ars scribendi: reación y recreación de formas en la escritura medieval

July 11, 2017 | Autor: M. Martín López | Categoría: Medieval History, Medieval Art, Medieval Epigraphy
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Descripción



Ars scribendi: creación y recreación de formas en la escritura epigráfica medieval


"Este arte maravilloso, que da color y cuerpo a los pensamientos y cuyo invento es tan necesario como útil a la sociedad humana, envuelve en su origen oscuridad y confusión".
Es costumbre en la disciplina de la paleografía establecer la historia de la escritura como una sucesión de escrituras, una heredera de la anterior, como es el caso de la gótica respecto a la carolina, o recreando las formas antiguas y revitalizándolas como la carolina respecto a la escritura antigua romana. Este estudio lineal de la escritura ha sido aplicado a la epigrafía con excelentes resultados pero se ha quedado corto ante la escritura epigráfica puesto que el espíritu de ésta es la publicidad, o si se prefiere la notoriedad, y para conseguir dichos objetivos el lapicida utiliza todos los recursos a su alcance. Uno de estos recursos será la recreación de las formas gráficas del alfabeto en uso aplicándole nuevos diseños, elementos estéticos e incluso creando "ad hoc" formas nuevas. Otro recurso será tomar prestado letras de alfabetos anteriores, haciendo guiños al pasado. Recordemos cómo los más célebres calígrafos del siglo XIX ejercen su talento a partir de ejemplos extraídos de los manuscritos medievales y que Jean Midolle publica su colección en St. Gall, Bruselas, Estrasburgo y Gante mezclando su composición personal con otras de inspiración medieval.
El objeto de esta intervención será reflexionar sobre aquellas inscripciones que presentan la peculiaridad de recrear la escritura.
En la historia de la escritura epigráfica dos son los momentos de recreación de las formas alfabéticas: el primero corresponde al siglo XII y las inscripciones carolinas; el segundo momento corresponde a los año 1480 1500, periodo de la breve existencia de la escritura prehumanística.
La escritura carolina

Como punto de partida, hay que recordar que el origen gráfico de la escritura carolina epigráfica está en la escritura monumental de la época romana. Se trata pues, de una escritura que tiende a la proporcionalidad de sus formas, siendo letras que tienden a un módulo cuadrado, al menos en un primer periodo. El alfabeto está compuesto por letras capitales, unciales y minúsculas agrandadas cuya presencia, se acentúa a finales de siglo.


Pronto esta escritura incorporará elementos ornamentales y curiosamente esta incorporación tendrá lugar primero en los documentos con el fin de otorgar a éstos una solemnidad y elegancia que las formas jurídicas y la práctica notarial no sabían dar.
Esta escritura es una escritura superlativa, juega con su tamaño y con el diseño de las letras para resaltar su presencia. A diferencia del códice que cuenta con el color y juega con el contraste forma-fondo, en la escritura epigráfica esta realidad debe ser sustituida por el tamaño y la forma de la letra, así que se juega con la composición tipográfica del texto empleando todos los recursos epigráficos – entrelazados, cruzamientos, nexos e incluso abreviaturas-. La tendencia caligráfica de estos letreros irá hacia la miniaturización de la decoración vegetal de los códices. Los trazos de las letras añaden bucles y formas de hojas o rematan en forma de flor. Para la psicología de la forma, la comunicación visual juega con las buenas formas que resalta del fondo o, en nuestro caso, del conjunto.
El trasvase a la escritura epigráfica no se hace esperar y hallamos sendos ejemplos en el ábaco del claustro de Silos y en la lápida de consagración de San Isidoro de León. Me detendré especialmente en esta última por considerar esta inscripción una de las piezas más bellas e interesantes de la epigrafía en carolina que conocemos.
Una de las creaciones más elegante de escritura carolina en epigrafía es sin duda la lápida de consagración de la iglesia de San Isidoro en León del año 1149. El siglo XII es el momento central de la construcción románica en León: durante este periodo se concluirán las fábricas de edificios tan importantes como San Isidoro, el monasterio benedictino de Sahagún así como las catedrales románicas de Astorga y León experimentarán importantes cambios. Parece evidente el interés que demuestra Alfonso VII (1127-1157) en la consagración de la nueva iglesia de San Isidoro, presidida por él en 1149 acontecimiento que se llevó a cabo en un entorno de connotaciones políticas y de exaltación de la figura del monarca, cabeza del Imperio Hispánico. Asistieron al acto el emperador y su hermana doña Sancha, los reyes Sancho y Fernando la infanta Constanza además de numerosos obispos y abades del reino.
Se trata de un acontecimiento importante que requiere una pieza singular desde su mismo soporte. El trabajo de cincel en ella demuestra un maestro lapicida de primer orden posiblemente vinculado a otras tareas escriturarias. Se trata de una pieza de mármol de 124 x 156 cm. 55-cm módulo de letra instalada en un brazo del crucero de la iglesia, junto a la puerta del Perdón.
Su ubicación nos denota que está destinada a ser leída por todos los fieles que por esta puerta entraren. La puerta del Perdón se abre en los años jubilares para los peregrinos que hacen el camino a Santiago. Por concesión pontificia, todo aquel que no pudiera concluir su peregrinación y llegar a Compostela, por salud u otros motivos, ganaría el jubileo si entraba por la Puerta del Perdón.
La elección del soporte es singular. Se trata de un ara de altar reutilizado, donde podemos ver el orificio donde se guardaban las reliquias. Es posible que se tratara de un altar antiguo de la iglesia que custodiara las reliquias de algún santo popular como es San Pelayo. La iglesia de San Isidoro
La pieza de mármol tiene ciertas "deficiencias": un orificio en el mismo centro y una lasca en el margen inferior derecho, que ya tenía en
La pieza material, de mármol, es una elección también singular. Tuvo una función litúrgica anterior con un valor taumatúrgico importante de ahí que quien eligió esta pieza pretendía traslada dicho valor a la inscripción.
Como se Es por este valor especial que el lapicida utiliza una escritura superlativa jugando con el diseño de las letras para resaltar el mensaje y crear así una pieza única.
A la hora de diseñar la inscripción el lapicida busca movilidad y dinamismo en el conjunto a la vez que resuelve los problemas intrínsecos de organizar un texto tan amplio en un espacio concreto. En su afán por innovar aplicará todos los recursos a su alcance, creará y diseñará nuevas letras. Hemos dicho antes que se trata de un profesional que conoce otros objetos escritos, fundamentalmente libros. En efecto, su versatilidad a la hora de combinar modelos y formas diversas viene dada por su conocimiento de los códices y de los explicit e íncipit de éstos.
Lo primero que llama la atención es la diversidad de formas en una misma letra. Hay letras recreadas a partir de un tipo como la A o la O; encontramos la A de trazo rectilíneo, de trazo redondo, con travesaño, sin travesaño; la O igualmente se presenta en forma redonda, en forma de riñon, con decoración. Otras, en cambio, son producto de la copia sistemática de los letreros de los códices, como es el caso de la G cuadrada. Esta letra precarolina ya nos aparece en la biblia de Carlos el Calvo y es muy común en códices e inscripciones de los siglos X y XI. Aparece en la inscripción funeraria de Mumadona (950) conservada en el museo de León. Mucho más profuso es su empleo en los códices, así la hallamos en el vigilano o albeldense de EL Escorial (976), en el beato de San Millan de la RAH (930), en la biblia de la catedral de León del s. X. Así pues, el artífice de nuestra inscripción conoce la escritura publicitaria visigótica y no duda en tomar prestado esta letra tan sugerente.
Lo segundo es la forma de resolver el problema de espacio con cruzamientos nexos y abreviaturas. Algunos de estos recursos son realmente originales. Cruzamiento de N y A , por ejemplo.

La escritura prehumanística

El humanismo, ante la degeneración de las escrituras góticas, romperá e interrumpirá de nuevo –puesto que ya había ocurrido algo parecido con la aparición de la carolina- la lógica evolución de la escritura. No son las tendencias gráficas sino los hechos culturales los que motivan el cambio de escritura. Se trata de una vuelta voluntaria a las formas antiguas, las carolinas, por parte de los humanistas italianos. Petrarca y su entorno cultural bucean en las bibliotecas de los monasterios en busca del saber antiguo y se encuentran con un modelo de escritura sencillo, armónico y claro, como era el de los códices carolingios.

Los humanistas italianos crearon la prehumanística como producto artificial de gran valor decorativo para los letreros de los códices. Pero será sobre todo la celebración de los Concilios de Basilea y Constanza lo que permitió a humanistas como Poggio ponerse en contacto con los participantes venidos de otros lugares de Europa. A través de los grandes concilios esta escritura se introduce y difunde en los paises germánicos.

el prof. Walter Koch denomina Frühumanistische capitalis –por ser anterior a la humanística propiamente dicha.- y describe muy atinadamente como "un sistema de versalitas, de distintos alfabetos – pregótica, gótica capitalis, elementos bizantinos- con una creciente acentuación de partes altas y bajas de las letras caracterizadas por líneas decorativas y nudos"


Sin duda, los elementos góticos son los más numerosos, junto con los carolinos, a la hora de formar un alfabeto prehumanístico, por la influencia que había ejercido esta escritura no solo la minúscula sino también la mayúscula. En el caso concreto de las mencionadas explanationes de la sillería del coro de la catedral de León las formas góticas evolucionadas son predominantes. En letreros como el de Zacharias el alfabeto empleado es gótica mayúscula del XIV: E redonda y cerrada por trazo auxiliar, A seudouncial, H uncial. En otros, como el de Ezequiel, se mezclan letras: así tenemos las dos primeras E góticas cerradas que llamamos del XIV y la tercera es una E pregótica. A todos estos elementos debemos añadir otras formas de creación nueva como son las S y H que aparecen en los letreros de Santa Elena y Hester, en la sillería de la catedral de León.
Las grafías carolinas se ajustan especialmente a la estética prehumanística; de ahí que constituyan los elementos más abundantes. La O de forma de riñón y los signos abreviativos son frecuentes. Así lo hallamos en la Explanatio de Santa Elena, en la sillería alta de la catedral de León, donde el ordinator ha seleccionado formas del alfabeto carolino a las que añade formas propias como la H. El medio yugo como signo de abreviación, presenta una forma más rectilínea.

La Explanatio de San Nicolás, en la misma sillería, la vemos decorada con nudos y se inspira en letras carolinas de carga decorativa como la mencionada O de riñón.

Característica peculiar de la prehumanística de España es el uso de letras visigóticas como la E, de módulo estrecho y alto, de trazos rectos, cortos, y la M de trazos rectos y convergentes. En la sillería del coro de la catedral hallamos caracteres visigóticos en la Explanatio de Eva y Adan. También las encontramos en la llamada Hortatio de la Puerta de la Justicia, en el claustro catedralicio. El módulo de las letras es estrecho y alto, las formas rectilíneas. La M de trazos convergentes, más ancha en la base que en la parte alta. La A de dos trazos sin travesaño es otra de las particularidades visigóticas que aparecen en los alfabetos prehumanísticos, aunque en esta ocasión no aparezca.
La presencia de elementos bizantinos en la epigrafía se remonta a la Alta Edad Media. Será con la escritura carolina y la difusión del libro cuando el uso de estos caracteres adquiere verdadera expansión. Las letras de origen bizantino como la M y H con media asta en la mitad inferior y la E en forma de 3 invertido, tan comunes en otras regiones europeas, no lo son tanto en España. Algunas de estas formas las encontramos en el Epitaphium sepulcrale de María Díaz de Santa Fe, de Guadalajara
La decoración de los trazos de las letras a base de nudos es, como acabamos de decir, una de las características de la escritura prehumanística, además de la diversidad de formas alfabéticas. La tradición de decorar con nudos los astiles y trazos de las letras es muy antigua, y la fuente son los códices carolingios que llegan a la Península Ibérica de la mano de los "repobladores" cluniacenses; códices que muy pronto van a influir en los libros hispánicos. Tal es el caso de la Biblia visigótica del año 960 conservada en San Isidoro, y que luce letras mayúsculas destacadas en tamaño y color para llamar la atención del lector en párrafos concretos, entre otras la I adornada con nudos y de la G cuadrada, grafías que responden a una contaminación del exemplar . El copista/iluminador se deja llevar por las grafías mayúsculas destacadas del modelo carolingio, hecho que se contradice con la rigurosa traslación del texto a una visigótica redonda sin apenas influencias carolinas

Estos modelos estéticos tuvieron gran éxito entre las escrituras de notoriedad y así la tradición de decorar con nudos la hallamos en los siglos XII, XIII y XIV ininterrumpidamente. Un buen ejemplo de ello lo tenemos en las Constituciones firmadas en 1120 por Diego, obispo de León Diego. Un documento tan importante merecía una materialización solemne. Solemnidad que le viene dada no solo por la calidad de su pergamino y la precisión de su escritura sino también por la ejecución en letra mayúscula destacada de 2 unidades de reglado (UR) de la fórmula de preámbulo. El letrero está ejecutado en mayúscula carolina donde las formas redondas se entremezclan con formas rectilíneas todas ellas de módulo estrecho y alargado y las letras decoradas con elementos vegetales y nudos. Evidentemente los ejecutores de los letreros de la sillería del coro tendrían buen conocimiento de estas Constituciones ya que no podemos dejar de ver paralelismos que evidencian una clara influencia del documento sobre las inscripciones.

La decoración de nudos se mantiene en las inscripciones góticas y tan solo la invasión de la minúscula gótica en el siglo XV desterrará esta forma de decoración temporalmente hasta la llegada de la prehumanística.

Lo mismo podemos decir de otras formas graficas consideradas típicas de la prehumanística como es el caso de la E en forma de epsilon, forma de vocal de éxito entre los códices del siglo VI y altomedievales. Se adapta así mismo a la estética carolina y su gusto por las formas estranguladas. De ahí que el gusto por la E epsilon en inscripciones carolinas sea temprano como es el caso de la suscripción que aparece en Ravello, en el sur de Italia, en 1130 (KOCH, Inschriften paläographie, 177). La prehumanística adopta esta forma de tan larga trayectoria, de hecho su aparición es muy destacada en Alemania y Austria, como podemos ver en una inscripción de 1453 en Wiener Neustadt. En España aparece como una letra altamente decorativa aunque sin llegar a la frecuencia con que se ve en Alemania.
Una breve descripción de los elementos alfabéticos nos mostrará la diversidad de éste así como su carácter decorativo. Casi todas las letras cuentan con tres o cuatro formas diferentes. Veamos cada una de ellas:

Al menos se utilizan tres tipos de A en el alfabeto prehumanístico: A capital formada por dos trazos rectilíneos y un travesaño recto; A en forma trapezoidal, de cuatro trazos con capelo rectilíneo; A seudo uncial, de capelo recto, un trazo curvo y segundo trazo y travesaño rectos. Estas formas son comunes para toda Europa. A ellas debemos sumar un cuarto tipo, la A visigótica, esto es, sin travesaño, para las inscripciones prehumanísticas en la Corona de Castilla, especialmente en León.

La B se nos presenta en dos formas fundamentalmente: B capital, B semiuncial. Así mismo la C nos presenta dos formas: C redonda, C redonda cerrada

La D se presenta en dos formas con variantes abierta y cerrada: D capital, D capital abierta, D uncial, D uncial abierta

La E se nos presenta en forma capital y en forma redonda, heredera de las grafías góticas, a las que debemos sumar las formas griegas: E capital, de trazos rectos y cortos, E redonda, E epsilon, E epsilon invertido.

La G se nos presenta en tres formas: G capital de dos trazos; G cuadrada, de cuerpo de trazos cortos; G espiral

Así mismo en tres formas se nos presenta la H: H capital, H bizantina, H uncial

La I larga, la K y la L gótica de trazos rectos y segmento auxiliar desarrollado, no presentan variantes.

Por el contrario, la M es la letra con más formas del alfabeto prehumanístico. Al menos hemos podido localizar cinco: M capital de cuatro trazos rectos; M visigótica de trazos convergentes; M uncial abierta y M uncial cerrada; M bizantina de trazos rectos.

La N combina dos formas: N capital, N minúscula agrandada. Igualmente la O aparece en forma de O redonda clásica, O ovalada de estilo visigótico; así como la O de riñón, procedente del alfabeto carolino.

La P es capital. La Q es capital de cuerpo redondo y cauda aunque se usa con frecuencia la Q minúscula agrandada. La R es capital.

La S presenta diversidad de formas: S capital de curvas simétricas; S de cuerpo alargado y curvas estrechas de tradición visigótica; S de cuatro trazos rectos; S de tres trazos quebrados; S capital de cuerpo quebrado

La U es uncial y se conbina con la V capital, tanto para valor vocálico como consonántico. La X es de dos trazos, uno recto y otro curvo. Finalmente la Z se presenta en su forma capital y Z minúscula agrandada

La vigencia de la escritura prehumanística queda aún por determinar. Respecto a la cronología final de esta escritura solo podemos sacar conclusiones parciales a partir del material epigráfico datado y estudiado del siglo XVI. Con este material consideramos que la prehumanística entra en decadencia a partir de 1530 siendo desplazada progresivamente por las escrituras humanísticas.

Los autores y talleres de las inscripciones

Nos queda finalmente determinar quiénes fueron los artífices de estos letreros y esta escritura y cúal es su procedencia. En la doctrina epigráfica medieval se suele hablar de talleres profesionales y talleres rurales. Ciertamente durante la alta edad media la mayor parte de la producción epigráfica se realiza en los monasterios. El scriptorium monástico proporcionaba los medios materiales y humanos para cubrir todas las necesidades escriturarias tanto de libros, de documentos como inscripciones. La autoría de los epígrafes es local.
El apogeo constructivo del siglo XII vinculado al Románico será un factor esencial para la producción epigráfica. En efecto, a partir de este periodo las tareas epigráficas correrán a cargo de los talleres artesanales. Maestros escultores serán además los responsables de los letreros que acompañen las figuras, las escenas de tímpanos, arquivoltas etc. Identificando los personajes, introduciendo mensajes pastorales y moralizantes o identificándose ellos mismos mediante su autógrafo.
Podemos concluir que el artífice de la lápida de consagración de San Isidoro es un lapicida experto en el tallado de la piedra y que pertenece al grupo de profesionales que en este momento están concluyendo la fábrica románica isidoriana. De ahí la calidad y elegancia de su escritura. Este taller será el encargado de confeccionar la sepultura de la infanta Sancha en 1158. Su identificación se hace patente en el trazado del epitafio. Se trata del mismo estilo y la misma escritura.
En cuanto a la circulación de este taller por otras iglesias románicas castellanas, es posible que haya estado anteriormente trabajando en el claustro de Silos ya que en un ábaco de la galería sur hallamos una escritura muy similar. En todo caso responderían ambas inscripciones a una misma escuela gráfica donde los elementos decorativos y el amaneramiento de las formas gráficas son sus características más destacadas.

A partir del siglo XII la producción epigráfica estará vinculada a los talleres artísticos, escultóricos y pictóricos. Tal es así que la introducción de la escritura prehumanística en las inscripciones de Castilla vendrá determinada por un pintor: Fernando Gallego.

Fernando Gallego, introductor

Hacia 1470 Fernando Gallego, artista salmantino de pintura mural y en tabla, inicia la primera etapa de su obra que responde a la labor de un pintor que reitera las fórmulas más extremas del arte flamenco con nuevos aires. El ambiente en que se mueve este artista no es diferente al de otros de su época. No obstante la conceptualidad de su obra presenta innovaciones y cambios que hacen de Gallego un artista destacado, por delante, incluso, de otros pintores hispanoflamencos de Castilla y León.
Pero ¿qué interés puede tener para la Epigrafía medieval este artista? La respuesta nos la ofrece su obra. Desde las primeras pinturas la presencia de epígrafes, en filacterias –explanationes y hortationes- será una constante así como su firma –suscriptio- que no falta en ninguna de ellas. Pero lo que las hace peculiares es el tipo de escritura que Gallego emplea: la escritura prehumanística. Mientras otros artistas contemporáneos siguen utilizando la gótica minúscula, Gallego, por influencia sin duda de la pintura alemana, opta por la prehumanística, cuyo alfabeto está constituido por formas mayúsculas variadas y peculiares y que tendrá vigencia, aproximadamente, entre los años 1480 y 1500. Las Explanationes, Exhortationes y Suscripciones de Gallego son, de acuerdo con nuestros actuales conocimientos, los primeros epígrafes realizados en escritura prehumanística, y su autor, por tanto, uno de los precursores de esta nueva escritura para el reino de Castilla.
En efecto, en torno al año 1470 Gallego realizó en tabla la Quinta Angustia o Piedad, hoy conservada en el Museo del Prado. El borde del vestido de la Virgen está decorado con una inscripción en escritura mayúscula, y en un espacio neutro aparece su firma: FERNANDUS GALLECUS. Años después, en torno a 1480, Sancho Romero de Mella, sobrino del obispo Juan de Meneses (1468-1493), le confía la ejecución de un retablo para la capilla de San Ildefonso en la catedral de Zamora. Como modelo para la tabla utilizó el grabado de este mismo tema del artista Schongauer. Nuevamente las filacterias explicativas y letreros identificativos de los personajes se hallan en prehumanística.
Ahora bien, como buen pintor hispanoflamenco utilizará también las formas gráficas tradicionales. Entre 1470 y 1475 se sitúa la ejecución del tríptico conocido como La Virgen de la Rosa. En esta ocasión emplea la letra gótica minúscula en la filacteria que porta la figura de Isaías pero en la parte inferior el artista, como en todas sus obras, firma en caracteres mayúsculos su nombre. Puede que la elección de una u otra escritura dependa del promotor de la obra y de sus gustos, y de la libertad que pueda gozar el artista. Se explicaría así las apariciones intermitentes en su obra de la gótica minúscula como es el caso anterior y el de la Coronación de la Virgen (1480-1485), obra patrocinada por Rodrigo Alvarez, chantre de la sede salmantina. A ambos lados del eje central, formado por la Virgen y Cristo, el pintor sitúa cuatro profetas y tres ángeles. Los profetas se identifican mediante sus nombres en filacterias en gótica minúscula.

Pero no se queda aquí la aportación gráfica de nuestro artista. En 1495 Gallego trabaja para la catedral de Zamora para la cual realiza un retablo, hoy en la localidad de Arcenillas. En este trabajo Gallego abandona las formas prehumanísticas para adoptar la escritura humanística. ¿Será este artista salmantino el precursor también de la humanística epigráfica en España?











El arte de escribir de Torquato Torío de la Riva, Madrid 1802.
Sobre el origen de la escritura carolina. Cf. KOCK, W.,Inscripciones y estudios epigráficos de los paises de lengua alemana: Estudios Humanísticos, nº 18,1996, pp. 161-182, concretamente para el orígen de la escritura carolina, p. 169; así mismo el panorama evolutivo queda reflejado en el trabajo de GARCÍA LOBO, V., La escritura publicitaria en la Península Ibérica. Siglos X-XIII: Inschrift und
Material. Inschrift und Buchschrift (Fachtagung für mittelalterliche und neuzeitliche Epìgraphik. Ingolstadt 1997), Munich 1999, pp. 167-175; Sobre el tránsito de la escritura visigótica a la carolina remitimos al trabajo del prof. García Lobo sobre las explanationes del claustro de Silos. Cf. GARCÍA LOBO, V., Las «explanationes» del claustro de Silos. Nueva lectura: Silos. Un milenio: Actas del Congreso Internacional sobre la Abadía de Santo Domingo de Silos, Silos 2003, pp. 483-494; sobre la evolución de este escritura en Burgos A. GARCIA MORILLA, La escritura carolina publicitaria en la provincia de Burgos: Espacio, tiempo y forma, Serie III, Hº medieval, tomo 26 (2013), 139-183.
Fernando GALVAN FREILE, Enciclopedia del románico, León, pg. 60
Etelvina FERNANDEZ
Con el entusiasmo italiano por los códices antiguos, con la exigencia de una lectura clara, y con la conciencia de crisis en la escritura gótica, en la que los valores decorativos, pictóricos y rítmicos se habían impuesto a los escriturarios, expresivos y comunicativos, estaban abiertas las puertas a los modelos "recuperados", luego, por Coluccio Salutati y Poggio Bracciolini (1380-1450) en que se distinguían todas las letras y no se fatigaba el ojo para identificarlas. Estos dos italianos son los que primero "reproducen" pura y llanamente la escritura carolina.

Petrus von Rosenheim, más tarde prior de Melk, se había dirigido a Subiaco para conocer la reforma introducida en el monasterio, de donde regresó en 1418 con la nueva escritura. Por otro lado, numerosos estudiantes alemanes, seducidos por los estudios clásicos en Italia, adaptaron, más o menos, su escritura a la antiqua, como el gran coleccionista de libros Hartmann Schedel y Hieronymus Rotenpeck. En los Paises Bajos la introducción de la humanística vino de la mano de Haneron. Vid. G.I. LIEFTINCK, Antoine Haneron introduissant l' écriture humanistique dans le Pays-Bas: Classical, Mediaeval, and Renaissance Studies in Honor of B.L. Ullman, II, Roma 1964, 283-284. Para la introducción de la humanística en Francia cf. G. OUY, Jean Montreuil et l' introduction de l' écriture humanistique en France au début du XVe siècle : Assays presented to G.I. Lieftinck, Leiden, 1976, 53-61.

Sobre la elección del término, que procede de los estudios de K. Bauer, véase W: KOCH, Zur sogenannten frühhumanistischen kapitalis: Epigraphik 1988, Viena 1990, pp. 337-338.
Escultores y talleres usaban escrituras tomadas de colecciones de muestras con un alto valor decorativo. Cf. KOCH, inscripciones y estudios, 178.

No en vano serán los códices carolinos y su escritura los informadores de la estética gráfica de los humanistas.
Abb. 6 W. KOCH, Terminologie zur Beschereibung der einzelnen Buchstaben, Die Deutsche Bibliothek, Viena 1999, p. 30.
Sobre la influencia del grabado alemán en la obra de Gallego vid. A. W. DOTSETH, B.C. ANDERSON, M.A. ROGLAN (EDS) Fernando Gallego and his workshop. The Altarpiece from Ciudad Rodrigo. Paintings from the collection of the University of Arizona Museum of Art, Meadows Museum – Philip Wilson publishers, Londres 2008, pp. 88 97; P. SILVA MAROTO, Fernando Gallego, Caja Duero, Salamanca 2004, p. 147.

Cf. P. SILVA MAROTO, Fernando Gallego, Caja Duero, Salamanca 2004, p. 136.

La prehumanística aparece desde su periodo temprano como es la obra La Misa de San Gregorio. Cf. J. A. GAYA NUÑO, Fernando Gallego, Madrid 1958. Pero a lo largo de su producción su obra se ve salpicada de obras donde utiliza la gótica minúscula. Esta escritura es empleada en el retablo de la catedral de Zamora, en la Aparición de Santa Leocadia o en el Bautismo de Cristo. Mientras que la prehumanística aparece en otra obras aparte de las mencionadas como el retablo mayor de Trujillo donde predominan los caracteres de influencia bizantina.


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