ARQUEOFAUNA DE SIEMPRE VERDE, PROVINCIA DE BUENOS AIRES: IDENTIFICACIÓN DE PROCESOS DE FORMACIÓN Y TRANSFORMACIÓN NATURALES

July 3, 2017 | Autor: Matilde Lanza | Categoría: Tafonomia, Zooarqueología Histórica
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Cuadernos del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano 21. 2006/2007 ISSN 0570-8346

ARQUEOFAUNA DE SIEMPRE VERDE, PROVINCIA DE BUENOS AIRES: IDENTIFICACIÓN DE PROCESOS DE FORMACIÓN Y TRANSFORMACIÓN NATURALES

Matilde Lanza* RESUMEN A partir del análisis zooarqueológico, diferenciamos del conjunto faunístico aquellos restos óseos que ingresaron al registro arqueológico por causa de agentes no antrópicos y contribuimos a la identificación de agentes de formación y transformación a través del análisis de marcas y otros tipos de modificaciones en un sitio de Tandilia1. PALABRAS CLAVE Registro arqueofaunístico - procesos de formación y transformación - agentes naturales ABSTRACT With regard to the bone remains, we can differentiate –within the fauna assemblage– those that became part of the archaeological record by non human agents. We also contribute to the identification of formation and transformation agents of the site through the analysis of bone modification and other types of changes in Tandilia site. KEY WORDS Archaeological-fauna record - formation and transformation processes - natural agents

INTRODUCCIÓN En este artículo presentamos los avances y resultados, hasta ahora obtenidos, en relación con los procesos de formación y transformación naturales del sitio arqueológico Siempre Verde (en adelante SV) ubicado en el partido de Juárez, provincia de Buenos Aires; principalmente a través del análisis de los restos arqueofaunísticos recuperados. Este estudio se inserta dentro de un programa universitario (PROARHEP UNLu) y se vincula con varios proyectos de investigación dirigidos por Mariano Ramos. La investigación constituyó parte de una Beca de Investigación que abarcó el período 2004-2006 (categoría Iniciación) y estuvo radicada dentro del Departamento de Ciencias Sociales (UNLu). El objetivo general de nuestro estudio contempló estudiar los conjuntos arqueofaunísticos hallados en sitios de Buenos Aires, urbanos (ciudad de Buenos Aires) y rurales (sierras de Tandilia) durante los períodos Colonial y de Independencia Nacional. El análisis zooarqueológico se centró en la identificación taxonómica y anatómica, la determinación de las modalidades de explotación de las especies correspondientes y la comparación del aprovechamiento de los taxones iden* PROARHEP (Programa de Arqueología Histórica y Estudios Pluridisciplinarios). Departamento de Ciencias Sociales. Universidad Nacional de Luján. [email protected] 1 Una versión preliminar de este trabajo fue presentada en el IV Congreso de Arqueología de la Región Pampeana Argentina (2004), Bahía Blanca.

tificados en cada zona y entre ambas zonas –contextos rurales y urbanos– (Lanza 2004, 2005a y b, 2006 a, b y c). En este caso presentamos los resultados obtenidos en relación a dos objetivos particulares de nuestra investigación: a) Diferenciar dentro del conjunto arqueofaunístico aquellos restos óseos que eventualmente hubieran ingresado al registro arqueológico por causa de agentes no antrópicos. b) Contribuir a identificar agentes de formación y transformación de los sitios a través del análisis de marcas y otros tipos de modificaciones (acción de raíces, animales cavadores, meteorización, etc.) no antrópicas en los restos óseos hallados en los sitios en estudio. En relación a estos objetivos particulares nuestras hipótesis de partida consideraban: a) La ausencia o la presencia de ciertas partes esqueletarias y de algunos taxones en el registro arqueofaunístico podría deberse a la acción de agentes y procesos taxonómicos; b) En zonas rurales de las sierras de Tandilia existirían algunas áreas con acumulaciones de determinados restos óseos –por ejemplo, mamíferos dentro de los que se incluyen cánidos– que serían producto de comportamientos de predadores. La identificación de procesos de formación y transformación naturales se efectuará a partir del registro y análisis de marcas en los restos óseos, la aplicación de la técnica de ensamblaje y la consulta de las libretas de campo (protocolos) a partir de cuyos datos, construimos nuestras propias bases.

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MARCO TEÓRICO Y METODOLÓGICO Consideramos a nuestra investigación dentro del ámbito de lo que de manera amplia reconocemos como arqueología histórica (ver síntesis en Ramos 2000, 2002). Este ámbito lo consideramos dentro de la clasificación que Orser y Fagan (1995) hicieran acerca de las modalidades con las que se abordan los estudios vinculados a la temática, es decir, como un método de investigación (Orser y Fagan 1995). Entonces, por arqueología histórica entendemos: “... al ámbito de las ciencias que aborda problemas del pasado humano ubicados en tiempos históricos y que puede utilizar para su resolución, como mínimo, información proveniente del registro arqueológico y de documentos escritos. Los datos que provienen, principalmente aunque no de manera excluyente, de la composición del registro arqueológico y de las fuentes históricas directas e indirectas, pueden resultar convergentes y orientarse a responder una misma pregunta.” (Ramos 2002: 645). Metodología En nuestro estudio zooarqueológico nos basamos en los conceptos y criterios comúnmente utilizados en la arqueología para los análisis de fauna de sitios prehistóricos (Grayson 1984; Binford 1981; Davis 1989; Mengoni Goñalons 1988a; Lyman 1994) e históricos (Landon 1996, Silveira 1995, 1996). Es imprescindible en todo estudio zooarqueológico identificar aquellos agentes no humanos que contribuyeron a la acumulación, alteración o distribución del registro arqueofaunístico. También los procesos postdepositacionales que puedan haber actuado alterando, agregando, borrando, alterando (física y químicamente) y modificando la ubicación espacial de los vestigios arqueológicos –procesos naturales– (Nash y Petraglia 1987, Schiffer 1976, 1987). La acción de agentes y procesos tafonómicos que actúan sobre el registro arqueofaunístico pueden modificarlo, alterarlo, destruirlo de diferentes maneras e intensidades (Muñoz 2001). Por lo tanto, como parte del análisis del conjunto arqueofaunístico del sitio Siempre Verde se identificaron marcas y se aplicó la técnica de ensamblaje. Esta información se cruzó con los datos de las libretas de campo y con otros obtenidos del estado de preservación de los huesos (grados de meteorización, integridad de los restos óseos, etc.), lo cual nos permitió detectar procesos postdepositacionales e identificar agentes o procesos tafonómicos. Marcas En nuestro análisis distinguimos entre huellas y marcas. Las huellas son rasgos producidos en los huesos por la actividad humana; mientras que las marcas son aquellos

rastros o rasgos que son producto de agentes no antrópicos (Silveira y Fernández 1988; Silveira y Lanza 1989, 1999). Obviamente, aquí solo presentaremos el análisis referido a la presencia de las marcas. La identificación de marcas en el conjunto arqueofaunístico analizado se hizo a partir de un acercamiento macroscópico. Este tipo de estudio no solo nos permitió confirmar la presencia de marcas en la superficie de los restos óseos; también nos permitió realizar una primera aproximación a la identificación de los agentes productores (Mengoni Goñalons 1988b). Sin embargo, tenemos previsto para futuros trabajos un análisis de las marcas identificadas macroscópicamente a partir de un acercamiento microscópico y aplicación de la técnica del microanálisis con bajos aumentos. Existe abundante bibliografía sobre identificación, análisis, experimentación e interpretación de marcas, y también de huellas, en restos arqueofaunísticos; pero principalmente de sitios prehistóricos (Binford 1981, Bunn 1981, Potts y Shipman 1981, Shipman 1984, Casals 1986, Silveira y Fernández 1988, Mengoni Goñalons 1988b, Politis y Madrid 1988, Mameli y Estévez Escalera 2004, Quintana 2005); mientras que en sitios de momentos históricos o de la denominada arqueología histórica son casi inexistentes (Acosta y Rodríguez 1998); si hay algunos pocos trabajos referidos únicamente a estudios de huellas (Landon 1996, Seijas y Cereda 1999). Hemos seguido la vía analítica propuesta por varios de los autores mencionados. Es necesario tener en cuenta una serie de rasgos. Los más frecuentemente observados en las marcas sobre los huesos son: las características formales macro y microscópicas de las marcas (en nuestro análisis sólo tuvimos en cuenta las primeras); la posición sobre el hueso; su frecuencia; su distribución y orientación; y los atributos asociados (Mengoni Goñalons 1988b: 18). En la identificación de presencia de marcas en los huesos seguimos el siguiente procedimiento: aquellos huesos en los que durante la identificación anatómica y taxonómica, se detectó presencia de marcas, fueron separados para un análisis posterior, detallado, de cada una de las marcas. Para el análisis de las marcas hemos tenido en cuenta criterios de tipo interpretativos y descriptivos. Como mencionamos anteriormente existe abundante bibliografía y discusiones que nos permiten inferir a priori según su descripción, morfología y características macroscópicas, el agente productor de las marcas. En aquellos casos dudosos se realizó su descripción sin determinar el agente productor. En el análisis de las marcas hemos considerado la cantidad de conjuntos, las características macroscópicas (tipo y descripción), posición en el hueso, orientación en relación al eje mayor del hueso, profundidad, longi102

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tud (en mm), frecuencia relativa y absoluta, distribución en la superficie ósea y atributos asociados. Todos estos datos más la consulta de la bibliografía especializada nos ha permitido inferir el tipo de marca y el posible agente productor. A partir de la bibliografía consultada (Binford 1981, Casals 1986, Miotti 1998, Chaix y Méniel 2005) podemos agrupar los tipos de marcas más comúnmente halladas en huesos de sitios arqueológicos en: 1) Marcas producidas por la acción de animales (carnívoros, roedores, lagomorfos, herbívoros). 2) Marcas producidas por la acción de agentes físicos y químicos (ácidos estomacales, ácidos húmicos, raíces, sedimento, sales minerales, etc.). 3) Marcas producidas por la acción de otros tipos de fenómenos (pisoteo, presión de los sedimentos, etc.). Ensamblaje óseo En nuestro estudio aplicamos la técnica de ensamblaje siguiendo los criterios propuestos por Ramos (1993), que consiste en establecer dentro de un conjunto arqueofaunístico, posibles reparaciones, remontajes y rearticulaciones entre los restos óseos. El uso de esta técnica se aplica en la arqueología hace varias décadas principalmente en restos líticos (Cahen 1980, 1987, Cahen et al. 1980, Hofman 1981, Villa 1982, Cziesla et al. 1990, Ramos y Merenzon 2004, entre otros); también para restos óseos (David 1972, Bunn et al. 1980, Isaac 1984, Villa et al. 1985, 2 Enloe y David 1989, 1992; Enloe 1995 entre otros) . En nuestro estudio hemos aplicado las de técnicas de reparación y rearticulación. La reparación es la recolocación de las partes de un hueso que se fracturó por causas que podrían ser accidentales o tafonómicas; también por su procesamiento. La rearticulación sería la reconstrucción o reconstitución esqueletaria de los elementos óseos que originalmente se conectaban por medio de las zonas articulares y por lo tanto rearman el esqueleto del animal en forma total o parcial (Ramos 1993). En el caso de la reparación, los resultados de su aplicación nos permitieron la reconstitución de la totalidad o parte de la unidad ósea a través de algunos fragmentos que fueron separados principalmente por fracturas, en 1

2

No es objetivo de este trabajo extenderse en la historia del ensamblaje, ni discutir los motivos de su aplicación en los diferentes estudios arqueológicos nacionales e internacionales. La bibliografía que refiere a la aplicación de esta técnica, principalmente en sitios prehistóricos es abundante en referencia al ensamblaje lítico y en menor medida al material óseo. En este último caso se puede consultar una publicación de Hofman y Enloe (1992) que reúne trabajos sobre la aplicación de esta técnica en restos óseos.

algunos casos por acción de agentes post-depositacionales como veremos más adelante en este trabajo. La rearticulación nos permitió controlar los desplazamientos verticales u horizontales de los restos óseos; es decir, permite constituir relaciones espaciales entre distintas unidades halladas en localizaciones distantes, nos referimos principalmente a diferentes niveles estratigráficos y sectores dentro de las unidades de excavación –cuadrículas–; y como veremos, muchas de estas ubicaciones son producto de agentes postdepositacionales o tafonómicos. Libretas de campo (protocolos) La consulta de las libretas de campo nos ha permitido acceder a todos aquellos datos y observaciones registrados durante la excavación del sitio que hagan referencia a procesos de formación o transformación, tafonómicos y agentes perturbadores del registro arqueológico en general y el faunístico en particular. Por ejemplo: presencia de raíces, cuevas de roedores, posición y asociación en la que aparecen los restos óseos y otros vestigios del registro arqueológico, características del sedimento (tipo, dureza, color, etc.), así como cualquier otra información relevante para los objetivos planteados. EL SITIO ARQUEOLÓGICO El sitio Siempre Verde está ubicado dentro de la estancia La Siempre Verde, en el partido de Juárez, cerca de la localidad de Barker, provincia de Buenos Aires, al pie de la ladera noroeste del cerro Los Angelitos, en una pendiente variable que no supera los siete grados en sentido sur-norte (Ramos 1997). Es una estructura de piedra de grandes dimensiones, de planta compuesta cuadrada –rectangular– absidal, es decir formada por dos subestructuras intercomunicadas con un eje longitudinal orientado de este a oeste. La Subestructura 1 de planta cuadrangular, tiene treinta y ocho metros de lado aproximadamente y se ubica del lado oeste. La Subestructura 2 adosada a la anterior es de planta rectangular con la pared del lado este en forma de ábside y las otras paredes unidas formando ángulos rectos, mide aproximadamente sesenta y tres metros de largo por cuarenta y nueve metros de ancho (Ramos 1996, 1999). Las tareas arqueológicas de campo realizadas en el sitio incluyeron relevamientos, sondeos y excavaciones microestratigráficas por niveles naturales (desde 1997 hasta 2004). Se excavaron cinco cuadrículas (I, XIII, XL, MM y MMI) distribuidas en los ángulos internos de la estructura, paralelos o en contacto con las paredes, tanto en la parte interior y exterior de las estructuras y externa a la estructura sin contacto con ella. Las superficies de excavación alcanzaron aproximadamente los cincuenta y dos metros cuadrados. 103

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En general los hallazgos hallados en estas cuadrículas han sido principalmente restos de fauna, lítico, vidrio; en menor proporción cerámica, gres, loza y metal. Además se han hallado dos estructuras de combustión con restos óseos termoalterados. La cronología del sitio ha sido realizada por fechados radiocarbónicos y a través de algunos objetos hallados en el registro arqueológico. Los fechados radiocarbónicos (Laboratorio INGEIS – Conicet): uno sobre colágeno de huesos de Ovis aries el que brindó 175 ± 65 años AP; otro sobre una muestra de carbón vegetal del fogón de la cuadrícula XL que dio una cifra de 310 ± 60 años AP y otro fechado en discusión (Cordero y Ramos 2003). Entre los objetos recuperados hay fragmentos de botellas de ginebra de la marca Hoytema & Co. (cuyo modelo de pico se fabrica poco antes de 1842) y de vino del siglo XIX. También se halló en el sitio un revólver de fabricación francesa del tipo Lafucheaux; su ingreso al país está estimado en 1860 (Ramos 1999). Características principales del registro arqueológico A continuación presentamos una síntesis del registro arqueológico de acuerdo con las unidades de excavación planteadas en el sitio: Cuadrícula XIII: ubicada en la parte interior de la subestructura 1 desde el ángulo noroeste y paralela a la pared norte, de un metro de ancho por dos metros de largo, con una superficie de excavación de dos metros cuadrados. Su registro arqueológico estaba compuesto principalmente por una dispersión semicircular de guijarros que contenía restos faunísticos, también presentaba en el sedimento manchas de carbón disperso. Probablemente se trataría de una estructura de combustión pero que fue alterada por agentes post-depositacionales. Los hallazgos fueron restos de fauna, lítico, vidrio, cerámica y metal (restos de alambrado). Cuadrícula XL: localizada en la subestructura 2 en el ángulo interno noroeste, (tres sectores de un metro por un metro) superficie excavada tres metros cuadrados. El registro arqueológico consistía en una estructura de combustión importante sobre cuyos carbones se obtuvo uno de los fechados. Entre los hallazgos tenemos restos de fauna (muchos termoalterados), lítico, vidrio, gres, cerámica, loza y metal (alambre). Cuadrícula MM: se planteó paralela a la pared norte de la subestructura 2, en la parte externa (cerca del desagüe). Inicialmente fue parte de una trinchera estratigráfica (sectores 8 y 5) en la parte interna como externa de la subestructura 2. Esta cuadrícula alcanzó una superficie de excavación de trece metros cuadrados. Su registro arqueológico estaba compuesto por una estructura de combustión con abundantes huesos termoalterados. Los hallazgos incluían fauna, lítico, vidrio y metal (alambre).

Cuadrícula MMI: se planteó en el bosque, a unos 40 m al este de la subestructura 2, es decir externa y sin contacto con la estructura. La superficie de excavación alcanzó los 9 m2. Los hallazgos se componen de restos líticos y de fauna únicamente dentro de una estructura constituida por grandes bloques de piedra. Todas las cuadrículas están divididas en sectores de un metro cuadrado. En síntesis, los conjuntos arqueofaunísticos del registro arqueológico del sitio Siempre Verde se han hallado in situ en concentraciones, articulados, dispersos y formando parte de estructuras de combustión. Tanto dentro como fuera de la estructura, en contacto con ella o en las zonas aledañas. Para mayores detalles sobre el sitio se pueden consultar los trabajos de Ramos (1995, 1997, 1999, 2001 y 2004). LOS RESTOS ARQUEOFAUNÍSTICOS En trabajos anteriores hemos presentado los análisis y resultados en detalle del estudio zooarqueológico de este sitio (Lanza 2004, 2005 a, 2006 a, b y c); a continuación desarrollaremos una breve síntesis general al respecto para después centrarnos en aquellos aspectos del análisis de los restos faunísticos en relación con la identificación de procesos de formación y transformación (actividad de agentes postdepositacionales naturales y tafonómicos). En SV se examinaron un total de diecisiete mil ochocientos noventa y seis restos óseos (enteros, fragmentados, fragmentos y astillas) correspondientes a las cuadrículas XIII, XL, MM y MMI (Lanza 2005a, 2006 a, b, c). De este conjunto arqueofaunístico se han podido reconocer a diferentes niveles taxonómicos, un total de dos mil novecientos setenta y siete especímenes óseos (17%), mientras que los restantes catorce mil novecientos diecinueve (83%), debido a su tamaño (menor que cinco centímetros) y por no presentar zonas diagnósticas, no han podido ser reconocidos ni anatómica ni taxonómicamente, quedando como fragmentos indeterminados o no reconocidos (figura 1). Los resultados de la identificación taxonómica se detallan en la tabla 1.Dentro del grupo de los Mammalia indeterminados hemos diferenciado de acuerdo con el tamaño en mamíferos grande (porte de caballo o vacuno), mediano (porte de ovino o perro), chico (porte de peludo o roedor pequeño) e indefinido (cuando no se puede diferenciar entre un mamífero grande y uno mediano). Los mamíferos grandes son los más representados en general en todo el sitio (631 = 42%) y en cada una de las cuadrículas; le siguen en segundo término los mamíferos medianos (487 = 32%) y en los casos de mamíferos chicos e indefinidos la frecuencia de presencia es menor en general en todo el sitio (entre 8% y 18%) como en cada una de las cuadrículas (un promedio entre los quince y cincuenta restos aproximadamente). Una sola excepción son los mamífe104

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Figura 1 - Mapa de la provincia de Buenos Aires donde se indica la zona de las Sierras de Tandilia (debajo ampliada) y la localización del sitio Siempre Verde. Fotografía aérea donde se observa la estructura de piedra (1 y 2 las subestructuras); en números romanos se indica la ubicación de las cuadrículas de excavación estratigráfica

Figura 2 - Cuadro de barras donde se puede observar la cantidad de restos óseos identificados y no identificados taxonómicamente por cuadrícula 105

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ros pequeños en la cuadrícula MM que suman un total de ciento sesenta y tres restos óseos. En las cuadrículas XL, MM y MMI se han recuperado una gran cantidad de fragmentos indeterminados, los cuales representan más del 50% de los restos hallados. En cuadrícula XL alcanzan el 93% mientras que en la MM el 46% y en la MMI el 74%. En las cuadrículas XL y MM la mayor parte de estos restos óseos formaban parte de estructuras de combustión e incluso es muy probable que hayan sido utilizados como combustible. Los restos óseos que se encontraron en los fogones presentaban diferentes grados de termoalteración (quemados y calcinados). Entre los fragmentos indeterminados de la cuadrícula XL el 85% (cinco mil seiscientos ochenta y nueve) están termoalterados (quemados y calcinados), en la cuadrícula MM el 40% (cuatrocientos noventa y dos) de los fragmentos indeterminados están termoalterados (quemados y calcinados). En cambio en la cuadrícula MMI, el 74% de fragmentos indeterminados se debería al hecho de que hayan formado parte de estructuras de combustión. Los restos óseos recuperados en esta cuadrícula presentan un alto grado de meteorización, como consecuencia del cual muchos huesos se fragmentaron y desintegraron; por lo tanto se encontraron gran cantidad de fragmentos y astillas indeterminadas. Esto último se debería a su tamaño y la no presencia de zonas diagnósticas. En algunos casos se han podido realizar ensamblajes (reparaciones) en gabinete y durante la excavación. En el campo se levantaron varios fragmentos que pertenecían a un único elemento óseo, pero en el laboratorio por su avanzado estado de meteorización (estadios entre 4 y 5 sensu Beherensmeyer 1978), no se pudieron reparar los distintos elementos óseos; en estos casos fueron definidos como “parte de un mismo hueso” y se los incluyó en el grupo de los fragmentos identificados. En rasgos generales, el estado de preservación de los restos óseos identificados taxonómicamente de las cuadrículas XIII, XL y MM es bueno (83%), teniendo un bajo porcentaje de huesos meteorizados (10%) y con algún grado de termoalteración (7%). Del total, solo un 10% presenta manchas o adherencias de óxido de hierro (hay un único caso de mancha de cobre). En cambio los restos óseos hallados en la cuadrícula MMI, en general se encuentran en un mal estado de preservación; aproximadamente el 70% de los restos óseos presentan un estadio de meteorización entre 4 y 5 (sensu Beherensmeyer 1978); no se han observado manchas o adherencias de óxido u otros materiales y solo el 8% está termoalterado (quemado). Los taxones más representados son en primer término Bos taurus –vaca– y Ovis aries –oveja–; su presencia en el sitio se explicaría como producto del consumo alimenticio. Los restos de Sus scrofa –cerdo– como los de

Chaetophractus villosus –peludo– podrían también haber sido consumidos. Los restos de Canis familiares –perro– probablemente hallan sido “mascotas” o perros cimarrones (Cabrera 1932). Los animales más representados del sitio están enteros (Bos taurus –vaca– y Ovis aries –oveja–). Tenemos prácticamente la totalidad de las partes esqueletarias; en ambos taxones (Bos taurus y Ovis aries) los más representados son el esqueleto apendicular (67% a 73%) y en menor frecuencia el axial (27% a 33%). De estos taxones, además de haber sido aprovechados para consumo alimenticio, sus huesos han sido usados como combustible para los fogones (Lanza 2005a, 2006 a, b, c). LOS PROCESOS DE FORMACIÓN Y TRANSFORMACIÓN NATURALES Los resultados obtenidos en la identificación de procesos de formación y transformación naturales a través del registro arqueofaunístico a partir de la identificación de marcas, aplicación de la técnica de ensamblaje óseo y la consulta de las libretas de campo serán presentados y desarrollados a continuación. Información de las libretas de campo La lectura de las libretas de campo nos permitió obtener la siguiente información: la matriz general del sitio presenta una superficie con cubierta vegetal (pasto corto, gramíneas), algunos cardos pequeños, árboles en bosque en sectores aledaños a la estructura (fueron plantados a principios del siglo XX), cuevas de roedores (cuises pampeanos) y la presencia de cuises pampeanos (Cavia aperea) viviendo en la zona y entre los bloques de la estructura. La matriz está compuesta por un sedimento negro de humus compacto, abundantes raíces (de la cubierta vegetal), lombrices, hormigueros y piedras de diferentes tamaños de la estructura, producto de derrumbes. En cada una de las cuadrículas hemos consignado los siguientes datos: Cuadrícula XIII: en la capa A1 abundantes raíces y lombrices, hallazgos concentrados en el sector 1. En la capa A4 los hallazgos siguen concentrados en el sector 1; se registró una mancha carbonosa (probablemente una estructura de combustión) y una dispersión anular de guijarros con restos óseos. Cuadrícula XL: en la superficie se detectaron dos entradas de cueva de roedor. En el resto de los niveles estratigráficos no se registraron perturbaciones durante las excavaciones. Los restos arqueológicos se presentaban en concentraciones. En esta cuadrícula se descubrió una estructura de combustión con abundantes restos óseos termoalterados. Cuadrícula MM: en la capa A1 el sedimento era humus negro, homogéneo y compacto presentando abundantes raíces, las cuales se fueron incrementando a lo largo de 106

ARQUEOFAUNA DE SIEMPRE VERDE

Tabla 1 - Identificación taxonómica de los restos arqueofaunísticos con su correspondiente NISP (número de especímenes óseos) por cada una de las cuadrículas del sitio Siempre Verde Taxón

Nombre común

Cuadrículas XL MM 11 16 26 41 _ _ 37 222 1 15

XIII

Equus caballus Bos taurus Lama guanicoe Ovis aries Sus scrofa

Caballo Vaca Guanaco Oveja Cerdo

7 10 1 27 _

Canis familiaris

Perro

_

_

119

MMI 88 264 _ 7 _

NISP Total 122 341 1 293 16

_

119

Chaetophractus villosus

Peludo

_

103

438

_

541

Cavia aperea

Cuis pampeano

_

1

_

_

1

Galea sp. Caviidae Cricetidae Rodentia Ave

Cuis Cuises Cuises Roedores Aves

_ _ _

1 1 3 11 2

_ _ 1 21 18

_ _ _ _ 1

1 1 4 33 27

Mammalia indeterminados

1 6

Mamíferos indeterminados

Subtotal fragmentos identificados Subtotal fragmentos indeterminados Total

68

321

585

503

1.523

120 30 150

518 6.760 7.278

1.476 5733 7209

863 2.396 3.259

2.977 14.919 17.896

Tabla 2 - Tabla con la cantidad de elementos óseos que ensamblan en relación al total de restos óseos identificados taxonómicamente por cuadrícula. Cantidad de casos de ensamblajes óseos, tipos de ensamblaje y cantidad de elementos óseos por cuadrícula. Cuadrícula XIII XL MM MMI Total

Total de restos faunísticos identificados 120

Cantidad total

Porcentaje

2

1,6

518

22

4,2

1.476

108

7,3

863 2.977

477 609

57,4 100,0

Elementos ensamblados

107

Casos de ensamblaje

Tipo de ensamblaje

1 8 1 34 5 12 2 62

Reparación Reparación Rearticulación Reparación Rearticulación Reparación Rearticulación

Elementos ensamblados Cantidad

Combinan

2 20 2 76 13 41 8 162

2 2 // 4 2 2 // 3 // 8 2 // 4 2/3/5/6/12 2 // 6

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la extracción de esta capa y nivel de extracción. En las capas A2, A3 y A4 se registraron varias cuevas de roedores (figura 3 a); o lo que probablemente sería parte de una misma y única cueva. Una de estas perturba de manera importante la estructura de combustión hallada (A2 en el sector 14), literalmente la atraviesa en varias partes. En la capa A2 se observan concentraciones óseas; en A4 los restos arqueológicos en general están dispersos y se registraron dos concentraciones de restos óseos. En la capa A5 cambia el sedimento haciéndose más suelto en gránulos por la actividad de las lombrices. Continúa parte de la cueva. En la capa A7 se registró la entrada de una cueva cercana a la pared de la estructura. Cuadrícula MMI: compuesta por un sedimento de humus negro homogéneo y fácil de extraer; no se han detectado durante la excavación ningún tipo de perturbación. Las primeras unidades de extracción de la capa A presentaban raíces abundantes de la cubierta vegetal y algunas de los árboles (recordemos que esta cuadrícula se planteó en el bosque a cuarenta metros de la estructura). No hay registros en el protocolo de algún tipo de perturbación a excepción de un caño moderno de agua que atravesaba la cuadrícula por tres de sus nueve sectores (sin embargo, no está próximo a la concentración de huesos y lascas de granito, por lo que no la afectó). ENSAMBLAJES ÓSEOS La aplicación de la técnica de ensamblaje nos permitió establecer casos de reparaciones y rearticulaciones óseas. Los resultados obtenidos en relación a la cantidad de ensamblajes, tipos y cantidad de elementos óseos que ensamblaron en los conjuntos faunísticos analizados por cada cuadrícula se encuentran sintetizados en la tabla 2. En la cuadrícula XIII hemos registrado una única reparación; se trata de una escápula de Ovis aries en buen estado de preservación. Intervienen dos elementos óseos, ambos fragmentos se localizaban en la misma capa, unidad de extracción y sector. En la cuadrícula XL tenemos una rearticulación ósea (pieza dentaría en hemimandíbula de Ovis aries) y ocho reparaciones óseas. Estos últimos se dan en huesos de Equus caballus (tercera falange), Bos taurus (vértebra cervical y calcáneo) y en Mammalia indeterminada (costillas y vértebras). Tanto en las rearticulaciones como las reparaciones los huesos que remontan se localizaban en la misma capa, unidad de extracción y sector. En la cuadrícula MM se han registrado cuatro rearticulaciones y treinta y cuatro reparaciones. En esta cuadrícula y en la MMI (que describiremos más adelante) tenemos varios casos donde una unidad anatómica se encuentra fragmentada en varias partes, de las que algunas partes reparan y otras no; porque están en un mal

estado de preservación. Pero todos los fragmentos pertenecen a la misma unidad anatómica fueron hallados in situ y levantados en un bloque; luego en laboratorio se intentó reparar la pieza, pero resultó imposible, aunque sabemos que forman un mismo hueso. En estos casos los consideramos que reparaban pero los denominados “mismo hueso” (cuadrícula MM cuatro casos). Las rearticulaciones se registraron entre cráneos y hemimandíbulas de Canis familiares; entre hemimandíbulas y piezas dentarias en Ovis aries y un coxis con vértebra en Chaetophractus villosus. Las reparaciones se han registrado en los siguientes taxones: Ovis aries (adulto y juvenil), Sus scrofa, Chaetophractus villosus, Canis familiaris, Rodentia y Mammalia indeterminada. Los casos de “mismo hueso” son un cúbito de Equus caballus, tibia y fémur de Bos taurus y una pieza dentaria de Ovis aries. Los elementos óseos que remontan en esta cuadrícula, en todos los taxones registrados, se ubicaban en la misma capa, unidad de extracción y sector. De Canis familiares tenemos según el MNI dos individuos, uno de ellos representado por un cráneo y las hemimandíbulas (rearticulan); fue localizado en el sector 14 durante la campaña 2004. El otro, hallado durante la campaña del 2001, es un individuo juvenil (según suturas del cráneo), y representado en un 95% por todos los elementos óseos del esqueleto. Hallado –en el sector 4– in situ articulando la cabeza, las primeras vértebras y los miembros delanteros (figura 3 b). El resto de los huesos del esqueleto estaban desarticulados; ubicándose en los sectores adyacentes y distribuidos por varias unidades de extracción de la capa A. Los elementos óseos de este cánido se distribuían de la siguiente manera: el 80% de los huesos del esqueleto axial se ubicaron en el sector 4; el restante 20%, en los sectores adyacentes (2 y 13); es decir solo ocupó tres sectores (tres metros cuadrados). El 70% se localizó en la capa A3 y el resto se distribuía entre varias unidades de extracción de la capa A (A1, A2, A4, A5, A6 y A8). El 90% del esqueleto apendicular se ubicaba entre los sectores 13 y 4, en la capa A4. El 10% restante se distribuía en varios sectores (1; 2; 5 y 7). Por lo tanto, hubo una leve dispersión horizontal y una mayor migración vertical. Estos mismos sectores estaban ocupados por la cueva de roedor detectada durante la excavación de la cuadrícula, según se desprende de la consulta de las libretas de campo (protocolos). También tenemos reparaciones, las cuales se efectuaron siempre entre dos especímenes óseos que al reparar conforman el elemento óseo completo (cuatro costillas enteras, una vértebra dorsal y una vértebra lumbar). La desarticulación de este cánido fue causada por la acción de roedores pequeños, tal como lo demuestra no solo la presencia de cuevas registradas en los protocolos 108

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durante la excavación, sino las marcas identificadas – ver más adelante– en varios de los huesos de este individuo (Lanza 2006 a y c). En la cuadrícula MMI tenemos 2 rearticulaciones en Equus caballus (hemimandíbula y piezas dentarias) y en Bos taurus (radio con cúbito); 12 reparaciones en huesos de Bos taurus y Mammalia indeterminada (Mammalia grande). Los casos denominamos “mismo hueso” son 25, en donde intervienen un total de 426 elementos óseos. El 92% de estos restos presentan un alto grado de meteorización (estadio 4 y 5) provocando su deterioro y fragmentación. La mayoría fue registrado in situ durante la excavación y retirados en bloque, sabiendo que formaban parte de una unidad anatómica y de un taxón identificable a nivel específico. Se han registrado en los taxones Equus caballus, Bos taurus y Mammalia indeterminada (Mammalia grande y mediana). Al igual que en las cuadrículas anteriores los elementos óseos que remontan, en todos los taxones registrados, se ubicaban en la misma capa, unidad de extracción y sector. Al comparar los datos de la tabla 2, cantidad de elementos óseos que remontan (rearticulaciones, reparaciones y “mismo hueso”) y total de restos óseos identificados observamos que en las cuadrículas XIII, XL y MM los restos óseos remontados no superan el 10%, mientras que en la cuadrícula MMI alcanzan un 60%. Marcas En las cuadrículas analizadas (XIII, XL, MM y MMI) se han detectado huesos con marcas; principalmente de roedor, raíces, combinación de raíces/roedor, carnívoro indeterminado y marcas indeterminadas. En la tabla 3 sintetizamos los resultados obtenidos en la identificación de huesos con marcas; además se pueden observar la cantidad y el porcentaje de huesos con marcas en relación a la cantidad total de restos óseos identificados. Las marcas de roedores son dejadas por los dientes incisivos de estos animales al roer superficies duras para desgastar sus dientes, como pueden ser los huesos. Su morfología en general es de pequeños surcos cortos y anchos, de fondo plano o redondeado; se caracterizan por presentarse de a pares paralelos, aunque en algunos casos pueden estar superpuestas (Mengoni Goñalons 1999, Mameli y Estévez 2004, Chaix y Méniel 2005). Aunque varios autores consideran que las marcas dejadas por los roedores pueden presentarse con diferentes formas (Politis y Madrid 1988, Silveira y Fernández 1988). Las marcas de roedor son las que se presentan con mayor frecuencia (tabla 3) en casi todas las cuadrículas del sitio a excepción de la XL. La mayor cantidad de huesos con estas marcas se ubicaron en las cuadrículas MM y

MMI. En la MM además de huesos con abundante cantidad de marcas de roedor también es la cuadrícula donde se han registrado varias cuevas de estos animales. Los elementos óseos que presentan este tipo de marcas son principalmente diáfisis de huesos largos indeterminados, costillas y húmero de Mammalia indeterminados (mamíferos grandes y medianos). También en huesos de aves (diáfisis de húmero y tibia –ver figura 4 a–) y en Bos taurus (radio). Es de destacar las marcas de roedor presente en metapodios y falanges del Canis familiaris de la cuadrícula MM (figura 4 c). Estos huesos son los que no estaban articulados, sino distribuidos por los sectores y unidades de extracción adyacentes. Las marcas se distribuyen en las porciones mesiales de los huesos y en los bordes son en general abundantes; en algunos casos suelen estar localizadas y cruzadas en un mismo sector del hueso, lo que hace que se pierda una considerable superficie del especímen y queden pequeños huecos u hoyuelos. Las marcas de raíces se ubicarían en un segundo lugar según su frecuencia; se caracterizan por presentar un patrón dendrítico irregular, distribuido por una amplia superficie del hueso en forma azarosa (Mameli y Estévez 2004). En algunos casos pueden llevar a la destrucción del hueso, provocan una alteración de la superficie que suele enmascarar la presencia de huellas de origen antrópico (Chaix y Méniel 2005). En la muestra analizada se han detectado marcas de este tipo en todas las cuadrículas (ver tabla 3). Los huesos con estas marcas se ubican en la superficie, primeras capas y unidades de extracción (A1, A2 y A3); son producto de la acción de las raíces de la cubierta vegetal (gramíneas). Se han registrado en una amplia variedad de elementos óseos como vértebras, isquion, costillas, metacarpo y huesos largos; principalmente de Mammalia indeterminados (mamíferos grandes y medianos –figura 4 b) y en menor porcentaje en Ovis aries, Bos taurus y Ave. Las marcas de carnívoros poseen rasgos claramente diagnósticos, aunque el daño que puede producir sobre los restos óseos es variado (Mengoni Goñalons 1999). Para su descripción comúnmente se utilizan las categorías definidas por Binford (1981): “scoring” surco producido por el arrastre de los dientes sobre el hueso compacto; “pitting” piqueteado u hoyuelos producto del masticado; “punctures” pozos o depresiones en forma de agujeros de contorno redondeado, producto de la acción de los dientes caninos; “furrowing” acanalado o ahuecado (Mengoni Goñalons 1999: 92). Tenemos cuatro huesos con marcas de carnívoros únicamente en las cuadrículas XL y 2 en la MM. Se ubican en elementos óseos como costillas, diáfisis, fragmentos de isquion y sacro; en ejemplares de Mammalia indeterminada –mamíferos grandes y medianos– (ver figura 4 d). El tipo de marcas identificadas a partir de su morfología 109

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Figura 3 - Fotografías de la cuadrícula MM durante su excavación: a) cueva de roedor; b) restos óseos articulados in situ e un Canis familiares

Tabla 3 - Tabla con la cantidad de huesos con marcas en relación al total de restos óseos identificados taxonómicamente por cuadrícula. Cantidad y tipos de marcas en cada una de las cuadrículas analizadas. Huesos con marcas Cuadrícula

XIII XL MM MMI Total

Marcas

Total de restos Raíces/ faunísticos Cantidad Porcentaje Raíces Roedor Carnívoro Indet. roed identificados 120 518 1.476 863 2.977

3 7 24 11 45

2,50 1,40 2,00 1,20 7,10

1 2 6 _ 9

1 10 8 19

1 1 2

4 2 _ 6

1 1 5 2 9

Figura 4 - Huesos con diferentes tipos de marcas: a) de roedor en diáfisis de Ave; b) de raíces en parte mesial de costilla de Mammalia indeterminada (mamífero grande), c) de roedor en metapodio y falange de Canis familiares, d) de carnívoro en hueso largo de Mammalia indeterminada (mamífero grande) 110

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(sensu Binford 1981) han sido marcas de piqueteado o pequeños hoyuelos (“pitting”) principalmente ubicados en la parte mesial de costillas y huesos largos; en segundo término tenemos algunos surcos (“scoring”) por ejemplo en fragmentos de isquión y sacro; por último, los pozos o depresiones en forma de agujeros de contorno redondeado (“punctures”) en costillas y diáfisis. Hasta ahora no hemos podido identificar el tipo/s de carnívoro/s que han producido estas marcas, pero en todos los casos las improntas dejadas son pequeñas y los huesos no presentan un daño muy importante. Con respecto a la presencia de carnívoros en la región, donde se ubica el sitio en estudio, hay información histórica de la presencia de perros cimarrones en la zona desde el período Colonial (Cabrera 1932, Montoya 1984); además en esta región están presentes otros carnívoros como zorros. El género Dusicyon habitó las grandes llanuras de Buenos Aires desde tiempos pampeanos (Kraglievich 1930 citado en Salemme 1987). Tenemos una baja frecuencia de marcas indeterminadas (tabla 3), las cuales están en proceso de identificación. Algunas presentan una morfología de forma circular o semicircular con estrías internas; pueden ubicarse en las superficies de los huesos en forma aisladas o en grupos (Acosta y Rodríguez 1998, Mameli y Estévez 2004, Bonomo y Massigoge 2004, Escosteguy y González 2006). Según la bibliografía consultada han sido definidas como hoyos de disolución química (Gutierrez et al. 1997). Sobre un total de dos mil novecientos setenta y siete restos óseos analizados e identificados taxonómicamente se registraron cuarenta y cinco huesos con alguna o varias de estas marcas; es decir menos de un 10% del total de la muestra analizada; lo que nos estaría indicando una baja frecuencia en relación al total de los restos arqueofaunísticos recuperados en el sitio. Si nos detenemos en cada una de las cuadrículas, en ninguna alcanza el 3%. Las marcas más comunes y con mayor frecuencia son en primer término, las de roedor y le siguen las de raíces (ver tabla 3). EVALUACIÓN GENERAL Y CONCLUSIONES A partir del registro de marcas en los restos óseos, la aplicación de la técnica de ensamblaje y la presencia durante las excavaciones de cuevas de roedores (consulta de las libretas de campo), hemos podido identificar agentes de formación y transformación naturales y alcanzado resultados relevantes en relación a los objetivos planteados sobre este tema. En el sitio Siempre Verde, pudimos diferenciar del conjunto arqueofaunístico los restos óseos de pequeños roedores (especies: Cavia aperea, Galea sp. Familias: Caviidaes y Cricetidaes) como intrusivo por razones taxonómicas; estos roedores viven actualmente en el área de la estructura (sobre todo Cavia aperea –cuis pampeano–). Una hemimandíbula recuperada en la cuadrícula XL en

la estructura de combustión sin presentar ningún signo de termoalteración nos permitiría inferir que ingresó al registro por causas tafonómicas (muerte natural) y después de la ocupación del sitio. Entre los agentes y perturbaciones que hemos podido identificar tenemos en primer término la acción de roedores a través de la presencia de cuevas, marcas en los huesos e incluso su presencia actual en el área. La acción de estos roedores ha producido movimientos en los restos óseos de dos tipos: desplazamiento vertical y dispersión horizontal; además de desarticulaciones (el Canis familiaris de la cuadrícula MM). En otros trabajos realizados en la región pampeana se han registrado perturbaciones en el registro arqueológico por la acción de roedores; incluso, según el tipo de roedor, este puede esquivar o desplazar diferentes objetos según su tamaño, como por ejemplo huesos, tiestos cerámicos, etc. (Politis y Madrid 1988). En el registro arqueofaunístico de Siempre Verde se ha hallado peludo (Chaetophractus villosus), que también hacen cuevas y pueden perturbar; pero por la morfología y tamaño de las cuevas no son de este animal sino de roedores pequeños. Otro agente fue la acción de raíces (cubierta vegetal formada de gramíneas que se extiende por todo el sitio); esto se verifica en la presencia de las marcas (improntas) dejadas en los huesos; aunque estas no han provocado un alto grado de perturbación. Por ejemplo, no han producido desplazamientos importantes, y tampoco han llegado a destruir ni la superficie ni la estructura o integridad del hueso sobre todo en las cuadrículas XIII, XL y MM; en cambio si han perturbado el conjunto arqueofaunístico de la MMI. En rasgos generales, en todas las cuadrículas, las raíces profundizan más allá de las primeras unidades de extracción de la capa A. La acción de carnívoros ha sido identificada a partir de las marcas dejadas en los huesos, aunque no hemos podido determinar el tipo/s de carnívoro/s que provocó las marcas y de qué forma actuó en el registro arqueológico. En estado de preservación de los restos óseos en general es bueno y no han sufrido meteorización aquellos huesos de las cuadrículas XIII, XL y MM. Aunque no sucede lo mismo con el conjunto arqueofaunístico hallado en la cuadrícula MMI, que presenta un alto grado de meteorización. Los restos óseos exhiben un estadio de meteorización entre cuatro y cinco (sensu Beherensmeyer 1978) y las raíces han perturbado los restos, provocando en algunos casos grietas y hasta fracturas (Lanza 2006c). En relación a la perturbación por agentes como roedores, se registraron marcas de estos en pocos huesos, pero no se detectaron cuevas durante la excavación de la cuadrícula MMI. Finalmente, como hemos visto, los restos que han sido afectados en alguna forma a través de marcas, desplazamientos, desarticulaciones, etc. presentan una baja 111

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frecuencia en relación al total de restos arqueofaunísticos recuperados e identificados en el sitio. El registro arqueofaunístico en particular no ha sufrido modificaciones importantes, lo que nos permitiría inferir que tampoco ha sido afectado el registro arqueológico en general. Podríamos considerar que la integridad (sensu Binford 1981) de los depósitos arqueológicos es alta en el sitio Siempre Verde de la zona de Tandilia. BIBLIOGRAFÍA Acosta, A. y M. Rodríguez 1998 Análisis arqueofaunístico de un basurero histórico del siglo XIX (Monte Grande, Pdo. de Esteban Echeverría, Provincia de Buenos Aires). Arqueología, Revista de la Sección Arqueología 8: 9-27, Instituto de Ciencias Antropológicas, Facultad de Filosofía y Letras, UBA. Beherensmeyer, A. K. 1978 Taphonomic and Ecology Information from Bones. Weathering. Paleobiology, vol. 4, (2):150-162. Binford, L. R. 1981 Bones: Ancient Men and Moderns Miths. Nueva York, Academic Press. Bonomo, M. y A. Massigoge 2004 Análisis taxonómico del conjunto faunístico del sitio arqueológico Nutria Mansa 1 (partido de General Alvarado). Martínez, Gutiérrez, Curtoni, Berón y Madrid (eds.), Aproximaciones Contemporáneas a la Arqueología Pampeana. Perspectivas teóricas, metodológicas, analíticas y casos de estudio, págs. 93-111, Olavarría, Facultad de Ciencias Sociales, UNCPBA. Bunn, H. T. 1981 Archaeology evidence for meat-eating by PiloPleistoceno hominids from Koobi Fora and Olduvai Gorge. Nature 291: 574-577. Bunn, H. T., J. Harris, G. Isaac, Z. Kaufuluz, E. Krolle, K. Schick, N. Thot y A. Beherensmeyer, 1980 FxJi 50: an early Pleistocene site in northern Kenya. World Archaeology, 12 (2): 109-136. Cabrera, A. 1932 El perro cimarrón de la Pampa Argentina. Publicaciones del Museo Antropológico y Etnográfico de la Facultad de Filosofía y Letras, serie A II, págs. 7-36, Buenos Aires. Cahen D. 1980 Question de contemporanéité: l´apport des remontages. B.S.P.F., 77 (8):230-232, 1980. 1987 Refitting stone artifacts: why bother? Sieveking y Nuevacomer (eds.), The Human Uses of Flint and Chert, págs. 1-9, Cambridge, Cambridge University Press.

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