Arte Rupestre y Alteridad del Espacio en Chile central

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Descripción

Arte Rupestre de las Americas

Marcela Sepulveda R. luis Briones M. Juan Chacoma R. EDJTORES

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I

Sepulveda, M., L. Briones y J. Chacama Cr6nicas sobre !a piedra. Arte Rupestre de las Americas . Ediciones Universidad de Tarapaca, Arica-Chile. 456 pp. Capitulo 1. Puesta en valor y manejo publico de sitios de arte rupestre.- Capitulo 2: Teorfa y metodologia de Ia investigaci6n.- Capitulo 3: Uso, funci6n y significado del arte rupestre.- Capitulo 4: Nuevas exploraciones y sitios de arte rupestre I indicadores culturales y temporales del arte rupestre.

Editores: Marcela Sepulveda R. Ora. en Prehistoria, Departamento de Antropologia- Universidad de Tarapaca Luis Briones M. Profesor en Artes Plasticas, Departamento de Antropologia- Universidad de Tarapaca Juan Chacama R. Dr© en Historia, Departamento de Antropologia- Universidad de Tarapaca 18 de Septiembre 2222 - Casilla 60 Arica-Chile Sello Editorial : Universidad de Tarapaca (956-7021).

Primera edici6n, 2009 ISBN: 978-956-7021-28-4 Inscripci6n Registro de Propiedad Intelectual N° 181.172

Diseiio de portada: Gustavo Espinosa y Thibault Saintenoy Diagramaci6n e impresi6n: Andros Impresores www.androsimpresores.cl Hecho en Santiago-Chile

Ninguna parte de esta publicaci6n, incluido el diseiio de !a tapa, puede ser reproducida, almacenada o transmitida en manera alguna por ningun medio sin permiso previo de los editores.

VII S imposi o lnternacional de Arte Rupestre- Capitulo 3 - pp . 235-243

ARTE RUPESTRE Y ALTERIDAD DEL ESPACIO EN CHILE CENTRAL ROCK ART AND THE ALTERITY OF SPACE IN CENTRAL CHILE Andres Troncoso M. 1 ~iliscuten las relaciones existentes entre arte rupestre y espacio en Ia cuenca superior del rio Aconcagua, Chile central, desde Ia pro)llici6nque petroglifos y entorno entran en una relaci6n dialectica significativa por Ia cual am bas articulan en cadenas de significaJioyuna relaci6n simetrica que traspasa las oposiciones del sistema de saber moderno entre sujeto:objeto, cultura:naturaleza. Palabras claves: arte rupestre, cuenca superior del rio Aconcagua, arqueo logia simetrica, alteridad espacial.

itlalionship between rock art and space in the Upper basin ofAconcagua river, Central Chile, are discussed through a fram ework olich understand rock art and space as two elements with dialectical, sintactical and symmetrical relations. Through it we try to lilpilSS the Modern thought which opposed subject:object, culture:nature Key words: rock art, upper basin of Aconcagua river, symmetrical archaeology, spatial alterity.

La conformaci6n del sistema de saber modemo una episteme basada en un conjunto de (IXJSiciones esenciales que estructuraban la organilll:i6nde la realidad social en el mundo occidental ,foucault 1984, 1989 [1976] , Gosden 1994). Central alai procedi miento racionalista fue la separaci6n rujelo-objeto y que en buena medida se reproduce en layaconocida frase de Descartes pienso, luego e1is1o. De una u otra manera ha sido esta l6gica hzonamiento Ia que ha guiado la reflexi6n en Mqueologfa, especialmente en ambitos como la ruliura material y el espacio. En el caso del arte rupestre esto implic6 dos ~ercamientos particulares. Primero, una centrado enlosatributos visuales de esta materialidad, consi&rando que los aspectos semanticos y estructurales ~esle descansaban mayormente en las imagenes ~lasmad as sobre Ia roca. Segundo, y en tiempos mas recientes, una aproximaci6n hacia la relaci6n arte rupestre y espacio, en el cual el primero de 61os actuaba como un elemento organizador que ~ imponfa sobre Ia fisicalidad del ambiente. En ambos casos, la dicotomfa cartesian a se reproduce re manera clara, en uno por medio de la separaci6n mirelas imagenes y el res to de los elementos que lacomponen y, en otro, a traves de la implfcita seflli3Ci6n culturalnatu raleza que ubica en dos pianos iliferentes y segregados a Ia ex presion material y el enlomo en el que ella se dispone. ~lableci6

La conformaci6n de estos ambitos como entidades independientes y separadas llevaron a Ia comprensi6n de la cultura material como una entidad restringible a su volumen, peso, cohesion, textura y funcionalidad (Thomas 2004) y al espacio/ naturaleza como una categorfa ajena y segregada de las sociedades humanas, un recurso de explotaci6n dispuesto para su dominaci6n por parte de la humanidad (Baudrillard 1980 [1973]) . Sin embargo, como bien lo han expresado diferentes perspectivas hoy en dfa (p.e. Descola 2003, Hernando 2002, Ingold 2000, Viveiros de Castro 1996), la validez de este pensamiento dicot6mico se restringe al mundo occidental moderno yen caso alguno puede ser extrapolado hacia sociedades no occidentales , y mucho menos prehispanicas. De hecho, antes que una necesaria relaci6n asimetrica entre estos dos elementos, es factible pensar en la posibilidad de conjugaciones diferenciales a las que dicta nuestro sistema de saber entre tales grupos. Una aproximaci6n nacida desde tal premisa descansa en la proposici6n de la posibilidad de una Arqueologfa Simetrica (p.e. Olsen 2003), una arqueologfa y antropologfa (Latour 2007), que traspasa tales oposiciones cartesianas para reconocer las interrelaciones dialecticas y significativas entre sujetos/objetos: cu lturalnaturaleza, sabiendo que tales separaciones no son esenciales a la totalidad de las sociedades humanas y que, inclusive en

Departamento de Antropologfa, Universidad de Chile. E-mail: atroncos @uchil e.cl

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nuestra sociedad, tal separaci6n funciona como premisa del pensamiento que si bien funciona en el ambito ontol6gico, ella no obstante se reproduce en una forma de habitar y ser en relaci6n significativa y dialf!ctica de los humanos con los objetos y el espacio. De hecho, como lo han propuesto algunos autores (Battaglia 1983; Gelll998), las reJaciones establecidas entre personas y materialidades no son entre entidades necesariamente delimitadas y separadas, sino que elias mas bien se complementan y articulan en una totalidad donde Ia dicotomfa objeto-sujeto no tiene mayor validez, encontrandose mas bien un ser-en-conjunci6n de ellos (p.e. Bloch 1995). En el caso del arte rupestre, creemos que esta relaci6n y ser-en-conjunci6n se da en primera instancia con el espacio circundante y elementos de Ia naturaleza. Sin embargo, ella no se da como una imposici6n y segregaci6n entre las rocas grabadas, el espacio y Ia naturaleza, organizando Ia primera de estas a las dos siguientes, sino mas bien , creemos que elias entran en relaciones sintacticas y significativas entre sf, en las que unas se necesitan a otras para conformar una totalidad integrada. Arte rupestre, espacio y naturaleza conforman una arquitectura imaginaria que traspasa Ia dicotomfa naturaleza-cultura para producir una realidad compleja, estructurada y ampliada que descansa en los dialogos, interacci6n y relaciones

simetricas y significativas que sedan entre si y sin la cual simplemente ninguna tendrfa sentido. Asf, esta conformaci6n arquitect6nica traspasa Ia materialidad de Ia cultura material para anclarse en esta relacionalidad que le da sentido y valor. Obviamente, y como ya lo han adelantado una serie de auto res (p.e. Criado 2000, Hernando 2002), las caracterfsticas sobre las cuales se establece esta simetrfa y relacionalidad entre estos diferentes arnbitos noes en ningun caso universal y se encuentra matizada por Ia patrones de racionalidad de las formaciones socio-culturales (Criado 1989, 2000). Es a traves de esta perspectiva que pensamos factible abordar el estudio del arte rupestre en Ia zona central de Chile, escapando de razonamientos necesariamente funcionales y de busqueda de significados, para acercarnos a comprender las profundas relaciones entre estas entidades, abriendo con ello Jfneas para pensar y discutir no solo las formas de comprensi6n de Ia naturaleza, sino tambien otras formas de ser de Ia cultura material y de las producciones visuales prehispanicas.

Los Casos de Estudio Abordamos Ia exploraci6n de tres casos de estudio localizados en Ia cuenca superior del rio Aconcagua, Chile central (Figura 1), Iugar en el que durante los ultimos afios se ha desarrollado

,'

Campos

de Ahumada

Con Con

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A Figura I. Mapa del area de estudio.

Map of the area ofswdy.

un programa de investigaci6n centrado rupestre que ha permitido definir estilo rupestre, discutir sus asignaciones cro cul turales y sus relaciones con los proceso locales (Troncoso 2004, 2005b). Como resultado de lo anterior se han dos estilos de arte rupestre, ambos corresp< unicamente a petroglifos. EI primero d asocia al Perfodo Intermedio Tardfo (c 1430 d.C.), momento de la prehistoria I< que nos encontramos con comunidades ba~ campesinas autosuficientes y en las qu evidencias de grandes diferenciaciones El segundo se asigna al Perfodo Tardfo d.C.-1530 d.C.), momento en el que las po del area de estudio son incorporadas a Ia poder del estado incaico. Los tres casos de estudio se ubi can en sectores de la cuenca superior del rfo Ace comprenden tanto sitios y bloques de art! de ambos estilos. Para cada uno de estos trabajos han considerado tanto el relevar los bloques de arte rupestre, asi como Ia pn de sus areas a1edafias, con el fin de lograr su contexto espacial a cada una de ellas.

Caso de Estudio 1: CasaBlanca, valle de Putaendo

El primer caso de estudio se ubica conada de Casa Blanca, curso medio SUJ valle de Putaendo (Figura 1), Ia cual ha ~ pectada en forma exhaustiva, reconocie total de 103 bloques de arte rupestre los q asociado a los dos estilos de arte rupestre previamente, sin que existan notorias di en el emplazamiento de unos y otros. El emplazamiento de los grabado zona se caracteriza por el hecho de qUf se di sponen a lo largo de toda Ia rincon basicamente en su mitad sur (tabla I, Figt ausencia de arte rupestre en el sector n< rinconada podrfa ser pensada como un s ducto de tres factores especfficos: uno, Ia ( de algun otro registro arqueol6gico parti da raz6n a esta dicotomfa; dos, Ia asoci< algun recurso particular en tal espacio q tal oposici6n y, tres, Ia ausencia de rocas de ser grabadas. AI respecto, una buena parte de Ia invf se orient6 a falsear Ia significatividad dee

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>que se dan entre sf y sin na tendrfa sentido. Asf, ·ct6nica traspasa Ja mate,rial para anclarse en esta entido y valor. ya lo han adelantado una o 2000, Hernando 2002), s cuales se establece esta ntre estos diferentes amuniversal y se encuentra ~ racionalidad de las for(Criado 1989, 2000). rspecti va que pe nsamos > del arte rupestre en la pan do de razonamientos ; Yde busqueda de signiDmprender las profundas lades, abriendo con ello ir no solo las formas de ' Za, sino tambien otras t material y de las proanicas.

. Estudio

tci6n de tres casos de uenca superior del rfo "Figura 1), lugar en el ios se ha desarro llado

un programa de investigaci6n centrado en el arte rupestre que ha permitido definir estilos de arte rupestre, discutir sus asignaciones cronol6gicoculturales y sus relaciones con los procesos sociales locales (Troncoso 2004, 2005b). Como resultado de lo anterior se han propuesto dosestilos de arte rupestre, ambos correspondientes unicamente a petroglifos. El primero de ellos se asocia al Perfodo Intermedio Tardio (ca. 10001430 d. C.), momenta de la prehistoria local en Ia que nos encontramos con comunidades basicamente campesinas autosuficientes y en las que no hay evidencias de grandes diferenciaciones sociales. El segundo se asigna a! Perfodo Tardfo (ca. 1430 d.C.-1530 d.C.), momenta en el que las poblaciones del area de estudio son incorporadas a Ia esfera de poder del estado incaico. Los tres casos de estudio se ubican en diferentes sectores de Ia cuenca superior del rfo Aconcagua y comprenden tanto sitios y bloques de arte rupestre de ambos estilos. Para cada uno de estos casas los trabajos han considerado tanto el relevamiento de los bloques de arte rupestre, asf como la prospecci6n de sus areas aledafias, con el fin de lograr ubi car en su contexto espacial a cada una de elias.

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Tabla I. Cuantificaci6n de rocas para cada area de estudio Rock quantification f or each area of study

Casa Blanca Paidahuen Campos de Ahumada

Roc as Grabadas Norte

Roc as No Grabadas Norte

Rocas Grabadas Sur

102 210

5

+ 100 + 200 + 160

42

Caso de Estudio 1: CasaBlanca, valle de Putaendo El primer caso de estudio se ubica en la rinconada de Casa Blanca, curso media superior del valle de Putaendo (Figura 1), Ia cual ha sido prospectada en forma exhaustiva, reconociendose un total de 103 bloques de arte rupestre los que se han asociado a los dos estilos de arte rupestre definidos previamente, sin que existan notorias diferencias en el emplazamiento de unos y otros. El emplazamiento de los grabados en esta zona se caracteriza por el hecho de que ellos no se disponen a lo largo de toda Ia rinconada, sino basicamente en su mitad sur (tabla 1, Figura 2). Tal ausencia de arte rupestre en el sector norte de la rinconada podria ser pensada como un sesgo producto de tres factores especificos: uno, Ia existencia de algun otro registro arqueol6gico particular que da raz6n a esta dicotomfa; dos, Ia asociaci6n con algun recurso particular en tal espacio que define tal oposici6n y, tres , Ia ausencia de rocas factibles de ser grabadas . AI respecto, una buena parte de la investigaci6n se orient6 a falsear la significatividad de este patron

Figura 2. Distribuci6n espac ial del arte rupestre en Ia zona de Casa Blanca con segregaci6n Norte-Sur. Spatial distribution of the cave( rock) art in the zone of White House with segregation North-South.

de diferenciaci6n norte-sur, Ia que nos permite indicar que ninguna de las tres alternativas propuestas anteriormente son factibles. Por un lado, tanto en el sector norte como sur de la rinconada no existe otro tipo de registro arqueol6gico que permita dar cuenta de esta oposici6n entre ambas mitades. A su vez, Ia distribuci6n de recursos es Ia misma en ambos espacios, por lo que tampoco encontramos una diferenciaci6n en este ambito y, finalmente, se realiz6 un conteo de Ia cantidad de rocas posibles de ser grabadas en Ia mitad norte de Casa Blanca y que, sin embargo, no presentaban grabados. Tal con teo perrniti6 reconocer a! menos 100 rocas cuyas superficies y materia prima las hacfan aptas para ser grabadas, pero que no presentaban petroglifos.

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Ante tal situacion, este patron de distribucion espacial reproduce una clara eleccion para Ia produccion espacial de grabados, siendo un elemento significativo para Ia comprension de Ia logica espacial del arte rupestre en este sector.

Caso de estudio 2: Cerro Paidahuen, cuenca de San Felipe-Los Andes Cerro Paidahuen, o Tapihue, es un extenso cerro isla, de mas de 1 kilometro de extension en un eje norte-sur, que se encuentra emplazado en Ia cuenca de San Felipe-Los Andes (Figura 1), proximo a Ia segunda de estas ciudades, y que es conocido en Ia literatura arqueologica a partir de trabajos previos realizados por Niemeyer (1964) y Coros et al. (2000). Presenta un total de 211 bloques de arte rupestre que se asocian a los dos estilos definidos para Ia zona. Como en el caso anterior, a! considerar Ia distribucion de los bloques con petroglifos al interior del cerro, nos encontramos con que 210 se ubican en su sector Sur y tan solo uno en el sector Norte del cerro. Esta dicotornia es aun mas significativa

si consideramos que del total del cerro, los bloques se disponen unica y exclusivamente en un 20% de este, quedando el restante 80% libre de petroglifos (Figura 3). Como en el caso anterior, pensamos que tal diferenciacion es significativa sin responder a sesgos . del registro y/o Ia investigacion, pues Ia prospecci6n total del cerro permitio no solo reconocer Ia ya mencionada ausencia de petroglifos en su mitad norte, sino que tambien Ia presencia en tal espacio de sobre 200 rocas posibles de ser grabadas, pero que sin embargo no tenfan petroglifos (Tabla 1).

Caso de estudio 3: Campos de Ahumada, cuenca de San Felipe-Los Andes Corresponde a un sector de tierras altas explo· rado previamente por Sanguinetti (1972), y para el cual describe Ia presencia de un variado registro arqueologico compuesto entre otras materialidades por arte rupestre (Figura 1). Los nuevos trabajos efectuados en Ia zona permitieron identificar un total de 47 bloques con grabados segregados en un total de 22 sitios de arte rupestre.

Figura 3. Segregaci6n norte-sur de Ia distribuci6n de arte rupestre en cerro Paidahuen. Segregation North-South of the distribution of cave( rock) art in Hill Paidahuen.

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AI observar Ia distribucion de los bl arte rupestre nos encontramos con que ellc a concentrarse en un area particular de quedando una infinidad de otros lugan mayormente alterados por Ia producci6 rupestre. Nuevamente tal concentracion el sector sur de Ia zona estudiado, registr[ bloques, mientras que solo 5 fueron rec para el area norte (Figura 4). Como en los casos anteriores, nueva diferenciaci6n es significativa en cuanto pecciones de Ia zona norte de Campos de . perrnitieron identificar una alta cantidad d posibles de ser grabados (Tabla 1), pero glifos, a Ia vez que las condiciones espac emplazamiento en ambos sectores most homogeneidad que no permite apelar at< bles para sustentar esta diferenciacion. A 1 ejemplo, uno de esos espacios no alteradc Chich6n, pequefio cerro en el que se e1 cientos de rocas aptas para realizar arte pero sin que registre ningun grabado.

Figura 4. Distribuci6n de los sitios de arte rupestr< de Ahumada con Ia segregaci6n norte-sur. Distribution of the sites(places) of cave(rock) art Smoked with the segregation North-South.

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AI observar Ia distribucion de los bloques de arte rupestre nos encontramos con que ellos tienden aconcentrarse en un area particular de Ia zona, quedando una infinidad de otros lugares sin ser mayormente alterados por Ia produccion de arte rupestre. Nuevamente tal concentracion se da en elsector sur de la zona estudiado, registrandose 42 bloques, mientras que solo 5 fueron reconocidos para el area norte (Figura 4 ). Como en los casos anteriores, nuevamente tal diferenciacion es significativa en cuanto las prospecciones de Ia zona norte de Campos de Ahumada pennitieron identificar una alta cantidad de bloques posibles de ser grabados (Tabla 1), pero sin petroglifos, a Ia vez que las condiciones espaciales y de emplazamiento en ambos sectores mostraron una homogeneidad que no permite apelar a tales variables para sustentar esta diferenciacion. A manera de ejemplo, uno de esos espacios no alterados es lorna Chich6n, pequeiio cerro en el que se encuentran cientos de rocas aptas para realizar arte rupestre, pero sin que registre ningun grabado.

Figura 4. Distribuci6n de los sitios de arte rupestre en campos deAhumada con Ia segregaci6n norte-sur. Distribution of the sites(places) of cave( rock) art in Fields of Smoked with the seg regation North-South.

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Objetivando la Diferencia Los tres casas analizados reproducen un patron de distribucion espacial del arte rupestre basado en una clara diferencia en su frecuencia de producci6n, distinguiendose una mitad Norte donde o bien no hay arte rupestre, o este es muy escaso, y una mitad sur, donde este alcanza una alta frecuencia. Se produce y establece en el espacio, por tanto, una oposicion significativa entre estas dos areas a partir de las diferencias nacidas por la inscripcion visual de imagenes sabre las rocas . Sin embargo surge en este pun to una pregunta esencial. LEn que medida tal diferenciacion entre las dos areas es realmente significativa?, LComo podemos saber que ellos no son imposiciones del investigador sabre el registro arqueologico fundadas, unicamente, en disponer un eje imaginario a partir de la presencia/ausencia de grabados? Claramente la resolucion a este cuestionamiento es esencial, pues de el depende Ia factibilidad de nuestra proposicion. Para ello, tres puntas. Primero, debemos recordar que en las tres zonas trabajadas el primer acto de falsacion de este patron fue el reconocimiento de Ia cantidad de bloques posibles de ser grabados en el area Norte, y que sin embargo no presentaban arte rupestre. En todos los casas nos encontramos con el hecho que habfa una disponibilidad real y significativa de rocas factibles de ser grabadas, por lo que Ia ausencia de petroglifos en estos espacios es producto de una intencionalidad. Segundo, y en contra de lo que podrfa sugerir la logica funcionalista, este patron de distribucion no se ex plica en caso alguno porIa asociacion del arte rupestre con recursos particulares o rutas de movilidad interareales. Ambos argumentos, en ningun caso, permiten dar cuenta de las razones por lo que en tres lugares diferentes, con condiciones ambientales , geomorfologicas y de recursos diferentes, se reproduce un patron similar. Tercero, para que estos patrones sean en sf significativos requieren estar anclados en referentes objetivos que permitan definir un ej e de segregacion y diferenciacion entre lo que hemos definido como un sector norte y otro sur. Pues bien, si revisamos las caracterfsticas particulares de las tres zonas trabajadas, nos encontramos con que estos ejes, o umbrales, se construyen a partir de elementos particulares y significativos del espacio, rasgos especfficos que marcan una diferencia en

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la configuracion del entorno circundante al que se emplaza el arte rupestre.

Caso de Estudio 1: CasaBlanca, valle de Putaendo Si revisamos el emplazamiento de los bloques de arte rupestre en Ia zona de CasaBlanca, encontramos que en este Iugar existe un rasgo natural que posibilita Ia construccion de un eje visual anclado en las formas del espacio, cual es una quebrada que se extiende en sentido este-oeste y sobre Ia que se emplaza el sitio CasaBlanca 14. Es esta quebrada Ia mas extensa, mas profunda y mas cerrada de toda Ia rinconada, la que tiene como particularidad afiadida el que si realizamos una proyeccion lineal de ella, veremos que atraviesa el portezuelo que esta en ellimite Este de Ia quebrada y que separa el pequefio cerro en el que se disponen los sitios Casa Blanca 2, 3, 4 y 6 con el gran cordon montafioso que se dispone a! norte. Genera este rasgo natural, por tanto, una linealidad de tipo visual en el espacio que permite proyectar Ia linea de fuga de la quebrada hacia el este de Ia rinconada de Casa Blanca (Figura 2). La produccion de este eje visual posibilita crear una division en el espacio basada en Ia conjuncion de este elemento particular de Ia naturaleza y Ia frecuencia de bloques con grabados, definiendo un area Sur abundante en arte rupestre y un area norte con tan solo un bloque con grabados. Inclusive, Ia construccion de este eje visual y espacial traspasa los limites de este Iugar, por cuanto su proyeccion hacia el este muestra una continuidad en Ia distribucion de arte rupestre de Ia rinconada vecina. La situacion se hace aquf mucho mas dramatica, por cuanto tal rinconada es de dimensiones bastantes mayores que Ia de Casa Blanca y, sin embargo, no presenta grabados a! norte de este eje imaginario posible de construir, emplazandose casi unicarnente los soportes en el cerro isla que se ubica al Sur de esta linea (Figura 2).

Caso de estudio 2: Cerro Paidahuen, cuenca de San Felipe-Los Andes Como en el caso anterior, la revision de las caracteristicas espaciales en las que se inserta y emplaza el arte rupestre en este sitio nos entregan las claves para proponer el valor significativo de la diferenciacion Norte-Sur. Ahora la respuesta la

entrega Ia misma configuracion del cerro. Si bien este tiene una forma alargada en un eje norte-sur, al observarlo detalladamente podemos apreciarque en el ultimo tercio, donde se establece Ia diferen· ciacion entre una mitad sur y otra norte, se da una inflexion significativa en el relieve del cerro. Aunque en Ia fotografia aerea tal inflexion es menor, en Ia realidad fenomenica visual esa flexion genera un efecto visual mayor, cual es que desde los petroglifos el sector norte del cerro se ve desplazado como si constituyese un relieve distinto; sus cumbres se separan y diferencian de aquellas del sector Sur, que es donde estan los grabados. Esta inflexion produce un rom pimiento del eje visual lineal que diferencia y segrega estos dos sectores (Figura 5). En este caso, la diferenciacion entre una zona norte y otra sur responde nuevamente ala producci6n de un eje visual, el que en este caso aprovecha Ia flexion del cerro y la presencia de un portezuelo entre un sector y otro de este para originar Ia division del espacio. Nuevamente, nos encontramos con que esta dicotomia se materializa en una sutil diferencia en la que Ia oposicion se define por la frecuenciade bloques entre cad a zona, y en que la separaci6n se establece a partir de un eje oblicuo imaginario que se an cia en un rasgo natural particular, diferente y claramente identificable en el espacio.

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Figura 5. Vista del portezuelo e inflexion del cerro Sight of the portezuelo and inflexion of the hill tha

Caso de estudio 3: Campos de Ahumada, cuenca de San Felipe-Los Andes Al considerar la distribucion espacial de los bloques de arte rupestre en este sector podemos sugerir que nuevamente la segregacion entre una mitad norte y otra sur descansa en un elemento natural especifico y significativo, en este caso, Ia quebrada El Arpa. En efecto, la dis posicion de Ia gran mayorfa de los bloques de arte rupestre en el area sugieren que esta quebrada se constituye en un embudo visual con el que gran parte de las rocas articulan. Si extendemos una linea imaginaria desde esta quebrada, ella segmenta el espacio en dos mitades que exhiben un patron de frecuencia de arte rupestre similar a las ya descritas, escasos bloques en el norte, abundantes grabados en el Sur (Figura 4). Este rasgo no es en ningun caso aleatorio, pues Ia quebrada El Arpa es un elemento natural que se diferencia claramente de las restantes quebradas de la zona de Campos de Ahumada; es ella la unica de caracter precordillerana en la zona,

diferenciandose de las restantes quebra por su profundidad, extension y po~ pre~ serie de vivos col ores en su superficte pre sustrato mineral que presentan las monta encierran (Figura 6). Se construye este eje, por tanto, a pau elemento natural particular del espacio lo genera una diferenciacion a partir de s1 dades intrinsecas que la segregan del re elementos circundantes. Y es sobre este particular que el arte rupestre gravita y E un eje de separacion Norte-Sur. De t analisis especificos relacionados con la de indices de complejidad en la disposi totalidad del arte rupestre del area indic petroglifos mas complejos se encuentran e en el sector este de campos de Ahumac proximidades de la quebrada El Arpa, con un segundo nivel de contrastacion de est (Troncoso 2006a).

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ro. Si bien

Figura 5. Vista del portezuelo e inflexion del cerro que genera el eje de division dual en cerro Paidahuen. Sight of the portezuelo and inflexion of the hill that generates the axis( axle) of dual division in Hill Paidahuen.

diferenciandose de las restantes quebradas tanto por su profundidad, extension y por presentar una ~riede vivos colores en su superficie producto del sustrato mineral que presentan las montafias que Ia encierran (Figura 6). Se construye este eje, por tanto, a partir de este elemento natural particular del espacio local, el que genera una diferenciacion a partir de sus propiedades intrfnsecas que Ia segregan del resto de los elementos circundantes. Y es sobre este elemento particular que el arte rupestre gravita y se produce un eje de separacion Norte-Sur. De hecho, los amilisis especfficos relacionados con Ia definicion de indices de complejidad en Ia dis posicion de Ia lotalidad del arte rupestre del area indican que los ~troglifos mas complejos se encuentran emplazados en el sector este de campos de Ahumada y en las proximidades de Ia quebrada El Arpa, constituyendo unsegundo nivel de contrastacion de esta hipotesis (Troncoso 2006a). zona,

Discusi6n y Conclusiones En los tres casos analizados en este trabajo encontramos Ia reiteracion de un patron de emplazamiento espacial del arte rupestre que descansa en una contraposicion entre una mitad norte, con escaso registro de petroglifos , y una mitad sur con abundante frecuencia de grabados. En todos los ejemplos esta estructura espacial se ancla en un elemento del espacio circundante particular y diferente que actua como un eje delimitador que divide y organiza esta distribucion. La alteridad del espacio se constituye, por un tanto, en un referente activo y esencial para el emplazamiento del arte rupestre, materialidad que a! insertarse dentro de un espacio finito, dialoga con el entomo y su alteridad, articulando en una sintaxis y relacion de simetrfa que posibilita Ia construccion de una totalidad significativa. Es a traves de esta alteridad espacial que se encadenan diferencias y particularidades del

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Figura 6. Vista de Ia quebrada El Arpa, elemento que genera el eje de divisi6n dual en campos de Ahumada. Sight of the Gully The Harp, element that generates the axis(axle) of dual division in Fields of Smoked.

espacio para producir y reproducir un sistema de organizacion dual. A partir de este dialogo, el arte rupestre articula en cadenas significativas con elementos del entomo en una relacion de simetria e interanimacion (Kirk 2006), las que posibilitan Ia construccion y definicion de uno y otro en su relacion, anclandose el contenido de los grabados en una dimension que trasciende la materialidad de la roca y la composicion de los diseiios, enraizandose por ello en un contexto mayor, su espacio circundante y ciertos aspectos de este. De esta manera, la materialidad y posibilidad de significado del arte rupestre trasciende su mera fisicalidad, aproxinuindonos a una realidad mas abierta y fluida nacida de la relacionalidad que establece con ciertos elementos del espacio que la circundan. Asf, entender los grabados sin comprender el espacio local y la presencia de estos elementos diferentes, a la vez que entender estos elementos del espacio sin Ia existencia del arte rupestre, no permiten dar cuenta de Ia complejidad de la expresion y contenido de estas manifestaciones

culturales. Rocas, grabados y espacios circundantes conforman una totalidad integrada en la que una no se puede entender sin la otra. Ni sujeto, ni objeto; ni cultura, ni naturaleza. Por el contrario, estamos frente a una logica espacial particular, estamos frente a Uywaiia, concepto andino donde "ni Ia naturaleza, ni la cultura existen como objetos en sf. Las que sf existen son relaciones entre seres ... No estan jerarquizados en ordenes de realidad, sino incluidos en una misma realidad integrada anidadamente, en la que un tipo de relacion implica a otro, y este a otro, y asf ininterrumpidamente" (Haber 2004:27). Rocas, grabados y la alteridad del espacio materializan a Uywaiia. Pero a la vez que esta relacionalidad del arte rupestre y el espacio remiten a Uywaiia, ella tambien responde a una logica mayor, cual es Ia materializacion generica del concepto de dualidad a un nivel espacial, concepto que no solo se expresa en este ambito sino tambien en los atributos de Ia ceramica decorada de las poblaciones de los periodos Intermedio Tardfo y Tardfo en la zona. Pero este concepto estructurante del mundo que pone en arti· culacion y relacion la materialidad y la naturaleza, jugando con la diferencia entre espacios con arte rupestre y espacio sin arte rupestre, conforma un todo en el que no hay una dominacion de una parte por sobre otra, sino un dialogo particular, necesario y complementario por el que se constituye una totalidad que es el espacio circundante. Y esta conformacion dualista no actua como una imposicion sobre el espacio, como un modelo preconstruido que se asienta en una dimension plara y fija, sino que muy por el contrario, es producto de un habitar que construye una incorporaci6n de los grupos sociales dentro de un espacio y una naturaleza que se habita y experiencia, un habitar que se materializa en golpes sobre la roca y Ia conformacion de diseiios, un habitar en el que Ia alteridad del espacio se trasciende a sf misma, como ala logica de Ia cultura material, conformando estas distribuciones que dan origen al registro arqueol6gico. Estamos frente a una arquitectura imaginaria que materializa un espacio por medio del arte rupestre. ala vez que este espacio materializa a los grabados a partir de sus particularidades. La cultura material ha trascendido su fisicali· dad, el arte rupestre no es la roca y sus grabados, es mas que eso, sus posibilidades de significaci6n no descansan solo en las figuras y la roca, sino en una sintaxis mayor y ajena a nuestro modelo

Arte Rupestre y

de pensamiento: la simetria con elemen naturaleza. El arte rupestre remite a! es como el espacio remite al arte rupestre; ficados y logicas son relacionales y nec Ia produccion de esta arquitectura imagi niega nuestra concepcion de la cultura Ia cultura y la naturaleza, para conforma imaginario cuyos trazos se materializ registro arqueologico que en su ser tras artefacto para ser-en-la-totalidad. Y esta conformacion de la totalidad proposiciones seiialadas se proyecta en el los dos momentos de la prehistoria local, m el rol significativo que presentan estos e naturales en la logica espacial de los pe

Arte Rupestre y alteridad del espacio en Chile central

~e pensamiento: !a simetrfa con elementos de ]a oaluraleza. El arte rupestre remite a! espacio, asf como el espacio remite al arte rupestre; sus significados y 16gicas son relacionales y necesarias en laproducci6n de esta arquitectura imaginaria que oiega nuestra concepcion de Ia cultura material, lacul!ura y Ia naturaleza, para conformar un todo imaginario cuyos trazos se materializan en un regislro arqueologico que en su ser trasciende a! artefacto para ser-en-la-totalidad. Yesta conformacion de Ia totalidad segun las ~roposiciones sefialadas se proyecta en el tiempo en los dos momentos de !a prehistoria local, mostrando el rol significativo que presentan estos elementos naturales en Ia logica espacial de los petroglifos,

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llevando a Ia reproduccion de una estructura especffica anclada en Ia alteridad de Ia naturaleza, no obstante las modificaciones observadas en el patron de emplazamiento general del arte rupestre en la cuenca superior del rfo Aconcagua (Troncoso 2004, 2006a).

Agradecimientos: A Felipe Criado por su intuicion; a todas las per;tsonas que colaboraron en los trabajos de relevamiento de arte rupestre en las tres zonas de estudio. AI Museo Chileno de Arte Precolombino, que patrocina el proyecto Fondecyt 1040153, por el que se financiaron estas investigaciones.

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