Autopsia de la economía actual

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Descripción

Autopsia de la economía actual. Cuestiones antropológicas de la actualidad Bruno R. Zazo “§53. Así como el mandamiento de «no matar» pone un límite claro para asegurar el valor de la vida humana, hoy tenemos que decir «no a una economía de la exclusión y la inequidad». Esa economía mata (…)”. (Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium del Santo Padre Francisco, 24 Noviembre 2013).

Este trabajo pretende apuntar, a modo de ejercicio de arqueología, algunas manifestaciones antropológicas –y sociológicas- de lo económico que contribuyan a explicar cómo la economía actual (en línea con lo que apunta el Papa Francisco en su reciente exhortación) atenta gravemente contra la naturaleza humana. Lo hace al desviar a esta de su fin, la bienaventuranza. Se pone a si misma, y a los bienes materiales que procura, como fin último de la existencia, y logra convertirse así en el acabamiento, en la tumba de las esperanzas humanas. “La crisis financiera que atravesamos nos hace olvidar que en su origen hay una profunda crisis antropológica: ¡la negación de la primacía del ser humano! (…) La crisis mundial, que afecta a las finanzas y a la economía, pone de manifiesto sus desequilibrios y, sobre todo, la grave carencia de su orientación antropológica que reduce al ser humano a una sola de sus 1 necesidades: el consumo.”

En línea con el Papa, y de acuerdo con las nociones de naturaleza, bienaventuranza, riquezas, bien común y justicia en Santo Tomás, es mi postulado el que la economía tiene, quizá por vez primera desde el inicio de la Modernidad (y la creación de la moderna ciencia económica), la oportunidad de reformularse como la ciencia que permite al hombre cohesionar gran parte de las acciones particulares de su vida con el bien común, solventando así ese permanente conflicto entre el yo y los otros. Aquí estaría mi posición: la creación y la administración de los recursos naturales necesarios para la consecución de los todos los bienes es la economía: y toda vida humana es, en cierto modo, “económica”, pues toda vida humana tiene una base natural (en sus recursos, limitados) que administrar y una moral (en sus acciones) ordenada a los bienes parciales, que a su vez se ordenan al bien perfecto. Para materializar esta oportunidad tendría que atreverse a definir de nuevo (o dejarse guiar para esta tarea por la filosofía y la teología) qué es naturaleza humana y cuáles son sus fines: desmitificando y aboliendo así una ciencia económica y su práctica consiguiente, la economía, que son más bien ideología y actividad anti-humana. Los ejemplos aquí recogidos, fundamentalmente relacionados con el mundo de los medios de comunicación y la creación de opinión económica, buscan poner de manifiesto esta realidad, en modo sintético, desde el análisis de cuatro ámbitos: la ciencia económica, la práctica empresarial, la política económica y los mensajes económicos de los medios de comunicación. 1

PAPA FRANCISCO, Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, §55.

1. La ciencia económica consiste hoy, fundamentalmente, en complejas matemáticas de la variación continua. Así, la reconocida Universidad de Harvard menciona en su web, cuando describe el curriculum de los undergraduates en económicas: “The Applied Math/Economics "marriage" is a rational one. Mathematical modeling is used extensively in economics, and the foundation of economic theory is formed on a mathematical basis.”2 ¿Y por qué la economía y su ciencia, la ciencia económica, tienen hoy un fundamento matemático? En su misma definición, la ofrecida por el británico Lionel Robbins3 en 1932, está la respuesta: la economía sería la ciencia que estudia el comportamiento humano como relación entre fines y medios escasos susceptibles de usos alternativos. Los libros de microeconomía que se estudian en las universidades plantean una antropología individualista de sujetos “decisores” (trasunto del kantiano sujeto autónomo), que reparten su tiempo vital entre el ocio (no productivo, pero consuntivo) y el trabajo (no consuntivo, pero productivo). Sintetizan los comportamientos humanos según decisiones (de ahí la letal rational choice theory4, una versión edulcorada del utilitarismo más radical) dilemáticas sobre pares teóricos de opciones, que conformarían las llamadas “curvas de indiferencia”, y cuyas consolidaciones en volúmenes masivos darían lugar a las diferentes curvas de demanda y oferta: de dinero, de productos y servicios, de trabajo... Ser sujeto –individuo ahora- es elegir, ser decisor5. Y cuando aparecen en nuestra vida elementos “no elegibles”, elementos sobre los que no podemos actuar, factores extraños a este modelo o difícilmente modelizables, se tachan, bien de restricciones, bien de externalidades: los modelos las recogen como “perturbaciones” de supuestas dinámicas naturales… Sorprendentemente el Estado suele ser el encargado de atender y mitigar estas “anormales protuberancias”, al modo de un dios protector del modelo.

Fuente: http://ingrimayne.com El sujeto microeconómico es un ente decisor y gastador que busca siempre maximizar sus decisiones en entornos de limitación. 2

http://economics.harvard.edu/pages/applied-matheconomics. ROBBINS, Lionel, An Essay on the nature and significance of Economic Science, p. 15. 4 http://en.wikipedia.org/wiki/Rational_choice_theory. Si abundamos en el modelo de la decisión racional podemos llegar a aplicaciones queer del mismo, como podría ser la teoría de la decisión “criminal” (http://en.wikipedia.org/wiki/Rational_choice_theory_%28criminology%29 y los mecanismos behaviouristas empleados por las administraciones: a este respecto, conviene referirse a la pena de muerte y su ineficacia comprobada como herramienta disuasoria del delito cuando dicha pena no se aplica al criminal en un tiempo cercano al de la comisión del delito –cosa que pasa en otros ordenamientos jurídicos menos garantistas, como el musulmán. 5 Y a mayor número de opciones disponibles, más sujeto: de ahí que un individuo de Wisconsin sea considerado más sujeto que un individuo de Gulu (Uganda). 3

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Por tanto, ser economista, en los inicios de la moderna economía, es ser optimizador de una ecuación asignadora de medios a fines, con la única restricción de que los medios son escasos. Aceptar esta definición, netamente británica6, de ciencia económica tuvo unas consecuencias letales para la naturaleza humana, cuyas manifestaciones son aún fácilmente perceptibles. Acudiendo a Santo Tomás, este no encontraría mayor problema en aceptar la decisión racional como base procedimental de la acción humana; ello lo podemos comprobar en su construcción de la teoría moral de los actos humanos (a lo largo de STh Ia IIae, q6-17). Para Santo Tomás, acto humano, acto voluntario, acto libre y acto moral serían asimilables (no idénticos)… Y siendo que lo decisivo del acto humano (moral) es la elección, ¿quiere ello decir que fue un defensor de la teoría de la decisión racional? Aparentemente así sería, si leemos el respondeo de la q6, a1, pues siempre que la actuación sea hecha por un fin conocido y que surja de un agente con principio propio para esa acción7, estaríamos ante actos voluntarios. Sin embargo, conviene avanzar en el análisis, ya que entonces se pone de manifiesto la gran diferencia que media entre ambas posturas. El hecho de que el homo oeconomicus, basado en el sujeto kantiano, herede de Santo Tomás (que sigue a Juan Damasceno, cf. la introducción a la Ia IIae), inteligencia, libre albedrío y dominio de sus propios actos, el ser principio de sus propias acciones, no quiere decir que estemos hablando del mismo sujeto. El sujeto kantiano no sólo es principio, sino realmente fin, de sus propias acciones. Esto no sucede con el sujeto tomista. 2. La primera derivada de la moderna definición “científica” de economía es la supuesta neutralidad en los fines humanos, que los ha convertido en irrelevantes, en meramente formales. Más aún, la neutralidad en los fines acaba convirtiendo la economía en el fin en sí mismo. La economía, modernamente definida, es simplemente la ciencia del movimiento (de producción y/o de consumo), la ciencia de la multiplicación de la materia: una ciencia supuestamente ‘natural’ cuyo único criterio moral es que no debe existir limitación a su propio movimiento. Supone que es mejor que haya más a que haya menos; supone que es mejor tener más que tener menos. Y traduce este juicio a finalidad: la vida consistiría en lo que en cada momento es mejor, la vida consistiría en producir y acumular cada vez más. Olvida esta posición la noción clásica (moral) de economía, que aparece en la Política de Aristóteles (y mucho antes en otras obras clásicas8), y que es una 6

La economía moderna es la ciencia de los ingleses, y de sus hijos, los americanos, desde sus inicios. El pueblo inglés se ha visto siempre condicionado por su insularidad, carácter que le ha convertido en imperialista: un pueblo esquizofrénicamente ocupado tanto en evitar cualquier interferencia del exterior en su territorio como en la multiplicación de sus recursos propios a costa del resto del mundo, mediante el pillaje, la colonización y el genocidio. El pueblo norteamericano ha heredado el mismo carácter insular y ejecuta ambas políticas de modo aún más intenso, con la consagración de un paradigma onto tecnológico radical. Cf. SCHINDLER David L., ‘America’s Technological Ontology and the Gift of the Given: Benedict XVI on the Cultural Significance of the Monastic Quaerere Deum’, Communio 38, Summer 2011. 7 Cf. Introducción a la STh Ia IIae. 8 Podríamos referir ciertos fragmentos (4 y 13) de Solón, los comentarios de Lisias contra los mercaderes de trigo, el Económicos y el Caminos y Medios de Jenofonte, los Trabajos y los Días de Hesíodo, el Erixias (atribuido a

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noción moral (no a-moral) de la acción humana que entra a criticar la crematística no natural: la que convierte la riqueza en fin en sí mismo, entronizando el valor de cambio: fomentando el acaparar, el pagar mal y el exigir intereses usurarios por el dinero –cuando el fin de Aristóteles, heredado por Santo Tomás, era el fomentar el necesario comercio interior de una polis necesitada de cohesión interior, de comercio justo y de economía recíproca. Una acción humana que consistiera en su propio accionar sería, a fin de cuentas, sólo una acción “del hombre”, amoral, asimilable a los actos biológicos, ajenos a la inteligencia y la voluntad… ¿Es este el paradigma de acción que nuestra economía estudia hoy? Incontables ejemplos de automatismos cuasi-físicos podrían encontrarse en este sentido. ¿Procede esta economía de nuestro principio interior, o más bien de nuestros temores más íntimos? Peor, aún: así como la digestión pertenece a nuestra naturaleza y es, por ello, buena, la economía pretende que su acción, fundamentalmente adquisitiva (crematística, en términos aristotélicos) es también natural: nos hace creer que el movimiento adquisitivo, como manifestativo de la capacidad de acción del individuo, es bueno: el ejercicio de la economía crea individuo así como la respiración crea individuo. De ahí que tengamos reconocido el derecho a respirar al mismo nivel que el derecho a comprar y a tener –justicia social. La economía ya no una ciencia moral de la acción humana sino que se posiciona como la moral. Una moral cuyas normas las marca su propia física: así como lo “moral” en la química es que se produzcan reacciones químicas, y así como en la física lo “moral” es que se produzcan movimientos y reposos, lo “moral” en esta economía sería que se produjesen hechos económicos, con desprecio total a lo que estos hechos suponen. Santo Tomás no entendería esta aparente neutralidad en los fines de la actual economía, y probablemente esta le conduciría a pensar que nuestra ciencia económica es una ciencia no de lo humano, no de lo libre, no de lo voluntario: una ciencia amoral. Así, según la entrada de la q 69 (“(…) debemos estudiar los actos humanos, para saber con qué actos se llega a la bienaventuranza y cuáles entorpecen su camino (…)”, lo que Aquino estudia en los actos humanos es si estos conducen, o no, a la bienaventuranza. Bienaventuranza que es un bien propio del hombre: lo cual indicaría que “se hallan más cerca de ella [de la bienaventuranza] los actos que son propiamente humanos que los que son comunes al hombre y a los demás animales.”10 Si nuestra naturaleza humana es fundamentalmente teleológica y, por tanto, debe y puede ser moralmente orientada, en todas sus acciones morales: aquí entra en juego de nuevo Santo Tomás. Y aquí tenemos ya un criterio para evaluar el objeto de nuestra economía: ¿difiere, en sus actos, de la acción animal, al consistir en actos propiamente humanos: actos referidos a la consecución de la –exclusivamente humana- bienaventuranza? ¿Es la acción Platón), partes del Ecclesiazusae de Aristófanes, o la República y las Leyes de Platón. Otros acercamientos morales se encontrarían en el Código de Hammurabi, en Mencio, en los Analectos de Confucio o en la economía de la Sagrada Escritura, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. 9 STh Ia IIae, q6. 10 STh Ia IIae, q6.

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económica una acción finalista, propter finem? Dice Santo Tomás en la q1 a1 que “sólo pueden considerarse propiamente humanas aquellas [acciones] que son propias del hombre en cuanto que es hombre” ¿Es la economía que vivimos muy diferente de las acciones económicas animales, o más bien se enmarca en lo que llama Santo Tomás “pasiones del alma”, en la q. 22? Si los actos humanos son moralmente enjuiciables en función de lo que nos alejen o acerquen a esta bienaventuranza, podríamos concluir que la economía actual es amoral, pues, aparentemente, esta economía prescinde de “eso”, de la bienaventuranza. La felicidad es fundamental tanto en la economía clásica como en toda la metafísica tomista, de modo que se le califica a veces de eudemonista. Identificando bien con fin, el análisis de la felicidad tiene lugar en los capítulos 26 a 40 de la Suma contra gentiles. Y Tomás discute dónde está y dónde no está la felicidad, y a qué debe tender la acción humana; sin embargo, la teoría moderna de la acción humana, la que engendra al homo oeconomicus, ya no entra en estas definiciones materiales de felicidad: del “las cosas tienden naturalmente a ser” y del “todas las cosas tienden como a fin último a la semejanza divina mediante sus actos y movimientos”11 pasamos a las asépticas funciones de utilidad de la economía moderna. ¿Ese es el final? No. Yendo más en detalle, cabría puntualizar que no es sólo amoral, sino inmoral: aceptando lo dicho en Ia IIae q8, que “la bienaventuranza última y perfecta sólo puede estar en la visión de la esencia divina”. Los actos económicos, humanos, aunque en teoría no directamente ocupados con el fin último, ¿contribuyen mediatamente a su consecución, como requiere el respondeo de la q1 a6, en el sentido de que todo lo que el hombre desea lo quiere en relación a su fin último? O, más bien, ¿pone la actual economía el bien supremo en lugar distinto a donde realmente está, atendiendo a la respuesta a la objeción 2 que da en la q1 a7? Esta sería la respuesta: no una pretendida12 amoralidad de la economía, no en un elegir mal los medios para el fin último (lo cual podría corregirse atendiendo a las q18-21) sino una velada inmoralidad consistente en diabólica autoreferencialidad: en unos medios que se convierte en fin, en unos medios sin fin, lo cual atenta directamente contra la naturaleza humana. Es la económica una actividad que nubla la visión beatífica hasta el punto de que pone en lugar de esa visión otra visión alternativa. ¿Cuál visión? Dice Santo Tomás que “el hombre no es perfectamente bienaventurado mientras le quede algo que desear y buscar”13. ¿Acaso no consiste la economía actual en fomentar el deseo de modo permanente? ¿No vive nuestra actual economía de la producción artificial de bienes y servicios de modo que estos sean posteriormente demandados por mercados masivos de consumidores?

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SCG III 29.5. Cabe destacar que, en los países más vanguardistas ideológicamente hablando, como el Reino Unido, esa aparente neutralidad está siendo ya plenamente superada por un nuevo finalismo: el que marcan términos como el Beneficio Común –en lugar del Bien Común-, la Big Society o la perenne Justicia Social. 13 STh Ia IIae, q3, a8, respondeo. 12

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Esto se cuestionaría, en cuanto a su inmoralidad, en el respondeo de la q1 a4, en el sentido de que es necesario un fin último en la vida humana (“Hay que decir: Hablando con rigor, es imposible proceder hasta el infinito en los fines (…)”). Y se podría ofrecer un portillo de disculpa –por confusión- en la objeción 3 del art. 1 de la q2 de la Ia IIae: ya que el deseo del bien sumo parece que es infinito, y dado que el avaro nunca se llenará de dinero, como dice Ecle 5,9, podría pensarse que el infinito deseo del sumo bien y el de suma riqueza serían el mismo. Pero no: de hecho se excluyen cuando el medio, la riqueza, se convierte en fin; y entonces hay que ordenar, elegir: “La preocupación de las cosas terrenas no ha de evitarse, sino en cuanto impide la contemplación de lo eterno.”14 ¿En qué termina una economía del desear incesante, un perpetuum mobile? Asumiendo que Heráclito15 y Parménides en realidad se darían la mano, nuestra economía acaba, consiste, en el conflicto perpetuo: una jungla, según Thibon16, en la que la física atomista de lo material y la antropología consecuente del egoísmo y la avaricia naturales, para mantener las apariencias de orden, necesitan de la estoica “simpatía” (una mezcla de “seny” y de empatía) que nos lleva, bajo el bastón de la justicia represiva –no armónica- a reprimir nuestra natural cupiditas a medida que los mecanismos sociales (familia, educación y lenguaje) nos van domando17. Este homo oeconomicus sería una especie de bestia que, con las restricciones adecuadas, puede orientar su vigor hacia cosas productivas. Todo lo cuál culmina en el modelo socio-económico calvinista, que lleva al Reino Unido a capitanear la revolución industrial (modelo físico-ético que Adam Smith heredó de Hume) y a Estados Unidos a convertir el mundo en su mercado: la guerra total (todos contra todos) por los recursos. No hay así benevolencia en el natural egoísmo humano, alabado por el escocés, aunque hay decencia social en la elección de los mecanismos de explotación humana, y un intenso desarrollo de la filantropía como complemento emocional del economicismo más agresivo. La proliferación de charities en las economías de inspiración anglosajona, o los criterios de la Iglesia de Inglaterra acerca de lo que es un “ethical investment”)18 complementan el sistema. Esos mínimos son lo máximo que se atreve a afirmar, en cuanto al fin del hombre, la economía actual. Lo de la bienaventuranza y el cómo se compre esta es cosa privada de cada uno.

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SCG III, 132, 8.2. El Heráclito que nos han “vendido”, pues estimo que hay en él mucho de lo que luego Aristóteles nos presentaría como movimiento natural. 16 THIBON, Gustav, y LOVINFOSSE, Henri de, Solución social, Editorial Tradere, Madrid, 2011. 17 Cf. SUTHERLAND, Stewart, Greed, Haus curiosities, Londres, 2014. 18 Cf. https://www.churchofengland.org/our-views.aspx 15

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Las inversiones éticas de The Church of England Fuente: Church of England website

3. Ya hemos aceptado que los fines, y el deseo que conduce a ellos, son una cuestión puramente individual y relativa a opinión. En consecuencia, la ciencia económica se centraría en el estudio de la satisfacción de los deseos: lo cual conduce a una ciencia que estudia la multiplicación de los medios. La económica es hoy ciencia físico-matemática, ciencia de la materia, sus cantidades y sus mediciones. Aceptamos que el agente económico, el sujeto de la economía, es un individuo racional (que consiste básicamente en elegir) que puede ser matematizado en sus comportamientos; estos, en un sistema “físico”, son descritos, primero, y modelizados, después; y, lo que antes de Marshall19 se consideró una simplificación útil para formular hipótesis de trabajo, hoy es un dogma antropológico: el hombre es el homo oeconomicus, el ser que consiste en la adquisición de bienes materiales (mayormente para sí mismo), y su libertad es la elección racional entre alternativas materiales cuantificables. Queda la naturaleza humana reducida a su dimensión material-adquisitiva. Ejemplo de las aproximaciones “mágicas” de los técnicos económicos a la actividad humana. Afirma el diario online Voz Populi, acompañando al gráfico: “Algunos indicadores de actividad pronostican ya un crecimiento con el cual "España podría salir de sus problemas". ¿Qué ocurriría si nuestra economía creciera a tasas internuales del 2%? La firma suiza Mirabaud hace sus cálculos.” Las variables relacionadas (PIB y actividad) presentan una visión netamente mecanicista de la economía: se busca la configuración de un modelo que se pueda manejar con una serie de automatismos y que contribuya, a fin de cuentas, a la consecución del mantra del crecimiento y a solucionar todos los problemas de España. A mayor abundamiento, el modelo busca erradicar desequilibrios y para ello acepta acotar la actividad en magnitudes determinadas, asumiendo “bajas civiles”: acepta ciertas tasas de desempleo –con personas “dentro” por el bien del modelo; adicionalmente, da entrada al Leviatán de la fiscalidad en el modelo, con lo que estaríamos ante un engendro completamente articulado. Fuente: Voz Populi

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Cf. MARSHALL, Alfred, Principles of economics, Prometheus Books, Amherst, 1997.

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Son automatismos que no serían aceptados por un Santo Tomás que subordina todo a las finalidades correspondientes: tras haber hablado de la pobreza voluntaria en profundidad, señala acerca de las riquezas y su necesaria subordinación al bien principal20: “Exteriores quidem divitiae sunt necessariae ad bonum virtutis: cum per eas sustentemus corpus, et aliis subveniamus. Oportet autem quod ea quae sunt ad finem, ex fine bonitatem accipiant. Necesse ergo est quod exteriores divitiae sint aliquod bonum hominis, non tamen principale, sed quasi secundarium: nam finis principaliter bonum est, alia vero secundum quod ordinantur in finem. Propter hoc quibusdam visum est quod virtutes sint maxima bona hominis, exteriores autem divitiae quaedam minima bona. Oportet autem quod ea quae sunt ad finem, modum accipiant secundum exigentiam finis. In tantum igitur divitiae bonae sunt, in quantum proficiunt ad usum virtutis: si vero iste modus excedatur, ut per eas impediatur usus virtutis, non iam inter bona sunt computanda, sed inter mala. Unde accidit quibusdam bonum esse habere divitias, qui eis utuntur ad virtutem: quibusdam vero malum esse eas habere, qui per eas a virtute retrahuntur, vel nimia sollicitudine, vel nimia affectione ad ipsas, vel etiam mentis elatione ex eis consurgente.” O, en la misma Suma contra gentiles, cuando nos habla de la liberalidad y la generosidad21, nos dice: “Pero el hombre es mejor que las riquezas, ya que las cosas están ordenadas al uso del hombre. Luego no se encuentra en las riquezas el bien sumo del hombre”22. Contrariamente, teniendo a las riquezas como fin principal, pasamos del “Dios proveerá” a morir agotados23 por la inacabable tarea de apropiarnos de bienes en un diabólico mecanismo de intercambio donde la siguiente transacción, esa que teóricamente satisface por fin todas nuestras necesidades, es la ganadora.

Fuente: www.dinkela.de El homo oeconomicus, máquina perfecta más próxima a los automatismos animales que a la humanidad.

Fuente: http://www.laforzamotrice.it El infierno de una economía consistente en un movimiento sin fin.

¿Y por qué este ansia? ¿Por qué esta continua preocupación? Hemos sustituido la natural oiko-nomia, la administración de la casa para el cumplimiento de sus fines propios, por una especie de oike-iosis (οἰκείωσις), 20

SCG III, 133. Aquí estaría incardinada toda la potencia virtuosa de la economía: en la capacidad de crear más mundo, de acuerdo al mandato divino, como obra liberal y generosa (por lo que las riquezas serían interpretadas como el premio que la sociedad otorga a quienes más riquezas aportaron al común, en forma de creación económica. En este sentido, “más virtuoso es dar que recibir”, en SCG III, 132. 8. Según García-Durán, refiriéndose a Charles Taylor, sería esta liberalidad, convertida en obsesión por el socorro a los demás, la principal fuerza creadora del bienestar material moderno y verdadera cuna del mundo en que vivimos. Entra en juego también la STh IIaIIae q66 y la STh IIaIIae q117. 22 SCG III, 30.4. 23 Por estrés o agotamiento. Cf. Apéndice I. 21

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una actividad que, lejos de la interpretación que de ella, en cuanto afinidad al otro hacían los estoicos, y que sigue Milbank24, pretende la multiplicación descontrolada del medio (natural) para que este no tenga fin, no se nos oponga: sería equivalente a un entendimiento viciado del mandato divino del creced y multiplicaos que, obviando el “de ese fruto no comeréis”, transforma el mundo en un “yo” mediante la eliminación de la limitación, del “afuera” que, a fin de cuentas (marxistas), constituye alienación: estaríamos en el momento de los hombres emancipados de sí mismos (de su limitación) mediante la eliminación del contraste yo- no yo por asimilación de lo otro-que-yo en mí mismo. De tal modo que ya no entrego mi yo en el trabajo –cosa que hizo ejemplarmente Cristo, el hijo del carpintero, muriendo todo Él en la Cruz de madera, en la obra, en el opus Dei- sino que cojo mi cruz y me la como, la convierto en una cálida alfombra para mi solaz.

Fuente: rortiz.net Si el mundo no puede ser materialmente tuyo, al menos convierte tu casa en un pseudo-reino: consuelos para mileuristas

¿Hay una intuición tomista de esta oikeiosis? Pienso que Santo Tomás se refiere a ello en el artículo 1 de la q2 de la Ia IIae. En la segunda objeción, citando a Boecio, dice Santo Tomás que cabría confundir la bienaventuranza, al ser esta un estado perfecto con la unión de todos los bienes, con las riquezas, ya que con ellas todo se posee. Aquí radica, en mi opinión, el pilar fundamental del economicismo actual, una especie de concupiscencia del dinero (como menciona Santo Tomás en el Comentario a la Política de Aristóteles), y la mayor letalidad para la naturaleza humana. Y de aquí emana la peor herejía –entendida, siguiendo a Canals, como el impedimento para entrar en relación personal con Dios- de nuestra época. Una teología pagana, como indicó Walter Benjamin hace 100 años, ya que “capitalism is a pure cultic religion, without dogma” 25. “Una de las causas de esta situación se encuentra en la relación que hemos establecido con el dinero, ya que aceptamos pacíficamente su predominio sobre nosotros y nuestras 26 sociedades.”

4. Animal de fines, el hombre asume acríticamente este automatismo que amputa el finalismo de su naturaleza e intercambia su nostalgia de infinito por el ansia de ilimitada materia. El consumo, actividad antañona que nunca

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BENJAMIN, Walter, ‘Capitalism as religion’, traducción del fragmento 74, titulado ‘Kapitalismus als Religion’, del volumen VI de su Gesammelte Schriften, editado por Rolf Tiedemann y Hermann Shweppenhäuser (Surkampf), pp. 100-103. 26 PAPA FRANCISCO, Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, §55.

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preocupó en exceso a la humanidad27, se exacerba con el desarrollo de la burguesía28 y se convierte en la acción definidora y finalista del sujeto (de ahí que se acuñe el término de “sociedad de consumo”): quien no consume no existe29 y una vida lograda es una vida de consumo; un pueblo desarrollado es un pueblo que consume y una Navidad decente es una compra incesante. Al contrario, cuando más humano es el hombre, se supone que más bienes materiales necesita: su capacidad productora, medida por la renta y el PIB per cápita, tiene que aumentar para satisfacer su consumo, un fin en sí, medida en el consumo per cápita; esto se contrasta en el concepto de compra por impulso o en la proliferación del crédito al consumo.

Fuente: http://www.professoresdosucesso.com.br La compra por impulso, propia de los nuevos ricos, se manifiesta en la proliferación de los 7 Eleven en EE.UU. o de los Supercor en España.

Fuente: http://www.borsainside.com El crédito al consumo, aberración anti-económica, ha proliferado en España en la última década y todas las entidades financieras han hecho sustanciosos beneficios con estas modalidades de crédito leonino.

Los países ricos devoran recursos y energía y sus habitantes comen mucho y gastan mucho; y últimamente las bio-ideologías contemporáneas nos educan para consumir “responsablemente”, es decir, olvidando los criterios de eficiencia empresarial que nos vieron nacer y primando producciones ineficientes para tranquilizar las conciencias, salvar al planeta y mantener al pobre como pobre muchos años más.

Fuente: http://www.comercioexterior.ub.edu El PIB per capita se convierte en la medida del dinamismo de la economía de un país: el individuo tiene una función: producir lo más que pueda.

Fuente: crashoil.blogspot.com El crecimiento del consumo de energía en los últimos años manifiesta el cambio de paradigma económico y social de las naciones: somos grandes consumidores de energía.

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A este respecto conviene citar, contra los espirituales, pues lo cortés no quita lo valiente, SCG III, 132, 7.1: “Es estúpido querer el fin y descuidar los medios. Y al fin del alimento corresponde la preocupación humana por procurarse lo necesario para el alimento. Luego quienes no pueden vivir sin comer, han de preocuparse por buscar alimento.” O, en SCG III, 132, 8.2 “Luego tampoco ha de descuidarse la solicitud por procurarse lo necesario para la vida, con el pretexto de la contemplación”. Sería un tentar a Dios, como dejar de abrir la boca para comer. 28 Cf. SOMBART, Werner, Lujo y capitalismo, Sequitur, Madrid, 2009. 29 Es interesante en este sentido acudir al trabajo de SCHINDLER, David L., ya referido anteriormente.

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En este marco, si atendiéramos al inteligente análisis de Kathryn Tanner30, veríamos que la necesidad de generación de beneficios por parte de los productores exige siempre el pagar a los recursos utilizados un poco menos de lo que vale el producto producido. Ello conduce a un empobrecimiento progresivo de las sociedades, pues sus deseos ilimitados incrementan sus necesidades de consumo a un ritmo superior al del desarrollo de la capacitación individual, lo que implica que la competencia por hacerse con un empleo hace perder valor individual a los sujetos empleables respecto a la riqueza generada por su propio trabajo: la dinámica económica nos va proletarizando de modo progresivo. ¿Cuál es la posición de Santo Tomás acerca del consumo? Conviene mencionar el magnífico apunte en el sed contra31 del mismo artículo, donde el bien del hombre se cifra en la conservación de la bienaventuranza, mientras que el “bien” del dinero consistiría, citando a Boecio, en gastarlo generosamente: por tanto, la bienaventuranza no consistiría en las riquezas… ¿consistiría en el consumo? ¿Consistiría en la prodigalidad? Ya se ha hecho referencia a la liberalidad y la generosidad como virtudes de la actividad económica. ¿Cómo cuadrarían estas virtudes con las nociones de escasez y eficiencia? ¿Acaso no son diametralmente opuestas? 5. Y de aquí surgen los dos motores de ese móvil perpetuo que es la ideología económica: la escasez y la eficiencia. El primero lo encontramos en el carácter aporético de la propia economía, pues esta se topa siempre con la limitada naturaleza: entendida por Aristóteles como ordenada correspondencia entre los seres y sus causas, hacia las que armónicamente tienden, es concebida la naturaleza en esta ideología de lo económico como precariedad y angostura en la realización de una libertad que evita al hombre insaciable. Estamos ante la escasez, sobre la que se fundamentan las teorías económicas: los medios de la creación siempre son insuficientes, siempre podríamos estar mejor32.

Fuente: http://fotograccion.org El consumo es manifestativo de una vida de placeres: hoy predomina sobre el ahorro y acude a la deuda como su recurso natural: el futuro no importa y la libertad se ejerce en presente.

http://www.jornada.unam.mx Las técnicas de marketing aceleran los impulsos de consumo de los compradores, que ya no acuden a los supermercados con una lista de la compra. La oferta mueve a la demanda.

La escasez convierte en los bienes deseados en bienes “económicos”: lo económico es lo escaso, y lo que no escasea, lo que no va a suscitar lucha en los mercados, no puede tener un precio, no se compra con dinero, no está 30

TANNER, Kathryn, Economy of grace, Fortress Press, 2005. STh q2 a1 o3. 32 Como dicen los anuncios de la Lotería Primitiva, “no tenemos sueños baratos”. Cf. Apéndice II. 31

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sujeto a los dinamismos de ajuste del mercado, no es económico. Puesto que la escasez es la nota característica de la naturaleza, la vida del hombre consistiría en ir contra su propia naturaleza, para ampliarla de acuerdo a sus deseos.

Fuente: http://retirefabulously.com El neo-lujo33, los productos que ofrecen un plus de calidad inferior al plus de precio que exigen, empobrecen a los aspirantes a su posesión.

Fuente: http://www.kireei.com La economía emocional (el ecologismo, el consumo responsable, etc.) establece mecanismos de redistribución ficticios que empobrecen aún más al pobre.

“Mientras las ganancias de unos pocos crecen exponencialmente, 34 las de la mayoría se quedan cada vez más lejos del bienestar de esa minoría feliz.”

Y los gobiernos se erigen en paladines de la abundancia, mientras envilecen a la población contribuyendo a un sistema empobrecedor del ciudadano: ciudadano que, cada día más, responde a la tipología girardiana de “víctima” que debe reivindicarse, protestar y ser protegida por el maternal gobierno. La política económica de la satisfacción de deseos hedonistas y del fomento de una población servil y dependiente es simple propagación de la opulencia que conduce a la miseria y de la lubricidad que acaba en discordia, virtudes muy contrarias a aquellas conducentes al bien común. Este es el mecanismo de exclusión y descarte que genera sobrantes, parásitos, nudas vidas en términos de Agamben, dependientes del gran animal del que se alimentan. Es de este sobrante del que viven muchas ONGs, partidos, organizaciones, etc. “Hemos dado inicio a la cultura del «descarte» que, además, se promueve. Ya no se trata simplemente del fenómeno de la explotación y de la opresión, sino de algo nuevo: con la exclusión queda afectada en su misma raíz la pertenencia a la sociedad en la que se vive, pues ya no se está en ella abajo, en la periferia, o sin poder, sino que se está fuera. Los excluidos no 35 son «explotados» sino desechos, «sobrantes».”

Fuente: http://www.literalia.tv La civilización del ocio optimiza la ecuación de venta de la vida a cambio de dinero.

Fuente: https://www.loomio.org Los partidos promueven el pobrismo de modo sentimental. Se extienden los brazos del Estado del Bienestar creando bio-ideologías.

Fuente: http://www.tercerainformacion.es El pueblo, ya incapaz de entender qué hacen con él, ruega por su bienestar, o al menos por su supervivencia: el Estado Servil de Belloc llena los espacios, incluso los privados.

33 SILVERSTEIN, Michael J., FISKE, Neil y BUTMAN, John, Trading Up: Why Consumers Want New Luxury Goods-and How Companies Create Them, Portfolio; Reprint edition, 2008. 34 PAPA FRANCISCO, Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, §56. 35 PAPA FRANCISCO, Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, §53.

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“El afán de poder y de tener no conoce límites.”

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Y el automatismo mental de la escasez nos marca el dinamismo de toda nuestra vida: dado que la demanda es superior a la oferta, la vida consiste fundamentalmente en producir para satisfacer la demanda y hacernos olvidar momentáneamente la escasez: la economía es la decisión de qué producir, cómo producir y cuánto producir. “En este contexto, algunos todavía defienden las teorías del «derrame», que suponen que todo crecimiento económico, favorecido por la libertad de mercado, logra provocar por sí mismo mayor equidad e inclusión social en el mundo. Esta opinión, que jamás ha sido confirmada por los hechos, expresa una confianza burda e ingenua en la bondad de quienes detentan el poder 37 económico y en los mecanismos sacralizados del sistema económico imperante. (…)”

Al estudio de estas técnicas de decisión38 dedican sus esfuerzos economistas, administradores, ingenieros… Las matemáticas han sido siempre una ciencia difícil para la mayoría de los estudiantes, por lo que sería razonable pensar que son pocos los alumnos que se decantan por esta ciencia económica. Sin embargo, las estadísticas nos ofrecían un dato sorprendente: las titulaciones de administración y economía son las más demandadas en casi toda Europa, mayoritariamente elegidas por alumnos de 15 de los 22 países analizados, por supuesto, entre ellos, España39. Y es que una sociedad que toma la cantidad, la materia, como su referencia vital, y el tener como su ocupación principal, demanda muchos economistas y administradores. Esas son las carreras más prácticas, “carreras con más salidas”. Y la educación se convierte en formación de mano de obra40.

La universidad, fábrica de técnicos contables y peritos.

Y las personas se convierten en objetos que tienen que generar su propia demanda –y generar su propia ‘escasez’, para apreciarse- en el “mercado de trabajo”, ofreciéndose al mejor postor, para “colocarse bien”, ganar mucho dinero y comprar una vida ociosa que, de inicio, no tienen. La palabra “empleo” es el mantra de los economistas y el que no está empleado no existe. Y las personas realizan su propio cálculo de “la felicidad” en función de factores económicos, llegando a tomar la decisión de esclavizarse con tal de poder obtener suculentos ingresos con poco esfuerzo, a costa de la dignidad de su propia naturaleza: 36

PAPA FRANCISCO, Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, §56. PAPA FRANCISCO, Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, §54. 38 Estudiamos en empresariales asignaturas como métodos de decisión, econometría, álgebra… 39 Cf. Boletín Cifras INE, 4/2005. Apéndice III. 40 En este sentido, dijo Tony Blair: “No education is neutral”. Dijo también que sus tres prioridades eran “Education, Education, Education because that is the Best Economic Policy we’ve got.” (cf. http://cofecomms.tumblr.com/post/109855559362/no-education-is-neutral). 37

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Es el caso de la analista de banca de Morgan Stanley Veronica Vain, que decidió hacer un swap en el contrato de venta de sí misma al dinero, y abandonar la actividad de banca de inversión por la de actriz porno, bastante más rentable.

“Se considera al ser humano en sí mismo como un bien de consumo, que se puede usar y 41 luego tirar. Hemos dado inicio a la cultura del «descarte» que, además, se promueve.”

En este sentido, tampoco Santo Tomás veía con buenos ojos esta conversión de todo lo material en venal. Así, en De Regno42, comenta: “Rursus: si cives ipsi mercationibus fuerint dediti, pandetur pluribus vitiis aditus. Nam cum negotiatorum studium maxime ad lucrum tendat, per negotiationis usum cupiditas in cordibus civium traducitur, ex quo convenit, ut in civitate omnia fiant venalia, et fide subtracta, locus fraudibus aperitur, publicoque bono contempto, proprio commodo quisque deserviet, deficietque virtutis studium, dum honor virtutis praemium omnibus deferetur: unde necesse erit in tali civitate civilem conversationem corrumpi.”

No hay partido político que en campaña no proponga el mantra del lema empleo en su programa. La creación [o invención] del empleo es responsabilidad de las paternales administraciones, con proyectos tan absurdos como el de los emprendedores.

Se trata de “colocar” a la población en lugares de producción para evitar problemas y costes sociales. Tener a la gente educada es una ideología de la que también participa la Iglesia, al suponer que el salario dignifica la vida. Son principios economicistas presentes en la DSI.

6. La escasez, el mal del economicista, se vence con la eficiencia, que es el “bien”: el óptimo de cada acción radica en que esta alcance el mayor resultado con el mínimo esfuerzo; y los estudiantes se preparan para ser máximamente eficientes durante años de estudios: los currícula, intensos en matemáticas y

41 42

PAPA FRANCISCO, Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, §53. De Regno, Libro II, Caput III, 139.

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estadística de la optimización, lo exigen. Las personas tienen que costar menos de lo que producen, pues se consideran recursos.

Crecimiento (¿hacia dónde?), competitividad (hasta la desaparición del “contrario”) y eficiencia (hacer más cosas con menos personas) son los lemas del economicismo.

Las personas son una herramienta más de la producción, como Marx intuyó: la cantidad, el ingreso, es enemiga de lo humano, el coste. El margen se consigue mediante la distancia.

“Hoy todo entra dentro del juego de la competitividad y de la ley del más fuerte, 43 donde el poderoso se come al más débil.”

Análogamente, los directivos tienen que ser eficientes para no ser expulsados del sistema: incapaces de ‘crear’ más empleo tras los avances técnicos, sus “recortes” comienzan siempre por las piezas menos eficientes del mecano empresarial. La eficacia y la efectividad complementan a la eficiencia y los gobiernos economicistas liberales se llenan de técnicos, mucho más eficaces en lo económico que sus pares socialistas, que aportan la eficacia en lo cultural.

Las dinámicas empleador-empleado son un juego suma-cero: bien pagar lo mínimo en salario, bien trabajar lo mínimo dado un salario: ecuaciones de optimización.

La política profesional, la burocracia, necesita del dinero de la empresa (impuestos, donaciones, etc.) para su supervivencia: los técnicos cada día son más demandados.

Y son la escasez-mal y la eficiencia-bien los ejes del dinamismo de la historia de la economía moderna. Sobre la escasez odiada y la eficiencia necesaria como camino a la prosperidad se construye la ideología económica44; sobre ellos se edifican los sueños y las pesadillas, públicas y privadas; ellos determinan los ciclos empresariales y económicos y son ellos los determinantes de las políticas de los gobiernos.

43

PAPA FRANCISCO, Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, §53. Los teólogos de la economía (Robert H Nelson, Kathryn Tanner, Mary Hirschfield, Stephen D. Long, Paul Oslington, Stephano Zamagni, Andrew Yuengert, Bob Goudzwaard, Daniel K. Finn, Daniel Bell Jr., Dinesh D’ Souza, Egidius Berns, Helen Alford, Javier Hernández Pacheco, John Milbank, Luigino Bruni, Tomáš Sedláček, etc.) estudian esta ideología. 44

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Infografía con las palabras utilizadas en un reciente “debate” político, que indica cuáles son las prioridades de los mensajes de los políticos a la ciudadanía: economicismo rampante.

Las dinámicas económicas se definen a menudo como luchas de juegos suma-cero en los que las eficiencias mutuas se enfrentan. Se acude al llamado “diálogo social” y a la “negociación colectiva”, términos que sirven para nombrar de modo eufemístico lo que son guerras sociales que enmarcan la venta de la propia vida a cambio del sueldo. Y en momentos de escasez la población y los medios se vuelcan en la búsqueda de culpables, normalmente calificados como “corruptos”: aquellos que se enriquecieron más rápido que los demás.

Cuando el sistema consiste en corromper la naturaleza humana mediante su reducción a una de sus dimensiones, las estéticas de la decencia exigen que la corrupción actúe con discreción.

En muchos países la ideología de la materia llega a permear incluso las prácticas religiosas, que se convierten en magias al servicio de la consecución de la materia.

7. Esta jungla donde el beneficio manda45, no tiene forma de organizarse sin un mecanismo mítico de auto-regulación y sacrificio. Desde la economía moderna acudimos a los mercados como jueces pacificadores, ya que se nos presentan dogmáticamente46 como mercados eficientes: no tienen dudas ni piedad a la hora de ajustarse automáticamente para volver a un teológico equilibrio, de acuerdo a la información disponible e inevitablemente reflejada en los precios, los sacramentos de Adam Smith. Las curvas de oferta y demanda (de dinero, de empleo, de energía) tienen vida propia en este dinamismo.

El precio marca el punto de encuentro entre una exhausta demanda estimulada por la producción y una producción auto-referencial que ignora el bien del consumidor.

Cuando el sistema no se autoregula, mecanismos externos son puestos en práctica: el juego de los mercados nunca es del todo libre, pues sus crudas consecuencias dañarían letalmente la confianza ciudadana en el sistema.

45

Cf. STh Q77 para las cuestiones del precio y del valor. Variadas teorías contestan la hipótesis de eficiencia de los mercados: sin embargo, no admitir la hipótesis de eficiencia supondría admitir que existen máquinas de dinero en algunos lugares, que aprovechan las ineficiencias en el mercado para acumular ganancia. ¿Acaso no es precisamente esto lo que atrae a los inversores a los mercados y lo que hace que algunos, los que más munición tienen para invertir y para comprar información, más capaces sean de sacar ventajas? ¿Dónde quedan la pretendida decencia anglosajona, y la torpe regulación financiera, frente al obvio ventajismo de los agentes?

46

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“Este desequilibrio proviene de ideologías que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera. De ahí que nieguen el derecho de control de los 47 Estados, encargados de velar por el bien común.”

Y cuando el precio no es el que se quiere que sea, se actúa: reduciendo la oferta (destruyendo producción, para que el precio suba) o aumentando las cantidades de producto en mercado. Las decisiones políticas se toman de acuerdo al efecto que puedan tener en los mercados financieros y los mercados financieros determinan las decisiones políticas. Hay mercados para todo y todo se “tituliza”: todo se simboliza –y se abstraemediante títulos y valores, para poder comerciar con ellos y así poder “transferir” sus riesgos a otros agentes con menor información que el emisor: hipotecas basura, emisiones de CO2, derechos de cobro de empresas de vivienda protegida, etc. “La ética suele ser mirada con cierto desprecio burlón. Se considera contraproducente, demasiado humana, porque relativiza el dinero y el poder. Se la siente como una amenaza, pues condena la manipulación y la degradación de la persona. En definitiva, la ética lleva a un Dios que espera una respuesta comprometida que está fuera de las categorías del mercado. Para éstas, si son absolutizadas, Dios es incontrolable, inmanejable, incluso peligroso, por llamar al ser humano a su plena realización y a la independencia de cualquier tipo de 48 esclavitud.”

Las naciones vendieron sus soberanías a cambio de la comodidad de un mercado masivo, lo cual les proporcionó dinero barato para sus intereses privados. Es a la hora de impagar las deudas cuando la soberanía se pide de vuelta.

Las entidades financieras americanas comercian con los préstamos para la educación de los universitarios: obviamente son préstamos invertidos en la producción de herramientas de trabajo. Las caídas en la demanda los convierten en préstamos impagables.

8. La ideología de la materia se enseñorea de todos los ámbitos de la existencia y el progreso es progreso material: la noción de “más”49, asimilada a la noción natural de crecimiento, aparece por doquier, y afecta decisivamente a las expectativas de la sociedad. Una empresa que no gane siempre más de lo que prevén los analistas es vista con recelo. Se hacen inmensas fortunas vendiendo empresas que facturan cada día más pero que funcionan cada día peor y los presupuestos de las distintas haciendas públicas, nos enseñaron, están para ser gastados cada año, o no serán renovados: la población se siente desprotegida si su dinero no se gasta en “servicios”. Las empresas cotizan en bolsa a los valores que 47

PAPA FRANCISCO, Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, §56. PAPA FRANCISCO, Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, §57. 49 Cf. Apéndice IV. 48

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recomiendan analistas que, por otro lado, hacen ganar dinero a sus bancos en función de sus propias recomendaciones, rodeadas de regulación y murallas chinas.

El mercado vive de intuiciones y predicciones que decretan lo que la realidad tiene que hacer: si no lo hace, los mercados castigan a los valores “rebeldes” con caídas en su capitalización. Las mediciones de salud de las empresas dependen de las magnitudes del beneficio. Así quebraron muchas empresas teóricamente saneadas.

Las entidades públicas tienen como misión gastar sus presupuestos, al asumir que gasto y prestación de servicios son variables correlacionadas. Se construyen infraestructuras inviables que producen votos en las elecciones, y su pago queda aparcado en forma de deuda. La oferta, especialmente la sanitaria, crea la demanda: un hospital se llenará en cuestión de meses, y prestaciones absurdas, si se ofrecen acaban por ser demandadas.

“En este sistema, que tiende a fagocitarlo todo en orden a acrecentar beneficios, cualquier cosa que sea frágil, como el medio ambiente, queda indefensa ante los intereses del mercado 50 divinizado, convertidos en regla absoluta.”

A nivel doméstico, tu dinero tiene que estar siempre “trabajando”, o serás tachado de ineficiente, por no entender que el dinero ocioso tiene un coste de oportunidad elevado. El patrón del éxito es la cantidad, y el triunfador es el que más tiene. Los jóvenes quieren montar empresas para venderlas –sin importarles realmente lo que producen- y los inversores profesionales miran sólo los retornos numéricos de sus proyectos, sin interesarse por la supervivencia de las empresas que han adquirido una vez que las han vendido.

Mecanismos utilizados por la banca para generar intereses en sus inversiones financieras –a menudo demasiado arriesgadas- se trasladan al ámbito doméstico, donde se anima a los ciudadanos a operar con el dinero en busca de su multiplicación: burdos ejemplos de especulación y enriquecimiento rápido abundan.

Las velocidades de vértigo de las economías anglosajonas han sido importadas de modo parcial por las economías “latinas”: hemos asimilado el antiguo sueño del enriquecimiento por el premio de la lotería con la creación de empresas o proyectos “pelotazo”. Con subvenciones públicas fomentamos la codicia.

9. Todo es economicismo: los universitarios eligen sus carreras en función de la empleabilidad (sin considerar la vocación) mientras los programas de los partidos empiezan y acaban por lo material51. Decisiones, teóricamente políticas, tales como la independencia de una región o acontecimientos tales como un Mundial o unos Juegos Olímpicos se sopesan fundamentalmente en 50 51

PAPA FRANCISCO, Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, §56. Ver Apéndice V, con el índice del programa electoral 2011 del Partido Socialista.

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términos económicos, mientras pueblos piden que les sitúen cerca un cementerio nuclear para recuperar prosperidad. Nacen sectores muy lucrativos (y muy anti-humanos) a la sombra de actividades con buena imagen pública: el mundo de los espectáculos deportivos, el mundo de los eventos musicales, el mundo de la moda, el mundo de las apuestas deportivas, etc.

La religión de la materia tiene dos momentos de éxtasis: por un lado, el de la erradicación definitiva de la propia limitación, con la materialización (o la fantasía) del lujo, el luxus52 o lo autorreferencial. De aquí derivan los modelos de emulación que personifican los ricos, las personas de éxito: los banqueros, los futbolistas, los acomodados a los que las personas buscan imitar.

Desde diversas instancias se promueven los modelos antropológicos basados en la opulencia material: los padres educan a los hijos en sueños de grandeza y los encaminan a una carrera de obstáculos por el éxito material que se desarrolla en ámbitos como el del deporte, el educativo, el artístico. Los niños, futuros varones y mujeres, imitan los modelos que se les presentan y ya desde edades muy tempranas desarrollan comportamientos aprendidos de modelos como futbolistas, cantantes, famosos, etc.

Por otro lado, y en el otro extremo, asimilamos pobreza a privación, a injusticia social. De ello se hacen eco las entidades del nuevo orden mundial e, incluso, la Iglesia, siguiendo a ciegas el lema de los objetivos del Milenio53 e ignorando lo que un día apuntó Julián Marías: que la humanidad ha sido casi siempre pobre, pero que ello nunca fue considerado injusto; bien al contrario, lo injusto para con el hombre es privarle de lo que le es debido: la esperanza en la posibilidad de alcanzar su bien común54.

52

Cf. BARRAYCOA, Javier, El trabajador inútil: reinventando el proletariado, SCIRE, 1999. Un tranquilizante para Occidente. 54 Cf. MARÍAS, Julián, La justicia social y otras justicias, Espasa Calpe, Madrid (1979). 53

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El voluntarismo y el economicismo de las entidades del NOM capitaliza el buenismo de los occidentales con proyectos utópicos pero muy rentables.

Las ideologías del NOM penetran en las ONGs más diversas y adulteran las nociones clásicas de la filosofía cristiana de acuerdo al marxismo.

Celebraciones y proyectos paganos marcan el calendario anual y las iniciativas legislativas de los países occidentales. Causas de lo más variadas movilizan a millones de personas y obtienen de ellas micro contribuciones a la causa del paraíso terrenal.

¿Tiene el rico Occidente esperanza? De momento, los occidentales viven partidos entre una vida que sueña con el lujo y el ocio, otra vida dedicada al trabajo para pagar los sueños, y un intermitente pesar en la conciencia por las lejanas pobrezas mundiales que las televisiones nos presentan en el telediario y que, a la vez que nos consuelan en nuestra comodidad, nos inquietan porque algún día podrían afectarnos. “La ética —una ética no ideologizada— permite crear un equilibrio y un orden social más humano. En este sentido, animo a los expertos financieros y a los gobernantes de los países a considerar las palabras de un sabio de la antigüedad: «No compartir con los pobres los propios 55 bienes es robarles y quitarles la vida. No son nuestros los bienes que tenemos, sino suyos».”

10. La ‘prometeica’ superación de la limitación humana mediante el economicismo es lo que ocupaba en el último siglo a la mayoría de los jóvenes. Hoy vivimos el último capítulo en esta subversión de la naturaleza humana (mediante su reducción a la materia) en la financiarización de la economía. Esta desnaturalización de la economía y su sustitución por la finanza –su auxiliar, pues los recursos son para los proyectos- se produce en dos fases: la primera, consistente en el endeudamiento generalizado de individuos, familias, empresas y administraciones, para financiar el consumo –una de las mayores herejías en teoría económica, pues el consumo, el “date un capricho” o el “relájate”, no se financia nunca con endeudamiento, sino con ingresos corrientes-, para cubrir el déficit y, lo que es más grave, para adulterar el dinamismo de la economía, sustituyendo la aportación de recursos propios – para comprarse un bien duradero, o para adquirir una empresa- por deuda a medio o corto plazo que hay que devolver. “Se instaura una nueva tiranía invisible, a veces virtual, que impone, de forma unilateral e implacable, sus leyes y sus reglas. Además, la deuda y sus intereses alejan a los países de las posibilidades viables de su economía y a los ciudadanos de su poder adquisitivo real. A todo ello se añade una corrupción ramificada y una evasión fiscal egoísta, que han asumido 56 dimensiones mundiales.”

Se ponen así de moda, imitando los años 80 americanos, las compras apalancadas, el endeudamiento bancario, las hipotecas basura (denominadas en divisas exóticas) y la especulación financiera viciosa –pues existe especulación sana: la que anticipa los acontecimientos y asume riesgos- que compra opciones sobre suelos rústicos que multiplican su valor en un trámite de dudosa legitimidad. En definitiva, se solicita deuda sin intención de 55 56

PAPA FRANCISCO, Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, §57. PAPA FRANCISCO, Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, §56.

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devolverla, confiando en que la propia evolución ascendente de los mercados genere las plusvalías necesarias para devolver los préstamos. Algunos lo han llamado la ‘deudocracia’: es el modo de vida de los países occidentales.

El mundo de la promoción y la construcción inmobiliaria ha ofrecido el mejor ejemplo de lo que la economía financista puede llegar a hacer: generar demandas artificiales de bienes inexistentes que se venden sucesivamente con beneficios elevados.

Los LBOs de empresas, originales de la economía acelerada americana, han proliferado en el sector del capital riesgo en España: los fondos no han arriesgado capital, sino la caja de las empresas compradas. Es un delito diario.

La población española fue animada, masivamente por los gobiernos y los bancos, a especular con un bien tan crítico como la vivienda. Ello enriqueció de modo rápido a miles de personas.

La segunda fase de esta desnaturalización de lo económico se produce en los propios mercados financieros. Lejos de estar sirviendo naturalmente a sus propios fines, que son los financiar la economía real, asistimos al momento en que los mercados financieros prefieren comerciar consigo mismos y residualmente dedicar recursos a la economía real.

Países como Reino Unido ya registran mercados financieros más dedicados a la economía virtual que a la economía real. Y fenómenos como el highfrequency trading (HFT) permiten a grandes fondos de inversión, mediante matemáticas y algoritmos ubicados en super computadores, realizar millones de transacciones en milisegundos para aprovechar micro oportunidades de arbitraje entre mercados dispersos por el mundo. Paradójicamente la naturaleza sigue siendo la clave para la ganancia. Las imágenes muestran cuatro instantes, en un lapso de unos pocos milisegundos, en los que suceden millones de interacciones de arbitraje (órdenes de compra y venta, lanzadas buscando micro diferencias de precios sobre un mismo producto, motivadas por distancias temporales o espaciales) sobre un mismo activo, y lanzadas desde 12 lugares diferentes por 12 robots diferentes, que se compran y venden recíprocamente unos a otros en la plataforma de high-frequency trading Nanex.

152 milisegundos

210 milisegundos

20

285 milisegundos

442 milisegundos

“Una reforma financiera que no ignore la ética requeriría un cambio de actitud enérgico por parte de los dirigentes políticos, a quienes exhorto a afrontar este reto con determinación y visión de futuro, sin ignorar, por supuesto, la especificidad de cada contexto. ¡El dinero debe 57 servir y no gobernar!”

A Santo Tomás no le interesaban las economías virtuales. Así, en el De Regno, manifiesta preocupación por las ciudades donde el mercadeo prevalece sobre la producción y donde se es excesivamente dependiente del exterior: “Primus autem modus convenientior esse manifeste convincitur. Tanto enim aliquid dignius est, quanto per se sufficientius invenitur: quia quod alio indiget, deficiens esse monstratur. Sufficientiam autem plenius possidet civitas, cui circumiacens regio sufficiens est ad necessaria vitae, quam illa quae indiget ab aliis per mercationem accipere. Dignior enim est civitas si abundantiam rerum habeat ex territorio proprio, quam si per mercatores abundet; cum hoc etiam videatur esse securius, quia propter bellorum eventus et diversa viarum discrimina, de facili potest impediri victualium deportatio, et sic civitas per defectum victualium opprimetur.”58 De hecho, la continua presencia de extranjeros puede ser dañina para la propia ciudad y sus costumbres: “Est etiam hoc utilius ad conversationem civilem. Nam civitas quae ad sui sustentationem mercationum multitudine indiget, necesse est ut continuum extraneorum convictum patiatur. Extraneorum autem conversatio corrumpit plurimum civium mores, secundum Aristotelis doctrinam in sua politica, quia necesse est evenire ut homines extranei aliis legibus et consuetudinibus enutriti, in multis aliter agant quam sint civium mores, et sic, dum cives exemplo ad agenda similia provocantur, civilis conversatio perturbatur.”59 CONCLUSIÓN .‫ א‬La sociedad actual, especialmente la de los llamados ‘países desarrollados’, está explorando, para superarlos quizá de modo irreversible, los límites de la naturaleza humana. Uno de esos límites es el que marca la dimensión natural de los recursos para la vida: limitados y dirigidos a un fin propio, el del bien común al hombre, la contemplación de Dios. 57

PAPA FRANCISCO, Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, §58. De Regno, Libro II, Caput III, 136-137. 59 De Regno, Libro II, Caput III, 138. 58

21

.‫ ב‬El hombre actual ha decidido, por muchas razones, ignorar ese bien definitivo e idolatrar, como si de un bien final se trataran, los recursos puestos a su disposición, que serán bienes sí y sólo sí conducen al bien final. Los medios de comunicación, los poderes públicos, las entidades financieras, las empresas, las universidades… parecen todos estar colaborando a esta subversión de lo que es la economía. .‫ ג‬Esta decisión la ha articulado desde diversos ámbitos legitimantes: una ciencia económica netamente mítica, una práctica empresarial plenamente anti-económica, una política económica puramente ideológica y una vida cotidiana vertida hacia la materia, envilecida en su valor por un economicismo reduccionista. .‫ ד‬Las manifestaciones de este dinamismo anti-humano son múltiples, como se ha intentado poner de manifiesto en este trabajo. Las consecuencias de estos actos, planteamientos, posiciones y estrategias se van dejando sentir. Su alcance final permanece incógnito para nosotros, pero cabe indicar que, con Weaver60, que todas estas ideas tendrán consecuencias. Tarea de los escolares es advertir a la sociedad acerca de lo que puede llegar a pasar. “Os exhorto a la solidaridad desinteresada y a una vuelta de la economía y las finanzas a una ética en favor del ser humano.”61 Londres, 11 de Marzo de 2015

60 61

WEAVER, Richard M., Ideas Have Consequences, University Of Chicago Press; Enlarged edition, 2013. PAPA FRANCISCO, Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, §58.

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Bibliografía BARRAYCOA, Javier, El trabajador inútil: reinventando el proletariado, SCIRE, 1999. BENJAMIN, Walter, ‘Capitalism as religion’, traducción del fragmento 74, titulado ‘Kapitalismus als Religion’, del volumen VI de su Gesammelte Schriften, editado por Rolf Tiedemann y Hermann Shweppenhäuser (Surkampf), pp. 100-103. GARCÍA-DURÁN DE LARA, José Antonio, Tomás de Aquino Economista, apuntes, Barcelona, 2013. INE, Boletín Cifras INE, 4/2005. MARÍAS, Julián, La justicia social y otras justicias, Espasa Calpe, Madrid (1979). MARSHALL, Alfred, Principles of economics, Prometheus Books, Amherst, 1997. MILBANK, John, Being Reconciled: Ontology and Pardon, Routledge, 2003. PAPA FRANCISCO, Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium. ROBBINS, Lionel, An Essay on the nature and significance of Economic Science, McMillan & Co, Londres, 1932. SANTO TOMÁS, Suma contra los gentiles, Editorial Porrúa, México, 2004. SANTO TOMÁS, Summa Theologica, BAC, Maior, Edición dirigida por los regentes de estudios de las Provincias Dominicanas en España; presentación por Damián Byrne, 4ª edición, Madrid, 2001. SANTO TOMÁS, De Regno De regno ad regem Cypri. Internet: http://dhspriory.org SCHINDLER David L., ‘America’s Technological Ontology and the Gift of the Given: Benedict XVI on the Cultural Significance of the Monastic Quaerere Deum’, Communio 38, Summer 2011. SILVERSTEIN, Michael J., FISKE, Neil y BUTMAN, John, Trading Up: Why Consumers Want New Luxury Goods--and How Companies Create Them, Portfolio; Reprint edition, 2008. SUTHERLAND, Stewart, Greed, Haus curiosities, Londres, 2014. TANNER, Kathryn, Economy of grace, Fortress Press, 2005. THIBON, Gustav, y LOVINFOSSE, Henri de, Solución social, Editorial Tradere, Madrid, 2011. WEAVER, Richard M., Ideas Have Consequences, University Of Chicago Press; Enlarged edition, 2013.

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23

APÉNDICES I. LA LUCHA CONTRA UNA SUPUESTA ESCASEZ MATA (EL MUNDO, 13-01-2009) MÁS RIESGO EN ÉPOCAS DE CRISIS

Estrés, causa de muerte silenciosa en Japón

Varias personas se reflejan en el panel de un centro financiero en Tokio. (Foto: Reuters). Actualizado martes 13/01/2009 02:43 (CET) TOKIO.- Estresados o agotados, miles de asalariados japoneses mueren cada año a causa del trabajo, todo un problema de salud en el archipiélago que podría agravarse con la crisis. En algunos trabajadores desbordados, el exceso de actividad provoca graves trastornos e incluso el desencadenamiento de un infarto, mientras que a otros les lleva directamente al suicidio. En 2007, la policía registró 2.207 suicidios en el país y alrededor de 10.000 empleados sufrieron un ataque cardiaco o cerebral, que en algunos casos resultó mortal, debido a su trabajo. Estas cifras podrían aumentar con la recesión económica, según han prevenido algunos expertos en el país. Según Hiroshi Kawahito, abogado de una asociación de familiares de este tipo de víctimas, menos del 10% de los incidentes laborales de este tipo se declaran a los servicios sociales ya que los afectados o sus parientes renuncian a enfrentarse a largos procesos administrativos que no siempre tienen éxito. En 2007, el 58% de las demandas de indemnización fueron rechazadas por el ministerio de Trabajo, una tasa que, con todo, difiere mucho del 95% que se registraba hace 20 años. "Hay una presión de opinión para que esta plaga se reconozca", explica Kawahito. Descrito hace ya bastante tiempo en Japón, el 'karoshi' o muerte en el trabajo no fue reconocido hasta hace poco por las autoridades oficiales. Agotados por el día a día En mayo de 2007, el jefe de un astillero en la región de Tochigi (al norte de Tokio) puso fin a su vida. Había trabajado de 65 a 70 horas semanales durante seis meses antes de caer en una depresión. En este caso, los servicios sociales calificaron el suicidio como accidente laboral y concedieron a su viuda una pensión anual de tres millones de yenes (unos 24.000 euros). "El tema sigue siendo tabú en Japón. Las empresas creen que la salud mental de sus empleados es un problema privado", apunta Hajime Urushihara, responsable de condiciones laborales de la confederación sindical Rengo. El estrés ha aumentado en el país desde finales de la década de los 90, cuando se produjo un desarrollo de los empleos a tiempo parcial y temporales, un tipo de trabajo que hoy representa un tercio del total. Estos trabajadores precarios se inquietan por su futuro -85.000 de ellos se convertirán probablemente en parados antes de marzo a causa de la crisis económica-. Para Tetsunojyo Uehata, jefe del centro de ayuda a las víctimas de estrés, el tiempo de trabajo es sólo un aspecto del problema. Según su opinión, el acoso moral, el fracaso profesional y los conflictos con otros compañeros son las principales causas de los suicidios. "A menudo, la jefatura no se da cuenta de la gravedad de la situación", se lamenta este doctor, quien apunta que este tipo de problemas acaban repercutiendo en el estado de la familia del afectado. Sadako, una joven empleada de oficina en Tokio, cuenta que no desconecta al salir del trabajo: "Salgo frecuentemente con colegas y seguimos dándole vueltas a los problemas del trabajo... ¡no aireamos el espíritu!". Y los trabajadores cansados no tienen escapatoria: "Después de la guerra, los japoneses trabajaban más pero soñaban con que sus condiciones mejoraran. La esperanza parece haber desaparecido ahora", se preocupa el sindicalista Urushihara. Ninguna clase social se libra del problema, desde los periodistas que multiplican sus colaboraciones hasta el mismísimo emperador de Japón. Akihito se vio obligado a reducir su agenda a finales del pasado año a causa de un estés persistente ligado a sus funciones, según aseguraron sus médicos.

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II. “NO TENEMOS SUEÑOS BARATOS”

III. LOS ESTUDIOS MÁS DEMANDADOS EN LA UNIÓN EUROPEA SON LOS ECONÓMICOS.

IV. SIEMPRE MÁS

Fuente: Samuelson y Nordhaus, Economía 18ª edición.

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V. PROGRAMA ELECTORAL DE LOS SOCIALISTAS EN 2011

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