HUÉRFANAS: Reglas y constituciones del 249

Javier Jiménez López de Eguileta

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La obra benéfica y pastoral del presbítero Álvarez de Palma

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La obra benéfica y pastoral del presbítero Álvarez de Palma

Fachada del antiguo Hospital y Capilla de Jesús, María y José.

Portada del sermón de 1738

Genealogía de Ramón Álvarez de Pal- Testamento de Ramón Álvarez de Palma. ma (inicio).

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Javier Jiménez López de Eguileta

La intervención arqueológica en plaza Cocheras esquina C/ Morla (Jerez de la Frontera). Aportación al conocimiento de la economía y evolución urbana desde el siglo XI-XII al XVIII-XIX

Testamento de Ramón Álvarez de Palma (final).

Juan Jesús Cantillo Duarte Doctor en Historia. Arqueólogo. Investigador del Grupo PAI HUM 440. Universidad de Cádiz José Juan Díaz Rodríguez Área de Arqueología. Departamento de Historia, Geografía y Filosofía. Investigador del Grupo PAI HUM 440. Universidad de Cádiz. “Jerez de la Frontera (…) produce en sus muchas y bien cultivadas tierras abundancia de trigo, legumbre y semilla, mucho más de lo que puede consumir, vinos exquisitos y planteo de olivares…” Pascual Madoz, 1850

El presente texto es el resultado

de la intervención arqueológica llevada a cabo entre fines de 2007 y principios de 2008 en un solar ubicado en la intersección de la Plaza Cocheras y la Calle Morla, de Jerez de la Frontera (figura 1). La parcela se dividía en dos fincas, por un lado la edificada en la Plaza Cocheras 8, donde se hallaba una nave de bodegas de la antigua empresa de juguetes Ameli, la cual segui254

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Juan Jesús Cantillo Duarte y José Juan Díaz Rodríguez

ría manteniendo tanto la fachada como las arcadas internas, puesto que se encontraba protegida por el planteamiento vigente de “Conservación Arquitectónica” recogido en el Plan General de Ordenación Urbana del Ayuntamiento de Jerez de la Frontera, y por otro lado, la finca ubicada en la calle Morla 1, que también albergaba un edificio pero el cual fue demolido para la construcción de un nuevo inmueble de uso residencial con dos plantas de garajes, lo que motivó el pertinente estudio arqueológico. La gestión patrimonial del solar, adquirido por la empresa Omega Servicios S.L., fue llevada a cabo por la empresa de arqueología Figlina S.L. Lo primero que nos llamó la atención fue la placa que denominaba a la propia C/ Morla, donde se podía vislumbrar “Calle del molino de Morla”. Se trata de un azulejo del siglo XVIII, de fabricación sevillana y que sin duda era un indicador añadido e importante de lo que posteriormente la arqueología refrendaría.

La intervención arqueológica en plaza Cocheras esquina C/ Morla

ocupacionales documentados de muro a techo a lo largo de toda la secuencia y que sin duda es un indicador para el análisis de la evolución urbana y económica de esta zona de la ciudad desde época islámica hasta el siglo XIX. 3. Fases de ocupación en calle Morla, 1 3.1. Fase I Esta fase se corresponde con los niveles basales, adscritos cronológicamente entre los siglos XI-XII, por tanto, relacionados con momentos prealmohades y almohades. La presencia de este momento histórico queda atestiguada por la localización de un campo de silos dispersos y un pozo de noria excavado en el substrato geológico natural, a una cota de entre -4’80 y -5’47 m. sobre la rasante de la calle Morla (figura 2). Distinguimos dos subfases, por un lado la estructura denominada como Estructura Negativa 1(EN en adelante), cuya datación se atribuye al siglo XI y por tanto a una fase ligeramente más tardía que el resto de silos estudiados, claramente situados en una fase almohade (siglo XII).

Figura 1. Plano de situación del yacimiento.

2. Desarrollo de la intervención arqueológica La intervención se dividió en dos fases de desarrollo. Una primera donde se realizaron hasta cuatro sondeos arqueológicos con el objetivo de elaborar un diagnóstico del potencial arqueológico y estratigráfico de la zona objeto de estudio, siendo este estudio resolutivo para proceder a posteriori a una excavación de índole extensiva. Todos los sondeos partían de unas dimensiones iniciales de 4 x 5 m. y se situaron en la finca más próxima a la calle Morla. Se documentó varias estructuras murarías y elementos en planta como una regaifa, varias tinajas-contenedores de grandes dimensiones y restos de un quintal que en su conjunto se presentaba como los restos edilicios y constitutivos de una antigua almazara de los siglos XVIII-XIX, como veremos más detalladamente a continuación. Ello motivó su excavación en planta. Unificamos los cuatro sondeos previos en un único corte de excavación de 28 x 7 m., tomando la calle Morla como punto 0, a una cota de +53,19 m.s.n.m. A continuación, para un mayor control del registro, decidimos dividir el corte en sectores. La intención inicial era excavar hasta la cota de afección de la obra, la cual se situaba en torno a 5 m. de profundidad. A continuación mostramos los resultados obtenidos en las tres fases 256

Figura 2. Dibujo planimétrico del campo de silo de la fase I, previo a la excavación

La descripción de las nueve estructuras documentados es la que sigue: EN 1: Silo de sección periforme, compuesto por hasta 13 estratos (figura 3), siendo la única estructura con restos encuadrables en una fase prealmohade (Aguilar et al., 1998). Destaca el hallazgo de la posible tapadera, elaborada sobre piedra arenisca y situada sobre la base de la estructura (figura 3). En general, los aportes arqueológicos se corresponden con restos cerámicos, la mayoría de los cuales no presentan decoración alguna, destacando sobremanera fragmentos de una olla (figura 4). EN 2: Debido a que se encontraba fuera de los límites del corte de excavación, solo se pudo excavar la mitad oriental del mismo. A pesar de estar compuesto por dos niveles estratigráficos, la nutrida cantidad de restos cerámicos documentados hizo de este silo uno de los más interesantes. Se registró restos con decoración vidriada melada con manganeso, ataifo257

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Figura 3. A la derecha planta y tapadera con propuesta de boca y fondo. A la derecha perfil estratigráfico, sellado por un bloque pétreo

Figura 4. Olla globular de la fase prealmohade hallada en EN 1

res de borde quebrado, ollas con soleros pronunciados y pasta pajiza, destacando sobre todos ellos un fragmento de reposatinajas subcuadrangular con decoración excisa, dos fusayolas sobre hueso y fragmentos cerámicos con decoraciones estampilladas. EN 3: Silo de paredes verticales de una potencia aproximada entre 90-100 cm., monofásico. Se documentó material latericio de construcción y restos cerámicos con formas abiertas de ollas vidriadas meladas y fragmentos amorfos de vidriados vedríos. También se registró una mandíbula de bóvido además de otros restos de fauna terrestre y malacofauna marina. EN 4: Silo de pequeñas dimensiones, posiblemente arrasado por una fosa realizada para una construcción más reciente (fase II). EN 5: Silo de paredes verticales, compuesto por dos niveles estratigráficos, ambos con una importante cantidad de restos latericios de construcción. EN 6: Silo de reducidas dimensiones, en forma de cubeta, compuesto por tan solo un estrato y estéril desde el punto de vista arqueológico. EN 7: Estructura formada por un pozo de paredes rectas, de 0’76 m. 258

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de diámetro en boca y una profundidad que oscilaba entre -5’46 y -7’42 m. sobre el punto 0, situado sobre la rasante de la calle Morla, a cuya cota nos topamos con el nivel freático. Estratigráficamente estaba compuesto por dos niveles. Los restos cerámicos recuperados se correspondían con ataifores con decoración vidriada melada, ollitas sin decoración aparente, picos vertedores de ollas de pasta pajiza, un alcadafe estampillado y decorado a cuerda seca y sobre todo una gran cantidad de material latericio, básicamente ladrillos toscos y algunos fragmentos de tejas. EN 8: Sin duda la estructura más compleja y de mayor dimensión de las documentadas en planta. Apriorísticamente estábamos ante una gran fosa con evidencia de restos latericios sobre la misma, básicamente ladrillos, tejas y sillares de piedra arenisca. A la vez que fuimos excavando el foso, el mismo fue adquiriendo una forma en la que finalmente dilucidamos su funcionalidad. La fosa cortó parcialmente a uno de los silos, ubicado en la zona occidental (EN 10). Junto al mismo, en la zona septentrional de nuevo se observó parte de otro silo de paredes rectas que también fue cortado por la fosa, por lo que consideramos que en una primera fase se construiría sendos silos y en una fase posterior se decidió realizar el pozo de noria, reutilizando parte de dichas estructuras. Este pozo de noria de grandes dimensiones se fue cerrando hasta una cota de aproximadamente 70 cm, cuando localizamos en planta el nivel freático. Los numerosos fragmentos de arcaduces o cangilones documentados, con sus características escotaduras, no hizo sino ratificar nuestra propuesta exegética sobre la funcionalidad de la estructura. La casi totalidad de estos restos pertenecen al Tipo I (Benabat y Pérez, 2009), con fondos puntiagudos y cuerpo cilíndricos. Además de todo ello logramos recuperar una olla completa, decorada en tono vidriado melado, cuyo interior estaba colmado de una ingente cantidad de gasterópodos terrestres (figura 5-imagen inferior) y algunos picos vertedores de jarro pertenecientes en su mayoría al tipo Ia (Cavilla, 2005). EN 9: Silo de paredes verticales, con una potencia de 1’44 m., compuesto por dos estratos. Durante su excavación de documentó un ataifor vidriado en melado con síntomas de reparación mediante lañas, decorado al interior con motivos geométricos en forma de estrella de lados curvos con tres puntas, realizadas con óxido de manganeso (figura 5-imagen superior), una cazuela de costilla vidriada en tono melado (figura 5-imagen central) y parte de un alcadafe o lebrillo. EN 10: Estructura que pensamos debió tener una doble funcionalidad. En primera instancia de usaría como silo para el almacenaje de productos alimenticios, para a posteriori servir como base de sujeción del eje horizontal sobre la que se debió colocar la noria. Nos decantamos por esta opción a tenor de la documentación de un muro de cascajos de piedras areniscas que cubre la parte oriental del silo. 259

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3.2. Fase II La segunda fase ocupacional del lugar se dará a partir de los siglos XIV-XV, cuya excavación destapó una gran cantidad de niveles estratigráficos de difícil lectura, asociados a momentos de abandono, derrumbes y fosas de vertidos. Tan solo documentamos una estructura muraria, construida a base de mampuestos regulares de origen calcarenítico y asociado a un suelo de cal y a un gran depósito de vertidos compuestos en su mayoría por restos cerámicos postislámicos y material latericio de construcción (figura 6).

Figura 5. Variedad cerámica del s. XII documentada en la Fase I.

Además de las estructuras siliformes, logramos registrar en la zona norte del corte, junto al perfil, parte de un muro elaborado con sillares subcuadrangulares de piedras calcareníticas coronadas con una línea de ladrillos toscos colocados horizontalmente. Todo el conjunto estaba ligado con una argamasa de cal y arena. Tenía una altura máxima de 1’20 m. y se apoyaba directamente sobre el sustrato geológico. Pensamos que este muro debía estar directamente relacionado con los silos. Es difícil valorar a que pertenecía, pero teniendo en cuenta la excavación llevada a cabo en la plaza Cocheras en el 2005 por Ignacio Córdoba, con estructuras habitacionales de una vivienda con patio almohade (Córdoba, 2005), cabe la posibilidad de que esta zona fuese la continuidad de este entramado urbanístico y por tanto la zona de almacenaje de la misma. En otros casos se ha argumentado la documentación de pozos de norias en momento islámicos como un elemento distribuidor del agua en zonas de regadíos rurales y a baños y mezquitas en ámbitos urbanos (Bazzana, 1987). 260

Figura 6. Vista cenital de la estructura muraria junto a un vertido.

Se trataba por tanto de una fase con un elevado grado de alteración antrópica, donde se logró documentar hasta cinco derrumbes, compuestos en su mayoría por sillares y protosillares de calcarenitas, algunos de los cuales presentaban en una de sus caras una ligera capa de cal (figura 7), síntoma de haber sido usado enlucidas en construcciones, posiblemente en un ámbito doméstico.

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Figura 7. Derrumbe de la Fase II, con señalización sobre el círculo de un sillar enlucido.

Es difícil establecer desde el punto de vista arqueológico unas hipótesis de partida que puedan ser validadas o refutadas por las fuentes escritas. Sin embargo y a pesar de la enorme alteración sufrida, estamos en condiciones de pensar que posiblemente nos encontremos ante una almazara de una fase encuadrable entre los siglos XIV-XV. Agustín Muñoz, tras realizar un estudio pormenorizado de la historia de las calles de Jerez (Muñoz, s.f.) ya anunciaba la posibilidad de que en nuestra zona objeto de estudio, en el s. XV, se hallase un antiguo molino de aceite. Desde el punto de vista arqueológico ratificamos esta percepción al haber documentado resto de una antigua regaifa reutilizada como zapata de los muros perimetrales en la fase III y un hueco de inserción en un suelo de cal de una posible tinaja, además de numerosos fragmentos de estos contenedores cerámicos, sin embargo el elevado grado de alteración antrópica sufrida hace difícil precisar esta atribución. Lo que sí parece evidente es que el arrasamiento se produjo en el siglo XVIII para la reutilización de los materiales durante la construcción de la almazara moderna, como veremos a posteriori. Los productos arqueológicos asociados a esta fase se correspondían con cerámicas con decoración vidriada en blanco con motivos decorativos en dorado, originario de los talleres de Manises, y por tanto, adscritos a contextos del siglo XV. También se registró cerámica estampillada, algunas de las cuales presentaban motivos zoomorfos. También detectamos numerosos fragmentos cerámicos con decoración típica de los talleres de Paterna (siglo XIV). En líneas generales podemos atribuir a esta fase una 262

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Figura 8. Molde de orfebrería documentado en la Fase II de C/ Morla (siglo XV)

cronología a caballo entre los siglos XIV-XV, pero con elementos intrusivos de un periodo más moderno (siglos XVI- XVII). De entre los restos recuperados, destacamos el hallazgo de un molde de orfebrería elaborado sobre una plaqueta de esquisto. En el anverso se observa el negativo e inciso la forma de un colgante-medallón. En el extremo superior izquierdo e inferior derecho, dos orificios, posiblemente para el encaje del mismo con el molde superior. En la parte trasera se encuentra, también incisa, una flecha apuntando al orificio por el cual debe ser vertido el líquido.

3.3. Fase III Esta última fase de ocupación del solar, previa a la construcción del edificio contemporáneo que sobre el solar se asentaba, se corresponde con una almazara. Tras retirar los primeros niveles relacionados con la demolición de la vivienda, observamos en planta el afloramiento de una serie de muros, sobre los que se habían apoyado el edificio derruido, pero claramente pertenecientes a otra fase más antigua de ocupación. Para un mayor control del registro dividimos el corte de excavación en sectores, hasta alcanzar un total de 13, muchos de los cuales coincidían con las distintas salas que conformaba la almazara. Tras la excavación de una serie de estratos más o menos homogéneos con restos de los siglos XVIII y XIX, empezamos paso a paso a ir descifrando todas las estructuras murarías y elementos, aparentemente in situ, que en su conjunto conformaba la antigua almazara. Dentro de este entresijo de habitaciones, logramos identificar las siguientes salas: la torre de contrapeso, la sala de prensado, la sala de almacenaje del aceite, la sala de molturación, varios almacenes o trojes, la esquina de una habitación relacionada como vivienda y una zona que hemos interpretado como entrada de la fábrica (figura 9).

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apareciese sin relleno sedimentario. El resto, se hallaron colmatadas por el mismo estrato que, de manera uniforme, cubría al conjunto de la almazara.

Figura 9. Planimetría de la planta de la almazara documentada en C/ Morla

A continuación realizaremos una breve descripción de cada uno de los sectores documentados, así como aquellos elementos típicos constitutivos de una fábrica de aceite identificado en esta fase: Sector I: Este primer sector se corresponde con la sala de prensado donde conseguimos recuperar la base pétrea de inserción de los pósteres denominados “vírgenes”, que son los soportes de sujeción de la viga encargada de realizar la presión sobre el capacho de esparto para la molienda, como posteriormente detallaremos. Se trata de un bloque pétreo de materia granítica con forma subcuadrangular y cuatro entalladuras rectangulares para el anclaje de la viga, la cual descansa sobre una base de ladrillos toscos. También recuperamos en un gran estado de conservación la regaifa (con un diámetro de 1’56 m.), piedra circular sobre la que la viga de madera realiza la presión. Igualmente documentamos la tinaja subterránea usada en el trasiego del aceite tras el prensado y un canal, que desde el exterior de la tinaja se comunica con el interior. La explicación de este hecho se debe a su ubicación, junto al molino y sobre todo junto a la poza subterránea, ya que el aceite tras la molienda pasaba a la poza y ésta a su vez decantaba hasta las tinajas. Por último recuperamos la citada poza subterránea donde iba a parar el aceite con el alpechín tras su molienda. Además de ello y como era de prever, se documentó la planta de la antigua Torre de Contrapeso, en el extremo más meridional de la fábrica. Además, entre el sector I y el sector II registramos una base de las guiaderas. Sector II: En este sector, considerado como zona de almacenaje y reposo del aceite tras su prensado y decantación, fue el lugar donde documentamos mayor número de tinajas (hasta 6) de diversa funcionalidad y tamaños (figura 10), amén de varios negativos donde originariamente se ubicaría sendas tinajas. Era la zona de reposo del aceite y el lugar donde se situaba el quintal. Algunas de las tinajas aún conservaban las tapaderas, realizadas en piedra con forma cuadrangulares. Ello hizo que el interior de las mismas 264

Figura 10. Tipología de tinajas documentadas en la fase III

Por otro lado destacar en la tinaja de mayores dimensiones la conservación en su cuerpo de un grafito con una inscripción epigráfica mediante trazos en carboncillos, observándose una línea vertical, a su izquierda varias trazas horizontales y a su derecha un diseño en forma de semicírculos bajo el cual parece indicar una fecha, posiblemente 26 10 1824, lo cual nos indicaría que en el siglo XIX la almazara aún funcionaba como fábrica. Por último, más que reseñable es que también lográsemos recuperar la escalera de acceso a la zona de almacenaje. Posee tres escalones, estando el superior parcialmente afectado, consecuencia del enorme bloque de hormigón que la cubría. Técnicamente se encuentra elaborada por fábrica de ladrillos colocados de cantos y ligados con una argamasa a base de cal y arena de coloración grisácea. Sector III: Era esta el área de unión de la zona de molturación y la zona de prensado. Estaba constituida por un suelo de ladrillos toscos colocados a sardinel e intercalados con cantos. Era el lugar donde se situaba el fogón o chimenea que se observa por el color negruzco del suelo y sobre todo por el color rojo del sedimento que nos estaría marcando un nivel de rube265

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facción. Pensamos que la zona de cantos fue colocado a posteriori debido al deterioro de los ladrillo y la razón se debe a que era la zona de tránsito de los animales que ejercían la tarea de molienda y que con su continuo paso iban levantando y deteriorando el suelo, siendo éste reemplazado por otro de cantos, igual de práctico y más económico. Sector IV: Se corresponde con uno de los almacenes anexos a la fábrica, situado de manera anexa a la chimenea, cuyo suelo, de ladrillos toscos, ofrecía una disposición donde se podía atisbar una remodelación más tardía. Tras documentarlo planimétricamente, decidimos excavarlo, observando por debajo de dicho nivel una nueva estructura en forma de pozo, que por razones de seguridad no pudimos excavar. Pensamos que esta zona, tras cumplir su función como pozo se cegó y colmató para poseer una nueva función como almacén. Sector V: Este sector, al igual que el anterior se corresponde con otro almacén contiguo a la zona de almacenaje de la almazara. El suelo estaba compuesto por ladrillos toscos colocados técnicamente por una zona a la palma y por otro lado al uno y medio. Tras observar en el suelo la colocación alterada del conjunto de los ladrillos que lo componían, contemplamos la posibilidad de que soterrado se hallase un depósito o nueva tinaja que por alguna razón se selló hasta conformar el pavimento que en la actualidad observamos. Tras la retirada de algunos de los ladrillos que conformaban el suelo registramos el hallazgo de una nueva tinaja (figura 10) que daba coherencia a lo que hasta ahora veníamos conjeturando. El hecho de que este suelo se situase a una cota inferior que la dependencia contigua y cuyo muro de separación presentase en su base un canal de unión ligeramente buzado nos hizo plantear la hipótesis de que ambas dependencias fueran usadas en su origen para la decantación y trasegado del aceite. El hallazgo de esta nueva tinaja por debajo del nivel del suelo no venía sino a ratificar esta idea. Estaba constituida por un anillo de ladrillos en su boca, similares a los hasta ahora documentados en el sector II. Se registró sin colmatación alguna, sin embargo lo más llamativo de la tinaja era por un lado la base horadada intencionadamente y por otro que el interior aún estaba manchado de una sustancia de color negro y olor desagradable, que relacionamos con alpechín, lo cual unido a que el almacén se hallaba a una cota ligeramente más inferior al almacén contiguo y entre ellos un canal que comunicaba ambas zonas no hizo sino refrendar nuestra hipótesis, la cual consistía en que eran almacenes donde se apilaban las aceitunas para que desprendiesen los residuos, los cuales discurrían en dirección a la tinaja horadada con el objeto de filtrar al subsuelo. Sector VI: Se corresponde con el almacén al que hemos hecho alusión, con un pavimento elaborado con ladrillos toscos colocados técnicamente a la palma, con dos tonalidades en su composición: amarillo verdoso y rojo anaranjado. 266

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Sector VII: Se trata de otro almacén, sin embargo, éste a diferencia del resto tenía una función bien definida y era la de almacenar el aceite destinado a la venta. Documentamos una tinaja, la cual estaba en mal estado y aún con el gollete en su interior, junto a dos negativos donde irían ubicados otros recipientes. Lo llamativo de este sector era que la tinaja se hallaba cortada por el muro que separaba este sector con el sector VIII, lo que nos lleva a plantear que este muro es posterior, posiblemente de una reforma acaecida en el siglo XIX. En el sedimento que cubría a este sector recuperamos una moneda en perfecto estado de conservación perteneciente a dos céntimos de escudo fechado en 1868, durante el reinado de Isabel II. Sector VIII: Se corresponde con otro almacén de escaso tamaño donde se registraron dos tinajas de diverso tamaño. Pensamos que en su origen debió formar con el sector VII un único troje destinado al almacenado del aceite previo a su venta. Un almacén que sería reestructurado en el siglo XIX tras una reforma. Sector IX: Dicho sector se corresponde con la zona donde registramos una atarjea coetánea al resto de estructuras. Por encima de la misma se situaba un nivel de cantos que presumiblemente debía conformar parte del suelo e incluso que se tratase de la zona de acceso a la fábrica (¿zaguán?). Sector X: A escasos centímetros de la rasante del nivel de ocupación contemporáneo logramos documentar un suelo elaborado técnicamente mediante ladrillos toscos colocados a la palma. Aparece en la esquina más septentrional del corte. En la escasa potencia existente entre la rasante y el suelo no documentamos materiales arqueológicos asociados, sin embargo pensamos puede tratarse de una estructura habitacional relacionada con la fábrica o una zona de vivienda de los trabajadores de la almazara. Sector XI: Este sector se corresponde con una dependencia de funcionalidad indeterminada hallada en la zona NE del corte con un pavimento colocado técnicamente a sardinel. Probablemente en su origen este sector debió estar relacionado con el sector XIII, conformando ambos una misma dependencia destinada a almacén, sin embargo las construcciones posteriores del siglo XIX, con la colocación del muro que en la actualidad los separa, y sobre todo del siglo XX, con la construcción de todo un entramado de tuberías y desagües, han ocasionado una notable alteración de lo que en el siglo XVIII conformó esta zona de la almazara. Sector XII: Sector que se corresponde con una pequeña parcela aislada de las estructuras de la almazara. Aparece en la zona NE del corte y se caracteriza básicamente por un estrato, con materiales adscritos cronológicamente al periodo moderno, bajo la cual se halló la continuidad de la atarjea, la cual, proveniente del sector IX, continuaba por este sector, desapareciendo en el perfil E. 267

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Sector XIII: En este sector tras la retirada de las estructuras contemporáneas comenzamos con la excavación de los niveles modernos donde nos topamos con un pozo que cegado en su techo por grandes cascajos de piedras arenisca, apareció sin colmatar. A -2’90 de la boca del mismo brotó sedimento arenoso, sin presencia aparente de indicios del nivel freático. El anillo de las paredes del mismo estaba constituido mediante fábrica de ladrillos toscos colocados en plano horizontal. En relación a las estructuras murarias debemos señalar que en su mayoría estaban compuestas por una fábrica de mampuestos de sillares regulares en algunos casos y cascajos de piedras de calcarenitas en otros, unidos con una argamasa de cal y arena, en mucho de los casos enlucida con una ligera capa de yeso. Estos revestimientos han sido documentados con anterioridad en este tipo de estructuras (Rodríguez y Cara, 1997). En cuanto a los restos arqueológicos fueron muchos y variados, básicamente fragmentos cerámicos. Dentro de la vajilla de mesa cabría destacar restos de una olla de cuerpo globular con cuello ligeramente exvasado y acanaladuras en el tercio superior y un asa con sección oval, con muestras en la base de signos evidentes de exposición al fuego. También apareció una cazuela, igualmente vidriada melada e indicio de rubefacción al exterior, que denota su uso doméstico para la cocción y preparación de alimentos; un bacín, de cuerpo cilíndrico con paredes ligeramente exvasadas y borde terminado en ala ancha con decoración a base de motivos florales en azul sobre un fondo blanco vidriado. La base no se ha conservado pero es más que probable que fuera sobre fondo plano. Otro dato de sumo interés fue el que se pudo observar tras la retirada de la regaifa y de la base de inserción de las vírgenes. Nos referimos al enterramiento de un équido del que tan solo aparecieron restos de la extremidad superior, sobre una cama de piedras con numerosos fragmentos cerámicos del siglo XVIII y restos del bocado de las riendas del animal. Con toda seguridad debió pertenecer a uno de los animales usados como tracción en el molino y tras su muerte se decidió enterrar en el lugar. El grado de conservación era bastante bueno, a excepción del cráneo, el cual apareció parcialmente arrasado. Sin embargo, había partes que se encontraron sin conexión anatómica, lo que suponemos que fue enterrado despedazado, siendo ésta la razón por la cual no tenemos restos de la extremidad inferior. 3.3.1. Funcionamiento de una almazara moderna Para entender tanto la distribución espacial de las salas de una almazara como los elementos en ellos aparecidos hay que aproximarnos al conocimiento de su funcionamiento (figura 11). Para ello hemos acudido a una serie de trabajos donde se manera flagrante se explica todo el 268

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proceso industrial (Cruz Aguilar, 2001; Bernabé, 2001; González, 2001; Arambarri, 1992). Tres son los elementos constitutivos principales dentro del sistema productivo antiguo del aceite de oliva: el molino, la prensa de viga y los elementos auxiliares, que en consecuencia ofrecen tres labores principales: moler, prensar y almacenar. Su funcionamiento es, en palabras de R. González, “tan sencillo como complejo en su práctica” (González, 2001). Tras la llegada de la materia prima del campo se apilaban en unos almacenes donde soltaban los residuos. Este paso lo constatamos en nuestro caso en el sector VI, observándose como el mismo pasaría al sector V, entrando en la tinaja subterránea y filtrándose por la tierra. Es esta la razón de que la tinaja que extraíamos en dicho sector aún tenía restos negros residuales en sus paredes internas. Tras ello, la aceituna pasaba a la sala de molturación para proceder a la molienda donde se trituraba y convertía en una masa oleosa, sin romper el hueso, lo que se hacía en un molino movido por tracción animal. Un elemento importante es la caldera o chimenea, normalmente ubicado en un espacio conectando las sala de molturación y la de prensado. Su función era calentar el agua que posteriormente se añadiría en el interior de los capachos, antes de proceder al prensado. A continuación esta masa oleaginosa se introducía en unos capachos de esparto donde se exprimiría con la ayuda de la enorme viga de madera, obteniéndose el líquido de la pulpa mediante presión. Estos capachos descansaban sobre la regaifa, una piedra circular de granito, en cuyo borde se abría un pequeño canal que conduciría el líquido resultante a una poza subterránea, también llamada bomba. Allí mediante un proceso de decantación como consecuencia de las diferencias de densidades, se separaba el aceite del alpechín, que según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, es un líquido oscuro y fétido que sale de las aceitunas cuando están apiladas antes de la molienda, y cuando, al extraer el aceite, se las exprime con auxilio de agua hirviendo. Los residuos de esta sustancia, altamente contaminante, se reaprovechaban como combustibles. Con 5 kg de aceitunas se conseguía 1 litro de aceite de primera presión, el llamado virgen, zumo desprovisto de agua y con apenas impurezas. De la segunda presión se obtenía un aceite de peor calidad, el llamado aceite refinado, que necesitaba un proceso de rectificación o depuración para disimular su alta acidez y malos olores y sabores. Normalmente se esperaba unos 4 meses para que madurara y perdiera cierto amargor, envasándose a continuación. Un elemento indispensable en todo este proceso era la gran viga de madera, que desde el quintal y a través de un husillo que accionaba el principio de la palanca ejercía una presión sobre la regaifa (en nuestro caso la viga debió medir 15 metros). Estaba constituida por varios ma269

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deros de buena calidad unidos por abrazaderas metálicas. Junto a ello, la torre de contrapeso ejercía una importante función en todo el proceso productivo, contrarrestando los empujes de la viga. Se situaba en uno de los extremos de la fábrica, allí donde la viga ejercía la presión sobre los capachos, siendo igualmente un elemento singular del exterior de este tipo de arquitectura. Se construía generalmente maciza, salvo en la base donde se disponía una hornacina a modo de capilla. No poseían ningún tipo de vanos, a excepción de la denominada como “puerta del diablo” (Bernabé, 2001), que se encontraba en la parte inferior de la torre, por lo general cegada, la cual servía para introducir la viga en la nave desde el exterior. Otros elementos auxiliares, además de la torre, la caldera o la bomba, eran los almacenes o trojes, donde se efectuaría el almacenaje de las aceitunas. Son en estos almacenes donde se colocaban las tinajas cerámicas en espacios residuales, si bien en algunos casos estos grandes recipientes disponían de naves independientes para su uso. Para la realización de todo este costoso trabajo se requería, además de fuerza motriz animal, la fuerza productiva ejercida por la mano del hombre y sus medios. Normalmente esta mano de obra residía en viviendas anexas a la fábrica, tal como pensamos debió ser lo que hemos denominado como sector X. Se trataría de viviendas con un marcado carácter funcional, evitando elementos superfluos, con distinciones añadidas entre trabajadores fijos y eventuales (Bernabé, 2001).

Figura 11. Vista cenital de la Fase III-almazara y elementos más característicos

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Será a partir de mediados del siglo XIX y el XX, cuando los avances tecnológicos conllevarán la sustitución de estas prensas de vigas por otras cuyo avance generará el empleo de fuerza hidraúlica, lo que provocará que tanto las torres como las vigas se convirtieran en restos arqueológicos (Olmedo, 2000). 3.3.2. Recuperación y traslado de los elementos muebles de la Fase III. Mención especial merece la ardua tarea requerida para recuperar y trasladar los elementos muebles más destacables documentados en la Fase III, fundamentalmente las tinajas, la regaifa y las vírgenes y guiaderas. Tras la pertinente documentación fotográfica y planimétrica de los restos emergentes asociados a la fase del s. XVIII perteneciente en su totalidad a la almazara y siguiendo las directrices marcadas desde la Delegación de Cultura se decidió conservar todos aquellos elementos susceptibles de ser rescatados, entre ellos las tinajas, las bases de inserción de las vírgenes y guiaderas y la regaifa. Fue un proceso con cierta difícultad y en algunos casos costoso, lamentando la fractura de una de las tinajas, cuyo tubo y estructura de ladrillos aferrado provocó un peso mayor al que la tinaja pudo resistir. No obstante, los técnicos restauradores del Museo Arqueológico de Jerez han logrado su completa recuperación. La primera tarea fue retirar con martillo y cincel y de manera muy minuciosa la base donde se insertaban las tinajas. Se trataba de un asiento de argamasa con fragmentos de ladrillos que le otorgaba una elevada dureza. Una vez la tinaja estaba liberada de dicha base se fue apoyando cuidadosamente sobre un palé de madera hasta poder calzarla y amarrarla para mayor seguridad. Gracias a la ayuda mecánica de una retroexcavadora se pudieron ir sacando y apilando (figura 12) hasta su posterior traslado a las dependencias del Museo Arqueológico Municipal.

Figura 12. Tinajas apiladas previa al traslado a las dependencias del Museo Arqueológico de Jerez

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4. Balance final y perspectivas de futuro Cómo síntesis y valoración de los procesos históricos constatados a través de la evolución urbanística y económica de una pequeña parcela de esta gran ciudad, debemos destacar y considerar varios apuntes sobre estos tres niveles de manera diacrónica: La fase prealmohade (siglo XI) queda atestiguada en el silo EN 1, todo lo cual indica que esta área ya ofrece indicios de ocupación en fechas tan recientes como lugar de almacenaje. Aunque la aportación es escasa, su hallazgo nos sirve para tener una perspectiva más amplia de lo que hasta el momento se disponía para esta fase (Aguilar et al., 1998). El en siglo XII, la zona debió formar parte de un complejo urbanístico que sería el que previamente constató I. Córdoba en la propia Plaza Cocheras (Córdoba, 2005), a escasos metros de nuestro zona objeto de estudio. Pensamos hemos localizado la zona de almacenaje de los excedentes y lugar de donde extraerían el agua necesaria para la agricultura. El hallazgo de los arcaduces y el pozo de noria sería el elemento necesario para extraer el agua y distribuirlos por la zona de siembras a través de unos canales excavados en el propio suelo, canales que quizás con una excavación en extensión podría ratificar nuestras hipótesis de trabajo. Posteriormente, en el siglo XV de nuevo se habita la zona construyéndose un edificio que, debido a la enorme alteración sufrida, nos hace difícil extraer resultados concluyentes. No obstante, nos atrevemos a señalar que debió ser otro molino a tenor de los restos arqueológicos recuperados y que podría verse refrendado tras lo apuntado por A. Muñoz en su libro “Noticia histórica de las calles y plazas de Xerez de la Frontera” (Muñoz, s.f.). Sobre el s. XVIII, a través de la aportación arqueológica, hemos visto la distribución espacial y el funcionamiento de una almazara de época moderna. El molino de Morla tuvo una nave de prensa longitudinal de unos 15 m., ligeramente inferior al documentado en el Alcázar de Jerez (González, 2001), con una distancia de 12’40 m. entre el quintal y la regaifa. Sin embargo hay algo ciertamente interesante y que hay que buscarlo en las fuentes escritas y es la figura del propietario del molino, al que aludimos al inicio del presente trabajo. ¿Quién era esa figura apellidada Morla? A este respecto, a raíz del descubrimiento del molino del Alcazar y posterior investigación y publicación por parte de R. González en el año 2001 en la Revista de Historia de Jerez (González, 2001) de algunos de los molinos de la época en la ciudad, al hablar de un documento que data de 1770 conservado en el Archivo Municipal de Jerez, en el que se ordena la construcción de sumideros para alambiques y molinos de aceite hace referencia a uno perteneciente a D. Diego de Morla, una destacada figura del estamento nobiliar del ámbito local, situando su complejo in272

La intervención arqueológica en plaza Cocheras esquina C/ Morla

dustrial en las inmediaciones de la Plaza Cocheras. En síntesis, resaltar la importancia de los hallazgos y la secuencia estratigráfica aportada para entender más fehacientemente los procesos económicos desarrollados en la ciudad desde al menos los siglos XI-XII hasta los siglos XVIII-XIX, cuando el olivar va desapareciendo en detrimento de la vid y el vino se va configurando como el principal motor de la economía jerezana, alcanzando su cenit en la actualidad. Podemos afirmar que el Molino de Morla es, hasta la fecha, la almazara mejor conservada de las estudiadas en Jerez, con la aparición in situ de todos aquellos elementos necesarios para hacer rodar este inmenso engranaje fabril, no obstante ello no sirvió para que las autoridades competentes decidiesen conservarlo. Hoy, este trabajo que presentamos, y la reconstrucción realizada en el Museo Arqueológico municipal, son los únicos testigos que queda del molino de Morla. Agradecimientos Quisiera mostrar nuestra gratitud a Marcos Martínez, Enrique Díaz y Manuel Salvatierra, miembros de la empresa promotora Omega Servicio S.L. por las gestiones y preocupaciones para que los trabajos arqueológicos mantuvieran unos cauces normales, cubriendo en todo momento los aspectos logísticos. Queremos agradecer también a Lourdes Lorenzo, gerente de Figlina S.L., la oportunidad que me brindó de ser agente directo de esta intervención. Por último, agradecemos a Carmen Pérez y Domingo Martín, de la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Jerez y a Paco Barrionuevo y Laureano Aguilar, del Museo de Arqueología de Jerez, las gestiones y el interés mostrado en todo momento. Bibliografía AGUILAR, L., GONZÁLEZ, R. y BARRIONUEVO, F., 1998: “El asentamiento prealmohade de Jerez de la Frontera (Cádiz)”. Spal, 7, pp. 163-173. ARAMBARRI, A., 1992: La oleicultura antigua. Editorial Agrícola Española S.A. Madrid. BENABAT, Y. y PÉREZ, J.A., 2009: “La Ollita, una noria islámica en Niebla”. Huelva en su historia, 2ª época, pp. 233-243. Universidad de Huelva. BAZZANA, A.: “Una noria árabe en la Huerta de la Oliva (Valencia)”. En II Congreso de Arqueología Medieval Española, II, pp. 421432. Madrid. BERNABÉ, A., 2001: “Almazaras y molinos de aceite”. En F. RO273

Juan Jesús Cantillo Duarte y José Juan Díaz Rodríguez

DRÍGUEZ IGLESIAS (Coord.): Proyecto Andalucía. Antropología. Arquitectura vernácula, III. Publicaciones Comunitarias. Sevilla. CANTILLO, J.J. y DÍAZ, J.J., 2008: “Memoria final de la intervención arqueológica preventiva en la Plaza Cocheras, 8 esquina C/ Morla, 1 (Jerez de la Frontera, Cádiz). Original depositado en la Delegación Provincial de Cultura en Cádiz. CAVILLA SÁNCHEZ-MOLERO, F., 2005: La cerámica almohade de la isla de Cádiz (Yazîrat Qâdis). Cádiz. CORDOBA, I., 2005: Intervención arqueológica preventiva en Plaza Cocheras (Jerez de la Frontera, Cádiz). Original depositado en la Delegación Provincial de Cultura en Cádiz. CRUZ AGUILAR, M., 2001: “Las haciendas del olivar”. En F. RODRÍGUEZ IGLESIAS (Coord.): Proyecto Andalucía. Antropología. Arquitectura vernácula, III. Publicaciones Comunitarias. Sevilla. GONZÁLEZ RODRÍGUEZ, R., 2001: “Molinos de aceite del siglo XVIII en Jerez. Últimos testigos de una actividad económica olvidada en nuestra ciudad”. Revista de Historia de Jerez, 7, pp. 137-151. MADOZ, P., 1850: Diccionario geográfico, estadístico e histórico de España y sus posesiones de Ultramar. La Ilustración. Madrid MUÑOZ Y GOMEZ, A., s.f.: Noticia histórica de las calles y plazas de Xerez de la Frontera. Edición Facsimil. Biblioteca de Urbanismo y Cultura, 1. Ayuntamiento de Jerez. OLMEDO, F., 2000: Cortijos, hacienda y lagares. Junta de Andalucía. Consejería de Obras Públicas y Transportes. Málaga. RODRÍGUEZ LÓPEZ, J.M. y CARA BARRIONUEVO, L., 1997: “Un capítulo casi olvidado en la historia alhameña: las almazaras y el aceite”. El Eco de Alhama, 4. Etnografía, pp. 9-14. Alhama, Almería.

Estudio social y demográfico del ámbito rural de Jerez de la Frontera a principios del siglo XX

Juan Miguel Blanes Guerrero Licenciado en Historia UCA

En el trabajo de investigación

que se presenta se ha tratado de ofrecer una visión general de la situación del territorio rural de la ciudad de Jerez de la Frontera a principios del S.XX. La metodología de trabajo se ha basado en el análisis del padrón municipal del territorio rural de 1904. Para contextualizar dichos datos y poder analizarlos de forma lo más adecuada posible ha sido necesario analizar los distintos factores que han influido históricamente en la formación del Jerez Rural. Por lo tanto se ha estudiado y expuesto la formación del término municipal y sus diferentes modificaciones, la estructura de la propiedad y los diferentes usos agrícolas del terreno así como los tipos de asentamientos y los intentos repobladores antes de la fecha de estudio. Además se ha realizado un estudio más pormenorizado de los hechos históricos que ocurrieron en la campiña jerezana en los últimos cincuenta años del S.XIX, ya que son los inciden más directamente en el padrón utilizado y son importantes para analizar sus datos. En esta línea se han

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Juan Miguel Blanes Guerrero

estudiado las diferentes movilizaciones obreras, la crisis finisecular y la filoxera, y los proyectos reformadores del campo jerezano. En cuanto al estudio poblacional este ha sido dividido en varios apartados. En primer lugar se ha realizado un recuento de asentamientos y pobladores por asentamiento. Esto nos ha permitido conocer, entre otros datos, el número de asentamientos, donde y como se localizaban, la densidad de población de cada parte del territorio, que territorios estaban más despoblados, como evolucionaba la población en relación a otros padrones anteriores etc. Estos datos nos han permitido establecer la conclusión de que el término de Jerez era un territorio poco poblado en relación con su extensión, con asentamientos en su mayoría pequeños y que presentaban muchas variaciones según la época del año y las tareas agrícolas asociadas. A continuación se ha estudiado la procedencia de los habitantes. A luz de estos datos se ha observado como la población de la zona rural de Jerez procedía mayoritariamente de pueblos la sierra de Grazalema y de Ronda. Para finalizar se ha estudiado la profesión de los cabezas de familia, los distintos tipos de unidad familiar y la educación a través de la firma del cabeza de familia en el padrón. En conclusión con esta investigación se ha pretendido primero analizar los hechos históricos para posteriormente estudiar las dinámicas poblacionales para llegar a una serie de conclusiones sociales sobre la población de la zona rural de Jerez de la Frontera Palabras claves: Formación territorial; Régimen Propiedad; Aprovechamientos agrícolas; Análisis poblacional; Asentamientos; Procedencia Pobladores; Oficios y Profesiones; Familia; Educación. Abstract The presented research has sought to provide an overview of the situation of Jerez de la Frontera’s rural territory in the early S.XX. The working methodology is based on the analysis of rural land municipal census of 1904. In order to contextualize the data and to analyze them as adequate as possible is necessary to analyze the various factors that have historically influenced the formation of the Rural Jerez. Therefore we have studied and discussed the formation of the municipality and its various modifications, the ownership structure and the different agricultural land uses and the types of settlements and settlers attempts prior to study. It has also conducted a more detailed study of the historical events that happened in Jerez’s countryside in the last fifty years of the nineteenth 276

Estudio social y demográfico del ámbito rural

century, as they are the most directly affect the census used and are important to analyze their data. In this line we have studied the different worker mobilizations, the crisis of monastic orders and the phylloxera, as such as several projects in the countryside of Jerez. As for this study population was divided into several sections. Firstly there has been a recount about the residents and settlers for each settlement. This has allowed us, among other data, the number of residents, where and how they were located, the population density of each part of the territory, which were less populated areas as the population evolved in relation to other previous standards etc. These data have allowed us to establish the conclusion that the term of Jerez was a sparsely populated in relation to its size, with mostly small settlements that had many variations depending on time of year and associated to agricultural tasks. Here we have studied the origin of the inhabitants. At the light of these data has been noted as the population of rural villages Jerez came mostly from the Sierra de Grazalema and Ronda. Finally we have studied the profession of householders, the different types of household and education through the signature of the head of household in the census. In conclusion this research has attempted first analyze the historical facts for later study the population dynamics to reach some conclusions about the population of social rural Jerez Key words: Training territorial; Property Regime; agricultural uses; population analysis; Settlements; Settlers Origin; Trades and Professions; Family; Education. El presente documento realiza un estudio sobre la población de la zona rural de Jerez de la Frontera a través del padrón municipal de 1904. Anteriormente, mis dos únicos contactos con la investigación fueron dos estudios de la zona rural jerezana para unas jornadas de historia local. Con “la colonización del termino municipal” y “Un paseo por el Guadalete”, conocí por primera vez el mundo de la investigación, el Archivo, historiadores y aficionados que me han aportado numerosos datos y me han enseñado muchísimo. Desde estos trabajos mi interés por la zona rural de Jerez ha crecido, pues cuanto más conocía, más datos, curiosidades y paisajes con historia se me descubrían. Por ello, al iniciar este trabajo, que inicialmente tuvo que ver con una asignatura de la carrera, tenía claro que el objeto de estudio sería el Jerez rural. Mi objetivo era comparar la población rural de 1904 con la de 1965, año en el que el proceso colonizador en nuestra zona había acabado, para así comprobar los cambios que este proceso había conllevado en el territorio jerezano. Sin embargo, pronto me di cuenta que este trabajo era algo 277

Juan Miguel Blanes Guerrero

de gran envergadura que me tendría que tomar con más tiempo. Por ello, el estudio finalmente “solo” trata sobre la población rural de 1904, siendo una primera parte para un estudio posterior. Los límites geográficos del estudio son los límites del término municipal de Jerez de la Frontera en 1904. Esto quiere decir que se incluyen zonas que actualmente no pertenecen a él, como San José del Valle o la Sierra de San Cristóbal. El límite cronológico es el año del padrón, es decir 1904. Para introducirnos en el trabajo y comprender el por qué de la configuración de la zona y de su población, he creído conveniente señalar algunos datos históricos del término municipal y la población rural jerezana, puesto que son vitales para contextualizar los datos del padrón. Puede que el tema y algunos de los capítulos puedan no parecer novedosos, ya que se ha escrito bastante sobre el campo jerezano, pero mi intención no es reseñar lo que ya se sabe, si no recoger lo ya escrito para explicar y sacar conclusiones del padrón rural de 1904 Sin duda la experiencia me ha resultado muy gratificante, sobre todo en el aprendizaje de metodología de trabajo y manejo de documentos, pero también por todos los datos que he conocido y porque, sinceramente, me he divertido investigando. Estructura y metodología La fuente fundamental de este trabajo es el Padrón Municipal de Jerez de la Frontera de 1904. Dicho padrón se encuentra en el Archivo Histórico de esta ciudad. El padrón esta definido como el registro administrativo donde constan los vecinos del municipio, su formación, mantenimiento, revisión y custodia corresponden a los respectivos ayuntamientos1.

Estudio social y demográfico del ámbito rural

veces en zonas de mayor concentración de población el nombre la misma aparece en “barrio” y en “calle” aparecen indicaciones del tipo “viña, choza, casilla etc.”. A continuación aparecen las celdas donde se inscriben los componentes de la familia. De cada componente se señala su fecha de nacimiento, la edad y el lugar de nacimiento. Estos datos nos proporcionan cuantiosa información sobre las migraciones y los movimientos de población en nuestra comarca, la procedencia o los diferentes lugares en los cuales ha vivido la familia según el lugar del nacimiento de los niños, etc. Las siguientes dos casillas corresponden al estado civil de cada uno de los miembros de familia y la profesión, que por lo general solo aparece la del cabeza de familia. Son dos casillas importantes para conocer la estructura familiar y por supuesto las dedicaciones laborales, los distintos oficios de los asentamientos, las diferencias familiares dependiendo de la clase social y las profesiones etc. Como se ve la información que encierran estas hojas en cuantiosa. Pero aun hay más. Tras la casilla de profesión aparece una casilla de “Residencia Habitual” que es importante a la hora de establecer el número de población flotante y los diferentes movimientos demográficos y sociales, conclusiones que también podemos extraer de la casilla siguiente “Tiempo de Residencia en el Pueblo”. Por último, y para no extenderme más, al final del documento aparece un apartado para firmar las hojas del padrón. Sobre la firma podemos extraer información con respecto a la educación, ya que si algún miembro de la familia sabía escribir debía firmar el documento, en caso contrario aparece las letras PO (por orden) y la firma del funcionario. Queda claro pues, que las hojas de empadronamiento nos proporcionan información suficiente para elaborar un estudio social, demográfico e histórico del Jerez Rural.

En el Archivo Municipal de Jerez de Frontera encontramos censos y padrones municipales desde 1760 hasta nuestros días. El objeto de estudio será el padrón de 1904, en concreto los tres tomos que corresponden a zonas rurales. Dichos tomos, excluyendo el índice, se componen de 1758 páginas. De estas hojas se puede una valiosa información para estudios demográficos y sociales, pero también para contrastar las dinámicas históricas de la zona.

Datos geográficos e históricos del Término Municipal de Jerez.

Las hojas de padrón reflejan diversos apartados que nos aportan los datos necesarios para su estudio. En primer lugar aparecen las casillas de barrio y calle. En el caso de las zonas rurales las casillas de barrio suelen estar vacías y el nombre del asentamiento aparece en el apartado calle. A

Actualmente el término municipal de Jerez tiene una superficie de 118.878 Has. En la época en la que se desarrolla el presente estudio, 1904,

Como primer paso de este estudio poblacional, es necesario fijar correctamente los límites de nuestro estudio, conocer el territorio, su formación y su situación actual. -Datos geográficos y estadísticos.

1 www.ine.es/padrón

278

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Juan Miguel Blanes Guerrero

su extensión comprendía 141.600 hectáreas2, puesto que San José del Valle aun pertenecía al termino jerezano3. -Formación del término. El término de Jerez abarcaba, tras la conquista cristiana de la cuidad, la franja costera entre las desembocaduras del Guadalete y Guadalquivir, hasta el valle medio del Guadalquivir limitando con Lebrija, Arcos, Alcalá de los Gazules y Medina. Poco después, en 1279 Alfonso X cederá el Puerto de Santa María a la orden militar de Santa María de España y en 1295 Sancho IV cederá la franja de costa entre el Puerto y el Guadalquivir a Alfonso Pérez de Guzmán4. Con posterioridad el desarrollo de la Guerra de Granada reportará grandes lotes territoriales al concejo jerezano. Primeramente se incorporan de las aldeas de Algar, Guallasín y Abadía, que se despueblan rápidamente. A principios del S.XIV, los castellanos toman la población y castillo del Tempul. El rey Alfonso XI pretendía que Jerez mantuviese la fortaleza y población, sin embargo el concejo siempre se mostró contrario a ello, argumentando la necesidad de fijar una especie de marca fronteriza, con fortalezas y un amplio pastizal, lo cual era muy rentable económicamente para el propio concejo y para los aristócratas locales dedicados a la ganadería5. Además de esta incorporación, el concejo jerezano adquiere los terrenos de Matagorda y Argamasilla, donde luego se fundaría Puerto Real6, villa que desde 1543 va progresivamente adquiriendo independencia administrativa7. La última modificación antes de 1904, es la fundación de la villa de Algar, en unas tierras compradas al concejo jerezano por Domingo López de Carvajal. 2 LOZANO SALADO, D. La Tierra es Nuestra, Retrato del agro jerezano en la crisis del Antiguo Régimen. Servicio de Publicaciones Universidad de Cádiz y Servicio de Publicaciones de Diputación de Cádiz (Cádiz),2001. pp 31 3 San José del Valle se configura a principios del S.XVII alrededor de convento de la Orden de los Carmelitas en las laderas del Monte de la Cruz. En la década de los 90 contaban con más de 4.000 habitantes, consiguiendo la independencia a finales de 1995. 4 ROMERO BEJARANO, M. De los orígenes a Pilar Sánchez, Breve Historia de Jerez.. Ediciones Remedios, (2009) Jerez, pp 36 5 MARTIN GUTIEREZ, E. “Formación, evolución y organización del término de Jerez de la Frontera” en CARO CANCELA, D. (coor.) Historia de Jerez de la Frontera. Tomo 1 De los Orígenes a la Época Medieval. Diputación de Cádiz, (Cádiz) 1999, pp, 297-299. 6 Ibídem pp 299. 7 Ibídem pp 301

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Estudio social y demográfico del ámbito rural

El campo jerezano. - 3.1. Un término despoblado. “Cuanto se abarcaba con la vista, tierras llanas o colinas, bancales, labrados o manchones para el pasto, todo era de un amo. Podía un hombre caminar horas enteras sin salir de la propiedad de un solo dueño (…) Ni un pueblo, ni otras viviendas que el cortijo. Había que caminar horas y más horas hasta el límite de otras propiedades.” La descripción de Blasco Ibáñez en la “La Bodega” no puede ser más explícita. El término jerezano se va ha configurar como un extenso territorio poco poblado en manos de la oligarquía local 8. Al transcurrir la Guerra de Granada, la frontera fue avanzando y con ello el término de Jerez. A pesar de que el concejo fue adquiriendo más terreno, no repobló las antiguas aldeas musulmanas y, además, despobló el Tempul9. Si cualquiera de estas poblaciones se hubiese mantenido, las tierras habrían tenido que roturarse, perjudicando a los grandes terratenientes ganaderos. Por ello, el ayuntamiento, que a la postre estaba gobernando por esos mismos terratenientes, siempre se opuso a cualquier intento de crear nuevas poblaciones10, configurando una zona prácticamente despoblada, en manos del latifundio y la ganadería extensiva. Lo cierto es que el Concejo se erigió como un gran señor dominador del espacio agrícola y ganadero de su territorio11. Aunque durante la Edad Moderna hubo algunos intentos colonizadores, especialmente privados12, todos ellos fueron rechazados por el gobierno local. Prueba de ello son las condiciones para la fundación del Convento de Carmelitas en el Valle, que establecían que ningún colono podía establecerse en una legua a la redonda del convento13. En el S.XVIII el ideal ilustrado fija sus miras en los enormes espacios vacíos, comenzando un tímido proyecto colonizador respaldado a 8 El término municipal se dividía en tierras de “río acá”, haciendo mención a todo lo queda a la derecha del río y “río allá” lo que queda a la izquierda del mismo. 9 CARO CANCELA, D. “Jerez Contemporáneo” en CARO CANCELA, D. (coor) op.cip.. Tomo 2 El Jerez Moderno y Contemporáneo, pp 209. 10 ROMERO BEJARANO, M. Op. Cit, pp 37. 11 CABRAL CHAMORRO, A. La Colonización Ilustrada y Liberal en Jerez de la Frontera. BUC (Jerez) 1996, pp 96 12 Por un lado un grupo de vecinos intento establecerse espontáneamente en El Tempul, pero el concejo no lo permitió y los persiguió. Por otro lado Fernando Padilla Dávila obtuvo de Carlos V una merced para colonizar el Tempul, pero el cabildo jerezano reclamó y acabo ganando el pleito contra esta donación. 13 Ibídem, pp. 96.

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veces por el estado, pero sobre todo por las diputaciones, por los grupos ilustrados y las Sociedades Económicas. Sin embargo, en Jerez solo se hizo realidad la colonización privada de Algar por Domingo López de Carvajal, que poco tenía que ver con ese espíritu colonizador, sino más bien con el interés personal. El concejo jerezano siempre se opuso y puso mil y una trabas lo que propició que los proyectos colonizadores de la Diputación, o los privados de Crevillí o Manuel Sagrario de Beloy, no pasarán de proyectos14. La despoblación era mayor cuanto más nos desplazamos hacia el interior, encontrando más asentamientos y mayor densidad de población en zonas más cercanas al municipio. Esta situación va a comenzar a cambiar a finales del siglo XIX debido a las ideas ilustradas, al proceso desamortizador y a la crisis finisecular. El propietario va a ver con buenos ojos la instalación del jornalero a poca distancia del cortijo y éste va a comenzar a instalarse en sus cercanías o en su interior. - 3.2. Aprovechamientos y el régimen de propiedad.

Estudio social y demográfico del ámbito rural

propiedad aun mayor. La actividad principal es la ganadera en un territorio prácticamente despoblado y sin comunicaciones18. En cuanto al reparto de la tierra cultivada siguiendo los datos de Diego Caro reproducimos el siguiente cuadro que refleja muy bien el reparto de los cultivos19. 1818

1851

1874

1885

% de la superficie

% de la superficie

% de la superficie

% de la superficie

Cultivo

del termino

cultivada

del termino

cultivada

del termino

cultivada

del termino

cultivada

Cereales

51,71%

89,81%

49,09%

85,32%

50,66%

86,70%

50,32%

89,59%

Viñedo

3,03%

5,26%

4,32%

7,90%

6,14%

10,51%

4,76%

8,48%

Olivar

2,65%

4,60%

0,87%

1,61%

1,57%

2,69%

0,96%

1,72

Frutales

0,06%

0,10%

0,04%

0,07%

0,04%

0,07%

Huerta

0,11%

0,20%

0,06%

0,12%

0,06%

0,12%

Sin datos 0,04%

0,08%

La oposición del cabildo a la colonización y a la roturación de nuevas tierras supuso el despoblamiento y la infrautilización de una parte importante del término municipal. Como dato, en 1818 se encontraban incultas 52.406,03 hectáreas, un 42,8% de la extensión total del término recogida en el Apeo de Garay15. Pasemos ahora a un análisis de los distintos cultivos y aprovechamientos. Siguiendo a Enrique Montañés podemos dividir el término en tres zonas diferenciadas, tanto en el aprovechamiento agrícola, como en la propiedad. La primera división se encuentra en un radio de 8 kilómetros de la ciudad. En esta zona el cultivo predominante era la vid, predominando la pequeña y la mediana propiedad. Se trata de una zona con mayor densidad de población y con presencia de huertas de autoconsumo16. De los 8 a los 25 kilómetros, abundan tierras de labor cerealistas, alternándose con dehesas y olivares. Es la tierra de los grandes cortijos de las familias más importantes de Jerez, que concentran y controlan la producción agrícola17. Las tierras a más de 25 kilómetros del término, estaban formadas por monte bajo y sierras. Abundan las dehesas, con una concentración de la

Gráficamente se muestra que la producción agrícola mayoritaria en Jerez durante todo el periodo fue el cultivo cerealista. Mientras, la vid ocupaba tan solo un 3.03 del término municipal al principio del siglo, y experimenta un ascenso llegando a alcanzar un 10,51 El olivo por su parte ocupaba un 4,6% de la superficie cultivada y acaba el siglo con un 1,72%. El olivar pierde terreno especialmente en beneficio del viñedo, y también debido a la desamortización, aunque subirá ligeramente a principios del siglo XX. . Las plantaciones frutales y las huertas tienen un carácter testimonial, agrupadas en zonas cercanas al núcleo urbano y dedicadas al autoabastecimiento local20. En cuanto a la gran propiedad era la predominante en la mayor parte del término jerezano. Enrique Montañés señala que en 1896 un 11% de los contribuyen acaparaban un 71% de la tierra. Igualmente, el mismo autor indica que en 1899 se localizaban 175 parcelas con 200 o más hectáreas, lo que suponía un 72% de toda la superficie agrícola del término. La gran propiedad se identificaba con el cortijo destinado a la explotación cerealista, la dehesa de pastos y con las gigantescas fincas de monte bajo dedicadas a la ganadería y el aprovechamiento forestal. El tamaño de los viñedos por el contrario era menor, pues siguiendo también a Montañés solo había 11 propietarios con fincas mayores a 45 hectáreas, lo que suponía un 13% del viñedo21.

14 Ibídem, pp 93-101. 15 LOZANO SALADO, D. La Tierra es.. Op.cit. pp 35. 16 MONTAÑÉS, E. Transformación Agrícola y Conflicitividad Campesina en Jerez de la Frontera (1880-1923). BUC(Jerez 1997), pp 26-27 17 Ibídem. pp 27-28

18 Ibídem. pp 29-30. 19 CARO CANCELA, D. Jerez… op.cit. pp 243. 20 LOZANO SALADO, D. La Tierra es … op.cit. pag 38, 47-56, 62-63 y 7486. 21 MONTAÑÉS, E. Transformaciones… Op.cit. pag 31-40.

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Igualmente destacar que el ayuntamiento va a perder casi todo su patrimonio rústico durante el S.XIX. En primer lugar, durante la desamortización vendiendo grandes lotes de terreno sin dividir y favoreciendo por tanto a la gran propiedad. Por otro lado, en un intento de fomentar la pequeña propiedad y recogiendo el espíritu liberal y reformista, el concejo repartió 8.175 hectáreas a varios centenares de campesinos. El problema era que estas tierras estaban situadas muy alejadas del núcleo urbano, en la zona más oriental del termino. Además eran tierras montuosas difíciles de labrar para unos campesinos con pocos medios, lo que unido a su lejanía y la ausencia de poblaciones cercanas, provocó que la mayoría se abandonaran, siendo absorbidas por la gran propiedad. Por lo tanto la pequeña propiedad quedó reducida a la zona más cercana a la cuidad y dedicada sobre todo al cultivo de la vid22. En cuanto al balance del proceso de desamortización del S.XIX y la Reforma Agraria Liberal, en el campo jerezano lograron dos de sus objetivos. Por un lado implantó un régimen de propiedad privada sometido al libre uso y disposición del titular e hizo que dos de los grandes propietarios del Antiguo Régimen, Iglesia y municipio, dejasen de serlo. Sin embargo la desamortización mantuvo y reforzó la gran propiedad existente. Esto principalmente se debió a que los lotes subastados del municipio y la iglesia fueron casi siempre superiores a 100 hectáreas y por lo tanto sus precios eran prohibitivos para quien no tuviese una gran fortuna. La gran propiedad existente y reforzada con las nuevas tierras desamortizadas acentúo aun más una sociedad dual entre terratenientes y jornaleros, que provocarán los conflictos sociales de final del S.XIX23. -3.3. La crisis finisecular. Se conoce con este nombre a la crisis que afectó a finales del siglo XIX a los cultivos cerealistas españoles. Ésta tuvo su causa en la llegada masiva de trigo procedente de de América, propiciada por los bajos costes de producción y la facilidad de transporte, que provocaba que fuese más barato traerlos de tierras americanas a cualquier puerto español, que del centro de España a las costas. La crisis se notó en la zona de Jerez, que exportaba más de un 20% de la producción. La respuesta fueron las medidas arancelarias que los grandes propietarios exigieron al estado, y frenaron esta caída, pero impidieron la necesaria modernización agrícola24. El otro gran problema de la agricultura jerezana va a ser la plaga de filoxera que va a exterminar el viñedo jerezano a finales del siglo XIX. 22 Ibídem. pp 31-40. 23 CARO CANCELA, D. Jerez Contemporaneo... Op.Cit. pp 241. 24 Ibídem. pp 248-249

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La plaga llegó a Jerez en 1894 y antes la falta de criterio en la prevención, va a acabar con el viñedo jerezano. La crisis de la filoxera tiene como principales consecuencias la desaparición de los viñedos de barros y arenas y la degradación de muchos trabajadores relacionados con estos cultivos por la reducción de la superficie plantada. Pero la consecuencia más relevante es la concentración de propiedad. Los pagos de vid de la pequeña propiedad eran muy numerosos, pero ahora estos pequeños propietarios no pueden pagar la reposición de las cepas y tienen que vender sus propiedades25. En resumen, la crisis finisecular reforzó la dualidad entre grandes propietarios y jornaleros, acabando con la pequeña propiedad. Si hay que buscar algo positivo se puede decir que fue uno de los acicates para que algunos sectores comenzaran a planificar una serie de proyectos para la regeneración del Jerez rural. -3.4. La conflictividad del campo jerezano. Los datos mencionados sobre la propiedad de la tierra, la producción o las características de la población, son el caldo de cultivo ideal para el nacimiento de un movimiento campesino muy implantado en la zona. Desde 1882, el malestar campesino crece continuamente debido a las malas cosechas, la crisis finisecular, la reducción de la demanda del trabajo y el aumento de los precios. Los primeros actos fueron las concentraciones de parados pidiendo trabajo a las autoridades, pero también algunos asaltos y robos violentos a cortijos que desataron la inseguridad entre los sectores pudientes que, además, veían como se cuestionaba no solo la propiedad si no también su poder político. La ola de inseguridad provocó una extensa represión por parte de las autoridades que culminó con el proceso de La Mano Negra. Lo cierto es que al margen de las asociaciones legales, UTC y FTRE, existían grupos clandestinos que apostaban por la acción directa y la propaganda por el hecho. Dentro de las movilizaciones campesinas destaca la huelga del verano de 1883, que logró un clima de unión nunca antes conseguido. La situación se rompió cuando el gobierno envió al ejército a realizar las faenas lo que propició que llegasen jornaleros de otras partes de la provincia temerosos de que la temporada terminase y perdiesen los ingresos necesarios para subsistir. El fracaso final de la huelga, hundió a la organización campesina que quedó desunida y la UTC acabó disolviéndose poco después. Las organizaciones clandestinas tampoco atravesaban su mejor momento, pero en 1892 debido a algunos sucesos como las detenciones o la inquietud de los jornaleros en paro, se va producir un asalto campesino a la ciudad. El ba25 Ibídem. pp 250-251

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lance final fueron dos víctimas, varias condenas a muerte y una profunda represión26. La organización campesina volverá a tomar importancia a principios de siglo, en torno a grupos republicanos, queriendo éstos imponer al movimiento un carácter reformista y el rechazo a los métodos radicales. Desde estos sectores se convocó la huelga del verano de 1902 que si resultó positiva por la amplia movilización y culminó con un contrato colectivo. Sin embargo, el acuerdo se rompe en 1903 con una nueva huelga, pero en este caso la unión se fue deshaciendo y comenzó a cundir un clima más radical llamando a abandonar las huelgas pacíficas. Este fracaso llevará a un nuevo periodo de desorganización en la lucha campesina que finaliza en torno a 191027. -3.5. Los proyectos reformadores. Ante las consecuencias de la crisis finisecular, paro y conflicto social, se necesitaban poner en práctica urgentes soluciones. Recogiendo la corriente regeneracionista que recorría el país un grupo de personas publicas de la cuidad, agrupadas en la Cámara Agrícola, van a comenzar a plantear una serie de propuestas destinadas a mejorar la agricultura jerezana, veamos algunas de ellas. Una de las primeras medidas fue la formación de la Sociedad Agrícola Industrial de El Guadalete, que obtuvo la concesión del gobierno para canalizar sus aguas y poder regar 2.000 hectáreas destinadas a la producción de remolacha para abastecer la azucarera que se construyó en El Portal28. También se reclamaron medidas proteccionistas como las exenciones fiscales para vides replantadas o para propietarios que subdividieran sus fincas. Además se comenzaba a apostar por la introducción de maquinaria, nuevas plantaciones como la remolacha, y por una necesaria reglamentación del trabajo de mujeres y niños29. Punto fundamental de estas medidas fueron las necesarias mejoras de las comunicaciones. Se proyectaron la carretera Jerez-Algeciras, el Ferrocarril de la Sierra y sobre todo la construcción de la carretera JerezCortes que permitiera la comunicación con la parte este del termino municipal30. 26 MONTAÑÉS, E. Transformaciones… Op.cit. pag 187-217. 27 Ibídem. 28 OSLÉ MUÑOZ, J. Colonos y colonizaciones en la Provincia de Cádiz, Los pueblos de Jerez. Diputación de Cádiz (Cádiz) 206. pp 34-57. 29 Ibídem 30 MONTAÑÉS, E. Transformaciones… Op.cit. pag 142-145.

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Estudio social y demográfico del ámbito rural

Pero sin duda las dos actuaciones estrellas fueron el proyecto de la colonia de Caulina y el pantano de Guadalcacín. Este último pretendía regar más de 10.000 hectáreas y posibilitar una agricultura intensiva. El ingeniero González Quijano redactó el proyecto en 1900, incluyéndose en 1902 en el primer Plan de Obras Hidráulicas. Sin embargo. de ahí a la realidad, pasaron años de numerosos trámites y problemas técnicos. En cuanto a la colonia de Caulina comenzaría a proyectarse en 1907, y los impedimentos hasta su creación y después de ella fueron igualmente numerosos31. Esta era a grandes rasgos la situación del campo jerezano en 1904. Un basto territorio atrasado y con muchos problemas de base, compuesto por grandes propiedades dedicadas al cereal en su mayoría. Estamos ante una sociedad dual entre el escaso número de grandes propietarios y una masa de jornaleros. El campo por su parte se debate entre la lucha sindical o clandestina, mientras que regeneracionistas y clases pudientes buscan soluciones para la situación. Estudio poblacional -4.1. Análisis de población y asentamientos32. 33 Asentamiento Cañada de Feria Lagar de San José/viña33 Carretera de Cartuja Azucarera Jerezana Venta Mezquita/Cartuja Venta de Cartuja Pago del Pinar Pago Solete Estación del Portal

Nº Hab. 6 6 7 124 2 18 8 69 10

Asentamiento Santa María del Pino Arroyo Membrillar Pago Bardepajuela Pago Largalo Vía Férrea Sevilla Cerro Obregón Pago Corchuelo Llano de las Tablas/ Estación Vía Ferrea Sanlucar

Nº Hab. 15 67 12 47 33 10 19 8 25

31 Ibídem. 32 A.M.J.F. Padrón Municipal 1904. Tomos 0868,0869 y 0870. Habitantes en cada asentamiento según el recuento del padrón. Se transcribe el lugar como aparece en el padrón, aunque en la actualidad su denominación halla cambiado. 33 En los asentamientos en los cuales en la hoja de empadronamiento aparece junto al apartado calle el vocablo “viña”, he considerado oportuno transcribirlo, para hacernos una idea de los pagos y cortijos que poseían este cultivo.

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Vía Férrea Cádiz Pago Montealegre Pago Peliron Delicias/El Retiro Fabrica de Gas Corralón de los Guerrero Cuartillos: Cuartillo de Plata, Viña Perdida, Olivar de las Animas, Majada del Rallón, Venta y Casa de las Aguas34. Pago San José Pago La Canaleja Ejido Paso Perserbad Venta Cuchara Fabrica de Botellas Sin lugar Pago de Pedro Vela Alcubilla/Casa de Guía

20 92 34 34 16 27 131

Cachucha

24

Puerta de Rota Pago Picadueña Pago Miraflores Carretera Carvario Granja Experimental Hipódromo de Caulina Dehesa de la Parra/ Caulina Viña Pago del Moro/Caulina

15 20 19 13 6 7 5 12 43

17 142 7 10 6 14 10 2

Pago San Julian Pago de Montaña Añina Cerro Orbaneja Pago Cantarranas Cerro Santigao Gibalbín: Cortijo de Blanquita, Choza, Dehesa de la Tenería, Rancho Mequetillas, Rancho Majada Vieja. Las Abiertas de Caulina Marcharnudo Pago Amarguillos Pago Tizón Cerro Pelado Pago Charcón Pago de la Serrana Rancho de las Pavonas Cortijo de las Cabezadas/Caulina El Cuervo: Hazas del Naranjo, Estación y Haza de Garañina Romanina Cortijo de la Sierra Calderín Barbaina Carretera Sanlucar Playa de San Telmo Hijuela de las Coles Torrox/viña

5 4 19 14 5 6 112

27 19 9 2 3 12 17 7 3

Carrascal Pago Clavería Recreo Ponce de León Llano de San Blás Rancho Larro Mesa Doña Rosa Pie de Rey Palomar de Siguenza Cortijo los Ballesteros Torresilla Dehesa Majazotán Olivar del Rizo Cortijo de Jarilla Cortijo de Jara Torre Malgarejo Coto de los Garciagos

Nº Hab. 64 9 11 23 9 19 1 22 14 7 14 2 13 2 13 2

38

17 115 3 86 11 74 22 81

34

34 En los asentamientos donde aparece en el apartado barrio el nombre de la zona y en el apartado calle el cortijo o la dehesa en cuestión, he transcrito ambos.

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Asentamiento

Dehesa Barca de la Florida Haza de Ricarda Casa Postas Carr. Arcos Mesas de Santiago Monte Corto Venta del Cantero Trocha el Puerto Cañada Carillo Tres Pozos Sierra de San Cristobal: Cantera, Choza Calderera Parpalana

71 6 4 16 7 4 19 3 10 78 18 2

Asentamiento Haza del Conde Cañete Haza de Ponce Rancho de la Silla Dehesa Garrapilos Cortijo Lomopardo Rancho de Horcajos Rancho de Perea Casilla de los Haces Magallanes Dehesa El Torno Dehesa Mendocilla Rancho Majadillas Cortijo Majarromaque Dehesa Salto al Cielo Encinar Vico Cortijo de Ducha: viña de la Paz, viña de la Francesa, viña de Díaz, viña del Diablo y viña de Ntra. Señora del Rosario Pago Raboatún

Nº Hab. 11 2 10 3 25 3 6 34 25 14 13 13 11 2 3 29

40

Olivar de la Medina Pago Santa Fé Recreo de las Cadenas Cruz Colorada Pago Boyal Cortijo Zangarriana/Viña

10 1 2 19 44 38

Viña Ntra. Señora del Carmen Portal: Azucarera, Barrio, Venta. Cortijo Mariscala Mesas de Asta

5 74 22 32 289

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Carrahola Pago de la Estera/viña

3 3

Rancho Santa Maria Cortijo de los Prados Carretera Sevilla Dehesa Santo Domingo

3 9 8 11

Asentamiento

Nº Hab. 44 19 3 13 6 12 6 13 17 8 26

Cañamero Cortijo Largares Casarejo Cortijo Pazuela Baja Cortijo Romanito Cortijo de Tabajete Cortijo de la Zarpa Cortijo de la Compañía Pago Espartina/viña Cortijo de Casablanca Cortijo de Mojon Blanco Cortijo Lapita Estancia de Barreras Molino de Viento Dehesa Cortijo Alhoacaz Dehesa de Chipipe Barca del Alamillo Cortijo de la Gradera Laina Dehesa de las Pachecas Dehesa del Calvario Dehesa Martelilla Cortijo Torrecilla Dehesa de la Matanza

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Cortijo del Rosario Carretera de Trebujena. Casilla del caminero Rancho de Montejil Rancho San José/viña Rancho Ventosilla Cortijo Crespellería Asentamiento

8 13 3 10 15 15

Dehesa del Fuero Caños de Fluza Palmar del Conde Rancho Zangarriana Buitrago Dehesa de los Lejos Dehesa Fuentebermeja Dehesa de Cuellar Dehesa de la Cierva Cortijo de Fuente Rey Cortijo de las Piletas

Nº Hab. 16 8 7 7 6 11 18 35 9 26 18

11 10 3 18

Dehesa Spinola Malabrigo Hollo de la Cuna Algarrobillo

24 163 10 24

154 5 2 12 18 1 344 8 2

Rancho de la Gita Rancho de la Monteaqueña Colonia Cortegamilla Jigonza Parrilla Islestes Bajos Pasada de Medina Alcornacalejo Majar del Granado

2 13 87 9 137 10 25 115 29

Dehesa de la Jineta Dehesa del Comunero Alcantarilla de la Zarza Mesa de Bolaños Dehesa de Frías Cortijo Roalabota

18 9 5 15 37 7

Olla de Cabañas Chaparral de Herrera San José del Valle Ranchiles Berlanguilla Suara

76 4 409 40 25 4

Asentamiento

Nº Hab. 5 8

35

Asentamiento Dehesa Boyal Hiletes Cortijo de los Arquillos Colonia de Malduerme Parada Arenosa Berlanga Sotillo Nuevo/Viejo Venta Diligencia Labain/Huerta Zumajo Rancho del Inglés Fuente Imbrós Puerto Palmetín Retosadero Los Portillos Peruela Parralejo Vegas de Elvira Oscuridad Boquete de la Dorada Pajarete Silva Colonia Encinar de Ballesteros Hatillo Viejo

Nº Hab. 164 93 14 110 84 17 16 25 4 7 11 22 12 9 23 10 23 1 9 3 12 38 88 43 60

Dehesa del Romero Llanos del Valle El Mimbral35 Ermita Dehesa del Picado Dehesa Corchadillo Dehesa de la Fantasma Dehesa de la Jarda Dehesa del Marrufo Dehesa del Palmito Dehesa Garganta Millan Dehesilla de Algar Dehesa Laguillo Tempul Dehesa de los Castillejos Dehesa Sabanto Dehesa Gacisobaco Dehesa Montifarti Dehesa del Gamiz Dehesa de las Montillas Dehesa Piojitamillo Dehesa de la Alcaria/colonia Dehesa Saucedilla Dehesa Cabeza de la Oveja Dehesa del Granado

19 48 13 8 22 27 8 5 15 4 17 23 18 18 25 34 9 3 123 8 11 6

35 A partir de esta casilla se detallan todos los asentamientos localizados en la zona de El Mimbral.

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Cabrillas Rancho de Puerto Frontino Dehesa de los Caños

30 9

Dehesa del Rodadero Dehesa de Talolla

26 11

4

6

Dehesa de Dornajo Los Pallales

5 2

Dehesa del Charco de los Hurones Dehesa Torongil Dehesa Benahu

28 15

cortijos o que se asentaban en las cercanías de estos aumentaba. Reseñar igualmente que numerosos campesinos de las sierras de Grazalema y Ronda, llegaban a Jerez para trabajar de jornaleros en las épocas de abundancia de tareas agrícolas, pues el número de jornaleros residentes en Jerez no era suficiente38. Estos factores provocaban que el número concreto de pobladores fuese muy complicado de reflejar y dependiese en gran medida de la época en la que se realizase el recuento.

En cuanto al análisis global de los datos, nos dejan una población de 6729 habitantes distribuidos en 256 asentamientos, con una media de poco más de 26 habitantes por asentamiento. La zona más poblada es también la más extensa, la situada a más de 25 kilómetros del núcleo urbano en la cual también encontramos los asentamientos con más habitantes de media. Sin embargo la zona con más densidad de población es la más cercana al núcleo urbano. Tres parecen ser las conclusiones globales de los datos. Por un lado, lo que puede parece un considerable numero de habitantes no lo es tanto teniendo en cuenta que estamos hablando de un territorio cercano a las 140.000 hectáreas37. Igualmente estas 6729 almas suponen un aumento de casi un millar y medio con respecto al censo de 1989. Por otro lado la presencia de un número de asentamientos elevado, en consonancia con lo extenso del terreno, pero que a su vez se tratan de asentamientos en la mayoría de los casos muy pequeños. Sin embargo es necesario advertir que la población del Jerez Rural reflejaba continuas fluctuaciones, debido a la gran masa de jornaleros que no tenían residencia fija. Así pues, el censo variaba mucho según si en la época en la que se realizase había tareas agrícolas que necesitaban más mano de obra, casos en los que el número de jornaleros residentes en los

Como muestra de estas variaciones para el año 1856 se contabilizan en la zona rural 11.888 habitantes, el 23,1% del censo, lo que supone casi el doble de lo contabilizado en 1904. Es más, figuran como más extensos los cortijos de Monte Corto (147) y Mesa de Santiago (247), sin embargo en 1904 estos asentamientos solo contabilizan 7 y 16 habitantes respectivamente39. Las razones a estos cambios, hay que buscarlas como he mencionado antes en la masa de jornaleros flotantes. Se ha señalado igualmente que el personal fijo en los cortijos era muy escaso, y sobre todo correspondía a los oficios de guarda, capataces, pastores o al servicio domestico40. El padrón estudiado esta fechado en diciembre de 1904, época en la cual los principales trabajos agrícolas habían concluido al plantarse el trigo y podarse la vid, aunque quizá obtenga un ligero repunte al estar desarrollándose las tareas de recogida del olivar. En definitiva, estamos ante un padrón corto, que refleja casi exclusivamente los habitantes fijos del cortijo, la dehesa o el pago. El análisis así lo señala, pues los asentamientos más importantes corresponden a colonias privadas con población permanente dentro de grandes propiedades en su mayoría en un radio de más de 25 kilómetros con respecto al núcleo urbano. Mientras que cortijos y pagos importantes, pero más cercanos a la ciudad no llegan a la cifra de otros censos; Cortijo de Ducha (29), Cortijo Lomopardo (25), Dehesa de Frías (37), Cortijo Rolabota (7), Corchuelo (19) o Macharnudo (19). Igualmente, es destacable para afianzar esta teoría que algunos de los lugares de paso donde se solían asentar jornaleros, aparecen con un número más reducido de habitantes que en otros padrones. Así por ejemplo la Dehesa de la Barca de La Florida siempre fue una zona muy poblada, pues estaba a medio camino entre Jerez y muchas de las grandes propiedades, siendo la vía de comunicación natural con otros pueblos cercanos como Arcos o Paterna. Sin embargo, en el padrón de 1904 solo se contabilizan 71 habitantes. Ídem pasa en otros lugares de paso habituales como

36 La inclusión de un asentamiento en las zonas del termino es personal. Para ello he utilizado el Registro de Pagos y Caseríos de 1910 del A.M.J.F que divide el campo en 15 secciones. Aun así se debe tomar los datos como aproximados, pues en algunos casos surgía la duda de la distancia exacta a la núcleo urbano. 37 A las 141.000 hectáreas del término, habría que restarle las urbanas.

38 MONTAÑÉS, E. Transformaciones…Op.Cit. pp 66-79. 39 A.M.J.F. Nomenclátor estadístico de las Ciudades, Villas, Lugares, Aldeas, Granjas, Cotos redondos, Cortijos y Caseríos y despoblados de la Provincia de Cádiz. Cádiz, 1857, pp 21-23 40 MONTAÑÉS, E. Transformaciones..Op.Cit. pp 66-79.

36

Nº Asentamientos Nº Habitantes Media de Habitantes por asentamiento

292

8km del nú- 8-25 Km. Más de TOTAL cleo urbano36 25 Km. 79 93 84 256 1817 2106 2806 6729 23% 22,6% 33,4% 26,3%

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la Barca del Alamillo (5), Cuartillos (131), Mesa de Santiago (16) o la Venta de Cartuja (19). Por su parte, el padrón de 1899 contabiliza un total 5.089 habitantes41, lo cual está más cercano a la cifra contabilizada en 1904, y refrenda lo ya mencionado anteriormente. Quizá el aumento de población en cinco años en más de un millar y medio sea debido por un lado a la iniciativa de colonización privada en algunas de las grandes fincas más alejadas del término y por otro a los trabajos de recogida del olivar, que aunque escaso repuntó a principios de siglo y aun movilizaba a un buen número de jornaleros. Otra razón de menor peso puede ser el crecimiento demográfico de la ciudad, que tambié se hizo notar en la zona rural. En cuanto al número de asentamientos, a pesar de que su número es elevado, se trata de agrupaciones pequeñas que aumentaban su población en épocas de intensa labor agrícola. Solo 14 asentamientos de 256 superan los 100 habitantes estables. Destaca San José del Valle con 409 habitantes y Martelilla con 344. En el primer caso, no sorprende puesto que desde la fundación del Convento de las Carmelitas y a pesar de las trabas del concejo jerezano, su población no paraba de crecer. No en vano era el único núcleo relativamente importante de la zona y se localizaba en un lugar de paso hacia poblaciones cercanas y todas las dehesas de la parte más oriental del término. Para desgranar algo más este estudio, recuperemos la división en tres zonas concéntricas estudiada por Enrique Montañés. Al radio de 8 kilómetros alrededor del núcleo urbano pertenecen dentro de los asentamientos de más de 100 habitantes la Azucarera Jerezana (124) y Picadueñas (142), además de un buen numero de asentamientos cercanos a los 100, como El Portal (barrio), Montealegre o Torrox. Es el radio donde encontramos un menor número de asentamientos y habitantes, un total de 79 y 1817, respectivamente, con una media de 23,6 habitantes por asentamiento. Montañés nos indica que esta zona era la más densamente poblada, y realmente los datos lo corroboran, pues es la zona que menos hectáreas ocupa.

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rural, se consideraban en un lado u otro según el estudio y el padrón. Otra de las causas, pienso que la principal, es que los trabajos de la vid habían concluido en la época de realización del censo, por lo que los braceros dedicados a estas tareas habrían vuelto a la cuidad o a sus localidades. Los topónimos de la zona no hacen si no refrendar las informaciones que citan como cultivo mayoritario a la vid. La mayoría de cortijos o pagos de la zona llevan incorporado el vocablo viña. En consonancia con esto ultimo, también habría que relacionar el descenso de la población en esta zona con la crisis de la filoxera. Como se ha mencionado la mayoría de la pequeña propiedad se dedicaba al cultivo de la vid en estos pagos. Sin embargo con la llegada de la plaga muchos se arruinan, pues su pequeña propiedad no le permitía grandes beneficios y por lo tanto no disponían de capital para replantar las cepas. Esto provocará que muchos vendan sus propiedades y tengan que trabajar como jornaleros, pasando a formar parte de esa población flotante42. La última razón del por qué esta zona presenta un menor número de pobladores no por lo lógica debe pasar desapercibida, y es que la expansión de la ciudad estaba absorbiendo pagos y dejando muy cercanos otros. Esto provocaba que muchos de los trabajadores y jornaleros comunes de estos pagos y cortijos, vivieran permanentemente en la cuidad, sin necesidad de instalarse en el cortijo o en sus proximidades. Sin embargo, estas consideraciones no deben despistarnos del balance general. Aunque algo mermada por lo expuesto, estamos ante la zona más densamente poblada del término municipal, con la vid como cultivo predominante en numerosos pagos y cortijos que veían incrementada muchísimo su población en las épocas de tareas agrícolas importantes, mientras que el resto del año la mayoría de los trabajadores vivían en la ciudad o en poblaciones cercanas.

Se debe tener en cuenta, además, que en el padrón estudiado se pueden conjurar varios factores que explican la merma de población en la zona más cercana a Jerez. Por un lado se consideran urbanos los antiguos pagos de la Plata y de Reventón de Quintos, que tenían una población muy elevada, y al igual que en estos otras zonas en el límite de lo urbano o lo

El segundo círculo concéntrico se desarrolla en torno a los 8-22 kilómetros de distancia de la ciudad. Es la tierra, según nos indica Montañés, de los cortijos de las grandes familias y de las grandes extensiones de cultivo del cereal, con algunos pagos de viñas intercalados, como en Cuartillos o Ducha, reflejándose este hecho en algunos topónimos de estos lugares (Viña Perdida ó Viña de la Paz). En total se contabilizan en esta zona 94 asentamientos y 2016 personas, con una media de 22,6% personas por asentamiento. Aunque el número de asentamientos es el mayor de las tres zonas, la media de habitantes por asentamiento es la más baja de las tres. Los lugares más poblados son Cortijo de la Sierra (115), Dehesa de Chipipe (154), Dehesa de Martelilla (344), Cuartillos (131) y Gibalbín (112).

41 CARO CANCELA, D. Jerez Contemporáneo... Op.Cit. pp 99.

42 CARO CANCELA, D. Jerez Contemporáneo… Op.Cit. pp 291.

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Estamos ante grandes cortijos con amplios terrenos dedicados al cultivo cerealista, donde se reflejan dos de las principales tendencias de poblamiento del Jerez Rural. Por un lado, una gran parte de “los jornaleros flotantes” decidían instalarse en chozas, al borde de cañadas, cruces de caminos o en las proximidades de los cortijos donde solían trabajar. La falta de comunicaciones y sobre todo lo extenso de las propiedades y del término municipal hicieron que esta tendencia fuese aumentando desde finales del S.XIX. Aunque al principio reacio, al gran propietario esta medida no le inquietaba, mas al contrario le permitía tener al trabajador más cerca y controlado. Este poblamiento espontáneo es el origen de la mayoría de barriadas rurales que actualmente existen en este radio, aunque luego el INC franquista actuará en algunos de estos lugares. Sin duda tanto Gibalbín y, sobre todo. Cuartillos así como los demás grandes asentamientos de la zona, se originaron de esta forma. El caso de Cuartillos reúne especialmente todos los condicionantes; una distancia relativamente grande con respecto al núcleo urbano, situado al borde de una cañada, cerca de algunos de los principales cortijos (Revilla, Salto al Cielo, Magallanes, Vico, Garrapilos, El Torno…), cruce de caminos, existencia de otras edificaciones que posibilitan la congregación (Venta de Cuartillos y Casa del Agua) etc.

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el importante número de personas en esta zona en la época de realización del censo. Pasamos ahora para concluir el análisis, a las tierras que distan más de 25 kilómetros del núcleo urbano. Estas tierras se sitúan en el sector sureste lindando con Paterna y la zona este desde la Barca de la Florida hasta la provincia de Málaga. Es la zona más escarpada del término, con el predominio de grandes dehesas y zonas de monte bajo. El territorio es muy amplio y esta concentrado en un puñado de propietarios dedicados sobre todo a la plantación de cereales y a la ganadería. Aunque se ha mencionado que históricamente el concejo y los propietarios impidieron la colonización de la zona, en el padrón de 1904 aparece como la zona más poblada con 2806 habitantes y 85 asentamientos, lo que supone una media de 33 habitantes por asentamiento.

Por ultimo habría que indicar que el único cultivo que necesitaba un número importante de jornaleros en la época de realización del censo era el olivar. Este cultivo se encontraba localizado en su mayoría en el sector sureste43 del término, una zona donde se ubica la Dehesa de Martelilla, lo que por lo tanto puede constituir un factor a tener en cuenta para explicar

Esto se debe a varios factores. Por un lado, el más lógico, es la extensa superficie de la que nos ocupamos y su lejanía con núcleos de población relevantes. Las distancias son mayores, desde los 25 a los 60 kilómetros, y las comunicaciones son nulas por lo que tanto trabajador como propietario están interesados en que los primeros se establezcan en la zona. Pero, ¿qué ha cambiado con respectos a los tiempos donde el concejo y los propietarios se mostraban contrarios a la repoblación de la zona? Habría que señalar varias razones que van desde la pérdida de peso de la actividad ganadera a sobre todo la desamortización y la venta de buena parte del terreno municipal que ocupaba la mayor parte de este sector. Al pasar el terreno a manos privadas, este se rotura o se adehesa para conseguir mayor aprovechamiento agrícola y económico, y estos trabajos hacen necesaria la presencia de mano de obra cercana. Si a esto le añadimos la crisis agraria de final de siglo, que obligó a los propietarios de grandes extensiones a rentabilizar más sus tierras, y sobre todo la Ley de Colonias de 1868, podemos explicar el aumento de población en la zona y la presencia de un mayor número de asentamientos que superan los 100 de habitantes. Estos asentamientos eran; Dehesa Boyal (164), Colonia de Malduerme (110), Malabrigo (163), San José del Valle (409), Parilla (137), Alcornocalejo (115) y Colonia y Dehesa Alcaria (123). Vemos pues que en 1904 el crecimiento de San José del Valle era ya un hecho. El pueblo se había convertido en el referente de la zona, y va a ir absorbiendo poblados cercanos y a muchos jornaleros de las dehesas próximas. No se debe olvidar que el asentamiento comenzó en torno a la fundación del convento de las Carmelitas y que desde finales del S.XIX creció por la colonización privada44.

43 LOZANO SALADO, D. La Tierra es… op.cit. pag 73-77.

44 MONTAÑÉS, E. Transformaciones… Op.Cit. pp 97-99.

Igualmente paralelo a este hecho es necesario reseñar la colonización privada en las grandes fincas. Aunque este proceso es más acusado en la zona este, en algunos de los cortijos de esta zona también se dio este hecho, aunque aquí esta más relacionado con la instalación de colonos en las gañanías dentro del cortijo. Lo más común era que en algunos cortijos, como Martelilla o Frías, se permitieran a algunos jornaleros (los más habituales) instalar sus chozas dentro de la propiedad. En la zona más cercana a Jerez no existe esta tendencia, por la cercanía del núcleo urbano, pero conforme nos vamos adentrándonos en el término esto se hace más habitual. Esto se refleja en que los grandes cortijos cercanos al término, sufren un descenso acusadísimo de la población, quedándose un número a todas luces insuficiente para trabajar la tierra del mismo. En cortijos de interior, vamos a encontrar ese grupo de jornaleros asentados en chozas reflejado en el mayor número de habitantes por asentamiento, que además se incrementa en momentos puntuales con los jornaleros flotantes.

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La colonización privada en el término de Jerez se da especialmente en esta parte del termino municipal. Si en la zona más cercana al término de Jerez el jornalero no se instala y en la zona intermedia suele instalarse al borde de los cortijos y cañadas, en esta zona su instalación suele venir de la mano de estas colonias privadas. Al contrario que en el segundo anillo concéntrico, en este lugar al campesino le es más difícil instalarse en chozas en lugares de pasos o cañadas, entre otras cosas porque prácticamente no existían. Aquí el jornalero tenía como dificultad la poca comunicación y las grandes distancias entre fincas y asentamientos. Por ello, debe ser el propietario el que ofrezca sus terrenos para que se asienten, pues al fin y al cabo necesita la mano de obra y ante lo alejado de algunas fincas45 debe dar algún tipo de facilidad. Los topónimos transcritos reflejan esta colonización privada; Colonia Malduerme, Colonia Silva, Colonia Alcaria, así como otros asentamientos que no incluyen colonia, pero en los que también existían como Berlanguilla o la Cierva. Estas colonizaciones al amparo de la ley antes mencionada, van a posibilitar la roturación de nuevas tierras en las grandes fincas e integrar a un pequeño número de campesinos en la gran propiedad. En ningún momento se trata de repartos de tierra ni de alteración de la propiedad, sino simplemente de la instalación de pequeños grupos dentro de una gran propiedad, quizá como una especie de “señorío contemporáneo”. Los propietarios esgrimieron razones sociales e incluso solicitaron beneficios fiscales por su labor, pero su intereses eran más personales; la puesta en valor de más tierra, tener disponible y cerca mano de obra, y también tenerlos controlados y apartados de las nuevas doctrinas anarquistas que recorrían la región46. Las consecuencias va a ser un poblamiento más concentrado que en otras zonas del termino, con asentamientos más grandes, que en su mayoría van de los 20 a las 60 habitantes, con un buen numero de ellos en el margen de los 80-150. Aun así hay que destacar que la distancia entre núcleos era mayor y estaban peor comunicados. A pesar del incremento de la población, la zona aun era y es un extenso territorio fraccionado por grandes propiedades escasamente poblado. Es más hoy en día, exceptuando el crecimiento de San José del Valle, la situación de despoblación de la zona es aun mayor. En resumen el análisis de los datos obtenidos en el padrón nos confirman la división del término en tres zonas diferenciadas, tanto en tipos de asentamientos, densidad de población o tipos de cultivos. Se puede concluir que la población rural de Jerez tiene el gran problema para su 45 Sirva como referencia, la Jarda o el Marrufo, fincas a las cuales se tarda más de una hora y media en llegar desde Jerez hoy en día. 46 MONTAÑÉS, E. Transformaciones… Op.Cit. pp 97-99.

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estudio en la masa de jornaleros flotantes que hace imprescindible conocer el mes exacto de realización del padrón para su análisis completo. Aunque la tendencia a esa flotabilidad de la población aun es acusada, observamos como los asentamientos de chozos en bordes de cañadas y cortijos, así como la colonización privada, cada vez son más consistentes, lo que dará lugar al intenso proceso de colonización que culminara con las actuaciones del Instituto Nacional de Colonización y la conformación del actual paisaje del término jerezano. 4.2 Localidades de procedencia de las familias asentadas en la zona rural del término de Jerez de la Frontera47 48 49 50

Localidad de Procedencia Jerez Serranía Ronda48 Benaocaz Grazalema

Nº de Familias 270 193 145 125

Arcos Ubrique

101 91

Prado del Rey Trebujena Algar Lebrija

65 63 61 46

Paterna Provincia de Sevilla49 Bornos Provincia de Málaga50 Villaluenga

40 27 26 21 20

Localidad de Nº de Procedencia Familias Espera 5 San Fernando 4 Provincia de Almería 4 Provincia de 3 Santander Provincia de Córdoba 3 Comunidad de 3 Valencia Cádiz 3 Puerto Real 3 Vejer 3 Comunidad de Castilla 2 La Mancha Francia 2 Rota 2 Tarifa 2 Provincia de Jaén 1 Conil 1

47 A.M.J.F. Padrón Municipal 1904. Tomos 0868,0869 y 0870. 48 Engloba todos los pueblos de la Serranía de Ronda; Ronda, Montejaque, Benaojan, Cortes, Jubrique, Algatocin, Jimena de Libar, Benaladid, Genalguacil y otros. 49 Engloba todas las localidades de la actual provincia de Sevilla, excepto Lebrija. 50 Engloba el resto de localidades de la provincia de Málaga que no pertenecen a la Serranía de Ronda.

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Gazules Comunidad de Galicia51 El Bosque Sanlúcar

18 18

14 10 9

Provincia de Bilbao Provincia de Barcelona Olvera Comunidad de Castilla-León Algeciras Portugal Puerto Serrano

16 15

Medina Alcalá del Valle Puerto de Santa María

Villamartín Provincia de Granada52 Jimena Huelva

1 1

1 1 1

9 8

Setenil Algodonales

1 1

7 6

Zahara

1

1 1

51 52

En este apartado del análisis se intenta explicar la distribución de la población en función su lugar de pertenencia. En cuanto a los datos globales las personas que habían nacido en el término municipal jerezano son como cabría espera mayoría. Pero es una mayoría muy escasa, tan solo el 18% de las familias residentes en la zona rural eran originarias de ella o de Jerez. Por el contra las familias originarias de la zona de la Serranía de Ronda suponen un 13%, y otros pueblos de la Sierra de Cádiz como Benaocaz, Grazalema, Ubrique o Arcos aportan un considerable número de familias. Si sumásemos todas las familias procedentes de la sierra gaditana, un 46% de las familias que aparecen en el padrón municipal tiene su origen en esta zona. Muchas son las conclusiones que podemos obtener de estos datos, pero vayamos por partes. En primer lugar analicemos la población originaria de Jerez. Aparece concentrada en los pagos y cortijos más cercanos a la población y casi desaparece en las zonas de más a 25 kilómetros de distancia. Por ejemplo en la zona catalogada como el Mimbral solo aparece una familia de origen jerezano, en concreto la que su cabeza de familia ejerce de guarda forestal en la Dehesa de la Jarda (de propiedad municipal). Sin embargo en la zona cercana al núcleo urbano es mayoritaria en casi todos los asen51 El vocablo “Comunidad” engloba todas las localidades de las actuales Comunidades Autónomas 52 El vocablo “Provincia”, engloba todas las localidades de las actuales provincias, excepto los casos comentados de Provincia de Sevilla y Provincia de Málaga.

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tamientos. Ésto esta relacionado con tres factores. Por un lado la cercanía al núcleo principal, por otro estar esta zona dedicada al viñedo de pequeña y mediana propiedad en manos de familias locales. La última razón de peso era que los trabajadores agrícolas jerezanos no eran suficientes para los trabajos de todo el término, por ello solían acaparar la zona más cercana a la población, mientras que las zonas más lejanas eran trabajadas por trabajadores de otras localidades. Así pues, la mayoría de la población jerezana se sitúa en pagos como Picadueñas El Portal, Montealegre, Macharnudo, Playas de San Telmo o Torrox, haciéndose más escasa conforme nos distanciamos del casco urbano. Es destacable que, por ejemplo, en Martelilla (344 habitantes), solo se contabilicen 4 familias nacidas en el término municipal. Lo mismo ocurre en San José del Valle (409 habitantes) con solo 16 familias. Las primeras conclusiones que podemos extraer es que estos asentamientos son recientes, pues si en ellos se hubiesen desarrollado varias generaciones, habría más familias nacidas en el término municipal. Igualmente esto nos reafirma en dos teorías ya expuestas. Por un lado, la masa flotante de campesinos de las sierras de Cádiz y Málaga, y por otro lado que muchos de los componentes de esta masa comienza a asentarse bien espontáneamente o bien por medio de la colonización privada. Así lo demuestra la población de Martelilla con 43 familias de la sierra gaditana (en especial Arcos) y 23 de la sierra malagueña. San José del Valle, colonizado de forma privada, demuestra esta tendencia en el padrón. Con una media de residencia en la zona de unos 20-15 años la mayoría de las familias proceden de los pueblos cercanos de la serranía de Ronda, Benaocaz y Ubrique. La tendencia y comprobación de esta colonización privada la podemos seguir constatando a través del padrón en otras zonas del entorno, como las colonias de la Alcaria, Berlanguilla o Silva, donde aparecen trabajadores de la zona de sierra, desapareciendo los de Jerez, lo que hace reafirmar que una parte de la masa de jornaleros que trabajaban en estas zonas comenzó a establecerse de forma permanente en ellas. Sin lugar a dudas, este asentamiento permanente supuso una importante merma para los pueblos de la sierra. Así por ejemplo, las 145 familias procedentes Benaocaz o las 115 de Grazalema, supondrían un agudo descenso de la población en estas villas. Sin olvidar otros pequeños pueblos como Villaluenga, Algar, Trebujena o Paterna que también aportan un importante número de familias al término municipal jerezano. El proceso de llegada de familias procedentes de estos pueblos es una constante en la historia reciente del término jerezano. Se ha señalado ya como épocas modernas, un número gigantesco de trabajadores agrícolas de estos pueblos acudían a completar las tareas agrícolas en el campo jerezano, pues 301

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en Jerez no había un número de trabajadores suficientes. Este desplazamiento suponía una difícil migración y una estancia muy precaria durante lo que durase la campaña. Muchos de estos trabajadores eran pequeños propietarios en sus pueblos, pero tras la crisis triguera pierden sus propiedades. Esto junto a la iniciativa de colonización privada, va a provocar que cada vez más trabajadores no vuelvan a sus pueblos de origen. Así van a instalarse dentro de estas colonizaciones o en las agrupaciones de chozas ya existentes al borde de cortijos y cañadas, esperando trabajo o el inicio de la campaña. Lo que al principio pudo ser coyuntural para esperar un trabajo o para vivir en mejores condiciones durante la campaña laboral, poco a poco se fue haciendo permanente. Este flujo de personas se irá haciendo cada vez más fuerte hasta el punto de que ya en esta época los habitantes de estos pueblos eran mayoritarios en los asentamientos del Jerez rural. Aunque no se debe olvidar que el volumen de trabajadores temporales venidos de la sierra aun era muy elevado e importante. Es de destacar también que algunos de esos trabajadores eventuales se encontraban a antiguos familiares o paisanos ya asentados en la zona. Se producirán algunos casos en los que una familia se instala en Jerez y unos años después el padrón refleja como lo hace algún otro miembro de la misma. También observamos como hay zonas en las que se da una alta población proveniente de un solo lugar, que generalmente comparten con pequeñas diferencias el año de llegada a la zona. Por zonas, la distribución corresponde principalmente a la cercanía de otras poblaciones. Así en la zona de los pagos de viñedos del noroeste la población llegada de fuera del término municipal es mayoritariamente de Trebujena y Lebrija, por lo que entendemos que los trabajadores de estos pueblos cercanos eran junto a los jerezanos los dedicados al cultivo de la vid. En la zona de la campiña de río acá, el componente es más heterogéneo abundando los pertenecientes a los pueblos de la sierra más cercanos como Arcos, Bornos, Algar, u otros como Ubrique o Grazalema, con una presencia fuerte de familias jerezanas y de otros pueblos como Medina o Paterna. En las tierras más alejadas el componente esta formado casi en exclusiva por familias procedentes de la zona de Cortes, Benaocaz, Grazalema, Villaluenga, Ubrique o Prado del Rey. La presencia de familias de pueblos cercanos como Algar y Paterna en especial en la zona de El Mimbral y San José del Valle también esta muy acentuada. En cuanto a habitantes de otras zonas más alejadas destacan los gallegos, distribuidos especialmente por zonas cercanas al núcleo urbano como San Telmo, Delicias o Torrox. La mayoría se dedicaba a tareas agrícolas o a servicios como empleados, albañiles o barberos. Del resto, des302

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tacar los tres cántabros que regentaban las ventas 1ª de Cartuja, El Portal y Cuchara. Igualmente solo se contabilizan tres extranjeros; dos franceses y un portugués en Martelilla. Sobre los portugueses conviene mencionar que un buen número de ellos trabajaba como braceros durante la siega, sin embargo, no parece que muchos de ellos se quedasen por la zona. En resumen, el análisis de las localidades de procedencia de las familias nos muestra un bajo nivel de familias nacidas en el termino municipal y sobre todo nos reafirma en la idea de la presencia un fuerte flujo de personas en todo el campo jerezano, que en esta época comienza a establecerse de forma más o menos estable dentro del término municipal. - 4.3. Oficio del cabeza de familia53 Oficios Campo Viuda Obrero Empleado Caminero Zapatero Industrial Albañil Peón de Vía Arrumbador Panadero Carpintero Barbero Cerrajero Alfarero Comercio Propietario Herrero Molinero

Nº Cabeza de familia 1.243 78 26 14 13 12 9 7 8 6 5 5 3 3 3 2 2 2 2

Oficios Guarda Forestal Pensionista Tahonero Tonelero Ferretero Cajero Practicante Pescadero Tahonero Pintor Ingeniero Militar Párroco Soletras Fundidor Artesano Sastre Medico Presbítero

Nº Cabeza de familia 2 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1

En la presente tabla se ha contabilizado el oficio del cabeza de familia reflejado en las hojas de empadronamiento. 53 A.M.J.F. Padrón Municipal 1904. Tomos 0868,0869 y 0870.

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Como no podía ser de otra manera la dedicación mayoritaria de las familias son los trabajos del “campo”. Y lo menciono así tal cual se aparece en el padrón, ya que no diferencia si la dedicación corresponde a un labrador, jornalero, arrendatario, ganadero, pastor etc. si no que simplemente aparece “campo”. En dos casos me he encontrado los vocablos “jornalero” y “labrador”, pero debido a que en la inmensa mayoría de los casos no se diferenciaba entre ambos, he optado por integrarlos en el común. Lo cierto es que un 84 % de las familias tenía como dedicación primaria los trabajos agrícolas. En todas las zonas y asentamientos del término municipal es con diferencia la actividad mayoritaria, y las familias que no se dedican a esta labor son casos aislados. Como ya se ha hablado bastante del componente agrícola, me centraré en esos casos aislados. Un total de 78 familias tenían como cabeza de familia a una mujer viuda. En la mayoría de los casos vivía con sus hijos, con sus padres e inclusos con hermanos u otros hombres sin apellidos comunes. Aunque las he contabilizado a parte, en la mayoría de los casos las familias debían estar sustentadas por el trabajo agrícola que ejercían los hijos, como así reflejan las casillas de ocupación de los hijos. Sin embargo, estos casos no los he contabilizado dentro de la dedicación “campo”, ya que lo que trataba era de establecer la ocupación o situación unicamente del cabeza de familia. El siguiente oficio más numeroso tras los trabajos agrícolas es el catalogado como “obrero”, lo que supone solo un 1,7% de las familias del término. En este caso de las 26 familias cuyo cabeza de familia estaba catalogado como obrero, 25 lo hacen en la nueva azucarera de El Portal, uno de los primeros proyectos regeneradores del campo jerezano. La procedencia de estos trabajadores esta muy repartida entre Trebujena, Arcos y Jerez, con la presencia de un trabajador de Granada y otro de Galicia. En cuanto al otro obrero, es una familia jerezana que trabaja en la Fábrica de Gas. A continuación aparece el término “empleado” que se asemeja al ya mencionado. Las catorces familias se reparten en lugares como carreteras (Trebujena, Sevilla o El Puerto) en fabricas (Gas y de Botellas), en estaciones (Las Tablas, El Cuervo y Alcubilla), en las llamadas “Casa de Agua”, que eran las instalaciones derivadas del suministro de aguas desde el Tempul, y en las vías férreas (Sevilla, Cádiz y Sanlúcar). Su distribución por localidades es muy distinta pero casi siempre son de otras poblaciones cercanas. También el término “empleado” aparece en algunas propiedades como Picadueña, Torrox, Barbaina o Montifarti, probablemente serían los encargados del cortijo realizando labores de mantenimiento y vigilancia. 304

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Paralelo a este oficio aparece en zonas de carreteras el oficio de “caminero”, que no era más que el encargado de la conservación de los caminos a los pies del mismo. El peón de vía realizaba la misma labor que el peón caminero en las vías férreas. Estos oficios están desarrollados por personas de distinta procedencia, pero muy pocas de ellas originarias de Jerez. Los oficios relacionados con el vino, como arrumbadores o toneleros solo concentran a siete familias, todas ellas de Jerez y en asentamientos muy próximos al núcleo de la población. Ésta claro que en Jerez había muchísima más población dedicada a estos trabajos pero la mayoría vivía en el casco urbano y trabaja en las bodegas, no en los pagos aunque se trasladaban a ellos durante la vendimia. Los diferentes oficios de lo que hoy podíamos catalogar como servicios solamente se dan en asentamientos mayores. Algunos de estos oficios son panaderos, molineros, herreros, artesanos, albañiles, carpintero, comerciante o cerrajero. En el caso de San José del Valle se concentran muchos de ellos, así como en otros asentamientos ya consolidados como El Portal o Picadueñas, y también en algunas de las nuevas colonias privadas como La Alcaria. La excepción se sitúa en Martelilla asentamiento de más de 300 habitantes en el cual todos sus habitantes se dedicaban a tareas agrícolas. Es más que probable que en asentamientos como este y otros, hubiese familias que aunque dedicadas a tareas agrícolas, compaginaran su labor con otro tipo de actividades para suplir la falta de estos oficios. En cuanto a las personas que ejercen este tipo de trabajos, en su mayoría son de lugares alejados del término municipal. Otro oficio que llama la atención es el de industrial. Esta localizado en una familia en la Azucarera de El Portal y en las restantes en San José del Valle. La procedencia de las familias de San José del Valle es exclusivamente de Benaocaz y de Ubrique, desconociendo cual podría ser su actividad industrial. Solo dos familias aparecen catalogadas como propietarios, aunque quizá sean alguna más pues he encontrado tres casos de familias con el oficio “campo” que poseían sirvienta, lo que puede indicar un alto nivel de vida y que fueran propietarios de tierras. Los dos propietarios están localizados en la Delicias y Malabrigo. Los datos nos dejan a las claras que el gran propietario vivía en la ciudad permanentemente. Para finalizar estudiemos algunos casos concretos. El oficio de ingeniero aparece en la llamada Granja Experimental de la Serrana, dedicada a la investigación y el fomento agrícola, llamándose el señor ingeniero José Pajuelo, natural de Arcos. 305

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En cuanto a los guardas, se ha señalado que la necesidad de ellos se hizo mayor en esta época por el temor a los robos y saqueos de los propietarios. Sin embargo solo encontramos dos guardas, ambos en los terrenos municipales de La Jarda y Montifarti. Es más que probable que el personal dedicado a las tareas de guarda este encuadrado dentro del término “empleado” o bien dentro “campo”, pues además de las tareas de vigilancia también tendría asignadas misiones agrícolas. Se contabilizan solo un médico (en San José del Valle) y un practicante (en El Portal), por lo que la situación sanitaria de la zona es fácil de imaginar, aunque era lo normal en la época. En San José del Valle aparece también un militar y un sastre (natural de Galicia.) En el terreno espiritual solo encontramos un párroco en El Mimbral y un presbítero en San José del Valle. La división parroquial de la zona la estaba delimitada por el río. Las tierras de río allá tenían su parroquia en El Mimbral y las de río acá en Caulina. Las otras zonas del término estaban encuadradas en parroquias urbanas. En cuanto a la educación solo se contabilizan dos maestros. Uno de ellos, procedente de Córdoba en las Delicias y otro de ellos en El Mimbral. Es necesario reseñar el incremento de las familias que tienen un miembro que sabe escribir en la zona de El Mimbral, lo que junto a la presencia del maestro hace pensar en la existencia de una escuela en el asentamiento de la ermita. El análisis en conjunto de la profesiones nos da una masa dedicada a las tareas agrícolas, con una pequeña parte de la población dedicaba a prestar servicios básicos, empleada en fabricas o en tareas de mantenimientos estatales o municipales. Los datos de profesionales de sanidad y educación, nos refrendan las ideas iniciales de carencias de estos aspectos en la zona. -4.4. Algunos datos complementarios sobre la familia y la educación54 La composición media del hogar familiar esta compuesta por una media de 4,5 miembros. Se contabilizan 13 familias de 10 miembros, 6 de 11 miembros, 2 de 12 miembros y 1 de 13 miembros. Las familias de 12 miembros se localizan en la zona de El Mimbral. La primera de ellas en Dehesa Boquete de la Dorada. El padre de familia 54 Datos generales de esta capitulo contabilizados a través de la fuente: A.M.J.F. Padrón Municipal 1904. Tomos 0868,0869 y 0870.

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es natural de Cortes y la esposa de Alcalá del Valle, tienen diez hijos con edades desde los 16 años hasta un año. Los primeros hijos nacieron en Cortes y los últimos en el término jerezano, lo que demuestra que la familia se instaló en estos años en la zona55. La segunda de las familias de 12 miembros esta localizada en la Dehesa Cabeza de la Oveja. Es originaria de Algar y lleva cuatro años establecida en la dehesa, demostrando una vez más el asentamiento progresivo de la población en estos parajes. El caso es curioso, ya que la familia se compone de 9 hijos, padre y madre y una criada, a pesar de que el cabeza de familia se dedica a tareas agrícolas56. Como se ha reseñado anteriormente, dentro de la profesión “campo” el padrón no refleja si se era propietario o no, pero la presencia de una criada nos hace suponer que era una familia de propietarios agrícolas. La familia más extensa se localiza en el asentamiento de Parada. El cabeza de familia, 15 años más viejo que su mujer, es natural de Benaocaz. Se trata de una familia mixta, pues el padre se supone que viudo, se habría casado por segunda vez, juntando hijos de ambos matrimonios57. En una sociedad sin apenas medidas de protección social y beneficencia, en especial en zonas rurales, la protección familiar era vital. Formas de protección familiar encontramos muchas a lo largo del estudio del padrón. Señalaré algunas de ellas. Por un lado abundan las mujeres viudas que marchan a vivir con sus padres o hermanos, así como los padres o madres que al quedarse viudos/ as o al retirarse de sus oficios son acogidos por sus hijos. Numerosos son los casos en los que primero la familia abandona el pueblo y se asienta en el término jerezano, y tras unos años marchan a vivir con ellos los “abuelos”. Igualmente la solidaridad entre hermanos también es habitual, viviendo los solteros/as o viudos/as con alguno de sus hermanos/as. Se observa también la figura del hijo huérfano que vive con el hermano o hermana de sus padres. Así mismo, las profesiones de presbítero, párroco o médico incluyen en la familia a las hermanas de las personas que la ejercen. Otro hecho a destacar son las familias en la que la madre ha muerto. En este caso siempre aparece la figura de una hija mayor soltera dentro de la estructura familiar. Menos comunes son los casos de solteros en el término municipal. La presencia de varones es escasa y suelen vivir, si 55 A.M.J.F Padrón municipal 1904. Tomo 0870, folio 1589. 56 A.M.J.F Padrón municipal 1904. Tomo 0870, folio 1723. 57 A.M.J.F Padrón municipal 1904. Tomo 0870, folio 1218.

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tienen edad avanzada, con la familia de sus hermanos o con otros hermanos solteros. En cuanto a las mujeres viven con sus padres o igualmente con los hermanos. El efecto llamada a familiares y vecinos de las personas ya asentadas en el término municipal también se constata a través del estudio del padrón. Los casos más comunes son la familia que tras unos años se traen a sus progenitores o sus hermanos. También se constata como en el mismo asentamiento abundas las personas del mismo pueblo o incluso con apellidos comunes, reafirmando la teoría de que tras instalarse una familia solían acompañarlas paisanos o familiares. A parte de la familia nuclear he contabilizado otros tipos. El estudio se centra en otro tipo de uniones al margen del matrimonio. A pesar de la época en la que nos movemos y de la vigilancia al respecto, parece ser que la situación en el campo estaba un poco menos controlada y se suceden los casos de convivencia al margen del matrimonio. Así encontramos numerosas viviendas compuestas por un viudo/a con sus hijos y un agregado soltero/a de su misma edad. Las combinaciones son varias, desde mujeres solteras con hijos que viven con hombres igualmente solteros de su edad, casados y casadas que viven juntos pero con hijos de matrimonios diferentes, solteros que viven con casadas, solteros y solteras viviendo juntos sin pasar por el matrimonio etc. Los ejemplos son muchísimos y contabilizarlos supondría alargar aun más el trabajo. Lo que se puede concluir a este respecto es que la convivencia al margen del matrimonio era algo considerable en el campo jerezano. Para concluir me gustaría escribir algunas líneas sobre la educación. Podemos sacar algunos datos de las firmas de las hojas de empadronamiento, las cuales debían ser firmadas por un miembro familiar, si nadie de la familia sabia escribir la firmaban los funcionarios. A grosso modo he contabilizado los datos de cinco de las zonas más pobladas, cada una de ellas en diferentes partes del término municipal. Aunque se debe dejar claro que el hecho de que una persona firme no quiere decir que sepa escribir o que no sea analfabeto, pero si puede constituir un dato aproximado y orientativo de la educación de la población. En la parte cercana a la población he contabilizado los datos del Pago Picadueñas. De 25 familias contabilizadas 16 no poseían ningún miembro que supiera ni siquiera firmar. A pesar de todo, en la zona cercana a la ciudad he observado un mayor número de firmas propias que en la zona más alejada de la misma. Por regla general en los asentamientos de interior las firmas propias eran escasas, exceptuando las grandes concentraciones. 308

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Avanzando en la campiña nos encontramos la zona de Cuartillos. Aquí el dato es revelador de la realidad, ninguna de las familias contabilizadas tienen miembros que sepan escribir. En Malabrigo, sin embargo, pueden firmar la hoja 11 familias, pero no lo hacen 43. En las poblaciones mayores, se observa un mayor número de firmas propias. Así en Martelilla 52 familias no pueden firmar por 43 que si lo hacen. En el caso de San José del Valle 74 familias no firman y 18 si lo hacen. La práctica totalidad de las personas que firman son los industriales o desarrollan oficios como panadero, sastre o carpintero. En la zona de El Mimbral el porcentaje sube. Quizá tenga que ver con la presencia de un maestro, pero lo cierto es que encontramos el porcentaje más alto. Aunque en muchos casos no firma el padre de familia, si no que lo hacen los hijos o incluso la mujer, firman la hoja 51 familias, por 37 que no lo hacen. Entre las familias firmantes están los guardas y otras profesiones como molinero o zapatero pero también una mayoría de las familias que tienen como dedicación el “campo”. Se puede concluir que la familia de la zona rural era extensa y solidaria con sus miembros, ya que la familia era el único medio de seguridad en la época, y que la educación era algo poco frecuente entre las clases populares dedicadas a las tareas agrícolas. Conclusión Como he mencionado anteriormente, esta investigación va destinada a conocer como era la población del Jerez rural en 1904 y analizar como los procesos descritos por otros autores la habían configurado. Por ello mis conclusiones no pueden ser más simples que la constatación a través de los “números” del padrón de los grandes procesos producidos en el campo jerezano en el cambio de siglo. Se trata de una zona poco poblada que comienza en esta época un intensivo proceso de colonización. Numerosos factores coinciden para que la población de jornaleros y braceros que hasta el momento era flotante comenzase a asentarse. Las miles de personas venidas de pueblos cercanos comienzan a quedarse de forma permanente en el término municipal conformando una población muy heterogénea. Los asentamientos comienzan siendo espontáneos y coyunturales en chozos al borde de cortijos y caminos, como medio de pasar en mejores condiciones la temporada de trabajo. Pero las duras condiciones de vida y las crisis económicas, fuerzan a muchos campesinos a quedarse permanentemente en la zona, 309

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en busca de trabajo. El gran propietario recoge el guante y comienza a colonizar sus cortijos, buscando tener al trabajador cerca y controlado. El impacto de esta tendencia será imparable desde finales de siglo, hasta el asentamiento definitivo de la gran masa de población del Jerez rural en los pueblos de colonización del INC. En cuanto a los asentamientos las conclusiones son más relativas pues dependen de la zona del término municipal. Por lo general en las tierras cercanas al núcleo principal hay más densidad de población, con multitud de asentamientos con trabajadores locales. Conforme avanzamos hacia tierras interiores los asentamientos distan más uno de otros, pero son más numerosos y con un componente poblacional natural de poblaciones de las sierras de Grazalema y Ronda. El retrato de la familia sería una familia extensa de unos 5 ó 6 miembros, en la cual todos los varones se dedican a tareas agrícolas, siendo común la existencia de familiares solteros o viudos dentro de estas familias.

Estudio social y demográfico del ámbito rural

LOZANO SALADO, L. La Tierra es nuestra. Retrato del agro jerezano en la crisis del Antiguo Régimen. Servicios de Publicaciones de la Universidad de Cádiz y Diputación de Cádiz (Cádiz), 2001. MARISCAL TRUJILLO, A. Alrededor de Jerez. EJE Editorial (Jerez), 2004. MONTAÑÉS, E. Transformación agrícola y conflictividad campesina en Jerez de la Frontera (1880-1923). BUC y Servicios de Publicaciones de la Universidad de Cádiz (Cádiz) 1997. OSLÉ MUÑOZ, J. Colonos y colonizaciones en la Provincia de Cádiz, Los pueblos de Jerez. Diputación de Cádiz (Cádiz) 2006 ROMERO BEJARANO, M. De los orígenes a Pilar Sánchez, Breve Historia de Jerez. Ediciones Remedios, 9 (Jerez), 2009. Recursos web http://www.ine.es/jaxi/menu.do?type=pcaxis&path=%2Ft20%2Fe26 0&file=inebase&L

Finalizo revindicando la necesidad de estudios más profundos de la sociedad del Jerez Rural, pues pienso que de su análisis profundo podemos extraer novedosas conclusiones para entender nuestra ciudad en su conjunto. Fuentes Archivo Municipal de Jerez de la Frontera. Padrón Municipal 1904. Tomos 0868,0869 y 0870 Archivo Municipal de Jerez de la Frontera. Nomenclátor estadístico de las Ciudades, Villas, Lugares, Aldeas, Granjas, Cotos redondos, Cortijos y Caseríos y despoblados de la Provincia de Cádiz. Cádiz. Consultados los de los años 1858, 1888 y 1910. Bibliografía. CABRAL CHAMORRO, A. La Colonización Ilustrada y Liberal en Jerez de la Frontera 1750-1850. BUC (Jerez), 1996. CARO CANCELA, D. (coor). Historia de Jerez de la Frontera. Tomos 1 y 2. Diputación de Cádiz (Cádiz), 1999. GARCIA PEREZ, M. S. “El padrón municipal de habitantes, origen, evolución y significado”. Hispania Nova, Revista de Historia Contemporánea, nº7, 2007. 310

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Entrada actual al Cortijo de Frías Antigua parroquía de San Enrique y Santa Teresa que daba servicio a todo el Jerez Rural.

Azucarera el Portal. Se refleja el abandono actual de unos de los primeros proyectos industriales y regeneradores del Jerez Rural

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Entrada al Cortijo de Frías, uno de los más extensos del Jerez Rural

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Ermita de El Salto al Cielo. En su dehesa y próximidades existián númerosos asentamientos.

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El cortijo de El Torno era uno de los más extensos del término. En sus antiguas propiedades el INC creó la población de El Torno.

Ermita de la Ina. En su entorno se agrupaban jornaleros y había otros asentamientos como los Cejos del Inglés Primitiva casa de colonos en la colonia de Caulina

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Hoja padrón

Muchos antiguos asentamientos están siendo absorvidos por la población como es el caso de El Solete.

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